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PRUEBA DE SUFICIENCIA
ACADÉMICA
CARRERA DE CIENCIAS DE LA
COMUNICACIÓN SOCIAL
FACULTAD DE HUMANIDADES Y
CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
RECOMENDACIONES PARA LA PRUEBA DE SUFICIENCIA ACADÉMICA
Estimado estudiante:
En tus manos tienes los textos bases para el examen de suficiencia académica. Te damos las
siguientes recomendaciones:
1) Los textos tienen diferente grado de dificultad. Te recomendamos que leas este dossier en
orden.
2) Subraya, toma notas, haz resúmenes.
3) Lee todo lo que está en el texto, los títulos, los pies de página, los paréntesis también dan
información importante sobre lo que estás leyendo.
4) Ten paciencia. Hay algunos textos que requieren ser leídos más de una vez. Trata de releer si
sientes que no has entendido algo.
5) Usa diccionario. Si no entiendes una palabra o un concepto busca en un diccionario o en
internet su significado.
6) En el texto vas a encontrar diferentes autores, lo que significa que tienen posiciones y
enfoques distintos. Toma en cuenta eso.
¡Mucha suerte!
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André Gaudreault*
Traducción del original francés al inglés: Timothy Barnard
Traducción al castellano: Begoña Soto Vázquez
'ANDRÉ GAUDREAULT (1957) es profesor titular del Departamentode historia del arte y estudios cine-
matográficos de la Cniversidad cie Monueal, así como responsable de GR4FiCS (Grozípe de recherche sur
I'nl'enementet laformarion des instit~rtionscinématopphiqtre et scénique). Profesor invitado de numerosas
universidades (Bolonia. Buenos .Aires, Esciiela Xormal Superior [Pans],Escuela Europea Superior de la Imagen
[;2ngulema],París 1-Panteón-Corbona, Paris 3 -3ueva Sorbona, Santiago de Compostela y Sao Paulo), ha fir-
mado algtinai obras hnclamentales para el estudio del cine de los orígenes desde una perspectiva narratológica
o histórica: Lh4 litt&aire atlfi(rniqzre. -1sraie drí récit (edición revisada y aumentada, 1999),Le Récit cinéma-
to,qapLnqzie (1991 - con F. Josti [edición española: El relato cinematográfico: cine? na~atología(Paidós,
199í)j.Pathé 1900. Frapnents n'~inefi1nzogruphie ana!lzique di1 cinéma despremien temps (193),Azd pays
&S ennemis d11 c i n h a (1996 - con G. Lacaise y J.-P.Sirois-Trahan) y Cinema delle o?f@ni(2004). Es, asimis-
mo. director de la revista especializada Cinén~m.En 2008 publicará Cinéma et aftraction>~. h u r une nouuelle
hi.goire clir cinémato,grapheen CNRS Éditions (Prins).
' Yota (fe la traciuctora: La redacción (le la revista Secuencias asume esta traducción del orignal utilizado
por el aiitor en hncés creyendo que es la ec~uivalenciami? adecuada en caqtellano. No obstante, el texto que
publicamos aquí es la tndiiccicín del oriLghalpublicado en inglés con el título "From ~PrimitiveCinema. to ~Kine-
.4ttracrography~",en Ránda Strauven (dir.), Tbe Cinema of Attractions Reloaded (Amsterdam, Amsterdam
Universin Press. 7006). pp. 85-104.
Nota de la traductora: Dada la complejidad de la traducción y equivalencia en castellano. de algunos de
los t6rminos utiii7ados en el original se ha decidido traducir el término inglés "earli~cinema" por el de "cinede
105 inicios" en castellano siempre que el sipificado del tekTo lo ha permitido manteniendo el entrecomillado o
1scursiv3s cuando el autor lo escribe de esa manera en el original.
cinematógrafo
1978 en el que el autor de este artículo tuvo la enorme fortuna de participarJ. Allí, nuestro
examen del "cine de los inicios" tuvo el privilegio de ser, y eso era una novedad en aquel
tiempo, una aproximación profundamentedocumentada: más de quinientos filmes de ese
período fueron exhibidos de forma conjunta4,traídos para esa ocasión por quince archivos
cinematográficos de todo el mundo. Los pases de esos filmes para un pequeño grupo de
especialistas internacionales (muchos de ellos jóvenes licenciados deseosos de desarrollar
un nuevo acercamiento a la materia) fueron una verdadera revelación. Cinta tras cinta fui-
mos testigos de cómo amplias zonas de los libros sobre "Historia del Cine" existentes se
desplomaban ante nuestros ojos. Al contrario de lo que todos esos libros nos habían conta-
do, travellings, primeros planos, montajes paralelos y otros elementos fundamentales del
lenguaje cinematográfico no esperaron a David Wark Grifith para hacer su aparición.
Estas exhibiciones intensivas que no se habían llevado a cabo en décadas reorganizaron
la concepción que se tenía en aquella época sobre los años iniciales del cine. Verdad es que
los especialistas invitados a Brighton estaban relativamente preparados para aquel cambio:
la mayoría de ellos, en los meses preparatorios del Congreso habían escrito artículos sobre
el tema5 como una manera de proponer sus ideas a la comunidad internacional de archive-
' Este simposio se celebró como parte integrante del 34 Congreso de la Federación Internacional de
Archivos Fílmicos (FIAF); fue organizado por David Francis (en aquel tiempo archivero el National Film Archive
de Londres) en co!aboración con Eileen Bowser (en aquel tiempo archiven clel departamento de Cine del
Museum of Modern Art de Nueva York).
"obre la compilación de esas película5 ver: André Gaudreault (ed.), Cinema 1900-1906:An Analytical
Stzdd~~,
Volume2: FilmqyaphieiFilmqyaphy (Bruelles. FiAF, 1982).
Estos artículos Fueron publicados en las Acta? del Congreso: Roger Holmam led.), Cinema 1900-1%: An
AnaIirticalStu~~, Volume 1. @m-elles,FL4F, 1982). Ca5i todas las comunicaciones presentadas en Brighton se
publicaron también en francés en Les Cahiers de la Cinérnathkqte, 29 (1979).
ros cinematográficas presentes en Brighton y con ese fin habían visio-
nado un considerable número de filmes del período6.
' Bto hie especialmente cierto para el "equipo de los Estados Unidos", que, liderado por Eileen Bowser,
se tomO muy en serio su misión de escqer qué películas de las que se encontraban disponibles en los archivos
estadounidenses se pasarían en Brighron. Los miembrm de este equipo visionaron entonces varios cientos de
pelinilas, un buen numero de ellas no fuernn exhibidas en Brighton.
también si la invención de Kinetoscopio y/o el Cinematógrafo fueron
realmente un punto de ruptura. Momentos de ruptura y cambios de
paradigma no están necesariamentesincronizados con la invención de
nuevos procedimientos como el Cinematógrafo Lumiére, ni con el
refinamiento de nuevas técnicas como el montaje.
La cuestión que debemos plantear en este caso es si la relativa-
mente imprevista disponibilidad de una nueva tecnología revolucionó
el comportamiento, transformó el paisaje cultural, puso en marcha
mutaciones significativas e hizo posible el paso a un nuevo orden
cultural, artístico y mediático. Nada más lejos de la verdad. Es bien &
sabido que el nacimiento de un medio da sus primeros pasos reprodu- ?.
ciendo de una manera bastante servil otros medios de los que se deri- F
va. Y el cine no parece contradecir ese modelo. '
Estableciendo, probablemente de forma equivocada, un punto de
ruptura en la década final del siglo XIX entre los penodos del denomi-
nado pre-cine y el denominado cine de los inicios, los historiadores le
hemos amputado literalmente al cine sus más profundas raíces. Esas
raíces, por supuesto, se extienden hacia los parajes más remotos del Kinetoscopio.
llamado "pre-cine". Es más, esa postura refuerza una inercia teleológica de los historiadores Grabado de 1894
e historiadoras, conduciéndolos jr conduciéndolas a analizar el lugar del cine de los inicios
desde la estricta perspectiva de preguntarse "¿quées lo que el futuro nos deparará?".Así
verían un cine de los inicios o un "primer" cine como una antecámara de un cinepostm'or
o un segundo cine (o un cine de una "segunda era'?, la lógica y natural continuación de
una era cero representada por el "pre-cine" y de una inicial o primera era representada
por el "primer" cine o el cine "de los inicios"...
Nos debenamos hacer el mismo tipo de preguntas acerca de la relación entre los deno-
minados cine de los inicios y cine institucional. El cine de los inicios, no es sólo aquel cine
que, por norma, no se acompafiaba de sonidos grabados; ni aquél en el que sus espectado-
res no estaban siempre sentados en filas ni sujetos a un estricto código de silencio. Ese
"cine" no era sólo interpretado por actores desconocidos,y sus imágenes en blanco y negro
también proyectaban matices grises sobre la sala (a no ser que explotara en colores pintados
a mano directamente sobre la película). Este "cine" no alcanzaba sus objetivos únicamente
con sesiones breves de proyecciones (en cualquier caso mucho más cortas que las dos horas
generalmente privilegiadas por la institución); las sesiones en cuestión también se compo-
nían por una docena o más de vistas. Etcétera.
Centremos esta cuestión, esencial para cualquier aproximación histórica a las prácticas
cinematográficas:¿Puedeel "cine de los inicios (o para traducir del francés: el "cine de los
"
primeros tiempos", "el primer cine'', "el cine de los orígenes", etc.) ser considerado estric-
tamente cine? ¿Nosería más ortodoxo establecer una clara distinción entre las prácticas ci-
nematográficas de antes de la institucionaliz~cióndel cine jT aquellas que se generan con
(y despziés) de la misma? ¿No tenemos argumentos de peso para postular la existencia de
una clara brecha, una radical ruptura, entre el denominado "cine" de los inicios y el cine
institucional? Aquí es donde aparece la contradicción posible entre los términos de una
expresión como la de "cine de los inicios": en sí, en realidad, lo que los cinematografistas
(un término usado en el periodo en inglés y francés para describir a los operadores de cá-
mara o realizadores) de la época estaban produciendo no era "cine".
- Bta es la expresión usada por Eric de Kiiyper en "kcinema de la seconde époque: le muet des annees 10
(Cinhntheqz~e.1,1992), pp. 28-35.
¿Un cine "primitivo"?
Por otn parte, cada genenciin de historiadores ~inemato~gráficos
ha tenido. en francés al menoc. una manera de describir el periodo
en el que el cine surgeR.La variedad de nombres que se suceden los
llnnc í~
u
..<
,., Llos otros es particularmente representativa de los cambios de
actituc-les de dichos historkitlores. En Francia, la primera expresión
en arraigar fue la controvertitla "cine primitivo" sobre la que se han
derrarnado ríos de tinta. Se trata de una expresión muy lastrada que
en los círculos franceses clorninó el panorama durante treinta o
cuarenta años. Tan profundo es su atractivo que está pegada a la piel
de muchos historiadores tecincos cinematográficosfranceses hasta
el unito que a l pinos
~ de ellos son ~.
. incaclaces de de:j~rendersede ella
aúh h~o en día. 1Recienteme,nte Jacques Aumont <rscribió .¿Por qué
reemr)lazaruna p nitivol, cuya historiadespués de todo es
.-. .--.- .
interesarile, pur
-.-A-
.4ndrt Gaudreaiilt v Roberta Peanon (&s.). Le Cinha ni1 t f f i < ~ dir ~ nsiecIeCinem
t at the lirrn of rhe
Centir~fQuekec.l.ausanne.Suit BIancheTayot-kusanne. lmi,pp. l'.??.
Anuncio del
cinematiigrafo
Lumiere
En cambio, tal como se usó desde los años cuarenta a los años sesí:nta en pai
expresión "cine primitivo" entorpecía, a mi modo de ver, Iian ennnu;,:
rIltc.ktV ln histófic~
t ~ V U I C
CI
'"Nota de la traductora: de acuerdo con el autor y respetando el sentido del párnfo se ha carnhiado la
referencia original al -fod En<~Iixhikctionny por &a al diccionario de la RE m k acorde a1 texto en su
wrsiOn castellana.
Georges Melies en El
hombre de la cabeza
de caucho (L'homme
a la tete en
caoutchouc, 1901)
.Ciertos columnistas cometen una verdadera injusticia cuando escriben cosas como
"estos cinematografistas iniciales eran "primiti~o5"[...l.'. iDe verdad creen que éra-
mos primitivos después de veinte años de trabajo continuado y constante perfeccio-
namiento de nuestro oficio? [...] iPor qué nos llaman "primitivos" con ese aire de
desprecio?))".
Está claro que hacia finales de los años veinte el uso de la expresión "primiti~lo"para
describir a los cinematografístas podía implicar algo negativo.
Pero esto no es todo. Incluso en una de las formas no peyorativas del término (la RAE
reconoc:e seis de este tipo), "primitivo" pierde la connotación positiva cuando describe a los
cinema1tografístas. Según la terminología artística, para la RAE primitivo son 40s artistas v
obns d~el occidente europeo anteriores al Renacimiento.. El diccionarioRobM de la lengua
frances: va un paso más allá en esta dirección; para este diccionario, un "primitivo" es .un
artista (fe un periodo anrm'or a aquél en el que la forma artística en cuestión alcanza su
madure,z- (las cursivas son mías). .Así pues, hay tanto escultores griegos primitivos como
pirilorrs holandeses o italianos primitivos. ¡Pero Georges Mélies, Edwin Porter v Louis
:-A---
Lumiere no pueden ser descritos como "primitivos" en este sentido! Mejor dicho, debería-
mos pensar en Charles Chaplin,Thomas H. Ince, Louis Feuillade, Abel Gance y D.W. Grifith
como primitivos. porque fueron artistas de un periodo anterior al de madltrez de la forma
artística que cultivaban. Un arte no puede alcanzar su madurez en el momento de su naci-
miento; como Francois Jost ha demostrado1', de hecho, el arte cinematográfico no nace
bata la década de los diez y no alcanza la llamada madurez hasta al menos la década de los
veinte.
" Georges XZeliks, "En marge de fhistoire du cinématographe," Propos sur les orres animées, André
Gaudrault. Jacques hlalthete y 5fadeleine 5lairhete-\lélib (eds.), número especial d e Les doxn'en de In
Cinémath@qrie.10 (1982).p. 29.
'? Fnn~oisJoct."L'invention du cinéaste" e n Ania Franceschetti y l e o n a d o Quaresima (eds.), Before the
Aitrhr K d i n e !Italia]. Forum. 193, pp. í3-57.
¿"Cine de los inicios"?
A comienzo de los años sesenta. en francés, la expresión "cinéma des premien temps"
gradualmente comienza a desplazar a la de "citzémrrprimitif". Como he mencionado más
arriba debemos traducir esta expresión por "cine de la época iniciar o "el primer cine".
mientras la expresión que se adoptó en inglés es, por supuesto, "ear!~~
cinema".\Tolveremos
a estas tres expresiones más adelante. Contrariamente a lo que Michel Marie creía en el
Congreso sobre Mélies que tuvo lugar en Cerisy en 199613,el autor de este artículo no fue
el primero en usar esta expresión en francés, al editar la versión francesa de las actas de
Brighton en 1979". La expresión se encuentra aquí y allá antes de esa fecha. especialmente
en el trabajo de Christian Metzlí, sin ninguna nota concerniente a su uso. lo que tendería a
demostrar que dicha expresión era ya aceptada en la década de los sesenta.
Esta expresión nos engaña con ilusiones y no se ajusta a la realidad que pretende
describir. Comenzando, como hemos visto, con el uso de la misma palabra "cine" para
describir este periodo que es el reino de la prodzrcción de ~~istas animadas; describir
estas vistas como "cine" resulta una usurpación del término. De acuerdo con la posición
que estoy defendiendo aquí, el cine como tal aún no existía en el periodo denominado
"cine de los inicios".
Cada uno de los dos componentes de la expresión "el cine de la é l" merece
ponerse bajo sospecha. Tomemos por ejemplo el complemento determinado "época ini-
cial". He aquí una determinación cuyo primer defecto es que implica un sentido completa-
mente occidental del tiempo histórico, como Silvestra Mariniello ha descrito16. En vez de
hacer esto, como Mariniello sugiere, deberíamos lidiar con el asztnto: la expresión "cine de
los inicios" tiene cierto tufo etnocentrista. So está claro que el "cine de los inicios" en los
Estados Unidos, por ejemplo, tenga lo mis mínimo que ver con el "cine de los inicios" en
un país que no estuviera expuesto al nuevo medio antes de la década de los treintñ
por hleo., v k e su aniculo "Problemes actuels de thForie du cinéma". Ewic sitr la siqnificationazr citlénla,
vol. 2 (Paris. Klincbieck. 1977). pp. 3j46 (ver en concreto la página Ií para el uso del rcnnino). Este anictilo
es una reseria del segundo volumen de Jean Z í i t ~Estbetiqite
. et p.yclmlneie dzr cinema. Fue ~uhlicatliipor
primera vez en 1%; en Rawe n'Esthétiqzre 20.2-3 (.Abril-Septiembre de 1967. pp. 181 \3 13 eípre-
sión "n'némadespremierstemps" al menos en otra ocasión en el mismo volumen. en ": qcciun tlsns
le film", pp. 89-96 (ver en concreto la página 96 para el uso del término).
l6 Esta observación fue hecha por Silvestra Mariniello en una comunicación enviada al congreso Le Cinc'mrc.
cmt ans apes celebrado en Montreal en Noviembre de 1995. La comunicación Fue publicada posteriorniente.
pero sin el pasaje al que me refiero. V h e Silvestra Mariniello, "L'histoire clu cinérna contre le cinema dans
I'histoire" en .hdré Gaudreault. Germain Lacase y Isabelle Ra!nauld (d.). Le Cinéma m histoire In.sfitlrtion
cinémntcpapbique.réceptionflmique et recm.h¡tion hi.xtonqrie Paris'Quebec. Xléridiens Klincksieck,Xota
Bene, 1999),pp. 13-2'.
Se podría decir sobre esta objeción. que aunque incuestionable. no es esencial porque
siempre seri posible contextualizar nuestro uso de la expresión. Sea como sea. el zapato
aprieta por todas partes y sin remedio posible. b a r "inicios" para hablar de las prácticas
alrededor del cinematógrafo,tal como nosotros lo entendemos aquí, supone que el camino
tomado por el cinematógrafo para llegar a ser cine y el objetivo de esa transformación están
determinados previamente.
Hablar de "cine de los inicios" o "cine de la época inicial" es adoptar una posición que
para empezar sena completamente opuesta de raíz a la que yo mantengo aquí. Hablar de
"cine de los inicios" es decidir a priori ponerse unas lentes teleológicas que obligan al o b
sen~adora concluir que el fenómeno bajo observación esta simplemente en sus comienzos
(esto es lo que "ear!i7" o "inicio" significan),a concluir que no lo estaría haciendo del todo
mra algo que empieza. que con toda seguridad hará progresos con los años...
embapo y después de todo, el cine de la "de la época inicial" es. quizás antes que
3 "época postrera" de otro fenómeno. Me aclararé: no estoy diciendo que el cinemató-
io pueda ser visto como la época inicial de tal o cual fenómeno. Por supuesto que
puede ser visto así. Pero etiquetar nuestro objeto de estudio como "cine de los inicios" es
privilegiar un aspecto que en argumentaciones como la nuestra no tiene importancia alguna
si lo que esos awmentos pretenden es contemplar en toda su amplitud los contornos del
objeto. Porque el período del denominado "cine de los inicios es de hecho un período
"
fronterizo entre dos mundos: el tiempo en que el cinematógrafo no existía todaz1ía (digamos
antes de 1895) v el tiempo en el que el cine de los inicios, habiendo cedido ante el cine ins-
titucional,vano existir&mas (digamos alrededor de 1915).
Cuando le damos nuestra bendición a una expresión como "cine de los inicios" presu-
pone nos encontramos afirmando. por ejemplo. que Mélies introdujo tal o cual cosa en el
Anuncio del Teatro cine. Si tiene algo de cierto que Mélies introdujo el teatro en el cine, la afirmación contraria,
Robert Houdin que siempre queda sin decir, ¡es cien veces más cierta!
l Mélies no solamente introd~~io el teatro m el cine sino
que -¡y con bastante eficacia!- introdujo el cinemató-
grqfo en el teatro, iaunque sólo fuera en el Teatro Robert
Houdin! Esta inversión de los elementos es la que verda-
deramente marca la diferencia. Porque la introducción del
cinematógrafo en el mundo de Mélies se extendió como
una práctica firmemente establecida. Situando esta intro-
ducción como la prolongación de una práctica anterior,
nos es posible asir mejor su significado profundo; no es-
tableciendo que algo comienza con la introducción de
una nueva tecnología y haciendo con esto tabula rasa de
todo lo anterior, ni consagrando a Mélies como realizador
de películas mientras no mencionamos su "verdadera na-
turale7a" (debería decir su verdadera cult~tra)como
hombre de teatro.
