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QUIROGA LEÓN, Aníbal. El debido proceso legal y el sistema interamericano de protección de derechos
humanos. Madrid, España: Ed. Reus, 1989
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Doctrinariamente es considerado dentro del derecho fundamental para la tutela
judicial efectiva y también se desarrolla como una institución instrumental.
El principio anotado procura el bien de las personas y el de la sociedad en su
conjunto. En el mismo las personas tienen interés en defender adecuadamente sus
pretensiones dentro del proceso y la sociedad busca que el proceso sea llevado de la
forma más adecuada para la satisfacción de las pretensiones de justicia que permitan
mantener el orden social.
El debido proceso que se ampara con la tutela se encuentra ligado a las normas
básicas constitucionales tendientes al orden justo y para ello es necesario el respeto
a los derechos fundamentales, lo cual implica asegurar que los poderes públicos
constituidos sujeten sus actos no solamente a las normas orgánicas constitucionales
sino a los valores, principios y derechos.2
3. ANTECEDENTES EN GUATEMALA
Actualmente el debido proceso es tomado en consideración como una de las
conquistas de mayor importancia que ha logrado la lucha por el respeto de los
derechos fundamentales de la persona.
De la lectura de la Carta Magna del rey Juan Sin Tierra, se aprecia que el debido
proceso se consagra incluso para la protección de la persona humana antes de
iniciado el proceso judicial propiamente dicho, presentándose la detención y la
prisión como excepciones a la liberad, las mismas que se concretizan previo juicio.
2
ESPARZA LEIBAR, José María. El principio del debido proceso. Barcelona, España: Ed. Bosch, 1995.
3
Tizona Postigo, Víctor. El debido proceso, pág. 14.
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“Con la evolución de la jurisprudencia americana, a fines del siglo XIX, el debido
proceso pasó de ser una garantía procesal de la libertad a una garantía sustantiva,
por medio de la cual se limita también al órgano legislativo. Es un medio de
controlar la razonabilidad de las leyes, que permite a los jueces verificar la validez
constitucional de los actos legislativos, es decir, que para ser válidos requieren al
legislador, al reglamentar los derechos reconocidos por la constitución que haya en
la forma arbitraria dentro de un marco de razonabilidad.”4
4. DEFINICIONES
“El debido proceso es el conjunto de garantías que buscan asegurar a los interesados
que han acudido a la administración pública o ante los jueces, una recta y cumplida
decisión sobre sus derechos. El incumplimiento de las normas legales que rigen
cada proceso administrativos o judicial genera una violación y un desconocimiento
del mismo”.5
La cita anterior indica la definición del debido proceso o proceso justo, el cual
consiste en el conjunto de las garantías cuya finalidad es el aseguramiento a quienes
tienen interés de la cumplida y recta decisión relacionada con sus derechos.
“El debido proceso constituye una garantía infranqueable para todo acto en el que se
pretenda legítimamente imponer sanciones, cargas o castigos. Constituye un límite
al abuso del poder de sancionar y con mayor razón, se considera un principio rector
de la actuación administrativa del Estado y no sólo una obligación exigida a los
juicios criminales”.6
4
Olivera Vanini, Jorge. Fundamentos del debido proceso, pág. 8.
5
Esparza Leibar, José María. El principio del debido proceso, pág. 20.
6
Olivera. Ob. Cit; pág. 10.
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De la definición anotada se establece que el debido proceso es constitutivo de una
garantía necesaria para los actos en los cuales sean impuestas sanciones y castigos.
Además, es constitutiva de un límite al abuso del poder de sancionar.
5. IMPORTANCIA
La importancia del debido proceso se liga a la búsqueda del orden justo. No es
solamente poner en movimiento mecánico las reglas del procedimiento justo, para
lo cual es necesario respetar los principios procesales de publicidad, inmediatez,
libre apreciación de la prueba y lo más importante el derecho mismo.
7
Chichizola, Mario. El debido proceso como garantía constitucional, pág. 26.
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El cumplimiento del mismo asegura la eficacia del derecho a la tutela jurisdiccional
efectiva. Dichas garantías, principios procesales y derechos son números apertus,
teniendo como parámetro a la valoración jurídica de la justicia y de la divinidad
humana, o sea, el ser humano como centro de la sociedad y su convivencia dentro
de un Estado de derecho basado en una democracia sustancial como presupuesto
necesario para el desarrollo del debido proceso.
8
Thompson (José), Las garantías penales y procesales en el derecho de los derechos humanos, ILANUD, San
José, Costa Rica, 1991, pág. 63
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Imparcialidad: No puede existir un debido proceso si el juez se encuentra
del lado de una de las partes. El juez tiene que ser equidistante en relación a
las mismas, lo cual se concreta en la denominada bilateralidad de la
audiencia.
