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Unidad 2 Clasificación de los bienes.

2.1 Concepto de bien y su distinción con la cosa.

Un bien y una cosa son dos términos de uso frecuente cuando se


habla de ordenamientos jurídicos. Ambos hacen referencia a las
diferentes posesiones y objetos materiales que sirven para que el
hombre satisfaga sus necesidades.

No obstante, hablar de bien y cosa es hablar de dos conceptos


diferentes, conceptos que se presentan a continuación para poder
señalar la diferencia que existe entre estos.

Bien

Los bienes se pueden definir como todos los componentes del


patrimonio de una persona, es decir, sus posesiones. Es por ello
que, se distinguen dos clases de bienes: los bienes muebles y los
bienes inmuebles. Los bienes muebles son aquellos que posee la
persona y le sirven para la satisfacción de sus necesidades, los
bienes muebles se pueden mover y no están excluidas del
comercio. Por otro lado, los bienes inmuebles se refieren a las
posesiones patrimoniales que están fijas en el suelo y no se pueden
mover como las construcciones, edificios, viviendas, entre otros.

En síntesis, los bienes son objetos inmateriales y materiales


susceptibles de tener un valor. En lo jurídico, son todos aquellos
merecedores de protección por parte del derecho o sistema jurídico
como la vida, la salud, la familia, el patrimonio, entre otros y son
susceptibles de apropiación particular.

Asimismo, según su naturaleza, los bienes pueden ser bienes libres


que son los que existen porque sí y son de uso común como el aire
que respiramos, los bienes de capital que se utilizan para la
producción de otros bienes, los bienes de consumo que son los
productos de consumo humano y los bienes económicos que se
obtienen producto del trabajo.

De acuerdo a su procedencia, los bienes pueden ser bienes


públicos que pertenecen y son administrados por el estado en
beneficio del pueblo y los bienes privados que son los que
pertenecen al sector privado (banca, comercios, empresas, entre
otras).

Cosa

Jurídicamente hablando, cosa se define como a todo objeto de la


relación jurídica, que puede ser un bien, un derecho o una
obligación. En dicha relación intervienen las personas que son el
objeto de la misma. Las cosas se pueden clasificar en atención a
diversos factores o elementos.

En ese orden de ideas, encontramos que las cosas se pueden


clasificar de la siguiente manera:

Según su naturaleza física:

Las cosas pueden ser corporales (se perciben por los sentidos y
tienen existencia en la naturaleza) o incorporales (se perciben con
el entendimiento y no se pueden tocar).

Según su utilidad:

Pueden ser consumibles (se extinguen con su primer uso) o no


consumibles (no se extinguen con su primer uso).

Según su divisibilidad:

Pueden ser cosas divisibles (aun separándose en partes no pierda


valor) o cosas indivisibles (cosa que pierde valor al ser dividida en
partes).

Según su capacidad comercial:

Puede ser cosa comerciable (cosas que se pueden vender y


comprar) o no comerciables (cosas que no se pueden vender ni
comprar).

Según su existencia:

Pueden ser cosas futuras (cosas que no existen en el momento


pero según un proceso normal se pueden obtener a futuro, como
por ejemplo, una cosecha) y cosas presentes (las que existen en el
momento de ser declaradas).
En síntesis, se puede ser que, en su sentido más general todo lo
que existe en la naturaleza es cosa a excepción del ser humano.

Teniendo en consideración lo descrito anteriormente la diferencia


básica entre bien y cosa es la siguiente:

Las cosas son objetos materiales apropiables o inapropiables pero


que existen o existirán según el curso normal de los hechos
mientras que, los bienes son las posesiones que forman parte del
patrimonio de la persona, es decir, son apropiables.

2.2 Especies de bienes

2.3 Naturaleza jurídica de los muebles, inmuebles, corpórea,


incorpórea, entre otros.

Naturaleza jurídica:

Bienes muebles

Los bienes muebles son aquellos que pueden trasladarse


fácilmente de un lugar a otro, por cualquier medio, manteniendo su
integridad y la del inmueble en el que se hallen depositados.1

Los bienes muebles, por oposición a los bienes inmuebles, son


todos aquellos bienes personales depositados en estancias que son
transportables, pero que uno no suele llevar consigo. Esto incluye,
pero no se limita, a los elementos decorativos de una vivienda.

En el Derecho se incluyen diferentes objetos bajo esta


denominación dependiendo de la rama del mismo en que se esté
operando. Así, en Derecho civil no se consideran cosas muebles
aquellas que naturalmente van adheridas al suelo u otras
superficies (lavabos, baldosas, lajas, etc.) mientras que éstas si son
consideradas muebles para el Derecho penal (por ejemplo, pueden
efectivamente ser objeto de hurto). Entre estos podemos encontrar
objetos de hogar como neveras, lavadoras, termos, calentadores y
calderas, computadoras, sofás y sillas, televisores, armarios y
muebles, entre otros.

Inmueble

Se consideran inmuebles todos aquellos bienes considerados


bienes raíces, por tener de común la circunstancia de estar
íntimamente ligados al suelo, unidos de modo inseparable, física o
jurídicamente al terreno, tales como las parcelas, urbanizadas o no,
casas, naves industriales, es decir, las llamadas fincas, en
definitiva, que son bienes imposibles de trasladar o separar del
suelo sin ocasionar daños a los mismos, porque forman parte del
terreno o están anclados a él. Etimológicamente su denominación
proviene de la palabra inmóvil. A efectos jurídicos registrales, en
algunas legislaciones los buques y las aeronaves tienen
consideración semejante a la de los bienes inmuebles.

