Está en la página 1de 9

Nuevos conocimientos sobre el metabolismo del hierro:

Proteínas que participan en la homeostasis del hierro

(Tomado de un artículo escrito por Mariela Forrellat Barrios, Norma Fernández


Delgado y Porfirio Hernández Ramírez)

El hierro es un mineral de elevada importancia para el organismo y su regulación


requiere de una red molecular compleja. Hasta hace unos años solo se conocían 3
proteínas que intervenían en el metabolismo del hierro, pero en la última década, se
han descubierto de forma secuencial, y a partir del estudio de algunas enfermedades
genéticas como la hemocromatosis hereditaria, nuevas proteínas que participan en
la homeostasis del hierro y que están implicadas en su transporte, absorción,
reciclaje y balance en el organismo. La identificación y aislamiento de estas
proteínas lleva inevitablemente a la modificación de los modelos clásicos de
regulación de la homeostasis de este importante mineral. En este trabajo se realizó
una revisión de los elementos esenciales conocidos hasta la actualidad de cada una
de estas nuevas proteínas y la interacción entre ellas.
El hierro es un elemento muy abundante en la naturaleza y esencial para la vida
de prácticamente todas las formas biológicas. Contradictoriamente, las mismas
propiedades que hacen a este metal de transición imprescindible para procesos
biológicos vitales, como el transporte de oxígeno y de electrones, lo hacen tóxico,
pues es capaz de generar radicales libres que provocan daño oxidativo de
importantes componentes celulares. No es raro entonces, que durante el proceso
evolutivo se hayan desarrollado mecanismos que permiten mantener un estricto
control de los niveles de este mineral.
Para mantener la homeostasis del hierro, los organismos deben ser sensibles a
los cambios en sus niveles y responder a ellos alterando los procesos de absorción y
almacenamiento del mineral. En los humanos, el control se ejerce fundamentalmente
sobre la cantidad de hierro que se absorbe, más que sobre su excreción. La
respuesta inadecuada o la pérdida de respuesta ante las variaciones de los niveles
de hierro conducen a la anemia o a su sobrecarga.
El control del metabolismo del hierro en los mamíferos requiere de una red
molecular compleja y estrictamente regulada. En los últimos años se han producido
importantes avances en el campo de este metabolismo, que han modificado la visión
clásica del mismo, como consecuencia del descubrimiento de un número importante
de nuevas moléculas proteicas. Entre estas proteínas se encuentran
transportadores de hierro ferroso como el transportador de metales divalentes
1(DMT1) y la ferroportina; enzimas con actividad ferrooxidasa como la hefastina y la
ceruloplasmina, o ferrirreductasa como el citocromo b duodenal y proteínas
reguladoras como HFE (contracción del término en inglés relacionado con HLA-H,
que es la región del sistema HLA cercano al gen y FE como símbolo del hierro),
hepcidina y hemojuvelina (HJV), así como un segundo receptor de transferrina
(RTf2). El descubrimiento de estas proteínas, así como la vinculación de las
alteraciones de su síntesis con estados patológicos del metabolismo férrico, han
conducido a una mejor comprensión de este metabolismo y han modificado los
modelos previos de regulación de la homeostasis del mineral, aspectos estos que
serán expuestos en el presente trabajo.
Nuevas proteínas en el metabolismo del hierro
La homeostasis del hierro debe ser controlada estrictamente. Hasta hace algo
más de una década solo se conocían 3 proteínas que intervenían en el metabolismo
del hierro: la ferritina (principal proteína de reserva), la transferrina (principal
transportador) y el receptor de transferrina (RTf), indispensable para la
internalización del mineral. Con el descubrimiento de las proteínas reguladoras de
hierro (IRP) capaces de unirse a los elementos de respuesta al hierro o IRE (iron
responsive elements) de los ARN mensajeros (ARNm) de las proteínas implicadas
en el metabolismo del mineral, se amplió el horizonte para comprender los
complejos mecanismos del mantenimiento de la homeostasis del hierro.
Los IRE son estructuras lazo-tallo localizadas en las regiones 5' o 3' no
traducidas de los ARNm (5' o 3' UTR) que codifican las proteínas que intervienen en
el metabolismo del hierro. Las IRP trabajan en conjunto con estos elementos para
monitorear y responder a los cambios en la cantidad de hierro quelable en el
ambiente intracelular conocido como compartimiento pool de hierro lábil. A través de
la interacción de las IRPs con los IREs, la incorporación de hierro vía transferrina
aumenta por estabilización del ARNm del RTf, mientras el almacenamiento como
ferritina disminuye por bloqueo de la traducción del ARNm de esta proteína. Estos
eventos resultan en un aumento del pool de hierro lábil. Inversamente, la
incorporación de transferrina disminuye y el nivel de ferritina aumenta cuando la
concentración intracelular de hierro es elevada (fig.1).

