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ACCIÓN DE REPARACIÓN DIRECTA – Daños derivados de la administración

de justicia / DAÑOS DERIVADOS DE LA ADMINSITRACIÓN DE JUSTICIA - Por


privación injusta de la libertad / PRIVACIÓN INJUSTA DE LA LIBERTAD – De
ciudadano sindicado del delito de concierto para delinquir / CONCIERTO
PARA DELINQUIR / RESTRICCIÓN DE LA LIBERTAD - Captura con fines de
indagatoria / PRECLUSIÓN DE LA INVESTIGACIÓN - Por no comisión del
delito / DAÑO ANTIJURÍDICO - Privación injusta de la libertad durante 15 días

Se sabe que el señor Miguel Cotes Yépez fue detenido por la Policía Nacional el
día 16 de septiembre de 2004 a las 11:15 horas, atendiendo a la información de
una fuente humana, según la cual miembros de las Autodefensas se reunirían en
el centro comercial Buenavista para entregar cuentas sobre el producto de las
extorsiones en la ciudad. (…) Se sabe que el día 1 de octubre de 2004, la Fiscalía
Quinta Delegada ante los Jueces Penales del Circuito definió la situación jurídica
de los capturados, entre ellos la del señor Cotes Yépez, absteniéndose de proferir
medida de aseguramiento y ordenando la libertad inmediata. (…) Está demostrado
que el 1 de diciembre de 2005, el Fiscal Tercero Delegado ante Jueces penales
del Circuito de Santa Marta precluyó la investigación en contra de los sindicados,
omitiendo cualquier mención al señor Cotes Yépez. En la mencionada providencia
se menciona la insuficiencia probatoria del informe de la Policía y la falta de
material probatorio adicional (f. 73, c.3). Así mismo, el día 24 de enero de 2006, tal
resolución fue adicionada, para incluir al procesado Florentino Miguel Cotes
Yépez.

CADUCIDAD ACCIÓN DE REPARACIÓN DIRECTA POR PRIVACIÓN INJUSTA


DE LA LIBERTAD - Dos años contados a partir del día siguiente a la
ejecutoria de la providencia que precluyó la investigación o de la sentencia
absolutoria / CADUCIDAD ACCIÓN DE REPARACIÓN DIRECTA POR
PRIVACIÓN INJUSTA DE LA LIBERTAD - No operó por presentación dentro
del término legal

La jurisprudencia de esta Corporación ha precisado que, en lo que tiene que ver


con los asuntos donde se depreca la responsabilidad de la administración por
privación injusta de la libertad, el término de los dos años para contabilizar la
caducidad de la acción de reparación directa se cuenta a partir del día siguiente al
de la ejecutoria de la providencia judicial que precluye la investigación o que
absuelve al sindicado y le pone fin al proceso. En el sub lite se observa que la
resolución que precluyó la investigación para el señor Cotes Yépez fue dictada el
24 de enero de 2006 y que quedó ejecutoriada el 2 de febrero del mismo año,
según constancia de la Secretaría de la Unidad de Fiscalías Especializadas de
Santa Marta. Por lo tanto, la demanda presentada el 6 de agosto de 2007, debe
considerarse oportuna. NOTA DE RELATORÍA: Referente al cómputo del término
de caducidad de la acción de reparación directa por privación injusta de la libertad,
consultar auto de 09 de mayo de 2011, Exp. 40324, CP. Jaime Orlando Santofimio
Gamboa

PRINCIPIO DE LIBERTAD - Finalidad. Alcance / PRINCIPIO DE LIBERTAD -


Inescindiblemente ligado a la dignidad humana

El reconocimiento de la eminencia de la persona como ser que es fin en sí mismo


y que por ende, no admite ser reducida a la condición de instrumento está
inescindiblemente ligado al respeto de su libertad. Esta co-implicación dignidad-
libertad, cuyo respeto es connatural al Estado de Derecho, ha sido puesta de
manifiesto en varias ocasiones por la Corte Constitucional la cual, de hecho, ha
considerado que la autonomía es uno de los tres lineamientos fundamentales que
hacen parte del objeto de protección del enunciado normativo de la dignidad
humana .El principio de libertad y autonomía que, como ya se ha dicho, está
inescindiblemente ligado a la dignidad humana, se desarrolla en un amplio
catálogo de derechos o libertades fundamentales, dentro de los cuales se ha de
destacar, por el momento, aquella salvaguardia del ejercicio arbitrario de las
facultades de detención y el ius puniendi, contenida en el art. 28 de la Carta
Política.

FUENTE FORMAL: CONSTITUCIÓN POLÍTICA - ARTÍCULO 28

ERRORES DE LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA - Por falta de rectitud del


juzgador o por su obrar equivocado / ADMINISTRADORES DE JUSTICIA -
Deben evitar la restricción de la libertad de las personas /
ADMINISTRADORES DE JUSTICIA - Están obligados a la observancia de los
principios de presunción de inocencia, legalidad, favorabilidad, defensa, in
dubio pro reo, necesidad y excepcionalidad de las medidas de
aseguramiento en la etapa de investigación / PRIVACIÓN INJUSTA DE LA
LIBERTAD - Conlleva a la reparación del daño

Ahora bien, en tanto ejercida por hombres, la existencia misma de la justicia penal
conlleva posibilidad de error, ya sea por falta de rectitud del juzgador o por el
hecho simplísimo de que la infalibilidad no es prerrogativa humana. Empero, como
la convivencia social sería imposible sin la existencia de la función jurisdiccional,
los titulares de ésta última están obligados a adoptar medidas tendientes a i)
minimizar los posibles escenarios de privación innecesaria e indebida de la
libertad y ii) reparar el daño causado, a quien fue detenido injustamente. El
primero de estos deberes se cumple mediante la sujeción rigurosa a los principios
de presunción de inocencia, legalidad, favorabilidad, defensa e in dubio pro reo,
así como los de necesidad y excepcionalidad de las medidas de aseguramiento en
la etapa de investigación. El segundo da lugar a un deber de indemnizar y reparar,
al margen de las conductas de las autoridades comprometidas en la imposición de
la medida.

PRIVACIÓN INJUSTA DE LA LIBERTAD - Se configura cuando es padecida


por quien no está en la obligación de soportarla / RESTRICCIÓN DE LA
LIBERTAD - Admisible como medio de contención al delito

Dado que en el nuevo paradigma constitucional la determinación de la


responsabilidad estatal no depende de la pregunta por la ilegitimidad de la
actuación estatal o culpa del agente que la ejecuta, sino de la interrogación sobre
qué afectaciones del derecho deben ser soportadas por quien las padece y
relación causa a efecto con y la acción u omisión de la administración, se impone
que para la determinación de la naturaleza de la responsabilidad estatal por
privación de la libertad, se plantee previamente la pregunta de cuándo una
persona está en la obligación de soportar una medida restrictiva de su libertad.
Dentro del marco axiológico de un Estado de derecho, la única respuesta
admisible es que alguien está obligado a soportar la restricción de la libertad
cuando ésta ha sido impuesta como consecuencia de una acción libre
antecedente, esto es, como medio de contención al delito. Tratándose de una
pena efectivamente subsiguiente al delito, la restricción indeseada de la libertad,
no entra realmente en pugna con la autonomía y la dignidad del hombre sino que
de cierto modo, es consecuencia de ellas.

RESTRICCIÓN DE LA LIBERTAD PERSONAL - Delincuente está en la


obligación de soportar limitante por su actuar errado en ejercicio de su
autonomía

[L]a pena se reputa justa y, con razón, no contradice al principio de dignidad,


puesto que no parte de una disposición arbitraria del bien jurídico de la libertad por
parte del Estado, sino que, por el contrario, se aviene al delincuente como
consecuencia de su autonomía, de modo que, en cierta forma, es exigida por su
misma dignidad. No sucede lo mismo cuando la pena o la medida de
aseguramiento no pueden correlacionarse de alguna manera, con acto originario
de la libertad. En efecto, incluso cuando la privación de la libertad no provenga de
la arbitrariedad estatal, pues en el caso concreto se hubiesen seguido sin éxito
todas las reglas de la prudencia encaminadas a evitar el error. Esto es así porque
negar la injusticia de la detención de quien no es culpable supondría asumir que,
de alguna manera, la autonomía y el propio ser de por el solo hecho de la
investigación se sujetan a disposición del Estado. Aceptar que el Estado no incurre
en injusticia por disponer sobre la libertad de las personas significa, empero,
aceptar que la libertad no es derecho y condición preexistente ontológicamente a
la asociación sino mera concesión del poder. El todo social es, desde esta
perspectiva, el titular de todos los derechos y su gracioso dispensador. Nadie
puede reclamar nada al Estado, porque no hay nada anterior a él. Claramente no
es éste el Estado de derecho.

CARGA DE SOPORTAR PRIVACIÓN DE LA LIBERTAD - Tesis abandonada


por el Consejo de Estado

[L]a jurisprudencia del Consejo de Estado ha abandonado enfáticamente la tesis


según la cual, salvo en el caso de desviación manifiesta de la administración
judicial, la eventualidad de ser privado de la libertad se encuentra comprendida
dentro de las cargas públicas que todo ciudadano debe soportar. NOTA DE
RELATORÍA: Referente al rechazo de la privación de la libertad como carga que
deban soportar los ciudadanos, consultar sentencia de 04 de diciembre de 2006,
Exp. 25000-23-26-000-1994-09817-01, MP. Mauricio Fajardo Gómez.

DEBER CONSTITUCIONAL DE REPARACIÓN - Por los perjuicios


ocasionados por la privación injusta de la libertad

Se ha de insistir, por lo demás, en que el deber de reparación por privación injusta


de la libertad es una exigencia constitucional directa y no derivada por ende de
una previsión legal (v.gr. el art. 414 del Decreto 2700 de 1991) o jurisprudencial.
Esto no solamente queda patente en el hecho mismo de que conceptualmente es
imposible no excluir a la privación de la libertad del inocente de la categoría
conceptual del daño antijurídico, sino también por la consideración de la voluntad
del constituyente, a la luz del método histórico de interpretación.

FUENTE FORMAL: DECRETO 2700 DE 1991 - ARTÍCULO 414

REPARACIÓN DEL DAÑO - No procede cuando se configura la actuación


dolosa o gravemente culposa del detenido / JUEZ ADMINISTRATIVO - No le
corresponde desvirtuar la presunción de inocencia, sí analizar la conducta
civil de la víctima

[S]obre la procedencia de la indemnización en todos aquellos casos en los que la


presunción de inocencia no haya sido debidamente desvirtuada por el juez de la
libertad admite, sin embargo, una necesaria matización. En efecto, contrariaría
notoriamente al principio general de buena fe (C.P. art. 83), así como al catálogo
de deberes de los colombianos y residentes en el país (art. C.P. art. 93), que el
artículo 90 se aplicara con todo su rigor en caso de comprobada culpa grave o
dolo de la parte actora, por lo que se impone que, única y específicamente en este
caso, la mencionada norma se interprete armónicamente con el resto de principios
y valores constitucionales en conflicto. Esta interpretación armónica, sistemática y
ponderada obliga a excluir la procedencia de la indemnización en sede de
reparación directa a quien, a pesar de haber sido absuelto, ha actuado de forma
contraria al orden jurídico y la convivencia social. A este respecto conviene, así
mismo, resaltar que la calificación de la conducta del actor como dolosa o
gravemente culposa solamente se puede realizar desde la perspectiva de la culpa
civil, esto es, a la luz de la confrontación de la conducta del actor con un estándar
objetivo de buena fe, definido, por el modelo de conducta del buen pater familias,
así como por las leyes y normas específicas de cierto tipo de profesiones y oficios.

