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La central receptora de alarmas verifica la autenticidad del aviso. Si se descarta una falsa
alarma y la intrusión es confirmada, se le notifica al propietario y entra en contacto con las
Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para que procedan a intervenir en el lugar.
El sistema consta de una central de control (panel de alarmas) a la que se conectan una serie
de dispositivos de detección y equipos actuadores.
Estos equipos y elementos operativos que pueden formar parte de un sistema completo de
seguridad electrónica antiintrusión.
Intrusión: es la acción de penetrar, sin razón, derecho ni autorización, en una propiedad ajena.
Robo: es una acción delictiva que no atenta contra la seguridad íntegra física de las personas
de forma directa, ya que se realiza sobre bienes materiales, generalmente en una edificación o
recinto cuando está cerrado y sin ocupantes.
Atraco: se considera como la acción delictiva encaminada al lucro de las personas que lo
realizan y que pone en peligro la vida de las demás personas, ya que se realiza en un local
donde hay gente o cuando dicho local se encuentra en plena actividad.
Actuadores
Los actuadores asociados a estos sistemas cumplen las funciones muy básicas, como el
bloqueo de puertas y cerraduras eléctricas, la emisión de señales de aviso o la disuasión de
intrusos en caso de aproximación, dado que para situaciones de alto riesgo es necesaria la
intervención de los agentes de seguridad privada o las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del
Estado.
Centrales de gestión de alarmas
Las centrales de gestión de alarmas son el centro de decisión del sistema de seguridad.
Reciben la información emitida por los detectores de seguridad. Reciben la información
emitida por los detectores y, en caso de alerta, activan los dispositivos de maniobra o
disuasión que hayan sido programados previamente.
Permiten la gestión y supervisión de una o varias zonas independientes dentro de una
edificación y suelen estar conectadas a una central receptora de alarmas (CRA).
Los equipos auxiliares no son siempre necesarios para el correcto funcionamiento del sistema
antiintrusión, pero se utilizan para aumentar las prestaciones de la instalación, facilitar las
tareas de gestión y detección, o mejorar las comunicaciones del sistema.
Zona exterior
Es la periferia de la edificación que se desea proteger. Incluye el muro o valla exterior, patios y
jardines, ventanas, fachadas, etc.
Para la seguridad de esta zona se emplean sistemas de preventiva y detectores de barrera,
sensores enterrados o dispositivos que actúan ante l apertura forzosa de rejas, persianas o
ventanas.
La activación de los sistemas en esta zona indica que un intruso puede estar intentando
acceder al interior de la edificación. Este hecho no supone un riesgo, por lo que el sistema de
alarma estará a un nivel mínimo.
La zona exterior se puede dividir, a su vez, en dos zonas: área perimetral y área media.
Zona de acceso
Los sensores son las entradas del sistema, envían el aviso correspondiente a la unidad central
de alarmas en función de una causa específica que los hace abandonar su situación de reposo.
Dicha señal de aviso se genera mediante la modificación de las características eléctricas del
circuito en el que han sido conectados, y la central dará la respuesta correspondiente en
función de sus características y programación. Los sensores y detectores pueden ser manuales
o automáticos y su montaje es muy diverso: paredes, techos, vallas, puertas, etc.
Las señales de entrada son enviadas desde la central de alarmas hacia los detectores.
Las señales de salida se originan en los propios detectores y son enviadas hacia la central.
Los indicadores de operatividad, pueden definirse como los parámetros numéricos que
ofrecen información sobre aspectos claves de funcionamiento de los sensores. Los de mayor
relevancia son:
Los detectores se clasifican en función de la causa que los activa y de las posibles funciones y
aplicaciones que ofrecen.
Los detectores pueden ser instalados en montaje interior o exterior y de forma empotrada,
superficial o especial dependiendo de su uso y características.
En lo que respecta a la alimentación se dividen en dos grupos: activos y pasivos.
Los detectores activos requieren una fuente de alimentación externa, ya que tienen incluidos
en su interior un circuito electrónico analizador que debe ser cableado de manera
independiente.
Los detectores pasivos no requieren una fuente de alimentación externa para su
funcionamiento, únicamente deben ser conectados a la central de alarmas, que se encargan de
supervisar continuamente su estado.
2.3. Sensores antiintrusión y de control de presencia
Detectores de barrera
Están diseñados para proteger muros, vallas, zonas perimetrales y zonas de acceso. Basan su
funcionamiento en la creación de una barrera de luz infrarroja, láser o de ondas microondas,
emitida por un receptor situado a una distancia determinada.
Cuando un intruso interrumpe la barrera formada por los dos elementos, el detector pasa a
estado activo y envía una señal de alarma a la central.
Detector de contacto
Detectores de vibración
- Detectores de vibración sobre cristal: son similares a los detectores acústicos de rotura de
cristal. Sin embargo, el principio de funcionamiento es distinto, ya que en este caso se basa
en una cápsula de mercurio diseñado específicamente para superficies acristaladas). La
principal ventaja que presenta es que pueden captar el intento de intrusión antes de que
se produzca la rotura del cristal de acceso.
