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 ­ Literatura de 4º año ­ 

La cosmovisión mítica

Prof. María Cecilia Fiori


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PROYECTO: Al finalizar el trimestre nos propondremos armar una mesa debate en donde
demostremos (a partir del trabajo realizado clase a clase) que los mitos, lejos de los que a
priori se suele imaginar, están muy vinculados con nuestra vida actual y moderna.
Seguimos siendo una sociedad que repite en sus prácticas ideas míticas. La sociedad del
Siglo XXI mantiene en su accionar y en sus discursos un imaginario sostenido en ciertas
creencias populares.

También produciremos un recorrido turístico virtual abarcando distintas leyendas urbanas


de la ciudad de Buenos Aires.

Se trabajará todo el proyecto mediante el uso de un PORFOLIO. Cada grupo de alumnos


irá sumando sus trabajos al porfolio. Este se alojará en un blog o en otra herramienta
digital que pueda ir alojando la diversidad de trabajos digitales que iremos haciendo clase
a clase.

El porfolio o portafolio será la evidencia del trabajo realizado por el grupo de alumnos el
cual como máximo quedará conformado por cuatro alumnos.

Los grupos deberán definirse durante las dos primeras clases y mantenerse hasta
terminada la unidad de cosmovisión mítica.

CLASE 1. PRESENTACIÓN DE LA MATERIA

En clase:

Temas a abordar:

 Diferencias entre los espacios curriculares de Prácticas del lenguaje y Literatura.


 Concepto de cosmovisión.
 Explicación breve de las cosmovisiones a abordar en el año: La mítica, la épica y la
trágica.
 Explicación breve de la metodología de las clases (clase invertida) y de los modos de
evaluar dentro del espacio de la materia.
 Presentación breve del proyecto a realizar en Semana de logros.
 Presentación de la bibliografía a utilizar durante el año.
 Introducción a las particularidades de la cosmovisión mítica.

Actividad:

 Lectura y análisis de un artículo sobre el tema “El fin de un mito ¿El caballo de Troya
habría sido un barco?” - Diario Clarín 06/11/2017 Link:https://www.clarin.com/sociedad/fin-
mito-caballo-troya-barco_0_ByJU3kCAb.html

¿Qué es una cosmovisión?

Una cosmovisión consiste en las nociones (creencias, pensamientos, etc) con las que un

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individuo, una cultura determinada o un momento histórico particular analiza y describe los
diversos aspectos de la vida: políticos, científicos, filosóficos, teológicos, etc.
En el caso de la literatura ese conjunto de mociones permitirán un ordenamiento de los textos que
el ser humano emplea para configurar su comprensión del mundo. Los textos así ordenados
responden a esa forma de comprender la realidad y, a la vez, proyectan una nueva luz para
retroalimentar ese ordenamiento de lo existente.
Las posibilidades de organizar los textos son variadas: cosmovisiones mítica, épica, trágica,
realista, fantástica, cómica, etc. Y las diferentes variables tienen en cuenta disversos aspectos: a
veces una determinada forma de representar el mundo, y otras, sólo remiten a ciertas cosntantes
o regularidades que tienen que ver con el género.

¿Qué es una cosmovisión mítica?

La cosmovisión mítica permite agrupar a todos aquellos textos que se relacionan con el mundo de
las creencias, creencias que están más allá de la lógica racional y que, en la mayoría de los
casos, tienen un componente religioso de base.
La cosmovisión mítica nos permite entender la visión del mundo que han tenido los hombres a lo
largo del tiempo, nos ayuda a entender nuestras raíces y nuestros valores.

¿Qué es un mito?

 Mitos en griego significa expresión, algo que se dice. Con el correr de los siglos, la palabra
adquirió el significado de lo que se dice en forma de cuento o historia.
 Los mitos son narraciones de carácter religioso.
 Narran hechos ocurridos en un pasado lejano e indeterminado.
 En sus orígenes, estas narraciones eran transmitidas de manera oral y así pasaban de una
generación a otra. Luego fueron transmitiéndose de generación en generación hasta ser
finalmente transcritos por etnólogos, gramáticos o misioneros y llegar hasta nosotros en
versiones múltiples y en soportes cada vez más variados y novedosos.
 A partir de estas narraciones los seres humanos trataron de dar algún tipo de explicación a
cuestiones que tenían que ver con fenómenos naturales y que escapaban a las
posibilidades que tenían de dar una respuesta. Por ejemplo, los orígenes del universo, la
vida y la muerte, etc.
 Son sentidos como sagrados y verdaderos.
 No se relatan para entretener ni divertir, sino para transmitir un conocimiento fundamental.
 No se cuentan en cualquier momento, sino en ceremonias rituales como el casamiento, la
iniciación a la vida adulta, la muerte o en otros momentos muy especiales, porque los
mitos se viven, constituyen una experiencia religiosa.
 Llevan a los oyentes a otro tiempo, el de los orígenes, el de los seres sobrenaturales que
participaron en la creación de todo lo que existe.
 Explican cómo todas las cosas comenzaron a existir: los astros, el agua, el fuego, la
muerte, las enfermedades, el hombre y la mujer, el amor, una montaña, una manera de
trabajar.
 Indican cómo interpretar el mundo: ¿Cuál es la relación que existe entre los padres y los
hijos, los esposos, los amigos? ¿Qué pasa después de que nos morimos? ¿Por qué sale el
sol cada día? ¿Cuándo se considera que un chico es adulto? ¿Cuáles son los límites del
poder de los hombres?¿Cuál es el sentido de la existencia?
 Son ejemplares, en otras palabras, explican aspectos importantes de las relaciones
sociales entre las personas contando cómo se produjeron por primera vez la justicia, el

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matrimonio, la cocción de alimentos, el entierro de los muertos, los sacrificios religiosos.


 Esa interpretación del mundo es común a todo el grupo cultural.
 No son relatos aislados, sino que un mito forma parte, junto con otros, de un sistema
mayor que se llama “mitología

Diario Clarín - 06/11/2017


Polémica

¿El fin de un mito? El Caballo de Troya habría sido un barco


Así lo sostiene un arqueólogo naval italiano en su libro.

La Ilíada narra los hechos durante 51 días en el último año de la Guerra de Troya.

El cuento de Homero sobre la conquista de la ciudad de Troya por parte de los griegos fue mal
traducido varios siglos después, creando la falsa leyenda del caballo de madera, asegura el
arqueólogo naval italiano Francesco Tiboni.

En un libro publicado recientemente en Italia, Tiboni sostiene que el famoso caballo en realidad
era un barco mercante con mascarones de proa parecidos a un caballo llamados "hippos" en
Grecia. La misma palabra también puede significar "caballo".

"A lo largo de la historia, muchos académicos han planteado la interpretación náutica del término
'hippos'", dijo Tiboni. "Sin embargo, siempre faltaba algo. Como arqueólogo naval, logré juntar
todas las piezas", agregó.

Según la leyenda, los griegos que estaban sitiando a Troya hicieron como si se estuvieran

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replegando y dejaron atrás un caballo de madera con soldados escondidos en su interior. Los
habitantes de Troya aceptaron el caballo como regalo y lo trasladaron intramuros, exponiéndose
a los astutos invasores.

El cuento se contó por primera vez en La Ilíada, de Homero, en el siglo VIII-VII antes de Cristo.
Sin embargo, en el siglo II después de Cristo el geógrafo Pausanias ya escribió que la idea de
que los griegos habían usado un gran caballo para entrar en Troya no era "creíble", dice Tiboni.

Tiboni --un submarinista profesional e investigador en la Universidad Aix-Marseille de Francia--


divide su tiempo entre exploraciones submarinas de antiguos pecios en el Mediterráneo y el
estudio de antiguos textos e iconografía.

En su opinión, es mucho más lógico imaginarse el regalo traicionero de los griegos a los troyanos
como un barco, porque los "hippos" náuticos eran comúnmente usados para pagar tributos al
enemigo, tales como metales preciosos, después de derrotas.

Además, la bodega de un barco habría sido para los soldados un mejor lugar para esconderse
que el estómago de un caballo de madera, y cuando Virgilio menciona en "La Eneida" que los
precavidos troyanos llamaron a hundir el regalo griego, resulta difícil interpretar esta referencia
fuera de un contexto náutico, alega Tiboni.

Una réplica del legendario caballo entre las ruinas de la antigua Troya, en Turquía.

"Muchos aspectos de los eventos narrados por escritores antiguos parecen ser más claros y
obvios de lo que son ahora si interpretamos el término 'hippos' como sinónimo de barco", escribió
el investigador el año pasado en la revista académica Archaeologia Maritima Mediterranean.

El historiador de arte Andrea Cionci publicó recientemente los descubrimientos de Tiboni en el


periódico La Stampa. El arqueólogo naval dijo que a sus colegas clasicistas les resulta difícil
aceptar que un mito de varios siglos de antigüedad pudiera haberse roto.

"Sin embargo, mi objetivo nunca fue rebatir el cuento de la caída de Troya sino más bien hacerlo
más creíble. Si nos olvidamos del malentendido en torno al caballo de madera, dignificamos más

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la astucia de los griegos", argumenta Tiboni.

Sin embargo, según Eleni Stylianou, una arqueóloga de Atenas, es imposible separar los hechos
de la ficción cuando se trata de una leyenda basada en un poema de casi 3.000 años de
antigüedad cuya autenticidad también es motivo de un debate académico.

"Aquí hay un 50 por ciento de mitología y un 50 por ciento de historia. Por tanto, todo el mundo
puede hacer interpretaciones a discreción. Probablemente nunca sepamos lo que pasó en
realidad. Una saga es una mina de oro para los intérpretes y los Indiana Jones", dijo la
arqueóloga.

CLASE 2. LOS MITOS COMO MANIFESTACION DE LOS MIEDOS Y PREOCUPACIONES DE


LOS HOMBRES.

Temas a abordar:

 La transculturalidad de ciertos mitos. Semejanzas en los mitos de distinta culturas y


distintas épocas.
 Clasificación de los mitos según su temática: Cosmogónicos, etiológicos, escatológicos,
fundacionales, antropogonicos y morales.

En casa:

 Investiga sobre los mitos de distintas culturas (griega, romana, precolombinas, orientales,
etc) Selecciona por lo menos dos mitos que manifiesten el temor o la preocupación por el
mismo asunto. Imprímelos tráelos a clase para comentarlos y compartirlos junto con tus
compañeros.

En clase:

 Luego de haber escuchado los relatos de todos se agruparán en distintos grupos a partir
de las semejanzas en cuanto a las temáticas que cada mito ha abordado.

 Un vez constituido el grupo cada uno de estos elaborará un padlet en el cual se incluyan
los relatos de estos mitos (contados y relatados brevemente por ustedes), se indicará la
cultura que le dio origen y se manifestarán las características que estos mitos tienen en
común.

 No olviden de registrar en el padlet el nombre y apellido de los alumnos que participaron


del trabajo.

 La actividad será compartida mediante el copiar y pegar el link del padlet concluido en el
foro destinado para tal fin (buscar foro “Clase 2”)

Observaciones:

Además de la adecuación a la consigna y la riqueza del contenido aportado se evaluará la


estética final del producto (diagramación) así como la variedad de recursos empleados (fotos,
video, mapas, historietas, memes, hipervínculos, etc).

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Semejanzas entre diversas mitologías:

Culturas muy diferentes y sin contacto entre sí produjeron relatos míticos muy similares en todas
partes del mundo. Tal vez estas similitudes se deban a creaciones inconscientes, naturales de la
mente humana, como pueden ser ciertos temores presentes en todas las personas, sea de la
cultura que sean. Estos miedos nos llevarían a producir símbolos similares y relatos parecidos.

La trascendencia de los mitos

Las grandes verdades del pensamiento griego han tenido buena fortuna
en el marco de la civilización occidental. Desintegrado el espacio vital
que regía su vivencia y sus interpretaciones, el espacio mítico ha podido
ser fuente constante de reflexión abierta y de reinterpretaciones.

Los mitos conservaron su vigencia a lo largo de la historia. Desde períodos más o menos lejanos,
se ha discutido sobre ellos confrontando las explicaciones que ofrecen con las que surgen de la
racionalidad y el conocimiento. De ese modo, se los ha considerado como formas de percepción
que preceden al conocimiento racional en la evolución intelectual humana o como verdaderas
explicaciones imaginativas e intuitivas de diversos fenómenos, sentimientos y procederes. En
campos científicos que alcanzaron desarrollos más actuales, como la antropología social y cultural
y la historia de las religiones, los estudiosos se vieron obligados a enfrentarse con mitos de los
más antiguos periodos históricos fuera de la tradición occidental, y comenzaron a concebir el
estudio del mito como un modo de comprensión más amplio de la cultura y la historia.
En efecto, el mito es una narración destinada no a explicar una particularidad local y limitada, sino
una ley orgánica de la naturaleza de las cosas. En el mito se plantea el problema del orden total
del mundo. Con la última generación de investigadores, se han abierto nuevas direcciones en la
interpretación de los mitos. Hoy se admite de buen grado que expresan, ocultándolas con mayor o
menor transparencia, realidades de diverso orden,inseparables de las estructuras profundas de la
sociedad y del espíritu humano.
Bajo sus distintas formas, encarnarían impulsos esenciales y secretas aspiraciones; contendrían,
por ejemplo, lecciones políticas, advertencias y consejos, inteligibles para quienes sepan "leerlos"
en su verdad profunda; en ellos encontraríamos una especie de fotografía radioscópica de los
antiguos (o eternos) estadios de la condición humana.

Clasificación de los mitos según su temática:

Los mitos se clasifican de acuerdo al acontecimiento que se quiere explicar.

Mitos Teogónicos: Relatan el origen y la historia de los dioses. A veces, en las sociedades de tipo
arcaico, los dioses no son preexistentes al ser humano. Por el contrario, frecuentemente los
humanos pueden transformarse en cosas, en animales y en dioses. Los dioses no siempre son
tratados con respeto: están muy cercanos a los humanos y pueden ser héroes o víctimas de

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aventuras parecidas a las de los seres humanos.

Mitos cosmogónicos: Intentan explicar la creación del mundo. Son los más universalmente
extendidos y de los que existe mayor cantidad. A menudo, la tierra, se considera como originada
de un océano primigenio. A veces, una raza de gigantes, como los titanes, desempeña una
función determinante en esta creación; en este caso tales gigantes, que son semidioses,
constituyen la primera población de la tierra. Por su parte, el ser humano puede ser creado a partir
de cualquier materia, guijarro o puñado de tierra, a partir de un animal, de una planta o de un
árbol. Los dioses le enseñan a vivir sobre la tierra.

Mitos etiológicos: Explican el origen de los seres y de las cosas; intentan dar una explicación a las
peculiaridades del presente. No constituyen forzosamente un conjunto coherente y a veces toman
la apariencia de fábulas.

Mitos escatológicos: Son los que intentan explicar el futuro, el fin del mundo; actualmente, en
nuestras sociedades aún tienen amplia audiencia. Estos mitos comprenden dos clases principales:
los del fin del mundo por el agua, o por el fuego. A menudo tienen un origen astrológico. La
inminencia del fin se anuncia por una mayor frecuencia de eclipses, terremotos, y toda clase de
catástrofes naturales inexplicables, y que aterrorizan a los humanos.

Mitos morales: son tendientes a la explicación del bien y el mal, así como tratar de crear una
conducta determinada en la persona.
Los personajes de los mitos: Los personajes de los mitos son dioses (seres con cualidades
extraordinarias), semidioses (hijos de un dios/diosa y un humano), héroes (seres humanos
comunes con cualidades extraordinarias a partir de su valentía y fuerza) y las criaturas fantásticas
(minotauros, centauros, sirenas, cíclopes, etc).

CLASE 3: MITOS TRAGEDIAS Y PSICOANÁLISIS

Temas a abordar:

 La relación existente entre algunos mitos / tragedias clásicas y figuras del psicoanálisis.
 Si bien es una cosmovisión que se abordará en otro momento del año se introducirá a los
alumnos en la concepción de las cosmovisión trágica para que puedan terminar de
comprender la idea de tragedia en Edipo y Electra que se mencionan en esta clase.