FUENTE FORMAL: CONSTITUCIÓN POLÍTICA - ARTÍCULO 83 /


CONSTITUCIÓN POLÍTICA - ARTÍCULO 90 / CONSTITUCIÓN POLÍTICA -
ARTÍCULO 93

HECHO DE UN TERCERO - Excepción propuesta por Fiscalía General de la


Nación / HECHO DE UN TERCERO - No tiene aplicabilidad en casos de
privación injusta de la libertad por cuanto las autoridades encargadas de la
investigación o el juzgamiento tienen la obligación de examinar las pruebas
a la luz de la sana crítica / HECHO DE UN TERCERO EN PRIVACIÓN INJUSTA
DE LA LIBERTAD - Requiere que la actuación tenga connotación de
imprevisibilidad / HECHO DE UN TERCERO - Eximente de responsabilidad
estatal impróspero. Vigencia o revocatoria de medida de aseguramiento se
encuentra radicada en cabeza de la Fiscalía General de la Nación

En cualquier caso, para la Sala la excepción propuesta no está llamada a


prosperar por tres razones. En primer lugar, porque en términos generales, dicha
excepción no tiene validez en casos de privación injusta de la libertad puesto que
independientemente del dolo o el error en la información suministrada por terceros
o en las actuaciones de los mismos, las autoridades encargadas de la
investigación o el juzgamiento tienen la obligación de examinar dicho material a la
luz de la sana crítica y de las demás herramientas que estén a su alcance para el
establecimiento de la verdad. En este sentido, aceptar la exención de la
responsabilidad por el hecho de un tercero equivaldría a delegar en el mismo las
funciones de escrutinio y revisión de las pruebas que constitucionalmente
corresponden a la Fiscalía General de la Nación y a los jueces en materia penal.
Aparte de lo anteriormente dicho, la excepción de hecho de un tercero carece de
aplicabilidad en el marco de la privación injusta de la libertad puesto que para que
la misma causal tenga real aptitud eximente, se requiere que la mencionada
actuación tenga la connotación de la imprevisibilidad, requisito que claramente no
se cumple en estos supuestos, toda vez que, siempre que la información proviene
de fuente humana cabe la posibilidad de error. Más aún, desde los primeros
registros escritos de la actividad jurídica humana, hay constancia de la conciencia
casi universal de la posibilidad y el peligro de los falsos testimonios o la
arbitrariedad de los funcionarios con poder coactivo, por lo que contrariaría a las
reglas de la experiencia el reclamo de que la Fiscalía no podía haber previsto que
el informante o la misma Policía fueran susceptibles de error. Por otra parte, es de
mencionar que aún cuando la detención pueda ser ab initio extraña a la actuación
de la Fiscalía, deja de serlo en el momento en que el capturado es puesto a
disposición del ente investigador. Por lo que el mantenimiento de la decisión de
captura es imputable a la entidad con competencia para revocarla, es decir, la
Fiscalía General de la Nación.
CAPTURA - Efectuada ilegalmente por miembros de la Policía Nacional /
PRIVACIÓN INJUSTA DE LA LIBERTAD - Carga que el actor no estaba en la
obligación de soportar / FLAGRANCIA - No predicable en aquellos casos en
los que no existe condena definitiva proferida por la autoridad competente /
PRESUNCIÓN DE INOCENCIA - No pudo ser desvirtuada por la entidad
demandada

En el caso concreto se observa que el señor Cotes Yépez fue detenido por la
Policía judicial con base en versiones de un informante no identificado, y sin que
se pudiera probar que en el momento de la captura realizara actividad ilícita o
estuviera en posesión de material relacionado con la misma. En este sentido se
impone la conclusión de que, sin importar la solidez de la prueba que pudiera
motivar el operativo, la captura realizada por la Policía Nacional fue ilegal y por
tanto, contrariamente a lo que sostuvo el a quo, no podía considerarse dentro de
la órbita de lo que el señor Cotes Yépez estaba obligado a soportar. Cabe resaltar
que, dado que la flagrancia se define como la captura en el momento de la
infracción, y únicamente el juez penal tiene autoridad para pronunciarse
definitivamente sobre el delito no cabe predicar la flagrancia en aquellos casos en
los que no existe condena definitiva proferida por la autoridad competente. De ahí
que todo juicio sobre la flagrancia, al margen de aquella solamente puede
reputarse provisional o aparente. Así las cosas, dado que en este caso no se
desvirtuó la presunción de inocencia, el actor no estaba obligado a soportar la
captura, así se hubiera presentado como flagrancia.

CULPA GRAVE O DOLO - Eximentes de responsabilidad estatal no


probados / RESPONSABILIDAD PATRIMONIAL DEL ESTADO POR
PRIVACIÓN INJUSTA DE LA LIBERTAD - Imputable a Policía Nacional y a la
Fiscalía General de la Nación

Toda vez que la detención del actor no se motivó por la infracción voluntaria de la
ley penal (acto libre al que el ordenamiento responde con la pena) excede por
completo las cargas que le correspondía soportar. Tampoco se observa que, al
margen de lo propiamente penal, el señor Cotes Yépez haya realizado alguna
acción subsumible dentro de los parámetros de la culpa civil. De hecho, lo único
que se pudo acreditar en el proceso fue que el señor Cotes Yépez se encontraba
en un centro comercial en el que un informante anónimo afirmó que se reunirían
miembros de las Autodefensas y que se subió a un taxi en compañía de un
conocido que momentos antes se había reunido con un grupo de personas, entre
cuyos miembros había un individuo que luego fue hallado en posesión de
documentos que, en sí mismos, fueron considerados insuficientes para probar
delito alguno, como lo resolvió la misma Fiscalía. En este sentido, el acervo
probatorio ni siquiera permite tener noticia de actividad alguna (conforme o no con
la buena fe) del señor Cotes, siendo únicamente posible pronunciarse sobre su
ubicación geográfica el día de la captura. De manera que, como el señor
Florentino Miguel Cotes Yépez fue privado de la libertad injustamente, los daños y
perjuicios por los que reclama son imputables a la Nación-Ministerio de Defensa-
Policía Nacional y a la Fiscalía General de la Nación.

PERJUICIOS MORALES - Tasados conforme al tiempo que duró la restricción


de la libertad / INDEMNIZACIÓN POR PERJUICIOS MORALES - Reconocida a
víctima directa, su esposa, sus hijas, sus padres y hermana / CONDENA
SOLIDARIA - Entidades demandadas deberán pagar una suma proporcional
al tiempo a cuyo cargo estuvo la libertad del actor

[T]oda vez que el actor estuvo privado de la libertad durante un lapso inferior a un
mes, se impone la conclusión de que a la víctima directa, su esposa, hija, hija de
crianza y a cada uno de sus padres corresponden sendas indemnizaciones por
valor equivalente a quince (15) salarios mínimos legales mensuales vigentes a la
ejecutoria de esta providencia, en tanto que a su hermana corresponde la mitad de
dicha cantidad (7.5 smlmv). Así mismo, dado que el actor permaneció quince días
privado de su libertad, de los cuales uno lo estuvo por cuenta de la Policía
Nacional y catorce a disposición de la Fiscalía General de la Nación, la Sala
estima que las entidades deberán pagar una suma proporcional al tiempo a cuyo
cargo estuvo la libertad del actor, correspondiendo a la Policía Nacional el 6.6% de
la condena y la cantidad restante a la Fiscalía General de la Nación. Así pues,
aunque se condenará solidariamente, atendiendo a los criterios generales del
Código Civil sobre la concurrencia en la causación del daño (en este caso, en la
producción y mantenimiento del mismo), la entidad que pagare efectivamente
podrá repetir contra la otra en la proporción antes señalada.

DAÑO A LA VIDA EN RELACIÓN - Subsumido en la categoría del daño a la


salud / INDEMNIZACIÓN MONETARIA DEL DAÑO INMATERIAL EN
PRIVACIÓN INJUSTA DE LA LIBERTAD - Se restringe a la reconocida por
perjuicios morales / AFECTACIÓN O VULNERACIÓN DE DERECHOS O
BIENES PROTEGIDOS CONVENCIONAL O CONSTITUCIONALMENTE -
Compensado a través de medidas no pecuniarias de reparación integral y no
repetición / DAÑO A LA VIDA EN RELACIÓN - No reconocido

Por otra parte, la Sala hace notar que debido a la ambigüedad del concepto de
daño a la vida en relación, la jurisprudencia de este tribunal ha optado por
entender que, por regla general, este ha de entenderse subsumido dentro de las
categorías de daño a la salud, cuando la pérdida relacional se derive del
detrimento psíquico-físico, y en los demás casos, dentro de los perjuicios morales.
Por consiguiente, en el caso de la privación injusta de la libertad la indemnización
monetaria del daño inmaterial, se restringe a la indemnización de perjuicios
morales, aceptándose la procedencia de medidas no pecuniarias de reparación
integral y no repetición en el caso de afectación relevante a bienes convencional y
constitucionalmente amparados. En tal virtud, la Sala no reconocerá las peticiones
relativas a este daño.

PERJUICIOS MATERIALES - Daño emergente / DAÑO EMERGENTE -


Reconocido por los honorarios pagados a abogado defensor conforme a los
criterios generales establecidos por el Colegio Nacional de Abogados para la
fijación de las tarifas / DAÑO EMERGENTE - Condena solidaria

En lo que tiene que ver con el daño emergente, la Sala encuentra probado que,
efectivamente, el señor Feliciano Miguel Cotes Yépez fue representado por el
abogado Yaír Manjarrez Diaztangle. Empero no encuentra constancia del valor
retribuido por sus servicios por lo que la condena habrá de estimarse según los
criterios generales establecidos por el Colegio Nacional de Abogados para la
fijación de las tarifas. Así las cosas, dado que la investigación fue asumida por la
Fiscalía Delegada ante los Jueces del Circuito, la tarifa correspondiente asciende
a veinte (20) salarios mínimos legales mensuales vigentes a la ejecutoria de esta
providencia. Tal y como se estipuló respecto de los daños morales, la condena se
impondrá solidariamente, pero la parte que cancele la deuda podrá repetir contra
la codemandada en la proporción enunciada ad supra.

