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Resumen para el final de Corrientes (Kant)

1. ¿Cómo Kant supera al racionalismo y al empirismo mediante la crítica?

Kant supera al racionalismo y al empirismo mediante su filosofía crítica: el


Idealismo Trascendental.
Antes de extendernos en el pensamiento de Kant, es necesario hacer referencia a que
aunque racionalismo y empirismo parezcan posiciones contrapuestas, ambos coinciden
en que son formas del realismo. Este término se utiliza para designar a la teoría que
sostiene que en el acto de conocer lo determinante es el objeto. El sujeto cognoscente es
comparable a un espejo donde las cosas simplemente se reflejan, es decir, el conocer es
una actitud puramente contemplativa.
Específicamente, el racionalismo sostiene que puede conocerse con la ayuda de la
sola razón. Sus juicios se caracterizan por ser necesarios y universales. La experiencia
no proporciona conocimientos de este tipo, sino contingentes y particulares. Es la razón
la que tiene la capacidad de alcanzar las cosas en sí mismas. Por otra parte, el
empirismo sostiene que el único conocimiento legítimo es el que proviene de la
experiencia, es decir, los datos que proporcionan los sentidos. Por esto, no puede
conocerse absolutamente nada acerca de las cosas en sí, sino sólo los fenómenos que se
dan en la experiencia.
Volviendo al foco de la cuestión, Kant abandona esa concepción contemplativa del
conocimiento para afirmar que éste es una acción, una praxis. De esta manera, para
Kant, conocer es elaborar las cosas para que estén en condiciones de constituir objetos,
es decir, construir el ámbito de la objetividad. Así, el conocimiento envuelve dos
factores: 1) la estructura de nuestra razón, que es independiente de la experiencia y 2)
un “material” moldeable, las impresiones.
Kant introduce una “revolución copernicana” en el campo de los estudios
filosóficos, ya que con él el objeto pierde la centralidad en el conocimiento y es el
sujeto lo que se vuelve determinante en el acto de conocer. Cabe destacar que el giro
copernicano hace referencia a Nicolás de Copérnico, quien se hizo célebre al afirmar
que las esferas celestes no giran alrededor de la Tierra, sino que son los planetas, entre
ellos el nuestro, los que giran alrededor del Sol.

2. Desarrolle la ética de Kant

La ética de Kant parte de una reflexión sobre la metafísica. Kant considera que no
podemos conocer lo absoluto pero tenemos algún contacto con aquello a partir de la
conciencia moral, es decir, la conciencia del bien y del mal, de lo justo y de lo injusto.
La conciencia moral es entonces la conciencia de una exigencia absoluta que no se
explica desde el punto de vista de la naturaleza porque ésta es el reino del ser, mientras
que la conciencia moral es el reino de lo que debe ser.
En la Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres, Kant afirma que lo
único que en el mundo, o aún fuera de él, es absolutamente bueno es la buena voluntad.
Ésta no es buena por lo que efectúe o realice, sino que es buena en sí misma. Sin
embargo, en el hombre conviven dos mundos: el mundo sensible y el mundo inteligible.
La buena voluntad se manifiesta en cierta tensión o lucha contra las inclinaciones, como
exigencia que se opone a ellas. En la medida en que ocurre tal conflicto, la buena
voluntad se llama deber.
A partir de lo dicho anteriormente, Kant distingue cuatro tipos de actos, según sea el
motivo de los mismos:

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1. Acto contrario al deber: se trata de un acto moralmente malo, es realizado por
inclinación. Ej.: alguien a quien odio se está ahogando y yo, teniendo los medios, no lo
salvo.
2. Acto de acuerdo con el deber, por inclinación mediata: se trata de un acto
moralmente neutro ejecutado como un medio para realizar una inclinación que coincide
con el deber. Ej.: se está ahogando alguien que me debe dinero y lo salvo.
3. Acto de acuerdo con el deber, por inclinación inmediata: se trata de un acto
moralmente neutro realizado por una inclinación que coincide con el deber, pero el acto
no es utilizado como un medio para satisfacer dicha inclinación. Ej.: salvar al amor de
mi vida.
4. Acto por deber: se trata de un acto moralmente bueno realizado por deber,
independientemente de mis inclinaciones. Ej.: salvar a un enemigo.
Es decir que el carácter moral supremo es hacer el bien, no por inclinación, sino por
deber. Kant señala que toda acción se orienta hacia un fin, pero existen dos tipos de
fines:
- Subjetivos, relativos y condicionados: están orientados por las inclinaciones, por la
conveniencia práctica, y basados en imperativos hipotéticos que están sujetos a
condiciones.
- Objetivos o absolutos: son absolutamente buenos y constituyen el fundamento de
un imperativo que manda de modo incondicionado: el imperativo categórico. Son la
base de la conciencia moral.
El valor moral de la acción consiste única y exclusivamente en el principio por el
cual se la realiza, es decir, la máxima de la acción. En este sentido, para Kant el
imperativo categórico reside en “obrar sólo según una máxima que puedas querer al
mismo tiempo que se torne ley universal”. Esto quiere decir que nuestras acciones no
deben responder a principios circunstanciales, sino a máximas válidas para cualquier
persona.
Por otra parte, como lo único absolutamente bueno es la buena voluntad, y a ésta
sólo la conocemos las personas, resulta que el hombre es fin en sí mismo. Por esto, se
debe obrar de tal modo que se use a la humanidad como un fin y no como medio, dado
que el sujeto no es una cosa. Considerado en su aspecto nouménico, es un ente libre,
pleno de dignidad.
Es decir que la conciencia moral exige suponer que en el hombre hay, además del
fenoménico, un aspecto nouménico, donde no rige el determinismo natural, sino la
libertad. Ésta es la única entre todas las ideas de la razón especulativa cuya posibilidad a
priori sabemos, porque ella es el fundamento, la condición de posibilidad de la ley
moral.
En conclusión, la razón práctica tiene el primado sobre la razón teórica, es decir, los
fines de la razón práctica prevalecen sobre la razón especulativa, la moral sobre el
conocimiento. Esto autoriza suposiciones teoréticas como la de la Virtud, la
inmortalidad del Alma o la existencia de Dios, sin las cuales no podríamos realizar la
moral.

