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"La emoción' más grande que puede caber en un miércoles

es saber que uno va a estrenar jabón a la hora de bañarse"


los miércoles es el tiempo "dedicado a las cosas sin chiste.
único que sobrevive en este mundo es lo que pasa in::utuorru

El autor de esta serie de artículos es doctor en psicología


profesor de la UNAM y excelso observador. Ha escrito para
de publicaciones y desde hace más de dos décadas entrega ~'~--~·
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larmente en El Financiero ensayos inteligentes que apun . ."J!l"f,'f.A.,_,..,.,, .. .~.. ~ • ,..,
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m~nera crítica y encantadora hacia lo hondo del com


humano desde una epidermis comprensible para todos.

"Este libro trata de buscar el espíritu, la sensibilidad, el


LA FORMA DE LOS MIÉRCOLES
el estilo y la psicología de una sociedad en sus momentos Cómo disfrutar Pablo
Fernández
didos, cuando parece que no pasa nada. En última instancia lo que pasa inadvertido Christlieb
los miércoles tienen la forma de la vida, que ni se toma en
. ni se sabe cómo pasa, pero que cierto día uno advertirá
estaba lo que valía la pena, pero ya para entonces será
después de la comida."

editoras los
con fragmentos de Pablo Fernández

/11 editoras
los miércoles 9
~At~X? fE 1

LA FORMA
DE LOS
MIÉRCOLES

Cómo disfrutar
lo que pasa inadvertido

p ABLO FERNÁNDEZ CHRISTLIEB

lll editoras
los miércoles

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t
1.1 ohr.1 que usted tiene en sus manos es muy valiosa. Su autor vertió en
.. 11.1 e onorimientos, experiencia y años de trabajo. La editorial ha procura-
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Para Ana Inés
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La forma de los miércoles. Cómo disfrutar lo que pasa inadvertido
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Página web: www.editoraslosmiercoles.com
AMGD

Primera edición
ISBN 978-607-7769-00-2
Reservados todos los derechos
Impreso en México 1 Printed in Mexico

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,
lNDICE

Cincuenta ensayos para los miércoles . . . . . . . . . . . . . . 11


Los lectores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
El consumismo ................................ ·19
Recuerdos de la infancia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
El futbol . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
Los forcejeos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28
Los new age . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
El olfato . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34
El título de los libros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
Siglo xx: la abstractez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
Siglo xx: el caprichismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44
Siglo xx: la famitis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
El Volkswagen ................................. 50
Las sillas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54
El dinero contra la moral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 58
El ocio ....................................... 61
El verbo estar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64
Las mascotas .................................. 67
La utilidad de los balcones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70
Los cafés . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
Envase de mujer . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76
El tema del clima . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82
Los feos ...................................... 85

/
..
J.os coches y los peatones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88
CINCUENTA ENSAYOS
J.a sopa ....................................... 92
El vilo y las bruces . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95 PARA LOS MIÉRCOLES
La gloria del trámite . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98
El don de la frivolidad ........................... 101
El neoliberalismo ............................... 104
Traer traje .................................... 107
La sociedad del conocimiento .................... 110
La liberación de las culpas ....................... 113
Los turistas ................................... 116 no se la pasa maldiciendo los lunes y esperando el vier-
La elegancia ................................... 119 U nes, o sea que entonces hoy es más o menos miércoles,
común y corriente, como de costumbre. Siempre que se dice
El hilo negro .................................. 122
Los enfermos .................................. 125 que era un día cualquiera, era miércoles, porque ese día no
El pensamiento de los relojes ..................... 128 pasa nada. Ninguna revolución ha comenzado en miércoles,
nadie se enamora en miércoles; tampoco las pesadillas se
Cajas y containers .............................. 133
sueñan ese día. Lo único que comienza en miércoles es la
Siglo xxi: los simulacros ......................... 136
cuaresma. No es día para estrenar ropa. Los cines y los su-
Siglo XXI: los cínicos ............................ 139 permercados se ponen al dos por uno a ver si pega, ya que,
Siglo XXI: los incrédulos .......................... 142 como dicen, es un día flojo, donde todo el mundo nada más
Los adornos ................................... 145 va a sus asuntos y se regresa, y así, la gente que anda por las
Las sinestesias ................................. 149 calles es bastante normalita, como si los famosos y los ex-
Las poses ..................................... 152 quisitos no existieran los miércoles. Es un día de paso. Las
El fin del matrimonio ........................... 155 gallinas ponen, pero huevos bofos, de ésos que sólo sirven
para hacerse tibios.
El estrés ...................................... 158
Es un día de en medio, como de transbordo, en el que
La pelota ..................................... 161
nadie se esmera; nadie finge ni posa ni tiene ínfulas, ni tam-
Baño y cocina ................................. 164 poco se azota ni desbarra ni le da por confesiones vergonzo-
Los deseos .................................... 167 sas en miércoles: todo eso se deja para días más cruciales,
Los débiles .................................... 170 más espectaculares. Y en efecto, nadie que quiera parecer
Escribir ...................................... 173 interesante va a decir que su día preferido es el miércoles:
11
l:l • I'AIII.II l•'i•:HNANill•:z CIIRISTLIEB Cincuenta ensayos para los miércoles • 13

elegirán, por ejemplo, el sábado, que es cuando se supone ta llegar el momento en que uno está hecho del material de
que pasan las cosas aventuradas de la vida, porque preferir los miércoles, eso que no se presume pero que sí da cobijo
los miércoles equivale a preferir el mediodía a la media- y protección, y no podría decir que incluso le gusta porque
noche, lo de siempre a lo de actualidad, la ropa de diario eso ya es mucho meditar para un día cualquiera.
y de calle a la de salir y de domingo, que ahora se usa en Lo que no sobresale es lo que se arraiga, como la receta
viernes. Las canciones de radio a las de culto. Las pláticas de la sopa de fideos o la habilidad para amarrarse las agu-
de pasillo a las conferencias de Carlos Fuentes. La trastien- jetas, y, así, lo que sucede los miércoles es lo que va deposi-
da en vez de la marquesina, la puerta de servicio en vez de tándose mota a mota a lo largo del tiempo, como si fuera el
la principal. Cazares con Miguelitos en vez de canapés con polvo de la historia que se va acumulando hasta que, contra
anchoas; encontrar asiento en el metro que boleto en Bellas todos los pronósticos, se convierte en la parte más firme de
Artes; las comidas corridas en lugar del buffet turístico. No la vida, porque los miércoles se hacen con las cosas que
irle al América sino a un equipo de media tabla. No ser el llevan siglos haciéndose, y, por lo tanto, ahí está lo más du-
niño del cumpleaños sino sólo el amiguito. Los miércoles no radero de la sociedad a la que pertenecemos, esa forma de
son el momento de las grandes causas ni de las luminarias, ser que siempre hemos sido, y es que las costumbres, las
no es el día de los emprendedores ni de las catástrofes. La actitudes, las mentalidades están hechas de las cosas que se
emoción más grande que puede caber en un miércoles es hacen los miércoles. Por eso el alma de los miércoles luego
saber que uno va a estrenar jabón a la hora de bañarse. va y se aparece cualquier día.
Es el tiempo de las cosas sin chiste. Pero lo único que Y cuando uno se cansa de los demás días, siempre un
sobrevive en este mundo es lo que pasa inadvertido, y, cier- poco ficticios, quedan los miércoles. Donde no pasa nada es
tamente, los gestos y los actos y las obras a los que nadie donde se queda todo. Lo que menos cambia es lo que mejor
hace caso mientras los hace son con lo que se van hacien- defendemos. Mientras que el gran secreto que se busca en
do desapercibidamente los miércoles: vestirse más o me- los momentos estelares, como los jueves de barra libre hasta
nos como ayer, ordenar el portafolios de cierto modo, mirar la madrugada y otras epopeyas, consiste en que al final no
que ese edificio está bonito, utilizar el tiempo de la cola del había ningún secreto, y uno termina por desencantarse de
banco para pensar en algún conocido lejano que es buena ellos, en los miércoles, en cambio, en donde parece que no
persona o leer detenidamente una sección del periódico que hay ningún misterio, puede descubrirse que ahí está guarda-
quién sabe por qué le gusta a uno. Es a través de los miér- do el dato curioso de lo que ultimadamente somos. Y resulta
coles como uno va construyendo, no su currículum vitae ni que tenemos pensamientos de miércoles, sentimientos de
su autobiografía, sino sus costumbres, ésas que nunca lo miércoles.
abandonarán, porque son esas "ningunidades" las que se Y libros de miércoles. Un miércoles no es tanto un día
van instalando como estilo de vida, como forma de ser, has- como una forma de ser que está instilada en nuestra socie-
14 • 1'AIIJ.O FEI\NÁN!JEZ CI!RISTLIEB

dnd y en nosotros, que por lo común no se nota porque uno Los LECTORES
cree que las sensaciones e ideas propias de los miércoles
son nada más como pequeños deslices, errores chiquititos
que comete la mente cuando se distrae sin querer pero que
ni caso hay que hacerles.
Este libro trata de buscar eso: el espíritu, la sensibili- Los lectores fingen ser individuos normales gracias a que
dad, el tono, el estilo y la psicología de una sociedad en sus los individuos normales fingen ser lectores: cualquier de-
momentos desatendidos, cuando parece que no pasa nada. portista, cantante o político al que entrevistan en la intimi-
Si no lo logra es porque se escribió en días de ésos. Los en- dad de su hogar declara que le encanta la lectura, lo cual
sayos que lo componen fueron publicados poco a poco, a lo quiere decir que una vez le regalaron un libro y de vez en
largo de diez años, en el periódico El Financiero, que, como cuando se le antoja leerlo, aunque siempre se aguanta las
su nombre no lo indica, es uno de los escasos diarios que ganas. Eso significa que la lectura es una actividad inveri-
siguen siendo independientes y que no han sido tragados ficable, y también que se le considera un pasatiempo sano
por los negociazos tragalotodo, en la sección de cultura a y formativo que, desafortunadamente, con tantas cosas que
cargo del siempre Víctor Roura, y a la cual Miguel Ángel uno tiene que hacer, debe dejarse para después. A fin de
Granados Chapa describe como "una sección cultural que cuentas, cuando alguien está leyendo, siempre se le puede
es de las mejor integradas de la prensa mexicana". La forma interrumpir porque no está haciendo nada.
de los miércoles es el título que se le pone a lo que podría Casi cualquiera es, no analfabeta, sino "alfabeta funcio-
llamarse la mentalidad de diario y de siempre, porque "dia- nal", es decir que aprendió a leer pero sólo lo hace para co-
rio" siempre cae en miércoles. sas más importantes, como checar los letreros de las calles
Y sí, en última instancia los miércoles tienen la forma o las ofertas del supermercado, y que no es muy diferente
de la vida, que ni se toma en cuenta ni se sabe cómo pasa, de los lectores de memorandos y menús, a los cuales se re-
pero que cierto día uno advertirá que ahí estaba lo que valía conoce porque leen vestidos de traje sastre o corbata: nadie
la pena, pero ya para entonces será domingo después de la que esté vestido así puede estar leyendo otra cosa. Estos
comida. mismos lectores, ya en mangas de camisa, afanados en su
lectura, leen informes, avances, contratos, resúmenes eje-
cutivos, así como tablas, gráficas, esquemas y demás hojas
bond que salen de la computadora con excelente presenta-
ción profesional. Muchos académicos e intelectuales que
ya descubrieron las ventajas del éxito leen este tipo de lite-
ratura, que tiene la virtud de no quitar el tiempo y poderse
15
111 • I'AIILO FJ<:l\NANfli<:Z CHRJSTLIEB Los lectores • 17

leer entre una junta y una reunión, y cuando están leyendo probable que no sepan quién es el capitán Alatriste, pero
acostumbran juntar las cejas y poner la mano en la barbilla, en cambio demuestran ser capaces de leer un párrafo "ale-
y mientras hacen como que está muy difícil su tarea piensan mán", esto es, un párrafo que dura como dos hojas y trae
";,Qué tal me veo?" más de siete palabras que, sin ser argentinismos, no vienen
Pero hay lectores que toman más en serio su papel, y en el diccionario, o en su defecto son capaces de entender
son conscientes de que para leer hay que estar en pantu- un poema cortitito, sin comas ni preposiciones ni adjetivos y
flas, relajados, ya que leer es padrísimo y muy cultivante; que además es de un autor desconocido, por lo que no sirve
sus momentos principales de lectura son los domingos por para presumir. En suma, son capaces de leer densidades
la tarde, algún día que los dejaron plantados o en la playa. que aparecen en libros que no están de moda y que suelen
Leen todos los libros que tengan posibilidades de convertirse ser más baratos o estar en las bibliotecas.
en película o que hayan tenido presentación, y que en todo Son los lectores del Fondo en más de un sentido. Estos
caso hayan leído también sus conocidos, para poder entablar lectores no buscan títulos ni autores, sino que buscan ideas y
una plática de café de altura -el café y la plática- en la que otras preocupaciones, por lo que no se acaban los libros que
los oigan los de las mesas de junto y en la que, ciertamente, leen, sino que los discuten: les preguntan, los escuchan, les
ya no traen pantuflas, sino ropa desenfadada y de marca, contestan, pasan de uno a otro y regresan, y como los libros
que es la ropa especial para leer títulos, solapas, índices y tienen boca pero no orejas, el lector tiene que prestarles una
cuartas de forros en las librerías, adonde van de dos en dos de las suyas, al cabo que para eso tiene dos. Y así se la pasan,
y hacen alharaca para que valga la pena saber tanto. Qué como yendo tras la pista de una idea que no saben cuál es,
haría Alfaguara sin todos ellos, que en vez de leer prefieren y de tanto hacerle así, de tanto tratar a los libros como si
ir a comprar libros. Son estos lectores los que sostienen la fueran personas, los lectores empiezan a adquirir cualidades
industria editorial, aunque no salvarían a los libros. de libro, o sea que se vuelven llenos de palabras pero por lo
Los encargados de salvar a los libros en tanto objetos común están cerrados a los ojos de los demás.
cuasisacros que vienen desde el medievo y desde Guten- Se diría que estos lectores bien podrían ponerse a es-
berg, lo cual los constituye en lectores de una especie de cribir, y a veces sucumben a la tentación, sea porque se
resistencia subterránea, andan disfrazados de individuos convencen de que el libro que buscan no existe, lo cual es
normales y se visten con ropa para subirse en el metro, para un pequeño error, sea porque se ponen a escribir el libro
ir a la escuela, para que les gotee encima el café y para sen- que les gustaría leer, cosa que nunca sale bien, pero por lo
tarse en la banqueta, que es precisamente la ropa que sir- general ya leyeron a Zaid y saben que lo que se necesita no
ve para leer sin distracciones, y quizá por eso mismo estos son escritores, porque de éstos hay muchos y son prescin-
lectores en sus tiempos libres no parecen descansados ni dibles, y que en cambio lo indispensable y lo que hace falta
divertidos, sino desempleados, aunque tengan trabajo. Es son los lectores.
IH • I1AIII.11 1<'1-:IINANIII•:/, CIIHIS'I'LIEB

()uimws saben de libros y otros escritos son sus lectores,


y pm· oso son ellos quienes mejor podrían aprovecharse en EL CONSUMISMO
dictaminar manuscritos, recomendar reimpresiones, descu-
brir novedades y rescatar clásicos. Pero también habría que
co11Lratarlos para leer libros a lo loco y por puro gusto. Con
ello se estaría bastante cerca de una sociedad muy justa, que
Ya pasó aquella época bucólica en que la gente adquiría
es aquella en la que se pagara por leer.
satisfactores para sus necesidades. Ahora que existe la po-
sibilidad superior de adquirir sin tener necesidades y sin
satisfacción alguna, se alcanza la etapa del consumismo. El
consumismo se define como las ganas de comprar, comprar,
cosas, cosas, cosas. Puesto que esta definición contiene va-
rios tecnicismos, hay que glosarla: ganas, palabra de origen
incierto cuya g remite a la onomatopeya de tra-g-ar, signi-
fica desear con avidez; comprar es, hoy por hoy, el único
acto por el cual se puede realizar una ilusión, una persona,
una vida, y debe repetirse para que la realización sea plena;
cosas, término que proviene de causas, es decir, se refiere
a lo más original y básico del mundo, y su doble repetición
obedece a que son tantas, tantas, tantas, que una sola vez no
las abarca. O sea que el consumismo es el deseo de cumplir
lo más fundamental del ser humano.
Como se ve, se trata de un asunto bastante metafísico,
que se puede describir de la siguiente manera: alguien en-
tra a un Liverpool, Zara, Sanborns, Martí, tianguis, puesto
ambulante o tienda de regalos, y enfrente de los vestidos o
los shampoos se le escurre una baba espiritual irrefrenable,
como de agua-la-boca, porque las cosas dan casi hambre
nada más de verlas, en el sentido estricto en que las pizzas
dan hambre: impulso a incorporarlas, a hacer que formen
parte de uno para sentirse fortalecido con ellas.

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·~o • l'.1111n FlmNANill·:<. C11111sTI.IEII
El consumismo • 21

S1~
salw que el hambre es una emoción primordial e En aquellas épocas bucólicas a que se alude en el primer
luupluzahle, razón por la cual los negocios de comida, con renglón, los objetos que despertaban las ganas eran mucho
crisis o sin crisis, son un éxito, y el consumismo consiste más sutiles: libros o puestas de sol o inventos rarísimos
Pll hacer que se sientan por todas las cosas marcadas con como la televisión, y la reacción era usarlos, aprender a
1111 cúdigo de barras las mismas ansiedades primitivas que manejarlos, averiguar cómo estaban hechos, conocerlos y
st~ sienten con la comida, mediante el recurso de ponerle a demás prácticas obsoletas, pero en la era del consumismo,
lu mercancía cualidades primarias, simples y muy intensas estas respuestas de asimilación se han atrofiado en el orga-
en las formas, los colores y las texturas: formas limpias, re- nismo, y la única reacción congruente, socialmente normal
dondeadas, colores fuertes y encendidos, texturas suaves, y automática es tenerlos, como en un anuncio de American
rugositas, que dan ganas pero que no se pueden resolver Express donde quien compra la escultura es más artista que
comiéndoselas, sino más bien digiriendo sus cualidades el escultor. Ya no importa saber hacer las cosas, sino poder
de otra manera, o sea, asimilándolas mentalmente, esto es, comprarlas. Después de todo, las cosas del consumismo
comprendiéndolas o conociéndolas. sólo sirven para ser compradas: ésta es su máxima y última
Efectivamente, hay una relación mítica entre la comida función, de modo que Elton John puede comprarse treinta
y el conocimiento, entre el hambre y el enigma, entre la gas- y tres mil trajes sin tratar de ponérselos.
tronomía y la belleza, razón por la cual la ciencia del bien Comprar es un acto sagrado y exquisito. Las tiendas y
y del mal era un árbol de manzanas y por la cual se puede centros comerciales han sustituido a los templos y los mu-
hablar de alimento para el espíritu. Sabor y saber tienen seos: la gente revisa las etiquetas de la ropa como si fueran
el mismo origen etimológico: ambos saben; el sentido del la cédula museográfica de un Van Gogh, y el Santísimo está
gusto sirve para unos tenis Nike y para una gelatina Jell-0: expuesto en el departamento de perfumería de El Palacio de
los dos gustan. Hierro. Por eso a los clientes se les nota la cara como trans-
Por eso la baba es espiritual, porque nadie pretende co- figurada. Comprar es el acto más alto y trascendente que se
merse unos Converse de gamuza amarillo zanahoria, pero puede llevar a cabo en estos días de cosas encendidas de co-
sí lograr asimilar, digerir, ese quién-sabe-qué increíble que lor, forma, textura y precio. No se puede acusar a las clases
traen dentro y que da ganas y que ejerce una inquietud medias de falta de pasión y devoción, y menos aún cuando,
que no se halla cómo tranquilizar, que no se puede comer después de comprar, comprar, las pobres se van llenando de
con la boca pero sí con las manos, que ponen gesto de ho- cosas, cosas, cosas, y siguen quedándose con las ganas.
cico con los dedos en pose de dientes incisivos buscando
ávidamente la etiqueta del precio y luego no la sueltan. El
consumista no da crédito ante tanta belleza, pero resulta
qtw la tienda sí da crédito.
Recuerdos de la infancia • 23

RECUERDOS DE LA INFANCIA hacer después, porque después de la primaria uno ya apren-


de a ver todo a través de las palabras, a ponerles nombre
a todas las cosas y a separarse de ellas, y los recuerdos se
vuelven como notas en la agenda o datos en el currículum
vitae: los puede repetir, pero no meterse en ellos. Pero los
No son la primera comunión en versión de la abuelita ni las niños no saben separar las palabras de las cosas, ni el oído
vacaciones todos tan contentos ni la maestra de tercero ni el del olfato ni del tacto, ni a sí mismos del mundo, de modo
legendario chiste del primito Paco. Estas cosas son recuer- que las cosas que suceden, ya sea el rechinido de una puerta
dos adultos confeccionados por parientes que creen que la o una lagartija en la pared, suceden con todo, con los ojos,
infancia consiste básicamente en ser tarado, y son nada más con las mesas, con el páncreas, el clima, los colores, los de-
los acuerdos oficiales de lo que hay que recordar, con álbum más: pensar y sentir, hablar y ver, ser y estar son lo mismo,
en mano y demás documentación que acredite que la niñez y por lo tanto es como si al mundo le estuviera sucediendo
fue feliz. A menos que uno sí sea tarado, ya de grande nadie esto, y los niños quedan disueltos y fundidos en lo que al
anda muy interesado en estas cosas. mundo le sucede: ellos son el mundo y el mundo es ellos,
En cambio, los recuerdos que llegan de la infancia y que y si miran llover, la lluvia es un percance de su cuerpo. Lo
hacen que la gente a veces suspire de improviso y le agarre único que pueden hacer es poner los ojos como platos: el
una como tristeza dulce no constan en ninguna anécdota, y azoro ante la maravilla de la realidad. Sí es cierto que los
tienen más que ver con una sensación, con una como som- niños están locos.
bra de pensamiento que pasa sin detenerse. Los recuerdos Uno queda inaugurado de esta forma, y la manera que
verdaderamente niños son más fantasmales y menos asibles, después tenga de moverse, callarse, sentirse a sus anchas,
y se parecen menos a la fiesta de cumpleaños que a las mo- estar a gusto o tener frío está marcada por los recuerdos
tas de polvo suspensas en un rayo de sol cuando pasaban el atmosféricos y difusos y confusos, que se convierten para
plumero, a un techo muy alto y frío, al olor del perejil en siempre en el único modo de estar en que uno se reconoce.
el puesto del mercado, pero se parecen todavía más a algo Y ya mayor, la gente suele tener necesidad de reconocer-
que no es nada sino más bien un tipo de luz, el tamaño de se, lo cual se expresa en frases como "encontrarse a uno
un silencio, una forma de amplitud, una textura de fondo, mismo", "descubrir su verdadero yo", "estar en paz" o "al-
algún olor sin código, es decir, no son un hecho o una ima- canzar la libertad", que cunden cuando a uno le ataca la
gen, sino una atmósfera, un modo de estar que no se puede nostalgia de quién sabe qué o la crisis de la edad adulta,
decir sino sólo habitar. y sus recuerdos de que tuvo muchas novias y el Cruz Azul
Son como una dosis de dimensión desconocida inyecta- fue tricampeón no le sirven para nada. Pero ese ''verdadero
da antes de crecer. Recuerdos de este tipo ya no se pueden yo", esa "libertad" que busca y no encuentra y ni siquiera
22
:1.•1 • 1'~111.11 FI,:IINAN\>1.:~, CI\HISTI.IEB

ptu~dt~ dPcir cómo era, no es otra cosa que un olor de perejil EL FUTBOL
con td cual se topa por azar en el mercado y le hace sim-
plt~llltHILe embonar en un mundo que piensa y siente igual
qtw uno mismo, con lo que, ciertamente, la maravilla está
dP vuelta.
Por eso Picasso decía que quería volver a pintar como El futbol es un deporte fluido, alegre, pero nadie da la im-
cuando era niño, aunque sus detractores opinen que lo logró. presión de estarse divirtiendo en él: todos se empujan, ges-
Canetti se pasó la vejez escribiendo su autobiografía. Proust ticulan, palabrotean, se indignan, no lo creen, ya sea que lo
se gastó toda la vida averiguando qué se siente sopear el pan estén jugando, dirigiendo o viendo. Hay muy pocas risas.
en la leche a los ocho años. En efecto, la gente se pone a in- Sólo Ronaldinho sonríe. Ha de ser un asunto muy serio. Es
tuir los materiales de que están compuestas las sensaciones un deporte fácil de aprender, casi instintivo, porque cuan-
de su infancia, y de vez en cuando hasta puede reconstruir do a alguien le da flojera recoger una cosa del suelo, por
trocitos de esa atmósfera: tal vez esa como brizna de luz que ejemplo una pelota, mejor la patea, y de hecho, quienes lo
se recuerda estaba hecha de un geranio rojo a las doce del inventaron, por ahí de 1840, eran estudiantes ingleses de
día en un silencio de cuatro decibeles; a lo mejor los que se los colegios de Eton y Westminster, que se despertaban to-
van a vivir a provincia es porque buscan un cielo azul de dos crudos y para sudar los excesos se ponían a retozar con
hace veinte años. Entonces sienten que el yo les regresa al una pelota en el patio; al principio la cogían con la mano,
cuerpo, no importa si al rato se les vuelve a ir. pero después ya les dio flojera. Estaba mal visto por la flema
británica, pero como era sábado y la semana es inglesa, ni
modo. Actualmente, ya no se puede ver el futbol como un
juego, sino como cuatro:

1. El futbol es uno para quienes lo juegan, como lo hacP


medio mundo en sus respectivas ligas, clubes y colonias,
y se trata de un juego sumamente afectivo, debido a quP
hay contacto constante no muy brusco, como al ahr·azllr-
se para la foto y para festejar un gol. También os sumll-
mente afectivo jalonearle la camiseta al otro JHII'H qtw
no se vaya con la bola. Por eso ahí se fundan amisladt~s
y enemistades solidarias, porque tocarla dtl pamd con
otro o hacerle marca personal a un conlmrio durante
25
~----

:.!11 o I'AI\1.11 l•'i.:t~NANJJIV, CJJHISTJ.IJ<:II Elfutbol • 27

hom y media establece vínculos íntimos de complicidad en el tiro de esquina. No son el jugador número doce,
y n~speto. Por eso el gozo del futbol es un asunto serio. sino el único corazón de los equipos. Esta gente bebe
2. l In metro más allá del campo empieza el futbol de la mucho, pero fuma menos porque tiene la boca ocupada
hanca, que lo juegan el director técnico y los de alrede- con un grito, y la otra mano con una maraca, un cuate
dor, pero también el público de los aficionados, así que o la chela de repuesto.
st~ extiende por todos los pasillos, escritorios, barras, 4. Y mil kilómetros más allá y más arriba, y tal vez por eso
puestos de periódico y mesas de la ciudad. Aquí el futbol transmiten vía satélite, hay un juego de negocios del fut-
es un pensamiento, y por eso se habla, se argumenta, y bol: el futbol de negocios juega golf. Sus ejecutantes son
se discuten planes y tácticas para ganar, explicaciones e directivos, dueños, defraudadores, ya sea de empresas,
hipótesis de por qué perdimos, y la conversación se lle- equipos, bancos, y aunque fueron adolescentes y hasta
na de teorías y metáforas, de historias y leyendas, como niños, nunca entendieron el futbol a nivel de cancha,
el maravilloso autogol de Marín. Lo practican lectores banca o grada, porque poseen una sensibilidad como
del Esto, académicos, escritores, ex futbolistas como Val- de lija de esmeril. Fueron el hazmerreír de la prima-
dano y filósofos del futbol como Menotti. Suelen fumar ria, pero nos juraron venganza. Da lo mismo si beben
mucho y beber menos, para que la conversación no se o fuman, pero fichan y desfichan jugadores, destrozan
descarríe. equipos para hacer otro con las piezas, trapean con la
3. Dos metros más arriba se lleva a cabo el futbol de las camiseta, lobotomizan locutores, a todo le ponen rating
multitudes que van a los estadios. No hay conversación, y hacen muchos anuncios de futbol, en el supuesto de
sino gritos, porras, oles, olas, saltos, chiflidos y abu- que la gente confunda al futbol con un sandwich de pan
cheos, y constituyen verídicos movimientos de masas: integral Bimba.
los psicólogos opinan que esta gente va al futbol para
escaparse de la realidad, pero es difícil admitir que esa El caso es que cuando el futbol de los jugadores empieza
porquería diaria de chamba y supervivencia sea la rea- a ser malo, a no ser bonito ni eficaz, los que juegan en la
lidad. Al contrario, en el estadio aparece el portento del banca y en la tribuna se dan cuenta de que alguien está fal-
significado del drama de la vida y de la muerte en su tando a la seriedad básica del juego y les está saboteando el
versión ganamos-perdimos, y surge el sentido de perte- partido, haciendo que todo el futbol pierda sentido, y saben,
necer a una comunidad que sufre y goza un destino co- porque saben de fut, que el saboteador no es el jugador, sino
mún: aquí se toca verdaderamente la realidad. El asunto el dueño de la pelota.
es casi sagrado. Por eso las multitudes tienen comporta-
mientos ceremoniales, como los disfraces y los tatuajes,
las cancioncitas repetitivas y rituales, los ruegos del gol
Los forcejeos • 29