Jacques Deslandes entendió esto perfectamente cuan-
do escnbió que u21élie~no era un pionero del cine, sino
el último hombre del teatro de trucosJ'. El propio Mélies
no se hacía ilusiones acerca de su verdadera vocación
cuando declaraba: «Mi carrera cinematográfica está tan
atada a mi carrera en el teatro Robert Houdin que es im-
18 A:--T C1,'LOS
posible separarlasnlH.0, una vez más, cuando dice sobre su estudio cinematográfi
era. en suma, una fiel imagen, en miniatura, de mi teatro fantástico>J9.
Por tanto, puede que no hubiera. como el propio Zlélies dice, una ruptura clara entre su
carrera teatral y su carrera cinematográfica. De la misma manera que tampoco hay Iuna clara
distinción entre los títulos de sus espectáculos para el escenario y los títulos de sus películas.
De hecho sena imposible discernir. sin consultar la documentación, qué trabajos de Síéliks
son películas v cuáles obras para la escena teatral. Esto se puede demostrar con la siguiente
lista. que da la impresión de ser una lista de películas si no fuera por las fechas de prorliirrinn
. -.
.. -.- ..
(entre paréntesis), las cuales muestran sin lugar a diidas que se trata de piezas escénicas: La
Fée cles.fleursou le.!!imirde Ca<~liostro (El hada de las flores o el espejo de Cagliostro. 1889),
L'Enchantez~rAlcofnsbm .,r
(Alcofrisbas el encantador, 1889),Le .\fanoir hr Diable (El>,.,t. a l l ~ rld
diablo. 1890),Les Farces de la Lzine ozr les ;Clésa?a~tz~res de A'ostrdam us (Los truicos de la
Luna o las desventuras de Nostradamus. 1891),Le Charlatanfinde Sieclt? (El charlatán fin de
siglo, 1892) y l;lzrherge dzl Diable (La posada del diablo, 1894) "l.
Aunque referida casi exclusivamentea Mélies, esta conclusión a la que llego aquí conser-
va todo su valor, con mínimos ajustes de adaptación. para todos los "productores de irnáge-
nes animadas" durante el llamado cine de los inicios. Lo que los hermanos Lumiére crearon.
esto casi siempre se asume sin comprender completame:nte todas sus reperc,usiones.
fueron lasfotografiar animadas. v su trabajo debena ser visto necesarkimente corno parte
de la historia de la fotografía. Las vistas Lumiére pertenecen tanto. a la 1~istoriade las listas
-L- -2- -- .-A ..-.
fotosráficas como a la historia del cine, si no más. Sena muciiu liras p ~ u c i ~ i c ~cscribir
ivu L
.
la
historia de la obra de los Lumiére comparándola sincrónicamentt. con otros trabajos deri-
vados de la misma práctica cultural que estudiándola diacrónicamente como parte de la
historia del cine2'. Porque las vistas Lumiére no desplazan a ninguna otra línea de trabajo
dentro de la práctica cultural de la fotografía,sino que. en cierto sentido, lo que hicieron fue
amalgamarse con esa trayectoria: naturalmente, la fotografía fija continuará existiendo en
1895, 1896 y 1897 y sena más provechoso estudiar las vistas Lumiére desde el punto de
vista sincrónico como un fragmento del variado trabajo llevado a cabo dentro de la práctica
cultural conocida como "fotografía" que incluiría, de acuerdo con esta propuesta, 1las obras
de los primeros en manejar la manivela de un toma-vistas de vistas animadas.
Así pues, está claro que los primeros experimentos a los que se vincula la intrc
del cinematógrafo pertenecen a prácticas que de ninguna m:mera estabian en sus 1
"iniciales".
Citado sin indicación de la fuente porJacques Deslandles en "Vieu~papiers d'un cinéphile. Trucoanphie
2
..
de Geoyes lléli6s (1861-193X)", publicado como anexo al l i t i i ~ILC riciic Jenn. G e o ~ e.rlt;lies
s cinc'nste IParis.
iübatros, 19Kí), p. 142. En un correo electrónico fechado el 23 de abril de 139'. Jacques .\lalrhéte r
acerca de esra referencia "Jacques Deslandes (LeBoiilec~orddrrc i n h n a I'éporlrrede Geo~es.~léli@s.
indica sólo una vez (en la piyina 31) la fuente de la cita. Era una cana de ?Iéliks (ia quicni) pul
LEscamote2rr 8 (Enero 194Xi".
l9 Georges 3lélieq, "Les \%es cinématopphiques". Pmp.s sur le:i iwes animc audreaulr,
Jacques Malthéte y Madeleine Malthéte-Mtlies(ecLs.1. numerc especial de Les d o s ~ i mc, thfiqcluc)10
(19S2), p. 11.
'"
Para una lista actualizada y anotada de los espectáculos magcos «e hielles, verja te, .ire/ies
et ill~usons(Paris, kporégie, 1996), pp. 3346.
lm,qe.~
" Como sugirió hlarc-Emmanuel Afélon en el seminario coordinado por mi en Lieja (Belyca)en febrero de
1996 íhaio los auspicic~de la Universitt de Liege y de la Cinémath?qiie Royale de Ri.lgica): .In IOgica del carálí~
30 Lumiere es la lógica seriada (de 1x5 series). que viene de la fotngrafia !. que Fue prnfiisamente usada en la
fotografíadurante todo el siglo X C í m
;Fuera. por tanto. de los inicios!
iQué es, pues. lo que nos queda de la famosa expresión?De "cine de los inicios". nada.
Pero si regresamos a la expresión francesa "le cinéma despremien temps" v a nuestra tra-
ducción de ésta como "el cine de la época temprana" o "el primer cine" encontramos el
artículo determinado singular "el'', ¡usadode una forma harto curiosa! ;Yrealmente curiosa!
Y debemos cuestionar también esta palabra, a pesar de su relativamente pequeño tamaño.
ya que nos engatusa con espejismos tanto o más que los otros dos términos de la ecuación.
Porque ese "el" al comienzo supone de raíz un intento de unir lo que no puede ser unido.
La prictica culturrl "escena fantásticalde trucos". aun en su versión cinematográfica,tiene
muy poco en común con la prictica cultural del "juego de magia". aun en su versión cine-
matosrifica. incluso cuando las dos aparecen unidas hasta cierto punto artificialmenteen el
catálogo Xlélies. Las vistas eshibidas en el cine de la Maison Dufavel de París para niños y
niñeras ciertamente tenían poco que ver con la eshibición en una feria ambulante de una
película llélies como Ln Tentation de Snint-Antoine (La Tentación de San Antonio, 1898).
La proyección en París de la cinta lfélies Raid Paris-.llonfeCarlo (Rally París-Monte Carlo,
1905) tiene muy poco en común con las condiciones en las que H e n de ~ Grandsaignes
d'Hauterives exhibía vistas en Quebec2'. Y el pase de una típica película Pathé sobre <las
alegres historias de un calavera. en el Lonrer East Side de Nueva York poco o nada tiene en
común con una vista proyectada como complemento a un espectáculo de linterna mágica
organiado por La Bonne Presse en París. Antes de su institucionalización.las variadas prác-
ticas alrededor del cinematógrafo no tenían nada en común. Son los historiadores del cine
y los teóricos los que han unido estas prácticas artificialmentev de forma ideal en su discur-
so sobre: .'el"' primer cine, "ef' cine de la época temprana. Pero no había un solo cine antes
de 1910. había docenas y ninguno era el verdaderamente dominante, porque precisamente
:aún estaba por institucionalizar.
Un problema terminológico
Entonces, icómo vamos a Il:imar a nuestro objeto de estudio sin enmarañarlo todo?¿Cómo,
descle la base de las críticas que acabo de hacer l7 sin exponerme vo mismo a ser criticado a
su vez? ?Qué puedo proponer para desplazar la consagrada -e inadecuada- expresión
"cine de los inicios"?Podemos. por ejemplo, evitar el problema recurriendo, como he veni-
do haciendo durante varios años. a la expresión '.vistas animad%" para hablar de los propios
filmes. Éste era uno de los términos utilizados en la época en que se producían, pero no es
muy adecuado para describir un periodo o un paradigma. Igualmente. siguiendo a la ante-
rior generacinn de estudiosos (Edgar hlorin y Jacques Deslandes. en particular) podemos
usar el término "cinematógrafo"para identificar '.cinematografía de los inicios" y contrapo-
nerla a "cine",que se iisana pan denominar únicamente al cine institucional. .kunque esta
es unn distincitin sutil y hastante útil, en mi opinión no basta para permitirnos distinguir
,-'---lente y sin errores entre los dos conceptos. Lo que necesitamos para designar el Ila-
Ll'll'II1
rnatlo "cine de los inicios '. es iin término general. qiie englobe todo e impliqiie 1lor com-
pleto :iI fenómeno al que intentamos meter mano.
In icialmente pensi. en volver a la espresión "el cine de atracciones", que tien-e la
.- vpn-
-..
taja de contar con la categoría Fundamental de la atracción. Tom Gunning y o i
?' Pan aprender mis sohre este pintoresco aEpecto de les de vistas a :anadá, ver
Serge Duisou !. Germain Lacasse,.llrrrie de Kcntrrrt (Renna r, 2002).
mos esta expresión en el campo de los estudios sobre "cine de los inicios" en 198523.Pero
la resbaladiza contradicción del uso de la palabra "cine" permanece. Luego pensé en
proponer la expresión "cinematografía de los inicios" (que he utilizado unas líneas más
arriba), pero, tal y como hemos visto, el complemento determinante de "de los inicios"
("ea*)") me preocupa (a pesar de que estas preocupaciones son pocas y menos senas,
porque me refiero a "cinematografía" y no a "cine", aun así...). Me hubiera encantado te-
ner un golpe de genialidad v ser capaz de fundir esas dos expresiones en algo parecido a
"cinematografía-atracción",pero encontré que alguien se me había adelantado:consultan-
do el indispensable Le le.~iquefrangaisdu cinémn des origines 1930 de Jean Giraud,
descubrí que el término en francés y existía?'. Por el momento su única y conocida apa-
rición es en los escritos de uno de los primeros historiadores cinematográficos: no uno
cualquiera, porque alrededor de veinte años antes de p~iblicarsu historia del cine, no sólo
había sido coetáneo de la cinematografía-atracción sino que había sido una de sus grandes
figuras.
Este temprano (i!) historiador era C.-MichelCoissac, el autor en 1906 del impactante
ilfanuelpratiqzre du conférencier-projectionnistepublicado por La Bonne Presse". En su
Histoire du Cinématographe (1925) escribió que, alrededor de 1907-08:«los grandes bu-
levares de París rápidamente se convirtieron en el centro de la cinematografía-
atracción»?6.
Cinematografía-atracción, como yo lo utilizaré desde ahora. A mi modo de ver. esta
expresión tiene la cualidad de "problematizar"dinámicamente nuestro objeto de estudio.
Es una expresión que, al mismo tiempo que se proyecta en dirección a los años veinte
hacia la aportación por parte de uno de los participantes directos en el período, responde
a la idea que hemos acabado por tener de los años iniciales de la cinematografía, a princi-
pios del siglo XXI. Esto es, a finales del siglo XX, siglo que puede ser dividido a partir de
cómo ha venido designando (al menos en francés) el periodo investigado: de 1930 a 1960
la expresión "cine primitivo" ("cinémaprimitif' ) tomó el control, mientras que a partir de
1960 "el cine de los primeros tiempos" ("le cinéma despremiers temnps") empezó a hacer-
se hueco.
7-
IC 1"s LICIIIQOS-
~II~IICIUJ , así como de la importancia de la atracción en el ámbito
cultural en general a lo largo del siglo XX".
No obstante, no nos debemos sorprender de la convergencia entre la atracción de los
primeros tiempos y la atracción eisensteiniana. Porque esta última, sencillamente, tiene su
"origen" en la primera. 0. para decirlo de manera correcta, porque ambas comparten un
origen comíin. La cualidad atraccional de la cinematografía-atracciónno es simplemente una
categoría intelectual concebida por estudiosos contemporáneos necesitados de modelos in-
terpretativos. La atracción fue ley de vida para vanos de los protagonistas de esa cinemato-
pfia-atncción que tenían que enfrentarse a ella en su actividad diaria, absolutamente
conscientes de lo que eso significaba. Cuando, en los primeros años veinte, Eisenstein se
apodera del concepto de atracción y le da un lugar en sus teorías (y por tanto. se lo da en la
teoría fílmica en su conjuntoj, la palabra "atracción" ya estaba en boca de todo el mundo, o
al menos, lo hahía estado durante cerca de treinta anos. Y durante todo ese tiempo tuvo el
mismo ~i~gnificado que tuvo para Eisenstein desde el principio. De hecho, la atracción ei-
nianay la atracción cle losprimeros tiempos stc~(!en ambas de un oqyen comzín, la
n de los e@ectcíctrlospoptrlaresqtle se dio en el cambio de .si,qlo. Así, en el mismo año
. , : Eisenstein publica su artículo sobre la atracción, en 1923??,la popular revista francesa
Cint; potrr tozls publica un artículo anónimo de dos páginas titulado "La atracción en la
peliculx~'""en el que bisicamente se expone cómo los filmes de ese momento se construían
alrededor de breves momentos de atracción como tormentas, evplosiones o todo tipo de
'' Sohre este tema Waw nii artículo "Les ililescinénzat~~npbiqrle. selon Eisenstein. ou: que reste-t-il de
I'nncien r le cinknia (lec premien tenip.;) dans le noftrenrc (les prtxluctions filmiqiies et scripturaler d'Eisenc-
reinrr en Dnminiiliie Chata~i.Fnnqriicltfit 1. Sfartin Lefehvre (NI.;.). Eisensfein:l'nncien er le rioi<irenzc(Paris,
Snrtx~nnc/Coll(qi~c de Ceriy. 201). pp. 23-13. .Ugunas de las ida.; y psnies de ese texto se pueden encontrar
eii el presente articulo.
'* Sihre este tema ver en particular Tim Gunning. "Cinema des attnctionc et modernité" (Cintnintheque,
5 . 1994). pp. 129-39. [Versión inglesa: "The \%ole Tmn's Gatvking: Early Cinema and the Visual Experience of
?!rxiernifx" Oóle/oirrnn/qfCrifici.cm.-2, otoño 1994). pp. 189-701).
" Seqei Eisenstein. "The 5íonr3ge c-if .4ttncrions [l923]".Selecletl Torks Volrtme 1: \FRtin,qs, 1922-34, ed.
y tnd. Richard Tnylor ilimdon. Bririch Film Insrirute, 19881, " "'
acciones repentinas. El artículo alaba las películas de persecuciones en especial por conseguir
explotar todas las posibilidades del movimiento y el autor menciona el clímax de las escenas
de rescate en las películas de Grifith y no duda en criticar las películas contemporáneas
(hablamos de los primeros veinte) por el uso indiscriminado de todo un amplio abanico de
catástrofes para crear el clímax (fuegos, ciclones, explosiones, terremotos, etc.): «HemosIle-
gado rápidamente al punto en el que la atracción reina de una manera sensacionalista y se
incorpora a las películas con o sin causa justificada para conseguir intensificar su atractivo..
El autor llega a preguntarse si son necesarios tantos "puntos álgidos" cuando frecuentemen-
te parecen ser ((perfectamenteinútiles para el desarrollo lógico de la acción)).
La palabra "atracción", como he señalado más arriba, estaba en boca de todo el mundo,
y, añadiré, estaba en la pluma de todo el mundo. La encontramos en los periódicos tan
pronto como en 1896: ([Con la llegada del buen tiempo, las atracciones en París son más
numerosas y variadas cada día en el ~inematógrafo.~'.0,como otro cronista escribe acerca
de una vista Pathé de 1906 .Le Tour du monde d'un policier (la vuelta al mundo de un
policía) es una magnifica atracción cinematográfica)b3?.También encontramos el término en
algunos textos más teóricos o, al menos, más reflexivos. Como a continuación se puede ver
en un agudo juicio de Louis Delluc en 1917: ((Losespectadores se preocupan menos de las
atracciones. Prefieren una historia, una buena historia, vívida y bien contada))33.Sin embar-
go, el premio a la lucidez es para E.-LFouquet que escribe en 1912:
«Elcinematógrafo ha sido visto durante mucho tiempo como una "atracción".Se usó
en los cafés-conciertos, en el mwic-hall, en los programas de vodevil, como un
cantante o un acróbata más. [...] Hoy, ya no es así: las sesiones de cinematógrafo
generalmente duran toda la tarde y la audiencia ya no se aburre con ellas. El cine ya
no es una atracción sino una forma normalizada de entretenimiento.
A diferencia de como era anteriormente, ahora el cinematógrafo hace uso de
algunas atracciones.
[...] Es más, lo que es visto como una atracción en musz'c-halls,teatros de vode-
vil y circos (pmebas de fuerza, trapecista, juegos de magia, escenas cómicas, bailes)
se puede filmar y de esta manera se convierten en un espectáciilo tan interesante
como podrían ser en la realidad))?
.Debemos decir que en este caso el guión no es nada más que el i-iilo que
une todos los "efectos" que no están íntimamente conectados, de la ILl13llla m;rmn
' l i n i Gtinning. "The Cinema nf Attnctions: Earlv Filni. its Spectator. and the ,4vant-Garde" en
Elsaesser (e<!.). Enrli Cinemn. Spoce Frnrne .Yflrrotitsetnnctnn. Bntich Film Inctitute. 199).
" Tnm Giinning. ':4ttnctions. truquages et photogtnie: I'esplosion d u présent dans les films i truc rrancais
prtduits entre 1896 et 110-" e n Jean .4.Gili. Michde Lapnv. Michel Mane v Vincent Pinel (eds.), Les
mii.re.c nnntk'dn cinéniofrnncnis íP3ris. S o h n n e Snuvelle!,FRHC. 1%'). p. 1-9.
" Tnm Gunning. "Cinéma des attnctinns et modernite, iCiném&qlte. 5, 1931), p. 132
:$ Sadoul. Gel
A la conquista del
Polo (La conquete du
o6le. Georcies Melies.
'' Giiitlrc:iiilr y Gunnini:."I.e cinema (les premien tempv un defi i I'hirtoire tlii cinema? e r
..\iimonr. -4ntlri. Gaiitlraiilt y Slichel Starie fedi.\. Histnire rl~rchlrna. .\'oitr,c~llesapproci7e.~(Pans. !
l?q91.[?p. íh-S-. \ i r r2rnhit.n e! doc\.ier e n Rnntln Stnuven ((!ir.). Re Cirineiiicr qf ilttr~ctions
1.4niitertiam. Amsrertlam Ilnivenitv Press. 200ií).
" Ecta expre~irinei d e David Rortl~e!le n "Trxriia! .4n
p. 11'1.
nouoery, t o w i i ~U.
Porter, 1903)
da narratividad del primer plano es el frasco de medicamento en el film de Griffith The
Medicirle Bottle (El frasco de medicina, Biograph, 1909).
Por tanto, dentro del sistema mostrativo de atracciones, primeros planos, picados o
tra~ellingsno tienen las mismas funciones que tienen en el sistema tle integración narrativa.
Hay una razón en particular para esto, en el primer sistema esos elementos no están estric-
tamente sujetos a la "narrativización"". Como Tom Gunning y ! a mismo lo definimos, el
sistema de integración narrativa aparece para ser el sistema a travts del ciial el cine sigue un
proceso integrado de narrativización.Durante este periodo, el discurso cineinrítico se pone
al seruicio de la historia que se cuenta. De ese modo, los diversos componentes cle la ex-
presión cinemática se motilizan alrededor y se supeditan a los estrictos fines narratilos:
* Pan el desarrollo del concepto sistema d e intesncihii rnrrativa. ver Torn Giinning. 11\T: Grijith nnrl tJie
@gi?a of..lrnm'cc~ri,YnrafirleFilni: The Enrlr )?n-nr~nt RiqripI~( C h n r i jYS.41. C'nivmin- of Iliiiioi~Pms. 191).
'' G:iudreault y Gunning. "Le cinema des premien tenips: iin dkfi 9 I'histoire du cinkma?' eri Jacques
Aiimont. . h d r é Gaudreault Michel Xlürie (eds.),Hi.~foirerlir cinknn. . Y ~ ? c i ~ eclppwha
ll~~ (Psris. Sorboiine.
1989), p. í X . Ver tamhiGn rlox~iere n r a n d a Stnuven fclir.). The Cinema ofAnr~ctioasRelonrld (Arnstertlain.
Amsterdam Cniversity Press. 2006).
El cine institucional es un cine narrativo. así que necesita un narrador. El "cine" de las
atracciones no tiene necesidad de narrador. Prefiere al charlatán de feria. al maestro de ce-
remonia del mzcsic-hall.del teatro de vodevil o del caféconcierto. al vocero a la entrada del
cine, quienes añadían la atracción de su propia actuación a las atracciones de la cinemato-
grafía-atracción,
A modo de conclusión
.wmentar una ruptura entre el llamado "cine de los inicios" p el cine institucional es pro-
poner un cambio radical en la actitud hacia un tema tan importante para los investigadores
cinematográficos como es el cine de los inicios. Supone también acabar finalmente con el
intento de ver qué queda de uno (del cine de los inicios) en el otro (en el cine institucional).
