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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD DE YACAMBÚ
DERECHO AGRARIO
SECCIÓN ED01D0V 2018-3

Derecho Agrario
(Ensayo)

Participante: Bellorín Arquímedes


C.I: V-20261803
CJP-173-00357

Facilitadora: Prof. Gladys Pacheco

Octubre de 2018
En líneas generales, el derecho agrario es un conjunto de normas
sustantivas y adjetivas que vinculan la actividad agrícola, pecuaria,
conservacionista y agroindustrial, con el desarrollo económico de la
sociedad, a través en leyes, doctrinas, costumbres y jurisprudencia. Y
precisamente con estas normas, el derecho agrario busca una justa
distribución de tierras, la eliminación del latifundio y la tercerización, todo esto
para aumentar la producción agrícola y cumplir la función social en el campo.
Con relación a los antecedentes del derecho agrario estos son tan
antiguos como la humanidad misma. El ser humano para poder subsistir en
el planeta se vio en la necesidad de producir alimentos que le permitieran
mantenerse, llegando de esta manera a realizar labores de explotación en el
área agrícola y pecuaria. Este hecho humano ha sido regulado por el
derecho desde los albores del tiempo como corresponde al desarrollo de la
labor cultural jurídica. Esta comenzó a crear normas desde los mismos
comienzos de la existencia humana, y produjo normas tendientes a orientar
la vida social del hombre, cual es el objetivo final del derecho como ente
regulador de la vida social.
Así el derecho común o civil tiene respuesta para prácticamente toda la
problemática que se produce como consecuencia de la vida social,
incluyendo la relativa a la actividad agrícola y pecuaria. Desde luego que
normas de Derecho agrario existieron en todas las legislaciones de la
antigüedad, pero es en Roma donde adquieren mayor relieve.
Si se quiere estudiar lo relativo a la parte histórica del derecho agrario se
debe revisar, siguiendo las enseñanzas de los autores Antonio Carrozza y
Ricardo Zeledón Zeledón, que el derecho agrario analizado por quienes lo
ven desde los tiempos inmemoriales tiene etapas que van desde los mundos
organizados como Babilonia con el Código de Hammurabi o el derecho
egipcio, el chino, el judaico o el griego, en los cuales hay ideas sobre la
manera de manejar conceptos que, hoy en día, pudieran pertenecer al
derecho agrario como se ha explicado: obedece su existencia a las
necesidades de aquellos tiempos sin conceptualizársele como si fuese
diferente del derecho urbano.
Puede concluirse en este aspecto de la evolución histórica del Derecho
Agrario que los tres elementos impulsores del mismo, fueron el nacimiento
del capitalismo como la respuesta burguesa frente al individualismo liberal, el
establecimiento de la ruptura de la unidad del derecho privado napoleónico y
la constitucionalización de los Estados como aporte al derecho social,
constituyen los tres elementos que definitivamente le dan forma al mundo del
ius agrarium moderno.
Todo lo antes explicado contribuye entonces a la determinación de por
qué se habla del derecho agrario como nacido en la segunda década del
siglo pasado, como se ha expresado antes; con los hechos puntuales de
haber existido desde 1922 la Revista de Derecho Agrario, que dirigía
Giangastone Bolla, y cuya discusión pública durante los siguientes diez años
constituye el elemento que desde el punto de vista doctrinario conforma la
existencia y materialización del derecho agrario como una expresión jurídica
que se desprende del tronco común civil, para estructurar una nueva
concepción jurídica con principios y fórmulas propias.
Aunado a lo anterior, el derecho agrario tiene principios constitucionales y
legales que lo rigen, estos son: En primer lugar, el principio anti-
latifundista. Durante mucho tiempo, la más destacada doctrina del derecho
agrario ha sostenido que el latifundismo consiste en el acaparamiento de las
tierras en pocas manos, colocando a la población campesina al margen de la
actividad agropecuaria, por lo tanto, tal forma de tenencia de la tierra produce
graves impactos sociales, económicos y ambientales. El derecho agrario,
principalmente el venezolano y latinoamericano en general, tiene como un
principio orientador fundamental el anti-latifundismo, y así se evidencia en el
artículo 307 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
En segundo lugar, el principio de la promoción de la agricultura para
la seguridad alimentaria. Venezuela es un país que presenta una gran
