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Los componentes químicos de los productos pesqueros son: el agua, las proteínas, los
lípidos, los carbohidratos, las vitaminas y los minerales. ( Durazo, 2006 )
Agua 63-85 %
Proteínas 8-24 %
Lípidos 0.1-22%
Minerales 0.8-2 %
Carbohidratos 0.3-3 %
Fuente: (Durazo, 2006)
1) AGUA
2) PROTEINAS
Las proteínas son cadenas de aminoácidos ligados por enlaces peptídicos, por lo
tanto, se puede decir que no existe vida sin proteínas, ya que están presentes en
cada célula y en cada organoide celular y pueden ser estructurales o
enzimáticas. ( Robertis, 2005 )
Las proteínas son los nutrientes más importantes para la vida y el crecimiento del
pez, para la alimentación de los peces en sus diferentes estadios. (Fondepes, 2007)
2.1) CONTENIDO DE PROTEINAS EN PECES:
3) LIPIDOS:
Los lípidos son un grupo de moléculas caracterizadas por ser insolubles en agua y
solubles en los solventes orgánicos. Tales propiedades se deben a que poseen
largas cadenas hidrocarbonadas alifáticas o anillos bencénicos, que son estructuras
no polares o hidrofóbicas. (Robertis, 2005)
Los lípidos en el alimento para peces tienen 2 funciones principales: como recurso
de energía metabólica inmediata y como recursos de ácidos grasos
esenciales. (Fondepes, 2007)
Los lípidos son una fuente importante de energía metabólica (ATP). De hecho, de todos
los nutrientes, los lípidos son los compuestos más energéticos, el valor energético
global comparativo es: (FAO, 2000)
Se sabe que en la naturaleza existen más de 40 diferentes ácidos grasos. Todos ellos
pueden ser representados por la fórmula general: (FAO, 2000)
CH3 (CH3)n COOH
Magro (<3%)
Semigraso (3.5%)
Graso (>5%)
4) CARBOHIDRATOS:
5) VITAMINAS
Son compuestos orgánicos y son esenciales para el normal crecimiento del pez, su
reproducción y salud general. El pez no puede sintetizar las vitaminas y deben
ingerirlo en su dieta diaria. (Mantilla, 2004)
6) MINERALES:
1) AUTOLISIS:
Autolisis significa “auto-digestión” y viene determinado por diversas enzimas que
se encuentran en el pescado vivo pero que una vez sacrificado, permanecen
activas. En el momento de la muerte, el suministro de oxígeno al tejido muscular
se interrumpe debido a que la sangre deja de ser bombeada por el corazón y por
tanto no circula a través de las branquias donde, en los peces vivos, es
enriquecida con oxígeno. Dado que el oxígeno no está disponible para la
respiración normal, se restringe la producción de energía a partir de los nutrientes
ingeridos. Para la mayoría de los peces teleósteos, la glucólisis es la única ruta
posible para la producción de energía en cuanto el corazón Introducción 19 deja
de latir. Este proceso, más ineficiente, genera principalmente ácido láctico y ácido
pirúvico como productos finales con la consiguiente disminución del pH en el
músculo. (Huss, 1999)
En general, el músculo de pescado contiene un nivel relativamente bajo de
glucógeno, comparado con los mamíferos y por esta razón se genera mucho
menos ácido láctico después de la muerte. También el estado nutricional del pez,
la cantidad y grado de agotamiento en el momento de la muerte, tienen un efecto
marcado en los niveles de glucógeno almacenado y consecuentemente en el pH
post mortem final. La disminución post mortem en el pH del músculo de pescado
afecta a las propiedades físicas del músculo. A medida que el pH disminuye, se
reduce la carga neta de la superficie de las proteínas musculares, causando su
desnaturalización parcial y disminuyendo su capacidad de retener el agua. El
músculo en estado de rigor mortis pierde su humedad cuando es cocinado y
resulta particularmente inadecuado para un procesado posterior que implique
calentamiento, puesto que la desnaturalización por calor incrementa la pérdida de
agua, siendo esto un efecto perjudicial en la textura del músculo. (Huss, 1999)
No hay duda de que la manipulación acelera los cambios auto líticos en el pescado
refrigerado. Esto quizá no sea sorprendente, pues se ha demostrado que muchas
de las enzimas autolíticas se encuentran en discretos paquetes limitados por
membranas, los cuales se rompen cuando están sujetos a un esfuerzo físico,
originando la mezcla entre enzimas y sustratos. Presionar el pescado contra el
hielo o contra otros pescados puede afectar seriamente la comestibilidad y el
rendimiento en el fileteado, incluso para pescados con cargas bacterianas
relativamente bajas, lo cual demuestra la importancia de los procesos auto líticos.
(Huss, 1999)
2) OXIDACIÓN LIPÍDICA:
Los lípidos de origen marino, comparados con los lípidos de animales terrestres,
presentan una elevada susceptibilidad a la oxidación, como consecuencia del alto
contenido de ácidos grasos poliinsaturados (PUFAs). (Kolakowska y col., 2000).
