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22/1/2019 Newsletter, temperamento 03 - Primaluce

factores esenciales: la casa I (alma vegetativa), la Luna (alma sensitiva) y Mercurio (alma racional).  Tenemos claro que es en esos factores en
los que nos hemos de jar para buscar el temperamento.
 
Ahora bien, ¿qué buscar?  Para saber esto, necesitamos añadir un nuevo concepto: los apetitos.
 
4-Los apetitos y las pasiones
 
Frente al mundo uno tendrá unas reacciones automáticas salidas de lo más profundo de su ser.  No es algo que haya re exionado ni el
resultado de su voluntad, sino un pronto contra el que le resulta difícil luchar. 
 
Si ves una botella de vino, un pastel crujiente, una persona atractiva, un amigo, un enemigo, una playa a lo lejos, un animal que va a
embestirte; o si alguien te dice un piropo, un chiste, un insulto, te tira una piedra; o si te sale la posibilidad de ir al cine, de jugar al fútbol, de
tumbarte en el sofá a leer, surgen un ti unos impulsos hacia estas cosas.  Esos impulsos se llaman “apetitos” (de ad-petere, tendencia a
dirigirse hacia una cosa).  En la vida sólo hay dos impulsos motores según la astrología clásica: el apetito concupiscible (impulso de deseo)
y el apetito irascible (impulso de acción).
 
Cada uno de esos impulsos motores (apetitos) ocasiona en el ser humano unas reacciones emocionales primarias que surgen
espontáneamente.  Esas reacciones emocionales se llaman “pasiones”. “Pasión” viene del verbo latino “patior” (sufrir, experimentar, de allí el
nombre de los “pacientes” de una enfermedad).  Se llaman así porque uno no elige desear un pastel o un vaso de vino, tener ganas de dar
una bofetada o de irse corriendo cuando le insultan.  El ser humano no puede controlar lo que realmente DESEA hacer.  Otra cosa es
que al nal lo haga o no, pero la “pasión” es la reacción instintiva que surge en él.  Los apetitos y las pasiones asociadas son los siguientes:
 
a–El apetito concupiscible (del latín “cupio”, desear) te lleva a desear aquello que percibes como un “bien” (en el sentido de que es lo que
quieres, sea bueno o no) y a huir de aquello que no te gusta.  El objetivo nal siempre es buscar lo percibido como más apetecible.  Si ves
un pastel y deseas comerlo, el tratar de conseguirlo responde al apetito concupiscible.  Pero si te insultan y pre eres largarte rápido, por
ejemplo, también es porque te parece más apetecible seguir disfrutando de tu paz que meterte en una discusión que te cause tensión y
tristeza.  En ambos casos optas por lo que deseas y te parece un bien: comer el pastel o evitar una bronca.  En todo el proceso, según lo
consigas o no, hay varias “pasiones” (reacciones) relacionadas con ese apetito:
 

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Hay paralelismo:
 

 
b-El apetito irascible
La diferencia entre el apetito concupiscible y el irascible, es que el primero te lleva hacia lo que deseas o a largarte corriendo si es algo que
no deseas (porque deseas algo mejor en tu opinión: evitar ese mal).  El irascible es más combativo. Si te gusta, lucharás.  Si algo no te
gusta, no tiendes a evitarlo, sino a enfrentarte a él.  El verbo “huir” no está en tu diccionario. Las pasiones asociadas con él son:
 

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5-Cualidades elementales y apetitos
 
La naturaleza del alma vegetativa del nativo (el ascendente y la casa I, su almutén) da una tendencia al predominio de una u otra cualidad
elemental.  Y cuando a esa alma vegetativa se le suma el alma sensitiva (su forma de experimentar el mundo a nivel sensorial), con el
predominio de tal o cual apetito, tenemos uno u otro temperamento.
 
Frente a una misma situación, cada uno reacciona de una manera.  Si ves en una esta alguien que no te gusta, puedes irte de la esta,
apartarte al otro extremo de la sala, o quedarte en tu sitio pensando: “Si se acerca, se va a enterar”.  Cuando hablamos de “reacciones”, es
posible que por educación o contexto no las dejes a orar, pero se trata de ver cuáles son tus sentimientos internos, aquello que saldría de ti
si te dejaras llevar.  Esas reacciones dependen de las cualidades elementales predominantes en ti, porque esas cualidades elementales
favorecen más el predominio de un apetito u otro.
 