Estos detectores deben estar fijados directamente al cristal mediante cinta adhesiva, lo
que les hace más vulnerables al poder ser localizados por un intruso desde el exterior de la
instalación.
- Detectores inerciales: tienen la finalidad de detectar el golpeo sobre las superficies en las
que han sido instalados. Generalmente se ubican en las paredes o techos de locales
comerciales, joyerías o edificaciones en las que exista riesgo de que un intruso penetre a
través de taladros o butrones.
Los detectores inerciales activos son mucho más sofisticados y su uso actual es más
generalizado. Su funcionamiento se basa en un material piezoeléctrico, como puede ser el
cuarzo, que tiene la propiedad de generar una pequeña cantidad de cargas eléctricas al ser
sometido a pequeños golpes o vibraciones.
- Detectores sísmicos: contienen una pequeña cápsula con un contacto interno de dos
piezas, normalmente unidas, que permiten el paso de la corriente eléctrica. Se ubican en la
superficie que se desea controlar y, ante la vibración por golpe o incluso unas pisadas, las
dos piezas se separan e interrumpen el paso de la corriente eléctrica, lo que es
interpretado por la central como una señal de alarma. Tienen un alcance entre 3 y 14 m.
- Detectores microfónicos: se basan en un micrófono de alta sensibilidad y un circuito de
evaluación que se activa al captar una vibración acústica, cuyo nivel debe haber sido
configurado previamente mediante un ajuste de sensibilidad.
Son muy utilizados en su versión cableada, tanto para la vigilancia de superficies como de
vallas perimetrales. Son capaces de detectar el escalado, la manipulación e, incluso, el
corte de la valla.
Detectores volumétricos
Los dispositivos contemplados en este grupo realizan una doble función. Pueden
ofrecer protección antirrobo en ausencia de personas, o realizar una protección contra
atracos en presencia de personal.
Detección antirrobo
Puesto que el robo es una actividad delictiva que no atenta contra la seguridad de
la integridad física de las personas de forma directa. Los detectores antirrobo
están orientados hacia la vigilancia electrónica de los objetos. Muchos de estos
detectores no forman parte de un sistema de seguridad de la integridad física de
las personas de forma directa. Los detectores antirrobo están orientados hacia la
vigilancia electrónica de los objetos. Muchos de estos detectores no forman parte
de un sistema de seguridad como tal, sino que consisten en equipos autónomos o
de equipos autónomos o equipos basados en emisores y transmisores
inalámbricos. Los más destacables son los siguientes:
Sensores de manipulación del objeto a proteger. Generalmente basados
en pinzas.
Pinza: son dos piezas cuyos extremos se aproximan y entre los que
se interpone el objeto a vigilar y que se activa al retirar dicho
objeto.
Pinza de billetes antiatraco: diseñada específicamente para su
accionamiento por retirada de billetes.
Sensores de transporte del detector o del objeto a proteger. Consiste en
etiquetas adheridas al objeto que se desea proteger. Existen tres modelos:
Etiquetas adhesivas RF: establecen un campo electromagnético de
RF que activa los sistemas de alarma por la proximidad de un
receptor, generalmente situado en la zona de salida. El tamaño
estandarizado de estas etiquetas es de 4x4 cm.
Mini etiquetas duras AM: poseen el mismo principio de
funcionamiento que las etiquetas adhesivas, pero emiten en la
banda de frecuencia correspondiente a las ondas
acustomagnéticas y su tamaño es mucho más reducido.
Etiquetas duras AM: se emplean generalmente para proteger ropa
y artículos de alto valor, puesto que su extracción o manipulación
es mucho más compleja.
Detectores antiatraco
Un atraco se considera como la acción delictiva que pone en peligro la vida de las
personas, puesto que en la mayoría de los casos el atracador se encuentra armado
y en estado de excitación. Los dispositivos utilizados en este tipo de situaciones
están basados en pulsadores de tipo silencioso, que transmiten la señal hacia la
central de alarmas para que esta se ponga en contacto con los agentes de
seguridad.
Pulsadores manuales: son contactos electrónicos (pulsadores, botones,
interruptores, pedales o palancas) que se activan al ser presionados
voluntariamente. Pueden haber sido prefijados en determinado lugar o
pueden formar parte de un mando de tipo inalámbrico.
Los más utilizados son los pulsadores de atraco, los pulsadores de pánico
(de tipo sencillos) y los pulsadores de pánico (de tipo sencillo) y los
pulsadores de alarma.
Los pulsadores manuales también se denominan sensores de
manipulación del detector.
