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Introducción.

El modelo fenomenológico incluye una variedad de modelos, que, a pesar de contar


con características comunes suficientes para hacerlos identificables, muestran
también diferencias sustanciales. El enfoque fenomenológico de la personalidad,
de los trastornos, su evaluación y tratamiento, no ha contado con tan amplia
difusión. Sin embargo, tiene gran importancia y ha conseguido un buen número de
seguidores en el ámbito clínico y en el psiquiátrico. La importancia de este modelo
viene dada por la acentuación de unas características de la evaluación que no
realizaban otros enfoques. Así, lo más importante al considerar la conducta, son los
factores de tipo cognitivo como la percepción del individuo y su experiencia
subjetiva.

A continuación, serán desarrollados puntos centrales del modelo fenomenológico,


con la intención de delimitar y describir de la forma más clara toda la información, y
así, facilitar la comprensión de este modelo.
Objetivos.

General.

Conocer el modelo fenomenológico para ponerlo en práctica en el ámbito clínico y


ampliar las herramientas evaluativas y diagnósticas que debe tener toda persona
que está en formación para ejercer la psicología clínica.

Específicos.

 Profundizar en los conceptos, fundamentación teórica y técnicas evaluativas


del modelo fenomenológico.
 Conocer los instrumentos de evaluación que utiliza el modelo
fenomenológico.
Modelo fenomenológico.

Concepto.

El modelo fenomenológico o humanista tiene como objetivo principal conocer,


estudiar y comprender la experiencia subjetiva del individuo y del significado que
éste atribuye a los acontecimientos que componen su realidad, manteniendo así,
una concepción holística de la persona. Este modelo pretende se interesa más en
comprender las conductas humanas más que la predicción o control de estas.

Este modelo concibe la personalidad bajo el constructo de “self” y de organismo,


según Hall y Lindzey este último (organismo) es el lugar donde se originan todas las
experiencias internas y externas, que en conjunto forman el campo fenoménico que
permite la diferenciación progresiva del Yo en base a las experiencias del
organismo.

Uno de los elementos más destacables de este modelo es el énfasis que pone en
la percepción que el individuo tiene de la realidad o de su mundo, se enfoca en ver
a la persona como una unidad y totalidad. Considera que cada persona es un sujeto
independiente y pensante, que es responsable de sus actos y es capaz de planear,
elegir y tomar decisiones respecto a su propia conducta. Para este modelo la única
forma de comprender a la persona es situándose en el su lugar para percibir el
mundo desde ella misma, por lo tanto, se le da importancia al momento actual y no
la historia pasada.

De acuerdo con Ávila Espada (1987) las características más relevantes de este
modelo son las siguientes:

 Hay que entender el comportamiento como una totalidad, proveniente de


percepción subjetiva que el sujeto tiene del ambiente.
 Los objetos de estudio más característicos en la persona son la
autopercepción, el autoconcepto, la percepción de otros y del ambiente.

“Lo único que interesa constatar es la auto percepción del sujeto y su ambiente, su capacidad de
interacción significativa con el mismo y de auto cambio en la dirección de atender las necesidades
humanas fundamentales” (Dana; citado por Ávila Espada, 1987, p. 99).
Fundamentos del modelo fenomenológico.

Pueden encuadrarse aquí la terapia centrada en el cliente, la terapia gestáltica, el


análisis transaccional, el psicodrama, la bioenergética y la terapia existencial.
Autores representativos son Rogers, Perls, Berne, Moreno, Lowen, May y Frankl.
Las características básicas de los modelos fenomenológicos –también llamados
humanistas o, lo que es cada vez más frecuente, experienciales

En 1928, el fenomenólogo Edmund Husserl, fundador de la fenomenología, escribió


la entrada “Fenomenología” para la Enciclopedia Británica. Allí decía lo siguiente:

La fenomenología denota un nuevo método descriptivo, filosófico, que desde finales del siglo
pasado ha establecido: 1) una disciplina psicológica a priori, capaz de dar las únicas bases
seguras sobre las que se puede construir una sólida psicología empírica; y 2) una filosofía
universal, que puede ser un organum [instrumento] para la revisión metódica de todas las ciencias.
(Husserl, 1997: 182).

La fenomenología inicia como un intento por fundamentar la ciencia. Husserl,


matemático y astrónomo, se dio cuenta de que en la ciencia que profesaba se
encontraban ciertos vacíos que la misma ciencia no era capaz de resolver. Poco a
poco, fue desplazando su interés desde los asuntos matemáticos, hacia los asuntos
lógicos y epistemológicos (Cf.: Husserl, 1995: 21-23). Su desarrollo investigativo lo
llevó a transitar por varias etapas, enfocando en cada una asuntos distintos, aunque
todas apuntaban a su primera intención: fundamentar la ciencia. Ahora bien, Husserl
confiaba en que esta fundamentación era una labor que el científico mismo no
estaba en condiciones de realizar; más bien era una cuestión que debía abordar el
filósofo.

