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CAPITULO V

LOS PRIMEROS POBLADORES


Hasta aquí se ha presentado un cuadro ca puesto que, para las fechas en las que los ha-
general de las condiciones ambientales que el bitantes de las costas del Pacífico, del lado asiá-
hombre encontró al llegar al Continente ameri- tico, estaban en posibilidad de construir elemen-
cano, considerando las variaciones que en ese cua- tos de transporte marítimo de la suficiente capa-
dro general significan los cambios climáticos acae- cidad como para cruzar tan nada pacífico océano,
cidos con motivo de las glaciaciones, en realidad América ya estaba habitada por seres humanos.
la última, con sus estadiales e interestadiales y Los primeros habitantes de Polinesia lle-
lo que esto puede haber ocasionado, en cada caso, garon a esta área poco después de 1500 a.C., a
a lo largo y a lo ancho de América. las islas Tonga, con un indudable conocimiento
El magnífico y cambiante escenario en el de la navegación y la capacidad de construir gran-
que se va a desarrollar lá gran obra que fue el po- des canoas, para efectuar travesías prolongadas.
blamiento de todo un Continente espera a sus Desde ahí, a lo largo de los siguientes 2.000 años
personajes y una de las preguntas, la primera, es se fueron asentando en el resto de Polinesia, vi-
la de quiénes fueron, con lo cual también se sitando virtualmente todos los lugares compren-
plantea de dónde vinieron, pues todos los demás didos en el triángulo que forman Hawaii, la Isla
continentes, salvo Australia, estaban ya pobla- de Pascua y Nueva Zelandia (Bellwood, 1 9 7 8 ) .
dos por seres humanos. Por las fechas, si alguna vez alcanzaron América,
Al decir quiénes fueron y de dónde vinie- no participaron en su poblamiento.
ron, aparentemente dos preguntas distintas, se También dentro de las ideas difusionistas
resume a una sola, pues según de donde hayan está el trabajo de Greenman ( 1 9 6 3 ) quien hace
venido se trata de un grupo humano específico o llegar a América gente del Paleolítico superior
de otro. A este respecto se han manejado, desde europeo, en el que incorpora al Musteriense. Pa-
que se comenzó a inquirir sobre este asunto, di- ra llegar combinaron el viaje entre kayaks, que
versas posibilidades, concretamente cuatro: de como tales interpreta algunos dibujos de cuevas
Asia, por Bei'ing; también de Asia, pero navegan- europeas, y umiaks, también surgidos de la mis-
do por el Pacífico; de Australia, por la Antártida ma fuente informativa, a lo que se une el ir de
y de Europa, por el Atlántico, También, como iceberg en iceberg, de los muchos que hacia el sur
se indicó en páginas anteriores, se ha querido que surcaban el Atlántico de! Norte durante la última
de Africa llegasen negros a América, pero esta glaciación, encontrando en las masas de hielo flo-
teoría no merece más atención que la que ya se tante el agua dulce para beber, fundiendo el hie-
ha dado. lo, y el pedernal y la pirita que, como rocas en-
Se ha señalado que la posición actual es globadas en el hielo, les permitían hacer arte-
la de aceptar que los primeros habitantes de factos y producir fuego durante la travesía, ali-
América llegaron pasando por Bering, pero se mentándose de los productos de la pesca y cace-
hace necesario ampliar algo las razones que con- ría de mamíferos marinos. La crítica recibida,
ducen a tal afirmación, para lo cual conviene ana- obviamente, no deja lugar a dudas en cuanto a lo
lizar, aunque sea brevemente, las otras teorías. descabellado de la idea.
La idea de una navegación por el Pacífico, El poblamiento por gente de origen aus-
tomando en cuenta los datos de Cruz [op. cit.) y traliano, que en un tiempo fue considerado como
el análisis de Heyerdahl {op. cit.) queda descarta- posible, en realidad tiene dificultades insupera-
da, por cuanto a las corrientes o vientos contra- bles. La hipótesis fue lanzada por Mendes Correa
rios para efectuarla, a lo que se une otro aspecto, ( 1 9 2 5 , 1 9 2 8 ) y retomada por Rivet (1925b,
nada despreciable, de la imposibilidad tecnológi- 1926b y 1 9 4 3 ) y consiste en un movimiento que

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desde Australia pasa por Tasmania y desde ahí ca, sin negar, como ya se ha expresado, el que
pudo haber seguido dos rutas, una por las islas en tiempos más tardíos haya podido haber otros
Macquarie, Esmeralda, Auckland, Campbell y aportes.
Balleny, hasta alcanzar la masa continental antár- En la historia geológica del estrecho de
tica en el Cabo Adare, y a la entrada del mar de Bering durante el Cenozoico tardío (Petrov,
Ross, el cual hubieran cruzado para luego reco- 1 9 7 6 ) se ve que el papel más importante en la
rrer las Tierras de Marie Bird, Ellsworth, Palmer formación del estrecho y del puente fue el que
y Graham, hasta alcanzar las islas de Shetland jugó la tectónica, aunque el puente existió desde
del Sur, desde donde llegarían al Cabo de Hor- el Mioceno medio hasta el Plioceno temprano y
nos; la otra ruta hubiera sido en sentido opuesto, al principio del Pleistoceno medio y el superior.
dándole al Polo Sur la vuelta por el otro lado hasta Los límites occidentales del puente te-
también llegar al mismo punto del movimiento rrestre de Bering fueron muy modificados por la
anterior. neotectónica durante una etapa que va del Plioce-
Se partía del concepto de que una retirada no final al Pleistoceno temprano. Esta modifica-
del hielo dejaría la costa libre, aunque se recono- ción fue causada más bien por un cambio en el
cía la mínima habilidad de navegación de los aus- orden mayor de la distribución y complicación
tralianos, pero el problema mayor estriba en que, de las morfoestructuras, que por la activación de
aun en la actualidad, cuando se admite que esta- movimientos diferenciales de bloque. Así, la ac-
mos en un interestadial, los hielos alcanzan el tividad de la zona principal de fallas transversas
paralelo 60" de latitud S. normalmente, los pe- de Krasnoozerk, junto con la actividad volcánica
queños sectores de costa que se liberan por pocas de la elevación Koryak central, alteraron el curso
semanas del hielo durante ese tiempo apenas so- de los ríos, instaurando un nuevo parteaguas
brepasan temperaturas sobre cero y se reconoce Okhost-Bering hacia el oeste de la meseta de
que la Antártida registra las temperaturas más Anadyr (Dort-Goltz y Tereskhova, 1 9 7 6 ) .
bajas del mundo (hasta —92,7°C), que el vien- El mar de Bering consiste en una cuenca
to, que sopla constantemente, es huracanado con abisal que quedó aislada del Océano Pacífico por
frecuencia, juzgándose los mares que bañan ese el desarrollo de la cresta Aleutiana, hacia fines
continente helado los más tormentosos de la del Cretácico, y por la formación de una ancha
Tierra. área de plataforma continental que primero se
Es admisible que, en el tiempo en el que hundió, hacia mediados del Terciario. Se ha pos-
se emitió esta hipótesis, los conocimientos cien- tulado que los sedimentos erosionados en Alaska
tíficos sobre la Antártida no estaban tan adelan- y en Siberia durante el Cenozoico quedaron atra-
tados como hoy en día (Zavatti, 1969; National pados en cuencas de hundimiento de la platafor-
Geographic Society, 1 9 8 1 ) por lo cual podía ma de Bering y en cuencas abisales durante el
verse la situación con cierto optimismo. Terciario, reunidos en levantamientos continen-
Hay que añadir que ahora sabemos que tales y en depósitos de llanuras abisales del mar
el poblamiento de Tasmania es de hace unos de Bering durante los períodos en los que en el
8-9.000 años, lo que se contrapone con las fechas Pleistoceno el mar estuvo en niveles bajos, y ge-
de los hallazgos de América, (Mirambell, 1 9 8 0 ) . neralmente han sido transportados hacia el norte
De todo lo expresado queda en claro que desde la plataforma de Bering por el estrecho del
la posibilidad de paso por Bering es la más se- mismo nombre al Océano Artico en las etapas
gura y que lo que queda por dilucidar es la fecha de alto nivel del mar en tiempos pleistocénicos y
más temprana de la llegada del hombre a Améri- holocénicos.

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El rellenamiento de las cuencas de hundi- o practicabilidad. Esto sin tomar en cuenta que
liento de la plataforma estuvo dominado por la en los meses del año en los que el paso sobre el
edimentación continental en el Terciario tempra- hielo es posible tienen, a la vez, fuertes tormen-
0 y por la deposición marina en el Terciario tas y que no se hace necesario arriesgar la vida
ardió. La alteración del curso de los ríos, origi- salvo, ya se ha dicho, si hubiera fuertes presiones
ada en el levantamiento de la cordillera de demográficas, que no parece haber sido el caso.
vlaska durante el Mioceno incrementó el área de Por la zona del Océano Artico el hielo
renaje del Yukón en más del doble y por este se une a la costa durante la mayor parte del año,
ambio quedó el Yukón como la mayor fuente de siendo pocos los meses, más bien semanas, del
edimentos fluviales (el 9 0 % ) que alcanzaron verano en los que el mar, en cercanías de la costa,
1 mar de Bering y aceleraron fuertemente los es navegable. Por la parte de Siberia Noreste,
rocesos de sedimentación en las cuencas. desde el mar de Laptev al Chukchi, incluyendo el
En el período Cuaternario asistimos pro- del Este de Siberia, la plataforma continental se
lablemente al que fue el cambio de dos modos extiende hasta casi el paralelo 75, con lo cual,
e sedimentación. Cuando el nivel del mar des- durante los tiempos de bajo nivel del mar, las islas
endía glacioeustáticamente, el Yukón y otros de la Nueva Siberia, las De Long y la Wrangel
ios extendían sus cursos por la plataforma con- quedaron incorporadas al continente, mientras
inental y enviaban sus sedimentos en la mayor que los grandes ríos siberianos Lena, Indigirka
arte a la cuenca abisal. Cuando el nivel del mar y Kolyma, extendían sus meandros por la gran
ra alto, gran parte de los sedimentos del Yukón planicie ártica que había quedado al descubierto.
ran barridos hacia el norte por la acción de las También esta zona, en los inviernos actuales, se
orrientes a través del estrecho de Bering y se cubre por hielo ártico hasta la costa, liberándose
epositaban en la plataforma continental del nor- pocas semanas al año (Naugler, et. al., 1 9 7 4 ) .
2 (Nelson, et. al, 1 9 7 4 ) . En opinión de diversos autores, resumi-
Durante un interglacial, o durante un in- das en Hermán ( 1 9 7 4 ) el Océano Artico estuvo
;restadial, las condiciones del mar de Bering en totalmente cubierto de hielo durante las glacia-
I estrecho del mismo nombre y en el Pacífico ciones.
•lorte, así como en las costas del Océano Artico, Una reconstrucción teórica del clima de
on las que existen en la actualidad, con mínimas Beringia durante las épocas glaciares, en los pe-
iferencias, si es que existe alguna. De acuerdo ríodos más bajos, fue presentada por Sergin
on ello el mar de Bering y el estrecho, están cu- y Shcheglova ( 1 9 7 6 ) partiendo de la combina-
•iertos de hielo en su mayor parte, teniendo la ción de los factores globales y locales que climá-
layor extensión en el mes de febrero, área que ticamente se presentan en la actualidad en las par-
e va reduciendo hasta que el mar ocupa todo a tes bajas de las líneas costeras de los continentes
ines del verano y gran parte de otoño, cuando del hemisferio Norte y se tomaron como caracte-
1 hielo vuelve a establecerse (Dunbar, 1 9 6 7 ) . rísticas los promedios relativos de la tempera-
'or la parte del Océano Artico, la severidad del tura del aire, anuales y de enero y julio, así como
lima hace que la masa de hielo flotante que lo la precipitación anual y de invierno, a lo que se
ubre prácticamente libere las costas árticas unos unen los datos del clima glacial del Pacífico
ocos meses del año, los últimos del verano, por Norte. De acuerdo con los resultados, las tempe-
3 cual los partidarios del paso sobre el hielo, en raturas anual y de enero disminuyen considera-
ualquier momento dentro de los interestadiales blemente, mientras que la de julio aumenta. Las
interglaciares, pueden reclamar la posibilidad. precipitaciones anual e invernal también disminu-

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yen abruptamente. El resultado es que las mejo- rica y que penetraron en Asia cuando existió el
res condiciones para el desarrollo de la vegeta- puente terrestre de Bering. Algunas de estas es-
ción, y con ello para los movimientos de los pecies americanas tienen sus raíces genéticas en
grandes mamíferos, probablemente existieron en Asia, habiendo emigrado sus antecesores en tiem-
la zona central de Beringia, caracterizada por ve- po Illinois {Dryas intergrifolia, Acomastylis rosii,
ranos más calientes y soleados y poca cubierta de etcétera) pero la mayoría de las especies ameri-
nieve en el invierno. canas se originaron en el NW americano donde se
Yurtsev ( 1 9 7 6 ) en un trabajo en el que observa diversidad específica de numerosos géne-
caracteriza la Paleogeografía de Beringia median- ros: Arnica, Dodecatheon, Antennaria, Castille-
te la Fitogeografía, delimita Beringia como unido ja, etc. Es de suponer que esta diferenciación tuvo
a las épocas en las que existía el puente terrestre, lugar durante las glaciaciones del Pleistoceno,
delimitándolo como el área que se extiende desde cuando en el Noroeste norteamericano quedaron
el río Kolyma al río Mackenzie, siendo biogeo- libres de hielo algunas áreas.
gráficamente diferente de Huí tenia (la cadena de
La interpretación evolutiva de la distribu-
las islas Commandet-Aleutia) y Angaris Norte
ción reciente de las especies americanas en Chu-
(Norte de Siberia Central) a la vez que establece
kotka, conduce a la conclusión de que hubo dos
el término Megaberingia, incorporando todo el
olas migratorias desde Alaska, una durante el
sector de Beringia, Hultenia, Okhotia, Angaris
Wisconsin temprano y otra durante el Wiscon-
Norte y la mayor parte del sector Eoártico, esen-
sin tardío. Los representantes de la primera olea-
cialmente al laboratorio florogenético de las zonas
da penetraron profundamente en Asia.
norteñas del Holártico. En lo que nos compete,
Grichuk ( 1 9 7 6 ) señala que las áreas que ocupa- Por características climáticas y edáficas es
ron algunas especies y géneros extintos, o fuerte- posible decir que unas especies emigraron por la
mente disminuidos, del noroeste de Eurasia y parte continental nórdica de Beringia, mientras
Norteamérica, permiten establecer la existencia que otras lo hicieron por las partes oceánicas de!
de un continuum florístico. La reconstrucción de sur.
estas áreas continuas, con la evidencia paleobo- Dentro de la fauna existe la seguridad de
tánica, testifica que en distintas épocas del Ce- movimientos intermigratorios transberíngicos en
nozoico tardío existió Beringia, tanto en los pe- tres episodios; en el Blancan temprano, en el
ríodos de calentamiento como en los de enfria- Blancan tardío y la transición Irvingtonian-Ran-
miento y que la separación de Asia de América cholabrean, en lo concerniente a los carnívoros
lo fue por períodos relativamente cortos. Claro (Kurtén, 1 9 7 6 ) .
está que este enfoque, al incluir todo el Ceno-
Si se examinan las migraciones de mamí-
zoico tardío, incorpora tiempos mayores de los
feros a través del puente terrestre de Bering desde
que atañen al Pleistoceno, pero es significativo
el punto de vista ecológico y zoogeográfico, los
por cuanto a que los seres humanos no encon-
mamíferos recientes norteamericanos pueden
traron diferencias mayores entre las floras de uno
agruparse de acuerdo con comunidades ecológicas
u otro lado del estrecho.
mayores; tundra, taiga, bosques deciduo, estepa,
La prueba de ello la aporta Kozhevnikov desierto y alpina. La proporción de especies y
( 1 9 7 6 ) pues en la flora reciente de Chukotka se- superespecies de tundra que tienen distribución
ñala que se han identificado más de 30 elemen- Holártica es muy alta entre los mamíferos y las
tos americanos, representantes de especies que, aves, algo menor entre las especies de la taiga y
en su mayor parte se encuentran en Norteamé- la alpina y muy pequeña para el resto.