Por el contrario. aqprnentar una ruptura entre el cine de los inicios p el cine institucional
supone destacar las diferencks entre estos dos conceptos p revelar la cualidad "orgánica" de
estas diferencias. Dicha cualidad opánica se deriva del hecho de que, en aquel tiempo, nada
estaba aún fijado con respecto a las prácticas o usos cinematográficos. Entre el momento de
la inve:nción del cinematógrafo (digamos, 1895) y el momento de la institucionalización del
cine ((iigamos, 1915) el ámbito de lo cinematográfico era un campo abierto a la experimen-
tación y la investigación. Suestra labor es la de convencernos a nosotros mismos de que el
punto Fundamental de ruptura en la historia del cine no fue la invención de la cámara toma-
vistas en la última década del siglo (el Kinetóprafo. el Cinematógrafo) sino la constitu-
ción de la institución "cine" en la segunda década del siglo XX,una institución cuyo primer
. .
principio fue el rechazo sistemático de los usos y costumbres del cine de los inicios, de un
pasado al que la institución no le debería absolutamente nada (10 que, por otra parte, no es
del todo falso). Desde esta perspectiva, debemos insistir sobre lo que en otro sitio'he Ila-
mado la cualiclatl de alien del cine de los inicios, una cualidad verdaderamente irreductible
de aieno que los historiadores cinernatog-ificostradicionales siempre han tratado de tapar.
Notas
h t e aniculo ha 5iclr) mcnro con el apoyo de GRWCS (Grupo de investigacitin sobre la emergencia y formación
de Inq iristituciones c inernatoadfica v escPnica) de la L'nii.enidad (le ?Ionrreal (Canadi),financiado por el Senicio
de Invt.itigacicin en Ciencin$Swales y Hurnanidacies de CanadiSocial Scienctr and Humanities Research Council
of Cnnad~(SSHRC)y los foncloi pan 13 investigación sobre la sociedad y la ciilnin de Quéhec. GRVICS forma
parte del Centro para la in\Jesti$aciónsobre la inrerrnedialidad/Centrede recherche sur I'interrnédialiré(Ciü) de
la Llniversidad de Xlonrreal. El presente articulo es una versión revisada de tina parte del libro publicado en italia-
no CN?rmndelle on,@ni.O de[kl "cinemnto~gfifl-n1trn_70ne" (xfihno. II Cx<roro,2004).
'"En el Cnncreco relehntlo en Pan<en 1993. Ver .bdré Gaiidmult y Denis Sirnard, "L'extrnnéiré du ci-
néma d e premien tempc: hilan et percpectives cie recherclir." Les i,i?iB
qnir. pp. 15-2q.
EL SIGNIFICADO
DE LA FORMA FÍLMICA
El c o n c e p t o d e f o r m a e n e l c in e
EXPECTATIVAS FORMALES
1. AB
«A» era una pista, y a p a rtir de ahí hem os establecido u n a hipótesis fo r
mal, probablem ente que las letras se sucederían en o rden alfabético.
N uestra expectativa ha sido satisfecha. ¿Qué sigue a AB? La m ayoría de la
gente diría «C». Pero la form a no siem pre concuerda con nuestra expec
tativa inicial.
2. ABA
Aquí la form a nos coge p o r sorpresa, nos deja perplejos. Si un determ inado
desarrollo formal nos causa sorpresa, reajustam os nuestras expectativas y lo
intentam os de nuevo. ¿Qué sigue a ABA?
3. ABAC
En este caso, las posibilidades son principalm ente dos: ABAB o ABAC. (Nó
tese que las expectativas limitan las posibilidades, al igual que las seleccio
EL C O N C E P T O DE FORMA EN EL C I N E 45
CONVENCIONES Y EXPERIENCIA
El ejemplo ABAC también ilustra otra cosa. La experiencia previa guiaba nues
tros presentimientos. Nuestro conocim iento del alfabeto convierte ABA en una
alternativa poco probable. Este hecho sugiere que la form a estética no es una sim
ple actividad aislada de otras experiencias. La idea de que nuestra percepción de
la form a se basa en la experiencia previa tiene im portantes consecuencias tanto
para el artista como para el espectador.
Precisam ente porque las obras artísticas son objetos hum anos, y puesto que
el artista vive en la historia y en sociedad, no podem os evitar relacionar la obra,
en cierto m odo, con otras obras y aspectos del m undo en general. U na tradi
ción, un estilo dom inante, u n a form a popular, algunos de estos elem entos se
rán com unes a varias obras artísticas diferentes. Estos rasgos com unes se deno
m inan norm alm ente convenciones. Por ejemplo, u n a convención del género
cinem atográfico musical es que los personajes canten y bailen, como en El mago
de Oz. Es u n a convención de la form a narrativa que la narración resuelva los pro
blem as a los que se enfrentan los personajes, y El mago de Oz acepta tam bién esta
convención al perm itir que D orothy regrese a Kansas. Los grupos de conven
ciones constituyen normas sobre lo que es adecuado o previsible en u n a tradi
ción concreta. O bedeciendo o violando las norm as, los artistas relacionan sus
obras con otras obras.
Desde el punto de vista del espectador, la percepción de la form a artística
se producirá a partir tanto de las pistas que proporcione la obra como de expe
riencias anteriores. Pero, aunque nuestra capacidad para reconocer las pistas for
males tal vez sea innata, los hábitos y expectativas concretos que atribuyamos a
u n a obra artística estarán guiados por otras experiencias: las experiencias pro
cedentes de la vida de cada día y de otras obras artísticas. Eramos capaces de ju
gar al ju eg o ABAC porque sabemos el alfabeto. Podem os haberlo aprendido en
la vida diaria (en u n a escuela, con nuestros padres) o en u n a obra artística
(como algunos niños que hoy en día aprenden el alfabeto en los dibujos ani
mados de la televisión). Igualm ente, podem os reconocer la estructura del «via-
EL C O N C E P T O DE FORMA EN EL C I N E 47
je» en E l mago de Oz p órque hem os viajado, porque hem os visto otras películas
construidas en torno ageste m odelo (por ejem plo, La diligencia [Stagecoach,
1939] o Con la muerte en los talpnes [N orth by Northwest, 1959]) a p o r q u e este y '
tem a se halla en otras obras arrfsticas, com o La Odisea y Alicia en eífiáis ke las ma
ravillas. N uestra capacidad para descubrir las pistas, para verlas com o si form a
ran sistemas y p ara concebir expectativas está guiada por nuestras experiencias
de la vida cotidiana y p o r nuestro conocim iento de las convenciones formales.
Con el fin de reconocer la form a fílmica, pues, el público tiene que estar
p reparado para com prender las pistas form ales m ediante el conocim iento de la
vida y de otras obras artísticas. Pero, ¿qué sucede si estos dos principios entran
en conflicto? En la vida norm al, la gente no se pone a cantar y bailar sin más ni
más, com o sucede en El mago de Oz. Muy a m enudo, las convenciones crean una
frontera en tre el arte y la vida, diciendo im plícitam ente: «En las obras de arte
esta clase de leyes de la realidad cotidiana no funcionan. Con las reglas de este
juego, puede suceder algo “irreal”». T odo arte estilizado, desde la ópera, el ballet
y la pantom im a, hasta la com edia y otros géneros, d ep enden del consentim ien
to del público p ara invalidar las leyes de la experiencia ordinaria y aceptar con
venciones concretas. No tiene m ucho sentido insistir en que estas convenciones
son irreales o preguntarse p o r qué Tristan le canta a Isolda o Buster Keaton no
sonríe nunca. Muy a m enudo, la experiencia previa más im portante para perci
bir la form a no es la experiencia de la vida cotidiana, sino los encuentros ante
riores con obras que presentan convenciones similares.
Los géneros, o tipos de obras artísticas, ofrecen m uchos ejemplos del uso de
convenciones am pliam ente aceptadas. Si esperam os que u n a historia de miste
rio revele al final quién es el asesino, esto no se debe a la experiencia de la vida
—m uchos crím enes de la vida real quedan sin resolver— , sino a que u n a «regla»
del género del misterio es que se resuelva el rom pecabezas al final. Igualm ente,
El mago de Oz es u n musical, y este género utiliza la convención de que los p er
sonajes tienen que cantar y bailar. Como otros m edios artísticos, el cine nos
pide a m enudo que adaptem os nuestras expectativas a las convenciones que uti
liza un género concreto.
Finalm ente, las obras artísticas p ueden crear nuevas convenciones. U na
obra enorm em ente innovadora p u ede parecer al principio extraña porque no
se ajusta a las norm as que prevemos. La p in tura cubista, la música dodecafóni-
ca y el nouveau román francés de los años cincuenta resultaban difíciles en un
principio p o r su rechazo a aceptar las convenciones. Pero un exam en más deta
llado puede m ostrar que u n a obra de arte poco com ún tiene sus propias reglas,
creando u n sistema form al heterodoxo que podem os ap render a reconocer e
interpretar. Finalm ente, los nuevos sistemas que presentan estas obras artísticas
poco com unes p ueden proporcionar convenciones y así crear nuevas expectati
vas.
FORMA Y SENTIMIENTO
com patible con determ inadas contorsiones del cuerpo del cómico. U na leve ex
presión del personaje puede prepararnos para la posterior revelación de su lado
malvado. U na escena alegre puede estar equilibrada con u n a triste y un aconte
cim iento trágico se puede m ostrar con un m ontaje o una música humorísticos.
Resulta evidente que todas las em ociones presentes en una película están siste
m áticam ente relacionadas entre sí m ediante la form a de ese filme.
La respuesta em ocional del espectador ante la película tam bién guarda re
lación con la forma. Acabamos de ver cómo las pistas de las obras artísticas in-
teractúan con nuestra experiencia previa, sobre todo con nuestra experiencia
de las convenciones artísticas. La form a de las obras artísticas a m enudo apela a
las reacciones tradicionales ante ciertas imágenes (por ejemplo, la sexualidad,
la raza, la clase social). Sin em bargo, la form a tam bién puede crear nuevas res
puestas en vez de recurrir constantem ente a las viejas. Al igual que las conven
ciones formales nos llevan a m enudo a dejar de lado nuestra visión norm al de la
experiencia de la vida real, la form a puede llevarnos a invalidar nuestras res
puestas em ocionales cotidianas. La personas a las que despreciam os en la vida
real, pueden resultar atractivas como personajes de u n a película. Podem os ver
u n a película sobre un tem a que norm alm ente nos repele y encontrarla fasci
nante. U na de las razones de esta experiencia radica en la m anera sistemática
en que nos vemos implicados con la forma. En El mago de Oz, podríam os, por
ejemplo, encontrar la tierra de Oz m ucho más atractiva que Kansas. Pero pues
to que la form a de la película hace que simpaticemos con D orothy y con su de
seo de regresar a casa, sentimos u n a gran satisfacción cuando consigue volver a
Kansas.
Es, en prim er lugar, el aspecto dinám ico de la form a el que provoca nues
tros sentim ientos. La expectativa, por ejemplo, estimula la em oción. Formarse
u n a expectativa sobre «lo que sucederá a continuación» es otorgarle cierta em o
ción a la situación. La satisfacción retardada de u n a expectativa —el suspense—
puede crear ansiedad o simpatía. (¿Descubrirá el detective al criminal? ¿Conse
guirá el chico a la chica? ¿Se repetirá la melodía?) Las expectativas satisfechas
pu ed en crear u n sentim iento de satisfacción o alivio. (Se ha resuelto el misterio,
el chico h a conseguido a la chica y la m elodía reaparece una vez más.) Las ex
pectativas defraudadas y la curiosidad sobre acontecim ientos del pasado pue
den dar lugar a la perplejidad o un mayor interés. (Así, ¿no es detective? ¿No es
un a historia de amor? ¿Ha reem plazado u n a segunda m elodía a la primera?)
Nótese que se pueden dar todas estas posibilidades. No hay una receta gene
ral para po d er crear una novela o una película que provoque la respuesta em o
cional «correcta». Se trata de u n a cuestión de contexto, es decir, del sistema
concreto que es la form a global de cada obra artística. Todo lo que podem os de
cir sin tem or a equivocarnos es que la em oción que sienta el espectador surgirá
de la totalidad de las relaciones formales que perciba en la obra. Esta es una de
las razones por las que intentam os percibir tantas relaciones formales como sea
posible en una película; cuanto más rica sea nuestra percepción, más exacta y
com pleja podrá ser nuestra respuesta.
D entro de su contexto, las relaciones entre los sentim ientos que se repre
sentan en la película y los que siente el espectador pueden ser bastante com
plejas. Considerem os un ejemplo. M ucha gente piensa que no puede suceder
nada más triste que la m uerte de un niño. En la mayoría de las películas, este he
cho se representaría de form a que evocara la tristeza que sentiríam os en la vida
real. Pero el p o der de la fuerza artística puede alterar el curso em ocional inclu
so de este hecho. En Le crime de monsieur Lange (1935), de Jean Renoir, el cínico
editor Batala viola y abandona a Estelle, u n a joven lavandera. Después de que
Batala desaparezca, Estelle se halla integrada en la com unidad y vuelve con su
antiguo prom etido. Pero Estelle está em barazada de Batala y tiene un hijo. La
escena en que la patrona de Estelle, Valentine, anuncia que el niño ha nacido
EL C O N C E P T O DE FORMA EN EL C I N E 49
m uerto es u n a de las más complejas de la historia del cine desde el punto de vis
ta em ocional. Las prim eras em ociones que se representan son de solem nidad y
tristeza; los personajes transm iten dolor. De repente, el prim o de Batala co
m enta: «Qué pena. Era un pariente». En el contexto de la película esto se tom a
com o u n chiste y los otros personajes em piezan a sonreír y luego a reír abierta
m ente. El cambio en las em ociones representadas en la película nos coge des
prevenidos. Puesto que estos personajes no son inhum anos, debem os modificar
nuestra reacción ante la m uerte y responder como lo hacen ellos, con alivio.
Q ue Estelle haya sobrevivido es m ucho más im portante que la m uerte del hijo
de Batala. El desarrollo form al de la película ha ofrecido u n a reacción adecua
da que p odría ser perversa en la vida real. Es u n ejem plo osado y extrem o, pero
ilustra de form a espectacular cómo tanto las em ociones que se desarrollan en la
pantalla com o nuestras respuestas d ep en d en del contexto creado p o r la forma.
FORMA Y SIGNIFICADO
Esta exposición es muy concreta, casi u n resum en sucinto del argum ento.
En este caso, el significado d ep en d e de la capacidad del espectador para identi
ficar elem entos concretos: u n período de la historia de América denom inado
Depresión, u n lugar llamado Kansas, u n a característica del clima del mediooeste.
U n espectador que desconozca parte de esta inform ación, perderá algunos de
los significados que transm ite la película. Podem os denom inar a este significa
do, tan tangible, referencial, puesto que la película se refiere a cosas o lugares ya
dotados de significado.
El tem a de u n a película —en el El mago de Oz la vida en una granja del me
diooeste am ericano en los años treinta— se establece a m enudo m ediante el sig
nificado referencial. Y, en consecuencia, el significado referencial funciona
d entro de la form a global de la película, del mismo m odo en que, com o hemos
indicado, funciona el tem a de la g uerra civil d entro de El nacimiento de una na
ción. Supongam os que, en vez de hacer vivir a D orothy en la m onótona, austera
y rural Kansas, la película hiciera que la m uchacha viviera en Beverly Hills.
C uando llegara a Oz (transportada allí quizá p o r u n a inundación), el contraste
entre la abundante opulencia de Oz y su hogar no sería ni con m ucho tan acu
sado. En este caso, los significados referenciales de «Kansas» desem peñan un
papel definitivo en el contraste global en tre los escenarios que crea la form a de
la película.
2. Una muchacha sueña que abandona su casa para escapar de sus problemas. Sólo des
pués de haberse marchado se da cuenta de cuánto significa para ella su hogar.
Esta afirmación sigue siendo muy concreta en cuanto al significado que atri
buye a la película. Si alguien nos p reguntara cuál es el «mensaje» de la película
—lo que parece estar in tentando «comunicar»— podríam os responder algo
50 EL S I G N I F I C A D O DE LA F O R M A FÍLMICA
com o lo que sigue. Quizá pronunciaríam os la frase final de Dorothy, «No hay
ningún sitio como el hogar», com o resum en de lo que ella aprende. Llam are
m os a esta clase de significado, abiertam ente expresado, significado explícito.
Al igual que los significados referenciales, los significados explícitos funcio
nan d entro de la form a global de la película. Se definen por el contexto. Por
ejemplo, tendem os a tom ar la frase «No hay ningún sitio com o el hogar» como
u n a declaración de principios del significado del filme entero. Pero, en prim er
lugar, ¿por qué la consideram os com o u n a frase fuertem ente significativa? En
u n a conversación ordinaria sería un cliché. En este contexto, sin em bargo, la
frase se dice en un prim er plano, al final de la película (un m om ento form al
m ente privilegiado), y rem ite a todos los deseos y experiencias de Dorothy, tra
yendo a la m em oria el desarrollo narrativo de la película hacia la consecución
de su meta. Es la forma de la película la que otorga a u n a expresión familiar una
im portancia nueva.
Este ejem plo sugiere que debem os exam inar la form a en que los significa
dos explícitos de u n a película interactúan con otros elem entos del sistema glo
bal. Si «No hay ningún sitio como el hogar» resum iera de form a adecuada y ex
haustiva el significado de El mago de Oz, nadie necesitaría ver la película; el
resum en sería suficiente. Pero, al igual que los sentim ientos, los significados son
entidades formales. D esem peñan un papel ju n to con otros elem entos para for
m ar el sistema total. N orm alm ente, no podem os aislar u n m om ento especial
m ente significativo y afirm ar que es el significado de toda la película. Incluso la
frase de D orothy «No hay ningún sitio com o el hogar», por muy convincente
que sea como resum en de un elem ento significativo de El mago de Oz, debe si
tuarse en el contexto de toda la seductora fantasía del Oz de la película. Si
«No hay ningún sitio como el hogar» es el mensaje global de la película, ¿por qué
hay tantas cosas agradables en Oz? Los significados explícitos de una película se
d esprenden de toda la película y m antienen entre sí una relación form al diná
mica.
Para in tentar ver los m om entos significativos de una película como partes
de un todo más amplio, es útil com parar m om entos individualm ente significa
tivos entre sí. Así, la frase final de D orothy se podría yuxtaponer a la escena en
que los personajes llegan a Em erald City. Podem os in tentar ver la película no
com o «sobre» una u otra, sino más bien sobre la relación entre ambas: el riesgo
y el placer de un m undo de fantasía frente al confort y la estabilidad del hogar.
De este m odo, el sistema global de la película será mayor que cualquier signifi
cado explícito que podam os encontrar en ella. En lugar de p reguntar cuál es el
significado de esta película, podem os preguntar: ¿cómo se interrelacionan todos
los significados de la película?
Esta afirm ación es m ucho más abstracta que las dos prim eras. P resupone
algo que va más allá de lo que se declara explícitam ente en la película: que El
mago de Oz trata, en cierto sentido, «sobre» la transición de la infancia a la
e d ad adulta. Según este criterio, el film e sugiere o implica que, en la ado
lescencia, la gente p u ed e desear regresar al m u n d o a p a ren te m en te poco
com plicado de la infancia. La frustración de D orothy ante su tía y su tío y
su deseo de h u ir a un lugar «sobre el arco iris» se convierten en ejem plos de
u n a concepción general de la adolescencia. Llam arem os a este significado
sugerido significado implícito. C uando los espectadores atribuyen significados
im plícitos a u n a o b ra artística, no rm alm en te se dice que la están interpre
tando.
EL C O N C E P T O DE FORMA EN EL C I N E
4. En una sociedad donde la valía humana se mide por el dinero, el hogar y la familia
parecen ser el último refugio para los valores humanos. Esta creencia es especialmen
te válida en tiempos de crisis económica, como la de los Estados Unidos en los años
treinta.
52 EL S I G N I F I C A D O DE LA F O R M A FÍLMICA
VALORACIÓN
m ente para decirnos si m erece la p en a ver una película; nuestros amigos nos
anim an a m enudo a ir a ver su últim a película favorita. Sin em bargo, descubri
mos con bastante frecuencia que lo que otra persona apreciaba, a nosotros nos
parece com o m ucho m ediocre. En ese m om ento podem os lam entar el hecho
de que m ucha gente valore las películas sólo según sus propios y a m enudo idio
sincrásicos gustos.
¿Cómo, entonces, tenem os que valorar las películas con cierto grado de ob-
■
’etividad? Podem os em pezar por advertir que hay una diferencia entre gusto
personal y juicio valorativo. Decir «Me gusta esta película» o «La odio» no es lo
mismo que decir «Es una buen a película» o «Es horrible». Hay muy poca gente
en el m undo que disfrute únicam ente con las grandes obras. La mayoría de la
gente puede disfrutar con u n a película que sabe que no es especialm ente bue
na. Esto es perfectam ente razonable, a m enos que em piecen a in tentar conven
cer a los demás de que estas películas sim plem ente entretenidas en realidad se
hallan entre las obras maestras de la historia del cine. En este m om ento, los de
más probablem ente dejarán de escuchar sus juicios.
