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Hechos:
El Tribunal Superior de Justicia de la provincia de Córdoba rechazó el recurso de
casación incoado por un laboratorio y en consecuencia, confirmó la sentencia de
instancia anterior, que había ratificado la legitimidad de la ” Contribución que
incide sobre el Comercio, la Industria y las Empresas de Servicios “exigida por la
Municipalidad de la Ciudad de Córdoba. Disconforme, la actora interpuso el recurso
extraordinario federal que, denegado, motivó la queja. A tal efecto subraya que la
contribución es inconstitucional, tanto si se la considera una tasa como sis e la
analiza como un impuesto.
Respecto del primer supuesto, sostiene que no podría exigirse a aquellos
contribuyentes que carecen de presencia física en el ejido municipal, como ocurre
en el caso. En cuanto a si el mentado tributo es visto como impuesto, resultaría
contrario al régimen de coparticipación federal.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación declaró procedente el recurso y revocó
la sentencia apelada.
Fallo: (del dictamen de la Procuradora Fiscal que la Corte hace suyo)
- Corresponde revocar la sentencia que confirmó la legitimidad de la”
Contribución que incide sobre el Comercio, la Industria y las Empresas de
Servicios “exigida por la Municipalidad de la Ciudad de Córdoba a un
laboratorio, que carece de local, depósito o establecimiento en ese territorio
pues, definida su naturaleza de tasa, es contraria a un requisito fundamental
respecto de estas, como es que a su cobro debe corresponder siempre la
concreta, efectiva e individualizada prestación de un servicio referido a algo no
menos individualizado (bien o acto) del contribuyente.
- La ” Contribución que incide sobre el Comercio, la Industria y las Empresas
de Servicios “exigida por la Municipalidad de la Ciudad de Córdoba no puede
calificar como impuesto, pues el legislador diseñó el presupuesto de hecho
adoptado para hacer nacer la obligación de pago tomando en cuenta la
prestación a los particulares de ciertos servicios comprendidos en una serie de
actividades estatales que allí enumera, de forma no taxativa, y la mención de
las actividades gravadas, seguida de los términos “en virtud de los servicios
municipales”. La intención fue retribuir estos servicios mediante esa
contribución.
- La diferencia entre tasa e impuesto queda determinada por la existencia o
no, del desarrollo de una actividad estatal que atañe al obligado, razón por la
cual los diferentes modos bajo los cuales los contribuyentes desempañen sus
actividades no causa mutación en la naturaleza jurídica del tributo.
- La tasa es una categoría tributaria derivada del poder de imperio del
Estado que se diferencia del impuesto por el presupuesto de hecho adoptado
por la ley que consiste en el desarrollo de una actividad estatal que atañe al
obligado y que, por ello, desde el momento en que el Estado organiza el
servicio y lo pone a disposición del particular, este no puede rehusar su pago
aún cuando no haga uso de aquel, o no tenga interés en él, ya que el servicio
tiene en mira el interés general.
UNIDAD II
Hechos:
Hechos:
Transportes Vidal, S.A., promueve demanda contra la Provincia de Mendoza
por cobro de la suma de $a 2569, con más la suma que corresponda para
compensar la depreciación monetaria, intereses y costas.( La empresa
realiza transporte de bienes entre ciudades de distintas provincias y la
Capital Federal).
Aduce haber pagado dicho monto en concepto de impuesto provincial a los
ingresos brutos, originado en el desenvolvimiento de su actividad de
transportador interjurisdiccional durante junio de 1979 y marzo de 1980.
Funda su pretensión en la inconstitucionalidad de las leyes locales que rigen
el tributo mencionado, así como el Convenio Multilateral suscripto por las
provincias y la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, por resultar a su
juicio violatorios del art. 67, inc. 12, de la Carta Magna.
Fallo:
- La regulación del comercio interprovincial es atribución delegada al
Gobierno federal para ser ejercida por el Congreso y queda, por tanto, excluida
del acervo de los poderes conservados por las Provincias, pero éstas pueden
gravar la riqueza producida en su territorio, aunque una parte de ella trasponga
sus fronteras, a condición de que el gravamen no sea discriminatorio o de algún
modo impida o dificulte actividades interjurisdiccionales, lo que no se ha
demostrado que ocurra en autos.
- De la inequívoca intención constitucional de eliminar los gravámenes
discriminatorios infiérase la de preservar a las actividades que se desenvuelven
en dos o más jurisdicciones del riesgo de que puedan verse sometidas a una
múltiple imposición que las obstruya o encarezca, como resultado de aplicar
tributos semejantes sobre la misma porción de la base imponible, tornándolas
por tanto desventajosas con relación a otras similares desarrolladas dentro de
cada provincia-
- La potestad impositiva de las provincias debe también ceder frente a
aquellos privilegios que el Gobierno nacional otorgue en ejercicio de sus
atribuciones (arts. 31 y 67, incs. 16 y 28, Constitución Nacional).
- Los arts. 9°, 10, 11, 12, 67, inc. 12, y 108 de la Constitución Nacional no
fueron concebidos para invalidar absolutamente todos los tributos locales que
inciden sobre el comercio interprovincial, reconociendo a éste una inmunidad o
privilegio que lo libere de la potestad de imposición general que corresponde a
las provincias. La protección que dichos preceptos acuerdan sólo alcanza, pues,
a preservar el comercio interprovincial de los gravámenes discriminatorios, de
la superposición de tributos locales y de aquellos que encarezcan su
desenvolvimiento al extremo de dificultar impedir la libre circulación territorial
- Esta Corte, con su actual integración, discrepa con los fundamentos que
sustentaron las decisiones de fallos anteriores, en la medida en que según estos
las normas constitucionales examinadas sustraen totalmente al comercio
interestatal al poder de imposición provincial.
- Que en el "sub examine" la actora sustenta su pretensión exclusivamente
en una inteligencia del art. 67, inc. 12, de la Constitución Nacional con arreglo
a la cual la actividad que desarrolla resultaría inmune al poder de imposición
de la demanda, y no ha invocado que el tributo que pagó importe un trato
discriminatorio respecto de otras empresas que realizan transporte de bienes
dentro de la provincia, ni que la exigencia del gravamen sea causa de múltiple
imposición provincial. Tampoco ha demostrado que el tributo encarezca su
actividad al punto de tornar gravoso o inconveniente el tránsito por la
provincia.
- Es improcedente la demanda deducida contra la provincia de Mendoza,
por devolución de la suma abonada por la empresa actora en concepto de
impuesto provincial a los ingresos brutos, originado en el desenvolvimiento de
la actividad de transporte interjurisdiccional y que funda en la
inconstitucionalidad de las leyes locales que rigen el tributo mencionado. (Esta
doctrina rectifica la anterior jurisprudencia de la Corte Suprema sobre el
punto).
Hechos:
Hechos
Una empresa que desarrollaba su actividad comercial en la Ciudad de Córdoba
mediante dos vendedores que visitaban negocios dentro de esa jurisdicción
promovió demanda contenciosoadministrativa de plena jurisdicción contra la
citada comuna para enervar el reclamo por la Contribución sobre la Actividad
Comercial, Industrial o de Servicios. La cámara de apelaciones hizo lugar a la
demanda teniendo en cuenta la ausencia de local o establecimiento comercial
dentro del ejido municipal. Denegado el recurso de casación, el demandado
ocurrió por vía directa ante el Tribunal Superior provincial, que revocó el
pronunciamiento de grado.
Fallo:
- El ejercicio de una actividad comercial dentro del ámbito de la Municipalidad de
Córdoba -en el caso, mediante dos vendedores que visitaban los negocios del ejido
comunal- configura vinculación o asiento territorial que torna procedente el
ejercicio de la potestad tributaria de dicho municipio para gravar las actividades
comerciales, industriales, de servicios o cualquier otra desarrollada a título
oneroso -art. 167, Cód. Tributario-, no obstante la ausencia de local o
establecimiento comercial dentro de esa jurisdicción, debiendo conformarse la
base imponible según las pautas del convenio multilateral pertinente.
Considerando:
- La ley 43, ley 3367, 10.966, 12.954, decretos leyes de facto 17.516, 19.649
y 22.192 que reemplazo a la anterior y fijo un nuevo régimen para el ejercicio
de la abogacía y procuración.-
- La delegación sin bases esta prohibida y cuando las bases estén formuladas
en un lenguaje genérico, la actividad delegada será convalidada por los
tribunales si el interesado supera la carga de demostrar que la disposición
dictada por el presidente es una concreción política legislativa.
Sumarios
1 - Cuando un impuesto se establece sobre ciertas clases de bienes o de personas debe existir alguna
base razonable para las clasificaciones adoptadas, lo que significa que debe haber alguna razón
sustancial para que las propiedades o las personas sean catalogadas en grupos distintos. en el caso la
actora reclama la devolución de lo pagado en virtud de la ordenanza de la Municipalidad de la Capital
que grava solamente a las caballerizas que alojan caballos de carrera.
2 - La igualdad preconizada por el artículo 16 de la Constitución Nacional, importa, en lo relativo a
impuestos, establecer, que en condiciones análogas deben imponerse gravámenes idénticos a los
contribuyentes. Esta garantía constitucional no se propone erigir una regla férrea en materia impositiva,
sino impedir que se establezcan distinciones, con el fin de hostilizar o favorecer arbitrariamente a
determinadas personas o clases, como lo es si se hacen depender de diferencias de color, raza o
nacionalidad, religión, opinión política u otras consideraciones que no tengan relación posible con los
deberes de los ciudadanos como contribuyentes. En el caso la actora reclama la devolución de lo pagado
en virtud de la ordenanza de la Municipalidad de la Capital que grava solamente a las caballerizas que
alojan caballos de carrera.
3 - Al ser gravadas todas las caballerizas comprendidas en la denominación studs con una base uniforme,
o sea, de acuerdo al número de caballos de carrera que alojan, y al no ser posible desconocer que existe
algún motivo razonable para distinguir entre los establecimientos que se ocupan de cuidar caballos
destinados al tráfico común de la ciudad y aquellos que albergan y preparan caballos con el único objeto
de disputar carreras, no se conculca la igualdad requerida por el artículo 16 de la Constitución Nacional.
TEXTO COMPLETO:
Sentencia del Señor Juez en lo Civil
-Que Vicente S Facio por Ignacio Unanué y otros, demanda a la Municipalidad de la Capital para que, con
intereses y costas, se la condene a restituir la suma de tres mil quinientos pesos, percibidos
indebidamente en razón de la ilegalidad del inc. 1º del artículo 4º de los "derechos de inscripción,
licencia, análisis, inspección" sancionados por la Ordenanza dictada para el año próximo pasado. Y funda
sus pedidos en la Constitución Nacional; la ley 4058, la ley 10.341 y Código Civil y además, en los
siguientes hechos: a) Se trata de una cuestión sobre validez de una disposición comunal ajena por
completo a las referencias e higiene, moralidad o seguridad, de modo que la competencia de los
tribunales ordinarios es evidente; b) por el impuesto establecido se viola la ley de régimen de carreras
del Jockey Club y se desconoce el espíritu que determinó la de construcción de casas para obreros; c)
nadie puede legislar en la Capital Federal y menos crear impuestos fuera del Congreso Nacional; d) la
facultad de gravar locales no puede estimarse hasta gravar lo que se aloja en esos locales, siendo de
advertir si el impuesto es al local, no se alcanza a comprender como se le cobra al dueño del caballo; e)
el servicio que la Municipalidad presta al caballo de carrera lo presta a otros caballos que no lo son, de
modo que se falta a la igualdad, que debe ser la base de todo impuesto dirigiéndose este únicamente
contra el juego cuando es sabido que el Jockey Club ya lo paga.
-Que en representación de la Municipalidad de la Capital José Valenzuela solicita el rechazo con costas
de la demanda instaurada. Y funda su pedido en las siguientes razones: a) No es la existencia de caballos
de carrera lo que la Ordenanza grava sino los locales en que los caballos se alojan; b) el impuesto tiende
a hacer retribuir a la Municipalidad el servicio efectivo que presta con sus inspecciones en miras de altas
razones de higiene; c) la Ley Orgánica Municipal da amplias facultades; d) tratase sobre la procedencia o
improcedencia de una clasificación hecha a los efectos del pago y el cumplimiento de un impuesto,
cuestión eminentemente administrativa que los tribunales no pueden resolver, ya que, cuando más,
podría ser material de juicio contencioso-administrativo; e) con la misma razón con que se ha tomado
por base el número de caballos, pudo tomarse el radio de la situación del establecimiento, o el metraje
de los boxes o cualquier otro detalle; f) el impuesto de que se trata no es cobrado al Jockey Club, lo que
excluye, la afirmación de que el impuesto pugna con la Ley de Hipódromos.
Considero:
1º. Que los actores dicen de ilegalidad Ordenanza Municipal dictada para el año próximo pasado en el
punto relativo a los locales para stud y es a mérito de esa pretendida ilegalidad que reclaman la
devolución de la suma de tres mil quinientos pesos nacionales, con sus intereses.
2º. Que el fundamento central sobre el que se apoya la acción de repetición instaurada, es la
imposibilidad en que se encuentra la Municipalidad de proceder a la obtención de otros recursos que no
sean los enumerados taxativamente en el artículo 1º de la ley número 4058. No desconoce la
demandada, por cierto, esa limitación legal, pero aduce que el acto que ha impulsado a los actores a
ocurrir ante la justicia, no solo encuadra dentro de la citada disposición, sí que también deriva de
facultades de reglamentación y clasificación que le han sido conferidas expresamente.
La Ordenanza, sancionada en Abril veintitrés de mil novecientos diez y nueve, ordena en el artículo 4º,
inciso 1º, que los locales para stud, por cada caballo de carrera que alojen pagarán al año cien pesos ...
Lo que fija la Ordenanza relativos a garajes, posadas, casas de compraventa y de remate, cafés, hornos
de ladrillos, locales para la venta de animales y despachos de bebidas, son los derechos de inscripción,
análisis e inspección que están obligados los particulares a satisfacer, como retribución de los servicios
que la Comuna les presta.
-Que el concepto igualdad, en la legislación impositiva, no significa que la ley ha de gravitar con la
misma intensidad sobre todas las cosas, sino que todas las cosas sobre las cuales pesa han de ser
afectadas por ella con uniformidad. Agrupar los objetos semejantes para gravarlos, es un hecho regular y
permitido. Lo irregular y lo prohibido es referir el mismo gravamen a objetos de distintas calidades.
Lo que la igualdad exige es que los mismos medios y métodos sean aplicados imparcialmente a todas
partes de la misma clase de modo que la ley obre con uniformidad sobre todas las personas situadas en
circunstancias similares. La Legislatura puede imponer derechos a los relojes de pared sin gravar a los de
bolsillo, pero no podría gravar los relojes construidos en una sola fábrica, a menos que su rendimiento
sea empleado completamente en beneficio de las personas que lo satisfacen. Es así que el derecho
sancionado por la Ordenanza es uniforme, como que se refiere a todos los locales para stud, fijando una
misma suma que se liquida con arreglo al número de caballos en ellos alojados, luego es evidente que
falla por su base la argumentación de que se trata, como fallaría la misma si se la refiriese a las escalas
de valuaciones relativas a los servicios de alumbrado, barrido, y limpieza, o a las categorías establecidas
para la liquidación de las patentes de rodados, etc.
