Está en la página 1de 4

En la lectura, hemos visto que la retroalimentación constituye una labor clave en

el proceso formativo del estudiante. Explique qué debería lograr una buena o
adecuada retroalimentación desde la perspectiva o experiencia de los
estudiantes. Complemente su respuesta desarrollando qué aspectos debe tener
en cuenta el docente al momento de ofrecer la retroalimentación, de modo que
esta cumpla su real contribución en el aprendizaje de los alumnos. Desarrolle, al
menos, tres aspectos que se deben tener en cuenta.

Para que las metas no se queden en buenos deseos es necesario, entre otras cosas,
contar con un sistema de monitoreo confiable; una buena evaluación, en efecto, puede
ser un elemento valioso para sustentar esfuerzos de mejora. Conviene destacar, sin
embargo, que no cualquier evaluación es adecuada para tan loable propósito. Hoy es
frecuente, de hecho, constatar que la evaluación adopta formas que pueden tener
consecuencias negativas graves para la calidad. En particular, la evaluación no debe
reducirse a la aplicación de pruebas de rendimiento en gran escala; se necesitan otros
acercamientos para evaluar todas las dimensiones de la calidad de un sistema
educativo, que hay que comenzar por tener claras. En concreto, esas dimensiones se
pueden expresar diciendo que un sistema educativo será de buena calidad si y sólo si:

 Establece un currículo que responda a las necesidades de los alumnos y de la


sociedad. (Pertinencia y Relevancia)
 Logra que la más alta proporción posible de destinatarios acceda a la escuela,
permanezca en ella hasta el final del trayecto y egrese alcanzando los objetivos
estipulados. (Eficacia)
 Cuenta, para lo anterior, con recursos humanos y materiales suficientes
(Suficiencia), y los aprovecha de la mejor manera, evitando despilfarros y
derroches. (Eficiencia).
 Considera la desigual situación de alumnos y escuelas, y ofrece apoyos a
quienes lo requieren, para que los objetivos sean alcanzados por el mayor
número posible. (Equidad).

Además, evaluar es más que medir: exige comparar el resultado de la medición con un
punto de referencia que establezca lo que debería haber, para llegar a un juicio sobre
lo aceptable o no de la situación observada. Por ello una buena evaluación debe
caracterizarse por varios rasgos:

 Carácter comprensivo de la conceptualización que la sustente, que deberá


atender todas las dimensiones de la calidad.
 Alto nivel técnico de las mediciones en que se base, para garantizar confiabilidad
y validez.
 Pertinencia de los parámetros que se definan para contrastar con ellos los
resultados de la medición, de manera que las comparaciones tengan sentido.
 Mesura de los juicios de valor derivado de contrastar mediciones y parámetros,
que eviten excesos triunfalistas o derrotistas y tengan siempre en cuenta la
equidad.

Puntos a tener en cuenta para la contribución del aprendizaje de lo alumnos:

La complejidad del sistema educativo: Aún en países pequeños, los sistemas


educativos atienden a miles de alumnos, con muchos profesores y escuelas. Además
del rendimiento de los alumnos hay que evaluar otros elementos como el currículo, los
maestros y directivos, los planteles y el sistema educativo como tal.

Los propósitos de la evaluación: La evaluación no es fin, sino medio que cobra


sentido en función del propósito de contribuir a mejorar la educación. Derivados de ese
objetivo general hay otros particulares, todos los cuales deberán contribuir a la mejora.

Las características de acercamientos e instrumentos: A la par con el propósito


particular que se persiga, se deberán tener en cuenta las características de cada tipo de
evaluación, ya que cada tipo tiene pros y contras, exigencias y costos propios, que lo
hacen apropiado para ciertos propósitos y no para otros.

Subsistema de evaluación de alumnos: Valorar integralmente el desempeño de un


solo alumno implica considerar todas las áreas del currículo; aspectos cognitivos y no
cognitivos; el rendimiento al final del ciclo, al inicio y a lo largo del mismo; los factores
que favorecen u obstaculizan el avance, etc. Una evaluación así sólo puede ser bien
hecha por un buen docente.

Subsistema de evaluación de maestros: La valoración integral de la calidad de un


maestro sólo podrá resultar del contacto amplio de un profesional competente con el
evaluando, para reunir evidencias sólidas de su desempeño.