Existen varios tipos de control de accesos, todos ellos basados en permisos otorgados
a las personas que pretenden acceder o moverse por una determinada zona
edificación. Estos sistemas permiten la gestión y supervisión del modo en el que los
usuarios pueden entrar y salir por las diferentes zonas de la instalación, controlando la
apertura de puertas de manera electrónica.
Los sistemas de control pueden estar orientados a las siguientes aplicaciones:
Control de acceso de entrada a un determinado recinto o edificación, de
manera automática o supervisada por el propietario de la instalación o por
una persona encargada de la seguridad.
Control de acceso a zonas y estancias de alta seguridad, en las que se
custodian objetos de alto valor, cajas fuertes, equipos que presentan
servicios críticos o documentación clasificada o confidencial.
Control de acceso a zonas de trabajo peligrosas o con riesgo elevado de
accidentes, a las que solo se permite el paso a personal altamente
cualificado.
Los más habituales son los porteros y videoporteros automáticos, los lectores de
tarjetas, los teclados electrónicos y pulsadores de petición de salida y los mandos a
distancia inalámbricos. Otro tipo de sistemas mucho más fiables, pero también mucho
más caros, son los denominados sistemas biométricos.
- Control de acceso supervisado
Los dispositivos de control de accesos supervisados se encargan de enviar una señal para
que la persona responsable de la seguridad permita o deniegue la entrada o salida de la
instalación.
Son los dispositivos encargados de ejecutar las órdenes enviadas por la central en función
de las variaciones detectadas por los sensores dentro del sistema de seguridad. Los
actuadores, o salidas, de un sistema de seguridad electrónica antirrobo y antiintrusión
cumplen fundamentalmente dos funciones básicas: prevenir la entrada no autorizada en
las instalaciones protegidas o minimizar los posibles efectos cuando el acceso ya ha sido
vulnerado y los intrusos se encuentran dentro de la edificación.
Se engloban dentro de este grupo funcional los mecanismos para el bloqueo y desbloqueo
de puertas y cerraduras eléctricas, los equipos de disuasión y alerta sonora o luminosa y
los dispositivos que cumplen la función específica de aturdir o desorientar a los intrusos.
Aunque la implantación está muy generalizada, cada vez es más frecuente su uso en
oficinas, comercios, joyerías, sucursales bancarias o dentro de cajas fuertes, para evitar
robos y atracos.
4. Centrales de alarmas antiintrusión
Las centrales de gestión de alarmas son el centro de decisión del sistema de seguridad,
recibiendo la información emitida por las entradas del sistema y activando los dispositivos
de comunicación, maniobra o disuasión que hayan sido programados previamente en
función de la incidencia detectada.
Estos equipos de control y señalización disponen de varios niveles de seguridad a los que
solo es posible acceder mediante los correspondientes códigos de seguridad. Su
funcionamiento está basado en varios niveles o zonas de protección, que pueden ir desde
dos zonas hasta cientos de zonas en edificaciones de grandes dimensiones.
Los detectores del sistema indicarán a la central la zona en la cual se encuentra el intruso y
en función de esta situación se actuará de un modo u otro.
Las funciones básicas de toda la central de alarmas son:
Recibir las señales de los detectores y proporcionarles la alimentación, procesar las
señales recibidas de los detectores y actuar según la programación establecida,
verificando si dichas señales corresponden a una alarma contra robo e intrusión.
Señalizar el inicio de una anomalía o sospecha de robo o intrusión, de forma óptica
o acústica.
Transmitir la señal de alarma a los lugares adecuados.
Las centrales de gestión también pueden disponer de ciertas salidas para la conexión con
detectores de incendio, generalmente de humos, con el objetivo de unificar en un solo
sistema de seguridad electrónica ambas tecnologías. Esta configuración suele establecerse
en instalaciones muy pequeñas de manera que no sea necesario realizar la instalación y
montaje de dos sistemas independientes.
Este tipo de centrales presentan como principal ventaja que no necesitan ser
cableadas con los diferentes equipos que componen el sistema de seguridad, puesto
que se comunica con ellos a través de señales de radiofrecuencia.
La transmisión de señales de RF depende de la legislación vigente, dado que el campo
de emisiones de radiofrecuencias está reglamentado para evitar así interferencias. Por
este motivo, una central puede poseer varias frecuencias de transmisión que deberán
ser ajustadas en la instalación de la central y de los equipos.
Este tipo de centrales permite la configuración de zonas, sin embargo, los bornes de
conexión que ofrece son muy inferiores en comparación con las centrales cableadas.
Están dotadas de una o más salidas para la conexión de actuadores de aviso, otra
salida para la conexión con la CRA y, en algunos modelos, incluso es posible conectar
una o dos zonas cableadas.
4.2. Códigos de alerta
Los teclados de las centrales también pueden disponer de unas teclas específicas destinadas al
envío directo de alertas, de manera que en lugar de marcar un código se debe pulsar la tecla
directa correspondiente, ahorrando tiempo y evitando el posible problema de olvido de los
códigos