En casa:
 Leer el apartado que se encuentra debajo sobre “El complejo de Edipo, el de Electra y el
Narcismo”.
 Investigar sobre otras vinculaciones entre los mitos y el psicoanálisis. Traer el caso a
clase y la historia del mito o tragedia retomada por el psicoanálisis.
 Leer el texto “ Narciso, Eco y Némesis” y resolver a las siguientes actividades accediendo
a PLENO (encontrarán más datos en plataforma en la “asignación de tareas”)

 Actividades en PLENO con multiple choice:

1. Vea el siguiente video de la serie “Flash” (la serie entera la encuentra disponible en Netflix):
https://ar.search.yahoo.com/yhs/search?hspart=ddc&hsimp=yhs-
linuxmint&type=__alt__ddc_linuxmint_com&p=es+mi+nemesis

1A. ¿A qué se refiere la protagonista con la frase “es mi Némesis”?

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En PLENO podrá elegir entre las opciones brindadas.

2. ¿En qué situaciones se podría decirle a una persona “Narciso”?


En PLENO podrá elegir entre las opciones brindadas.

3. El mito de ECO se aplica cotidianamente a las siguientes situaciones:


En PLENO podrá elegir entre las opciones brindadas.
En clase:

 Se organizarán en grupos de 4 integrantes y

EL complejo de Edipo, el de Electra y la figura del narcisismo

Sigmund Freud, el famoso creador del psicoanálisis, contribuyó a que muchos antiguos mitos y
tragedias de origen griego volvieran a adquirir trascendencia y actualidad. Desde sus primeros
trabajos, Freud recurrió a los mitos y tragedias griegas para poder explicar el funcionamiento de la
psiquis humana.

Una de las tragedias más recordadas que fue retomada por Freud fue la de Edipo Rey, en
la versión de Sófocles. El complejo de Edipo, despripto por el psicoanálisis, es la
«representación inconsciente a través de la que se expresa el deseo sexual o amoroso
del niño» Freud describe dos constelaciones distintas en las que se puede presentar el
conflicto edípico:

 Complejo de Edipo positivo: odio o rivalidad hacia el progenitor del mismo sexo y
atracción sexual hacia el progenitor del sexo opuesto.
 Complejo de Edipo negativo: amor hacia el progenitor del mismo sexo, así como
rivalidad y rechazo hacia el progenitor del sexo opuesto.

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A su vez, también el psicoanálisis ha descripto el complejo de Electra. El complejo de Electra es el


término propuesto por Carl Gustav Jung en 1912 para designar la contrapartida femenina del
complejo de Edipo. Consiste en una atracción afectiva de la niña con relación a la figura del padre.
Según Jung, el Complejo de Electra es algo muy común a todas las niñas en algún momento de la
infancia aunque, en algunas ocasiones, va más allá. La fijación afectiva o enamoramiento hacia el
padre puede generar una situación de rivalidad con la madre. Se supone que es una dinámica
normal en el desarrollo de las pequeñas, que puede observarse a partir de los 3 años y que en un
plazo de dos años suele resolverse de forma natural.

Al contrario que en los niños, esta circunstancia es menos clara y pasa más inadvertida puesto
que las niñas tienen un vínculo muy estrecho con las madres, lo que les dificulta mantener la
competitividad con esta.

En las manifestaciones mejor resueltas se produce una predilección de la niña hacia su progenitor.
Sin embargo, en los casos patológicos se puede producir lo contrario: que la niña rechace al padre
al sentirse defraudada por haberla rechazado.

Otro de los mitos griegos que retoma el psiconálisis es el de Narciso. Narcisismo es el nombre
que el psicoanálisis le da a ese momento tan importante en el desarrollo del ser humano que va
de los seis a los dieciocho meses, momento en el que se estructura el yo. El narcisismo, entonces,
es la fascinación por la propia imagen y ésta a su vez es la condición para la futura organización
del yo.

En la mitología griega Narciso era un joven de una apariencia hermosa y llamativa. Las doncellas
se enamoraban de él, pero éste las rechazaba. Entre las jóvenes heridas por su amor estaba la
ninfa Eco, quien había disgustado a Hera y por ello ésta la había condenado a repetir las últimas
palabras de aquello que se le dijera. Por tanto, era incapaz de hablarle a Narciso por su amor,
pero un día, cuando él estaba caminando por el bosque, acabó apartándose de sus compañeros.
Cuando él preguntó «¿Hay alguien aquí?», Eco respondió: «Aquí, aquí». Incapaz de verla oculta
entre los árboles, Narciso le gritó: «¡Ven!». Después de responder Eco salió de entre los árboles

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con los brazos abiertos. Narciso cruelmente se negó a aceptar su amor, por lo que la ninfa,
desolada, se ocultó en una cueva y allí se consumió hasta que sólo quedó su voz.

Para castigar a Narciso por su engreimiento, Némesis, la diosa de la venganza, hizo que se
enamorara de su propia imagen reflejada en una fuente. En una contemplación absorta, incapaz
de apartarse de su imagen, acabó arrojándose a las aguas. En el sitio donde su cuerpo había
caído, creció una hermosa flor que hizo honor al nombre y la memoria de Narciso.

En otra perspectiva, que se puede denominar el análisis de la cultura, Freud remite a diferentes
mitos griegos, por ejemplo, el de Apolo, el de Atenea, el de Orfeo.

NARCISO, ECO y NÉMESIS

Narciso era hijo del río Cefiso, en Fócide, y de la ninfa Liríope. Cuando la madre acudió al adivino
Tiresias, éste le previno: "Narciso vivirá mientras no se conozca a sí mismo."

La belleza de Narciso era tal que enamoraba a todo aquel que tuviera la desgracia de
contemplarlo, pero él se mostraba siempre indiferente ante las muestras de admiración y
despectivo con las continuas insinuaciones de las numerosas doncellas que le perseguían
cautivadas por su belleza.

Un día, una ninfa llamada Eco acertó a pasear por una pradera donde yacía Narciso, inmerso en
un plácido sueño. Una vez hubo contemplado su belleza, Eco se enamoró de él perdidamente. Se
escondió y observó su hermosura hasta que se despertó. Viendo que el objeto de su deseo se
escaparía de su vista sin que ella pudiera hacer nada, dio un paso adelante pisando una rama que
produjo un ruido seco. Alertado, Narciso preguntó:

— ¿Quién está ahí?


— ¿Ahí? —Respondió Eco.

Y es que Eco, cuando estaba al servicio de la diosa Hera, solía entretenerla con continuas charlas
para que mientras huyeran las amantes de Zeus. Cuando Hera se dio cuenta del engaño, castigó
a Eco condenándola con las siguientes palabras: "Siempre dirás la ultima palabra, pero nunca la
primera."

— ¿Quién eres? ¿Por qué no vienes? — insistió Narciso.


— ¿Vienes? —repitió Eco.
— Pero, ¿dónde estás? No puedo verte.
— Puedo verte.
— Bueno, pues yo a ti no. ¿Por qué no sales?
— "¿No sales?"
— Ya estoy harto de este juego. Me voy.
— Me voy —dijo Eco, cuando quería decir todo lo contrario, y viendo que su amado huía de ella
salió a su encuentro.

Pero Narciso, cansado de su estúpida conversación no encontró en la ninfa ningún aliciente para
estar con ella, y de una forma despectiva se alejó de ella.

Eco vagó entonces hasta un acantilado donde languideció de amor y humillación, hasta que sólo
quedó su voz. De esta forma, incluso muerta, en algunos lugares de la Tierra todavía se puede oír
la voz de Eco repitiendo lo último de lo que oye.

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Las hermanas de Eco pidieron justicia a Némesis, la diosa de la venganza e hija de la Noche. La
diosa escuchó la petición de las indignadas ninfas y decidió vengar a Eco y a las demás
enamoradas despechadas. Así, cumpliendo la profecía de Tiresias, impulsó al bello Narciso a
saciar su sed en una fuente mientras participaba en una cacería.

Cuando Narciso se inclinó para beber, vio su imagen reflejada en las aguas cristalinas de la
fuente. Le pareció que nunca en su vida había contemplado un rostro más bello, un cabello más
hermoso, unos rasgos más dulces. Y siguió contemplando la imagen reflejada ignorando que se
trataba de la suya propia hasta que se decidió a estirar su brazo para tocar a aquel ser tan
hermoso. Pero cuando su mano tocó el agua la imagen desapareció y Narciso sintió la punzada
del dolor del amor no correspondido.

Al cabo del tiempo la imagen volvió a emerger pero tan pronto la rozó, volvió a desaparecer. Y así
una y otra vez, hasta que el dolido enamorado decidió que si no podía poseer aquella bella
criatura, por lo menos la miraría hasta saciarse de su beldad. Y así pasaron los días seguidos de
la noche, y Narciso permaneció allí, inmóvil, tan obsesionado con su propia imagen que se olvidó
de beber o comer. Poco a poco su cuerpo fue languideciendo esperando a ser correspondido por
ese amor inalcanzable; sus piernas se convirtieron en raíz, su tronco y brazos en tallo y hojas, y
su bella cabeza en una hermosa flor que desde entonces llevó su nombre.

De esta forma, Eco fue vengada. Narciso languideció hasta la muerte por un amor no
correspondido, aunque sin sospechar que se trataba de sí mismo.

 La tragedia de Edipo rey y la de Electra la retomaremos más adelante cuando veamos la


unidad sobre “Cosmovisión trágica”.

CLASE 4: MITOS Y LENGUAJE PUBLICITARIO.

Temas a abordar:

 El lenguaje publicitario. Características, elementos y formatos. Funciones de la publicidad.


Identidad de marca e imagen de marca.
 Análisis de la vinculación entre mitos clásicos y marcas.

En casa:

 Tomen 3 publicidades gráficas de las que se encuentran debajo de la consigna


(“Publicidad y mitología”) e investiguen sobre los dioses o lugares míticos que nombran.
Luego expliquen bajo qué cualidad o cualidades se asociaría esa marca de producto o
servicio con la mitología, tratando de explicar el uso de ella en dichas gráficas.
 Proponga al menos un caso de publicidad gráfica o audiovisual y realice la misma
actividad. Comparta luego su trabajo con todo el grupo de compañeros. Deberá traer a
clase la imagen de la gráfica o el video para proyectarlo y luego contar un poco sobre la
historia del mito tras la publicidad. Posteriormente establecerá la relación entre producto y
mito. (ORALMENTE)

En clase:

1. Investiguen qué es una infografía y qué elementos la conforman.


2. Busquen infografías que se hayan utilizado en el campo periodístico para tratar de analizar

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qué objetivos persiguen y cómo lo cumplen.


3. Realice una infografía utilizando alguna aplicación que les sea familiar) para explicar y
comparar los mitos griegos de los Romanos. Ejemplo de información que pueden utilizar.

 Ejemplo:

Dios griego Dios Romano Elementos Ideas que representan


ZEUS JÚPITER CIELO Y AIRE EL PODER

Publicidad y mitología.

La publicidad y las marcas han utilizado y utilizan hasta el cansancio los nombres y virtudes de los
dioses del Olimpo para realzar las cualidades positivas de sus productos o servicios. Debajo hay
algunos ejemplos de ello.

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CLASE 5: MITOS DE PELÍCULA

Temas a abordar:

 Interculturalidad.
 Relación entre mitos y cine.
 Texto “La torre de Babel” y película “Babel”

En casa:

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 Leer el texto que se encuentra debajo (“El mito de la torre de Babel”).


 Mirar la película Babel (ver link y ficha técnica debajo)

En clase:

 Investigar sobre otras películas que retomen ciertos mitos clásicos o leyendas.
 Elegir un soporte para hacer una presentación (en la cual se pueda incluir video) puede
ser Prezzi u otro.
 Organizar la presentación que vincule los mitos o leyendas (textuales) con las películas
cinematográficas (seleccionar fragmentos de ellas) y armar la presentación.
 También pueden utilizar series de Netflix.

EL MITO DE LA TORRE DE BABEL

La pintura pertenece a Pieter Bruegel, el viejo


(1525-1569).

En tiempos remotos, a los babilonios (habitantes de Babilonia), se les ocurrió construir una torre
tan alta que llegara hasta el cielo. La llamaron "Torre de Babel". Todos los hombres que vivían en
ese tiempo trabajaron juntos en su construcción. Pero la torre quedó inconclusa. ¿Por qué?
Porque era un acto de soberbia y debía ser castigado. Y el castigo llegó bajo la forma de una
privación: se despojó a los hombres de la lengua que compartían; así, les resultó imposible
entenderse y, como reinó la confusión, se dispersaron.

En realidad, esta es una de las tantas interpretaciones que se le dio al texto del Génesis 11,
donde se relata el episodio de la Torre de Babel o, lo que parece ser lo mismo, donde se explica
por qué hoy existen tantas lenguas diferentes. La historia está llena de discusiones, dichos y
entredichos, sobre cuál es “el” sentido del relato bíblico. Un vistazo a algunas de las muy distintas
representaciones babélicas a lo largo de la historia da cuenta de las múltiples versiones que
admite este relato (¿solo este relato?).

El contraste con la ciudad (a la izquierda) y con los barcos (a la derecha) colabora con la
percepción de un edificio de proporciones gigantescas, percepción que, hasta ese momento, no

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había logrado provocar ningún pintor. Un aspecto particularmente interesante es la exhibición en


primero y segundo plano, y con detalles realistas, del trabajo humano (fundamentalmente de
losalbañiles), y de las herramientas, materiales y maquinaria: piedras, grúas, escaleras, poleas,
plomadas, escuadras, martillos, palancas, etcétera.

Bruegel pintó tres veces el motivo de la torre babilónica, y los dos cuadros que se conocen
muestran la construcción no como un suceso ocurrido en un pasado remoto, sino como un
acontecimiento contemporáneo (a Bruegel). Tal vez buscaba representar la atmósfera de su
época. En el siglo XVI, los hombres solían vivir en comunidades pequeñas en las que todos se
conocían. Pero Amberes, como muchas ciudades comerciales de la época, experimentaba un
crecimiento vertiginoso, sobre todo con la llegada de comerciantes extranjeros, con lenguas y
costumbres extrañas y con credos diferentes.

Durante el siglo XIX, el interés por el tema babélico desaparece, tal vez porque tampoco importa,
ni teológica ni lingüísticamente, el incidente de la "confusión" de lenguas. Esta imagen pertenece
al francés Gustave Doré (1833-83), el
ilustrador de libros más exitoso de mediados del siglo XIX. Son famosos sus trabajos sobre el
Infierno de Dante (1861), el Don Quijote de Cervantes (1862), el Paraíso perdido de Milton (1865)
y la Biblia (1866). De esta última fue tomada la imagen de la Torre de Babel. Frente a la Torre de
Bruegel, llama la atención el desplazamiento del interés por mostrar la torre como la
representación de la humanidad. El grupo humano aparece en primer plano y la torre, difusa,
vaga, sombría y amenazante, en el fondo. Entre las personas se destaca la figura de la mujer
semidesnuda, de pie y con brazos y rostro dirigidos al cielo cubierto de nubes. "No se sabe si la
figura [de la mujer] está desafiando orgullosa o maldiciendo derrotada a un Dios cruel, pero lo que
es indudable es que no acepta humildemente su destino" (Umberto Eco, La búsqueda de la
lengua perfecta, Barcelona, Grijalbo, 1994).

En casa: Vea la película “Babel”: http://cinevip.tv/peliculas/babel

CINE

Babel (2006) – 143 minutos.

Ambientada en Marruecos, Túnez, México y Japón. Armados con un Winchester, dos muchachos
marroquíes salen en busca del rebaño de cabras de la familia. En medio del silencio del desierto, deciden
probar el rifle, sin conocer el alcance de la bala. En un instante, entran en colisión las vidas de cuatro
grupos de personas que viven en tres continentes distintos.

Reparto: Brad Pitt,Cate Blanchett,Gael García Bernal,Rinko Kikuchi,Adriana Barraza,Mohamed


Akhzam,Peter Wight,Harriet Walter,Trevor Martin,Matyelok Gibbs,Claudine Acs,Michael Maloney,Michael
Peña,Clifton Collins, Jr.,Kōji Yakusho,Mónica del Carmen.

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CLASE 6: EL CORAZÓN EN SU LABERINTO.

Temas a abordar:

 El mito clásico del minotauro.