Por lo tanto, podem os desestim ar la preferencia personal como la única
base para juzgar la calidad de u n a película. En vez de ello, el crítico que desee
hacer u n a valoración relativam ente objetiva utilizará criterios específicos. Un cri
terio es u n barem o que se puede aplicar a la hora de juzgar m uchas obras. Al
utilizar u n criterio, el crítico obtiene u n a base para com parar filmes en cuanto
a su calidad relativa.
Existen m uchos criterios diferentes. Algunas personas valoran las películas
a partir de criterios «realistas», considerando que una película es buena si se
ajusta a su visión de la realidad. Los aficionados a la historia militar podrían juz
gar u n filme basándose en el hecho de que en las escenas de batallas se utilice o
no un arm am ento adecuado desde el pun to de vista histórico; la narración, el
m ontaje, la interpretación, el sonido y el estilo visual podrían tener poco interés
para ellos. O tras personas condenan u n a película porque no consideran que la
acción sea plausible; rechazarán u n a escena diciendo: «¿Quién se va a creer de
verdad que X se en cu en tra con Y en el m om ento oportuno?». (Ya hem os visto,
sin em bargo, que las obras de arte violan a m enudo las leyes de la realidad y ope
ran según sus propias convenciones y reglas internas.)
Los espectadores tam bién p u eden servirse de criterios morales para valorar
las películas. Más estrictam ente, se p u ed en juzgar aspectos de la película fuera
de su contexto en el sistema formal de la película. Algunos espectadores podrían
pensar que cualquier película con desnudos y tacos es mala, m ientras que otros
espectadores podrían en co n trar precisam ente esos aspectos dignos de elogio.
En un sentido más am plio, los espectadores y los críticos pueden utilizar crite
rios m orales p ara valorar la significación global de u n a película y, en este caso,
el sistema form al com pleto de la película se vuelve pertinente. Se puede consi
derar que u n a película es buen a p o r su visión general de la vida, su deseo de
m ostrar puntos de vista opuestos o su alcance emocional.
M ientras que los criterios «realistas» y m orales se adecúan muy bien a fines
concretos, este libro sugerirá criterios que valoran las películas como totalida
des artísticas. Estos criterios nos perm itirán tener lo más en cuenta posible la
form a de cada película. La coherencia es uno de estos criterios. T radicionalm en
te se h a sostenido que esta cualidad, a m enudo form ulada como unidad, es una
de las características positivas de las obras artísticas. Lo mismo ocurre con la in
tensidad de efecto. Si u n a obra de arte es vivida, sorprendente y em ocionalm ente
cautivadora, se pod rá considerar com o más valiosa.
O tro criterio es la complejidad. Podemos argum entar que, en igualdad de cir
cunstancias, las películas complejas son mejores. U na película compleja atrae
nuestra percepción en muchos niveles, crea una multiplicidad de relaciones entre
elementos formales muy diferentes y tiende a crear interesantes modelos formales.
54 EL S I G N I F I C A D O DE LA F O R M A FÍLMICA
RESUMEN
Si hay un tem a que haya dom inado nuestro tratam iento de la form a estéti
ca, se puede decir que es la concreción. La form a es el sistema específico de rela
ciones ya establecidas que percibim os en una obra de arte. Este concepto nos
ayuda a com prender cómo elem entos de lo que norm alm ente se considera
«contenido» —tem a o ideas abstractas— desem peñan funciones concretas den
tro de toda obra.
N uestra experiencia de una obra de arte es tam bién concreta. Al elegir pis
tas en la obra, podem os form arnos expectativas específicas que se reconducen,
retrasan, defraudan, satisfacen o alteran. Experim entam os curiosidad, suspense
y sorpresa. Com param os aspectos concretos de la obra artística con convencio
nes generales que conocem os a partir de la vida real y el arte. El contexto con
creto de la obra de arte expresa y simula em ociones y nos perm ite establecer
m uchos tipos de significados. Incluso cuando aplicamos criterios generales para
valorar las obras de arte, tenem os que utilizar estos criterios para que nos ayu
den a hacer más distinciones, a p en etrar más profundam ente en los aspectos
concretos de la obra de arte. El resto de este libro está dedicado a estudiar estas
características de la form a estética del cine.
PRINCIPIOS DE LA F O R M A FÍLMICA 55
P r in c ip io s d e l a f o r m a f íl m ic a
FUNCIÓN
US SIMILITUD Y REPETICIÓN
En nuestro ejem plo del esquem a ABACA, hem os visto que somos capaces
de predecir los pasos siguientes de cualquier serie. U na de las razones de ello
era la regularidad del m odelo de elem entos repetidos. Al igual que los com pa
ses en la música y la m étrica en la poesía, la repetición de la A en nuestro es
quem a creaba y satisfacía expectativas formales. La similitud y la repetición, en
tonces, son im portantes principios de la form a fílmica.
La repetición es básica para nuestra com prensión de cualquier película.
Por ejemplo, tenem os que ser capaces de recordar e identificar a los personajes
vlos decorados cada vez que reaparecen. Más sutilm ente, a lo largo de cualquier
PRINCIPIOS DE LA F O R M A FÍLMICA 57
película podem os observar repeticiones de todos los elem entos, desde las frases
del diálogo y fragm entos musicales hasta las posiciones de la cámara, el com
portam iento de los personajes y la acción de la historia.
Es útil ten er un térm ino que ayude a describir las repeticiones formales, y el
más com ún es motivo. Llam aremos motivo a todo elemento importante que se repite en
una película. U n motivo puede ser u n objeto, un color, un lugar, una persona,
u n sonido o incluso un rasgo de carácter. Podem os llamar motivo a un m odelo
de ilum inación o a u n a posición de cám ara si se repite a lo largo de toda la pe
lícula. La form a de El mago de Oz utiliza todos estos tipos de motivos. Incluso en
una película tan relativam ente simple, podem os percibir la presencia generali
zada de las similitudes y las repeticiones com o principios formales.
La form a fílmica utiliza las similitudes generales y tam bién la duplicación
exacta. Para com prender El m.ago de Oz, tenem os que ver las similitudes entre los
tres labriegos de Kansas y los tres personajes que D orothy encuentra a lo largo
del Yellow Brick Road; debem os advertir que el adivinador del futuro de Kansas
guarda u n parecido so rprendente con el viejo charlatán que se hace pasar por
el Mago de Oz. La duplicación no es perfecta, pero la similitud es muy fuerte.
Se trata de u n ejem plo de paralelismo, el proceso m ediante el que una película
lleva al espectador a com parar dos o más elem entos diferentes al realzar alguna
similitud.
Los motivos p u ed en ayudar a crear paralelismos. El espectador advertirá, e
incluso llegará a esperar, que cada vez que D orothy conozca a algún personaje
en Oz, la escena finalice con la canción «We’re O ff to See the Wizard». El reco
nocim iento de los paralelismos nos proporciona una parte del placer de ver una
película, de form a muy similar a como la repetición de las rimas contribuye a la
fuerza de la poesía.
DIFERENCIA Y VARIACIÓN
DESARROLLO
UNIDAD/DESUNIDAD
Todas las relaciones en tre los elem entos de una película crean el sistema fil-
mico total. Incluso si u n elem ento parece com pletam ente fuera de lugar en re
lación con el resto de la película, n o podem os decir realm ente que «no es par
te de la película». A lo sumo, el elem ento no relacionado es enigm ático e
incoherente. Puede ser u n defecto en el sistema integrado de la película, pero
afecta a todo el filme.
C uando todas las relaciones que percibim os en u n a película son claras y es
tán entretejidas de form a equitativa, decimos que esa película posee unidad. De
nom inam os a una película unificada hom ogénea porque no parece haber om i
siones en las relaciones formales. Cada elem ento presente tiene un grupo
específico de funciones, se p u ed en determ in ar las similitudes y diferencias, la
form a se desarrolla de form a lógica y no hay elem entos superfluos.
La u n id ad es, sin em bargo, u n a cuestión de gradación. Casi n in g u n a pelí
cula es tan cerrad a com o p ara no dejar n in g ún final p en diente. P or ejem plo,
en u n m om ento en E l mago de Oz, la Bruja m enciona que h a atacado a Dorothy
y a sus amigos con abejas, p ero n u n ca lo hem os visto y la m ención resulta in
com prensible. De hecho, la secuencia del ataque de las abejas se rodó, pero
luego se suprim ió del m ontaje definitivo de la película. La frase de la Bruja
60 E L S I G N I F I C A D O D E LA F O R M A F Í L M I C A
R esum en
79 Estilocinematográfico
y modo de producción
hasta 1960
2. Causalidady motivaciónde la historia
Hay varias formas de analizar el cine narrativo de Hay otra distinción que atraviesa estos tres siste-
ficción; el enfoque aquí adoptado se puede llamar, en mas. La mayoría de los teóricos cinernatográficós re-
términos generales, formalista. Como proponía el ca- conocen una diferencia entre el material narrativo de
pítulo 1, una película narrativa consta de tres siste- una película (los sucesoso acciones, la historia bási-
mas: lógica narrativa (definición de sucesos,relacio- ca) y el modo en que este material está representado
nes causales y paralelismos entre los sucesos), la en la película. Los formalistas rusos distinguían entre
representación del tiempo (orden, duración, repeti- fabula (<<historio>)y syuzhet (<<trama>>), y a lo largo
ción) y la representación del espacio (composición, de este libro utilizaremos la distinción entre historia
orientación, etcétera). Cualquier parámetro técnico y trama en un sentido similar al de los formalistas.z
determinado (por ejemplo, montaje, sonido) puede <<Historia>> hará referencia a los sucesosde la narra-
funcionar dentro de alguno de estos sistemas o de to- ción en sus supuestasrelaciones espaciales,tempora-
dos ellos. La iluminación o los movimientos de cáma- les y causales.<<Trama>> hará referencia a la totalidad
ra pueden enfatizar un objeto de importancia causal de los materiales formales y estilísticos de la pelícu-
otorgando al mismo tiempo profundidad y volumen al la. De este modo, la trama incluye todos los sistemas
espacio representado.El sonido en offpuede funcio- de tiempo, espacio y causalidadque, de hecho, se ma-
nar como causa narrativa, puede servir para especifi- nifiestan en la película, desde la estructura de un
car la duración o puede definir un espacio invisible. flashback y el punto de vista subjetivo a los más pe-
En resumen, mientras que esta descripción hace hin- queños detalles de la iluminación, el montaje y los
capié en lo que Mukarovsky denomina nonnas técni- movimientos de cámara.Laframa es, en efecto, la pe-
cas, las técnicasno son simplementerecursosaislados lícula que tenemos ante nosotros. La historia es, por
sino más bien componentes funcionales en los tres tanto, nuestra construcción mental, una estructura de
sistemasformales básicos. inferencias que hacemos según aspectos selecciona-
Una película narrativa raratvez frata a sus sistemas dos de la trama..Por ejemplo, la trama puede presen-
como iguales. Los críticos formalistas rusos señalaron tar ciertos sucesosfuera del orden cronológico, pero
que, en cualquier texto o tradición, un cierto compo- para comprender la película debemos ser capaces
¡s¡fs -f¿ dominante- subordina a los otros. <<Lado- de reconstruir ese orden cronológico o historia. Una de
minante>>,escribe Jakobson, <<puededefinirse como el las virtudes de este esquema es su reconocimiento
componente central de una obra de arte: rige, determina de la actividad del espectador;si el espectadorcono-
y transforma los componentesrestantes.La dominante ce el modo en que una tradición cinematográfica pre-
es lo que gararrfízalaintegridad de la estructura.'>1Esta senta habitualmente una historia, se enfrentatá a la
integridad debe entendersecomo una situación dinámi- película con lo que Gombrich denomina una disposi-
ca en la que los factores subordinados se oponen cons- ción mental. En el siguiente capítulo, podremos espe-
tantemente a la influencia de la dominante. En el cine cificar ciertas tareasque el filme clásico asigna al es-
de Hollywood funciona como dominante un tipo espe- pectador. El trabajo que ahora nos ocupa es el de
cífico de causalidad narrativa, que hace de los sistemas sacar a la luz los principios básicos de la causalidad
espacial y temporal sus vehículos. Estos sistemas no de la historia en el cine clásico de Hollywood. Una
siempre adoptan una postura sumisa ante la influencia vez lo hayamos hecho, estaremos en disposición de
de la lógica narrativa, sino qug, por regla general, la do- comprender el modo en que la historia clásica crea su
minante causal crea una jerarquía definida de sistemas unidad particular.
del cine clásico.
EL ESTILOCLASICODE HOLLYWOOD.1917-1960
Causasy efectos rre Sorlin señala que las películas clásicas suelen pre-
sentar los acontecimientos históricos como exentos de
Este figurante se llama actor. Este actor se llama causa; una guema sencillamente estalla, alterando las
personaje.Las aventurasde estospersonajessellaman vidas de los personajesde un modo muy similar a como
película. lo haríauna catástrofenatural.sCuando Ia historia se ve
Ventd'Est como algo dotado de causa,éstase puedebuscaren un
individuo definido psicológicamentc. (Un ejemplo ca-
<<Latrama>>,escribe Francis Patterson en un ma- pital a este respecto es E/ nacimiento de una nación
nual de 1920 para aspirantesa guionistas, <<es un desa- [The Birth of a Nation, 1915],que enlazalos excesosde
rrollo minucioso y lógico de las leyes de causay efec- la posguerra con la ambición de Austin Stoneman.) De
to. Una mera secuenciade sucesosno constituye una este modo el cine clásico hace que la historia no se per-
trama. Hay que poner énfasis en la causalidady en la ciba sino como una serie de efectos sobre personajesin-
acción y reacciónde la voluntad humana.rr3Aquí se re- dividuales. Como dice un anciano emigrado ruso al fi-
sume la premisa de la elaboraciónde historias por par- nal de *Balalaika (1939): <<¡Ypensarque hizo falta una
te de Hollywood: causalidad, consecuencia,mcitiva- revolución para que nos reuniéramos!>>.
ciones psicológicas, el impulso hacia la superación de Las causas impersonales pueden iniciar o alterar
obstáculosy la consecuciónde objetivos. La causali- bruscamente el desarrollo de una trama que, a partir
dad centrada en los personajes ----esdecir, personal o de ese momento, continúa por causaspersonales.Una
psicológica- es el armazón de la historia clásica. tormenta puede empujar hasta una isla desierta a un
Esto suenatan evidenteque nos vemos obligados a grupo de personajes,pero despuésse impone la causa-
recordar que la causalidad narrativa también podúa ser lidad psicológica. Una guerra puede separar a unos
impersonal. Las causasnaturales (inundaciones, heren- amantes,pero despuésdeben reaccionar según esa si-
cia genética) podrían ser la base de la acción de la his- tuación. La coincidenciaes especialmentepeligrosaen
toria, y en cine podemos poner como ejemplo la obra estecontexto y los libros de estilo de Hollywood insis-
de Yasujiro Ozu, que sitúa el ritmo natural o ciclo vital ten en limitarla a la situación inicial. Chico y chica
en el centro de la acción. La causalidad también podría pueden conocerse por casualidad, pero no pueden ba-
concebirsecomo social: una causalidadde institucio- sarseen el azar para mantener su relación. Cuanto más
nes y procesosde grupo.Las películassoviéticasde los tarde tiene lugar una coincidencia en una película, más
años veinte siguen siendo el modelo capital de las ten- floja resulta, y es muy poco probable que la historia se
tativas cinematográficas de representar precisamente resuelva mediante una de ellas. Aquí resulta evidente
esa causalidad histórica supraindividual. O se podría la influencia de las obras de teatro bien estructuradas
concebir la causalidad narrativa como un tipo de deter- (por ejemplo, los infortunios que dan lugar a la intriga
minismo impersonal,en el que la coincidenciay elazar en Scribe o Sardou) y la apelación a las nociones aris-
dejan al individuo escasalibertad de acción personal. totélicas de verosimilitud y probabilidad. Las coinci-
El cine de arte y ensayo europeo de la posguera a me- dencias sin motivo también aparecen ocasionalmente
nudo se basa en este tipo de causalidad narrativa, como en las películas de Hollywood. *The Courage of the
señala Bazin con respecto a El diario de un cura de Commonplace (1917) trata de una huelga de mineros
campaña (Le joumal d'un curé de campagne, 1950), y el protagonista de la película, el supervisor de la
de Bresson: <<Loseventos se sucedenefectivamente de mina, se niega a ceder ante los huelguistas. Éste afir-
acuerdo con un orden necesario, y no obstante dentro ma: <<Tieneque ocurrir algo>>.Al día siguiente, un pozo
de un marco de sucesosaccidentales>>.4 se demrmba por causasnaturales.(Un guionista más
Las películas de Hollywood, claro está, incluyen minucioso habría hecho que un capatazdisgustado sa-
causaspertenecientesa los tipos impersonales,pero es- botease la mina.) O, en *Los gángsters del aire (Para-
tán casi invariablemente subordinadas a la causalidad chute Jumper, 1933), no resulta inmotivado que la
psicológica. Esto resulta más evidente en el uso de la pareja sentimentalde la película se conozca por acci-
causalidadhistórica que se hace en el cine clásico.Pie- dente,pero en la última secuenciavuelven a encontrar-
CAUSALIDAD Y MOTIVACIÓN DE LA HISTORIA
l5
se por pura casualidad.Sin embargo,más a menudo la de Hollywood.) Esto es lo que hizo posible que en
coincidencia viene motivada por el género (los encuen- 1922FrartkBorzage pudiera afirmar: <<Enlas películas
tros por azaÍ son convenciones de la comedia y el me- de hoy en día tenemos las viejas situaciones del melo-
lodrama). Y los encuentros por coincidencia pueden drama aceptablemente provistas de caracterizaciones
estar preparados con causalidad. En *Parole Fixer realistas>.8
(1940), el malvado Craydon tiene que encontrarse con La presentación que hace el cine clásico de los ras-
los agentesdel gobierno en una cafetería,de modo que gos de los personajessigue,de igual modo, las conven-
el guión motiva el encuentro haciéndolo probable. Su ciones establecidasen formas teóricas y literarias ante-
secretaria le pregunta a Craydon por qué come tan a riores. Los personajes se tipifican por su ocupación
menudo en dicha cafetería y éste responde: <<Nuestros (los policías son fomidos), edad, género e identidad ét-
amigos del FBI comen aquí>>. nica. A estos estereotipos se les añaden rasgos indivi-
Si el personaje tiene que actuar como principal dualizados. Y lo que es más imporfante, un personaje
agente causal, él o ella debe estar definido como un está constituido por un conjunto coherente de unos po-
conjunto de cualidadeso rasgos.Los manualespara la cos rasgos sobresalientes,que, por regla general, de-
redacción de guiones exigen que los rasgos del perso- penden de su función narrativa. La exposición de la
naje estén definidos con claridad y sean coherentes. película debe encargarse de ponernos al corriente de
Los orígenes de esta práctica, claro está, se remontan estosrasgos y establecersu coherencia. Al princ-ipio de
muy atrás, pero los más pertinentes son los modelos de *Saratoga (Saratoga, 1937), un anciano cateto informa
caractertzaciónde la literatura y el teatro. Del reperto- a otro personaje (y a nosotros) de que su hija se ha
rio de caractertzacionesdel melodrama del siglo xrx, vuelto una <<engreído> desde que se fue a Europa. La
Hollywood ha tomado prestada la necesidad de rasgos vemos casi inmediatamente y su comportamiento pre-
inequívocos y delineados con claridad.6 (Algunos de sumido es coherente con la descripción del abuelo. Al
los estereotipos del melodrama, como ciertos persona- comienzo de *Casbah (Casbah, 1948), los agentesde
jes étnicos, la solterona y el abogado corrupto se reen- policía hablan sobre la susceptibilidad de Pepe respec-
caman en el cine de Hollywood.) De Ia novela viene lo to a las mujeres; la siguiente secuenciapresenta a Pepe
que Ian Watt denomina un <<realismoformal>>:los per- cantando una canción sobre las mujeres y el destino
sonajesse individualizan con rasgos,tics o muletillas.T ante un público compuesto por sus admiradoras.En al-
Watt destaca,por ejemplo, la importancia de un nom- gunasocasiones,como en *Lorna Doone (LornaDoone,
bre propio característico (Micawber, Moll Flanders), 1923) y *Cumbres borrascosas (Wuthering Heights,
que crea una mayor singularidad de personalidad que 1939), el cine toma prestado el recurso novelístico de
los nombres estereotipados del melodrama (Paddy el present¿ua los personajes en su niñez; los principales
Irlandés o Jonathan el Yanqui). El relato breve popular rasgos ya formados que observamos les acompañariín
funcionó como modelo para la restricción a unos lími- hasta su madurez. De un modo más habitual. se indican
tes determinados de dicha caracterización individuali- los rasgos sobresalientesdel personaje -por medio de
zada.La novela puede explorar rasgos diversos de un un título explicativo, a través de la descripción de otros
personaje y seguir la pista a un cambio profundo del personajes- y su aparición inicial los confirma como
mismo, pero la estética dominante del relato breve en- destacados.De esta forma, el espectadortiene una pri-
tre los años 1900 y 1920 requería que el escritor creara mera impresión clara sobre los personajes como enti-
unos personajescon escasosrasgos y despuésse cen- dadeshomogéneas.
trara en unas pocas acciones clave. En cierto modo, el La importancia de la coherencia del personaje se
relato breve acertó en un término medio entre los pro- puede ver en el star system,que era un factor crucial en
totipos del melodrama y la densa complejidad de la no- Ia producción cinematográfica de Hollywood. Aunque
vela realista, y este término medio interesó al cine clá- en los EstadosUnidos el star systemteatral se remonta a
sico de Hollywood durante sus años de formación. (En principios del siglo xrx,las compañíascinematográficas
el capítulo 14 se estudiará el modo en que el relato bre- no empezaron a diferenciar sus productos según las es-
ve popular se convirtió en modelo para la dramaturgia fellas de forma habitual hasta el período l9I2-I917.'