Asistencia letrada en el proceso: Cualquier persona tiene el derecho a
poder ser asesorada por un especialista que entienda de asuntos jurídicos. En
el caso de que una persona no pueda procurarse una defensa jurídica por sí
misma, se contempla la institución del defensor o de un abogado de oficio,
el cual es designado a través del Estado y procura ayuda jurídica gratuita.
Utilización de la propia lengua y auxilio de un intérprete: Se fundamenta
en el reconocimiento al derecho fundamental de la identidad cultural, el cual
señala que toda persona cuenta con el derecho a ser escuchada por un
Tribunal a través del uso de su propia lengua materna. También, en el caso
de que una persona comparezca ante un tribunal cuya lengua oficial no es la
particular, éste tiene el derecho a poder ser asistido por un intérprete
debidamente calificado. La utilización de la propia lengua y el auxilio de
intérprete adquieren peculiar significado en zonas geográficas, en las cuales
la variedad lingüística es bastante amplia.
Justicia pronta y cumplida: El derecho a que la justicia se administre en
forma cumplida y prontamente, tiene que ver por una parte, con el “derecho
a una sentencia justa”, y por otra, con el desarrollo de la tesis de que la
duración excesiva y no justificada de los procesos penales constituye una
grave violación del derecho a una justicia pronta, de conformidad con los
artículos 8 y 7.4, 7.5 y 7.6 de la Convención Americana de Derechos
humanos.
El derecho general de la justicia: En la base de todo orden procesal está el
principio y con él, el derecho fundamental a la justicia, entendida ésta como
la existencia y disponibilidad de un sistema de administración de la justicia,
valga decir, de un conjunto de mecanismos idóneos para el ejercicio de la
función jurisdiccional del Estado.
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Juez natural establecido: el mismo artículo 12 constitucional regula que
debe existir un juez o tribunal competente y preestablecido. Así mismo
expresa que nadie puede ser juzgado por tribunales secretos o especiales.9
CAPITULO II
1. Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y
dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal competente,
independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en la
sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra ella, o para
la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral,
fiscal o de cualquier otro carácter.
9
TICONA POSTIGO, Víctor. El debido proceso. Buenos Aires, Argentina: Ed. Rodhas, 1999.
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b) comunicación previa y detallada al inculpado de la acusación
formulada;
5. El proceso penal debe ser público, salvo en lo que sea necesario para
preservar los intereses de la justicia.
El cual se debe relacionar con los incisos 2, 3, 4, 5 y 6 del artículo 7,5 el artículo
9,6 el artículo 10,7 el artículo 24,8 el artículo 259 y el 27,10 todos de la Convención
Americana. La Convención Americana desarrolla algunos principios del debido
proceso que en ella se anotan o se coligen y que son consecuencia de los sistemas
penales y procesales penales actualmente en vigencia.
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Dichos principios apuntan hacia un “garanticismo proteccionista” del ciudadano
frente a un poder casi ilimitado y más fuerte que él: el del Estado que realiza la
función de investigar los actos que afectan la normal y armónica convivencia social.
“1. Toda persona tiene derecho a que su causa sea oída equitativa,
públicamente y dentro de un plazo razonable, por un Tribunal
independiente e imparcial, establecido por ley, que decidirá los
litigios sobre sus derechos y obligaciones de carácter civil o sobre el
fundamento de cualquier acusación en materia penal dirigida contra
ella. La sentencia debe ser pronunciada públicamente, pero el acceso
a la sala de audiencia puede ser prohibido a la prensa y al público
durante la totalidad o parte del proceso en interés de la moralidad,
del orden público o de la seguridad nacional en una sociedad
democrática, cuando los intereses de los menores o la protección de
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la vida privada de las partes en el proceso así lo exijan o en la
medida en que sea considerado estrictamente necesario por el
tribunal, cuando en circunstancias especiales la publicidad10 pudiera
ser perjudicial para los intereses de la justicia.
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Tomese en cuenta que al principio de publicidad hay algunas excepciones consúltese pacto internacional
de derechos civiles articulo 14.1, la convención americana de derechos humanos articulo 8.5 y la convención
sobre los derechos del niño artículos 8 y 40.
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En la ley del organismo Judicial el artículo que por excelencia reconoce el
debido proceso es el número 16.
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Al integrar la norma citada con el artículo 259 de la ley ibídem, se establece que
después de indagar al procesado, el órgano jurisdiccional, para dictar la falta de
merito, debe determinar: a) que no medie información sobre la existencia de un
hecho punible; o b) que la investigación sea carente de elementos racionales de
convicción que permitan creer que el sindicado cometió el hecho delictivo o
participó en él.