Los FORCEJEOS Y la única prueba de que hubo forcejeo es el mal hu-


mor, que indica que los jalones y empujones han llegado a
profundidades bioquímicas, de norepinefrina y bilis y otros
humores que forcejean entre sí a ver cuál pasa primero. El
hecho de que haya cantidades respetables de mal humor
Forcejear no es una actividad que alguien anote en su agen- sobre la tierra hace pensar que no todo forcejeo es del tipo
da, sino que acontece además o en medio de las cosas que sólido de aflojar una tuerca grasosa con las pinzas equivoca-
uno hace, de modo que nunca puede suceder a tiempo, sino das. El mal humor que produce discutir con un dogmático o
a contratiempo. El forcejeo es una fuerza no declarada que bailar con un bulto muestra la presencia de forcejeos más so-
se ejerce contra una resistencia que tampoco está declarada, fisticados donde las fricciones están hechas como de aire.
así que uno debe fingir que no pasa nada y guardar la com- Los forcejeos son molestos porque muestran que la vida
postura mientras se desgasta en ello, como cuando quiere tiene cierta hechura de mala calidad, pero a lo mejor lo más
ponerse un suéter, de lana picosa para más señas, y se pierde molesto del asunto es que uno mismo es el que va y se mete
dentro de la tarea, y mete la cabeza por la manga, y surgen en ellos, porque nadie lo llama y le pide que se cambie de
frunces y torcidas, y el suéter se laberintiza en su interior, carril en un eje vial y acelere tantito para que el otro se fre-
y no se encuentra la salida ni para atrás ni para adelante. Si ne tantito y así sucesivamente en acordeón y todos le toquen
esto sucede en el elevador, donde hay poco espacio y poco el claxon, pero esto se debe a que se trata de un fenómeno
tiempo, el forcejeo alcanza niveles de performance. netamente humano, toda vez que es producto de la iniciativa
Acabará con el suéter puesto, tan acalorado que se lo e inventiva más primitivas, porque es el modo de nacer de
tiene que quitar. Al igual que otras cosas terminadas en eo, nuestra especie. De hecho, ésa debería ser la etimología
como cosquilleos o cuchicheos, se trata de un acontecimien- de fórceps, y en efecto, es a puro forcejear, martilleando sin
to borroso que no se sabe cuándo empezó ni de qué está martillos y transportando sin ruedas, como la humanidad
hecho, por lo que no hay forma de prevenirlo ni arreglarlo. aparece. Daría la impresión de que entonces la civilización
Un forcejeo es una escalada de empujones y jalones difusos, es el proceso de evitar los forcejeos, haciendo la vida me-
de estirones y apretones insignificantes, que ya sumados nos ríspida y de mejor calidad, inventando la rueda para el
componen un mundo molesto de cualidad friegaquedito, al transporte y el Suavitel para los suéteres.
que uno se opone como no queriendo la cosa, porque no se Pero si los forcejeos no se registran en las agendas,
trata de una fuerza contra otra fuerza, sino de una terque- tampoco en los planes para el progreso, y la civilización
dad contra otra terquedad, como los que nada más quieren más bien parece el desarrollo autosustentahle del forcejeo,
entrar al metro contra los que nada más quieren salir, todos porque cada buen humor que fabrica requiere dos o más
mustios haciendo como que no hacen fuerza. malos humores siempre más difusos, menos sólidos, más
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10 • I'Mtw JltmNANtl~<:~. CI!HJSTI.IEB

solisl icudos, menos asibles, como si fueran algo que flota en LosNEWAGE
ol dimu. Se ha llamado presiones o estrés -que significan
lil1~ralmente empujones y apretones- a todas esas fuerzas
qtw pesan sobre la atmósfera de la sociedad y con las cuales
la gente se la pasa forcejeando.
Es curioso que la cultura destaque los empujones sobre Oficialmente, viven en un estado de conciencia en armo-
los jalones, tal vez porque hay más ventaja en empujar que nía con el cosmos. Extraoficialmente, se hablan de tú en
en jalar: uno no jala un coche descompuesto, lo empuja, lo los negocios para dar la impresión de levedad: se visten en-
cual querrá decir que ante las presiones de la vida moderna tre Armani y hippie, o sea, medio Gap; no todos tienen una
uno lleva las de perder. Las presiones de las deudas, de las Jeep Cherokee pero todos se han fijado en ellas pensando
ambiciones, de la imagen, el estrés de atender tres o cuatro en las brechas de Tepoztlán; ya no nada más son cuarento-
pendientes a la vez, de oír al jefe diciendo que le urge el nes; usan audazmente el estilo literario del e-mail, experto
memorándum, el estrés de cuidarse de los ladrones o del y casual; su médico es por fuerza otro igual a ellos, ya sea
colesterol, de morirse sin seguro de vida y demás sustos que les vea el iris de los ojos o que les recete aromaterapia;
publicitarios, la presión de lo importante que es vivir sin oyen música de elevador, y a veces un disco que reproduce
presiones y el estrés de guardar la compostura, entre otros el sonido de la bruma de los bosques escoceses a las seis
tantos cuchillitos de palo, hacen una atmósfera de lana pi- de la mañana; les encantan las palabras recién aprendidas,
cosa y sudada con la que uno tiene que forcejear como no no importa si es posicionamiento o chi-kung. Tienen buen
queriendo la cosa. Y si el mal humor se vuelve angustia, aspecto.
afortunadamente la civilización arregla los problemas con A este tipo de gente se le denomina new age, "nueva
más civilización y pone a la venta Stress Tabs. ~~ra", y su comportamiento puede explicarse porque antes,
1m la vieja era, las creencias eran gratis y todo el mundo
lenía las suyas, ya que la cultura, a través de la ciencia, las
costumbres, la religión y la tradición, las producía libre-
mente, pero ahora que ya nada es gratis las creencias se
han vuelto objeto de consumo, y la gente que no conser-
vó ninguna de cuando eran gratis, ahora compra todas las
que se pongan a la venta en el mercado, porque su hambre
de creer está muy necesitada, y dado que las creencias son
como el pozo de la baraja, que no se sabe cuál carta va a ser
In buena, toma todas. Así, creen en el retorno a la naturaleza
31
32 • PAIILO FEHNANill·:~. CIIHIS'I'LIIm
Los new age • 33

y usan ropa du algodón o lino cosechados sin fertilizantes así, es decir, han aprendido el suficiente número de pala-
químicos, cm<m en la computación universal y en sus pode- bras como para que se les revuelvan todas en la cabeza, y
res comunicativos; en la astrología y esperan el equinoccio también cuentan con el tiempo libre que les permite asistir
en Teotihuacán; en la bolsa de valores; en las enseñanzas a cursos por toda la ciudad, de budismo mahayánico, terapia
delnahual; en el marketing y los principios de la calidad Gestalt y acupuntura láser. Posibles reparos por la incom-
total; en la psicología trascendental. Los new age están todos patibilidad de esta mezcolanza de creencias se solucionan
encartados en la canasta de la vida; se entiende que hablen mediante el uso de su palabra favorita: la energía (siempre
tanto de "liberación". la, siempre en singular), verdadero comodín que se puede
En sentido estricto, una creencia, digamos, profunda, emplear tanto en el sentido de la física como en el sentido
tarda algunos cientos de años en formarse, se construye de la vibra, que no se explica pero a cambio explica todo:
colectiva y anónimamente y se menciona poco. Por el con- pases energéticos y poses energetizadas.
trario, todas las creencias new age son novedosas, provie- Sin embargo, descascarada toda la parafernalia, lo que
nen de bestsellers y están listas para usarse, por mucho que queda es algo más terrenal aunque sean místicos y algo
vengan etiquetadas con garantía de los antepasados y de las más carnal aunque sean vegetarianos, que se manifiesta en
civilizaciones inmemoriales, de modo que se trata de ad- el hecho de que no le hacen el feo ni al look ni a la lana
quisiciones artificiales, sin raigambre, superficiales, sobre- ni a ninguna vanidad, y es que en última instancia toda la
puestas. En cuestiones de cultura, lo que no se sabe desde salvación del cosmos se reduce a su bienestar individual,
siempre no se sabe. Y solamente la superficialidad de este toda la liberación del espíritu es sólo la que pasa por su
tipo es capaz de suponer que se pueden incorporar miles cuerpecito, el cual les funciona como centro del universo
de años de tradición oriental con sólo leer en una tarde un y de la atención: se miran, se miman, desayunan granola.
librito sobre la sabiduría del Tibet. Se requiere frivolidad La solución del mundo que encontraron es dedicarse sin
para tal empresa, pero los new age han logrado hacer acopio descanso a sí mismos. No hay más naturaleza, más política
de mucha. ni más historia que la suya propia. La realidad es del tama-
Es típico de la frivolidad picar de aquí y de allá sin ton ño de su autism,o. A los new age les fascina la sexualidad,
ni son, y por eso los creyentes del new age pueden mezclar pero no por asuntos de amor o de pasión, sino porque es el
verdades incompatibles sin mayor reparo y tomarlas todas examen periódico de sus cursos de relajación corporal y de
juntas, el agua Evian con la música de las esferas de Kepler, concentración mental.
Paracelso con Yanni, el Ejército Zapatista con el ejercicio
aeróbics, mascarillas de nopal con American Express, los
evangelios apócrifos con tener casa en Malinalco. Con el
agravante de que los new age tienen una licenciatura o algo
El olfato • 35

EL OLFATO Ciertamente el olfato es el único sentido de la percep-


ción que no llega al cerebro superior, que es con el que pen-
samos, sino que sus nervios terminan en el sistema límbico,
que es un cerebro inferior, más del lado de los instintos que
de las ideas: el olfato es el más antiguo habitante de lamen-
Desde que Jean-Marie Farina patentó el Agua de Colonia en te humana, o su primer fantasma, y recorre los pasadizos
1709, la sociedad moderna se la ha pasado inventando dre- que ya nadie visita, viviendo por cuenta propia.
najes, jabones y otros desodorizantes con el fin específico de El olfato no les pertenece ni a uno ni a las cosas: diríase
olvidar que olemos. Hay quienes ya lo consiguieron, según que es propiedad del mundo, y entonces envuelve a ambos;
puede verse en el hecho de que recientemente los vocablos por eso se dice que uno huele una guayaba, pero también
olor y oler se hayan vuelto arcaísmos, de modo que la gente que es la guayaba la que huele muy fuerte: el olor es una
ya no huele olores, sino que "capta aromas", acto éste que actividad tanto de las cosas como de uno mismo, más bien
bien puede realizarse en Galerías Polanco. Es más, no se como si fuera una actividad del mundo, lo cual hace que,
dice "desolorante", sino "desodorante", para que no huela. a la hora del olfato, uno esté mezclado con el resto, unido a
El intento de olvidar que olemos no se debe a cuestio- la vida de un modo difuso y borroso, correcto y verdadero,
nes de higiene, sino de racionalidad, y no por suponer que pero inexplicable e inatrapable, como son los fantasmas. De
seres tan pensantes e inteligentes como nosotros no debie- hecho el olfato a menudo actúa independientemente de uno
ran tener olfato, que es un órgano evolutivamente primitivo mismo, porque la nariz se acostumbra muy rápido a los olo-
y notoriamente animal, sino sobre todo porque el olfato es res y muy pronto deja de percibirlos, fenómeno que recibe
un modo de conocimiento que no pasa por el cerebro y por el nombre de fatiga perceptual y gracias al cual uno puede
lo tanto no se puede entender ni explicar, sino solamen- andar por el ozono -que significa hedor- de la ciudad todo
te sentir, que es como en francés todavía se dice oler. En sonriente. Y ahí, cuando la nariz deja de oler, el olfato pro-
efecto, existen veintiséis mil olores distintos, de los cuales fundo empieza a actuar, pero no huele ya aromas concretos,
la razón solamente puede mencionar uno que otro, con va- sino imágenes c,ompletas, con sus colores, vaivenes, gente,
guedades del tipo de "Huele como a pino", y así como hay sentimientos, como los de las ciudades llenas de ozono, que
tres colores primarios, hay cincuenta olores primarios, y se van a acurrucar en algún pasadizo límbico de la mente
el pensamiento sólo puede señalar cuatro o cinco, y con esperando quién sabe qué.
palabras prestadas, como dulce o amargo. Lo que se sabe Con imágenes de este tipo se construye el conocimiento
con el olfato no se conoce con el pensamiento, y en la so- olfativo, que en ciertos casos recibe el nombre de intuición,
ciedad moderna, lo que la razón no puede comprender lo o sea, ese saber algo sin saber cómo, que se expresa en fra-
que hace es eliminarlo. ses como "Me huele a transa", o diciendo que un reportero
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:111 • 1'~111.11 Ft·:IINÁNilEZ CttRISTLIEB

"llmw olfato" para las noticias. La intuición es olfativa. La EL TÍTULO DE LOS LIBROS
oxpmsión "olor de santidad", digna de mayores usos, se re-
l'oría a esa intuición que permitía afirmar algo sobre alguien
sin saber por qué.
Pero después de que la sociedad ha intentado con tanto
empeño olvidar que olemos, el olfato regresa, como la gua- Alguien puede comprar un libro sólo porque se llama Caldo
yaba de García Márquez, porque resulta que el olfato es en de pollo para el alma, aunque lo más probable es que no
sí una memoria, precisamente la más antigua, la más nostál- resulte calientito sino empalagoso, mermelada McCormick
gica, pariente de los sueños, la memoria que hace suspirar. para el tedio. Eso le pasa por leerlo, cuando nada más con
Un olor no se puede recordar, pero en cambio un recuerdo comprarlo bastaba. En cambio, si uno compra Fundamen-
se puede oler, porque está hecho exactamente de esas imá- tos de la teoría de los signos, lo mejor es leerlo, porque el
genes que algún día se fueron a acurrucar a los pasadizos título solo no le sirve para nada. Un título es un renglón de
primitivos de la mente que ya sólo recorre el fantasma del letras más grandes que se pone antes de los demás renglo-
olfato, y así, en el momento en que uno se topa con un olor nes en los libros, y sirve para cosas distintas, dependiendo
que todo lo abarca, como cuando entra a un Woolworth, a de cuántos libros existan en el mundo, de por qué los es-
una guardería con vapor de pañal, al espacio personal de al- cribieron, para qué los publicaron y quién se los va a llevar
guien con Chanel Na 5o a una ciudad con aire limpio, apa- a su casa.
recen recuerdos de cosas y días que no se puede decir qué, En un principio, siglos xv o XVI, se hacían libros que inci-
pero hacen sentir sentimientos y sensaciones de momentos dentalmente tenían un título, como el Tratado de la pintura
de otro tiempo que uno no sabía ni que había existido. y del paisaje y de la luz y de la sombra; hoy, siglos xx y xxr,
Por eso todos los perfumistas, desde Dior hasta Calvin se escriben títulos que incidentalmente tienen un libro, el
Klein, al anunciar sus perfumes no buscan que la gente cual se utiliza como soporte para pegar la etiqueta del pre-
quiera oler bonito o ser aceptada, sino ser recordada, pues cio, como La huelga del fin del mundo, escrito hace veinte
entrar en el sistema límbico de alguien es más seguro y más minutos, con título tomado de La guerra del fin del mundo.
romántico que entrar en su corazón. Antes era más preocupante escribir un libro que su título;
hoy es al revés, y por eso toda la creatividad y la enjundia
de autores y editores se acaba en la primera página, y lo de-
más se llena como se puede. La razón de fondo es que se ha
comprobado que el segundo procedimiento es más rápido.
Cuando solamente existía un libro impreso, su título era
El libro, que es como se llama la Biblia (en griego); cuando
37
.\ll • I'AIII.Il i"io:HNANIII·:~. CIIRISTLIEH El título de los libros • 39

upur·t~dó otro ya fue más complicado, porque ni modo que tónomo: actualmente, si se ponen todos los que hay en el
lt~pusieran El otro libro. El caso es que los títulos origi- mundo a renglón seguido se forma una colección de 3466
rwlnwnte se referían al texto en sí, y eran una especie de libros gordos de puros títulos, con lo cual algo ha quedado
t~xplicación del contenido, como De revolutionibus orbium enrevesado. La verdad es que últimamente los títulos ya no
me/estium o De civilitate morum pueribus libellum, de don- se dirigen ni al libro ni al lector, sino al cliente, que tiene
de viene la idea todavía utilizada de poner títulos en latín, la peculiaridad de ser un personaje que no lee libros, sólo
como Principia mathematica o Quo vadis? Pero debido a los compra, de manera que todo lo que haya que leer está
que cien años después de Gutenberg ya había treinta y cinco en la tapa. Son libros de un renglón, a veces muy bueno,
mil libros impresos -según datos de Gabriel Zaid-, sus como Breve historia del infinito. Por eso las empresas edi-
títulos se depuraron. toriales tienen razón cuando afirman que publican "títulos",
De ahí en adelante, los títulos se volvieron una frase no libros.
más corta que, si bien no resumía el contenido, sí se encon- Como en todo lo que está dirigido al cliente, cuando algo
traba permanentemente presente a lo largo de su lectura, pega hay que explotarlo, y así, de vez en cuando aparecen tí-
como en La democracia en América, Alicia en el país de las tulos de fórmula eficaz, como Obras completas y otros cuen-
maravillas, El origen de las especies o La interpretación de tos, El amor en los tiempos del cólera o El hombre que con-
los sueños. Los títulos están dirigidos no al texto, sino a un fundió a su mujer con un sombrero, y entonces la fórmula se
lector que va a abrir y leer el libro, quien, mientras lee, en repite hasta que se agote. Y en efecto, después de La isla de
cada párrafo, sabe siempre que se encuentra en En busca los hombres solos llega alguien y escribe El albergue de las
del tiempo perdido. Éstos son los títulos clásicos, que per- mujeres tristes; como El olor de la guayaba tenía su chiste,
miten hacer una definición "redonda" del libro con todo y ahora hay que poner El resplandor de la madera, y después
su primer renglón: sucesión de enunciados equidistantes de de funtacadáveres aparece uno que se llama Comeclavos.
otro enunciado llamado título. El vampiro de la colonia Roma pertenece a la fórmula -y
Sumaron como tres millones de títulos, pero desde que, hasta a la colonia- de La princesa del Palacio de Hierro,
a mediados del siglo xx, empieza la superproducción edi- y cuando una novela policiaca se titula con buen humor La
torial, que para el año 2000 ya llevaba cincuenta millones dama del lago, llega otra a la que le ponen Nuestra señora
de libros, los títulos se independizan de sus textos, y así, de la soledad.
Por quién doblan las campanas puede ser un libro de adivi- El deber de un título es que suene impresionante y ocu-
nanzas o un manual del buen acólito; a lo mejor La náusea rrente, "que haga pensar", como dicen, y con esta obligación
es un tratado de gastroenterología, y quien haya comprado se alcanzan cosas tan forzadas como Diana o la cazadora
El libro en blanco todavía espera tener un tiempecito para solitaria, La forma de los miércoles o Abrázalos fuertemente
leerlo. Los títulos se convierten en un género literario au- y déjalos ir, y cursilerías rabiosas como Las venas abiertas
1 () • 1' AJI LO FtmNÁNIJEZ CIIKISTLIEB

dt~ América Latina. Y es que a menudo se les pone un toque EL SIGLO XX:
épico y misterioso, como Un instante de silencio en el pare- LA ABSTRACTEZ
dón, A sangre fría, La canción del verdugo o Mañana en la
batalla piensa en mí. Hay fórmulas probadas que se repiten
en cada estante de últimas novedades, como la de los títulos
paradójicos que va de Recuerdos del porvenir a Vecinos dis- El problema que tuvo el siglo xx es que la gente no hacía co-
tantes pasando por Solo a dos voces. O la fórmula llamada sas. Hacía trámites, pláticas, fila, cenas, escenitas, números,
del caso genitivo, que incluye la trampa de meter el nombre numeritos, cuentas, informes, actos de presencia, grilla, ton-
de alguien famoso estilo El código Da Vinci para que ése sea terías, juntas, viajes, transas, transacciones, lecturas, fiestas,
el que venda el libro, que va de El péndulo de Foucault, La osos, pero no cosas. Hizo actividades, relaciones y procesos,
traición de Rita Hayworth, La maleta de (Walter) Benjamín, pero no cosas de esas concretas y tangibles como una silla,
Las musas de Darwin, y llega a Las amígdalas de Tarzán. O, que uno puede cargar, mover, guardar, usar, poner enfrente,
en fin, la fórmula de los títulos por pares que empezó con y mirar lo que ha hecho y sentirse satisfecho.
Los trabajos y los días, pasó por La guerra y la paz, siguió En el siglo xrx había carpinteros, inventores, costure-
con El aire y los sueños y ya va en La palabra y la espada: ras, editores o albañiles, que eran gente que, además de
el truco consiste en abrir dos veces el diccionario a ver en ensuciarse las manos, se desgastaban en un taller o mesa
qué palabras cae. de trabajo donde hacían cosas como zapatos, rieles, relo-
Lo que tienen en común actualmente los títulos es que jes cucú, vajillas, y ya luego hasta automóviles o focos, que
no se sabe de qué se trata el libro, que prometen una lectura aprendían a hacer mediante un oficio. Seguro que sí tenían
muy interesante y que uno no tiene la obligación de cum- de qué quejarse, pero al final del día podían detenerse a
plirla. La industria editorial está sostenida por lectores de mirar lo que habían hecho con la tranquilidad de que ahí
libros de un renglón. seguiría al día siguiente y así seguiría hasta el último día
que todavía pudieran ver sus cosas y morirse contentas de
haber hecho algo. Parecería que uno se queda depositado en
las cosas hechas, por lo que en aquel entonces uno se podía
contemplar en ellas, como si,las cosas fueran el reflejo de
uno mismo y uno las usara de espejos.
Mientras que los espejos normales, de vidrio y mercu-
rio, solamente sirven al principio, digamos, hasta los treinta
años, hasta los cuarenta con mucho mantenimiento, y luego
ya se descomponen y empiezan a devolver imágenes en mal
41
.. :l • I'AIII.II l<'io:HNANlllo:~. CiiltiSTLIIo:ll El siglo xx: la abstractez • 43

clsludo, las cosas, en cambio, suelen reflejar la imagen del como las de antaño que uno se pueda llevar a su casa para
quo las hizo en su mejor momento, cuando está lleno de las ponerla en la repisa y mirarla y reconocerse en ella. Al fi-
huhilidades, ganas, planes y conocimientos que se pusieron nal del día, y de la vida, la gente terminaba con las manos
IHI la tarea, y se quedan ahí presentes, como si uno mismo vacías, como si su trabajo fuera de agua y se escurriera. Y
se~ convirtiera en esas cosas y pudiera más tarde identificarse ni siquiera tenía de qué quejarse, porque todo era un éxito:
con ellas. Por eso, antes del siglo xx hacer algo era ser al- no había sentimiento de fracaso, sino de futilidad.
guien, y las ofensas se expresaban en frases como "bueno Así encarrerado, el siglo xx no podía terminar más que
para nada" y "sin oficio ni beneficio", hoy en día más bien con la abstractez absoluta denominada pretenciosamente
inofensivas. realidad virtual, que consiste en un conjunto de actividades
En el siglo xx, la gran aspiración humana fue usar cor- de oficina desconectadas de la realidad material y corporal
bata, o en otras palabras no ensuciarse las manos, que es de las gentes, a quienes, cuando apagan su computadora,
lo que se llama trabajo de cuello blanco y que consiste bá- les entra la sensación de desaparecer, al descubrir que
sicamente en dar recados y apretar teclas, y que aclara el lo que estaban haciendo no existe: la pantalla está oscura
motivo por el cual todo mundo quería ser licenciado, esto como espejo blanco y se dan cuenta de que los virtuales son
es, ya no tener un oficio, sino una profesión, palabra que a ellos. Por eso hay a quien le da por imprimir todo lo que le
veces sirve para procurar un sueldo pero que no basta para llega por el e-mail.
hacer una cosa, o sea, que no produce ninguna concreción, Ante la sensación sin queja de la futilidad de la vida del
sino puras abstracteces, como datos, balances, informa- siglo xx, la gente intentó ponerse a hacer en sus ratos libres
ción y acuerdos. Una abstractez es un quehacer después del algunas cosas que tuvieran cierta materialidad y concreción
cual no queda nada hecho, una actividad que se deshace para que le sirvieran de comprobantes de que era alguien.
en otras actividades y así sucesivamente, por lo que se vive Se pusieron a tomar fotos de sus viajes, obtener diplomas y
con la impresión perenne de que alguien pasó y le robó el certificados, preparar ensaladas, hacer arreglos personales
tiempo, y uno voltea y busca y no encuentra nada de lo que y maquillajes. Como se ve, a falta de oficio sólo les salían
ha hecho debido a que precisamente lo que ha hecho no puras semicosas, que o no duran o en rigor no es uno el
es nada. que las hace. Pero sobre todo, la necesidad de cosas para
Cuando las cosas se empezaron a hacer solas en fábricas reflejarse se sustituyó con seudocosas, que específicamente
impersonales, los talleres se volvieron obsoletos y en su lu- consistían en hacer dinero y hacer com_pras.
gar aparecieron oficinas: bancos, bolsas de valores y asegu-
radoras; agencias: de turismo, de empleo y otros servicios;
despachos: de administración, contabilidad y legales, que
arrojan sumas y dividendos pero ni siquiera una porqueriita
El siglo xx: el caprichismo • 45

EL SIGLO XX: nunca se supo a qué se referían pero en cualquier caso


EL CAPRICHISMO quedaron asociados con hacer todo rápido, llegar rápido,
lrabajar rápido, saber rápido, usar vestidos rápido para po-
der ponerse otros, ver las pinturas rápido para ver qué otra
cosa pinta Picasso, y así efectivamente se podía ir cambian-
Hasta el siglo XIX la gente tuvo pasiones. Una pasión es cuan- do todo el tiempo y zafarse sin compromiso de lo que se
do alguien se encuentra a merced total, física y mentalmen- había usado y visto el día de ayer. Entonces tener pasiones
te, de algo o alguien más, y no tiene ni ojos ni fuerzas para empezó a sonar de una lentitud impacientante, incongruen-
otra cosa que no sea eso, que es por lo que, literalmente, se te con los aviones, la informática, la liquidez de capital y el
desvive, en lo que se le va contento la vida. Si las primeras tráfico de las ciudades, de modo que las pasiones sufrieron
pasiones, muy medievales, eran por otra persona, a la que la inyección de velocidad que las convertiría en capricho:
se le consagraban insomnios y pesares, para el siglo XIX se un capricho es una pasión que pasa rápido.
podía encontrar la pasión por la verdad estilo Pasteur, la Si la pasión es una fiebre, el capricho es un estornudo;
pasión por la justicia estilo Marx, la pasión por los inven- es decir, es un arrebato de dedicación a lo que sea, mientras
tos estilo Franklin, o la pasión por quién sabe qué estilo uno espera a que se le pase y recupere la ecuanimidad y el
Freud. aburrimiento. La ventaja moderna del capricho es que no se
Las pasiones, como lo fue el siglo XIX, son un sentimien- necesita ni mucha voluntad ni mucha disciplina, ni siquiera
to romántico, y no son cómodas ni espectaculares, porque muchas ganas, toda vez que, total, pasa pronto y uno vuelve
pasarse la vida tras una idea fija requiere disciplina, volun- a quedar en libertad para llegarle al siguiente cosquilleo.
tad y malos ratos. A los apasionados los suelen retratar en Es la libertad de saber que cualquier cosa que uno decida
su momento más chic como Beethoven todo despeinado o escoja no vale la pena, por lo que puede dejar de hacerla
componiendo la novena sinfonía, pero en realidad las pasio- cuando quiera, y si al siglo xx se le vio muy hacendoso y
nes no son comportamientos arrebatados, sino sentimientos entusiasta fue porque, paradójicamente, nunca tuvo nada
subterráneos que crecen con lentitud: no se los ve moverse. que hacer.
A los verdaderamente apasionados lo único que se les nota La pregunta "¿Qué quieres ser cuando seas grande?"
es la monotonía, duro y dale con lo mismo una y otra vez. dejó de formularse hacia el final del siglo xx, debido a que
La pasión es una cosa sólida, no líquida. en rigor ya se sabía que todo mundo quería ser oficinista
Pero el siglo xx, con eso de que ya podía usar un dos en plurifuncional apto para cambiar de giro, pues lo único que
su numeración, que ya no era dieci ... como los anteriores, se enseñaba en escuelas y universidades era cómo adap-
se sintió muy novedoso y no quiso ser romántico, sino "mo- larse en un mundo cambiante y lleno de nuevos retos, y
derno", y tomó como eslogan el "cambio" y la "libertad", que así, las vocaciones y militancias, feministas o ecologistas,
44
ofn 1 ~~~IILII I"I•:IINANIII<:~. CIIIUSTI.IEII

III'HHIII:us o científicas, solían durar nada más hasta que se EL SIGLO XX:
¡,, . . "p•·nsmliHra un nuevo reto", esto es, hasta que se les pre- LA FAMITIS
HOIIIIII'Il IH oportunidad de diversificar sus caprichos, o sea,
couoc(~J' otros ambientes, juntarse con gente interesante,
viujHr, cambiar de vida, figurar, consumir cultura o, dicho
m(ts francamente, tener dinero, que es en lo que se resumía No es que actualmente los famosos se vuelvan solitarios,
simnpre todo, lo cual parece constituir una pasión, aunque sino que, históricamente, los solitarios se volvieron famosos,
sólo es un furor, ya que se trata del capricho de todos los y así empezó el siglo xx. En el transcurso del siglo xrx empe-
caprichos que permite que éstos sean más en número y más zaron a ponerse de moda cosas raras como el alcoholismo
rápidos en acabarse. Igual que los nuevos modelos de com- de buró, la lectura en silencio, las puertas cerradas en casas
putadora que salían al mercado cada tercer día, las personas y recámaras, la idea de los economistas de que el bien co-
también resultaron ser objetos del capricho, y las amistades mún es la suma de los bienes individuales y la teoría de los
y amores que se emprendían con agilidad y diligencia ter- fisiólogos sociales sobre la supervivencia del más apto. Es
minaban apenas se aparecía el próximo modelito. decir, surgió la estructura social del individualismo y, por
En el siglo de los caprichos, de la necesidad irrenuncia- ende, del aislamiento, según el cual cada quien a sus asun-
ble por lo inmediato y la flojera inexorable por lo laborioso, tos, para su santo y con sus uñas, y que gane el mejor. Con
las drogas, el sexo, las tarjetas de crédito y demás bienesta- ello, la soledad apareció como la forma de la sociabilidad.
res súbitos tuvieron un éxito arrollador: los estornudos no En la sociedad de los solitarios, donde nadie conoce a
pueden esperar. Ciertamente, el capricho es una libertad nadie, el modelo ideal de las relaciones sociales no podía
que lo deja a uno atado a todo lo demás, de la misma ma- ser el del amor o el desprecio, la compasión o el odio: si
nera que la pasión era un deber que lo liberaba a uno de todos están solos, uno ya solamente puede dirigirse a extra-
todo lo demás. ños y relacionarse con desconocidos, de modo que el mode-
lo adecuado resulta ser el de la fama. Ser famoso significa
ser conocido por alguien a quien uno no conoce, situación
de la que nunca gozaron Sócrates o Leonardo. El primer
solitario espectacular que se volvió famoso fue al parecer
Niccolo Paganini, por ahí de 1830, un tipo solo y su violín
alrededor del cual se amontonaban muchedumbres, a las
que les enseñaba cómo ser solitario sin morir en el intento,
toda vez que, también por esas fechas, por razones ohvias,
los suicidios masculinos estuvieron cotizadísimos. La fama
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41i • I'AIII.Il I'I<HNÁNilEZ CHRISTLIEB El siglo xx: la famitis • 49

sn volvió el verdadero modo de "ser alguien" en medio de y cada vez que hablaban era como si concedieran confe-
una plaga de donnadies. rencias de prensa sobre lo que se sentía ser ellos, cuestión
Originalmente, en la Edad Media, fama quería decir ru- de alta importancia, ya que cada uno suponía que en ello
mor: era el chisme que se le hacía a quien había perpetrado radicaba la esencia de la especie humana.
una desfachatez y andaba en boca de todos por el pueblo, Los primeros famosos del siglo xx todavía fueron indivi-
y en efecto duraba como quince minutos, después de los duos excepcionales o anómalos con respecto a la mayoría,
cuales el famoso regresaba a la calidez protectora del ano ni- como Al Capone o Albert Einstein, pero ya después, cual-
mato con que lo cobijaba la comunidad a la que pertenecía, quiera podía matar a un Beatle o masacrar a sus compañe-
y donde se sentía bien. Quienes se pasaban de sus quince ritos de escuela y con eso ya la hacía, y es que el siglo xx,
minutos alcanzaban la categoría de leyendas, como les su- democrático como el que más, luchó por multiplicar los me-
cedió a Romeo y Julieta por el penoso escándalo que dejó canismos de la fama para que ésta pudiera llegarles a las
en ridículo a dos familias respetables, porque, en efecto, ser mayorías, de suerte que al final ya no se requería ser anó-
famoso era ser señalado por la calle por gente a la que uno malo, excepcional, talentoso ni simpático, ni siquiera guapo,
ni siquiera había visto en la vida. El caso es que la comu- para aspirar con buenas posibilidades a ser alguien.
nidad, la colectividad, la sociedad, era el auténtico centro De hecho, para el último año del siglo xx llegó a haber
de la vida, y el hecho de que las malas lenguas hablaran de tal número de famosos que superaron el número de des-
uno implicaba la exclusión y la vergüenza. conocidos que los pudieran conocer, al grado de que cada
En el siglo xx quedó definitivamente invertida la forma quien se convirtió en algo así como el famoso de sí mismo,
de la sociedad, y entonces, en vez de que la comunidad fue- esto es, el centro de un universo vacío.
ra el centro de la vida, ahora el individuo, a solas, se creyó
que era el centro del universo, en torno al cual debían girar
todas las preocupaciones, intereses y atenciones del resto
del mundo. La fama consiste en que uno es el centro de
su sociedad, y así la sociedad entera debe vivir pendiente
del más mínimo acontecer de los famosos: de si Michael
Jackson perdió el color, de si Zinedine Zidane tiene una
hermana o si Mel Gibson es retecristiano, datos éstos, como
se ve, fundamentales para la preservación del universo. Y
así, presas de la famitis y del método para ser alguien, todos
los individuos del siglo xx se la pasaron tratando de brillar
en los universitos particulares de sus allegados y vecinos,
El Volkswagen (1937-2003) • 51

honestidad con respecto a lo que se está haciendo y una ética:


EL VoLKSWAGEN
la de respetar al objeto en sus cualidades y necesidades, sin
(1937-2003) añadirle cosas que no le atañan. Y así, por razones de diseño,
el Volkswagen tenía el motor detrás (Mercedes y Fiat ya lo
habían intentado, y en los sesentas la General Motors lanzó
Es el nombre que le correspondió sencillamente durante casi el Corvair, al que según las maledicencias se le caía el motor
siempre, ya que no había más modelos de la misma marca: en los topes), con lo que se economizaba en piezas y opera-
no era coupé ni sedán ni cabriolet, nombres heredados de ciones, y que dio lugar a un anuncio con la fotografía de una
las carretas. No, nada más Volkswagen, marca, modelo, tipo carreta de caballos y la pregunta "¿Es todavía por esta razón
Volkswagen. Y año Volkswagen, toda vez que se sustrajo a la que los demás tienen el motor adelante'?" y al chiste de una
moda de cambiar. No es cierto que fuera idea de Hitler: Fer- señora que creía que los Volkswagen eran tan buenos que
dinand Porsche, el padre, quien también construyó el Audi, traían un motor de repuesto. Por diseño, este motor se enfria-
lo tenía ya diseñado para el Salón del Automóvil de 1934, ba con aire (al igual que el Panard), por lo que no necesitaba
y los primeros ejemplares, artesanales, con la colaboración ni radiador ni agua ni sobrecalentarse, y que es una idea más
de Ferdinand Porsche, el hijo, aparecieron en 1936, de color adelantada que las ideas posteriores: de ahí el ruido carac-
negro (como el Ford Modelo T), conocidos como KdF-Wagen, terístico de su motor. Por diseño, tenía la forma obtenida de
aunque su producción industrial comenzó en 1938 con la las experimentaciones en aerodinámica (lo mismo que los
inauguración de la Fábrica de Autos del Pueblo (de donde Saab de la época), mismas que le obligaban a tener un cha-
les viene su nombre), ésa sí nazi, que durante la guerra los sis sellado que le otorgaba una estructura integral resistente,
construyó en versión militar, la cual se reprodujo básicamen- como de bóveda o cascarón de huevo, y hermética, al grado
te en el VW Safari que circuló durante los años setenta. Des- de que el Volkswagen verdaderamente flotaba en el agua y no
pués de la guerra ningún país aliado quiso la fábrica, porque se podían cerrar las portezuelas sin abrir antes una ventanilla
''no valía la pena", en palabras de Henry Ford. o sin que se le taparan a uno los oídos.
Pero lo notable es otra cosa. Desde el principio este co- El diseño como ética solicita que algo sea como debe
che insistió en ser lo único que debía ser: un automóvil, no ser de la mejor manera posible, sin introducirle intereses
una sala de estar ni una muestra de poder ni un adorno. ajenos a espaldas del objeto. Así, el Volkswagen era barato
En efecto, el Volkswagen tenía un diseño que obedecía al (igual que el Citroen 2CV y el Fiat 500): para comprarlo,
objeto, al hecho de ser coche, que no consiste en descom- mantenerlo y arreglarlo. Era simple, construido con el me-
ponerse, pagar mensualidades o impresionar a los vecinos, nor número de piezas, y comprensible, de modo que con
sino en llevar a alguien de un lugar a otro. En un diseño sólo quedárselo viendo se alcanzaba a entender el mecanis-
así no hay solamente una funcionalidad, sino una especie de mo. Y hasta resultaba agradable; de hecho, su silueta curva
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52 • PABLO FERNÁNDEZ CHRISTLIEB
El Vo/kswagen (1937-2003) • 53

(al igual que las del viejo Audi, el Morris Minur y el Volvo) dad de ventas. El Volkswagen evolucionó, como las especies,
parece seguir siendo la mejor solución p!Ha automóviles, pacientemente, hasta 1974, quizá su mejor año, y empezó
porque embona con la imagen de movimiento, hace juego a involucionar cuando la compañía estuvo al borde de la
con las redondas ruedas y es la única que sabe cómo rema- bancarrota y abandonó el oficio del diseño para ingresar al
tar por el frente y por detrás con suavidad: timw la lógica de mercado del consumo. Tras algunos intentos previos (como
una gota que se escurre. Y con tantita coquottH·ía, la de los el Variant), la fábrica Volkswagen introdujo primero el Golf,
lujos modestos, como el de las luces dimcdonales que eran obra del diseñador Giugiaro (el Fiat Uno también es suyo),
que fue un salvavidas financiero: motor adelante, enfriado
unos bracitos colocados en el posttl de la ventanilla que se
con radiador y líquido refrigerante, atractivo, colorido, juve-
levantaban para dar la vuelta, u el de una moldura troque-
nil, no barato, no simple, no Volkswagen. Después el Jetta.
lada a lo largo de la carrocería por lll techo, desde el cofre
Ya degradado a sedán, el Volkswagen dejó de ser producido
hasta la tapa del motor, y que ttmninaha lHl una lengüetita
en Alemania, al cabo de dieciséis millones de unidades (las
que después se abolió. mismas que el Ford T, aunque este último en menos años:
La suma de lo anterior dotó al Volkswagen de una esté-
1908-1927), y fue relegado a Brasil y México en calidad de
tica esencial, endodérmica, que va de la lámina hacia aden-
vehículo para uso del tercer mundo. El Volkswagen se hizo
tro, como una belle:la íntima que radicaba más en la inte- minitaxi. Ferdinand Porsche, el nieto, se hizo fabricante de
ligencia puesta al construirlo que en su apariencia. Tenía muebles.
alma, es decir, algo por dentro, que incluye irremediable- Paradójicamente, ahora que hasta un Rolls-Royce sepa-
mente al tripulante, el cual al usarlo adopta las característi- rece a un Nissan, los pocos inconfundibles Volkswagen que
cas del coche y se convierte así en un ser práctico, sensato, llegaban a Europa empezaron a considerarse de alcurnia: del
no pretencioso, probablemente confiable, tal vez seguro: es abolengo de la sencillez nostálgica de la posguerra, cuando
como si quien tuviera un Volkswagen no pudiera ser alta- los objetos manufacturados debían estar hechos para servir,
nero, tramposo o soberbio, porque sería contradictorio. Y durar y estimarse. El Volkswagen no fue el único (hubo otros
fue talla solidez de su belleza que pudo transmitírsela en más sorprendentes, como el Margan o el Messerschmitt, que
1949 al Karmann, modelo estilizado diseñado por Ghia, y aún aparece en la película Brasil de Terry Gilliam, ya como
en 1950 al Porsche, su modelo deportivo, y ambos podían auto de ciencia ficción), pero sí el único sobreviviente. Fue
reconocerse como Volkswagen y compartían rasgos como el único coche que nunca perdió los estribos, literalmente,
tapones, faros, manijas, espejos, volante, rejillas traseras y hasta el 31 de julio del año 2003, cuando salió rumbo al mu-
principios técnicos. seo de Wolfsburg el último espécimen, número 24 millones
A Estados Unidos fue introducido mediante la compa- 529 mil 464, de la planta de Puebla, México. Apareció ya su
ñía de publicidad de Doyle Dane Berbach, quien le puso el modelo retro (como el Mini Cooper), pero adentro del New
mote de "escarabajo" (Beetle), para regocijo burdo y efectivi- Beetle no hay un Volkswagen, ni su tripulante.
Las sillas • 55

poltronas, pufs. Asimismo, su función ha podido servir de


LAS SILLAS
ejemplo para otras grandes actividades, como fundar ciu-
dades, ya que éstas, como sus inquilinos, también se sien-
tan, y palabras como asentamiento, sillar o sede significan
silla. Residencia quiere decir sentarse varias veces. Se en-
El proceso de civilización se echó a andar el día en que tiende que en este mundo el que perdió su silla se siente
alguna tribu se sentó, y por eso le dijeron sedentaria, que desolado, como les sucede a los niños en ese juego infame
quiere decir la que se sienta, y donde lo haya hecho, el sue- de las sillas, pero también se entiende por qué los grandes
lo o una piedra, eso es una silla: una vez asentada, cual- arquitectos y diseñadores que remodelaron la imagen de
quier tribu puede ponerse a inventar la agricultura o las las ciudades contemporáneas, como Le Corbusier o Mies
supercarreteras de la información. Como se ve, las sillas van der Rohe, crearon alguna silla: la silla Rietveld, la silla
no se hicieron para descansar, sino para por fin ponerse a Barcelona, la silla Bertoia, la silla Etcetera.
hacer algo, por ejemplo, pensar, en vez de andar vagando En la civilización moderna, las primeras dos actividades
por ahí, y por lo tanto a las sillas se las puede considerar que se realizaron sobre sillas fueron comer y mandar, ambas
el punto de apoyo de la cultura, el fulcro de la civilización. en la Edad Media, y para ninguna se necesitaba respaldo
En las sillas de ruedas esto se aprecia claramente. Cuando ni descansabrazos, sino aplicación en la tarea. Debido a la
Arquímedes pensó aquello de "Dadme un punto de apoyo primera, muy pronto se acercaron las sillas a las mesas, idea
y moveré al mundo", estaba sentado. Por el contrario, el que luego se copió para estudiar y escribir, que solían ha-
imperio romano entró en decadencia cuando los latinos cerse de pie. Debido a la segunda, la silla siempre ha sido
dejaron de usar sillas y se desparramaron en unos divanes un objeto lleno de superioridad, que inviste de superioridad
por donde les entró una flojera de quinientos años que ya a su ocupante. Por eso al principio había sólo una silla por
casa. Por eso todavía, el jefe recibe sentado a sus subalter-
no se pudieron quitar.
Por estas razones de origen, hay una relación entrañable nos y la señora de la casa a las visitas de confianza. Por eso
entre las sillas y sus sedentarios, como si cada quien fuera también los directores y los burócratas insisten en tener una
el compañero de su silla: a los que se mueren o a los que se silla "ejecutiva", en la inteligencia de que es la silla y no uno
van, se los recuerda por la silla donde se sentaban: "Ésta era quien tiene la autoridad. Las curules (sella curulis) y los es-
su silla preferida", "Aquí se sentaba en las tardes". Lo que le caños de los políticos son sillas: presidente es, literalmente,
hace Ricitos de Oro al osito es imperdonable. el que se sienta antes, así que la silla presidencial es una
Puesto que son objetos inmemoriales, a las sillas les silla especial para sentarse primero. Hasta quien ocupa el
ha dado tiempo de desarrollarse de más maneras que el banquillo de los acusados tiene un puesto más interesante
resto de los muebles: en bancos, butacas, sillones, bancas, que el resto de la concurrencia.

54
56 • PABLO FERNÁNDEZ CHRJSTLJEB Las sillas • 57

La siguiente actividad en la que se incorpora a las si- Como dice Jean Baudrillard, sumidas entre la tapice-
llas, más limpia que comer y que mandar, es platicar, que ría, las miradas de los interlocutores no tienen ángulo para
es cuando las sillas empiezan a adquirir comodidades como cruzarse, y la conversación se va haciendo cada vez menos
el acojinado y cursilerías como la ornamentación. La ver- inteligente. Si el sillón era la degradación de la silla, la de-
dadera fama de las sillas del tiempo de Luis XV no se debe gradación del sillón es el sofá, porque si bien sirve para dar
a lo feas que son, sino a que, debido a que su función era la la impresión de que la gente está reunida y es muy amis-
conversación, estaban construidas con la suficiente firmeza tosa, el tipo de conversación que se puede dar cuando la
para mantener la tensión corporal propia de una actividad gente está sentada lado a lado hombro con hombro tiende
atenta y prolongada, y es un dato comprobado que durante a ser superficial y desinvolucrada: gente platicando en un
el siglo xvm de esos asientos salieron muy buenos chistes, sofá solamente alcanza a proferir exquisiteces sociales sin
anécdotas, conspiraciones y teorías. Aparecen por esas mis- ninguna razón ni convicción, después de lo cual, eso sí, to-
mas fechas unos taburetes con a~ujero en medio que, se- dos parecen muy buenas personas. Lo triste del asunto es el
gún sus usuarios en el Palacio de Versalles, eran sumamen- furor que causaron sofás, canapés y /ove seats, al grado de
te cómodos, de modo que adoptaron ese nombre; también que no hay sala que no los utilice como mobiliario.
unas sillas con respaldo al frente, denominadas mironas, No es para extrañarse que la última actividad de los
utilizadas para presenciar juegos de cartas y que venían en asientos, en sus modalidades cada vez más confortables,
modelo para hombre y para mujer, dadas las diferencias sea ver televísión. La culpa del embrutecimiento de la tele-
vestimentarias. visión no está en el aparato, sino en el sofá que se le pone
Sentarse a platicar todavía es un ideal de la vida, pero enfrente.
ya nunca se alcanza debido a que las sillas han sufrido
transformaciones que lo impiden: se convirtieron en sillo-
nes, esto es, los respaldos se fueron reclinando cada vez
más y la cojinería se fue haciendo más voluminosa y fofa,
de manera que la gente, cuando se sienta, se sume, le entra
exceso de confort y se le disminuyen las ganas de pensar
y platicar; de ahí que se introduzca la creencia, novedosa y
falsa, de que las sillas o sillones son para descansar. En las
sillas eléctricas esto se aprecia claramente. De hecho, en el
siglo xrx se inventaron unas sillas con orejeras cuyo objetivo
era no oír lo que decían los demás y acomodar la cabeza
para tomar una siestecita.
El dinero contra la moral • 59

Es una constante histórica y un hecho continuo desde


EL DINERO
la época clásica una mezcla de desdén moral y desprecio
CONTRA LA MORAL
intelectual por aquellos a los que les gusta manipular el
dinero, como los comerciantes, mercaderes, tenderos, co-
rredores de bolsa, vendedores y agiotistas, y, por contra, un
Es obvio que el dinero es la medida de todas las cosas, por- ensalzamiento de quienes no lo manejan, como los nobles,
que es para eso que la gente se prepara, estudia, se pone los profesionistas, los simples empleados o los sabios, que
creativa y se aventura en empresas. Esto es una evidencia; aparecen como los modelos de la historia. Una regla de
es lo normal y a nadie le representa ningún problema, salvo, las familias bien era nunca mostrar que se tenía dinero en
acaso, que nunca es suficiente. Lo que en cambio resulta abundancia, y por eso debían vivir siempre con sencillez,
sorprendente es que haya gente que no se atreva a ganar di- sin la más mínima ostentación. Se consideraba indecoroso
nero, que le dé pena cobrar lo que le deben y que no se anime lucir joyas, a lo más un anillito austero para lacrar los sobres
a vender Amway entre sus amistades para ayudarse con el con el escudo de la familia (como andar en Tsuru cuando al-
gasto. Como si hacer negocio fuera una vergüenza. canza para presumir una Lincoln Town & Country). Decían
Esta gente no contribuye a la circulación del capital, que el dinero solamente debe notarse en la buena educación
actitud preocupante para el progreso neoliberal, ya que de cada quien. Parecería una costumbre inveterada de la
no sólo es un anacronismo, sino incluso una especie de cul- cultura hacer que toda posible ganancia suene a indecencia,
pa, lo cual también es un anacronismo, porque la única mal gusto, descortesía e inmoralidad.
culpa de hoy debe ser no tener dinero: sienten como que Todavía en el siglo XIX había ordenanzas que prohibían
están abusando de los que les pagan, o que es de mal gusto expresamente quitarle los clientes al competidor, y de hecho
dar y tomar dinero y traerlo entre las manos. la misma competencia, ya fuera por la vía de hacer reba-
La generación anterior todavía tenía estos escrúpulos, jas, producir novedades, abaratar la calidad o hacer que las
y educó a sus hijos diciéndoles que no jugaran con el dine- mercancías parecieran más buenas de lo que eran, era visto
ro, que los billetes y las monedas estaban sucios. Creía asi- como acto inmoral, pues se asumía que el objetivo y el fin
mismo que en la mesa no se habla de asuntos pecuniarios, de la industria y el comercio era "la felicidad de la gente".
sueldos, salarios, intereses y otras cosas que no se llevan Así pues, se impedían los avances técnicos en las fábricas,
bien con la sopa. Por eso se inventó la palabra honorarios para que los obreros no fueran despedidos y los competi-
para referirse a las remuneraciones. Fue un cambio drásti- dores no fueran eliminados. Con morales así no existirían
co de una generación a la otra, y no todo el mundo se supo imperios como Microsoft, y ningún McDonald's se hubiera
Hdaptar a los nuevos tiempos. Todo indica que esta moral podido instalar en nuestro barrio. Por las mismas conside-
va a ser difícil de erradicar.
raciones, estaba terminantemente prohibida cualquier for-
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60 • p ABLO FERNÁNDEZ CHR!STLIEB

ma de publicidad: no se permitía anunciar la marca de los EL OCIO


productos, mucho menos su ventaja sobre los otros. "Tome
Coca-Cola" sería una orden que atenta contra la dignidad
humana. Hasta bien entrado el siglo XIX, las casas comer-
ciales de abolengo tenían verdadera aversión por tan sólo
poner su nombre en la marquesina. Ni siquiera en Nueva Por más que se la pasen echadotes, a los vacacionistas nadie
York. Eso sólo lo hacían las tiendas corrientes. les dice que están de ociosos, o sea que la ociosidad es algo
Sobre la obtención de dinero han pesado por siglo~ y que pertenece más bien a los días hábiles y se ejerce en mi-
generaciones los calificativos de práctica sucia, indignidad, tad del trabajo. Tampoco a los desempleados, los jubilados
mal gusto y pecado, incluso pecado mortal, que es como la o los enfermos se les hace tal acusación, de manera que el
antigua iglesia católica tipificaba y condenaba los présta- ocio implica tener algo que hacer, y un ocioso es el que de-
mos con interés. Ahora ya no existe el pecado porque existe bería estar haciendo algo y parece que no hace nada, y de
American Express, que cobra la penitencia en dólares. hecho, lo que siempre contesta es que sí está haciendo algo,
Quienes fundaron este anacronismo de la decencia con- nada más que no se nota.
tra el dinero fueron los griegos, que se burlaban de quienes Así es: el ocio de verdad consiste en tener todo el tiempo
se dedicaban a ganar dinero cuando en lugar de esa mez- del mundo para hacer una cosa pequeñita, como cuando
quindad se podía andar de vago, como Gorgias; vivir en un uno tiene toda la tarde para ir por el pan y agarra el ca-
barril, como Diógenes; practicar las artes, como Fidias, o mino más largo y se va pajareando, o cuando le dejan po-
las ciencias, como Pitágoras; platicar con los cuates, como quita tarea que de todos modos tiene que hacer y entonces
Sócrates; leer a Platón, como Aristóteles, o, como Protágo- se distrae en bagatelas y se entretiene con minucias pero
ras, acuñar la frase de que "el ser humano es la medida de como sea la va haciendo. Según se ve, los niños son per-
fectos ociosos. Lástima los adultos, ya más embrutecidos
todas las cosas".
por las presiones de la productividad y la obtención de re-
sultados, que se van con la finta de que el trabajo consiste
en hacer muchas cosas en poco tiempo, lo que ya luego no
se les quita ni siquiera cuando no tienen nada que hacer, y
entonces inventan las diversiones, que son la coartada de
seguir estando ocupadísimos para no tener que quedarse a
solas con su tiempo.
Hay que desconfiar de los activos, esos que siempre es-
tán, qué bárbaro, con un chorra} de cosas que hacer, por-
61
El ocio • 63
11:.! • I'ABLO FERNÁNUEZ CHRISTLIEB

que lo más probable es que no les interese ninguna. Es más Debe de ser muy difícil escribir una canción teniendo
confiable quien solamente tiene una cosa que hacer, no sólo que terminarla, o dicho de otro modo, a veces sale, a veces
porque está de mejor humor, sino porque de seguro habrá sale otra cosa y a veces ninguna: puede que el ocioso no
escogido alguna que valga la pena de no hacer otra cosa más haya logrado el cubismo ni regresar con el pan, pero logró
que ésa y que valga la pena de no hacer las demás, y que una bonita tarde o un tiempo interesante, y si para eso no
guarde para hacerla todo el tiempo del mundo, y entonces es la vida y para eso no sirve que exista la sociedad, enton-
pueda pasársela dándole vueltas, ensayándola, descubrien- ces quién sabe para qué más, porque, hasta donde puede
do sus posibilidades y derivaciones, dejándose llevar por razonarse, no se trata de la cantidad de resultados, sino de la
latidos y curiosidades, al punto de que la ociosidad termina calidad de vida.
siendo la forma más pensada de hacer una cosa. Mientras Eso de tener algo que hacer es en última instancia el pre-
que el ocupado va una sola vez, el ocioso va y vuelve todas texto indispensable para contar con todo el tiempo del mun-
las que quiera, y se sabe todos los caminos, secretos, deta- do y luego irlo perdiendo con gusto y con ganas. Tal vez los
del primer mundo sean personas muy ocupadas, pero si por
lles y encantos del trabajo.
A veces las tareas que más se prestan a la ociosidad aquí se mira con atención a los albañiles en la obra, los em-
son las que no están muy claras (por ejemplo, "encontrar pleados en las oficinas, los choferes en la base, los payasitos
la belleza", "conocer la verdad" o "buscar la perfección") en los altos, los diputados en la cámara, se advierte que la
y por supuesto carecen de instrucciones, métodoS'Y rece- gente todavía posee la infantilidad de los niños en la clase
tas, lo cual le permite al ocioso siempre andar de ocioso que permite aseverar que no hay instinto de flojera, sino
averiguando la manera de hacerlas. Se sabe que Picasso se esa vocación de ociosidad que quiere ser estropeada por las
rascaba la barriga, que las dos actividades básicas de los ocupaciones de la productividad como único impulso váli-
teóricos de Copenhague que fundaron la física cuántica eran do. Si el fin de la sociedad es su gente, parecería más gentil
jugar ping pong y subir los pies sobre el escritorio, y que una sociedad empeñada en proporcionar todo el tiempo del
los padres de la Ilustración, como Diderot y D' Alembert, lo mundo, orientada a las tareas pequeñitas de a) la subsisten-
que más concienzudamente hicieron durante sus vidas fue cia y b) la cultura, que es el equivalente macrosocial de a) ir
tomar café, pero nunca se les olvidó para qué lo hacían, por el pan y b) tener toda la tarde para hacerlo.
porque la ociosidad no pierde el rumbo y porque su queha-
cer deja de estar impuesto desde fuera y se convierte en un
trabajo íntimo, que brota como de sí mismo, como necesi-
dad. El ocio es el trabajo elevado a su más fina expresión.
Lo que se logra mediante la ociosidad es maravilloso, y lo
que no también.
El verbo estar • 65

personalidad que ha luchado por llegar a ser lo que es: can-


EL VERBO ESTAR tantes, deportistas, empresarios y señoras de buena familia.
Todavía no se sabe qué superan los que se superan, ni cuál
es el ISO 9000 de ser mejores como seres humanos, ni
quién le avisa a uno cuando ya llegó a ser, ni, muy especial-
Quién sabe a quién se le ocurrió aquello de que hay que ser mente, para qué les sirve a los demás todo eso. Parece que
alguien en la vida, pero, además de que se ha pasado a fregar esta meta engañosa y egocéntrica de ser solamente puede
a más de cuatro generaciones, debe de haber sido alguien adquirir un poco de veracidad si se traduce en tener algo:
que no podía simplemente estarse en paz, tal vez debido un título, una oficina, un prestigio, un hogar, una imagen,
a las presiones del clima o la amenaza u otras penurias de aunque más a menudo un dinero; de hecho, cualquier se-
la superviviencia. Seguro que era un habitante del primer ñor que tenga mucho está seguro de que ya es alguien. Ése
mundo, de esos en cuyo idioma la palabra estar ni siquiera ha de ser el ISO 9000. Uno debe tener pruebas de ser, pero
existe, como en el inglés, porque no la entenderían, ya que no de estar.
para poder estar se requiere una relación más graciosa con Y la verdad es que a la gente en general eso de ser y
la realidad, propia de gente no interesada en bombardear superarse la tiene sin cuidado, y se ve que se la puede pasar
países lejanos. platicando tercermundistamente en las esquinas y cafés y
Saber estar es propio de vidas cultas. El verbo estar, a di- pasillos, mirando correr la tarde y a los demás, esperando
ferencia de los demás, no es dedicado ni aplicado, ni padece que dé la hora de tener que irse, y, a sabiendas de que au-
ni resiste: es el único verbo que no hace nada, lo cual es una tosabotea sus buenos propósitos, deja todo para después y
acción sumamente sutil, casi elegante, y entonces sirve más le da mayor prioridad a contemplar la vida que a alcanzar
bien para estar a gusto o estar ahí nomás, a ver qué pasa. aspiraciones. Estar consiste en mantenerse por un lapso de
Claro que uno puede estar atareado o estar furibundo, pero tiempo en compañía de la situación, acompañando la cir-
por el verbo queda especificado que ya se le pasará, que el cunstancia, sin necesitar otra cosa que durar así hasta que
asunto es transitorio y que aquello no se le pegará a uno las cosas cambien. Es como acomodarse a la vida: estar es
ni empezará a formar parte de su personalidad, cosa esta un acto que se cumple y se completa solo, por sí mismo.
última que sólo tienen los que son, no los que están. Siempre se puede ser algo más, ansiosamente, pero no estar
Parece que últimamente se ha intensificado la campa-
algo más, de manera que quienes solamente están así como
ña de que hay-que-ser-alguien-en-la-vida (original, tú mis-
así no pueden tener pretensiones ni presunciones, ya que
mo, lo que sea), mediante libros de superación personal,
ahí no caben posibilidades de sobresalir ni apachurrar ni
diplomados, radioprogramas de autoayuda, meditaciones,
utilizar a los de junto: no hay para qué. Estar es como un
anuncios de Gatorade y entrevistas exclusivas con alguna
64
fifj • PABLO FERNÁNDEZ CHRISTLIEB

modelo de sociedad de coexistencia suave; a eso se refiere LAS MASCOTAS


la palabra bienestar, que es la que se emplea para vivir con
calidad. En cambio no existe la palabra buenser.
Hay quienes no se saben estar, que son los que siempre
andan inquietos, incómodos, con malestar en toda ocasión, y
es que saber estar es verdaderamente un conocimiento que Antes se llamaban perros o gatos, pero desde que el caste-
no se logra de buenas a primeras, toda vez que requiere un llano se convirtió en una traducción literal del inglés, se les
acuerdo y una aceptación profundos, de antiguo, con cues- dice mascotas (pets) y pertenecen a la categoría de los hob-
tiones difíciles: con la vida, con el tiempo, con la muerte, bies (pasatiempos), como los rompecabezas o el alpinismo de
con los otros, con la naturaleza y con las circunstancias, y paredes. Como en todo hobby, sus adeptos deben ser expertos
esto es un lento aprendizaje en la historia de las sociedades, en algo, y por eso acuden a establecimientos especializados,
que se llama cultura. Las sociedades advenedizas, hechas llamados clínicas o boutiques, donde compran no sólo mas-
deprisa, no saben hacer eso. cotas con garantía al cuello, sino también accesorios como
En efecto, la cultura es el arte de estar mejor, lo cual chalequitos para el frío o huesos de caucho sabor chuleta,
incluye muchas cosas que no sirven para la superación per- alimentos balanceados que ya quisieran ciertos habitantes del
sonal ni para la lucha por llegar a ser. La cultura ha de ser tercer mundo, u otros servicios que incluyen estética canina y
aquello con lo que nos entretenemos mientras nos morimos, minina, clases de inglés para perros que sus dueños aprenden
y ante tamaña eventualidad, otros entretenimientos, como de paso, clases de baile para gatos, y otras atenciones de los
acumular, dominar, vencer, destacar, son más bien tontos. instructores y veterinarios, a los que reverencian con el títu-
Si no son carreras. Una sociedad inculta es la que promete lo de doctor. Es un poco paradójico que para sentirse actual
oportunidades de llegar a ser. Una sociedad culta es la que haya que tener una bestiecita en casa y sacarla a pasear.
se promete a sí misma que aquí sí se va a poder estar. Practicar el mascotismo en público requiere sobre todo
un perro, porque los gatos salen solos, y comoquiera, el que
saca a pasear al perro, en parques, camellones y estacio-
namientos de macrocondominio estilo Villa Olímpica, se
siente bien visto, ya que las mascotas son, hoy por hoy, una
especie de adorno ecológico-moral, toda vez que sus dueños
están persuadidos de que se les nota que ellos son de los
que sí aman la vida, quieren a los animales y defi!mden la
naturaleza. Claro que cuando el can comienza fl hHcf~r sus
porquerías, ellos chiflan en la loma.
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68 • PABLO FERNÁNDEZ CHRISTL!EB Las mascotas • 69

Los dueños de la mascota creen que los demás tienen la orgullo, competitividad, chantajismo y otras ruindades pro-
obligación de sonreírle a su perrito como si fuera un bebé pias de la coexistencia humana. El dueño les puede cantar
y dejarlos pasar como si trajeran carriola. Mejor se juntan bien o mal, ser feo o bonito, decir genialidades o babosadas,
entre ellos para evitar malentendidos, y entonces hablan de ser fracasado o triunfador, y el animal no nota la diferen-
asuntos de alta mascotería, como raza y pedigree, gracias cia. Pero no deja de ser contradictorio con el avance de la
que el animal sabe hacer y anécdotas perrunas. Y luego, a democracia que la gente tenga que recurrir a las mascotas
modo de despedida, se intercambian cumplidos como que para no sentirse sola, como si la necesidad del otro ya no
su perro está bien padre y qué nombre tan original le pusie- la pudieran cumplir los demás y la tuvieran que cumplir
ron, y la verdad es que las mascotas podrían servir para que los animales. Antes, cuando los animales domésticos da-
las gentes probaran a ponerles nombres exóticos y extranje- ban leche o huevos, las gentes daban compañía; ahora, las
ros en vez de ponérselos a sus hijos. En fin, siempre queda mascotas dan compañía, y las gentes dan soledad, y la casa
la duda de si no habrán comprado un perro para sentirse huele a gato.
más inteligentes que él. Regresan a sus hogares convencidos Hasta para morirse las mascotas son una buena com-
de que tener una mascota es buenísima onda. pra, pues, debido a que su esperanza de vida no rebasa los
Y en privado, que es el reino de los gatos, porque su quince años, todo mundo puede aspirar a la oportunidad del
tamañ.o y sus desplantes se acoplan mejor a los interiores, desconsuelo, y así como en los parques presumen de amar
las mascotas adquieren otro valor, algo así como un ''valor la vida, también pueden presumir de llorar la muerte de su
humano", de quien hace compañía a su dueño, y que es la ser querido sin que pase a mayores. Después de todo, luego
razón por la cual las mujeres de la clase media del siglo xrx, se podrán comprar otro ser querido más padre y ponerle el
confinadas en sus casas, inventaron este pasatiempo. Y es otro nombre bien original que ya habían pensado.
que, en efecto, tanto perros como gatos son enormemente
antropomorfos, es decir, parece que piensan, sienten y ex-
presan lo mismo que uno, tal vez porque también son bas-
tante mamíferos: ponen caras que parecen tristes, miran al
horizonte como si estuvieran reflexionando. Y aunque lo de
mover la cola para estar contentos no se ajusta del todo, el
caso es que sus dueños les hablan, los acarician, les cuen-
tan sus penas, se acurrucan con ellos y se sienten como si
estuvieran con "alguien", alguien que es más dócil y solícito
que lo normal, porque la mascota resulta ser una especie
de prójimo que no juzga, no critica, no exige, y carece de
La utilidad de los balcones • 71

se llama balconear. Y dos: balconearse, esto es, ser visto por


LA UTILIDAD
los de algún otro balcón, y entre todos poco a poco enterarse
DE LOS BALCONES de las vidas ajenas. El paisaje de un balcón es otro balcón.
En general, da la impresión de que nunca nadie se asoma,
pero tantito que uno se entretenga verá que se van abriendo y
Los edificios que se caen con los terremotos tienen en común cerrando alternativamente, apareciendo y desapareciendo
que no tienen balcones. Pueden no tenerlos por ser muy vie- gente ociosa, y así resulta que los vecinos de una cuadra
jos, mientras que los balcones de verdad, esos patiecitos vo- se conocen sin poder admitirlo porque sólo se han visto
lados de las fachadas de los condominios multifamiliares, entre balcones, y si se topan en la tienda tienen que fingir
aunque parezcan anticuados son más bien modernos, ya que demencia.
no se pudieron construir hasta que hubo cemento armado. Los balcones son privilegio de ciudades hacinadas, de
En la Edad Media, la técnica sólo daba para hacer venta- edificios de departamentos, de clases medias cuesta arriba,
nas no muy grandes; en el siglo XIX ya alcanzaba para venta- de gente con sus típicas penurias de la vida diaria que tal
nas de piso a techo con barandal o balaustrada, y este cruce vez sueñe con casa & jardín como los de las revistas pero
de ventana y barandal despertó algo así como un instinto mientras tanto se distrae en el balcón. Se puede saber qué
de balcón, que se define como la curiosidad irremediable hace, piensa y quiere la sociedad por lo que hay en sus bal-
por lo que pasa fuera cuando uno está dentro: el gusto de cones que se usan de tendedero, asoleadero y cuchitril: hay
estar donde no lo llaman. Un balcón es un gesto de piedra, asadores de carne, jaulas de canarios, tanques de gas, ha-
que proviene del ademán de asomar la cabeza para ver lo macas, perros, aparatos de aire acondicionado y abuelitas
que pasa por la calle. Un balcón es una ventana que estira olvidadas, o sea, hay quehaceres, aspiraciones, delirios y
el cuello. Esto es cierto, pero la verdad es al revés: fue la desganos acompañándose los unos a los otros.
calle la que, atrajo con sus voces e incidentes a los de dentro Entonces se diría que los balcones son cosa de interés
para que salieran: es como si la ciudad jalara una lengüeta social. Sin embargo, en las últimas décadas los expertos
de fachada y succionara un cachito de casa. que construyeron condominios de "interés social" ya no
Quienes se asoman al balcón con cualquier pretexto, juzgaron financiable que los inquilinos tomaran el sol y
desde regar las plantitas u orear la casa hasta sacudir el suprimieron los balcones de los edificios, estilo Tlatelolco,
mantel o ver quién toca, hacen en realidad dos cosas (ade- un megaproyecto habitacional de la ciudad de México que
más de tardarse más de lo previsto): una, mirar a la gente se cayó en un temblor, y si la pregunta es si estos edificios se
que pasa por la calle, los coches en su defecto, con el fin de cayeron porque no tenían balcones, la respuesta es que sí:
respirar un poquito de intemperie social para darse ánimos a los que los construyeron no les importaba la gente que
y proseguir con las rutinas de dentro; eso en el diccionario iba a vivir ahí.

