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ARIEL NICOLIELLO – CURSO DE DERECHO DE LA SEGURIDAD SOCIAL

CAPÍTULO X
ASIGNACIONES FAMILIARES

X.1. Noción.

La existencia de hijos menores o discapacitados supone, para


quien los tiene a su cargo, un conjunto de gastos adicionales respecto de
los que realiza quien no debe afrontar esas obligaciones.
La asignación familiar es, pues, una partida periódica de
carácter monetario, que la Seguridad Social sirve a quien tiene a su cargo
menores de edad o mayores discapacitados, con arreglo a ciertos
requisitos que se verán seguidamente.
En un principio, las asignaciones familiares beneficiaban
exclusivamente a los trabajadores formales con cargas familiares.
Constituían, pues, una prestación asociada a actividad registrada y a la
presencia de salario, erigiéndose en una suerte de complemento de éste
para aquellos trabajadores que, por tener hijos, requerían de mayores
recursos de los que podía necesitar el trabajador sin núcleo familiar. De
este modo, al asumirse colectivamente por el seguro social el costeo -
cuando menos parcial - de esas mayores necesidades, se procuraba que,
frente al empleador, los trabajadores con y sin núcleo familiar quedaran
en pie de igualdad, evitando la preferencia por la contratación de estos
últimos.
No obstante, a medida que la Seguridad Social fue
evolucionando, las asignaciones familiares se fueron desvinculando de la
exigencia de que hubiera salario y trabajo formal, y se concedieron
también a toda persona que, teniendo hijos a cargo, necesitara de tales
prestaciones.
Consecuentemente, como se verá, en nuestro país hoy
coexisten dos regímenes de asignaciones familiares: uno, de carácter
“contributivo”, al que se accede en virtud de desempeñar una actividad
registrada en la Seguridad Social, y otro “no contributivo”, en cuyo marco

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se tiene derecho al beneficio por carecerse de recursos suficientes e


independientemente de que quien lo cobra tenga trabajo formal.

X.2. Antecedentes históricos.

A partir de 1934, los diversos textos constitucionales


sucesivamente vigentes previeron que “quienes tengan a su cargo
numerosa prole tienen derecho a auxilios compensatorios, siempre que los
necesiten”.
A nivel legal, la primera norma que organiza un régimen de
asignaciones familiares es la ley Nº 10.449 de 12 de noviembre de 1943, a
través de la cual se declara obligatorio para “todo empleado, obrero o
peón” el régimen de cajas de compensación para el pago de asignaciones
familiares por hijos a cargo. Tales cajas, de integración tripartita
(empleadores, trabajadores, Estado) se financiarían con aportaciones
patronales.
A lo largo de las décadas del 50 y 60, el beneficio fue
extendiéndose a colectivos no amparados en un principio, como ser los
trabajadores rurales y domésticos, trabajadores desocupados y jubilados y
pensionistas de la industria y el comercio y de las actividades rural y
doméstica.
Tras la intervención en 1973 del Consejo Central de
Asignaciones Familiares y de las cajas de compensación por él regidas –
todos de integración tripartita -, el denominado Acto Institucional Nº 9 de
23 de octubre de 1979 suprimió tales entidades y centralizó la gestión en
la Dirección de Asignaciones Familiares (DAFA), dependiente de la
Dirección General de la Seguridad Social (DGSS), la que, a su vez, estaba
integrada dentro del sistema orgánico Poder Ejecutivo.
El decreto – ley Nº 15.084 de 28 de noviembre de 1980
consagró el marco regulatorio de las asignaciones familiares para
trabajadores de la actividad privada, hoy vigente.

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Reinstitucionalizado el Banco de Previsión Social mediante la


ley Nº 15.800 de 17 de enero de 1986, las asignaciones familiares pasaron
a ser administradas por dicho organismo – salvo, como se verá, las
correspondientes a funcionarios públicos, que son servidas por las
respectivas entidades empleadoras -.
Las leyes Nº 17.139 de 16 de julio de 1999 y Nº 17.758 de 4
de mayo de 2004 extendieron la prestación en beneficio de hogares de
menores recursos, independientemente de la presencia de trabajo
registrado en la Seguridad Social. Este régimen no contributivo fue
sustituido íntegramente por el consagrado en la ley Nº 18.227 de 22 de
diciembre de 2007.

