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Al respecto de la contratransferencia

Quisiera recordarles al respecto algunas verdades primeras.

…No porque éstas sean primeras son siempre expresadas, y si van de suyo sin que haga falta
decirlas, van todavía mejor si se las dice.
Podría decirse que operan como verdades
en ocasiones no formuladas, y que esa misma
razón pueden operar de manera más potente.

Sobre la cuestión de la contratransferencia, tenemos ante todo la opinión común. Es la que


cada uno tiene por haberse aproximado un tanto al problema. Es la primera idea que uno se
hace de ella, la primera en el sentido de la idea más común que se ofrece de ella, ….
Hay un pasaje de “las verdades” a “la opinión común”.
De modo que quizás son “verdades del sentido común”
porque ya están admitidas de manera acrítica. Al punto
de poder ser la primera idea de cualquiera que se acerca
al problema.

…pero también el más antiguo abordaje de la cuestión, pues la noción de la


contratransferencia ha estado siempre presente en el análisis. Muy tempranamente, desde el
comienzo de la elaboración de la noción de transferencia, todo lo que en el analista representa
su inconsciente en tanto que, diremos, no analizado, *es* considerado como nocivo para su
función y su operación de analista.
Esta es la opinión común sobre el tema,
según la cual, si uno no está analizado,
esto será perjudicial para su función y
su operación como analista. ¿Por qué?

En la opinión que uno se hace al respecto, es en tanto que algo ha quedado ahí en la
sombra, que se convierte en la fuente de respuestas no dominadas, y, sobre todo, de respuestas
ciegas.
Porque “en la opinión” si uno no se analiza
hay cosas que quedan en la sombra y genera
operaciones, respuestas “no dominadas”
y “ciegas”.

…Es lo que hace que se insista sobre la necesidad de un análisis didáctico llevado bastante
lejos — tomamos términos vagos, para comenzar — porque, como está escrito en alguna
parte, si se descuidara tal rincón del inconsciente del analista, resultarían de ello verdaderas
manchas ciegas [puntos ciegos], de donde se seguirían eventualmente, en la práctica, tal
hecho más o menos grave o desagradable — no reconocimiento, intervención fallida,
inoportunidad de tal otra, incluso todavía error.
Es por este modo de plantear las cosas que
se insiste en que se lleve lejos el análisis del
analista para conocer sus puntos ciegos
y así evitar consecuencias indeseadas.

…Este es un discurso efectivamente sostenido, que yo pongo en condicional, entre comillas,


bajo reserva, al que no suscribo de entrada, pero que está admitido.
Lacan insiste en que es un discurso “efectivamente
sostenido” y admitido pero que él lo pone en
condicional1. Esto último lo ubicamos cuando
dice “si…”, y saca conclusiones a partir de
ello. Pero aclara que no es que sea así,
ni que él adhiere a eso.
Otra idea que acompaña a la anterior
sostiene que el analista debe servirse
de su inconciente para poder hacer in-
signt, sobre lo que ocurre en el incons-
ciente del analizante. De lo contrario
¿Cómo podria saber lo que hay a-
dentro del Icc de su paciente?

Pero, por otra parte, no puede dejarse de relacionar con esto lo siguiente: que es a la
comunicación de los inconscientes que al fin de cuentas habría que confiarse para que se
produzcan mejor en el analista las apercepciones decisivas, **los mejores insights**.

Así, no sería tanto de una amplia experiencia del analista, de un conocimiento extenso
de lo que puede encontrar en la estructura, que deberíamos esperar la mayor pertinencia, ese
salto del león del que nos habla Freud, que no se da más que una vez en sus mejores realiza-
ciones6 — no, es de la comunicación de los inconscientes. Es de ahí que resultaría lo que, en
el análisis existente concreto, iría más lejos, a lo más profundo, al mayor efecto. No habría
análisis en el que deba faltar tal de esos momentos que testimoniarían de ello. Es
directamente, en suma, que el analista se informaría de lo que ocurre en el inconsciente de su
paciente.
Nuevamente Lacan no está afirmando nada,
está sacando conclusiones a partir de esta idea
de la “comunicación entre los inconscientes”.

…Esta vía de transmisión queda sin embargo bastante problemática en la tradición. ¿Cómo
debemos concebir esta comunicación de los inconscientes?

Para mostrar que no es una posición


propia agrega que tal comunicación es
problemática en la “tradición”.