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Yendo más lejos en el estudio, el grado Es cierto que la distancia entre el cabo
de afinidades taxonómicas es mucho más alto para Dezhev, la proyección más oriental de la penín-
las especies de tundra y algo menos para las de sula de Chukotka, y el cabo Príncipe de Gales
taiga y alpinas. Los taxa de desierto y estepa del la más occidental de la península de Seward, es
Neártico y Paleártico están relacionadas a nivel de apenas 90 kilómetros y que además, a medio
sub-genérico o de "grupos de especies", y las camino existen dos islas, la Pequeña y la Gran
formas de bosque deciduo tan sólo muestran afi- Diomede y que desde el mes de noviembre hasta
nidades cuestionables. el de junio el estrecho de Bering se cubre de
Los datos ecológicos y zoogeográficos, por hielo, con lo cual puede hacerse el tránsito a pie,
lo tanto, sostienen las conclusiones siguientes: pero hay que tomar en cuenta que en esa época
1) el medio ambiente del puente terrestre de del año hay terribles tormentas que rompen y
Bering era de tundra o estepa fría en el Pleisto- amontonan el hielo, con lo cual el pasar no es
ceno tardío, parcialmente taiga en el Pleistoceno tan sencillo; también se puede pensar que en los
medio o temprano y también parcialmente estepa meses veraniegos, cuando no hay hielo es posible
en el Pleistoceno temprano.y tardío; 2 ) las ba- cruzar el estrecho navegando, pero para hacerlo,
rreras aislantes entre el Neártico y el Paleártico como lo hacen todavía los ribereños, se necesita
han sido competitivas, tanto como ecológicas y disponer de elementos de navegación, los cuales
físicas; 3 ) existe una correlación entre el tiempo no parecen haber podido existir en las fechas de
de aislamiento en el área de Bering y el grado de llegada de los que fueron los primeros, a causa
diferencia genética de poblaciones holárgicas re- de su bajo desarrollo tecnológico. Es más sencillo
lacionadas, que puede permitir estimaciones de la y racional suponer que gente que vivía en Asia,
velocidad de evolución en varios linajes de aves ya aclimatada a la zona ártica, cuando bajó el ni-
y mamíferos (Hoffmann, 1 9 7 6 ) . vel del mar fue penetrando, insensiblemente,
Se ha visto que desde tiempos geológicos hasta alcanzar América. Si el mar bajó 70 o 120
muy remotos la región no ha sufrido cambios ma- metros la plataforma submarina Bering-Okhotsk
yores y cuando los ha habido fueron a causa de quedó en gran parte al descubierto, pudiendo ha-
las oscilaciones climáticas que han marcado las ber alcanzado, en su eje N-S más de 1.000 km.
etapas glaciares e interglaciares. Entre el extremo Inhóspita en su ribera ártica, no sucedía lo mis-
oriental siberiano y el occidental de América en mo en la que corresponde al Pacífico Norte, pues
esta parte del mundo no hay diferencias mayores, la corriente cálida de Kuro-shio, al no encontrar
salvo, quizá, las de orden orográfico que se perci- la ártica que corre al sur a lo largo de las costas
ben entre Chukotka y Alaska, pues esta última de Kamchatka, estaría menos refrigerada, con lo
tiene un gran valle central, el del Yukón, y no cual las posibilidades de explotación de los abun-
hay nada semejante del otro lado. Flora y fauna dantes recursos marinos debieron ser muy gran-
son las mismas y ambas partes comparten los des. Se sabe por estudios del contenido polínico
mismos mares, el Chuktokta y el Bering. de algunos núcleos de perforaciones en lo que
El efecto climático de mayor importancia ahora está bajo el agua, que la vegetación era de
fue el del descenso del nivel del mar. Si desde tundra y que, a lo largo de los cursos de agua y de
que éste bajó 45-50 m. Asia y América quedaron los lagos y lagunas que se formaron en la llamada
unidas al desaparecer el estrecho de Bering y Beringia, existían árboles, por lo cual es natural
poder pasar de un lado a otro a pie enjuto, que- que existiera también la fauna apropiada a esas
daba abierta una ruta practicable todo el año. latitudes.

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En el lado siberiano las cordilleras de biendo por su izquierda otro cauce, desprendido
Verkhoyansk, Shuntar Khayata y Kolyma forfnan del conjunto de glaciares existente en el extremo
un arco, abierto hacia el norte, que estuvo cu- Oeste de la Cadena Chukchi, para ir a desembo-
bierto de glaciares durante los máximos glaciales, car en la parte Noroeste del mar de Bering de
dejando las cuencas de los ríos Yana, Indigirka aquella época. A poca distancia de esta desembo-
y Kolyma Hbres de hielos y, a causa del descenso cadura estaba la del río que se alojaba en el ahora
de los mares, extendiendo ampliamente sus cur- valle marino de Chaplin, río que recibía aguas de
sos hacia el mar de Leptev y el mar Oriental de fusión de los glaciares de la zona Este de la ca-
Siberia, siendo tal la extensión de estas llanuras dena Chukchi y del lago Merklin.
que incluían, cpmo montañas, el archipiélago de Este lago, de gran extensión, se había
Nueva Siberia y la isla de Wrangel, en las cuales formado al pie escarpado del extremo Noreste de
se han hecho hallazgos de osamentas de mamutes la península Chukchi, ocupado por otro conjunto
y otros animales. de glaciares, y también recibía aguas desde el lago
Más al Noreste, entre las montañas Chuk- San Lorenzo, formado al Norte de la isla que le
chi, el extremo NE.de las Kolyma y las Koryak da el nombre, y que drenaba por el ahora valle
se extendía la cuenca del río Anadyr, que desem- marino Kookoolik. A este gran lago Merklin tam-
boca en el mar de Bering. La Cordillera Central bién llegaban, por el Noreste, los cursos de agua
de la península de Kamchatka, al igual que todos inscritos en los actuales valles marinos de la isla
los conjuntos montañosos mencionados, poseía King y de Fort Clarence, con la posibilidad de
abundantes glaciares, que llegaban hasta el mar que en algún tiempo el río Yukón, cuyo cauce
de Bering unos y al de Okhost, otros. El. mar divagó de sur a norte y de norte a sur, también
últimamente citado era casi inexistente durante haya enviado sus aguas, a través de las depresio-
una glaciación, pues su poca profundidad hacía nes que se alojan en el estrecho de Shpanberg,
que casi todo él quedase en seco. al este de la isla de San Lorenzo.
Lo que ahora es el estrecho de Bering, Por el extremo norte del lago Merklin
con el mar Chukchi al norte y el de Bering al sur, salía un cauce, por el valle marino de Bering, que
presentaba un panorama interesante. recibía por su margen derecha un afluente for-
Se habían producido cambios mayores en mado por la unión del río Kobuk con el Nonatak,
los sistemas hidrológicos, con motivo del descen- para formar, desde esa confluencia, el valle ma-
so del nivel del mar que, a su vez hizo que las rino Hope que, a la altura de la isla de Wrangel,
islas Diomedes, la King, la San Lorenzo, la San al SE de ella, recibía los cauces de lo que ahora
Mateo, la Nunivak y las Pribiloff quedasen como son el Vankarem y el Anguem, el primero venido
altas montañas que se elevaban sobre un paisaje desde los glaciares de la porción oeste de la ca-
de colinas y valles por los que corrían los ríos for- dena de Chukotka y el segundo del norte de la
mados al extenderse por el territorio que había cadena de Anadyr.
abandonado el mar los cursos de agua que toda- Parece ser que el río Yukón tenía un cau-
vía existen en la región, más los que surgieron de ce, antes de 16.000 aP., que iba hacia el sur, pa-
origen proglacial, desprendidos de los glaciares sando entre la costa E de la isla de Nunivak y
formados en las cadenas montañosas inmediatas. la llanura deltaica formada ahora por la desem-
El río Anadyr tenía lo que es su cauce actual to- bocadura del río Kuskokwin, el cual sería su
talmente cubierto por un glaciar que llegaba algo afluente por la orilla izquierda, para luego correr
más allá de lo que es su actual desembocadura, a lo largo de la península de Alaska con rumbo
pero subsistía en forma de curso proglacial, reci- S W , y desembocar en el Pacífico Norte por cual-

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quiera de los canales que se forman entre las va- se había establecido un nuevo territorio, con
rias islas que se extienden de la de Unimak a la de suficiente capacidad biótica como para permitir
Unalaska. Más tarde comenzó a desplazarse hacia la vida humana de la misma manera que, hasta
el Oeste, primero, quizá pasando al norte de la entonces, se había podido llevar a cabo en la
isla de San Mateo, luego ligeramente al Noroeste parte siberiana.
de la posición anterior, por el sur de la isla de Según sabemos entre 125 y 7 0 . 0 0 0 se
San Lorenzo, y finalmente por el estrecho de instauró el interglacial Sangamon, de 70 y
Shpanberg hacia el Norte, posiblemente envian- 2 8 . 0 0 0 años aP tuvo lugar el subestadio gla-
do sus aguas al lago formado en la costa norte de cial Altoniense, con un descenso del mar entre
esta isla, a través de las depresiones que se en- 55 y 60 metros de 63 a 5 8 . 0 0 0 , otro de 65 y
cuentran al este de ella, que pueden ser los cau- 70 metros, de 53 a 4 2 . 0 0 0 años aP que permi-
ces antiguos del Yukón o bien haber sido lagos tió la formación del puente terrestre de Asia y
nutridos con sus aguas (Knebel y Creager, 1973; América que llamamos Beringia, de 33 a 3 1 . 0 0 0
Knebel, et. al., 1 9 7 4 ) . el nivel volvió a descender y se formó otra vez
Del lado americano de Alaska, al norte el puente. Nada hubo para impedir el paso del
estaban las montañas Brooks, completamente oeste al este, salvo la oposición mental de los
glaciadas, al Este, el borde noroeste del casquete prehistoriadores actuales. Entre 28 y 2 2 . 0 0 0 se
Laurentido, y por el sur la masa de glaciares de situó el subestadio interglacial Farmdale, tiempo
montaña que se desprendía de la cordillera de en el cual ascendió el nivel del mar, aunque por
Alaska, dejando en medio, sin glaciación, toda un corto tiempo; y en el subestadio glacial
la cuenca media del Yukón y la del Kuskokwin. Woodfordiano permaneció sin oscilaciones de 23
En tierra había bisontes, bueyes almiz- a 15.000 años aP alcanzando el descenso del
cleros, antílopes saiga, renos y mamutes, ade- mar más de 90 metros.
más de otros animales más pequeños, todos ellos Es obvio que en esos períodos de des-
comestibles. En las orillas del mar, sobre todo censo del nivel del mar los hombres pudieron
en la parte sur, en las riberas de lo que había deambular de un continente, a otro, o estable-
quedado del mar de Bering,, de clima menos ri- cerse en lo que ahora está cubierto por el mar,
guroso que las prácticamente inhabitables del sin que tuvieran noción alguna de lo que hoy
Océano Artico, se encontraban numerosos mo- nosotros sufrimos con esa imprecisión.
luscos y crustáceos, focas de distintas especies, Sí fue durante el Altoniense, hasta don-
morsas, ballenas y abundantes peces, entre ellos de sabemos la part€ asiática del extremo nor-
los anádromos que, en la estación propicia, re- este quedó aislada del interior por masas de gla-
montaban los ríos que llegaban hasta ese mar, ciares de montaña que descendían de todas las
con sus nuevos cursos labrados en las grandes cadenas montañosas y se unían, a veces, forman-
planicies que había dejado el mar al retirarse. do extensos campos de hielo. Del lado america-
Había algo de vegetación arbórea a lo no estaban los glaciares de montaña, por una
largo de esos ríos y en ciertas depresiones topo- parte, y por la otra el borde oeste y noroeste
gráficas se habían formado lagos, algunos de del casquete laurentido, sin que llegaran a coa-
ellos de carácter tectónico, otros en las fosas lescer ambos conjuntos, dejando entre ellos un
de viejo origen marino. Se elevaban algunas corredor, relativamente amplio, frígido y lleno
montañas, ahora islas las de mayor altura, pero de lagos proglaciales, ya que el curso natural de
había también algunas menores, lo que ahora son las aguas de superficie estaba bloqueado por el
bancos cubiertos por el mar. En pocas palabras hielo laurentido y, aunque el escurrimiento no

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fuera muy grande, por las propias condiciones mos ante regiones de muy baja densidad demo-
de la glaciación, indudablemente existía. gráfica, lo que lleva a que los hallazgos casuales
En el interglacial Farmdaliense las con- que normalmente guían las posteriores investiga-
diciones climáticas mejoraron en las latitudes ciones científicas, son escasos, debido a que no
más altas, pero no se crea que alcanzaron a ser son frecuentes las obras de gran envergadura
ni siquiera como las actuales, sin embargo, es que ponen al descubierto los restos de ocupa-
razonable pensar que en ese tiempo se hizo más ción humana. Está, además, que por causa de
practicable el paso hacia el sur, si es que en esos las características climáticas regionales, tampoco
momentos, al igual que en el tiempo anterior, es posible dedicar el tiempo suficiente a los re-
cuando la glaciación Altoniense, algunos tuvie- corridos de localización, ni a los trabajos de ex-
ron la ocurrencia de abandonar el territorio co- cavación, pues los ciclos en los que el pergelsol
nocido y explotable con la tecnología a su alcan- superior se funde son cortos y la posibilidad de
ce, ya ajustada a ese medio, para buscar otros trabajo, restringida al verano, es de muy poco
territorios, nuevos y distintos. tiempo, a lo que se suman los altos costos que
El subestadi'o glacial Woodfordiano no cualquier trabajo arqueológico representa en es-
genera muchos glaciares en la región siberiana, "nas regiones.
pero en la americana es de mayor intensidad. Conviene recordar que a lo largo y a lo
Se establece otra vez Beringia y se facilita, de ancho del Continente americano se han hecho
vuelta, la posibilidad de explotación de sus re- una serie de hallazgos de ocupación humana que
cursos y con ella, la de ocupación del territorio envían las fechas de la presencia del hombre
y el tránsito hacia el este; sin lugar a dudas el bastantes milenios hacia atrás, pero aquí se to-
valle del Yukón, libre de hielos, era mucho más pa uno con la existencia de un grupo de profe-
apto para la vida que Jas planicies de Beringia, sionales de la prehistoria que se niega a admitir
barridas por el viento helado, en las que tan la realidad de esos hallazgos, pobres, es cierto,
sólo la costa del sur, quizá, tenía mejores con- pero indudables, también es verdad.
diciones que el resto de la región. No es posible dejar de mencionar que el
Aquí tocamos un punto de mucha im- hallazgo que dio el espaldarazo a una mayor an-
portancia y es que, lo que pudieran ser los ya- tigüedad del hombre en América de la pensada,
cimientos arqueológicos clave están ahora bajo el de Folsom, en Nuevo México, en 1926, fue
algunas decenas de metros bajo el agua, a lo mucho más pobre de los que por cierto sector
que se une el que los posibles sitios del conti- ahora son negados. Asimismo, las fechas de pre-
nente, por las especiales condiciones del pergel- sencia humana, aparte de las fantasiosas emi-
sol, por un lado, unidas a ios materiales aluvia- tidas por algunos, han ido retrocediendo y que
les y coluviales, por otro, dificultan mucho su si hace unos 20 años no se pensaba en más de
hallazgo, sin olvidar un factor de enorme impor- 10.000, luego, por razones nunca explicadas, se
tancia, el demográfico. admitió la de 11.000, para que ahora, incluyen-
Al mencionar el tactor demográfico este do algunos recalcitrantes se hable de 15.000-
debe tomarse en su doble aspecto. En uno, el También es verdad que en muchos casos, la ma-
de los primeroí^ ocupantes de la región, que no yoría, se acepta la posibilidad de antigüeclfld
debieron ser niucbos, aunado a que tampoco mucho mayor, de 30 ó 40.000, sin por ello ad-
'?ud!erür deis:: restos muv abundantes. En el mitir ia validezv J e Jos hasta ahora wJ.s «nfiguoí.
en í' a;:i;i;aL pues tanto en el lodo La presencia del hombre en el i'i-'^ri.or
ccr.r" ri siascr.ieno noí erscorjua- dfl Continente a-aísricano, en s:.i porc;;ón r-ic.--.
desde fechas remotas, implica su ingreso por el las Rocosas en el contacto con las praderas altas
camino del Bering. Ahora bien, la manera en la de Alberta, presentaban las mismas condiciones
que desde ese extremo en el noroeste del Con- que las anteriormente citadas.
tinente alcanzó a hacer acto de presencia en los
Este corredor, su existencia o su ausen-
lugares interiores en los que se han encontrado
cia; los movimientos de avances y retrocesos de
sus restos culturales ha motivado dos líneas ma-
los bordes de ambas masas de hielo en la zona
yores de hipótesis que, a la vez se deben a dos
de su existencia; las condiciones climáticas del
posibles rutas. La más antigua es la que preco-
territorio involucrado; las características ecoló-
niza la existencia de un corredor, libre de hielo,
gicas (fauna y flora fundamentalmente) que pu-
que se formaba entre los bordes lobulados del
diera haber tenido, etcétera, fueron motivo de
casquete glacial laurentido, por el Este, y las
una reunión de la Sociedad Americana del Cua-
lenguas extremas de los glaciares que descendían
ternario que se plasmó en la publicación de un
de las cumbres de las montañas Rocallosas, al
volumen editado por Rutter y Schweger ( 1 9 8 0 ) .
Oeste.
La idea de un corredor entre el casquete Es interesante el que los movimientos
de hielo Laurentido y los glaciares de las mon- de ambas masas de hielo no hayan sido simul-
tañas Rocosas surgió como una necesidad fun- táneos y así resulta que los glaciares que hacia
damental para explicar la presencia del hombre el Este descendían de las Rocallosas avanzaban
en América del Norte, en la parte a la ciue los antes de que los lóbulos que se desprendían
hielos no alcanzaron, en fechas alrededor de los hacia el Oeste desde el casquete Laurentido lle-
12.000 años aP. El paso franco desde Alaska gasen a la región del corredor y que cuando por
hasta el centro de lo que ahora son los Estados fin llegaban, los glaciares de montaña están reti-
Unidos de Norteamérica era una necesidad ab- rándose. A esto se une el que tampoco hayan
soluta, sobre todo para aquella escuela de pen- tenido el mismo número de avances y son nota-
samiento que aduce la imposibilidad de la pre- bles las discordancias en el número de depósitos
sencia del hombre en fechas anteriores a los de detritus glacial presente en diversos lugares.
11.500 años. Parece que el avance de los hielos, dentro de
Si se parte de que la última expresión sus desfasamientos, comenzaba por la zona Nor-
de la glaciación Wisconsin, el estadio Wood- te, en lo que ahora son el Yukón y los territo-
ford, se extiende desde 30.000 a 8 . 0 0 0 , inclu- rios del Noreste, para ir desplazándose hacia el
yendo el interestadial Two Creeks, o Great La- sur, terminando en Alberta y la Columbia Bri-
ke, como se le quiera llamar, y el estadio Alton, tánica, región en la que se iniciaba el movimien-
había c{ue buscar la manera en la que la visión to de retroceso, o sea un movimiento de avance
arbitraria que se mantenía tuviese posibilidades de frentes de los glaciares de Norte a Sur y el
reales. Entonces se comenzó a pensar en ese co- de retroceso de Sur a Norte.
rredor, del que no había pruebas, pero que era El cotejo de los diversos autores cuyos
factible, ya que en su extremo Norte, en la zona trabajos conforman el volumen citado permite
de las montañas Mackenzie y a io largo de la asentar que el corredor estuvo posiblemente
frontera actual entre el Yukón y los territorios abierto durante el Altoniense, de 70 a 2 8 . 0 0 0
del Noroeste había huellas de que los hielos de aP. Abierto, lógicamente, en el interestadial
ambos sectores no habían mostrado gran acti- Farmdale, de 28 a 2 2 . 0 0 0 aP, y a veces abierto,
vidad, no habían hecho coalescencia, y de que a veces cerrado, durante el Woodfordiense, de
en su extremo Sur, la parte del somontano de 22 a 10.000 aP.

