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y significado
Lógica intensional y gramática lógica
Traducción:
0 Edgar J. Andrade
Carlos M. Márquez
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Traductores
L.T.F. Gamut
Traducción:
Edgar J. Andrade y Carlos M. Márquez
COLECCIÓN LECCIONES DE CIENCIAS HUMANAS
ISBN: 978-958-738-013-2
ISBN: 978-958-738-013-2
513.1 SCDD 20
índice de cuadros xi
Prefacio xix
Bibliografía 418
Lógica, lenguaje y significado es una obra en dos volúmenes que pueden leerse
independientemente. Ella es el resultado del trabajo conjunto de un grupo de
lógicos, filósofos y lingüistas holandeses, a comienzos de los años ochenta,
cuyo pseudónimo colectivo es L.T.F. Gamut.1 El volumen 1, Introducción a
la lógica, com o su nombre lo indica, presenta una introducción a la lógica
proposicional y de predicados, así com o a distintas extensiones y variaciones
de las mismas. También incluye una discusión formal sobre la Teoría de las
Implicaturas Pragmáticas de Grice, así com o de algunos modelos formales
de la sintaxis del lenguaje natural. El volumen 2, Lógica intensional y gra
mática lógica, es una aplicación de los sistemas lógico-formales al estudio del
significado del lenguaje natural. En éste se presenta una discusión de la Teoría
del Significado por Correspondencia y se discuten las paradojas que llevan
a una distinción entre sentido y referencia. Tal distinción da lugar a una
lógica con una semántica intensional. Por consiguiente, el libro estudia en
detalle una variedad de sistemas lógicos intensionales, entre ellos la lógica pro
posicional modal y la lógica de predicados modal. También introduce la Teoría
de Tipos, aumentada con el A-operador. La versión intensional de esta lógica
resulta idónea para la representación del significado referencial (aunque
intensional) del lenguaje natural. Dicho sistema es el utilizado por Montague
para la creación de su famosa Gramática Lógica, la cual se estudia en profun
Juan busca a una secretaria. La primera sólo puede significar que Juan busca
a alguien, quien quiera que sea, que cumpla el papel de secretaria — la lectura
de dicto. La segunda sólo puede significar que Juan busca a una persona en
particular, que resulta ser una secretaria — la lectura de re. Es por esta razón
que se decidió utilizar el ejemplo Juan busca un tesoro en lugar del ejemplo
( 1), pues sólo en casos muy especiales la preposición a puede ocurrir antes
del objeto directo inanimado (por supuésto, cuando dicha preposición no es
obligatoria).2
En segundo lugar, los pronombres en español pueden convertirse en sufijos;
cosa que no ocurre en inglés. El uso de variables sintácticas en la Gramática de
Montague requirió algunas modificaciones para su adaptación al español, como
lo atestiguan las adaptaciones a las reglas S8, n (p. 225) y S16 (p. 245). En el
primer caso, la regla debe adaptarse al uso de sufijos, com o en el ejemplo (2):
Esto implica que la regla de los verbos transitivos, es decir S7 (p. 208), haya
sido modificada para dar cuenta de esta inversión en el orden de las pala
bras. Lo mismo ocurre, aunque implícitamente, en el caso de la regla S16, al
reemplazar un pronombre por un sufijo.
En cuarto lugar, algunos efectos morfológicos se han dejado implícitos,
com o la concordancia de género y número, aunque ellos deberían incorporarse
2 Compare las siguientes expresiones: Ambos creían que los astros regían a las pasiones
(Octavio Paz), El suicidio de la muchacha... excitó a la opinión pública (M. Vargas Llosa)
(cf. Butt y Benjamín, 2004, §22).
IMOTA DE LOS TRADUCTORES XV
3 La expresión todos los rojos puede ser un sustantivo, como cuando se utiliza como res
puesta a una pregunta; por ejemplo ¿cuáles de estos carros te gustan?
4Estas dificultades fueron, en parte, resueltas con el auxilio de las siguientes fuentes de
consulta: Butt y Benjamín (2004); Marín et al. (1999); Zagona (2006).
xvi L ó g ic a , l e n g u a j e y s ig n if ic a d o
Los holandeses no sólo tienen lo que debe ser el mayor número de lingüistas
per capita del mundo; también tienen una larga y rica tradición de combinar la
lingüística, la lógica y la filosofía del lenguaje. Así pues, no debe sorprendernos
que haya sido una colaboración interdisciplinaria de académicos holandeses
la que haya creado la primera introducción exhaustiva a la lógica, el lenguaje
y el significado, que incluye, por una parte, una introducción a la lógica muy
detallada, comenzando desde lo básico y, por otra, plantea en cada punto co
nexiones con el estudio del significado del lenguaje natural. Por estas razones,
este libro constituye una introducción y un tras fondo lógico de muchas preo
cupaciones centrales de la semántica, así com o de la filosofía del lenguaje.
Está diseñado de una hermosa forma pedagógica, donde los desarrollos
centrales se introducen muy cuidadosamente; además, es rico en ejemplos
y ejercicios y tiene una gran cantidad de material relacionado opcional que
puede incluirse u omitirse de acuerdo con los distintos tipos de cursos (o en un
entrenamiento autodidacta) para los cuales puede ser usado. Puedo imaginarlo
ajustado de manera muy fina a distintos cursos en los currículos de lingüística,
filosofía, ciencia cognitiva, inteligencia artificial o lingüística computacional.
Sería menos adecuado para un curso de lógica dentro de un programa de ma
temáticas, puesto que hace menos énfasis sobre las demostraciones y la
metamatemática que el que haría un libro de lógica con orientación matemáti
ca; aunque, ciertamente, el libro no tiene faltas de rigor. Creo que los autores
han hecho un trabajo fantástico para combinar la accesibilidad pedagógica con
una gran atención al rigor, cuando éste es relevante.
Una diferencia muy notable con respecto a otros textos introductorios
de lógica más familiares es la inclusión de introducciones accesibles a muchos
xviii LÓGICA, LENGUAJE Y SIGNIFICADO
Barbara H. Partee
Departamento de Lingüística
Universidad de Massachusetts
Prefacio
Lógica, lenguaje y significado consta de dos volúmenes que pueden leerse in
dependientemente: el volumen 1: Introducción a la lógica, y el volumen 2:
Lógica intensional y gramática lógica. Juntos proveen una visión gene
ral de la lógica moderna, desde la perspectiva del análisis del lenguaje
natural. Representan el esfuerzo combinado de dos lógicos, dos filósofos y un
lingüista. Se ha hecho un intento por integrar las contribuciones de estas dis
ciplinas en un todo consistente. Esta empresa fue inspirada por la convicción
de los autores, a saber, de que la lógica y el lenguaje son inseparables, en
particular cuando se trata el análisis del significado. La investigación combi
nada de la lógica y el lenguaje es una tradición filosófica que puede remon
tarse al menos hasta Aristóteles. El surgimiento de la lógica matemática, por
un lado, y la lingüística estructural, por el otro, dieron lugar a un periodo
de desarrollo separado. Sin embargo, con el madurar de estas disciplinas, su
relevancia mutua se ha hecho evidente. Una nueva región interdisciplinaria
ha emergido entre los límites de la filosofía, la lógica y la lingüística. Lógi
ca, lenguaje y significado es una introducción a este nuevo campo. El volu
men 1 establece bases sólidas en la lógica proposicional clásica y la lógica
de predicados. El volumen 2 extiende estas bases por medio de la inspec
ción de sistemas lógicos más completos, tales com o la lógica intensional y la
Teoría de Tipos, y muestra la aplicación de estos en la construcción de una
gramática lógica.
En el volumen 1 se introduce la lógica desde una perspectiva lingüística,
aunque se ha hecho un esfuerzo por mantener el interés de aquellos lectores
que sólo quieren aprender lógica (quizás con la excepción de aquellos con un
interés puramente matemático en el asunto). En razón de ello, se han incluido
XX L ó g ic a , l e n g u a j e y s ig n if ic a d o
cados con un asterisco) también han sido incluidas, para facilitar el estudio
individual.
Con el fin de subrayar su visión común, los autores de estos dos volúme
nes han fusionado sus identidades en la sigla L.T.F. Gamut, la cual funciona
(o al menos funcionó hasta el momento de la escritura del presente libro) en
tres universidades diferentes de Holanda. L.T.F. Gamut está compuesto por
Johan van Benthem, lógico de la Universidad de Groningen; Jeroen Groenen-
dijk, filósofo, Dick de Jongh, lógico, y Martin Stokhof, filósofo, los tres de la
Universidad de Ámsterdam; y Henk Verkuyl, lingüista de la Universidad
de Utrecht.
Este trabajo no surgió así sin más. Parte de él ha estado en circulación
com o notas de clase para estudiantes. Los ejercicios, en particular, derivan de
un fondo común construido a lo largo de años por los autores y sus colegas.
Los autores desean expresar su agradecimiento a todos aquellos que, de una u
otra forma, contribuyeron en la elaboración de esta obra. Debernos un agrade
cimiento especial a Pier Rodenburg, quien ayudó a la escritura en sus primeras
etapas, a Michael Morreau , por su traducción al inglés del primer volumen
y partes del segundo, y a Babette Greiner, por su traducción al inglés de la
mayoría del volumen 2.
Todos los profesores aman a Andrés, pero él no ama a todos los profesores.
1.1. Introducción
•?
En este volumen introduciremos la lógica intensional con cierta profundidad.
La lógica intensional es probablemente la extensión más importante de la
lógica estándar, es decir, la lógica proposicional y la lógica de predicados (ver
el vol. 1). La lógica intensional tiene múltiples aplicaciones, tanto en el análisis
de los problemas filosóficos, com o en la investigación de la semántica de los len
guajes naturales. Así pues, antes de embarcarnos en una exposición de la lógica
intensional misma, vamos a esbozar el trasfondo lógico y filosófico sobre el cual
ésta fue desarrollada.
La lógica intensional tiene más de una raíz. Una de éstas es el intento por
resolver los problemas que surgen cuando uno trata de extender los métodos
semánticos, apropiados para la interpretación de los sistemas de la lógica es
tándar, a la interpretación de lenguajes que son ‘más ricos’ que aquellos de la
lógica proposicional y de la de predicados. No todas las extensiones de la lógica
estándar requieren nuevos métodos semánticos. Algunas, com o la lógica de
segundo orden (ver vol. 1, cap. 5) no requieren más que una adaptación de los
métodos por medio de los cuales se ha establecido la semántica de la lógica
proposicional y de predicados. Pero para otras extensiones esto es diferente.
Un ejemplo de esta clase de sistema es la lógica modal proposicional, que es
2 L ó g ic a , l e n g u a j e y s ig n if ic a d o
mas. El segundo punto parece más controvertido que el primero, que ahora pa
rece haber sido aceptado por todo el mundo con mayor o menor satisfacción.
Sin embargo, vamos a ver brevemente el primer punto.
una manera indirecta, es decir, por medio del reflejo del mundo de las ideas
en el mundo observable.
La tercera variante es lo que podemos llamar realismo. De acuerdo con
el realismo, las entidades con las cuales los símbolos lingüísticos mantienen la
relación de significación pertenecen a la realidad concreta y observable que nos
rodea: ellas son individuos, propiedades, relaciones y estados de cosas. Un
ejemplo típico de esta posición es la Teoría Pictórica del Significado, que fue
presentada por Wittgenstein en el Tractatus Logico-Philosophicus. La rela
ción entre símbolos y cosas es de referencia. Esta teoría, que fue abandonada
posteriormente por Wittgenstein, tiene el presupuesto fundamental de que ca
da símbolo en un lenguaje ideal debe referirse a alguna cosa única, y que cada
cosa sería la referencia de un único símbolo.
Extrayendo de esta teoría sólo la idea de que la relación de significado
es de referencia, nosotros arribamos a lo que podría ser llamada una Teoría
Referencial del Significado. Esta teoría es fácilmente compatible con cualquiera
de las tres perspectivas sobre la naturaleza de las entidades, ya que establece
que el significado de un símbolo es lo que éste refiere. Así que el hecho de que
una teoría del significado sea en sí misma referencial no dice nada acerca de
la naturaleza de las entidades a las que los símbolos refieren.
V x( A( x) B ( x )) f= 0 <-> [B/A]<f>
s = t \= 4> [t/s]<f>
Esta teoría nos conduce a concluir que, ya que el significado es la misma refe
rencia el nombre propio Odiseo nunca ha significado nada y que el nombre pro
pio Sócrates significó algo una vez, pero no volvió a significar nada. Nos fuerza
a concluí1-, también, que una descripción definida como el presidente de los
Estad&s Unidos de América cambia de tiempo en tiempo su significado.
