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¿Por qué nos odian?

por Franklin González*

Caracas, 20 Feb. AVN.- El escritor estadounidense Noam Chomsky en Lo que decimos se hace. Sobre el poder de
Estados Unidos en un mundo en cambio. Conversaciones con David Barsamian, se hace la pregunta: "¿Por qué nos
odian?" Y responde: "Si de verdad queremos saberlo, retrocedamos cincuenta años. He aquí una razón más para
curarnos de nuestra amnesia histórica. George W. Bush no fue el primer presidente que se preguntó por qué nos
odian. También Eisenhower se hizo esta pregunta. Retrocedamos y miremos ¿Por qué nos odiaban entonces? Por la
misma razón que ahora. Sólo que ahora más, porque el daño es mayor".

Más de lo mismo

El Presidente Barak Obama ha lanzado al ruedo de la historia su nueva Estrategia de Seguridad Nacional para los dos
años que le restan de período presidencial.

Lo ha hecho convencido de que la opinión negativa que tiene el mundo sobre su país responde a la envida que
provocan "sus libertades, grandes valores y democracia".

En esta Estrategia de Seguridad, no hay nada nuevo, salvo que en el mundo crecen los movimientos de insurgencia o
contrahegemónicos por doquier: en Asia, América Latina y el Caribe y también en Europa, y que el "Frankenstein",
llamado Estado Islámico (EI), creado por ellos y sus aliados más importantes: léase, entre otros, Francia y Gran
Bretaña, para arremeter contra gobiernos no afectos como el de Siria, ahora resulta que aparentemente no tiene
guía segura y no es precisamente ningún Estado por carecer de aposento o territorio bien delimitado.

Pero lo que sí parece claro es que, por el contenido de ese documento, las posibilidades de que se incremente el
odio hacia los "poderes fácticos" que dirigen esa nación, están de ante ojitos.

La Estrategia de Seguridad Nacional de febrero de 2015 se caracteriza por: 1. Levantar por encima de cualquier otra
consideración las banderas del interés nacional de su país (realismo ofensivo) en función de maximizar su poder a
expensas de los otros países con miras a mantener la hegemonía (Dixit Obama: "Estados Unidos están más fuerte y
en mejor posición para aprovechar las oportunidades de un nuevo siglo y todavía salvaguardar nuestros intereses
frente a los riesgos de un mundo inseguro"); 2. El mito histórico del "excepcionalismo estadounidense" que consiste
en que esta nación es la "colina sobre la montaña" y tiene una misión de liderazgo mundial que consiste en iluminar
al resto del planeta y difundir los valores y las instituciones de la democracia (Dixit Obama: "Liderazgo
estadounidense fuerte y sostenido es esencial para un orden internacional basado en normas que promueva la
seguridad global y la prosperidad, así como la dignidad y los derechos humanos de todos los pueblos") y 3. Repetir
infinidades de veces la palabra seguridad, y esto es así porque desde el gobierno de Bush (hijo) se puso en desarrollo
lo que la Escuela de Copenhague llama política de la seguritización con la llamada Ley Patriota, aprobada a propósito
de los atentados terroristas del 2001, y que amplió los poderes policiales del Gobierno de Estados Unidos,
autorizándolo a "suspender el hábeas corpus, interceptar comunicaciones efectuadas por medios electrónicos o
telefónicos, modificar la designación de jueces, realizar espionaje de voicemails, recabar información de inteligencia
en el exterior, aplicar sanciones comerciales, realizar el espionaje financiero en cuentas bancarias privadas de
cualquier individuo sospechoso, tanto en Estados Unidos como en el exterior, levantar el secreto bancario,
establecer restricciones para viajar a Estados Unidos y desde ellos, limitar la permanencia en Estados Unidos de
extranjeros, etc." (Walter Graziano en Hitler ganó la guerra).

