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Cuadernillo de Jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humano No. 7, tomado el 13 de septiembre
de 2017 de www.corteidh.org.cr/tablas/r33825.pdf
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http://conceptodefinicion.de/tratado-internacional/
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http://www.corteidh.or.cr/tablas/R06857-3.pdf
sino aquellas que tienen que ver con los derechos humanos y que se aplican de manera
directa teniendo en cuenta la dignidad humana muy a pesar de que existe una margen
de apreciación, lo que brilla por su ausencia es un procedimiento claro para aplicar una
declaración o acuerdo internacional, pues no existe una manera uniforme dentro del
ordenamiento interno, lo que se puede entender es que la Declaración Americana de los
Derechos y Deberes del Hombre, es un preámbulo a la Convención Americana por tanto
los valores que contienen afectan las relaciones sociales de todos los estados que
conforman la OEA, por eso lo importante de este procedimiento.
Aplicación de la Declaración existe, pero no de manera directa, sino por vía de
interpretación, pues la fuerza vinculante de la que gozan los tratados
desafortunadamente es ajena para el caso de la declaración estudiada pues de alguna
manera los Estados no pretenden renunciar a una esfera que es de su dominio reservado
por lo que no se les doto de obligatoriedad, no quiere decir que sus disposiciones no
sirvan pues contienen reconocimientos de derechos en donde se encuentran implícitos
valores superiores de los que no es licito apartarse4
Dentro de análisis de las providencias proferidas por la Corte Constitucional se puede
evidenciar que al momento de presentarse una vulneración a los derechos humanos, los
jueces y magistrados aplican en conjunto la normativa internacional, es decir, se tiene en
cuenta que existe todo un marco normativo de orden transnacional, pero a ciencia cierta
no se cuenta con la claridad suficiente al momento de la aplicación normativa, lo anterior
quizá debido a que muchos juzgadores dentro de las jerarquías de competencia no
cuentan con la diferenciación entre Tratados, Convenciones y Declaraciones
supranacionales, sumado a esto, se tiene que el contenido es muy similar en cuanto a
los derechos humanos y su protección, ejemplo de ello, es que la Declaración Americana
de Derechos y Deberes del Hombre, la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, la Declaración Universal de Derechos Humanos y el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, consagran la protección del derecho a la igualdad en un
mismo sentido, adicionando además que la misma Constitución Política de Colombia en
su artículo 13 superior establece la protección de éste mismo derecho humano dándole
el carácter de fundamental, entonces, al momento de conculcarse el derecho a la
igualdad, el juzgador tiene a su mano una pluralidad de círculos normativos encaminados
a un mismo fin (garantizar la protección de un derecho humano), pero no puede
determinar a ciencia cierta cuál es la manera adecuada de motivar su decisión en caso
de ordenar la tutela de lo peticionado, en razón a que por un lado debe acatar la
constitución interna y su calidad de norma superior, y por otro lado la misma constitución
le ordena utilizar las herramientas internacionales por medio del bloque de
constitucionalidad. Ahora bien, claro es que es los derechos humanos son para todas las
personas sin distinción alguna, entonces lo adecuado sería que aplicara las normas de
carácter internacional, bajo el simple raciocinio de que Colombia conforma la comunidad
internacional y hace parte de los organismos que la conforman, sin embargo esta
conclusión se empieza a desvanecer al presentarse conceptos como vinculatoriedad y
soberanía, ¿cómo integrar todos los anteriores conceptos de manera conjunta y
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http://www.corteidh.or.cr/tablas/R06857-3.pdf
unidireccional?, la respuesta no es clara aún, pero hay una luz que poco a poco se va
abriendo camino a través del control de convencionalidad.
La aplicación de la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
a ordenamiento interno, podría solventar eficazmente la problemática de la
vinculatoriedad que se expone, en el sentido de entender y aceptar que los derechos
humanos trascienden a la soberanía de las naciones y deben respetarse por encima de
cualquier disposición interna, desembocando en un solo marco normativo integrado de
protección a los mismos, que sería algo utópico pero no imposible, tal vez equiparable a
establecer un solo idioma para todas las personas (en lo que jurídicamente respecta),
consecuentemente llegar al concepto básico que somos ciudadanos del mundo y a todos
nos aplica la misma protección, aunque falten muchos años de discusiones y pasos
fundamentales de respeto y armonía entre todas las naciones.
No se puede dejar de lado que la Declaración Americana de los Derechos y Deberes
del Hombre trae consigo una especie de obligaciones básicas para el desempeño ideal
dentro de la sociedad, a lo que en su capítulo II denominó “deberes” pues no es suficiente
solo con acordar garantías, sino que además se idea unos deberes mínimos tanto para
las personas como para los mismos Estados, a fin de llegar a la sociedad ideal, empero
con el transcurso y desarrollo de la internacionalización de los derechos humanos, se han
dejado de lado los deberes establecidos en la Declaración, debido principalmente a las
problemáticas internas de cada país.
¿Deben los jueces internos de cada país aplicar en sus providencias lo referente a los
deberes del hombre contenidos en la Declaración Americana de 1948?, si bien es cierto,
existen las herramientas para ello, sea el bloque de constitucionalidad o el control de
convencionalidad, no se ha dicho mucho al respecto, en razón a que el enfoque resulta
ser la protección de la persona a la cual se le han vulnerado sus derechos y nada se
motiva respeto de los deberes básicos de la persona, para dar un ejemplo más claro, que
sucedería si en un caso en donde se pretende por parte de una persona se proteja su
derecho humano a la educación (artículo XII de la Declaración) y un juzgador aplicara no
solamente la garantía del mismo, sino que además diera una relevancia mayor al caso e
integrara el deber mínimo de obtener la instrucción primaria, pues esto esquematiza tanto
los deberes de las personas como los del Estado mismo, hasta el punto de que la
normativa internacional podría tener intervención directa incluso en las políticas públicas
internas. O en el caso en que una persona pretenda que se le proteja su derecho
fundamental al trabajo, y el juez nacional determine que no solo se le debe garantizar el
mismo, sino que además el Estado debe brindar las facilidades para que éste pueda
cumplir con su deber de trabajar y generar beneficios a la sociedad misma, lo anterior
pone de presente que la aplicación de la Declaración no es unidireccional sino que implica
una normativa que pretende en su finalidad más básica la conformación de una sociedad
ideal, y que el control de convencionalidad debe aplicarse en un sentido lo
suficientemente amplio para cumplir su finalidad.
No cabe duda de que sea la manera que se escoja, el camino siempre llevará a que la
Declaración sustente las decisiones de los jueces, nacionales e internacionales, pues su
fuerza vinculante no deriva de su creación sino de su desarrollo, del fondo que conculca
y de la riqueza que posee.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS