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La Psicoterapia ha evolucionado a través de los siglos de “algo que hacerle a alguien”, a “algo que
uno mismo se hace”. En eras antiguas, entre los mayas y los egipcios, se practicaba la trepanación,
como una forma de aliviar la presión intracraneal liberando los demonios del demente. En eras más
moderna, con duchas de agua fría, cadenas y confinamiento, después, con descargas eléctricas y
camisas de fuerza. Más modernamente con psicofármacos.
Sigmund Freud y Carl Gustav Jung comenzaron a aplicar métodos menos aversivos, sobre todo en
casos catalogados como de neurosis (enfermedades de los nervios), que hacían posible el
tratamiento ambulatorio. Aparentemente fue Jung quien comenzó a aplicar métodos
“autoterapeúticos”, incluyendo la pintura, la música y la danza, aunque por lo menos en algunos
casos conocidos, con el adendum de la receta freudiana tradicional para la cura de las neurosis:
“Penis normalis, dosim repetatur”, administrada directamente por el terapeuta. Freud, más
victoriano, prefería confinar a sus pacientes, al diván, relegándolo a una manipulación del
pensamiento asociativo, con escaso ó nulo compromiso tanto corporal como afectivo.
Esa visión esquizofrénica, escindida de la terapia, ha seguido siendo aplicada a medida que surgían
las diversas modalidades, en base a los paradigmas dominantes en cada época, ó al paradigma
personal de su “descubridor”, lo cual dio lugar al surgimiento de las diferentes denominadas
“escuelas”.
Para el psicoanálisis y sus derivados, sigue siendo tomado como válido, la elaboración progresiva de
los recuerdos, sueños y pensamientos del paciente. La Gestalt, tal como fue implementada
psicoterapéuticamente por Frederick Perls, incluyó el diseño de “experimentos terapéuticos” y de
ejercicios (Silla Caliente, Silla Vacía, etc.) que suponían el uso de técnicas abreativas con alto
compromiso afectivo del paciente. Milton, Erickson incluyó el elemento realizador, proponiendo
conductas terapéuticas que planteaban cambios en el “estilo de vida” del paciente, incluyendo incluso
cambios en su apariencia personal, para lo cual utilizaba “proveedores cooperantes” (sastres,
peluqueros, etc.), lo mismo que la escuela llamada “conductista” (en realidad, toda intervención en
la conducta humana, es conductista). El Condicionamiento Operante suponía que el paciente realizara
actividades que involucraban una desensibilización progresiva hacia comportamientos que habían
derivado en fóbicos.
Más actualmente, la Terapia Racional Emotiva, tiende a involucrar además de dominio racional ó
mental, el emocional ó afectivo.
El Dominio Espiritual, vinculado con la Conectividad del individuo en cada uno de sus contextos donde
se desempeña, desde su vinculación con el Creador de la Vida, hasta sus relaciones con la pareja, la
familia, el grupo y la sociedad en su conjunto; el Dominio Mental, vinculado con todos los procesos
del pensamiento; el Dominio Afectivo, vinculado con las emociones, los afectos y las querencias; el
Dominio Corporal, vinculado con la Salud y el bienestar físico; y finalmente el Dominio Realizador,
que se corresponde con el despliegue de todas las potencialidades ó talentos humanos en su
desempeño en el ambiente y en relaciones con las otras personas con las cuales interactúa en cada
uno de los contextos.
La dinámica del cambio sistémico, impone que, para lograr modificar patrones de comportamiento
en alguno de los diferentes dominios, se requiere a su vez activar los demás, de manera tal que cada
Dominio se apoya ó refuerza, se potencia sinérgicamente con los otros cuatro.
Para que se efectivo un cambio a nivel Espiritual, se requiere el compromiso de los Dominios Mental,
Emocional, Físico y Realizador. Para generar cambios en el Dominio Mental, intelectivo, se requiere
el compromiso de los Dominios Espiritual, Emocional, Físico y Realizador. Para lograr cambios
significativos y duraderos en el Dominio Afectivo, se requiere el compromiso de los Dominios
Espiritual, Mental, Físico y Realizador. Para lograrlos en el Dominio Físico, se requiere el compromiso
de los Dominios Espiritual, Mental Afectivo y Realizador. Por último, para lograr cambios significativos
y perdurables en el Dominio Realizador, se requiere el compromiso de los Dominios Espiritual Mental,
Afectivo y Físico ó Corporal.
Cualquier otro abordaje, resulta muy lento, disperso, poco congruente, poco duradero y su impacto
tenderá a ser poco significativo.
El cambio, tiene por lo tanto dos corolarios imprescindibles: Que sea Auto-administrado como algo
que uno hace para sí, basado en una condición de “quiebre” preexistente, es decir que la persona
quiera y asuma la responsabilidad de “ser mejor de los que es”. Imprescindiblemente el cambi
requiere estar centrado en la responsabilidad y la decisión personal de lograr avances significativos
en la propia Calidad de Vida, y que sea integral, es decir que abarque los distintos campos ó dominios
de la Experiencia Humana.
La Dinámica del Cambio se basa en primer lugar en el Proceso de Expansión de la Conciencia, lo cual
abre la puerta de la Vivencia, del Insigth, del “darse cuenta”. La Expansión de la Conciencia, permite
un cambio en la percepción, de manera tal que los contenidos de la memoria puedan ser “re-
simbolizados” (Mi Papá si me amaba, pero tenía limitaciones afectivas que le impidieron ser mejor
de lo que fue. Me toca a mi derribar esas barreras, fruto del aprendizaje existencial, en mi mismo e
impedir su fatídica transcendencia transgeneracional).