CONSEJO DE ESTADO
SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO

SECCIÓN TERCERA

SUBSECCIÓN B

Consejera ponente: STELLA CONTO DÍAZ DEL CASTILLO

Bogotá D. C., catorce (14) de febrero de dos mil dieciocho (2018)

Radicación número: 47001-23-31-000-2008-00357-01(41792)

Actor: FLORENTINO COTES YÉPEZ

Demandado: MINISTERIO DE DEFENSA - POLICÍA NACIONAL - FISCALÍA


GENERAL DE LA NACIÓN

Referencia: APELACIÓN SENTENCIA - ACCIÓN DE REPARACIÓN DIRECTA

Procede la Sala a resolver el recurso de apelación interpuesto por la parte


demandante contra la sentencia proferida el 9 de febrero de 2011 por el Tribunal
Administrativo del Magdalena mediante la cual se negaron pretensiones
formuladas contra la Nación-Ministerio de Defensa-Policía Nacional y Fiscalía
General de la Nación por los señores Florentino Miguel Cotes Yépez 1, Miguel
Cotes Perozo, Dorida Isabel Yépez de Cotes, y Jesica Cotes Yépez quienes
actúan en nombre propio, y Alexandra García Llanos, en su nombre y en
representación de los menores Mariana Cotes García y Wendy Johana Jiménez
García por la privación de la libertad del primero de los mencionados.

ANTECEDENTES

1. Pretensiones

1
En las distintas actuaciones procesales aparece indistintamente la escritura del apellido
del actor como Yépez o Yepes. Se hace notar que en su registro civil figura la primera de
las versiones.
El 6 de agosto de 2007, ante los Juzgados Administrativos de Santa Marta 2, los
señores Florentino Miguel Cotes Yépez, Miguel Cotes Perozo, Dorida Isabel
Yépez de Cotes y Jesica Cotes Yépez, quienes actúan en nombre propio, y
Alexandra García Llanos en su nombre y en representación de los menores
Mariana Cotes García y Wendy Johana Jiménez García, en ejercicio de la acción
de reparación directa prevista en el artículo 86 del Código Contencioso
Administrativo, a través de apoderado, presentaron demanda contra la Nación-
Ministerio de Defensa-Policía Nacional y Fiscalía General de la Nación por la
privación de la libertad a la que se vio sometido el primero de los mencionados.

En la demanda se solicitan las siguientes declaraciones y condenas:

Primera: Declarar administrativamente responsable a LA NACIÓN-


MINISTERIO DE DEFENSA- POLICÍA NACIONAL, LA NACIÓN-FISCALÍA
GENERAL DE LA NACIÓN, de los perjuicios causados a FLORENTINO
MIGUEL COTES, MIGUEL COTES PEROZO, DORIDA ISABEL YÉPEZ DE
COTES, JESICA COTES YÉPEZ, ALEXANDRA GARCÍA LLANOS,
MARIANA COTES GARCÍA, WENDY JOHANA JIMÉNEZ GARCÍA, con
motivo de la privación injusta de la libertad que sufrió el señor FLORENTINO
MIGUEL COTES por un lapso de 15 días.

Segunda: como consecuencia de lo anterior, condenar a LA NACIÓN-


MINISTERIO DE DEFENSA- POLICÍA NACIONAL, LA NACIÓN- FISCALÍA
GENERAL DE LA NACIÓN a la reparación patrimonial consistente en
pagarle perjuicios morales a los demandantes CIÓN- FISCALÍA GENERAL
DE LA NACIÓN (sic), de los perjuicios causados a FLORENTINO MIGUEL
COTES YÉPEZ, MIGUEL COTES PEROZO, DÓRIDA ISABEL YÉPEZ DE
COTES, JESICA COTES YÉPEZ, ALEXANDRA GARCÍA LLANOS,
MARIANA COTES GARCÍA, WENDY JOHANA JIMÉNEZ GARCÍA el
equivalente en salarios mínimos a la fecha de ejecutoria de la sentencia que
ponga fin a este proceso.

1. Para FLORENTINO MIGUEL COTES YÉPEZ, cien (100) salarios mínimos


en su condición de víctima.

2. Para ALEXANDRA GARCÍA LLANOS, cien (100) salarios mínimos en su


condición de esposa de la víctima.

3. Para MARIANA COTES GARCÍA, cien (100) salarios mínimos en su


condición de hija de la víctima.

2
La demanda, en principio, correspondió por reparto al Juzgado Tercero Administrativo de
Santa Marta, quien el 10 de agosto de 2007 la admitió y dispuso las notificaciones
correspondientes, así como la fijación del proceso en lista. El 27 de febrero de 2008 abrió
el proceso a pruebas y el 14 de octubre de la misma anualidad, en cumplimiento del auto
de 9 se septiembre de 2008 dictado por la Sala Plena de esta Corporación declaró su falta
de competencia y remitió la actuación a la Secretaría General del Tribunal Administrativo
del Magdalena, donde se realizó el reparto el 23 de octubre de 2008 y el ponente avocó
conocimiento el 3 de marzo de 2009.
4. Para WENDY JOHANA JIMÉNEZ GARCÍA, cien (100) salarios mínimos
en su condición de hijastra de la víctima.

5. Para MIGUEL COTES PEROZO, cien (100) salarios mínimos en su


condición de padre de la víctima.

6. Para DÓRIDA ISABEL YÉPEZ DE COTES, cien (100) salarios mínimos


en su condición de madre de la víctima.

7. Para JESICA COTES YÉPEZ, cien (100) salarios mínimos en su condición


de hermana de la víctima.

Tercera: Como consecuencia de lo anterior, condenar a LA NACIÓN-


MINISTERIO DE DEFENSA- POLICÍA NACIONAL- LA NACIÓN-FISCALÍA
GENERAL DE LA NACIÓN a la reparación patrimonial consistente en
pagarle los perjuicios a (sic) daño a la vida en relación a los demandantes
FLORENTINO MIGUEL COTES YÉPEZ, MIGUEL COTES PEROZO,
DÓRIDA ISABEL YÉPEZ DE COTES, JESICA COTES YÉPEZ,
ALEXANDRA GARCÍA LLANOS, MARIANA COTES GARCÍA Y WENDY
JOHANA JIMÉNEZ GARCÍA el equivalente en salarios mínimos vigentes a
la fecha de ejecutoria de la sentencia que ponga fin a este proceso.

1. Para FLORENTINO MIGUEL COTES YÉPEZ, cien (100) salarios mínimos


en su condición de víctima.

2. Para ALEXANDRA GARCÍA LLANOS, cien (100) salarios mínimos en su


condición de esposa de la víctima.

3. Para MARIANA COTES GARCÍA, cien (100) salarios mínimos en su


condición de hija de la víctima.

4. Para WENDY JOHANA JIMÉNEZ GARCÍA, cien (100) salarios mínimos


en su condición de hijastra de la víctima.

5. Para MIGUEL COTES PEROZO, cien (100) salarios mínimos en su


condición de padre de la víctima.

6. Para DÓRIDA ISABEL YÉPEZ DE COTES, cien (100) salarios mínimos


en su condición de madre de la víctima.

7. Para JESICA COTES YÉPEZ, cien (100) salarios mínimos en su condición


de hermana de la víctima.

Cuarto: Condenar a LA NACIÓN- MINISTERIO DE DEFENSA- POLICÍA


NACIONAL- LA NACIÓN-FISCALÍA GENERAL DE LA NACIÓN, a cancelar
a favor de ALEXANDRA GARCÍA LLANOS los perjuicios materiales sufridos
con motivo de la privación injusta de la libertad durante quince días teniendo
en cuenta la siguiente base de liquidación:

1. Durante la vigencia del proceso se le cancelaron al abogado defensor


YAIR MANJAREZ DIAZTAGLE 20.000.000 por concepto de honorarios por
ejercer la defensa técnica, dineros estos que fueron obtenidos con créditos
entre amigos, familiares.

2. Fundamentos de hecho
Como fundamento de sus peticiones, los demandantes adujeron los siguientes
hechos y circunstancias:

1. El día 16 de diciembre de 2004 fue privado de la libertad el señor


FLORENTINO MIGUEL COTES YÉPEZ por parte de la Policía Judicial de la
Policía Nacional, siendo investigado por los punibles (sic) de concierto para
delinquir.

2. El día 01 de octubre (sic) del 2004 se le resolvió la situación jurídica por


parte de la Fiscalía Quinta Especializada al señor FLORENTINO MIGUEL
COTES YÉPEZ, resolviendo abstenerse de imponerle medida de
aseguramiento con detención preventiva ordenando inmediatamente su
libertad.

3. Desde el día 16 de septiembre de 2004 el señor FLORENTINO MIGUEL


COTES YÉPEZ estuvo retenido en las instalaciones de la SIJÍN y en el
establecimiento carcelario El Bosque de Barranquilla.

4. El señor FLORENTINO MIGUEL COTES YÉPEZ estuvo privado de la


libertad por un espacio (sic) de quince días.

5. El día 01 de diciembre del 2005 la Fiscal Tercera Especializada de Santa


Marta le precluyó el proceso y quedando ejecutoriado y en esta resolución no
estuvo incluido mi ahijado judicial.

6. El día 24 de enero de 2006 profiere una resolución en la cual adiciona a la


resolución fecha de 01 de diciembre de 2005 la situación de mi poderdante
precluyéndole la investigación quedando esta resolución ejecutoriada el 2 de
febrero de 2006.

7. El señor FLORENTINO MIGUEL COTES YEPEZ es esposo permanente


(sic) de la señora ALEXANDRA GARCÍA LLANOS y desde hace diez años
han formado un hogar ejemplar.

8. El señor FLORENTINO MIGUEL COTES YÉPEZ desde el momento que


contrajo matrimonio con la señora ALEXANDRA GARCÍA LLANOS ha
criado como un padre a la hija WENDY JOHANA JIMÉNEZ GARCÍA de la
esposa obtenidos (sic) en otra relación ya que se hizo cargo de ella desde
muy niña brindándole afecto, cariño y sosteniéndola económicamente,
brindándole educación, alimentación, recreación y salud.

9. El señor FLORENTINO MIGUEL COTES YÉPEZ maneja muy buena


relación con su familia (esposa, hijastra, hijos, padres, hermanos)

10. Durante las semanas, festivos y descansos se dedica a su familia, les


ayuda a realizar tareas, salen a divertirse, se van de compras los domingos
junto salen de paseo (sic), pero esto no lo volvieron a realizar porque al
interior de su familia lo que se vicia (sic) era el sufrimiento al ver a su ser
querido privado de la libertad y más aún al ser presentado por la prensa a
nivel nacional como un delincuente.
11. Como consecuencia de la privación injusta de la libertad, el señor
FLORENTINO MIGUEL COTES YÉPEZ y su familia sufrieron perjuicios
morales y de vida en relación incalculables al verse convertido aquel de la
noche a la mañana honesto (sic) y presentado a la opinión pública través de
los medios de comunicación como la prensa radial, escrita por un (sic)
internet como un vulgar delincuente perdiendo la libertad y fue objeto de
comentarios malévolos de muchísimos habitantes de la ciudad donde habita
con su familia causándole prejuicios a este, su compañera permanente,
hijos, padres, hermanos, deteriorando su imagen entre sus compañeros de
trabajo, familiares, amigos, vecinos y sociedad en general.