Fig. 1. Representación esquemática de la regulación del metabolismo del hierro.


IRE: elemento de respuesta al hierro; IRP: proteína reguladora de hierro; RTf: receptor de
transferrina: DMT 1: Transportador de metales divalentes 1.
Recientemente, el estudio de algunas enfermedades genéticas como la
hemocromatosis hereditaria y la aceruloplasminemia, han aportado nuevos
elementos acerca de la función y regulación de genes implicados en el metabolismo
del hierro. Así se han identificado nuevos genes y sus correspondientes proteínas
que están involucrados en el transporte, absorción, reciclaje y balance del hierro en
el organismo (tabla).

Tabla. Nuevas proteínas implicadas en el metabolismo del hierro.

Gen/proteína Principal sitio de Función en el metabolismo del hierro


expresión
HFE/HFE Enterocitos y Modula la homeostasis del hierro
macrófagos corporal Media la incorporación celular
de hierro unido a la transferrina
Modula la expresión de la hepcidina
SLC11A2/ DMT 1 Enterocitos Transportador de hierro y otros metales
divalentes
TFR2/RTf2 Hígado y células Sensor de la saturación de transferrina
mononucleares Modula la expresión de la hepcidina
Heph / Hefastina Intestino Eflujo de hierro del enterocito
SLC40A1/ Placenta, intestino, Exportador de hierro que participa en
Ferroportina hígado, bazo, adquisición de hierro del medio y
músculo reciclaje de las reservas corporales
HAMP/ Hepcidina Hígado Hormona reguladora del hierro
HJV/ Hemojuvelina Hígado, corazón, Modula expresión de la hepcidina
músculo esquelético

HFE
Identificada en 1996 como producto del gen de la hemocromatosis hereditaria, es
considerada una proteína atípica del sistema mayor de histocompatibilidad. No une
péptidos ni desempeña ningún papel conocido en el sistema inmune, aunque su
estructura tiene gran homología con las proteínas clase I del complejo mayor de
histocompatibilidad, incluida la existencia en su estructura de la hendidura o sitio
para la presentación de antígenos. Tampoco une ni transporta hierro. Sin embargo,
influye en su absorción, pues se asocia con el RTf de forma pH dependiente,
disminuyendo la afinidad de este por la transferrina cargada, con la que compite por
su unión al receptor.
Debido a su vinculación con la vía de incorporación de hierro mediada por la
transferrina y su localización en los endosomas y la cara basolateral de los
precursores de los enterocitos, se plantea que HFE puede ser un sensor de las
reservas corporales de hierro, e incluso se ha sugerido que la relación HFE:RTf es
crítica para el mantenimiento de la homeostasis del hierro.
Recientemente, se ha sugerido que HFE normalmente facilita, más que
obstaculiza la incorporación celular de hierro unido con la transferrina mediada por el
RTf , y parece que HFE puede también unir otras proteínas o ejercer efecto directo
sobre el transporte endosomal del mineral.

DMT1
Esta proteína era conocida anteriormente por como Nramp2 (natural resistance
associated macrophage protein) o DCT1 ( divalent cation transporter ); es el primer
transportador de hierro caracterizado al nivel molecular en mamíferos. Transfiere el
hierro a través de la membrana apical de la célula absortiva y hacia su interior a
través de un proceso acoplado a protones, por lo que se plantea que actúa en 2
puntos diferentes: como transportador responsable de la absorción de hierro en el
intestino y en la movilización del mineral a partir de los endosomas durante el ciclo
de la transferrina, donde transporta el hierro liberado hacia el citoplasma de los
precursores eritroides.
Tiene la singularidad de no ser específico para el hierro, sino que además
transporta desde la luz intestinal al interior celular otros metales pesados como
manganeso, cobalto, cobre, zinc, cadmio y plomo. Sin embargo, no transporta calcio
ni magnesio.
La expresión de esta proteína es regulada por las reservas corporales de hierro,
pero también responde al nivel de hierro dietético, y puede ser controlada por
mecanismos postraduccionales, ya que contiene un IRE en su región 3'UTR, lo que
es indicativo de que puede degradarse en el contexto de un pool de hierro libre
elevado, como ocurre con el mensajero del RTf1.