147
148
A estos datos tan interesantes, deben Luego entonces, sin negar la existencia
añadirse dos observaciones. La primera es res- de un corredor entre ambas masas de hielo, nos
pecto a las condiciones que debió tener el corre- enfrentamos a una situación según la cual el co-
dor durante las glaciaciones Altoniense y Wood- rredor existió en ciertos tiempos, pudo no exis-
fordiense, en los tiempos en los que permane- tir en otros, tuvo intermitencias tanto en lo tem-
ció abierto. Debe tomarse en cuenta que por la poral como en lo posicional, algunas veces fue
ladera Este de las Rocallosas descienden una se- completo, otras tan sólo parcial, en ciertas par
rie de cursos de agua que conforman las cabe- tes muy ancho y en otras angosto pero práctica-
ceras superiores de los ríos Mackenzie, Liard, mente ocupado por lagos proglaciales y estable-
Peace, Athabasca, Saskatchewan Norte y Sas- cido entre dos murallas de hielo. No parece muy
katchewan Sur. El primero de los citados desem- plausible que quienes encontraban medios de vi-
boca en el Océano Artico y los demás pasan a da suficientes en las tundras y estepas que du-
forman parte del enorme conjunto de lagos in- rante las etapas de avance de los hielos cubrían
terconectados que, en un terrible laberinto de el curso medio y el inferior del Yukón y las ca-
ríos y canales de conexión, finalmente llevan beceras de los afluentes occidentales del Mac-
sus aguas a la Bahía de Hudson. Si, como se kenzie, se aventurasen por semejante pasaje,
nos explica, existió un desfasamiento en el mo- con un clima muy extremoso, sometido diaria-
vimiento de las masas de hielo que provenían mente a los vientos katabáticos y con escasas
fuentes alimenticias.
del Este y las que descendían del Oeste y que,
cuando avanzó el frente Laurentido el de las Otra ruta que se ha querido encontrar
Rocallosas estaba en retirada, es razonable pen- para hacer llegar a la masa continental norte-
sar que, al estar en retirada, enviaban numero- americana al hombre, a su debido tiempo, es de-
sos cursos de agua proglaciares hacia el Este, pe- cir para contentar a quienes no aceptan una fe-
ro que éstos encontraban cerrado el camino cha anterior a los 15.000 años aP, es la que se
por el hielo Laurentido; de aquí se infiere que, supone corre a lo largo de la costa del Pacífico
en la región del Golfo de Alaska y de la Colum-
por lo tanto, por todo el borde de ese hielo se
bia Británica.
debieron formar una serie de lagos, también
El paso hacia el sur, a lo largo de la costa
condicionados por la depresión isostática, lo
del Pacífico, durante un máximo glacial es apa-
cual se corrobora con los estudios que en el di-
rentemente factible, dado que con el descenso
cho volumen se publican, en varios de los cua-
del nivel del mar se amplía la planicie costera,
les se señala la presencia de sedimentos lacustres
aunque no sea mucho pues la plataforma conti-
en las estratificaciones en las que también hay
nental no es muy extensa, salvo en algunas zo-
productos de origen glacial o glaciofluvial y tur-
nas, pero lo suficiente para dejar una planicie
bas que han permitido fechamientos que los si-
de buen tamaño.
túan en la glaciación Wisconsin. Parte de estos
Hay que tener en cuenta algunos facto-
procesos de represamiento de cursos proglacia-
res, sin embargo, que van en contra de la via-
les son los sistemas lacustres de la cuenca de
bilidad de ese corredor. En esta región, preci-
Oíd Crow, la de Bluefish, la de Bell y la de
samente, existen fuertes precipitaciones, supe-
Bonnet Plume en el territorio del Yukón cuan-
riores a los 2 . 0 0 0 mm anuales, a lo que se unen
do el extremo NW del casquete Laurentido im-
bajas temperaturas, con lo cual la cantidad de
pidió el flujo natural del sistema hidrológico
nieve que cae es impresionante. Si la faja cos-
del Mackenzie, como un ejemplo.
tera se amplía durante una glaciación, lo normal

149
150
es que a la vez las temperaturas sean todavía De las montañas Chugash y de sus gran-
bajas, aunque la precipitación no aumente, in- des cumbres. Monte Marcus Baker ( 4 . 0 1 8 m ) ,
clusive dism.inuya, con lo que la nieve que cae Whiterspoon (3.607 m ) y otros, salen muchos
se conserva mejor, ya que se asocian veranos glaciares, algunos de los cuales, como Harriman,
más fríos. Se tiene entonces la posibilidad de Cataract, Surprise, Baker, Serpentine, Cascade,
que los glaciares que descienden hacia el mar Barnard, Wellesley, Vassar, Bryn Mav.a, Smith,
desde las montañas inmediatas hayan aumenta- Harvard, Yale, Columbia y Shoup, llegan hasta
do sus volúmenes en forma muy grande, con lo el mar, existiendo otro conjunto, en la misma
cual a lo largo de la costa se conforma una enor- zona, desprendido del Pico Córdova ( 2 . 3 3 5
me orla de terminales de glaciares. metros) también de buen tamaño.
Este panorama durante una glaciación Pero el conjunto mayor de todos es el
no es hipotético, como se demuestra al enume- que existe entre el río Copper y la Bahía Ya-
rar algunos de los glaciares que todavía existen kutak, pues ahí se encuentra el campo de hielo
en la región. Bagley, del que se desprende el glaciar Bering,
que llega al mar, lo que también le sucede al
Comenzando con las Aleutianas, en la
Guyot, que tiene origen en el mismo campo de
isla de Umnak hay glaciares en el monte Vsevi-
hielo. Más hacia el Este está un campo de hielo
dof ( 2 . 1 1 0 m ) y en el inmediato Recheschnoi
formado por varias cadenas montañosas, de
( 1 . 9 8 5 m ) . En la isla de Unalaska, el Volcán
donde salen, entre otros muchos, los glaciares
Makushin (2.037 m ) tiene glaciares y en la isla
de Unimak tienen glaciares el Pico Faris ( 1 . 6 5 5 Malaspina, Turner, Haenke y Miller, que alcan-
metros) y el Westdahl ( 1 . 5 6 0 m ) . • zan el mar. Por cierto, el glaciar Malaspina es
epónimo de un tipo específico, que lleva su nom-
Ya en la península de Alaska, el volcán
bre y consiste en un glaciar que sale de la mon-
Pavlov ( 2 . 5 2 0 m ) tiene glaciares, al igual que
taña por un valle angosto, para extenderse en
el monte Dutton ( 1 . 4 7 5 m ) . En el monte Ve-
la llanura costera formando un enorme lóbulo
niaminof ( 2 . 5 6 0 m ) también, así como en el
que alcanza hasta el mar, donde la capa de hielo
Chiginagak ( 2 . 1 3 5 m ) y en el Pico ley ( 1 . 2 8 0
se va destruyendo por un fenómeno semejante
metros). En la península de Katmai existen dos
al que tiene lugar en las "banquisas", pues por
conjuntos de glaciares, uno en la zona del Monte
su menor densidacf flota y vá siendo fragmen-
Katmai ( 2 . 2 1 4 m ) y otro en la del Monte Dou-
tado en grandes bloques que derivan flotando,
glas ( 2 . 1 5 4 m ) , con lo que se termina la enu-
"icebergs".
meración de glaciares de la península de Alaska.
A partir de esta zona se inician los gla-
En el extremo sur de la cordillera de ciares de las Montañas de San Elias, que alcan-
Alaska, en la parte inmediata a la profunda y zan hasta el comienzo del archipiélago Alexan-
amplia cala de Cook existen varios conjuntos de der, y nuevamente encontramos una serie de
glaciares que se desprenden del volcán .llianina glaciares que llegan al mar, siendo los más mi-
(3.053 m ) , del Pico Double ( 2 . 1 9 3 m ) , de la portantes Grand Plateau, La Perouse, Brady,
zona norte del Pico Black ( 1 . 9 8 5 m) y un gran Melburn y Carroli.
conjunto en los picos Spurr ( 3 . 3 7 6 ni), Torberí Tanto las islas que componen el archi-
Í3.4S0 m ) y Gerdine ( 3 . 2 8 3 m ) . La píinínsula piélago Alexander, como la gn-n isla dd Prin-
de Kenai, en cadena del misniO ncn'S;.rí-, tierf cipe de Gales y el archipiselago Je la Re^on KÁ.r-
U;;¡i serie de Í--ac;ares, entre -nios VÍ:'U ¡j'.:^ •C'A tuvieron grandes givíc'art:^' quedan-n^ a!;; -
de hít::0, el Hurcir; ^ el i. nos vccxiríños iv: aiK C.
nente están los que bajan de la Cadena Costera las tierras de Beringia para lanzarse a peregrinar
de las Rocallosas, siendo dignos de mención los por un terreno completamente inhóspito.
de Mendenhall, Taku, Sawyer, South Sawyer, Gente que haya tenido un habitat cos-
North Dawes, Baird, Pateerson, Le Conee y Po- tero durante los milenios necesarios para reco-
pof por terminar todos ellos en el mar. A lo lar- rrer la distancia que existe entre Alaska y el
go de la Cresta de la Cadena Costera hay más Estado de Washington, no abandona su patrón
glaciares, que culminan en la región del Monte cultural tan fácilmente. Cuando el nivel del
Waddington (4.044 m ) , a la altura de la isla de mar comenzó a subir, si es que existían esa.»;
Vancouver. (Fieid, 1 9 7 5 ) . porciones de costa libres de hielo, las misma,'
Pues bien, esta es la costa, llena de ca- áreas comenzaron a ampliarse hacia el interior,
las profundas, verdaderos "fjordos", que nos como parte del mismo proceso de deshielo, y lo
hablan de una fuertísima actividad glacial por que perdían en territorio ante el avance del mar,
la que hay quienes hacen llegar al hombre, des- lo ganaban ante el retroceso del hielo,, a lo que
de Beringia hacia el sur. Al estado actual, de acompañaba la mejoría climática, que era la cau-
por sí muy demostrativo de lo que esta costa sante de ambos procesos.
debió ser durante una glaciación, se une el tra- Es congruente suponer que si hubo quie-
bajo de Prest ( 1 9 6 9 ) en el cual se demuestra nes emplearon el corredor costero como paso,
cómo los glaciares que se desprendían de las algunos de ellos se quedasen, para aprovechar
distintas cadenas que integran las Rocallosas, las buenas condiciones que allí existían y que,
alcanzaban y se adentraban en lo que ahora es al comenzar la deglaciación, sencillamente se
el Océano Pacífico. fueran a ocupar el territorio que el hielo aban-
Partiendo del principio de que de cada donaba, pero.no existen huellas de esa gente.
valle de los que van a desembocar en la costa Un caso ilustrativo de la situación a lo
salía un glaciar, y no es esta una premisa sin largo de la costa del Pacífico a la que nos refe-
demostrar, sino un hecho concreto, es factible rimos es el que presenta Borden ( 1 9 7 9 ) . Pa-
que quedasen algunos islotes sin estar cubiertos ra empezar, confirma lo ya señalado de que du-
por el hielo, respetados por las terminales de rante el climax de la glaciación Vashon, el nom-
los glaciares que, posiblemente, en algunos pun- bre que recibe localmente el avance de hielo co-
tos no se anastomosaban; el resto era mar y rrespondiente en términos generales al Wood-
hielo. Se hace difícil pensar en un grupo, o va- fordian, toda la costa de la Columbia Británica,
rios, de seres humanos, que tomasen ese cami- así como las costas de Washington, al sur, y las
no en un desplazamiento hacia el sur, pues si de Alaska, al norte, estaban totalmente cubier-
bien es cierto que los recursos marinos estarían tas de hielo. Con base en una serie de excava-
fácilmente a su alcance, también es verdad que ciones arqueológicas fechadas y apoyado en el
se hace muy difícil enfender un género de vida análisis de los restos culturales encontrados en
nomádico sobre leguas de glaciares, salvo que ha- ellas, traza dos movimientos de grupos huma-
yan tenido una adaptación al frío y al hielo ba- nos, uno de norte a sur, que comienza hacia el
sada en una tecnología tan avanzada como la de 11.000 aP. en el lago Healy, en Alaska, alcanza
los esquimales, lo cual no es plausible en las su extremo sur en Ryegrass Coulee, en Wash-
fechas en las que ese desplazamiento debió te- ington, en 6.500 aP., habiendo sido este movi-
ner lugar, a lo que se une que tampoco los es- miento por la zona intermontana, a la vez, que
quimales viven continuamente sobre el hielo y una rama del mismo alcanzaba la costa en la ba-
que no existía razón alguna para abandonar hía Groundhog, al sureste de Alaska, en 9.300

152
aP y se extendía al sur, hasta Namu, en la Co- do no denegar, la practicabilidad de ese posible
lumbia Británica, en 9.140 aP. corredor costero.
A este movimiento doble de expansión Es cierto que, a lo largo de la costa del
se atribuye una cultura que se denomina Tradi- Pacífico que se extiende desde el Golfo de Alas-
ción Boreal temprano. ka hasta el estrecho de Juan de Fuca pudieron
existir una serie de zonas que no estuvieron
Con algún retraso temporal respecto al
cubiertas por el hielo proveniente de las Roco-
movimiento citado, se inicia otro, de sur a nor-
sas, aunque la cronología de esta posibilidad no
te de carácter cultural que el autor considera
esté clara y existan fuertes divergencias entre los
Tradición Proto-Oeste y que, partiendo de los
diversos autores, considerando a los que han
sitios intermontanos de la cueva de Wilson
llevado a cabo trabajos de investigación sobre el
Butte, Idaho, fechado en 15.000 y la cueva
terreno. Aún el más ardiente defensor de esta
Fort Rock, en Washington, en 13.200 que al-
supuesta ruta (Fladmark, op. cit.), en verdad
canzan el interior en MiUikenk-Esilao, hacia
su inventor, se ve obligado a admitir que si bien
9.000 aP y la isla de Cracroft en 6.250 aP, el
es verdad que en una serie de lugares el hielo
primero a orillas del cañón del río Fraser, en
dejó largos trechos de costa sin cubrir, también
Columbia Británica y el segundo en una isla del
es verdad que en otros el hielo llegaba a alcan-
extremo oeste del estrecho de Johnstone, tam-
zar al mar, por lo cual, dice, debieron recurrir
bién en la Columbia Británica.
a medios de navegación primitivos.
Es obvio, por las fechas registradas, que Ante este aserto es permisible plantear
la costa no podía estar ocupada antes de que el la duda en cuanto a los medios de navegación
hielo que la cubría durante la glaciación Wis- de que pudieran disponer en fechas tan remotas,
consin clásica hubiera desaparecido, de lo cual pues la tecnología de navegación marítima, sea
la imposibilidad del corredor costero. ésta la menos complicada, la ribereña, requiere
Lo anterior deniega, o pone en graves un grado de evolución bastante desarrollado o
dudas, la hipótesis de Fladmark (1978, 1 9 7 9 ) , la presencia de madera en abundancia, troncos
quien tras de denegar, con pruebas, la practica- de árboles de arribazón con los que construir
bilidad del corredor interno, encuentra la posibi- almadías mediante cordajes suficientes para
lidad de un paso sencillo a lo largo de la costa mantenerlos juntos, además de algún medio de
del Pacífico durante las glaciaciones, la última propulsión, en este caso cuando menos remos.
concretamente, pues cree tener evidencias de una También es dudoso el que gente que encontrase
serie de lugares que nunca fueron cubiertos por medios de vida en cualquier punto de la costa
el hielo y que emergieron con el descenso de ni- se aventurara a proseguir hacia el sur, hacia lo
vel del mar. Niega valor al mapa de glaciaciones desconocido, como habría sido el caso de aden-
de Prest (op. cit.) aduciendo que, según el au- trarse en el mar, desde la costa Sureste de Be-
tor dice, muchos de los avances del hielo que ringia, para recorrer cuando menos unas 400
señala, son hipotéticos, pero, por su lado, tam- millas marinas hasta la isla Kodiak, parcialmen-
bién confiesa que el suyo es hipotético. De entre te sin hielo, o haber cruzado la cadena Aleutia-
ambas hipótesis, a la vista de las condiciones na desde lo que ahora es la Bahía Bristol hasta
geomorfológicas de la costa y de las climáticas la dicha, por glaciares de montaña, unos 300
que tuvo durante el Pleistoceno final, unido a kilómetros.
los hallazgos de restos culturales y a sus fechas, La realidad hace innecesario buscar co-
no queda otro camino que dudar mucho, cuan- rredores puesto que el paso de norte a sur pudo