La£ aplicaciones de la Teoría Referencial del Significado a los lenguajes na
turales entrañan una cierta cantidad de realismo, ya que los lenguajes naturales
se utilizan para decir cosas acerca de la realidad. Pero seguir la línea de una
teoría referencial realista del significado parecería forzar un vínculo muy fuerte
entre significado y la realidad. Sería preferible que los significados de los
símbolos fueran en algún sentido más independientes de la realidad, sin renun
ciar a la idea de que existe una relación de referencia que se mantiene entre
símbolos y entidades. Un ejemplo famoso que ilustra esto muy bien es la
paradoja del lucero matutino/el lucero vespertino, formulada por Frege en So
bre sefitido y referencia (Frege, 1892b), la cual evidencia que el hombre que
podría ser considerado como creador de los sistemas de lógica (extensional)
estándar, fue consciente del carácter no extensional de los lenguajes natura
les. C om o Frege señala, las siguientes dos oraciones tienen diferente contenido
cognitivo:
Esto no quiere decir que no exista ninguna relación entre significado y referen
cia. Dos expresiones que tienen el mismo significado deben también tener la
misma referencia. Así que, en este sentido, el significado determina la referen
cia. Pero, com o hemos visto, lo contrario podría no ser cierto: dos expresiones,
en nuestro ejemplo el lucero matutino y el lucero vespertino, podrían tener la
misma referencia sin tener exactamente el mismo significado. Es la diferencia
del significado entre las dos expresiones lo que da cuenta de la diferencia del
significado entre (1) y (2). Parecería, entonces, que cualquier teoría semántica
apropiada para los lenguajes naturales tendrá que distinguir entre significado
y referencia.
Otros problemas que tienen que ver con la identificación entre significa
do y referencia surgen en conexión con lo que se ha llamado construcciones
(de oraciones) intensionales. Si el significado de una expresión es sólo su refe
rencia, entonces nosotros esperaríamos que una expresión B , con la misma
referencia (y así, con el mismo significado) que una expresión A, pueda ser
siempre sustituida por A en cualquier oración, sin alterar el significado de esta
última oración. Existen, sin embargo, oraciones cuyo significado es afectado
por una sustitución de este estilo. Compare las siguientes dos oraciones:
(5)
con el sentido de el lucero matutino, con tal de que uno sepa el significado
de es). Así, saber que (1) es verdadera es una cuestión a priori. En cambio, la
oración (2) es verdadera sólo en caso de que la referencia de el lucero matu
tino sea la misma que la referencia de el lucero vespertino. Que esto sea el caso
no puede ser determinado solamente con base en el significado de los dos
nombres. Es necesario saber exactamente cuál es la referencia de las dos ex
presiones, por lo que la verdad de (2) fue aparente sólo cuando los astrónomos
descubrieron que las dos expresiones se referían al mismo objeto celeste, a
saber, el planeta Venus.
B ajo el punto de vista de Frege los nombres pueden tener sentido sin tener
automáticamente referencia. Un ejemplo de esto es la descripción el primer
hombre en Marte. En el momento en que este libro es publicado, esta expresión
no tiene referencia, aunque tiene un sentido. Nosotros sabemos qué propiedades
tendría que tener una cosa para responder a esta descripción. Este es un caso
especial de un fenómeno más general, a saber, que la referencia de un nombre
puede variar de situación a situación. Un ejemplo de esto es la expresión la
reina de Holanda, expresión que cambió su referencia recientemente en 1980.
Pero las situaciones temporalmente diferentes no son las únicas que
tenemos en mente. Podemos, por ejemplo, imaginar situaciones en las cuales
el lucero matutino tiene una referencia diferente. Existen situaciones imagi
narias en las cuales no es Venus sino Marte el cuerpo celeste más brillante
al amanecer (manteniendo aún que Venus es el más brillante al atardecer).
En tal situación posible, aunque no actual, el nombre de el lucero matutino
podría tener una referencia diferente a la del nombre el lucero vespertino y,
com o resultado, (2) sería falsa. Que existan situaciones en las cuales (2) pueda
ser falsa es la razón por la cual (2) no expresa una proposición necesaria sino
contingente.
Este último aspecto de la Teoría del Sentido de Frege y la referencia de los
nombres ha sido muy criticado en los años recientes, al menos en lo que con
cierne a nombres propios reales com o Dukakis y Sócrates. Actualmente, la
perspectiva prevalente parece ser que los nombres propios difieren de las des
cripciones definidas en que los primeros siempre se refieren al mismo individuo,
bajo cualquier circunstancia. Se supone que su referencia es absoluta e inmuta
ble. La diferencia podría ser ilustrada por medio de oraciones ‘contrafácticas’
com o la presentada en el ejemplo (6):
Esta oración introduce una situación distinta a la situación actual, una situa
ción que es al menos parcialmente determinada por la condición ‘Dukakis gana
las elecciones de 1988’ . La diferencia entre el nombre propio Dukakis y la des
cripción definida el presidente de los Estados Unidos es que la referencia del
último en la situación distinta no es la misma que su referencia en la situación
actual; esta es Dukakis y no Bush, mientras que la referencia del nombre pro
pio Dukakis es la misma en ambas situaciones: el hombre Dukakis. Esta tesis
acerca del comportamiento semántico de los nombres propios se conoce como
designación rígida. Volveremos sobre esto más extensamente en §3.2. Con esto
concluimos nuestra discusión de la teoría de los nombres de Frege y pasamos
a su perspectiva sobre las oraciones.
De acuerdo con Frege, una oración tiene tanto sentido como referencia, tal
como ocurre en el caso de los nombres. Su análisis está restringido a oraciones
que expresan aserciones, aunque como hemos notado, él era consciente de otras
funciones que el lenguaje puede cumplir. Cada oración, dice Frege, corresponde
a cierto pensamiento ( Gedanke), cada oración expresa un pensamiento o una
proposición. Aunque nos parece que el término pensamiento tiene un ‘tono’
subjetivo, se sigue de las ideas de Frege sobre la naturaleza del significado que
el pensamiento expresado por una oración es un pensamiento de algo objetivo.
Una y la misma proposición es transmitida a todos los usuarios del lenguaje
que entienden la misma oración.
¿Podemos ahora establecer que la referencia de una oración es la proposi
ción que ésta expresa? Frege no piensa así y sus razones se pueden parafrasear
en los ejemplos que siguen. Compare las siguientes dos oraciones:
Estos dos principios pueden presentarse también como reemplazo de los si
guientes principios:
Esto no corresponde con el principio (12). Este problema con las construc
ciones intensionales podría ser abordado de varias formas. Uno podría, por
ejemplo, tratar de restringir ( 12) a la construcción extensional en la cual
la substitución pueda hacerse libremente. Pero Frege deseaba mantener (10) y
(12) incondicionalmente, así que escogió otra solución. Propuso que las expre
siones no tuvieran su referencia normal en construcciones intensionales, sino
que se refirieran más bien a sus sentidos. Dijo que en tales casos las expresio
nes tienen una referencia indirecta ( ungerade Bedeutung), la cual es lo que es
16 L ó g ic a , l e n g u a j e y s ig n if ic a d o
El análisis intensional moderno es tal que los dos métodos para lidiar con las
dificultades del principio de composicionalidad de la referencia no pueden dis
tinguirse. Facetas de ambas aproximaciones han tomado forma en los análisis
modernos.
El lector habrá notado que estos principios (10) y (11) implícitamente pre
suponen un análisis sintáctico. Que una expresión com o mujeres y hombres
viejos se refiera a personas de edad de cualquiera de los dos sexos o a las
mujeres y a los hombres viejos, no puede ser determinado solamente con ba
se en el significado de los elementos léxicos viejo, hombres, y, y mujeres. Aquí
surge una de las preguntas más importantes que debe ser afrontada si
deseamos aplicar la semántica lógica al lenguaje natural: ¿qué nivel de análisis
sintáctico presuponen el principio (10) y (11)? Volveremos a esta cuestión en
el capítulo 6.
evaluadas. Pero con respecto a esto, ellas son excepcionales. La mayoría de las
proposiciones, com o (17) por ejemplo, no tienen esta propiedad:
Se han hecho intentos para adaptar proposiciones com o (17) de tal forma
que su verdad y falsedad ya no cambie de situación a situación. Esto se ha lo
grado al construir dentro de las oraciones mismas una especificación de las
situaciones en las cuales las oracións se pueden proferir. Oraciones como (17)
podrían, por ejemplo, expandirse en algo com o (18):
2.1. Introducción
Como vimos en el capítulo 1, hay muchas clases diferentes de construcciones
intensionales. Entre éstas, las construcciones modales y temporales son las que
más atención han recibido en la lógica filosófica. Es por esta razón que hemos
escogido trabajar aquí con la lógica proposicional modal y la lógica temporal
proposicional, y con la combinación de las dos. Otros ejemplos de contextos
intensionales que han sido estudiados formalmente son el conocimiento y la
creencia ( lógica epistémica) y el permiso y la obligación (lógica deóntica). Co
menzamos con una sección sobre el enfoque semántico que es común a todos
estos sistemas. Este surgió en los años cincuenta con el trabajo de autores
como Carnap, Kanger, Hintikka y Kripke.
(iii) una función de valuación V que asigna un valor de verdad V^ip) a cada
letra proposicional p en cada contexto k € K
(1)
Pero (2) y (3) parecen ser más bien definiciones que principios. Fórmulas como
(4) y (5) también parecen ser relativamente poco problemáticas:
(5) □(</> —>-(/>) —> (Dtp —* Di/O (Las consecuencias estrictas de las verdades
necesarias son en sí mismas verdades necesarias)
El principio (5), que es equivalente a (□(</> —> ip) A 0<p) —►□?/), puede con
siderarse com o una forma de modus ponens. Pero la validez de los principios
se vuelve mucho más complicada de juzgar tan pronto com o operadores mo
dales apilados comienzan a complicar las cosas. Dos de tales principios cuya
validez es discutible son (6) y (7):
(6) □</> —> □□</> (Si algo es necesario, es necesario que así sea)
Ejercicio* 2.1.
(a) Es posible que usted no me entienda, pero no es necesario que así sea
(d) Si puede ser necesario que esté lloviendo, entonces debe estar lloviendo
(e) Tal vez está lloviendo, y puede que esto sea necesario (trate de encontrar
dos traducciones)
Definición 2.2.
(iii) una función de valuación V que asigna un valor de verdad V^(p) a cada
letra proposicional p en cada mundo w € W
Definición 2.3.
(iv) V m ,«;(□ $ ) = 1 sii para todo w' G W tal que wRw': Vm,u»(0) = 1
(v) VmiIU(0 4>) = 1 sii para por lo menos un w' G W tal que
w R w ':V = 1
Claramente, los conectivos -> y —» tienen los mismos significados aquí que en
las tablas de verdad de la lógica proposicional estándar. Lo mismo se aplica
para A, V, y <->, cuyas cláusulas hemos omitido. Es sólo con las cláusulas para
□ y 0 que todo el mecanismo de los mundos posibles se pone en movimiento.
De acuerdo con (iv), necesariamente significa verdadero en todos los mundos
accesibles, mientras que de acuerdo con (v), posiblemente significa verdadero
en al menos un mundo accesible. Esto expone claramente la analogía entre □ y
V en oposición a 0 y 3; analogía que muchos autores han notado. Esto también
deja claro por qué, al igual que con los cuantificadores, sólo es necesario tomar
uno de los operadores como primitivo, dado que el otro se puede definir en
términos del primero. El operador 0 se puede definir como — i, por ejemplo,
tal com o 3 se puede definir como -A/-*. El lector puede verificar fácilmente que
esta definición pone en evidencia inmediatamente la validez de los principios
(2)y (3).
Para mostrar cóm o funcionan las cláusulas (iv) y (v), pasaremos a consi
derar los dos modelos sencillos presentados en (9) y (10):
( 9)
Wl w3
P -'P
(10) g
• . •
W1 < 1Ü2
-.p P
(u) 0• 0•
W1 , * W2
P P
Decimos que las fórmulas que son verdaderas en cada uno de los mundos del
modelo son válidas en dicho modelo, y lo escribimos como Vm(^) = 1. Entre
las fórmulas válidas en M podemos distinguir aquellas cuya validez depende
de la valuación V particular en el modelo M , de aquellas cuya validez es
independiente de dicha V . El primer tipo de fórmulas es válido en M en virtud
de los hechos que suceden allí, pero el segundo tipo parece ser indiferente a
ellos. Aparentemente, las fórmulas del segundo tipo son válidas puramente en
virtud de la estructura básica del modelo, es decir, de su marco. La fórmula
Op A 0 ~>p es un ejemplo del primer tipo. Si fuéramos a cambiar el modelo en
(11) al hacer que VW2 (p) = 1, en lugar de O, entonces esta fórmula no sería
v á lid a ; sin embargo, Clp —» p aún sería válida. En efecto, no importa cuál V
e s c o j a m o s en ( 1 1 ) , Dp —* p siempre será válida en todos los mundos posibles.
Claramente este es el ejemplo del segundo tipo de fórmulas. Su validez puede
perderse sólo si la estructura subyacente del modelo se cambia, com o se ve a
partir del modelo dado en (12), donde Clp —>p no es válida:
(12) 0
• •
w1 W2
P -«P
Mientras □ p es verdadera en w-¿, p es falsa en dicho mundo, así que \3p —>
p es falsa allí también. Decimos que el modelo (12) es un contraejemplo de
(la validez de) Dp —> p. Lo que esto significa es que hay una relación entre
los marcos y las fórmulas válidas en los modelos construidos con base en ellos.