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7'2 • PABLO FERNÁNDEZ CHRISTLIEB

Y el espectáculo de la halconería en su conjunto, con sá- Los CAFÉS


banas colgando, escobas patas arriba, triciclos destartalados
y tenis oreándose, es la manera como una ciudad muestra
su hospitalidad, porque produce la impresión acogedora de
que todos esos edificios son una cosa humana, que tiene
vida interior, y a todo aquel que pasa le presta algo de su Como toda gran institución, las cafeterías tienen su mito de
cobijo doméstico, del aburrimiento cálido, de la hora de la origen: el de un turco anónimo en Viena (1683) y un costal
cena. Los balcones son una especie de alegría que no se de granos que era parte de un botín de guerra y que nadie
nota, como la de un adorno que nadie pela; son como la sabía para que servía pero él sí. Servía para servirse. Habría
sonrisa escondida de la ciudad en medio de su cansancio. que hacerle un monumento al turco y dejar entrar a Turquía
La existencia de balcones parece formar parte de los dere- a la Unión Europea sólo por eso, puesto que, sin duda, los
chos urbanos, porque a lo mejor con esa alegría de adorno cafés son lo más civilizado que tiene Occidente, y la demo-
feo, sin estética pero con la amabilidad de las buenas in- cracia de la cual tanto se presume se formó literalmente
tenciones, la ciudad se vuelve un lugar más llevadero. No en las conversaciones que se daban en los cafés del siglo
se puede probar si el orgullo, la identidad y esas cosas que xvm, ya que un café en la mesa induce a la gente a platicar,
hacen a una sociedad más solidaria y menos hostil se dan y cada vez que se platica lo suficiente el tema se vuelve la
en maceta de balcón: lo único seguro es que un buen balcón política, y toda plática política que dure bastante se hace
debe tener geranios. subversiva, y así no hay rey que dure en el poder.
Los hoteles no tienen balcones porque los administra- Se entiende que el café pegara tan fuerte, y que fuera
dores no quieren que haya huéspedes estorbando durante considerado una droga que, según un manifiesto de la épo-
el día; los hospitales tampoco porque no hay paciente que ca, dañaba las virtudes masculinas y enviciaba a los hom-
quiera quedarse más de la cuenta, y las oficinas menos por- bres con la manía de no querer salir de ahí. Tendría que
que los jefes no van a permitir que sus empleados gasten su extrañarnos que en la cultura latinoamericana no haya tra-
tiempo en el balcón. En todo terremoto se pueden contabi- dición de cafés, pero es que en la Nueva España estuvieron
lizar -o descontabilizar- un hospital, algunos hoteles y prohibidos debido al hecho de que siempre que había café
varios edificios de oficinas. el lugar se volvía un conversatorio de consecuencias peli-
grosas, aunque ni así se pudo impedir la independencia, la
cual tuvo que surgir de los confesionarios, que, bien vistos,
son otro lugar donde también se habla. Y si de todas ma-
neras iba a haber independencia, hubiera sido preferible
que prohibieran los confesionarios y no los cafés, ya que,
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74 • PABLO FERNÁNDEZ CHRISTLIEB
Los cafés • 75

después de todo, también en éstos la gente se confiesa: para poder sostenerlos. Los cafés parecen obedecer a una
con sus amigos, con desconocidos, con el mesero y con- razón más grande y más antigua, más colectiva e histórica
que la del negocio que no son. Uno pasa enfrente de un café
sigo misma.
Un café es un establecimiento familiar donde además y otro y otro, y en todos hay una persona con una taza o un
se sirve té, Coca-Cola, alcohol pero no mucho, temprano vaso y un cigarro que siempre están a la mitad, y aunque lo
cuernitos o croissants (que también son turcos: la media más seguro es que lleven allí nada más veinte minutos, que
luna árabe hecha de pan) y más tarde algo para picar, que se hayan dado una escapadita del trabajo o que estén espe-
en conjunto configuran el pretexto para que la gente vaya rando a alguien, siempre parece que llevan siglos -tres,
allí a leer, mirar a los demás o ver la tele en días de fut. Los para ser exactos- en la misma posición y con el mismo
cafés tienen mesas chiquitas, baños chiquitos, y también periódico del día de hoy, y al verlos así tan campantes se
tienen la particularidad de que se diseñan solos, como sin siente envidia de la buena, como si la gente del café le pa-
querer, como si el lugar supiera decorarse por sí mismo, y sara a uno el tip de la felicidad. Asimismo, se ve que son ju-
entonces, independientemente de si es madera, mármol o bilados, estudiantes, abandonados, trabajadores, plantados,
formica, siempre quedan igual, con el mismo toque y el mis- intelectuales, turistas, baquetones, etcétera, que demuestran
mo ambiente, con un aire casero de entre cocina y chimenea con su presencia que cualquiera puede entrar y tomar su
si hace frío, de entre cocina y patio si hace sol. Tienen un lugar, porque un café es, más que un sitio de reunión, que
quién sabe qué de entre miscelánea y Sanborns. El café es sí lo es, un sitio de inclusión, y de hecho el que pasa por
el calor de hogar de la calle. Si un decorador profesional enfrente es casi una de las personas que están ahí sentadas,
intenta diseñar uno, solamente logrará una sangronada de pues todo mundo forma parte del café, porque el café es la
autor donde sólo se paren los sangrones, porque ni las mos- sociedad que acepta a todos.
cas, ya que la gente sentirá que eso no es un café sino un Y así, el sentimiento que dan los cafés no es el de que
allí le van a arreglar a uno los problemas y preocupaciones
Starbucks.
En efecto, los cafés no pueden ser franquicia ni cadena y soledades, pero sí el de que todas las gentes que están
porque, aunque tengan un dueño -que nunca será rico-, ahí lo están acompañando, y a la inversa, que uno hace lo
no son una propiedad privada, sino una cosa pública, una mismo con los demás sin tener que empeñarse en hacerlo.
utilidad urbana, una institución social. Esto se nota en el Tomar un café es un acto de gentileza. Las ciudades con
hecho de que tiene que haber en promedio como dos por cafés son ciudades acompañadas.
cuadra y que el dueño ya sabe que las mesas no son suyas,
sino de los que las están ocupando en ese momento y a los
cuales no interrumpe enjaretándoles otro cafecito, y quie-
nes, por su parte, tienen la obligación civil de ir seguido
Envase de mujer • 77

No cabe duda de que siguen vigentes las relaciones en-


ENVASE DE MUJER
tre los sexos basadas en el modelo de atacar y resistir, de
perseguidor y presa, cazador y gacela, y tampoco cabe duda
de que, bueno, después de todo la sexualidad es un instinto
básico. Pero entre todo esto se cuela algo más como si fuera
En el metro, en las horas pico, separan a los hombres de octavo pasajero, algo incongruente que flota como espora
las mujeres para que no se agredan. No físicamente, sino en el aire pero que como Alíen, como el escarabajo de La
visualmente: ellos con la mirada, ellas con la imagen; ambos momia, parece lograr meterse por la piel y azuzar el hipo-
sin querer. El metro funciona como el subconsciente de la tálamo, que es donde están los impulsos sexuales.
ciudad; igual lo hacen los drenajes, los objetos arqueológi- Tradicionalmente, es decir, antes de que el mundo fuera
cos y el lago enterrado de Tenochtitlán: ahí se encuentran informático y mercadotécnico, o sea, antes de que parecie-
las cosas que supimos olvidar. A los hombres que van en ra estar constituido exclusivamente por imágenes, sólo las
el metro, que son básicamente los mismos que (como dice mujeres venían en cuerpo de mujer. La ropa venía en cajas
Eusebio Ruvalcaba) en horas y días hábiles se esconden de ropa, el agua en garrafones para agua, el atún en latas de
en el pornocine Teresa para gozar sus sufrimientos, se les atún, la ternura en piel suavecita, y la soledad venía envuel-
escurre la baba por los ojos cuando entran las mujeres de ta en cuartos vacíos. Hoy en día casi todo, desde la libertad
la tribu secretaria! con su flequito de toldo y las mujeres hasta el atún Calmex, desde el dinero hasta los amortigua-
del contingente estudiantil con su mochila al hombro y su dores Gabriel, casi todo viene en envase de mujer: cualquier
juventud a la cintura. Y los hombres, los desvencijados de mercancía, ilusión, miedo, desolación, hambre, autorretrato
esqueleto, los subordinados de oficio, los desagraciados o intimidad que se venda y trafique en el mercado de imáge-
de porte, o los dueños en general de cualquier grisura de la nes de nuestra sociedad virtual, cualquier cosa que hombres
vida, otean, unos con mayor recato que otros, faldas y esco- o mujeres necesiten, desde un teléfono hasta el sentido de la
tes, y ahí les cunde lo que oficialmente podría llamarse las vida, es presentada, comercializada, posicionada, anunciada
ganas, que entre otras cosas contienen el dolor de ver lo que bajo la forma de un cuerpo de mujer, entendiéndose por
no se toca, de querer lo que no se puede, de urgirles lo que no mujer, no la del Brindis del bohemio, sino algo así como un
se quiere. Se los puede calificar de machos, pero difícilmen- cuerpo femenino en edad de merecer, en actitud de mere-
te de dominadores, prepotentes o felices. Y las mujeres, que cer, en posición de merecer y en ropa de merecer, de suerte
resienten la carga de estas ganas a razón de siete veces por que para tener cualquier cosa hay que tener a esa mujer.
vagón y siete por estación, les duele a su vez la decepción El imaginario social, que es la verdadera Matrix, es una
de haberse arreglado tanto para acabar siendo las víctimas vorágine de imágenes que actualmente está en auge tecno-
de un sobreentendido que es malentendido. lógico pero en crisis de creatividad, y por lo tanto la única

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78 • PABLO FERNÁNDEZ CHRJSTLIEB
Envase de mujer • 79

imagen que puede producir una y otra vez es la de un cuer- que escudriña, describe y manipula a la naturaleza, la cual
po de mujer, y éste aparece en anuncios espectaculares, simplemente se deja hacer. El papel de las mujeres es tener
en cómics como El Libro Vaquero y Chicas Trabajadoras, en cuerpo y el papel de los hombres es mirarlo, no al revés.
comerciales de televisión, en revistas, en los escaparates No importa si los anuncios están dirigidos a hombres o a
de las tiendas, marcando con su forma todas las conversa- mujeres, siempre sale una mujer.
ciones, comportamientos, normas, modas y esperanzas, de Es obvio, y ahí está la estolidez creativa de los mer-
manera que todos, hombres y mujeres, cada vez que desvían cadotécnicos, que los hombres de vez en cuando necesi-
la mirada o la atención, sin deberla ni temerla se topan con tan un cuerpo de mujer, pero también, y también de vez
uno de estos cuerpos. No es que haya explosión demográfica en cuando, necesitan sentirse alguien, perder el tiempo,
desproporcionada de cuerpos de mujer, no es que se hayan probar la misericordia, saberse acompañados, fumarse un
multiplicado efectivamente, sino que, en rigor, los diferen- cigarro, realizar algo, y resulta que en el mercado virtual
tes símbolos y objetos con que contaba la sociedad han ido de las imágenes, cuando buscan cualquiera de e-stas cosas
perdiendo su forma natural y adquiriendo a cambio la forma se encuentran con que viene en envase de mujer, de modo
única del cuerpo de mujer como apariencia universal de que a la postre cualquier cosa que aparezca en envase de
todo lo que existe. Si uno busca agua Evian, la reconoce mujer será lo que seguramente se necesita, hasta llegar al
porque su anuncio es un cuerpo de mujer; si busca vaca- punto confuso en que ya no se sabe ni qué se necesita, pero
ciones en Ixtapa o crema humectante Ponds, las reconocerá basta con que tenga cuerpo de mujer.
porque se anuncian como cuerpos de mujer; si uno va tras Es evidente, y ahí radica la estupidez imaginativa de la
el éxito y el poder, éstos traen cuerpo de mujer. Todo viene sociedad de consumo, que las mujeres generalmente ne-
empacado igual, y si todo está envasado así, nada es más cesitan tener un cuerpo de mujer, pero a menudo también
lógico que topárselo por todas partes, y cualquier hombre o necesitan tomar agua, ser queridas, pasear por la calle, di-
mujer que tenga algo, tiene cuerpo de mujer, ya sea puesto vertirse, comprar ropa, y se topan con el hecho de que para
o sobrepuesto. Es curioso que los cuerpos de hombre parez- cualquier cosa que necesiten requieren envasarse en el mol-
can no existir en el imaginario contemporáneo, ni dentro de de un cuerpo de mujer según los cánones establecidos,
de las imágenes de los medios de difusión ni dentro de las en el entendido virtual de que, una vez que se tiene el en-
imaginaciones de las relaciones interpersonales. Para am- vase, todo lo demás: amor, plenitud, éxito, inteligencia, Vlm-
bos sexos, las cosas y las personas tienen cuerpo de mujer, drá por añadidura, al grado de que lo único que se nncnslta
y para ambos sexos, el hombre es solamente el ojo que las entonces para todo es tener un cuerpo de ésos, vestido como
mira, el juez que las califica, el pensamiento que las ima- corresponde, pintado como procede, en pose como dnho sor,
gina. Esto se cumple incluso dentro del imaginario cientí- de manera que acaba por no importar qué sea lo quo so qulo-
fico, donde el científico es un ojo que ve pero no es visto, y re ni lo que se busca, todo eso tiene cuerpo do mulnr.
80 • PABLO FERNÁNDEZ CHRISTL!EB Envase de mujer • 81

Hasta ahí, allá arriba, en el imaginario comercial, en la viene de esa mujer que está ahí enfrente vestida para matar
Matríx, en el aire social donde todas las cosas flotan con for- pero que hace como que la virgen le habla, porque ella y las
ma de cuerpo de mujer, todo es medio vulgar, como anuncio demás mujeres se topan con el dato cruel de que se habían
de Vicky Form, pero sin contratiempos, como si el mundo arreglado con cuerpo de mujer pero para otra cosa que no
en efecto pudiera ser de otro modo, pero cuando menos ya era ser meramente cuerpo de mujer: como si se hubieran
se entendió cómo es, de qué se trata, a qué le tira, qué hay equivocado de envase, porque intentaron traer envoltura de
que hacer: hombres que se desenvuelven entre mujeres en- otra cosa, y resienten una violencia y una injusticia y una
vueltas en su propio cuerpo. traición que nadie sabe de parte de quién se la mandan.
Pero el problema es que los envases son para destapar-
se, los empaques se desempacan. Mientras que un adorno se
ve pero no se toca, está históricamente estipulado que todo
aquello que tenga una envoltura hay que buscar qué tiene
dentro: no solamente hay que mirarlo, sino cogerlo y abrirlo.
Y entonces, aquí abajo, en la realidad, en el metro en
las horas pico, en los microbuses y sus paraderos, en los
supermercados y los puentes peatonales, en los centros co-
merciales, en las filas de las ventanillas, en las oficinas y
demás sitios de trabajo, donde la carne deja de ser virtual
y se hace de a de veras, donde la carne se encarniza, donde
se cruzan los hombres y las mujeres que tienen que bajar
de los imaginarios publicitarios y encarnar en la realidad,
los hombres se topan con el hecho violento de que ahí están
más o menos enfrente los cuerpos de mujer que la imagine-
ría mercantil preconizaba, con envoltura y todo, pero que
no se tocan, mucho menos con las manos y ni siquiera con
los ojos, porque lo único que de verdad están tocando estos
hombres es el abismo que se abre entre la grisura de sus
vidas y el cuerpo de una mujer: eso que resienten en el hi-
potálamo y que oficialmente se denomina ganas, no es otra
cosa que una violencia y una injusticia y una traición que
quién sabe de dónde y de parte de quién viene, porque no
El tema del clima • 83

EL TEMA DEL CLIMA dentro de la ropa. Y plegando la cabeza atraviesan el pano-


rama con pasitos diligentes. De puro frío, por urgencia de
ir a encerrarse en alguna parte, los friolentos tienen que
ser muy trabajadores para edificar casas donde ir a meterse,
cafés, oficinas y talleres. Y ya dentro, por no salir, se ponen
De lo único que pueden hablar dos que ni se conocen ni tie- a hacer cosas, como la luz eléctrica, la máquina de coser, la
nen nada que decir es del clima, porque es lo que seguro les fenomenología del espíritu o la bomba de neutrones, cosas
cae por igual; así, siempre se debe contar con una teoría para todas que les quedan muy bien, ya sea porque tienen ocho
la ocasión, que actualmente es, como todo, amarillista ("Ya meses de invierno para hacerlas, o porque tienen miedo de
hubo muertos por el frío"), estadística ("Nunca había hecho que algo falle o falte. Quienes cierran sus puertas se vuelven
tanto") y superficial, sobre todo porque hoy en día ya hay precavidos, recelosos, egoístas; abrir lo que sea, la puertas,
otros entretenimientos aparte de las reflexiones climáticas. los brazos, la cartera o el alma, nomás no les gusta. En sus
Sin embargo, el tema del clima tuvo tiempos mejores, idiomas y modos de hablar, se les nota una marcada prefe-
hace como dos siglos, cuando a falta de otros pasatiempos rencia por no pronunciar las vocales, porque es con las que
y a fuerza de ver llover por la ventana sin televisión que la se abre la boca.
salvara, la gente elaboraba teorías más serias, como la que En cambio, en los lugares cálidos, claros y diurnos, las
postula que el clima es una psicología de la sociedad pues vocales se pronuncian abriendo amplia la boca, y también
las condiciones meteorológicas de cada región determinan los brazos y otros ademanes, como si la gente tuviera el
la inteligencia, las costumbres, el temperamento, los uten- cuerpo hecho de puras bisagras, y éste se abriera y exten-
silios, las palabras y la vida de la población. La sopa es un diera para exponer al clima la mayor superficie de piel. Y
invento del norte, fumar es un invento del sur. claro que la mejor manera de abrir las puertas es no hacer-
El clima produce una psicología del cerrar o del abrir, las, porque, en efecto, la gente del clima cálido no presenta
cuya primera gran consecuencia es que cerrar cuesta más ninguna urgencia de guarecerse mucho ni de guardar para
trabajo, porque, para empezar, uno tiene que construir la mañana, y por lo tanto el pensamiento práctico nomás no
puerta, y de ahí en adelante se convierte en una psicología se les da, lo cual es propio de quien tiene confianza -acti-
del miedo o de la confianza, respectivamente. tud típicamente abierta- en que nada le faltará, como si el
En los lugares fríos, nublados y nocturnos, donde el pai- paraíso terrenal que se imaginan los del norte en las agen-
saje y el ambiente se echan encima de uno, la gente parece cias de viajes, con sol y frutero lleno y colorido, les hubiera
que se cierra sobre sí misma: se encoge, se recoge, se hace llegado antes de trabajar para conseguirlo.
bolita para que quede la menor superficie posible de piel Pero la envidia siempre triunfa. No se sabe si por mero
y de cuerpo expuesta a la intemperie, como si se guardara cálculo o por venganza, que también es fría, los helados lo-
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84 • PABLO FERNÁNDEZ CHRISTLJEB

graron inculcar sus valores en el trópico. De hecho, el in- Los FEos


vento del aire acondicionado es un sabotaje de los gélidos
para que los cálidos se metan en algún lugar, usen suéteres,
cierren las puertas y se pongan a trabajar. O dicho de otra
manera, el miedo se zafó del clima e, impregnado en mer-
cancías, electrodomésticos, cuentas bancarias y espejitos, se No se puede hacer nada por ellos, ni siquiera definirlos,
lo vendieron a los climas calientes, que empezaron a adqui- toda vez que la fealdad no es algo que falte, sino que, con el
rir estos artefactos ingeniosos y esforzados, con los que se mismo número de elementos (dos ojos, una nariz, una boca,
enfría el alma y da por acumular y esconderse y encerrarse dos orejas), es algo que sobra. La fealdad es algo así como
en casas, clubes y coches sin abrir para que las cosas no un exceso de cara. O como si no estuviera la cara, sino su
se vayan a salir ni nadie entre a aprovecharlas. El miedo es cicatriz. Pero no hay una balanza fidedigna, y además están
una forma del frío. Y no deja de dar un poco de pena aje- distribuidos accidentalmente en la población, de suerte que
na ver que ciertos ejemplares sudados de las clases medias a veces se ven tres el mismo día, y a veces en tres meses no
tropicales se paseen presumiendo abrigos donde hace calor se ve ninguno.
o traigan gabardinas diseñadas para un chipichipi donde En el metro o por la calle, y especialmente cuando pi-
la lluvia cae a chorros. Mientras tanto, para que se vea que den algo en una tienda, los feos son aquellos seres humanos
sí era envidia, los del frío se han puesto a sobrecalentar el ante los cuales la gente se queda muda, incluso el tendero,
lo cual constituye un momento tenso para todos los presen-
planeta.
Las teorías del clima resultaron inconsistentes al descu- tes. No se cuchichea acerca de ellos: si cuchichean sobre
brirse que había esquimales guapachosos y no muy traba- uno mismo en el metro es que uno todavía está dentro de
jadores, así como jarochos ineptos para el carnaval, pero la los aceptables. Lo que sí es cierto de los feos es que son
verdad es que su objetivo fundamental era proveer de tema poderosamente atractivos: nadie les puede quitar la mira-
a cualquier conversación entre dos desconocidos. da de encima. Pero cada mirada los daña, los hiere, y si se
calcula la cantidad de miradas que cualquiera recibe a lo
largo de su vida, tal vez pueda imaginarse el tamaño de su
desgracia.
Todo mundo tiene sus fealdades particulams qun se pue-
den más o menos disimular con una manita d1~ gato, y se
puede hasta ser feíto en general, y lllltonn~s. pura que no
se note, lo mejor es resaltar la simpatía, la intelig1mcia o el
dinero. Pero los feos son personas cuya característica total
Hfi
Losfeos • 87
86 • PABLO FERNÁNDEZ CHRISTLIEB

es ésta, y ésta borra todas las demás. Y el espejo, que es la Son la única minoría que carece de coartada. Por ello, la in-
ayuda de todo mundo, es la traición de ellos. El espejo que justicia que pesa sobre ellos no es, como en los otros casos,
una injusticia social, con culpables y todo, sino la peor, la
usan es la pared.
Se los puede considerar una minoría social, acaso la injusticia pura, absoluta, sin explicaciones ni reivindicacio-
más cruelmente tratada, porque mientras los indígenas, los nes. Por lo tanto, su rabia ha de ser pura, absoluta.
paralíticos mentales o los asesinos en serie son tomados en No tienen cara para presentarse en sociedad, y así, el
cuenta, los feos no pueden ni ser defendidos porque nadie estado de ánimo permanente de ios feos es la humillación,
se atreve a reconocerlos. Y es que, en efecto, la crueldad que los hace apartarse, no ya por feos, sino porque la hu-
se ejerce mediante la opinión común, bondadosa, es decir millación se define como el aviso previo de que no habrá
hipócrita, de que las apariencias no importan y que lo que comprensión ni compasión por parte de nadie. Tal vez por
importa es la belleza interior, de modo que todos hacen eso hay que admirar la sensibilidad refinadísima de gente
como que no hacen caso si alguien es feo, y por eso los feos como los punks y otras tribus de feos deliberados y solida-
ni siquiera pueden plantear su problema y se lo tienen que rios que deciden parecerse a ellos, aunque, en honor a la
tragar, como si la sociedad les zambutiera su fealdad hasta verdad, estos feos artificiales se guardan la ventaja de andar
en grupos, circunstancia siempre acogedora, mientras que
el alma.
No caben ni en las estadísticas, mucho menos en los no puede haber asociaciones de feos, mucho menos anóni-
ideales de tolerancia y pluralidad, y no los aceptan los de- mos, ya que los feos tienen eso que otras minorías desean,
rechos humanos porque no existe el derecho a ser feo, y que es la notoriedad de nunca pasar desapercibidos.
por ende es gente que tiene la obligación de ser normal, El único consuelo que tienen los feos en este mundo es
o sea, la obligación de arreglarse y salir a la calle y pedir la existencia de otros seres semejantes a ellos, casi se diría
las cosas por sí misma, pero no tiene el derecho a tener sus gemelos: a saber, los bonitos, ésos no sólo guapos y gua-
ilusiones -que ya están marchitas de antemano-, a so- pas, sino preciosos hasta la pared de enfrente, porque éstos
ñar con alguien -sueño podrido-, ni siquiera a caminar son los únicos otros a los que les pasa exactamente lo mis-
meditabundos por las banquetas para no ser sacudidos por mo, que son focos de atención y que ya no pueden soportar
la fascinación morbosa de los otros. Son los fantasmas de la el golpeteo enmudecido de las miradas de los afortunados
normales del montón. Y eso termina por hacer mella en la
ópera del mundo.
Mientras todos los demás, los discapacitados, los seropo- cara de cualquiera. Tom Cruise y Nicole Kidman tuvieron
sitivos, los obesos, a los cuales se les ponen nombres dizque que divorciarse porque ya no aguantaban el daño mutuo quo
decorosos, tienen la disculpa de que su mal se debe a una se hacían.
causa, esto es, que tienen una enfermedad, en cambio los
feos son los enfermos sin causa, y por eso no tienen excusa.
Los coches y los peatones • 89

Los COCHES salen de fábricas que tienen más poder que los gobiernos,
Y LOS PEATONES y eso indica lo difícil que es detenerlos, y además quienes
gobiernan son amantes de los coches, así que los derechos
y los callos de los peatones seguirán siendo pisoteados por
algún tiempo: los automóviles (su nombre científico) no van
Por fin la muchedumbre humana se subdividió en dos espe- a detenerse nada más porque ya no quepan o porque haya
cies distintas, y no por métodos genéticos, sino locomotores peatones atropellados, seres a los que no les alcanza para
(igualmente darwinistas, ya que todavía sobrevive el más el taxi y prefieren ir enlatados en el metro. Es obvio que el
fuerte): en los que pisan con las llantas y en los que andan coche no es un medio de transporte, ni tampoco un símbo-
con las suelas. La llanta es el equivalente exacto de la suela, lo de estatus, sino una máquina de hostigamiento contra
nada más que una va para los pies y otra va para las ruedas, peatones.
porque ambas son un recubrimiento que hace contacto con En este sentido todo automóvil es utilitario. Las camio-
el suelo, además de que sirven para moverse. Ya la mane- netotas que los maridos les compran a sus señoras para que
ra de hacerlo es lo que difiere, porque las llantas soportan se alcen sobre las clases inferiores son una bonita muestra
cargas como de tonelada y media, propias de mastodontes, (es decir, bonita la camionetota, y probablemente la señora,
generalmente de peso muerto, dado que tal tonelaje no es pero no la muestra). Y es que quien se monta en un coche
lo que había que transportar, sino sólo a una cosa como de adopta la musculatura del coche, pero también su cerebro, y
setenta kilos, mientras que las suelas sólo soportan esos se- el cerebro automotriz funciona con la lógica de la potencia
tenta kilos con todo y mochila, y nada de lo demás. De ahí y de la velocidad, de alcanzar, rebasar, dejar atrás, pasar
se deduce que el tonelaje sirve para embestir. A los prime- por encima.
ros se los llama vulgarmente coches, y a los segundos se Es notable cómo cualquier especie, incluidos los chaca-
los querría llamar vulgares, pero les dicen peatones. Cabe les y los chorlitos, al subirse a un coche se desconecta de su
señalar que quienes caminan sobre ruedas vuelven a ser cerebro habitual y switchea automáticamente a otra visión
cuadrúpedos, sobre cuatro patas redondas, así que, aunque del mundo. El automóvil es una especie imperialista, diga-
avancen más, definitivamente no son más avanzados. mos washingtoniana, que va ocupando el territorio que no
No es cierto que todo coche empiece siendo peatón, por- le corresponde, de manera que al ochenta por ciento de IH
que ya hay datos de escuincles que no se bajan de su carrio- población, que es peatonal, ya sólo se le permite ocupar td
la. Hay peatones que pisan un coche el día que consiguen veinte por ciento del espacio público. El cerebro deiJH~Hitín,
aventón, y también los coches pisan peatones, pero esto no por su parte, funciona con la lógica de la supnrvivnncia,
es una similitud sino su principal diferencia. Los coches y por eso se puede ver que se van juntando en unn nsquina
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90 • PABLO FERNÁNDEZ CHRISTLIEB
Los coches y los peatones • 91
de ésas de vuelta continua (o sea todas), para acumularse en
cruce de dos especies), porque son mitad suela mitad llanta,
número suficiente y así cruzar en bola, porque saben que si
casi rueda casi pie, como los autobuses, que son una cruza
pasan de uno en uno, de uno en uno se los echan al plato.
de coche con banqueta, o las motos chiquitas, como las que
A veces también se junta un perro callejero y aprovecha están cruzadas con repartidor de pizza. O las bicis o los pa-
para atravesar. tines. Aún no está claro si se puede incluir en esta especie
Parece ser que el día del peatón, que organizan las au- a los huaraches de llanta.
toridades cada año, es la fecha en que se levanta la veda y
los coches pueden salir a cazar transeúntes que creían que
el día del peatón es la fecha en que podían cruzar las calles
con inmunidad cuando van sobre las rayas blancas, pero
en realidad esas rayas son la línea de arranque de los co-
ches, y no pasos de peatón. Es como si fuera el día del irakí.
Aunque la verdad es que todo eso tiende a ser una exagera-
ción, porque en una ciudad con tres millones de vehículos
y doce de viandantes, solamente mueren al año como 450,
en escenas a veces escalofriantes, así que no es tan cierto
que a los peatones los machuquen ni los aplasten ni los apa-
churren: únicamente los mojan en tiempos de charcos, les
tocan el claxon por la espalda, les echan la lámina y ponen
cara de desprecio frente a ellos, esos muertos de hambre,
incapaces de comprarse siquiera un Chevy. Así que sólo es
cierto que los amenazan, los atemorizan y los infelizan. De
hecho, los coches se matan mucho más entre ellos, aunque,
eso sí, procuran llevarse siempre un último peatón entre las
patas, conocido como el peatón del estribo. El día del auto
es cada sábado.
Ahora bien, es sabido que dos especies de la muche-
dumbre humana no pueden convivir, porque tienden a
destruirse, así que no está de más prestar atención a una
tercera especie, incipiente, denominada híbridos (en latín,
La sopa • 93