 La intertextualidad.
 Figuras fabulosas dentro de los mitos (minotauros, centauros, cíclopes, sirenas, etc.)
 Recursos humorísticos: La parodia, la sátira, la exageración o hipérbole, la ironía, el
sarcasmo, etc.
 Cómo se realiza un guión. Realización de guión literario y guión técnico.

En casa:

 Lean el texto que se encuentra debajo (“El rey Minos” / Teseo y el laberinto de Creta)
 Investiguen qué pasó luego con Ariadna. Cómo continuó la historia de amor entre Teseo y
ella.
 Realicen memes de la historia leída. Traigan lo producido a clase y votaremos cuál ha
sido el ganador (importante: no omitan investigar sobre la finalización de esa historia de
amor entre Teseo y Ariadna antes de hacer los memes, verán que en eso también
encontrarán material para trabajar en clave humorística).

En clase:

 Lectura “La casa del Asterión” de Jorge Luis Borges.


 Trabajaremos sobre los textos leídos y la comparación entre ambos. Analizaremos las
figuras de los narradores, etc. (Ver actividades que se encuentran debajo del texto “La
casa del Asterión”)
 Realizarán un guión en clave humorística (sobre el mito leído o sobre el cuento de
Borges) para la realización de un posterior stopmotion

El Rey Minos / Teseo y el laberinto de Creta

De los tres hijos que tuvo Europa, uno llegó a ser rey de Creta. Se llamaba Minos y era un hombre
ambicioso, pues no se limitó a gobernar sobre su isla, sino que embarcó a menudo a su ejército
con el propósito de conquistar territorios en la orilla norte del Mediterráneo. Atenas y Mégara,
entre otras ciudades griegas, cayeron en sus manos, lo que convirtió a Minos en uno de los
hombres más respetados y temidos de su época.

Minos había tenido dos hijas con su mujer, Pasífae. Aunque las quería con locura, su mayor deseo

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era tener un hijo varón para nombrarlo heredero de su imperio. Así que el día en que Minos supo
que Pasífae estaba embarazada por tercera vez, una plácida sonrisa le iluminó la cara. Presintió
que la criatura que venía en camino era el varón que tanto había deseado y se prometió que le
daría una educación magnífica para que, cuando llegase a ser rey, se ganase el aprecio de todos
los hombres y mujeres de Creta.
Sin embargo, cuando Pasífae dio a luz, la alegría de Minos se quebró en pedazos, pues el recién
nacido no tenía nada que ver con el niño que el rey había soñado. Era un ser monstruoso, con
cabeza de toro y cuerpo de hombre, al que pronto se le empezó a llamar <<el Minotauro>>, `el
toro de Minos´. Cuando el rey lo vio por vez primera, se enojó tanto que se encaró con su esposa.
-¡Ese monstruo no puede ser hijo mío! -le gritó-. Responde, Pasífae: ¿con quién me has
engañado?
Pasífae no tuvo más remedio que confesar la verdad. Llorando a lágrima viva, explicó que había
tenido amores con un toro, un magnífico toro blanco al que había visto pastando en uno de los
valles más verdes de Creta. Al oír aquello, Minos se quedó pensativo.
Recordó la historia de su propia madre, que había llegado a Creta a lomos de un falso toro, y
sospechó que tal vez el animal que había enamorado a Pasífae era en realidad un dios. Por eso
mismo, descartó la idea de matar al Minotauro, pues temía provocar la ira de los dioses si llegaba
a darle muerte. Ya más sereno, Minos le dijo a su esposa:
-Ese monstruo es una vergüenza para nuestra familia, así que lo esconderemos para que nadie
pueda verlo.
Aquel mismo día, Minos mandó llamar a un arquitecto del que había oído hablar mucho. Se
llamaba Dédalo, y era un inventor genial.
-Quiero que construyas un laberinto -le dijo Minos.
-¿Un laberinto? -preguntó Dédalo.
-Sí, un palacio con una distribución tan compleja que quien entre en él no encuentre jamás la
salida.
Con su admirable ingenio, Dédalo levantó en Cnosos un palacio único en el mundo. Estaba
compuesto por miles de salas y pasillos comunicados entre sí, y uno podía caminar durante días
por el interior de aquel edificio sin encontrar nunca la salida, pues siempre acababa por volver a
estancias y corredores en los en la que ya había estado. Sólo un dios, con su inteligencia
ilimitada, podría haber descubierto el camino que llevaba a la salida.
Fue allí, en aquel edificio infernal, donde Minos encerró al Minotauro. Para que pudiese
alimentarse, el rey obligaba todos los años a siete muchachas y siete muchachos a entrar en el
laberinto, donde eran devorados por el monstruo. Las víctimas del Minotauro llegaban de las
ciudades que Minos había conquistado en el norte, donde todo el mundo sufría el horror de aquel
cruel impuesto de sangre.
El Minotauro llevaba nueve años dentro del laberinto cuando llegó a Creta un grupo de jóvenes
procedentes de Atenas. Entre ellos, se encontraba el propio príncipe de la ciudad, un muchacho
muy apesto y con fama de hombre valiente que se llamaba Teseo. A pesar de que su destino era
morir devorado por el Minotauro, Teseo hizo el viaje hasta Creta con una entereza ejemplar que
sorprendió a sus compañeros. Cuando uno de ellos le preguntó cómo podía estar tan tranquilo
sabiendo que se dirigía hacia la muerte, Teseo le respondió:
-Porque confío en mí mismo. Sé que voy a derrotar al Minotauro y que regresaré con vida a
Atenas.
Parecía una fanfarronada, pero para conseguir su propósito, Teseo no sólo contaba con su valor
sin límites, sino también con el aliado imprevisto del amor.
Sucedió que, el día en que Teseo llegó a Creta, había una hermosa muchacha en el puerto. Era
Ariadna, la hija mayor del rey Minos. En cuanto vio a Teseo, Ariadna notó que su corazón se

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aceleraba y tuvo la sensación de que necesitaba de aquel muchacho para ser feliz en la vida.
Nunca antes había visto a un hombre tan hermoso como Teseo, y la entristeció saber que su
destino era morir devorado por un monstruo.
Aquella noche, Ariadna no logró dormir, pues no hacía más que pensar en Teseo. De madrugada,
cuando todo el mundo dormía, se cubrió con un manto y abandonó en secreto el palacio real de
Cnosos. Unos minutos después, Dédalo oyó que llamaban a la puerta de su casa y, cuando salió
a la calle, se quedó de lo más sorprendido. Era Ariadna.
-¿Qué os ocurre, princesa? -preguntó-. ¿Cómo es que venías a estas horas, y a solas? Pasad
adentro, que la noche es fría.
Ariadna entró en la casa de Dédalo, y enseguida confesó el motivo de su visita: se había
enamorado de Teseo y había tomado la determinación de salvarle la vida.
-Maestro -le dijo a Dédalo-, tú eres la única persona que puede ayudarme... Dime qué he de hacer
para salvar a Teseo y te lo agradeceré hasta el fin de mis días. Piensa que si ese muchacho
muere, yo también moriré de tristeza...
Dédalo no supo qué decir. El dolor y la ingenuidad de Ariadna lo enternecieron, pero pensó que no
debía ayudarla
-Si salvara a Teseo -dijo-, vuestro padre creería que lo he traicionado...
-Os lo ruego... -suplicó Ariadna, y se echó a los pies de Dédalo con los ojos bañados en lágrimas.
El dolor de la joven era, en fin, tan sincero y conmovedor que Dédalo acabó por ceder a su deseo.
Le explicó a Ariadna que lo único que necesitaba Teseo para salvarse era un hilo de seda y una
espada, y le contó paso a paso todo lo que debía hacer aquel muchacho para escapar con vida
del laberinto
Un rato después, protegida aún por la oscuridad de la noche, Ariadna visitó el calabozo donde
Teseo estaba encerrado a la espera de que los soldados de Minos lo condujesen hasta el
laberinto. Ariadna le entregó a Teseo un carrete de hijo de seda y una espada que tenía la hoja de
oro, y le explicó cómo debía usar aquellas dos cosas. Teseo, conmovido, preguntó:
-Decidme, princesa, ¿cómo puedo agradeceros lo que estáis haciendo por mí?
No hizo falta que Ariadna dijese una sola palabra. Sus mejillas enrojecieron de tal modo que Teseo
comprendió al instante que la joven estaba enamorada. Entonces, el príncipe le estrechó las
manos y dijo con voz dulce:
-No sufráis, princesa. Saldré con vida del laberinto, y os llevaré conmigo a Atenas.
Al alba, los soldados de Minos fueron en busca de Teseo y lo condujeron a través de las calles de
Cnosos hasta las puertas del laberinto. Teseo parecía contento, y en sus labios asomaba una leve
sonrisa, así que muchos lo tomaron por loco.
-¿Cómo puede sonreír si se encamina hacia la muerte? -se preguntaba todo el mundo.
Una vez en el interior del laberinto, Teseo siguió las instrucciones que le había dado Ariadna.
Primero, ató el cabo del hilo de seda a las puertas del laberinto, y luego, mientras avanzaba por el
interior del palacio, fue desenrollando el carrete. De ese modo, cuando quisiera volver a la calle,
no tendría más que enrollar de nuevo la seda en el carrete, y el hilo le mostraría el camino de la
libertad.
Todo salió según lo previsto. Con su ejemplar valentía, Teseo se enfrentó al Minotauro y le dio
muerte clavándole en el corazón la espada de oro, que deslumbró al monstruo con su brillo
portentoso.
Al atardecer, cuando Teseo salió del laberinto, Ariadna estaba esperándolo, con la inquietud en el
corazón y los ojos llenos de lágrimas. Los dos se besaron por primera vez y, dos horas más tarde,
a la luz de la luna, se hicieron a la mar con rumbo a Atenas.

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LA CASA DEL ASTERION, de Jorge Luis Borges

Sé que me acusan de soberbia, y tal vez de misantropía, y tal vez de locura. Tales acusaciones (que
yo castigaré a su debido tiempo) son irrisorias. Es verdad que no salgo de mi casa, pero también es
verdad que sus puertas (cuyo número es infinito) están abiertas día y noche a los hombres y también a
los animales. Que entre el que quiera. No hallará pompas mujeriles aquí ni el bizarro aparato de los
palacios, pero sí la quietud y la soledad. Asimismo hallará una casa como no hay otra en la faz de la
tierra. (Mienten los que declaran que en Egipto hay una parecida.) Hasta mis detractores admiten que
no hay un solo mueble en la casa. Otra especie ridícula es que yo, Asterión, soy un prisionero.
¿Repetiré que no hay una puerta cerrada, añadiré que hoy hay una cerradura? Por lo demás, algún
atardecer he pisado la calle; si antes de la noche volví, lo hice por el temor que me infundieron las
caras de la plebe, caras descoloridas y aplanadas, como la mano abierta. Ya se había puesto el sol,
pero el desvalido llanto de un niño y las toscas plegarias de la grey dijeron que me habían reconocido.
La gente oraba, huía, se prosternaba; unos se encaramaban al estilóbato del templo de las Hachas,
otros juntaban piedras. Alguno, cro, se ocultó bajo el mar. No en vano fue una reina mi madra; no
puedo confundirme con el vulgo, aunque mi modestia lo quiera.
El hecho es que soy único. No me interesa lo que un hombre pueda trasmitir a otros hombres; como el
filósofo, pienso que nada es comunicable por el arte de la escritura. Loas enojosas y triviales minucias
no tienen cabida en mi espíritu, que está capacitado para lo grande; jamás he retenido la diferencia
entre una letra y otra. Cierta impaciencia generosa no ha consentido que yo aprendiera a leer. A veces
lo deploro, porque las noches y los días son largos.
Claro que no me faltan distracciones. Semejante al carnero que va a embestir, corro por las galerías de
piedra hasta rodar al suel, mareado. Me agazapo a la sombra de un aljibe o a la vuelta de un corredor
y juego a que me buscan. Hay azoteas desde las que me dejo caer, hasta ensangrentarme. A cualquier
hora puedo jugar a estar dormido, con los ojos cerrados y la respiración poderosa. (A veces me
duermo realmente, a veces ha cambiado el color del día cuando he abierto los ojos.) Pero de tantos
juegos el que prefiero es el de otro Asterión. Finjo que viene a visitarme y que yo le muestro la casa.
Con grandes reverencias le digo: Ahora volvemos a la encrucijada anterior o Ahora desembocamos en
otro patio o Bien decía yo que te gustaría la canaleta o Ahora verás una cisterna que se llenó de arena
o Ya verás cómo el sótano se bifurca. A veces me equivoco y nos reímos buenamente los dos.
No sólo he imaginado eso juegos, también he meditado sobre la casa. Todas las partes de la casa
están muchas veces, cualquier lugar es otro lugar. No hay un aljibe, un patio, un abrevadero, un
pesebre; son catorce [son infinitos] los pesebres, abrevaderos, patios, aljibes, la casa es del tamaño
del mundo; mejor dicho, es el mundo. Sin embargo, a fuerza de fatigar patios con un aljibe y
polvorientas galerías de piedra gris, he alcanzado la calle y he visto el templo de las Hachas y el mar.
Eso no lo entendí hasta que una visión de la noche me reveló que también son catorce [son infinitos]
los mares y los templos. Todo está muchas veces, catorce veces, pero dos cosas hay en el mundo que
parecen estar una sola vez: arriba, el intrincado sol; abajo, Asterión. Quizá yo he creado las estrellas y
el sol y la enorme casa, pero ya no me acuerdo.

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Cada nueve años entran en la casa nueve hombres para que yo los libere de todo mal. Oigo sus pasos
o su voz en el fondo de las galerías de piedra y corro alegremente a buscarlos. La ceremonia dura
pocos minutos. Uno tras otro caen sin que yo me ensangriente las manos. Donde cayeron, quedan, y
los cadáveres ayudan a distinguir una galería de las otras. Ignoro quiénes son, pero sé que uno de
ellos profetizó, en la hora de su muerte, que alguna vez llegaría mi redentor, Desde entonces no me
duele la soledad, porque sé que vive mi redeentor y al fin se levantará sobre el polvo. Si mi oído
alcanzara los rumores del mundo, yo percibiría sus pasos. Ojalá me lleve a un lugar con menos
galerías y menos puertas. ¿Cómo será mi redentor?, me pregunto. ¿Será un toro o un hombre? ¿Será
tal vez un toro con cara de hombre? ¿O será como yo?
El sol de la mañana reverberó en la espada de bronce. Ya no quedaba ni un vestigio de sangre.
-¿Lo creerás, Ariadna? -dijo Teseo-. El minotauro apenas se defendió.

Actividades:

1) En este cuento, Borges ha dejado que sea el Minotauro, el monstruo mismo, quien hable de sí
y de sus actos. Quien no tuvo voz en los relatos antiguos, la ha obtenido ahora y, con ello, la
posibilidad de explicar y justificarse. Explicar qué efecto produce en el lector este cambio de
perspectiva o punto de vista.

2) Identifiquen en el cuento cuántos narradores hay, de qué tipo y en qué momento se produce el
cambio.

3) En los primeros tramos del relato, el lector sólo cuenta con información acerca de un ser
extraño (soberbio, misántropo, loco y de aspecto al parecer monstruoso) que vive en una “casa”,
cuya característica arquitectónica lo mantiene con vida al precio del ocultamiento del mundo
exterior. ¿Qué características tiene esta “casa”?

4) ¿Qué sucede cuando el Minotauro decide salir al exterior? ¿Cómo reacciona Asterión? Tenga
en cuenta que califica a la gente con la que se encuentra en su salida de “grey”, es decir, de
rebaño, vulgo, plebe, agrupación de lo semejante con lo semejante, comunidad de gente sin
distinción ni excelencia social

5) ¿Por qué espera con ansia la llegada de su “redentor” (libertador) y quién es el que cumple
este rol? ¿Qué actitud toma Asterión ante Teseo? Relea las últimas líneas del cuento.

6) Explique la relación de intertextualidad que ele cuento de Borges mantiene con el mito de
“Teseo y el laberinto de Creta”.

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Recordemos que:

La intertextualidad es la relación que un texto (oral o escrito) mantiene con otros textos (orales o
escritos), ya sean contemporáneos o anteriores. Reflexionemos sobre el carácter dialógico que
tiene todo discurso: los discursos, textos y géneros literarios dialogan entre sí y todo emisor ha
sido antes receptor de otros muchos textos que tiene en su memoria en el momento de producir
el suyo, de modo que este último se funda en otros textos anteriores con los cuales se conecta.
Con ellos, establece un diálogo, por lo que en un discurso no se deja oír únicamente la voz del
emisor, sino que convive una pluralidad de voces superpuestas que entablan un diálogo entre sí,
de tal forma que los enunciados dependen unos de otros.