S i una fórmula 0 es válida en todo modelo construido a partir del marco F,
entonces decimos que 0 es válida en F . De cierta manera, cualquiera de estas
fórmulas expresa una propiedad de F ; a menudo resulta ser una propiedad de
una clase completa de marcos. Comparemos, por ejemplo, el marco del modelo
(11) con los tres marcos del (13):
F i: F 2: F3:
Q 0 0 0 0
Wi Wl W2 Wl * W2
(14)
Si ahora escogemos una VW3 tal que VWl(p) = 0 y Vw(j>) = 1 para todos los
demás w , entonces tenemos que Vu¡1 (d p ) = 1 y VWl (□□?>) = 0, puesto que
VW2(Dp) = o.
El principio (7), 0n</> —►<t>, expresa la simetría de R. La prueba de este
hecho la dejamos al lector (ver ejercicio 3a). Este no es el lugar para entrar
en detalles sobre estas correspondencias y las implicaciones que ellas tienen
sobre las numerosas axiomatizaciones divergentes que han sido desarrolla
das para la lógica proposicional modal. Hemos ilustrado aquí estos asuntos
para enfatizar la flexibilidad de la semántica de los mundos posibles, que es
ciertamente de importancia para su aplicación en las investigaciones sobre
lenguaje natural. Es esta flexibilidad la que nos permite representar distintas
interpretaciones de las nociones modales, al imponer distintos requerimientos
en la re lación de accesibilidad R. Esto no significa que esta flexibilidad sea
ilimitada. Resulta que hay propiedades bastante simples de los marcos que
no pueden ser caracterizadas por medio de una fórmula. Por ejemplo, no hay
fórmula que caracterice la irreflexividad de los marcos, lo cual es una restric
ción clara en el poder expresivo de la lógica proposicional modal.
Ejercicio* 2.2.
W\
P
(b) A partir del siguiente modelo W = {iui, w2, w3, w^}; R = { ( w i , w 2),
{w2, W3), (w3, Wi), (w3, w4), {w4, w2)}\ VWl(p )= V W3 ( p ) = V Wl(q)=
Vw2 (q) = 1, VW2 (p) = VW4 (p) = VW3 (q) = VW4 (q) = 0.
Ejercicio* 2.3.
(a) Muestre que OD0 —> 0 es válida en todo marco con relación simétrica R y
construya un contraejemplo para esta fórmula en un marco no simétrico
Ejercicio 2.4.
(a) Interprete □ com o creo que. ¿Qué significa 0, dado que mantenemos los
principios (2) y (3) de §2.3.1.? ¿Cuál de los principios del (4) al (7) es
plausible para esta interpretación de □ ?
(b) Ahora responda la misma pregunta para es obligatorio que com o la in
terpretación de □
Ejercicio 2.5.
Una relación R se dice conectada si para todo w, w'\ si w^ui', entonces wRw'
o w'Rw, y universal si para todo w , w w R w ' . Muestre que para todo marco F
cuya relación R es reflexiva y simétrica se sigue que R es universal si y sólo si
R es conectada.
2.3.3. El enfoque sintáctico de la noción de validez
Nuestro enfoque de la lógica intensional es completamente semántico. Sin
embargo, puede ser instructivo mencionar el aspecto sintáctico, aunque sea
brevemente. Con este propósito, presentaremos ahora una discusión corta de la
manera en que el sistema de deducción natural, que fue introducido en el vol. 1
como una explicación sintáctica de la validez en la lógica proposicional y de
predicados, puede ser extendido a la lógica proposicional modal. En el resto
de nuestra discusión de la lógica intensional y de la teoría de tipos no entrare
mos a considerar en ningún momento enfoques sintácticos de la validez, así que
los lectores que no están familiarizados con la deducción natural pueden omitir
esta sección, sin riesgo de quedar estancados más adelante.
La siguiente regla de introducción para □ es bastante aceptable: si (p puede
ser derivada sin hacer ninguna suposición en absoluto, entonces aparentemente
$ es necesaria, así que podemos obtener la conclusión □ <f>. Esta regla, emitida
en la forma que presentamos a continuación com o ID, m, puede ahora añadirse
a nuestro sistema de deducción natural de la lógica proposicional:
1.
m. cj)
n. D<t> ID, m
1 -p Aq Suposición
2. p EA, 1
3- (p A q) -*• p I->
4. D ( ( p A g ) - » p ) ID, 3
5. D ((p A q) —* p)—> (ü (p A q) Qp) Axioma
6. □ (p A q) —* Clp E—>, 5, 4
(4) Uct> - 0
Ejercicio 2.6.
Más arriba se afirmó que (¡>es derivable en S5 si y sólo si (f) es válida en todos los
modelos en los que R es una relación de equivalencia. También, fue dicho que
el sistema S5 es completo con respecto a la clase de modelos en los cuales R es
universal. ¿Qué puede deducirse de estos dos hechos acerca de la posibilidad de
caracterizar modalmente a la propiedad de que una relación R sea conectada?
(17) Tal vez está lloviendo en del Sur, pero no está lloviendo en California
del Sur
(18) Juan debe estar en su cuarto; él siempre está ahí a esta hora
Tomás de Aquino nos hace notar que la última premisa es la más crucial: ¿a
qué se le está aplicando la cualificación de necesariamente? En la formalización
de (20), la cualificación sólo se aplica al consecuente de la implicación en la
última premisa. Pero esta premisa parecería plausible sólo si la cualificación
se aplicara a la implicación como un todo. Esto significaría que la premisa
debería ser D(q —>p), en lugar de q —►Dp, caso en el cual el argumento tiene
la forma del esquema argumentativo inválido (21):
Ejercicio* 2.7.
(a) Ahora usted todavía esté joven, pero un día no lo será más
(e) Cuando María entró, Juan estaba a punto de poner la botella de whiskey
en la nevera
(f) Una batalla naval tendrá lugar o no. Y si tiene lugar, éste siempre ha
sido el caso
Definición 2.4.
(iii) y M,í(H ^) = 1 sii para todo í ' e T tal que t'Rt: Vm.í'Í^) = 1
(iv) Vm,í(P</>) = 1 sii para al menos un t' G T tal que t'Rt: y M,í'W ) = 1
serán válidos en cualquier eje temporal, puesto que tanto G com o H son ver
siones del operador modal □ , y el principio modal correspondiente es válido
independientemente de la relación de accesibilidad. Debemos notar, sin em
bargo, que los principios lógico-temporales (26) y (27) que corresponden al
principio modal (4) no tienen la plausibilidad intuitiva de este último:
Estos dos principios son equivalentes a 4> —* F<f> (si <f> es el caso, entonces <f)
será el caso) y </>—> Pe?) (si <pes el caso, entonces (¡>fue el caso), respectivamente.
Ahora, si suponemos que R sea irreflexiva, lo cual es una restricción bastante
razonable puesto que esto significa que ningún momento en el tiempo puede
ser anterior a sí mismo, (26) y (27) resultan inválidos. Pero como en el caso de
la lógica modal, este requerimiento de irreflexividad no puede ser expresado
por medio de una fórmula. Además de (24) y (25), tenemos los siguientes
principios intuitivos válidos:
(28) 0 HF0
(29) (p -> G P 0
(31) F 0 - -» G (P 0 V<?¡> V F 0 )
(32) P 0 -» G P 0
El principio (28) dice que lo que ahora es el caso, siempre ha sido en el pa
sado algo que pasaría. Por su parte, (29) dice que lo que ahora es el caso
siempre será algo que ha pasado. El principio (30) establece que si (J) fue una
vez el caso, entonces siempre ha sido el caso de que o bien cf) pasaría, o bien
(¡> estaba pasando, o bien que 4> ya había pasado. La fórmula (31) dice algo
análogo a la (30) acerca del futuro. El principio (32) establece que cualquier
cosa que haya pasado, siempre será algo que ha pasado. Finalmente, la fórmula
(33) hace la afirmación análoga a la (32) acerca del futuro.
Es bastante fácil verificar que los principios (28) y (29) son verdaderos
en cualquier marco. De esta manera, ellos no establecen ningún requerimiento
sobre el eje temporal. Los principios (30) y (31) son válidos en todos los marcos
cuya relación R es conectada (marcos en los cuales para cualquiera de los dos
momentos distintos en el tiempo, uno es anterior al otro). Si R no es conectada,
entonces una configuración como la (34) es posible:
Si suponemos que Vt3 (p) = 1 y que Vt(p) = 0 para todos los demás t, tenemos
un contraejemplo para (31). La razón es que Fp son verdaderas en ti, puesto
que p es verdadera en í,3- Pero G(P<¿> V (f> V F <f>) es falsa en ti, puesto que
P 0 V (j) V F<p es falsa en ¿2- Esto último es cierto porque no se tiene que ¿2^ 3,
ni que t^Rt^, ni que ¿2 = ¿3, mientras que £3 es el único momento en el tiempo
en el que p es verdadera. Como resultado, ni Fp, ni P p, ni p son verdaderas
en Í2- Así, los principios (30) y (31), que son aceptables intuitivamente, exclu
yen cualquier eje temporal con bifurcaciones o ramificaciones, lo cual parece
bastante razonable (una aplicación posible para un eje temporal con ramifica
ciones se presenta, sin embargo, en §2.5.).
Los principios (32) y (33) son válidos sólo en el caso en que R sea transitiva.
Si R no es transitiva, entonces una configuración com o la que aparece en (35)
es posible.
(35) • ------------
—
IP ~1PP
Aquí no tenemos que tiRt^. Si suponemos que Vt3 (p) = 1 y Vt(p) = 0 para
todos los demás t, tenemos un contraejemplo para el principio (33): Fp es
verdadera en ¿2, porque p es verdadera en ¿3 y t'¿Rt$. Pero H F p no es verdadera
en Í21 dado que Fp es falsa en ti, porque no es cierto que tiRt^, y Í3 es el único
momento en el cual p es verdadera.
Estas y otras relaciones similares entre los principios (24) a (33) y las pro
piedades de la relación anterior a (y, de esta manera, de distintas estructuras
temporales) han sido estudiadas a profundidad en la lógica temporal. Hemos
visto que una línea similar de investigación se ha seguido en la lógica modal.
Una gran diferencia entre la lógica modal y la temporal es que con la lógica
temporal parece más razonable comenzar escogiendo una semántica. A diferen
cia de nuestras intuiciones sobre modalidades, que conciernen a la validez de
varios principios lógicos más que las relaciones entre mundos posibles, nuestras
intuiciones temporales parecen tener implicaciones sobre la estructura del
tiempo. Así, con la lógica temporal parecería razonable enfocar las cosas
de atrás para adelante, al intentar primero formular esas intuiciones y des
pués ir en busca de los principios sintácticos a los que ellas dan lugar.
Actualmente, hay distintas conceptualizaciones concretas sobre el tiempo
que son consideraras en la lógica temporal. Todas ellas, sin embargo, tienen
algo en común: la suposición de que el tiempo es un orden lineal, es decir,
que la relación anterior a tiene las propiedades de un orden lineal: transiti-
vidad, asimetría (y por lo tanto irreflexividad) y conectitud. Debido a estas
propiedades, una relación anterior a lineal se representa comúnmente por < .
De ahora en adelante, el conjunto de momentos en el tiempo está ordenado
por <> Y todos los principios del (24) al (33) son válidos. Es útil representar
las distintas conceptualizaciones del tiempo, junto con sus diversas estructuras
del eje temporal, com o líneas de números. Una conceptualización intuitiva que
es llamativa consiste en tomar los números enteros com o nuestro modelo del eje
temporal: . . —n , . . —2, —1 , 0 , 1 , 2 , . . n, — De esta manera, el tiempo no
tiene ni principio ni final y transcurre en pasos discretos. Esto es bastante
plausible si, por ejemplo, los días del calendario se toman como las unidades
de tiempo. También podemos concebir el tiempo no com o dividido en pasos
discretos, sin importar qué tan pequeños sean (horas, minutos, segundos, na-
nosegundos), sino teniendo una estructura mucho más fina, en la que siempre
existe un momento entre otros dos momentos cualquiera. Esta propiedad ge
neral de las relaciones, que se expresa por la fórmula VxVy ((x / ¡/A R xy) —>
^z(z xA z y A R x z A R z y ) ) , se llama densidad. La idea de que el tiempo es
un orden denso puede ser modelada al representar los momentos en el tiempo
como números racionales, que incluyen los números enteros. Así, el tiempo no
tiene ni comienzo ni fin y entre dos momentos cualquiera en el tiempo siempre
encontramos otro.
Determinar los principios de la lógica temporal que se siguen de una esco-
gencia dada del eje temporal es un asunto más bien técnicamente complicado
y que está por fuera del alcance de esta introducción. Al tomar los números
racionales com o nuestro modelo del eje temporal, por ejemplo, obtenemos los
siguientes tres principios, además de los (24) a (33):
(36) F 0 -+ F F 0
El principio (36) dice que si 0 va a pasar, entonces será el caso que 0 pasará. El
hecho de que este principio no sea válido en un eje temporal discreto, co
mo los números enteros, es evidente a partir del siguiente ejemplo. Tomemos
Un sucesor del trono ha nacido com o p y los días como nuestras unidades de
tiempo. F p, Un sucesor del trono nacerá será verdadera un lunes, en el caso en
que un sucesor haya sido traído al mundo al día siguiente, es decir, un martes.