Aun desde un punto de vista *erístico*, incluso crítico, no estoy aquí para aguzar las
antinomias y fabricar impases artificiales. No digo que haya allí algo impensable, y que sería
antinómico definir al analista ideal como aquél que, a la vez, en el límite, ya no conservaría
nada de inconsciente, pero que, al mismo tiempo, conservaría todavía una buena parte. Eso
sería introducir ahí una oposición infundada.
Pone de manifiesto cierta contradicción,
por un lado, el analista no debería conservar
nada de su inconciente y por el otro debería
servirse de él para interpretar.

¿Qué cosas? Las conclusiones


que está sacando y que para que
no nos despistemos dijo que estaban
en condicional.

Al llevar las cosas al extremo, se puede entrevoir (entrever, vislumbrar), concevoir


(concebir, elaborar, admitir) un inconsciente-reserva.
Entonces el inconciente-reserva es
una deducción, un supuesto que se
obtiene a partir del “condicional”
que él viene desarrollando.

Hay que admitir (concevoir) que no hay en nadie ninguna elucidación exhaustiva del
inconsciente, por lejos que se haya llevado un análisis.
Vuelve sobre el problema. Pero para
aplicarle la deducción, supuesto, que
acaba de extraer de las premisas.

Admitida (concevoir) esta reserva de inconsciente, se puede concebir (admise: admitir,


aceptar) muy bien que el sujeto *que nosotros sabemos* advertido (adverti: prevenido, o
Paidós pone avisado), precisamente por la experiencia del análisis didáctico, sepa, de alguna
manera, ponerla en juego como un instrumento, como la caja del violín cuyas cuerdas, por
otra parte, él posee.
Está hablando de la reserva de inconsciente
que, así planteado, el analista por su análisis conoce
y posee, sabe cuáles son “las cuerdas para hacerla
sonar”, y además, conoce sus puntos [manchas]
ciegos.
Ahora ya no importa que ponga
en juego su inconsciente-reserva
porque ya no se trata de un inco-
nsciente “en bruto”.

….De todos modos, no es de un inconsciente bruto, que se trata en él, sino de un inconsciente
flexibilizado (assoupli), de un inconsciente más la experiencia de ese inconsciente.
Es su inconciente, más la experiencia
de aquello que está en su inconciente.
Hay una referencia que falta en el texto de Lacan pero que aparece por todos, cuando habla de algo
escrito sobre los puntos ciegos, cuando dice que ambas proposiciones no pueden dejar de relacionar; pero
en una maniobra a destacar, se las atribuye al sentido común, a lo instituido a lo que se cree. Sin embargo,
está hablando de la idea que tiene Freud sobre el tema, y a partir de él todo el mundo. Basta para ello
introducir algunas citas:

Lo Inconciente (1915)
“Cosa muy notable, el Icc de un hombre puede reaccionar, esquivando la Cc, sobre el
lee de otro. El hecho merece una indagación más a fondo, en particular para averiguar si no
interviene la actividad preconciente; pero, como descripción, es indiscutible” (p. 191).

La predisposición a la neurosis obsesiva (1913)


“Pero no sin buenas razones yo he sostenido que todo hombre posee en su inconciente
propio un instrumento con el que es capaz de interpretar las exteriorizaciones de lo
inconciente en otro…” (p. 340)

Consejos al Medico (1912)

“[El medico]: debe volver hacia el inconciente emisor del enfermo su propio inconciente
como órgano receptor, acomodarse al analizado como el auricular del teléfono se acomoda
al micrófono. De la misma manera en que el receptor vuelve a mudar en ondas sonoras las
oscilaciones eléctricas de la línea incitadas por ondas sonoras, lo inconciente del médico se
habilita para restablecer, desde los retoños a él comunicados de lo inconciente, esto
inconciente mismo que ha determinado las ocurrencias del enfermo.
Ahora bien, si el médico ha de estar en condiciones de servirse así de su inconciente
como instrumento del análisis, él mismo tiene que llenar en vasta medida una condición
psicológica.
No puede tolerar resistencias ningunas que aparten de su conciencia lo que su
inconciente ha discernido; de lo contrario, introduciría en el análisis un nuevo tipo de
selección y desfiguración mucho más dañinas que las provocadas por una tensión de su
atención conciente. Para ello no basta que sea un hombre más o menos normal; es lícito
exigirle, más bien, que se haya sometido a una purificación psicoanalítica, y tornado noticia
de sus propios complejos que pudieran perturbarlo para aprehender lo que el analizado le
ofrece. No se puede dudar razonablemente del efecto descalificado de tales fallas propias; es
que cualquier represión no solucionada en el médico corresponde, según una certera
expresión de W. Stekel [1911, a, pág. 532], a un «punto ciego» en su percepción analítica”
(p. 115).