153
hacerse con facilidad durante el Farmdale, de ( i v ) Un interestadio fue un episodio climá-
28 a 2 2 . 0 0 0 o durante el Altoniense, de 70 a tico dentro de una glaciación durante el cual
tuvo lugar una recesión secundaria o un es-
2 8 . 0 0 0 , cuando los hielos, efectivamente, no
tado estacionario de los glaciares-.
coalescieron. Pero admitir esto significa aceptar
el haber estado equivocado, lo cual no creo que
También de acuerdo con el Código de
tenga mayor importancia, sobre todo si se toma
Nomenclatura Estratigráfica se llama unidad li-
en cuenta que todo lo que en determinada fe-
toestratigráfica a la subdivisión de las rocas de
cha se expresa como conclusiones, siéndolas,
la corteza terrestre que se distingue y se delimi-
son las que se obtienen con los datos a nuestra
ta tomando como base sus características lito-
disposición en esa fecha, por lo tanto no pasan
lógicas y la unidad cronoestratigráfica es una
de hipótesis de trabajo sujetas a los cambios que
subdivisión de las rocas consideradas sólo como
naturalmente se producen con más investigacio-
un testimonio de un intervalo específico de
nes, nuevos hallazgos y nuevos fechamientos.
tiempo geológico.
Aunque ya en páginas anteriores se han
La glaciación Wisconsin fue llamada
presentado datos abundantes sobre las glaciacio-
"Formación Wisconsin Este" por Chamberlin
nes, sus causas, procesos y resultados, conviene
en 1894 por primera vez y aunque entonces se
ampliar con cierto detalle lo referente a la úki-
refería a tan sólo una parte de su total, el nom-
ma glaciación que, en Norteamérica, se ha lla-
bre prevaleció con la modificación de reducirlo
mado Wisconsin, pues de aquí en adelante se
al del Este de los Estados Unidos de Norteamé-
hará referencia frecuente a ella y a sus estadios
rica en donde su expresión más clara fue loca-
e interestadios. En este sentido se empleará la
lizada por primera vez. Es la última glaciación
terminología que preconiza el Código de no-
del Pleistoceno y en el hemisferio Norte se iden-
menclatura estratigráfica de la Comisión Ame-
tifica con nombres diferentes, según las regio-
ricana de Nomenclatura Estratigráfica ( 1 9 7 0 )
nes: Devensian, en las Islas Británicas; Weich
por lo que, para mejor comprensión de la ter-
sel, en Europa del Norte; Würm, en los Alpes
minología, se transcribe el artículo correspon-
Valdai, en Rusia europea; Neopleistoceno er
diente y las observaciones a él unidas:
Siberia Central y Pleistoceno Superior en Chu
kotka.
ARTÍCULO 4 0 . — L a glaciación e interglacia-
ción son unidades fundamentales de la cla- Sin lugar a dudas es la glaciación de 1
sificación geoclimática; estadio e interestadio que existen más informes y mejor cronologíí
son subdivisiones de una glaciación. pues casi la mitad de su duración queda dentr
del rango de fechamiento del C14, aparte de \Í
Observaciones
demás técnicas de fechamiento radiogénicas
los correlacionables cambios de magnetismo t
(a) Definiciones.: (i) Una glaciación fue un epi-
sodio climático durante el cual se desarrolla- rrestre. Esto, que sin lugar a dudas es una grí
ron extensos glaciares, alcanzando una exten- ventaja, por otro lado viene a complicar ten
sión máxima y retrocediendo, (ii) Un inter- blemente el panorama, ya que, por ser la úl
glacial fue un episodio durante -el cual el cli- ma glaciación los restos de presencia son m'
ma fue incompatible con !a extensión amplia abundantes y las facilidades de fechamien
de glaciares que caracterizó una glaciación,
también son muy frecuentes, de lo que resu
( i i i ) Un estadio fue un episodio climático
un número elevadísimo de datos y fechas qi
dentro de una glaciación durante el cual tuvo
lugar un avance secundario de glaciares. con gran frecuencia, son contradictorios, Ilev:

154
do a polémicas y planteamientos discordantes del estadio Woodford. Aproximadamente en
en los que los contendientes, aunque manten- 2 2 . 0 0 0 se inicia un gran avance que alcanza
gan posiciones opuestas, tienen ambos, o todos, su extensión mayor alrededor de 19.500, depo-
la razón. La causa es sencilla, dentro de la com- sitando el detritus glacial Shelbyville, sigue una
plicación general, pues se trata de que la con- retracción del hielo que se puede fechar en
ducta de los glaciares si bien es regular en los 19.100 y luego un avance menor, el detritus
grandes ciclos, se compone de movimientos lo- glacial Shirley-Le Roy, en más o menos 18.800;
cales menores de avances, paralizaciones y re- otro retroceso, mayor que el anterior, en 18.500
trocesos, pulsaciones de menor cuantía que el y un reavance, el detritus glacial Bloomington,
tiempo, el igualador de todo, no ha podido to- en 18.100, con una gran retirada en 17.500,
davía limar en sus altibajos. cuando se formó el suelo Julse, a lo que sigue
Ejemplo de lo expresado lo encontramos el avance del detritus glacial Eureka-Normal, de
en Dreimanis y Goldthwait ( 1 9 7 3 ) y Frye y 17 a 16.800, dándose principio a un paulatino
Willman ( 1 9 7 3 ) quienes nos muestran los mo- retroceso, con pequeños avances intermedios,
vimientos de la glaciación Wisconsin en los ló- que culmina en 15.800. El detritus glacial Mar-
bulos de Hurón, Erie y Ontario y en el del lago seilles indica un reavance en 15.500, con un
Michigan, respectivamente. retroceso hacia 15.100 y otro avance en 14.900.
Siguiendo a los primeramente citados, te- En 14.600 un fuerte retroceso, al que siguen
nemos que la glaciación Wisconsin, en el esta- pequeños avances que integran el detritus gla-
dial Alton, da comienzo con un avance del hielo cial Wadsworth, desapareciendo el hielo de la
caracterizado por el detritus glacial Bécancour, región estudiada hacia 1 3 . 5 0 0 aP.
hacia 6 8 . 0 0 0 aP al que sigue, de 66 a 63.000, Entre los trabajos comentados existen
una retirada, St. Pierre. Luego, de 63 a 56.000 cambios de escala temporal, pues el primero in-
un gran avance que culmina con la deposición cluye toda la glaciación Wisconsin y el segundo
del detritus glacial Whitewater, iniciándose tan sólo el estadio Woodford. Ahora, para al-
una retirada, Port Talbot, con dos fases Port canzar a entender mejor el grado de compleji-
Talbot I, en 5 1 . 0 0 0 , y Port Talbot H, la mayor, dad, y de exactitud, que se ha alcanzado en este
entre 46 y 43.000. Nuevamente avanza el hie- género de estudios, en algunas regiones y para
lo, culminando en 3 3 . 0 0 0 con la deposición del ciertas fechas, se examinará someramente el tra-
detritus glacial Southwold, seguida de una reti- bajo de Evenson et. al. ( 1 9 7 6 ) referido a la
rada, Plum Point, que alcanza su máximo en cuenca del Lago Michigan en los últimos 1 5 . 0 0 0
29.000, iniciándose otro avance que termina ha- años, con lo que se ligan los tres trabajos per-
cia 18.500 con el detritus glacial Caesar, un re- fectamente, en área y tiempo.
troceso, Erie, en 16.000, un rápido avance, el Hacia 14.500 da comienzo un avance
detritus glacial Lake, hacia 14.000 y el retroceso del hielo, el que deja los componentes Valpa-
Cary-Port Hurón "én 13.500 al que sigue el avan- raíso, Tinley y Lake Border, que conforman el
ce detritus glacial Upper Leaside, en 13.000. detritus glacial Wadsworth, avance que termina
A partir de esa fecha se inicia una retirada ge- hacia el 1 4 . 0 0 0 , para dar paso al retroceso Ca-
neral en esa región que ya no vuelve a tener ry-Port Hurón, pues el avance citado es el que,
cubierta de hielo. en otro tiempo, fue llamado Cary. Este retro-
Para el lóbulo del lago Michigan (Frye ceso, fechable en su máximo en 13.500, se aca-
y Willman, op. cit.) existe una muy detallada ba con un nuevo avance que deja el detritus
historia en la parte correspondiente al tiempo glacial Shorewood, en 13.000, un ligero retroce-
so y otro avance, menor que el anterior el del Como sucede a lo largo de toda esta ex-
detritus glacial Manitowoc, en 12.700, y el re- posición, no hay otro remedio que comenzar por
troceso llamado Two Creeks, de 12,300 a el estrecho de Bering, pues ahí empezó todo.
11.850, al que sigue el avance que depositó el Por cierto, para esa región, también se hace ne-
detritus glacial Two Rivers, luego un fuerte re- cesario presentar el cuadro general-de los movi-
troceso que se detiene en 11.000 con la deposi- mientos del mar, pues de ellos dependió la po-
ción de la morrena Sands-Sturgeon. De aquí en sibilidad de paso a pie enjuto, de comunicación
adelante comienza el avance que se había llama- de un lado a otro.
do Valders, ya dentro del Holoceno y que los
Para este propósito tomamos la obra de
autores que comentamos demuestran debe lla-
Hopkins ( 1 9 7 3 ) . Es cierto que este trabajo
marse Granlago (Greatlakean) por razones
abarca los últimos 2 5 0 . 0 0 0 años, pero en los
contundentes.
momentos actuales se han presentado elementos,
Es importante mencionar que, también aunque muy dudosos, que proyectan la primera
en esta misma obra, se hace ver que el interes- presencia de seres humanos en América a fe-
tadial Two Creeks tan sólo se identifica estra- chas aún más remotas. Sin llegar a tales excesos,
tigráficamente con claridad en área muy redu- en lo que concierne a los primeros pobladores,
cida, aunque en algunas otras regiones se haya si es conveniente comenzar a entender las fluc-
registrado una mejoría climática por las mismas tuaciones de nivel de mar desde las fechas re-
fechas, con lo cual su validez se restringe a la motas, para, a la vez, entender una serie de mo-
región del lago Michigan occidental. vimientos faunísticos y botánicos que tuvieron
En los lesúmenes que anteceden se han lugar entre ambos continentes.
manejado simultánea e indistantemente las uni-
dades crono-estratigráficas y las lito-estratigráfi- Hipotéticamente hace 2 5 0 . 0 0 0 años el
cas, estas últimas cuando no existen las prime- mar estaba unos 80 m por debajo del nivel ac-
ras, pero dándoles, en cada caso, su posición tual y, hacia los' 2 3 5 . 0 0 0 había alcanzado lo me-
temporal. nos 125 m. Desde esa fecha comenzó a ascender
Con lo expuesto en páginas anteriores, hasta que, en quizá 2 2 0 . 0 0 0 , en la que en la
sobre las complejidades que para el arqueólogo zona de Bering se ha llamado transgresión Ei-
prehistoriador representan las nomenclaturas nahnutian, coincidente con la Terminación I I I
que maneja la Geología glacial, tan importantes de Broecker y Van Donk ( 1 9 7 0 ) ascendió unos
colateralmente por sus implicaciones ambienta- 30 m sobre el nivel actual, reflejo de una gran
les, se hace necesario presentar, esquemática- deglaciación. Desde esa fecha se inicia un des-
mente, si se quiere, las cronologías y fases de la censo, con alternancias, que culmina aproxima-
última glaciación en algunos lugares clave de damente en 180.000 con casi 40 m para, en
Norteamérica y México, pues como ya se vio, 175.000 subir rápidamente a unos 10 m sobre
no en todos los lugares en los que se han encon- el nivel actual, en la transgresión Kotzebuan.
trado restos de pasadas glaciaciones hay trabajos A partir de esa fecha comienza un descenso ge-
lo suficientemente completos, por lo que no de neral del nivel del mar, con alternativas, que
todos se dispone de las unidades crono-estrati- alcanza su máxima en 130.000, cuando debió
gráficas suficientes, así que se emplearán aque- quedar a unos 130 m por debajo de su nivel
llas que, conteniendo datos mínimos si se quie- actual, poco antes de la transgresión Pelukian I,
re, son suficientes para establecer un marco de de 120.000 cuando el nivel del mar se elevó
referencia. poco más de 10 m sobre el nivel actual, corres-

156
pendiendo a la Terminación I L Hacia 110.000 precisada hasta 2 3 0 . 0 0 0 Bering quedó al descu-
desciende unos 55 m y eleva su nivel entre 105 bierto, al igual que de 2 7 0 al 2 5 1 . 0 0 0 , con un
y 100.000, en la Transgresión Pelukian H , que pequeño episodio de poco más de 5 . 0 0 0 años de
es coincidente, en términos generales, con el duración, alrededor de 1 5 5 . 0 0 0 , en el que pue-
principio de la glaciación Wisconsin. Se deriva de que Bering se haya vuelto a cubrir de agua,
de las alternancias del nivel del mar señaladas y someramente. También por un lapso semejante
de las fechas adjudicadas que de una fecha no al descenso de 110.000.

157
El Océano comenzó a descender, con Existen, de norte a sur del Continente
alternancias, pero continuamente, desde la ins- americano, una serie de hallazgos que proyectan
tauración de la glaciación Wisconsin, hasta 63- hacia el pasado la fecha de la primera llegada
5 8 . 0 0 0 , cuando Beringia hace acto de aparición, del hombre a América, pero no son comúnmen-
por breve tiempo, pero de esta fecha en adelante, te aceptadas por la comunidad de arqueólogos
más bien desde 53.000 hasta 42.000-, todo el profesionales.
estrecho queda expuesto, cuando el mar descen- Es curioso el hecho de que numerosos
dió hasta casi los 70 m, teniendo luego un rápido arqueólogos norteamericanos, al tocar el tema
ascenso que llevó el nivel del mar 20 m por en- de los hallazgos culturales fechados en más de
cima del actual, de lo que quedan huellas cerca 12-11.500 aP., empleen la expresión pre-Clovis
de Nome, hace 38.000. Sigue otro descenso, o pre-Llano, como si con este eufemismo fuera
breve, hasta los 60 m, entre 33-31.000, con posible eludir el significado cultural de hallaz-
posibilidades de paso, una transgresión, seme- gos de mayor antigüedad, mismos que invalidan
jante a la anterior, en 2 8 . 0 0 0 , y desde 2 3 . 0 0 0 definitivamente el suave difusionismo de los
hasta 15.000, al descender el nivel del mar hasta Mochaev, Muller-Beck, Haynes y demás, centra-
los 95 m, otra vez quedó Beringia establecida. do en la idea de oleadas humanas sucesivas, ca-
Desde 15.000 hasta nuestros días el mar ascen- da una de ellas portadora de una tradición cul-
dió fuertemente al principio, con más lentitud tural derivada de fantasmagóricos musterienses
después, con una elevación de más o menos 5 m y auriñacienses.
sobre el nivel actual en 8.000, aparentemente.
Sin lugar a dudas los primeros hombres
La posibilidad de paso de un continente que alcanzaron América vinieron del Noreste
a otro, caminando, existió, dentro de la glacia- asiático, pero en el transcurso de milenios y
ción Wisconsin, de 63 a 5 8 . 0 0 0 ; de 53 a 42.000, una vez alejados de la zona ecológica de origen,
de 33 a 3 1 . 0 0 0 y de 23 a 15.000. Esto sin tuvieron que sufrir o pasar por muchos y subs-
contar con que de uno a dos milenios antes y tantivos cambios, no siendo ilógico el que lo-
después de cada una de estas fechas extremas, grasen un desarrollo independiente, sobre todo
aunque las aguas hubieran cubierto el estrecho si tomamos en cuenta que los grupos humanos
de Bering, lo habrían hecho en una forma poco que se iban desplazando hacia el sur quedaban
extensa, de tal forma que era posible, con un cada día más alejados de la fuente original y de
mínimo de riesgo, o bien caminar sobre el hielo toda posible relación con ella.
durante la mayoría de los meses del año, o in-
En la caracterización de las primeras
tentar la travesía con los muy pobres medios de
culturas líticas que se han localizado en Nor-
transporte marítimo que pudieran tener, toman-
teamérica, ha participado en mucho el criterio
do en cuenta que la vegetación de esta región
tipológico establecido con las puntas de proyec-
y en esas fechas no era capaz de proveer la ma-
til. La mentalidad del formalismo concreto, tan
dera suficiente como para construir almadías de
presente en ese género de artefactos, unida a
tamaño necesario.
la clara ignorancia de la pieza no formal, sino
A la luz de la situación en Beringia y de sencillamente funcional, aunada a la negación
la reinante en el extremo noreste de Asia y el de la originalidad americana, si es que se habla-
Noroeste de América, en las fechas en las que ba de tipos tales como navajas retocadas, den-
el paso de uno a otro continente era practicable, ticulados, raederas o raspadores, sin decir buri-
surge clara la cronología para esta posibilidad. les, era propia de la época a la que nos referi-