Clase 7. Los mitos precolombinos

Temas a abordar:

 La mitología precolombina.
 La religiosidad maya.
 El Popol Vuh
 Cosmogonía maya y pintura.

En casa:

 Leer el artículo del diario La Nación en: “El libro sagrado de los Mayas”:
https://www.lanacion.com.ar/204056-el-libro-sagrado-de-los-mayas
 Leer el artículo del suplemento Nodal cutltura “Día nacional del Popol Vuh” en:
http://www.nodalcultura.am/2016/05/dia-nacional-del-popol-vuh/
 Leer el artículo del diario Clarín “La herencia Maya...” en: https://www.clarin.com/america-
central-y-caribe/chichicastenango-guatemala-mayas-mercado_0_ryFZ1SFPXx.html
 Ver el siguiente video: https://www.youtube.com/watch?v=1kAE_TW24a4

En clase:

 Lectura del texto “Popol Vuh” pp.11 a 13 del libro “Literatura IV” serie Saberes Clave de
Santillana.
 Realización de actividades de lectoconmprensión pp. 14 y 15 del libro “Literatura IV” serie
Saberes Clave de Santillana.

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Cosmogonía y pintura:

El legado cultural de los pueblos originarios se observa tanto en la literatura como en el resto de
las artes. Así se puede ver en esta obra del pintor mexicano Diego Rivera que representauna
escena del Popol Vuh.

“La creación del hombre”, de Diego Rivera.


 Buscamos en internet información sobre la obra de Diego Rivera.
 ¿Cuál es la etapa de la creación que está representada en la obra anteriormente
analizada?
 Explicamos qué elementos del mito están representados en el cuadro anterior ¿Cómo se
los representa (fijate en el lugar que ocupan dentro de la composición, en su tamaño,
colos, etc.)?

Clase 8. Los mitos contemporáneos

Temas a abordar:

 Las creencias populares en la sociedad contemporánea. Mitos del siglo XXI.


 Concepto de imaginario social.
 Circulación y reproducción de ciertos imaginarios sociales.
 Concepto de estereotipo
 Construcción y reproducción de estereotipos sociales.

En casa:

 Piensen e investiguen sobre las creencias populares que rodean nuestra cotidianeidad.
Creencias que obviamente no tienen un sustento científico sino que se basan en
apreciaciones colectivas y en “dichos o saberes populares”.
 Hagan una lista con esas creencias populares y traíganlas a clase.

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En clase:

 Leemos el texto “Algunas profesoras particulares” de Carolina Aguirre y realizamos las


actividades de escritura que se encuentran debajo del mismo.

 Compartimos nuestras producciones literarias en un mural utilizando la herramienta de


Padlet.

MITOS ESCOLARES

Algunas profesoras particulares


de Carolina Aguirre

Está comprobado que en los colegios secundarios, seis de cada diez profesoras de literatura

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española son viejas solteronas con voz de pito, polleras de lana y brochecitos en forma de roseta.

Se sabe también que dan la misma clase hace cuarenta años, sin ninguna modificación, con la
intención de aniquilar cualquier tipo de amor potencial por los libros que puedan desarrollar sus
alumnos. Que se las ingenian para hacer del Quijote un mamotreto gris e interminable, que jamás
llevan fotocopias (prefieren dictar) y que en todas sus preguntas agregan “justifique” o “explique
por qué”.

Alrededor de ellas giran mitos y leyendas que se alimentan desde los primeros días del colegio.
Que las dejaron plantadas en el altar o que el novio se murió antes de casarse son dos clásicas
del género. Alguna debe ser cierta, pero nadie sabe bien cuál es.

La mitad de las profesoras de inglés tiene el mambo británico (una patología similar a la de esos
piraditos que miraron mucho “Dragon Ball Z” en la adolescencia y ahora hacen aikido, estudian
japonés, llevan sushi en una luncherita de Hello Kitty, consumen cine de terror coreano y usan la
cara de Sailor Moon como si fuese la foto de su cédula de identidad).

Casi todas se re bautizan como las monjas, pero en vez de ponerse Sor Piedad, las ex Margaritas
renacen como Miss Margaret y las Patricias, como Miss Pat. Tienen, además, un desfasaje
espacial peligroso: muchas de ellas creen que no están aquí, sino en Inglaterra. Cuando se
despiertan leen “The Times”, miran la BBC y en sus diálogos casuales, incluyen expresiones
típicamente británicas a la fuerza.

Absolutamente todas leen Harry Potter y trabajan en clase con canciones de Robbie Williams
(antes usaban temas de los Beatles). Se alimentan sólo con té y galletitas en las preceptorías de
los colegios (de hecho, es imposible pescarlas sin una taza en la mano o calentando agua en el
microondas) y viven una década atrasadas: luchan por transformar el saludable acento americano
de sus alumnos, graban documentales en VHS, y usan un maletín de lona negra lleno de
cassettes que se escuchan mal y que arrancan diciendo “Unit 1” después de una música con
trompetas.

Otro grupo de profesoras son las blanditas, que pueden dar cualquier materia y tienen dos
exponentes famosos: la primeriza y la debilucha. La primeriza tiene veinte años y es como la casa
de paja de “Los tres chanchitos”. Como no puede controlar al malón de vagos y agrandadas que le
tocaron como alumnos, se angustia y toma las peores decisiones para sofocar el motín: pega
grititos quebradizos, los acusa con la directora, o rompe en llanto en su escritorio.

La debilucha, por el contrario, no les tiene miedo. Cuando sus alumnos molestan, sonríe y sigue
dando clases. Es pequeñita, pobre y tiene varios hijos. El marido es remisero y ella hace
doscientos cincuenta colegios por día para llegar a fin de mes. Para Mayo los estudiantes se
aburren de que los ignore, y la empiezan a querer. En el día del maestro le regalan un televisor y
la hacen llorar por única vez en el año.
De todas las profesoras, la más pesada es una vieja charlatana con Alzheimer y olor a polilla, que
siempre tiene algún tipo de anomalía bucal: escupe cuando habla, tiene aliento a viejo, o se le
quedan mendicrimes en las comisuras. Mientras da clase, exaspera a sus alumnos con su
cháchara inconexa y sus digresiones. Se va por las ramas y opina sobre todos los temas, desde
videojuegos hasta economía, pero como es una anciana senil, sus alumnos –en vez de odiarla
hasta el vudú- le toman cariño sincero. Sin embargo, ese amor tiene fecha de vencimiento: dura
sólo hasta el examen final, en el que siempre, pero siempre, la vieja sádica toma todo el programa
como si alguna vez hubiera dado clase en serio.

Otra profesora muy arraigada en las universidades y colegios es una suerte de entusiasta
negadora, que no quiere enfrentar que su materia es un cachivache de relleno que no le importa a

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nadie. En general, dicta una materia práctica y cuatrimestral (taller, trabajo de campo, actividades
prácticas, por ejemplo), que se promociona haciendo un choricito de plastilina; sin embargo, ella
exige clases especiales, lecturas, y monografías, como si su programa fuese la base esencial de
la carrera.

Y eso no es todo. Hay más. La mayoría de las profesoras se visten mal, consumen galletitas
Express hasta volverse celíacas, leen a Felipe Pigna, le dan señaladores con frases
conmovedoras a los alumnos que terminan quinto año (o postercitos con “Desiderata”), organizan
colectas de dinero para los regalos de otros profesores (para comprar siempre un saquito) y todas,
pero absolutamente todas, regalan un muñequito de goma eva con un caramelo misky abrochado
para el día de la primavera.

Carolina Aguirre, Guionista, escritora y bloguera argentina.

 Actividades:

El texto que leyeron anteriormente recrea de manera humorística algunos mitos sobre los
docentes del nivel secundario. En este sentido la palabra mito también es entendida para
refererirse a cuestiones o creencias popularmente compartidas por un sector o comunidad, que
en este caso está compuesto por todos aquellos que alguna vez atravesamos la escolaridad
formal. ¿Se animan a creer un texto humorístico que recree algunos de los mitos que
habitualmente nos rodean?

1. Escriban un texto similar en el que tipifiquen y caractericen otros grupos sociales (ejemplos
que pueden utilizar: tipos de amigos/as, tipos de compañeros de escuela, tipos de vecinos, tipos
de automovilistas, tipos de hinchas de fútbol, tipos de novios/as, tipos de familiares, o cualquier
otro ejemplo que a ustedes se les ocurra). Obviamente, el texto deberá ser redactado en clave
humorística.

2. Compartan sus producciones con sus compañeros y luego voten para ver cuál de todos ha
sido el mejor.

Clase 9. Mitomanías de los sexos: Los mitos sexistas contemporáneos.

Temas a abordar:

 Concepto de sexismo.
 Diferenciación entre sexo y género.
 Estereotipos sociales referidos a los roles según el género.
 Concepto de cortometraje
 Concepto de documental
 Guión literario y guión técnico.
 Elementos a considerar en el lenguaje audiovisual.
 Tipos de plano y ángulos de cámara.

En casa:

 Leer los siguientes textos del libro “Mitomanías de los sexos. Las ideas del siglo XX sobre
el amor, el deseo y el poder que necesitamos desechar para vivir en el siglo XXI”, de
Eleonor Faur y Alejandro Grimson

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Mitos sobre los hombres y las mujeres:


“Los hombres son más racionales” pp.62-65
“Las mujeres son más emotivas, tienden a desbordarse y a dejarse llevar por impulsos”pp.87-89
“Las mujeres tienen un instinto maternal”pp. 181-184
“Violencia de género sólo hay en las villas” pp.221-226
“Hay más gerentes varones porque están más preparados” pp.205 -208
“Las mujeres con cargos de poder se masculinizan” pp.211 – 213

 Buscamos publicidades, notas de revistas (o dirios), o cualquier otro discurso que circule
en la sociedad que sostenga algún tipo de mito o creencia sobre las diferencias y
estereotipos de género.

En clase:

 Debatimos acerca de los textos leídos.


 Visualizamos material que aporta el docente para analizar ciertos casos.
 Nos proponemos realizar un corto (documental o de ficción) de no más de 2 o 3 minutos
en donde se muestren estos mitos o creencias contemporáneas sobre las diferencias
entre los géneros.

Clase 10. Las leyendas. Leyendas clásicas.

Temas a abordar:

 Las leyendas. Características y diferencias que mantienen con los mitos.


 Clasificación de las leyendas según su temática.
 Clasificación de las leyendas según su zona de circulación

En casa:

 Vemos el siguiente material: https://www.educ.ar/recursos/40513/las-leyendas

En clase

 Abordamos el concepto de leyendas


 Analizamos similitudes y dieferencias con los mitos.
 Vemos cómo se clasifican las leyendas según su temática y su zona de circulación.

Actividad: Luego de leer la leyenda clásica de Rómulo y Remo desarrollaremos la siguiente


actividad. En grupos de no más de cuatro integrantes deberán desarrollar una antología de
leyendas clásicas utilizando algún programa de edición de revistas digitales. Elijan aquellos que
además de texto les permitan sumar material fotográfico y multimedial para enriquecer el trabajo.

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Hay muchas App gratuitas que les permiten realizar este trabajo así como también programas.
Para más información pueden consultar el siguiente link:
http://www.clasesdeperiodismo.com/2014/04/22/9-herramientas-para-crear-revistas-digitales/

LEYENDAS:

¿Qué es una leyenda?

La palabra Leyenda proviene del latín legere, cuyo significado era variable ya que se podía
entender como ‘leer’ o ‘escoger’. Cerca del siglo XVI el verbo adopta carácter de ‘Narración no
histórica’.

La leyenda, como concepto, se produce en una serie de hechos o relatos fantásticos que están
dentro de la tradición oral o escrita y que, en muchas ocasiones, intentan explicar y dar más
veracidad a momentos históricos u otros hechos y acciones que si son ciertas. Es por ello que, en
ocasiones, pueden ayudar más a la confusión que al conocimiento real de lo que en algún
momento de la historia haya podido ocurrir.

El origen de la leyenda está en la tradición oral para comunicar hechos acaecidos, para dar mayor
realismo y atractivo a informaciones reales y, sobre todo, para intentar explicar lo que el ser
humano en ciertos momentos de la historia lo que desconocía y, para justificar o encontrar sentido
a ese desconocimiento, se utilizaba la leyenda dotándola de veracidad, haciendo que fuera algo
real para la mayoría de la población.

¿Leyenda o realidad?

Las leyendas se han utilizado, como hemos mencionado anteriormente, para dar veracidad a
cierto tipo de hechos y explicar una realidad desde un punto de vista no científico. De esta forma,
se han utilizado para asentar cierto tipo de realidades. Entre las que más podemos destacar se
encuentran:

La escala social. A través de las leyendas se han podido justificar el estatus social en muchas de
las civilizaciones que ha habido a lo largo de la historia. Fruto de ellas han aparecido dioses
inmortales, omnipresentes y omnipotentes que eran los que otorgaban al ser humano un estatus
social, ya fuera el de noble, el de esclavo, pueblo llano, etc.

Cultura. En ocasiones, a través de la leyenda también se han dado como ciertos hechos
históricos, sociales, etcétera, que, posteriormente, a través de la ciencia y el estudio de la propia
historia, se ha revelado como falsos, contando con una respuesta racional a los hechos.

La propia realidad. En muchos momentos de la historia, el desconocimiento de lo que ocurre en


la naturaleza, en nosotros mismos, en lo que nos rodea y en cómo todo ello nos afecta, crearon
realidades, a través de la leyenda, para poder justificar aquello que no se conocía. Ejemplo de ello
podía ser los terremotos, enfermedades, plagas, erupciones volcánicas, etcétera. Sobre estas y
muchas otras realidades se creaban esas leyendas en forma de dioses, en forma de creencias
que se tomaban como ciertas y eran algo natural en el día a día de las personas.

La leyenda, como concepto, ha llegado a nosotros de muy diversas formas. Ya sea a nivel escrito,

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sobre todo a través de textos antiguos, bien sean de temática bélica, política, de aventuras,
etcétera. Pero la vía oral ha sido, sin lugar a dudas, la forma más rápida, más habitual y, sobre
todo, la más importante y la que más capacidad para interiorizar el concepto.

¿Qué diferencias existen entre un mito y una leyenda?

Las palabras mito y leyenda suelen evocarse en forma conjunta, porque la asociación de
significados entre ambas es prácticamente espontánea. Sin embargo, es posible establecer una
diferenciación entre ambas
La leyenda suele ser un relato maravilloso que algunas veces tiene origen en algún evento
histórico, pero que suele estar enriquecido por numerosos elementos fantásticos. Es una
producción literaria de creación colectiva sobre la existen diferentes versiones. Muchas de ellas
han llegado a nuestros días incluso como auténticas piezas literarias.

A diferencia de la leyenda, el mito describe más claramente una historia que guarda una estrecha
relación con lo religioso. En efecto, posee componentes alegóricos evidentes que refieren a una
fuerza de tipo creadora o mágica que forma parte vital de la tradición que los genera. Los mitos,
tienen así, una influencia importante dentro de las costumbres de una sociedad.
Por otra parte, el relato mítico posee una estructura circular que transcurre durante un tiempo
extra-temporal y a-histórico en el cual los sucesos se repiten periódicamente simbolizando con
frecuencia acontecimientos cíclicos observables en la naturaleza. Otras veces, el mito representa
una explicación sobre el origen del mundo y es un sustento de la cosmovisión de una cultura.
El mito es una narración protagonizada normalmente por personajes sobrenaturales y heroicos,
pero que en lugar de pretender narrar un suceso histórico buscan explicar el origen del mundo, los
fenómenos naturales o determinados aspectos religiosos vinculados a esa comunidad o
civilización.

Clasificación de las leyendas según su temática:

 Leyendas etológicas: aclaran el origen de los elementos inherentes a la naturaleza, como


los ríos, lagos y montañas.
 Leyendas escatológicas: acerca de las creencias y doctrinas referentes a la vida de
ultratumba. También es la que trata sobre los temas finales, como la muerte, el Juicio Final,
etc.
 Leyendas religiosas: historias de justos y pecadores, pactos con el diablo, episodios de la
vida de santos.
 Leyenda religiosa: Este tipo de leyenda normalmente recopila información de algún
evento como las apariciones, episodios de la vida de algún santo, vírgenes que lloran, etc.