12. Su esposa, sus hijos, hermanos, padres, han sufrido mucho moralmente
con la presentación de FLORENTINO MIGUEL COTES YÉPEZ ante la
opinión pública por medio de la radio de la ciudad, la prensa y ante personas
que se encontraban en el lugar de los hechos por parte de la Policía
Nacional como un delincuente ya que entre ellos existía y existe una buena
relación de cariño y afecto y viven en el mismo techo desde antes de ser
privado de la libertad en forma injusta.

13. Mi poderdante dentro de sus posibilidades económicas veía por la


subsistencia de su compañera permanente, de su hijo y padre, velando por
su familia como un padre y compañero permanente ejemplar, con
responsabilidad y consagración a raíz de la privación injusta de la libertad
por espacio de 15 días su familia sufrió mucho porque no tenían quién le
solventara su situación económica.

14. Con la privación injusta de la libertad tanto su esposa como sus hijos,
padres y hermanos se han visto perjudicados considerablemente, pues se
han lesionado sus intereses familiares por la irresponsabilidad de la Policía
Nacional y la Fiscalía General de la Nación. Por lo tanto, procede
indemnización o reparación de los perjuicios morales, materiales y de vida en
relación, que resultan de la irreparable (sic) por la irresponsable privación
injusta de la libertad por parte de la Policía Nacional y del ente instructor, su
esposa, hijos, padres y hermanos lo han asumido en profundo dolor y
aflicción.

3. Contestación de la demanda

3.1. Fiscalía General de la Nación

La Fiscalía General de la Nación se opuso a todas y cada una de las pretensiones.


Sostuvo para el efecto que, en el caso concreto no se configuran los elementos
generadores de responsabilidad. Propuso, adicionalmente, las excepciones de
falta de legitimación en la causa por pasiva por inexistencia de falla en el servicio e
ineptitud sustancial de la demanda por falta de nexo causal.

En lo que respecta a la primera de las excepciones mencionadas, destacó que la


Fiscalía General de la Nación se atuvo en todo momento a sus deberes
constitucionales y legales, así como que, el solo hecho de la detención preventiva
no se puede interpretar como motivo suficiente de predicación de responsabilidad,
siendo necesario, por el contrario, que el acto que la motive sea abiertamente
desproporcionado y arbitrario.

Por otra parte, destacó que debido a que no es posible establecer una falla en el
servicio de su parte, no cabe predicar nexo causal entre ella y los daños alegados,
de modo que no existe fundamento para la imputación.

3.2. La Nación-Ministerio de Defensa-Policía Nacional

La Nación-Ministerio de Defensa-Policía Nacional puso de presente que capturó al


actor con base en sólida información de una fuente humana que comprometía su
responsabilidad, y añadió que la detención preventiva no es per se contraria al
ordenamiento, toda vez que, para que esta genere el derecho a la indemnización
ha de ser ordenada de modo abiertamente arbitrario y desproporcionado. Además,
resaltó que el actor gozó en todo momento de las garantías necesarias para su
defensa.

4. Vinculación al Ministerio del Interior y de Justicia y su contestación

Mediante auto de 3 de marzo de 2009, el Tribunal Administrativo de Magdalena


admitió la demanda de la referencia y oficiosamente vinculó a la Nación-Ministerio
del Interior y de justicia.

El ministerio antes citado se opuso a las pretensiones, al tiempo que formuló la


excepción de “indebida representación en la causa por pasiva”, por cuanto
compete a la Fiscalía General de la Nación asumir su propia representación en
procesos judiciales.

5. Alegatos de Conclusión

5.1. Parte actora

La parte actora insistió en la lesividad comprobada de la captura y su publicación


mediática en la esfera moral, profesional y de vida en relación de los actores. Al
respecto recalcó que según jurisprudencia del Consejo de Estado, la afectación de
este último bien jurídico no puede entenderse restrictivamente referido a la
dimensión fisiológica y funcional.

Igualmente, resaltó que la detención realizada por la Policía Nacional fue ilegal, al
carecer de fundamento jurídico y realizarse fuera de los supuestos de flagrancia,
con base en un simple informe que, según la jurisprudencia de las altas cortes,
carece de todo valor probatorio.

5.2. Parte demandada

5.2.1. Fiscalía General de la Nación

La Fiscalía insistió en que en el caso concreto no se presentan los requisitos para


la estructuración de la responsabilidad estatal, por no existir falla en el servicio ni,
por tanto, nexo causal entre el daño alegado y la anormal actuación de la entidad.
Reiteró, así mismo, que el simple hecho de la detención y posterior preclusión de
la investigación no hacen per se antijurídica la privación temporal de la libertad.

Finalmente, destacó que la entidad acusadora no impuso medida de


aseguramiento al señor Cotes Yépez, sino que por el contrario ordenó su libertad.

5.3. Concepto del Ministerio Público

La Procuraduría General de la Nación profirió concepto favorable a las


pretensiones en contra de la Policía Nacional, sin encontrar motivos para imputar
el daño a la Fiscalía General de la Nación. Lo primero por cuanto del acervo
probatorio se desprende que la captura realizada por la Policía Judicial no se
sustentó en orden de captura ni se realizó en flagrancia, por lo que debe ser
reputada como ilegal. Lo segundo, por cuanto no se observa irregularidad alguna
en la actuación del ente acusador.

6. Sentencia recurrida

El Tribunal Administrativo del Magdalena declaró probada la indebida


representación por pasiva de la Nación-Ministerio del Interior y de Justicia, por no
ser la entidad llamada a representar judicialmente a la Fiscalía General de la
Nación o a la Nación-Ministerio de Defensa-Policía Nacional.
Señaló que la Policía Nacional obró conforme a Derecho por cuanto de acuerdo
con lo que se evidencia en el acervo probatorio, la captura se realizó en flagrancia.
Puso de presente que, según lo evidenciado en el informe policial, una fuente
humana señaló que integrantes de las Autodefensas Unidas de Colombia se
reunirían en un centro comercial para entregar cuentas de las extorsiones
realizadas en la ciudad. Como consecuencia de tal información la Policía realizó
un seguimiento y capturó a una serie de personas a la salida del centro comercial
cuando abordaban distintos taxis en grupos de dos personas. Según el mentado
informe, al ser interrogados, los detenidos afirmaron no conocerse mutuamente y
encontrarse en el centro comercial para comprar regalos para el día del amor y la
amistad, versión que luego negaron ante la Fiscalía puesto que en indagatoria el
actor reconoció conocer a uno de los demás detenidos. Adicionalmente, uno de los
detenidos tenía en su posesión tres hojas en las que aparecen una serie de
nombres y sumas de dinero y un diskette con información similar que la referida
persona intentó destruir. Por lo tanto, dado que los capturados fueron encontrados
en posesión de uno de los elementos indicativos del delito, cabe predicar la
captura en flagrancia.

En lo que tiene que ver con la Fiscalía resaltó que su actuación se ajustó en todo
momento a derecho y que, de hecho, fue la entidad que ordenó la libertad del
sindicado.

Añadió que, en todo caso, el actor tenía que soportar la carga de la detención por
cuanto “contaba con un registro en la base de datos del Departamento de Policía
del Magdalena-Sección Policía Judicial-Grupos Armados ilegales- donde se le
ubicaba como una persona incluida en el orden de Batalla de las Autodefensas
que operaban en las estribaciones de la sierra nevada de Santa Marta”.

7. Recurso de apelación

La parte actora impugna el fallo. Resalta que a pesar de lo señalado por el a quo,
en el caso concreto no hay elemento alguno que permita dar validez a las
afirmaciones de la Policía sobre su pertenencia a las Autodefensas Unidas de
Colombia y que, por el contrario, tanto de los videos y registros fotográficos como
del testimonio de uno de los agentes intervinientes en el operativo se desprende
que el señor Cotes jamás participó en la reunión en la que –supuestamente- se
entregaban las cuentas de la actividad delictiva ni tuvo contacto con la persona a
quien se le incautaron los elementos que la Policía consideró demostraban la
comisión del delito. De manera que, en ese sentido, carece de todo fundamento la
afirmación de que la captura fuera en flagrancia y, consecuentemente, se impone
la conclusión de la ilegalidad de la misma.

8. Alegatos de Conclusión en segunda instancia

8.1. Fiscalía General de la Nación

La Fiscalía General de la Nación solicita que se mantenga el sentido de la


sentencia. Para el efecto argumenta, en primer lugar, que el hecho de la detención
preventiva no es en sí mismo constitutivo de daño antijurídico sino que se
requiere, adicionalmente, la acreditación de una actuación manifiestamente
desviada en el origen de la misma.

Adicionalmente, señala que en el caso sub lite la detención no fue ordenada por la
Fiscalía, sino que fue realizada por la Policía Nacional con fundamento en las
declaraciones de un tercero, por lo que en el caso concreto se configura la causal
de hecho de un tercero.

8.2. La Nación-Ministerio de Defensa-Policía Nacional

La Policía Nacional solicita la confirmación de la sentencia y que se declare en su


favor la excepción de falta de legitimación en la causa por pasiva, por no ser la
entidad que tiene a su cargo la conducción de la investigación penal o la
imposición de medidas de aseguramiento.

Por otra parte, destacó que su actuación se ajustó en todo momento a sus
deberes constitucionales y legales toda vez que está obligada a actuar según el
principio de prevención.

CONSIDERACIONES DE LA SALA

1. Competencia
Corresponde a la Sala conocer el presente asunto, pues, de acuerdo con lo
dispuesto en el artículo 73 de la Ley 270 de 1996, Estatutaria de la Administración
de Justicia tal como fue entendida por esta Corporación 3, la segunda instancia en
un proceso adelantado en ejercicio de la acción de reparación directa, por hechos
de la administración de justicia debe ser conocida por esta Corporación.

2. Caducidad de la acción

La jurisprudencia de esta Corporación ha precisado que, en lo que tiene que ver


con los asuntos donde se depreca la responsabilidad de la administración por
privación injusta de la libertad, el término de los dos años para contabilizar la
caducidad de la acción de reparación directa se cuenta a partir del día siguiente al
de la ejecutoria de la providencia judicial que precluye la investigación o que
absuelve al sindicado y le pone fin al proceso 4.

En el sub lite se observa que la resolución que precluyó la investigación para el


señor Cotes Yépez fue dictada el 24 de enero de 2006 y que quedó ejecutoriada el
2 de febrero del mismo año, según constancia de la Secretaría de la Unidad de
Fiscalías Especializadas de Santa Marta (f. 41, c. 2). Por lo tanto, la demanda
presentada el 6 de agosto de 2007, debe considerarse oportuna.