En efecto, los utensilios surgen de la sopa, como las


LA SOPA
marmitas o las cazuelas, esas ollas grandes y comunales
donde se cocina. De esta olla nodriza se desprendieron ollas
menores y particulares, mejor conocidas como platos sope-
ros; sólo mucho después, por extensión, se hacen los platos
A Mafalda sí le gustaba la sopa, pero le gustaba mirarla: extendidos. Y del plato sopero, por su parte, se desprende
cómo saca humo, cómo se mueve por dentro, cómo brilla la minúscula cazuelita que hasta tiene el mango más gran-
la grasa, cómo tiene profundidad y transparencia, cómo le de que la olla, y que se llama cuchara sopera; sólo mucho
cae la sal, y esto las mamás, tan prácticas, no lo entienden, después, hasta el siglo xvn, aparece el tenedor.
pero es que en la sopa se encuentra el origen de las cosas, Y de la cuchara se desprenden los modales, debido a
y los niños, que siempre andan con dudas filosóficas, es lo la destreza que se requiere para seguir la regla de que "la
que están contemplando, sobre todo en la de espinacas, que sopa va a la boca, no la boca a la sopa", así que derechitos,
parece pantano, y en la de betabel, que es mejor porque pa- haciendo equilibrio y despacio, hay que ir tomándola, por-
que ya se sabe lo que pasa del plato a la boca, como si con
rece pantano venusino.
Por la misma razón, los astrónomos, cuando se ponen la sopa entraran las lecciones de prudencia, y a quien no lo
dicharacheros, se refieren al universo como una sopa cósmi- aprendió desde la primera vez se le notará hasta la última.
ca, una inmensa sopa primordial de donde salen los soles y En cambio, lo de sorber o no sorber sigue siendo un dilema,
los planetas. De igual manera, los biólogos usan el término ya que el primer significado de sopa es ése: sorber.
caldo de cultivo para referirse a un menjurje que reúne las De la sopa surge, en fin, la gastronomía, es decir, de las
condiciones para que ahí brote la vida, pues saben que la sobras concentradas que se van quedando en el asiento de
vida proviene de esa sopa gigantesca que son los océanos. la cacerola salen los guisos, y sobre todo las salsas, esos lí-
Y por lo mismo, la gente emplea el vocablo sopa para la quidos turbios y espesos cargados de sabor que se le ponen
sopa, porque sabe que éste es el ámbito más primitivo de al resto de la comida y con los que se camufla una carne
experimentación, donde se sigue el principio experimen- pellejuda, recurso clásico de las comidas corridas.
tal de agregarle ingredientes inconexos a ver qué sale. Sale Y por la sopa están representadas las dos sopas que hay
sopa, pero debe de haber habido intentos letales. La sopa en la sociedad, a saber, la miseria y la riqueza, el hambre
fue el primer experimento humano, y es el primer plato, y la gula, la escasez y la ostentación, o sea, el caldo y el
en tres sentidos: es el que se sirve primero en la comida, consomé. Un caldo es una sopa a la qtw se le echa todo Jo
es el primero que se prepara en la historia y es el primer que se encuentra para que rinda y alcance para todos en
plato porque es justamente el que necesita plato, porque no tiempos de pobreza: papas, macarrones, hierbas, huesos,
pan duro, cuellos de gallina, y más agua si llega un convi-
funciona hacer cazuelita con las manos.
92
94 o PABLO FERNÁNDEZ CHRISTLJEB

dado extra. Parece que toda cultura ha tenido sus periodos EL VILO
exiguos, porque todas tienen sopas de este tipo, como el Y LAS BRUCES
pozole, el minestrone, la fabada, el potaje, la sopa azteca o
la sopa juliana, cuyos ingredientes, en riguroso orden, son:
los que haya. La más triste de todas las sopas es la de ce-
bolla, porque lo único que encontraron era eso; por eso los Siempre que alguien está papando, de seguro son moscas,
franceses nada más se la sirven a los turistas. En los países nunca puré, y si se mesa, es el cabello, ni siquiera el pelo.
donde ha habido guerras y desolaciones ya no quieren de Cuando algo titila, tienen que ser estrellas; jamás, por ejem-
esa sopa, porque les trae los malos recuerdos del hambre y plo, un pollito, lo cual sería más lógico. Si es opípara es
del frío. Si acaso, un consomé. El consomé, por el contrario, comida, si es luenga es barba, si se descerraja es un tiro.
que es un galicismo, es una sopa a la cual se le quita todo Así son los gajes del oficio de los que se internan en los
lo que se coció con ella, de modo que queda sólo el agüita meandros del buen decir, y como lo dicen sin ambages, a
bien condimentada, y que tiene por función, no alimentar ni veces pronunciados con n, los que los oyen ponen cara de
que haga buen provecho, sino apaciguar el apetito de unos que también saben lo que significan estas palabras y así se
comensales que habiendo tanto de comer después no deben siguen profiriendo en la tele, en el radio, en las discusiones,
atragantarse de inicio, para que ya con más calma puedan ir en las entrevistas y en las conferencias. Un ambage es un
probando el segundo, el tercero y el cuarto platos. meandro, sólo que más intenso.
Pero aquella sopa caliente, que es lo que quiere decir Existe en el idioma una ingente cantidad de palabras
literalmente caldo, conserva desde siempre su categoría de que hasta parecen cultas, aunque en realidad no pasan de
consuelo frente a la desolación y el frío. Y entonces a veces ser como de domingo, que la gente usa sin querer cuando
hace falta. Y es que a veces, por angas o por mangas, uno quiere parecer que sí sabe lo que dice, y nadie la interrum-
quiere volver a ese mundo líquido y cálido, casi amniótico, pe para contradecirla, porque no se trata de ponerla en un
que estaba al principio, a la sopa inmemorial de donde una brete preguntándole, y por eso mejor hace caso omiso de la
vez surgió todo, incluso uno mismo. duda, como cuando hablan del casco de la hacienda y uno
se puede imaginar cascos de refrescos y de soldados pero no
de haciendas. Igual se dice lesa humanidad (única variante:
lesa natura) y contrato draconiano: Dracón era un señor que
sólo hacía contratos.
Es muy curioso que haya palabras de un solo uso, como
garrafal, que exclusivamente se aplica a los errores; sirven
sólo para una única frase, y si se quitan de ahí ya no se sabe
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96 • p ABLO FERNÁNDEZ CHRISTLIEB El vilo y los bruces • 97

cómo utilizarlas: cejar sólo sirve para un intento, cometido Son palabras que se leen y se oyen todos los días y que,
sólo sirve para cumplirlo; las inclemencias sólo son las del sin embargo, son tan desconocidas como mareta, jubertar o
tiempo. Por ende -nunca para o desde ende- son palabras bitoque, y no obstante se entienden a condición de que no
muy desperdiciadas. Ha de ser un desperdicio para los po- se muevan, de que palmo siempre sea de narices, que cuajo
bres extranjeros que estudian español aprenderse la palabra siempre sea de arrancar, que capciosa siempre sea pregunta.
fragor y después nada más poder emplearla cuando haya la Se podría concluir que hablamos con palabras agarradas de
oportunidad de decir "el fragor de la batalla", circunstancia por ahí pero que son ajenas, o más bien, que no somos no-
que no sucede muy a menudo. Eso sí que es estudiar en sotros los que hablamos el idioma, sino que, extrañamente,
balde. Parece que hablamos con palabras que nada más co- es el idioma el que nos habla a nosotros. Como si uno nada
nocemos de nombre, pero no de significado; que aparecen más pusiera la lengua para que las cosas se dijeran ellas so-
de improviso cada vez que se entabla una conversación, y litas, y en consecuencia se expresaran pensamientos que son
entonces se dice que cundió el pánico, que alguien no está ajenos, y si uno no es el que piensa cuando habla, quién sabe
en sus cabales o que está hecho un guiñapo. de dónde saca que es inteligente: hablamos con palabras que
A que si alguien dice devanarse los demás saben que saben más que nosotros, o, como dijo Georg Lichtenberg, el
son los sesos, como si nunca pudiera devanarse un cuento lenguaje es más inteligente que sus hablantes.
o un hilo, y a quien opina que está en un predicamento se le
Las mejores palabras raras son, sin duda, las del lábaro
podría preguntar en cuál de los diez más usuales. Para decir
patrio (¿no habrá lábaros que no sean patrios?), la edad pro-
que alguien se cayó de bruces, primero se tendría que sa-
vecto, el craso error y la luz mortecina, que suenan padre
ber qué son las bruces, y el presente texto no tiene pensado
pero permiten suponer que, también, a veces los que hablan
revelárselo, pero daría la impresión de que esas cosas sólo
son más tontos que ellos mismos. Aunque, claro, si uno no
se utilizan para caerse, de la misma manera que las terni-
sabe lo que quieren decir las palabras, lo más recomendable
llas, que eran los cartílagos de las orejas, tuvieran la función
es no ponerse creativo, porque le van a salir expresiones
especial de romperse a la hora de desternillarse de risa. Lo
como ambos tres.
chistoso es que cuando se emplean esas expresiones se di-
cen con mucha seguridad. Por lo común, una friolera está
en vilo, y es una frase correcta pero incomprensible (que
significa algo así como que lo que vale poco no vale nada);
en cambio, si se dice "la friolera de un millón de pesos" o
que "lo levantó en vilo", las frases son incorrectas, pero son
las que se aceptan. Es notable que la gente pueda entenderse
con un idioma que desconoce y que, además, le importe un
bledo. Los bledos han de ser los parientes de los cominos.
La gloria del trámite • 99

LA GLORIA salas de espera, cita o turno, y la ventanilla en mostradores,


DEL TRÁMITE escritorios, cajas, taquillas, ''módulos" o páginas de internet,
y donde el documento en mano más aceptado es el dinero.
Los trámites son ideales para quien quiere hacer algo
pero no tiene nada que hacer, y por lo mismo un trámite
Las tres etapas de la historia de la humanidad son la arcai- es una actividad que en realidad no tiene relación con la
ca, representada por la serie sudor-de-la-frente/naturaleza/ actividad que se quería realizar, porque uno dice que quiere
alimento; la heroica, que es ejército/guerra/espada-desen- descansar y lo que hace es meterse en una agencia de viajes;
vainada, y la gloriosa, cuya estructura básica es fila/ven- o sea que para hacer algo, uno se pone a hacer otra cosa.
tanilla/documento-en-mano, que se llama así porque a los Un trámite es cualquier acto que se intercala o se interpone
individuos que nunca tuvieron ningún talento se les otorgó para retrasar, estorbar o complicar un fin que no valía la
el más prestigiado: hacer trámites. pena, y se aprecia una tendencia general al trámite cada vez
Antiguamente, la ciudadanía solamente podía acceder que se escoge una película con cola asegurada o se va en co-
a la gloria de los trámites en situaciones extraordinarias, che adonde no hay dónde estacionarlo. Y un trámite es una
tales como recibir una condena por brujería, pero ahora ya actividad que no contabiliza como actividad, de modo que
se pueden tramitar actas de nacimiento, cartillas de vacu- uno no puede anotar en su curriculum vitae que ha escrito
nación, certificados de secundaria, credenciales de elector, un curriculum vitae. Si no alcanzó boleto, la cola del cine no
registros federales de causantes, títulos de licenciado, actas vale como si uno ya hubiera visto un poquito de película.
de defunción, y hasta comprobantes de nada, como una car- Es más bien como si la vida estuviera hecha de sus in-
ta de no antecedentes penales. En este contexto, la licencia terrupciones, y si todo el mundo se ve muy satisfecho es
de manejo es un documento precioso, porque no sirve para debido a que el cerebro mismo ha ido adquiriendo circun-
probar que se sepa manejar, sino para probar que se ha he- voluciones de trámite y se ha vuelto capaz de sólo estar a
cho un trámite perfecto. Y en efecto, los trámites más sofisti- gusto cuando anda interrumpido, o dicho de otra manera,
cados son aquellos en los que uno presenta varios documen- actualmente el pensamiento ya no es apto para seguir una
tos para recibir a cambio un documento, como sucede a la idea sostenida, sino que siempre tiene que andar pensando
hora de sacar tarjeta de crédito, alta de Hacienda, pasaporte, a saltitos, como en retazos, buscando a ver con qué puede
cartilla militar o credencial del Costeo, y equivalen a las distraerse, y por eso la ciudadanía, para no aburrirse con
medallas que daban en la etapa heroica. De hecho, la más su cerebro cada vez que tiene que usarlo, se pone a hacer
grande aventura a que aspira el ciudadano contemporáneo otra cosa. Solamente así se puede soportar el propio pen-
es un día de trámites (hay incluso quienes se visten de In- samiento, como sucede en el mundo informático, que es la
diana Jones para ese día), donde la fila se transforma en culminación de la etapa gloriosa de la humanidad, donde
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100 • PABLO FERNÁNDEZ CHR!STLJEB

para escribir una nota hay que hacer los trámites mentales EL DON
de abrir programas, seguir indicaciones, ejecutar órdenes, DE LA FRIVOLIDAD
introducir nomenclaturas, y esperar. Y esperar a ver con qué
contratiempo sale la computadora esta vez, para regoci-
jo inconfesado del usuario. Es un pensamiento que nunca
puede alcanzar una idea porque siempre está cambiando de Todos tienen las ganas secretas de que los acusen de frívo-
tema. Los niños con problemas de atención serán los triun- los, pues eso quiere decir que ya son modernos, dado que
fadores del mañana. Hoy en día los trámites se han vuelto se tacha de frívolo a todo aquel que se fija en la marca de
más importantes que aquello para lo cual se supone que ha- su ropa, tiene conocidos que salen en el periódico, gasta,
bía que hacerlos, y que ya no se sabe qué era. Indiana Jorres hablan de él, usa modismos de vanguardia, viaja, sabe res-
está en una encrucijada. Así es la vida del trámite. ponder trivias y sonríe r:on extrema facilidad. Y es cierto, los
Y así es el trámite de la vida, y puede que se pase pron- frívolos no son los que sólo quieren divertirse (ésos son
to. Sumados todos los trámites, queda la sensación de que los divertidos) ni a los que no les interesa nada; al contrario,
en toda su vida uno siempre estuvo haciendo otra cosa que les interesa todo. Los frívolos son los que jamás pierden su
la que pretendía hacer, porque siempre la estuvo interrum- capacidad de asombro, y de hecho se admiran con la más
piendo con algún papeleo, y en una de ésas la vida ya esta- mínima babosada. Son esas personas que opinan de todo,
rá acabándose, y lo que entonces procede no es averiguar han estado en muchas partes, están al tanto de la ciencia y
en qué se le fue, sino pasar a los trámites pertinentes de la farándula, en un velorio saben dar el pésame que ni man-
los chequeos médicos, los complementos vitamínicos y los dado hacer, son capaces de manejar electrónica de última
testamentos preventivos. La vida no es corta: es interrupta. generación sin que nadie les explique, y de repente pueden
La primera vez que se usó la palabra trámite en castellano, decir palabrotas a destiempo para que se note su seguridad
en 1438, venía de tránsito, y era un término forense que natural en no importa qué situación. Son casi superestrellas
quería decir morirse: Sic transit gloria mundi, como decían caminando por la alfombra roja de la vida. En las tiendas se
los clásicos: así se tramita la gloria del mundo. mueven con la misma perfección que en los velorios, las
salas de juntas y los restaurantes.
Han de tener un don. Uno se pregunta cómo le hacen
los frívolos para estar en todo y a qué hora les da tiempo.
La respuesta es que aunque puedan estar muy atentos en
algo, se les olvida luego luego porque se distraen con lo
primero que se les atraviesa, que por lo común no es una
idea, sino algo que pasa del exterior: una mosca, un ruido,
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102 • PABLO FERNÁNDEZ CHRISTLIEB El don de la frivolidad • 103

un rasponcito en sus zapatos nuevos. En efecto, el talento de los aviones, de las agendas, de internet y de las nove-
de los frívolos es el del zapping, porque su cerebro funcio- dades. Los frívolos viven llevados por la urgencia de que
na como un control de tele, y por eso siempre se los ve con habiendo tantos eventos, conocimientos y experiencias, si
la tentación de cambiar de canal, porque en éste ya vieron no se apuran se les van a caducar, con lo que quedarían
lo que está pasando y les entra el ansia de cambiarse al de como esos pobres lentos que no alcanzan a subirse en la pa-
junto y al que sigue y al subsecuente. Uno puede detectar a sarela de la actualidad. Así que mientras mayores rapideces
los frívolos porque en sus caras entusiastas se les aparecen haya en este mundo, más grande es el número de frívolos:
flashazos de cara como de angustia y de cara como de has- cualquiera que haga treinta cosas en un día se convierte en
tío, como si el rostro que tienen se les desembarrara de su frívolo; cualquiera que vaya veloz por todos lados tiene que
rostro mismo, saltando de la alegría de la novedad al asco ver el paisaje con frivolidad.
del tedio casi simultáneamente, lo cual es lógico, porque En las universidades ya enseñan a pensar de esta ma-
si la sociedad de hoy está hecha de novedad tras novedad, nera, por eso en los anuncios salen los estudiantes tan con-
asimismo tiene que estar hecha de hastío tras hastío tras tentos. Y así debe ser, porque los frívolos de hoy son los
cada novedad. Los frívolos sienten que lo que tienen en- exitosos de mañana, pues en una sociedad con puros em-
frente siempre está ya pasado de moda, y por eso a todo en pleos temporales que requieren habilidades desechables y
la vida le van haciendo zapping, y puede que uno quiera vocaciones sustituibles, en donde hay que cambiar instan-
consolarlos pero no da tiempo, porque ya están hablando con táneamente de giro, de gustos, de aspiraciones, de amigos,
alguien más, ocupados en el asunto de junto y el que sigue de camiseta y de moral, sólo alguien entrenado para no de-
y el subsecuente. tenerse ni en sus propios pensamientos, capaz de no tener
Un frívolo es alguien que no se detiene en sus propios afectos permanentes, de carecer de dedicación por algo,
pensamientos porque se aburre con ellos y necesita que el puede sobrevivir, tanto material como socialmente. Quien
mundo lo entretenga, aunque es dificilísimo, pues al ha- tenga una mentalidad un poco más constante ya perdió,
blarle se requiere que una frase no hile con la otra, ya que porque no sirve para la flexibilidad (así le llaman) que la
mantener la atención durante dos ideas seguidas le hace época exige (así dicen). Los frívolos son aquellos aptos para
bostezar y perder la sonrisa, lo cual le pasa en el cine, en ir surfeando sobre una realidad que se va deshaciendo en
las compras, en sus actividades y en sus proyectos. Sólo la olitas. Después de todo, ser frívolo o ser superficial significa
fuerza del mercado lo puede entretener. estar a flote; los demás se hunden.
La frivolidad no tiene que ver con el contenido de las co-
sas, que pueden ser hasta muy inteligentes, sino con la mane-
ra de pasarlas, que tiene que ser rápido. En efecto, la esencia
de la frivolidad no es la estupidez, sino la velocidad, propia
El neoliberalismo • 105

EL NEOLIBERALISMO dinero ya no es un objetivo, como antes, sino un punto de


vista: por dinero puede entenderse algo que es mucho; que
se suma, se resta, se porcentúa; que les pone belleza a las
cosas, de modo que objetos horribles, como esos saquitos de
Chanel que parece que el gato jugó con ellos, son bonitos
La tragedia de los que tienen veinte años es que el mejor porque se les ve el dinero que costaron; que se globaliza, lo
futuro posible no lo quieren ni tantito, puesto que no son cual quiere decir que adquiere todas las características de
tan brutos como sus mayores creen y se dan perfecta cuenta la información, que es lo que más rápido se mueve, y pue-
de que la vida es un Wal-Mart donde a los empleados les de meterse por cables, desvanecerse, convertirse en onda,
hacen echarle porras a la empresa los lunes en la mañana aparecer en otra parte en tiempo real, volverse cifra y nada
y les ponen gorritos de Santa Claus en diciembre, a cambio de billete, como sucede con las tarjetas de crédito o los ín-
de que les den un tiempo parcial inseguro sin contrato ni dices Nasdaq. Y tiene exactamente el valor que se les quita
prestación con un sueldo para llorar, y no obstante tienen a los demás, porque si no qué chiste: el dinero vale por la
que poner cara de optimistas en circunstancias más bien cantidad de pobres, envidiosos y perdedores que produce,
propicias para el suicidio, si no fuera porque como que no por lo cual es muy necesario que se gaste y que se note, así
checa eso de morir en medio de los yogurts. Los datos (de que no es ostentación, sino pura lógica: lo mejor de viajar
Araceli Damián, investigadora de El Colegio de México) pa- es que otros no pueden.
recen burla: actualmente, el 40% de la población mundial El neoliberalismo es que todo se vuelve dinero y la glo-
vive con el 1% de los recursos, mientras que el 15% de la balización es que el dinero se vuelve información. Por eso
población vive con el 80% de los recursos; el 35% restante ya no es el trabajo el que fabrica mercancías, sino el dinero
va que vuela para uno de los dos lados, adivinen cuál. y la información que hay en la tecnología la que produce
El neoliberalismo de los últimos quince años ha matado Chevrolets, tabiques y jitomates hidropónicos. Así que ya
de hambre el seiscientos por ciento de lo que mataron de es- no se necesita gente: la diferencia entre el dinero y la gente
tupidez las dos guerras mundiales juntas. Si estos datos dan es que el dinero siempre hace falta y la gente siempre hace
la impresión de que la gente no cuenta, no es cierto: lo que sobra. Por eso la educación consiste en ir a la universidad a
pasa es que ni siquiera existe. En efecto, el neoliberalismo aprender a dejar de ser gente para convertirse en algo más
se puede definir como el hecho de que todo -todo- toma atractivo, o sea, aprender a presentarse como inversión,
la forma del dinero, y quien no puede adoptar esa forma, de aprender a venderse, con buena imagen y labia y dimunis-
comprador, vendedor, consumidor, pasa a ser un estorbo, mo, sabiendo rendir y redituar. La educación sentimtmtHI
como los baches que se atraviesan en el camino, o como los ahora se llama inteligencia emocional, y explica cómo con-
limpiaparabrisas, los pedinches y el coche de adelante. El vertir los sentimientos en negocios; la programad6n rwu-
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106 • PABLO FERNÁNDEZ CHRISTLIEB

rolingüística explica que somos una computadora a la que TRAER TRAJE


se puede programar para triunfar. Por eso, al final del día
la ética es ese angelito que le dice a uno que hoy consiguió
buenos contactos, clientes, contratos, y por el momento si-
gue siendo uno de los que todavía no sobran. La ética neo-
liberal es como la alegría de un Wal-Mart que sabe que hoy Los que salen a buscar trabajo, los que quieren ascender
acaba de arruinar otra panadería, otra familia y otra tiendita en la escala social, los que necesitan parecer correctos, im-
de la esquina. portantes, inteligentes, o fingir que hacen bien su trabajo,
Así, pues, quienes tienen veinte años, si bien les va, no traen traje. Para despedir a un empleado o reprobar a un
van a hacer lo que sueñan, sino que van a sobrevivir a lo estudiante es bueno llevar un traje puesto. Metido dentro de
infeliz, porque tendrán que entender que los valores del un traje uno se siente más valiente. A algunos los obligan a
futuro son la competitividad, que es la capacidad de provo- ponérselo por normas de la empresa, ya que quien se pone
car fracasos ajenos; la flexibilidad, es decir, que uno ya ni traje adquiere reciedumbre, temple y fuerza.
siquiera hará lo que le ordenen, como antes, sino que ahora Traje viene de traer. Pero no es quién lo trae, sino qué
las circunstancias por sí solas le marcarán qué hacer aunque trae el traje: el traje es, junto con la igualdad, la democracia
no quiera, tal como buscar clientes con trucos tramposos y la guillotina, un logro de la Revolución Francesa, porque
por mail o por teléfono, o ponerse gorrito de bruja si viene era la manera de vestir de la población subordinada que
llalloween, y si no lo hace es que no tiene disposición para se levantó contra los nobles que usaban mallas, pelucas y
aprovechar las oportunidades, que es más o menos lo que listones. El pueblo llano tomó como emblema el pantalón
le dirán cuando lo corran, para que conste que la culpa es y el saco, que era una ropa muy práctica para el trabajo,
suya. También tendrá que trabajar en equipo, que significa para el frío y para guardar cosas en las bolsas, y así se volvió
que no podrá tener ideas, que es intercambiable por cual- naturalmente el uniforme de guerra de los que no tenían
quier otro (uno más joven, por ejemplo), y que ya no se trata uniforme, si bien, según versiones de la época, no dejaba
de su propia vida sino de la del dinero. Curiosamente, por de ser feo, porque "se vestían con tubos". El traje empare-
todas estas razones el mundo de hoy se ve tan animado, tan jaba a todos en la lucha de la vida, ya que traerlo puesto
creativo, tan colorido y tan emprendedor. En efecto, nada significaba que no había privilegios y que cada uno podía
se ve más creativo que miles de seres humanos angustiados salir a pelear para ganárselos. Parte de su éxito es que a los
por sobrevivir gracias a su propia degradación. hombres no les convenía enseñar las piernas. Pero, corno
siempre, la Revolución Francesa lo que hizo fue quitarltls
el poder a unos para quedárselo otros: que los reyns sn
pudrieran para que los comerciantes se empodtlraran, y a
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108 • PABLO FERNÁNDEZ CHRISTLIEB Traer traje • 109

partir de ahí, los que van a la guerra de la vida diaria en el siempre se ve presentable. Se viste uno como su jefe, al me-
campo de batalla de los negocios vienen de traje. nos de lejos, porque así como hay insignias entre militares,
Desde entonces, el traje va perdiendo y ganando ador- aquí hay señas tipo Zegna, Boss, Armani, para distinguirse
nos, como los tirantes, el chaleco o la combinación de co- de lo que es High Life o penosamente Suburbia. Y pasados
lores; o como la valenciana, que provenía de arremang~rse los cuarenta, lo que mejor esconde la barriga es un saco: los
el pantalón (según dicen, para jugar tenis, pero más verosí- trajes ocultan mejor que nada los estropicios del físico.
milmente para brincar charcos), o la raya del pantalón, que Además el traje trae una personalidad instantánea que se
se inventa en 1895. De la corbata, no es creíble que venga le traspasa al que se lo pone, pues al usar traje hay que cami-
de un nudo de horca que se pusieron un día los ejércitos nar con los hombros echados hacia atrás para que encajen en
croatas para mostrar que no le temían a la muerte: ha de las hombreras, y uno se ve gallardo; la corbata hace alzar el
ser más bien el resto de una bufanda que se usó para llenar gañote como si uno tuviera autoridad; los movimientos, dada
la planicie -o redondicie- de la camisa, tan inútil como la tiesura de la tela, tienen que ser más ampulosos, como
los botones de las mangas que ya no se desabrochan o las si el brazo fuera aterrizando a la hora de coger la pluma,
solapas que ya no se abotonan. cosa que se ve sencillamente majestuosa; los zapatos, por sus
Lo primero contra lo que se enfilaron los movimientos suelas resbalosas, obligan a pasos más ecuánimes; hay que
de los años sesenta es el uso del traje como uniforme de los sentarse como con monumentalidad para que el pantalón no
triunfadores, y por ende contra la idea de la vida como una se arrugue ni haga frunces estorbosos, y hay que hacer todo
guerra, pero la mejor prueba de que perdieron es que la con cuidado porque la tintorería cuesta y además uno nada
liberación femenina consistió en ganar el derecho de entrar más tiene tres. Todo eso da un porte y garbo que se desinfla
en los negocios y ponerse traje, traje sastre, sea con falda o apenas uno se pone la piyama. El traje funciona como una
pantalón, que las funcionarias utilizan para que se les vea especie de estructura que levanta la personalidad: la gente
que tienen don de mando y son muy hombrecitas, como se siente "más alguien" cuando se pone traje.
Condolezza Rice. Asimismo, pese a la aparición de los jeans Pero cuando alguien se rinde, porque pierde el trabajo
y las camisetas, de los pants y los tenis, los trajes son una o todo le sale mal y ya no quiere ser, hacer ni parecer nada,
prenda que ha logrado durar en una sociedad donde nada lo primero que hace es aflojarse la corbata, desabotonarse
dura nada, de manera que han de traer una razón con mu- un poco la camisa, abrirse el saco y arrugar sin querer el
cho tino. Y efectivamente, sus ventajas son variadas: con tres pantalón, para dar la imagen adecuada de la capitulación y
tristes trajes que uno tenga ya la hizo, si son negro, azul y empezar a parecerse a un general derrotado que vuelve do
gris (no pistache, durazno y piña), porque así nadie nota que la guerra. O a lo mejor es un desertor que ya está hHSIH el
uno no se cambia mucho. Viniendo de traje uno nunca está gorro de hacer como que la vida es una lucha.
desprevenido y lo dejan entrar a cualquier parte, porque
La sociedad del conocimiento • 111

LA SOCIEDAD bien uno tiene que apurarse a sabérselos porque entretanto


DEL CONOCIMIENTO la Hewlett-Packard ya está lanzando la próxima generación.
El conocimiento es grande y además no espera. Ya después
viene el conocimiento que la gente adquiere del mundo
circundante, que, aparte del especializado para cada pro-
Los expertos han denominado al mundo actual la sociedad fesión, como el índice Dow Jorres o el número de clientes
del conocimiento, ya que, gracias a que se han generaliza- atendidos, consiste en la últimas noticias, que para que sean
do los avances tecnológicos en materia de transmisión de últimas y noticias deben ser repentinas y malas, ya que las
información, como el correo electrónico o la digitalización cosas buenas son muy lentas para suceder y por ende no
de documentos, la gente sabe muchas cosas, tales como los quedan clasificadas como conocimiento. Así, pues, lo que
hallazgos en los laboratorios de células madre para experi- hay que saber se compone de matanzas, violaciones, acci-
mentos en clonación, el contenido de mineralonutrientes dentes y corrupciones, pero no las causas ni las razones ni
del agua Electropura embotellada o el récord Guinness de esas cosas que luego ni se entienden y que además interrum-
caída libre por el cubo del elevador. Es que hoy por hoy, pirían la adquisición del nuevo conocimiento del hecho de
quienes no dominen tales conocimientos no podrán sobre- la próxima violación, de la cual es imperativo enterarse con
vivir, y por eso se puede observar en la población una es- cifras y nombres y lugares para que no lo agarren a uno en
pecie de sed de saber: jamás se vio a la gente tan ávida y el desconocimiento, que equivale al descrédito social.
absorta recibiendo caudales de conocimiento a través de los Los conocimientos antiguos, es decir, esos que no usa-
múltiples medios disponibles para ello, sin desperdiciar las ban datos sino ideas, que vienen en libros y los escribieron
butacas del cine para recibir llamadas, al pendiente del te- señores que ya están muertos, difícilmente pueden adquirir
levisor en restaurantes y estaciones, aprovechando viajes y la categoría de conocimiento en una sociedad para la cual la
salas de espera para procesar datos en laptops, y destinar las alineación del Real Madrid es ya conocimiento real, con
mejores horas del día a la búsqueda en internet, que es algo lo que se prueba, de paso, que tampoco desdeña la eru-
así como el manantial de los saberes. Nunca antes sociedad dición, puesto que la gente enriquece sensiblemente sus
alguna había destinado semejante esfuerzo al desarrollo del conocimientos con los pormenores de las bodas y sepelios de
conocimiento. los miembros de las realezas europeas, y asimismo maneja
Así, la nueva competitividad, que parece casi espiri- con soltura nombres como Louis Vuitton, Paco Rabanne,
tual, es a ver quién sabe más, y el primer conocimiento que Calvin Klein, Dolce & Gahanna. Baruch Spinoza no porque
produce tal sociedad, al que incluso se puede calificar de no vende camisas.
autoconocimiento, debido a que las computadoras han sus- Para esto alcanza el conocimiento de la sociedad y con
tituido a las mentes, es de cuántos pixeles es el monitor, si esto se siente que se está tocando la esencia de la realidad.
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112 • p ABLO FERNÁNDEZ CHRISTLIEB