158
mos, atribuida plenamente al evolucionismo. zado nomadismo, tuviesen acceso a distintos ni-
Esto, como es lógico, condujo, en lo prehistóri- chos ecológicos dentro de un territorio más o
co, a un aislacionismo que llevaba de la mano menos determinado el cual, estacionalmente, po-
el obligar la explicación de fenómenos y proce- día ser de explotación mancomunada accediendo
sos culturales al simplismo de centrarlo en la a una región dada una serie de grupos, no obli-
evolución genética de las puntas líticas de pro- gatoriamente afiliados, pero que encontraban
yectil, únicas, según ese punto de vista, que te- por un tiempo recursos más que suficientes para
nían calidades culturales diferenciativas. De ahí todos.
que los hallazgos en los que tales puntas no es- Mientras esta serie de unidades sociales
taban presentes no pudieran tomarse en cuenta. se mantuvieron en Beringia o en la cuenca del
Desde luego a esto se une una grave Yukón o en cualquier parte de esa zona, el equi-
ignorancia de la lítica tecno y morfológicamente po cultural de que disponían debió serles sufi-
hablando, subsanada en apariencia con el em- ciente para los modos de explotación que les
pleo de viejos textos europeos en los que lo úni- proveían de sustento.
co que se ilustra en la "belle piéce", la más rara, Pero es necesario pensar en lo que lla-
la menos frecuente. maríamos ocupación del Continente. Ya en otra
Llano, Plano, Aqua Plano, etcétera son parte se ha señalado la diversidad geográfica y
entelequias fundadas en la presencia o ausencia ecológica que el hombre, al internarse en el Con-
de un determiando tipo de punta de proyectil lí- tinente, debió encontrar, al igual que también
tica:, sin considerar todos los demás elementos se ha indicado el factor, importantísimo, del
culturales que deben tomarse en cuenta para tiempo transcurrido entre el inicio de su movi-
calificar una cultura o tradición. Siguiendo el miento hacia el sur. Este movimiento, mientras
mismo criterio, cada tipo específico de punta fue de oeste a este, a lo largo de la franja sub-
sería el marcador de una cultura, la presencia ártica, no significó necesidad de cambios mayo-
de varios de ellos en un mismo contexto, la res en el patrón cultural, pues tenía lugar en un
reunión de varias culturas con propósitos inde- mismo medio, para el que ya estaban dadas las
terminados y la falta de puntas de proyectil respuestas. Se trata de la penetración, lenta pe-
líticas, la ausencia de cultura, como sucede. La ro continua, en diversos ecosistemas, a la que
debilidad de este punto de vista la ha señalado se tenía que unir la necesaria parsimonia con la
Bryan ( 1 9 8 0 ) . cual se iban modificando unas técnicas y adop-
Retomando el tema, cuando un grupo tando otras, pero no era sólo el transgredir
humano penetró en el extremo Noroeste de Amé- ecosistemas y aprender a explotarlos, pues al
rica, llevaba consigo un patrón cultural especí- movimiento humano, que lo era en el espacio y
fico, correspondiente a una zona ártica y sub- en el tiemp)o, se unía inexorablemente, el factor
ártica, atenido a la explotación de un ecosiste- que puede considerarse como normativo: el
ma general, con una serie de variantes, o sub- cambio climático. No es este el natural cambio
ecosistemas. Es posible que algunos grupos, climático unido al desplazamiento hacia el sur,
sean bandas o micro-bandas, familias o clanes, hacia la zona de mesoclimas, primero, la del
pues no podemos pasar de conjeturas, todas dis- trópico y después la ecuatorial, sino al hecho,
cutibles, estuviesen más y mejor afiliados a la registrado y constatado, de que en esos mile-
explotación de recursos marinos, ribereños, y nios se sucedieron cambios climáticos mayores y
otros a la de los esteparios, incluyendo ríos y con ellos alteraciones geográficas de enorme im-
lagos, a lo que debemos unir el que, por su for- portancia.

159
Los tipos de los artefactos tuvieron que y destazar las piezas de cacería. Es posible que
ir modificándose, salvo aquellos, los más "infor- ante la enorme cantidad de carne que supone
males", diríamos, los que cumplían funciones un mamut o un mastodonte, la gente haya acam-
elementales, de tal manera que, salvo en ellos, pado en su vecindad por un tiempo, comiendo
se hace muy difícil tratar de establecer compa- parte y preparando el resto mediante alguna téc-
raciones formales entre los artefactos que se uti- nica de preservación, ahumado, secado o sala-
lizaron en un tiempo, en una región, con las ca- do, pero como siempre se excava el área restrin-
racterísticas propias de esa región y en ese tiem- gida de la osamenta, los restos culturales asocia-
po y de un grupo que, por estar, en esa tempo- dos son lógicamente reducidos y de entre ellos
ralidad representaba, a la vez, una posición dentro los más característicos son las puntas de proyec-
de una línea de desarrollo. til que a veces (Mirambell, 1 9 6 4 ) se emplearon
Es cierto que determinados ambientes como cuchillos.
requieren instrumentos y técnicas semejantes Por ser la mayoría de los sitios que se
para su mejor aprovechamiento, lo cual puede han excavado de esta índole, de ahí una seria
conducir a forzados paralelismos, o reinvencio- falta de información y un grave equívoco al con-
nes, pero entonces'hay que tomar en cuenta no siderar que eran casi estrictamente "cazadores
el artefacto aislado y hacer con él comparacio- de megafauna", cuando esto debió ser un acto
nes de carácter formalista, sino emplear todo lo casual o bien buscado, pero no frecuente.
demás de la cultura material de que se disponga. Existen, como adelante veremos, ha-
Necesariamente, puesto que estamos llazgos que se fechan en un pasado muy remo-
tratando una sola etapa cultural, en su trans- to, más allá de la presencia de las primeras pun-
curso temporal y geográfico se encuentran si- tas líticas de proyectil, en una fase u horizonte
militudes y en bastantes instancias es posible que alguno calificó como de "preproyectil"
percibir y delimitar unidades culturales ocupan- (Krieger, 1 9 6 4 ) .
do un territorio definible en un lapso determina- Respecto a estos hallazgos, algunos cole-
ble, al igual que también ver sus variantes zo- gas son muy escépticos, pero ante la acumulación
nales en el tiempo, hasta llegar a cambios que de pruebas han adoptado una posición que con-
diversifican grandemente la unidad de un tiempo. sideran de rigidez científica, y que no es otra
Fueron muchos años, demasiados, duran- cosa que un puritanismo en cuanto a los ele-
te los cuales la investigación prehistórica se cen- mentos que, según ellos, un hallazgo de esa ín-
tró en las puntas líticas de proyectil, ignorando, dole debe contener. Así, si tomamos en cuenta
descartando o no identificando el resto del ma- las exigencias de, por ejemplo, Jennings ( 1 9 7 4 )
terial lítico u óseo que acompañaba a estos ob- o de Griffin ( 1 9 7 9 ) muy pocos de los hallaz-
jetos. Es posible que parte de este error se deba gos de cuya veracidad no dudan los citados ni
a que se han trabajado casi exclusivamente los por un momento, serían aceptados. Recordemos
sitios que se ha dado'en llamar "killsites", es la pobreza del de Folsom y ahí tenemos el ejem-
decir los lugares de matanza y destazamiento plo de lo que tendría que ser descartado con
de animales en los que los restos óseos de la semejantes procedimientos inquisitorios.
megafauna fueron tan evidentes que atrajeron Hay que aceptar que las dudas, en cuan-
la atención y por ello se excavaron. De aquí se to a la gran antigüedad de algunos hallazgos ar-
deriva la obtención de restos culturales escasos queológicos deben existir siempre, a partir de
y específicos: los rotos o descartados que co- las que honestamente tiene quien los hace y,
rresponden a la actividad allí efectuada, matar cuando se presentan elementos o circunstancias

160
contradictorios, se debe incrementar la investiga- nos, claras huellas de trabajo humano (Evans,
ción, buscando respuestas a las interrogantes en 1961; Krieger, 1 9 6 4 ) . Parece que el asunto se ha
diversos campos científicos. resuelto hace pocos años cuando Graham ( 1 9 7 6 )
Casos hay, y bien conocidos, que demues- pudo demostrar, mediante un laborioso trabajo,
tran la importancia de las dudas bien planteadas, que las aparentes huellas de actividad humana
ante ciertos elementos que presentaban anorma- eran el producto de las de los grandes carnívoros
lidades en algunos hallazgos. Tenemos el caso que usaron la cueva para llevar y devorar sus
de Tule Springs, en Nevada (Harrington y Simp- presas.
son, 1 9 6 1 ) donde el hallazgo de huesos de fau- Semejante es el caso de la frecuentemente
na pleistocénica numerosa, asociada a algunos mencionada industria de Tequixquiac, a la cual
artefactos líticos y a lo que parecían restos de se le da fecha del Pleistoceno medio. No existe
hogares, arrojaba fechas que oscilaban entre los ni un solo dato que permita suponer la existencia
23.800 y los 28.000 aP. Trabajos posteriores de tal industria, ni hay el menor elemento para
(Shutler, 1965; Vanee Haynes et. al, 1966) fechar los erráticos y mínimos hallazgos (Loren-
han mostrado que, siendo el hallazgo real en zo, 1 9 7 4 b ) .
conjunto de fauna y artefactos, los hogares es Existen, además, otros a los que se dan
posible que se hayan hecho con algún género edades que se alejan grandemente aun de las
de material que produjera fechas ciertas, pero más antiguas que se han señalado. Se trata de los
ajenas al momento de la combustión. que Jopling et. al., ( 1 9 8 1 ) atribuyen a ciertos
A este género corresponde el caso de los materiales óseos de Oíd Crow Fíats, en Yukón,
hallazgos de Lewisville, en Texas, lugar en el que según ellos habría que fecharlos en un tiem-
que fueron encontrados hogares, restos de fau- po anterior al interglacial Sangamon, esto es, en
na pleistocénica y artefactos en asociación, pero más de 125.000 años aP. Están los del sitio Ca-
que daban fechas de más de 38.000 años. La licó, en California, motivo de muchas discusiones,
situación era complicada ya que entre los arte- que ahora se fechan.entre 192 y 2 0 0 . 0 0 0 años aP.
factos se encontraba una punta de proyectil de (Shlemon y Bischoff, 1 9 8 1 ) , a los que se une el
tipo Clovis (Crook y Harris, 1957 y 1 9 5 8 ) . de Hueyatlaco, en México, con edades entre 180
Hubo quien adujo que la punta la había "plan- y 3 0 0 . 0 0 0 años aP. (Szabo et. al, 1969 y Steen-
tado alguien malintencionado" (Krieger, 1 9 5 7 ) , Mclntyre, 1 9 8 1 ) .
quienes dijeron que no se trataba de hogares, Cualquiera de ellos nos sitúa en la penúl-
sino de nidos de rata quemados por causas na- tima glaciación, sea Riss-Saale-Illinois, lo cual nos
turales (Heizer y Brooks, 1 9 6 5 ) hasta que re- pone en el tiempo del Sinanthropus pekinensis,
cientemente se ha sabido que la fecha, que que- en cuanto a la posible llegada de humanoides a
daba fuera del rango del C l 4 , era cierta, pero América, como grupo más cercano. Nada existe en
lo que pasó fue que quienes hicieron las contra de esta posibilidad y, en el caso en el que
hogueras cuyos restos se fecharon, emplearon lig- más hallazgos demostraran su verosimilitud ha-
nito como combustible (Stanford, 1 9 8 1 ) . bría que aceptar, también, que ese grupo humano
El caso de la cueva de Friesenhan, en no prosperó y que apenas se extendió por cier-
Texas, es otro de los ilustrativos de estas situa- tas regiones de Norteamérica, a juzgar por la ca-
ciones. Se trata de una cueva conocida desde hace rencia de elementos posteriores inmediatos a esas
tiempo por su riqueza en restos de fauna pleisto- fechas que puedan indicar derivaciones de él.
cénica (Kennerly, 1956; Lundelius, 1 9 6 0 ) entre La duda, en cuanto a estas fechas, preva-
la que abundan huesos que muestran, para algu- lece, debido a las técnicas de fechamiento emplea-

161
das, en unos casos y, en otros, a que se apoyan Cueva de Wilson Butte, Idaho, 1 4 . 5 0 0 ^ 5 0 0
en Geología del Cuaternario, la cual no está lo ( M - 1 4 0 9 ) y 1 5 . 8 0 0 ^ 8 0 0 (M-1410) Gruhn,
bastante desarrollada en Norteamérica como para (1961 y 1 9 6 5 ) ; Crabtree, ( 1 9 6 9 ) .
ser confiable. Del caso de Hueyatlaco ya se dijo, Coopertown, Oklahoma, 2 0 . 4 0 0 ± 4 5 0 (GX-
a su debido tiempo, lo que había que decir y a 1216) y 1 7 . 5 7 5 ± 5 5 0 ( G X - 1 2 1 5 ) ; Ander-
pesar de la violenta reacción que tan solo demos- son, ( 1 9 7 5 ) .
traba un "esprit de corps" visceral, los hechos Lamb Spring, Colorado, nT^ás_de 1 3 . 1 4 0 ± 1.000
corroboran lo expresado (Lorenzo, 1 9 6 7 ) . ( M - 1 4 6 4 ) ; Stanford, et. al. ( 1 9 8 1 ) .
Ahora se hará una rápida revisión de los Meadowcroft, Pennsylvania, 1 9 . 6 1 0 ^ 2 . 4 0 0 (SI-
hallazgos más antiguos del Continente, sin entrar 2 0 6 0 ) y 1 9 . 1 0 0 ± 8 1 0 ( S I - 2 0 6 2 ) ; Adovasio
en mucho detalle en lo que concierne a artefactos, tí/. ( 1 9 8 0 ) .
y tomando en cuenta aquellos que tienen fecha- Shriver, Missouri, 1 4 . 8 0 0 ± 1.500; Reagan et. al.
mientos de C l 4 o geocronológicos de indudable ( 1 9 7 8 ) . Esta fecha fue obtenida por termolu-
certeza. El que los nuevos Calones censores no miniscencia, todas las demás por radiocarbono.
los acepten no impugna su realidad. Santa Rosa, California, más de 37.000 (UCLA-
Incluir también los de Sudamérica es obli- 7 4 9 ) ; Orr ( 1 9 6 8 ) y cuatro fechas de más de
gatorio en este caso, pues se hará aparente que no 40.000 (UCLA-2100A, 2100B, 2100C y
es posible mantener la fecha tope que se mantiene 2 1 0 0 D ) ; Berger ( 1 9 8 0 ) .
para los primeros hallazgos a los que se otorga Laguna Chapala, Baja California Norte, 14.610^
validez en Norteamérica, cuando simultáneamen- 270 ( G K - 4 3 6 2 ) ; Ritter ( 1 9 7 6 ) .
te, o antes, había hombres que dejaron huellas de Cedral, San Luis Potosí, 3 1 . 8 5 0 ± 1 . 6 0 0 (I-
su actividad en Sudamérica. 10.438) y 3 3 . 3 0 0 ± (2.700-1.800) (GX-
En esta rápida, pero significativa, revisión 7 6 8 6 ) ; Lorenzo y Alvarez ( 1 9 7 9 ) y Lorenzo
de sitios y fechas recorremos el Continente Ame- y Mirambel (1979, 1980 y 1 9 8 2 ) .
ricano de Norte a Sur y de Oeste a Este, mante- Tlapacoya, Edo. de México, 2 4 . 4 0 0 ^ 4 . 0 0 0 (A-
niendo un orden geográfico en este sentido que, 7 9 4 B ) y 2 1 . 7 0 0 ± 5 0 0 (1-4449); Lorenzo
por otro lado, es el de la lectura según nuestro ( 1 9 7 2 ) y Mirambell ( 1 9 7 8 ) .
sistema de escritura. Caulapan, Puebla, 2 1 . 8 5 0 ^ 8 5 0 ( W - 1 8 9 5 ) ; Sza-
En cada caso se indicará el lugar del ha- bo, et. al. ( 1 9 6 9 ) .
llazgo, restos de índole diversa pero siempre de- El Bosque, Nicaragua, más de 32.000 ( G X - 3 6 2 3 )
notadores de la presencia del hombre, dejando y 2 2 . 6 4 0 ± (1.100-900) ( G X - 3 5 0 4 ) ; Espino-
el aspecto descriptivo para más adelante. sa ( 1 9 7 6 ) .
Taima-Taima, Venezuela, 1 6 . 3 7 5 ^ 4 0 0 (H-0-
Trail Creek, Alaska, 1 3 . 0 7 0 ^ 2 8 0 (K-1327) y 9 9 9 ) y Muaco, 1 4 . 0 1 0 ± 1 4 0 ( I V I C - 6 7 2 ) ;
1 5 . 7 5 0 ± 3 5 0 (K-1211); Larsen ( 1 9 6 8 ) . Gruhn y Bryan ( 1 9 8 1 ) .
Planicies de Oíd Crow, en Yukón, 2 9 . 1 0 0 ± El Abra, Colombia, 1 2 . 4 0 0 ± 1 6 0 (Grn. 8 5 ) ;
(3.000-2.000) (GX-1567) y 2 5 . 7 5 0 ^ ( 1 . 8 0 0 - Correal y Van der Hammen ( 1 9 7 0 ) .
1 . 5 0 0 ) ( G X - 1 5 6 8 ) ; Morían, ( 1980). Cueva de Guitarrero, Perú, 1 2 . 5 6 0 ± 3 6 0 (GX-
Cuevas de Blue Fish, Yukón, en la cueva I I , 1 8 5 9 ) ; Lynch ( 1 9 8 0 ) .
1 5 . 5 0 0 ^ 1 3 0 (GSC-2880) Cinq-Mars (com. Cueva de Pikimachay, Perú, 14.150^180
pers.). (UCLA-1464); MacNeish ( 1 9 7 9 ) .
American Falls, Idaho, más de 43.000 (Grn.- Cueva de Huargo, Perú, 1 3 . 4 6 0 ± 7 0 0 (BNV-
3031 ); Hopkins y Butler ( 1 9 6 1 ) . s/n); Cardich, 1973.