I6 EL ESTILO CLASICO DE HOLLYWOOD, 1917.1960
18 EL ESTILOCLASICODE HOLLYWOOD,I917-1960
cuando las posiciones no son absolutas,los objetivos de sinato en la terraza (Penthouse,1933),el protagonista
los personajesproducen cadenascausales.Los persona- intenta resolver un asesinato mientras corteja a una
jes pueden tener objetivos complementarios o indepen- sospechosa.En algunasocasiones,como ocuffe con el
dientes.En*Sweepstakes Winner (1939), cuando Jenny triángulo amoroso, la segundalínea de acción también
entra en una agencia de apuestasy anuncia su objetivo implica un romance. Más a menudo, la segundalínea
(comprar un caballo de carreras),dos apostadoresven la de acción implica otro tipo de actividad: negocios,es-
forma de aprovecharsede ello en interés propio (amañar pionaje, deportes, política, crimen, espectáculo, cual-
carreras y ganar dinero). En *Indianapolis Speedway quier actividad, en resumen, que pueda aportar un ob-
(1939), la novia de un piloto de carrerassólo quiere una jetivo para el personaje. En *Saratoga Dtke, el
casa y una familia; él le dice que tendrá ambas cosas protagonista, debe hacer que Carol deje a su prometido
vnavez le haya pagado la carrera universitaria a su her- y ayudar al abuelo de ésta a obtener un caballo de ca-
mano. Los objetivos se convierten en efectos latentesde rreras. En *El héroe del rio (Steamboat Bill Ir., 1928),
la serie causal: conforman nuestras expectativas redu- el joven se enamora de la hija del empresario más rico
ciendo el abanico de resultadosaltemativos de la acción. de la ciudad mientras intenta demostrar a su padre que
Convertir los rasgos personales y los objetivos del pueden salvar su línea de barcos de vapor. *High Time
personajeen las causasde las accionesdesembocóen (1960) presentaa un hombre de negocios de mediana
una forma dramática bastante específica de Holly- edad que intenta probar que puede licenciarse en la
wood. El filme clásico tiene al menos dos líneas de ac- universidad y se enamora mientras lo intenta; en su dis-
ción, las cuales unen causalmente al mismo grupo de curso de despedida,mira a la mujer y dice: <Si hay
personajes. De forma casi invariable, una de estas lí- algo que un hombre no puede conseguir por sí mismo,
neas de acción implica la relación sentimental hetero- no debe dudar en aliarse con alguien>. La íntima unión
sexual. Esto, claro está, no constituye ninguna noticia de la línea de acción secundariacon el interés amoroso
sorprendente. De las cien películas MI, en noventa y es una de las cualidades más insólitas del cine clásico,
cinco había un romance al menos en una de las líneas ya que le da una variedad de acciones y un aire de ex-
de acción, mientras que y
en ochenta cinco el amor haustivo <<realismo>> social que el drama anterior logra-
constituía la principal línea de acción. Los manuales de ba a través de la utilización de subtramasparalelas va-
redacción de guiones hacen hincapié en el amor como gamente relacionadas. Allan Dwan ha definido muy
el tema que mayor interés humano despierta. Los ras- bien esta forma específica de unidad: <<Sielaboraba
gos de los personajesa menudo se asignan según el una historia y tenía cuatro personajes, los colocaba
sexo, dando a los personajes masculinos y femeninos como puntos y, si no se podían erlazar como triángu-
aquellas cualidades que se consideran <<apropiadas>> los, si alguno de ellos se quedaba asislado sin una rela-
para sus papeles dentro de la relación. Alcanzar el ción significativa con ninguno de los otros, sabía que
amor de un hombre o una mujer se convierte en el ob- tenía que descartarlo porque sólo era una distrac-
jetivo de muchos personajesde las películas clásicas. ción>>.18
Con este énfasis en el amor heterosexual Hollywood La causalidadpsicológica, presentadaa través de
continúa la tradición surgida del romance caballeresco, personajes definidos que actúan para lograr objetivos
la novela burguesay el melodramanorteamericano. anunciados,da al filme clásico su progresión caracte-
En ocasiones,pensamosen la segundalínea de ac- rística. Las dos líneas de acción avanzancomo cadenas
ción de una obra de teatro como en una subtrama inde- de causay efecto. La tradición de la obra de teatro bien
pendiente, como un asunto amoroso cómico entre cria- elaborada, según su reformulación de finales del siglo
dos. El cine clásico de Hollywood, no obstante,hace xIX, se perpetúa en la insistencia académica de los
que la segundalínea de acción esté relacionada de for- guionistas de Hollywood en fórmulas para la presenta-
ma causal con la acción romiíntica. Envez de colocar a ción, el conflicto, la complicación, la crisis y el desen-
numerosos personajesen líneas de acción paralelas, el lace. Los manuales más pedantes citan a Ibsen, Wi-
cine de Hollywood involucra a pocos personalesen va- lliam Archer, Brander Matthews y Gustav Freytag. El
rias acciones interdependientes. Por ejemplo, en *Ase- consejo más sencillo es crear problemas que los perso-
CAUSALIDAD Y MOTIVACION DE LA HISTORIA 19
najes deban resolver, presentarlosmientras intentan re- bres que asesinaron al padre de Gio, el protagonista
solverlos y acabar con una resolución clara. Las con- está cada vez más cerca de su objetivo inicial.
venciones de la obra de teatro bien elaborada -una El juicio del hombre que ha colocado la bomba
presentación inicial coherente, pugnas morales, ata- propicia que Gio descubra una nueva vía legal para al-
ques y contraataques,revesesde la fortuna y un desen- canzar su objetivo. Propone a Borelli que se desplace a
lace rápido- reaparecenen su totalidad en la drama- Italia para investigar la inmigración ilegal; esta infor-
turgia de Hollywood, y todas ellas vienen definidas en mación permitirá a la ciudad deportar a un buen núme-
relación a la causa y el efecto. La película progresa ro de mafiosos. En Italia, Borelli descubre que'el ban-
como una escalera:<Cada secuenciadebe causaruna quero Serpi tiene un expediente criminal. En otro
impresión clara, alcanzaÍ 'u;nobjetivo y hacer avanzaÍ contragolpe, la mafia asesina a Borelli, pero no antes
la narración un paso más hacia el clímax>>.re La acción de que éste haya enviado a Gio las pruebas incrimina-
provoca una reacción: cada paso tiene un efecto que a torias. A partir de este momento, causay efecto, acción
su vez se convierte en una nueva causa.'O * En el capí- y reacción, se alternan a gran velocidad. La banda neo-
tulo 6 se vera cómo la construcción de cada escena yorquina rapta a Rudy, el hermano de Isabella, prl
hace avanzat cada línea de acción, pero por el momen- que Gio guarde silencio; de este modo la salvación de
to pondremos una sola película como ejemplo de la dí- Rudy se convierte en un nuevo objetivo a corto plazo.
námica general de causa y efecto. Gio descubre el paradero de Rudy pero también es he-
*The Black Hand (1949) empieza en el barrio neo- cho prisionero. Entonces se da cuenta de que Serpi or-
yorquino de Little Italy en 1900. La mafia mata a un denó el asesinatode su padre. La banda de Serpi se
abogado y su joven hijo Gio jura encontrar a los asesi- hace con los documentos de Borelli, pero, antes de que
nos. Esto se convierte en el objetivo principal de toda la puedan destruirlos, Gio se las arregla para hacer esta-
película. Ocho años después,Gio vuelve de Italia y em- llar una bomba en su escondrijo. En el alboroto resul-
pieza a investigar. Va al hotel donde su padre fue asesi- tante, Gio lucha con Serpi y recupera las pruebas. Al fi-
nado y allí le dicen que puede encontrar al portero de nal de la película, Gio ha logrado tanto su objetivo
noche con la ayuda del banquero Serpi. Cuando Gio vi- personalcomo el de la comunidad.Esto ha sido posible
sita el banco de Serpi, conoce a Isabella, y en una pro- a través de una serie de objetivos a corto plazo enlaza-
longada secuencia se articulan varios objetivos: Gio dos causalmente (estudios de abogacía, Liga de Ciu-
declara que quiere llegar a ser abogado,propone la idea dadanos, investigación de inmigrantes, secuestro) que
de formar una Liga de Ciudadanos para enfrentarsea la han surgido de varias líneas de acción interdepen-
Mano Negra y queda definida una relación romiíntica dientes. Este proceso funciona prácticamente en toda
entre la pareja. Gio sigue buscando al portero de noche, película narrativa clásica.
pero descubre que la mafia lo ha asesinado. En este *The Black Hand ejempbfrcacómo la historia clási-
caso el romance es una línea de acción subsidiaria; las ca constituye un segmento de una cadena más extensa
dos líneas causalesprincipales son el impulso de ven- de causay efecto. El comienzo, como demostraráel ca-
ganzade Gio y su objetivo cívico de acabar con la ma- pítulo 3, nos presenta una acción ya en desarrollo que
fia. Ambas líneas avanzan cuando Gio e Isabella fun- tiene una causaprimaria, un origen lejano pero específi-
dan la Liga de Ciudadanos. Como dice Gio: <Si no co. (El padre de Gio es asesinadoporque quiere infor-
tengo ninguna ventaja, yo mismo la crearé>>.Esta ini- mar a la policía de lo que sabe sobre la mafia.) ¿Y qué
ciativa es causa de una reacción inmediata: la mafia hay del final? El final es, sencillamente,elúltimo efec-
captura a Gio y le da una paliza, y la Liga se disuelve. to. También debe estarjustificado causalmente.Un ma-
La siguiente barbaridad de la mafia, una bomba colo- nual para la redacción de guiones hace las siguientes
cada en una tienda, hace que Gio se alíe con el policía preguntassobrelos personajes:<¿Cuáles su disposición
Borelli. Llevan a la persona que ha colocado la bomba mental al principio de la historia? ¿Quérasgospropician
a juicio y Gio, gracias a su preparación como abogado, su lucha y el conflicto? ¿De qué modo estos rasgos del
logra presentarpruebas con las que consiguen la depor- personajellevan a la resolución del problema planteado
tación del asesino.Puesto que éste es uno de los hom- en la trama?r>.2rDel mismo modo que el scenedfaire de
-&
20 EL ESTILOCLASICODE HOLLYWOOD,1917-1960
la obra de teatro bien elaborada presenta al héroe triun- te y la acciónpasada,de quc no sedejenincógnitasal
fante ante los obstáculos que se le han presentado, el final de la películaquepuedanrestarvalor a la misma
cine clásico de Hollywood tiene una <<granescenaen la cuandoel público hagasu apreciación.
que los problemas se resuelven definitivamente de una
vez por todas>>.22 En *The Black Hand,la línea del ro- ¿Cómo sería el cine narrativo sin la causalidadper-
mance apenasplantea alguna duda;los últimos momen- sonalizada? Tenemos algunos ejemplos (en Miklós
tos de la película se limitan a celebrar la unión de la pa- Jancsó,Ozu, Robert Bresson, las películas soviéticas de
reja. Esto mismo es 1o que ocuffe en los dos últimos los años veinte) pero podemos buscar otros. Avaricia
planos de *El hijo de los mosqueteros (At Sword's (Greed, 1924), de Erich von Stroheim, demuestraque un
Point, 1952): 1) Los mosqueteros,despuésde haber res- esquema causal naturalista es incompatible con el mo-
taurado la monarquía, gitan <<¡Largavida al reyl>>;2) delo clásico: los personajesno pueden alcanzarsus ob-
Clare y D'Artagnan se abrazan.En otras películas como jetivos y la causalidadestá en manos de Ia naturalezay
*Luna nueya (His Girl Friday, Ig4D),la línea de acción no de la gente. Desde otro iángulo, las reflexiones de
romántica no se resuelve hasta los últimos momentos. Brecht acerca de la dramaturgia aristotélica indican que
En cualquiera de los dos casos,no hace falta que el final se podría hacer que la causalidad fuera ajena al poder
sea <<feliz>>;sólo es necesario que presenteuna conclu= del personajeindividual. <<Laatención y el interés que la
sión definitiva a la cadenade causay efecto. causalidaddespiertaen el espectadordebendirigirse ha-
Este movimiento de la causaal efecto, al servicio de cia la ley que gobiema los movimientos de las masas>>.25
objetivos que planean sobre toda la pefcula, explica en También es posible considerar que las teorías de Brecht
parte la gran importancia que da Hollywood a la conti- conducen hacia una narrativa que intemrmpe la trama
nuidad. Se considera que las coincidencias y los objeti- para representaraccionesque pueden haber tenido lugar
vos relacionadoscon elazat resquebrajanla unidad de la en el pasado, revelando de este modo el determinismo
película y molestan al espectador.La causalidad firme que subyaceen la causalidadmotivada psicológicamen-
propicia no sólo consecuenciassino también continui- te de la narativa clásica.26No obstante,incluso cuando
dad, y hace que la película progrese<<suavemente, sin di- la causalidadpersonal sigue siendo capital en una pelí-
ficultades, sin discordanciasni tiempos muertos ni retra- cula, continúa existiendo la posibilidad de hacerla más
sosrr." Una causahdaden los personajes cdda vez más ambigua y menos lineal; los personajespueden carecer
intensa también hace que el espectador vaya quedando de rasgos definidos y objetivos claros, y los sucesosde
fascinadopor la película de forma progresiva,ya que re- la película pueden tener una relación más imprecisa o
cuerda las principales causasy anticipa efectos más o dejarse en suspenso.El capítulo 30 examinará el modo
menos probables. El final se convierte en el punto rálgido en que estascualidadesadquierenimportancia en el cine
de la fascinación del espectador,en el momento en que de arte y ensayo europeo de la posguerra.
se completan todos los espacioscausalesen blanco. La
linealidad y plenitud fundamentales de la narativa de
Hollywood culminan en metáforas de enlazar y llenar es- Motivación
pacios en blanco. I-ewis Herman resume esta estéticade
un modo muy elocuente:24 Para entender la causalidad de la historia clásica
debemos estudiar el modo en que se unifica el filme
- Hay que tenercuidadode que todo agujeroquede
clásico. Hablando en términos generales, esta unidad
suturado;de que todo cabosueltoquedeatado;de que
cadaentraday salidatenganuna motivación sóliday es una cuestión de motivación. La motivación es el
de que no sehaganpor algunaraz6nclaramenteefec- proceso por el cual una narración justifica su material y
tista;de quetodacoincidenciaestélo bastantemotiva- la presentación de la trama de dicho material. Si en la
da comopara ser creíble;de que no haya confusiones película aparecetnflashbacft, el salto atrás en el tiem-
entrelo que ha ocurrido antes,lo que estáocurriendo po puede atribuirse a la memoria del personaje; el acto
en estemomentoy lo que ocurriráen el futuro; de que de recordar motiva, de este modo, elflashback.
hayauna coherenciaabsolutaentreel diálogopresen- La motivación puede ser de diversos tipos.27Uno
CAUSALIDAD Y MOTIVACION DE LA HISTORIA 2l
de ellos es compositivo: si la historia ha de seguir ade- El cine de Hollywood utiliza la motivación compo-
lante hay que presentar ciertos elementos. Una historia sitiva para asegurarseuna coherencia básica. La moti-
en la que hay un robo requiere una causa para dicho vación compositiva está respaldadapor todos los prin-
robo y un objeto robado. Los factores causalesclásicos cipios de causalidad que ya he mencionado: rasgos
que hemos visto constituyen la motivación compositi- psicológicos, objetivos, romance, etcétera.La motiva-
va. Un segundo tipo de motivación es la motivación ción realista suele cooperar con la compositiva. Cuan-
realista. Muchos elementos narrativos se justifican se- do Fatso alude a Maggio diciendo <<Lostipos como
gún su verosimilitud. En una película cuya acción se tú>>,la película apela a la percepción que tiene el públi-
desarrolla en el Londres del siglo xtx, los decorados,el co de un estereotipo codificado culturalmente. En cier-
atrezzo, los vestidos, etcétera,estarán,por regla gene- tos momentos, la motivación realista puede restar valor
ral, motivados de forma realista. La motivación realis- a la motivación causal.EnLa brigada suicida (T-Men,
ta se extiende a lo que podemos considerar verosímil 1948), un agentedel Tesoro infiltrado que está pasan-
acerca de la acción narrativa: en *The Black Hand, la do dinero falso es atrapado porque uno de los falsifica-
búsquedade venganza de Gio se presentacomo algo dores reconoce un billete como el trabajo de un tipo
<<realista>>,
dadas su personalidad y circunstancias. En que está en la ciírcel. Se trata de una coincidencia, pero
tercer lugar, podemos identificar la motivación in- el prólogo semidocumental de la película hace que pa-
tertextual. En este caso la historia (o la representación rezca realista: <<ocurrióen realidad>>en el caso que sir-
de la misma en la trama) estájustificada según las con- vió de modelo a la película.
vencionesde ciertos tipos de obras.Por ejemplo, a me- Con mayor frecuencia, la motivación realista se su-
nudo damos por supuesto que una película de Holly- pedita a la motivación compositiva. Gérard Genette ha
wood tendrá un final fehz simplemente porque es explicado que, en la poética, la teoría clásica delo vrai-
una película de Hollywood. La estrella también pue- semblabledependede una distinción entre las cosastal
de aportar motivación intertextual: si apareceMarlene como son y tal como deberían ser; sólo estas últimas
Dietrich en la película, podemos esperarque en un mo- son aptas para la imitación artística.2eEn el cine de
mento u otro haga un número de cabaret. El tipo más Hollywood, la verosimilitud suele servir de base a la
común de motivación intertextual es eI genérico. Que motivación compositiva haciendo que la cadena causal
un actor se ponga a cantar de forma espontáneaen un parczca creíble. El realismo, rezarrn manual de guión,
musical puede tener muy poco que ver con la motiva- <<existeen el guión meramente como apoyo al signifi-
ción realista o la compositiva, pero queda justificado cado, no como un objeto en sí mismon.3oFrancesMa-
por las convencionesdel género.28 Hay, por último, un rion afirma que la ilusión de realidad más intensa deri-
tipo más bien peculiar de motivaci ón,la motivación ar- va de la motivación causal firme: <<Para que la película
tística, que trataremos más adelante. pueda transmitir la ilusión de realidad que pide el pú-
Debería resultar evidente que varios tipos de moti- blico, el guionista hace hincapié en la motivación, es
vación pueden unir sus fuerzas parajustificar cualquier decir, deja bien claras las razones de un personaje para
detalle de la narración.Elflashbackpodía estar moti- hacer aquello que es importante, sea lo que fuere>>.3l
vado de forma compositiva (ofreciéndonos informa- De este modo la narrativa clásica de Hollywood a me-
ción esencial sobre la historia), realista (surgiendo de nudo utiliza el realismo como una coartada,una justifi-
la memoria de un personaje) e intertextual (teniendo cación adicional de un material ya motivado de forma
lugar en cierto tipo de película, como, pongamos por causal. Cuando el fotógrafo-héroe de La ventana indis-
caso, un <<melodramade mujeres>>de los años cuaren- creta (Rear Window, 1954) se ve atacado,ttllizaflashes
ta). De un modo similar, el ansia de venganza de Gio para cegar al intruso: la motivación realista (un fotógra-
queda justificada como necesaria desde el punto de fo podría <<naturalmente>> pensar enflashes) refuerza la
vista compositivo, psicológicamente verosímil y gené- causal (debe detener al atacante de algún modo). O,
ricamente convencional. La motivación múltiple es como dice Hitchcock: <<Enrealidad es cuestión de uti-
una de las formas más características de unificación lizar tu material al máximo de sus posibilidades dra-
que tiene la película clásica. máticas>.32
22 EL ESTILO CLASICO DE HOLLYWOOD, 1917-1960
La motivación intertextual, en especial la genérica, minación de bajo contraste (es decir, con un grado ele-
también puede, en algunas ocasiones, enfrentarse a la vado de brillo, ademásde una iluminación de relleno in-
motivación compositiva. Si se esperade Marlene Die- dependiente),mientras que las películas de crímenes y
trich que cante, su canción puede estar motivada de un terror siempre tenían una iluminación de alto contras-
modo más o menos causal.En los musicalesde Busby te.33Esta última práctica se considerabamás <<realista>>,
Berkeley, la trama se detiene en seco cuando aparece ya que se podía justificar una iluminación forzada de
en pantalla un lujoso número musical. El género del alto contrastecomo proveniente de fuentes visibles en la
melodrama a menudo deja de lado la lógica causal y se escena(por ejemplo, una lámpara o una vela). Por me-
basa con absoluta desfachatez en la coincidencia. En dio de esta asociación genérica con el <<realismo>>, los
*Mr. Skffington,por ejemplo, Fanny y George ven un realizadores empezaron a aplicar la iluminación de alto
noticiario cinematográfico de la guerra y por casuali- contraste a otros géneros. Los melodramas de Sirk
dad ven en él a su hermano perdido. La comedia justi- de los años cincuenta utilizan en ocasiones una som-
fica incluso un comentario no diegético, como el dibu- bría iluminación de alto contraste,mientras que Ariane
jo de un huevo utilizado para simbolizar el fracaso del (Love in the Aftemoon, 1957), de Billy Wilder, provo-
espectáculoen Melodías de Broadway 1955 (The Band có comentarios por su uso de una iluminación de alto
Wagon, 1953). Aun así es evidente que este tipo de contraste en una comedia.3aDe ahí que el atractivo del
operaciones no restan unidad a las películas, ya que realismo cambiara algunas convencionesgenéricas.