Dos Artículos de Enciclopedia (1922)


“La experiencia mostró pronto que la conducta más adecuada para el médico que debía
realizar el análisis era que él mismo se entregase, con una atención parejamente flotante, a
su propia actividad mental inconciente, evitase en lo posible la reflexión y la formación de
expectativas concientes, y no pretendiese fijar particularmente en su memoria nada de lo
escuchado; así capturaría lo inconciente del paciente con su propio inconciente. Entonces
pudo notarse, cuando las circunstancias no eran demasiado desfavorables, que las ocurrencias
del paciente eran en cierta medida como unas alusiones arrojadas al tanteo hacia un
determinado tema, y sólo hizo falta atreverse a dar otro paso para colegir eso que le era oculto
y poder comunicárselo. Por cierto, este trabajo de interpretación no podía encuadrarse en
reglas rigurosas y dejaba un amplio campo al tacto y a la destreza del médico; no obstante,
cuando se conjugaban neutralidad y ejercitación se obtenían resultados confiables, vale decir,
que se confirmaban por su repetición en casos similares“(p. 236).

Entonces es de Freud de donde salen todas estas ideas, que llevan necesariamente a proponer el
análisis del analista, como “purificación” necesaria tanto para no estorbar con sus complejos inconcientes,
como para usar su inconciente como un instrumento para la interpretación. Sin embargo, Lacan continúa
diciendo:

Hechas estas reservas (salvedades), sin embargo continuamos sintiendo la legítima


necesidad de elucidar el punto de pasaje donde es adquirida esta calificación, y donde puede
ser alcanzado lo que es afirmado por la doctrina como siendo, en su fondo, lo inaccesible a
la conciencia.
De modo, que las cosas así planteadas no resuelven
el problema. ¿Cómo se alcanza qué? Lo que la
doctrina dice que es inaccesible a la conciencia:
el in-consiente.

…Es en efecto como tal que debemos siempre postular el fundamento (fondement), la nature
(la naturaleza) del inconsciente.

Esto es la base, la “naturaleza” del


Inconsciente: ser inaccesible a la
consciencia.

…No es que sea accesible a los hombres de buena voluntad — no lo es. Es en condiciones
estrictamente limitadas que se puede alcanzarlo…
No se trata de poner buena voluntad,
hay ciertas “condiciones estrictamente limitadas”
que se deben establecer para obtener cierto
acceso acceso.
¿Como?

… por medio de un rodeo, el rodeo del Otro, …

lo que vuelve necesario el análisis, y reduce de manera infrangible las posibilidades del
autoanálisis.

¿Por qué hay análisis y analistas? Porque esta manera


de plantear el inconciente implica necesariamente el
rodeo por el Otro, de lo contrario con “buena voluntad”
lo podría hacer Uno solo (inconsciente-reserva).

¿Cómo situar el punto de pasaje donde lo que está así definido puede sin embargo ser
utilizado como fuente de información *, incluido* en una praxis directiva?
¿Cómo podría ser utilizado este inconciente como
fuente de información en una praxis directiva?

La pregunta anterior
presenta una antinomia

Formular su pregunta no es producir una vana antinomia. Lo que nos dice que es así que
se formula el problema de una manera válida, quiero decir que es solucionable, …
El problema debe ser formulado de una
Manera válida para que tenga solución.
La solución solo es posible si es bien
planteado, no en la respuesta que se da.

…es que [est natural que, es natural que] las cosas se presenten así [présentent ainsi].
Al menos para ustedes, …
¿Por qué es necesaria la antinomia?
Porque las cosas “naturalmente” se
les presentan así. ¿A quiénes? A los
psicoanalistas. ¿Cómo?

…que tienen las claves, algo les vuelve inmediatamente reconocible su acceso, …
Ahí está la información
obtenida por el análisis.
Los psicoanalistas olvidan que hay
una prioridad lógica, ya que si
re-conocen que hubo un acceso
al inconsciente es porque primero
adquirieron las claves, lo conocieron.
Escuchan lo que “saben” que es el Icc.

…esto es que hay una prioridad lógica a lo que ustedes escuchan…

… — a saber, que es ante todo como inconsciente del Otro que se hace toda experiencia del
inconsciente.
Si del lado del analista tenemos la
escucha selectiva “del inconciente”
del analizante tenemos la experiencia
del inconciente. ¿de qué inconciente?
Del Otro, porque es lo que el analista
puntúa, señala o no, lo que se expe-
rimente como lo “inconciente”.

…Es ante todo en sus enfermos que Freud encontró el inconsciente. Y para cada uno de
nosotros, incluso si esto está elidido [élidé], es ante todo como inconsciente del Otro que se
abre siempre la idea de que una cosa parecida pueda existir.