3. Explica las partes del libro Crítica de la Razón Pura

La Crítica de la Razón Pura consta de dos prefacios: el de la primera edición (1781)


y el de la segunda (1787). Luego viene la Introducción, donde Kant plantea el problema
con el que se enfrenta. Después viene el cuerpo del libro que tiene dos grandes partes:
Estética Trascendental y Lógica Trascendental.

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Para Kant, el término más amplio para cualquier conocimiento es el de
representaciones. Éstas se dividen en dos: intuiciones (aquellas que dan un
conocimiento inmediato y que se refieren a un objeto único e individual) y conceptos
(proporcionan un conocimiento mediato, indirecto y se refieren a lo que es común a
diferentes objetos). Intuiciones y conceptos pueden ser empíricos o puros:
Intuiciones Conceptos
Empíric Sensaciones o “Papel”, “Silla”, “Perro”
os impresiones
Puros Tiempo, Espacio - Del entendimiento o categorías
- De la razón o ideas (alma, mundo,
Dios)
En la Introducción, Kant se pregunta acerca de cuál es la naturaleza de los juicios
de la ciencia. Estos están conformados por un conjunto de conceptos que afirman o
niegan algo. Kant observa que existen tres tipos de juicios:
- Analíticos: son los juicios de los racionalistas. En ellos, el predicado está
contenido en el concepto de sujeto. Los principios que sirven como fundamento de
verdad son el de identidad y el de contradicción. Por otra parte son necesarios,
universales, a priori y no amplían nuestro saber, son sólo aclaratorios (tautologías).
- Sintéticos a posteriori: la percepción constituye su fundamento, dado que el
predicado no está contenido en el sujeto. Amplían el conocimiento pero son a posteriori,
contingentes y particulares. Los empiristas consideran que son los únicos juicios que se
refieren a la realidad.
- Sintéticos a priori: es el ideal de la ciencia, ya que ésta busca ampliar los
conocimientos pero mediante juicios necesarios y universales. Por ejemplo: “siete más
cinco es igual a doce” (aritmética); “la línea recta es la más corta entre dos puntos”
(geometría); “en todas las transformaciones del mundo corporal la cantidad de materia
permanece inalterada” (física); “Dios existe” (metafísica).
La Estética Trascendental se ocupa del estudio de las condiciones de posibilidad
de la sensibilidad, es decir, de la receptividad que posee el hombre. Todo conocimiento
busca tomar contacto directo con su objeto. Kant afirma que el tiempo y el espacio son
formas a priori la sensibilidad. El espacio es la forma de todos los fenómenos del
sentido externo, mientras que el tiempo es la forma del sentido interno, y como los
fenómenos del mundo exterior se nos dan a través de nuestro estado interno, el tiempo
es también la forma universal de toda intuición humana. Para demostrar esto, Kant
elabora una exposición metafísica del espacio y el tiempo que consta de cuatro
argumentos: los dos primeros demuestran su carácter a priori y los dos últimos su
carácter intuitivo.
Por otra parte, Kant, mediante su exposición trascendental, demuestra que la
geometría y la aritmética son ciencias, dado que sus juicios son a priori porque el
espacio y el tiempo también lo son. Estos poseen realidad empírica porque son válidos
para todos los objetos que intuimos en la experiencia y contribuyen a constituir la
objetividad de las cosas. Pero además, tienen idealidad trascendental, ya que no son
nada si se hace abstracción de las condiciones de nuestra sensibilidad. En síntesis, la
Estética Trascendental expresa que todo conocimiento es necesariamente conocimiento
de fenómenos, y las cosas en sí son incognoscibles.
La Lógica Trascendental se ocupa de cómo es posible un pensar puro, es decir, un
pensar que sea condición de todo pensar y, por ende, también del empírico. Para ello
estudia a los conceptos puros y los divide en dos partes: la Analítica Trascendental
(estudia a los conceptos puros del entendimiento o categorías, con el fin de fundamentar
los juicios de la física) y la Dialéctica Trascendental (estudia a los conceptos puros de la