cada género crea sus propias reglas, y el espectador La especificaciónde estostres tipos de motivación
jtzga cualquier elemento determinado a la luz de su puede clarificar algunos oscuros temas narrativos del
adecuación a las convenciones del género. cine clásico. Por ejemplo, películas abiertamente psi-
Por regla general, la motivación genérica coopera coanalíticas de los años cuarenta pueden no parecer
con la unidad causal o compositiva. Los géneros son, clásicas en tanto que sus personajes realizan acciones
desde determinado punto de vista, ciertos tipos de his- poco coherentes. Los personajes neuróticos y psicóti-
torias imbuidas de su propia lógica particular, que no cos de La sombra de una duda (Shadow of a Doubt,
compite con la causalidadlógica ni con los objetivos. 1943),Jack el Destripador (The Lodger, 1944),Recuer-
(El vaquero busca venganza, el héroe de las películas da (Spellbound, 1945), La huella del recuerdo (The
de giángstersquiere poder y éxito, la corista trabaja Locket, 19aQ y otras, podrían ser prueba de una
para conseguir su gran oportunidad.) La motivación relación más compleja y menos lineal entre mente
múltiple -lógica causal reforzada por la convención y comportamiento que la que funcionaba en pelícu-
genérica- es una vez m6s el procedimiento operativo las clásicas anteriores. En su análisis de las películas
habitual. <<freudianas>> de este período, el crítico francés Marc
Un sencillo ejemplo de la historia de la iluminación Vemet ha demostrado que respetaban,a pesar de todo,
en Hollywood demuestra lo complicada que puede ser la dramaturgia.35Podemos incluir sus explicaciones en
la interrelación de varios tipos de motivaciones. La ilu- los tipos de motivación que ya hemos considerado. En
minación tenía, claro está, una firme motivación com- primer lugar, las explicaciones psicoanalíticas del
positiva: los factorescausalesimportantes-los perso- comportamiento de los personajes estuvieron motiva-
najes- tenían que verse con claridad, mientras que los das como un nuevo <<realismo>>, una psicología cientí.
elementos menores (por ejemplo, las paredes de fondo ficamente justificada. (Que tal <<realismo>> fuera en sí
de un decorado) habían de resultar menos prominentes. una vulgarización de conceptos freudianos no afecta a
Como siempre,esta necesidadcompositivarestó valor su estatusde verosímiles en ese período.) En segundo
al <realismo>>,por lo que, a menudo, las fuentes de luz lugar, ciertos aspectos del psicoanálisis encajaban en
no tenían una justificación realista. (Ejemplos de ilu- modelos genéricos. Las películas de Hollywood hacían
minación poco realista seríanla iluminación de contor- hincapié en el método catiirtico del psicoanálisis (ca-
nos o la noche americana.) Pero, a partir de mediados rente de importancia para Freud despuésde 1890) de-
de la década de los veinte, la iluminación también es- bido a su analogía con las convenciones del cine de
tuvo codificada por géneros. La comedia tenía una ilu- misterio. Las preguntas del doctor recuerdan a los inte-
CAUSALIDADY MOT1VACIONDE LA HISTORIA 23
rrogatorios de la policía (el paciente como testigo o el formalistas, hacer palpalle el convencionalismo del
malhechor que no quiere hablar). Al igual que el detec- arte.''
tive, el doctor debe revelar el secreto (o el trauma) y Hollywood ha empleado ansiosamenteel espec-
obtener una confesión. A la opinión de Vernet se po- táculo y el virtuosismo técnico como medios de moti-
dría añadir que los puntos de vista subjetivos y las dis- vación artística. El <talento> consisteen gran medida
torsiones expresionistasde muchas de estaspelículas en hacer que el público aprecie la artificiosidad de lo
también remiten al tratamiento genéricamente codifi- que se ve. Las primeras películas habladastenían una
cado de la locura en el cine de los años veinte. Cabe des- tendenciamuy marcadaa incluir una canción a la me-
tacar que los conceptos psicoanalíticos vulgarizados en nor oportunidad. Un peíodo histórico lejano sirve a
las películas de los años cuarenta respetabanla unidad menudo como pretexto para desfiles, secuenciasde
causal requerida por la motivación compositiva. En La masas y bailes lascivos. Los productores de Holly-
huella del recuerdo,La sombra de una duda, Semilla de wood dedicabantiempo y dinero a la obtención de res-
odio (Gtest in the House,1944), Recuerda, Ciudadano puestascomo la que provocó el vestuario de El gran
Kane (Citizen Kane, l94l) y otras, el trauma infantil Ziegfeld (The Great Ziegfeld,1936): <El diseñador y el
funciona como primera causade lo que Vemet denomi- productor de la película supieron que los gastosesta-
na <<undeterminismo lineal de la historia infantil>>.36 ban más que justificados cuando la primera aparición
Esto no quiere decir que este tipo de películas no plan- de los vestidos hizo que público emitiera exclamacio-
teen importantes problemas narrativos, pero hemos de nes de asombro>>.38
aceptarque el uso hollywoodiense de la psicología freu- El virtuosismo técnico flagrante también puede
diana fue parcial y deformador, ya que pulió y simplifi- contribufu al espectáculo.Lo que Parker Tyler denomi-
có conceptos psicoanalíticos para que encajasenen un nó la <<energía narcisista>de Hollywood se puede apli-
modelo ya existente de caracterización y causalidad. car tanto a un cámara como a Fred Astaire. Buster
Esto sepuede apreciaren King s Row (Kings Row, 1942), Keaton o Sonja Henie.3eEn el cine mudo, efectos de
que tematiza abiertamenteel psicoanálisiscomo ciencia iluminación atrevidos y complejos; en el cine sonoro,
(el protagonista viaja a Viena para estudiar esta nueva profundidad de campo y barrocos movimientos de cá-
disciplina) y aun así acabacon un coro entonando <<Soy mara; en cualquier período, explotación de los efectos
el amo de mi destino, soy el capitrín de mi almo>. especiales:todo ello da fe de una búsquedadel virtuo-
Ya he indicado que las motivaciones compositiva, sismo por el virtuosismo, aunque sólo una minoría
genéricay realista no siempre funcionan al unísono, y perspicaz de espectadorespueda apreciarlo. Durante
examinaréalgunasdisonanciastípicas en el capítulo 7. los años cuarenta,por ejemplo, había una especie de
Pero éstasson excepcionales.Normalmente, cualquier competición por ver quién hacía sts travellüzgs más
elemento de una película clásica estájustificado como largos y complicados.aoEste impulso puede verse no
mínimo por una de estas formas. Cuando no es así, sólo en películas famosas como La soga (Rope, 1948),
puede achacarsea otro tipo de motivación; una moti- sino también en películas de mucha menor relevancia,
vación denominada habitualmente (aunque no con mu- pero con un plano asombroso,como +C¿sbah,en cuyo
cha fortuna) <artística>.Con este término, los críticos punto culminante Iacámara sigue suavementeal héroe,
tbrmalistas rusos querían señalar que un componente baja hacia la multitud de un aeropuerto,recoge a la he-
puedeestarjustificado por.supoder para dirigir la aten- roína (ilustración 2.1), la sigue hasta el interior del
ción hacia el sistema en el que opera. Esto, a su vez, avión (ilustraciones2.2 a 2.4) y se detiene junto a su
presupone que el hecho de dirigir la atención hacia el asiento, mientras fuera el héroe es arrestado (ilustra-
propio artificio de la obra es uno de los objetivos de ción 2.5). Es probable que semejantesesplendoresca-
muchastradicionesafísticas, una suposiciónque pone sualesofrecidos por el cine de Hollywood tengan una
en duda la noción de que Hollywood crea un régimen deuda importante con su parentescocon el vodevil, el
representativo <<invisible>o <<transparente>>. Dentro de melodrama y otras formas de entretenimiento centra-
ciertos límites específicos,las películas de Hollywood das en el espectáculo.Aun así, las digresionesy de-
utilizan la motivación artística para, como dirían los mostracionesde virtuosismo han sido motivadas en su
24 EL ESTILO CLASICO DE HOLLYWOOD, 1917-1960
mayor parte por la causalidad narrativa (el ejemplo de guionista borracho acepta ayudar a un hombre con ten-
Casbah) o el género (los desfiles del género histórico, dencias suicidas a conseguir una suma de dinero y de
el vestuario del musical). Si el espectáculono está mo- esta forma <<reescribin> el <último acto> del individuo.
tivado de este modo, su función como motivación ar- Entonces el guionista mira al público y dice con aire
tística quedará aislada y será intermitente. pensativo: <El problema que ahora nos plantea el argu-
La motivación artística puede dar mayor énfasis a la mento es el dinero>>.EnEsposasfrívolas (Foolish Wi-
artificiosidad de otras obras; esto suele lograrse a través v:es, 1922), de von Stroheim, la susceptible señora
de la venerable práctica de la parodia. Hollywood, cla- Hughes lee un l1bro, FoolishWives, de un tal Erich von
ro está, nunca ha dejado de lado la parodia. Mienffas Stroheim. En Luna nueva, mientras Walter empieza a
que en El conflicto de los Marx (Animal Crackers, sennonear a Hildy intentando convencerla de que se
1930), Groucho Marx recita los soliloquios de Strange quede en el periódico, ella comienza a imitar el parlo-
Interlude, de O'Neill, en Loquilandia (HelIzapoppin, teo de un subastador;con esto no sólo se mofa de Wal-
l94l), Olson y Johnson se mofan de Rosebud, el trineo ter, sino que destaca el ritmo de dicción como uno de
de Kane. En *Morena y peligrosa, Ronnie Johnson le los recursos centrales de la película. El medio del es-
dice a Sam McCloud que quiere ser un detective duro pectáculo en el que suele situarse el musical lo hace es-
como Alan Ladd; McCloud está interpretado por Alan pecialmente propenso a mostrar sus mecanismos. En el
Ladd. La parodia no tiene por qué ser siempre abierta- número <<Youwere meant for me>>de Cantando bajo la
mente cómica. En el momento culminante de EI crimen lluvia (Singin' in the Rain, 1952) aparece Don Lock-
deI estudio sonoro (The Studio Murder Mystery, 1929), wood escenificando su propia canción de forma espon-
la secuencia de montaje tÍpica de Hollywood es paro- tánea; el modo en que prepara una iluminación, una
diada cuando el director explica a punta de pistola lo niebla y un telón de fondo de gran romanticismo dirige
que ocurrirá despuésde que mate a Tony: <Un nápido la atención hacia la puesta en escenatradicional de este
fundido en negro. Después, titula¡es en los periódicos tipo de canciones. Una exposición más flagrante si
matutinos>>.El siguiente extracto de La huella del re- cabe de este recurso tiene lugar en <<Somewhere there's
cuerdo parodia las ya amaneradasconvencionesdel fil- a someone>> de Ha nncido una estrella (A Star Is Born,
me psicoanaftico de los años cua¡enta. La esposa del r9s4).
doctor acabade volver de ver una pefcula. Las películas clásicas tienen una marcada propen-
sión a mostrar el principio capital de Ia linealidad cau-
Nancy: Me lo he pasadode maravilla. Aún tengo la
camede gallina. sal. En *One Touch of Nature (1917), cuando el héroe
Doctor Blair: ¿Unmelodrama? triunfa como jugador de béisbol, un intertítulo afirma
Nancy: Sí, era espantoso.Deberíasverlo, Henry. Tra- de forma sucinta: <<Enel devenir de los acontecimien-
ta de un esquizofrénicoque mata a su mujer pero tos humanos, siempre acabamosllegando, lógicamen-
no lo sabe. te, al partido más decisivo de las World's Series>>. En
Doctor Blair (riendo):Me temo que no me resultaría *The Miracle Woman (1931), un escritor desesperado
muy agradable. está a punto de suicidarse. Después de recibir una ne-
Nancy: Ahí es dondete equivocas.Es posibleque no gativa delaZiegler Company, exclama: <<Lohe inten-
tengauna basepsicológicasólida,peroel padrede tado con todas, de la A alaZ. ¿Qué hay despuésde la
la esposaesuno de los... Z?>>.Oye una emisión radiofónica evangelista y deci-
Doctor Blair: Cariño,¿teimporta?Me lo puedescon-
de intentarlo de nuevo: <¿Qué hay después de la Z?
. tar mástarde. *A Woman of the World contieneuna curiosa
¡La A!>.
Cuando la obra de arte ttlliza la motivación artísti- imagen de su propio desarrollo. Casi al principio de la
ca para dirigir la atención hacia sus propios principios película, se ve a dos ancianasen un porche, sentadasen
de construcción, el proceso se denomina <<mostrarlos unas mecedoras,cotilleando y tejiendo, con sus ovillos
mecanismosn.arA menudo las películas de Hollywood cadavez más menguados.Al final de la película, la cá-
hacen ostentación de aspectospropios al funcionar de mara muestra las dos mecedorasen movimiento. ahora
este modo.o' En Angels Over Broadway (1940), un desocupadas,ya sin ningún ovillo cerca.
CAUSALIDADY MOTIVACION DE LA HISTORIA 25
El uso que hace Hollywood de la motivación artís- (1960) nadie se percatadel parecido de Roosevelt con
tica hace que el espectador perrnanezca en un estado ese mismo actor.
de alerta considerable: para apreciar ciertos momen- xSin of Harold Diddlebock (1947), de PrestonStur-
tos, hay que conocer y recordar la historia de otra pe- ges, nos permite ver cómo la motivación compositiva
lícula, o eI papel habitual de una estrella o una técnica se impone con firmeza a la motivación artística.La pri-
estandarizada.Hasta cierto punto, la motivación artís- mera secuenciade la película es muda y se anunciaque
tica desarrolla la habilidad del espectadorclásico. No pertenece a El estudiante novato (The Freshman,
obstante, la mayoría de las tradiciones artísticas de- 1925), de Harold Lloyri. Pero este recordatorio más
muestran de algún modo su especificidad formal. De- bien explícito del convencionalismo de la obra Se ve
bemos plantearnosqué límites impone el cine clásico socavadopor la inserción encubiertade planos que no
a la motivación artística. Por regla general, los momen- pertenecen a la película original. Estos planos inter-
tos de motivación artística pura son escasosy breves en puestos,filmados por Sturges,muestran a un hombre
las películas clásicas. La motivación compositiva les de negocios viendo un partido de fútbol americano. El
deja muy poco espacio,mientrasque la motivación ge- hombre de negocios es necesario desde un punto de
nérica suele dar razón de muchos ejemplos flagrantes. vista compositivo, ya que ofreceráa Harold un empleo
De hecho. mostrar los mecanismos se ha convertido en en la siguiente secuencia,pero la remotivación de la
algo casi convencional en ciertos géneros.Es probable apertura de El estudiante novato para crear un nexo
que las comedias contengan secuenciastanoutrés como causal adecuadoentre las dos películas disminuye las
aquella de The Road to Utopia (1945) en que Bing cualidades inequívoca y palpablementeconvenciona-
Crosby y Bob Hope, lloriqueando en la soledad de les del segmentomudo.
Alaska, divisan un logotipo de Paramount. De un El cine clásico, por tanto, no utiliza la motivación
modo similar, es probable que el melodrama dé cabida artística de forma constante a lo largo de la película,
a un plano como el de El manantial (The Fountain- como Ozu en SammaNo Aji (1962) o SergeiEisenstein
head,1949), en el que dos personajesaparecenen ex- en lván el Terrible (Ivan Grozni, 1945). No muestra
tremos opuestos del encuadre (ilustración 2.6) mien- sus mecanismos repetida y sistemáticamente,como
tras la mujer afirma: <<Estono es un vínculo, sino un Michael Snow en La région centrale (1967) o Jean-
abismo entre nosotros>>. En Luna nueva, Walter puede Luc Godard en Sálvesequienpueda (Sauvequi peut [a
describir a Bruce (Ralph Bellamy) diciendo que se pa- viel, 1980). Sigue predominando la motivación com-
rece a Ralph Bellamy, pero en Sunrise at Campobello positiva en bien de la causalidadde la historia.
[USO EXCLUSIVO CON FINES
EDUCATIVOS Y NO COMERCIALES]
Carlos A. Aguirre, Walter Benjamin, el cine y el futuro del arte,
www.izquierdas.cl, 12, abril 2012, ISSN 0718-5049, pp. 143-162
Resumen
¿Cómo es que explica Walter Benjamin al cine, a este arte que es el
último de los campos artísticos inventados por el hombre, y que solo
aparece en la historia humana del siglo XX? ¿Cómo es que conceptúa a
este fenómeno fílmico, desde su habitual perspectiva crítica, que propone
observar todos los fenómenos, y procesos, y situaciones que analiza,
pasando sobre ellos el cepillo de la mirada “a contrapelo” de los mismos?
Un breve esbozo de respuesta a estas importantes interrogantes es,
precisamente, el tema de estas apretadas tesis.
Palabras clave: Escuela de Frankfurt, industria cultural, cine, cultura de
masas
Abstract
How explains Walter Benjamin movies? This art which is the latest
artistic field invented by man, and that only appears in human history in
the twentieth century. How does he conceptualize this film phenomenon,
from his usual critical perspective which aims to observe all phenomena,
processes and analyzed situations passing over them look “against the
grain” of the same? A brief sketch of an answer to these important
questions is the subject of these tight thesis.
Keywords: Frankfurt School, cultural industries, film, mass culture
*
Mexicano, Doctor en economía, UNAM, Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales, Francia.
Investigador principal de la Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones
Sociales, docente de la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Este texto es resultado del Proyecto de
Investigación 'La Otra Teoria: lecciones teoricas y politicas de los nuevos movimientos antisistemicos de
America Latina', IISUNAM 55935. email: aguirrec@unam.mx
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I. Walter Benjamin, que ha sido uno de los miembros más importantes, pero al
mismo tiempo, miembro marginal de la Escuela de Frankfurt, ha sido un marxista
sumamente original y profundamente herético, desarrollando el cuerpo principal de su
trabajo intelectual dentro del ámbito de la crítica cultural, tanto de algunos procesos
intelectuales de la historia capitalista de los siglos XVII y XIX, como también y sobre todo,
de los principales fenómenos culturales que le han sido contemporáneos1. De este modo, y
a partir de su sensibilidad excepcionalmente fina y aguda, Benjamin ha intentado explicar
de un modo crítico, y como él mismo decía, a contrapelo de los hechos históricos,
fenómenos tan fundamentales como los del nacimiento y luego la generalización del
periódico como objeto de consumo de amplias capas de la población, y con ello, las
transformaciones complejas que indirecta y directamente, implicaba esto respecto de la
literatura. O también, las sutiles transformaciones que conlleva el surgimiento y afirmación
del arte de la fotografía, en relación a las estrategias y a los modos de expresión de la
pintura anterior. E igualmente, y en otra vertiente, las consecuencias realmente
revolucionarias que acompañan a la invención de ese “séptimo arte” que es el fenómeno del
cine.
¿Cómo es que explica Walter Benjamin al cine, a este arte que es el último de los
campos artísticos inventados por el hombre, y que solo aparece en la historia humana del
siglo XX? ¿Cómo es que conceptúa a este fenómeno fílmico, desde su habitual perspectiva
crítica, que propone observar todos los fenómenos, y procesos, y situaciones que analiza,
pasando sobre ellos el cepillo de la mirada “a contrapelo” de los mismos? ¿Cómo es que a
partir de esa visión distanciada de las apariencias inmediatas y de los lugares comunes,
nuestro autor es capaz de establecer, al mismo tiempo, los grandes progresos fundamentales
que implica este nacimiento y desarrollo del cine, pero también, los retrocesos reales, los
usos sesgados y las pérdidas que acompañan a su actual figura capitalista y a su evolución
hasta ahora concretada? ¿Cómo es que, fiel entonces a la perspectiva más general de la
Escuela de Frankfurt, Walter Benjamin va a descubrir tanto los elementos positivos como
1
Sobre la personalidad y la obra de Walter Benjamin, véase el conjunto de ensayos de Bolívar Echeverría,
Siete Aproximaciones a Walter Benjamin, Ed. Desde Abajo, Colombia, 2010, Hannah Arendt, “Walter
Benjamin. 1892 -1940” en Hombres en tiempos de oscuridad, Ed. Gedisa, Barcelona, 1990, Pierre Missac,
Walter Benjamin. De un siglo al otro, Ed. Gedisa, Barcelona, 1988, y Susan Buck-Morss, Dialéctica de la
Mirada. Walter Benjamin y el proyecto de los Pasajes, Ed. Visor, Madrid, 1995.