El conocimiento que es propio de esta sociedad puede ser


identificado por las siguientes características: 1) brota como
LA LIBERACIÓN
DE LAS CULPAS
los hongos, por todas partes: ya sólo falta que de la licuado-
ra salten informaciones, y es que a cualquier cosa que pase
por un aparato se le llama conocimiento; 2) no se requiere
ninguna educación ni aprendizaje para captarlo; 3) no ne- Antes nadie se quería sentir culpable porque se sentía re-
cesita ser relacionado con algún otro conocimiento; 4) sirve feo. Ahora nadie se quiere sentir culpable porque se siente
para sentirse orgulloso (para lo que no sirve es para pro- fuera de temporada, desadaptado, mientras los demás se
fundizar el pensamiento, pero está bien, porque esas cosas divierten como enanos. Quién sabe cómo se divierten los
entristecen, y la sociedad actual es optimista y animosa); enanos, pero han de ser ellos los que escriben los libros
5) se seca a la primera, como los hongos. de autoayuda y superación personal donde se explica cómo
En suma, el mundo actual tiene dos cosas de sobra: alcanzar la plenitud, para lo que aconsejan Fberarse de las
1) datos y 2) estupidez. Con la combinación de ambas están culpas que lo atan a uno al pasado, ya que siempre hay que
hechos los expertos, y aunque se estuviera tentado a llamar- mirar hacia adelante, positivamente, sin arrepentimientos,
la de otra manera, los expertos han decidido que ésta es la porque los que tienen culpas es que no se autoestiman. Lo
sociedad del conocimiento. interesante de estos libros es que siempre terminan dan-
do explicaciones de cómo vestirse para proyectar la propia
seguridad y así trascender en el mundo global de las em-
presas y otros menesteres de la felicidad. La liberación de
las culpas, el arreglo de la imagen personal y ganar buena
lana están bajo el mismo concepto, aunque nunca hay mejor
ayuda que seguir los ejemplos vivientes de los triunfadores
de la política, el deporte, las finanzas y el espectáculo, que
se dedican devotamente a protagonizar actos vergonzosos,
no por gusto propio, sino para mostrar que ellos ya se libe-
raron de sus culpas y enseñarles a sus fans cómo hacerlo:
atropellan todo y nunca tienen la culpa; esto se llama vivir
intensamente.
La culpa tiene nombre de algo que se atraganta: gulp
(también en inglés: guilt); el atragantamiento se debe a que
algo pesado está entrando al cuerpo, y no es una barbacoa
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114 • p ABLO FERNÁNDEZ CHRJSTLIEB La liberación de las culpas • 115
grasosa, sino un ancla de cuatro picos, pasada la cual uno atrevidos para salir y andar probando todo, queriendo todo,
casi no se puede mover. La culpa es el procedimiento por el comprando todo, siempre avanzando sin que nada les pese,
cual se quita lo bailado, y consiste en preferir fuertemente ni una conciencia, ni una moral ni otras faltas antieconómi-
haber hecho algo de otro modo, sobre todo porque se llevó cas. La culpa impide gastar, paraliza los deseos y los anto-
a alguien de corbata mediante una ofensa, una torpeza, una jos. Por eso se vuelve un sentimiento desestabilizador del
mentira, una deslealtad, un abuso, alguna gandallez en los mercado. La culpa, como estructura mental, es una idea que
negocios, en el amor, en la convivencia o en la conciencia vuelve sobre sus pasos, regresa al lugar de los hechos y ahí
con respecto a la miseria o la injusticia. A los que les entra se repite a sí misma, y un pensamiento con esta forma no
la culpa traen ese bulto antiguo cargando, que los deja ato- está capacitado para atender las ofertas ni las gangas de la
rados en un lugar y en un momento en que cometieron algo publicidad y la mercadotecnia. En efecto, el consumo no
que no se valía, y como ya no pueden cambiarlo, se quedan acepta culpas de ninguna índole, ni siquiera la de gastar lo
duro y dale en la memoria, como viviendo ahí, y no pueden que no se tiene, porque son cargas del pasado que estorban
salir ni ponerse a hacer otra cosa. Por eso a los que les da la a las novedades. Las cosas viejas son como pecados, y la
culpa andan más lentos, como si arrastraran algo, ya sea el culpa las conserva; en cambio, su liberación se desembaraza
ancla, un baúl de los recuerdos, un monumento clase lápi- de ellas para ir por más. Para que funcione este mundo de
da; y como saben lo que pesa, ya tampoco se atreven a de- ininterrumpida liquidación y renovación hay que aprender
cir, hacer ni mirar nada, no sea que la vuelvan a regar. Las a deshacerse de toda idea que lo cabizbaje a uno y no le deje
culpas son como unos trastos viejos tipo regla de cálculo, ver el aparador.
sombrero de calle o reloj de cuerda, que a pesar de que ya Es curioso cómo a las liberaciones del siglo xx, el siglo
no existen uno debe seguir utilizando. XXI las está volviendo neoliberaciones, es decir, que se libe-
Pero habiendo tanto que comprar (palms, gorritas Nike, ran de toda ética para poder ser insertadas en el movimiento
relojes de la armada suiza), a los vendedores no les resulta del dinero, que es el que ahora nos lleva de corbata. Un
redituable que haya quienes se queden con sus utensilios ancla no está mal: seguro que hay culpas que no es bue-
obsoletos, y es un hecho que los que sienten culpas no van no tener ni conservar, pero ser capaz de sentirse culpable
de compras. Arrepentimientos, remordimientos y escrúpu- cuando lo amerite da ese toque clásico de antigüedad que
los son cosas que impiden actuar: antes estaba bien, porque siempre se le ve bien a la gente.
como todo era pecado, no hacer nada era salvarse, pero en
la etapa neoliberal es problemático, porque como todo es
comprar, no actuar es no consumir. Ahora se necesitan in-
dividuos de cascos ligeros, que se sientan ágiles, saltarines,
llenos de endorfinas, en armonía con las tiendas, liberados y
Los turistas • 117

es viajar. El muro de Palestina lo hicieron los israelíes para


Los TURISTAS
después vender los pedacitos. Mientras tanto, todos los cas-
tillos, pinturas, altares, fuentes y armaduras han quedado
rebajados a la categoría de entretenimiento, como si la ra-
zón de ser de las civilizaciones fuera divertir a ignorantes
La mejor manera de saber que se está frente al fenómeno que deambulan por el siglo xxr con shorts y una botellita de
del turismo es el cortocircuito que hay entre la vestimenta del agua Evian. La diferencia entre Disneylandia y el Louvre es
turista y la obra que está admirando, porque los turistas no el precio de la entrada.
miran, sino que admiran, lo cual de todos modos es un decir Y ya que el turista degrada todo lo que ve, el turismo
que consiste en tapar el Partenón de Atenas con su presen- es el sistema general que ofrece las cosas ya degradadas
cia y hacer que le saquen una foto, y pasar a la siguiente para que el turista no tenga que esforzarse. El turismo es la
pieza que le marca la guía para hacerle lo mismo, aunque incesante actividad de ver qué otra cosa se puede rebajar
sin distraerse nunca del pensamiento de fondo que les pre- para consumo del turista, y al parecer todo puede: la casa
ocupa, que es dónde habrá un McDonald's, que siempre es de Neruda, las playas del Caribe. Los pobres de Zambia o
el verdadero sitio arqueológico que quieren visitar. Es muy los zapatos de los judíos asesinados por los nazis pueden
1

intrigante cómo unas personas a las que normalmente sólo convertirse en objetos de interés turístico, de modo que el
les importa tener una lana para pasársela bien, de pronto verdadero santuario de este mundo son las agencias de via-
resulta que están interesadísimas en todo lo que sea cultura, jes, donde le venden a uno cualquier milagro, la historia, el
en el periodo azul de Picasso, en las técnicas de los mayas en arte, la paz, la libertad, la emoción y, sobre todo, los verbos,
materia de astronomía y piramidística, en la orfebrería de en especial los del modo imperativo: aventúrese, descubra,
bronce del antiguo Shangai. deleite sus sentidos, asómbrese, pierda el aliento, escápese,
Podrían ser las cuevas de Altamira, los atlantes de Tula, déjese llevar, con lo cual los clientes han de sentirse seres
los gigantes de Pascua, el agujero de las Torres Gemelas o plenos de arrojo y sensibilidad, mezcla de Magallanes y Von
la tumba de Evita Perón. Para los turistas, cualquier cosa Humboldt. Con un verbo apropiado y un hotel junto, cual-
con la que se topen es maravillosa por el lapso promedio quier cosa puede volverse destino turístico: los estudios de
de minuto y medio, da lo mismo si es una catedral gótica cine Universal, la bendición del Papa, la casa de Luis Barra-
que tardó tres siglos en construirse o un mimo que se pone gán, el cambio de guardia de la Reina, los caños del desagüe
de estatua de marfil en una esquina. A fin de cuentas, todas de París, el laboratorio de El Álamo donde fabricaron la
se parecen mucho, porque en realidad son maravillas con bomba atómica que tiraron en Nagasaki, o Nagasaki mismo
las cuales esperar a que llegue la hora de ir de compras con habitantes radioactivos incluidos siempre y cuando el
para retacar las maletas y así darse cuenta de lo padre que hotel quede a un lado.

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118 • PABLO FERNÁNDEZ CHRISTLIEB

Y como los turistas ya aprendieron a decir que a ellos no


LA ELEGANCIA
les gustan los lugares turísticos sino aquellos donde ''vive la
gente", entonces el turismo les consigue lugares con gente y
todo adonde no llegan los turistas, con lo cual el fenómeno
termina por extenderse a todas partes. Quienes creen que el
turismo es una solución para algo, como sacar adelante un
El primer brote de elegancia se registró en 1935, cuando una
país, son ellos mismos muy turistas, es decir, muy capaces
revista de modas les preguntó a mujeres de todas las clases
de destrozar la calidad de las cosas para que salga la can-
sociales qué ropa preferían usar y todas respondieron ''ves-
tidad de las divisas, y en efecto, para cada ciudad y pueblo
tido liso, negro, con un collar de perlas". Da la impresión,
que quiere atraer turistas, lo primero que se hace es desha- falsa, de que la elegancia es un asunto de modas, debido a
cer el lugar por dentro, en sus gentes, en sus costumbres,
que fueron los diseñadores, que eran originalmente expertos
en su dignidad, y poner otra cosa a cambio: concretamente, en ver gente pasar, los que la detectaron en la calle, donde
poner a la misma gente pero ahora de meseros, vendedores, andaba gente que sabía moverse con una gracia nueva, con
taxistas y maleteros, que con el cambio les da por descono- un aire de entre enfado y desenfado que no se podía lograr
cerse entre ellos y no reconocer a nadie que no sea turista, ni con mucho dinero ni con mucha aplicación, sino más
porque se les enseña por la vía de los hechos que lo único bien con cierta inteligencia, tantito desdén, algo de con-
que vale en esta vida son las propinas. El lugar se sustituye fianza y un poco de cansancio, y que Coco Chane! trató de
por una mercancía llamada Teotihuacán Marca Registrada. copiar, subiendo así la ropa de diario, y también los precios,
La verdad es que los turistas admiran porque eso toma al nivel de la alta costura, para que sus clientas ricachonas
menos tiempo que mirar las cosas; en realidad los turistas pudieran vestirse con la elegancia de cualquier muchacha
llegan de tan lejos con el único fin de despreciar lo que ven. a ras de banqueta.
Son ignorantes porque se dedican a ignorar todo lo que vi- El caldo de cultivo de la elegancia fue la opulencia,
sitan. Y es que lo que esas personas buscan y necesitan no como si solamente pudiera germinar en el pudridero de un
es conocer ni aprender nada, sino sentir que forman parte siglo que se empezó a infestar de mercancías, técnicas, velo-
del mundo tan dinámico y globalizado de hoy, y así, por cidad, especialidades y otras cosas que parecían satisfactores
eso, volviéndose turistas consiguen tener justamente las pero resultaron estorbos que roban tiempo, quitan espacio
mismas características que tienen el dinero, el transporte y y restan calma, pero que por lo mismo despiertan una con-
la información, que son cosas que siempre andan fluyendo ciencia de que por ahí no va a salir nada digno, sino que al
y circulando sin quedarse en ningún lado y que pasan por final nada más van a salir señoras y señores emperifollados
encima de esas pirámides y monumentos, desdeñándolos y cargados de quehaceres tontos y accesorios múltiples que
y degradándolos, y de esos sitios y esa gente que llevaba van de un lado a otro estorbando a los demás y presumien-
siglos en su mismo lugar y con sus mismos valores. do con denuedo.
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120 • PABLO FERNÁNDEZ CHRISTLIEB La elegancia • 121

Así que la elegancia no es una manera de vestirse, sino ga, como si fuera sin querer, inevitable, como de perfección
una forma de pensamiento que aparece hasta en el vestido. con flojera, que se permite sin querer poner los codos en la
La elegancia es la decisión de que lo más necesario y ur- mesa, decir algo mal dicho o ser de izquierda, y lo que hace
gente que se puede hacer por el momento es no estorbar, que quien se empeña en parecer elegante siempre la riegue,
no forzar la realidad queriéndola intervenir, no entrome- porque la elegancia es el empeño en no empeñarse.
terse en el flujo leve de la vida, ni con colores chillones, ni Y allí se ve que la elegancia también tiene el alfilerito de
acaparando la atención, ni con otros aspavientos como ser la mala leche, de la burla subterránea contra las corrienta-
muy importante y traer un cochesote con guaruras. Es la vo- das de todos los que quieren ser deslumbrantes, eficaces y
luntad de no interrumpir el paisaje con la propia presencia, dinámicos, haciéndolos sentir que no pasan de ser bultos
como un pintor del que habla Cortázar, que por elegancia obvios. Los funcionarios, los líderes de opinión, los famo-
no aparece en su autorretrato. Brillar de ausencia. Por eso lo sos, los caritativos teletonizados, los intelectuales, los mili-
elegante suele ser esbelto, despacio y sin ruido. La etimolo- tantes, los tarjetahabientes de American Express, los tecnó-
gía de elegancia no viene de colgarse hasta la lámpara, sino cratas, los diputados, no pueden ser elegantes, porque nada
de elegir, de escoger las dos o tres cosas que valen la pena más se la pasan metiendo su cuchara y agregando estorbos
y desplegar el arte de desdeñar todas las demás, que sólo al futuro de la sociedad.
estorban, y mientras más estorbos surgen en las tiendas, en Al futuro, lo único que hay que hacerle es quitarle es-
las noticias o en la ONU, más elegante resulta ser aquello torbos y ponerle transparencia. Parece que la gran creación
poquito que se ha elegido. cultural del siglo xx fue este germen de pensamiento que
Diríase que consiste en no notarse, pero la elegancia es está hecho como de aire, cuya sustancia son sus detalles y
una política, esto es, un movimiento dentro de la sociedad que se enriquece por lo que desdeña, ya que ahí se muestra
que debe hacerse notar para convencer de lo bien que puede otra forma de sociedad, aunque por el momento solamente
estar la vida en un mundo más ligero y menos ocupado, sin se note que no se nota.
las monsergas de la miseria ni las monsergas de la opulen-
cia, y entonces de lo que se trata es de que se note que no se
nota, como un vestido liso, y de que no se note que sí se nota,
como un collar de perlas, lo cual es un trabajo muy laborio-
so: por eso Christian Dior decía que nadie puede ser elegan-
te antes de los treinta años. La elegancia es el truco de una
dejadez atenta, de un aburrimiento contento, y en efecto,
es el choque de hacer a la vez dos cosas contradictorias lo
que da ese toque enigmático de casualidad que tanto intri-
El hilo negro • 123

EL HILO NEGRO malo, como las banderas pirata. Hasta se volvió el color del
miedo, como la leyenda negra, la mano negra, septiembre
negro, la magia negra, las misas negras, los gatos negros y
las brujas, o sea, el color de todo lo que no se puede contro-
lar (como su teñido).
Cuando alguien se moría en el barrio lo primero que pen- Mal que bien, con humo, hollín, carbón y algún óxido
saban las comadres era que se tenían que poner a teñir la de fierro se podían hacer tintas y pinturas para ennegrecer
ropa de luto porque así como estaba ya no aguantaba otro razonablemente cosas y cuadros. Pero vestirse de negro, eso
velorio, y es que el negro de la ropa no era un color, sino no, y ésa era la ilusión de varias generaciones: traer puesto
más correctamente, un descolar, pues se iba a la primera el negro, traer lo desconocido puesto: un vestido de noche,
lavada y se desleía con el sol. De hecho, el verdadero duelo pero de veras hecho de noche sólida. Tener un negro pasa-
de las viudas era que cada martes había que volver a teñir, do, un humor negro o negra la conciencia, eso sí se podía,
hirviendo en tinajas y removiendo con palos de escoba, por- pero tener ropa negra, eso no, porque resulta que los tejidos
que si no, eran unas ingratas fodongas que no sabían llevar no agarraban el color negro. Los textiles, para su tinción,
el luto. De aquí viene el éxito de los colorantes Mariposa y requieren una sustancia previa de sales de aluminio o de es-
de las anilinas Colibrí, de venta en tlapalerías. La ropa negra taño, o de sal de cocina si el tratamiento es casero, llamada
no existía, así que el auténtico color del luto nunca fue el mordiente, pero para el negro no se encontraban los mor-
negro, sino un color sin nombre y sucio, un moradoso des- dientes, el negro no mordía el tejido, y éste se decoloraba.
lavado muy adecuado para una costumbre que simbolizaba Todas las huelgas parecían derrotadas porque sus banderas
salirse de los colores del mundo, ponerse descolorido, para al tercer día ya estaban descoloridas.
estar por un tiempo del lado del difunto: había que estar Por todo ello, la ropa negra fue adquiriendo tintes de
apagado. Y el negro, bien visto, es un color prendido. distinción, de atractivo medio sobrenatural, de prestigio
La opinión es que el negro es un color discreto, pero en misterioso, y la nobleza española del siglo XVI intentó ves-
rigor siempre ha sido emocionante y llamativo, porque es el tirse de negro para parecer más santa y separarse así de los
único absoluto, es decir, que no puede ser negro claro ni ne- protestantes del resto de Europa, pero el negro era cosa in-
gro oscuro, sino negro negro (''negro como la noche", ''negro alcanzable, y por eso en el siglo XIX se volvió el color de los
como la pez"), y por eso mismo es un color inalcanzable, románticos, que buscan lo imposihle, porque mientras que
que casi no puede ser fabricado por mano humana. Por estas la revolución industrial lograba el negociazo de los colores
razones, al negro se le han colgado simbolismos oscuros de sintéticos, como el magenta o el naranja, el negro que alcan-
todos los tipos y se vuelve el color de lo profundo, como el zaron a producir los químicos con anilinas tampoco mordía
océano; de lo desconocido, como los agujeros negros; de lo y se tornaba verdoso, azuloso o violáceo, colores nada más
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124 • PABLO FERNÁNDEZ CHRISTLIED

muertos pero no negros. Su dificultad hizo del negro una


Los ENFERMOS
paradoja: eso que se supone que es la negación de los colo-
res, que es el tono de lo prohibido, de lo extraño y de otras
profundidades por el estilo, se vuelve el color sobresaliente
y notorio de la elegancia por la simple razón de que duran-
te el siglo xx un vestido negro de seda costaba mucho dinero Para un hipocondriaco, el mundo entero es del tamaño de
y siempre tenía que ser nuevo para que fuera negro. su cuerpo: sólo existe lo que tiene dentro y nunca va más
A partir de los años noventa la química pudo sintetizar lejos de su esternón. La única realidad que conoce y a la
triunfalmente el color negro, y así, los posmodernos, los in- cual le dedica sus trabajos y sus gastos es a una punzadita
telectuales, los darks, los artistas, los góticos, los mimos y que el otro día sintió cerquita de la vesícula y que en rigor
demás vanguardias callejeras ya tenían todos los elementos le dio de tanto estarse fijando a ver si le daba. Para un hi-
para hacer del negro su color eterno con el cual vestir su pocondriaco, su presión sanguínea está más de moda que
ánimo sombrío y escéptico. "Y me empecé a vestir de ne- Harry Potter y su medicamento de las ocho es más intere-
gro", cantaba Leonard Cohen por esas fechas, pero de pronto sante que el futuro del país. No tiene más cultura ni más
el color que la física dice que no es color resaltó como nin- política que la de los hipocondrios, que eran los órganos que
guno en la sociedad, como si más bien fuera todo el color producían la tristeza.
posible, novedoso y espectacular, y lo que nunca había po- Un enfermo es alguien que está encerrado dentro de sí
dido agarrar color se volvió el color más vivo, encendido, mismo. La palabra enfermo, que se usa para cuando uno
resplandeciente, o sea, justo las cualidades que no debería está malo de algo, en el fondo de su significado quiere de-
tener. Obviamente, el negro inundó el mercado, y aparecie- cir estar encerrado, en firme, sobre seguro, a cal y canto.
ron los jeans negros, y los de Matrix se vestían de negro, y Enfermé en francés es estar encerrado, por ejemplo en un
El Palacio de Hierro anunciaba vestidos negros, y se volvió hospital. Al que le duele el páncreas, toda la realidad se
ellook de los metrosexuales, y las anilinas Colibrí se siguen le vuelve su páncreas y es lo único en que piensa y por
vendiendo en recuerdo de las viudas viejas. lo que suspira, de modo que no tiene caso hablar con él ya
que se encuentra incomunicado. En efecto, desde siemprf',
cuando alguien estaba enfermo, lo único que se podía Raht~r
es que allá dentro de su cuerpo sucedía algo ajeno A Intra-
table que no se podía sacar a la superficie, de RUArltl qtw
el mundo del enfermo permanecía guardado dAIJHjo dtl ltt
piel y no había nada que hacer como no fuera AMJWrHrlo u
ver si salía. Por eso Hipócrates tenía la máxima dn CJIH' "IItH
125
126 • PABLO FERNÁNDEZ CHRISTLIEB Los enfermos • 127

enfermedades agudas se resuelven en catorce días", que es hechos un esqueleto, o los deprimidos, a los que se les aca-
el límite de la paciencia de cualquiera. O sea que literal- ban las ideas con las que ensanchar su vida. Los enfermos
mente, el enfermo, allá él. se van carcomiendo de soledad.
Un neurótico es un individuo para quien la vida en ge- Los preocupados por llegar al fin de la quincena, por no
neral es del tamaño de la suya en particular, y por eso siente tener empleo, porque tienen una chamba degradante, por-
que su historia personal es toda la historia de la humanidad que no les alcanza para comprar todo lo que anuncian, son
y cree que todos quieren oírla, y luego sólo habla de su sué- ciudadanos para los que la sociedad es del tamaño de sus
ter, de sus horarios, de sus cosas, y es que los neuróticos quejidos, del material de sus desgracias, y se los reconoce
están tan enfrascados en sus problemas que no se enteran porque siempre tienen cara de estar diciendo aysh, que más
de que también existen suéteres que no son el suyo y pro- que una interjección es el nombre del planeta donde viven.
blemas que también tienen los demás. La verdad es que Como se ve, estar enfermo es una falta de civilidad, por-
son insoportables, porque estar con ellos implica tener que a los enfermos no les interesa nada ni nadie y la gente
que fletarse puros discursos que siempre empiezan con la les da la vuelta; pero también es un desperdicio del mundo,
palabra yo: "Es que yo ... ", "En cambio a mí...", pues creen porque todo lo que hay en él, desde el sol hasta las caras bo-
que así empieza la historia universal, y es cierto que debe nitas, carece de sentido. Pero también es una equivocación
de ser agotador estar encerrado entre las cuatro paredes de de la sociedad, porque si toda la política que se hace y toda
un alma que no deja de molestarles. Por eso los griegos la cultura que se produce no sirve para atraer a la gente y
recomendaban como única cura salir a la ciudad a buscar sacarla de su encierro, entonces hay algo que no funciona.
el contacto con la gente, en la política y en la cultura. Tam- Hoy en día da la impresión de que la ciudad tiene más
bién a los que están de luto, los abandonados o los que enfermos de los registrados. Y ciertamente, cuando fallan la
andan con alguna culpa el mundo se les vuelve del tamaño política y la cultura, la sociedad sólo acierta a producir en-
de su pena. fermos, bultos como cactos encerrados dentro de sí mismos.
A los niños cuando los castigan los mandan a encerrarse La política y la cultura son las instituciones encargadas de
en su cuarto para que, según dicen los papás muy educati- interesar a la gente en la sociedad y en el mundo, pero lo
vos, "reflexionen", y lo único que reflexiona el niño es que malo es que sus funcionarios son seres cuyo poder es del
ya quiere salir, porque parece que eso del encierro sí es de tamaño de su enfermedad, que no saben sentir otra emiR
los castigos más feos. Castigos iguales más adultos son las que sus propias ganas, y así, pensando sólo en sus afaneR y
cárceles y la ley del hielo. Todo encierro es disminuyente, sus ínfulas, los pobrecitos no se dan cuenta ni de parR qu~
atrofiante y destructivo, aunque sea en la cárcel del amor, era que estaban.
porque uno se empieza a desgastar por dentro, como los
anoréxicos, que se van comiendo a sí mismos hasta quedar
El pensamiento de los relojes • 129

EL PENSAMIENTO Tampoco se llaman reloj, sino también, como los de


DE LOS RELOJES agua, clepsidra, palabra que, como cleptómano, viene del
verbo robar, porque podía verse en esos instrumentos cómo
el tiempo se robaba la vida, se le escurría como un ladrón.
Los relojes de agua se utilizaban en los monasterios bene-
Los relojes no se inventaron para dar la hora, para empe- dictinos en la Edad Media, y servían para dividir la eterni-
zar, porque las horas se inventaron después que los relojes, dad en siete partes cada día, que eran las veces que se reza-
y porque a la gente en la historia no le interesaba saber qué ba, con lo que se enseñaba que dentro del monasterio, ahí
horas son, ya que no estaban contratados por horas ni tenían sí había un orden, el de Dios. Lo malo era que en invierno
que producir a contrarreloj ni andar apurados. Los relojes el agua se congelaba y la eternidad se detenía.
no empiezan teniendo minutero ni horario ni manecillas En efecto, lo que muestran los relojes no es la hora, sino
ni carátula. Campanas sí. Esas minucias cuentan sólo has- la mentalidad de la sociedad que los construye, como si fue-
ta que comienza la explotación en serie de la revolución ran el aparato de su propio pensamiento. Gotas de agua,
industrial, junto con la idea de que hay que aprovechar el granos de arena, rayos de sol: el tiempo era parte del mun-
tiempo y tener siempre prisa para parecer muy serio. La do; pero con la aparición de los relojes mecánicos, el tiempo
frase de que "el tiempo es oro" es de Benjamín Franklin, un se despega de las fuerzas naturales y se empieza a mover
con las suyas propias.
demente obsesivo de la utilidad. Pero los relojes son mucho
La invención de los relojes mecánicos, que sí se llaman
más viejos que esas apuraciones.
así, y viene sobresaltadamente de relaje, relotge, orolotge,
Son de sol y se llaman gnomon, o sea que ni siquiera se
horologium, horologion -contar el tiempo-, no tiene que
llaman reloj: no tienen fecha de invención y sólo funcionan
ver con saber la hora, sino con la naciente fascinación por
de día, y día bonito, pero no se usan para ver la hora sino
los mecanismos de cualquier tipo, sean cañones, autómatas
para pasar el tiempo contemplando cómo avanza la sombra,
o molinos, de entre los cuales los relojes podían ser el más
con ángulos, meridianos, estaciones y esos cálculos. Qué
curioso y complicado, y por eso todo el ingenio mecánico
iban a hacer con ellos en Londres. Estos relojes son los obe-
se dedica a fabricar relojes por el puro y solo hecho de ma-
liscos, estilo el de Washington o el de la colonia Polanco, y nufacturar instrumentos llenos de trucos, como engranes,
mucha gente los ve, pero nadie les ve la hora. Mucho me- péndulo, pesos, oscilador, cada vez más complejos, cuya
nos a los de arena, juguetes para darles vuelta y mirarlos y función primordial era impresionar a la gente y enorgulle-
aburrirse y cavilar sobre el flujo de la vida y hacer metáforas cerse de la técnica, equipándolos con campanas, musiquita,
sobre la muerte, porque para medir los huevos tibios les vírgenes Marías, reyes magos que salían a dar la vuelta y un
falta puntualidad. gallo que hacía quiquiriquí, pronto convertido en cucú, y
128
r
130 • PABLO FERNÁNDEZ CHRISTL!EB El pensamiento de los relojes • 131

para demostrar que tenían alguna exactitud, incluso daban El tiempo que traen dentro los relojes tiene toda la ar-
la hora, aunque daban la hora que querían, porque eran tan tificialidad de su maquinaria, porque no es el tiempo del
inexactos que había que sincronizarlos con un reloj de sol cuerpo ni de la experiencia ni de la vida, sino el del trabajo
y tener un empleado de planta que los pusiera a tiempo. Ya y la producción, y así, los relojes del siglo XIX sirven para
cuando su precisión crece, se les pone una manecilla; luego hacer caber más labores y mercancías y ventas dentro de
la otra. El reloj más elaborado de todos los tiempos es el que sus manecillas, de modo que los relojes no sirven para dar
hizo Giovanni de Dondi en 1350, y se tardó dieciséis dedi- la hora, sino para quitarle a la gente su tiempo propio. El
cados años en construirlo: los planos todavía existen y cual- tiempo libre no se mide. Las mujeres decimonónicas no usa-
quiera puede tratar. Es en esa época cuando se empieza a ban reloj, sólo abanico. En cambio, los hombres de negocios
creer que el universo es también un mecanismo de relojería, y empleados de oficina usaban dos, con leontina, mejor co-
y Dios, un relojero perfecto. Más que la hora, en los relojes nocida como cadenita, uno en cada bolsa del chaleco, para
están puestas todas las aspiraciones, avances, creencias y que se vieran así más ocupados e interesantes. Por lo común
tonterías de la sociedad. uno de los dos era falso.
Los relojes eran públicos, enormes, costosos, y uno por En el siglo xx ya no daba tiempo ni de ver la hora, así
ciudad. Oficialmente es cierto, aunque verídicamente no, que el gran invento consiste en el reloj de pulsera, idea de
que un herrero de Núremberg de nombre Peter Henlein, gra- Louis Cartier, que se le ocurrió para el aviador brasileño
cias al adelanto del resorte para la cuerda, empezó a fabricar Alberto Santos Dumont, que quería ver la hora sin soltar
en 1509 relojes portátiles, armatostitos de engranes de fierro las palancas, y sobre todo podía ser presumido así como sin
que proliferaron como adornos tecnológicos que se podían darse cuenta. La gente, por ejemplo los niños, y los adultos
ostentar en cada casa rica o colgar en el cuello para pasear que lo niñote nunca se les quita, presumían su primer reloj
con ellos, aunque nadie para esas fechas necesitaba saber la por no más de tres días, que es el término promedio en que
hora -ni la fecha-. Lo que necesitaban era presumir. Aquí le reventaban la cuerda. Juguete que no sabe jugar. Cuando
es cuando los relojes suizos se hacen famosos, no por buenos se patentaron los relojes automáticos en 1924, ahora sí ya la
sino por baratos, ya que Ginebra era una especie de Taiwán, gente podía agitar más la mano con ese pretexto.
y así, cada vez más todos podían traer sus relojes particula- Un reloj es algo así como la historia de la humanidad.
res, a los que se les van introduciendo nuevos materiales, Los electrónicos de cuarzo se patentan en 1953, y para ni
como el latón y el acero, haciéndolos más exactos. Para el siglo XXI son baratísimos, con un error de una décima do
siglo xvm ya lo eran tanto como la racionalidad científica de segundo, pero la gente todavía ve algo más que la hor•a on
que se vanagloriaba, y en efecto, se comienza a creer que el ellos. En primer lugar, porque vienen equipados con tiiUI Hll-
pensamiento funciona como una máquina, lo cual se sigue rie de funciones equivalentes al quiquiriquí dt' antano, quo
creyendo al equiparado con una computadora. sobre todo sirven para maravillarse con los trucoH humanoH
132 • PABLO FERNÁNDEZ CHRISTLIEB

y con los que sí se puede jugar y darles vuelta como relojes CAJAS Y CONTAINERS
de arena. Y en segundo lugar, a pesar de la existencia del
cristal líquido que permite ver la hora sin saber leer el re-
loj, los relojes vuelven a ser de manecillas que giran sobre
una carátula, porque parece que a la gente le gusta mirarlos
para poder sentir el tiempo caminando y ponerse a pensar y Las tiendas de artesanías, aunque vendan puras cosas ho-
cavilar sobre su circularidad y el eterno retorno. rrorosas, siempre tendrán clientela mientras haya cajitas de
ésas de ónix, de hoja de lata, de las laqueadas de negro,
ya todas hechas en China, porque los curiosos, aunque no
sean turistas, nada más verlas se encandilan, no con la caja
por fuera, sino con el vacío que tiene dentro, que les da la
ilusión de tener algo que ponerle, un contenido, y eso, junto
con llenarles la caja, les llena el día. Es cosa de verles las
caras: apenas abren la tapa y miran esa cantidad de hueco,
se lo imaginan lleno de aretes, clips o morralla, y otro clien-
te que cae. A veces el corazón ha sido comparado con una
cajita donde se guardan los sentimientos bonitos, lo cual
quiere decir que las cajas siempre son para contener cosas
buenas.
Una caja es un agujero rígido, modular, ortogonal y no
portátil pero sí transportable, donde se puede acumular y
conservar cualquier tipo de material sólido, sea suave sea
duro, y que siempre le ha resultado necesarísimo a la hu-
manidad, debido a la definición según la cual el ser humano
es el animal que guarda cosas. Por lo común las cajas tienen
una tapa, elemento no obligatorio pero sí muy importante,
ya que una parte de la ilusión consiste en destaparlas a ver
qué hay o cuánto les cabe. En el nuevo lenguaje tecnoindus-
trial, para no sonar anticuadas, reciben el nombre de contai-
ners, los más espectaculares de los cuales son esas cajotas
del tamaño de un vagón de ferrocarril que igual Htl pueden
133
134 • PABLO FERNÁNDEZ CHRJSTLIEB
Cajas y containers • 135
poner en un tráiler y pasar con grúa a un barco carguero o
corredores enteros de los Wal-Mart con todo de plástico,
a un avión modelo Hércules. Tanto comercio mundial puso
donde hay cajas con divisiones y cajoncitos, cajas con rue-
de moda el vocablo, que ya se aplica a las cajas de cualquier
ditas para deslizarlas debajo de las camas, cajas cuya tapa es
tamaño con la sola condición de que parezcan tecnoindus-
otra caja que se apilan por los rincones, y hasta unas cajas
triales. En castellano eso es un contenedor, palabra no muy tamaño caja de muertos.
agraciada.
Pero en las cajas de hoy ya no se guardan tesoros, sino
La importancia humana de las cajas, que empezaron
lo que técnicamente se conoce como porquerías, es de-
siendo cofrecitos y cofres cuando había escasez de todo,
cir, todo eso que se tiene y con lo que ya no se sabe qué
es que ep ellas se iba depositando cuidadosamente lo que
hacer, por lo que se va metiendo sucesivamente en cajas,
alcanzaba a duras penas a adquirirse, salvaguardarse y acu-
para un día tirarlo. Es la guerra de las chucherías contra sus
mularse, de modo que el hecho de tener una caja y algo que
compradores, que cada vez que consiguen una nueva caja
guardar en ella significaba por fin haber logrado instalarse
sienten cierta paz de espíritu, porque con eso logran, no ya
con cierta seguridad en esta tierra, como si uno tuviera de
acumular, sino embodegar, tanta cosa que tienen, pero tam-
dónde agarrarse en la inestabilidad de la vida. Una caja con
poco para quedarse con la tranquilidad de haber acomodado
cosas da la sensación de afianzarse en el mundo. Se abrían
todo, sino con la ilusión de que ya pueden ir a las tiendas
sobre todo para contemplar su contenido, el cual, más que
a ver qué más porquerías encuentran. Una caja vacía da la
guardarse, se atesoraba, más como trofeo que como utensi-
urgencia de llenarla. La cajuela del frente de los coches se
lio. Si la vida tenía algún valor, éste estaba en una caja. Por
llama cofre porque ahí va el motor, pero la de atrás ha ido
eso el idioma bancario utiliza mucho el término, como cajas
creciendo cada vez más y más, porque todo aquel que se
fuertes o cajas de ahorro, y a uno todavía lo atienden en las
siente un poderoso comprador se consigue una pick-up!ca-
cajas, aunque el cajero ya puede ser automático.
mionetota y anda por los Home Depot y Sam's Club nada
Arcones y baúles, cajones de cómodas y burós, de ma-
más viendo qué le mete dentro. Hoy en día el corazón es un
dera, siempre cajas, difíciles de mejorar e imposibles de
container. Ya no se compran cajas, cajitas, cajones y cajue-
suplantar, así que mientras corrió el siglo xx, la gente, que
las porque se tengan muchas cosas, sino que se compran
cada vez atesoraba más cosas, se las tuvo que ingeniar con
cosas porque se tienen muchas cajas, y todas están siempre
cajas de zapatos y con las que iba a ver si le vendían en el
llenas. El vacío y el hueco y la falta de contenido han rill
súper, hasta que apareció la ocurrencia de comercializarlas estar en otra parte.
en tiendas Todo de Cartón, y también hasta que a la gente le
cayó el veinte de que los tupperwares y demás recipientes
de cocina, cuando eran cuadraditos, le servían muy bien de
cajas. Actualmente, la sección de cajas o containers ocupa
r
Siglo XXI: los simulacros • 137