El apetito irascible hace que los estímulos recibidos calen profundamente en ti.  Reaccionas inmediatamente y de forma contundente
(Profundo + inmediato).  Eres colérico.
 
El apetito irascible hace que los estímulos recibidos calen profundamente en ti.  Reaccionas lentamente o te lo guardas para ti (Profundo
+ retardado).  Eres melancólico.
  

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El apetito concupiscible hace que los estímulos recibidos no te afecten tan en profundidad.  Reaccionas inmediatamente (Super cial +
inmediato).  Eres sanguíneo.
 
El apetito concupiscible hace que los estímulos recibidos no te afecten tan en profundidad.  Reaccionas de forma más lenta o te lo
reservas (Super cial + retardado).  Eres linfático.
 

 
 
En resumen:
 

 
Historia 1
Cuatro amigos se han reunidos y discuten cómo resolver un tema.  A y B hablan mucho, convencidos de tener razón.  C escucha y sopesa 
todos los pros y contra.  D piensa que se acaloran mucho por nada y que están haciendo una montaña de un grano de arena.

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A la mañana siguiente, nada más levantarse, A empieza a dar órdenes y se cabrea si no se ponen todos en marcha INMEDIATAMENTE,
gritando: “¿Es que lo tengo que hacer todo yo?”.  B le dice: “¡Eh, tranquilo!  Primero vamos a desayunar”. C se ha pasado la noche dando
vueltas al tema y piensa que A se ha precipitado y que ésta no es la solución adecuada.  D espera que la cosa se aclare y se calmen un
poco.  En su opinión, hay que desdramatizar.
 
Historia 2: El nativo se ha roto la pierna
 
A te lo contará con todos los detalles.  Embellecerá la historia, le pondrá dramatismo o humor.  Te contará una película interesante.  B
pensará que no está tan mal: le van a dar una baja de un mes.  C buscará cosas que hacer.  No va quedarse parado por una pierna rota.  Si
hace falta, aprenderá a caminar sobre una sola pierna.  Eso sí: la culpa es de la escalera que está mal hecha.  Renegará y maldecirá  a los
que hacen mal las escaleras. D pre ere no salir de casa.  No le gusta que estén todo el día preguntándole: “¿Cómo te has hecho esto?”, o
“¿Estás mejor?”.  No le gusta que le pongan el foco de atención encima.
 
Como habrás adivinado, A de la primera historia es colérico, y C de la segunda.  B de la primera es sanguíneo, y A de la segunda.  C de la
primera es melancólico y D de la segunda.  D de la primera es emático, y B de la segunda.
 
El mes que viene veremos un pequeño cuestionario para reconocerse, pero tendrás que intentar recordar cómo eras de joven, sobre los 20
años, y probablemente convenga preguntar a los demás, porque, en realidad, nadie quiere verse cómo es.  El colérico quiere ser un tipo
encantador, el sanguíneo una persona seria, el melancólico se ve bondadoso y tierno, y el linfático piensa que es una persona rme.
 
Pero, de momento, pregunta  a tus conocidos:
 
¿Soy una persona que planta cara y antes muerto que rendirme?  ¿Reacciono rápidamente y con valor ante la adversidad o la enemistad?
¿No soy rencoroso, pero pienso que hombre avisado vale por dos? Colérico.
 
¿Soy una persona sociable y apasionada que reacciona con intensidad? ¿Soy magnánimo a la hora de perdonar y de pasar la esponja?
Sanguíneo.
 
¿Soy una persona sensible a la que le cuesta reaccionar cuando se siente agredida? ¿Soy profundamente agradecido y leal con quienes me
ayudaron? ¿Perdono a mis enemigos, aunque siento tristeza por tanta injusticia? Melancólico.
 
¿Soy una persona con una gran capacidad interior que me hace ver a los demás como realmente son, sin alterarme?  ¿Soy capaz de
mantenerme por encima de su agresividad y mal genio, consciente de que eso no va en realidad conmigo?  ¿Tengo claro que no voy a
permitir que otros me amarguen la vida, sino que les doy fácilmente la espalda a las situaciones con ictivas? Flemático.
 
Recuerda lo dicho: pregunta a tus amigos cuál de estas cuatro de niciones va contigo, porque no, aunque hayas hecho yoga y meditación,

no eres lo que piensas que eres…

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