Clasificación de leyendas según su lugar de circulación:

 Rurales solo las leyendas válidas en el campo, porque no tienen lugar o adaptación para
las urbanas.
 Regionales es una narración popular de un municipio, región o provincia.
 Urbanas pertenecen al folklore contemporáneo, circulan de boca en boca, etc.

Clasificación según su tiempo histórico:

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 Clásicas: Las que se refieren a sucesos acontecidos en las Grecia y Roma antiguas.
 Precolombinas: Las que tienen que ver con creencias populares de los pueblos
originarios.
 Contemporáneas o modernas: las que circulan en nuestro tiempo ya sean estas rurales
o urbanas.

Leyendas clásicas:

La leyenda de Rómulo y Remo:

En la leyenda de Rómulo y Remo, se asienta la tradición que cuenta la historia de la fundación de


Roma. Se trata de un mito basado en una leyenda fantástica, donde una loba habría amamantado
a estos hermanos gemelos. Sin embargo, algunas tradiciones orales pretenden adjudicarle a la
ciudad más importante del Imperio Romano, un origen griego. Esto último tiene su asidero en el
hecho que la fundación de una ciudad anterior a Roma, Alba Longa, estuvo a cargo de Ascanio,
un héroe troyano que logró escapar a la destrucción de Troya.

Troya en el inicio de la leyenda de Rómulo y Remo


Según una antigua leyenda helénica, Eneas logró escapar de la destrucción de Troya, con él iban
su padre, Anquises, y su hijo Ascanio. Eneas estaba casado con Creúsa, hija de Príamo, rey de
Troya, quien pereció en la huida. Esto, según los relatos de la época, habría ocurrido en el año
1184 a.C. y luego de un derrotero de viajes que se prolongó por 30 años, se establecieron junto al
río Tiber, y Ascanio fundó la ciudad de Alba Longa, convirtiéndose en su primer rey.
Durante 400 años, los descendientes de Ascanio gobernaron Alba Longa, hasta que llegó el
reinado de Numitor, a partir de quién se comenzaría a escribir una nueva historia.

El nacimiento de Rómulo y Remo


Numitor fue destituido y encarcelado por su hermano Amulio que, movido por su codicia, asesinó
a todos los hijos varones del rey para evitar que reclamaran el trono de su padre. Pero aún
quedaba la única hija mujer de Numitor, Rea Silvia, que fue convertida por Amulio en una virgen
vestal para evitar que tuviera descendencia.
Pero, la fortuna quiso que Marte – dios de la guerra – se enamorara de Rea Silvia, y la sedujo. De
la unión de ellos nacieron los gemelos Rómulo y Remo. Amulio vio en estos recién nacidos, a
posibles rivales a su trono y ordenó a uno de sus hombres que los asesinara. El encargado de tan
funesta tarea no fue capaz de llevarla adelante y abandonó a los niños en una cesta junto río
Tiber.
La corriente arrastró la cesta con los dos niños hasta un pantano, donde fueron encontrados y
alimentados por una loba llamada Luperca y por un pájaro carpintero.

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Algunos historiadores sostienen que la referencia a la loba, posee un sentido humano, ya que el
término loba, del latín lupa, es una expresión despectiva para referirse a una prostituta, por lo que
se cree que Rómulo y Remo habrían sido amamantados y criados por una mujer.

Nacimiento de Roma:
Luego de haber sido salvados por la loba Luperca, los gemelos Rómulo y Remo quedaron al
cuidado de un pastor que, además trabajaba en los establos de Amulio, y de su esposa. Los
gemelos crecieron desconociendo su verdadera identidad, pero cuando ya fueron mayores, la
verdad sobre sus orígenes les fue revelada por sus padres adoptivos.
Rómulo y Remo decidieron tomar venganza y asesinaron a Amulio, y liberaron y repusieron en el
trono a Numitor, abuelo de los niños.
Los jóvenes, Rómulo y Remo, abandonaron Alba Longa ya que las ansias de ambos por gobernar,
eran muy grandes, pero no querían derrocar a su abuelo. Fueron al pantano donde fueron
encontrados. Desde Allí podían divisarse 7 colinas: Capitolio, Esquilino, Palatino, Aventino, Celio,
Quirinal y Viminal. Los gemelos no lograban ponerse de acuerdo sobre el lugar exacto donde
deberían fundar y gobernar una ciudad y decidieron que aquel que viera más buitres tomaría la
decisión. 12 fueron los buitres que logró ver Rómulo y 6, los avistados por su hermano.
Así fue que Rómulo, con la ayuda de un arado, cavó el foso junto al Palatino que delimitaría la
nueva ciudad y advirtió que será castigado quien traspasara el foso sin su autorización. Remo aún
dolido por la derrota, se burló de su hermano y traspasó el foso. Rómulo le dio muerte a su
hermano de manera inmediata. Según la leyenda, Roma fue fundada en el año 754 a.C.
Para que la ciudad comenzara a poblarse, Rómulo autorizó el ingreso de forajidos, exiliados,
prófugos y desarraigados. Pero la carencia de mujeres hizo temer una pronta desaparición de la
ciudad. Por lo tanto, Rómulo organizó unos juegos deportivos en honor a Neptuno e invitó a los
pueblos vecinos. Cuando los efectos etílicos de los festejos hicieron comenzaron a actuar, los
romanos se dirigieron a la población vecina sobre el monte Quirinal y raptaron a las hijas de los
sabinos. Esto provocó una guerra que se resolvió con las mujeres capturadas, interponiéndose
entre los ejércitos lo que motivó la inmediata firma de la paz.
Rómulo y Remo, los fundadores de Roma en una leyenda que se confunde con la historia.

El origen griego en la fundación de Roma


Roma logró desplazar a Atenas y a toda Grecia del sitial de ser la civilización más importante del
mundo conocido por aquellas épocas. Sin embargo, esto no ha sido impedimento para que los
helénicos se adjudiquen una fuerte influencia en el origen de Roma.
Para los griegos, Rómulo y Remo eran descendientes directos Eneas, príncipe troyano. En cierta
forma, los romanos aceptaron el origen divino y helénico en el nacimiento de Roma, de allí que
encontremos muchos elementos comunes, sobre todo en el aspecto religioso.

Esta leyenda que acabamos de leer junto con la del caballo de Troya que leímos a principios de
la unidad forma parte de las leyendas que denominamos cómo “clásicas”.

Clase 11. Las leyendas rurales y regionales.

Temas a abordar:

 Las leyendas rurales y regionales de latinoamérica.

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 Características y temáticas frecuentes que tienen que ver con las creencias de nuestro
pueblo.
 Infografías. Características.

En casa:

 Vemos la la leyenda del puente del Inca.


https://www.youtube.com/watch?v=yv9lwJDoTaY
https://www.educ.ar/recursos/40552/la-leyenda-del-puente-del-inca

En clase:

1. Leemos:
La leyenda de la llorona
El cuento “La puerta condenada”, de Julio Cortázar
Vemos el cortometraje “La puerta condenada” como adaptación fílmica del cuento de Cortázar
disponible en: https://vimeo.com/95613807
Realizamos actividades sobre intertextualidad.

2.Realizaremos infografías contando las leyendas rurales y regionales de latinoamérica. Cada


alumno deberá de elegir una leyenda regional o rural latinoamericana y adaptar su historia dentro
de una infografía. La misma podrá contener mapa de localización, imágenes, fotografías,
referencias a notas periodísticas o casos que se relacionen con la misma etc.
Para realizar el trabajo deberán utilizar alguna App o programa gratuito que les permita editar
infografías. Como todo trabajo deberán cuidar las formas de redacción y reglas ortográficas.

Debajo hay un listado orientativo acerca de qué leyendas podrían ser elegidas.

Atención: Las leyendas no podrán ser utilizadas por más de un alumno. Esto garantizará la
diversidad de leyendas en la producción total del curso.

La luz mala
El chupacabras
El pombero
El lobizón
El gauchito gil
El Nahuelito
La leyenda del Puente del Inca
La llorona

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Conocida como una de las figuras más terribles y misteriosas de la tradición latinoamericana, la
Llorona es un personaje que aparece representado en muchos países de la región y que incluso
puede rastrearse en países de otras partes del mundo. La Llorona es una mujer que ha pasado
por una desgracia y vuelve en su forma mítica al mundo de los vivos a buscar respuestas,
alterando el orden y la tranquilidad.

Todas las leyendas que forman parte del folklore de un país o de una región son formas que
tienen los pueblos de poner en fantasía aquellas cuestiones sobre las que no encuentran
explicación racional o lógica. En este caso, hablamos de una leyenda muy antigua cuyos orígenes
no son del todo rastreables pero que tiene enorme presencia en toda América Latina.

La llorona es una figura femenina, una mujer que vuelve desde el mundo de los muertos y que se
cree que en vida asesinó a sus hijos (aunque algunas tradiciones señalan que no les quitó la vida
sino que los perdió en circunstancias oscuras) y regresa a buscarlos para poder llevarlos consigo.

Este personaje se hace presente en el mundo de los vivos a través de sollozos y cantos penosos
en los que demuestra el dolor que sufre por haber perdido a sus hijos. Es probable que el origen
de tal leyenda surgiera a partir de sonidos propios de la naturaleza que se escuchan de noche y
que los pueblos ancestrales explicaron a través de estas historias.

Ubicación y encuentro de “La llorona”

La tradición que nos cuenta la historia de la Llorona varía en los detalles de país en país. De
hecho, cada país de Latinoamérica que retoma esta tradición lo hace cambiándole el nombre al
personaje central o llamándola de un modo particular. Sin embargo, hay elementos que son
centrales y se repiten en todas las historias, como por ejemplo el hecho de que esta figura
femenina triste y desesperada se hace presente de noche y en espacios tales como ríos,
pantanos, arroyos o lagunas.

Muchos analistas y especialistas sostienen que esta leyenda fue retomada por los pueblos
latinoamericanos a partir de tradiciones aborígenes que entendían a la Llorona como una diosa a
la que temían pero a la que al mismo tiempo debían rendirle un cuidadoso culto con tal de no
encontrarla o para evitar que su presencia pueda significar la muerte de los propios hijos o niños.

“La puerta condenada”, de Julio Cortázar

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A Petrone le gustó el hotel Cervantes por razones que hubieran desagradado a otros. Era un hotel
sombrío, tranquilo, casi desierto. Un conocido del momento se lo recomendó cuando cruzaba el
río en el vapor de la carrera, diciéndole que estaba en la zona céntrica de Montevideo. Petrone
aceptó una habitación con baño en el segundo piso, que daba directamente a la sala de
recepción. Por el tablero de llaves en la portería supo que había poca gente en el hotel; las llaves
estaban unidas a unos pesados discos de bronce con el número de habitación, inocente recurso
de la gerancia para impedir que los clientes se las echaran al bolsillo.

El ascensor dejaba frente a la recepción, donde había un mostrador con los diarios del día y el
tablero telefónico. Le bastaba caminar unos metros para llegar a la habitación. El agua salía
hirviendo, y eso compensaba la falta de sol y de aire. En la habitación había una pequeña ventana
que daba a la azotea del cine contiguo; a veces una paloma se paseaba por ahí. El cuarto de
baño tenía una ventana más grande, que se habría tristemente a un muro y a un lejano pedazo de
cielo, casi inútil. Los muebles eran buenos, había cajones y estantes de sobra. Y muchas perchas,
cosa rara.

El gerente resultó ser un hombre alto y flaco, completamente calvo. Usaba anteojos con armazón
de oro y hablaba con la voz fuerte y sonora de los uruguayos. Le dijo a Petrone que el segundo
piso era muy tranquilo, y que en la única habitación contigua a la suya vivía una señora sola,
empleada en alguna parte, que volvía al hotel a la caída de la noche. Petrone la encontró al día
siguiente en el ascensor. Se dio cuenta de que era ella por el número de la llave que tenía en la
palma de la mano, como si ofreciera una enorme moneda de oro. El portero tomó la llave y la de
Petrone para colgarlas en el tablero, y se quedó hablando con la mujer sobre unas cartas. Petrone
tuvo tiempo de ver que era todavía joven, insignificante, y que se vestía mal como todas las
orientales.

El contrato con los fabricantes de mosaicos llevaría más o menos una semana. Por la tarde
Petrone acomodó la ropa en el armario, ordenó sus papeles en la mesa, y después de bañarse
salió a recorrer el centro mientras se hacía hora de ir al escritorio de los socios. El día se pasó en
conversaciones, cortadas por un copetín en Pocitos y una cena en casa del socio principal.
Cuando lo dejaron en el hotel era más de la una. Cansado, se acostó y se durmió en seguida. Al
despertarse eran casi las nueve, y en esos primeros minutos en que todavía quedan las sobres de
la noche y del sueño, pensó que en algún momento lo había fastidiado el llanto de una criatura.
Antes de salir charló con el empleado que atendía la recepción y que hablaba con acentyo
alemásn. Mientras se informaba sobre líneas de ómnibus y nombres de calles, miraba distraído la
enorme sala en cuyo extremo estaban la puerta de su ahbitación y la de la señora sola. Entre las
dos puertas había un pedastal con una nefasta réplica de la Venus de Milo. Otra puerta, en la
pared lateral daba a una salida con los infaltables sillones y revistas. Cuando el empleado y
Petrone callaban el silencio del hotel parecía coagularse, caer como cenizas sobre los muebles y
las baldosas. El ascensor resultaba casi estrepitoso, y lo mismo el ruido de las hojas de un diario o
el raspar de un fósforo.

Las conferencias terminaron al caer la noche y Petrone dio una vuelta por 18 de Julio antes de
entrar a cenar en uno de los bodegones de la plaza Independencia. Todo iba bien, y quizá pudiera
volverse a Buenos Aires antes de lo que pensaba. Compró un diario argentino, un atado de
cigarrillos negros, y caminó despacio hasta el hotel. En el cine de al lado daban dos películas que
ya había visto, y en realidad no tenía ganas de ir a ninguna parte. El gerente lo saludó al pasar y
le preguntó si necesitaba más ropa de cama. Charlaron un momento, fumando un pitillo, y se
despidieron.

Antes de acostarse Petrone puso en orden los papeles que había usado durante el día, y leyó el
diario sin mucho interés. El silencio del hotel era casi excesivo, y el ruido de uno que otro tranvía

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que bajaba por la calle Soriano no hacía más que pausarlo, fortalecerlo para un nuevo intervalo.
Sin inquietud pero con alguna impaciencia, tiró el diario al canasto y se desvistió mientras se
miraba distraído en el espejo del armario. Era un armario ya viejo, y lo habían adosado a una
puerta que daba a la habitación contigua. A Petrone lo sorprendió descubrir la puerta que se le
había escapado en su primera inspección del cuarto. Al principio había supuesto que el edificio
estaba destinado a hotel pero ahora se daba cuenta de que pasaba lo que en tantos hoteles
modestos, instalados en antiguas casas de escritorios o de familia. Pensándolo bien, en casi todos
los hoteles que había conocido en su vida —y eran muchos— las habitaciones tenían alguna
puerta condenada, a veces a la vista pero casi siempre con un ropero, una mesa o un perchero
delante, que como en este caso les daba una cierta ambigüedad, un avergonzado deseo de
disimular su existencia como una mujer que cree taparse poníendose las manos en el vientre o los
senos. La puerta estaba ahí, de todos modos, sobresaliendo del nivel del armario. Alguna vez la
gente había entrado y salido por ella, golpeándola, entornándola, dándole una vida que todavía
estaba presente en su madera tan distinta de las paredes. Petrone imaginó que del otro lado
habría también un ropero y que la señora de la habitación pensaría lo mismo de la puerta.

No estaba cansado pero se durmió con gusto. Llevaría tres o cuatro horas cuando lo despertó una
sensación de incomodidad, como si algo ya hubiera ocurrido, algo molesto e irritante. Encendió el
velador, vio que eran las dos y media, y apagó otra vez. Entonces oyó en la pieza de al lado el
llanto de un niño.