X.3. Régimen contributivo.

En el caso de los funcionarios públicos con cargo al


Presupuesto General de Gastos, el beneficio está regulado, en lo
sustancial, por la ley Nº 12.801 de 30 de noviembre de 1960 y
modificativas (y recogido en el art. 21 del Estatuto del Funcionario Público
aprobado por Ley Nº 19.121 de 20 de agosto de 2013), mientras que en el
ámbito de la actividad privada, como fuera señalado, el régimen
“contributivo” de asignaciones familiares se encuentra establecido en el
ya citado DL 15.084 de 28 de noviembre de 1980.
Seguidamente se verán las características de este último.

X.3.1. Ámbito subjetivo.

A nivel normativo y doctrinario suelen distinguirse los


siguientes conceptos: beneficiario de la asignación familiar es la persona a
quien está destinada (es el caso de los hijos menores o discapacitados en
cuyo favor se establece la prestación); asignatario, mientras tanto, es la
persona que, por reunir las condiciones que exige la ley, genera el derecho
a percibir el beneficio (por ejemplo, como se verá, los trabajadores

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dependientes de la actividad privada cuyos ingresos no superen


determinado tope y que tuvieren hijos menores o discapacitados a cargo);
atributario de la asignación, finalmente, es quien la administra (pudiendo
coincidir o no con el asignatario)1.
En el régimen “contributivo”, de acuerdo al art. 2º del DL
15.084, son asignatarios los trabajadores dependientes de la actividad
privada (con inclusión industria y comercio, rural y doméstica – excepto,
en el caso de los domésticos, que sean parientes del empleador dentro del
cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad -), los trabajadores
amparados al seguro por desempleo, los vendedores de diarios en
situación regular de pagos con el BPS, los jubilados y pensionistas de
actividades de industria y comercio, rural, doméstica o bancaria - salvo,
en este último caso, que la pasividad fuera generada por servicios
prestados en bancos estatales -, los pequeños productores rurales que
exploten predios no mayores a 200 hectáreas CONEAT, siempre que los
trabajen efectivamente y se hallen al día con sus aportes a la seguridad
social 2 , y los empresarios contratistas rurales con no más de un
dependiente3.
Los beneficiarios de asignación familiar son los niños, niñas o
adolescentes o personas incapacitadas para todo trabajo, que se hallen a
cargo del asignatario, siempre que se cumplan a su respecto determinados
requisitos de edad según el nivel educativo que se encuentren cursando,
conforme se verá más adelante.
El vínculo entre asignatarios y beneficiarios no siempre es una
relación padres – hijos. De acuerdo al art. 6º del DL 15.084, puede ser
asignatario uno de los hijos, cuando fuera el sostén del hogar, en cuyo
caso sus hermanos serán los beneficiarios, y también es asignatario el
empleado que tenga a su cargo en forma permanente uno o más
beneficiarios.

1
Ameglio, Eduardo J., “Prestaciones Familiares”, en “La Seguridad Social en el Uruguay”, AAVV,
Mdeo, FCU, 1991, p. 295 – 296.
2
Num. 6 del art. 2º del DL 15.084 y decreto Nº 596/985 de 06.09.85
3
Art. 19 de la ley Nº 15.852 de 24.12.86 y art. 25 del decreto Nº 61/987 de 29.01.87
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Finalmente, el atributario o administrador de la prestación


muchas veces coincide con el asignatario, pero hay casos en que no. Así,
por ejemplo, puede ser atributaria la madre que, por no tener empleo, no
sea la asignataria de la prestación, cuando por las características del
núcleo familiar fuere lo más adecuado para las necesidades del
beneficiario, y también puede serlo toda persona ajena a la relación de
trabajo que da lugar a la asignación, siempre que justifique con certificado
judicial detentar la tenencia efectiva de los beneficiarios (art. 7º DL 15.084
y art. 14 del decreto Nº 227/981 de 27 de mayo de 1981).