biodiversidad ambiental y riqueza natural que lo hacen potencialmente viable
para lograr satisfacer las necesidades alimentarías y nutricionales de la
población nacional, particularmente de aquellos sectores con grandes
restricciones de medios de producción y bajo nivel de desarrollo humano y
social. De tal manera, que las políticas que debe tomar el Ejecutivo Nacional
en pro del desarrollo de la Nación, tengan su efectividad, las mismas deben
tener un basamento legal firme, los cuales se encuentran establecidos en la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en su artículo 299,
del Régimen Socioeconómico y de la Función Social del Estado en la
Economía, establece la promoción de la agricultura como base estratégica
para el desarrollo rural, integral y sustentable de la Nación, tal como lo
señala en sus artículos 305 y 306.
En tercer lugar, se tiene el Principio sustantivo vigente del Derecho
Agrario, contemplado en la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela (1999), en el se establecen los principios que encaminan la
actividad agraria del país, dentro de este contexto el artículo 307 condena el
latifundio y planea su transformación en unidades económicas productivas.
Como Principio Constitucional, la tarea que el Estado se plantea, a objeto de
rentabilizar las tierras con vocación agrícola y responder a la seguridad
alimentaria de la población Venezolana, en tales unidades económicas
productivas con el apoyo de cooperativas, es el punto que se resaltara a
continuación en la esfera del tema estudiado, por las siguientes
consideraciones.
Cuando se habla de unidad económica y este término es acompañado
con el calificativo de productivo, se interpreta que el constituyente entendió la
divisibilidad como contrario para lograr aquel fin. Así, la Ley Agraria vigente
(2010), debería regular todo lo conducente a la conservación, integridad y
mantenimiento de tales unidades (principio de la indivisibilidad, o
mantenimiento unitario del fundo). Este último principio sustantivo agrario, es
imprescindible para garantizar la producción agrícola.
En cuarto lugar, se encuentra el principio de participación del estado
en el desarrollo agrícola, tal y como lo establece el artículo 307 de la
Constitución Bolivariana, el cual enuncia como precepto fundamental del
ordenamiento jurídico agrario, las principales acciones que debe emprender
el Estado para fomentar y promover la actividad agrícola y el uso óptimo de
la tierra mediante la dotación de las obras de infraestructura, insumos,
créditos, servicios de capacitación y asistencia técnica. Destaca el artículo la
importancia de la actividad agrícola como medio de generar empleo y
garantizar a la población campesina un nivel adecuado de bienestar.
Y en quinto lugar, el principio o derecho de propiedad. La
Constitución Bolivariana de Venezuela en el Capítulo VII, artículo 115,
referido a los Derechos Económicos, garantiza el derecho de propiedad. Este
precepto forma parte de lo que AIí Venturini denomina normas preambulares
o programáticas indicativas; es decir, se establece como premisa del sistema
un postulado constitucional, en este caso, el Estado venezolano reconoce, el
derecho de propiedad como reiterativamente lo ha venido admitiendo en
todas las constituciones desde 1811.
El texto de la Constitución Bolivariana de 1999, tiene la particularidad de
que elimina la definición y referencia del derecho de propiedad en orden de
la función social. De esta manera se vuelve a la concepción civilista de
describir las facultades del propietario, al indicar que toda persona tiene el
derecho al uso, goce y disposición de sus bienes (ius utendi, fruendi et
abutendi), tal como lo consagra el artículo 545 del Código Civil vigente.
En cuanto a la actividad agraria, según Carrozza, A. (1990) esta
consiste en
El desarrollo de un ciclo biológico, vegetal o animal, ligado directa
o indirectamente al disfrute de las fuerzas y de los recursos
naturales, la que se resuelve económicamente en la obtención de
frutos - vegetales o animales - destinados al consumo directo, o
bien previa una o más transformaciones

Estas actividades dependientes de ciclos biológicos se encuentran


ligadas a la tierra o a los recursos naturales y están condicionados por las
fuerzas de la naturaleza, y ello es lo que diferencia, lo que individualiza y
distingue a la agricultura de las actividades secundarias en tanto que en
estas los procesos biológicos se encuentran totalmente dominados por el
hombre.