RTf2
Este receptor fue clonado en 1999; es una proteína transmembrana de tipo II
estructurada en un dominio citoplasmático N- terminal, un pequeño dominio
transmembrana y un ectodominio C- terminal grande. Tiene el 66 % de homología
con el RTf1 y el 45 % de identidad de aminoácidos con el ectodominio de este
receptor.
Aunque ambos receptores son capaces de transportar hierro unido a la
transferrina al interior celular, sus propiedades difieren; así por ejemplo: el RTf2 tiene
una menor afinidad por la holotransferrina que el RTf1, con el que forma un
heterodímero; además el RTf2 no se une al HFE. El patrón de expresión del RTf2 es
elevado en el hígado y en las células mononucleares de sangre periférica, a
diferencia del RTf1, cuya expresión hepática es mucho menor.
Ambos receptores difieren también en su respuesta a los cambios en el nivel de
hierro celular, ya que como el ARNm del RTf2 no contiene IRE en su región 3'UTR,
sus niveles de ARNm y proteínas varían poco con los cambios en los niveles de
hierro. Sin embargo, se plantea que puede mediar la incorporación celular de hierro
en proporción directa a la saturación de transferrina plasmática, lo que implica que
se comporta como un sensor de la saturación de transferrina. Además, a partir de
datos experimentales, se ha planteado que contribuye a modular la producción de
hepcidina, e incluso se ha sugerido que actúa por encima de la HFE y la HJV en la
cascada de señales de inducción de la hepcidina.
La función exacta del RTf2 en el metabolismo del hierro es aún desconocida. Sin
embargo, es evidente que esta es importante para el mantenimiento de la
homeostasis del hierro, pues mutaciones en el gen de este receptor, son la causa de
una variante de hemocromatosis humana no vinculada al HFE, denominada
hemocromatosis hereditaria tipo 3.

Hefastina
Se descubrió en 1999; constituye un importante punto de unión del metabolismo
de 2 importantes micronutrientes: el cobre y el hierro.
Es una proteína rica en cobre, similar a la ceruloplasmina plasmática, con la que
tiene una significativa homología estructural y probablemente funcional. Se plantea
que actúa como una ferrooxidasa necesaria para el egreso de hierro del enterocito a
la circulación. Su expresión es elevada en el intestino, específicamente en las
vellosidades intestinales, no así en las criptas celulares, lo que confirma su papel
crucial en el eflujo de hierro del enterocito al plasma.
Se ha planteado que la hefastina forma parte, junto con el DMT1, de una vía de
incorporación de hierro regulada por el HFE, y que las mutaciones en esta proteína
podrían disminuir o exacerbar el fenotipo de hemocromatosis hereditaria.