Acciones que producen rechazo

Para entender lo del odio es necesario describir brevemente algunos elementos de actuación de los gobiernos de
Estados Unidos en el campo internacional.

En 1846, Estados Unidos fomentó la creación de la República de Texas en un territorio que cubría parte de otro
Estado: Coahuila, Tamaulipas, Chihuahua y Nuevo México. Ante esto, México protestó y solicitó unas
compensaciones y eso bastó para que el presidente James Knox Poll declarara la guerra y EE.UU. invadiera México
por el norte y desembarcó tropas por Veracruz que ocuparon la ciudad de México. Situación que produjo la
capitulación de este país y en los tratados Guadalupe Hidalgo, se obligó a reconocer la independencia de Texas. Se
fijó la frontera en el Río Bravo y México perdió algo así como 55% de su territorio a cambio de una compensación de
15 millones de dólares.

Esa y otras acciones como el bombardeo a la ciudad portuaria de Veracruz en 1914, explican el odio de muchos
mexicanos hacia los dirigentes de Estados Unidos.

Cuando el pueblo cubano luchaba por su independencia, estalló la Guerra Hispanoamericana (1898) que ganaron los
estadounidenses y con ello se apoderaron de las colonias española: Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam. A Cuba se le
concedió la independencia pero le agregaron en la nueva constitución un apéndice, la llamada Enmienda Platt, que
limitaba la autonomía cubana, le daba carta aval a los Estados Unidos para intervenir en la isla y la obligaba además
a realizar concesiones de tipo comercial, territorial y económico.

Luego, en 1934, se eliminó la Enmienda Platt pero se mantuvo (y aún se mantiene) la ocupación de la base de
Guantánamo. El triunfo de la Revolución Cubana tuvo que enfrentar en 1961 la invasión por bahía de Cochino (Playa
Girón) y el bloqueo que hoy sigue siendo uno de los mayores obstáculos para normalizar las relaciones entre ambos
países. Por eso el pueblo cubano no puede amar a quien lo ha agredido tanto.

Estados Unidos en 1903 "promueve la separación" de Panamá de Colombia, y un año después inicia la construcción
del Canal de Panamá. En 1946 creará la Escuela de las Américas para la formación de los principales protagonistas de
las dictaduras militares en Brasil, Argentina, Uruguay, Chile, Centroamérica y en otros países.
En 1947 se fundará el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), instrumento de dominio militar de su
"patrio trasero".

Puerto Rico en pleno siglo XXI sigue siendo una colonia de Estados Unidos y allí también existen puertorriqueños que
odian a quien los mantienen en esa condición.

Los gobiernos estadounidenses, demócratas o republicanos, han estimulado y apoyado, a diestra y siniestra, desde el
punto de vista militar y económico, golpes de estados en América Latina y el Caribe, como en Guatemala (1954),
Brasil (1964), República Dominicana (1965), Chile (1973), Venezuela (2002), Honduras (2009) y Paraguay (2012).
Invadieron a Granada (1983) y Panamá (1989).

En los años 80 la Corte Internacional de la Haya condenó las intervenciones de Estados Unidos en Nicaragua a través
de grupos armados en Honduras y Costa Rica, donde murieron miles de civiles durante toda una década. La
indemnización por tales acciones quedó para el olvido.

Venezuela ahora se suma a Cuba como uno de los dos únicos países en el Hemisferio Occidental sujeto a sanciones
estadounidenses. Un proyecto de ley estableciendo sanciones contra funcionarios venezolanos fue aprobado en el
Senado el 8 de diciembre y luego por la Cámara de representantes el 10 de diciembre. El 18 de diciembre, sólo un
día después de su discurso anunciando un "nuevo curso" con Cuba, Obama firmó dicho proyecto, convirtiéndolo en
ley.

En el documento sobre la nueva Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, ya citado, al referirse a
Venezuela se dice lo siguiente: "apoyaremos a los ciudadanos de los países donde el ejercicio pleno de la democracia
está en riesgo, tales como en Venezuela".