X.3.2. Monto de la asignación.

De acuerdo a lo previsto por la ley Nº 16.697 de 25 de abril de


1995, el monto de la asignación familiar por cada beneficiario asciende al
16 % de una Base de Prestaciones y Contribuciones (BPC), cuando los
ingresos del atributario, conjuntamente con los de su cónyuge o
concubino que conviva con aquél, no superen las 6 BPC. Si tales ingresos
exceden de ese monto pero no de las 10 BPC, la suma de la asignación
familiar por cada beneficiario será el 8 % de una BPC. Finalmente, cuando
los referidos ingresos superen las 10 BPC, no se generará el beneficio,
pero ese tope de 10 BPC se incrementa a razón de una BPC por cada
beneficiario que exceda el número de dos. Por ejemplo, si en un hogar hay
tres niños, el tope de ingresos de sus padres para acceder a asignación
familiar será de 11 BPC; si los niños son cuatro, este tope será de 12 BPC, y
así sucesivamente. A partir del 1° de enero de 2012, de acuerdo a lo
dispuesto por la Ley N° 19.003, los valores de las asignaciones familiares y
los ingresos máximos se ajustan según la variación de la unidad
reajustable. Los valores actuales de la prestación son de $ 226 y $ 451
(vigencia 1.1.2013).
Finalmente, cabe tener presente que, cuando el beneficiario
se tratare de persona incapacitada para todo trabajo, la asignación
familiar ascenderá al doble de los montos consignados anteriormente, y

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que por cada beneficiario sólo puede percibirse una asignación familiar
(art. 10 DL 15.084), razón por la cual, por ejemplo, cuando ambos padres
fueren asignatarios por el mismo hijo o cuando se tuviere derecho a
cobrar la prestación tanto por actividad pública como por actividad
privada, deberá formularse la correspondiente opción por una sola de
tales asignaciones ante el BPS (art. 15 del decreto Nº 227/981).

X.3.3. Períodos de servicio de la prestación y contrapartidas.

La asignación se servirá desde la comprobación del embarazo


hasta los 14 años de edad del beneficiario, extendiéndose hasta los 16
años cuando éste no pudo completar educación primaria a los 14 años por
impedimento justificado, o cuando sea hijo de trabajador fallecido,
absolutamente incapacitado para el trabajo o privado de libertad.
Asimismo, el servicio de la prestación se extenderá hasta los 18 años
cuando el beneficiario curse estudios de nivel superior a los de educación
primaria, en institutos docentes estatales o privados autorizados por la
Administración Nacional de Educación Pública. En el caso de beneficiarios
incapacitados para todo trabajo, la asignación se seguirá pagando más allá
de los 18 años, en forma vitalicia o hasta que se acceda a otra prestación
de la seguridad social (a vía de ejemplo, la prestación no contributiva por
invalidez prevista por el artículo 43 de la ley Nº 16.713 de 03.09.95).
Los extremos a probar ante el BPS para acceder y mantener la
prestación, varían según la edad del beneficiario y la presencia o no de
discapacidad. Así, para cobrar la asignación desde la etapa de gravidez
debe acreditarse el embarazo y la existencia de controles periódicos del
mismo. En etapas posteriores debe probarse, con las certificaciones
correspondientes, la asistencia del beneficiario a una institución de
enseñanza primaria o de nivel superior a ésta (secundaria, técnica), según
las respectivas exigencias para cada tramo etario que se vieran
precedentemente. La situación de incapacidad para todo trabajo se
comprobará por parte del BPS, siendo asimismo pertinente a tales efectos

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la certificación expedida por el Registro creado por la ley Nº 13.711 de 29


de noviembre de 1968 (niños con “diagnóstico de retardo mental”), en los
casos de incapacidad síquica.

X.4. Régimen no contributivo.