Se asegura que la Municipalidad, en vez de reclamar el cobro a los propietarios de los locales, lo exige
de los propietarios de los caballos. Este hecho hubiera sin duda sido decisivo para la admisibilidad de la
demanda, atentos los términos de la Ordenanza. Pero los actores no han comprobado que ellos no fueran
propietarios de los studs "El Prado", "River d'Or", "La Lica", "Abrojo", "Caseros", "Arechávala", "Condal",
"Asteroide", "La Providencia" y "Tandil". Por el contrario, guardan silencio al respecto en las protestas
notificadas oportunamente a la Municipalidad.
Por tanto:
Rechazo la acción promovida por Ignacio Unanué, Juan F. Mouras, Juan F Arechávala, Diógenes Ruiz,
Juan F. Correas, José Pereyra Lucena, Fernando Sanjurjo, Eduardo Rezábal, Eduardo M. Ash y Vicente G.
Mastropaolo c. contra la Municipalidad de la Capital. Sin costas.
En Buenos Aires Capital de la República Argentina, a tres de Mayo de mil novecientos veintidós, reunidos
los señores vocales de la Excma. Cámara 1ª de Apelaciones en lo civil en Sala de acuerdos para conocer
del recurso interpuesto en los caratulados "Unanué don Ignacio y otros contra la Municipalidad de la
Capital, sobre devolución de pesos", respecto de la sentencia corriente a fojas 113, el tribunal estableció
la siguiente cuestión:
Sumarios
1 - El adicional establecido por la ley de contribución territorial de la Provincia de Buenos Aires nº 4204
es violatorio de los arts. 4 y 16 de la Constitución Nacional en cuanto se cobra a los condóminos
atendiendo al valor total del inmueble con prescindencia del valor de la parte ideal perteneciente a cada
uno de ellos.
TEXTO COMPLETO:
DICTAMEN DEL PROCURADOR GENERAL
Versa el pleito sobre la tacha de inconstitucionalidad que oponen los actores al art. 1º, inc. 5º de la ley
nº 4204 de la Prov. de Bs. Aires, que grava con impuesto adicional del tres por mil a los inmuebles cuya
valuación esté comprendida entre 1.000.000 y 2.000.000 de pesos. Los actores poseen un campo en
condominio, cuyo avalúo total (1.158.500) está comprendido entre ambos márgenes; pero sostienen que
fue violatorio del precepto constitucional de igualdad exigirles impuesto sobre un valor de conjunto que
excede en mucho el monto de la parte correspondiente a cada condómino. Uno de ellos es propietario de
tres séptimos de dicho campo, y los otros cuatro actores de un séptimo cada uno, porción esta última
que no alcanza al mínimo fijado por dicha ley para que el gravamen comience a ser exigible (300.000).
La propietaria de los tres séptimos restantes alega asimismo que, con arreglo a doctrina de V.E., aún
cuando su porción excede el límite mínimo, nada debió exigírsele. Como consecuencia, los cinco actores
exigen les devuelva el fisco provincial lo cobrado.
Por lo que se refiere a la constitucionalidad de aplicar el gravamen sobre el valor total, prescindiendo de
que ese valor pertenece a cinco propietarios distintos, nada pudiera agregar ahora a lo dicho por V.E. en
187:586. Unicamente adeudan el impuesto los propietarios; y ante el categórico informe de fs. 57,
ninguna duda cabe de que el inmueble en cuestión pertenece a cinco dueños con porciones
inequívocamente definidas, circunstancia que ni siquiera mediaba en el caso resuelto por V.E. al que
acabo de aludir. Dedúcese de ahí que la Prov. de Bs. Aires deberá devolver lo cobrado a los cuatro
propietarios cuya porción no alcanzaba, por su avalúo, al mínimo legal.
En cuanto a la propietaria de tres séptimos del campo, la situación en distinta, pues si no la tasa del tres
por mil, siempre le alcanzaría algún impuesto. Sólo tiene entonces el derecho de exigir se le devuelva lo
que se le cobró de más, al fijarse dicha cuota sobre el valor total del campo.
-Que D. Manuel J. Cruz, en representación de Da. Ana Masotti de Busso, de Da. Ana María Magdalena
Busso de Costa, de D. Eduardo Bernardo Busso, de Da. Rufina Isabel Busso de Busso y de D. Guillermo
Edmundo Busso, demanda a la Prov. de Bs. Aires por repetición de la suma pagada por sus mandantes
indebidamente y bajo protesta en concepto de adicional al impuesto inmobiliario según lo establecido
por la ley local nº 4204, por los años 1943 y 1944, con respecto al inmueble inscripto en la partida nº 200
del Registro del Partido de Rivadavia.
Manifiesta que por escritura firmada el 25 de agosto de 1932 ante el escribano, se adjudicó en
condominio a los actores un campo situado en el partido de Rivadavia, Prov. de Bs. Aires en la
proporción de 3/7 partes a Da. Ana Masotti de Busso y de 1/7 parte a cada uno de los demás
condóminos. El título de propiedad fue inscripto el 31 del mes y año citados en el Registro de la
Propiedad de La Plata, Registro de Rivadavia. Por escritura firmada el 1º de noviembre de 1939 ante el
escribano, los condóminos vendieron una fracción de 35 ha., quedando propietarios en condominio, en la
proporción antes indicada, de una superficie de 4.546 ha., 85 a., 25 c. El inmueble está inscripto a
nombre de los actores en la Dir. Gral. de Rentas de la Provincia.
Conforme a la ley provincial nº 4204, vigente para los años 1943 y 1944, los bienes raíces de propiedad
particular están gravados con un impuesto inmobiliario fijo del 6 y una contribución de caminos del 1, a
lo que se agrega un adicional para los inmuebles cuya valuación exceda de $ 300.000 m/n., con una
escala progresiva del 1 al 5. A los inmuebles con valuaciones comprendidas entre un millón y dos
millones de pesos aplícase un adicional del 3.
La provincia demandada cobró a los actores el impuesto inmobiliario de 1943 y 1944 aplicando el
adicional del 3 sobre la valuación total de $ 1.158.500 m/n., como si el inmueble perteneciera a un solo
dueño. Aquéllos tuvieron que pagar, pues, la suma de pesos 3.475,50 m/n. por cada uno de dichos años.
Lo hicieron bajo protesta por medio de telegramas colacionados de los que acompañan copia, con los
cuales se formaron los expedientes administrativos de la Dirección General de Rentas, e impugnaron el
art. 1º de la ley 4204 "como violatorio del principio de la igualdad (art. 16 de la Const. Nacional) en
cuanto grava de modo igual situaciones diferentes, equiparando un bien en condominio a un bien de
propiedad exclusiva de una persona" y dejaron a salvo el derecho para entablar la acción de repetición
correspondiente.
El impuesto debe fundarse en los principios fundamentales de la "generalidad", conforme al cual ningún
individuo que pertenezca al consorcio político y goce de los beneficios que proporciona debe ser eximido
de las cargas, y de la "uniformidad", que exige que cada individuo contribuya en proporción gradual de su
condición económica. Esos principios se concretan en la norma general del art. 16 de la Const. Nacional
que establece la igualdad como base de los impuestos y las cargas públicas. En cuanto a las
contribuciones directas, los arts. 4º y 67, inc. 2º, de la Const. Nacional complementan la norma
mencionada exigiendo el requisito de la "proporcionalidad", que se refiere a la esencia del gravamen y no
a la población del país.
El art. 1º, inc. 5º, de la ley 4204, es violatorio de los principios enunciados puesto que se ha cobrado el
impuesto sin tener en cuenta que la capacidad contributiva de cada condómino no puede medirse por el
valor total del condominio del cual participa, sino únicamente por la porción que en él le corresponde.
La tesis expuesta ha sido admitida por los poderes Legislativo y Ejecutivo de la Provincia al establecer en
el art. 9º de la ley 4834, de impuesto al latifundio que "cuando el inmueble pertenezca a varios
propietarios, y uno, dos o más condóminos residan en el extranjero, el impuesto adicional a que se
refiere el art. 3º (ausentismo), deberá pagarse por cada uno de los condóminos ausentes dividiéndose el
valor imponible en la proporción correspondiente y aplicándose sobre la parte que resulte, la escala que
fija el art. 1º". Y si bien la ley no contempla expresamente el caso de los condóminos residentes en el
país, el P. E. considerando que "al referirse en sus artículos 1, 2 y 7 a inmuebles de propiedad de una
misma persona o de un mismo contribuyente, deja librada a la interpretación del P. E. aquellos casos en
que establecida la proporción correspondiente entre la superficie de dichos inmuebles y el número de
titulares del dominio, no aparece excedido el límite fijado a los efectos del gravamen, en uso de sus
facultades constitucionales de reglamentación decretó que para determinar el impuesto en el caso de los
inmuebles de sociedades cuyos componentes tengan un parentesco consanguíneo o afín en primer grado
o sobre aquellos que pertenezcan en condominio a personas que tengan el mismo parentesco, deberán
observarse las siguientes reglas: a) se dividirá la superficie de la propiedad o conjunto de propiedades
por el número de socios o condóminos, procediéndose a liquidar el impuesto que corresponda cuando
resulten parciales de 10.000 hectáreas o más; c) el límite de superficie gravado se considerará para cada
socio o condómino, como una propiedad independiente, asignándosele la valuación global resultante del
valor promedial de las hectáreas empadronadas en el catastro financiero, determinándose la tasa del
art. 1º en relación a la superficie que se obtenga en cada caso".
El Fiscal de Estado también ha sostenido que la liquidación del impuesto debe hacerse por persona, con
relación a cada socio o condómino, dividiendo a ese efecto la superficie por el número de socios o
condóminos y aplicando a cada uno la proporción que le corresponda, para evitar que en igualdad de
condiciones dos personas paguen impuestos diferentes.
En conclusión, el gravamen establecido por la ley 4204 en la forma como ha sido aplicado a los actores
es violatorio del principio constitucional de la igualdad; por lo que procede la repetición con intereses y
costas. Conforme a la jurisprudencia de la Corte Suprema, la inconstitucionalidad del impuesto trae
aparejado el derecho a la repetición de todo lo pagado en concepto del mismo.
-
-Roberto A. Solá, en representación de la Prov. de Bs. Aires, solicita el rechazo de la demanda, con
costas. Niega todos y cada uno de los hechos invocados en la demanda y desconoce la autenticidad de las
copias de los telegramas de protesta. Niega que exista la violación del principio de la igualdad invocada
por los actores. No se trata de un impuesto "personal" sino "real", suplementario o accesorio de la
contribución territorial, que es un gravamen directo a la cosa, a la propiedad inmueble. El fundamento
del impuesto es el inmueble; de manera que es indiferente que exista o no condominio.
En cuanto al principio de la igualdad, éste no resulta violado desde que el gravamen no responde a
distingos arbitrarios y se aplica del mismo modo a todos los contribuyentes que se hallen en la misma
condición. Por ello, el representante de la provincia, solicita el rechazo de la demanda, con costas a los
actores.
Considerando:
-Que reconocida la existencia y autenticidad de las protestas sólo ha de considerarse lo que en el mismo
se alega sobre su extemporaneidad. Pero la objeción se debe desechar porque la protesta efectuada el 2
de enero con respecto a un pago hecho el 29 de diciembre de 1943, -la que se hizo el 1º de junio de 1944
referente al pago del día anterior es indiscutiblemente oportuna-, cumple satisfactoriamente con los
fines a que estaba destinada, -poner con oportunidad en conocimiento de las autoridades la
disconformidad de los contribuyentes para que con respecto a ese ingreso se tomen las providencias
necesarias-, si se tiene en cuenta la época del año en que se la realizó y el breve tiempo hábil
transcurrido desde el pago.
-Que la contribución territorial se mide por el valor de la propiedad inmobiliaria en razón de la cual se lo
establece, pero el objeto del gravamen no es el inmueble considerado en sí mismo sino la capacidad
tributaria que comporta el ser alguien -persona de existencia visible o persona jurídica- propietario de
él, esto es titular de la riqueza que dicho inmueble constituye. De la igualdad, que es la base del
impuesto (art. 16 de la Constitución) no se puede juzgar adecuadamente si ante todo no se considera la
condición de las personas que lo soportan en orden al carácter y magnitud de la riqueza tenida en vista
por el gravamen. La relación del impuesto territorial con el inmueble que constituye su materia debe
subordinarse, en consecuencia, a los principios que rigen su relación con el contribuyente.
-Que uno de esos principios es el de que a igual capacidad tributaria, con respecto a la misma especie de
riqueza el impuesto debe ser, en las mismas circunstancias, igual para todos los contribuyentes.
-Que en el art. 2673 del Cód. Civ. se define el condominio como "el derecho real de propiedad que
pertenece a varias personas por una parte indivisa, sobre una cosa mueble o inmueble". La relación de
los condóminos entre sí y con la cosa tenida en condominio es fundamentalmente distinta de la que
existe entre los socios y entre éstos y los bienes sociales. Esta diferencia entre la relación de los socios
con los bienes pertenecientes a la sociedad por ellos constituída y la que tienen los condóminos con las
cosas poseídas en condominio, es puesta de relieve por la ley de un modo singular en el régimen de la
administración de la cosa común, -para los casos en que su uso, goce o posesión en común es imposible-,
cuando dispone que al condómino que ejerciere la administración se le aplicarán "las disposiciones sobre
el mandato y no las disposiciones sobre el socio administrador" (art. 2701 del Cód. Civ.). El inmueble
perteneciente a una sociedad tiene, pues, un solo dueño, que es la sociedad, sea cual fuere el número
de los socios; mientras que el inmueble en condominio tiene tantos dueños como condóminos, es decir,
que está integrado por tantas partes como porciones ideales de cada uno de estos últimos, dado que
"cada condómino goza, respecto de su parte indivisa, de los derechos inherentes a la propiedad,
compatibles con la naturaleza de ella", y hasta "puede ejercerlos sin el consentimiento de los demás
propietarios" (Cód. Civ., art. 2676).
-Que por ello, gravar al condómino de un inmueble con un porciento correspondiente a su valor total
importa regular dicho impuesto en consideración a la integridad material del bien, con prescindencia de
la realidad jurídica del dominio que a ese bien se refiere. Con lo cual se da la incongruencia de que,
para expresarlo en números sencillos, quien sólo es dueño de 100 soporte un impuesto calculado con el
porciento de una riqueza de 1.000. Esa magnitud del impuesto carece, en su caso, de razón de ser. La
ley provincial en cuestión agrava la condición de ciertos contribuyentes sólo en razón de que son dueños
de la propiedad inmueble que constituye la materia del gravamen de uno de los modos como según la ley
civil se lo puede ser. Con lo cual, al colocar a estos condóminos en condiciones de inferioridad -en
cuanto contribuyentes- por ser condóminos, la provincia toma indirecta injerencia en una materia cuya
legislación es privativa del Congreso Nacional.