3. Problema jurídico

Corresponde a la Sala examinar si hay lugar a declarar la responsabilidad de las


entidades demandadas por los daños alegados por la parte actora. Para ello se
debe examinar, en primer lugar, si de su actuación se derivó un perjuicio que los
demandantes no estuvieran en el deber de soportar y en segundo lugar, si se
configura alguna causal eximente de responsabilidad. Para el efecto, se habrá de
estudiar, si la eximente de responsabilidad del hecho de un tercero invocada por la
Fiscalía General de la Nación tiene aptitud absolutoria, Adicionalmente se revisará
si en el caso concreto se configura la culpa grave o dolo por parte del actor.

3
“De las acciones de reparación directa y de repetición de que tratan los artículos
anteriores, conocerá de modo privativo la Jurisdicción Contencioso Administrativa
conforme al procedimiento ordinario y de acuerdo con las reglas comunes de distribución
de competencia entre el Consejo de Estado y los Tribunales Administrativos”.
4
Consejo de Estado, Sección Tercera, auto de 3 de marzo de 2010, expediente 36473
C.P. Ruth Stella Correa Palacio; auto de 9 de mayo de 2011, expediente 40324 C.P. Jaime
Orlando Santofimio Gamboa.
4. Sobre la legitimación en la causa

4.1. Legitimación en la causa por activa

En el caso concreto se encuentra probada la legitimación en la causa por activa


del señor Florentino Miguel Cotes Yépez, toda vez que está comprobada su
detención por parte de la Policía Nacional y la posterior vinculación al proceso
penal en su contra (expediente penal obrante en su integridad en el cuaderno 3).
Así mismo, está acreditada la legitimación en la causa de los demás
demandantes, incluida la menor Wendy Johana Jiménez García, toda vez que se
probó el parentesco de los señores Miguel Cotes Perozo, Dórida Isabel Yépez de
Cotes, Jesica Cotes Yépez, Alexandra García Llanos y Mariana Cotes García con
la víctima directa (registros civiles de nacimiento y matrimonio a folios 29 a 39, c
2), en tanto que los testimonios de los señores Milton César Márquez Barros,
Franklin José Arrieta Rojas, y Javier Useche Peñaloza (f. 101 a 105,c . 2) dan
cuenta de la calidad de hija de crianza de la menor Wendy Johana Jiménez García
respecto de la víctima directa, así como del estado de profunda turbación moral
que le causó su detención. Estado que los testigos equipararon sin dudarlo al de la
menor Mariana Cotes García, hija del señor Miguel Cotes Yépez. Igualmente, en
el acervo probatorio se encuentra copia de la diligencia de indagatoria del antes
mencionado, en la que se lee que el mismo declara tener dos hijas llamadas
Wendy y Mariana (f. 54, c. 3).

4.2. Legitimación en la causa por pasiva

Está acreditada la legitimación en la causa de la Nación-Ministerio de Defensa-


Policía Nacional por cuanto, a pesar de no ser el órgano competente para la
imponer medidas de aseguramiento y dirigir la investigación penal, realizó la
captura de señor Cotes Yépez, que la parte actora y el Ministerio Público reputan
como ilegal y que, además, está en el origen de la investigación en contra del
mencionado señor.

Igualmente, la Fiscalía General de la Nación está llamada a responder toda vez


que, a pesar de no haber ordenado la detención, tuvo a su disposición al señor
Cotes Yépez desde el día 17 de septiembre de 2004 hasta el término de la
investigación penal, esto es el 2 de febrero de 2006, fecha en la quedó
ejecutoriada la preclusión de la investigación a su favor.
5. Análisis del caso

5.1. Hechos probados

5.1.1. Se sabe que el señor Miguel Cotes Yépez fue detenido por la Policía
Nacional el día 16 de septiembre de 2004 a las 11:15 horas, atendiendo a la
información de una fuente humana, según la cual miembros de las Autodefensas
se reunirían en el centro comercial Buenavista para entregar cuentas sobre el
producto de las extorsiones en la ciudad. En el informe entregado por la Policía a
la Fiscalía General de la Nación se lee lo siguiente sobre las condiciones y
motivos de la detención:

Comedidamente me permito dejar a su disposición a D 5, A, Florentino Miguel


Cotes Yepes (sic), E, ES, EC, quienes fueron Aprehendidos el día 16 de
septiembre de 2004 a las 11:15 aproximadamente, frente al centro comercial
Buena Vista de la ciudad de Barranquilla,….luego de haber abordado tres
taxis, una vez terminaron una reunión entre ellos que efectuaron en el
segundo piso del centro comercial desde las 10:00 de la mañana.

Por informaciones de inteligencia obtenidas a través de una fuente humana


se conoció que el día 160904 a las 10:00 horas en el Centro Comercial
Buena Vista de la Ciudad de Barranquilla, se iban a reunir unos integrantes
de las autodefensas, quienes van a entregar unas cuentas producto de una
serie de extorsiones que le vienen ejecutando a algunas personas y
propietarios de establecimientos comerciales de la ciudad de Santa Marta y
Barranquilla. Con base en lo anterior se dispuso un seguimiento en cubierta
(sic) a las personas que arribaron a la reunión y una vez salieron del centro
comercial fueron aprehendidos, identificándose como se relacionaron
anteriormente.

Al momento de la captura las personas acababan de abordar tres vehículos


taxis estacionados frente al centro comercial. El primer taxi fue abordado por
D, EC y ES, en el segundo estaban A, y Florentino Miguel Cotes Yepes, y en
el tercer taxi E. A este último se le halló un sobre de Manila que contenía
documentos y un diskette, los cuales trató de destruir al momento de notar la
presencia policial. Al revisar los documentos se observaron ocho hojas
tamaño carta, impresas en computador donde se relaciona una serie de
empresas de la ciudad de Santa Marta donde frente a cada una aparece un
valor en pesos (los cuales se anexan a la presente investigación). Así
mismo, tres hojas rayadas tamaño carta color amarillo escritas a mano,
donde se relaciona una serie de nombres y al frente un valor en pesos (los
cuales se anexan), un diskette que contiene unos archivos que al revisar
aparecen las empresas relacionadas, con un valor en pesos frente a cada
nombre (el diskette se anexa al presente informe)

5
En tanto que estas personas no fueron condenadas, se omite su nombre para preservar su
derecho al buen nombre.
A las personas aprendidas se le buscaron antecedentes, se consultó en los
archivos de la Registraduría Nacional del Estado Civil y fueron entrevistados
donde manifestaron que no se conocían y que estaban de compras para el
día del amor y la amistad y por tal razón se encontraban en el centro
comercial Buena Vista. Al ser cuestionados sobre su relación y el motivo por
el cual se encontraban dentro del mismo taxi entre ellos sin conocerse, no
supieron dar una respuesta que justificara su presencia, así mismo, al
manifestarse cuál era el motivo por el cual estaban reunidos en el centro
comercial señalaron que en ningún momento se habían reunido. Como
prueba de esta serie de contradicciones que existen entre ellos y los
documentos que se hallo (sic) a uno de ellos en un sobre de Manila, se
anexa un video que permite descartar los argumentos por ellos expuestos (f.
2 y 3, c. 2).

Junto al informe mencionado se aportaron los documentos en los que


supuestamente se relacionan las extorsiones, así como una serie de fotos
tomadas por los investigadores de la supuesta reunión. Se observa que en las
mismas no aparece en ningún momento el señor Cotes Yépez se reuniera con los
otros detenidos, salvo en una de las fotos en las que el informe señala que el
referido señor se encuentra en el fondo de una de las fotos, sin estar en el grupo
de las otras personas sindicadas.

5.1.2. Se sabe que el día 19 de septiembre de 2004, el señor Miguel Florentino


Cotes Yépez fue indagado por la Fiscalía General de la Nación. En la misma,
manifestó que conocía solo a una de las personas con la que se encontraba en el
taxi y que se había citado con ella para concertar una cita con el dueño de unas
tierras (f. 53, c. 3). También negó estar en las fotos. Es de aclarar que el señor
Cotes Yépez no estuvo en compañía de la persona a quien se le encontraron los
papeles y el diskette presentados como prueba.

5.1.3. Hay constancia de que el Capitán de la Policía Nacional-Comando de


Policía Atlántico, Germán Jaramillo Wilches, declaró que había consultado con la
Seccional de Inteligencia y Policía Judicial del Magdalena sobre las personas
detenidas; obteniendo como respuesta que todos los capturados estaban
reseñados en dicha institución como miembros de las Autodefensas Unidas de
Colombia. Así mismo, el señor Jaramillo Wilches reconoció que la fuente humana
cuya información motivó el operativo de captura no se presentó para identificar e
individualizar a los detenidos (f. 103, c.3).

5.1.4. Se sabe que el día 1 de octubre de 2004, la Fiscalía Quinta Delegada ante
los Jueces Penales del Circuito definió la situación jurídica de los capturados,
entre ellos la del señor Cotes Yépez, absteniéndose de proferir medida de
aseguramiento y ordenando la libertad inmediata. Consideró la Fiscalía en tal
ocasión:

Hecha la recordación jurídica y valorado en conjunto y bajo las reglas de la


sana crítica del testimonio, el acervo probatorio arrimado hasta el presente
momento procesal, sin vacilación ni hesitación alguna, desde ya hemos de
decir que el hecho punible imputado a los aquí sindicados, consistente en
haberse concertado para cometer delitos, no aparece mínimamente
acreditado en su existencia y menos aún el que los aquí sindicados lo
hubieren cometido.

Para el despacho no cabe duda que si bien el orden público en el país


entero viene siendo conmocionado por el actuar violento y delictivo de los
distintos y ya conocidos grupos armados que interactúan, lo que permite
comprender el celo policial por garantizar la paz ciudadana, neutralizándolos,
peor también (sic) ha de concluirse que en el caso subexámine se actuó con
extremada precipitud, desconociendo con ello el fenómeno descriptivo de la
figura conocida en el derecho penal como la flagrancia, toda vez que no
contaban los agentes con las evidencias suficientes para entrar a privar de la
libertad a los aquí sindicados, pues, de cara al delito que se les imputa, en su
poder no se halló armas, ni ninguna otra evidencias suficientes para entrar a
privar de la libertad a los aquí sindicados, pues, ninguna otra evidencia seria
y grave de las cuales se pueda desprender prueba comprometedora de
responsabilidad penal personal, como que tampoco obra prueba de que en la
ciudad de Santa Marta, lugar en donde afirman los policiales delinquen los
capturados, exista denuncia concreta de víctima alguna del presunto actuar
extorsivo de los aquí procesados, pues de existir muy seguramente la Policía
de esta ciudad ya los habría aprehendido. Sin que se pretenda sentar
cátedra sobre actividades de Policía Judicial, siguiendo pautas de la lógica y
sentido común, estimamos que la actividad policial inicial estuvo centrada
conforme a derecho en el sentido de haberlos seguido y hasta requisado
como de rutina se acostumbra, más si no se halló evidencia de la comisión
delictiva, lo lógico era dejarlos en libertad absteniéndose de violentar el
debido proceso y la presunción de inocencia (f. 111, c.3).