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los elementos negativos del cine, ubicando simultáneamente tanto a la nueva manzana que
este nuevo arte nos ofrece, como también al gusano que inevitablemente la corroe desde
adentro y la degrada en su dulce sabor? Un breve esbozo de respuesta a estas importantes
interrogantes, es precisamente el tema de estas apretadas tesis.
II. Para poder entender adecuadamente lo que este fenómeno del cine significa,
Benjamin parte del reconocimiento de que se trata de la forma más moderna y actual de
desarrollo del arte, encuadrando este fenómeno dentro de su concepción más general de lo
que, en su opinión, son las radicales y profundas transformaciones que dicho arte y con él
toda la producción de obras de arte, han vivido durante la segunda mitad del siglo XIX y a
lo largo del siglo XX hasta entonces transcurrido. Porque nuestro autor considera que, de
modo contemporáneo a su propia existencia, la obra de arte y el arte en su conjunto, han
comenzado a vivir una mutación profunda y estructural, una transformación de verdadera
larga duración, de todo el sentido, el contenido, las formas, los propios procesos de
creación y la significación social fundamental, que los caracterizaron durante los siglos y
milenios anteriores a dicha época contemporánea. Lo que será precisamente el contenido de
las agudas y elaboradas reflexiones benjaminianas desarrolladas en su luminoso y
extraordinario ensayo titulado La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica2.
Definiendo entonces de una manera particularmente original y profunda esas
mutaciones de larga duración, que desembocan en las nuevas figuras del arte propias del
siglo XX, y también en la invención de ese nuevo arte que es el cine, Benjamin va a insistir
en el hecho de que este último se ha convertido en el “agente más poderoso de este tránsito
de la obra de arte”, que la lleva desde su condición aurática anterior, hasta su nueva forma
dominada por su reproductibilidad técnica. Es decir, desde una condición en la que la obra
de arte está aún rodeada por el ‘aura’ de su conexión con su valor de culto, y en la que tiene
un carácter como objeto vinculado a la tradición, condición que dominó las formas de la
percepción artística y de la recepción de las obras de arte hasta el siglo XVIII y comienzos
del siglo XIX, hasta una nueva condición, determinada fundamentalmente por el hecho de
que ahora es posible su reproductibilidad técnica serializada, masiva, ilimitada y en gran
escala, proceso que destruye el aura y la conexión con la tradición de la obra de arte, en
beneficio de su sólo valor de exhibición, y que se cumple precisamente durante la segunda
mitad del siglo XIX y en el siglo XX.
Al considerar al cine como ese agente ‘más poderoso’ de esta reciente revolución de
larga duración vivida por el arte y por la obra de arte, Benjamin tiene en cuenta diversas
razones y situaciones. La primera es que, como es evidente, el cine se hace presente, desde
su propio origen, como una suerte de síntesis posible de muchas de las artes anteriores, y
eventualmente, hasta de todas las artes. Porque visto desde un cierto ángulo, el cine es una
especie de “fotografía en movimiento”, mientras que la fotografía, como bien lo señala
nuestro autor, no es mas que una suerte de dibujo o ‘cuadro’ pintado instantáneamente por
2
Pensamos que la mejor edición hoy disponible en español, de este importante texto de Walter Benjamin, es
la edición prologada por Bolívar Echeverría, y traducida por Andrés E. Weikert, traducción que tiene en
cuenta las cuatro diferentes variantes que hasta hoy se conocen y conservan de este mismo texto, y que ha
sido publicada como Walter Benjamin, La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica, Ed. Itaca,
México, 2003.
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la propia cámara fotográfica, en lugar de por la mano del pintor. Pues el cine recupera,
prolonga y complejiza la reproducción y el tratamiento de la imagen, estableciendo así una
filiación directa con la pintura y la fotografía.3 Y si bien el cine le otorga a esa imagen el
maravilloso don del movimiento, y con él todas las vastas posibilidades que ello implica,
también es claro que esa reproducción cinematográfica de lo que podemos mirar, está muy
lejos de requerir, para su producción, las habilidades de un Leonardo da Vinci o de un
David Octavius Hill.
Además, al ser un arte reciente y de construcción compleja, el cine incorpora
también el arte de la música, la que juega un papel decisivo en la etapa del cine mudo, para
permanecer después como elemento que, según la trama y el filme, puede en diferentes
momentos o secuencias funcionar tan sólo como fondo musical, pero igualmente como
elemento decisivo que es capaz de acompañar, matizar, resignificar y hasta definir el
sentido y la significación de algunas de las escenas o imágenes que presenciamos dentro de
la película. Por otra parte, el cine hereda del teatro a los actores y también a la trama
general o argumento de una obra, aunque sólo para revolucionar su función, sus tareas y su
modo de construcción, de una forma totalmente radical. Pues al convertir el proceso vivo y
directo de la escenificación teatral en el proceso mediado y distanciado del cine, los actores
de teatro se convierten en los nuevos intérpretes actorales del cine, modificando así todo el
carácter del acto artístico en cuestión.
De otra parte, aunque no necesariamente, y a partir de esta múltiple recuperación de
elementos de la pintura, la fotografía, la música y el teatro, el cine puede también estar
abierto a la asimilación de distintos aportes provenientes de la danza, los que tal vez
podrían influir en la formación o trabajo de los intérpretes, o también de la escultura o de la
arquitectura, las que bien pueden potenciar la escenografía interna o externa de las propias
películas.
Un segundo motivo que confiere al cine esa centralidad señalada antes por
Benjamin, es el hecho de que es el arte más nuevo, y que si bien recupera todos esos
antecedentes mencionados del conjunto de las artes que le han precedido, eso no elimina su
carácter de invención absolutamente característica del siglo XX, lo que lo convierte de
inmediato y de manera natural en el reflejo mas evidente y conspicuo de esa misma
transición histórica profunda y de larga duración que, según nuestro autor, vive ahora el
arte en su conjunto. Y por ende, en su agente mas poderoso.
Finalmente, una tercera razón de este papel central del cine en este tránsito histórico
que hoy atraviesa el arte en general, se debe al hecho de que el cine, como buen hijo del
siglo XX, nace completamente permeado por la atmósfera en que surge, la que como bien
sabemos, está dominada por el creciente papel de la técnica en cada vez más campos y
esferas de todo el conjunto del tejido social. Lo que, obviamente, va a abrir directamente a
ese cine hacia esos procesos de la reproductibilidad técnica masiva, serializada y en gran
escala, de la obra de arte, procesos que igualmente están siendo vividos por la literatura, la
fotografía, la pintura, la música, etc.
3
Sobre este punto, vale la pena ver también el conjunto de ensayos reunidos en el libro, Walter Benjamin,
Sobre la fotografía, Ed. Pre-textos, Valencia, 2005.
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III. Para poder comprender entonces el papel que juega hoy el arte, y dentro de él, el
cine, como su forma más conspicua o acabada, Walter Benjamin recupera las tesis de Marx
sobre la caracterización del sentido general que ha tenido la revolución industrial, y
también sobre sus complejos y múltiples efectos fundamentales respecto del proceso de
trabajo humano y respecto de la actividad económica humana en general, e incluso, sobre
una parte importante del conjunto del tejido global de las modernas sociedades capitalistas
contemporáneas.
Entonces, y partiendo de la idea explícitamente desarrollada de que los cambios en
la “superestructura” son más lentos que en el ámbito de la estructura4, Benjamin piensa que
el siglo XIX y sobre todo el siglo XX, viven los mismos o similares cambios que se
vivieron a nivel de la economía a finales del siglo XVIII y durante el siglo XIX, pero ahora
dentro del específico ámbito de la cultura humana. Y con ello, naturalmente, también
dentro de ese ámbito particular que es la esfera del arte y de la producción de la obra de
arte.
Profundizando de este modo en dicha pista de la importante similitud o paralelismo
entre los cambios económicos producidos por la revolución industrial inglesa y europea de
los siglos XVIII y XIX, y las profundas mutaciones culturales derivadas de la reproducción
técnica masiva de las obras de arte del siglo XX, nuestro autor va a registrar el hecho de
que los rasgos que Marx había detectado ya como las transformaciones centrales del
proceso de trabajo que son consecuencia de esa revolución industrial, también se hacen
presentes en lo que Benjamin va a llamar “el proceso de producción de la obra de arte”,
utilizando una connotación terminológica que no es para nada inocente.
Por eso, si Marx explica que el surgimiento de la máquina–herramienta y el
desarrollo de la gran industria clásica, implica la ruptura de los límites antropocéntricos
dentro del proceso de trabajo, Benjamin va a descubrir que esta misma ruptura de los
límites y las habilidades del artista o del ejecutante, sea este el pintor, el fotógrafo, el
cantante o el clásico actor de teatro, van precisamente a quebrarse y a ser trascendidas por
toda la intervención y nuevo papel de lo que él va a llamar el “sistema de aparatos” dentro
de la técnica de creación del nuevo producto artístico. Y así, al igual que una máquina
4
Walter Benjamin juega con estas metáforas de la ‘estructura económica’ y la “superestructura cultural”
solamente, en nuestra opinión, para hacerse entender más fácil de sus propios lectores. Pero él, más que
muchos otros autores marxistas, ha demostrado precisamente la enorme complejidad intrínseca que conlleva
el análisis crítico profundo de los fenómenos culturales. Por lo tanto, difícilmente podríamos interpretar este
uso de la metáfora de ‘estructura’ y ‘superestructura’, en la versión empobrecida que el marxismo vulgar
desarrolló, de concebir a la cultura, y naturalmente dentro de ella al arte, como un simple “reflejo” de la
estructura económica. Pensamos precisamente que las reflexiones de Walter Benjamin sobre la obra de arte en
general, y sobre el cine en particular, son una ilustración maravillosa de la complejísima, multideterminada,
cambiante y totalmente matizada relación que existe entre esta “estructura” económica y esa eventual
“superestructura” cultural. Para una crítica importante, aunque sin renegar del marxismo, de esta metáfora
marxiana, véase Edward Palmer Thompson, Miseria de la teoría, Ed. Crítica – Grijalbo, Barcelona, 1981.
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tejedora, se mueve a una velocidad y con una destreza imposibles de igualar por la mano
humana, así también el proceso de filtro de sonido, de igualación de tonos, de edición de la
voz, y de combinación de músicas y voces, es capaz de transformar a un cantante más bien
mediano y hasta malo, en un aparentemente diestro rapsoda.
También y de modo similar o paralelo al hecho de que dentro de los procesos de
trabajo económicos, la fuerza de trabajo humana es cada vez más sustituida por las propias
máquinas, Walter Benjamin va a ilustrar cómo por ejemplo las habilidades del actor de
teatro, que aquí representa al factor subjetivo de este proceso de la creación artística,
empezarán a ser sustituidas cada vez más por el uso de máquinas y de instrumentos
técnicos más y más sofisticados y complejos, colmando las imperfecciones de la actuación
con la repetición ilimitada de las tomas, o llenando las lagunas de la ejecución del actor con
los efectos de iluminación, sonido, cámara, contexto o montaje secuencial. Con lo cual,
tanto en el ámbito del mundo económico, como más tarde en el ámbito cultural, veremos
desarrollarse este proceso que eleva a la máquina y al conjunto de los aparatos e
instrumentos, a la condición de sujeto técnico central de los respectivos procesos, de
producción económica en un caso, o de la producción artística en el otro.
Igualmente, de una manera cuya similitud salta a la vista, el desarrollo de la
producción masiva y en serie de mercancías, que acompaña al despliegue de los procesos
de la gran industria clásica que Marx estudia en El Capital5, va a tener su correlato evidente
en el aumento también enorme del actual consumo masivo y serializado de las obras de arte
contemporáneas, lo que es particularmente claro en el caso del cine, el que en tanto objeto u
obra de arte, ha sido asumido desde su propia concepción y fabricación como un objeto
artístico destinado forzosamente a dicho consumo masivo y en gran escala.
Partiendo entonces de estos claros paralelismos, que sin embargo no eliminan para
nada las diferencias profundas y obvias entre la esfera económica y la cultural, y más allá
de las particularidades y complejidades específicas de cada uno de estos ámbitos, es que
Walter Benjamin aborda lo que él mismo va a llamar el proceso de la reproductibilidad
técnica, masiva y serializada, de la obra de arte. Para, en esta misma línea, explicar también
cómo es que estos procesos influyen en el estatuto mismo del arte en general, y más en
particular, en lo que corresponde al caso del cine.
IV. De este modo, la estrategia benjaminiana para dar cuenta de este complejo tema
del arte y del arte cinematográfico, persigue declaradamente tres objetivos centrales
fundamentales: el primero de ellos es el de mostrar la validez más general y el carácter
anticipatorio de las tesis de Marx, tratando de ilustrar cómo es que dichas tesis son pistas
útiles para analizar el modo en que, dentro de la esfera de la cultura y del arte del siglo XX,
se reproducen fenómenos similares a los del paso de la producción en pequeña escala hacia
la producción en gran escala, o de la producción centrada en el predominio del factor
humano hasta la producción centrada en el predominio del instrumento de trabajo, o de un
proceso de trabajo donde el hombre se sirve de los instrumentos como sus apéndices, a otro
5
Para el análisis más detallado de estas implicaciones de la Revolución Industrial sobre los procesos de
trabajo, cfr. Carlos Marx, El Capital, Libro Primero, vol. 2, capítulo 13, “Maquinaria y gran industria”, Ed.
Siglo XXI, México, 1975, y también Carlos Antonio Aguirre Rojas, Los procesos de trabajo capitalistas en la
visión de Marx, Tesis de Doctorado en Economía, México, 1988.
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muy distinto en el que el mismo hombre es reducido a la función de ‘apéndice vivo’ del
instrumento o de la máquina, del ‘sistema de aparatos’ que nuestro autor refiere. Así, la
primera pregunta, es la de cómo estos procesos que Marx analizó de manera tan brillante en
el plano económico, van ahora a cumplirse y a desarrollarse en esta esfera de la cultura, del
arte y del cine.
El segundo objetivo es el de dar una visión materialista y al mismo tiempo crítica
de los procesos de la producción artística, trascendiendo de manera radical con la visión
burguesa romántica, limitada y atrasada, de este complejo fenómeno del arte. Una visión ya
muy anticuada, y puesta en cuestión por los propios desarrollos empíricos del arte del siglo
XX, que quiere seguir concibiéndolo como fruto de la genialidad excepcional de unos
pocos seres humanos, como proceso de una creación misteriosa, que se cumple al modo de
una empresa o tarea básicamente individual, y que consiste en el ‘dar a luz’ objetos u obras
que tienen un valor imperecedero, envuelto dentro de las brumas de una situación
inexplicable. Una visión que según el propio Benjamin, está siendo ya cada vez más
corroída y destruida, en términos reales, por los propios desarrollos de las situaciones que,
en torno al arte, vive en esos tiempos la humanidad.
Visión etérea e idealista de la creación artística, a la que nuestro autor va a oponer
una concepción radical y fundamentalmente materialista, que esté centrada, sobre todo, en
la atención a los procesos reales de producción de la obra de arte, y por ello, a las
mutaciones técnico – prácticas que estos procesos han sufrido en la segunda mitad del siglo
XIX y durante el siglo XX hasta ese entonces transcurrido.
El tercer objetivo, especialmente central para Walter Benjamin, era también el de
ser capaz de proponer una visión del arte, del cine y de la cultura, que fuesen
irrecuperables por parte del fascismo, es decir, visiones que fuesen genuina y radicalmente
anticapitalistas y revolucionarias, y que hicieran posible sentar los fundamentos para
elaborar una política revolucionaria en el campo del arte. Tal y cómo lo afirmará en su
conclusión del ensayo sobre La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica, al
reivindicar esta necesaria “politización del arte” de carácter radical, desde la cual podremos
enfrentar con éxito a la perversa y degradada “estetización de la guerra” que es
característica de estas visiones y posturas fascistas.
Es a partir de este triple objetivo, que el autor de Los orígenes del drama barroco
alemán, va a acometer, tanto su análisis de lo que son esas profundas mutaciones
estructurales de la actividad del arte y de la propia obra de arte, como también del
fenómeno cinematográfico contemporáneo.
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VI. La tesis benjaminiana de partida, es que el siglo XIX, y sobre todo el siglo XX,
van a invertir de una manera total esa polaridad intrínseca que se encuentra presente en toda
obra de arte conocida hasta el día de hoy. Esta polaridad, según nos explica el autor de las
célebres Tesis sobre la historia, es la que define a la obra de arte como un objeto siempre
doble, determinado de una parte por su valor en tanto objeto de culto, o también, como lo
llamará Benjamin, por su valor ritual, y de otra parte, por su valor en tanto objeto de
exhibición, o como dirá más brevemente, por su valor de exhibición.
Distinción capital o polaridad estructural de los dos estratos o dimensiones
constitutivas de toda obra de arte posible, que para nuestro autor, es el eje imprescindible
6
Cuando aludimos a esta visión de larga duración, que sin duda está presente en los análisis de Walter
Benjamin y también en los análisis de Marx, aunque en ellos no aparezca necesariamente planteado en estos
términos, pensamos sobre todo en la explicitación y desarrollo de esta perspectiva de larga duración, llevados
a cabo por Fernand Braudel. Sobre ella, véase Fernand Braudel, “Historia y ciencias sociales. La larga
duración”, en el libro Escritos sobre historia, Ed. Fondo de Cultura Económica, 1991, y también Carlos
Antonio Aguirre Rojas, Fernand Braudel y las ciencias humanas, Ed. Instituto Politécnico Nacional, México,
2011.
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de comprensión de la entera historia del arte humano, la que bien puede ser vista como el
abanico total de posibilidades que abarca a las distintas combinaciones posibles, los
diferentes grados sucesivos, las múltiples y diferentes variantes, y los miles de matices y
formas diversas que adquiere esta misma polaridad a lo largo de la evolución humana, y
dentro de las más distintas sociedades. Lo que, en nuestra opinión, es el hilo conductor que
explica al conjunto de ejemplos incluidos en el texto de La obra de arte en la época de su
reproductibilidad técnica, pero también de otros varios ensayos importantes de factura
benjaminiana7, que intentan precisamente ilustrar las formas sutiles y complejas que esta
polaridad adquiere, lo mismo en las relaciones de la pintura con la fotografía, que en las
etapas sucesivas del desarrollo de este mismo arte fotográfico, pero también en la
comparación entre el teatro y el cine, o entre las formas mudas y las formas parlantes de
este último.
Y todo esto, moviéndose lo mismo en la situación del arte en los tiempos griegos
que en los tiempos más actuales, y pasando por la etapa del arte medieval o por la de los
productos artísticos de los tiempos modernos, épocas a través de las cuales, Benjamin va
radiografiando e ilustrando las formas fundamentales, las posibilidades distintas, las
diversas variantes que adquiere esa polaridad, y el modo complejo en que ella se despliega
y se concreta en distintas escuelas o tendencias, en diferentes momentos, o en los diversos
espacios históricos posibles.
Pero si nuestro autor reconoce el multivariado abanico de posibilidades de
reconstrucción y de reconfiguración de esta polaridad, señala al mismo tiempo que ella
tiene una tendencia muy clara a lo largo del desarrollo histórico, que avanza en el sentido
de ir limitando, acotando y reduciendo progresivamente y cada vez más la dimensión de la
obra de arte en lo que se refiere a su valor ritual, para en cambio, promover cada vez más y
acrecentar la importancia de su condición como valor de exhibición.
Por eso, y tratando de ilustrar los extremos o antípodas de este conjunto de
variantes, Benjamin va a insistir en que, mientras que el arte griego es en general la
ilustración más obvia del predominio aplastante del valor ritual sobre el valor de
exhibición, el cine es, en el otro extremo del abanico, la obra de arte en la que se hace
evidente el claro dominio del valor de exhibición sobre el antiguo y tradicional valor de
culto o ritual.