162
163
Alice Boer, Brasil, 1 2 . 3 5 0 ± 1 . 1 5 0 (SI-1208); No importa si en unos casos hay fechas de 30 o
Beltrao ( 1 9 7 4 ) . 2 0 . 0 0 0 años junto con otras de escasos 13 o
Arroyo dos Fósseis, Brasil, 1 2 . 7 2 0 ± 2 2 0 (SI- 14.000. Unas y otras son ejemplares en la demos-
8 0 0 ) ; Miller ( 1 9 7 6 ) . tración de la invalidez del conservatismo que al-
gunos mantienen.
Do Meio, Brasil, 1 2 . 2 0 0 ± 6 0 0 ( G i f - 4 6 2 8 ) ; Gui-
Es cierto que, entre los casos citados, los
don ( 1 9 8 1 ) .
hay débiles, pero no todos lo son, ni mucho me-
Tagua-Tagua, Chile, 1 1 . 3 8 0 ± 3 2 0 (GX-1205); nos, y el tiempo junto con la intensificación de
Montané ( 1 9 6 8 ) . los trabajos en esos contextos, comprobará la ve-
Los Toldos, Argentina, 1 2 . 6 0 0 ± 6 0 0 (Fra-98); racidad de los hallazgos.
Cardich, et. al. ( 1 9 7 3 ) . Como observación, no deja de ser intere-
sante el modo en el que, de Norte a Sur y en su
Los yacimientos arqueológicos que se han conjunto, se ordenan las fechas; las más antiguas
listado, repetimos, son aquellos que, de una for- al Norte, las más recientes, al Sur. Si esto no es,
ma u otra, deniegan con claridad la posición de a la vez, una prueba del movimiento de ocupación
los partidarios de los 11.500 años como fecha territorial por el hombre, será muy difícil encon-
máxima de ocupación humana del Continente. trar otra explicación.

164
CAPITULO VI

LA ETAPA LITIGA
Tras haber visto las pruebas de la anti- mentos de trabajo imprescindibles para el arqueó-
güedad del hombre en América se hace necesario logo, aunque en cierto momento puedan constituir
estudiar en algún detalle la forma en la que, a un estorbo, pues se originan en una fecha deter-
través de los milenios, supo sobrevivir, aprove- minada, de acuerdo con los elementos de juicio
chando lo que el medio en el que habitaba le entonces existentes, pero estos datos e informa-
ofrecía, a la vez que se iba adentrando y ocupan- ciones se modifican con el dempo y con la activi-
do el continente, modificando sus sistemas de ex- dad de la investigación que lleva a la incorpora-
plotación modificando sus instrumentos para con- ción de nuevos materiales, produciéndose cam-
seguir mejores resultados, habituándose a nuevas bios, a veces fundamentales, mismos que dejan
y distintas condiciones mediales, en otras pala- tambaleante a la periodización que se haya estado
bras, evolucionando culturalmente mediante el siguiendo.
lento proceso de acumulación social de conoci-
. Tan sólo tomando en cuenta la inmensa
mientos y transmisión de los mismos.
territorialidad que se maneja, sus complicaciones
Los resultados de este largo proceso están regionales y las variables ecológicas existentes,
aparentes en los artefactos que, como restos de junto con el tiempo implicado en este estudio,
cultura material, nos han llegado y son los que el que abarca algunas decenas de miles de años, es
arqueólogo maneja. comprensible que no se pueda conceptuar, y los
Se hace necesario, entonces, establecer un datos lo demuestran, una homogeneidad cultural
sistema que nos permita, manejando unos concep- simultánea en todos los lugares.
tos básicos sencillos, incorporar toda la etapa de
cacería y recolección, incluyendo pesca y maris- Las síntesis son el producto del análisis
queo, que llamamos Lítica, naturalmente, en una y resumen de una multiplicidad de datos con el
forma integrada orgánicamente dentro de un pro- nada sencillo propósito de homogeneizar infor-
ceso evolutivo que, a la vez, se inscriba dentro maciones de fuentes distintas, en las que hay na-
de las condiciones cambiantes, tanto en los as- turales divergencias de enfoque, aparte de las in-
pectos climáticos que se modifican periódicamen- trínsecas de los datos en sí mismos, por cuanto
te, según regiones, como en los aspectos geográ- a su propia calidad y a los modos de obtención.
ficos. Para esto, en la arqueología, se emplean los Por lo tanto, cuando se trata de sintetizar lo que
sistemas de periodización, entendiendo por ello no sólo proviene de distintos enfoques sino que,
un sistema que nos da la situación temporal de además es de tiempos diferentes, la tarea se hace
estadios culturales caracterizados, pero que debe complicada y sus resultados hasta cierto punto
tomarse como un arniazón básico para la etapa endebles. A lo anterior se une en este caso la
que nos ocupa puesto que los milenios que abarca amplia extensión territorial y si» diversidad eco-
y el territorio en el que se extiende no permiten lógica, la misma que se conjuga con la diversidad
las generalizaciones. climática, todo ello aunado a la larga temporali-
dad que se maneja.
Por periodización entendemos un sistema
que proporcione la situación temporal de estadios Este último aspecto es bastante más com-
culturales y los elementos calificativos de éstos, plicado de lo que parece y de lo que las investi-
debiéndose tomar como una armazón en la que gaciones y trabajos hechos hasta ahora permiten
sea factible disponer de un cierto ordenamiento explicar. Si, en la actualidad, tomamos una carta
de las expresiones culturales más características climática de Norte y Centroamérica, de acuerdo
y de los procesos de cambio que acontecieron. con la escala de representación, tenemos distin-
Las periodizaciones son necesarias, son- instru- tos grados de síntesis cuyo valor se sitúa en la

167
correlación del fenómeno que querramos explicar Ios en un conjunto más o menos sistemático y
y el de la escala presente. coherente, para encuadrar y explicar lo que sien-
Pero el hombre se mueve, durante su vida, do del dominio especializado del arqueólogo, de-
dentro de un ambiente y territorio de pequeña bía alcanzar a otros públicos, como parte de la
magnitud; queremos decir el hombre primitivo, historia más antigua, la Prehistoria, de América.
naturalmente. Luego entonces lo que debemos Surgieron varias obras que, obligatoriamente, eran
entender es un ámbito de unos cuantos centenares de carácter descriptivo, pues la posibilidad inter-
de kilómetros cuadrados en cada caso, en cada pretativa no era fácilmente practicable, tanto por
vida, en cada generación humana. De ahí que a la pobreza intrínseca de los datos obtenidos, co-
cada etapa cultural y su correspondiente tiempo mo porque en la época se manejaba una honesti-
tenga que atribuírsele una posibilidad territorial dad científica que impedía crear un mundo de
que se entiende en escala geográfica menor, pero explicaciones sobre premisas no demostradas.
que requiere, para comprenderlo, estar represen- Se establecieron varias periodizaciones,
tado en una escala mayor, aquélla que permita es decir, se hicieron y publicaron varios trabajos
entender todos los accidentes topográficos, todos en los que, con los datos existentes se trató de
los recursos naturales a su alcance y los cambios establecer las pautas de un proceso según el cual
que en el paisaje producen las regulares oscilacio- se intentaba entender la llegada de los hombres a
nes climáticas estacionales. América, el grado cultural que tenían y sus subse-
Hemos de aprehender el concepto de te- cuentes movimientos y desarrollos.
rritorio, potencial explotativo y cambios anuales, En arqueología una periodización no es
dentro de una temporalidad dada, cuestión nada sólo un intento de sistematización del proceso o
fácil para nosotros que podemos cubrir varios del orden que ha tenido el desarrollo cultural de
miles de kilómetros en unas horas y ya hace mile- la sociedad en una región o zona, sino que tam-
nios que hemos dejado de ser productores direc- bién es un caso de metodología, según los elemen-
tos. Nos queda, en cuanto a temporalidad, un tos que se empleen para establecerla y valor je-
sentido histórico por la relación directa con el rárquico que se les atribuya. Hay en esto visiones
pasado, pero también alterado por una serie de ambiciosas que tratan de incluir, e incluyen, vas-
otras causas en las que mucho tienen que ver tos territorios y grandes temporalidades, siendo
factores culturales. factible lo primero, sobre todo en etapas de poca
Aquellos que practican eso que llaman especialización o en territorios que pese a su gran
arqueología conductivista (behavioural) desde las extensión sean semejantes en lo ecológico, pero
distintas variantes de la cultura occidental debe- muy difícil de sustentar cuando la temporalidad
rían reflexionar sobre la enorme diferencia de es grande, pues presupone una especie de pará-
nuestro mundo actual y el de hace 15 o 30.000 lisis cultural, a la vez que una ecología estática,
años. Insistir sobre el punto sería participar en lo cual es insostenible cuando en el tiempo trans-
semejante falacia, la de quienes desde el gabinete currido se sabe que hubo cambios significativos
y ya casi en el siglo xxi son capaces de pontificar climáticos que sin duda incidieron en el patrón
sobre la conducta de aquellos que vivieron hace cultural.
miles de años. • Es posible, por lo tanto, que de acuerdo
Con los datos obtenidos y acumulados so- con el enfoque que se adopte, surjan, para la
bre lo que se suponía eran los restos de actividad misma región, el mismo lapso y las mismas cultu-
humana más antiguos del Continente, en el trans- ras, periodizaciones diversas las cuales serán cada
curso de los años hubo la necesidad de organizar- vez más distintas según el grado de complicación

168
de las sociedades que se pretenda sistematizar. Posiblemente, al igual que el hallazgo a
Yendo de las estructuras más sencillas a las más que nos referimos tuvo por origen un trabajo pa-
complicadas, la diversidad de su contenido en to- leontológico, la falta de información si)bre el Cua-
dos los aspectos, nos deja ver las numerosas po- ternario que todavía existe entre los arqueólogos
sibilidades que contienen para, primero, ser clasi- prehistoriadores de América haya sido una de las
ficadas y segundo, cómo formar parte de una pe- causas de la lentitud en el desarrollo de esta es-
riodización. Siendo la línea rectora la cronológica, pecialidad.
la periodización variará según el criterio, la for- Parte de esta situación también está en
mación y la intención de quien lo haga. que la formación de los arqueólogos muy pronto
En este terreno, e independientemente de fue en la línea de la antropología, con lo cual en
las ideas del autor que sea, la periodización de aquellos que se dedicaron a las etapas más anti-
las etapas más antiguas está obligada a apoyarse guas los defectos de sus trabajos, en este tipo de
en muy pocos elementos de juicio, por lo elemen- materiales, se hicieron más patentes. En los luga-
tal y escaso de los materiales de que se dispone, res en los que la formación de los arqueólogos
conduciendo con facilidad a esquemas primarios. fue dentro de una orientación naturalista, la debi-
Para estas etapas en América la arqueología cuen- lidad residía en que al manejar los enunciados de
ta con muy poco, como es lógico, debido a las la escuela de los círculos culturales, las interpre-
dificultades de conservación y al corto número de taciones formales se pusieron a la orden del día y
seres humanos. tampoco se avanzó.
La primera clasificación que se hizo fue Posiblemente se deba al descubrimiento
la sencilla de llamar "Hombre temprano" (Early de la técnica de fechado por el C l 4 un cambio
Man) a todos los hallazgos que, por una u otra radical en el enfoque del problema de la llegada
causa se pensaba eran de gran antigüedad. Fue de los primeros hombres al Continente ameri-
Hrdlicka el primero en emplearlo y en su caso cano, pues aunque el C l 4 no es de una confianza
tenía una connotación algo especial, ya que se total, por causas como las contaminaciones,
refería a una presencia humana, posible, pero a veces la muestra no está bien tomada, todavía
no probada, de carácter pre-sapiens, sino que no sabemos con seguridad los efectos que el tiem-
sub-humana.
* Naturalmente de acuerdo con este po haya podido tener en la fijación o en la pér-
criterio los hallazgos no eran tan antiguos. Esta dida de C l 4 y el máximo alcance para fechar se
expresión originalmente aplicada a los restos hu- reduce a menos de 40.000 años, es indudable
manos exclusivamente, ha quedado como califi- que proporcionó un instrumento único, la base de
cativo general en la literatura en inglés para la la cronología y si a esto se une el que ya se toma
etapa cultural más antigua (Jennings, 1968). en cuenta los factores paleoambientales, la tec-
La situación se transformó cuando, en nología presente en los artefactos y ciertas corre-
1926, junto con el esqueleto de un Upo de bi- laciones etnográficas posibles, esta clase de estu-
sonte fósil, apareció una punta de proyectil, de dios en los últimos años ha mejorado bastante
piedra. La resistencia no se rompió con este ha- en América, pues en el Viejo Continente siempre
llazgo y al año siguiente en el mismo lugar, Fol- tuvo vigencia precisamente en esa metodología.
som, Nuevo México, el encuentro de otras puntas, La expresión "hombre temprano" se
en relación indudable con la osamenta y en capas mantiene, sin las implicaciones que su originador
no alteradas ni intruidas, hicieron que el hallazgo tuviera en mente, pero después surgió una no-
fuese aceptado como prueba de la antigüedad del menclatura que si bien puede haber sido útil en
hombre en el Continente americano. cierta época, ha persistido e inclusive se ha am-

169
pliado, conservando su falta de ponderación cien- Desde luego, si las dudas expresadas res-
tífica original. Nos referimos al "paleoindio" am- pecto a los paleoindios se toman en considera-
pliado luego ingenuamente con "mesoindio" y ción, mesoindios y neoindios son innecesarios,
"neoindio" y más recientemente con "pre-paleo- aparte de barbáricos, cuando menos.
indio". Hemos de aceptar que la visión implícita
Como claramente expresa Wormington en "hombre primitivo" y "paleoindio" está pro-
( 1 9 5 3 : 3 ) : "El término paleoindio (paleo-anti- fundamente marcada por la antropología física, y
guo ) con frecuencia se refiere a los primeros ha- bajo ese punto de vista, es de gran debilidad y,
bitantes de Norteamérica para poder diferenciar- si se trata de conceptos culturales, nos encon-
los de pueblos posteriores (Roberts, 1940). Es tramos con una situación todavía peor. Dejemos
una palabra indeseable si le damos una connota- pues estos calificativos en su lugar, en un pasado
ción racial. Los últimos indios americanos eran de pioneros, llenos de buenas intenciones y muy
mongoloides, pero este no es, necesariamente, el capaces dentro de las posibilidades del tiempo y
tipo racial de los primeros llegados al Continente de los problemas que entonces se planteaban.
americano. Algunos antropólogos físicos piensan Ahora, y desde Roberts [op. cit.) hay que admi-
que la raza mongoloide es de reciente desarrollo tir que los más de 40 años transcurridos no han
en Asia. Ya que no sabemos cuando llegaron sido del todo en balde, tanto en el muchísimo
los primeros hombres a este hemisferio, no pode- mayor número de hallazgos efectuados, como en
mos decir cuál era su tipo racial. De todas formas, la técnica de estudios y análisis de materiales y de
si empleamos el término de paleoindio tan sólo la mera obtención de ellos; también en los enfo-
en el sentido de designar los más antiguos -habi- ques metodológicos y la subyacente teoría (más
tantes, puede ser aceptado. Lo usaremos para re- bien teorías) que se manejan.
ferirnos a la gente que cazó animales ahora extin- Está también la clasificación de Suhm,
guidos, para la gente que ocupó el oeste de los Krieger y Jelks ( 1 9 5 4 ) en su famosa obra, clave
Estados Unidos antes de hará unos 6.000 años, de la tipología de las puntas líticas de proyectil,
y de los fabricantes de las puntas acanaladas que todavía no mejorada, en donde emplearon las ex-
se encuentran en el este de los Estados Unidos. presiones Paleo-americano, Arcaico y Neo-ameri-
No hay fechas sólidas para- los últimos, pero hay cano, basados en las informaciones y materiales
razones para pensar que algunos, al menos, son provenientes del Estado de Texas, pero que pue-
bastante antiguos". den aplicarse en sentido más general.