Y remata con esto: "Aunque algunos países en la región continúan atrapados en viejos debates ideológicos,
seguiremos trabajando con todos los gobiernos que estén interesados en cooperar con nosotros de maneras
prácticas para reforzar los principios de la Carta Democrática Interamericana".

Simón Bolívar diría "La verdad sea dicha", esto es, la Seguridad de la Nación Venezolana se encuentra entre los
objetivos de esta nueva Estrategia de Seguridad Nacional lanzada por el Presidente Obama. Por tanto, cada vez se
afirma más las tesis de las amenazas hacia aquellos Estados que defiendan su soberanía, donde Venezuela
constituye una muestra de ello.

Como dice Atilio Borón en "Derrota del imperio - Venezuela ingresó al Mercosur", las administraciones
gubernamentales de Bush-Obama han buscado un aislamiento de Venezuela en el escenario internacional y, en
particular, en América Latina y el Caribe. El aislamiento del país y su conversión en un estado paria era el objetivo
estratégico número uno de Estados Unidos luego de la derrota del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) en
Mar del Plata en 2005. La campaña para asegurar el logro de esa meta no reparó en escrúpulo alguno y toda la
artillería mediática, política y económica del imperialismo se descargó sobre la República Bolivariana.

Por eso América Latina y el Caribe, a través de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), se ha
declarado una "zona de paz" y el sentimiento de animadversión hacia las élites estadounidenses se ha
incrementado.

En el Medio Oriente es aún peor. Allí Estados Unidos ha apoyado dictaduras y gobiernos no elegidos electoralmente
(Arabia Saudita, Kuwait, Bahréin y los Emiratos) en nombre de su interés nacional, esto es, asegurar sus grandes
reservas de petróleo y su hegemonía política.

El conflicto israelí-palestino siempre Washington lo ha respondido, económica y militarmente, favoreciendo al


estado de Israel.

Apoyaron al Shah de Irán, monarca desde el 16 de septiembre de 1941 hasta la Revolución iraní de 11 de febrero de
1979.

En todos los países árabes existe tanto odio con los gobiernos de Estados Unidos que el menor pretexto sirve para
movilizar multitudes e incluso producir muertes.

Muchos estadounidenses no entienden porque los iraquíes no los ven como los "amigos que los fueron a liberar". La
razón es muy simple: lo que realmente hubo fue una invasión y la ocupación de su territorio. Saddam Hussein, el
otrora aliado, luego se convirtió en un enemigo que sin embargo tenía al país en control. Ahora, el gobierno amigo
bajo el "modelo de la democracia occidental" no puede controlar el país, el cual se encuentra prácticamente
fragmentado en tres fracciones.

La primera ocupación del Siglo XXI contra Irak han divido los pueblos, ha creado desconfianzas, resentimientos,
indignación en el mundo y secuelas de sufrimientos de mujeres, niños, ancianos, enfermos y discapacitados.

En Afganistán, no pueden con los Talibanes, son considerados invasores y su población quiere que se vayan.

Las informaciones sobre el programa impulsado por Bush (hijo), a través de la Agencia Central de Inteligencia (CIA),
de Técnicas de Interrogatorio Reforzadas (Enhanced Interrogation Techniques), que incluye métodos de tortura, han
generado un estupor mundial y por supuesto un rechazo general. El país que "defiende" los derechos humanos en el
mundo los está violándo de la manera más inhumana que se haya conocido en la historia. Y los peor: no aparecen los
responsables.
Todo ello no hace más que incrementar un fuerte sentimiento antiestadounidense.

Según información publicada el 14 abril de 2014 en Rusia Today, de los nueve países que más "odian" a Estados
Unidos, ocho se ubican en el Continente asiático o en el Norte de África.