En el primer momento no se dio bien cuenta. Su primer movimiento fue de satisfacción; entonces
era cierrto que la noche antes un chico no lo había dejado descansar. Todo explicado, era más
fácil volver a dormirse. Pero después pensó en lo otro y se sentó lentamente en la cama, sin
encender la luz, escuchando. No se engañaba, el llanto venía de la pieza de al lado. El sonido se
oía a través de la puerta condenada, se localizaba en ese sector de la habitación al que
correspondían los pies de la cama. Pero no podía ser que en la pieza de al lado hubiera un niño;
el gerente había dicho claramente que la señora vivía sola, que pasaba casi todo el día en su
empleo. Por un segundo se le ocurrió a Petrone que tal vez esa noche estuviera cuidando al niño
de alguna parienta o amiga. Pensó en la noche anterior. Ahora estaba seguro de que ya había
oído el llanto, porque no era un llanto fácil de confundir, más bien una serie irregular de gemidos
muy débiles, de hipos quejosos seguidos de un lloriqueo momentáneo, todo ello inconsistente,
mínimo, como si el niño estuviera muy enfermo. Debía ser una criatura de pocos meses aunque
no llorara con la estridencia y los repentinos cloqueos y ahogos de un recién nacido. Petrone
imaginó a un niño — un varón, no sabía por qué— débil y enfermo, de cara consumida y
movimientos apagados. Eso se quejaba en la noche, llorando pudoroso, sin llamar demasiado la
atención. De no estar allí la puerta condenada, el llanto no hubiera vencido las fuertes espaldas de
la pared, nadie hubiera sabido que en la pieza de al lado estaba llorando un niño.

Por la mañana Petrone lo pensó un rato mientras tomaba el desayuno y fumaba un cigarrillo.
Dormir mal no le convenía para su trabajo del día. Dos veces se había despertado en plena
noche, y las dos veces a causa del llanto. La segunda vez fue peor, porque a más del llanto se oía
la voz de la mujer que trataba de calmar al niño. La voz era muy baja pero tenía un tono ansioso
que le daba una calidad teatral, un susurro que atravesaba la puerta con tanta fuerza como si
hablara a gritos. El niño cedía por momentos al arrullo, a las instancias; después volvía a empezar
con un leve quejido entrecortado, una inconsolable congoja. Y de nuevo la mujer murmuraba
palabras incomprensibles, el encantamiento de la madre para acallar al hijo atormentado por su
cuerpo o su alma, por estar vivo o amenazado de muerte.

«Todo es muy bonito, pero el gerente me macaneó» pensaba Petrone al salir de su cuarto. Lo
fastidiaba la mentira y no lo disimuló. El gerente se quedó mirándolo.
—¿Un chico? Usted se habrá confundido. No hay chicos pequeños en este piso. Al lado de su

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pieza vive una señora sola, creo que ya se lo dije.

Petrone vaciló antes de hablar. O el otro mentía estúpidamente, o la acústica del hotel le jugaba
una mala pasada. El gerente lo estaba mirando un poco de soslayo, como si a su vez lo irritara la
protesta. «A lo mejor me cree tímido y que ando buscando un pretexto para mandarme mudar»,
pensó. Era difícil, vagamente absurdo insistir frente a una negativa tan rotunda. Se encogió de
hombros y pidió el diario.

—Habré soñado —dijo, molesto por tener que decir eso, o cualquier otra cosa.

El cabaret era de un aburrimiento mortal y sus dos anfitriones no parecían demasiado entusiastas,
de modo que a Petrone le resultó fácil alegar el cansancio del día y hacerse llevar al hotel.
Quedaron en firmar los contratos al otro día por la tarde; el negocio estaba prácticamente
terminado.

El silencio en la recepción del hotel era tan grande que Petrone se descubrió a sí mismo andando
en puntillas. Le habían dejado un diario de la tarde al lado de la cama; había también una carta de
Buenos Aires. Reconoció la letra de su mujer.

Antes de acostarse estuvo mirando el armario y la parte sobresaliente de la puerta. Tal vez si
pusiera sus dos valijas sobre el armario, bloqueando la puerta, los ruidos de la pieza de al lado
disminuirían. Como siempre a esa hora, no se oía nada. El hotel dormía las cosas y las gentes
dormían. Pero a Petrone, ya malhumorado, se le ocurrió que era al revés y que todo estaba
despierto, anhelosamente despierto en el centro del silencio. Su ansiedad inconfesada debía
estarse comunicando a la casa, a las gentes de la casa, prestándoles una calidad de acecho, de
vigilancia agazapada. Montones de pavadas.

Casi no lo tomó en serio cuando el llanto del niño lo trajo de vuelta a las tres de la mañana.
Sentándose en la cama se preguntó si lo mejor sería llamar al sereno para tener un testigo de que
en esa pieza no se podía dormir. El niño lloraba tan débilmente que por momentos no se lo
escuchaba, aunque Petrone sentía que el llanto estaba ahí, continuo, y que no tardaría en crecer
otra vez. Pasaban diez o veinte lentísimos segundos; entonces llegaba un hipo breve, un quejido
apenas perceptible que se prolongaba dulcemente hasta quebrarse en el verdadero llanto.

Encendiendo un cigarrillo, se preguntó si no debería dar unos golpes discretos en la pared para
que la mujer hiciera callar al chico. Recién cuando los pensó a los dos, a la mujer y al chico, se dio
cuenta de que no creía en ellos, de que absurdamente no creía que el gerente le hubiera mentido.
Ahora se oía la voz de la mujer, tapando por completo el llanto del niño con su arrebatado —
aunque tan discreto— consuelo. La mujer estaba arrullando al niño, consolándolo, y Petrone se la
imaginó sentada al pie de la cama, moviendo la cuna del niño o teniéndolo en brazos. Pero por
más que lo quisiera no conseguía imaginar al niño, como si la afirmación del hotelero fuese más
cierta que esa realidad que estaba escuchando. Poco a poco, a medida que pasaba el tiempo y
los débiles quejidos se alternaban o crecían entre los murmullos de consuelo, Petrone empezó a
sospechar que aquello era una farsa, un juego ridículo y monstruoso que no alcanzaba a
explicarse. Pensó en viejos relatos de mujeres sin hijos, organizando en secreto un culto de
muñecas, una inventada maternidad a escondidas, mil veces peor que los mimos a perros o gatos
o sobrinos. La mujer estaba imitando el llanto de su hijo frustrado, consolando al aire entre sus
manos vacías, tal vez con la cara mojada de lágrimas porque el llanto que fingía era a la vez su
verdadero llanto, su grotesco dolor en la soledad de una pieza de hotel, protegida por la
indiferencia y por la madrugada.

Encendiendo el velador, incapaz de volver a dormirse, Petrone se preguntó qué iba a hacer. Su
malhumor era maligno, se contagiaba de ese ambiente donde de repente todo se le antojaba

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trucado, hueco, falso: el silencio, el llanto, el arrullo, lo único real de esa hora entre noche y día y
que lo engañaba con su mentira insoportable. Golpear en la pared le pareció demasiado poco. No
estaba completamente despierto aunque le hubiera sido imposible dormirse; sin saber bien cómo,
se encontró moviendo poco a poco el armario hasta dejar al descubierto la puerta polvorienta y
sucia. En pijama y descalzo, se pegó a ella como un ciempiés, y acercando la boca a las tablas de
pino empezó a imitar en falsete, imperceptiblemente, un quejido como el que venía del otro lado.
Subió de tono, gimió, sollozó. Del otro lado se hizo un silencio que habría de durar toda la noche;
pero en el instante que lo precedió, Petrone pudo oír que la mujer corría por la habitación con un
chicotear de pantuflas, lanzando un grito seco e instantáneo, un comienzo de alarido que se cortó
de golpe como una cuerda tensa.

Cuando pasó por el mostrador de la gerencia eran más de las diez. Entre sueños, después de las
ocho, había oído la voz del empleado y la de una mujer. Alguien había andado en la pieza de al
lado moviendo cosas. Vio un baúl y dos grandes valijas cerca del ascensor. El gerente tenía un
aire que a Petrone se le antojó de desconcierto.

—¿Durmió bien anoche? —le preguntó con el tono profesional que apenas disimulaba la
indiferencia.
Petrone se encogió de hombros. No quería insistir, cuando apenas le quedaba por pasar otra
noche en el hotel.
—De todas maneras ahora va a estar más tranquilo — dijo el gerente, mirando las valijas—.La
señora se nos va a mediodía.
Esperaba un comentario, y Petrone lo ayudó con los ojos.
—Llevaba aquí mucho tiempo, y se va así de golpe. Nunca se sabe con las mujeres.
—No —dijo Petrone—. Nunca se sabe.

En la calle se sintió mareado, con un mareo que no era físico. Tragando un café amargo empezó
a darle vueltas al asunto, olvidándose del negocio, indiferente al espléndido sol. Él tenía la culpa
de que esa mujer se fuera del hotel, enloquecida de miedo, de vergüenza o de rabia. Llevaba aquí
mucho tiempo...Era una enferma, tal vez, pero inofensiva. No era ella sino él quien hubiera debido
irse del Cervantes. Tenía el deber de hablarle, de excusarse y pedirle que se quedara, jurándole
discreción. Dio unos pasos de vuelta y a mitad del camino se paró. Tenía miedo de hacer un
papelón, de que la mujer reaccionara de alguna manera insospechada. Ya era hora de
encontrarse con los dos socios y no quería tenerlos esperando. Bueno, que se embromara. No era
más que una histérica, ya encontraría otro hotel donde cuidar a su hijo imaginario.

Pero a la noche volvió a sentirse mal, y el silencio de la habitación le pareció todavía más espeso.
Al entrar al hotel no había podido dejar de ver el tablero de las llaves, donde faltaba ya la de la
pieza de al lado. Cambió unas palabras con el empleado, que esperaba bostezando la hora de
irse, y entró en su pieza con poca esperanza de poder dormir. Tenía los diarios de la tarde y una
novela policial. Se entretuvo arreglando sus valijas, ordenado sus papeles. Hacía calor, y abrió de
par en par la pequeña ventana. La cama estaba bien tendida, pero la encontró incómoda y dura.
Por fin tenía todo el silencio necesario para dormir a pierna suelta, y le pesaba. Dando vueltas y
vueltas, se sintió como vencido por ese silencio que había reclamado con astucia y que le
devolvían entero y vengativo. Irónicamente pensó que extrañaba el llanto del niño, que esa calma
perfecta no le bastaba para dormir y todavía menos para estar despierto. Extrañaba el llanto del
niño, y cuando mucho más tarde lo oyó, débil pero inconfundible a través de la puerta condenada,
por encima del miedo, por encima de la fuga en plena noche supo que estaba bien y que la mujer
no había mentido, no se había mentido al arrullar al niño, al querer que el niño se callara para que
ellos pudieran dormirse.

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Clase 12. Las leyendas rurales y regionales.

Temas a abordar:

 Las leyendas rurales y regionales de latinoamérica.


 Características y temáticas frecuentes que tienen que ver con las creencias de nuestro
pueblo.
 Características del lenguaje audiovisual.
 Planos y ángulos de cámara.
 Iluminación.
 Musicalización.
 Silencios.
 Guión literario y guión técnico.

En casa:

 Leemos la noticia del diario La Nación sobre la leyenda del Chupacabras y leemos el
cuento “La marca del ganado” de Pablo de Santis (ambos textos disponibles debajo de
este recuadro) Realizamos actividades de intertextualidad y lectocomprensión propuestas
por la docente.

En clase:

Abordamos los contenidos teóricos anteriormente detallados y producimos la adaptación de una


leyenda a un guión literario. Luego pensamos cómo llevamos ese guión al lenguaje audiovisual,
qué adaptaciones deberíamos realizar y producimos un guión técnico que será nuestra guía
antes de filmar. Realizamos un corto con alguna de las leyendas abordadas u otra que a ustedes
les guste (previa consulta con la docente quien evaluará su pertinencia).

La leyenda del chupacabras.

Diario: La Nación
Fecha de publicación: 17/06/2002
Sección del diario: Crónicas del país (Publicado en Edición impresa)

En La Pampa ocurren muertes misteriosas de ganado vacuno


Lo hallan eviscerado, con cortes limpios.

SANTA ROSA.- Sin explicación, desde hace un mes se suceden en varios campos de La Pampa
misteriosas muertes de vacunos, cuyos cuerpos presentan mutilaciones de órganos practicadas
con un procedimiento desconocido que produce cortes cauterizados. Desde el 15 del mes último

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se contabilizaron 36 casos y nadie pudo determinar aún cómo ni quién faenó los animales. Los
veterinarios que analizaron los cortes quirúrgicos no encuentran explicación natural y coinciden en
que el asunto escapa a sus conocimientos.

El 15 de mayo, en un campo cercano a Macachín, un productor rural halló una vaca muerta y
denunció en la comisaría las extrañas circunstancias que rodeaban el asunto. El consternado
campesino narró que el cuerpo parecía cocinado y presentaba perfectos cortes en la cabeza, de la
que habían sido extraídos los globos oculares, un oído completo, toda la piel y la musculatura del
maxilar, la lengua, el esófago y la tráquea.

También faltaban la ubre y los genitales. Los cortes eran rectos y limpios y las heridas estaban
cauterizadas, "como causadas por un elemento candente", denunció el productor.
Más de 30 casos similares fueron denunciados, sin que nadie pudiese aportar una explicación
lógica. El miércoles último, tres especialistas de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la
Universidad Nacional de La Pampa, de General Pico, realizaron la autopsia al cuerpo de una vaca
muerta en circunstancias similares.

"Buscamos un modelo lógico, un patrón común", explicaron Jorge Dubarri, Abel Herrera y Alberto
Pariani, en el campo de Colonia Lagos, al que llegaron para tomar muestras y verificar datos.
Dubarri es el coordinador del Laboratorio Regional de Senasa. Coincidió con colegas que lo
precedieron en el estudio de estos casos y habló de "un fenómeno extranatural, porque escapa a
lo que nosotros conocemos, como la actividad de depredadores, abigeos o cazadores furtivos",
dijo.

Según el especialista, lo más importante es "poder acceder desde la ciencia a alguna conclusión
lógica, porque no es serio decir a los productores que es por causa de ataques extraterrestres".
Es que este fenómeno, que intriga por igual a chacareros, investigadores médicos, policías y
autoridades, ha sido relacionado por los pobladores con avistajes de luces y objetos extraños en
el cielo, lo que les sugiere la hipótesis de objetos voladores no identificados (OVNI). También
circula una versión sobre un engendro de la mitología popular local llamado chupacabras, que
succiona por la fuerza la leche de las vacas.

El caso de una potente luz observada en el cielo es citado por varios vecinos de Toay, donde el
productor Stock Cappella denunció la muerte de dos vacunos en un campo sobre la ruta provincial
14.

Las extrañas mutilaciones (que comenzaron a principios de mayo, en Salliqueló) suceden en una
amplia superficie que abarca el centro y sudeste de La Pampa. Según el relevamiento realizado
por LA NACION, en un mes se habían sucedido 36 casos: ocho en General Acha, cinco en
Cuchillo Có, cuatro en Jacinto Aráuz, uno en Quehué, dos en Santa Rosa-Toay, y dieciséis en La
Adela, estos últimos pertenecientes todos al mismo productor, Albino Mences. Es el único caso de
matanza colectiva.

Otros veterinarios que han analizado animales mutilados son Juan Manuel Ostertag y Raúl
Noceda, ambos de General Acha, y José Cassavilliani, de La Adela. Los tres coinciden en que "los
casos muestran notables similitudes, como que los animales aparecen con la cabeza quemada,
sin una gota de sangre, y les faltan todos los órganos sensoriales". Además, las vacas no ofrecen
resistencia a los ataques. No se constatan huellas ni indicios de lucha o desorden en torno del

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animal.

“La marca del ganado”, de Pablo de Santis.

El primer animal apareció en el campo de los Dosen y a nadie le hubiera llamado la atención de
no haber estado tan cerca del camino y con la cabeza colgando. Fue a fines del 82 o principios del
83, me acuerdo porque hacía pocos meses que había terminado la guerra y todos hablábamos del
hijo de Vidal, el veterinario, que había desaparecido en el mar. Para escapar del dolor, de esa
ausencia tan absoluta que ni tumba había, Vidal se entregó al trabajo, y como no eran suficientes
los animales enfermos para llenar sus horas, investigó cada una de las reses mutiladas que
empezaron a aparecer desde entonces. En realidad nunca supimos con certeza si el de los Dosen
fue el primer caso, porque sólo desde entonces nos preocuparon las señales: aquí nunca llamó la
atención una vaca muerta.