Ferroportina
Esta proteína se aisló y caracterizó en el 2000; es también conocida como Ireg1
(Iron-regulated transporter 1) y MTP1 (metal transporter protein). Es la primera
proteína transportadora de hierro para el egreso transmembrana del mineral
identificada en vertebrados. Se expresa en tejidos involucrados en la homeostasis
del hierro, incluido el sistema retículo endotelial (SRE) maduro y en desarrollo, el
hígado, el duodeno (especialmente en las células absortivas maduras de las
vellosidades), en el útero de embarazadas y en los músculos y las células del
sistema nervioso central de embriones.
Este transportador es una proteína transmembrana multimérica regulada por
hierro, que se localiza en la membrana basolateral de las células del epitelio
duodenal y en el compartimiento citoplasmático de células del SRE, donde tiene una
distribución predominantemente basolateral. No obstante, puede encontrarse en el
citoplasma basal y apical de estas células. Está relacionada con la familia de los
transportadores divalentes del DMT1 y como transportador de membrana de hierro
ferroso requiere una actividad ferrooxidasa, para lo que se acopla a la hefastina.
La existencia de un IRE en la región 5'UTR del ARNm de la ferroportina indica
una regulación dependiente de hierro semejante a la de la ferritina. Asimismo, se ha
observado que la expresión de esta proteína en hígado y duodeno es regulada por el
hierro de forma recíproca y que la sobreexpresión en cultivos celulares conduce a la
depleción intracelular del mineral.
Se plantea que tiene una función clave en 2 aspectos diferentes de la
homeostasis del hierro: la absorción del mineral por los enterocitos duodenales y la
liberación de las reservas corporales por células retículoendoteliales, por lo que se
postula como el principal y único exportador de hierro que funciona en estos 2
puntos claves del metabolismo férrico.
La ferroportina además es la tercera proteína que constituye otro sitio de defecto
en pacientes con hemocromatosis hereditaria, e incluso se describe la
hemocromatosis hereditaria 4 o la enfermedad de ferroportina como entidad
autosómica dominante.
Hepcidina
Se aisló y purificó en el 2000 a partir de fluidos biológicos en los que investigaban
propiedades antimicrobianas. Es una pequeña hormona peptídica de 20-25
aminoácidos perteneciente a la familia de las defensinas, péptidos antimicrobianos
ricos en cisteínas. Además es un regulador central del metabolismo del hierro y se
ha comprobado su implicación en desórdenes comunes de este metabolismo, como
la hemocromatosis hereditaria y la anemia de los procesos crónicos.
Esta proteína es producida exclusivamente en el hígado y secretada a la
circulación en respuesta a la inflamación o al aumento de las reservas de hierro. Se
ha observado que su excreción correlaciona bien con los niveles de ferritina sérica,
usualmente aumentados en la sobrecarga de hierro y en la inflamación. Además se
ha encontrado correlación inversa entre los niveles de transcripción de hepcidina y la
saturación de transferrina férrica y correlación significativa con el RTf2,
independientemente del estado de hierro. Por otra parte, la deficiencia o ausencia de
este péptido conduce a la sobrecarga de hierro y su sobreexpresión a la anemia.
La expresión del ARNm se correlaciona con la disponibilidad de hierro para la
eritropoyesis más que con las reservas del mineral, de ahí que se plantee que la
hepcidina es regulada primariamente por la disponibilidad de hierro para el eritrón. A
diferencia de otras proteínas implicadas en el metabolismo del hierro, no contiene
IRE reconocible en su ARNm.
Dentro de la homeostasis del hierro, se plantea que la hepcidina es un regulador
negativo de la absorción intestinal del mineral y de la liberación del hierro por los
macrófagos. No es raro entonces que sus principales dianas celulares sean los
enterocitos de las vellosidades intestinales, los macrófagos del SRE y los
hepatocitos. En relación con su papel como señal reguladora de la absorción, se
conoce que sus niveles transcripcionales son afectados por los mismos cuatro
factores que influyen sobre la absorción de hierro de la dieta: el nivel de
eritropoyesis, las reservas de hierro, la hipoxia y la inflamación. Recientemente, se
ha planteado que la hepcidina disminuye la actividad funcional de la ferroportina, con
lo que controla la exportación del hierro celular. La hepcidina se une con la
ferroportina e induce su internalización y degradación, lo que trae como resultado la
retención celular del hierro como consecuencia de la disminución de la exportación
del mineral.
Teniendo en cuenta todas las características de esta pequeña molécula, se ha
sugerido que es un excelente candidato como molécula señal de tipo humoral, ya
que es sensible a cambios mínimos en el metabolismo del hierro y tiene una corta
vida media en plasma.

Hemojuvelina
Es la más reciente de las nuevas proteínas vinculadas al metabolismo del hierro;
fue descubierta en el 2004; su gen es el responsable de la hemocromatosis juvenil
ligada al 1q. Aunque su función fisiológica permanece sin esclarecer, se piensa que
junto al HFE y al RTf2, puede ser uno de los elementos de la cascada de
señalización que controla la expresión de la hepcidina, como puede deducirse del
hecho de que pacientes deficientes de HFE y HJV no manifiestan aumento de la
producción de hepcidina en respuesta a la sobrecarga de hierro. La expresión de
esta proteína es fundamentalmente en el hígado, el corazón y el músculo
esquelético, lo que sugiere que su participación en la localización del hierro pudiera
ser extendida a otros tejidos además del hígado.