5.1.5. Está demostrado que el 1 de diciembre de 2005, el Fiscal Tercero Delegado


ante Jueces penales del Circuito de Santa Marta precluyó la investigación en
contra de los sindicados, omitiendo cualquier mención al señor Cotes Yépez. En la
mencionada providencia se menciona la insuficiencia probatoria del informe de la
Policía y la falta de material probatorio adicional (f. 73, c.3). Así mismo, el día 24
de enero de 2006, tal resolución fue adicionada, para incluir al procesado
Florentino Miguel Cotes Yépez. Sostuvo al respecto la Fiscalía:

Examinada la presente actuación advertimos que el procesado Florentino


Miguel Cotes Yépez se encuentra en las mismas condiciones de no
responsabilidad respecto a los hechos, por las circunstancias que el
despacho esbozara respecto de los otros procesados, o sea, la falta de
prueba que pudiera corroborar lo dicho en los distintos informes de policía
judicial y que indicaran que este procesado tenga vínculos con grupos de
autodefensas” (f. 99, c. 3).
5.1.6. No se duda que el abogado Yair José Majarrés Diaztagle representó al
señor Florentino Miguel Cotes Yépez en el proceso penal, tal y como se evidencia
en el poder conferido por este último al citado profesional (f. 114, c. 3). No
obstante, se desconoce el monto de los honorarios acordados y pagados.

5.2. Consideraciones generales

El reconocimiento de la eminencia de la persona como ser que es fin en sí mismo


y que por ende, no admite ser reducida a la condición de instrumento está
inescindiblemente ligado al respeto de su libertad. Esta co-implicación dignidad-
libertad, cuyo respeto es connatural al Estado de Derecho, ha sido puesta de
manifiesto en varias ocasiones por la Corte Constitucional la cual, de hecho, ha
considerado que la autonomía es uno de los tres lineamientos fundamentales que
hacen parte del objeto de protección del enunciado normativo de la dignidad
humana6.

El principio de libertad y autonomía que, como ya se ha dicho, está


inescindiblemente ligado a la dignidad humana, se desarrolla en un amplio
catálogo de derechos o libertades fundamentales, dentro de los cuales se ha de
destacar, por el momento, aquella salvaguardia del ejercicio arbitrario de las
facultades de detención y el ius puniendi, contenida en el art. 28 de la Carta
Política que prevé:

Toda persona es libre. Nadie puede ser molestado en su persona o familia, ni


reducido a prisión o arresto, ni detenido, ni su domicilio registrado, sino en
virtud de mandamiento escrito de autoridad judicial competente, con las
formalidades legales y por motivo previamente definido en la ley.

La persona detenida preventivamente será puesta a disposición del juez


competente dentro de las treinta y seis horas siguientes, para que éste
adopte la decisión correspondiente en el término que establezca la ley. En
ningún caso podrá haber detención, prisión ni arresto por deudas, ni penas y
medidas de seguridad imprescriptibles.

6
“Al tener como punto de vista el objeto de protección del enunciado normativo “dignidad
humana”, la Sala ha identificado a lo largo de la jurisprudencia de la Corte, tres
lineamientos claros y diferenciables: (i) La dignidad humana entendida como autonomía o
como posibilidad de diseñar un plan vital y de determinarse según sus características (vivir
como quiera). (ii) La dignidad humana entendida como ciertas condiciones materiales
concretas de existencia (vivir bien). Y (iii) la dignidad humana entendida como intangibilidad
de los bienes no patrimoniales, integridad física e integridad moral (vivir sin humillaciones)”.
(Corte Constitucional, Sentencia T. 881/02. M.P. Eduardo Montealegre Lynett).
El artículo antedicho comprende por una parte, el reconocimiento de libertad de la
persona y, por otra, la aceptación de que ésta puede ser restringida
temporalmente (aunque nunca anulada definitivamente, tal como lo sugiere la
prohibición de las penas imprescriptibles) en razón de la necesidad social de
investigar y sancionar las conductas delictivas. Que el reconocimiento de la
libertad física y la previsión de una justicia penal con facultades para restringirla se
hallen en la misma norma constitucional no deja de ser significativo y pone de
manifiesto que, en el marco del Estado de derecho, el ejercicio de las aludidas
facultades no puede entenderse como una prerrogativa omnímoda de las
autoridades. Por el contrario, a quien se le confiere la autoridad para restringir la
libertad, como salvaguardia del orden social, se lo erige también como garante y
guardián de la misma.

Ahora bien, en tanto ejercida por hombres, la existencia misma de la justicia penal
conlleva posibilidad de error, ya sea por falta de rectitud del juzgador o por el
hecho simplísimo de que la infalibilidad no es prerrogativa humana. Empero, como
la convivencia social sería imposible sin la existencia de la función jurisdiccional,
los titulares de ésta última están obligados a adoptar medidas tendientes a i)
minimizar los posibles escenarios de privación innecesaria e indebida de la
libertad y ii) reparar el daño causado, a quien fue detenido injustamente.

El primero de estos deberes se cumple mediante la sujeción rigurosa a los


principios de presunción de inocencia, legalidad, favorabilidad, defensa e in dubio
pro reo, así como los de necesidad y excepcionalidad de las medidas de
aseguramiento en la etapa de investigación. El segundo da lugar a un deber de
indemnizar y reparar, al margen de las conductas de las autoridades
comprometidas en la imposición de la medida,

Señala al respecto el artículo 90 constitucional:

El Estado responderá patrimonialmente por los daños antijurídicos que le


sean imputables, causados por la acción o la omisión de las autoridades
públicas.

En el evento de ser condenado el Estado a la reparación patrimonial de uno


de tales daños, que haya sido consecuencia de la conducta dolosa o
gravemente culposa de un agente suyo, aquél deberá repetir contra éste.

Vale recordar los debates al respecto en la Asamblea Constituyente:


Hay varias novedades dentro de este inciso, varias novedades que vale la
pena resaltar por la importancia que tiene, el primero: el de que allí se
consagra expresamente la figura de la responsabilidad patrimonial del
Estado, en una norma de carácter positivo y de jerarquía constitucional,
estamos hablando de los daños antijurídicos, y con esto, vale la pena que la
comisión lo tenga en cuenta, porque en esta materia puede considerarse que
nuestra propuesta es audaz, tradicionalmente, la responsabilidad del Estado,
la responsabilidad patrimonial del Estado que han venido construyendo
nuestros tribunales, como ya lo mencioné, se ha elaborado a partir del juicio
que se hace sobre la conducta del ente público, primero estableciendo que si
esa conducta podía calificarse de culpable habría lugar a la responsabilidad,
luego se fue tendiendo un tanto más a noción de falla en el servicio, que es
la que actualmente prima entre nosotros, la falla en el servicio es toda, pues
en términos muy generales, es toda conducta de la administración que sea
contraria al cumplimiento de su obligación en los términos establecidos por la
Constitución y por la ley, lo que nosotros proponemos es que se desplace el
centro de gravedad de la responsabilidad patrimonial del Estado, de la
conducta antijurídica del ente público a la antijuridicidad del daño, de manera
que con esto se amplía muchísimo la responsabilidad y no queda cobijado
solamente el ente público cuando su conducta ha dado lugar a que se
causen unos daños, sino cuando le ha infringido alguno a un particular que
no tenga porqué soportar ese daño7.

Dado que en el nuevo paradigma constitucional la determinación de la


responsabilidad estatal no depende de la pregunta por la ilegitimidad de la
actuación estatal o culpa del agente que la ejecuta, sino de la interrogación sobre
qué afectaciones del derecho deben ser soportadas por quien las padece y
relación causa a efecto con y la acción u omisión de la administración, se impone
que para la determinación de la naturaleza de la responsabilidad estatal por
privación de la libertad, se plantee previamente la pregunta de cuándo una
persona está en la obligación de soportar una medida restrictiva de su libertad.
Dentro del marco axiológico de un Estado de derecho, la única respuesta
admisible es que alguien está obligado a soportar la restricción de la libertad
cuando ésta ha sido impuesta como consecuencia de una acción libre
antecedente, esto es, como medio de contención al delito. Tratándose de una
pena efectivamente subsiguiente al delito, la restricción indeseada de la libertad,
no entra realmente en pugna con la autonomía y la dignidad del hombre sino que
de cierto modo, es consecuencia de ellas. Siguiendo, a Kant, se puede decir que
lo que realmente ha sucedido es que lo que, el delincuente recibe en forma de
coacción, es la contracara de su acción libre.

Como se ve, en estos casos, la pena se reputa justa y, con razón, no contradice al
principio de dignidad, puesto que no parte de una disposición arbitraria del bien
7
Colombia, Asamblea Nacional Constituyente, Actas de sesiones de las Comisiones, Art.
90, Sesión Comisión 1, Mayo 6, pág. 4.
jurídico de la libertad por parte del Estado, sino que, por el contrario, se aviene al
delincuente como consecuencia de su autonomía, de modo que, en cierta forma,
es exigida por su misma dignidad. No sucede lo mismo cuando la pena o la
medida de aseguramiento no pueden correlacionarse de alguna manera, con acto
originario de la libertad. En efecto, incluso cuando la privación de la libertad no
provenga de la arbitrariedad estatal, pues en el caso concreto se hubiesen
seguido sin éxito todas las reglas de la prudencia encaminadas a evitar el error.
Esto es así porque negar la injusticia de la detención de quien no es culpable
supondría asumir que, de alguna manera, la autonomía y el propio ser de por el
solo hecho de la investigación se sujetan a disposición del Estado. Aceptar que el
Estado no incurre en injusticia por disponer sobre la libertad de las personas
significa, empero, aceptar que la libertad no es derecho y condición preexistente
ontológicamente a la asociación sino mera concesión del poder 8. El todo social es,
desde esta perspectiva, el titular de todos los derechos y su gracioso dispensador.
Nadie puede reclamar nada al Estado, porque no hay nada anterior a él.
Claramente no es éste el Estado de derecho.

A riesgo de caer en repeticiones, hay que insistir. La suposición de que el bien de


la sociedad justifique el sacrificio de la libertad del inocente, es en sí misma una
instrumentalización de la persona en favor de la sociedad, incompatible con
afirmación básica del carácter del hombre como fin en sí mismo. Por otra parte, la
aceptación de que una persona pueda hallarse efectivamente obligada a soportar
la restricción de la libertad, siendo inocente, es claramente incompatible con la
afirmación del principio de igualdad que tiene carácter de rector y fundante en toda
sociedad. En efecto, cuando se afirma que alguien tiene que soportar
eventualmente el sacrificio de sus libertades, como consecuencia de que el error o
los fallos del sistema penal son un riesgo necesario para el buen funcionamiento
del la sociedad, lo que realmente se está diciendo es que algunas personas tienen
el deber de asumir el “riesgo” del mal funcionamiento de la administración del
justicia, en tanto que otros no han de ver jamás limitada su libertad.