La ley Nº 18.227 de 22 de diciembre de 2007 instituyó un


régimen de asignaciones familiares a favor de niños, niñas y adolescentes
que habiten hogares en situación de vulnerabilidad socioeconómica o que
se hallen alojados en establecimientos del INAU o en instituciones que
mantuvieren convenio con éste. Se trata, pues, de prestaciones no
contributivas, que atienden a la situación socieconómica de los
beneficiarios, sin vínculo con la presencia o no de trabajo formal y
contribución a la seguridad social por parte de quien tiene al beneficiario a
su cargo. Los beneficiarios del régimen contributivo, pueden optar por el
no contributivo, si les fuere más favorable. A diciembre de 2012, bajo el
amparo de la Ley 18.227 se servían aproximadamente 403.000
asignaciones familiares, mientras se servían alrededor de 125.000 bajo el
régimen contributivo4. El 77 % de los beneficiarios se encuentran en el
nivel educativo escolar o preescolar.
A diferencia de las dos leyes anteriores sobre el particular5, la
ley Nº 18.227 no se ciñe a un límite de ingresos del núcleo – una variable
que puede ser manejable por los interesados -, sino que, para determinar
si un hogar se encuentra en situación de vulnerabilidad socieconómica –
vale decir, especialmente expuesto a situación de pobreza - utiliza una
fórmula o algoritmo que pondera múltiples factores (ingresos y
composición del hogar, características de sus integrantes, condiciones
habitacionales y del entorno, situación sanitaria, etc.).

4
Según datos del BPS en su Boletín estadístico 2013.
5
La ley Nº 18.227 sustituyó íntegramente y derogó en forma expresa las leyes Nº 17.139 de 16 de julio de
1999 y Nº 17.758 de 4 de mayo de 2004.
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El monto de la prestación difiere según la cantidad de


beneficiarios que integren el hogar, el nivel educativo que cursen y la
presencia o no de discapacidades.
En el caso de los niños, niñas y adolescentes que integren
hogares en situación de vulnerabilidad socioeconómica el monto a recibir
por cada beneficiario será el resultado de: a) multiplicar un valor básico
(inicialmente $ 700, y de $ 940 en el 2012) por b) el número de
beneficiarios integrantes del hogar que no padezcan incapacidad, elevado
al exponente 0,6, y c) dividir el producto obtenido entre la cantidad de
dichos beneficiarios.
A ello se agrega un suplemento, en los casos de beneficiarios
que cursen educación media, consistente en el resultado de a) multiplicar
un valor básico (inicialmente $ 1.000) por b) el número de estos
beneficiarios elevado al exponente 0,6 y c) dividir el producto obtenido
entre la cantidad de dichos beneficiarios.
Como se advierte, cada beneficiario adicional no supone el
pago de otra prestación del mismo monto, sino que cada nueva asignación
es decreciente. De todos modos, los hogares que cobran estas
asignaciones no contributivas, en cualquier combinación razonable que se
haga de número y nivel educativo de beneficiarios, obtienen, en conjunto,
un monto mayor por este concepto del que recibirían a través de la suma
lisa y llana de asignaciones “contributivas”.
Por último, ha de señalarse la existencia de otras asignaciones
“no contributivas” – en la medida que tampoco se exige, para su pago, la
existencia de trabajo formal –, establecidas por la ley Nº 17.474 de 14 de
mayo de 2002 en favor de toda mujer a la cual se le constate un embarazo
gemelar múltiple y de quienes tengan a su cargo hijos producto de un
nacimiento gemelar múltiple.
En estos casos, el monto de la asignación por cada niño será
el triple del de la asignación “contributiva” que les correspondería según
el nivel de ingresos de sus progenitores desde la gestación hasta los cinco
años de edad del beneficiario, el doble de aquella asignación entre los seis

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y los doce años de edad y la asignación común entre los trece y los
dieciocho años de edad. El tope de ingresos del atributario y su cónyuge o
concubino se fija, en estas situaciones, en 15 BPC.

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