Al principio los Dosen le echaron la culpa al Loco Spica, un viejo inofensivo que andaba cazando
nutrias y gritando goles por el campo, con una radio portátil que había dejado de funcionar hacía
un cuarto de siglo. A todos nos pareció una injusticia que los Dosen le echaran la culpa, porque el
viejo podía matar algo para comer, pero nunca hubiera hecho algo así: la cabeza casi seccionada,
tiras de cuero arrancadas en distintos puntos de una manera caótica y precisa a la vez, como si el
animal se hubiera convertido en objeto de una investigación o de un ritual. Y quedó claro que el
Loco Spica no había tenido nada que ver, porque en marzo del 83, durante la inundación, apareció
flotando en el río diez kilómetros al sur, y las mutilaciones -esa fue la palabra que usó Vidal, el
veterinario, la primera vez y que todos nosotros usamos desde entonces- continuaron.
No me acuerdo si siguió después aquel novillo en el campo de la viuda Sabella o el ternero que
apareció atado al molino derrumbado, con la cabeza de otro en lugar de la suya. En cada caso
nuestro comisario, Baus, fue a buscar al veterinario para que estudiara las marcas y tratara de
encontrar alguna pista. El comisario parecía desconcertado: nunca en su vida había investigado
nada, ya que en el campo, a diferencia de la ciudad, las cosas son o bien demasiado evidentes o
completamente invisibles, y tanto en un caso como en otro la investigación es inútil.
A partir de entonces, el bar que heredé de mi padre y que apenas me permite sobrevivir, se
convirtió en una especie de foro sobre las mutilaciones. A nadie le importaba una vaca de más o
de menos, porque acá cuestan poco y nada, pero asustaba imaginar al culpable, solo, en la
noche, derribando al animal con un golpe en la cabeza, inventando formas distintas para cortarlo,
a veces vivo todavía (así lo aseguraba el veterinario). Yañéz, el mecánico, decía que era una
secta, y que sabía de casos parecidos en las afueras de Trenque Lauquen. Soria, el jefe de

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estación, hablaba de ovnis, él siempre estaba viendo luces en el cielo, sacaba fotografías,
paseaba solo por el campo en espera del encuentro. Las mutilaciones eran para él experimentos;
los extraterrestres analizaban las muestras de tejido. Como le dije que eso podría explicar los
cortes pero no otras aberraciones (las cabezas trocadas, las langostas encerradas en las heridas,
las flores emergiendo de las órbitas oscuras) Soria se defendía: era un experimento, sí, pero
sobre nosotros: estudiaban nuestras reacciones ante lo malvado y lo desconocido.
Baus, el comisario, si tenía alguna teoría, la callaba. Investigó a los crotos que siempre andan por
aquí y a fuerza de tantos interrogatorios terminó espantándolos, y hasta el día de hoy casi no ha
vuelto a aparecer ninguno. Una noche, cuando le pregunté si realmente creía que eran ellos, me
respondió tranquilo: es uno de nosotros.

¿Pero quién? Porque aquellas mutilaciones no traían ningún beneficio ni seguían un plan
reconocible. Podían caer en el campo de cualquiera, y tampoco dentro de su locura seguían un
sistema determinado. Vidal anotaba todo en una libreta de tapas azules, pero salvo cierta
abundancia de marcas en la cabeza, no había otra constante. Iba a todos lados con su libreta, y
cuando a veces cenaba en mi establecimiento, siempre solo, leía en voz baja aquella lista
monótona, como si se tratara de un rezo. Los animales muertos le servían de excusa para estar
siempre en movimiento, en busca de nuevos ejemplares, día y noche, para huir de su casa
desierta y de los portarretratos con las fotos de su hijo.

A la tarde, frente a los vasos de ginebra o de fernet, todos hablaban con una autoridad infinita en
la materia, mientras jugaban al dominó y esperaban con ansiedad que el próximo parroquiano
irrumpiera con alguna nueva noticia. Ya no veíamos los animales muertos como pertenecientes a
uno u otro dueño, sino como reses marcadas a través de las mutilaciones para señalar su
pertenencia a un mismo rebaño fantasmal, que no cesaba de crecer.

Hubo casos más espectaculares que otros, y de una ejecución más arriesgada, como el ternerito
que apareció colgado en la finca de los Dorey, muy cerca de la casa. Los Dorey no oyeron nada,
los perros apenas ladraron y se callaron enseguida y el matrimonio siguió durmiendo, que los
perros ladran por cualquier cosa. A la mañana se encontraron con el ternero colgado, la rama casi
quebrada por el peso; seguramente habían usado un coche o una camioneta para izarlo, pero las
lluvias habían borrado las huellas.

Vinieron algunos periodistas, de la capital inclusive. Estuvieron unos días en el hotel Lavardén, y
se los veía a la hora de la siesta de aquí para allá, por las calles vacías, sin saber qué hacer,
esperando la hora del regreso. También vinieron policías enviados por la jefatura de la provincia, y
el comisario se sintió un poco relegado. Interrogaron a todo el mundo, sacaron fotografías y
recogieron muestras para el laboratorio, pero se fueron también al poco tiempo sin respuestas y
sin demasiado interés por las respuestas que no habían encontrado.

Durante todo ese tiempo, aun mientras los otros policías invadían su lugar, el comisario siguió
investigando. Nos interrogó a todos; ponía un viejo grabador encima de la mesa y nos hacía
hablar, nos preguntaba por los vecinos, por las rarezas que podía tener alguno. Hasta al cura
interrogó, convencido de que el culpable había ido a confesarse y que el padre Germán lo
protegía debido al secreto de confesión. Las mutilaciones se convirtieron en una obsesión para él,
fue su primera investigación y también la última. A veces lo veía, por las noches, en la comisaría,
bajo los tubos fluorescentes, los mapas del campo extendidos en la mesa, con los sitios donde
habían aparecido los animales encerrados en círculos rojos. Trataba de encontrar en esas marcas
dispersas una figura, intentaba adivinar el próximo caso. Hasta las cuatro o las cinco de la
mañana se quedaba ahí, oyendo las cintas que había grabado, las conversaciones triviales, todos
los secretos del pueblo, y esas voces, que nada sabían de las mutilaciones, parecían cautivarlo.
Ahí empezó a tener problemas con su esposa, porque iba poco para su casa, y cuando no estaba
en la comisaría atravesaba los campos en su camioneta, con un faro buscahuellas, como un

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alucinado, hasta que se quedaba dormido en algún camino o, si le quedaban fuerzas, volvía para
escuchar las cintas con las voces de todos. Nuestras voces lo atraparon y lo enloquecieron.
Buscaba contradicciones y las encontraba una y otra vez, porque aquí nadie presta atención a
nada y quien dice una cosa puede decir otra. El comisario parecía creer que todos sabían lo que
pasaba, y que él era el único al que esa verdad le estaba vedada. Hasta tal punto llegó su
desconfianza que cuando entraba en el bar todos callábamos y cambiábamos de tema, y
pasábamos tímidamente al fútbol, a las inundaciones o a algún chisme local. El comisario se
acostumbró a esa bienvenida que se le brindaba, hecha de silencio incómodo y lugares comunes.
El comisario sufría y se alejaba de todo, y por eso yo tuve la tentación de entrar de noche en la
comisaría para apartar los mapas y las grabaciones y decirle la verdad. No hubiera servido de
nada, porque él ya había hecho algo tan grande con aquellas vacas muertas, había construido con
paciencia un misterio insondable que no encerraba sólo al culpable sino a todos, que nada lo
hubiera dejado contento. La verdad le hubiera parecido insuficiente; y si yo hubiera hablado, pero
no hablé, lo habría considerado un engaño, algo destinado a hacerlo caer en una trampa, a
relevarlo de su insomnio y su desconfianza para dejarle libre el terreno al mal.
De todos en el pueblo quizás yo era el único que no tenía pero ninguna teoría. Todas me parecían
verosímiles, inclusive la de los extraterrestres, y a la vez imposibles; si me hubieran hablado de
una enfermedad inexplicable que golpeaba a las vacas con esos síntomas atroces lo hubiera
creído también. Me parecía que la explicación estaba más cerca de una fuerza ciega, impersonal,
que de un culpable minucioso y obstinado. Podían ser los hijos de Conde, que nacieron malvados,
Greis, un cuidador de caballos que dormía abrazado a su escopeta, o la viuda de Sabella, o el
veterinario Vidal o el mismo comisario.

Nunca hice ninguna conjetura firme, nunca investigué nada, y si llegué a la verdad y fui el primero,
fue por casualidad. Volvía, un poco entonado, de la casa de unos primos, a cuarenta y cinco
kilómetros del pueblo. Se festejaba un cumpleaños y cuando se terminó la última botella me
invitaron a dormir. No soporto camas ajenas y a pesar del sueño decidí volver. La noche estaba
clara y desde lejos la vieja Ford de Vidal, detenida a un costado del camino, con los faros
apagados. Pensé que se le había quedado el motor: Vidal iba seguido a verlo al mecánico por una
cosa o por otra. Detuve el rastrojero y me bajé dispuesto a ayudarlo. Dije “Buenas noches, doctor”,
pero Vidal no me respondió.

Cuando me acerqué, vi con claridad al veterinario que, inclinado sobre la res abatida, practicaba
los cortes con pulso firme. Yo estaba cansado y había tomado de más, pero al instante se me
borraron las huellas del sueño y del alcohol.

Vidal sacó de su maletín un frasco de vidrio lleno de insectos muertos, muchas mariposas sobre
todo, también escarabajos, que esperaban a ser sepultados en la herida. Empuñaba con firmeza
el viejo bisturí alemán con sus iniciales en el mango, sin preocuparse por el testigo que seguía el
procedimiento. Era tal su indiferencia que yo me sentí culpable por estar allí, por invadir la
ceremonia privada que nunca llegaría a comprender. Durante algunos segundos fui yo el culpable,
y él un juez inalcanzable, tan remoto en su dignidad e investidura que ni siquiera llegaba a saber
de la existencia del imputado.

No dormí esa noche, y abrí el bar más tarde de lo habitual, y cuando ya a las cuatro, cuando
empezaban a llegar los muchachos, quise decirles la verdad, me di cuenta de que no había
llegado el momento oportuno. Esperé que hablaran, que expusieran sus teorías, sus ovnis, sus
sospechas; cuando el último terminara de hablar, yo, callado hasta ese entonces, diría la verdad y
ellos me oirían en silencio. En un instante, en un nombre, entraba todo: después de esa
revelación, nada, perdería el poder del secreto. Decidí dejarlo para el día siguiente.
Pero entonces tampoco me pareció que era el momento oportuno. Me gustaba escucharlos
hablar, confrontar en silencio sus torpes deducciones con el secreto; y a causa de esa
satisfacción, fui más amable que nunca, y serví medidas más generosas y la casa invitaba con

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cualquier excusa, con tal de que aquellas voces no callaran nunca. Mi secreto no me distanció, al
contrario, me sentí más cerca de ellos, ahora que los veía inocentes, ingenuos, moviéndose a
ciegas en un mundo cuyos mecanismos ignoraban por completo.

Pasaron tres semanas desde la noche en que vi la Ford de Vidal junto al camino hasta la mañana
en que el veterinario entró a mi establecimiento para pedir una grappa. Después de tomarla de un
trago me preguntó por qué no había hablado. Le dije que no era asunto de mi incumbencia y
pareció aceptar mi respuesta como algo razonable; era evidente que él también pensaba que el
asunto no era de la incumbencia de nadie más. Me costaba hablar con él, me daba cierto pudor,
como si fuéramos cómplices de alguna situación no sólo espantosa, sino también ridícula, pero al
fin pregunté por qué, dije sólo por qué, incapaz de terminar la pregunta.

No esperaba respuesta, porque me parecía que todo lo que se podía decir estaba escrito ahí, en
el idioma hecho de reses muertas y combinaciones abominables. Pero el veterinario dejó dos
monedas en la mesa y respondió. Dijo que siempre había sido un buen veterinario, que había
llegado a entender a los animales a través de señales invisibles para otros. Estudiaba el pelaje,
pero también sus huellas, las marcas en el pasto, los árboles cercanos. Sentía que con cada
animal enfermaba un pedazo del mundo, y que a él le tocaba la tarea de restaurar la armonía. Así
lo había hecho por años y por eso los ganaderos de la zona confiaban en él. Después las cosas
cambiaron. A su hijo le tocó primero la marina, luego una base naval en el sur, y finalmente la
guerra. Él lo esperó sin optimismo y sin miedo hasta que una mañana un Falcon blanco de la
marina con una banderita en la antena se detuvo frente a su casa. Él lo vio llegar desde la
ventana. Del auto bajó un joven oficial que caminó con lentitud hacia la puerta, como esperando
que en el camino le ocurriera algún incidente que lo hiciera desistir de su misión. Se notaba que
nunca había hecho lo que ahora le tocaba hacer, y después de pronunciar un vago saludo le
tendió con torpeza una carta con los colores patrios en una esquina, cruzados por una cinta negra.
La mano del joven oficial temblaba al sostener la carta donde decía que el hijo del doctor Vidal
había sido tragado por el mar, por el mar que nunca antes había visto.

Entonces el doctor Vidal descubrió algo que hasta ese entonces se le había ocultado: el mundo
era maligno, y no podía pasar este hecho por alto. No podía seguir curando animales, ni creer que
trabajaba para alguna armonía que los otros hombres eran incapaces de ver. No existía ninguna
armonía ni ninguna verdadera curación posible. Sintió que la cura era una falta a la verdad.
Siguió sanando a los animales, porque era su trabajo y no sabía hacer otra cosa, pero decidió
dejar en la noche y en los campos una marca, la señal que decía con claridad que él no había sido
engañado, que a todos podían mentir, pero no a él, que sabía de qué se trataba la cosa. Entonces
se dedicó a curar pero también a matar y a mutilar, a dejar en la noche las letras sangrientas de su
mensaje. No dijo destinado a quién o qué.

Yo lo había escuchado en silencio, sin interrumpirlo ni hacerle ninguna otra pregunta, y no lo


saludé ni me saludó cuando se fue. No sé si la explicación tuvo algo que ver, pero a partir de allí
hubo menos casos, uno cada tres semanas, no más. Otras noticias nos distrajeron un poco y
alargaron las partidas de dominó hasta que empezaba la noche. Beatriz, la esposa de Baus, el
comisario, cansada de las ausencias, los ataques de ira y el misterio, lo dejó sin avisarle nada.
Hizo las valijas y desapareció, y cuando el comisario llegó casi al amanecer a su casa, después
de una expedición nocturna, se encontró con una grabación, hecha en la misma grabadora del
comisario, donde la mujer decía que no soportaba más, que las cosas no podían seguir así,
etcétera. La mujer había hecho una grabación porque decía que lo único que escuchaba su
esposo eran aquellas cintas, y que si dejaba un papel escrito probablemente no le prestaría
atención.

Diez días después, Baus miró por última vez los planos, las vacas de juguete en las que
practicaba las incisiones, y salió para meterse en el terreno de Greis, aunque sabía que estaba

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loco, que dormía abrazado a la escopeta y disparaba a cualquier cosa que se moviera en la
noche.

La muerte convirtió a Baus en un héroe para los muchachos del bar, que desde entonces contaron
como hazañas algunos episodios menores de su actuación policial. Del capítulo final echaban la
culpa a la esposa, y comentaban sin énfasis que el primo de un amigo de un conocido la había
visto en un bar de La Plata, que se había cambiado de nombre y se hacía pagar las copas. De vez
en cuando yo intentaba, desde la sombra, llevar el tema hacia los animales mutilados, pero no
lograba interesarlos, y más de uno a esa altura me respondía: a quién le importa. Nunca estuve
tan cerca de decir la verdad, pero la había llevado tanto tiempo conmigo que ya no sabía cómo
decirla.