-Que tiene razón de ser el establecimiento de distintas categorías de bienes, según su valor y su
extensión, con distinta magnitud de gravamen, puesto que la distinción corresponde a diversas
capacidades contributivas. Pero otra es la cuestión cuando dichas categorías se establecen atendiendo
sólo a la unidad material del inmueble con prescindencia de que, por tratarse de un condominio, al valor
del bien así considerado no corresponde la capacidad tributaria de cada uno de los dueños.
-Que si bien es jurisprudencia de esta Corte Suprema que la devolución de lo pagado es un efecto
necesario de la declaración de inconstitucionalidad del respectivo gravamen, en el presente caso median
las circunstancias de que la parte actora ha manifestado en la demanda expresa conformidad con la
restitución de la diferencia entre lo pagado y lo que se le pudo cobrar válidamente y de que la
liquidación que al objeto formula a fs. 14 por la suma de $ 5.958 m/n. no ha sido impugnada por la parte
contraria y es, además, exacta. Es patente que en esas condiciones sólo procede hacer lugar a la
demanda por dicha cantidad.
Por tanto se declara que el adicional establecido por la ley de contribución territorial de la Provincia
de Buenos Aires nº 4204 es violatorio de los arts. 4 y 16 de la Const. Nacional en cuanto se cobra a
los condóminos atendiendo al valor total del inmueble con prescindencia del valor de la parte ideal
perteneciente a cada uno de ellos. Y se dispone que la Provincia de Buenos Aires debe devolver a los
actores, en el plazo de noventa días, la cantidad de pesos cinco mil novecientos cincuenta y ocho
moneda nacional, con intereses al tipo de los que cobra el Banco de la Nación Argentina a partir de la
fecha de la notificación de la demanda. Sin costas.
Disidencia del Sr. Ministro Decano Dr. D. Antonio SagarnA
Sumarios
1 - El derecho de propiedad no se limita a una garantía formal, sino que tiende a impedir que se prive de
contenido real a aquel derecho, por ello, para que la tacha de confiscatoriedad pueda prosperar, es
necesaria la demostración de que el gravamen cuestionado excede la capacidad económica o financiera
del contribuyente, circunstancia que sólo puede encontrarse en la manifestación de riqueza o capacidad
contributiva.
2 - La ley 22.604 tuvo el indudable objetivo de alcanzar con el tributo que se creó a los activos
financieros existentes al 31 de diciembre de 1981, sin que surja ni de su texto ni de la exposición de
motivos que lo acompañó que, como condición de su aplicación, fuera necesario que tales bienes
permanecieran en el patrimonio del contribuyente al sancionarse la ley. Al ser ello así y no resultar
posible, sin forzar la letra ni el espíritu de la ley, efectuar una interpretación de ella que la haga
compatible con la garantía del art. 17 de la Constitución Nacional corresponde declarar su invalidez.
3 - Resulta afectado el derecho de propiedad cuando la ley toma como hecho imponible una
exteriorización de riqueza agotada antes de su sanción, sin que se invoque siquiera la presunción de que
los efectos económicos de aquella manifestación permanecen a la fecha en la esfera patrimonial del
obligado.
4 - Las mutaciones patrimoniales no son por sí motivo suficiente para excluir los tributos que han
correspondido a los titulares de los patrimonios en las ocasiones que la ley señale. Por ello, no resulta
inconstitucional la ley 22.604.
TEXTO COMPLETO:
Considerando:
-Que la Sala II de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contenciosoadministrativo Federal revocó
parcialmente el pronunciamiento de la instancia anterior y admitió la demanda de repetición deducida
por la actora de las sumas pagadas en concepto del tributo establecido por la ley 22.604. Contra dicho
fallo el representante del Fisco nacional interpuso recurso extraordinario, que fue concedido.
-Que el apelante sostiene que la Cámara ha efectuado una errónea interpretación de la ley 22.604, ya
que su texto -contrariamente a lo decidido por el tribunal a quo- no excluye del ámbito del gravamen a
aquellos bienes que no integraban el patrimonio del contribuyente en el momento de sancionase la ley.
Señala que aceptar el criterio de la sentencia apelada podría frustrar los propósitos de la norma, al
posibilitar que los eventuales contribuyentes detrajeran de su patrimonio los activos a gravar en razón
de haber tomado conocimiento previo de esa forma de imposición.
Considera que, admitida por la Cámara la retroactividad de la ley mencionada y declarada por esta Corte
la constitucionalidad de las leyes retroactivas en materia tributaria cuando no se afecten derechos
adquiridos, aquel tribunal debió aplicarla pues, precisamente, el propósito de la ley era alcanzar activos
financieros anteriores a su sanción.
-Que el representante de la actora contesta el recurso extraordinario. Afirma que el alcance que la
demandada pretende otorgar a la ley 22.604 resulta contrario a los principios constitucionales de
equidad y proporcionalidad en materia impositiva (arts. 4º y 67, inc. 2º) Constitución Nacional) y es,
además, violatorio de las garantías de propiedad y razonabilidad (arts.14, 17 y 28).
-Que la ley 22.604 estableció un impuesto de emergencia que debía aplicarse en todo el territorio de la
Nación, por única vez, sobre los activos financieros existentes al 31/12/81 (art. 1º).
De acuerdo con los hechos que el a quo dio por probados, la actora poseía al 31/12/81 acciones de
Sucesores S.A. y de Cautela S.A., parte de las cuales donó a la Fundación Navarro Viola el 5/4/82.
Sancionada la ley 22.604, la actora pagó el tributo correspondiente, incluyendo en tal ingreso el importe
que correspondía a las acciones donadas, a pesar de considerar improcedente el gravamen en este
aspecto, e interpuso luego el pertinente reclamo de repetición.
-Que corresponde precisar que la cuestión que debe resolverse, se limita a determinar la conformidad
del gravamen creado por la ley 22.604 con los preceptos constitucionales invocados, en supuestos en los
que, como el presente, los bienes cuya titularidad configura el hecho imponible no integran el
patrimonio del sujeto pasivo al momento de entrar en vigor la citada norma legal.
-Que para que la tacha de confiscatoriedad pueda prosperar, es necesaria la demostración de que el
gravamen cuestionado excede la capacidad económica o financiera del contribuyente.
-Que la premisa de tal conclusión está constituida por la existencia de una manifestación de riqueza o
capacidad contributiva como indispensable requisito de validez de todo gravamen, la cual se verifica aun
en los casos en que no se exige de aquella que guarde una estricta proporción con la cuantía de la
materia imponible.
La afectación del derecho de propiedad resulta palmaria cuando la ley toma como hecho imponible una
exteriorización de riqueza agotada antes de su sanción, sin que se invoque, siquiera, la presunción de
que los efectos económicos de aquella manifestación permanecen, a tal fecha, en la esfera patrimonial
del sujeto obligado .
-Que la ley 22.604 tuvo el indudable objetivo de alcanzar con el tributo que creó a los activos financieros
existentes al 31 de diciembre de 1981, sin que surja ni de su texto ni de la exposición de motivos que lo
acompañó que, como condición de su aplicación, fuera necesario que tales bienes permanecieran en el
patrimonio del contribuyente al sancionarse la ley. Al ser ello así y no resultar posible, sin forzar la letra
ni el espíritu de la ley, efectuar una interpretación de ella que la haga compatible con la garantía del
art. 17 de la Constitución Nacional, con el alcance que resulta de los considerandos que anteceden,
corresponde declarar su invalidez.
Por ello, se confirma la sentencia de fs. 194/198 vta. en cuanto fue materia del recurso
extraordinario.
Disidencia del doctor Fayt
13) López López, Luis y otro c. Provincia de Santiago del Estero (15/10/1991)
Hechos
Propietarios de una fracción de campo ubicada en la Provincia de Santiago del Estero iniciaron juicio en
instancia originaria contra dicho Estado local, para que se los exima de las obligaciones de realizar
inversiones y del pago de los recargos previstos en la ley 5442 y su decreto reglamentario, a los que
consideran violatorios del Código Civil en cuanto regula el derecho de propiedad y de los arts. 14, 17 y
67 inc. 11 de la Constitución. La Corte Suprema de Justicia de la Nación rechazó la demanda.
Sumarios
-Si bien todo impuesto tiene que responder a una capacidad contributiva, la determinación de las
diversas categorías de contribuyentes puede hacerse por motivos distintos de la sola medida de su
capacidad económica.
-La garantía del derecho de propiedad no importa obstáculos para la aplicación de gravámenes que
pueden conducir, sin mengua de su validez constitucional, a la aplicación de alícuotas más elevadas en
orden a gravar bienes inexplotados o que lo son de manera que no concuerden con los fines de desarrollo
y promoción económicos, reconocidos expresamente en la Constitución como atributos de los poderes
federales y provinciales.
-La garantía de la igualdad de las cargas públicas no impide que la legislación considere de manera
diferente situaciones que estime diversas de modo tal que, de no mediar discriminaciones arbitrarias, se
creen categorías de contribuyentes sujetos a tasas diferentes.
-El valor económico de los bienes que constituyen el objeto material del impuesto no determina por sí
solo, y a veces no determina de ningún modo las distintas categorías de contribuyentes ni las que el
régimen impositivo hace de los bienes gravados y de la situación de los contribuyentes a su respecto. En
estas determinaciones pueden intervenir factores que no son económicos o que lo son sólo
indirectamente.
-Para que la confiscatoriedad en materia impositiva exista, debe producirse una absorción por parte del
Estado de una porción sustancial de la renta o el capital, y a los efectos de su apreciación cuantitativa
debe estarse al valor real del inmueble y no a su valuación fiscal y considerar la productividad posible
del bien.
-Si bien la inconstitucionalidad de los impuestos por su monto procedería cuando aniquilasen la
propiedad o su renta en su sustancia, el control de constitucionalidad en el punto, aunque debe
preservar el derecho de propiedad en el sentido lato que le ha adjudicado la Corte, encuentra
fundamento en la relación en que tal derecho se halla con la medida de la obligación de contribuir a las
necesidades comunes que pueden imponerse a sus titulares por el hecho de serlo.
-Escapa a la competencia de los jueces pronunciarse sobre la conveniencia o equidad de los impuestos o
contribuciones creados por el Congreso Nacional o las legislaturas provinciales. Es que las facultades de
esos órganos son amplias y discrecionales de modo que el criterio de oportunidad o acierto con que las
ejerzan es irrevisable por cualquier otro poder. De tal manera, tienen la atribución de elegir los objetos
imponibles, determinar las finalidades de percepción y disponer los modos de valuación de los bienes o
cosas sometidos a gravamen siempre que no se infrinjan preceptos constitucionales.
-La ley 5442 de la Provincia de Santiago del Estero reúne la condición de norma tributaria toda vez que
cumple con los requisitos necesarios en punto a su legalidad, fines, generalidad y no confiscatoriedad. En
efecto, emana del poder impositivo que, como atributo propio de la soberanía, conservan las provincias
en virtud de preceptos constitucionales, persigue propósitos que resultan compatibles con los objetivos
de fomento o desarrollo de la vida económica que una ya arraigada doctrina del Tribunal ha asignado a
las cargas fiscales, y fija exigencias iguales a los contribuyentes que se encuentran en situaciones
análogas.
TEXTO COMPLETO:
Los señores Luis López López y Bernardo Flores inician juicio contra la Provincia de Santiago del Estero
para que se los exima de las obligaciones de realizar inversiones y del pago de los recargos previstos en
la ley 5442 y su decreto reglamentario, a los que considera violatorios del Código Civil en cuanto regula
el derecho de propiedad y de los arts. 14, 17 y 67 inc. 11 de la Constitución.
Dicen que son propietarios de una fracción de campo ubicada en esa provincia y que en esa condición son
alcanzados por las disposiciones legales citadas que establecen la obligación de invertir en ella una suma
igual al 60% del avalúo fiscal, presentar declaraciones juradas y justificar un gasto del 10% de ese avalúo
en cada semestre durante los años 1985, 1986 y 1987.
Atribuyen a esas normas graves errores de derecho y una defectuosa técnica legislativa puesto que
imponen la obligación de invertir, mandato novedoso que lesiona el derecho de propiedad al que
reglamenta en violación de lo dispuesto por el art. 67 inc. 11 de la Constitución. Esa obligación de hacer,
impuesta compulsivamente, puede causar la pérdida del dominio sin tomar en cuenta la aptitud
productiva de las tierras.
Por otro lado, la consecuencia de la no inversión --a la que califica de sanción-- es un recargo del
impuesto inmobiliario básico que puede llegar a 30 veces ese gravamen, por lo que asume carácter
confiscatorio al punto que su aplicación sobre la base de las alícuotas pertinentes lo haría ascender al
45% del avalúo fiscal.
Sostiene, asimismo, que la ley 5442 no tiene en cuenta la posibilidad económica de los propietarios ni la
naturaleza de las tierras ubicadas a 500 km de la ciudad de Santiago del Estero y a aproximadamente 700
km de la Capital Federal en una zona de caminos intransitables, lo que hace imposibles las inversiones
para convertirlas en un instrumento de producción. Reiteran que al obligárseles a efectuar un aporte
extra, es decir, de dinero no producido por la misma tierra, se deja de lado el principio por el cual el
derecho de propiedad subsiste independientemente del ejercicio o no que se haga de él.
Contesta la Provincia de Santiago del Estero realizando una negativa general de los hechos invocados.
En primer lugar, se refiere a la naturaleza jurídica del régimen normativo impugnado para sostener su
condición tributaria y negar que reglamente el derecho de propiedad. Recuerda la doble condición de los
recursos tributarios, hoy unánimemente reconocida en el sentido de que no sólo tienen la finalidad de
aportar fondos al tesoro público sino que se consideran medios aptos para cumplir fines de política
económica o social que es, precisamente, el objetivo de la ley 5442 cuando grava con un impuesto
diferencial, que denomina recargo del impuesto inmobiliario, a las tierras carentes de mejoras. Destaca
que la obligación de efectuar inversiones no es una obligación de hacer puesto que por sí misma carece
de exigibilidad, y que la ley mencionada es válida desde el punto de vista constitucional pues cumple con
los principios de legalidad, finalidad, generalidad, uniformidad y no confiscatoriedad.
Como argumentos centrales de su reclamo, la parte actora sostiene que la obligación de invertir el 60%
de la valuación del inmueble del que es propietaria en un lapso de 3 años no tiene naturaleza de
legislación impositiva toda vez que no toma en consideración ni la capacidad contributiva de los sujetos
ni la creación de riquezas como forma de cuantificar aquella capacidad.