En Derecho civil, la distinción entre bienes muebles e inmuebles


lleva aparejada diferentes consecuencias jurídicas, entre las que
cabe destacar, sin ánimo de exhaustividad, las siguientes:

Los bienes inmuebles pueden ser inscritos en un Registro de la


propiedad, lo que ofrece una mayor protección a los titulares de
derechos sobre los mismos.

Los bienes inmuebles son el principal objeto de la garantía


hipotecaria.

Los plazos de usucapión o prescripción adquisitiva para los


inmuebles son mayores que los exigidos para las cosas muebles.

No obstante, la protección jurídica privilegiada de la que,


históricamente, han disfrutado los bienes raíces y que se justificaba
por su mayor importancia económica, ha ido extendiéndose hacia
algunos bienes muebles de especial valor. Consecuencia de ello es
la protección registral otorgada a aviones, buques u otras cosas
singulares, así como la posibilidad de que puedan ser objeto de
hipoteca mobiliaria.
Bienes corporales e incorporales.- Dentro de la división que hemos hecho estableciendo dos
categorías, primera, la relativa a las cosas y segunda a los bienes en sentido lato, se distinguen
los bienes corporales y los incorporales, es decir, cosas por una parte, y derechos por la otra.

Esta clasificación que distingue entre bienes corporales e incorporales, viene desde el derecho
romano. Los romanos consideraron bienes incorporales tanto a los derechos reales como a los
personales; pero la propiedad, la confundieron con la cosa, y sólo se nota la diferencia al tener
que expresar la naturaleza de cada derecho indicando la distinción entre el derecho y la cosa.

Esta distinción del derecho romano ha pasado a nuestro derecho, que la recoge tanto en la
clasificación de los inmuebles como en la de los muebles. En el artículo 750 del Código Civil
vigente se mencionan las cosas inmuebles y en un último inciso se habla de los derechos reales
sobre inmuebles; tratándose de los muebles, primero se citan las cosas y después los muebles
incorporales o derechos en los artículos 750 y 752.

UTILIDAD DE CLASIFICAR A LOS BIENES


Bienes de dominio público y bienes propiedad de los particulares.-

Pasaremos a la última clasificación que hemos hecho de los bienes, es decir, la que se distingue
según la persona del propietario: en bienes de dominio público y propiedad de los particulares
Esta clasificación está reglamentada en el Código bajo el rubro de “De los bienes considerados
según las personas a quienes pertenezcan”.

Los bienes de dominio público se subdividen en tres grupos:

I. Bienes de uso común;

II. Bienes destinados a un servicio público, y

III. Bienes propios del Estado.

En el Código anterior se distinguían sólo dos clases de bienes del poder público: los destinados
a un uso común y los propios del Estado; no se hablaba de los bienes destinados a un servicio
público pues se les clasificaba como de uso común o como propios del Estado.

Esta distinción es importante en virtud de que se establece un régimen jurídico especial para
los bienes de dominio público. El derecho de propiedad que ejercen los particulares sufre
verdaderas modificaciones cuando el titular es el Estado, al grado de que se llega a discutir si
en realidad existe un derecho de propiedad sobre los bienes de dominio público.

A este respecto ha habido dos teorías, una primera que dice que el Estado sí ejercita un
derecho de propiedad sobre los bienes del poder público, pero sufriendo modificaciones
importantes, principalmente al declarar cierta clase de bienes como inalienables e
imprescriptibles. Hay una segunda doctrina, que dice que el Estado no ejerce un derecho de
propiedad, sino simplemente de vigilancia sobre los bienes del poder público. Por último,
también se ha llegado a afirmar que el Estado no puede considerarse como el titular, pues
simplemente se trata de un conjunto de bienes que no pertenecen a propietario determinado,
cuyo régimen jurídico se determina por una afectación que hace la ley para el uso común o
para un servicio público.

En nuestro derecho, desde el Código de 1870, en la ley de Inmuebles Federales de 1902, en el


Código Civil vigente, y en la ley General de Bienes Nacionales de 1969, podemos sostener la
tesis de que, en primer lugar se reputa al Estado como propietaria; y en segundo término, que
se trata de un verdadero derecho de propiedad y no de un derecho de vigilancia. Por el
lenguaje empleado en nuestro código Civil y el que usa la ley de Inmuebles Federales de 1902,
no hay lugar a duda respecto a la naturaleza del derecho de propiedad, expresamente se dice
que son bienes de dominio del poder público los que pertenecen a la Federación, a los Estados
o a los Municipios”. (Art. 765). Se indica que son inalienables pero desde el momento en que
se prohíbe la enajenación se está reconociendo que el Estado es el titular de un derecho de
propiedad.

En el Código se distinguen tres categorías de bienes del poder público que ya las hemos
enumerado; los bienes de uso común y los destinados a un servicio público, siguen un régimen
jurídico semejante, distinto del de los bienes propios del Estado. Son inalienables e
imprescriptibles, pero por lo que se refiere a los bienes dé uso común, este carácter es
permanente; en cambio, los destinados a un servicio público lo son mientras no se desafecten.

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