Después de paleoindio se acuñaron los Hay que esperar bastante tiempo hasta
términos "neoindio" por Griffin ( 1 9 4 6 ) y "me- que Willey y Phillips (1955) dan a la luz una
soindio", por Smith (1957) y es curioso consta- periodificación en la cual ya es posible ver un pro-
tar subyacente un concepto difusionista, pues al ceso de cambio cultural a través del tiempo.
anteceder a "indio" las partículas "paleó", "me- La etapa más temprana de las culturas que
so" y "neo", que califican tanto una temporali- se desarrollaron en Norteamérica fue llamada
dad como un estadio de desarrollo cultural, se "Lítico temprano". Esta etapa se concebía como
trata en cada caso de un grupo nuevo, de otro abarcando dos categorías mayores de tecnología
grupo humano, no pudiéndose seguir las líneas lítica: (1) industrias de lasca y núcleo, sin espe-
de evolución, los procesos de cambio que debie- cialización y poco definidas, con talla por percu-
ron llevar de uno a otro, si es que este género sión predominante, siendo quizá la única técnica
de desarrollo sé dio. empleada, y (2) industrias que muestran técni-

170
cas más desarrolladas de "navaja" en la talla de tica la ya así mencionada, junto con el Arcaico,
la piedra con puntas lanceoladas especializadas redefiniendo este último y señalando que ade-
con o sin acanaladuras como los artefactos más más de los instrumentos de jnolienda y de una
característicos. variada tipología de puntas de proyectil, que
Los mismos autores en obra posterior son elementos característicos, el límite inferior
debe fijarse para los hallazgos que no estén aso-
(Willey y Phillips, 1958) abandonan la divi-
ciados con restos de fauna pleistocénica y el su-
sión en "inferior" y "superior", implícita en la
perior en el que no hayan llegado al Formati-
anterior, y se quedan con "Etapa Lítica" nada
vo, o sea a la agricultura. Esto hace que en mu-
más, aceptando que, cuando existan más eviden-
chos lugares la Etapa Lítica, incluyendo el anti-
cias se podrá establecer la diferenciación, que
guo Arcaico, haya sido contemporáneo de la
es indudable existe, pero debe ser confirmada
llegada de los occidentales, hasta el siglo xix
con más datos.
muchas veces.
El siguiente y superior nivel de desarro-
llo cultural es el que llaman "Etapa Arcaica", La Etapa que llama paleoamericana se
encontrando dificultades para darle su situación inicia con unas tradiciones, no muy claras pero
espacial completa y señalando que, en opinión perceptibles, llamando tradición a la expresión
de algunos autores, debería dividirse en "infe- espacio-temporal de una clase de objetos mate-
rior" y "superior", estribando la distinción en riales compuesta de elementos definibles. Estas
que el superior dispondría de instrumentos de tradiciones son: de artefactos de núcleo, rela-
piedra pulida y el inferior no. cionables con el complejo tajador-tajadera del
En una definición general, la Etapa Ar- SE asiático; una tradición de artefactos de hue-
caica consiste en un estadio en el que continúan so y una tradición básica de puntas foliáceas,
las culturas nomádicas de cazadores recolectores, de gran tamaño, quizá derivada del Paleolítico
pero en una fase climática semejante o casi igual inferior euro-asiático, que no parecen haberse
a la actual. Por haberse extinguido la mega- presentado en orden cronológico.
fauna la dependencia es total en animales de A estos antecedentes siguen, por orden
menor tamaño y es posible que hayan ampliado de temporalidad:
el número de especies aprovechadas. Existe un
aumento aparente en la recolección que se de- Tradición de puntas acanaladas
muestra por el incremento de utensilios de pie- Tradición de las puntas con retoque paralelo
dra que se juzga son utilizados en la preparación Tradición de las puntas no especializadas:
de alimentos vegetales silvestres. Aparecen tam- forma de hoja de sauce, puntiagudas en am-
bién instrumentos de piedra pulida aptos para bos extremos
el trabajo de la madera. En ciertos lugares los forma romboide
morteros de piedra son de forma precursora de con muescas angulares o laterales
las piezas de cerámica que vendrán después. con espiga (muesca angular formándola)
Pero finalmente nos da la siguiente periodiza-
Tomando en cuenta los antecedentes
ción.
que existían en esa fecha (Willey y Phillips.
1958; Krieger, 1962) Krieger en un artículo
de 1964 replantea y analiza el problema enfo-
cándolo en sentido de abarcar todo el Continen- * Maneja una etapa, la más antigua, a la que llama "Pre-puntas
te americano.* Junta, para formar la Etapa Lí- de proyectil".

171
Estadio pre-puntas de proyectil se asume que era necesario el lasqueado por
presión para obtener puntas o cuchillos bifacia-
Un bajo nivel en la tecnología del traba- les, experimentalmente se ha mostrado, por
jo en piedra, semejante al del estadio del Pa- ejemplo, que se pueden obtener puntas Clovis
leolítico inferior del Viejo Mundo. Todos los enteramente por percusión, pero los artefactos
objetos se hacen exclusivamente por talla por delicadamente hechos, como las puntas Folsom
percusión; podrían llamarse utensilios de lasca verdaderas requieren el empleo del trabajo por
y núcleo, pero esta distinción con frecuencia es presión (Wormington, com. pers.). Las pun-
difícil hacerla. A veces, pero no siempre, son tas de proyectil son lanceoladas, por lo general,
bastante grandes y pesados. También están pre- o foliáceas (se pueden incluir a las puntas San-
sentes los artefactos sobre canto rodado, pero dia, con una escotadura ligera) pero también se
cambian mucho en frecuencia. El hecho de la conocen puntas pedunculadas con muescas late-
percusión no describe adecuadamente la tecno- rales someras. Sea cual sea la forma, las pun-
logía; es más importante la aparente inhabili- tas de proyectil y los cuchillos, por lo general
dad de la gente de esta época para aplanar y si no siempre, son los primeros en aparecer en
adelgazar los artefactos lo bastante como para cualquier región. La variabilidad de artefactos
producir lo que podrían llamarse puntas de pro- de hueso y de piedra tallada sigue siendo redu-
yectil y cuchillos delgados y bifaciales. Ocasio- cida, cuando se compara con estadios posterio-
nalmente hay instrumentos de hueso, en forma res, pero cambia de acuerdo con los distintos si-
de astillas de huesos largos de grandes mamí- tios. En las grandes llanuras la mayoría de los
feros, con huellas de uso en uno o ambos extre- sitios conocidos son lugares de destazamiento
mos, como si hubieran sido empleados para per- de animales pleistocénicos, por lo que no con-
forar; también hay astillas que pueden haber tienen muchos más de algunas puntas de pro-
sido cortadas o biseladas y, en dos o tres casos, yectil y artefactos de corte o raído. El sitio Lin-
los huesos de las patas de animales chicos se denmeier, en Colorado, es una excepción, por
cortaron para hacer tubos. En algunos lugares cuanto fue un campamento y contiene un cuadro
se encuentran hogares poco profundos cónca- más amplio de artefactos de hueso y piedra ta-
vos, pero nunca, hasta donde sabemos, forrados llada. Por otro lado en el Este de los Estados
de piedras. Tales hogares, en algunos casos, pue- Unidos, la mayor parte de los sitios son campa-
den haber sido excavados o estar en depresio- mentos, no lugares de destazamiento y todavía
nes naturales, o ambas cosas. No se conocen están por encontrarse los restos de mamíferos
entierros humanos. pleistocénicos. En otras regiones a veces se en-
cuentra fauna asociada con los restos culturales,
en otras ocasiones no. Se conocen fosas de ho-
Estadio paleo-indio gar, por lo general (quizá siempre) forradas de
piedras. Son desconocidos los entierros forma-
Continúa el lasqueo por percusión para les. Los instrumentos de molienda son muy ra-
hacer artefactos, pero ahora está mucho mejor ros, si no es que ausentes.
controlado, por lo que las superficies están tra-
bajadas de tal manera que producen artefactos La expresión "Cultura Llano" que se
relativamente delgados y planos que pueden ser caracteriza por las puntas acanaladas se emplea
llamados puntas de proyectil y/o cuchillas. A en el SW y en las grandes llanuras para los si-
pesar de estos nombres de categoría por lo ge- tios "Clovis" y con mamíferos pleistocénicos
neral empleados con seguridad, con frecuencia extinguidos. Se debería emplear otro término

172
para los sitios semejantes del E de los Estados mero de puntas lanceoladas sin acanaladura;
Unidos que tienen puntas Clovis, Cumberland bastantes formas con pedúnculo y muescas an-
y quizá otros tipos, además de un conjunto más gulares; técnicas nuevas tales como biselado y
amplio de artefactos. Para los sitios de la región lasqueado paralelo por presión y un número más
de las grandes llanuras que tienen puntas Fol- grande de artefactos de piedra y hueso de los
son se emplea el término "Cultura Linden- que hasta ahora se conocían. Aparecen enterra-
meier". Y para las del NW del Pacífico que mientos humanos hechos en fosas excavadas.
tienen puntas Cascade, "Vieja cultura cordille- Años después se presentó otra periodiza-
rana". En otros casos los sitios y complejos re- ción, (Lorenzo, 1967: 23-28) exponiendo las ra-
ciben el nombre de regiones más amplias, pero zones que conducían a nombrar Etapa Lítica a lo
no de culturas pues todavía faltan conocimien- que, en algunos textos, se llama Prehistoria, por
tos para poder hacerlo. lo que, en su sentido más usual, se entiende la
parte del pasado carente de fuentes escritas, con
Estadio proto-arcaico lo cual toda América permanece en la Prehisto-
ria hasta que llegan a ella los primeros occiden-
En ambos subcontinentes americanos se tales, se asientan y comienzan a establecer la
señala por la aparición de artefactos de molien- necesaria documentación escrita. Quizá, en al-
da de alimentos, tales como manos y piedras gunas zonas, como la que se ha llamado Meso-
de moler, en grado menor por morteros y ma- américa (Kirchhoff, 1943) podría hablarse de
nos de mortero y también, en ocasiones, por una Protohistoria, es decir, la época en la que
instrumentos semejantes empleados para pulve- existen los primeros rudimentos de documenta-
rizar pigmentos. Cuando se dio forma a estos ción escrita, como es el caso con los Códices y
objetos fue mediante picoteado y por lo tanto la Epigrafía prehispánicos y el hecho de que
sus superficies cuando se suavizaron por el uso llega gente con escritura que describe lo que
más que por la formación. Estos instrumentos encuentran.
no se encuentran en todos los sitios, estando Es cierto que bajo el denominador de
notablemente ausentes en Alaska, Canadá y al- Etapa Lítica se engloba lo que en otros conti-
gunos de los estados más norteños de los Esta- nentes es llamado el Paleolítico, pero debemos
dos Unidos y en áreas donde los artefactos de evitar el uso de términos que, a la vez, implican
piedra son raros. Tampoco se encuentran en los un contenido cronológico y periodificaciones
lugares en los que se mataron animales, en los culturales propias que no pueden extrapolarse
que este tipo de artefacto casero no es de es- a América y que corren el riesgo de serlo, como
perarse. En estos casos, como indicadores de ha sucedido en bastantes casos. Es preferible
este estadio pueden encontrare otros artefactos adoptar la posición que enunció Desmond Clark
que sin pertenecer al estadio Paleo-indio, ni al ( 1 9 5 9 ) para Africa, al sur del Sáhara, adoptan-
Arcaico pleno son marcadores. Se siguen ca- do una terminología clasificatoria de amplios
zando algunas especies de mamíferos pleisto- vuelos y una periodificación general sin mayores
cénicos que aún sobreviven, sobre todo bisonte compromisos cronológicos, salvo los imprescindi-
de especies ahora fósiles en las grandes llanu- bles para crear una sistemática de suficiente
ras y quizá mastodontes en el E de los Estados flexibilidad, pues hay que reconocer que todavía
Unidos. En algunas áreas parecen haber sobre- no se dispone de mucha información y que la
vivido las puntas acanaladas en pequeño núme- intensificación de excavaciones a lo largo del
ro, pero en general ceden el paso a un gran nú- tiempo será la de alcanzar a producir los datos

173
suficientes, todavía escasos o muy restringidos tuviera el mismo encuadre cronológico de lo que
en área. se había encontrado, o se encontrase en los Es-
En 1964 recibí el encargo de montar la tados Unidos de Norteamérica, al Norte, y de
Sala de los Orígenes americanos para el enton- donde, sin lugar a dudas, habían llegado los pri-
ces en construcción Museo de Antropología de meros habitantes de México, pero que, en su
la ciudad de México, que sería inaugurado en recorrido era natural que hubieran sufrido cam-
septiembre del mismo año, recibiendo el encar- bios de importancia, tanto por el tiempo trans-
go en junio. El problema era la manera en la que currido como por las adaptaciones necesarias
se debía presentar, museográficamente, algo tan ante nuevos climas, faunas y floras. Con esto se
abstruso para el gran público como son los res- quiere decir que la periodización establecida
tos culturales de esos tiempos. Tenía que ser quedaba abierta a fenómenos tales como margi-
algo alejado de la visión del especialista, pero naciones o fijaciones en un patrón cultural que,
que, a la vez, contuviese información científica. una vez demostrada su validez en un territorio
Esto me obligó a establecer una periodificación o situación determinados, prevalece, con muy
sencilla, de acuerdo con los conocimientos y ma- pequeñas variaciones, ya que es suficiente para
teriales encontrados en México y reflejo de lo permitir la subsistencia sin problemas, con lo
acontecido en ese territorio en aquellas remo- cual quedaba implícito el principio de evolución
tas fechas. multilineal, mismo que las fuentes antiguas de
El criterio fundamental fue el tecnoló- México nos demostraban, con la convivencia, en
gico por su sencillez y veracidad frente a otras el momento del contacto de los europeos con
disyuntivas. De él se podían manejar inferen- la realidad de América, de sociedades en muy
cias económicas bien sólidas, ya que en los sitios diferentes categorías de cultura, aunque estuvie-
excavados hay materiales que atestiguan fidedig- sen en contacto directo.
namente la esfera de la vida económica. Los as- Internamente se ha dividido en horizon-
pectos socio-políticos, que sin lugar a dudas tes teniendo como elemento diferencial la téc-
también existieron, aunque fuera en formas de nica de fabricación y empleo de la industria lí-
poca complicación, son imperceptibles por lo co- tica, con sus resultantes económicos y sociales
mún, salvo que se aplique una imaginación ra- posibles participando de la diferenciación como
yana en la invención o que se apliquen los, en auxiliares.
este caso, lugares comunes especificados por La nomenclatura de estos horizontes fue
Morgan y Engels, o sea emplear el recurso de fruto de un proceso selectivo, tratando de en-
autoridad aplicando conceptos generales que contrar términos que entre sí tuviesen el deno-
parecen una extrapolación lógica pero no pasan minador común necesario, en este caso "lithos"
de un razonamiento circular. y un calificativo que, diferenciándolos, señalase
La cronología . presentaba dificultades el grado de distinción. Para el más antiguo, se
pues las fechas de que se disponía no eran mu- tomó el de "Arqueolítico" por su connotación
chas, los materiales asociados escasos y los estu- de antigüedad. Esta palabra, que hemos encon-
dios dignos de confianza, pocos. Esto obligaba trado en Morgan ( 1 9 4 7 ) forma parte del enca-
a que la periodización que se estableciese tu- bezado al capítulo segundo "Las Industrias Ar-
viera la flexibilidad suficiente como para poder queolíticas de Europa" de la obra mencionada,
incorporar hallazgos futuros, partiendo del prin- pero en este caso se usa para caracterizar las
cipio de que lo que se había encontrado, o se correspondientes al Paleolítico superior; una
encontrase en México no era obligatorio que nota de los traductores, Pericot y San Valero,

174
indica que el término no tuvo difusión en la Capsiense final, el Tardenoisiense (con el Ma-
literatura arqueológica y que su imprecisión lle- glemose nórdico) y el Aziliense, en España,
vó a que otros autores la utilizaran para desig- substituidos por el Asturiense, el cual no parece
nar las industrias del Paleolítico inferior. Es en relacionarse con ninguna otra industria, ni ante-
ese sentido, de mayor antigüedad que aquí se rior, ni posterior, por lo que la sitúa como un
aplica. Preneolítico. Luego encuentra una etapa en la
El siguiente es el que llamamos "Ceno- que se inicia una nueva civilización, completa-
lítico", que en un tiempo creímos ideado por mente distinta a las anteriores, a la cual deno-
Manuel Maldonado-Koerdell (Lorenzo, 1967), mina Protoneolítico, que abarca el Campiñense
pero que algo más tarde me encontré con que y la facies nórdica de los concheros. En nuestro
ya había sido empleado. Creo sinceramente que caso se emplea por ser precisamente el comienzo
se trata de una convergencia debida a la nece- del Neolítico, con todas las implicaciones que
sidad sentida por Maldonado-Koerdell de acu- ello supone y preferimos llamarlo así a cualquier
ñar un neologismo, sobre las requeridas bases otra expresión, incluyendo entre ellas la también
etimológicas griegas,'que diera la expresión co- poco usual de Subneolítico.
rrecta de una época lítica reciente para México, La elección se hizo tomando términos
sin involucrar el conjunto de connotaciones que que alguna vez fueron empleados y no tuvieron
lleva el término Paleolítico a lo cual, en su caso, éxito. También está claro que no era posible
se unió su formación de paleontólogo, lo que acuñar otros neologismos pues los requisitos fi-
condujo, necesariamente, a encontrar el mismo lológicos no lo permitían fácilmente.
. término.
El antecesor en el empleo del término Arqueolttico
fue Hodder M. Westropp (Daniel, 1967)
quien en una conferencia que presentó a la An- Artefactos grandes, tallados por percu-
thropological Society en 1866 dividía los esta- sión directa de piedra contra piedra! Hay talla
dios culturales anteriores al Neolítico en tres fa- bifacial en artefactos grandes y también en los
ses, Paleolítico, Mesolítico y Kainolítico y este pocos chicos que se encuentran, aunque es me-
último no corrió con la misma suerte que los nos frecuente en estos. El material de tamaño
anteriores. Sin saberlo lo tomamos únicamente chico consiste en lascas gruesas y anchas, con
por el contenido clasificatorio que incluye y que las que se fabrican raspadores y raederas; tam-
no lo hace confundible con otros, como creemos bién hay denticulados y es frecuente encontrar
debe ser en un sentido más restringido, ya que ángulo de fractura muy abierto, como el presen-
el creador del nombre lo utilizaría para designar te en la técnica clactoniense. No existen instru-
todas las industrias líticas precerámicas de Amé- mentos de molienda y es característica la ausen-
rica. Su indudable origen geológico aparte, ca- cia de puntas de proyectil de piedra, sin desear- •
lifica lo que a nuestro juicio es más importante, tar que hayan podido ser hechas de materiales
el ser "la piedra más reciente". perecederos.
Por último el Protoneolítico, ya fue En términos generales la tipología es
aplicado por Obermaier ( 1 9 2 5 ) quien por cier- bastante reducida y denota en los artefactos un
to deniega, por injustificado, el apelativo de Me- mínimo de especialización. Puede pensarse en
solítico que entonces comenzaba a emplearse, una etapa de recolección con poca cacería, a juz-
y dice que las etapas póstumas al Paleolítico de- gar por las piezas. Algunos autores la conside-
ben llamarse Epipaleolítico, comprendiendo el ran parte de la tradición de núcleos y lascas, con