Pero la verdad de Fp un lunes no garantiza la verdad de F F p en ese mismo
día. Si hay una revolución el miércoles, por ejemplo, o si la familia real muere
por alguna otra razón, entonces Fp no necesariamente es verdadera en ningún
día después del lunes. Resulta que el principio (36) corresponde a la densidad
de la relación anterior a. El principio (37) dice que el tiempo nunca se detiene,
puesto que G (0 A -'</>) sólo sería verdadero en el último instante de tiempo t.
La razón es que G(<f> A ~¡4>) es verdadera en t sólo cuando <j) A ~><j> es verdadera
en todos los instantes t' que vienen después de t, y esos momentos t' no existen
si t es el último. El principio (38) expresa, de manera similar a la anterior, el
hecho de que el tiempo no tiene un comienzo.
Una tercera conceptualización del tiempo la encontramos en la física, donde
los números reales se toman com o modelo del eje temporal. Esta conceptuali
zación se necesita para describir situaciones como la de (39):
Asumiendo que usted camina 1 kilómetro por hora, le tomará \Í2 horas ca
minar desde A hasta B. Esto se sigue del teorema de Pitágoras, que dice que
c2 = a2 + b . Pero desde los antiguos griegos sabemos que y/2 no es un número
racional, lo que significa que no puede expresarse com o una fracción. Por lo
tanto, no podríamos ni siquiera estar seguros de que habría un momento en
el que llegaríamos al punto B si el eje temporal consistiera sólo de números
racionales. Los principios de la lógica temporal que corresponden a esta ter
cera clase de estructura temporal son mucho más complicados que los otros
principios que hemos visto.
Ejercicio* 2.8.
iii) P P (p —* P 4>
Ejercicio 2.9.
(43) Algún día tú estarás agradecido por lo que estoy haciendo ahora
El ahora en (43) se refiere al momento en el que la oración es proferida. La
oración es en tiempo futuro, lo que significa que su traducción formal será de
la forma F ( tú estás agradecido por lo que estoy haciendo ahora). Si evaluamos
dicha fórmula en el momento t , será verdadera sólo en el caso en el que haya
otro momento t' posterior a t en el cual tú estás agradecido por lo que es
toy haciendo ahora sea verdadera. Pero entonces, de acuerdo con la definición
de ahora dada en (42), (43) será verdadero en el momento t sólo en el caso en
el que haya un momento t' posterior a t, en el cual es verdadero que tú estás
agradecido por lo que estoy haciendo, entonces, en t'. Pero esto no es lo que
(43) significa. Así que la interpretación de ahora en (42) no funciona. Apa
rentemente, necesitamos una manera de referirnos otra vez a los momentos
originales de la proferencia, incluso si el proceso de interpretación nos lleva a
otros momentos. Esto puede hacerse al añadir un momento fijo ío a las estruc
turas: el momento ahora. El operador A puede entonces ser interpretado de
la siguiente manera:
(47) P ( 3 x ( C x A B x A F R x ) )
Esto nos da las representaciones de los mismos tiempos verbales que fueron
tratados por medio de los operadores temporales en (22). Un aspecto intere
sante de este enfoque es que nos permite dar cuenta de las diferencias entre
el pasado simple María cantó y el pasado compuesto María ha cantado, como
la diferencia en la posición de ventaja temporal adoptada por el hablante, la
cual puede ser representada por la posición de R:
En efecto no fui, pero podría haberlo hecho. Aquí vemos diferentes clases de
intensionalidades interfiriendo entre sí. Muy a menudo el resultado completo
no es más que la suma de sus diferentes partes, pero en algunos casos nuevos
enigmas emergen a partir de esta combinación, la cual requiere de nuevas y
creativas soluciones semánticas.
Una lógica modal y temporal combinada se obtiene si añadimos no sólo □ ,
sino también los operadores G y H a la lógica proposicional. Varias estructuras
semánticas pueden escogerse, pero para no permitir que las cosas se vuelvan
como de ciencia ficción, tomaremos simplemente un conjunto W de mundos
posibles, cada uno con el mismo eje temporal fijo. Podemos, entonces, hablar en
términos del valor de verdad de una fórmula <f>en un mundo w en un tiempo t.
Hay una relación anterior a < en el conjunto T de momentos en el tiempo y una
relación de accesibilidad R en W . Las cláusulas clave en la definición de verdad
son entonces:
Esta inferencia es, por lo menos, poco probable. Pero ya sea que (58) es ver
dadera o no, parece extraño que ella deba seguirse de (52), com o es evidente
en (59):
(7) Julián dijo que el muchacho más inteligente de la clase besó a María
1N. de T .: para que el verbo pronunciar cree un contexto opaco, se requiere que el prin
cipio de extensionalidad (1) falle en casos tales como el conformado por los ejemplos (2) a
(4). Sin embargo, podría argumentarse que dicho caso no es un contraejemplo de dicho prin
cipio, por lo siguiente: en primer lugar, la expresión Caesar ( Gaius Julius) es usada en (3),
mientras que sólo es mencionada en (2) (resp. (4)). Segundo, por esta razón, el antecedente
del principio de extensionalidad (1) aplicado a (2) y (4) debe ser “ Caesar es Gaius Julius” y
no (3). Pero, a diferencia de (3), “ Caesar es Gaius Julius” es falsa, luego los ejemplos (2) a
(4) no pueden conformar un contraejemplo del principio (1). Esto demostraría que el verbo
pronunciar no crea contextos opacos. No obstante, el argumento en cuestión no es sólido.
En efecto, las expresiones Caesar y Gaius Julius son mencionadas en (2) y (4) precisamente
como resultado del contexto creado por el verbo pronunciar. La falla del principio (1) es
creada precisamente por la distinción entre uso y mención, originada gracias al verbo pro
nunciar. Por varias razones, las expresiones en cursivas, es decir, mencionadas, deben estar
sistemáticamente relacionadas a las expresiones usadas. Esto significa que (3) es, en efecto, el
legítimo antecedente del principio de extensionalidad aplicado a (2) y (4). Para una discusión
sobre la citación [quotation], ver Davidson (1979).
(13) Juan está buscando al presidente de los Estados Unidos de América
Modalidad: es una verdad necesaria que nueve excede a siete: dado el sig
nificado de nueve, siete y excede, la oración nueve excede a siete es una verdad
necesaria. Pero ciertamente (17) no es una verdad necesaria:
(26) 3 xD (x > 7)
Es claro lo que esto significa. La oración (27) podría formalizarse como VxOM x.
Claramente esta no significa lo mismo que la fórmula OVxAíx, la cual es la
traducción de (28):
Ejercicio* 3.1.
(d) Si cualquiera puede ser más inteligente que alguien más, entonces cual
quiera puede ser el más inteligente
(e) Puedes engañar a algunas personas todo el tiempo y a todas las personas
en algún momento, pero no puedes engañar a todas las personas todo el
tiempo
Ejercicio 3.2.
Ahora bien, (33) siempre es verdadera (siempre que el juego se juegue), pero
presumiblemente (34) es falsa: el ganador actual podría haber sido vencido.
Note que la primera lectura es de dicto y que la segunda es de re: existe una
variable libre x dentro del alcance de □ . En el ejemplo anterior de los planetas,
as cosas siguieron el curso contrario; la lectura de dicto era falsa y la lectura de
~e menos obvia era verdadera. La distinción entre de dicto y de re desaparecería
¡i las descripciones definidas tuvieran una interpretación fija, es decir, la misma
nterpretación en cualquier mundo.
Los filósofos han dedicado una cantidad de energía considerable a las di-
srencias y similitudes entre nombres propios y descripciones definidas. Una
regunta de central importancia ha sido siempre si los nombres propios tienen
no significado, y si lo tienen, cóm o ha de representarse. Frege, com o vimos en
§1.7., consideraba que cada nombre, incluyendo cada nombre propio, tiene un
sentido, que puede ser expresado com o una descripción definida. De acuerdo
con Frege, es un defecto lamentable de los lenguajes naturales el hecho de que
no todo el mundo asocie la misma descripción definida con el mismo nombre
propio. Algunos ven a Aristóteles com o el descubridor de la lógica silogística,
mientras que otros lo ven com o el Estagirita que era tutor de Alejandro Magno.
De acuerdo con Frege, esto nunca debería permitirse en un lenguaje lógica
mente ideal: cada nombre propio debería ser introducido explícitamente por
medio de una sola descripción definida.
Considerar las descripciones definidas como los significados de los nombres
propios resuelve un número considerable de dificultades. Primero, existe el pro
blema de cóm o los nombres propios refieren a los individuos, o de cóm o identi
ficamos el individuo al cual un nombre propio refiere. Necesitamos saber a qué
aludimos con un nombre; con el fin de escoger algún individuo en particular
como la referencia de un nombre, tenemos que explotar cualquier propiedad
que distinga este individuo de otros en el dominio. Si los nombres propios no
son realmente más que una abreviación para descripciones definidas, entonces
el problema desaparece: el significado de la descripción definida indica propie
dades que distinguen al individuo en cuestión de todos los demás. Segundo,
existen problemas con los nombres propios que son com o la paradoja del lu
cero matutino y el lucero vespertino, la cual fue discutida en extenso en §1.6.
Hesperus y Phosphorus son dos nombres propios que, com o lucero matutino
y lucero vespertino refieren el mismo objeto, es decir, el planeta Venus. Si los
significados de los nombres propios Hesperus y Phosphorus son descripciones,
entonces es claro por qué Hesperus es Hesperus y Hesperus es Phosphorus tie
nen significados totalmente distintos. Un tercer problema concierne a oraciones
com o Pegaso no existe. Una representación formal com o ->3x(p = x) no podría
nunca ser verdadera en la clase anterior de modelo, asumiendo que Pegaso es
representado en el lenguaje por medio de una constante p. Más aún, existe un
argumento filosófico de acuerdo con el cual cualquiera que asevere la verdad
Pegaso no existe está forzado a conceder que existe un individuo no existente, a
saber, el referente del nombre propio Pegaso (este acertijo filosófico es conocido
com o ‘la barba de Platón’). Si los nombres son analizados com o descripción,
los dos problemas desaparecen. Entendiendo que Pegaso significa el caballo
volador y, reescribiendo esto siguiendo a Russell, Pegaso no existe se reduce a
No existe un único caballo volador, que tiene a ->3x(Vy((Hy A F y ) x = y))
como su representación formal. Esta fórmula podría bien ser verdadera en un
modelo y, además, no contiene nombres que puedan ser explotados en un tipo
de argumento com o el de la barba de Platón.
Estas ideas acerca de los nombres propios resuelven ciertos problemas, pero
también dan lugar a otros. Hemos visto que en el lenguaje natural no todo el
mundo asocia la misma descripción con el mismo nombre propio. Esto implica
que la gente podría asignar diferentes significados al mismo nombre propio,
y también que algunos podrían asociar un significado erróneo a éste. Podría
suceder que una descripción esté asociada con un nombre que no se aplique al
individuo al cual éste se refiere y esto, de alguna manera, es una consecuencia
contraintuitiva.
Se ha sugerido que se logra una mejor explicación de los significados de
los nombres propios si los consideramos como descripciones complejas. Para
el nombre Agamenón, por ejemplo, podríamos tener algo com o lo siguiente: el
rey de Micenas que lideró una expedición de todos los griegos contra Troya, des
truyó la ciudad depués de diez años de guerra y a su retorno fue asesinado por
su esposa y su amante. Ahora bien, supongamos que existió un rey de Micenas
que hubiese logrado tod o lo que se supone que Agamenón logró, pero que al
retornar a casa vivió felizmente. Entonces, bajo la perspectiva anterior ten
dríamos que decir que nunca existió un Agamenón. La reacción normal, sin
embargo, sería decir que Agamenón ciertamente existió, pero de él se asu
mió erróneamente que había sido asesinado. Lo mismo se aplica a toda la otra
información que tenemos acerca de la historia personal de Agamenón: esta
también podría resultar errónea. Esta dificultad podría, quizás, ser evitada de
la siguiente forma: suponga que 0 i , . . . , 0 n son fórmulas, cada una de las cuales
tiene una variable libre x y expresa una de las propiedades que creemos que
tuvo Agamenón. Ahora bien, sería posible afirmar acerca de cada una de estas
propiedades tomadas individualmente que Agamenón podría no haberlas teni
do. Pero entonces Agamenón podría aún responder a la siguiente descripción
disyuntiva:
35) A 0 2 A . . . A 0 n ) V ( 4>\ A -1 0 2 A . . . A 0 n ) V . . . V ( 0 j A 0 2 A . . . A
V ( 0 i A 02 A . . . A 0 „ ) )
Definición 3.1.
\hora bien, queremos saber qué significa, en un modelo M , que una fórmula
:arente de variables es verdadera en un mundo w. Como veremos pronto,
no existe una única definición de verdad para la lógica de predicados modal
que sea claramente superior al resto. En varios puntos tendremos que escoger
entre diferentes alternativas y las elecciones que hagamos serán guiadas por las
aplicaciones que tengamos en mente para el lenguaje natural. Los lectores con
otras aplicaciones en mente podrían estar de acuerdo o diferir. Lo importante
es que los motivos tras nuestras elecciones sean revelados.