En los territorios palestinos cuatro de cada cinco habitantes desaprobaron la política norteamericana, lo que supone
la peor percepción de EE.UU. a nivel mundial. La razón es clara. En Pakistán, el índice de desaprobación de las
políticas de EE.UU es de 73%. En 2009, el 59% de ese pueblo vio a EE.UU. como a un matón y una amenaza más
grande que la de la propia Al Qaeda. Las últimas encuestas de Gallup revelan que esa tendencia se mantiene. En
Líbano, que tiene una larga historia de conflicto con Israel, no existe mucha simpatía por Washington, allí el índice de
desaprobación es 71%. En Yemen, el Departamento de Estado de EE.UU. aconseja a sus ciudadanos no viajar a ese
país debido al nivel extremadamente alto de amenaza a la seguridad. El índice de desaprobación hacia EE.UU. es
69%. Los conflictos entre EE.UU. e Irak (Guerra del Golfo en 1991 y la Guerra actual que arrancó en 2003) sigue
causando muertes a cientos de miles de iraquíes, entre ellos civiles, lo que genera un rechazo del 67% hacia las
políticas de EE.UU. Egipto está en la lista de los países "no recomendados para viajar", "debido a la inestabilidad y la
violencia en todo el país". Allí el rechazo alcanza 57%. En Irán, las sanciones de la UE y EE.UU., por su programa
nuclear, han causado algunos de los problemas económicos del país y han tenido graves consecuencias para gran
parte de la población, lo que se ha traducido en más resentimiento hacia EE.UU. Estos dos países no tienen
relaciones diplomáticas desde 1980 y 56% rechaza las políticas de EE.UU. En Túnez, aunque EE.UU. proporcionó 400
millones de dólares en "ayuda" financiera para "establecer la democracia" en ése país desde el año 2011, más de la
mitad de la población (54%) desaprueba la política de Washington. La animosidad hacia el EE.UU. culminó en el
saqueo de su Embajada en 2012.

Desde Estados Unidos se ha lanzado una cruzada contra los musulmanes, que representan más de mil millones en el
mundo, no haciendo distinción entre los extremistas y los que luchan por la autodeterminación e independencia de
sus pueblos, con lo cual producen reacciones de temor y odio e, incluso, en aquellos países que se supone son
amigos, en el fondo los aborrecen.

A los japoneses los derrotaron en la guerra, hicieron que su emperador se rindiera incondicionalmente y destruyeron
con Bombas Nucleares a Nagasaki e Hiroshima, produciendo cientos de miles muertos (hombres, mujeres y niños) y
con ello uno de los genocidios más atroces de la historia. Así lo piensan millones de personas en el mundo. Y ello
produce odio y rencor, sobre todo en el pueblo japonés.

En Corea del Sur, las dictaduras militares, muy represivas, se han convertido en un denominador común de dominio,
apoyadas por Estados Unidos. Y eso incuba sentimientos de odio.

En Europa también se desarrollan esos odios antinorteamericanos. Los ataques a Yugoslavia, su fragmentación y
disgregación y, ahora, la situación de Ucrania, hace que crezca ese rechazo hacia las élites estadounidenses, no sólo
en esos países sino también en otros que están afectados por el bloqueo acordado contra Rusia, y son unos cuantos
millones de personas.
En el aspecto de las relaciones internacionales, las posiciones pendulares, en pleno desarrollo, entre el soft power
("poder suave"), por ejemplo, Cuba, y el hard power ("poder duro"), por ejemplo, Rusia, evidencian que Estados
Unidos siempre las ponen en ejecución sobre la base de la prepotencia. Incluso a los países "amigos", "socios" o
vecinos nunca los trata como iguales y eso tiene sus costos en términos de apoyo, credibilidad y resentimientos.

Estados Unidos, como lo evidencia el documento de la Estrategia de Seguridad Nacional, está convencido de
constituir la potencia número uno ("Cualquier estrategia exitosa para garantizar la seguridad del pueblo
estadounidense y avanzar en nuestros intereses de seguridad nacional debe comenzar con una verdad innegable:
América debe conducir". Dixit Obama), que nunca ha sabido comportarse con humildad y por supuesto el odio crece.