Por las razones antedichas, la jurisprudencia del Consejo de Estado ha


abandonado enfáticamente la tesis según la cual, salvo en el caso de desviación

8
En este sentido vale recordar nuevamente a Kant, quien afirma enfáticamente que “la
pena judicial (poena forensis) (…) no puede nunca servir simplemente como medio para
fomentar otro bien, sea para el delincuente mismo sea para la sociedad civil, sino que de
imponérsele sólo porque ha delinquido; porque el hombre nunca puede ser manejado
como medio para los propósitos de otros ni confundido entre los objetos del derecho real”
Immanuel Kant, Metafísica de las Costumbres, Bogotá,. Rei Andes, 1995. Pág. 166.
manifiesta de la administración judicial, la eventualidad de ser privado de la
libertad se encuentra comprendida dentro de las cargas públicas que todo
ciudadano debe soportar. Recuérdese en este sentido lo manifestado por esta
Corporación en sentencia de 4 de diciembre de 2006:

…La Sala considera oportuno recoger expresiones en virtud de las cuales


algunos sectores de la comunidad jurídica han llegado a sostener, sin matiz
alguno, que el verse privado de la libertad ocasionalmente es una carga
pública que los ciudadanos deben soportar con estoicismo.

Definitivamente no puede ser así. Lo cierto es que cualquiera que sea la


escala de valores que individualmente se defienda, la libertad personal
ocupa un lugar de primer orden en una sociedad que se precie de ser justa y
democrática. Por consiguiente, mal puede afirmarse que experimentar la
pérdida de un ingrediente fundamental para la realización de todo proyecto
de vida, pueda considerarse como una carga pública normal, inherente al
hecho de vivir dentro de una comunidad jurídicamente organizada y a la
circunstancia de ser un sujeto solidario. Si se quiere ser coherente con el
postulado de acuerdo con el cual, en un Estado Social y Democrático de
Derecho la persona -junto con todo lo que a ella es inherente- ocupa un lugar
central, es la razón de la existencia de aquél y a su servicio se hallan todas
las instituciones que se integran en el aparato estatal, carece de asidero
jurídico sostener que los individuos deban soportar toda suerte de sacrificios,
sin compensación alguna, por la única razón de que resultan necesarios para
posibilitar el adecuado ejercicio de sus funciones por las autoridades
públicas.

La afirmación contraria sólo es posible en el seno de una organización


estatal en la que la persona -con todos sus atributos y calidades- deviene
instrumento, sacrificable, reductible y prescindible, siempre que ello se
estime necesario en aras de lograr lo que conviene al Estado, es decir, en un
modelo de convivencia en el que la prevalencia de un -desde esta
perspectiva, mal entendido- interés general, puede justificar el
desproporcionado sacrificio del interés particular -incluida la esfera de
derechos fundamentales del individuo- sin ningún tipo de compensación.

Y es que si bien es cierto que en el ordenamiento jurídico colombiano la


prevalencia del interés general constituye uno de los principios fundantes del
Estado -a voces del artículo 1º in fine de la Constitución Política-, no lo es
menos que el artículo 2º de la propia Carta eleva a la categoría de fin
esencial de la organización estatal la protección de todas las personas
residentes en Colombia en sus derechos y libertades. Ello implica que la
procura o la materialización del interés general, no puede llevarse a cabo
avasallando inopinada e irrestrictamente las libertades individuales, pues en
la medida en que la salvaguarda de éstas forma parte, igualmente, del
contenido teleológico esencial con el que la Norma Fundamental programa y
limita la actividad de los distintos órganos del Estado, esa protección de los
derechos y libertades también acaba por convertirse en parte del interés
general9

9
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección tercera, sentencia de 4 de
diciembre de 2006, radicación número 25000-23-000-1994-09817-01, C.P Mauricio Fajardo
Gómez.
Se ha de insistir, por lo demás, en que el deber de reparación por privación injusta
de la libertad es una exigencia constitucional directa y no derivada por ende de
una previsión legal (v.gr. el art. 414 del Decreto 2700 de 1991) o jurisprudencial.
Esto no solamente queda patente en el hecho mismo de que conceptualmente es
imposible no excluir a la privación de la libertad del inocente de la categoría
conceptual del daño antijurídico, sino también por la consideración de la voluntad
del constituyente, a la luz del método histórico de interpretación. En efecto, en los
proyectos y ponencias presentados en la Asamblea Nacional Constituyente se
advierte una preocupación seria por reparar las consecuencias de la pérdida de la
libertad por error judicial. Al respecto es diciente lo manifestado por la
Constituyente Helena Herrán de Montoya, el día 7 de marzo de 1991, en la
exposición de motivos de un artículo cuyo texto es similar en lo sustancial al actual
artículo 90 de la Constitución Política:

Desde hace ya mucho tiempo en Colombia se admite la responsabilidad del


Estado, y la más acogida jurisprudencia y doctrina han hecho ingente
esfuerzo interpretativo para hallar el arraigo normativo de esa
responsabilidad en el art. 16 de la Carta vigente.

Con todo, esa misma jurisprudencia ha descartado de plano la obligación del


Estado de salir a garantizar indemnización a quienes han sufrido daños por
actos de los jueces, incluso en situaciones tan aberrantes como las que
reciben el nombre de error judicial; personas que han padecido el viacrucis
de un proceso, el oprobio de la detención en nuestras cárceles, la infamia de
una sentencia condenatoria y al cabo del tiempo han probado su inocencia.

De ahí que es de capital importancia que desde la Constitución misma se


consagre en forma expresa la responsabilidad, extendiéndola a todos los
servicios y funciones estatales, pues si quien es víctima, por ejemplo, del
atropellamiento ocasionado por un vehículo cuyo conductor es empleado
oficial y está ebrio tiene derecho a indemnización y en ello todos
concordamos, con mucha mayor razón debe repararse el daño sufrido por
quien es víctima del funcionamiento del servicio de justicia.

Aunque muchas constituciones traen una norma expresa para el error judicial
o para la administración de justicia en general, consideramos más técnico
que un solo artículo se consagre la responsabilidad del Estado por todas sus
actividades, del modo que se hace por ejemplo, en la Constitución española
(“los particulares, en los términos establecidos por la ley, tendrán derecho a
ser indemnizados por toda lesión que sufran en cualquiera de sus bienes y
derechos, salvo en los casos de fuerza mayor, siempre que la lesión sea
consecuencia del funcionamiento de los servicios públicos”, art. 106,
segundo apartado), y en la uruguaya (“el Estado, los gobiernos
departamentales, los entes autónomos, los servicios descentralizados y, en
general, todo órgano del Estado, serán civilmente responsables del daño
causado a terceros, en la ejecución de los servicios públicos, confiados a su
gestión o dirección”, art. 24).
Es una verdad a gritos que en Colombia reina la impunidad más absoluta. Y
sin embargo, cuando se produce una condena, no siempre se logra el acierto
y de ahí que nuestra historia judicial registre casos extremadamente
dolorosos como relata, entre otros, el profesor Carlos H. Pareja.

Colombia está en deuda con la verdadera justicia y la presente es la más


propicia ocasión para ponerse al día. 10

Por lo demás, el artículo 94 de la Carta Política también incorpora al orden


constitucional lo enunciado en los tratados y convenios de Derecho Internacional
ratificados por Colombia que reconocen los derechos humanos y prohíben su
limitación en los estados de excepción. Esto no deja de ser significativo, puesto
que la reparación de la detención injusta está prescrita por el artículo 10 de la
Convención Americana de Derechos Humanos, y explícitamente reconocida como
componente del derecho a la libertad, por el numeral 5 del artículo 9 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos.

5.3. Matización necesaria: el dolo o la culpa grave como eximente de


responsabilidad estatal

Lo anteriormente establecido, en términos generales, sobre la procedencia de la


indemnización en todos aquellos casos en los que la presunción de inocencia no
haya sido debidamente desvirtuada por el juez de la libertad admite, sin embargo,
una necesaria matización. En efecto, contrariaría notoriamente al principio general
de buena fe (C.P. art. 83), así como al catálogo de deberes de los colombianos y
residentes en el país (art. C.P. art. 93), que el artículo 90 se aplicara con todo su
rigor en caso de comprobada culpa grave o dolo de la parte actora, por lo que se
impone que, única y específicamente en este caso, la mencionada norma se
interprete armónicamente con el resto de principios y valores constitucionales en
conflicto. Esta interpretación armónica, sistemática y ponderada obliga a excluir la
procedencia de la indemnización en sede de reparación directa a quien, a pesar
de haber sido absuelto, ha actuado de forma contraria al orden jurídico y la
convivencia social.

A este respecto conviene, así mismo, resaltar que la calificación de la conducta del
actor como dolosa o gravemente culposa solamente se puede realizar desde la
perspectiva de la culpa civil, esto es, a la luz de la confrontación de la conducta del
actor con un estándar objetivo de buena fe, definido, por el modelo de conducta

Ponencia presentada por la Constituyente Helena Herrán de Montoya el 7 de Marzo de


10

1991, en Gaceta Constitucional , No. 27, 26 de marzo de 1991, págs.. 10 y 11.


del buen pater familias, así como por las leyes y normas específicas de cierto tipo
de profesiones y oficios.

5.4. Sobre la ineptitud eximente del hecho de un tercero

La Fiscalía General de la Nación ha propuesto la excepción de hecho de un


tercero, refiriéndose de modo ambiguo a las circunstancias de que la detención se
originó en la actuación autónoma de la Policía Nacional y a que esta a su vez se
motivó por la versión rendida por un informante no identificado.

En cualquier caso, para la Sala la excepción propuesta no está llamada a


prosperar por tres razones. En primer lugar, porque en términos generales, dicha
excepción no tiene validez en casos de privación injusta de la libertad puesto que
independientemente del dolo o el error en la información suministrada por terceros
o en las actuaciones de los mismos, las autoridades encargadas de la
investigación o el juzgamiento tienen la obligación de examinar dicho material a la
luz de la sana crítica y de las demás herramientas que estén a su alcance para el
establecimiento de la verdad. En este sentido, aceptar la exención de la
responsabilidad por el hecho de un tercero equivaldría a delegar en el mismo las
funciones de escrutinio y revisión de las pruebas que constitucionalmente
corresponden a la Fiscalía General de la Nación y a los jueces en materia penal.
Aparte de lo anteriormente dicho, la excepción de hecho de un tercero carece de
aplicabilidad en el marco de la privación injusta de la libertad puesto que para que
la misma causal tenga real aptitud eximente, se requiere que la mencionada
actuación tenga la connotación de la imprevisibilidad, requisito que claramente no
se cumple en estos supuestos, toda vez que, siempre que la información proviene
de fuente humana cabe la posibilidad de error. Más aún, desde los primeros
registros escritos de la actividad jurídica humana, hay constancia de la conciencia
casi universal de la posibilidad y el peligro de los falsos testimonios o la
arbitrariedad de los funcionarios con poder coactivo, por lo que contrariaría a las
reglas de la experiencia el reclamo de que la Fiscalía no podía haber previsto que
el informante o la misma Policía fueran susceptibles de error.