El primer problema al que nos tenemos que enfrentar al dar una definición
de verdad es que las entidades que la función de interpretación I le asigna a las
diferentes constantes no necesariamente existen en todo mundo posible donde
las evaluemos. ¿Cuál, por ejemplo, es el valor de verdad de la oración (37) en
este nuestro mundo real (asumiendo que ninguno ha existido alguna vez)?:
Definición 3.2.
Las cláusulas para los otros conectivos y para 0 se siguen de las cláusulas
anteriores, junto con las definiciones de dichos conectivos en términos de —> y
-i, y la definición de 0 en términos de -> y □ .
Todos los comentarios hechos anteriormente acerca de la interpretación
de las constantes y los predicados y acerca de algunas fórmulas que tienen
valores de verdad indefinidos tienen cabida en esta definición. Pero existen
aún algunos problemas. Resulta que la cláusula (iv), que trata acerca de
□ 0 , es demasiado estricta. Los requisitos que ella pone para que oraciones
de la forma 0(¡) sean verdaderas son demasiado estrictos. De acuerdo con es
ta cláusula, cualquiera de estas oraciones puede ser verdadera en un mundo
sólo si todas las constantes que ocurren en ésta refieren a entidades que están
presentes en todos los mundos accesibles desde ese mundo. De otra forma, el
valor de verdad de 0 <p será indefinido, ya que el valor de verdad de <p será
indefinido en algún mundo accesible. Esto significa, por ejemplo, que en nues
tro mundo no es necesario que Amsterdam sea Amsterdam ni que el Sol salga
si el Sol sale — pues Amsterdam y el Sol podrían no existir— . Es decir, desde
nuestro mundo actual pueden ser accesibles otros mundos posibles en los cuales
Amsterdam y el Sol no existan. Un posible remedio sería hacer más flexible
a cláusula (iv) de tal manera que 0 (f) sea verdadera en un mundo w sólo en el
:aso en que 4> es verdadera en todos los mundos accesibles desde w, en los
:uales (j) tiene un valor de verdad (es decir, en todos los mundos que contienen
as entidades referidas por las constantes en (f>). En consecuencia, la cláusula
iv) para el valor de verdad de 0 <¡> se convierte en (iv’):
La cláusula (iv’) tiene el efecto de que no todos los mundos accesibles desde w
tengan que ser tomados en cuenta al evaluar el valor de verdad de una fórmula
de la forma □<£. Esto puede conducir a que el mismo w no sea tomado en
cuenta, incluso si w es, en efecto, accesible desde sí mismo. En otras palabras,
la reflexibilidad de R no continúa siendo garantía suficiente para la validez del
principio lógico H(p —> <p. Se podrían hacer ajustes ad hoc con el fin de volver
a obtener esta garantía, exigiendo explícitamente que (p sea verdadera en w
si □</> es verdadera en w (asumiendo que R es reflexiva). Reemplazaríamos
entonces la cláusula (iv’) por la (iv” ):
(41)
3.3.2. Identidad
Nuestra decisión de tratar a las constantes com o designadores rígidos tiene
consecuencias inesperadas para la validez de ciertos principios concernientes a
la identidad. No tenemos mucha libertad al interpretar el predicado de iden
tidad:
Kripke está dispuesto a aceptar esta conclusión. Para él, el estatus de una
proposición com o necesaria no tiene nada que ver con cóm o llegamos a re
conocer su verdad, sino que sólo se sigue del hecho de que ésta no podría
haber sido de otra forma más que verdadera. Kripke distingue entre verda
des necesarias y verdades a priori. Una proposición es a priori si el estatus
de su verdad puede establecerse solamente razonando, independientemente
de la experiencia (sensible). Esto hace de a priori una noción epistémica.
Por su parte, una proposición es necesaria si describe una situación que no
podría haber sido diferente de lo que es. Esto hace de necesariamente una
noción ontológica. Con frecuencia, se ha argumentado que las dos nociones
coinciden, pero de acuerdo con Kripke esto es un error: existen ejemplos de
proposiciones necesariamente verdaderas que no son a priori. La oración (45)
es un ejemplo de esto. Aunque (45) es una verdad necesaria, su verdad no
puede ser establecida independientemente de la experiencia sensible. Esto dis
tingue a (45) de (46):
Ejercicio 3.3.
(53) Todos los números más grandes que siete son necesariamente más
grandes que siete
'Definición 3.3.
Las cláusulas para los otros conectivos y para 0 y 3 se siguen de las anteriores
cláusulas, junto con las definiciones de dichos conectivos en términos de —*
y -i; la definición de 0 , en términos de □ y -i, y 3, en términos de V y
Como en la lógica estándar, los valores de verdad de las sentencias, es decir,
fórmulas que carecen de variables libres, son independientes de la asigna
ción g. Así, para las sentencias (j) podemos escribir simplemente Vm ,w {<I>)-
Si esta definición de verdad fuera aplicada sin asumir dominios crecientes
(o sin remplazar la cláusula (iv) por una versión apropiadamente adaptada
de (iv” )), entonces caeríamos en los problemas de fórmulas con valores de
verdad indefinidos, que ya hemos encontrado. Pues si alguna de las entidades
en un mundo w falta en alguno de los mundos accesibles desde w, entonces
yM,w(yxD(¡)) siempre sería indefinido ahí. Asumiremos, entonces, que o bien
el requisito de dominios crecientes se satisface, o bien la cláusula (iv) ha sido
remplazada por una versión apropiadamente adaptada de (iv” ).
En la semántica de la lógica de predicados modal se ha prestado mu
cha atención a las interacciones entre operadores modales y cuantificadores.
Esto ha puesto de relieve la distinción entre modalidades de dicto y modalida
des de re. Al estudiar las interacciones entre □ y los cuantificadores, la
validez de los siguientes cuatro principios puede ser revisada:
(64) 0 3 x 0 —> 3 x 0 0
(ue (68) es más débil que (67) es claro, por ejemplo, a partir del hecho de que
58) puede estar seguida de (69), mientras que esto es absurdo para (67):
9) Pero es improbable que exista alguien que lo vaya a hacer mejor que yo
¡to se explica en la semántica que hemos dado: (63), y con ello (59), es válida,
entras que (64), y con ello la fórmula Barcan (60), es inválida. La validez de
0 (f> —►0 3 x 0 puede ser probada de la siguiente manera: si Vm,u;,p(3xO0) = 1,
;onces ^M,u),g[x/dj(O0) = 1 para algún d € D w. Así, Vm ,w',g\x/d\{<t>) = 1 para
algún w' con wRw'. En este w' tenemos, entonces, V^.w' ,a{3x<¡>) — 1, de tal
manera que VM,w,g(03x</>) = 1.
Que 0 3 x 0 —* 3 x 0 <f> no es válida para cada fórmula <j) es claro a partir del
contraejemplo dado a 0 3 A r —►3 0 A x en (70), en el cual D Wl= { a } 1D W2= { a , b};
/ w (A )= 0 ,7 W2(A )= {6 }:
(7°) 0 0
• •
W\ * W2
Dado que, por una parte, Vm ,w2(3 x A x ) =1, tenemos que V m ,»](03xA x)=1;
por otra parte, tomando g (x ) = a , vemos que V m ^ ^ O A x) = 0 y, en consecuen
cia, Vm ,wi(3x0A x ) = 0, dado que a es el único valor de g(x) que se encuentra
en w\.
El principio (61) y su equivalente (65) son extremadamente implausibles.
De acuerdo con (65), por ejemplo, (72) se sigue de (71):
Ejercicio* 3.4.
(b) Demuestre que aceptar la fórmula Barcan (64) implica asumir dominios
decrecientes, es decir, asumir que si wRw', entonces D w¡ C D w.
Definición 3.4.
(iii) un dominio D
)efinición 3.5.
(78) \ / x ( E x ^ D E x )
Además, con (78) nos enfrentaríamos nuevamente con el espectro de que todos
los individuos que existen en un mundo existen necesariamente.
E jercicio* 3 .5 .
Ejercicio 3.6.
Proporcione un ejemplo de una expresión que pueda ser vista como un predi
cado unitario P , para el cual se cumple el requisito de que para todo mundo:
I W(P ) C IW(E) no es válido. ¿Puede usted pensar en una expresión que deba
ser considerada com o una relación binaria Q para la cual el requisito para todo
mundo w : {x| hay un y tal que (x, y) € IW( Q ) } Q Iw(E) no sea válida?
0) VxH</> —>HVx0
Ejercicio 3.7.
(87) Si
(88) G Si
Ahora bien, puede fácilmente confirmarse que (85) es verdadera en todo con
texto k : tenemos que Ik{i) = «fc para todo k y, entonces, que Ik(i) € Ik{S)
para todo k. Esto significa que V m ^ íu ) = L para todo k. Pero esto tam
bién significa que (88) es verdadera en todo contexto k , pues (88) sólo pue
de ser falsa en un contexto k si existe algún contexto k' en el futuro de k
esto es, para el cual tk < t*/) en el cual Si sea falsa. Pero hemos visto que Si es
verdadera en todo contexto, así que no puede existir tal k!. Así pues, los resul-
ados que esta aproximación da son consistentes con el significado de oraciones
orno la (85), pero ciertamente no con aquellos de oraciones com o la (86). Y
stas no son las únicas oraciones problemáticas. La solicitud expresada por la
ración (89), por ejemplo, se vuelve extremadamente difícil de satisfacer:
V W = s(t)
V ( 5 ) = {s(t')}
los muchos mundos posibles, justo com o este momento es uno de los muchos
momentos posibles en el tiempo. Esto arrojo, una luz completamente diferen
te sobre el problema de la identidad transmundana. El que los individuos en
mundos posibles diferentes puedan ser idénticos a otros está fuera de cuestión.
En vez de la relación de identidad, Lewis introduce su relación de contrapar
tida. Dos individuos en mundos diferentes pueden asemejarse tanto que ellos
son contrapartes en sus respectivos mundos.
placer a los filósofos, sino cómo en efecto hablamos. Las objeciones hechas a
la lógica intensional no son refutadas desde el punto de vista de la lingüística,
simplemente se dejan de lado.
Un comentario final que puede ser hecho en conexión con estas objecio
nes de principio es que es al menos debatible si posiciones com o el esencialis
mo son realmente tan objetables como ha sido alegado por algunos filósofos.
Otros son de la opinión de que estas son doctrinas filosóficas fértiles e in
teresantes y ven a la lógica intensional com o una ayuda apropiada para más
investigaciones en dichas doctrinas.
Suficiente de objeciones filosóficas y metodológicas. Las otras objeciones
que se han hecho son de tipo empírico; aquí sólo discutiremos brevemente dos
de ellas. La primera concierne a si una teoría semántica completa y empíri
camente adecuada puede desarrollarse sobre la base de la lógica intensional.
Un problema serio en conexión con esto es la existencia de contextos hiper-
intensionales. Estos difieren de los contextos intensionales normales en que
incluso las expresiones lógicamente equivalentes no pueden ser sustituidas en
ellos salva veritate. El contexto creado por □ es un ejemplo de un contexto
intensional normal. Si 0 y tp son fórmulas lógicamente equivalentes (y así, tie
nen el mismos valor de verdad en todos los mundos), entonces Oip se sigue de
□ 0 . El contexto creado por creer, por otra parte, se podría decir que es hiper-
intensional. Incluso si (f> y ip son lógicamente equivalentes, la verdad de Juan
cree que 0 no implica la verdad de Juan cree que ip, ya que podría muy bien
ser el caso que Juan no fuera consciente de esta equivalencia. El mismo punto
puede ser hecho usando los designadores rígidos. Asumiendo que el verbo creer
crea contextos intensionales normales, y dado que Heperus y Phosphorus son
designadores rígidos que refieren a la misma entidad, se seguiría de Juan cree
que Hesperus es Hesperus que Juan cree que Hesperus es Phosphorus, lo cual
claramente no es el caso. Así pues, es evidente que la semántica intensional
tiene complicaciones cuando se aplica al verbo creer.
No se ha alcanzado ningún consenso sobre cómo resolver esto. Se ha pro
puesto que la solución reside en una semántica intensional más refinada. Los
anteriores ejemplos indican que se requiere algo más que sólo la equivalencia
lógica, es decir, la igualdad de intensión, para la intercambiabilidad salva veri
tate en contextos hiperintensionales. Aparentemente las expresiones necesitan
tener más propiedades semánticas en común que sólo las propiedades de tener
la misma referencia en todos los mundos posibles. Quizá las formas en que
las intensiones de las expresiones son construidas desde las intensiones de sus
partes componentes también deben ser tomadas en cuenta.
Igualmente, se ha propuesto que los contextos hiperintensionales yacen más
allá de los límites de la semántica (intensional) y que una solución satisfactoria
significaría ir más allá de estos límites. Se argumenta que la semántica debe
unir fuerzas con la pragmática, con el fin de dar un tratamiento adecuado
a contextos hiperintensionales, com o aquellos creados por el verbo creer. Las
relaciones entre lenguaje y usuarios del lenguaje pueden, en gran parte, ser
abstraídas en la semántica, pero no enteramente, y se piensa que el análisis
de los contextos de creencia constituye un área en la cual la interpretación
semántica debe tomar en cuenta a los usuarios del lenguaje.
