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Centro de Investigaciones Psiquiátricas, Psicológicas y Sexológicas de Venezuela

Instituto de Investigación y Postgrado

Maestría en Ciencias. Mención: Orientación de la Conducta

Asignatura: Recursos Audiovisuales

ACTITUDES DEL ORADOR EN EL PROCESO DE LA COMUNICACIÓN

Ensayo

Facilitadora: Esp. Hildenora Tarazón

Autor:

Lic. Ernesto Alfonzo

C.I. 21. 623.352

Caracas, Febrero de 2019


El presente documento tiene como finalidad presentar algunos aspectos que
intervienen en el proceso de la comunicación, que son importantes en la orientación. Estos
elementos son recomendados por quienes se han formado en la oratoria.

En primer lugar, la comunicación es un aspecto central del ser humano. A través de


la misma, el ser humano puede expresar sus pensamientos, sentimientos y creencias.

Existen diversos modos de comunicarse. Una de las formas es a través de las


palabras articuladas (la comunicación verbal), donde el “emisor” brinda un mensaje a un
“receptor” y esté ofrece una retroalimentación (respuesta).

La otra manera de comunicarse es a través de los gestos faciales o corporales,


postura corporal, así las manifestaciones físicas como la ruborización de la piel, expiración,
aumento de la temperatura corporal, entre otras.

Ambas comunicaciones se pueden desarrollar en un plano formal o informal. El


plano formal corresponde a la interacción que existe entre dos o más personas, donde se
abarcan elementos referentes a un tema en específico y existen normas para poder
desarrollar una comunicación efectiva, esto es, “las normas del buen hablante y el buen
oyente”.

Estas normas permiten regular el proceso comunicativo, de acuerdo con el ambiente


en el que se desarrolla – por lo general el académico y el laboral- así como los elementos
que intervienen en el mismo, tales como: la presencia física, el manejo del espacio, la
capacidad argumentativa, la capacidad de respetar el turno y tiempo de palabra.

En la comunicación que se da en el ámbito informal, las regulaciones suelen ser más


flexibles. Esto debido a que se desarrolla entre personas que ya se conocen o en espacios
donde se comparte, disfruta y desarrollan interacciones de la vida cotidiana.

Es importante señalar para quien esto escribe, que la comunicación es un elemento


esencial a la hora de ejercer la profesión de orientador. El orientador debe tener habilidades
para comunicar a sus pacientes o consultados, a sus colegas y público en general,
información referente a diagnósticos, tratamientos, orientaciones, desarrollo de talleres,
charlas, sesiones educativas, entre otras.

A este proceso de poder comunicar a los demás de una manera formal y deliberada
se le puede conocer como “oratoria”.

La oratoria está definida por el DRAE como: “Arte de hablar con elocuencia, de
deleitar, persuadir y conmover por medio de la palabra” (2019, s.p).

Para este diccionario, esto significa que es un “proceso” donde se desarrollan


elementos que buscan tres objetivos: “deleitar, persuadir y conmover”. Para que el
orientador logre estos objetivos debe tener conciencia que su discurso debe tener un
objetivo específico en las personas a las cuales se los dirija.

En este concepto de oratoria que brinda Yagosesky (2001) se puede evidenciar


cómo el orador delimita su objetivo antes de comunicarse:

“Es una forma de comunicación interpersonal, a través del cual una persona
(orador) se sirve de una serie de actitudes, así como de técnicas verbales y no
verbales, para influir sobre un determinado grupo de personas (público), con
la intención de que piensen, sientan y actúen de una manera previamente
establecida.”

En ese sentido, quien esto escribe concuerda con el autor en los aspectos
intervinientes en la comunicación, donde se emplean “técnicas verbales y no verbales para
influir sobre un determinado grupo de personas”. Es decir, la oratoria tiene como finalidad
última influir en las demás personas. En cuanto a las técnicas verbales y no verbales,
existen: el dominio emocional, el miedo escénico, la empatía y el autocontrol.

Estos cuatros elementos se pueden resumir en una frase de Vitozz, citado por
Yagosesky (2001): “El hombre está obligado a elegir entre vivir sin control y dominado por
sus defectos, o perfeccionar el control para superar sus defectos.” (p.15)

El dominio emocional, tiene que ver con el control de lo que se hace “se siente” en
el momento en el cual se está expresando un mensaje. Ante situaciones que puedan
colocarlo en evidencia, sea por el poco manejo del contenido expresado, nervios, preguntas
o actitudes hirientes de los espectadores, el orador (y el orientador) debe tener control sobre
sus emociones y poder expresar claramente sus palabras.