Subsistema de evaluación de escuelas: La valoración integral de la calidad de una


escuela sólo puede resultar de un cuidadoso y amplio contacto con el plantel por parte
de un profesional capaz de observar, registrar, sistematizar y valorar evidencias de las
múltiples facetas de la calidad educativa en ese nivel.
Conclusión

Para atender todos los aspectos de la calidad de un sistema educativo, un sistema de


evaluación no deberá limitarse a pruebas estandarizadas, sino que deberá incluir
acercamientos que atiendan diversos aspectos del sistema educativo.

o Siendo el aprendizaje el propósito general de la educación, la importancia de la


evaluación de alumnos no puede minimizarse, pero es necesario recordar que
la más importante es la que hacen los maestros en el aula; las pruebas en gran
escala pueden ser valiosas si se les concibe como complemento del trabajo de
los maestros, y como herramientas para tener información agregable y
comparable del sistema educativo en general, y teniendo cuidado de no tomar
decisiones basadas sólo en sus resultados, cuando no haya bases para ello.
o Dado el papel clave del maestro en la calidad, la evaluación de la docencia es
fundamental para la mejora educativa, bien hecha y combinada con programas
de formación inicial y en servicio, perfiles deseables, apoyos y estímulos.
o La evaluación de escuelas es también importante, porque la mejora de la calidad
del sistema pasa por la mejora en cada aula de cada plantel; por ello la
transformación de la dinámica de funcionamiento de cada escuela es esencial,
y una buena evaluación puede ayudar.
o La evaluación del sistema educativo como tal, además de agregados de las
evaluaciones de alumnos, maestros y escuelas, implica el uso de indicadores
construidos con las estadísticas educativas y sociales, en relación con los
objetivos de las políticas educativas. No deben dejar de evaluarse aspectos
como la cobertura y la eficiencia terminal, así como el contexto socioeconómico
y cultural, además de aspectos usualmente descuidados como la equidad.

La discusión de las metas que se propone adoptar en el marco de los bicentenarios es


un marco apropiado para reflexionar sobre los rasgos que deben tener los sistemas de
evaluación de nuestros países, para que contribuyan eficazmente al logro de tan
ambiciosos propósitos.

En particular se subraya que las evaluaciones en gran escala de alumnos, maestros o


escuelas, y del sistema educativo como tal, deberán verse como complemento, y no
como sustituto, de las evaluaciones en pequeña escala que deben hacer maestros,
directores y supervisores. Junto con los padres de familia y, desde luego, los alumnos
mismos, todos ellos son actores fundamentales para el logro de la calidad educativa,
incluyendo entre sus tareas la de hacer bien la evaluación que corresponde a cada uno.
Además de servir para monitorear los avances que se hagan en el camino del
cumplimiento de las Metas 2021, un buen sistema de evaluación deberá verse como un
elemento permanente que, bien concebido e implementado, aportará siempre
elementos valiosos para que alumnos, maestros, autoridades y padres de familia hagan
mejor lo que corresponde a cada uno para que la educación sea de la mejor calidad
posible.

Incluso, considero que el más modesto de los profesores conoce que su


responsabilidad es ayudar el desarrollo humano social del destinatario de la
educación, luchar por su integración en oposición a la marginalidad, ingresar
positivamente a los caminos del desarrollo, buscar, generación tras generación,
el bienestar de la comunidad, entre otras cosas. Luego de esto probar o probarse
de que sí fue capaz de lograrlo es decir evaluarse. No se educa para tomar un
examen. Se educa para enseñar a ayudar a vivir y para convertirlo al destinatario
en elemento positivo de la sociedad.

Como educador, me convierto en dueño de sus ideas. El motivo que lo explica consiste
en el carácter instrumental que la evaluación debe tener. En efecto, no tiene sentido
evaluar por el simple hecho de evaluar, sino que debemos hacerlo para mejorar nuestra
acción y valorar sus resultados. Evaluamos a los alumnos para planificar y desarrollar
mejor los procesos de enseñanza y aprendizaje que desarrollamos en las aulas.
Evaluamos a las escuelas para lograr que funcionen mejor y más eficazmente y para
conseguir que ofrezcan las condiciones que favorecen un aprendizaje de calidad.
Evaluamos al profesorado para incentivarle en su desarrollo profesional y promover las
buenas prácticas docentes. Evaluamos, en fin, el sistema educativo para valorar la
adecuación, la pertinencia y la eficacia de las políticas educativas que impulsamos. En
suma, evaluamos para mejorar, no por rutina o por el mero gusto de evaluar.

Pregono con ellas, con esas ideas, y ahora que se vive una suerte de crisis entre
ministerio y magisterio invoco que la evaluación no es la mala, sino el mecanismo y la
forma de su aplicación. Para terminar, como se sostiene en su artículo editorial, la
educación es toda una fórmula o una estructura muy compleja. En tanto se quiere, como
educadores, auspiciar la llamada calidad de educación, se debe tratar con todos los
frentes sociales del entorno próximo y distante del destinatario de la educación y no
mostrar las espaldas a ninguno de ellos.

También podría gustarte