Sea com o sea, si los contextos hiperintensionales deben yacer dentro o fuera
de los límites de la semántica intensional, esto de ninguna forma disminuiría
su utilidad en la investigación sobre la semántica del lenguaje natural. Más
aún, incluso con los refinamientos propuestos y las extensiones añadidas, la
semántica intensional todavía tendría una parte esencial que jugar.
Otras dudas acerca de la adecuación empírica de la semántica intensional
conciernen a qué tan adecuada es la noción de intensión en la explicación del
concepto de significado. Dada una aproximación metalingüística al significado,
parecería un error hacer la ecuación intensión=significado. La intensión de una
función es una función que indica su referencia en varios contextos. Pero la
familiaridad con el significado de una expresión no siempre es suficiente para
permitir a alguien determinar su referencia. Así pues, intensión y significado no
pueden ser simplemente igualados. En consecuencia, algunos ven en la noción
de intensión una explicación de la competencia semántica de un usuario ideal
del lenguaje. Otros distinguen entre un componente psicológico individual del
concepto de significado y un componente social. De esta forma, la noción de
intensión que se originó en las semánticas intensionales puede funcionar com o
una explicación abstracta de la función del lenguaje como instrumento común
por medio del cual una comunidad lingüística puede hablar acerca del mundo.
Estas indicaciones no disminuyen la utilidad de las semánticas intensionales
más de lo que lo hicieron las indicaciones filosóficas y metodológicas. Sin em
bargo, hacen un llamado a un poco de modestia. El fenómeno del lenguaje
tiene facetas que yacen más allá del alcance de las semánticas intensionales.
Capítulo 4
4.1. Introducción
(1) Si Juan está satisfecho de sí mismo, entonces hay por lo menos una
cosa que él tiene en común con Pedro
r-*a oración (2) dice de cada propiedad que si ella es una propiedad de sadismo,
entonces también es una propiedad de Papá Noel. Si fuéramos a cuantificar no
ólo sobre entidades, sino también sobre propiedades de entidades, entonces
necesitaríamos extender la lógica de predicados introduciendo variables distin
tas a las que ya tenemos, que sólo toman valores en el conjunto de entidades.
Además de las letras de predicados, necesitamos variables de predicados, de
tal manera que podamos cuantificar sobre este tipo de variables en la sintaxis.
Si X es una de tales variables, (1) y (2) pueden representarse com o (3) y (4):
(3) Zj - 3X ( X j A X p )
(4) V X ( V x ( S x —* X x ) —> X s )
El sistema lógico con cuantificación, tanto sobre entidades como sobre pro
piedades de entidades, se llama lógica de predicados de segundo orden.
La lógica de predicados estándar se llama algunas veces lógica de predicados
de prim er orden. Dado que no hay un teorema de completitud para ella, la
lógica de predicados de segundo orden ha sido estudiada menos intensamente
por los lógicos (ver vol. 1, cap. 5). Este hecho, no obstante, no parece tener
mucha importancia para su utilidad en lingüística.
Pero la lógica de predicados de segundo orden no agota el poder expresivo
del lenguaje natural mucho más de lo que lo hace la lógica de primer orden. La
razón es que en el lenguaje natural no sólo tenemos oraciones que cuantifican
sobre propiedades de entidades, sino que también tenemos oraciones que a su
vez atribuyen propiedades a esas propiedades. El predicado rojo, a manera
de ilustración, expresa una propiedad de los individuos, así que el predicado
color expresa una propiedad de propiedades de individuos. Así, en una oración
como El rojo es un color, la cual representamos con C(R), el predicado de
segundo orden color se aplica al predicado de primer orden rojo. También
podemos cuantificar sobre propiedades de propiedades, como en El rojo tiene
algo en común con el verde. Esta oración puede representarse con 37í('H(R) A
7í(G)). Así que no sólo debemos introducir constantes de predicados para esta
clase, com o C, sino que también debemos introducir variables de predicados,
com o Tí, para ser capaces de cuantificar sobre propiedades de propiedades
de entidades que son representadas por esos predicados. En principio no hay
límite para esta jerarquía de predicados de orden cada vez mayor. Esto tiene
como resultado que la lógica de predicados deba extenderse con constantes
y variables de predicados de orden arbitrario. En lenguaje natural, los órde
nes cuarto y superiores de la jerarquía se usan raramente, si es que alguna vez
lo son.
Además de predicados de orden superior, hay otra clase de expresiones que
por razones lingüísticas son muy útiles al añadirse a la lógica de predicados.
Los siguientes ejemplos ilustran este punto. El primer ejemplo es conformado
por expresiones con adverbios predicativos:
(8) E j A Rj
Pero la oración (9) no puede analizarse com o una conjunción de dos predicados
de primer orden. La fórmula (10), que obtendríamos, expresa algo que es falso
generalmente:
(10) E j A S j
Bien puede ser el caso que Jumbo sea pequeño (para un elefante), pero in
cluso los elefantes pequeños son criaturas de tamaño considerable. El adje-
ivo relativo pequeño funciona de la misma manera que el adverbio predicativo
apido. Cuando se aplica al predicado elefante, resulta en el nuevo predicado
lefante pequeño.
Los adverbios predicativos y los adjetivos relativos no son la misma cla
se de expresiones que los predicados de segundo orden, com o color. Cuando
se aplica a un predicado de primer orden un predicado de este último tipo,
e l resultado no es un nuevo predicado de primer orden, sino una oración. Color,
cuando se aplica a rojo, resulta en la oración El rojo es un color. Pero rápido,
a l aplicarse a caminando, resulta en el nuevo predicado caminando rápido.
Las expresiones que a su vez modifican los adverbios predicativos y los ad
jetivos conforman un categoría de expresiones distinta a las anteriores. Como
ejemplos tenemos muy, com o en Juan está caminando muy rápido, y terrible
mente, como en Jumbo es un elefante terriblemente pequeño. Una expresión
como terriblemente, cuando se aplica a adjetivos relativos como pequeño, resul
ta en un nuevo adjetivo relativo compuesto: terriblemente pequeño. Otra clase
distinta de expresiones ha de encontrarse en las preposiciones. En la oración
María está sentada junto a Juan, la preposición junto a es una expresión que
cuando se aplica al término Juan resulta en el adverbio predicativo junto a
iJuan.
Esos ejemplos deben dejar claro que un lenguaje lógico tiene que contener
una gran diversidad de expresiones para ser un instrumento útil en el análisis
del lenguaje natural. Un sistema lógico que satisface este requerimiento fue
desarrollado a comienzos del siglo veinte, aunque su motivación original no
era lingüística sino puramente lógica. Este sistema, que se llama la Teoría
de Tipos o la Teoría de Tipos Finitos, fue desarrollado por Russell como una
respuesta a las paradojas que habían sido descubiertas en la Teoría de Con
juntos. Una de las paradojas más conocidas es la Paradoja de Russell, la cual
él mismo descubrió. Esta paradoja surge tan pronto como asumimos que para
toda propiedad P hay un conjunto {x \P x } , conformado por todas y sólo aque
llas entidades que tienen P. Bajo esta suposición, por ejemplo, existe el conjun
to { x |x = x }: este es el conjunto universal que contiene todo lo que existe, da
do que todo es igual a sí mismo. Y dado que este conjunto contiene todo, tam
bién debe contenerse a sí mismo com o un elemento: {x |x = x } € { x \x = x }.
Ahora, consideremos esta propiedad de auto-pertenencia: algunos conjuntos
especiales com o {x |x = x } tienen esta propiedad x £ x, pero las entidades
más familiares no la tienen. El número 0, por ejemplo, no es un miembro de
sí mismo, dado que él ni siquiera es un conjunto. Y {0 } ^ {0 }, dado que {0 }
tiene un sólo elemento, el número 0, y 0 7^ {0 }. Tam poco el conjunto N de los
números naturales es un elemento de sí mismo. N ^ N, dado que este conjunto
únicamente contiene números, mientras que N no es en sí mismo un número
sino un conjunto de números. Así pues, consideremos el conjunto R de todas
las entidades que no pertenecen a sí mismas: R — { x \ x x}. La paradoja
de Russell aparece ahora si intentamos decidir si el conjunto R pertenece a sí
mismo o no. Supongamos, para comenzar, que R G R. R debe satisfa
cer su propio requerimiento de pertenencia x £ x, así que R ^ R. Luego,
R G R es imposible. Pero si, por otro lado, R ^ R. entonces R satisface su
propio requerimiento de pertenencia, así que R G R. Vemos, entonces, que
R ^ R también es imposible.
La Teoría de Tipos soluciona esta paradoja al localizar las entidades en
niveles claramente distintos. La relación de pertenencia se permite sólo entre
entidades que están separadas exactamente un nivel. Esta distinción entre ni
veles tiene paralelo en el lenguaje de la Teoría de Tipos por medio de una
distinción entre diferentes tipos de expresiones. Dos expresiones a y B que
hacen referencia a entidades de distintos niveles se clasifican en tipos diferen
tes. El símbolo G, el cual expresa la relación de pertenencia, puede aplicarse
a dos símbolos a y B sólo si B es una expresión de un tipo que hace refe
rencia a conjuntos de entidades que son referidas por expresiones de tipo a.
Esto hace que sea imposible crear una paradoja de Russell, dado que a £ a
no es una expresión bien formada. Esta solución explícita al problema de las
paradojas basada en tipos no es la más favorecida hoy en día. Hay formaliza-
dones axiomáticas de la Teoría de Conjuntos en las que se integra la Teoría de
Tipos, aunque ésta no está presente de manera explícita en el lenguaje. Estos
formalismos no sólo evitan la paradoja de Russell, sino que también tienen la
ventaja de ser más fáciles de trabajar que la Teoría de Tipos. Sin embargo, en
lo que concierne a las aplicaciones en análisis lingüísticos, la Teoría de Tipos
sigue siendo una herramienta útil.
4.2.2. Sintaxis
Consideraremos ahora la manera en que se construyen los lenguajes utilizados
en la Teoría de Tipos. Comenzaremos por determinar los tipos de expresiones
que debe tener cualquiera de estos lenguajes. Resulta que podemos comenzar
con sólo dos tipos básicos en el análisis de los ejemplos del lenguaje natural,
presentados anteriormente. Todos los demás tipos restantes que se necesitan
pueden construirse a partir de ellos.
Nuestros dos tipos básicos serán e, que es el tipo de aquellas expresiones
que hacen referencia a entidades, y t. que es el tipo de aquellas expresiones que
hacen referencia a valores de verdad. Ejemplos de expresiones de tipo e son
las constantes y variables individuales que nos son familiares de los lenguajes
de la lógica de predicados estándar, y las fórmulas son ejemplos de expresiones
de tipo t. El conjunto de todos los tipos puede definirse en términos de estos
dos tipos básicos, de la siguiente manera:
Definición 4.1.
(i) e ,í £ T
El requerimiento de que T sea el conjunto más pequeño que satisface (i) y (ii
tiene el mismo efecto que la clausura usual o cláusula de inducción: ‘ (iii) ñadí
es un elemento de T excepto con base en (i) y (ii)’ . La cláusula (ii) en est¡
definición genera, comenzando con e y t, un suministro de tipos en principie
ilimitado. La idea general detrás de un tipo (a, b) es la siguiente: una expresiói
de tipo (a, b) es una expresión que cuando se aplica a una expresión de tip<
a resulta en una expresión de tipo b. En otras palabras, si a es una expre
sión de tipo (a, b) y (3 es una expresión de tipo a, entonces a(/3) será un,
expresión de tipo b. Este proceso de aplicar un a de tipo (a, 6) a un ¡3 de tip>
a se llama aplicación (funcional) de a a (3.
Un ejemplo de un tipo derivado es (e, t). Cuando una expresión de este tip
se aplica a una expresión de tipo e, resulta en una expresión de tipo t. La
letras de predicado monádicas pertenecen a este tipo, dado que el resultado d
aplicar un predicado monàdico a una constante o variable individual, que so
expresiones de tipo e, es una fórmula y ellas son de tipo t. Un segundo ejempl
de un tipo derivado es ((e, t), t). Las expresiones de este tipo son aquellas qu
cuando se aplican a predicados monádicos resultan en una fórmula. Así, estí
expresiones son predicados de predicados monádicos sobre individuos, es deci
predicados de segundo orden.
El tipo ((e, t), (e, í)) contiene expresiones que cuando se aplican a pred
cados monádicos resultan de nuevo en un predicado monàdico. Los adverbi«
predicativos y los adjetivos relativos corresponden ambos a expresiones de es'
tipo.