Palabras para nunca olvidar

Para entender el origen de esos odios también citemos algunos de los pensamientos más destacados del poder
imperial.

Desde la fundación de Estados Unidos, sus dirigentes, de cualquier ralea, han proclamado el "Destino Manifiesto" y
su "Misión Providencial" como el demiurgo de su actuación en el mundo.

El profesor Ronald Steel lo ilustra así: "Corresponde a Estados Unidos lograr que el mundo sea más feliz y más
ordenado y hacerlo aún más a imagen nuestra". Algo así como Dios al crear al hombre lo creó a su imagen y
semejanza.

El sociólogo Robert Bellah hablará de la "religión civil" a la "obligación" que Estados Unidos tiene de materializar la
meta trascendente de hacer valer la voluntad de Dios en la Tierra. En 1785, John Adams, decía: "No ceso de
considerar la fundación de América como un designio de la Providencia concebido con vistas a iluminar y emancipar
a la porción de la humanidad que se halla todavía sometida a la esclavitud".

Con el Destino Manifiesto, utilizado por primera vez en 1839 por el periodista O'Sullivan, se proclama: "Somos la
nación del progreso humano, y ¿quién, qué, puede fijar los límites a nuestra marcha hacia adelante? La Providencia
está con nosotros y ningún poder humano puede hacerlo. Apuntamos a la verdad eterna escrita en la primera página
de nuestra Declaración Nacional".

Herman Melville, creador de Moby Dick (ballena blanca), escribió en 1850: "Nosotros, los americanos, somos el
pueblo peculiar, elegido, el Israel de nuestro tiempo; somos los depositarios del arca de las libertades del mundo.
Dios ha predestinado a nuestra raza, y así lo espera la humanidad, para grandes cosas, y el resto de las naciones
vendrá muy pronto detrás de nosotros".
El Senador Albert Beveridge en el discurso ante el senado el 9/01/1990 dijo: "Dios no ha preparado a los pueblos de
habla inglesa y a los teutones durante mil años sólo para que, ociosos, se contemplen y se admiren a sí mismos ¡No!
Nos hizo los supremos organizadores del mundo para establecer un sistema donde reinaba el caos."

El presidente Truman se felicitaba en 1952 por que su país "por fin (había) aceptado el papel que Dios
Todopoderosos nos pedía que asumiéramos desde hace una generación".

En los momentos de la "casa de brujas", el Senador McCarthy, precisaría "que la mejor respuesta al comunismo se
halla en un buen americanismo y que la mejor base es la religión".

En junio de 1954 Eisenhower diría: "De este modo reafirmaremos la trascendencia de la fe religiosa en la herencia
norteamericana y en su futuro; de este modo reforzaremos constantemente estas armas espirituales que siempre
serán el recurso mas poderoso de nuestro país tanto en tiempos de paz como en tiempos de guerra".

En el momento de asumir la presidencia el 20/01/1961, John Kennedy dijo: "Ante vosotros y ante Dios
Todopoderoso he prestado el solemne juramento concebido por nuestros antepasados hace casi 165 años. (...) las
convicciones revolucionarias por las que lucharon nuestros antepasados siguen debatiéndose en todo el globo; entre
ellas, la convicción de que los derechos del hombre provienen no de la generosidad del Estado, sino de la mano de
Dios".

El presidente Johnson en 1965, en pleno bombardeos contra Vietnam dijo: "Lo que América hace y sigue haciendo
en el mundo se remonta a las fuentes profundas y vivas del deber moral. Que nadie quiera subestimar la
profundidad del designio norteamericano".

A partir de 1991, en la guerra contra Irak y a raíz del embargo impuesto por Estados Unidos y ante las muerte de
miles de niños. Madeleine Albright, entonces Secretaria de Estado cínicamente respondió: "Es un precio alto que
estamos dispuestos a pagar". Es la cosificación de los seres humanos.