Participación de las nuevas proteínas en la homeostasis del hierro


La identificación y caracterización de estas proteínas ha conducido
inevitablemente a la modificación de los modelos clásicos de regulación de la
homeostasis del hierro. Así, actualmente es un hecho casi indiscutible el papel
central del hígado en determinar cuánto hierro se absorbe en el intestino y su
influencia en la liberación del mineral a partir de los sitios de reserva. Además, hay
que tener en cuenta que no se conocen mecanismos fisiológicos que regulen la
pérdida de hierro, por lo que la homeostasis de este mineral dependerá de la
retroalimentación que se establece entre las necesidades corporales y la absorción
intestinal de hierro.
Como sabemos, la tasa de absorción de hierro es afectada por una serie de
factores que pueden actuar simultáneamente y algunos están interrelacionados
entre sí. Así por ejemplo, la absorción de hierro aumenta con la disminución de las
reservas corporales del mineral, el aumento de la actividad eritropoyética, la anemia
o la hipoxemia, e inversamente, disminuye en presencia de la inflamación, proceso
que contribuye a la anemia de los procesos crónicos.
La absorción de hierro ocurre casi exclusivamente en el duodeno y sigue una
secuencia de pasos que incluyen la reducción del hierro de los alimentos de su
estado férrico a ferroso, la internalización apical del mineral, el almacenamiento
intracelular o el tráfico transcelular y la liberación basolateral. En todos estos eventos
es indispensable la actuación de las proteínas implicadas en el metabolismo del
hierro, tanto las nuevas como las tradicionalmente conocidas.
El primer paso del proceso absortivo es la reducción del hierro férrico a ferroso,
que ocurre por la actividad ferrireductasa del citocromo b duodenal al nivel del borde
en cepillo del enterocito (fig. 2). Una vez en estado ferroso, el hierro es transportado
a través de la membrana plasmática al interior celular por el DMT 1. Dentro del
enterocito, el mineral puede tener 2 destinos: ser almacenado como ferritina y
excretado en las heces cuando se produce la descamación de los enterocitos
senescentes, o puede ser transferido a través de la membrana basolateral al plasma
a través de la ferroportina, proceso en el que se requiere la actividad ferrooxidasa de
la hefastina (fig. 2). La expresión de cada uno de los genes involucrados en estos
pasos está sujeta a regulación, y los cambios en su expresión han sido examinados
en diferentes condiciones clínicas; entre las que la mejor caracterizada es la anemia
por deficiencia de hierro, en la que se ha observado la elevación de los niveles de
ARNm y de proteínas del DMT 1, del citocromo b duodenal y de la ferroportina.
Fig. 2. Participación de las nuevas proteínas en la homeostasis del hierro.
En enterocito duodenal el Fe3+ de la dieta es reducido a Fe2+ por la óxido- reductasa férrica
citocromo b duodenal (itbD), internalizado por el transportador de metales divalentes
(DMT1), oxidado por la hefastina y liberado a la circulación por la ferroportina (Fpn). En los
macrófagos, el hierro liberado en la lisis de los eritrocitos senescentes es almacenado como
ferritina u oxidado y exportado a la ciculación a través de la ferroportina. El hepatocito toma
el hierro de la circulación como hierro libre o unido a la transferrina a través de los
receptores de transferrina (TfR1 y TfR2). El TfR2 sirve como sensor del hierro circulante
unido a la transferrina y modula la expresión de la hepcidina. La expresión de la hepcidina
es también modulada por el HFE y la hemojuvelina (HJV). La hepcidina es secretada a la
circulación donde disminuye la liberación del hierro mediada por la Fpn en los enterocitos,
macrófagos y hepatocitos (líneas discontinuas).