Este modelo proviene de un movimiento que tiene por objetivo el estudio de la


experiencia subjetiva del individuo y del significado que éste atribuye a los eventos
de la realidad, manteniendo una concepción holística del hombre y con el interés
centrado en la comprensión de las personas más que en la predicción o control de
sus conductas. La investigación psicológica que se realiza da prioridad al objeto por
encima del método, fundamentalmente los individuos sanos, en cuanto a su
necesidad intrínseca de desarrollar su potencial.
Ávila (1992) señala como pilares de este modelo la psicología individual de Adler,
las formulaciones gestálticas que postulan una concepción totalista de la conducta,
los constructos personales de Kelly, y las obras de Rogers y Maslow centradas en
la autorrealización y crecimiento personal.

Formas diagnósticas del modelo fenomenológico.

La técnica primordial utilizada por Rogers es la entrevista libre o no estructurada y


es pionero en el uso de medios audiovisuales para grabar las sesiones terapéuticas
con los clientes (Hall y Lindzey, 1985). También se basó en la utilización de la
técnica de clasificación Q de Stephenson y los análisis de contenido y las escalas
de estimación (rating scales) también utilizó tecnología clásica tanto proyectiva
como psicométrica como el Rorschach o el M.M.P.I. Es el ámbito clínico el campo
de mayor aplicación de este enfoque, pero en el educativo, con su "Freedom to
Learn" (Rogers, 1969) que establece las bases para una mejor relación profesor-
alumno y un mejor proceso de enseñanza-aprendizaje y el comunitario también se
aplican sus presupuestos.

De los instrumentos de evaluación derivados de este modelo, destaca la técnica


REP, Repertorio de Constructos relativos a Roles, de Kelly (Kelly, 1963). Esta
técnica está íntimamente ligada a la teoría de los constructos personales del propio
Kelly, y se dirige a medir objetivamente la percepción y experiencias individuales
del sujeto. Más que una prueba es una técnica que tiene dos variedades, la de rejilla
y la de tríadas. Se considera que es una de las pruebas de gran interés para la
evaluación hoy (Fierro, 1982b), y con unas grandes posibilidades de desarrollo
futuro (Pelechano, 1988a). Otras técnicas de interés en este enfoque son la técnica
de clasificación Q de Stephenson (1953), las listas de adjetivos (Gough y Heilbrun,
1965), y el Diferencial Semántico (Osgood, Suci y Tannenbaum, 1957). Todas ésta
técnicas se dirigen a evaluar la experiencia subjetiva, por lo que, siguiendo las
categorías de Pervin (1979), se las suele clasificar como técnicas subjetivas. A
pesar de ésta clasificación, las técnicas citadas se han utilizado también para otros
propósitos diferentes a la evaluación de la experiencia subjetiva.
El modelo fenomenológico está en contra de clasificar o encasillar al individuo al
momento de diagnosticarlo, este modelo, como se mencionó anteriormente,
pretende evaluar al paciente de forma global y diagnosticarlo mediante la utilización
de técnicas que permitan comprender sus conductas.
Conclusiones.

La psicoterapia centrada en el cliente puede entenderse como un espacio vivencial


donde cliente y consejero se encuentran aquí y ahora, y desde ahí descubren que
las experiencias pueden reorganizarse mediante un trabajo fenomenológico.
Siguiendo las premisas husserlianas, la psicología fenomenológica se centra en el
vivenciar del cliente más que en los objetos de experiencia, pues tales objetos no
nos dicen nada, sino que adquieren significado en la medida en que el self las
simboliza. En este sentido, la labor fenomenológica rogeriana nos abre la posibilidad
de comprender cómo el paciente constituye su mundo de vida, enredándose en
significados que no son congruentes con sus experiencias. Éste es un aporte que
no podemos ignorar. La representación subjetiva de la existencia es un problema
que puede llevar al paciente a crisis emocionales y problemas psicológicos; el
problema se presenta cuando algunas experiencias no son aceptadas por la
conciencia o, peor aún, no son ni siquiera percibidas por ella. Este error
fenomenológico surge por una simbolización inadecuada o por una carencia para
simbolizar. En ambos casos, las experiencias del cliente quedan fuera del horizonte
de significado desde donde se estructura el sentido de su mundo fenomenológico.

En este sentido, la psicoterapia rogeriana no trabaja con la experiencia, sino que


busca la reestructuración fenomenológica del self y del campo vivencial del cliente,
lo cual sólo es posible si éste, guiado por el consejero, puede diferenciar entre la
actividad intencional de su conciencia y los hechos a los que ella se dirige.

No hay realidad si no hay conciencia que la viva; entonces, la respuesta no está en


los objetos de experiencia, sino en la conciencia que dota de significado. Al fin de
cuentas, el mundo humano no son los hechos, sino un mundo intersubjetivo. Junto
con la psicología fenomenológica, podemos decir que los problemas emocionales y
psicológicos de nuestro tiempo son la expresión de una inadecuada o carente
simbolización de la realidad tan cambiante en la que vivimos: es demasiada realidad
para una conciencia. Una opción para desenredar esta madeja subjetiva es trabajar
con la conciencia de quien los vive: crear nuevos significados con lo vivido.
Referencias bibliográficas.

 Aguirre García, J., & Jaramillo Echeverri, L. (2012). Aportes del método
fenomenológico a la investigación educativa. Revista Latinoamericana De
Estudios Educativos, 8(2), 54.
 Mikulic, I. (2019). LA EVALUACION PSICOLOGICA Y EL ANALISIS
ECOEVALUATIVO. Buenos Aires.

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