A partir de la entrada en vigencia de la Reforma de la Ley de Tierras y


Desarrollo Agrario (2010), con el objeto de establecer las bases del
desarrollo rural sustentable, quedó afectado el uso de todas las tierras
públicas y privadas de vocación agroalimentaria, y quedando sentado el
siguiente régimen: Tierras pertenecientes al Instituto Nacional de Tierras,
tierras propiedad de la República, tierras baldías, tierras baldías en
jurisdicción de los Estados y Municipios y tierras privadas.
Además, de conformidad con lo establecido en la Ley de Tierras y
Desarrollo Agrario los sujetos beneficiarios del régimen agrario son aquellos
particulares que hayan optado por el trabajo rural, especialmente por la
producción agrícola y el desarrollo agrario, como oficio u ocupación principal.
Los campesinos y campesinas que tengan la voluntad y la disposición para la
producción agrícola en armonía con los planes y programas agrarios del
Ejecutivo Nacional.
Las ciudadanas venezolanas que sean jefa de familia que se
comprometan a trabajar la tierra para manutención de su grupo familiar e
incorporación al desarrollo de su comunidad y de la Nación.
Los campesinos y campesinas, venezolanos y venezolanas que hubieren
permanecido por un período ininterrumpido superior a tres años trabajando
tierras privadas, bajo alguna forma de tercerización, cuando éstas fueren
expropiadas por el Instituto Nacional de Tierras (INTI), conforme al
procedimiento previsto en la presente Ley.
Los campesinos y campesinas, venezolanos y venezolanas que sean
ocupantes históricos de las tierras que trabajan en condiciones de ocupación
precaria.
Cada uno de los sujetos antes indicados se encuentran dentro del
régimen del uso de tierras con vocación para la producción agrícola que
permita alcanzar la soberanía alimentaria, y son sujetos preferenciales en
función de las garantías de permanencia a fin de optar por la adjudicación de
tierras.
De igual manera, la Ley en comento refiere beneficios a los campesinos,
estableciendo que con la adjudicación de tierras, la garantía de permanencia,
el rescate de tierras y la expropiación agraria, entre otras acciones del ámbito
agrario se procurará el beneficio a los campesinos que posean la disposición
para la producción agrícola, en atención a la función social de la tierra.

Y finalmente, es oportuno mencionar que existen actividades


agrarias principales y conexas. La producción agraria, que abarca no solo
lo agroalimentario sino también lo agroindustrial, la floricultura, lo maderero y
la alimentación animal. Al igual que lo ambiental, como valor propio de su
normativa para compatibilizar su protección con el aprovechamiento de los
recursos naturales del suelo agrícola, la preservación y el mejoramiento de
las especies y para optimizar la calidad de vida de la sociedad.
Pero también, las actividades conexas o asociadas o agregadas, como la
comercialización, transformación, almacenamiento, transporte y protección
del consumo de los productos agrarios, para garantizar el valor agregado a
los productores, una sana alimentación, la mejor distribución de los
beneficios del desarrollo económico y el ascenso social de los agricultores y
productores.
También la actividad agraria comprende el asociativismo agrario,
mediante el estudio de las formas de organización de las explotaciones
agrarias, y de contratación a nivel nacional e internacional, es decir, los
contratos de la empresa y para la empresa y los contratos de la agro
exportación. Abarcando igualmente, el cúmulo de las responsabilidades por
el uso de elementos orgánicos en el cultivo y en la transformación y
conservación de los productos alimenticios de origen agrario. Dentro del
campo de la Profesión del Derecho, debemos tener claros los marcos de la
actividad agraria, y de esta manera diferenciar cuando se está en presencia
de una actividad agraria propia o una conexa.

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