Aunque para el analizante está elidida, no visible


la función del Otro para la existencia del Otro, esta
es una dimensión totalmente constituyente2.

…Todo descubrimiento de su propio inconsciente se presenta como un estadio de la


traducción en curso de un inconsciente que es ante todo inconsciente del Otro.

Así todo descubrimiento


del inconciente como analizante es en realidad
un estadio de traducción del inconciente tal como
lo plantea el que ocupa el lugar del Otro.

…De manera que no hay tanto para asombrarse de que se pueda admitir que, incluso para el
analista que ha llevado muy lejos ese estadio de la traducción, ésta pueda siempre ser
retomada en el nivel del Otro…

Incluso para el analista que vía


su análisis ha llevado lejos este estadio
de traducción, pueda retomarlo como
analista desde el lugar del Otro.
…— lo que, evidentemente, quita mucho de su alcance a la antinomia que recién evocaba
que podía producirse, aun indicando en seguida que ésta no podría serlo sino de manera
abusiva.
La antinomia ahora puede antes
planteada queda así resuelta de
manera coherente. Así el análisis
es una praxis directiva.
¿Por qué? Porque no depende de que el analista
se conozca mucho o poco, o que este más o menos
analizado. Lo importante es la teoría que tenga del
inconciente y con la cual opera, es ella la que
produce un efecto u otro.

Lo que les digo de la relación con el Otro está bien hecho para exorcizar en parte ese
temor que podemos sentir de no saber suficientemente sobre nosotros mismos.

…Volveremos a ello, pues no pretendo incitarlos a que se tengan a salvo de todo cuidado a
este respecto — eso está muy lejos de mi pensamiento. Pero, una vez admitida la función del
Otro, queda que volvemos a encontrar ahí el mismo obstáculo que encontramos con nosotros
mismos en nuestro análisis, cuando se trata del inconsciente. A saber, lo que es el elemento
muy esencial, para no decir históricamente original, de mi enseñanza — el poder positivo de
desconocimiento que hay en los prestigios del yo en el sentido más amplio, en la captura
imaginaria.
Entonces, una vez despejada la función del Otro
debemos considerar que lo que puede generar un
obstáculo en el análisis, es aquello que implica al
yo en la captura imaginaria.

Este dominio imaginario, en el modo


de analizar hasta ese momento, estaba muy
mezclado con el desciframiento del inconciente,
porque se tomaban los sentimientos como índices
de que algo no debido ocurría en el analista.

Importa señalar aquí que este dominio, que está muy mezclado con el descifrado del
inconsciente en nuestra experiencia de análisis personal, …
Pero la mezcla podría eliminarse a partir
de esta relación con el Otro que propone
una posición diferente.

…tiene una posición que hay que decir diferente cuando se trata de nuestra relación con el
Otro. Aquí aparece lo que llamaré el ideal estoico que nos hacemos *de la apatía del analista* .
La posición de mezcla con el dominio
Imaginario, produjo que la teoría y la praxis
analítica se desviarán hacia el ideal estoico
se la apatía [a-phatos] del analista.
Primero se han identificado los sentimientos, digamos en general, negativos o positivos,
que el analista puede tener respecto de su paciente, con los efectos en él de una no completa
reducción de la temática de su propio inconsciente.
Este es el desvió que se tomó
por la contratransferencia y un
inconciente mezclado con
el dominio imaginario.

1 El modo condicional es uno de los modos del verbo en algunas lenguas romances y germánicas. Otro nombre
alternativo es el de modo potencial porque en ocasiones se refiere a acciones hipotéticas o posibles.

2 Seminario 10, pago, 69-71:


“No vamos a hacer lo que reprochamos a todos los demás, o sea, elidir al analista del texto de la experiencia que
interrogamos. […]
Hay sin embargo algo que parece quedar siempre elidido en una forma semejante de plantear el problema de la
experiencia. Es ciertamente imposible reprochárselo al relator de esas experiencias, porque la elisión es constitutiva
de la experiencia misma, pero todo aquel que quiera comparar esta experiencia con la nuestra, que se lleva a cabo
con un sujeto hablante, no puede dejar de tenerlo en cuenta. Se trata de lo siguiente. Por primitivo que sea, con
respecto al organismo de un sujeto hablante, el organismo animal interrogado — que está muy lejos de ser primitivo
en las experiencias pavlovianas, porque se llevan a cabo con perros —, la dimensión del Otro está presente en la
experiencia.
[…] hice notar a quien nos comunicaba sus investigaciones que su propia presencia, en la experiencia, corno
personaje humano, manipulador de cieno número de cosas alrededor del animal, debía ser tenida en cuenta en cierto
momento de la experiencia”.

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