Un tipo que merece una mención especial es (e, (e,t)). Una expresión c
este tipo, cuando se aplica a una expresión de tipo e, resulta en un prec
cado monàdico. Los predicados diádicos se considerarán expresiones de ti¡
(e, (e,t)) en la Teoría de Tipos. Una oración com o Juan ama a María se tr
duce en la lógica de predicados com o la fórmula L jm , en la cual el predica<
diàdico L es una expresión, la cual en combinación con las dos constantes •
Tipo Clase de expresión Ejemplo
e Expresión de entidades Juan
(e,t) Predicados monádicos de pri Camina, Rojo, Ama a María
mer orden
t Oración Juan camina, Juan ama a
María
(t,t) Modificadores de oraciones No
(e,e) Funciones de entidades en enti El padre de
dades
((e, t), (e,t)) Modificador de predicados Rápido, Maravillosamente
{e, (e, í » Relaciones binarias de primer Amar, Está entre Ámster-
orden dam y
(e, (e,(e,t))) Relación ternaria de primer or Está entre (y)
den
{{e , t ) , t ) Predicado monádico de segundo Es un color
orden
<(e, t), « e , t),t)) Relación binaria de segundo or Es un color más brillante
den que
< e,((e,í),i)> Relación binaria entre entidades Es una propiedad de
y predicados de primer orden
{((e,t),t),t) Predicado monádico de tercer Es un predicado de segundo
orden orden
Cuadro 4.1. Tipos y expresiones
Ejercicio* 4.1.
Sea j una expresión de tipo e; M de tipo (e, t)\ S de tipo ((e, t), {e , t ) ) \y C de
tipo (( e, t ), t ).
(b) Determine los tipos a y 6 en las siguientes expresiones, dado que todas
ellas son de tipo t:
(i) (ca(M ))(j) (ii) Ca(M(j ))
(iii) (S (M ))(c a)(iv) Cb({S(M))(ca))
(v) Cb((Ca(S))(M))
E jercicio* 4.2.
Ejercicio 4.3.
¿Es posible asignar tipos a a, (3 y 7 de tal manera que tanto (a (/3) ) ( 7 ) como
a (/?(7 )) sean expresiones bien formadas?
4.2.3. Semántica
Como de costumbre, la interpretación semántica de las expresiones bien for
madas de un lenguaje de la Teoría de Tipos se basa en la definición de aquellas
expresiones bien formadas dadas en la sintaxis. Por ejemplo, si W es una ex
presión bien formada de tipo (e, t) que hace las veces de camina, y j es una
expresión bien formada de tipo e, entonces W ( j ) es una expresión bien forma
da de tipo t. Ahora bien, dado que las expresiones de tipo t hacen referencia a
valores de verdad y que las expresiones de tipo e hacen referencia a entidades,
la interpretación de las expresiones de tipo (e, t) tiene que ser algo que retorne
un valor de verdad cuando se aplique a entidades. Esto significa que la inter
pretación del predicado monádico W es una función de entidades en valores de
verdad, a saber, una función que produce el valor de verdad 1 cuando se aplica
a una entidad d que tiene la propiedad de caminar, y 0 cuando se aplica a una
entidad d que no tiene esta propiedad. Es decir, dado un dominio conformado
por personas, el predicado W no se interpreta com o el conjunto de todas las
personas que caminan, sino como la función que asigna el valor de verdad
1 a los elementos de dicho conjunto (las personas que caminan), y el valor de
verdad 0 a las demás personas en el dominio. Cualquier función que asigne 1
a los elementos de un conjunto A que sean elementos de un subconjunto B
de A y asigne 0 a los demás, se llama la función característica de B (sobre A).
Veamos un ejemplo: si A = { a , b , c , d} y B = { a, b} , entonces la función
característica de B sobre A, escrita com o / g , puede definirse com o / s ( a ) =
/ s ( 6 ) = 1 y ffí(c) = f s { d ) = 0. La función f u tiene com o dominio el conjunto
A, su rango es el conjunto de valores de verdad { 0 ,1 } y asigna el valor de
verdad 1 a todos los elementos de A que están en B y el valor de verdad 0 a
todos los elementos de A que no lo están.
Los conjuntos y sus funciones características resultan ser la misma cosa.
Dado cualquier subconjunto X de un conjunto Y, podemos construir la función
característica de X sobre Y. Recíprocamente, dada cualquier función f de Y
a {0 ,1 } podemos determinar el subconjunto X de Y del cual esa función
es la función característica. Si X C Y, entonces f x es aquella función de Y en
{0 ,1 } tal que para todo y G Y: f x ( y ) = 1 si y sólo si y G X . Y si f x es una
función de Y en {0 ,1 }, entonces X = { y | f x ( y ) = 1}- En otras palabras,
las afirmaciones ‘y G X ' y ‘ f x ( y ) = 1’ son equivalentes, así que los conceptos
función característica de un conjunto X y un conjunto X son intercambiables.
Dado un dominio D, los predicados monádicos son interpretados como
las funciones características de los subconjuntos de ese dominio. En vista
de la intercambiabilidad antes mencionada, esta situación no es diferente
a la de la lógica de predicados estándar. Predicados monádicos distintos se
interpretan com o funciones características distintas. La interpretación de un
predicado monádico es un elemento del conjunto de todas las funciones carac
terísticas de subconj untos del dominio D. La notación para este conjunto
de funciones es { 0 , 1 } ° . Así, para todo subconjunto X de D, {0, \ }D contiene la
función característica f x - Dado que los conjuntos y sus funciones característi
cas son intercambiables, el conjunto de todas las funciones características
de los subconjuntos de D y el conjunto de todos los subconjuntos de D tam
bién son intercambiables. En resumen, { 0 , 1 }D es intercambiable por p( D) , el
conjunto potencia de D.
La interpretación de las expresiones de la Teoría de Tipos sigue este patrón
funcional de manera general. Una expresión de tipo (a, b) es tratada como
una función de ‘cosas de tipo a' en ‘cosas de tipo b\ La notación general para
el conjunto de todas las funciones que vinculan un conjunto X con un conjunto
Y es Y x . Así pues, este conjunto contiene todas las funciones que asignan un
elemento de y a cada elemento de X . El conjunto de funciones { 0 , 1 }D que
mencionamos arriba es un caso particular. Los conjuntos X y Y pueden
también ser conjuntos de funciones, así que también tenemos, por ejemplo,
( { 0 , 1} D)D, el conjunto de todas las funciones de D en el conjunto de todas las
funciones de D en {0 ,1 }, y { 0 , 1 }(D \ el conjunto de todas las funciones
de funciones de D en D en el conjunto {0 ,1 }. Obsérvese como los paréntesis
son importantes para resolver ambigüedades en estos casos.
Por medio de esta notación, podemos representar para todo tipo a el do
minio dentro del cual cualquier expresión de ese tipo ha de ser interpretada.
Las expresiones de tipo e han de ser interpretadas como elementos de D. Las
expresiones de tipo i, las fórmulas, han de ser interpretadas como elementos
del conjunto {0 ,1 } de los valores de verdad. Y tal como en la definición de los
tipos, construiremos ahora los dominios en los cuales esos tipos derivados han
de ser interpretados a partir de D y {0 ,1 }. El dominio de interpretación de
expresiones de tipo a, dado un dominio D, se escribe como D a¡D y se define
de la siguiente manera:
Definición 4.3.
(i) D e,D = D
(ii) D¿ £) = {0 ,1 }
(i) Si a £ C O N q , entonces [a jM ,9 = I ( a )
10 V V’Jm.p = 1 SÜ [01m,9 = 1 O = 1
10 -> V’lM ,g = 0 SÜ [0 ]m ,9 = 1 y M m , 9 = 0
Ejercicio* 4.4.
P3
(i) 3 x 3 y 3 z ( A( y ) ( x ) A C{ y) A A( z ) ( x ) A ~^C(z))
(ii) V z (j4 (x )(x ) <-> -•C ( x ))
(iii) V x (A (x )(x ) -► 3y( A( y) ( x) A C { y ) ) )
(iv) V X 3 x X ( x )
(v) V X (V y (C (y ) ->■ ~^X(y)) ( 3 y ( X ( y ) A A( y) ( y) ) V ~^3yX(y)))
(vi) 3 X { £ { X ) A £ { T ( X ) ) )
¿g Gramática Categorial
31 Introducción
sintaxis de la Teoría de Tipos es muy parecida a la Gramática Categorial.
También hay algunas diferencias, de las cuales hablaremos en §4.3.4. La for
mulación original de una Gramática Categorial fue hecha por el lógico polaco
Lesniewski, quien desarrolló en 1929 lo que él llamaba ‘ una teoría de cate
gorías semánticas’ . Su sistema fue desarrollado posteriormente por otro lógico
polaco, Ajduciewicz. El vínculo entre la Gramática Categorial y la descripción
sistemática de la sintaxis de los lenguajes naturales fue fundada por Bar-Hillel
en los cincuentas. Para el análisis de la sintaxis de los lenguajes naturales, Bar-
Hillel propuso entender una gramática categorial como un sistema mecánico
de aceptación.
Er los cincuentas y los sesentas, esta idea fue sacada de primer plano
por la expansión de la Gramática Transformacional-Generativa. John Lyons
fue el primero en proponer que se añadiera un componente transformacional a
la Gramática Categorial, pero esta propuesta tam poco fue acogida en los círcu
los lingüísticos.
Las cosas no cambiaron mucho hasta el comienzo de los setentas, que vieron
un creciente interés en las preguntas semánticas y en la aplicación de métodos
lógicos a la semántica. Alrededor de este tiempo, la idea de emplear una
Gramática Categorial fue adoptada por varios filósofos y lógicos que estaban
interesados en el análisis del lenguaje natural, entre ellos Lewis, Montague,
Cresswell, Bartsch y Vennemann y Geach. La razón de este renovado interés
fue que la Gramática Categorial se presta muy bien para el tipo de semántica
que se hace en lógica, especialmente para la de la Teoría de Tipos.
(c) Hay una o dos reglas sintácticas que describen la operación sintáctica de
concatenación y que determinan la categoría que resulta de esta opera
ción
(d) Todo elemento léxico es asignado a una categoría
n\o
o
En general, entonces, una gramática categorial nos permite determinar si el
resultado de combinar expresiones de cualquier categoría dada es en sí misma
una expresión gramatical, y si lo es, determinar su categoría. Recíprocamen
te también nos permite encontrar si una expresión compuesta dada está en
la categoría o o no. En otras palabras, una gramática categorial provee un
procedimiento automático para determinar cuáles expresiones son oraciones y
cuales no.
El ejemplo anterior es de una gramática unidireccional. Sólo se puede tra
bajar en una dirección, en el sentido en que si se tiene una expresión de
categoría A\B, entonces se tiene que escribir una expresión de tipo A al lado
izquierdo, para obtener una expresión de tipo B. Por supuesto, hay muchas
expresiones que resultarían en una nueva expresión si algo fuera escrito a su
derecha. Tomemos, por ejemplo, un adjetivo com o el pobre. Junto con Juan,
obtenido de la categoría n, obtenemos el pobre Juan, así mismo en la categoría
n. La definición de las categorías derivadas puede modificarse, de la siguiente
manera, para permitir expresiones com o esta:
n\o
T
o
En otra variante de la Gramática Categorial, las expresiones en categorías
derivadas pueden concatenarse con varias otras expresiones de manera si
multánea. En tal Gramática Categorial hay una nueva regla para construir ca
tegorías derivadas: (vii). La regla sintáctica correspondiente es entonces (viii). '
De esta manera, el verbo transitivo ama-a puede ser categorizado como n\o/n,
en lugar de (n\ó)/n. Esto significa analizar la oración Juan ama-a María en
la manera indicada en (17), en lugar de (18):
n\o
1 ^
o
o
(20) María canta V Juan baila
n n\o o\(o/o) n n\o
o o
o/o
1. S = > N P VP
2. N P = > N
3. V P => V N P
6. N =>■ Adj N
a) S = > N P V P
b) V P => Víntrans \Vtrans N P
c) N P =4> PropN \Det N
d) N = > N Adj
e ) D et =>• el, un
/ ) P rop N => Juan, Pedro
g) N =>■ hombre, caballo
h) ’ifitrciTis —r* camma, suda
0 Vtrans => admira a, maldice a, persigue a
j ) Adj => verde, grande, honesto
(b) Intente encontrar expresiones que puedan servir como ejemplos de ex
presiones de las siguientes categorías:
(i) (T\S)\(T\S)
(ii) ((T \S)\(T\S))/T
(iii) (T \ S)/(C N /C N )
E je r c ic io 4.6.
¿De qué categoría son las expresiones casi y a lo sumo, tal como ocurren en
frases com o casi todos y a lo sumo dos? Especifique el tipo correspondiente y
proporcione una descripción de la clase de objetos semánticos denotados por
esas expresiones.
jercicio 4 .7 .
Esta relación entre (25) y (26) puede explicarse de varias maneras. Una
posibilidad es que (25) se deriva de (26), al suprimir la palabra ama en la frase
de la derecha. Otra conjetura es que la ‘parte faltante’ de (25) se introduzca
durante el proceso de interpretación. De cualquier manera, suprimir un com
ponente o introducir uno pone en el panorama una dependencia del contexto,
dado que el pedazo a ser suprimido o introducido debe estar siempre presente
en otra parte de la estructura (por supuesto, esta no es la única condición).
Tales procesos tan sencillos que dependen del contexto caen fuera del alcance
de las gramáticas independientes del contexto y de las gramáticas categoria-
les puras. Obsérvese, sin embargo, que las explicaciones anteriores acerca de
lo que está ocurriendo no son las únicas: no hay una demostración de que
una descripción adecuada del fenómeno en cuestión deba involucrar alguna
dependencia del contexto de este tipo.