Que, en primer lugar, corresponde dilucidar la naturaleza jurídica de la ley 5442, atacada por la actora,
quien le niega la condición de norma tributaria. En ese sentido, parece claro que participa de esa
condición toda vez que cumple con los requisitos necesarios en punto a su legalidad, fines, generalidad y
no confiscatoriedad. En efecto, emana del poder impositivo que, como atributo propio de su soberanía,
conservan las provincias en virtud de preceptos constitucionales, persigue propósitos que resultan
compatibles con los objetivos de fomento o desarrollo de la vida económica que una ya arraigada
doctrina del Tribunal ha asignado a las cargas fiscales, y fija exigencias iguales a los contribuyentes que
se encuentran en situaciones análogas. En este último aspecto, se ha sostenido que la garantía de la
igualdad de las cargas públicas no impide que la legislación considere de manera diferente situaciones
que estime diversas de modo tal que, de no mediar discriminaciones arbitrarias, se creen categorías de
contribuyentes sujetos a tasas diferentes. En el caso, esa diferenciación depende de la condición de
explotación de las propiedades rurales en las que no existan mejoras, donde la falta de inversiones se
constituye en el hecho imponible. Tampoco se advierte, como se verá más adelante, un exceso que
torne confiscatorio los alcances de la norma.
Si bien todo impuesto tiene que responder a una capacidad contributiva la determinación de las diversas
categorías de contribuyentes puede hacerse por motivos distintos de la sola medida de su capacidad
económica.Por las características de los bienes, por el modo de poseerlos o explotarlos, por la mayor o
menor vinculación del dueño con el país en que la riqueza gravada tiene su asiento o su fuente, por la
clase de actividad que con ella se realiza, etc., ese deber puede ser mayor habiendo de por medio
valores económicos iguales a los de otros contribuyentes a quienes se cobra menos y viceversa; y este
principio es el que esta Corte ha utilizado para fundamentar su reconocimiento de sobretasas o recargos
al ausentismo o al latifundio .
Que, destacada la naturaleza impositiva de la ley impugnada como que ha sido dictada en ejercicio de
poderes reservados por los Estados provinciales, resulta necesario estudiar si sus alcances implican lesión
al derecho de propiedad, señalando antes que esta Corte tiene dicho que escapa a la competencia de los
jueces pronunciarse sobre la conveniencia o equidad de los impuestos o contribuciones creados por el
Congreso Nacional o las legislaturas provinciales. Es que, en ese aspecto, salvo el valladar infranqueable
que suponen las limitaciones constitucionales, las facultades de esos órganos son amplias y
discrecionales de modo que el criterio de oportunidad o acierto con que las ejerzan es irrevisable por
cualquier otro poder. De tal manera, tienen la atribución de elegir los objetos imponibles, determinar
las finalidades de percepción y disponer los modos de valuación de los bienes o cosas sometidos a
gravamen siempre que, conviene reiterarlo, no se infrinjan preceptos constitucionales.
Que la garantía de ese derecho no importa obstáculo para la aplicación de gravámenes que pueden
conducir, sin mengua de su validez constitucional, a la aplicación de alícuotas más elevadas en orden a
gravar bienes inexplotados o que lo son de manera que no concuerden con los fines de desarrollo y
promoción económicos que, reconocidos expresamente en la Constitución como atributos de los poderes
federales y provinciales (arts. 67, incs. 16 y 107), han sido recordados en numerosos fallos de esta Corte.
Que una consideración especial merece la imputación de confiscatoriedad que la parte actora funda, en
sustancia, en que el recargo máximo de 30 veces el impuesto inmobiliario importa, considerada la
alícuota del 1,5% que tiene el impuesto inmobiliario básico, el 45% del avalúo fiscal. En esos términos, el
planteo aparece insuficiente si se advierten las exigencias con que el Tribunal ha rodeado la
configuración de ese agravio constitucional.
En efecto, ha señalado de manera invariable que para que la confiscatoriedad exista, debe producirse
una absorción por parte del Estado de una porción sustancial de la renta o el capital y que a los efectos
de su apreciación cuantitativa debe estarse al valor real del inmueble y no a su valoración fiscal y
considerar la productividad posible del bieN. Se ha requerido, asimismo, una prueba concluyente a cargo
del actor. La actora solo relacionó la gravitación del impuesto impugnado con la valuación fiscal, lo que
no satisface las predichas exigencias.
Que, por otro lado, cabe señalar que, si bien la inconstitucionalidad de los impuestos por su monto
procedería cuando aniquilasen la propiedad o su renta en su sustancia, el control de constitucionalidad
en el punto, aunque debe preservar el derecho de propiedad en el sentido lato que le ha adjudicado esta
Corte, encuentra fundamento en la relación en que tal derecho --cuya función social se ha de tener
presente-- se halla con la medida de la obligación de contribuir a las necesidades comunes que pueden
imponerse a sus titulares por el hecho de serlo. El límite admisible de la carga fiscal no es absoluto sino
variable en el tiempo y en las circunstancias.
Que la demandante ha sostenido también que la obligación impositiva es a su respecto de cumplimiento
imposible por la escasa o nula productividad de sus tierras. Para descalificar su capacidad productiva
arguyó la distancia que las separaba de la ciudad de Santiago del Estero y de la Capital, argumento éste
que evidencia una obvia sinrazón si se advierte que ese solo fundamento serviría para negar
potencialidad económica a vastas zonas del país. Alegó también la pobreza de la red vial y ofreció
prueba tendiente a demostrar, entre otras cosas, el nivel de producción posible y que el inmueble no
justifica --por sus características-- inversiones como las requeridas por la ley. El informe pericial no
resulta favorable a su pretensión por calificar las tierras como tierra ganadera apta para la producción
de pasturas naturales o implantadas. La actora no ha impugnado el informe, por lo que priva de razón a
las afirmaciones acerca de la falta de aptitud productiva de los campos.
La actora no ha demostrado una colisión normativa descalificadora de la ley local impugnada (art. 31,
Constitución Nacional), ni tampoco ha justificado los extremos de hecho necesarios para acreditar el
agravio en que funda su demanda.
Sumarios
Vistos los recursos entablados por el representante del albacea y por el fiscal eclesiástico del obispado
de La Plata, contra sentencia dictada por la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Buenos Aires,
en los autos testamentarios de doña Rosa Melo de Cané, de los cuales resulta: Que habiendo la
expresada señora Melo de Cané instituido legado a favor de las iglesias del Pilar y San Antonio de Areco,
la Dirección General de Educación de la provincia mencionada, solicitó el pago del 50 por ciento sobre el
importe de dichos legados, con arreglo al art. 62, inc. 3º de la ley provincial de educación común de 26
de septiembre de 1875; que los mencionados albacea y fiscal eclesiástico, se opusieron al pago del
impuesto, sosteniendo que la ley citada no era aplicable al caso, y que si se le interpretaba de otra
manera, sería inconstitucional, porque los legados son en realidad a la iglesia católica argentina, que no
puede ser gravada, dada su condición jurídica y las limitaciones del poder de las provincias para crear y
establecer impuestos; que además el que se trata es una confiscación violatoria de los arts. 14, 28, 31,
67, y 68 de la Constitución Nacional, en cuanto se opone a las disposiciones del Código Civil sobre
sucesión testamentaria; que la sentencia de 1ª instancia, resolvió que el impuesto estaba comprendido
en la ley, pero que era inconstitucional por no ser igual y uniforme y por importar una confiscación
disimulada, invocando el efecto de los arts. 99, Constitución Provincial; 14, 28 y 67 de la Constitución
Nacional; que recurrida dicha sentencia la Cámara 1ª de Apelaciones, la confirmó, estableciendo que la
ley citada no comprendía el impuesto, y que éste era contrario a los arts. 17, 20, 4, 67, inc. 2º, 28 y 31
de la Constitución Nacional; que deducidos los recursos de inaplicabilidad e inconstitucionalidad contra
el último fallo, la Suprema Corte de la Provincia, estimó improcedente el segundo, admitió el primero e
hizo la declaración que la iglesia parroquial constituye un establecimiento religioso para los fines del art.
62, inc. 3º de la ley de educación común y
Considerando:
- Que si bien es cierto que la suprema corte de la provincia no ha hecho pronunciamiento categórico, en
el sentido de que la ley provincial referida, sea compatible con la Constitución Nacional, también lo es
que en el juicio se adujeron oportunamente razones fundadas en la última, para sostener la
inaplicabilidad de la primera y que los autos de fs. 137 y 139 de la misma corte, expresan que el
presente recurso encuadra en el inciso 2º, art. 14 de la ley nacional de 14 de septiembre de 1863 lo que
vale decir, que interpretan la decisión recurrida de fs. 124, juzgándola favorable a la ley provincial, cuya
validez se cuestionó bajo la pretensión de ser repugnante a la Constitución Nacional.
- Que en cuanto al fondo, esta corte, en varios fallos anteriores ha admitido ya la constitucionalidad en
general de los impuestos provinciales a las herencias.
- Que la igualdad de los impuestos requerida por el art. 16 de la ley fundamental, no se opone a la
clasificación en y tres categorías de contribuyentes del inciso 3º, art. 62 de la ley preindicada de 1875,
porque aun cuando se admitiera que los establecimientos religiosos son extraños y pudieran estar
comprendidos como tales entre los gravados con el 10 % por ese inciso, el legislador no estaba
inhabilitado para distinguir entre ellos y las personas particulares, ya por motivos fundados en el
carácter ordinario de indefinida duración de los primeros, circunstancia que aleja la posibilidad de que
los mismos bienes o la facultad de adquirirlos sean objeto de nuevos impuestos con motivo de ulteriores
y más o menos frecuentes transferencias a título hereditario o de institución de legados (art. 6 ley 4855),
ya para evitar que se acumulen en dichos establecimientos riquezas excesivas e innecesarias a los fines
de su sostenimiento; ya por otras razones libradas a la discreción legislativa y que los tribunales deben
respetar, a menos de ser arbitrarios e inspirados en un espíritu manifiesto de hostilidad contra
determinadas personas o clases.
- Que el art. 2 de la Constitución Nacional, al declarar que el gobierno federal sostiene el culto católico,
apostólico y romano, no impide que la iglesia pueda ser sometida al pago de las contribuciones comunes
sobre los bienes que posea o reciba como persona jurídica, al igual de otras personas de la misma clase,
y no con ocasión o motivos de actos de culto, según desde luego lo demuestra la ley nacional 4855, que
establece un impuesto con iguales fines si bien menor al de la ley provincial impugnada.
- Que es insostenible así mismo, que cualquier impuesto por moderado que fuere, a instituciones
nacionales o federales, aún de carácter administrativo o creados por las leyes del congreso y sometidos
en todo al imperio de ellas, importe un entorpecimiento a la marcha de esas instituciones y se
encuentre, por tal motivo, fuera de los poderes impositivos de las provincias.
- Que sin embargo, y según se ha dicho en las sentencias de 1ª y 2ª instancia; el impuesto del 50 %
impugnado en el caso sub judice, es una verdadera exacción o confiscación que ha venido a restringir en
condiciones excesivas los derechos de propiedad, y de testar, que la constitución consagra sus arts. 17 y
20 a favor de ciudadanos y extranjeros, toda vez que el alcanza a una parte substancial de la propiedad
o a la renta de varios años de capital gravado.
- Que el poder de crear impuestos está sujeto a ciertos principios que se encuentran en su base misma, y
entre otros al de que ellos se distribuyan con justicia; habiéndose observado con fundamento que las
imposiciones que prescindan de aquellos, no serían impuestos sino despojo.
- Que no se encuentra el gravamen a las herencias en la propias condiciones que el interno establecido
para los alcoholes, etc., y los de aduana, aún cuando estos excedan del valor de los artículos o
mercaderías respectivas, pues recaen sobre el consumo y no impiden la industria o el comercio.
- Que no podría de otra parte, admitirse la validez del impuesto de 50 % en el concepto de que él
responda, más que a la idea de crear renta, a la de prohibir indirectamente las liberalidades en
beneficio de la iglesia, pues en tal supuesto, como ejercicio de una de las facultades del poder de policía
de las provincias no sería compatible con el recordado art. 2º de la Constitución Nacional.
Por éstos fundamentos se declara que la ley de la provincia de Buenos Aires de 26 de setiembre de
1875, en cuanto establece el impuesto de cincuenta por ciento sobre los legados a que se refiere el
presente juicio, es contrario a la Constitución Nacional, y que en su consecuencia no procede el
cobro de dicho impuesto.
Hechos
El actor impugna el cobro de la contribución territorial establecida por la ley 3787 de la provincia de
Córdoba, que en su art. 12 establece una tasa progresiva. Alega al respecto que bajo la apariencia de un
impuesto la demandada cubre una exacción arbitraria, y con una tasa confiscatoria, dada la proporción
de la renta que absorbe. La Corte Suprema de Justicia de la Nación, por mayoría, resuelve declarar que
el impuesto cobrado es violatorio del artículo 17 de la Constitución Nacional por absorver más del 50% de
las utilidades que produce el inmueble rural gravado, no obstante su explotación racional y eficiente.
Sumarios
-La ley 3787 de la provincia de Córdoba al fijar categorías de bienes inmuebles -rurales y urbanas- y
establecer una tasa progresiva a los fines del impuesto territorial, no ha reglamentado la propiedad
sustituyéndose a la Constitución Nacional y al Código Civil, sin embargo puede devenir en
inconstitucional si en algunas de las categorías constituidas llega -como en el caso- a la confiscación de
la propiedad
- La tasa cobrada al actor en concepto de contribución territorial conforme la ley 3787 de la provincia de
Córdoba en cuanto absorbe más del 50% de las utilidades que produce el inmueble rural gravado, es
confiscatoria y violatoria del art. 17 de la Constitución Nacional
-No conculca la garantía de igualdad establecida en la Constitución Nacional la contribución territorial
(ley 3787 de la provincia de Córdoba), pues nada se opone al establecimiento de categorías distinguiendo
a los fines de su imposición entre propiedades rurales y urbanas, siempre que no sean arbitrarias, ni en
odio o favor de personas
-No puede obligarse al propietario de un inmueble rural a que por medio de la contribución territorial
establecida por la ley 3787 de la provincia de Córdoba, disminuya su patrimonio como medio de reducir
el impuesto, pues ello importa una inconstitucional reglamentación del derecho de propiedad en forma
distinta a la establecida en el Código Civil, que no limita la superficie ni el valor de la tierra que una
persona pueda poseer (del voto en disidencia parcial del doctor Nazar Anchorena)
-Vulnera el principio de igualdad previsto en la Constitución Nacional el impuesto inmobiliario de tasa
progresiva -ley 3787 de la provincia de Córdoba-, pues so color de que los grandes terratenientes
colaboren en la medida de su capacidad económica a la obra de la solidaridad y justicia social, recarga a
los propietarios de inmuebles rurales con un impuesto progresivo manifiestamente más alto que el
establecido para los propietarios de inmuebles urbanos (del voto en disidencia parcial del doctor Nazar
Anchorena)
La ley provincial de impuestos que es la de contribución territorial de Córdoba, (3787, para el año 1939),
establece en su art. 12 una tasa progresiva, a partir del 5 1/2%o del valor de la propiedad para
inmuebles rurales avaluados hasta en diez mil pesos, terminando en el 20%o para los que valgan tres
millones o excedan de tal suma; porcentaje que deberá calcularse adicionando en una sola cantidad
global de las valuaciones de todos los inmuebles rurales pertenecientes al propietario del bien gravado.
La parte actora, pagó el impuesto y ahora reclama de la Provincia su devolución, alegando que el art. 12
citado es violatorio de la Constitución Nacional, por dos razones:
a) Viola el principio de igualdad, por habérselo dictado a fin de perseguir la acumulación de grandes
fortunas en una sola mano.
b) Resulta confiscatorio, atenta el elevadísimo porcentaje de la renta que en el caso "sub judice"
absorbe la tasa progresiva.
Acerca del fondo del asunto, haré notar a V.E. que la constitucionalidad de los impuestos progresivos ha
sido reiteradamente declarada por esta Corte. Hácese innecesario repetir ahora lo dicho entonces, desde
que con arreglo a la ley 3787, todos los propietarios de inmuebles rurales cuyo valor total ascienda a
determinada suma, pagan igual impuesto, sin que se rompa la norma de igualdad. Admitido tal principio,
mal pudiera sostenerse que los impuestos provinciales se tornan inconstitucionales en cuanto cooperan a
limitar el latifundio, ya que siendo las provincias parte inseparable de la Nación, no sería posible que sus
leyes de impuestos dejen de tener en cuenta las necesidades nacionales. Cuando se clasifica a los
contribuyentes por zonas, o se grava con mayor patente a determinado tipo de comercio sería excesivo
concluir que el Estado provincial persigue a determinada clase, o profesión. Es imposible que el impuesto
grave por igual a todos los habitantes del país; y en cuanto se parte de ese hecho básico e inevitable de
la desigualdad, inevitable resulta también establecer categorías, que serán más o menos acertadas, pero
no constituyen por el hecho de su establecimiento una violación de garantías constitucionales.
Ahora, en cuanto al carácter de extorsivo que se atribuye al impuesto, trátase de una cuestión de hecho,
librada como tal al prudente criterio de V.E.
Doña Dolores Cobo de Macchi di Cellere posee en Córdoba dos establecimientos de campo situados en el
Departamento R. Sáenz Peña. En el deseo de satisfacer en tiempo la contribución territorial que
corresponde a los campos de la referencia por el año 1939, con fecha 22 de marzo del mismo se dirigió al
Director de Rentas de la provincia de Córdoba un telegrama solicitando la liquidación de lo adeudado, al
tenor del que se acompaña numerado con la letra B.
En vez de enviarse la liquidación de lo adeudado por impuestos del año 1939, único que estaba impago,
con la carta de 28 de marzo que acompaña señalada con la letra C, la Dirección de Rentas envio las
liquidaciones en las cuales se tiene en cuenta dos de las cuatro fracciones de campo mencionadas y se
hace el cálculo del impuesto y de la tasa adicional de ausentismo por los años de 1938 y 1939, dándose
como razón para hacerlo la curiosa afirmación de que no obran en los registros la constancia del pago del
impuesto por el año 1938, que fue, sin embargo, satisfecho en marzo 3, junio 30, octubre 25 de 1938 y
enero 10 de 1939. La inclusión indebida en las liquidaciones de las cuotas de impuesto por el año 1938,
que habían sido satisfechas, y la falta de liquidaciones correspondientes a dos de los campos
mencionados, determinó a la actora a enviar la carta del 30 de marzo, donde se puntualizó la fecha en
que se había efectuado el pago de las cuotas correspondientes a 1938. En respuesta a ello la Dirección
de Rentas contestó con la carta de 24 de abril que adjunta bajo la letra G., con la cual venían las
liquidaciones que agrega señaladas con las letras H., I., J. y K.
La Dirección de Rentas persiste en hacer figurar como impagas las cuotas correspondientes a 1938 y
liquida, además de la contribución de ese año y de 1939, un impuesto por ausentismo que calcula por los
años 1934 a 1939 y con una multa del quíntuplo por el año 1934.
Conviene dejar puntualizado, que la Dirección de Rentas liquida por separado, como dos cosas distintas,
la contribución y el impuesto al ausentismo que estaba establecido por dos leyes (Ausentismo, ley 3594;
Contribución, ley 3597; ambas del 12 de enero de 1934). Aunque por comodidad de la administración
ambos impuestos se liquiden y cobren generalmente al mismo tiempo. El decreto reglamentario de la ley
de impuesto al ausentismo admite que se separen, disponiendo (art. 14) que se acumularán "sin perjuicio
de que se gestione su cobro por separado y por la vía que corresponda". Hoy ambos impuestos están
establecidos por la misma ley, pero sigue habiendo dos impuestos que deben pagarse al mismo tiempo; y
si no son pagados simultáneamente, se dispone que el recibo de la contribución no acreditará el pago del
impuesto al ausentismo y que la Dirección de Rentas podrá ordenar la retención del recibo de
contribución hasta que se abone el impuesto al ausentismo.
De las liquidaciones acompañadas aparece como no debida la contribución y como debido, sin embargo,
el impuesto al ausentismo por los años 1934, 1935, 1936 y 1937. En cuanto al año 1938, en las
liquidaciones aparecen como debidos los dos impuestos, y en cuanto al año 1939 se liquida también los
dos impuestos, pero, como puede verse en cada una de las liquidaciones, se aplica el descuento del 10%,
por fecha de pago, no a la suma de los dos tributos sino al monto de la contribución. Sobre el impuesto
al ausentismo la Dirección de Rentas, no calcula descuento alguno, considerándolo y tratándolo como un
impuesto accesorio pero distinto de la contribución.
No corresponde decidir acerca de la procedencia del impuesto al ausentismo ni sobre la multa del
quíntuplo, pues ésa es una cuestión que se está discutiendo en otro pleito que se encuentra en estado de
sentencia en el Superior Tribunal de Córdoba. Aquí sólo se trata de la legalidad o ilegalidad,
constitucionalidad o inconstitucionalidad del cobro que ha hecho la provincia a título de contribución
territorial y sobre la procedencia de la devolución de las sumas que la señora Macchi di Cellere se ha
visto obligada a pagar, y que ha pagado con protesta.
Como ha dicho antes, la Dirección de Rentas ha liquidado a su representada como impuesto de
contribución por el año 1938 la suma de $65.072.70 y por el año 1939 la suma de $118.319,60. De la
carta de 30 de marzo (letra F.) que la Dirección de Rentas ha recibido (ver carta letra G.) resulta que
oportunamente, en las épocas que correspondía según las leyes y decretos de Córdoba (marzo 31, junio
30 y octubre 25 de 1938 y enero 30 de 1939) su representada ha pagado en cuatro cuotas iguales de
$16.268.20 cada una la suma total de $65.072.80, o sea exactamente el importe del impuesto de
contribución territorial que la Dirección de Rentas liquida por el año 1938. Acompaña señaladas con las
letras L., M., y O., las boletas originales expedidas por el Banco de Córdoba en ocasión de haberse hecho
cada una de las transferencias de $16.268.20 a la orden de la Dirección de Rentas de Córdoba, y adjunta
con las letras P., Q., R. y S. copia de los telegramas colacionados que, en cada una de esas
oportunidades, se dirigió en nombre de su mandante a la Dirección de Rentas haciéndole saber la
transferencia de fondos y dejando constancia de que el dinero se entregaba en pago de las
correspondientes cuotas de contribución territorial de 1938. En cuanto al impuesto de contribución de
1939, la boleta adjunta de 29 de abril de 1939, señalada con la letra T., acredita el pago que ha hecho
su mandante de la suma de pesos 118.319.40 m/n, es decir exactamente la cantidad liquidada por la
Dirección de Rentas como contribución territorial de ese año. El telegrama adjunto letra U, indica que es
depósito se hizo en calidad de pago de la contribución territorial liquidada, protestando su parte de la
ilegalidad e inconstitucionalidad del cobro y reservándose el derecho de reclamar la devolución, que se
hace con esta demanda.
La actora dice que la tasa es confiscatoria, pues absorbe una proporción tal de la renta de los bienes
gravados, que no puede considerarse sino como sustracción de la propiedad privada.
Se corrió el traslado a la Provincia, que lo contesta pidiendo el rechazo de la demanda en todas sus
partes, con costas al actor. Reconoce que la provincia exigió y obtuvo del actor los pagos a que se
refiere en su demanda.
El actor ha aclarado que demanda la devolución de la suma de $118.319,40, pagada por concepto de
contribución territorial por el año 1939, y que no reclama la cantidad pagada por impuesto al
ausentismo, porque lo hace en estos momentos ante el fuero provincial.
Considerando:
1. Ha justificado la actora el pago del impuesto, correspondiente al año 1939, por los cuatro campos que
indica en la demanda.
2. Que la actora impugna el cobro del impuesto protestado porque considera que, bajo la apariencia de
un impuesto, la demandada cubre una exacción arbitraria. Y, además, por tratarse de una tasa
confiscatoria, dada la proporción de la renta que absorbe. Sostiene, también, que con dicha ley se
pretende reglamentar la propiedad y que es desigual pues tiende a quitar a unos para dar a otros.
3. Que no es valedera la tacha de inconstitucionalidad de la ley cordobesa en examen fundada en la
desigualdad del impuesto territorial según que afecte a la propiedad rural o a la urbana: porque la Corte
ha reconocido la facultad el Congreso Nacional y de las legislaturas provinciales para establecer
categorías que no sean arbitrarias ni en odio o favor de personas y para fijar escalas progresivas o
progresionales.
Que al fijar categoría de bienes inmuebles a los fines del impuesto territorial y hacer progresivo dicho
impuesto, no ha reglamentado la propiedad sustituyéndose a la Constitución y al Código Civil; pero, en
cambio, puede ser inconstitucional la ley cordobesa si en algunas de las categorías se llega a la exacción
o a la confiscación de la propiedad o de la renta por acción de la tasa del impuesto o de la tasación
arbitraria, tal como lo sostiene la parte demandante; debiendo advertirse, como premisa, que para
resolver ese problema jurídico no se ha de tomar como base el hecho circunstancial y transitorio de una
crisis de los valores lo cual, en determinado momento, puede llegar a la pérdida de las cosechas, a la
desvalorización de los productos agropecuarios, a la insuficiencia del producido territorial para pagar los
gastos de explotación; esas crisis, de origen natural o político-social, interno o internacional, que
conocemos por dura experiencia, desmedran el valor o el precio de la propiedad y la consiguiente baja
de la renta, pero tanto la Nación como las provincias no modifican sincrónicamente ni las tasaciones o
valuaciones ni la tasa del impuesto, porque el sostén de la administración, el cumplimiento de los
compromisos en el exterior, la defensa nacional y los otros fines esenciales enunciados en el Preámbulo
de la Constitución no permiten cambios instantáneos en el presupuesto. Al Congreso y no a la justicia
corresponde adoptar las medidas de emergencia.
4. La ley 3787 establece una escala para la propiedad rural que comienza en el 5 1/2%o y llega hasta el
20%o. Toma en cuenta, para aplicar la tasa progresiva, el valor total de todos los inmuebles rurales que
posea el propietario del bien objeto de la imposición. El impuesto crece, pues, no por razón de la
superficie, y, por lo tanto, no realiza el propósito preconizado de combatir el latifundio, sino
exclusivamente por el valor de la totalidad de los inmuebles rurales, cualesquiera sean las superficies de
éstos.
La tasa del 20%o cobrada a la actora en el caso en examen, demuestra cabalmente el carácter
confiscatorio del impuesto que absorbe más del 50% de las utilidades, por ciento que fue declarado
confiscatorio, referido al impuesto a las sucesiones, en el caso Rosa Melo de Cané (Fallos: 115, 111).
Siendo de advertir que es más irrazonable el gravar con la misma cuota lo que se recibe gratuitamente,
que lo que se adquiere con el capital y el trabajo inteligente en la explotación progresista de la
agricultura y ganadería que, por constituir las fuentes principales de la riqueza nacional y de la
prosperidad del país, deben fomentarse con la importación de capitales extranjeros, como lo dispone el
inc. 16 del art. 67 de la Constitución, y no destruirse por medio del impuesto.
En su mérito y oído el procurador general, se declara que el impuesto cobrado a la actora en virtud de
la ley 3787 de la Provincia de Córdoba es violatorio del art. 17 de la Constitución Nacional. En
consecuencia, se condena a la Provincia de Córdoba a devolver a doña Dolores Cobo de Macchi di
Cellere la suma de $118.319,40 m/n, reclamados en la demanda, con sus intereses desde la
interpelación judicial y las costas del juicio.
Hechos
La propietaria de dos establecimientos rurales ubicados en córdoba solicita la repetición de
impuestos, a raíz del aumento de la contribución territorial, a la que considera confiscatoria
en cuanto absorbería el 50% de las utilidades dejadas por los campos en cuestión.
Dictamen del Procurador General de la Nación
En primer término sostiene que las sumas cuya repetición se persigue fueron pagadas sin
protesta; niega además que el impuesto haya absorbido el 50% de las utilidades.
La tacha de confiscatoriedad carece de base en la especie, se trata de un impuesto del 20%
del valor del patrimonio gravado.
Pide que oportunamente se rechace la demanda, con costas.
Y considerando: debe observarse que los telegramas han sido suficientemente
autenticados, permiten llegar al convencimiento de la existencia y notificación de la protesta
formulada en el mismo.
Corresponde rechazar la defensa de falta de protesta.
Que es norma admitida con carácter general la de que las leyes se presumen
constitucionales; a lo que se agrega que la cuestión referente a su incompatibilidad con la
Constitución es delicada; y que las posibles dudas que al respecto surjan no bastan para
invalidarlas.
Que esta regla alcanza también a los litigios sobre la constitucionalidad de leyes estaduales,
cuando el punto discutido no es el conflicto de atribuciones federales y locales, sino el
referente a la manera como ha sido ejercida una facultad indudablemente provincial.
Trátase, por lo demás de un caso de aplicación de un principio más general, a saber la
presunción de validez de los actos del poder público.
Que se ha declarado igualmente que la proporción entre la renta y el impuesto, en los casos
de gravámenes que inciden sobre la producción agrícola debe establecerse computando el
rendimiento normal medio de una correcta explotación del fundo concretamente afectado.
La única prueba positiva del rendimiento que atribuye a sus campos la actora, son la
constancias del informe pericial realizado sobre sus propios libros, que por sí solo no basta
para acreditar categóricamente el hecho de que se trata.
Las conclusiones que de los libros en cuestión obtiene el contador público Sr. Frias, son
inequívocamente contradichas por la pericia del ingeniero agrónomo Sr. Solari. Los
resultados a que llega este último perito dejan un margen de rendimiento total de los
establecimientos de la actora que impide toda objeción de constitucionalidad.