Una vez liberado a la circulación, el hierro se une con la transferrina y es


transportado a los sitios de utilización y almacenamiento. La producción de
hemoglobina por el eritrón es el principal consumidor de hierro, de ahí la mayor
expresión del RTf en los precursores eritroides, lo que asegura el suministro de
hierro necesario. Este hierro hemoglobínico está en un recambio continuo, pues los
eritrocitos senescentes son fagocitados por los macrófagos del SRE (fig. 2), donde
son lisados por los fagosomas. El hierro que es liberado al citoplasma del
macrófago, por mecanismos aún desconocidos, es exportado por la ferroportina,
asistida por la actividad ferrooxidasa de la ceruloplasmina plasmática. Los
macrófagos pueden también incorporar el hierro de la transferrina, transportarlo a
través de la membrana endosomal vía DMT 1 e incorporarlo en ferroproteínas como
la ferritina.
Por su parte, los hepatocitos toman el hierro circulante de la sangre portal, bien
sea como hierro libre o unido con la transferrina, lo almacenan como ferritina y lo
liberan vía ferroportina cuando hay aumento de las demandas del mineral (fig. 2).
Teniendo en cuenta la relevancia de la ferroportina en la liberación o exportación
de hierro a partir de los enterocitos, los macrófagos y los hepatocitos, se ha
planteado que esta proteína es un elemento determinante de la homeostasis del
hierro.
El descubrimiento de la hepcidina reveló la importancia del hígado en el
monitoreo del estado de hierro corporal y en la modulación de la liberación del hierro
celular mediada por la ferroportina, pues la hepcidina disminuye la actividad
funcional de la ferroportina mediante la unión directa a esta proteína, que conduce a
la internalización y degradación de la ferroportina. En el enterocito, esta acción
podría disminuir el transporte basolateral del hierro y así disminuir la absorción del
mineral. Por su parte, en los macrófagos y hepatocitos, la hepcidina puede guiar a la
exportación del hierro y a la disminución de las reservas del mineral.
La expresión de la hepcidina en el hígado es regulada por los mismos factores
que afectan la absorción del hierro, por lo tanto, cuando alguno de estos factores se
altera, la absorción de hierro varía inversamente con la expresión hepática de la
hepcidina. Además la expresión de esta proteína es afectada por el RTf 2, la HFE y
la HJV. Se ha planteado que estas moléculas operan por encima de la hepcidina, y
que la ferroportina está por debajo de esta molécula en la ruta de control de la
homeostasis del hierro.
Actualmente se plantea que el hepatocito no solo es el sitio de almacenamiento
de los depósitos de hierro, sino que es el centro de control del mantenimiento de la
homeostasis de este mineral, pues él recibe múltiples señales relacionadas con el
balance del hierro y es el responsable de del control transcripcional de la hepcidina.
Las alteraciones en la regulación de la hepcidina han sido estudiadas
fundamentalmente en 2 condiciones clínicas: la hemocromatosis hereditaria y la
anemia de los procesos crónicos. Las variaciones de la homeostasis del hierro
observadas en estas entidades son contrarias. Así, la expresión de la hepcidina es
extremadamente baja en pacientes con hemocromatosis, mientras está aumentada
en pacientes con estados inflamatorios. En la hemocromatosis hereditaria hay un
incremento de la absorción del hierro dietético, una escasez relativa de hierro en los
macrófagos del SRE y un aumento de la saturación de la transferrina circulante, lo
que hace que los hepatocitos se carguen con hierro probablemente porque la
incorporación de hierro de la circulación excede la exportación mediada por la
ferroportina. Por el contrario, en la anemia de los procesos crónicos, la retención de
hierro por los enterocitos duodenales y los macrófagos conduce a una saturación de
la transferrina marcadamente disminuida, a una eritropoyesis restringida de hierro y
a una anemia de ligera a moderada. Así, la hepcidina ofrece una explicación
unificada para las alteraciones del metabolismo del hierro observadas en estas 2
condiciones clínicas.
Indiscutiblemente, en los últimos años se han producido notables avances en la
comprensión de los mecanismos que regulan la homeostasis del hierro. Sin
embargo, existe consenso en que aún quedan muchas interrogantes acerca de
cómo son reguladas la absorción y distribución del hierro. Algunas de ellas son: cuál
es el mecanismo molecular por el que HFE, RTf2 y HJV influyen sobre la expresión
de la hepcidina; qué influencia tiene la expresión de HFE en otras células sobre la
homeostasis del hierro; qué otros genes están involucrados en el metabolismo de
este mineral, como el transportador del hemo o las proteínas participantes en el
tráfico intracelular; y más futurista aún, el posible potencial terapéutico para los
antagonistas de la hepcidina en el tratamiento de la anemia de los procesos crónicos
o la posible utilización de hepcidina exógena en el tratamiento de la hemocromatosis
hereditaria.

También podría gustarte