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Oración para antes de la lectura de Tehilim (Salmos)

Sea tu voluntad, Adonay nuestro Dios (Elohenu) y Dios de nuestros padres, el que
prefirió a David su siervo y a su descendencia posterior a él, y el que prefirió a los
cánticos y alabanzas, que te apiades de nosotros y que sea relevante ante Ti la recitación
de los cánticos de Salmos que leeremos, como si hubiésemos pensado en todos los
pensamientos apropiados de pensar, y con la energía de los versículos de Salmos, y sus
palabras, y sus letras, y sus puntuaciones, y sus entonaciones, y tus Nombres sagrados
escritos en ellos, y los Nombres que se derivan de ellos de las iniciales de las palabras y
de las finales de las palabras, y el intercambio de palabras, y por el mérito del rey
David, la paz sea con él, conmuévanse por favor tus misericordias sobre nosotros, y
perdona e indulta y limpia a todas nuestras faltas, nuestros pecados y nuestras fechorías,
y que sea la recitación de los capítulos de Salmos aceptada ante Ti, para podar a los
tiranos, y para cortar todas las espinas y las púas que rodean a la rosa superior, y para
unir a la mujer de la juventud con su querido, con amor, hermandad, paz y
compañerismo, y con la inmensidad de tus misericordias se atraiga sobre nosotros un
afluente de salvación y piedad, para purificarnos de nuestras faltas y nuestros pecados.
Y así como perdonaste al rey David, la paz sea con él, que dijo estos salmos delante de
Ti, como está escrito: “También Dios hizo pasar por alto tu falta; no morirás”, así con
tus abundantes misericordias, perdónanos, nuestro Padre, nuestro Rey, y no nos recojas
de este mundo antes de nuestro tiempo, y que seamos merecedores y vivamos vidas
largas, buenas y correctas, de modo que podamos corregir lo que arruinamos. Y el
mérito del rey David, la paz sea con él, sea protección para nosotros para que alargues
de tu furia para que retornemos a Ti con retorno íntegro. Y del tesoro de concesión
gratuita agrácianos, como está escrito: “y agraciaré al que quiera agraciar y me apiadaré
del que quiera apiadarme”. Y así como nosotros decimos una canción ante Ti en este
mundo, así nos ameritaras, Adonay Elohenu, de decir ante Ti una canción y alabanza en
el mundo venidero. Y que por medio de la lectura de los salmos, se despierte la azucena
de Sharón para cantar con una voz agradable, regocijo y cántico. Que el honor del
Lebanón (Líbano) sea otorgado a ella, y majestuosidad y resplandor en casa de nuestro
Dios, pronto en nuestros días. Amén. Séla.

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