SIGLO XXI: La falsificación se vuelve lo original, y así, mientras que


LOS SIMULACROS las Chivas llevaban el apodo que las describía, en la época
del simulacro y los apodos con copyright se decide que al-
guien se llama las Águilas, y ya por eso se hace cierto que
tienen buena vista, capacidad de depredación y altos vue-
Ya no se usa eso de que los sentimentales sientan, los inte- los. El chololo sabía que era el chololo, pero ¿el matador de
lectuales piensen, las noticias sucedan, el público vea y la veras cree que hace faenas? Lo artificial es lo natural. Y así
gente viva su vida. Eso era demasiado realista. sucesivamente, a los niños del Teletón les hacen mostrar
Ahora que todos los ciudadanos nacieron ya en la era que también pueden tomar Pepsi y tener ilusiones, gracias
de los escaparates, de mucha televisión, excelente pre- a lo cual los patrocinadores lloran de bondad. Lo falso es lo
sentación, buena imagen, fotos y fotos y fotos, interesan- cierto, la farsa es la vida. Y así sucesivamente, los hechos
tes entrevistas y amenos reportajes, este mundo del show, ya no se hacen, sino se dicen: el cambio democrático y la
siempre prendido, ha terminado por apagar otro mundo, el
redención de los pobres son un hecho verdadero porque
real, aquel que consistía en trabajar y producir, ser buena
sucedieron en las declaraciones de un señor presidente y su
o mala gente, hacer algo, ser alguien o saber lo que se dice,
primera dama, quienes, dicho lo cual, se cogen de la mano
sobre todo porque esto requiere mayor esfuerzo, se nota me-
exhaustos de tanto bien que le han hecho a la humanidad.
nos y no se puede cambiar de canal. El show empieza por
La esencia es un sketch.
sustituir a la realidad, y los guiones y las coreografías se
vuelven más auténticos que la vida de la gente; así, resulta Y así sucesivamente, hay señores que entre ellos se
que tiene mayor realidad estar en Televisa San Ángel que califican de expertos, y exponen sus vaciedades en Power
en cualquier esquina. Tiene mayor realidad estar actuando Point, y como todo lo que se expone con tanta técnica es de
que siendo uno. Por eso los niños de la calle ya sólo existen expertos, se dan una constancia con valor a currículum. Lo
si aparecen en los spots del Canal de las Estrellas diciendo más profundo que hay es la superficie. Los científicos del
"No me llames niño de la calle". Sólo lo que parece existe; Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología hacen la lista de
lo que es, no. O como dijo Jean Baudrillard, hay algo más lo que es ser un científico, y descubren con asombro que
real que lo real, y es el simulacro. son ellos y se otorgan una beca. Ser es figurar. Los profe-
En efecto, el simulacro es una realidad desconectada de la sionales, intelectuales y académicos fundan asociaciont's
vida, como si siempre se estuviera posando, al grado de que con sus amigos, en donde dan un premio anual que Sll van
la pose es la única espontaneidad que queda. El simulacro sacando cada uno por turnos, y luego se miran al eNJHljo y
es una realidad que se hace como si fuera para que le toma- saben que son talentosos porque hasta se sacaron un pl'll-
ran la foto, y aunque no haya foto, se queda como si fuera mio. La verdad es de mentiras. Todos creen que su lahor·
realidad. Fingir es la única autenticidad que queda. es de gran trascendencia y relevancia porque un los con-
136
r
138 • PABLO FERNÁNDEZ CHRISTLIEB

gresos, foros y demás presentaciones hubo mucho público,


SIGLO XXI:
entre el cual hasta la abuelita fue acarreada. El truco es lo
LOS CÍNICOS
verídico.
Y así sucesivamente, lo genuino es lo sintético, y ya na-
die se entera de que podría hacer algo o querer ser alguien,
sino que lo único que puede desear es dar la imagen, con Solían ser buenos muchachos. En los sesentas eran jipiosos;
un coche que debe, unos gestos que alquila, una ropa que en los setentas, concientizados; en los ochentas, ecologistas,
cuesta, una frase que plagia y un maquillaje especial para el y en los noventas, democráticos. Ahora ya son ministros,
set de la oficina, como si la vida fuera la preparación para funcionarios, mandos medios o dueños de un restaurante,
una foto, porque cada quien cree que su ángel de la guarda vestidos casual, con buen verbo y culturita, como si les
es paparazzo. Lo que vale no es vivir, sino dar la imagen. hubiera ido muy bien aunque no quisieran, y como si se hu-
Lo real es L'Oréal. bieran decrepitado pronto, como a los treinta años. Venían
El simulacro es aquella mentira que es más verdadera con buena educación, buena familia, buenos principios,
que la verdad, aquella pose que es más correcta que la mo- buen corazón, pero un día cayeron en las garras del triun-
ral. La moral del simulacro no tiene ética (tiene look), por- fo; tenían todas las inteligencias (la técnica, la emocional,
que mientras que uno puede decirles mentiras a los demás, la práctica) menos una: la inteligencia moral, que es por
o incluso creerse sus propias mentiras, la deshonestidad fun- donde los definió Osear Wilde: saben el precio de todo y el
damental del simulacro radica en engañarse a uno mismo valor de nada.
con mentiras que no se cree, y a la vez retorcer el engaño Un hipócrita es el que dice "¿Yo, cuándo?"; un cínico
simulándose a uno mismo que sí se las cree, y así sucesi- es el que dice "Sí, ¿y qué?" Bueno, pues un cínico es un
vamente, pero en una de ésas a los simuladores les ha de hipócrita al que ya cacharon; lo cacharon de que le gustó
entrar, proveniente del mundo real, una enorme desolación, más el dinero que la cultura, el don de mando que las cau-
como vacía, que, bueno, se quita cambiando de pose. sas perdidas, el confort que la dignidad, el buen gusto que
la gente, y así, como canta Joaquín Sabina, por un catorce
por ciento cambió la imaginación por el poder, y entonces
cambió su hipocresía por unos chistes bastante densos y
un humor demasiado espeso, con el que dice cosas como
"Más aburrido que los sueños de Kurosawa", y en vez de
decir que algo está padrísimo dice "Es de lo más decaden-
te". Si su nombre científico es cfnico, es fácil encontrar su
nombre común. Ellos, por su parte, creen que son chistosos
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140 • PABLO FERNÁNDEZ CHRISTLIEB
Siglo XXI: los cínicos • 141
cuando hacen bromas gastadas sobre los niños pobres, las cuando tienen que dar la cara la disfrazan de chiste, de frase
feministas o los sindicatos, pero se nota que son solamente francota y de sarcasmo socarrón, para que parezca que están
cínicos porque su humor no se lo entiende nadie, ya que más allá del bien y del mal. Pero todavía están un milímetro
mientras, por ejemplo, una ironía es un chiste que no debe más acá.
parecer chiste, el cinismo es un venenito que debe parecer Hay cínicos globales, como los del Vaticano que pro-
chiste pero no puede. tegen pederastas, o los del Grupo de los Ocho que siguen
Estos chistes que no son, no obstante, dada la espesez haciendo cumbres, pero hay ciniquitos locales por todas
general de la época, se han convertido en una verdad pú- partes, entre diputados, jefes, maridos, burócratas de uni-
blica, que es la que aparece sobre todo en la publicidad, versidad, hijos del dueño y periodistas vendidos. Lo bueno
que, en efecto, a veces usa el humor, pero cuando se pone que tienen todos estos cínicos es que se van a acabar pronto,
sofisticada usa el cinismo, desde los anuncios de Benetton porque el cinismo, como fenómeno social, brota, como pa-
en donde una top model deambula por una Sarajevo des- tada de ahogado, en el límite de cualquier sistema, sea po-
truida, hasta los Totalmente Palacio en donde una mujer no lítico, científico, económico, religioso o educativo, es decir,
puede evitar dos cosas, llorar y comprar zapatos, es decir, cuando las verdades están ya podridas y sin embargo hay
dos cosas: avisarles a sus clientas consumistas que compran que usarlas porque son las únicas que se tienen. Cuando un
por brutas, y además venderles. Utilizar al subcomandante sistema social se encuentra en crisis terminal, su síntoma
Marcos para anunciar refrigeradores, puede que tenga gra- claro es la producción de cínicos. Entonces sí: los cínicos
cia. Que la viuda subaste los lentes ensangrentados de John dan risa.
Lennon, puede que no.
En realidad, los cínicos caen gordos y ni siquiera acaban
de caerse bien a sí mismos; ésa es su única, o más bien, su
última virtud, porque, en efecto, el cinismo es el milímetro
final de la ética, de modo que el cínico tiene exactamente
la conciencia del traidor, que hizo lo que quiso pero algo
le falló, a saber, que todavía se da cuenta de que prefirió
el glamour a la decencia, por lo cual tuvo que arrumbar
sus propios principios y proyectos, y en consecuencia sabe
que no tiene justificaciones ni explicaciones: éste es el solo
gramo que le queda de sinceridad. Su única ética es el reco-
nocimiento de su falta de moral, así que los cínicos siempre
andan un poco perdidos en el desierto de sus cabezas, y
Siglo XXI: los incrédulos • 143

no tiene nada de emocionante eso de no creer en nada, y


SIGLO XXI:
parecen cansados, con cierto aire de haber nacido en algo
LOS INCRÉDULOS
así como 1829, que es una fecha en la que aún no llegaban
a la sociedad occidental las nuevas verdades de la técnica,
la velocidad, la salud, los deportes y el método científico,
Siempre hay que creer en algo, y así es posible juntar a las época en que las viejas verdades, como el espíritu santo y
personas según el tipo de verdad en que creen, y agrupar- los ángeles, ya estaban sonando huecas. Ahora que lo bueno
las. Pero he aquí que de ello se forma, por exclusión, una que tienen los incrédulos es que son incorruptibles, porque
banda de entes que deambulan entre tantas creencias pero no hay nada con qué comprarlos, y lo malo es que no ten-
que no les viene bien ninguna verdad, y por ende no enca- dría caso, porque no sirven para ser funcionarios ni para ser
jan ni en el grupo de admiradores de Alejandro Sanz ni en autoridades, labores que requieren creyentes en las urgen-
el de devotos de la buena figura ni en el de fans de la ve- cias y en las importancias de la realidad. De hecho, no se
ladora perpetua ni en el de fundamentalistas de sí mismos les pueden dar órdenes porque los incrédulos no creen ni
que sólo creen en su ego y en aquello que se lo engorde, o siquiera en las palabras, que es con lo que se hacen las ver-
sea que creen en cualquier cosa que les vendan con el truco dades, y en general se ven fastidiados de haber oído tantas y
de que con eso ya son alguien en la vida. por eso les sacan a los temas de conversación, porque siem-
Los incrédulos, esos que carecen de verdades, pertene- pre los obligan a exponer verdades que no tienen: cuando
cen más bien a un grupo fantasma, ya que por lógica no están acorralados con preguntas, fingen creer en algo para
puede existir, porque los incrédulos no creen en los grupos, salir del paso, y afirman su creencia en que el helado de
pero qué les importa, porque de todas maneras los incrédu- vainilla es rico o en que es bueno circular por la derecha.
los tampoco creen en la lógica. Ni en los desafíos de la glo- Los incrédulos son habitantes de la tangente.
balización ni en los avances de la ciencia ni en sí mismos, lo Como los enanos, los incrédulos también empezaron
cual los hace, contrariamente a los crédulos que son obvios desde chiquitos. Es posible que algo haya fallado de naci-
como paredes, un grupo borroso, muy tenue, al que sólo se miento, tal vez el gen de seguridad (safety gene) que permite
puede detectar por leves indicios. al ser humano andar por el mundo lleno de ilusiones, aun-
Para empezar, ni siquiera saben cómo vestirse porque la que también es probable que les hayan dicho que Cancün
gran verdad de la buena imagen necesita mucha fe, y ellos es un paraíso y les prometieron llevarlos en vacaciones. Y
no tienen ni mucha ni poca, ni fe ni ropa, y tampoco se los se lo cumplieron, y cuando fueron se insolaron igual CJIHl 011
puede ver muy diligentes en alguna tarea, porque eso tam- todas partes, y así por el estilo les pasó en Navidad, tlll los
bién requiere un mínimo de convicción. Más bien se ven Santos Reyes, en su primer amor y cuando les dh1ron su pl'i-
como idos, medio lánguidos, como dando a entender que mera responsabilidad, a la que vieron no como uugr·un l'lllo

142
f'

144 • PABLO FERNÁNDEZ CHRISTLIEB

sino como un buñuelo pegajoso, con lo que se dan cuenta


de que todas las verdades son de mentiras. Es como si los
Los ADORNOS
incrédulos estuvieran hechos de promesas cumplidas, que
por definición no valen la pena.
Crédulos son aquellos que siguen contentotes en medio
de la insolación, y es que, ni modo, vivir es creer, y entonces Los adornos tienen tan mala fama que tratan de pasar des-
hay que creer en algo: se puede creer en verdades superfi- apercibidos. Todos hacen como que no hay adornos. Nunca
ciales, como los noticieros, la tecnología, el método Pilates se anuncian: no se dice "tienda de adornos", "Te compré un
y el shampoo contra la caspa, y también se puede creer en adorno" o "fábrica de adornos y decorados". Se sabe aproxi-
verdades de fondo, como el deber, el poder, el ser, el tener, madamente que se encuentran en el cuerpo y en la ropa, en
la democracia, la economía y otras cosas que caben en una los edificios y en los pasteles, y en ciertos actos de cuando
declaración de principios. Pero en lo que creen los incrédu- alguien se adorna, como los que hacen ese saludito de moda
los parece estar más metido en la profundidad, por debajo de tocarse los pulgares, chocarse los nudillos y untarse las
de las ideas y de las sensaciones, como en las placas tec- palmas de la mano. Macetas y peinados, pulseras y mante-
tónicas de la cultura, como si las verdades incrédulas sólo les, chunches que se prenden y se apagan, suelen ser ador-
pudieran consistir en las causas que están perdidas, en las nos. Un adorno es una cosa que puede ir pegada, puesta o
promesas que no se cumplen y en las cosas que están más aumentada a otra, y que tiene la particularidad de ser abso-
allá de las palabras, es decir, en puras verdades garantiza- lutamente innecesaria para la apariencia o desempeño del
das contra la credulidad, porque no son ciertas. A lo mejor objeto en cuestión: un solo tatuaje marca la personalidad;
a los incrédulos se los puede detectar porque parece que en un solo tatuaje de más ya es un adorno que inutiliza el an-
vez de vivir esperan, ya que, en efecto, creen en verdades terior. Estar ahf nomás de adorno significa que uno no sirve
que todavía no empiezan. para nada en esa circunstancia.
Y es que no es fácil saber cuándo una cosa empieza a
caer en la baja categoría de los adornos; la línea que separa
al adorno de lo que sí viene al caso es tenue: una corbata o
un arete, un santito en una iglesia, un jarrón con flores, son
lo que se llama toques que dan un redondeo al conjunto de
la presentación de algo; ciertos detalles que podrían parecer
superfluos pero que sin embargo son parte de la esencia
y la sustancia de la cosa, y la gente queda tan encantada
con el efecto que entonces va y se pone otro arete, y luego
145
146 • PABLO FERNÁNDEZ CHRISTLIEB Los adornos • 147

aretes en los labios y en los pómulos y en la panza, como si les ponen sabor barbacoa y freído tradicional, con lo que se
nunca se supiera dónde detenerse, y ahora sí que empieza logra el inconfundible sabor a farmacia. A los informes de
la adornitis, esa manía que consiste en echar a perder todo las oficinas, que no son exactamente obras muy inteligentes,
lo que había quedado bien. Otro y otro santito cada vez más ahora con presentación animada en computadora se les nota
brilloso y beatífico hasta que la iglesia pasa de ser gótica a brutalmente su tontería: los hubieran dejado en papel bond
ser barroca y luego churrigueresca, estilos que hasta en las y pasarían dignamente indiferentes.
erres llevan el adorno. En la manía de adornar hay una especie de maldad in-
El método para "crear" un adorno es como sigue: uno trínseca de la gente contra sus cosas, que es la de no so-
termina de hacer una cosa que le queda bien, y acto seguido portar la emoción de algo bien hecho, y por ello hay que
se pone a ver qué más le pone para mejorarla, siendo que destruirlo, para que ya no emocione más, y la manera más
como mejor quedaba era como estaba. Un adorno es la in- aceptada de destruirlo es mejorarlo hasta que reviente. Por
capacidad de detenerse. Esto les sucede a quienes se ponen alguna razón profunda, toda creación de la humanidad ter-
a arreglar su casa, y les queda tan bonita que le siguen y le mina siempre en un adorno, como un amor que termina en
siguen hasta que el lugar se vuelve inhóspito. Un adorno una fiesta de bodas, o sea que bajo el grito de guerra de "A
se reconoce.porque ante todo es una cosa difícil de limpiar. ver qué más le pongo" se han destrozado templos, maquilla-
Pero igual les sucede a pintores, arquitectos, escritores, jes, obras de arte, modas, ensaladas, sistemas de gobierno y
cantautores, chistosos, que siempre tienen que superar lo culturas enteras. La democracia, una vez adornada, se llama
que hicieron anteriormente, y lo que resulta es que hacen burocracia. La decadencia de una cultura se mide por el
lo mismo que antes nada más que echado a perder. Les po- número de adornos. Se sabe que al Imperio Romano en su
nen a sus baladas ritmo de cumbia, a sus edificios columnas declive lo adornaron con leones, cristianos y otras como-
griegas y a sus libros exceso de tráfico en los párrafos. Para didades, y el macroimperio global de hoy ya se encuentra
mejorar El código Da Vinci, que de por sí ya era inempeo- retacado de foquitos, estrellas de cine, sensorrounds, pan-
rable, los editores sacan El código Da Vinci ilustrado. Las tallas, alarmas, pasarelas, plumas, anuncios, escaparates,
cosas, al adornarse, no ganan nada: sólo pierden su normali- camisetas, tenis que parecen naves espaciales y electrodo-
dad y su belleza. A los pantalones de mezclilla, cuya esencia mésticos que hacen bip. Y el día que le quiten todos estos
era su simpleza resistente, les bordaron solecitos, les cosie- adornos para ver qué había debajo y cuál era su civilización,
ron chaquira, les bajaron el tiro hasta la rodilla, y ahora a probablemente no haya nada, porque los adornos son como
cualquiera que se lo ponga le va a costar trabajo convencer parásitos que le salen a la sustancia de las cosas y se van
a nadie de que se viste muy natural. Adornar es la necesidad chupando a su anfitrión, hasta que la cosa queda hecha de
de hacerle algo más a lo que ya no hay nada que hacerle. A puro parásito y nada de sustancia. Hay personas que entre
las papas fritas, invento perfecto, las vuelven Ruffles y luego manitas de gato, frases aprendidas, crema en los tacos, di-
148 • PABLO FERNÁNDEZ CHRISTLIEB

plomas de cursos y otras cosas con las que apantallar, están LAS SINESTESIAS
ya tan hechas de puro adorno que si se les quita queda una
especie de momia moral. Nosotros ya somos nuestros ador-
nos, comidos por nuestros parásitos.
La sociedad contemporánea parece un muégano de
adornos, unos sobre los otros, como si quisiera encubrir su No se necesita ser muy perspicaz para saber que el verde
decadencia, porque un adorno es cualquier cosa que tapa a es un color, pero sí para darse cuenta de que el color puede
un objeto e impide ver lo que era originalmente. La sustan- oírse. Nuestra sociedad es precisamente eficaz porque sólo
cia que esta cultura tuvo alguna vez, que fue la de la ciencia necesita el verde para saber que ya se puso el siga del se-
y la tecnología, ha sido primero adornada con cantidades de máforo: para ser eficiente en este mundo al verde sólo hay
accesorios y aparatitos producidos por ellas, supuestamente que verle el color, a los kleenex tocarles la suavidad, y así
para sostenerse y prosperar, pero luego ha sido ya engullida sucesivamente. Para efectos prácticos, el mundo está dividi-
por sus propios adornos tecnocientíficos, desde el chat hasta do en cinco sentidos de la percepción, los cuales se utilizan
el botox, al grado de que hoy toda ciencia y toda tecnología cada uno por su parte.
ya sólo se dedican a ver qué otro adorno se les ocurre poner Sin embargo, lo contrario también es correcto, y se trata
en el mercado. de un fenómeno de percepción que se denomina sinestesia,
el cual se puede verificar en un laboratorio de psicología,
en donde si se pone música calmadita las paredes se ven
más claras y el cuarto más grande; Cortázar ya se lo pre-
guntaba así: si "se apagan las voces, ¿se callan las luces?"
La sinestesia indica que los cinco sentidos de la percepción
no están desconectados entre sí, sino que se mezclan por
una regla de semejanza inexplicable, de modo que un ruido
y una textura, cosas muy distintas, sean iguales de algún
modo: una voz rasposa provoca la misma sensación que
cuando uno pasa los dedos por el rayador de queso. Como
dice Baudelaire, "dentro de una oscura y profunda unidad,
los perfumes, los colores y los sonidos se responden".
Si uno investiga el sentido del gusto, se entera de que
casi no existe, y no obstante, la gastronomía, los apetitos,
los antojos y las obesidades son actividades sumamente
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~
·,f

150 ° PABLO FERNÁNDEZ CHRISTLIEB


Las sinestesias • 151
reconfortantes, ya que su única mentira radica en que la
Es notorio que se diga que se "toca" la flauta y en gene-
comida sepa exclusivamente con la lengua, porque, en ri-
ralla música, y es que, de verdad, el sonido se toca, como
gor, el gusto entra hasta por las orejas. Existen centros de
si fuera un objeto sólido con tamaño o altura, y por eso hay
experimentación que diseñan el ruido de las papas fritas
sonidos bajos, altos, suaves, agudos o huecos. Ciertamente
para que sepan más saladitas. El crujido de los Corn Flakes
debe de haber la sensación de tres dimensiones, que hasta
se estudia en Vevey, Suiza. El sabor tiene su música y sus hace que tengan volumen, como en los radios.
colores, y por eso a los niños las paletas verdes les saben a
Y lo que se anuncia de los perfumes en la televisión, que
limón aunque sean de yerbabuena. La sopa sabe "caliente",
es inodora, son sus colores, mediante imágenes tenues o bri-
y fría sabe a otra sopa. Gómez de la Serna dice que "el agua
llantes. A menudo los perfumes contienen imágenes borro-
mineral sabe a pie dormido". sas de escenas inventadas por los recuerdos.
La sinestesia hace que las cosas tengan una especie de
En fin, para moverse con utilidad por este mundo hay
aura, de algo que no se percibe pero se siente, que está ahí
que percibir las cosas por un solo canal, con precisión, sin
pero quién sabe cómo; se diría que ése es el encanto del
confusiones ni sensaciones inútiles. O sea, hay que restarle
mundo, y al parecer, las culturas menos industriales vivían
sus sutilezas al mundo. Así es como se ha hecho histórica-
sinestésicamente, con los cinco sentidos fundidos en una
mente, gracias a lo cual habitamos una sociedad cuantiosa
misma percepción. La sinestesia es el sexto sentido y el sen-
y eficiente. La sinestesia no es importante, excepto tal vez
tido común, ya que este término se refería originalmente a
porque eso que se llama la belleza y el misterio del mundo
los cinco sentidos juntos y revueltos.
parece consistir en apreciar las cosas de esta manera difusa,
Hay colores chillones, como niños malcriados; fuertes,
como flotante, que permite que cada cosa tenga algo más
como paredes; alegres, como si fueran risas, es decir, como que su simple realidad.
si no fueran colores. Lo de colores cálidos y fríos no es mera
metáfora, toda vez que la gente realmente resiente cambios
de temperatura frente a ellos. El color blanco tiene dentro
una sensación silenciosa, "quizá sea el sonido de la tierra
en los tiempos blancos de la era glacial", dice Kandinsky, el
pintor que se fascinaba con el "sonido interior" de los colo-
res. No por nada, el sonido y el color se dividen, ambos, en
"tonos". Cuando el amarillo está por todos lados, apabulla,
aplasta, sofoca y hasta enloquece, como los últimos cuadros
de Van Gogh, poquito antes de darse un tiro. Los juguetes
amarillos son los que se rompen primero.
r
~l

Las poses • 153


LAS POSES culturas mucho más artificiales, como la de las pelucas del
siglo xvm o la de los abanicos del xrx, pero la diferencia es
que en ellas los gestos, aunque dictados y copiados, traían
dentro una convicción que los volvía genuinos, como si obe-
decieran a un ritmo interno, mientras que poses como la de
Como ésa de levantar brazo y rodilla y bajarlos al tiempo tomar vuelo con el codo desde atrás para luego lanzar el
que se dice gritadito "Yes" con signos de admiración. O esa índice apuntando, quién sabe si al interlocutor, al más allá
otra de fruncir labios y cejas para indicar que uno no se ríe o a la neta, de modo que se advierta la fuerza de un carácter
a la primera y que está pensando algo más denso que lo que decidido, es un performance demasiado consciente de que
le dijeron, que puso de moda Michael Keaton cuando le tocó a) lo están mirando y b) le salió bastante mal. La marca de
actuar de Batman. Una pose es un ademán que quien lo la pose es cierta torpeza en la ejecución.
ejecuta está sobre todo atento a si le salió bien o lo cacharon Estudiantes, porque ni a obreros ni a mayores les da el
de que no. Es cierto que en última instancia todos los gestos cuerpo, sentados de chinito directamente sobre el piso, no
son actuados, como de teatro, y que uno aprende las expre- tanto con la intención de estorbar el paso, sino de avisar de
siones adecuadas para ajustar sus ánimos a la situación, de su espontaneidad, aunque a los quince minutos ya busquen
manera que si la situación es de coraje o de admiración, recargadera: de lo que se tratan las poses es de que parezca
hay que saber actuar, para que se sientan y se noten la ad- que la vida está padre, que tiene sus momentos de aventu-
miración o el coraje. Pero una pose es una actuación sin ra, de drama, de relajo y de misión. Pero la vida no ha de
ánimo ni ánima, que no siente a su personaje ni encaja en la estar tan padre cuando hay que ir a sacarla de las películas
circunstancia. Una pose es como un tupperware vacío, que o de los anuncios, que, hoy por hoy, son los únicos lugares
no pesa nada ni suena nada adentro, y aún así quiere que lo donde la vida tiene algo de realidad, ya que ahí sí se actúa
metan al refrigerador. Una actuación tiene dentro una acti- un personaje en una situación, y en efecto, de Legalmente
tud, que la sostiene y le da contenido, pero una pose tiene rubia, de Duro de matar, de póster de Zara o de anuncio de
dentro un agujero, y eso es lo único que ve el que pone pose Master Card se sacan los gestos, que luego quedan guangos
de deportista y hace como que se concentra en la meta con a la hora de quererlos aplicar a la realidad de carne y hueso
cara de "Tengo que poder" cuando, la verdad, ni siquiera de todos los días. Las poses son gestos dignos de mejores
hay una meta. causas, pero las mejores causas no ttparecon, y por lo tanto
Chavas que compran coche automático sólo para poder ningún gesto, ademán, expresión o acluaci()n puede pasar
levantar la patita izquierda en el asiento mientras manejan y de ser pura pose: la realidad actual no alcanztt partt más, y
verse así de lo más anticonvencionales. Se nota que es pose así, no es que la gente quiera tener poses, sino que no es po-
porque a veces no se acuerdan de cómo se hace. Ha habido sible la naturalidad. Es difícil que se dé la situación correcta
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r1 :.

