El desgarro muscular se define como una lesión traumática en la que existe un desgarro parcial
o completo de un mayor o menor número de fibras musculares. Además de verse afectadas las
fibras musculares, también pueden verse afectadas las estructuras circundantes como el tejido
conjuntivo que las rodea o los vasos sanguíneos. La afectación de los vasos sanguíneos nos va
evidenciar que va a existir un hematoma en la zona afectada. Viéndose afectado los vasos
sanguíneos se verá afectada la nutrición del músculo, así como la eliminación de desechos de
la actividad muscular. Habitualmente los músculos que se ven más afectados son los músculos
de las extremidades (más incidencia en las inferiores), y en los músculos de la espalda. Siendo
más habitual en músculos poliarticulares o con una estructura compleja. Un calentamiento
insuficiente o inexistente, aumenta las posibilidades de sufrir una lesión de este tipo, o bien,
un entrenamiento con cargas sin una supervisión correcta.
Clínica general.
Dolor e hinchazón
Equimosis (sangre producida por ruptura de la fibra muscular), en la siguiente foto veremos
una equimosis de 2-3 días de evolución.
Cuando la ruptura es muy significativa nos encontramos una especie de falla en la zona
denominada hachazo
Debilidad muscular
Los desgarros musculares se deben a una sobrecarga dinámica; siendo la causa más típica una
contracción violenta con estiramiento excesivo simultáneo. Muy frecuentes en deportes con
movimiento o acciones explosivas. Su recuperación fisioterápica dura aproximadamente entre
una y tres semanas según la gravedad.
• Distensión muscular (grado I). • Desgarro parcial (grado II). • Desgarro total (grado III).
La lesión ocurre cuando el músculo se alarga hasta el límite de su elasticidad. Los pacientes
refieren dolor muscular severo sin dolor localizado a la palpación. Esta entidad es
indistinguible de una contractura muscular. Se trata de lesiones fundamentalmente
microscópicas, que afectan a menos de 5% de la sustancia muscular. Microscópicamente se
ven cavidades con líquido serosanguinolento que corresponden a pequeñas colecciones
líquidas que ocupan los huecos dejados por la retracción de las miofibrillas. En ecografía estas
cavidades tienen forma de “flama” y se ven como zonas hipoecogénicas dentro del vientre
muscular. Estos hallazgos pueden ser muy sutiles y el estudio ecográfico normal. Se
recomienda efectuar la exploración en varios planos para estar seguros de que no se trata de
artefactos causados por la presión excesiva del transductor o por anisotropía. En dado caso, es
importante la correlación clínica y la comparación con la extremidad sana. Una ecografía de
control a las dos semanas demuestra el restablecimiento de la arquitectura muscular normal.
El tratamiento de estas lesiones consiste en reposo del músculo afectado y analgesia.
Es menos frecuente que las lesiones por distensión o desgarro parcial. Su presentación clínica
inicial es muy similar a la rotura parcial; sin embargo, en esta entidad persiste la impotencia
funcional total. Si el músculo es superficial puede palparse un hueco entre los extremos rotos
retraídos. La equimosis es más frecuente que en el desgarro parcial.
Miositis osificante
Las contusiones con hematomas intramusculares pueden calcificar y luego osificarse; esta
lesión, conocida como miositis osificante, es frecuente en aquéllos que practican deportes de
contacto, sobre todo en las regiones del muslo y la pelvis. Es estos casos se produce dolor
crónico que puede ser una indicación de extirpación quirúrgica. Se observa como una
calcificación adyacente a la cortical del hueso que puede confundirse con un tumor; en tal
caso, el patólogo puede diagnosticarlo como un sarcoma paraosteal o periosteal de bajo
grado. La evidencia ecográfica previa del tamaño y localización permite evitar este error. La
evolución de estas lesiones tarda cinco a seis meses. En su fase inicial puede simular una masa
de partes blandas, clínicamente es una masa palpable dura. A las tres o cuatro semanas del
traumatismo aparecen las primeras calcificaciones que pueden seguir el patrón estructural
similar al del músculo.
REPARACIÓN MUSCULAR
Tratamiento
RICE
AINE
Fisioterapia progresiva
Lesión leve.
Moderada.
Grave.
A todo este tratamiento (para todos los grados de lesión) se le puede añadir termoterapia a
partir del 3-4 día para aumentar el metabolismo y tropismo de la zona afectada para hacer una
recuperación más rápida. Además la aplicación de ultrasonidos y láser, nos puede ayudar a
regeneración del tejido.
Prevención:
Un patrón muy prolongado en la actividad deportiva del deportista, tiene como consecuencia
la pérdida de las mejoras conseguidas durante el entrenamiento. Entre estas mejoras
encontramos las mejoras fisiológicas del músculo; fortalecimiento del músculo y aumento del
metabolismo. Ello conlleva a un aumento de posibilidades de sufrir una rotura de fibras
durante el regreso a los entrenamientos o competiciones.
- Una nutrición adecuada previene el adelgazamiento de las fibras musculares, con lo que
serán de mayor resistencia.
- Una mala circulación sanguínea (tanto venosa como arterial), ocasiona que durante el
ejercicio el músculo no recibe el aporte suficiente de flujo sanguíneo con lo que las sustancias
de desecho no se eliminan adecuadamente; ello implica a su vez una posible “intoxicación” del
propio músculo.