Criterio sustentado en:
- Expediente 1105-20121, sentencia de 10 de julio - de 2012 –
Reiterado en:
- Expediente 225-2012, sentencia 12 de junio de 2012
- Expediente 1105-2012, sentencia de 2 de noviembre de – 2010
11
Andrés Ibáñez, Perfecto, “Las garantías del imputado en el proceso penal”, Reforma judicial. Revista
mexicana de justicia, número 6, México, julio-diciembre de 2005.
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El concepto de “formalidades esenciales del procedimiento” es de carácter
complejo e involucra cuestiones muy diversas. Con este término la Constitución
hace referencia, en parte, a lo que en otros sistemas jurídicos de denomina el
“debido proceso” o también el “debido proceso legal”. La Corte Interamericana
de Derechos Humanos ha señalado que el debido proceso legal se refiere al
“conjunto de requisitos que deben observarse en las instancias procesales a
efectos de que las personas estén en condiciones de defender adecuadamente sus
derechos ante cualquier acto del Estado que pueda afectarlos.
12
Gómez Lara, Cipriano, “El debido proceso como derecho humano”, Estudios jurídicos en homenaje a
Martha Morineau, tomo II, México, UNAM, 2006.
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FORMALIDADES ESENCIALES DEL PROCEDIMIENTO. SON
LAS QUE GARANTIZAN UNA ADECUADA Y OPORTUNA
DEFENSA PREVIA AL ACTO PRIVATIVO. La garantía de
audiencia establecida por el artículo 14 constitucional consiste en
otorgar al gobernado la oportunidad de defensa previamente al acto
privativo de la vida, libertad, propiedad, posesiones o derechos, y su
debido respeto impone a las autoridades, entre otras obligaciones, la de
que en el juicio que se siga "se cumplan las formalidades esenciales del
procedimiento". Estas son las que resultan necesarias para garantizar la
defensa adecuada antes del acto de privación y que, de manera
genérica, se traducen en los siguientes requisitos: 1) La notificación del
inicio del procedimiento y sus consecuencias; 2) La oportunidad de
ofrecer y desahogar las pruebas en que se finque la defensa; 3) La
oportunidad de alegar; y 4) El dictado de una resolución que dirima las
cuestiones debatidas. De no respetarse estos requisitos, se dejaría de
cumplir con el fin de la garantía de audiencia, que es evitar la
indefensión del afectado.13
El debido proceso debe entenderse como una manifestación del Estado que
busca proteger al individuo frente a las actuaciones de las autoridades públicas,
procurando en todo momento el respeto a las formas propias de cada juicio.
13
García Ramírez, Sergio, “El debido proceso. Concepto general y regulación en la Convención Americana de
Derechos Humanos”, Boletín mexicano de derecho comparado, número 117, México, 2006.
14
Cfr. Corte Constitucional. Sentencia T-1341 del 11 de diciembre de 2001 (M.P. Alvaro Tafur Galvis).
COLOMBIA.
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El artículo 29 de la Carta Política dispone que el debido proceso debe
observarse en toda clase de actuaciones judiciales y administrativas, es decir que
obliga no solamente a los jueces sino también a los organismos y dependencias
de la administración pública.
3. Toda persona tiene derecho a ser oída en cualquier clase de proceso, con las
debidas garantías y dentro del plazo razonable determinado legalmente, por un
tribunal competente, independiente e imparcial establecido con anterioridad. Quien
no hable castellano o no pueda comunicarse de manera verbal, tiene derecho a un
intérprete.
4. Toda persona tiene derecho a ser juzgada por sus jueces naturales en las
jurisdicciones ordinarias, o especiales, con las garantías establecidas en esta
Constitución y en la ley. Ninguna persona podrá ser sometida a juicio sin conocer
la identidad de quien la juzga, ni podrá ser procesada por tribunales de excepción o
por comisiones creadas para tal efecto.
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5. Ninguna persona podrá ser obligada a confesarse culpable o declarar contra sí
misma, su cónyuge, concubino o concubina, o pariente dentro del cuarto grado de
consanguinidad y segundo de afinidad.
La confesión solamente será válida si fuere hecha sin coacción de ninguna
naturaleza.
6. Ninguna persona podrá ser sancionada por actos u omisiones que no fueren
previstos como delitos, faltas o infracciones en leyes preexistentes.
7. Ninguna persona podrá ser sometida a juicio por los mismos hechos en virtud de
los cuales hubiese sido juzgada anteriormente.
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posible al particular, presentar los alegatos que en su defensa pueda aportar al
procedimiento, más aún si se trata de un procedimiento que ha sido iniciado de
oficio; el derecho a tener acceso al expediente, justamente con el propósito de
examinar en cualquier estado del procedimiento, las actas que lo componen, de tal
manera que con ello pueda el particular obtener un real seguimiento de lo que
acontece en su expediente administrativo.
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