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La base de conocimientos de mejora de la escuela

Todo desarrollo de una institución debe ser evaluado, esto para saber cuáles son
los logros y áreas de oportunidad, las cuales se miden en diferentes parámetros y
etapas, mediante estos resultados se puede saber la calidad de dicha institución.
Así, el profesorado es pieza fundamental para el cambio creando oportunidades de
aprendizaje, generando y diseñando recursos educativos para facilitar el acceso y
la comprensión de los contenidos y, por último, desarrollando competencias para el
mejor desempeño de las tareas. Estructuralmente, los centros son fruto de su
entorno y de los profesores que trabajan en el mismo. Por lo tanto, son espacios
vivos, entidades que cambian, que piensan, que generan expectativas.

El tema de la calidad de la educación básica ha cobrado relevancia en la actualidad,


sobre todo por el escándalo que provocaron los resultados de PISA en dos últimas
décadas, donde los jóvenes mexicanos alcanzaron a figurar en los últimos tres
lugares de la tabla de países evaluados. En esta lectura se analiza, en un primer
momento, el constructo teórico del término calidad, en un segundo momento se
aborda el desarrollo del concepto de calidad en el contexto educativo, así como el
marco legal del término en México, en la tercera parte se analiza dos componentes
esenciales de la calidad educativa, y se discute sobre su realidad en el contexto
mexicano, y en donde se concluye que no habrá logros significativos de fondo si
estado mexicano no asume su responsabilidad.

La educación es un bien de inversión, y, como tal, constituye una contribución


relevante al desarrollo económico. Toda inversión supone afrontar costos para
obtener los beneficios esperados. La relación existente entre ambos puede ser
analizada desde una doble óptica: la privada (análisis financiero), que compara los
costos y los beneficios directos, valorados a precios de mercado, para escoger la
alternativa que maximice el volumen y la tasa de ganancia para el dueño de los
recursos que se asignan al proyecto; y la social (análisis económico o
socioeconómico), en la que se consideran también costos y beneficios indirectos a
precios de eficiencia, buscando maximizar el impacto (rentabilidad) de la inversión
sobre la sociedad en su conjunto.

Todos estos factores son considerados parámetros desde la perspectiva de las


políticas educativas; vale decir, se piensa que no son susceptibles de modificación
a través de las intervenciones que dichas políticas suponen. Así, el único espacio
de operación posible es el 40% que se ubica en el ámbito específicamente escolar.
Por otro lado, el acotamiento del ámbito de acción contribuye al diseño y a la
implementación de políticas universalistas que se traducen en una oferta
homogénea. En el contexto de las determinaciones preexistentes, esto lleva a la
reproducción del sistema social vigente.

La comparación entre costos y beneficios permite calcular la tasa de retorno de la


inversión, lo que constituye una guía para la asignación de recursos tanto a nivel
privado como de la sociedad global, y así, sobre esa base, puede establecer
prioridades inter e intersectoriales que se traducen en las políticas públicas.

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