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La Tauromaquia

Introducción:
En efecto, la corrida de toros no es sólo la salida al ruedo del animal para enfrentarse al
torero que lo espera en la arena. Mucho más allá de eso, hay una serie de detalles
desconocidos que se precisa conocer, una meticulosa preparación previa antes de poner
en escena a tan macabro espectáculo. Sin duda, un espectáculo con claros indicios de ser
un ritual, en donde al toro se le inflige tortura y dolor ante un expectante público que goza
morbosamente de este macabro evento; verdadera escena de sangre, dolor y muerte.
Argumentos:
El filósofo español Jesús Mosterín, un intelectual que ha salido a la palestra pública en
defensa de la abolición de la corrida de toros. En entrevista con el Diario El Mercurio, de
esta ciudad, ha señalado que: “Desde luego no hay belleza alguna en torturar a un toro
(animal pacífico, herbívoro y rumiante) con todo tipo de instrumentos metálicos
punzantes, mientras su sangre brota a borbotones”.
Los toros son mamíferos cefalizados con sistema nervioso central y una compleja red
nerviosa y neuronal, con receptores del dolor, por lo que obviamente sienten dolor de la
misma forma en la que lo sienten los humanos. De hecho solo con haberlos observado
unos pocos minutos para darse cuenta que a la mínima que una mosca se posa en su lomo
mueven la cola para ahuyentarla. Si son capaces de percibir la mosca, ¿qué sentirán
cuando le clavan las banderillas, las puyas y finalmente la espada? Pero, además, en las
corridas los toros no son los únicos que sufren dolor y pueden morir. Los caballos que
montan los picadores, aunque ahora lleven protecciones, sufren traumatismos y dolor
durante la corrida.
La muerte por causas no naturales de todo ser vivo (persona o animal), es un hecho
lamentable. Sin embargo existe diferencia entre la muerte del toro en la lidia y la muerte
de los animales en granjas o mataderos. La muerte del primero se produce, tras infligirle
una dolorosa tortura, meticulosamente preparada desde horas antes de salir al ruedo, en
cambio, la muerte de los animales en granjas y mataderos se produce en cuestión de
segundos, sin infligirles tortura previa, ni someterlos a una lenta agonía por desangre. Esa
es la diferencia, cuestión en lo cual no hay justificación ni similitud.
Que los toros de lidia hayan sido criados para morir en la plaza no significa que hayan
nacido para eso. Eso es tanto como decir que los perros han nacido para participar en
peleas porque algunos criadores los destinan a esas actividades. Que el hombre haya
creado esa subespecie a partir de la elección de los individuos más bravos durante
generaciones no nos dan el derecho ni a torturarlos ni a matarlos a nuestro antojo, ni es la
única suerte que le puede esperar a ese animal. La condición genética del toro no es
ningún sello inevitable en su destino.
Conclusión:
No tenemos el derecho ni a torturar ni a matar a nuestro antojo. En las corridas de toros
se tortura y mata a un animal, y por ese simple hecho deberían ser prohibidas. Dado que
es un acto donde se contempla perversidad y no es beneficioso de ninguna forma para el
ser vivo que sufre, ni para el torero que refuerza su maldad, tampoco para la sociedad ya
que fomenta la violencia anulando así el respeto que se debe tener por cada uno de los
seres vivos.

Altamirano Guayamis Antonio

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