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razón o ideas, con el propósito de demostrar la imposibilidad de la metafísica como
ciencia).
La Analítica Trascendental, que se divide en Analítica de los Conceptos y Analítica
de los Principios, plantea dos problemas respecto al estudio de las categorías, por lo que
se distinguen dos deducciones: la deducción metafísica y la deducción trascendental.
La deducción metafísica enseña qué, cuáles y cuántas son las categorías y puede
esquematizarse en seis pasos:
1. El entendimiento es una facultad de conocer mediante conceptos.
2. Conocer mediante conceptos consiste en realizar juicios.
3. El juzgar consiste en enlazar representaciones, por lo que pensar es un acto de
síntesis.
4. Los modos de enlazar representaciones constituyen las 12 formas de juicios, que
se dividen en cuatro grupos: 1) Según la cantidad: universales, particulares y singulares;
2) Según la cualidad: afirmativos, negativos e infinitos; 3) Según la relación:
categóricos, hipotéticos o disyuntivos; 4) Según la modalidad: problemáticos,
asertóricos y apodícticos.
5. Los juicios son posibles porque enlazan al sujeto y al predicado según una
determinada unidad de enlace o categorías, es decir que éstas son condición de
posibilidad de los juicios.
6. La lista de las formas de juicio proporcionan la clave para hallar la lista completa
de las categorías: 1) De la cantidad: unidad, pluralidad, totalidad; 2) De la cualidad:
realidad, negación, limitación; 3) De la relación: Inherencia y subsistencia, causalidad y
dependencia, comunidad; 4) De la modalidad: posibilidad-imposibilidad, existencia-no
existencia, necesidad-contingencia.
En síntesis, las categorías representan un acto del sujeto frente a lo intuido, ya que
gracias a ellas, el pensamiento enlaza y unifica las impresiones.
La deducción trascendental se ocupa del problema acerca del cómo, si las
categorías son formas del pensar y en tal sentido subjetivas, tienen sin embargo validez
objetiva. Dice Kant que para que el entendimiento enlace las representaciones mediante
las categorías y constituya ese plexo coherente de fenómenos que llamamos naturaleza,
se requiere de una unidad más alta que llama Conciencia Única o “yo pensante”. Éste
tiene que poder acompañar todas mis representaciones, pues si no, sería representado en
mí algo que no podría ser pensado. Es decir que para que haya conocimiento hay que
enlazar la diversidad, operar una especie de combinación entre diversidad y unidad. A
tal síntesis Kant la llama apercepción trascendental.
Asimismo, es importante aclarar que el sujeto del yo pienso del que habla Kant no
es el sujeto individual empírico, sino la constitución universal de todo sujeto humano,
que es lo que permite que tengamos un conocimiento válido para todos y, en tal sentido,
objetivo. En síntesis, la deducción trascendental se puede resumir de la siguiente
manera: las condiciones de posibilidad de la experiencia en general son a la vez
condiciones de posibilidad de los objetos de la experiencia.
La Dialéctica Trascendental deja en claro, nuevamente, que lo que conocemos no
son la cosas tales como son en sí mismas, sino tales como se nos aparecen. Como el
conocimiento humano no es absoluto, el entendimiento, por su propia naturaleza, se ve
llevado a realizar síntesis cada vez más amplias, hasta que salta más allá de toda
experiencia y se transforma en razón. Ésta es la facultad de lo incondicionado, de lo que
Kant llama idea. Hay tres tipos de ideas, por lo que Kant divide la Dialéctica
Trascendental en tres grandes secciones:
- Paralogismos de la Razón Pura: aquí estudia el Alma, unidad absoluta de la
condición de todos los objetos del pensamiento en general.

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- Antinomia de la Razón Pura: aquí estudia al Mundo, unidad absoluta de la
condición de posibilidad de los fenómenos.
- Ideal de la Razón Pura: aquí estudia a Dios, unidad absoluta de la causa de todas
las causas.
Asimismo, Kant sostiene que la razón afirma ideas pero no puede conocer los
objetos a que estas ideas refieren. Éstas no tienen valor constitutivo, sino una función
regulativa, son una máxima o principio heurístico, sirven para descubrir nuevos
conocimientos, representan el ideal del conocimiento humano en su marcha
inalcanzable e infinita. En este sentido, las ideas son vacías. Aplicar las categorías a lo
que trasciende toda experiencia significaría caer en una ilusión trascendental, es decir,
trasladar a lo incondicionado determinaciones que son solamente válidas para lo
condicionado.

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