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1.escribir Un Artículo
1.escribir Un Artículo
Éste es un punto en el que todos los autores son unánimes. El comienzo del
artículo es una de las partes más difíciles y exigentes de la actividad
periodística, cuya calidad solo es medida por el interés que despierte entre el
público. Por eso, esta función motivadora debe servir de “garra” para que el
periodista desate todo su arsenal creativo, porque su juez inexorable será el
lector distante y frío.
Para ilustrar estas ideas podemos tomar como ejemplo, los párrafos iniciales y
finales del comentario económico: “Los Frankensteins del azúcar” de José
Bodes, artículo aparecido en la revista “Prima Latinoamericano”:
Inicio: “Frankenstein podría ser un retardado discípulo si tuviera que medir
sus invenciones diabólica con los autores de la política azucarera de Estados
Unidos y el Mercado Común Europeo”. (...)
Los Frankensteins del azúcar son dañinos hasta para los consumidores
norteamericanos.”
En periodismo se debe saber contener, quien maneje esta cualidad puede ser
un fuerte aspirante a la modalidad de maestro del oficio periodístico.
Contener es manejar la concisión del lenguaje, poner un adjetivo donde
quisiéramos encajar tres, resumir en una leve pincelada lo que podría darnos
material para hacer varios párrafos, sugerir con una palabra o una frase corta
la idea en que no podamos entrarnos, por no hacer disquisiciones al margen
del asunto central. Apretar en dos o tres cuartillas un volumen de
informaciones, reflexione y conceptos, que podría bastarnos para escribir
diez. La calidad de la labor del periodista es hija habitual de este estilo
contenido, ceñido, estricto.
La técnica del final del artículo guarda un estrecho vínculo con las anteriores
nociones. Ese final debe tener brillo, sin ser estridente. Debemos aspirar a
que perdura en la mente del lector, a que se grabe en él, y que le induzca a
meditar en lo leído y a obrar en consecuencia. Ha de tener la virtud de
resumir lo más esencial del artículo, pero sin reticencia, sin didactismo y
sin lugares comunes. Esto implica un gran esfuerzo de síntesis, imaginación y
mucha elaboración. El valor de un buen final estará en su engarce lógico con
la temática, la argumentación, el tono y el estilo del artículo en su conjunto.
Será original y, a la vez, se desprenderá como algo natural de toda la
secuencia anterior. No puede haber en él nada postizo, forzado. Si en ningún
lugar de la redacción de un artículo deben figurar las frases complicadas,
pretensiosas y retóricas, mucho menos se podrán admitir en el final. Este
debe ser sencillo, claro y directo.
El final también admite una nota humorística, irónica; siempre que ésta sea
bien destilada. Otro final de artículo es la utilización de una frase famosa,
una cita o un refrán popular, siempre que este capte el matiz que queremos
transmitir.