154 • PABLO FERNANDEZ CHRISTLIEB

para que un señor de Armani pegue brincos de celebración


saliendo de la oficina, o que el mismo señor, ya vestido ca- EL
FIN
sual, cierre el puño a la altura de la cara que a su vez se en- DEI, MATRIMONIO
garruña como puño cerrado para expresar que "¡lo logró!",
por lo común un negociazo. En efecto, si el tupperware está
vacío es porque no hay nada con que llenarlo, aunque den
Lo que echa a perder ttl matrimonio es el amor. Puede que
ganas de usarlo para algo.
al revés también sea cierto, pero ni caso es que ya nadie se
El objetivo de la pose no es que la vida sea interesante,
casa, y los que se casan no duran. Eso está bien, pero hace
sino que lo parezca, como hacen los que en la calle sacan el
sentir mal a los que van cumpliendo treinta y tantos años
celular y adoptan pose de reflexión extrema que consiste en
y ven que se les viene encima la edad de los mayores sin
bajar los ojos y a cada tanto levantarlos como si coincidiera
perro que les ladre: su queja es que por qué es tan difícil
con la llegada de una idea clave mientras caminan lo más
encontrar el amor verdadero, esto es, alguien que los va-
distraídamente que pueden, para que los demás supongan
lore por lo que son, que los comprenda, los cuide, que sea
que probablemente recibió una llamada de la ONU. A la cul-
inteligente, divertido, tierno, optimista, trabajador, guapo,
tura contemporánea le sobran performance y espectáculo,
etcétera. Quién sabe por qué será tan difícil. El 60% de
utilería y pretextos, pero le falta algo que las demás tenían,
las bodas que se celebren el sábado que entra ya no verán las
a saber, una convicción íntima, entrañable, de sus propias
olimpiadas de Londres juntos, así que lo más prudente es no
razones, y podían estar más retrasadas, pero sabían que iban
gastar mucho en el regalo. Boda significa voto, compromiso,
a algún lado, como con un destino, mientras que ésta de
pero si la estadística avisa que se va a romper, lo único que
ahora resiente una especie de sinrazón, y por eso todo lo
cabe esperar es que la fiesta valga la pena. Hoy en día lo
que hace lo tiene que fingir. Y entonces, cuando la gente se que falta no es el amor; eso es lo que sobra.
olvida de posar, actúa con perfecta naturalidad la genuina
El fin, es decir, la finalidad, del matrimonio, es que dos
actitud del tedio.
personas vivan juntas el resto de su vida. Se sabe que antes
los matrimonios sí duraban ese resto: la razón es que no les
importaba tanto; o sea, que todos se casaban pero nadie sus-
piraba por casarse, porque no se les ocurría que allí iban a
encontrar la felicidad ni el amor verdadero, y en rigor no se
casaban por amor, sino por otras consideraciones más civi-
lizadas y menos frágiles. Según los documentos de la época,
en el siglo xvm la gente se casaba, no para quererse mucho,
sino para tener la tranquilidad con la cual dedicarse a sus
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156 • p ABLO FERNÁNDEZ CHRJSTLIEB
El fin del matrimonio • 157

cosas: se casaba para tener una casa. Por eso, como dice la En el siglo XXI, quién sabe qué sea el amor, pero se pare-
historiadora Arlette Farge, "el vínculo conyugal es también ce mucho a los derechos del consumidor: algo así como la
un lugar", y en efecto, su fin es económico, de oikos, casa, exigencia de que el otro sea maravilloso y colme las ilusio-
y las cosas que se necesitan para ponerla, y que entre dos nes y se le escurra la baba por uno, de que uno sea el centro
alcanzaba decorosamente. Por eso los matrimonios se po- del universo y el universo esté al servicio de uno. Parece
dían pactar, arreglar, negociar, y hasta los novios podían ni anuncio de L'Oréal. El amor es más bien un rasgo del in-
siquiera conocerse de antemano, razón por la cual se dice dividualismo según el cual cada quien debe perseguir sus
que el matrimonio se "contrae", porque llega de afuera como caprichos, emociones y demás sensaciones de alto impacto
un reuma, con el cual uno aprende igualmente a convivir. pésele a quien le pese. Y así no hay acuerdo que aguante.
Como en todo buen acuerdo, bastaba que se llevaran bien Éste es el fin, es decir, el final, del matrimonio, porque ya
para cumplir con el fin del matrimonio. no hay dos que se soporten mutuamente sus veleidades, y si
El acuerdo era que se tuvieran respeto y se toleraran tanto amor era la razón de la boda, ni caso tiene desenvolver
y confiaran en el otro, como socios del hogar, pero en el los regalos: con la fiesta basta. Incluso, se podrían mejor
acuerdo no estaba que se amaran ni adoraran ni vivieran tó- celebrar los divorcios, que duran más.
rridos romances ni pasiones arrebatadoras puertas adentro, Lo malo es que por ahí de los treinta y tantos la gente se
y por lo mismo, en efecto, el anecdotario de canas al aire es empieza a sentir mal por eso, y aunque ya les alcanza para
que cada quien tenga a solas su casa aparte, se les ocurre que
en esa época casi normal, pero se hacía con discreción por-
no estaba tan mal eso del perro que les ladre, y a lo mejor
que no se trataba de presumir ni de importunar a la pareja,
por eso hay tantas mascotas que sacan a pasear, y se em-
a quien se le debe una atención elemental y cuidadosa. De
pieza a dudar de si ese egoísmo individualista que se llama
hecho, hablarse de "usted" entre ellos era un estilo lleno de
¡;,
amor verdadero no es algo que acaba por lastimar.
tacto, como con una distancia solícita. Y así, sobre la marcha
":1 Como dicen ahorita en España, "ya sólo los gays quie-
y al paso de los años, dos insignes desconocidos que habían
ren casarse". Y tienen toda la razón: son los últimos que
vivido bajo el mismo techo terminaban por estimarse since-
conocen el valor de una estabilidad matrimonial, de estar
ramente, por sentir afecto y ternura por el otro, sin mayores tranquilos bajo el mismo techo.
exigencias. Si se hubiera introducido el elemento del amor,
para empezar ni se hubieran casado. Durante todo el siglo XIX
todavía puede verse, por ejemplo, a Darwin, Marx o Freud
vivir correctamente casados con su Emma, su Jenny y su
Martha, logrando la tranquilidad suficiente para dedicarse
a fabricar ideas escandalosas.
El estrés • 159

EL ESTRÉS época y cultura tuvo sus exigencias, incluso más difíciles,


pero les faltaba la estupidez. En el centro de los laberin-
tos había un tesoro, un monstruo, la sabiduría, que sim-
bolizaban algo así como una misión que servía de motivo
para vivir; en la salida había un descanso, una liberación,
El estrés es una desgracia tonta, pero no se podía esperar una derrota, que eran siempre una alternativa que servía
menos de esta época. El panorama de hoy de las ciuda- de motivo para morir. La sociedad actual, facilitándonos la
des es el de millones de gentes de ojos opacos, que ya no existencia, eliminó estas dos partes y dejó el resto, o sea,
saben mirar muy lejos, preocupados con urgencias múl- una serie de esquinas, de tareas, de bienes y servicios, de
tiples que cuando se resuelven no solucionan nada sino semáforos en amarillo, seguiditos, de manera que el estrés
que sólo dejan aparecer la próxima preocupación, pero ahí no es la urgencia ni la prisa, sino la serialidad sin fin ni
van, muy apuradas, al cuarto para las doce, y resulta que finalidad de las cosas de la vida.
cuando llegan adonde iban ahí no era y por lo tanto tienen El laberinto del estrés está lleno de señales y flechitas
que seguirle pero ahora con mayor ansia porque ya se les que indican que hay que avanzar, alcanzar, escalar, pero
vence el plazo de hacer todo lo que no valía la pena. Y así nunca hay una razón o un objetivo, toda vez que eso de
sucesivamente, urge y corre. A esto se le llama clínicamen- lograr tus metas o realizar tus sueños son otras tantas se-
te "estrés tipo A!', fenómeno glamoroso de las sociedades ñales y flechitas que, como los semáforos en verde, los me-
tecnologizadas con nuevos estilos laborales y económicos, morandos y las quincenas, vienen en serie y sin termina-
es decir, de esas sociedades que dicen que son más avan- ción. Por eso el estrés se siente como el cansancio de haber
zadas que las anteriores. hecho mucho junto con la desolación de no haber hecho
Lo curioso es que por mucho movimiento que haya, el nada, y sin manera de arreglarlo, porque el pensamiento
paisaje sigue el mismo: una calle, una ventanilla, una cita, mismo, que es aquello que sería útil en estos casos, también
un semáforo en rojo, una llamada por teléfono, una lista de ha adquirido la forma del laberinto: se ha vuelto una serie
pendientes. Interminablemente. Por eso el estrés tiene la de ideas que vienen en filita todas inconexas entre sí, sin
forma del laberinto, pero de un laberinto idiota, no como ningún sistema, de modo que el sólo hecho de pensar ya es
los imaginarios o los mitológicos de siempre, que eran la- laberíntico y estresante y tonto. O sea, como se ve, no hay
berintos con muchos simbolismos y algún significado, sino salida, ni con vacaciones ni con meditación ni con ejerci-
de uno que perdió, por una parte, su centro, y por otra, la cio ni con drogas, porque de sus pensamientos uno no sale.
salida, y sin esas dos razones de ser los laberintos del ruido, La gente cae en el estrés cuando empieza a sospechar, no
de los trámites, de las noticias, de las compras, del internet, con el intelecto del cerebro sino con la bilis de la gastritis
del tráfico y del trabajo se vuelven idiotas. Toda sociedad, y las muecas de la desesperación, que hay algo dtl ttbNurdo
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160 • p ABLU FERNÁNDEZ CHRJSTLIEB

en esto y que sin embargo no puede detenerlo y así sigue


LA PELOTA
haciendo lo que es correcto, porque actualmente lo que
es correcto y normal es lo idiota y lo imbécil. En rigor, la
mente humana en general estaba hecha para tener mejores
pensamientos, para inventar razones y buscar significados;
y a lo mejor por esto mismo se niega a funcionar ante tanta Una pelota rueda, y sin embargo, los azte~as, que las hacían
estupidez. mejor que nadie, no inventaron la rueda, siendo que ésta
En el laberinto unos engordan y otros enflacan, a unos parece ser meramente una rebanada de pelota. A lo mejor
les salen canas y a otros se les cae el pelo, a unos les rechi- es que la pelota no rueda, sino bota, o sea, sube después de
nan los dientes mientras duermen y a otros les toca duerme- bajar, y por eso a las bolas de billar o boliche no se las lla-
vela, unos se ponen audífonos y otros le prenden a la tele, ma pelotas, y también rebota, o sea, vuelve después de irse,
pero todos la agarran contra el de junto, que siempre da la y por ello el primer uso de la pelota fue tenístico, de vai-
impresión de tener la culpa de que el mundo está tan per- vén, como el episkyros de los griegos. A lo mejor es que el
fecto que siempre falla. Stress quiere decir en inglés tensión, invento de la rueda consiste básicamente en el invento del
liga estirada, músculos rígidos, caras de rictus, así que en el eje, y entonces es otra cosa. Y a lo mejor es que la pelota no
panorama primermundista de la sociedad desarrollada cada se inventó jamás, sino que es, como el atuendo o como el
tanto hay un individuo que revienta por ahí, se le rompe la lenguaje, una cosa inmemorial que se hace sola y que tiene
liga de las arterias o la de las ideas, aunque por lo común que estar desde antes para que la humanidad acepte apa-
prefieren reventar al prójimo, hasta que uno se da cuenta recer; hay vestigios de ella mil años antes de Cristo y por
de que también la serie de individuos a los cuales agredir todas partes, Japón, Persia, Egipto, la Patagonia. Los roma-
es tan inacabable como la de las urgencias, las apuraciones nos confeccionaban su pila -de ahí pelota- con amasijos
y los semáforos de cualquier color. de pelo o pluma forrados de tiras de cuero; Pelé, cuando
era pobre, de trapo; los árabes, con hojas de palmera bien
entretejidas; Puc y Suc se inmortalizaron utilizando cocos.
El siguiente uso de la pelota fue futbolístico, de meterla en
una meta, como las melées y el calcio medievales.
La pelota no pertenece a la categoría de los utensilios, a
la de los adornos ni a la de los prójimos, por mucho que sea
buena compañía. Viéndola ahí, quietecita, silenciosa, sola
en el patio, se nota que es un objeto totalmente único, por
poseer la forma más simple que existe: la de una superfi-
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162 • PABLO FERNÁNDEZ CHRJSTLIEB
La pelota • 163

cie que no tiene principio ni fin, y que no embona con las en el espacio, y si no se le atina en el punto único exacto,
demás cosas, de modo que debe estar separada, como isla, que sólo se puede saber al tanteo, o si cae sobre un punto
y siempre como de pie, en tensión, lista y atenta, lo cual chueca, la pelota sale disparada para donde se le antoje, y
le otorga cierta monumentalidad sin importar su tamaño; ahí está la maravilla.
nunca está ahí echadota, y nunca de espaldas. Tampoco es Y ahí está lo extraño: una cosa que parecía controla-
un juguete, porque los juguetes, como los cochecitos, las ble, domesticable, obediente, de repente wsulta que tie-
muñecas, las pistolas o los videojuegos, son cosas de menti- ne temperamento y actúa como por cuenta propia y sale
ras que se copian de las cosas de verdad, pero no hay pelotas con respuestas inesperadas. Rompe vidrios, gana partidos,
de mentiras porque ni siquiera hay pelotas de verdad: sólo descuenta transeúntes. Después de muchos siglos de civi-
hay pelotas. Y no hay edad para ellas, porque una pelota lización y de varios años de práctica de cada uno, la pelota
es interminable. todavía es capaz de dar sorpresas a cada rato, todavía falla
Uno no se la acaba, y en rigor, una pelota comienza los tiros, saques, pases y rebotes, lo que hace que, teórica-
cuando se mueve, y es tal vez la mejor imagen del movi- mente, todo gol sea de churro, aunque, técnicamente, todo
miento, porque está hecha casi para moverse por sí misma, churro requiere talento. La pelota produce azar, pero no es
ya que, por definición, una pelota es más ligera que su peso un azar a lo loco, como el de los dados, que son como pelo-
y más ágil que su volumen. En efecto, por una parte son tas cuadradas, sino un azar inteligente, de cosa que piensa.
elásticas, especialmente a partir de la utilización antigua de Lo que hace eterna a la pelota es esta dosis puntual del azar.
vejigas de borrego llenas de aire, de donde proviene la for- Entre el churro y el talento está el azar. Entre el plan y el
ma de las pelotas defectuosas de rugby y americano, toda resultado está el azar.
vez que una vejiga no es tan redonda, aunque sin duda, la Entre la intención y la realidad está el azar. Entre uno y
mayor aportación histórica a la tecnología de las pelotas su meta está la pelota. Casi se diría que la pelota no parece
es la del hule mexicano que las hizo saltar exponencial- ser algo, sino que parece ser alguien, y hasta tiene piel aun-
mente y hacer que su movimiento fuera vivo, imparable, que sea de plástico, tersa y que se sume tantito. Pero esto no
continuo, que es la esencia de una pelota, por lo que se ha la hace el objeto más parecido al ser humano (para eso están
de entender que las manos sean enemigas naturales de las los perros), sino el más parecido a las reflexiones, como los
pelotas, puesto que les matan el movimiento y la razón de espejos y los pensamientos, donde uno contempla sus pro-
ser. Eso hace preguntarse por qué los tres deportes típicos yectos y sus reveses, sus intenciones y sus frustraciones, y
del imperio norteamericano utilizan las manos al tratar con donde, sobre todo, ni los unos ni las otras hay que tomárse-
la pelota, y preguntarse también si no es eso mismo lo que los muy en serio. En la Edad Media, los sabios ponían sobre
hacen cuando meten las manos en otros países y otras cul- su mesa una calavera de las vanidades, para que no se les
turas. Por otra parte, la pelota es el único objeto cuyo con- subiera la soberbia; ahora ya no hay muchos, pero los pocos
tacto con el resto del mundo es a través de un solo punto que quedan ponen sobre su escritorio una pelota.
liaño y cocina • 165

BAÑO Y COCINA cocina no hay nadie está desolada, pero cuando en el baño
no hay nadie es que está desocupado. En una cocina deso-
lada sólo queda abrirse una lata de atún, que es el símbolo
universal de que a uno nadie lo quiere ni lo cuida en esta
vida. En toda cocina correcta siempre debe haber un radio
La cocina y el baño son las piezas más anímicas de la casa; prendido y una mujer cantando bajito, o dos hablando, que
el resto son estancias, donde nada más se está, o donde cada es lo mismo, y si salen tantito tienen que dejar una cacerola
quien hace lo que quiere, pero en la cocina y el baño se hirviendo que las sustituya. Una cocina con alguien atrae; un
hace lo que el lugar manda y donde uno adopta las sensa- baño con alguien repele, y uno lo ronda hasta que se vaya.
ciones del sitio: son los lugares orgánicos como con vida La cocina es el lugar donde se entibia el mundo, no sólo
propia y sentimientos suyos. Y son simétricos: se parecen la sopa sino sobre todo las voces, las miradas, las ideas y los
muchísimo; de hecho, en los departamentos, donde todo humores de las gentes, y es donde la gente se junta en sus
es económico, son exactamente del mismo tamaño y se mejores horas perdidas y por lo común sí se encuentra, y
los coloca pared con pared, para que compartan tuberías, sí se halla. Mientras que en otras partes de la vida hay que
calentador y plomero. Son los motores del hogar, y ambos ganarse el derecho a la palabra y la atención siendo inteli-
utilizan azulejos, llaves, tarjas y ventanas que sí se abren, gentes y pertinentes, en la cocina el derecho es gratis pues
vapor, telas para secar, jabón y frasquitos pequeños para el todos pueden decir lo que quieran porque lo dicen siempre
último toque. Los dos comenzaron estando fuera de la casa como al pasar, como por decir algo mientras le ponen azú-
debido a su contacto necesario con el aire y con la tierra, y car al café. El calor humano viene de la lumbre de la estufa.
sólo más tarde pudieron ser domesticados, la cocina en el Por eso la cocina siempre debe tener el color del pan tostado
Renacimü:mto y el baño hasta principios del siglo xx. Ambos y del tocino frito, como de rojos quemados, y por ello tal vez
1
producen¡ cosas que no duran y que hay que rehacer el mis- ·1.
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los jitomates fueron tan bien recibidos en el mundo entero,
mo día. El motor de arriba y el motor de abajo. ya que, efectivamente, le daban color al ambiente, en purés,
•,

Y precisamente porque son los más similares son los ']


ji salsas y ensaladas.
más opuestos: la pared con pared es espalda contra espalda. El baño es el lugar donde se enfría el mundo y las co-
Lo que en una es limpio en el otro es sucio; lo que en una es sas se limpian y se les bajan los rubores que vienen de la
encendido en el otro es pálido; lo que en una es alto vientre cocina, el pringue de los afectos; por ello los bafios son tra-
en el otro es bajo; O sea que son los mismos sentimientos dicionalmente de un blanco hielo que se pone azul de frío.
pero volteados al revés. Mientras que la cocina representa La gente cuando entra al baño se comporta más hitm snria,
el mundo de la compañía y la socialidad, el baño represen- como si en vez de entrar a un cuarto se metiera en sus pen-
ta el universo de la separación y la soledad. Cuando en la samientos y en sus recuerdos, porque se trata de un lugar
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166 • PABLO FERNÁNDEZ CHRJSTLIEB

más apto para las gravedades que para las ligerezas, un es- Los DESEOS
pacio más propicio para las penas toda vez que la pena es
un sentimiento azul y frío como la cerámica del escusado.
Y entran al baño porque está solo, como el individuo de la
modernidad. Los que se sienten culpables o hastiados se
dan un regaderazo para lavarse los errores del día. Y los que Puesto en crudo, un deseo es cuando a un señor se le antoja
se sienten incomprendidos o apabullados por la presencia una señora, o cualquiera de sus variantes. Así vistos, los
de sus congéneres entran ahí para esconderse y también deseos son cosas muy concretas y localizables, como pollos
para llorar o quedarse callados por un rato, y ya después de en una rosticería, o como metas o premios que uno puede
echarse agua en la cara y recomponerse y acompañarse un conseguir, porque, en primer lugar, se sabe clarito qué es lo
poco en el espejo, se animan a salir, y su primera prueba es que se necesita, y en segundo, porque se tiene la obligación
pasar por la cocina. biológica de hacerlo, ya que un antojo es como un hambre:
Quién sabe si son los decoradores, los ecologistas, los instintivo.
ingenieros, los tres juntos o la mera banalidad del siglo, Lo curioso es que cuando a uno se le hace, lo que sue-
pero los baños y las cocinas ya los están fabricando verdes le encontrarse es que no era eso lo que buscaba, como que
y de acero inoxidable, creyendo que con esto ya los hacen mucha espera para tan poco arribo. Como que algo falla, fal-
más naturales y purificados, sin tóxicos ni toxinas, incor- ta; como que no era exactamente así, como que sí, pero no.
porándoles una estética de entre clínica y jardín botánico, Como si nada más lo hubiera echado a perder por consumar-
como para quitarles lo acuático y lo ígneo, y dejarlos en lo; como que lo que estaba en la señora no era lo que estaba
puro metálico y vegetal, como si con eso la mantequilla ya en el deseo; como que uno puede obtener el objeto del deseo,
no hiciera daño. Pero no es la mantequilla, más bien son las pero no el deseo, y ya ni modo. El instinto se arregla pero el
emociones de la compañía y la soledad, que vienen juntas deseo no se realiza. Y es que se supone que el deseo es algo
porque son simétricas, las que caen mal a la panza y al co- que puede y debe lograrse; pero ni debe ni puede.
razón y a todo lo demás; es como si ya hiciera daño ser un El deseo no está hecho de líquidos viscerales ni de in-
ser humano. Y entonces mejor se fabrican lugares neutros, suficiencias orgánicas ni de válvulas y resortes, sino de cul-
de estilo profesional, oficinescos y técnicos, para que de ahí tura. No está crudo sino cocido. En efecto, el deseo es una
salgan sentimientos sin colesterol. El horno de microondas figura temblorosa, trémula, titilante, cocida con fantasías,
parece una especie de esterilizador. · fantasmas, sabidurías, sueños, insomnios, imágenes, ver-
siones y visiones de la sociedad y de la historia todos juntos
poco a poco. El deseo es un objeto cultural, como la belleza
o el pensamiento.
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168 • PABLO FERNÁNDEZ CHRISTL!EB Los deseos • 169

Puede parecerse a un aire endurecido, a una idea elec- que tenga que ir a apoderárselo, a crédito o al contado, con
trificada, pero el caso es que uno siempre lo quiere convertir el único fin de aburrirse de él, que es una manera de acabár-
en cosa de carne y hueso, como pollo rostizado, con cara selo, como si no se tolerara que algo fuera tan interesante, lo
y cuerpo, como señor o señora, para poder verlo y cogerlo y cual significa que en toda obtención del deseo hay un ansia
quedarse contentado, pero, como se decía en latín, uno se de dominio, un afán de control sobre el otro.
queda "entristecido después", porque no se puede agarrar Pero el deseo es la forma más intensa de otras cosas que
con nada. La forma y la materia del deseo es ni más ni me- tienen la misma forma, como las ganas, la ilusión, los idea-
nos la inalcanzabilidad, es decir que, como el horizonte, les, el futuro y la utopía: todos ellos tienen la forma de la
para que exista tiene que estar lejos, que fue lo que le dijo inalcanzabilidad, y por ende su papel no es el de ser con-
una vez Don Quijote a Dulcinea, y aunque tenga densidad seguidos, sino el de mantenerse a la distancia, que es como
y aunque dé toques, está fuera del alcance. dan justamente las ganas de vivir: no son una meta, sino un
El deseo es lo próximo que está remoto, es lo urgente motor; no son un premio, sino un ánimo. La utopía es el de-
que no debe resolverse, la espera que tiene que quedarse seo de la sociedad. Pero esta sociedad actual no soporta el
así, pues si se alcanza se destruye. Un deseo no se toca, futuro, y por eso lo destruye mientras dice que lo alcanza.
porque se deshace. El deseo es específicamente la distan- Parece ser que los fracasos están hechos, más que de
cia que hay entre uno y el otro, y cuando se quita la distancia, deseos olvidados, de deseos cumplidos, porque, como fin
se borra el deseo. Y de lo único que se entera uno cuando se de borrachera, el cumplimiento de los deseos da cruda, o
acerca demasiado es de que no era eso, sino otra cosa, más cualquiera de sus variantes: hartazgo, flojera, desgano, toda
allá. Por eso se dice que el deseo siempre está en otra parte, o vez que se trata de la pérdida de algo a cambio de casi nada,
como lo decía Kant, y luego Hegel, y ya luego Lacan, uno no de que al llegar al horizonte uno ya no tiene ni ganas de
desea a alguien, sino que desea su deseo; y eso queda lejos. llegar ni horizonte. Y es que el oasis del deseo tiene buen
Así que para poder tener deseos sin destruirlos se re- lejos, que es como puede y debe ser.
quiere bastante temple y cierta finura, porque es como an-
dar todo el tiempo en suspenso, ocupar una realidad en vilo,
indecisa, pero esta sociedad excesivamente cosificada que
cree que cualquier materia debe ser material y manipula-
ble no puede soportar la presencia de algo tan tenso y sutil,
y le resulta intolerable vivir con eso, y por eso siempre quie-
re atraparlo y acabárselo, o como se dice en las telenovelas, .~
poseerlo, que es lo que hace la sociedad de consumo con ~·
'
todo, que no aguanta que exista un objeto cualquiera sin
Los débiles • 171

Los DÉBILES llaman en lenguaje políticamente correcto a los débiles (en


privado les dicen estorbos). Los débiles, por su parte, son
aquellos seres que cada vez que oyen que se va a aplicar
todo el peso de la ley tiemblan y se les hace circo la panza
porque saben que otra vez les va a volver a ir mal, como
Hay la fuerza del espíritu, la fuerza del derecho, las fuerzas siempre. Estadísticamente, los débiles conforman alrededor
del mercado, la fuerza de voluntad, y luego inventan la fuer- de las dos terceras partes de la población, no importa si se
za de la razón o la fuerza del amor; y hay los fuertes, que la mide a nivel familiar, nacional o mundial.
son los que tienen todas las anteriores, y son muy felices. Los fuertes son, como su nombre lo indica, unos hiper-
A los fuertes les encantan las leyes, todas las leyes: las de dinámicos que se levantan temprano y ven en cada día un
la naturaleza, las de dios, las de la economía, las de la cons- nuevo reto a vencer, que les fascina competir y dejar fuera
titución, porque todas son la ley del más fuerte, y por eso de la movida a sus oponentes, que les emociona pelear por
les gusta obedecerlas, que es como obedecerse a sí mismos, los recursos disponibles que de todos modos saben que los
y hacerlas cumplir a otros que por sí solos no saben cómo van a obtener porque ya son suyos, que les sienta perfecto el
hacerlo, y que se pueden llamar débiles: de espíritu, de vo- rollo de que hay que trabajar duro porque la vida es difícil,
luntad, de finanzas y de otras cosas. y que los que no trabajen, no peleen, no compitan y no se
Lo que tienen en común las fuerzas y las leyes es que levanten temprano en busca de desafíos deben asumir las
se las enjaretan a todos, les guste o no. Históricamente, a consecuencias, porque así es la ley de la vida; o sea que
la religión fue la primera a la que se le ocurrió descubrir la los que tienen la fuerza deciden cuáles son los actos y las
fuerza de la ley; después a la ciencia se le ocurrió la ley de obligaciones de todos los demás. Y como la fuerza de las cir-
la fuerza, partiendo del supuesto de que existía una entidad cunstancias, que también es suya, les da la razón, no hay
que se llamaba fuerza o energía, que nunca ha compro- manera ni siquiera de opinar que no, en especial porque
bado, que hacía moverse todo y organizaba el mundo, a la la debilidad no tiene con qué levantar la voz. Por eso, los
que se le pusieron leyes, como la de la gravedad o las de débiles desconfían cada vez que alguien habla en nombre
la evolución; después fue a la economía con sus fuerzas del derecho, de las instituciones o de ellos mismos ("Todos
de producción y sus leyes de la oferta y la demanda. Y úl- somos México", "Las elecciones las hicimos todos"), para lo
timamente a la información, con la ley del Perro Bermúdez cual inventaron la voz preventiva aguas.
según la cual el que habla más es el que sabe y los que es- Desde el punto de vista de los fuertes, que según ellos
cuchan son medio tontos. es el único punto de vista que hay, los débiles son los que
Gracias a cualesquiera de estas leyes, fuertes son los que carecen de fuerza, que es la única cosa que se puede tener,
derriban barreras y vencen obstáculos, que es como ellos de manera que la debilidad aparece como una falta, una
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172 • p ABLO FERNÁNDEZ CHRISTLIEB

ausencia, un defecto. Eso es incorrecto. Los débiles tienen EscRIBIR


ganas, ilusiones, aspiraciones, deseos, pero ciertamente
no tienen fuerzas, porque ésas no las usan y no les sirven
para entender el mundo ni para moverse en él, y así, lo que
usan no son las leyes, sino algo muy distinto, que son las
reglas, como las de los juegos o las de urbanidad o las de la Se puede empezar a escribir por muchas causas; por ejem-
gramática, que se mueven con impulsos más sutiles, como plo, porque uno ya había terminado lo que tenía que hacer
los de la belleza, el reposo, la fluidez, la ética, la sencillez, y todavía no tenía permiso de levantarse del escritorio, y
el cuidado, el estilo, y que tienen como objetivo que todos sin nada más que un lápiz y un papel para pasar el tiempo
estén más a gusto, y se echan a perder apenas alguien se apunta algo que se le ocurre, y nota que el tiempo pasó más
friega a otro. Curiosamente, de esta manera débil también es rápido, y en una de ésas le empieza a gustar, no tanto lo que
posible hacer una religión, una ciencia, una economía, una escribió como el descubrimiento de que estando así uno pa-
información y una política. Se concluiría que la debilidad rece ocupado y eso le sirve como coartada para que nadie lo
es la capacidad de ser buena gente, cosa que por la fuerza venga a molestar, y le sirve también para ponerse a hacer
no es posible. lo que se le antoje, al menos por escrito, aunque, para qué
Hoy que todo se hace a fuerzas debe entenderse que más que la verdad, lo que más le ocurre, más nota y más
haya días en que los débiles no quieran ni levantarse de la descubre es el tedio, horas muertas hojas blancas, cosa ho-
cama, o que les dé por el alcohol o el estrés. O la envidia, rrible, y así no tardará en darse cuenta de que la clave para
que es la tentación de los débiles de cambiarse de bando. escribir no está en tratar de desentenderse del hastío, sino
Pero también hay días en que ya no es posible tanta inso- de entenderse con él, o sea que quienes escriben prefieren
lencia, en que eso ya no se vale, y entonces, así, conforme volverse aburridos que aburrirse.
a las reglas, y no a las leyes, se enojan, se quejan, se ale- Ciertamente, uno busca qué escribir, pero eso no fun-
brestan, no se dejan, y cuando los fuertes creen que los ciona, porque siempre lo encuentra, pero se acaba pronto, y
débiles están usando alguna fuerza, la denominan violen- así es nada más un entretenimiento; en cambio, quien logra
cía, y aparece la consabida cantaleta de que nadie está por volverlo una dedicación no es el que busca qué escribir, sino
encima de las instituciones, y de que se va a aplicar el peso el que "encuentra qué buscar", asunto de largo plazo que ya
de la ley, y aguas. no se acaba, que ya no aburre, nada más angustia, y que es
cuando a los que escriben les comienza a interesar gran-
demente, supersticiosamente, qué significa escribir, cómo
se hace, para qué se escribe. Básicamente, a los que leen,
y a los demás también, les vale gorro enterarse de por qué
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174 • PABLO FERNÁNDEZ CHRISTLIEB Escribir • 175

escriben los que escriben: ni los arquitectos, ni los dentistas se mueve ("A mi amigo Ernesto Sábalo"); los escritores son
ni los actuarios se la pasan explicando cómo le hacen, y a aquellos para los que es más fácil publicar que escribir. Y es
lo mejor la razón es que les encantaría decir cómo hacen lo que para escribir no hay que ser escritor, sino pasársela de
que hacen, pero la diferencia es que los que escriben, pues incógnito buscando algo que hay en d fondo de las palabras
escriben, y entonces son los únicos que pueden, sin salirse y que se sabe que no se va a encontrar sino sólo a buscar
de lo que hacen, decir lo que hacen y con eso ya estar ha- porque sería encontrar aquello mismo con lo que se busca
ciéndolo, puesto que ambos son lo mismo, lo cual implica -el lenguaje, el pensamiento, uno mismito, ele.- y eso es
que, mientras las muelas no, mientras los ladrillos tampoco, por definición inencontrable; para los que (~scrilwn lo difícil
las palabras sí son autorreflexivas, esto es, que digan lo que es publicar, porque no han ido a las fiestas donde están los
digan, siempre están hablando de sí mismas, pero también, contactos, pero no obstante lo intentan, no para volverse
que los que escriben nunca podrán saber cómo se hace, y escritores, sino para ver si se entiende lo que escribieron.
por lo tanto, cada vez que se ponen a hacerlo no saben si les Y están por todas partes, en chambas disímbolas, y no s()lo
va a salir, y eso es lo que los tiene nerviosos, siempre como en los lugares muy editoriales.
aprendices primerizos inseguros tratando de averiguar de No existe aquello de que alguien escribe bien, porque
una vez por todas en qué consiste un método que no existe, eso es una manera de decir que al que lo hizo no le costó
de encontrar lo que buscan, cuya esencia es que se busque trabajo, y escribir es trabajoso y agotador, y siempre se anda
pero que no se encuentre. Por eso es tan natural escribir medio rendido, y en tales circunstancias uno sigue escri-
sobre escribir, y por eso los que lo hacen quedan como atra- biendo porque cree que, ahorita no, pero más adelante sí,
pados en su dedicación, empeñados en ella. puede escribir algo mejor que lo que ya escribió (lo cual no
Pero no muy divertidos, porque, dados los sinsabores, en sucede ni entre los que escribían tan mal que cualquier cosa
secreto todos los que escriben buscan cómo hacerle para ya sería mejor), hasta que, finalmente, se concluye que uno ya
no hacerlo, pero ya no pueden evitarlo, porque están hechos hizo todo lo que razonablemente podía hacer.
de eso mismo, aunque los pretextos no faltan: así como ir Que ya escribió todo lo que tenía que escribir, pero d
a comprar libros es un pretexto para no leer, leerlos es un problema es que todavía no se muere, y entonces se topa con
pretexto para no escribir (ése es el drama de las tesis de que otra vez le queda el mismo tiempo ocioso de cuando no
doctorado). Uno de los mejores trucos para ya no hacerlo tenía permiso de levantarse y ya había acabado la tar·ea.
es convertirse en "escritor", o sea, que deje de ser una dedi-
cación para que se vuelva una carrera o profesión, que con-
siste, ya no en escribir, sino en conseguir contactos, asistir
a presentaciones, codearse con los indicados y dedicarle su
libro a alguna vaca sagrada para que se vea a qué niveles

1t
Esta obra se terminó de imprimir
en octubre de 2009
en los Talleres de IREMA, S.A. de C.V.
Oculistas 43, col. Sifón,
09400, Iztapalapa, México, D.F.

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