175
origen en el SE asiático. Al respecto diremos Bajo ningún concepto debe llamarse a
que tecnológicamente no puede existir un nú- este tiempo de "cazadores de megafauna", co-
cleo sin que hayan salido lascas de él lascas al mo ha sido el caso, pues a pesar de que mata-
formarlo y que tampoco podemos tener lascas ban animales de gran tamaño, debido al nivel
sin un núcleo del que provengan; es un binomio tecnológico existente, esto debió suceder en oca-
inseparable que por lo tanto se encuentra pre- siones y condiciones casi únicas. No es posible
sente en todas las culturas líticas y por ello, ha- atribuir base económica a una situación en la
blar de una tradición de lascas y núcleos, no es que la vida del individuo, o de todos los que
procedente. participaban en la matanza de un gran animal,
Es posible que en este horizonte nos tuviera que ser puesta en peligro eminente en
encontremos ante el embrión o la forma menos cada caso.
desarrollada de lo que más tarde se va a llamar
"culturas del desierto". Cenolítico superior

Hay una gran variedad de piezas talla-


Cenolítico inferior
das, por percusión, por presión y con retoque
por presión. Se cuida bastante la forma y el aca-
En su transcurso hacen acto de presen-
bado. Es peculiar la proliferación de puntas de
cia las puntas de proyectil líticas. Entre ellas las
proyectil con pedúnculo y aletas. Aparecen los
de forma foliácea y las que, en mayor o menor
instrumentos de molienda, tanto morteros como
grado, presentan acanaladuras; estas últimas,
piedras planas. Es posible percibir los comien-
al parecer, invención americana. Existen otras
zos de la técnica del pulimento de la piedra, no
varias puntas que de una forma u otra se rela-
sólo en los instrumentos anteriores, sino tam-
cionan con las anteriores, comenzando a apare-
bién en algunas partes de otros instrumentos.
cer las pedunculadas, quizá debido al exceso de
La complejidad tecnológica del momento es in-
desgaste por abrasión hecho en los bordes del
dudable a juzgar por la multitud de tipos pre-
tercio inferior de la parte proximal, técnica que
sentes.
regularmente se practicaba en las puntas de los
tipos anteriores. Se observa la suficiente diver- Se inicia con la desaparición de la fauna
sificación tipolitica como para poder hablar de pleistocénica y la recolección toma el auge pro-
especialización de los artefactos, con las natura- porcional, comenzándose los primeros cultivos o
les concomitancias tecnológicas y económicas. los primeros pasos en la domesticación de plan-
tas, entre ellas la calabaza, el chile, el amaranto,
La técnica del retoque por presión ya
el maíz y quizá, el frijol.
está presente, así como la talla con percutor
blando (madera o hueso) y hay una tendencia Vrotoneolitico
general al mejor acabado de las piezas. Se en-
cuentran navajas prismáticas, de núcleos polié- De hecho es de transición cultural. Lo-
dricos, ya existen instrumentos de molienda calizado en algunos lugares es posible que en
y parece que la base económica se desplaza ha- sus comienzos haya tenido mayor extensión de
cia la cacería, aunque en contemporaneidad se la que llegó a tener después y también es fácil
encuentran ciertas fases de las "Culturas del que ante la carencia testimonial de las plantas
Desierto", si bien reducidas en extensión e im- de cultivo, su característica, sus sitios se con-
portancia, como podría ser el conjunto cepillo- fundan con los de las llamadas "Culturas del
raspador de Baja California (Arnold, 1957). Desierto".

176
177
El maíz y el frijol se afianzan como cul- hayan encontrado algunos indicios, en forma de
tivos, intensificándose y mejorándose los inicia- pedernales de dudosa talla humana.
dos en la fase anterior. Con todo ello esta agri- Para el Farmdaliense (de 28.000 hasta
cultura incipiente es reducida y la dieta sigue 2 2 . 0 0 0 ) con el Woodfordiense (de 22 a
siendo proporcionada en su mayor parte por la 12.500) e incluyendo también el Twocreeken-
recolección y la caza. Sin embargo la necesidad se (12.500-11.500), o sea entre 28.000 y
de cuidar los campos sembrados obliga a la re- 11.500, sitúa el subestadio Paleo-indio Medio,
sidencia fija, al menos por unos cuantos meses al cual caracteriza, en sus comienzos (Farmda-
al año, aunque es muy posible que estas prime- liense) por tener puntas sobre lascas, raederas
ras aldeas hayan sido ocupadas todo el tiempo unifaciales y cuñas, poniendo como dudosa la
y los campamentos desde los que se explotaban existencia de navajas. Incluye más tarde puntas
los. recursos locales de carácter estacional sean foliáceas bifaciales, llamándolas lanceoladas y,
los que hayan sido residencias temporales de como puede suponerse en un tiempo de dura-
parte del grupo. Comienza el cultivo de algo- ción tan largo, 16.500 años, otros artefactos
dón, sin que aún se tengan pruebas de su modo más, tales como puntas de proyectil líticas con
de empleo. pedúnculo, puntas de hueso, agujas del mismo
material y diversos tipos de raederas.
En el aspecto lítico hay una disminu-
ción general en el tamaño de los artefactos y El Paleo-indio Tardío, de 11.500 a
un gran cuidado en el retoque secundario. Esta 7.000 aP es el de las puntas acanaladas, en sus
tendencia al buen acabado de la forma es tam- diversas variantes, además de todo el material,
bién muy visible en los objetos de piedra pu- lítico y óseo, que se encuentra en los lugares
lida y los morteros y muelas planas, que ya no que se han excavado de esas fechas.
son sólo funcionales, sino que también se busca Al enfocar su periodificación con el cri-
en ellos una buena apariencia y regularidad. La terio geológico señalado, hace tabla rasa con una
técnica de la piedra pulida se aplica claramente serie de factores de importancia, a la vez que
a otras piezas, como son cuentas, hachas, ha- mantiene implícita la unidad cultural de todo
chuelas, etc. el Continente americano, pues no toma en cuen-
ta que, si como en su propio trabajo indica, el
Puede darse como fin de este horizonte
hombre entra a América por el estrecho de Be-
el comienzo de la manufactura de cerámica, la
ring, pudiéndolo hacer con facilidad entre 28
cual, en sus inicios, es un material de substitu-
y 25.000 años aP, se acepta de hecho un mo-
ción de la piedra en la fabricación de recipientes.
vimiento de norte a sur, con lo cual la presencia
Haynes ( 1 9 6 9 ) establece su periodiza- de puntas acanaladas en el extremo sur de Sud
ción sobre bases crono-estratigráficas, de acuer- América está separado en menos de 2.000
do con las subdivisiones del estadio Wisconsi- años de las de Norteamérica.
niano, atribuyendo los subperíodos del llamado Es una visión interesante, por cuanto
Paleo-indio, a sus aspectos más bien tipológicos muestra los errores de interpretación, básicos,
que culturales. De esta manera establece un de la posición de su autor.
subperíodo Temprano, otro Medio y uno Tardío. La periodización más reciente se debe a
El subperíodo Temprano lo sitúa duran- Nelken-Terner y MacNeish ( 1 9 7 7 ) y damos
te el Altoniense, atribuyéndole una edad ante- un resumen de ella, recomendando al lector
rior a 30.000 años aP y lo considera práctica- grandes precauciones en la terminología sobre
mente inexistente, pese a que acepta el que se tipos líticos, pues aunque se ha recurrido a las

178
obras clásicas de tipología lítica, la que se ma- la manufactura de un instrumental en hueso y
neja en este artículo es de gran novedad, como por ello, hay presentes un cierto número de ar-
puede verse, sin que en ningún momento se den tefactos de hueso. Algunas puntas de proyectil
explicaciones de qué es un percutor sobre lasca de hueso y lascas del mismo material podrían
capaz de generar una lasca percusionada. Es po- indicar una técnica mejorada para la cacería, pe-
sible, también, que mi traducción del francés ro dentro del cuadro de un modelo de subsis-
adolezca de defectos. tencia que nos es impreciso. Además, si bien
es cierto que algunos instrumentos siguen aso-
Fase I ciados a las tareas poco especializadas de desta-
zamiento de animales, otras parecen más cla-
Artefactos líticos grandes (percutores ramente adaptadas al trabajo de las pieles y de
sobre lasca [ ? ] ) que se desarrollan para. llegar la madera. En este nivel, aunque los grupos hu-
a artefactos (lascas percusionadas [ ? ] ) en los que manos que se consideran todavía estén lejos de
el aspecto bifacial se debe al uso y/o a la pre- poder ser tomados como especialistas en la ca-
paración que han sufrido, así como por la pre- za, no dejan de manifestar algún progreso en
sencia de algunas piezas monofaciales de talla ese sentido y su tecnología se ha refinado un
grande que presentan bordes cortantes, con per- poco.
fil cóncavo o convexo. Algo difícil de situar, esta segunda Fase
Las lascas delgadas son escasas, por no se verifica en numerosos yacimientos, bastante
decir ausentes, lo cual elimina de hecho todo dispersos por el Continente, por un número li-
tipo de punta de proyectil de piedra, pero esto mitado de restos de artefactos líticos agrupados,
no se opone a la presencia (existencia) de este en asociación con otros vestigios, para los cuales
tipo de objeto hecho de madera o hueso. se dispone de muchas fechas de C14.

Por los contextos en los que han sido Fase III


hallados es posible asociar estos instrumentos
con actividades de destazamiento de cacería, pre-
Los yacimientos que se pueden atribuir
paración y corte de pieles, lo que sugiere que
a la Fase III no son más numerosos que los que
el modo de subsistencia de los primeros ocu-
forman la Fase precedente, pero los elementos
pantes del Continente estaba tan poco especia-
diagnósticos se marcan mejor y son más abun-
lizado como su nivel tecnológico.
dantes: utilización de bifaciales, entre los que
Existen pocos datos y su repartición hay algunas puntas de proyectil foliadas, manu-
es desperdigada. La precisión de su definición factura de navajas mediante técnicas de talla de
arqueológica deja que desear, pero aún con es- piedra por el "golpe de buril" y troncadura.
tas reservas, no se puede negar su existencia. Continúan las actividades inherentes al
trabajo de la madera, el hueso y las pieles que
Fase II se señalaron con anterioridad, pero la asocia-
ción de puntas de proyectil bifaciales en áreas
Caracterizada por la presencia de piezas claramente definidas de muerte y destazamiento,
unifaciales, retocadas por percusión controlada sugiere un progreso y una especialización ma-
y por presión, cuyo empleo no elimina el uso yor de cazadores, más hábiles en la explotación
de los artefactos más toscos de la Fase anterior. de sus territorios, empleando mejores utensilios
Las piezas unifaciales pueden estar asociadas a y quizá nuevos-procedimientos de cacería.

179
Fase IV Tajaderas bifaciales, tajadores grandes,
probables hachas, unifaciales de lado cóncavo y
Podría considerarse como el simple de- lascas retocadas. Muy especulativa y pobremente
sarrollo de la precedente, quizá denotándose en definida.
la diversidad de estilos al hacer puntas de pro-
yectil, la existencia de técnicas de cacería más Fase II
especialmente adaptadas a las distintas caracte- NA 4 0 - 2 5 . 0 0 0
rísticas de algunas zonas ecológicas grandes. Es- SA 1 6 - 1 2 . 0 0 0
ta especialización parece manifestarse no sólo CA (Centroamérica) 2 5 - 1 5 . 0 0 0
en el hecho dé que los bifaciales puntiagudos
pueden ser enmangados, sino también en la pre- Mejor definida que la anterior. Proyec-
sencia de instrumentos monofaciales (que pue- tiles unifaciales, puntas burilantes, lascas planas
den o no ser enmangados) retocados por presión grandes con bordes retocados y lascas plano-
y en forma más variada, que sin duda los hace convexas con retoque denticular en los bordes.
aptos para tareas claramente especializadas. Al- En la industria ósea, puntas de proyectil, rae-
gunos de ellos, como los raspadores de retoques deras y tajadores. Artefactos unifaciales bastan-
pequeños, serían buenos para el raído de pieles; te especializados.
otros, polivalentes, pueden haber servido para
coser, aserrar, cortar, raer, etc. Fase III

De todas maneras, por muy notable que NA 2 0 - 1 3 . 0 0 0


sea esta adaptación técnica capaz de asegurar, en CA y SA 1 5 - 1 1 . 0 0 0

términos generales, un uso de la megafauna del


Pleistoceno a los habitantes del Continente ame- No bien definida. Puntas bifaciales fo-
ricano, y de otros animales ya desaparecidos, nos liáceas, navajas, tajadores, buriles, raspadores
parece importante llamar la atención sobre los plano-convexos, raspadores aquillados, .grabado-
diversos dispositivos técnicos especializados que res, unifaciales semilunares.
poseían para explotar los demás recursos de la
época. Tenemos la impresión de que si mante- Fase IV

nían, como durante la Fase anterior, mecanis- NA, CA y SA 1 3 - 1 0 . 0 0 0


mos satisfactorios de adaptación que les asegu-
raban una subsistencia básica mediante la ex- Los complejos conocidos Llano, Plano,
plotación de la fauna pleistocénica, habrían pues- más las colas de pescado.
to en marcha opciones tecnológicas nuevas, que Con diferencias en los nombres que se
implicaban modelos de subsistencia complemen- aplican, los autores revisados coinciden (coinci-
tarios cuyo desarrollo (accesibles a la informa- mos), salvo Haynes {op. cit.) en establecer
ción) después de la desaparición de la mega- cuatro fases, estadios u horizontes, en un orden
fauna, les permitía adaptarse al nuevo ambiente general de menor a mayor complejidad cultural,
post-pleistocénico. pero que no deben tomarse en cuenta como lí-
En síntesis tenemos: nea evolutiva forzosa, ni tampoco pensar que
los elementos que se consideran para su califi-
Fase I cación y definición son los únicos que pueden
N A (Norteamérica) 7 0 - 4 0 . 0 0 0
haber existido con carácter informativo y nadie
SA (Sudamérica) más de 2 0 . 0 0 0 se atrevería a pensar que la información de que

180
disponemos sea ya total. En verdad debe faltar Ahora bien, al tener en cuenta el fac-
todavía mucho o, al menos, debe suponerse así, tor temporal entramos en otro terreno, también
de tal manera que aquello que ahora es un "es- conflictivo en el caso del Continente americano.
quema se enriquezca al conseguirse más datos, Uniendo puntos mediante una línea
para mejorarse e inclusive para modificarse en quebrada de tramos rectos entre la orilla ame-
lo substantivo. ricana del estrecho de Bering y la Patagonia,
tenemos aproximadamente 15.000 kilómetros
La periodización, en todos los casos, tie-
que, en realidad suponen cuando menos un ter-
ne que tomar en cuenta el factor espacial, o sea
cio más, o sean unos 5.000 km más, lo que nos
considerar las relaciones que puedan existir en
dan alrededor de 20.000 kilómetros en total
cuanto al área que se maneja, desde lo local a
de recorrido. No es arriesgado suponer que en
lo general, pasando por lo zonal y regional. El
ese tiempo cualquier grupo humano que haya
material, los hallazgos, han de ser tomados en
cuenta en su contenido tecno-económico, el más penetrado a América con un patrón cultural con-
accesible en una primera instancia. creto lo haya modificado pero no se trata tan
sólo de lo que el tiempo haya modificado, sino
En los casos de una evolución continua, también en lo que el hombre se haya visto obli-
que suelen ser los más frecuentes, los arqueó- gado a modificar al pasar de una a otra zona
logos establecemos divisiones artificiales para geográfica, con los inherentes cambios ecoló-
enmarcar aquellos momentos en los que hacen gicos. tomar en cuenta lo anterior se hace
acto de presencia una serie de factores, por lo aún más difícil el aceptar la unidad temporal de
general formales, que se presentan agrupados y los grandes horizontes culturales en que se puede
a los que juzgamos representativos de ese tiem- dividir, según hemos visto, la etapa lítica. Por lo
po, en ese sitio y, por lo tanto, diferentes a los tanto el establecimiento de demarcaciones tempo-
que les antecedieron y a los que les continuaran. rales es factible en lo regional, con los naturales
El criterio depende en mucho del arqueólogo, desfasamientos de unas a otras en lo cronológico
soliendo ser él quien fija los elementos de jui- y lo relativamente pasajero de los modos de ex-
cio, que llaman "marcadores". Desde luego es presión cultural. Esto sin tomar en cuenta que
con frecuencia un juicio de valor, matizado por hubo marginalismos o casossemejantes a bloqueos
la posición teórica del arqueólogo del caso. en el proceso evolutivo general.
Según escuelas y autores se han estable- Es por lo tanto necesario considerar una
cido categorías de toda índole, siempre arbitra- visión diacrónica, por un lado, a la vez que una
rias, pues el peso de los conocimientos es poco dinámica de cambio tecnoeconómico, con especie
y aún no disponemos de los suficientes como de reversiones, en algunos casos, pues en el mo-
para establecer diferencias concretas ni agru- vimiento general Norte-Sur la zona ecuatorial pue-
paciones específicas y así nos encontramos con de funcionar como un efecto de simetría bilate-
términos como etapa, horizonte, fase, tradición, ral, ál ofrecer, al Norte y al Sur del Ecuador, un
complejo, industria, componente y alguna que reordenamiento, inverso, de zonas geográficas,
Otra más. Se trata de conjuntos de materiales ecológicas, a lo que se unen los habitats funda-
arqueológicos, recurrentes en las categorías for- mentalmente de montaña o de costa, como ele-
males que incluyen, que se encuentran en áreas mentos de gran semejanza, pese a las diferencias
determinadas y un tiempo dado. latitudinales.-

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