Se rechaza la presente demanda, absolviéndose en consecuencia de la misma a la
Provincia de Córdoba.
Hechos
Los actores demandan ante la CSJN a la Pcia. De Tucumán a fin de obtener la devolución
de la cantidad de pesos que expresan haberle pagado en concepto de impuestos con
arreglo a la ley local del 14 de Junio de 1902 a la que tachan de inconstitucional. La
provincia opuso excepción de incompetencia, alegando que el tribunal carecería de
jurisdicción originaria para conocer de la demanda. La Corte Suprema, por mayoría, no hizo
lugar a la defensa opuesta.
Considerando
El art.100 CN dispone que: “Corresponde a la Suprema Corte y a los tribunales inferiores de
la Nación, el conocimiento y decisión de todas las causas que versen sobre puntos regidos
por la Constitución, y por las leyes de la Nación, con la reserva hecha en el inc.11, del
art.67; y por los tratados con las naciones extranjeras; de las causas de almirantazgo y
jurisdicción marítima de los asuntos en que la Nación sea parte; de las causas que se
susciten entre dos o más provincias; entre una provincia y los vecinos de otra; entre los
vecinos de diferentes provincias; y entre una provincia o sus vecinos contra un Estado o
ciudadano extranjero”.
El art.101 “En estos casos la Corte Suprema ejercerá su jurisdicción por apelación, según
las reglas y excepciones que prescriba el Congreso; pero en todos los asuntos
concernientes a embajadores, ministros y cónsules extranjeros y en los que alguna
provincia fuese parte, la ejercerá originaria y exclusivamente.
El caso “sub judice” es una causa que versa sobre puntos regidos por la Constitución; que
ella se halla por lo mismo comprendida entre las causas enumeradas en el art. 100 y cuyo
conocimiento corresponde al Poder Judicial de la Nación, y siendo además un hecho
incontestable que en dicha causa es parte la Pcia. De Tucumán, no se puede afirmar que el
conocimiento y decisión de ella no corresponda a la jurisdicción originaria y exclusiva de
esta Suprema Corte, estando el caso como se halla tan expresamente comprendido en la
disposición del art.100 y de la segunda parte del art.101 de la Constitución.
Por haberse omitido, en la enumeración individual y precisa hecha en el art.100 de los
casos de fuero federal por razón de las personas, el de una provincia con sus propios
vecinos, no se ha tratado con esto de excluir de un modo absoluto de la jurisdicción federal
toda clase de causas entre aquélla y éstos cualquiera que fuese su naturaleza, sea que
estuviesen regidas por el derecho común, o por la Constitución y leyes del Congreso, pues
correspondiendo el conocimiento de esta última clase de causas al Poder Judicial de la
nación sin consideración a la calidad de las personas, y estando ellas incuestionablemente
comprendidas con expresa mención en el art.100 de la Constitución, no hay absolutamente
razón para dejar de atribuir su conocimiento a la jurisdicción originaria y exclusiva de la
Suprema Corte, según el claro texto dl art.100 de aquella.
No se hace lugar a la excepción de incompetencia deducida por la provincia demandada;
declarándose que esta Suprema Corte es competente para conocer en la presente causa.
La empresa demanda a la provincia por devolución de una suma x de dinero, pagados por
la actora bajo protesta y reserva expresa.
Ley provincial de “IMPUESTO AL COMERCIO E INDUSTRIA”. La alícuota se aplica sobre
el monto total realizado (que se calcula teniendo como base las ventas que se realicen)
durante los 12 meses anteriores a la declaración.
Una COMISIÓN ESPECIAL revisa las declaraciones de los comerciantes. Esta le fijó a la
demandada montos mayores a los declarados( en el precio de venta del alcohol se incluyo
el impuesto nacional de un peso por litro ). Y se le aplicaron las multas correspondientes.
Actora:
La ley provincial de “IMPUESTO AL COMERCIO E INDUSTRIA”, grava con impuesto las
ventas que se realizan fuera de su territorio. Es inconstitucional, ya que grava el comercio
interior afectando los actos y contratos que se realizan fuera de la provincia y somete al
poder impositivo a ciudadanos que no residen en su jurisdicción. Entre otros artículos
vulnera los arts. 9, 10 y 11 ya que persigue con el impuesto la mercadería fabricada en su
territorio en el transito por el territorio de la republica.
Demandada:
La ley no crea aduanas interiores, ni afecta el libre transito ni el comercio interior,
aplicándose dicha ley en el territorio de la provincia porque en él se han realizado todas las
operaciones de elaboración del producto. Realizada la venta fuera del territorio de la
provincia se afecta el dominio económico con el impuesto, no la venta.
Procurador:
Que la impugnación de inconstitucionalidad formulada por la sociedad actora a la ley
impositiva de que se trata, se funda en la improcedencia de los impuestos internos
provinciales cuando recaen sobre materias gravadas por un impuesto interno establecido
por la Nación.
Los tributos indirectos al consumo interno, o sea los impuestos aludidos, pueden ser
constitucionalmente establecidos por la Nación y por las provincias, en ejercicio de
facultades concurrentes.
La facultad constitucional de la Nación relativa a estos impuestos, sea cual fuere la amplitud
que se le asigne, no tiene sin embargo, los caracteres de exclusividad (cláusula del artículo
4º de la Constitución).
Para que resulte incompatible el ejercicio de los dos poderes, el nacional y el provincial, no
es bastante, que el uno sea el de crear o proteger, y el otro sea el de imponer o destruir,
sino que es menester que haya "repugnancia" efectiva entre esas facultades al ejercitarse
en cuyo caso, y siempre que la atribución se haya ejercido por autoridad nacional dentro de
la Constitución, prevalecerá el precepto federal por su carácter de ley suprema.
la ley de impuestos de que se trata ha establecido en lo pertinente al caso: Artículo 5º.: La
tasa del impuesto se percibirá sobre el monto total realizado durante los doce meses
anteriores a la declaración que establece el artículo 7º en la siguiente forma... 4º Sobre el
valor de venta de los productos elaborados y en las proporciones establecidas en los incisos
precedentes, las industrias que no las realicen en la provincia (Folleto de fs. 62, pág. 29). La
cláusula transcripta establece claramente, según se advierte, un impuesto al valor de toda
venta que se realice fuera de la provincia sobre productos elaborados en ella, y así se ha
entendido y aplicado en los casos que determinan la acción de repetición de la presente
demanda.
Al legislar la provincia en los términos de la cláusula referida, gravando operaciones
realizadas fuera de su territorio, actúa más allá de su potestad jurisdiccional, invade otras
jurisdicciones, afecta la circulación territorial de sus productos, dicta reglas a su comercio
interprovincial, y en fin, extiende su poder impositivo hasta superponer un gravamen local
sobre un impuesto nacional incorporado a la renta fiscal de la Nación.
Que sostenido por la defensa de la provincia que el impuesto de que se trata no recae sobre
la convención o venta, sino sobre la materia que ha sido objeto de dicho contrato, procede
considerar que dicha afirmación no guarda concordancia con el texto de la ley ni con su
aplicación efectiva en el caso toda vez que el gravamen ha recaído sobre el precio de
venta, en el que se ha incluido el impuesto nacional de un peso por litro de alcohol para
computar el capital en giro.
Corte:
Declara la inconstitucionalidad del impuesto.
---OTRO RESUMEN---
La Municipalidad de Rosario, solicita la declaración de inconstitucionalidad de las leyes y decretos
provinciales que originaron la creación del F.A.E. (Fondo de Asistencia Educativa), por lo cual se obliga a
cada Municipio a destinar un mínimo del 10 % de sus rentas anuales, que serán administradas por una
comisión especial y se destinarán a construír, ampliar y mantener los establecimientos educativos de la
propiedad Provincial, Municipal y comunal.
Agrega que cuando la C.N; le impone a las Provincias asegurar el régimen Municipal, ello implica dotar a
los Municipios de personalidad jurídica, y otorgarles atribuciones de gobierno y administración propia.
Además, en refuerzo de su postura cita el precedente Rivademar.
Por su parte, la Provincia de Santa Fe discrepa con la interpretación constitucional realizada por la
Municipalidad de Rosario, y afirma que según la constitución provincial los Municipios son entidades
autárquicas, con base territorial y con la competencia que le asignan las leyes provinciales. Por tanto, no
se estaría lesionando su autarquía.
Asimismo, cuestiona la interpretación de fallo Rivademar, y descarta que el Municipio se encuentre
imposibilitado de atender sus funciones como consecuencia del aporte cuestionado, dado el gran
comportamiento económico financiero del Municipio.
La CSJN, por voto mayoritario, rechaza la demanda de la actora, sosteniendo que si bien la C.N; ordena
a las Provincias establecer un régimen Municipal, no le establece un régimen económico financiero a los
Municipios, cuestión que queda en la órbita de sus facultades por los arts. 104; 105; 106, de la C.N. Es
decir, las facultades municipales surgen de las constituciones y leyes provinciales.
Concluye, sosteniendo que la actora sólo invoco el peligro de subsistencia como Comuna, pero no probó
el gravamen en el caso concreto, cuestión insuficiente para declarar la inconstitucionalidad de una
norma.
El voto minoritario, se remite a la causa Rivademar, sosteniendo que las Municipalidades son autónomas,
y que el art. 5 de la C.N; determina que estén dotadas de atribuciones necesarias para su cometido. De
admitirse la injerencia Provincial, se violaría ésta norma.
29) -----------------------------
30) Transporte Automotores Chevallier S.A. C/ Bs. As., S/ Accion Declarativa
22/08/1991
Tribunal: Corte Suprema de Justicia de la Nación
Hechos:
La actora alegaba que el impuesto a los ingresos brutos gravaba la misma materia
imponible que el impuesto a las ganancias por lo que en definitiva se vulneraba el
régimen de coparticipación, habiendo una doble imposición.
Sentencia de la Corte:
El cobro del impuesto no constituye una causa civil, por ser una carga
impuesta a personas o cosas con un fin de interés público, y su percepción,
un acto administrativo, y sólo cabe discutir en instancia originaria la validez
de un tributo cuando es atacado exclusivamente como contrario a la CN.
El tributo IIBB actuaría como indirecto, trasladable al consumo y por ende no
afectaría la rentabilidad empresaria, supuesto que no se cumple en el caso,
debido a topes tarifarios establecidos por el gobierno que tornan imposible la
traslación, con lo cual queda configurada la doble imposición antes
mencionada.
La decisión que se cuestiona, infringe los principios específicos de la Ley
20.221, por la cual se autoriza a las Provincias a legislar sobre IIBB,
tratándose de un impuesto indirecto, trasladable al consumo que no debería
incidir en las rentas empresarias para no superponerse con el de Ganancias
que se coparticipa. Por eso, al no autorizar el PE la incorporación de dicho
impuesto a los costos de la tarifa oficial el gravamen actúa, en la realidad,
como uno directo a la rentabilidad, burlando la prohibición de la doble o
múltiple imposición.
El sólo hecho de la violación de la Ley de Coparticipación de Impuestos, sin
efectuar impugnaciones concretas de carácter constitucional, no es suficiente
para surtir la competencia originaria de la Corte, porque las leyes- convenio,
hacen parte del derecho público local, pues al adherirse al régimen por ley
una provincia, debe entenderse que la pretensión se funda en la presunta
violación de una ley local de adhesión. Por todo eso, su cuestionamiento no
habilita su competencia originaria.
31) El Cóndor Empresa de Transporte S.A c. Provincia de Buenos Aires
07/12/2001
Tribunal: Corte Suprema de Justicia de la Nación
Hechos:
La empresa de transporte inició acción declarativa contra la Provincia de Buenos
Aires, para que se declare la inconstitucionalidad del impuesto sobre los ingresos
brutos que la provincia le quería aplicar, diciendo que es contrario a los arts. 31 y 67
inc. 12 de la CN y al régimen de coparticipación federal. La empresa cuestiona la
existencia del impuesto mencionando que afecta al transporte interjurisdiccional al
punto de desnaturalizar su ejercicio, violando el derecho de propiedad y libertad de
tránsito y comercio e invadiendo las esferas del Gobierno Nacional, en violación de
los arts. 17, 31 y 75 inc. 13 de la CN y el régimen de coparticipación habiendo una
doble imposición tributaria. También alega que la tarifas vigentes en el transporte
interjurisdiccional que presta, fueron fijadas por la Secretaria de Transportes del
Minsterio de Obras y Servicios Públicos de la Nación, organismo que no contempló
la incidencia que sobre ellas tendría la aplicación del impuesto provincial a los
ingresos brutos que impugna.
La empresa invoca la competencia original de la Corte porque en la causa es parte
una provincia y la cuestión que se debate es una cuestión federal ya que es la
distribución de competencias entre la Nación y las provincias para gravar materias
imponibles y el alcance asignado a la ley de coparticipación de impuestos.
Sentencia de la Corte:
La procuradora menciona la variada jurisprudencia sobre casos en que la Corte se
ha considerado competente y otros en que no.
Voto de la mayoría:
Del reclamo se sustentan dos cuestiones: por un lado, la inconstitucionalidad
del gravamen; y por otro, su ilegitimidad a la luz de las disposiciones de la
ley de coparticipación federal.
Para habilitar la instancia originaria de la Corte es preciso que en la
demanda no se planteen, además de las cuestiones federales, otras que
resultarían ajenas a su competencia.
Con la reforma a la CN de 1994 se regula tanto los aspectos sustanciales
como los instrumentales de la coparticipación federal de impuestos, a la vez
que delega en el Congreso Nacional la determinación de las pautas para su
distribución (art. 75 inc.2). Esta incorporación es calificada como la
constitucionalización de la materia. Así, el nuevo rango asignado al tema por
la CN de 1994 y el amplio tratamiento conduce a la conclusión de que la
afectación del sistema así establecido involucra una cuestión constitucional.
Asume carácter constitucional la eventual violación, por parte de una
provincia, del compromiso de abstenerse de ejercer la función legislativa en
facultades impositivas, propias, aunque esa transgresión pueda
exteriorizarse como un conflicto entre dos leyes locales.
Se plantea un conflicto entre normas locales, la que crea el tributo y la que
adhirió al régimen de coparticipación federal, que se traduciría en la
afectación de la ley convenio en la materia, por invocarse la superposición
entre un tributo local y otro sujeto al mencionado régimen de distribución de
recursos.
La cuestión ha sido presentada de manera que confronta con el actual
complejo normativo constitucional, en tanto supone la violación del
compromiso provincial de abstenerse de legislar en materia impositiva local
que ha sido incluida en el convenio de coparticipación federal.
Se declara competente en forma originaria para conocer la acción
declarativa de inconstitucionalidad de un tributo local establecido en
violación al compromiso de abstenerse de ejercer la función legislativa en
facultades impositivas propias, ya que el esquema de distribución de
impuestos previstos por la ley convenio no puede ser modificado
unilateralmente ni reglamentado.