Porque dentro del arte griego, en sus distintas esferas, se trata siempre de crear
obras únicas, desarrollando esto con técnicas que son bastante rudimentarias, y también que
son en muchas ocasiones técnicas excepcionales de los propios artistas, creando objetos que
de una manera muy explícita y consciente persiguen crear obras de arte con un “valor
eterno”, y en las cuales todo el proceso de la creación artística se juega en un solo intento,
que puede resultar fallido o exitoso, y en el que se crean objetos de arte que son
fundamentalmente consumidos por las elites, es decir, objetos de arte que son precisamente
7
Mencionemos, sólo a título de ejemplo, los siguientes, todos de la autoría de Walter Benjamin, “Sulla
situazione della cinematografia in Russia” en Opere Complete. II. Scritti 1923 – 1927, Ed. Giulio Einaudi,
Turín, 2001, “Crisi del romanzo” en Opere Complete. IV. Scritti 1930 – 1931, Ed. Giulio Einaudi, Turín,
2002, “Scienza dell’Arte rigorosa [prima stesura]” en Opere Complete. V. Scritti 1932 – 1933, Ed. Giulio
Einaudi, Turín, 2003, “El narrador” en Iluminaciones IV, Ed. Taurus, Madrid, 1998, y Tentativas sobre
Brecht. Iluminaciones III, Ed. Taurus, Madrid, 1998.
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objeto de un gran culto, y por lo tanto, que están rodeados de lo que Walter Benjamin llama
el “aura”, siendo objetos totalmente insertos dentro de las tradiciones de los pueblos, y que
en ocasiones llegan a tener una función mitológica y a veces también religiosa.
En cambio y en el otro extremo del abanico, se ubica precisamente el arte
cinematográfico, el cine, en donde a diferencia del arte griego, el dominio total dentro de la
obra de arte es el de su valor de exhibición. Porque desde su propia concepción, la obra de
cine se construye como una obra destinada a existir en cientos y hasta miles de copias, en
las cuales ninguna tiene más valor que las otras, cientos o miles de copias que son
reproducidas técnicamente mediante técnicas conocidas por todo el mundo, y a las que
muchas veces no les preocupa tener un valor fundamentalmente efímero, siendo al mismo
tiempo obras que no se juegan en un solo intento, sino que se crean mediante el
procedimiento del montaje, repitiendo múltiples ensayos, y llevando a cabo diferentes
experimentos, al mismo tiempo en que son objetos de arte consumidos por las grandes
masas, que ya no poseen ninguna “aura”, y que tienen en cambio una función
fundamentalmente política, a veces oculta y a veces claramente manifiesta.
Entonces, lo que ilustra esta comparación del arte griego con el fenómeno del cine,
es la línea tendencial de la evolución global de la historia del arte desde sus orígenes hasta
el momento actual, tendencia que se afirma de distintos modos al ir socavando y
destruyendo todo el conjunto de los fundamentos de la obra de arte en tanto objeto de culto,
poseedora de una “aura” y un valor ritual vinculado a la tradición y al consumo de
pequeños grupos, al mismo tiempo en que promueve, progresivamente, otro nuevo y muy
diverso objeto de arte, en el que predomina su carácter masivo, serializado y repetitivo a
voluntad, objeto artístico despojado completamente de aura y que ha roto los vínculos con
la tradición, para conectarse ahora, más bien, con la dimensión política.
Por lo demás, Benjamin es muy consciente que esta tendencia específica del arte, e
incluso de la historia del arte en general, no hace más que proyectar y acompañar a una
tendencia más universal, que en su momento ha sido claramente señalada por Marx, como
una de las líneas centrales de la evolución global del desarrollo del conjunto de las
sociedades humanas: la del tránsito desde el predominio, dentro de la vida humana, de los
elementos naturales sobre los elementos sociales, o sociales-naturales, hacia la afirmación
lenta pero indetenible del ulterior predominio, dentro de esa misma vida del género
humano, de los elementos propiamente sociales sobre los elementos naturales.
Pues como Marx lo ha señalado claramente en su texto de La ideología alemana8, la
historia de los hombres en general está definida por la clara transición desde las formas
precapitalistas hasta las formas capitalistas, las que en su esencia, se distinguen porque las
primeras son sociedades en donde la naturaleza domina al hombre, a todo lo largo de ese
milenario periodo precapitalista, mientras que en cambio, en la moderna sociedad
capitalista, asistiremos al caso de una sociedad en la que, por primera vez dentro de la
historia humana, el hombre comienza a dominar, aunque sea de modo fragmentario y en
esbozo, a la propia naturaleza.
8
Sobre este punto, véase Carlos Marx, La ideología alemana, Ed. Pueblos Unidos, Buenos Aires, 1973, y
también nuestro ensayo, Carlos Antonio Aguirre Rojas, “Entre Marx y Braudel: hacer la historia, saber la
historia” en la revista Cuadernos Políticos, num. 48, México, 1986.
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9
Sobre este paso del tiempo precapitalista al tiempo capitalista, cfr. Norbert Elías, Sobre el tiempo, Ed. Fondo
de Cultura Económica, México, 1997, y también Carlos Antonio Aguirre Rojas, “La larga duración: in illo
tempore et nunc” en el libro Segundas Jornadas Braudelianas, Ed. Instituto Mora, México, 1995. Una crítica
radical de este ‘tiempo vacío y homogéneo’ capitalista, y de sus vínculos con la noción burguesa, también
limitada y ahistórica del ‘progreso’ humano, se incluye en el brillante texto de Walter Benjamin, Tesis sobre
la historia y otros fragmentos, Ed. Contrahistorias, México, 2005.
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Sobre estos ejemplos mencionados, cfr. Walter Benjamin, El autor como productor, (Presentación y
traducción de Bolívar Echeverría), Ed. Itaca, México, 2004.
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Y eso, ya por el simple hecho de que el costo de fabricación de una película es tan
alto, que para que resulte rentable en términos capitalistas, implica de manera forzosa dicho
consumo masivo. Sobre lo cual nuestro autor señala que en el momento mismo en que
escribe su ensayo, en los años treinta del siglo XX, el costo de una película promedio solo
puede ser recuperado si esa película es vista por alrededor de nueve millones y medio de
espectadores o consumidores.
Entonces, si con este desarrollo de la sociedad de masas, va a cambiar radicalmente
la función social del arte, al convertirse en un arte de masas, es claro que con este cambio
se transformen igualmente tanto el estatuto general del objeto de arte, como también la
propia situación del artista e incluso del actor o intérprete.
Porque si el objeto de arte se vuelve un objeto de consumo masivo, eso implica,
como lo apunta agudamente Benjamin, que la antigua contemplación semiritual y la actitud
de devoción de los pequeños grupos o elites hacia los objetos de arte tradicionales y
elitistas, será ahora sustituida por una suerte de ‘percepción distraída’ de las masas, tanto de
las películas como de las viejas y nuevas formas de los objetos de arte.
Junto a esto se va a modificar también profundamente el estatuto del artista, el que
por ejemplo en el cine, va a tender cada vez más a convertirse en un creador colectivo, en
la medida en que la película no es ya el simple y exclusivo fruto del trabajo del director
general, sino el fruto de todo un colectivo que está frente al actor de cine, y en donde
participan, junto a ese director general, el director de escena, el director de iluminación, el
ingeniero de sonido, el ingeniero de efectos especiales, etc., además de todo el complejo
conjunto del ‘sistema de aparatos’ que ya hemos evocado anteriormente.
Por eso, Walter Benjamin va a percibir muy agudamente como estos procesos de
tránsito de la creación individual a la creación colectiva, van a socavar en términos reales
las antiguas concepciones del arte que lo asumen como fruto de la genialidad única e
irrepetible de individuos excepcionales y casi sobrenaturales, rompiendo ahora ese halo de
falso misterio y esa absurda bruma de inexplicabilidad del conjunto de las obras de arte. Lo
que se materializa, según Benjamin, en hechos como el de que el desarrollo en masa del
periódico va a flexibilizar y a hacer borrosa y móvil la antiguamente clara y sólida frontera
entre lector y escritor. Porque en la medida en que los lectores de un diario pueden empezar
a escribir en él, al mandar sus cartas a las secciones de correos o buzón del periódico, pero
también al enviar crónicas, reportajes o hasta artículos que regularmente son recuperados
para su publicación, en esa medida ellos mismos se convierten un poco en ‘autores’ o
‘escritores’ dentro del periódico, quebrando de este modo la antigua rígida barrera entre
escritor y lector.
Y sucede exactamente lo mismo en el cine, en donde para nada es infrecuente que
los propios espectadores lleguen a participar como extras en las películas que involucran la
filmación de actos multitudinarios, con lo cual el espectador de la obra cinematográfica se
vuelve también un poquito ‘actor’, disolviendo de alguna forma la igualmente rígida y
cerrada frontera anterior entre espectador y actor. Además, en la medida en que es el
público de cine el que recibe la película y la juzga, asistimos de este modo a un claro
proceso de democratización y socialización masiva del juicio artístico. Pues ahora el actor
ya no es juzgado solamente por su director, o también por el pequeño público que en vivo
presencia su desempeño actoral, sino por los millones y millones de sus espectadores,
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cine”, no tiene que hacer otra cosa más que ‘representarse a sí mismo’, y en todo caso,
ejecutar diestramente las instrucciones del director de cine, expresando adecuadamente sólo
las reacciones, las respuestas y las emociones que le son requeridas en cada situación
fragmentada, del conjunto de las que constituyen las distintas secuencias o escenas de la
película.
En este sentido, son famosas algunas anécdotas que ilustran esta diferencia profunda
entre el actor de teatro y el intérprete de cine. Por ejemplo, el hecho de que el intérprete de
cine no necesita tener clara en la conciencia la trama argumental completa de la película en
su conjunto, cosa que en cambio si es absolutamente requerida para el actor de teatro. Pues
mientras que el actor de teatro debe saber, perfectamente y en cada momento de la obra, el
vínculo que tiene la escena en ese momento representada con el conjunto del drama que se
pone en escena, en cambio el intérprete de cine lo único que debe tener muy claro es la
emoción, o sentimiento o reacción, que ese día en esa única escena debe representar, pues
no es para nada imposible que un día cualquiera se filme la secuencia número seis, y quince
días después o hasta tres meses más tarde, se filme la secuencia número tres, dependiendo
de las legaciones y escenarios en los que se trabaja en cada momento.
Por eso, al intérprete de cine le basta con ser un ejecutante virtuoso, que sea capaz
en esa escena seis de expresar un agudo susto, mientras en la escena tres es invadido y
poseído por un inmenso dolor y tristeza, aunque entre la fabricación o filmación de una y
otra secuencia puedan mediar varias semanas o varios meses de diferencia. Además, e
ilustrando nuevamente como ahora las máquinas o el ‘sistema de aparatos’ reemplazan las
habilidades humanas, es claro que si el intérprete no es capaz de expresar adecuadamente
un sentimiento, una reacción o una emoción cualquiera, entonces las máquinas lo auxilian
de dos maneras: en primer lugar, repitiendo la toma de la misma escena múltiples veces,
tres, cinco, o cuarenta veces, las que sean necesarias hasta que el actor logre expresar
adecuadamente el sentimiento o emoción requeridos.
Pero también y en casos mas extremos o complicados, y tal y como lo señala Walter
Benjamin, si ese actor de cine es incapaz de expresar adecuadamente, por ejemplo la
emoción del susto, entonces el director puede recurrir al truco elemental de hacer que
cuando el actor está distraído, se dispare una pistola detrás de él, y el actor, que no está
prevenido de que eso va a acontecer, tendrá una reacción natural y espontanea, genuina y
no actuada, de susto, la que será filmada por un camarógrafo para que después sea
fácilmente montada y ensamblada dentro de la trama de la película. Como en el caso
famoso de Luis Buñuel, cuando filmaba películas con su esposa Silvia Pinal, y le daba las
instrucciones de lo que ella tenía que hacer, ejecutar y expresar en una determinada escena,
y cuando ella le preguntaba solicitándole que le explicara la trama general de la película y
el sentido que tenía esa escena dentro del conjunto, Buñuel le respondía que no era
necesario, y que mientras menos ella comprendiera la trama en su conjunto, mejor podría
seguir fielmente sus instrucciones y mejor quedaría la película en su resultado final.11
Y si el actor es cada vez más apoyado por los instrumentos, al filmar muchas veces
la toma requerida, o al filmar situaciones reales que luego son montadas como si se tratara
11
Sobre esta anécdota, y sus implicaciones, cfr. el ensayo de Bolívar Echeverría, “Una lección sobre Walter
Benjamin”, en Contrahistorias, núm. 15, México, 2010.
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de parte de la actuación, lo mismo que al inducir con elementos del contexto o con el juego
de las secuencias anteriores y posteriores de una escena, la expresión o el efecto deseado,
entonces nada tiene de extraño que el instrumento mismo pueda, en ciertos momentos o en
ciertas escenas, convertirse en actor, lo que Walter Benjamin ilustra con el caso de un reloj
que aparece en el centro de una escena de la película, sonando estruendosamente su tic tac,
y mostrándonos así que en esta situación, el actor principal es el tiempo y su medición a
través del reloj.
Por eso y a partir de estas evidentes diferencias entre el estatuto del actor de teatro y
el del intérprete o actor de cine, puede comprenderse el hecho, también subrayado por
nuestro autor, de que el tránsito de una condición a otra no sea usualmente exitoso, sino
casi siempre fallido. Pues como norma general no existen grandes actores de teatro que
después hayan podido convertirse en grandes actores de cine, ni a la inversa, ya que los
grandes actores de cine que intentaron actuar ulteriormente en el teatro no pasaron de ser
mediocres actores teatrales. Y esto, porque las condiciones requeridas para uno y otro
proceso de creación de la obra de arte son tan radicalmente distintas, que dicho tránsito de
un campo hacia el otro no es para nada sencillo.
VIII. Si el siglo XX transforma totalmente la función social del arte, y con ello el
estatuto completo del objeto de arte, la condición y la función misma del artista, y también
el rol específico del actor, igualmente modifica lo que Benjamin llama, de manera para
nada inocente, el proceso de producción de la obra de arte, o el proceso de creación
material de dicha obra artística, lo que para él es algo que se muestra plástica y
acusadamente en el caso del cine.
Porque más allá de las diferencias que ya hemos señalado entre el actor de teatro y
el intérprete de cine, podemos ver también que si comparamos a la obra de teatro en su
conjunto, con la película, la primera se nos presenta como una obra fundamentalmente
continua, que se desarrolla en una única ejecución y que posee un carácter lineal y
esencialmente compacto. En cambio la película, en lo que toca a esta creación de la obra de
arte, ya no es un proceso continuo sino fragmentado, que no se desarrolla como una única
ejecución, sino que se compone a partir de cientos o hasta miles de tomas, las que después
darán lugar al proceso de montaje y edición de la película.
Por eso, el filme no es en este sentido una obra compacta en términos de su
creación, ni es tampoco algo lineal, sino por el contrario, es un resultado que se va creando
de manera secuencial dentro de un lapso de tiempo extendido, y en diferentes lugares
físicos, que pueden ser diferentes países o hasta continentes. Como el ejemplo citado por
Benjamin, de una película de Charles Chaplin en la que para obtener los tres mil metros del
filme que conocemos nosotros, hubo que filmar ciento veintitrés mil metros, es decir
cuarenta veces más del material finalmente retenido y convertido en la obra de arte que
como público consumimos.
Además, esa nueva obra de arte cinematográfica es diferente de todas las anteriores
obras artísticas en la medida en que la construcción de la película ya no está centrada en la
habilidad del actor, y ha dejado de girar en torno a él, para conformarse en ese proceso
donde ahora el elemento central es el ‘sistema de aparatos’ o máquinas que soportan y
estructuran el conjunto de la creación del filme. Por eso, la película ya no depende de las
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habilidades del sujeto vivo, del intérprete de cine, sino cada vez más de los múltiples trucos
con los que las máquinas colman y complementan las limitaciones de ese actor
cinematográfico.
Pues si por ejemplo el director de cine quiere inducir la interpretación del rostro del
actor principal de una película, como una expresión de tristeza, y este actor es incapaz de
lograrla por sí mismo, lo que se hace es construir una secuencia y un contexto en el que
quince personajes que rodean a este actor central están expresando tristeza. Entonces la
cámara va recorriendo la escena para comenzar mostrando a un niño profundamente triste,
luego a una mujer imbuida también de gran tristeza, y después a un viejo y una vieja
totalmente desfallecientes, y una niña igualmente triste, lo que provoca que al llegar al
enfoque del rostro del personaje principal y en virtud de todas las secuencias y rostros
anteriores, nuestro cerebro está ya claramente predispuesto a leer la expresión facial de ese
personaje principal, aun cuando no sea muy lograda, en términos de tristeza, en lo que
podríamos llamar ‘clave de tristeza’.12
Además y en apoyo de esta inducción de una cierta lectura de un rostro o una
emoción cualquiera del personaje, entran también en juego los efectos visuales, los efectos
musicales, de iluminación, los datos del propio contexto, para provocar y resaltar la
emoción deseada que el director pretende entregarnos, y que aún si no es muy bien
expresada por el intérprete, puede muy bien ser sustituida por todos estos elementos del
contexto.
IX. Como podemos ver, la visión que Walter Benjamin tiene del proceso del
surgimiento del cine, y también del cambio del estatuto y de la función social del arte, y
con ello, del propio proceso de creación de la obra de arte durante el siglo XX cronológico
recién terminado, es una visión que está lejos de concebir a todas estas realidades
complejas como situaciones o procesos simplemente lineales o sencillos, o como datos o
fenómenos puramente positivos y progresivos.
Porque al conectarse también aquí con las perspectivas mas generales desarrolladas
por la Escuela de Frankfurt13, lo mismo que al reivindicar su propio punto de vista general
sobre lo que es el análisis a contrapelo de todos los distintos fenómenos, procesos y hechos
que él estudia, Benjamin observará e investigará estos procesos del desarrollo del arte en el
siglo XX, y del papel del cine dentro de estas nuevas formas del arte, tanto en sus efectos
progresivos o positivos, como también en los retrocesos importantes que todo esto implica,
y en sus efectos igualmente regresivos y negativos.
12
Este complejo proceso de nuestra mente, que tiende a ‘ajustar’ un elemento de una serie para que sea
coherente con el resto de los otros miembros de la serie, logrando así la mayor continuidad de la misma, y sus
efectos sobre nuestra percepción artística, es un proceso que ha sido brillantemente analizado por Ernest
Gombrich, en su importante libro, Arte e Ilusión, Ed. Debate, Madrid, 1998.
13
Sobre los aportes principales de esta Escuela de Frankfurt, cfr. el interesante texto de Bolívar Echeverría,
“Una introducción a la Escuela de Frankfurt”, en revista Contrahistorias, num. 15, México, 2010, Martin Jay,
La imaginación dialéctica. Una historia de la Escuela de Frankfurt, Ed. Taurus, Madrid, 1987, y Susan
Buck-Morss, Origen de la dialéctica negativa. Theodor Adorno, Walter Benjamin y el Instituto de Frankfurt,
Ed. Siglo XXI, México, 1981. También el texto de Theodor Adorno y Max Horkheimer, Dialéctica del
Iluminismo, Ed. Sudamericana, Buenos Aires, 1969.
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Sobre este punto, véase Walter Benjamin, Tesis sobre la historia y otros fragmentos, antes ya citado, y
también nuestro ensayo, Carlos Antonio Aguirre Rojas, “Walter Benjamin y las lecciones de una historia vista
a contrapelo” en el libro Retratos para la Historia, Ed. Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica
(ICAIC), La Habana, 2011.
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que todos sus miembros son artistas, una sociedad de artistas en donde todos son al mismo
tiempo productores y consumidores del arte. Lo que, naturalmente, nos llevaría también a
cuestionar la distinción, que se ha mantenido hasta hoy, entre alta cultura y baja cultura o
cultura popular, y también entre el supuesto arte y la artesanía, o entre el llamado ‘gran
teatro’ y el teatro popular, así como entre los productos supuestamente excelsos y
maravillosos de las élites, y el supuesto folklor y las distintas formas de expresión artística
de esas clases populares15.
Se trataría entonces de una sociedad donde el arte no es más que una dimensión más
de la vida social misma, y en donde la formación de todos los seres humanos incluye
también su formación como artistas, además de la creación de los espacios necesarios para
su expresión artística en múltiples campos, una sociedad liberada que no distingue el arte
como actividad especial monopolizada por unos pocos, sino que lo concibe como facultad o
patrimonio universal de todo el género humano en su conjunto.
Una sociedad que como lo dice el propio Benjamin, citando a Fourier, ha aprendido
a dominar completamente esa ‘segunda técnica social’, poniéndola ahora al servicio del
hombre. Una nueva organización social de los hombres, en donde no solamente el arte es
ya parte de la vida cotidiana misma, sino en donde la humanidad, gracias al uso de esa
nueva técnica, puede por ejemplo tener cuatro soles y siete lunas, y consagrarse a construir
un ‘nuevo mundo amoroso’, y dedicarse a gozar, a ser libre y a ser, por fin, realmente feliz.
15
Sobre este tema de cuestionar y reproponer formas distintas de evaluar esa relación secular y milenaria
entre alta y baja cultura, han avanzado varios autores. Mencionemos entre ellos a Mijaíl Bajtin, La cultura
popular en la Edad Media y en el Renacimiento. El contexto de François Rabelais, Alianza Editorial, Madrid,
1987, Carlo Ginzburg, El queso y los gusanos, Ed. Muchnik, Barcelona, 1991, y Bolívar Echeverría,
Definición de la cultura, Ed. Fondo de Cultura Económica, México, 2010.
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