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Ella no fue, entre todas, la m�s bella,

pero me dio el amor m�s hondo y largo.


Otras me amaron m�s; y, sin embargo,
a ninguna la quise como a ella.

Acaso fue porque la am� de lejos,


como una estrella desde mi ventana... 1
Y la estrella que brilla m�s lejana
nos parece que tiene m�s reflejos.

Tuve su amor como una cosa ajena


como una playa cada vez m�s sola,
que �nicamente guarda de la ola
una humedad de sal sobre la arena.

Ella estuvo en mis brazos sin ser m�a,


como el agua en c�ntaro sediento,
como un perfume que se fue en el viento
y que vuelve en el viento todav�a.

Me penetr� su sed insatisfecha


como un arado sobre llanura,
abriendo en su fugaz desgarradura
la esperanza feliz de la cosecha.

Ella fue lo cercano en lo remoto,


pero llenaba todo lo vac�o,
como el viento en las velas del nav�o,
como la luz en el espejo roto.

Por eso a�n pienso en la mujer aquella,


la que me dio el amor m�s hondo y largo...
Nunca fue m�a. No era la m�s bella.
Otras me amaron m�s... Y, sin embargo,
a ninguna la quise como a ella.

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