Voto de la disidencia (Fayt, Petracchi y Bossert):
Mantienen la opinión de que las leyes-convenio pertenecen al derecho local
(doctrina del caso Chevallier).
06/09/2005
Tribunal: Corte Suprema de Justicia de la Nación
Hechos:
La actora promueve acción declarativa de certeza con el objeto de que se ponga fin
a la incertidumbre provocada por la Municipalidad de Río Cuarto que determinó de
oficio una deuda impositiva en orden a la “contribución que incide sobre la actividad
comercial, industrial y de servicios”, prevista en el Código Tributario municipal.
Sostiene la inconstitucionalidad del mencionado tributo por superponerse al
impuesto sobre los ingresos brutos provincial y, en consecuencia, resultar violatoria
de la ley de Coparticipación Federal. La Cámara Federal de Apelaciones de
Córdoba resolvió que la justicia federal era incompetente para entender en una
acción declarativa de certeza interpuesta con el fin de que se declare la
inconstitucionalidad de esa contribución. Se interpuso recurso extraordinario. La
Corte Suprema, por mayoría, revocó la sentencia recurrida y dispuso la competencia
de la justicia federal.
Sentencia de la Corte:
Voto mayoría:
La CN establece la vigencia del esquema de distribución de impuestos
previstos en la ley 23.548, sancionada por el Estado Nacional y aprobada por
la provincias, la cual no puede ser modificada unilateralmente ni
reglamentada, razón por la cual una hipotética violación a dicha norma
federal, se proyecta sobre las nuevas cláusulas constitucionales, sin que
incida en ello el carácter local de la norma mediante la cual pudiera
efectivizarse la alteración al sistema vigente en el orden nacional.
Se cita el caso “Quintela, Ricardo c. Estado Nacional” (2004) que dice que la
mera circunstancia de que el amparo haya sido promovido contra el Estado
Nacional, no justifica la actuación de la justicia federal en una situación
litigiosa cuya naturaleza local es evidente, en la medida en que el conflicto de
intereses invocado por la comuna sólo lo mantiene con el gobierno provincial.
El nuevo rango asignado a la coparticipación federal de impuestos por la CN,
conduce a considerar la cuestión como federal.
Disidencia de la Jueza Argibay:
Para la intervención del fuero federal no basta la única circunstancia de que
los derecho que se invocan vulnerados se encuentren garantizados por la
CN, porque, cuando se arguye que un acto es contrario a la leyes
provinciales y nacionales debe irse primeramente ante los estrados de la
justicia provincial.
Las cuestiones que se plantean no se fundan directa y exclusivamente en
disposiciones de carácter federal, sino en actos legislativos de carácter
municipal, y eso amerita que se deba examinar el contenido, alcance y
aplicación de normas locales que la provincia ha dictado en ejercicio de la
autonomía que debe reconocérsele. Se está en presencia de una conflicto
entre una ordenanza municipal y la ley provincial que adhirió al régimen de
coparticipación.
37)---------------------
Buenos Aires, abril 28 de 1998. - Vistos los autos: Lapiduz, Enrique c. D.G.I. s/acción de amparo.
2º Que la Cámara destacó que si bien la jurisprudencia de esta Corte ha admitido la actuación de
cuerpos administrativos con facultades jurisdiccionales, lo hizo tras establecer con particular énfasis
que la validez de los procedimientos se encontraba supeditada al requisito de que las leyes pertinentes
dejaran expedita la instancia judicial posterior. Señaló que este requisito adquiere particular
relevancia cuando, como en el sub lite, la resolución administrativa contiene la aplicación de
sanciones penales.
3º Que, sobre la base de tal razonamiento, entendió que de aplicación la doctrina establecida por este
Tribunal en el caso Dumit (Fallos, 284:150), con arreglo a la cual no cabe hablar de juicio -y en
particular de aquel que el art. 18 de la Constitución Nacional exige como requisito que legitime una
condena si el trámite ante el órgano administrativo no se integra con la instancia judicial
correspondiente; ni de juicio previo si esta instancia no ha concluido y la sanción, en consecuencia, no
es un resultado de actuaciones producidas dentro de la misma. Por lo tanto, concluyó en que las
disposiciones de la ley 24.765 antes mencionadas resultan contrarias a la garantía del debido proceso
establecida en la Constitución Nacional.
4º Que contra la sentencia el organismo recaudador interpuso el recurso extraordinario que fue
concedido mediante el auto de fs. 125/126 vta. Aduce el recurrente que el a quo ha violado el principio
de división de poderes, puesto que los jueces carecen de facultades para reformar las leyes y prescindir
de lo que éstas disponen. En orden a ello, destaca que la ley 24.765 establece en forma clara y precisa
que las apelaciones contra las resoluciones administrativas a que ella se refiere en sus arts. 11 y 12
proceden en todos los casos con efecto devolutivo y que el ente fiscal se encuentra autorizado para
ejecutarlas, sin otra sustanciación.
Por otra parte, sostiene que las infracciones a los deberes formales requeridos para asegurar la
adecuada verificación, determinación o percepción de los gravámenes participan de la naturaleza de
las contravenciones, y que la clausura carece de carácter penal, pues consiste en una sanción de tipo
administrativo, o bien en una medida preventiva o resultante del ejercicio del poder de policía.
Asimismo alega que las normas impugnadas no vedan al particular la posibilidad de obtener el control
judicial de la resolución recaída ni le impiden -de así corresponder solicitar ulteriormente la
reparación del daño causado por ella, siempre que éste fuese efectivamente demostrado.
5º Que el primero de los mencionados agravios debe desestimarse de plano pues importa tanto como
desconocer que -según ha sido establecido desde antiguo es elemental en nuestra organización
constitucional, la atribución que tienen y el deber en que se hallan los tribunales de justicia, de
examinar las leyes en los casos concretos que se traen a su decisión, comparándolas con el texto de la
Constitución para averiguar si guardan o no conformidad con ésta, y abstenerse de aplicarlas si las
encuentran en oposición con ella, constituyendo esta atribución moderadora uno de los fines
supremos y fundamentales del Poder Judicial Nacional (confr. causa Municipalidad de la Capital c.
Isabel A. de Elortondo, Fallos, 33:162, entre otros).
6º Que a ello cabe agregar que el art. 43 de la Constitución Nacional dispone expresamente que en el
proceso de amparo el juez podrá declarar la inconstitucionalidad de la norma en que se funde el acto u
omisión lesiva.
7º Que los restantes agravios del recurrente son igualmente inatendibles ya que en razón del
innegable carácter represivo que reviste la clausura prevista en el art. 44 de la ley 11.683, los
argumentos vertidos en el recurso extraordinario resultan ineficaces para desvirtuar la conclusión a la
que llegó el a quo en cuanto a la aplicación al sub examine de la doctrina establecida por esta Corte en
el precedente de Fallos, 284:150. Cabe recordar que el mencionado precedente trataba, precisamente,
sobre la aplicación de la sanción de clausura -prevista por la ley 14.878- a la que el Tribunal calificó
como una medida de índole estrictamente penal (consid. 7º).
Por ello, se declara improcedente el recurso extraordinario planteado por el Fisco Nacional. Sin costas
en atención a que no fue contestado el traslado que se confirió a fs. 122. Notifíquese y devuélvase. -
Julio S. Nazareno. - Eduardo Moliné OConnor. - Augusto César Belluscio. - Antonio Boggiano. -
Adolfo Roberto Vázquez. - Guillermo A. F. López. - Gustavo A. Bossert.
18/10/1973
Tribunal: Corte Suprema de Justicia de la Nación
Hechos:
Mellor Combustion S.A inició recurso por demora contra la DGI persiguiendo la repetición de
la suma abonada indebidamente en concepto de impuestos a las ventas correspondientes a
los años 1960/65 respecto a su actividad de fabricación e instalación de calderas
industriales.
Sentencia de la Corte:
Resulta insuficiente la invocación de la situación que se amerita sólo respecto al gravamen
cuya repetición se pretende, habida cuenta que la accionante presentó durante 6 períodos
fiscales declaraciones juradas del impuesto a las ventas sin denunciar durante esos años la
especial condición que revestía.
Se debe generar una aplicación concreta del principio de la realidad económica, ya que
cuando se atribuye a un acto una denominación que no responda a su esencia jurídica, es
ésta la que debe prevalecer para su encuadramiento fiscal.
El derecho de repetición tiene su fundamento legal en la ley civil y es unánimemente
conceptuado como un supuesto particular del enriquecimiento sin causa, que en el último
análisis encierra la idea del daño experimentado en un acervo y el correlativo aumento en
otro patrimonio, desplazamiento sin derecho que genera la pretensión de restablecer la
equivalencia perdida o el equilibrio alterado. El fundamento jurídico de la restitución es la
expresión de una norma ética. Si bien tanto el error de hecho como el de derecho autorizan
la repetición, el deber de restituir nace la circunstancia de haber hecho suyo el objeto sin
que medie causa. De la prueba rendida en estos autos no se advierte que la empresa
demostrara haber cumplido el elemental recaudo de procedibilidad que implica la
acreditación, no sólo del aumento o enriquecimiento del patrimonio del obligado a la
restitución, a que limitara su prueba sino del correspondiente y proporcional
empobrecimiento del actor, que no es inferible en este supuesto de haber pagado.
No sólo el enriquecimiento de la otra parte y la falta de causa son indispensables; la ausencia
de empobrecimiento en el accionante o su falta de acreditación y cuantía implica descartar
el interés legítimo para accionar en justicia reclamando la devolución íntegra de las sumas
ingresadas por pagos de tributos que se impugnen.
La sociedad actora trata de repetir un impuesto que por su naturaleza es trasladable, lo que
torna viable el razonamiento que informa soluciones de otros ordenamientos en los cuales
sólo se autoriza la repetición cuando la empresa reclamante demuestra que no hubo
traslación de la carga impositiva. Si quien demanda por repetición obtiene sentencia
favorable y antes trasladó el impuesto al precio de la mercadería vendida, habría cobrado
dos veces.
La repetición de un impuesto depende de la indispensable prueba perjuicio sufrido, lo que
demuestra el interés legítimo.
No corresponde sostener que medie enriquecimiento indebido del fisco por el simple hecho
de acreditar el desembolso del tributo, ya que el contribuyente actos debió demostrar que
ese pago ha representado para sí un detrimento patrimonial concreto.
Fallo de CSJN: Remarca “Que no es hecho controvertido en autos que,dentro del régimen
de competencias asignado por la Constitución Nacional, es facultad no delegada por las
provincias al Gobierno Nacional la de establecer los tributos cuya verificación fue reclamada
en autos. La cuestión litigiosa, en cambio, consiste en dilucidar si esa facultad incluye la de
fijar la prescripción de los aludidos tributos o, en cambio, esta última corresponde a la
Nación en razón de lo dispuesto en el art. 75, inc. 12, de la misma Constitución.” “...que la
prescripción no es un instituto propio del derecho público local, sino un instituto general del
derecho, lo que ha justificado que, en ejercicio de la habilitación conferida al legislador
nacional por el citado art. 75, inc . 12, éste no sólo fijará los plazos correspondientes a las
diversas hipótesis en particular, sino que, dentro de ese marco, estableciera también un
régimen destinado a comprender la generalidad de las acciones susceptibles de extinguirse
por esta vía.” “...no se advierte cuál sería el motivo para presumir que, al dictar la
Constitución, las provincias hayan estimado indispensable presupuesto de sus autonomías,
reservarse la posibilidad de evaluar los efectos de la propia desidia que ésta lleva implícita.
Si se sostuviera lo contrario, a igual conclusión debería arribarse con referencia a aquellos
otros modos extintivos de innegable similitud en cuanto a la efectividad de la ejecución de
las obligaciones, con la consecuente incertidumbre que ello aparejaría en materias que,
como ésta, comprometen seriamente la seguridad jurídica.”. “Que en ese marco, debe
tenerse presente que del texto expreso del citado art. 75, inc. 12, de la Constitución deriva
la implícita pero inequívoca limitación provincial de regular la prescripción y los demás
aspectos que se vinculan con la extinción de las acciones destinadas a hacer efectivos los
derechos generados por las obligaciones de cualquier naturaleza. Y ello pues, aun cuando
los poderes de las provincias son originarios e indefinidos y los delegados a la Nación
definidos y expresos (Fallos: 320:619, entre otros), es claro que la facultad del Congreso
Nacional de dictar los códigos de fondo, comprende la de establecer las formalidades que
sean necesarias para concretar los derechos que reglamenta y, entre ellas, la de legislar de
manera uniforme sobre los aludidos modos de extinción (Fallos: 320:1344).” “... Que de tal
modo, sustentada en la afirmación de que lo atinente a la prescripción no concierne al
régimen impositivo previsto en la Constitución, esta solución respeta las previsiones de su
art. 31, que imponen a las provincias, en ejercicio de su poder no delegado, adecuarse a las
normas dictadas por el Congreso Nacional en ejecución de aquellos que sí lo han sido. Y es
claramente más valiosa desde un punto de vista práctico, pues, además de reflejar el
propósito de los constituyentes de contribuir a la creación de aquellos lazos de unidad entre
las provincias y sus integrantes necesarios para fundar la República, evita los peligros
ínsitos en la dispersión de soluciones concernientes a institutos generales, que quedarían
librados -pese a tal generalidad- al criterio particular de cada legislatura local.”
En consecuencia, revoca la sentencia apelada y ordena remitir la causa a otro órgano a fin
de que emita una nueva.-
DICTAMEN DEL TRIBUNAL: El fallo está dividido en los votos de cada uno de los tres
jueces, con el resolutorio final.-
Entre los fundamentos plasmados en el fallo a favor del “criterio autonomista” del derecho
tributario podemos leer:
“La reforma constitucional de 1994 consagró la autonomía de la Ciudad de Buenos Aires,
confiriéndole facultades propias de legislación, con la única limitación derivada de las
disposiciones de una ley de garantías de los intereses del Estado Nacional (art. 129). Dicha
ley 24.588, previó, expresamente, que la Ciudad -continuadora a todos los efectos de la
Municipalidad de Buenos Aires tendrá facultades propias de jurisdicción en materia tributaria
local (art. 8).”
“De lo expuesto se infiere que la Ciudad de Buenos Aires goza y ejerce facultades
tributarias propias, como las provincias junto a las que integra el sistema federal argentino y
con las que concurre en el régimen de coparticipación previsto en el art. 75 inc. 2°, de la
Constitución Nacional. Aún cuando se intentara adoptar una postura restrictiva de la
autonomía, ella no encontraría - en este punto- sustento ni siquiera en la ley 24.588 que,
como se viera, reconoce expresamente el ejercicio por los órganos del gobierno local de las
facultades tributarias a las que alude.”
ESTE FALLO CONTRARÍA LA DOCTRINA DE “FILCROSA”, Y SU POSICIÓN SE
PLASMA EN EL NUEVO COD CIV Y COM. ART 2560. (SEGÙN
http://www.eldia.com/nota/2015-11-15-adios-a-la-doctrina-del-fallo-filcrosa)
VOTO DE LA JUEZA CONDE: Analiza los dos agravios expresados, por separado:
prescipciòn e intereses.