Después vino, la sequía, y la avioneta que cayó en el campo de los Ruiz y otras distracciones, y
ya nadie volvió a hablar de las vacas muertas. Vidal casi nunca venía al establecimiento, y no me
animaba a ir a buscarlo para preguntarle por qué había terminado, si acaso creía que el mundo se
había curado o que su mensaje había dejado de tener importancia. Una noche, cerca de fin de
año, días después de que el nuevo comisario, un hombre joven, de apellido Lema, llegara al
pueblo, Vidal se sentó junto a la ventana y se quedó ahí, mudo, con el vasito de grappa en la
mano, hasta que no quedó nadie más. Actué sin pensar, como si hubiera tomado la decisión
mucho tiempo antes, en espera del momento oportuno. Cuando el veterinario se levantó para ir al
baño abrí su maletín y saqué el bisturí alemán. Después seguí acomodando las sillas boca abajo
sobre las mesas.

Esa misma noche caminé y caminé sin rumbo, armado con una llave inglesa, y el bisturí en el
bolsillo izquierdo de mi camisa, el filo envuelto en papel de diario. Cuando la vaca ya estaba caída
y marcada, como una ofrenda a un dios malvado y hambriento, dejé caer el bisturí en la herida.
Ese era mi mensaje para quien lo supiera entender.

El nuevo comisario, Lema, lo supo entender, y a los dos días se presentó en la casa del
veterinario. No fue necesario que preguntara nada, porque Vidal confesó todo, inclusive la última
mutilación, y se dejó arrastrar por salas de espera de juzgados y hospitales y calabozos de
comisaría. No dio explicaciones ni mostró ninguna forma de arrepentimiento. Cuando salió en
libertad a las dos semanas, malvendió la casa y se asentó un poco más al sur, del otro lado del
río, donde nadie lo conocía.

En el bar se volvió a hablar de las mutilaciones y cada uno barajaba los distintos motivos que
podía haber tenido el veterinario. Pero todos hablaban con una rara cautela, como si supieran que
el misterio, antes tan ajeno, ahora formaba parte de algo que nos involucraba. Hablaban con
frases sin terminar. Yo volví a mi silencio: había vuelto a tener mi secreto. Nada supimos de Vidal
durante cinco años hasta que llegó la noticia de su muerte en un accidente automovilístico. Fue en
la ruta, una noche clara después de una tormenta. El día anterior el viento había tirado el
alambrado y quedó ganado suelto en el camino. Los animales se avistaban a lo lejos, pero el
veterinario, en lugar de frenar la marcha, aceleró contra las formas lentas y oscuras que lo
esperaban. Acaso pensó que el mensaje, fuera cual fuera su destinatario, no había sido lo
bastante claro, y que hacía falta un último sacrificio para hacerlo legible.

Clase 13. Leyendas urbanas de Buenos Aires

Temas a abordar:

 Leyendas urbanas. Características.

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 Leyendas urbanas de Buenos Aires.

En casa:

Investigarán sobre leyendas urbanas de la ciudad de Buenos Aires y se prepararán para exponer
oralmente una de ellas ante sus compañeros.
Algunas leyendas famosas de Buenos Aires se mencionan aquí debajo, pero hay muchísimas
más! Para esta tarea podrán consultar los libros en PDF que la docente les colgará en la
biblioteca del aula, así como también hacer uso de internet. Cada alumno deberá prepara una
leyenda única en su curso, es decir, no podrán repetir la leyenda expuesta por otro compañero.
Por eso será necesario que se pongan en contacto entre ustedes antes de decidir qué realizar.
Calculen que el tiempo máximo de exposición será de 5 minutos por cada alumno. Se valorará
muy positivamente la utilización de recursos fotográficos y audiovisuales que sirvan para
sostener lo relatado por ustedes.

 Algunas leyendas de Buenos Aires:


Felicitas Guerrero
Rufina Cambaceres.
El Golum
La leyenda del Ital Park
Perdidos en Parque Chas
El Reservito.
El Edificio Kavanagh
El Palacio Barolo

En clase:

 Expondrán las leyendas urbanas que han preparado


 EVALUACIÓN ORAL.

Clase 14. Leyendas urbanas de Buenos Aires.

Temas a abordar:

 Leyendas urbanas. Características.


 Leyendas urbanas de Buenos Aires.

En casa:

 Leer la nota del diario Clarín “Leyendas de Buenos Aires” que se encuentra debajo de
este recuadro.

En clase:

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 Expondrán las leyendas urbanas que han preparado


 EVALUACIÓN ORAL.

Quienes ya hayan expuesto la semana anterior comenzarán a desarrollar la siguiente actividad.

En grupos de no más de 4 personas deberán elaborar un circuito turístico virtual que tenga como
fin llevar a los visitantes virtuales a recorrer los distintos sitios de la ciudad de Buenos Aires
vinculados con leyendas urbanas. Se detendrán en cada uno de los sitios y allí explicarán cada
una de esas leyendas.

 Este será el último trabajo que incluirán en el porfolio.

Fuente: Diario Clarín – Fecha: Domingo 27/03/2005

HISTORIAS URBANAS

Leyendas de Buenos Aires

Prof. María Cecilia Fiori


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Personajes fabulosos o fantasmagóricos, con orígenes fundamentados en la


historia o generados en rumores, ya forman parte de la identidad de cada barrio.

La otra historia de Buenos Aires no está en los manuales. Como todas las grandes metrópolis, cuenta
con cientos de autores anónimos que con sus leyendas también construyen la identidad urbana.
Son relatos —los hay oscuros y sangrientos, pero también eróticos y misteriosos— que se instalaron
en el imaginario porteño. Aunque nadie conozca muy bien el origen.

Hay una ciudad espectral, habitada por personajes extraños en los que muchos creen y dicen haber
visto. Tanto que son parte de cada barrio. Como los fantasmas que sobrevuelan casonas
abandonadas, la dama que intentó escapar de su tumba, una niña aristocrática asesinada por su
amante y bestias fabulosas como el Gigante de Once. Algunos relatos, ya clásicos, tienen en sus
orígenes fundamentos históricos. Otros, el rumor que va de boca en boca.

"Este tipo de leyendas se corresponden con la tradición oral de las ciudades, heterogéneas por
definición. Y en Buenos Aires también se trata de buscarle explicación a las verdades generadas
espontáneamente", explica la socióloga Daniela Tregierman.

Libros, páginas en Internet y circuitos turísticos recuperan parte de estas leyendas. Para el historiador
Felipe Pigna, autor de "Los mitos de la historia argentina I y II", el de los mitos urbanos es un tema que
nunca pasa de moda: "Hay algo de verdad, aunque no se pueda comprobar. La gente deposita
deseos y expectativas en aquellas narraciones irrealizables", reflexiona.

Guillermo Barrantes y Víctor Coviello son dos jóvenes escritores que rastrearon leyendas urbanas
inéditas y las plasmaron, con espíritu detectivesco, en el libro "Buenos Aires es Leyenda". "Con los
mitos pasa algo similar a la teoría de la supervivencia del más apto de Darwin: es la supervivencia de
la historia que más le gusta al oyente. Alguien puede escuchar tres versiones de una misma historia
y se va a quedar con la que más le gusta y ésa es la que va a reproducir", explica Barrantes.

Las leyendas, por definición, cuentan con un fondo real que es transformado por la tradición. Pero para
Coviello representan mucho más: "Son como las flores que crecen en medio del cemento, en los
balcones: algo fantástico y delirante que nace en medio de la Ciudad". Pasen, tiemblen y vean las
invenciones fabulosas de Buenos Aires.

El gigante de Once que salva vidas

Según cuenta una historia de larga data, por las calles de Once vaga un personaje de casi tres metros
de altura que cuida a los habitantes del barrio. Este gigante "bonachón" ha salvado a víctimas de
choques y ha espantado a más de un malhechor, o al menos esto es lo que narran los vecinos de

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Balvanera que confían en su presencia protectora.

Algunos afirman que este ser es el mismísimo Golem, un hombre artificial creado en el siglo XVI por un
rabino de Praga, llamado Judah Loew ben Bezabel. Si bien la historia oficial habla de un solo Golem,
otros afirman que Bezabel creó trece de estos humanoides de arcilla y que uno de ellos llegó a Buenos
Aires, de la mano de un rabino, con los inmigrantes judíos.

De allí en más, la historia se bifurca en varias versiones: algunos cuentan que antes de morir el rabino
encerró al gigante en una habitación a la que nadie puede entrar, que estaría en el anexo de un
hospital, en Caballito. Otros creen que vive en un callejón oculto, que podría ser el pasaje Colombo o
el Victoria. De una u otra forma, hay vecinos que aseguran que el gigante le salvó la vida a más de
uno.

Dulce venganza arquitectónica

Esta es la historia de dos familias enfrentadas que dejó sus huellas en Retiro. Los Anchorena, que
vivían en el actual Palacio San Martín con 150 sirvientes. Y los Kavanagh, adinerados, aunque no
patricios. Hacia 1920 los Anchorena construyen la iglesia del Santísimo Sacramento como futuro
sepulcro familiar. Cuenta la leyenda que uno de los Anchorena se enamoró perdidamente de una
Kavanagh, aunque el romance no fue aprobado por su familia. Corina Kavanagh decidió una venganza
arquitectónica: en Florida y San Martín, ordenó la construcción de un edificio cuyo único requisito era
que impidiera la vista desde el palacio Anchorena a la iglesia, objetivo que aún cumple el edificio
Kavanagh. "Incluso, si alguien quiere mirar de frente la actual basílica del Santísimo Sacramento, debe
pararse en el pasaje "Corina Kavanagh", relata Eduardo Lazzari, presidente de la Junta de Estudios
Históricos del Buen Ayre.

Ajos contra el enano vampiro

Se trata de uno de los relatos más fascinantes del libro “Buenos Aires es leyenda”. Tiene como
protagonista a Belek, un enano que llegó a Buenos Aires con el Circo de los Zares a fines de los 70.
Belek, que provenía de la zona de los Cárpatos –como el conde Drácula–, fue expulsado luego de que
el dueño del circo, Boris Loff, el Hombre Bala y la Mujer Barbuda lo encontraran prendido al cuello de
Vera, una mono tití.

Pero el mito de Belek, el enano vampiro, apenas comienza allí.

El verdadero horror se desató cuando se refugió en una casa semiabandondada del Bajo Flores y los
gatos del barrio comenzaron a desaparecer misteriosamente.

La leyenda cuenta que la gente protegió sus casas con ristras de ajo y todos llevaban crucifijos por
miedo a sus ataques. Una noche de invierno, los hombres del barrio cazaron al enano vampiro con la
red de un arco de fútbol, cerca de la estación Flores, pero se les escapó. Aseguran que aún vive en el
cementerio de Flores y sigue haciendo de las suyas.

El castillo de los amantes trágicos

En Campana al 3200, cerca de las vías, se alza el enigmático “Castillo de los Bichos”, llamado así por
las molduras con formas de animales. A principios del siglo XX perteneció a la familia italiana Giordano.
Lucía, la única hija, conoció a un violinista, Angel Lemos y el romance no tardó en surgir. Se casaron el
1° de abril de 1911 y cientos de invitados disfrutaron del banquete.

Prof. María Cecilia Fiori


 ­ Literatura de 4º año ­ 

Hacia la madrugada, la pareja advirtió que el auto que los debía trasladar no estaba en la puerta, sino
unos pasos más allá de la casona, cruzando las vías: un detalle que se convirtió en tragedia, ya que un
tren los arrolló. Isabelino Espinosa, de la Junta de Estudios Históricos de Villa del Parque, cuenta que
los ocasionales ocupantes de la casona salían despavoridos, asustados por los gritos desgarradores
de una joven mujer y un violinista.

Se buscan los ojos de un hombre

Por los vagones de la línea Mitre deambulaba un hombre sin párpados.

Según dicen, siempre subía o bajaba del tren en la Estación Coghlan y murió en circunstancias de lo
más raras. Para algunos, contrajo una terrible infección en los ojos. Para otros fue víctima de un
accidente o, peor aún, se suicidó arrojándose a las vías. Barrantes y Coviello cuentan que, cuando
investigaron este mito, les llamó la atención encontrar que de las ocho personas que estaban en el
andén, seis de ellas miraban los rieles, como si estuvieran buscando los ojos del hombre sin párpados,
a los que algunos les atribuyen poderes.

Felicitas, la iglesia y su fantasma

Joven y bella, Felicitas se casó en 1862 con Martín de Alzaga, un hombre mayor y acaudalado. Al año
siguiente, y después de perder a su único hijo, Felicitas quedó viuda. Tenía apenas 26 años, una de las
fortunas más grandes de la Ciudad y muchos pretendientes. Uno de ellos, Enrique Ocampo, supo que
un rival, el estanciero Samuel Sáenz Valiente, era el verdadero amor de la dama. Enfermo de celos,
Ocampo le disparó a Felicitas un tiro por la espalda y al instante se suicidó. Los Guerrero mandaron
construir en homenaje a su hija una capilla. Está en Isabel La Católica, entre Pinzón y Brandsen.

“Es una historia trágica de amor que dio lugar a muchos mitos”, cuenta Diego Ziggioto, a cargo de la
empresa Horizontes que realiza circuitos turísticos no convencionales. Los vecinos dicen que cada 30
de enero, fecha de su muerte, aparece el fantasma de Felicitas, que vaga ensangrentado.

“Muchas mujeres cuelgan cintitas de la reja, porque si uno se agarra fuerte conseguirá el amor de su
vida, y si ya lo tiene, lo conservará. Es una de las historias preferidas por las chicas, que corren a
agarrarse de las rejas apenas la escuchan”, dice el guía.

Cuando el Borda se llenaba de luz

Solaris, el ser de otro planeta que llegó al Hospital José T. Borda e iluminó a los internos con sus
fiestas energéticas” también alimenta los mitos porteños. Durante su estadía en el neuropsiquiátrico,
Solaris –a quien describen como alguien delgado, de ojos grandes, muy blanco y completamente
lampiño– se reunía con alrededor de 50 internos para recitar un mantra. Durante el rito, los testigos
afirman que parecía iluminarse.

Si bien los médicos tienen argumentos para explicar este caso, hay hechos oscuros.

Aparentemente, Solaris –quién desapareció un 25 de diciembre– dejó escritos indescifrables que, a


pesar de ello, tienen coherencia interna.

Además, cuentan que el grupo sanguíneo de este hombre que decía ser un alien no encaja con ningún
patrón conocido.

En la Costanera vive el Reservito

Prof. María Cecilia Fiori


 ­ Literatura de 4º año ­ 

Así como el Lago Ness de Escocia tiene su propio monstruo y el Nahuel Huapi esconde al suyo,
algunos aseguran que en la Reserva Ecológica Costanera Sur también habita un animal misterioso,
mitad rata, mitad perro, apodado “Reservito”.

Una de las hipótesis que se barajan afirma que los reiterados incendios que azotan a la Reserva son
producidos intencionalmente con el objetivo de liquidar a Reservito, que en más de una ocasión atacó
a algún desprevenido.

“Si la gente cree, el mito existe. A veces son historias inverosímiles, pero las creemos igual, y incluido –
dice Víctor Coviello–. Cuando paso por la Reserva Ecológica no puedo evitar pensar a ver si mi ataca
el bicho ése.

Visitas recomendadas:

 Buenos Aires misteriosa I


Viernes 20.30 hs / $210
Duración 3 horas.
Descripción: Con los relatos a cargo de la narradora Alejandra Parets. Un paseo en bus, contando
historias de crímenes y leyendas urbanas por barrios de la zona sur de la ciudad: Montserrat, San
Telmo, Barracas, La Boca, Constitución, San Cristóbal y Parque de los Patricios.La historia del
Petiso Orejudo (foto), y otras doce historias de crímenes y leyendas urbanas en la versión I.

 Buenos Aires misteriosa II


Sábados 20.30 / $210
Duración: 3 horas.
Descripción: La nueva Buenos Aires Misteriosa II, el recorrido en bus contando historias de
crímenes y leyendas urbanas; esta vez, por los barrios de Montserrat, San Nicolás, Retiro, Recoleta
y Palermo.¡Una nueva versión del tour, con el agregado de algunas nuevas historias!

 El zanjón de granados.
http://www.elzanjon.com.ar/es
Lunes a viernes a las 13.00 hs / $180
Duración: 1 hora.
Recorrido por los túneles subterráneos de las casonas de Buenos Aires.

 Manzana de las luces


Lunes a viernes 15 hs. / $50
Perú 272, CABA

Prof. María Cecilia Fiori

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