La historia de la humanidad está llena de individuos que, por su apariencia, origen,
raza, situación económica y demás elementos de su contexto, se perfilaban a para ser unos “Don Nadie”, pero, su misma adversidad los llevó por un camino inesperado hacia el éxito y la fama. Así mismo la biblia, está totalmente llena de este tipo de personajes “Don nadie”, personas como cualquiera de nosotros que encontraron terribles adversidades que, en vez de destruirlos, los catapultaron hacia un propósito más elevado que sus propios sueños y anhelos personales. Noé, Abraham, Jakob, Moisés, Josué, David, por nombrar algunos, pero la lista es enorme. Gento que no pintaba para nada especial en la vida, llegó a ser gente muy sobresaliente, llegaron al cuadro de honor de la biblia. Pero, hay un caso en particular que llama la atención, pues él sí pintaba para mucho, pero estando en un camino lleno de flores y honores, de un momento a otro se halló inmerso en la contradicción más absurda y oscura que haya podido si quiera imaginar. Su familia, sus sueños, su mundo entero se le vino en contra sin una aparente explicación, y de príncipe, pasó a ser un inocente tras las rejas.