Nos importa el primero: la actora sostiene que lo dispuesto por el Cod. Fiscal de CABA
contrarìa al Cod. Civil, ya que aquella establece un plazo de 10 años para casos de
contribuyentes no inscriptos -como esta entidad-, en cambio el código civil establece 5 años.
La jueza dice: “La regulación de la prescripción liberatoria por el Código Civil está, entonces,
destinada a proyectarse sobre aspectos relativos a los efectos adjetivos de las relaciones
sustantivas que ese cuerpo normativo contempla. Si tenemos en cuenta que las provincias
no han delegado en el Gobierno Federal el dictado de los códigos de procedimientos,
parece razonable pensar que el legislador federal, al dictar las normas que constituyen la
legislación común de la República, ha querido asegurarse —con criterio debatible desde el
punto de vista constitucional— cierta homogeneidad en algún aspecto atinente a tal
regulación. ...Toda vez que esa regulación constituye un avance sobre las facultades
inherentes a los estados que integran el sistema federal, debe considerársela limitada a las
relaciones jurídicas establecidas con base en los cuerpos normativos mencionados en el
artículo 75, inc. 12 de la Constitución Nacional, aún cuando se parta de una relación jurídica
de derecho público —v.gr. cuando se demanda un estado provincial por daños y perjuicios
derivados de una relación de derecho público—. Pero es claro que no puede admitirse su
aplicación en materias cuya regulación no ha sido delegada en el gobierno federal, como es
la tributaria local…. Nada obsta a que la legislación común civil sea aplicada
analógicamente en materia administrativa o tributaria, en defecto de una regulación
específica; pues ello constituye una lógica práctica jurídica destinada a dar solución a
cuestiones, problemas o casos que no se hallan regulados por un precepto concreto. Así,
ante un supuesto de vacío legislativo —que no se verifica en el caso—podrían aplicarse
supletoriamente los plazos de prescripción contemplados en el Código Civil, que regulan las
relaciones entre acreedores y deudores en el ámbito del derecho privado, y no las que se
originan entre el Estado y sus gobernados cuando aquél obra como poder público en
ejercicio de su soberanía e imperio (SC Buenos Aires, 18 de julio de 2001, “Sánchez, Adrián
M. s/ conc. prev. s/ inc. de rev. por: Provincia de Buenos Aires”, publicado en La Ley 2002-
A, pág. 437 y ss.); pero cualquier traslación e interpretación debe efectuarse con criterios
analógicos, teniendo en consideración la naturaleza de los intereses involucrados; pues es
claro que la percepción de tributos por el Estado es indispensable para la existencia del
gobierno.”
“No carece de razonabilidad que la legislación local otorgue distinto tratamiento al
contribuyente inscripto de quien no se ha inscripto en los registros fiscales, tal como lo hace
la legislación nacional; pues la situación de uno y otro no pueden considerarse equiparadas
en términos de igualdad. Es claro que para el gobierno local la determinación de la
situación tributaria de quien no ha ingresado sus datos en el registro requiere de un
despliegue de actividad mayor que el necesario para establecer la situación de quien sí los
ha ingresado y ha proporcionado información a las bases de datos oficiales. Por ello es
razonable que el plazo de prescripción de la acción tributaria respecto de aquél sea mayor
que el fijado para demandar a éste.
En mérito a lo expuesto, debe confirmarse la sentencia de Cámara, en cuanto determina la
aplicación al caso del plazo de prescripción decenal contemplado en el art. 1 inc. b de la ley
19.489.”
VOTO DEL JUEZ MAIER: Siguiendo los fundamentos de la jueza, analiza con mas
detenimiento el fallo Filcrosa, al que considera absurdo. “De tal manera, cuando el art. 75,
inc. 12 (numeración actual), menciona los diferentes códigos de Derecho material, tan sólo
ha establecido una pauta de distribución de competencia legislativa entre la Nación y las
provincias respecto del Derecho común, pauta que, interpretada racionalmente, no sólo
debe obedecer al texto de los actuales arts. 121 y 126 de la CN —legislación local la regla,
legislación nacional la excepción—, sino que, en el caso particular de los gobiernos locales,
debe respetar las autonomías legislativas reconocidas. Aun la sentencia mencionada de la
CSJN reconoce la autonomía legislativa que, en materia tributaria, poseen las provincias y,
por supuesto, la ciudad de Buenos Aires, conforme al texto actual del art. 129 de la CN.
Conforme a ello, si el poder de legislación de ciertos tributos reside en las legislaturas
locales, también el poder de ceñir a plazo ese deber tributario o su ejecución reside en la
legislatura local creadora del deber, puesto que el art. 75, inc. 12, de la CN, no encomienda
al Congreso la regulación exclusiva de la institución de la prescripción y sus plazos, sino,
muy por lo contrario, le atribuye el poder de legislación sobre las relaciones civiles, de
Derecho privado, aun cuando en esas relaciones intervenga el Estado (CC, 3951).”
Considera que la CSJN en ese caso, extralimitó su poder de revisiòn: “Pero adviértase que
ese criterio también avanza, por repercusión directa —carácter transitivo—, sobre el control
centralizado que la CSJN ejerce sobre las administraciones de justicia locales a través del
llamado recurso extraordinario (ley nº 48, art. 14), pues se arroga la interpretación de la
legislación común, poder que las provincias, expresamente, negaron al judiciario nacional —
salvo cuando las cosas o las personas caigan bajo su jurisdicción— y se reservaron como
propio al tiempo de delegar su sanción en los órganos nacionales, regla que sí está
contenida, precisamente, en el texto del art. 75, inc. 12: “... sin que tales códigos alteren las
jurisdicciones locales, correspondiendo su aplicación a los tribunales federales o
provinciales, según que las cosas o las personas cayeren bajo su respectivas jurisdicciones;
...”. El sentido histórico de esa cláusula constitucional determina su significado y debe ser
tenido en cuenta al momento de utilizarla. Ahora se puede apreciar la razón de ser —
centralización— de la expansión desmedida de la CSJN y de los males que le son criticados
desde hace tiempo, como desarrollo institucional de ese órgano nacional y con
independencia de las personas que ocupan sus cargos (expansión de personal a
cantidades casi increíbles hace apenas una décadas; expansión de casos en los cuales
conoce por recurso, que superan varios millares; y expansión de recursos admitidos según
variadas formas de procedencia impuestas por mecanismos que el mismo tribunal
desarrolló; congruentemente, expansión de sentencias dictadas, cuyo número no permite
encubrir el hecho de que muchas de ellas no responden al criterio personal de los jueces
que integran el tribunal o a una deliberación real entre ellos, maguer su acierto o desacierto;
expansión del atraso y morosidad, computable en años, y expansión de sus competencias
comunes, no establecidas por la CN, como aquella derivada del Derecho previsional)”
Su voto fue : a) rechazar parcialmente la queja respecto del motivo centrado en los
intereses de la deuda tributaria, y hacer lugar al mismo recurso en todo lo referente al plazo
de prescripción de la obligación tributaria y su cómputo, y b) rechazar el recurso de
inconstitucionalidad interpuesto por la demandada y admitido por el tribunal.
VOTO DE LA JUEZ RUIZ: Tambien analiza el fallo Filcrosa, sobre todo respecto al
fundamento de proteccion de la propiedad privada que de alli deriva, en base a ejemplos en
los cuales la legislacion lcal tambien legisla y protege dicho derecho.
Además dice “En síntesis, la prescripción puede ser regulada tanto por la legislación de
fondo como por la legislación local. El criterio de distribución de competencia no puede
construirse a partir de priorizar las normas del Código Civil sin atender al tipo de relaciones
jurídicas involucradas. Como sostiene mi colega el juez Julio B. J. Maier en el apartado 1 de
la primera parte de su voto, “el Congreso de la Nación se ha pronunciado ya hace tiempo
acerca de los plazos de prescripción de ‘Las acciones del Fisco para determinar y exigir el
pago de los impuestos...’ (art. 56, ley 11.683, t. o. al 13/7/1998, B. O. 20/7/1998; y, antes
aún, art. 1º, ley 11.585 para los restantes impuestos nacionales, tasas y contribuciones de
mejoras, no incluidos en la ley 11.683)”. También a través de “la ley nº 19.489, dictada
también por la autoridad nacional, pero ésta vez como legislatura local (entonces art. 67,
inc. 27, CN), para la entonces Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires”. Los plazos
fijados —y las razones y presupuestos en que se sustentan y diferencian— por el Congreso
de la Nación como poder legislativo nacional, coinciden con los distintos plazos de
prescripción contemplados en la norma que dictara en su carácter de legislador local,
aplicados en la sentencia que se recurre (10 y 5 años, según el contribuyente esté o no
inscripto).”
Su voto: “Por las razones expuestas, voto por admitir la queja planteada y rechazar el
recurso de inconstitucionalidad, con costas por su orden.”
VOTO DEL JUEZ CASÁS: Hace una reseña histórica de la evoluciòn de la autonomía del
derecho tributario, tanto en la jurisprudencia como en la doctrina. Tambièn analisa el fallo
Filcrosa.
Como conclusiòn respecto del agravio referido a la prescripciòn dice: “Tengo para mí que la
primera de las articulaciones, consistente en la pretensión de que se aplique la prescripción
quinquenal prevista en el art. 4027 inc. 3º del Código Civil, a expensas de la contemplada
en la ley nº 19.489, no puede prosperar, habida cuenta de que: a) la autonomía dogmática
del Derecho tributario —dentro de la unidad general del Derecho— es predicable respecto
de tal rama jurídica tanto en el orden federal como local; b) la unidad de legislación común,
consagrada por el Congreso Constituyente de 1853, quedó ceñida a las materias
específicas a que se alude en la Cláusula de los Códigos, no pudiendo trasvasarse dichas
disposiciones, sin más, al ámbito del Derecho público local; c) la “sumisión esclavizante” del
Derecho tributario local al Derecho privado, podría conducir a consecuencias impensadas,
reproduciendo desconceptos como los que se observan en el voto de la mayoría recaído en
la causa: “Doña Tomasa Vélez Sarfield” —ya citada—, del año 1882, en que se reputó el
Impuesto a las Herencias como una legítima forzosa impuesta al causante. A modo de
ejemplo sirva efectuar una breve reseña de consecuencias disvaliosas: el Impuesto de
Sellos, como no se paga por años o por períodos más cortos, prescribiría para todos los
otorgantes de los instrumentos, aunque no tengan obligación de inscribirse, a los diez años;
las uniones transitorias de empresas, al carecer de personalidad jurídica, no podrían ser
contribuyentes del Impuesto sobre los Ingresos Brutos, a pesar de revestir tal carácter en el
Impuesto al Valor Agregado (impuesto también genérico al consumo); y los gravámenes
que pesan sobre inmuebles en condominio con tasas progresivas parcelarias, deberían
reliquidarse, de volver a cobrar vigencia la tesis civilista adoptada in re: “Ana Masotti de
Busso y otros v. Provincia de Buenos Aires” (Fallos: 207:270), sentencia del 7 de abril de
1947; d) se afectaría el principio de igualdad esencial entre el Estado Nacional y las
provincias como entes gubernativos, en cuanto la potestad tributaria normativa —atributo
iure imperii—, sufriría menoscabo en el segundo de los supuestos, a diferencia del primero;
e) se quebraría la actual unidad y uniformidad de legislación sobre prescripción en el ámbito
específicamente tributario, a tenor de las disposiciones análogas contenidas en la ley nº
11.683; f) en subsidio, se pasaría por alto que la ley local nº 19.489 —lex posterior y lex
specialis—, ha sido sancionada por el órgano titular con la atribución de dictar los Códigos
de fondo y; g) también en subsidio, se convertiría en Ley Suprema una interpretación sólo
posible y no pacífica de un artículo del Código Civil para menoscabar la autonomía de los
Estados locales, con lesión palmaria al federalismo que sustenta la Carta Política de 1853.”
Su voto concuerda con el de los demas. (ES UN VOTO SUPER EXTENSO)
* A los fines de descartar que el embargo preventivo trabado conforme las disposiciones del
art. 92 de la ley 11.683 constituya un supuesto de privación de la propiedad sin “sentencia
fundada en ley” —art. 17 de la Constitución Nacional—, tal clase de medidas es por
naturaleza una restricción provisional del derecho de propiedad que, si bien afecta la
disponibilidad de los bienes, no altera la titularidad del dominio de éstos, la cual se mantiene
en cabeza del propietario (Del voto en disidencia de los doctores Petracchi y Argibay)
*Corresponde rechazar la impugnación del art. 92 de la ley 11.683, —en cuanto otorga a los
funcionarios del organismo recaudador la potestad de disponer y trabar unilateralmente
medidas cautelares— con base en que se habría vulnerado el principio de división de
poderes consagrado por el art. 109 de la Constitución Nacional, pues resulta compatible con
la Constitución Nacional la creación de órganos, procedimientos y jurisdicciones de índole
administrativa con potestades de tipo jurisdiccional destinados a hacer más efectiva y
expedita la tutela de los intereses públicos, bajo la condición de que el pronunciamiento
emanado de la autoridad administrativa quede sujeto a un “control judicial suficiente”.(Del
voto en disidencia de los doctores Petracchi y Argibay
Cámara
Confirmo el fallo apelado. recordaron los jueces que el principio de capacidad
contributiva impide gravar con ese impuesto rentas nominales, inexistentes o
ficticias caso contrario se afectaría el derecho de propiedad.
El fisco interpuso Recurso extraordinario federal, se opuso a la procedencia
formal de la acción ,negó que se haya acreditado la existencia de daño concreto y
grave, negó que la crisis económica vivido en el año 2002 responda técnicamente
al termino inflación, rechazó la afectación del capital neto de la accionante y la
confiscatoriedad del impuesto ante la inexistencia de prueba cabal que permita
demostrar la absorción de una parte sustancial de la renta o el capital.
Corte:
Hizo lugar al recurso deducido y revocó la sentencia recurrida.
Entendiendo que no hay afectación al derecho de propiedad de la actora .
De este modo, la CSJN a través de su nueva composición (4) confirma un
criterio restrictivo en materia de declaración de inconstitucionalidad por
confiscatoriedad aprovechando la conclusión de que la vía de amparo en el
caso no resultaba procedente lo que sólo ocurre cuando (i) la norma
impugnada sea “manifiesta, clara e indudable”; y (ii) cuando se acredite
efectivamente un perjuicio tal que resulte violatorio de garantías
constitucionales.
Quiere decir en suma, que sólo demostrando que la carga efectiva del tributo
por pagar de acuerdo con el régimen impugnado excede pautas de
razonabilidad que rodean la capacidad contributiva de la accionante, y por
ende las posibilidades de hacer frente a dicho tributo, se encontraría en juego
un conflicto de la norma impugnada con el derecho de propiedad previsto por
la Constitución Nacional.
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