Mientras que el “miedo escénico” es definido por el Yagosesky (2001) como:

“una forma de timidez que surge en presencia de grupos, o como


consecuencia de pensamientos limitadores acerca de nuestra actuación frente
a grupos. Es una reacción, una respuesta defensiva del organismo,
caracterizada por distintas formas de alteración de la normalidad en el
funcionamiento mental, emocional y motriz del individuo que lo padece.” (p.
16)

El autor de este documento considera que es necesario que el orador no sólo maneje
sus emociones, sino el entorno que puede desequilibrarlas. Como los estímulos que llegan
al organismo desde fuera son externos, éstos deben evitarse a través de una “barrera” o
“coraza” que debe generar el orientador u orador en sí mismo.

Para controlar el miedo escénico el orador puede hacer un proceso terapéutico con
apoyo de un profesional que le permita, bien sea con técnicas intrusivas-directivas
(exponer al orador en público para disminuir el miedo escénico) o secuenciales realizar
actividades que permitan disminuir gradualmente el miedo escénico. De este modo, las
respuestas que puedan paralizar o reducir la operatividad del orador, pueden verse sin
efecto tras haberlas trabajado previamente.

Mientras que le miedo escénico puede ser provocado por estímulos externos, la
empatía tiene que ver con el proceso interno propio del orador.

Tiene relación con la capacidad de “colocarse en el zapato del otro”; es decir: vivir
la experiencia o desde el punto de vista del otro para poder comunicarle el mensaje y que
efectivamente pueda influir en él. Este proceso pasa, por una parte, por conocerse a sí
mismo primero y luego al otro. Cuando se llega a este punto, el orador puede influir en los
pensamientos, sentimientos y acciones de la otra persona.
Al igual que la empatía, el autocontrol es un elemento de la comunicación de
dominio del orador. Aunque el miedo escénico también, los estímulos de las emociones
provienen del exterior.

El autocontrol es la capacidad que puede tener un orador/orientador no sólo de


controlar sus sentimientos o emociones, sino la capacidad de ordenar las ideas, controlar el
manejo del espacio, las palabras a utilizar, los gestos a emprender, entre otros aspectos.

Para lograr el autocontrol puede haber diversas técnicas. El autor de este documento
recomienda realizarse cuatro preguntas que pudieran posibilitar al orientador/orador
ubicarse en tiempo y espacio para evitar las emociones negativas o controlarlas en caso
que aparezcan: “¿Qué estoy sintiendo?; ¿Qué estoy pensando?; ¿Qué estoy haciendo?,
¿Cuál es mi objetivo?”

Estas preguntas pueden sugerir un resumen de los cuatro elementos que intervienen
en el proceso de la comunicación (dominio emocional, miedo escénico, empatía y el
autocontrol), dado que las tres primeras hacen que el orador se pregunte hacia sí mismo qué
proceso está viviendo, mientras que el cuarto hacen que se pregunte “qué es lo que quiere
lograr en quien lo escucha”.

La postura del autor de este ensayo se coincide en que no puede haber un proceso de
comunicación – al menos formal, con el objetivo claro de persuadir- sin formación previa.
El riesgo de cometer errores o lograr lo contrario de lo que se quiere es mayor cuando no
existe claridad en las ideas, en los pensamientos, en los sentimientos del orador con un
entrenamiento anterior.

Vale destacar que en el proceso de orientación (prevención – diagnóstico-


orientación) siempre existe comunicación con una o más personas. El entrenamiento en
oratoria para quien ejerza la profesión de orientador es esencial, dado que los consultantes,
por lo general asisten con errores de conceptos y un deber fundamental del orientador es
poder brindarles con palabras claras “su situación actual” y la “situación ideal a la que
quieren llegar”, para mejorar su funcionamiento biopsicosocial.
REFERENCIAS BIBILIOGRÁFICAS

DICCIONARIO DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. (2019). Recuperado el 21 de 02 de


2019, de https://dle.rae.es/

LA GRAN ORATORIA. (2019). Recuperado el 21 de Febrero de 2019, de Google Sites:


https://sites.google.com/site/lagranoratoria/la-gran-oratoria/tecnicas-de-
oratoria/definiciones-y-tecnicas

CIPPSV. (2004). Programa Orientación de la Conducta. Caracas.

CIPPSV. (Enero de 2012). Manual para la elaboración y presentación de trabajos de


grado . Recuperado el 2019 de 02 de 21, de Slide Share :
https://es.slideshare.net/aliriotua/manual-de-cippsv

YAGOSESKY, R. (2001). EL PODER DE LA ORATORIA. CARACAS: EDICIONES


JÚPITER C.A.

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