Diversas reacciones pueden provocar la alteración de los lípidos, siendo las
reacciones oxidativas aquellas que tienen una mayor incidencia sobre la calidad y
valor nutritivo de los productos, originando la aparición de olores y sabores a
rancio, con el oxígeno como principal responsable. La formación de compuestos
entre lípidos oxidados y proteínas puede influir en la calidad sensorial del aroma
(formación de nuevos compuestos aromáticos), color (reacción de pardeamiento)
y textura (desnaturalización y entrecruzamiento proteicos). (Aubourg, 1999)
3) ACTIVIDAD MICROBIANA
La actividad microbiana es la principal responsable de la putrefacción en los
peces, ya que tan pronto como sobreviene la muerte, las bacterias comienzan a
invadir los tejidos a través de las branquias, a lo largo de sus vasos sanguíneos y
directamente a través de la piel y de la membrana de la cavidad ventral. (Dávalos
y col., 2005)
La musculatura del pez contiene muy bajas concentraciones de carbohidratos, y
además éstas se agotan durante la captura. Este hecho tiene dos consecuencias
importantes con respecto a la alteración: en primer lugar, limita el grado de
acidificación post mortem de los tejidos, de modo que el pH definitivo no suele
bajar de 6.0, ejerciendo de ese modo un efecto tamponador, que permite el
crecimiento de bacterias sensibles a pH ácido; en segundo lugar, la ausencia de
carbohidratos da lugar a que las bacterias existentes en la superficie del pescado
recurran inmediatamente a utilizar la mezcla soluble de sustancias nitrogenadas,
que son fácilmente asimilables, produciendo olores y sabores desagradables
(Adams y Moss, 1997).
Las bacterias en peces de aguas templadas son clasificadas en psicrótrofas y
psicrófilas. Mientras que en las aguas cálidas pueden aislarse fundamentalmente
microorganismos mesófilos. La microflora en peces de aguas templadas está
dominada por bacterias psicrófilas Gram negativas pertenecientes a los géneros
Pseudomonas, Moraxella, Acinetobacter, Shewanella y Flavobacterium, Vibrio,
Photobacterium y Aeromonas, aunque también existen microorganismos Gram
positivos de los géneros Bacillus, Micrococcus, Clostridium, Lactobacillus y
Coryneformes. Por otro lado, en aguas contaminadas pueden encontrarse un
elevado número de Enterobacteriaceae. En aguas limpias y templadas, estos
organismos desaparecen rápidamente. Sin embargo, se ha demostrado que
Escherichia coli y Salmonella spp. pueden sobrevivir durante periodos bastante
prolongados de tiempo en aguas tropicales (Zdzislaw, 1990).
Entre la flora bacteriana que se puede identificar en el pescado en conservación,
es importante diferenciar entre la “flora del deterioro” y las “bacterias específicas
del deterioro”. El primer término describe el total de bacterias que podemos
encontrar en un pescado en proceso de deterioro o descomposición, mientras que
el segundo se refiere a bacterias que producen olores y sabores desagradables,
los cuales se relacionan con el deterioro. (Dalgaard, 2003)
En el pescado fresco, las bacterias específicas del deterioro son una porción
minoritaria, la cual va creciendo hasta ser la gran mayoría de la flora bacteriana
que encontramos a las 2-3 semanas de almacenamiento. Los productos de su
metabolismo producen en gran parte los olores y sabores desagradables del
pescado deteriorado. Entre las principales bacterias del deterioro del pescado
almacenado en hielo se encuentran Shewanella putrefaciens y Pseudomonas spp
(Huss, 1995).
Tanto la actividad enzimática, como la microbiana están influenciadas por la
temperatura de conservación, siendo su vida útil mayor cuando se almacena el
pescado a bajas temperaturas. La práctica más común es almacenar el pescado
fresco en hielo a 2 ºC (Losada y col., 2004).
III. BIBLIOGRAFIA:
Adams, M.R., Moss, M.O. (1997). Agentes bacterianos de enfermedad transmitida por
alimentos: Salmonella. En: Microbiología de los alimentos. Pp. 241-254. Ed. Acribia S.A.,
Zaragoza, España.
Aubourg, S.P. (1999). Efecto de las alteraciones lipídicas sobre la calidad del pescado
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Dalgaard P. (2003). Fish, Spoilage of Seafood. En: Encyclopaedia of Food Science and
Nutrition. Elsevier Science.
Fondepes, G. (2007). Manual de cultivo de trucha arco iris en jaulas flotantes. Sub
proyecto: programa de transferencia de tecnología en acuicultura para pescadores
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Garcia Iglesias, E., Gago Cabezas, L., Fernández Nuevo, J.L. (2006). Tecnologías de
envasado en atmósfera protectora. URL:
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Huss, H.H. (1995). Quality and quality changes in fresh fish. FAO fisheries technical
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Kolakowska, A., Olley, J. Dunstan, G.A. (2000). Fish lipids. In Chemical and functional
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Losada, V., Barros-Velázquez, J., Gallardo, J., Aubourg, S. (2004). Effect of advanced
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Mantilla, B. (2004). Acuicultura: cultivo de truchas en jaulas flotantes. primera edición.
Editorial palomino. EIRL lima-Perú. 124P.
Mossel DAA et al. 2003. Microbiología de los Alimentos. 2ª ed. Acribia, Zaragoza, p 518,
620.
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Robertis, H. (2005). Biología celular y molecular. 15ª edición. Editorial el ateneo. Buenos
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