Por otra parte, es de mencionar que aún cuando la detención pueda ser ab initio
extraña a la actuación de la Fiscalía, deja de serlo en el momento en que el
capturado es puesto a disposición del ente investigador. Por lo que el
mantenimiento de la decisión de captura es imputable a la entidad con
competencia para revocarla, es decir, la Fiscalía General de la Nación.
5.4. Análisis del caso concreto

En el caso concreto se observa que el señor Cotes Yépez fue detenido por la
Policía judicial con base en versiones de un informante no identificado, y sin que
se pudiera probar que en el momento de la captura realizara actividad ilícita o
estuviera en posesión de material relacionado con la misma. En este sentido se
impone la conclusión de que, sin importar la solidez de la prueba que pudiera
motivar el operativo, la captura realizada por la Policía Nacional fue ilegal y por
tanto, contrariamente a lo que sostuvo el a quo, no podía considerarse dentro de
la órbita de lo que el señor Cotes Yépez estaba obligado a soportar.

Cabe resaltar que, dado que la flagrancia se define como la captura en el


momento de la infracción, y únicamente el juez penal tiene autoridad para
pronunciarse definitivamente sobre el delito no cabe predicar la flagrancia en
aquellos casos en los que no existe condena definitiva proferida por la autoridad
competente. De ahí que todo juicio sobre la flagrancia, al margen de aquella
solamente puede reputarse provisional o aparente. Así las cosas, dado que en
este caso no se desvirtuó la presunción de inocencia, el actor no estaba obligado
a soportar la captura, así se hubiera presentado como flagrancia.

Por otra parte, toda vez que la detención del actor no se motivó por la infracción
voluntaria de la ley penal (acto libre al que el ordenamiento responde con la pena)
excede por completo las cargas que le correspondía soportar. Tampoco se
observa que, al margen de lo propiamente penal, el señor Cotes Yépez haya
realizado alguna acción subsumible dentro de los parámetros de la culpa civil. De
hecho, lo único que se pudo acreditar en el proceso fue que el señor Cotes Yépez
se encontraba en un centro comercial en el que un informante anónimo afirmó que
se reunirían miembros de las Autodefensas y que se subió a un taxi en compañía
de un conocido que momentos antes se había reunido con un grupo de personas,
entre cuyos miembros había un individuo que luego fue hallado en posesión de
documentos que, en sí mismos, fueron considerados insuficientes para probar
delito alguno, como lo resolvió la misma Fiscalía. En este sentido, el acervo
probatorio ni siquiera permite tener noticia de actividad alguna (conforme o no con
la buena fe) del señor Cotes, siendo únicamente posible pronunciarse sobre su
ubicación geográfica el día de la captura. De manera que, como el señor
Florentino Miguel Cotes Yépez fue privado de la libertad injustamente, los daños y
perjuicios por los que reclama son imputables a la Nación-Ministerio de Defensa-
Policía Nacional y a la Fiscalía General de la Nación.

6. Liquidación de perjuicios

6.1. Perjuicios morales

En el caso concreto la parte actora reclama los perjuicios morales derivados de la


privación de la libertad del actor. Ahora bien, la Sala hace notar que, aunque en
reciente sentencia de unificación11 la Sala Plena reiteró criterios jurisprudenciales
según los cuales el perjuicio moral ha de ser tasado en salarios mínimos
mensuales legales, el tope indemnizatorio se fija en 100 smlmv y estableció
criterios generales de indemnización, de este modo:

NIVEL 1 NIVEL 2 NIVEL 3 NIVEL 4 NIVEL 5


Reglas para liquidar el Víctima directa, cónyuge Parientes en el 2º Parientes en el 3º Parientes en el Terceros
o compañero (a) 4º de
perjuicio moral derivado de la de de consanguinidad
permanente y parientes en y afnes hasta el
privación injusta de la libertad el 1° de consanguinidad consanguinidad consanguinidad 2º damnifcados
Término de privación injusta 50% del 35% del 25% del 15% del
Porcentaje de la Porcentaje de la Porcentaje de la Porcentaje de la
en meses Víctima directa Víctima directa Víctima directa Víctima directa
SMLMV SMLMV SMLMV SMLMV SMLMV
Superior a 18 meses 100 50 35 25 15

Superior a 12 e inferior a 18 90 45 31,5 22,5 13,5

Superior a 9 e inferior a 12 80 40 28 20 12

Superior a 6 e inferior a 9 70 35 24,5 17,5 10,5

Superior a 3 e inferior a 6 50 25 17,5 12,5 7,5

Superior a 1 e inferior a 3 35 17,5 12,25 8,75 5,25

Igual e inferior a 1 15 7,5 5,25 3,75 2,25

Teniendo en cuenta lo anterior y toda vez que el actor estuvo privado de la libertad
durante un lapso inferior a un mes, se impone la conclusión de que a la víctima
directa, su esposa, hija, hija de crianza y a cada uno de sus padres corresponden
sendas indemnizaciones por valor equivalente a quince (15) salarios mínimos
legales mensuales vigentes a la ejecutoria de esta providencia, en tanto que a su
hermana corresponde la mitad de dicha cantidad (7.5 smlmv)

Así mismo, dado que el actor permaneció quince días privado de su libertad, de
los cuales uno lo estuvo por cuenta de la Policía Nacional y catorce a disposición
de la Fiscalía General de la Nación, la Sala estima que las entidades deberán

Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, Sala Plena,


11

sentencia de 28 de agosto de 2014, rad: 68001-23-31-000-2002-02548-01(36149), C.P.


Hernán Andrade Rincón.
pagar una suma proporcional al tiempo a cuyo cargo estuvo la libertad del actor,
correspondiendo a la Policía Nacional el 6.6% de la condena y la cantidad restante
a la Fiscalía General de la Nación. Así pues, aunque se condenará solidariamente,
atendiendo a los criterios generales del Código Civil sobre la concurrencia en la
causación del daño (en este caso, en la producción y mantenimiento del mismo),
la entidad que pagare efectivamente podrá repetir contra la otra en la proporción
antes señalada.

6.2. Daño a la vida en relación

Por otra parte, la Sala hace notar que debido a la ambigüedad del concepto de
daño a la vida en relación, la jurisprudencia de este tribunal ha optado por
entender que, por regla general, este ha de entenderse subsumido dentro de las
categorías de daño a la salud, cuando la pérdida relacional se derive del
detrimento psíquico-físico, y en los demás casos, dentro de los perjuicios morales.

Por consiguiente, en el caso de la privación injusta de la libertad la indemnización


monetaria del daño inmaterial, se restringe a la indemnización de perjuicios
morales, aceptándose la procedencia de medidas no pecuniarias de reparación
integral y no repetición en el caso de afectación relevante a bienes convencional y
constitucionalmente amparados.

En tal virtud, la Sala no reconocerá las peticiones relativas a este daño.

6.2. Perjuicios materiales (daño emergente)

En lo que tiene que ver con el daño emergente, la Sala encuentra probado que,
efectivamente, el señor Feliciano Miguel Cotes Yépez fue representado por el
abogado Yaír Manjarrez Diaztangle. Empero no encuentra constancia del valor
retribuido por sus servicios por lo que la condena habrá de estimarse según los
criterios generales establecidos por el Colegio Nacional de Abogados para la
fijación de las tarifas. Así las cosas, dado que la investigación fue asumida por la
Fiscalía Delegada ante los Jueces del Circuito, la tarifa correspondiente asciende
a veinte (20) salarios mínimos legales mensuales vigentes a la ejecutoria de esta
providencia.
Tal y como se estipuló respecto de los daños morales, la condena se impondrá
solidariamente, pero la parte que cancele la deuda podrá repetir contra la
codemandada en la proporción enunciada ad supra.

8. Costas

En el caso concreto no habrá condena en costas por cuanto no se cumplen los


requisitos para su causación.

En mérito de lo expuesto, EL CONSEJO DE ESTADO, SALA DE LO


CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO, SECCIÓN TERCERA, SUBSECCIÓN “B”,
administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley.

RESUELVE

Primero.- REVOCAR la sentencia proferida el 9 de febrero de 2011 por el Tribunal


Administrativo del Magdalena.

Segundo.- DECLARAR la responsabilidad solidaria de la Nación-Ministerio de


Defensa- Policía Nacional y de la Fiscalía General de la Nación por los perjuicios
morales y materiales derivados de la privación injusta del señor Florentino Miguel
Cotes Yépez.

Tercero.- CONDENAR SOLIDARIAMENTE a la Nación-Ministerio de Defensa-


Policía Nacional y a la Fiscalía General de la Nación a pagar a los demandantes
las siguientes sumas, así:

-FLORENTINO MIGUEL COTES YÉPEZ, el valor equivalente a quince (15)


salarios mínimos legales mensuales vigentes, a la ejecutoria de la sentencia
-MIGUEL COTES PEROZO, el valor equivalente a quince (15) salarios mínimos
legales mensuales vigente, a la ejecutoria de la sentencia.
-DORIDA ISABEL YÉPEZ DE COTES, el valor equivalente a quince (15) salarios
mínimos legales mensuales vigentes, a la ejecutoria de la sentencia.
-ALEXANDRA GARCÍA LLANOS, el valor equivalente a quince (15) salarios
mínimos legales mensuales vigentes, a la ejecutoria de la sentencia.
-MARIANA COTES GARCÍA, el valor equivalente a quince (15) salarios mínimos
legales mensuales vigentes, a la ejecutoria de la sentencia.
-JOHANA JIMÉNEZ GARCÍA, el valor equivalente a quince (15) salarios mínimos
legales mensuales vigentes, a la ejecutoria de la sentencia.
-JESICA COTES YÉPEZ, el valor equivalente a siete punto cinco (7.5) salarios
mínimos legales mensuales vigentes, a la ejecutoria de la sentencia

Cuarto – CONDENAR SOLIDARIAMENTE a la la Nación-Ministerio de Defensa-


Policía Nacional y a la Fiscalía General de la Nación a pagar al señor Florentino
Miguel Cotes Yépez la suma equivalente a veinte (20) salarios mínimos legales
mensuales vigentes, a la ejecutoria de la sentencia por concepto de perjuicios
materiales en su modalidad de daño emergente.

Quinto.- La entidad que pagare las condenas aquí impuestas podrá repetir contra
la otra demandada, de acuerdo con las proporciones señaladas en la parte motiva.

Sexto.- NEGAR las demás pretensiones

Séptimo.- Todas las comunicaciones que se ordena hacer en esta sentencia


serán libradas por el a quo.

Octavo.- DESE CUMPLIMIENTO a lo dispuesto en los artículos 176, 177 y 178 del
Código Contencioso Administrativo y 115 del Código de Procedimiento Civil

CÓPIESE, NOTIFÍQUESE, CÚMPLASE Y DEVUÉLVASE

STELLA CONTO DÍAZ DEL CASTILLO


Presidenta de la Sala

RAMIRO PAZOS GUERRERO


Magistrado

DANILO ROJAS BETANCOURTH


Magistrado

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