George W. Bush el 28/01/2003 diría: "La libertad que nosotros apreciamos no es el don de América al mundo, sino el
don de Dios a la humanidad. Nosotros, los americanos, confiamos en nosotros mismos... No pretendemos conocer
todos los caminos de la providencia. Sin embargo, podemos creer en ellos poniendo nuestra confianza en el Dios
Amor que está detrás de toda vida, de toda historia. Que él nos guíe ahora. Y que Dios siga bendiciendo los Estados
Unidos de América".

Obama dijo en febrero de 2015: "Tenemos el Ejército más fuerte del mundo y en ocasiones tenemos que torcer el
brazo a los países si no quieren hacer lo que queremos a través de métodos económicos, diplomáticos y a veces
militares".
Como corolario a todo esto el historiador Max Lerner dirá: "Toda la historia norteamericana, está marcada por una
perpetua tendencia a la expansión: sed de tierras, sed de poder, sed de novedad, sed de grandeza, necesidades
todas ellas que se han saciado por sí mismas".

De allí que los odios crezca y se reproduzcan.

¿Cómo construir un mundo dónde no predomine el odio y sea más seguro?

Un mundo sin odios es un mundo más seguro para Estados Unidos y por su puesto para el resto del mundo.

Un mundo multipolar en el cual todos (norteamericanos, europeos, asiáticos, africanos y latinoamericanos) podamos
vivir como humanos, será probablemente más seguro y no la unilateralidad hobbesiana del enemigo permanente,
que genera resistencia e insurgencia por doquier.

Un mundo sin prepotencia y humillaciones será mejor vivible para todos. Y no aquel donde un país se considera el
Policía del mundo que trabaja las 24 horas del día y los 365 días del año pero que además, dependiendo de las
circunstancias, actúan también como sheriff.

Un mundo donde no se plantee una cultura única y universal sino el respeto a la diversidad cultural y religiosa en
todos los espacios terrenales.

Un mundo donde se respete la independencia y la autodeterminación de todos los pueblos, incluyendo el derecho
del pueblo palestino a tener su territorio, será mucho más seguro y los odios comenzarán a derrumbarse.

Un país que no ofenda a la comunidad internacional denunciando el Tratado de Kyoto contra la emisión de gases,
sino más bien que ofrezca su concurso para ello, o decida imputar a los responsables de la CIA por casos de torturas
y que no siga destruyendo a la naturaleza a través de la técnica del francking, seguramente cosechará mucho más
simpatías y menos sentimientos de odio.

Los "errores" como los ya narrados no son el camino a seguir. Estados Unidos debería tomar, si quieren asegurar una
era de paz, el camino de la cooperación económica internacional para sacar de la miseria a la mitad –cuando menos–
del género humano, que vive con pocos dólares al mes. También prestar el apoyo máximo a los programas
mundiales de salud, educación, comunicaciones. Es apoyar los procesos de paz en los puntos calientes del globo. Es
sumarse al esfuerzo jurídico por la codificación de los derechos humanos y los crímenes de guerra. Es abandonar la
política de cinismo y abrazar la de la transparencia y la democratización.
Estados Unidos con su enorme poder, militar y monetario, su avasallante cultura, sus grandes avances en la ciencia,
la tecnología, la informática y la robótica, debería dirigirlos a acabar con las profundas injusticias que aún prevalecen
en este mundo que ellos han considerado que deben "conducir".

Y no estaría mal que siguieran la máxima de Noam Chomsky: "Si nos miramos en el espejo, tal vez aprendamos algo
sobre nosotros mismos. Deberíamos conceder a esto la máxima prioridad. Luego, quizás podamos hablar del resto
de la gente".

Con toda seguridad las palabras de amor, justicia y paz prevalecerán por encima de las del odio, el rechazo y la
recriminación.

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