Un tercer fenómeno que ilustra el hecho de que la limitada capacidad ge
nerativa de las gramáticas independientes del contexto y de las gramáticas
categoriales puras puede llevar a resultados poco intuitivos es el orden de las
palabras. Ambas clases de gramática decretan un orden fijo y, por lo tanto,
parecen fallar en su papel de herramientas descriptivas adecuadas para los
lenguajes en los cuales no es el orden de las palabras sino, por ejemplo, un
sistema de casos el que determina las relaciones gramaticales, o incluso para
lenguajes en donde el orden de las palabras en las cláusulas principales difie
re del orden de las palabras en las cláusulas subordinadas, com o en algunos
lenguajes germánicos.
Objeciones com o estas han convencido a mucha gente, por un largo tiem
po, de que las gramáticas independientes del contexto son inadecuadas para
dar una descripción adecuada de los lenguajes naturales, que esté acorde con
nuestras intuiciones acerca de los componentes de las oraciones y demás. Este
veredicto ha sido extendido a las gramáticas categoriales puras, la clase de
gramáticas introducidas en §4.3.2.
Por un largo tiempo esas conclusiones no han sido desafiadas. Sin embargo,
las gramáticas categoriales siguen siendo atractivas para aquellas personas
que están interesadas en la semántica, dado que ellas proveen una explicación
sencilla de la correlación entre las categorías sintácticas de las expresiones y sus
funciones semánticas. Es por esta razón que la Gramática Categorial funciona
de manera prominente en varios modelos de ‘gramática lógica’ (ver capítulo
6), la primera de las cuales fue desarrollada en los setenta. Se han propuesto
varias maneras de tratar los problemas mencionados anteriormente.
Una manera, que continúa por el camino de la gramática transformacio
nal, es la de incluir una gramática categorial como el punto de partida de un
componente transformacional. El componente básico de una gramática trans
formacional generalmente es una gramática independiente del contexto, y la
idea es reemplazarlo por una gramática categorial. Esta sugerencia fue hecha
por John Lyons (1968) y David Lewis (1972) la elaboró en detalle. La idea es
que los fenómenos discutidos anteriormente puedan explicarse por medio de
transformaciones. Pero obsérvese que si hacemos esto, todas las objeciones
que se han hecho acerca del excesivo poder generacional de las gramáticas
transformacionales aplicarían también en este caso.
Una segunda posibilidad es incrementar el poder generativo de la misma
gramática categorial. En las gramáticas categoriales puras, la concatenación es
la única operación sintáctica que puede ser aplicada. Es posible incrementar la
producción, por así decir, de las reglas sintácticas al incluir otras operaciones
sintácticas. Esta segunda opción fue la seguida por Richard Montague (1970a;
1973). Regresaremos a esto en el capítulo 6.
Estos dos enfoques aceptan la sabiduría tradicional concerniente a la po
ca adecuación descriptiva de las gramáticas independientes del contexto. Pero
últimamente, algunas personas han comenzado a cuestionar los hechos alega
dos: ¿acaso no son los lenguajes naturales realmente independientes del con
texto? Es decir, ¿no pueden describirse los lenguajes naturales por medio de
mecanismos independientes del contexto? Esta discusión ha desenmascarado
más de un argumento poco sólido y en el momento el asunto es considera
do com o abierto (véase Pullum y Gazdar (1982) y Savitch et al. (1987) para
una visión general de varios argumentos, tanto nuevos como viejos). Más aún,
el sentimiento general entre muchos lingüistas, hoy en día, es que cualquiera
que sea la respuesta final a esta pregunta, tratar de definir una gramática in
dependiente del contexto para un lenguaje natural es en sí mismo una empresa
valiosa y significativa, aunque sea sólo para precisar en dónde aparece la depen
dencia del contexto, si es que la hay. Además, el interés creciente en modelos
computacionalmente adecuados y eficientes del lenguaje natural y la ausencia
significativa de éxito por parte de las personas que trabajan con las gramáticas
transformacionales para encontrar alguna restricción real en su poder genera
tivo han sido influencias estimulantes. Varios modelos de gramáticas han sido
concebidos con este espíritu, el más influencial de todas es la ‘Gramática de
Estructura de Frase Generalizada’ (Gazdar, 1982; Gazdar et al., 1985) y la
‘ Gramática Funcional Léxica’ (Kaplan y Bresnan, 1982).
En lo que respecta a la gramática categorial, desarrollos similares han te
nido lugar en este campo. En este contexto es importante llamar la atención
sobre el hecho de que los argumentos en contra de la adecuación descripti
va de las gramáticas categoriales puras involucran a menudo un llamamiento,
implícito o explícito, a las intuiciones acerca de la estructura de los componen
tes de las expresiones y acerca de las categorías de las expresiones del léxico,
entre otros. Resulta que las gramáticas categoriales pueden enriquecerse de
tal manera que les permite tratar los fenómenos mencionados anteriormente,
pero a menudo de una manera poco ortodoxa. Según algunas personas, esto
sólo muestra que, por ejemplo, la noción de estructura de los componentes es
una noción más teórica de lo que se ha reconocido y que, por lo tanto, los
argumentos que hacen uso de dicha noción también son sesgados por la teoría.
Algunas de las técnicas que han sido introducidas en la Gramática Categorial a
lo largo de los últimos años serán discutidas en detalle en §7.3. Las referencias
a la literatura relevante se presentarán en la misma sección.
Sin embargo, existen algunas diferencias esenciales entre los otros dos princi
pios de la Gramática Categorial. La Teoría de Tipos hace uso de otras ope
raciones sintácticas además de la concatenación, a saber, una operación que
introduce paréntesis. Esta operación sirve para fijar el alcance de las relaciones
entre varias clases de expresiones. Como resultado del uso de estos paréntesis,
las expresiones de los lenguajes de la Teoría de Tipos carecen de la ambigüedad
que se encuentra en muchas expresiones de los lenguajes naturales.
Hay otro aspecto en el cual la sintaxis de la Teoría de Tipos difiere de
la producida por una Gramática Categorial. No todas las expresiones en el
lenguaje de la Teoría de Tipos se colocan en una categoría particular, en es
te caso un tipo particular. Los cuantificadores, los conectivos y la relación
de identidad se introducen sincategoremáticamente. Es decir, estas expresio
nes no son tratadas como elementos léxicos de un tipo particular. En el caso
de los conectivos, debe observarse que tal introducción sincategoremática no es
necesaria (este asunto se discute en §2.7. del volumen 1). La negación -> puede,
por ejemplo, introducirse com o una expresión de tipo (t, t), dado que resulta
en una nueva fórmula cuando se aplica a una fórmula. De manera análoga,
la conjunción A puede introducirse com o una expresión de tipo (i, (t,t)). De
esta manera, las expresiones pueden generarse por una notación en donde los
conectivos se escriben como operadores en frente de sus argumentos, en lugar
de estar entre ellos, com o es usual. Un ejemplo: la fórmula (j>A (tp V x) apare
cería en esta notación com o A(^)(V('¡/’)(x ))- El árbol de construcción para la
última fórmula se da en (28) (cada expresión está seguida por su tipo):
(28) A(<¿)(V(VO(x))> *
Ip, t
4.4. A-abstracción
4.4.1. El A-operador
Ahora extenderemos la Teoría de Tipos descrita en §4.2. al añadir una nue
va clase de expresión: el operador A. Este operador nos permite formar nue
vas expresiones a partir de expresiones, al abstraer sobre variables. Al hacer
esto, incrementamos el poder expresivo de la Teoría de Tipos de una manera
que resultará de especial interés en el análisis del lenguaje natural.
Antes de continuar introduciendo el A-operador, consideremos brevemente al
gunas de las formas y construcciones de un lenguaje natural como el español
que hacen deseable tal operador. Comencemos discutiendo la traducción de la
siguiente oración en la Teoría de Tipos:
Una vez más tenemos una oración en la cual una propiedad, la de ser salu
dable, se atribuye a una propiedad de individuos, la de no fumar. La tradu
cción de saludable no presenta ningún problema nuevo; com o en (29),
se traduce com o una constante Tí de tipo (( e, t), t ). El problema reside en la
traducción de no fumar. Comencemos por traducir fumar com o una constante
S de tipo (e, t). Ahora, el problema es que la negación no puede ser aplicada
a esta constante 5, dado que el símbolo de negación -i sólo puede aplicarse a
fórmulas y no a expresiones de otros tipos. La expresión no fumar podría, por
supuesto, ser traducida en su conjunto com o una constante N de tipo (e,t).
Pero esto ignoraría el hecho de que el significado de no fumar se compone del
significado de las palabras no y fumar. En el español hay un proceso produc
tivo que permite que la palabra no sea combinada con expresiones de varios
tipos, lo que da com o resultado nuevas expresiones compuestas. De manera
paralela, el significado de las expresiones compuestas se construye a partir del
significado de las expresiones que las componen. Quisiéramos ahora construir
un proceso similar en la Teoría de Tipos, de tal manera que obtengamos una
mejor correspondencia con el lenguaje natural.
Aquí hay un segundo ejemplo de un proceso productivo de este tipo que
funciona en el lenguaje natural: la coordinación de predicados. Consideremos
el ejemplo (31):
Ejercicio* 4.8.
(i) Ax ( M( x ) ) ( C) (ü) Ax ( M ( x ) ) ( j )
(iü) X x M( j ) (iv) S ( Xx M( x ) )
(v) XY ( Y ( j) ) ( M ) (vi) XxXY ( Y( x) )
(vü) Ax ( M ( x ) ) A M ( j) (viii) X x ( M( x ) A M ( j ) )
(ix) (S (A Y (Y (x ))))(M ) (x) AY(C(A x ( Y ( x ) ) ) ) ( M )
(xi) A x (A Y (Y (x ))(M ))(j) (xii) A x (A Y (Y (x ))(j))(M )
(xiii) XxXY (Y ( x ) ) ( j ) ( M ) (xiv) A Y (( 5 (A x (M (x ))))(j)A C (Y ))(M )
Ejercicio* 4.9.
(f) Haber olvidado algo es haber sabido algo pero no saberlo ahora
(g) Siempre ser uno mismo es imposible
4.4.2. A-conversión
Una A-abstracción com o Ax->(S'(x)) de tipo (e,t) se com porta exactamente
igual que cualquier otra expresión del mismo tipo. Esto significa que este
predicado puede ser utilizado no sólo para representar predicaciones de orden
superior, com o en H(Xx->(S(x))), sino también para representar predicación
de primer orden. De esta manera, ella puede ser aplicada a una constante de
tipo e, por ejemplo j , de donde resulta la fórmula Ax~<(S(x))(j) que expresa
la proposición de que la entidad referida por j tiene la propiedad de ‘no fumar’.
Esto es lo mismo que la proposición de que esta entidad no fuma, la cual puede
representarse por medio de la fórmula equivalente -i( S( j ) ) . Lo que hemos hecho
aquí es omitir el Ax en Ax->(5(x)) y reemplazar las ocurrencias libres de x en
la parte restante, -i(S (x )), por j . La notación general para el resultado de
reemplazar todas las ocurrencias libres de una variable v en una expresión
¡3 por una expresión 7 es [7 /v\(3. Así que en esta terminología, lo que hemos
hecho es formar \j/x]-*(S(x)) a partir de A x-> (5 (x))(j).
Surge entonces la pregunta de si una expresión de la forma Xvf3(^) siempre
puede reducirse a [7 /v]f3, preservando el significado. Este proceso de reduc
ción se conoce com o A-conversión. Así que la pregunta a ser respondida aquí
es si la A-conversión siempre resulta en una expresión equivalente, esto es, si
(34) puede responderse afirmativamente o no:
(34) Pregunta: ¿Es cierto que para todo v, (3, y 7 se tiene que Xv(3{^) es
equivalente a [7 /v\(3 ?
Resulta que Av/3(v') y [v'/v\f3 son equivalentes si v' es libre para v en ¡3. Como
hemos visto, sin embargo, algunas de las expresiones 7 con las que hemos
trabajado son más complejas que una simple variable v '. En tales casos, la
A-conversión se permite sólo si todas las variables libres en 7 son libres p^
v en (3. De esta manera tenemos el teorema 4.1.
Teorema 4.1. I
Ejercicio* 4.10.
Sea j una constante de tipo e; M , de tipo (e, t), y A de tipo (e, (e, í}). Más
aún, x e y son variables de tipo e, y Y es una variable de tipo (e, t). Reduzca
las siguientes expresiones por medio de la A-conversión tanto com o sea posible:
(i) A x (M (x ))(j)
(ii) AY ( Y ( j ) ) ( M )
(iii) A x A Y (Y (x ))(j)(M )
(iv) Ax Vy { A( x ) ( y ) ) ( j )
(v) Ax Vy( A( x) ( y) ) ( y)
(vi) X Y ( Y ( j ) ) X x ( M (x))
(vii) XY\/x(Y(x))Xy(A(x)(y))
E jercicio 4 .1 1 .
T ~def Ap(p) |
Provea las definiciones de negación, conjunción y del cuantificador universal. 1
(36) S j A D j
Esta manera de traducir no es muy explícita, pues hace uso esencial de nuestro
conocimiento del significado de (35), en particular, de nuestro conocimiento de
que (35) expresa la conjunción de dos oraciones. Además, no es composicional,
dado que no ofrece ninguna explicación de cómo la traducción (significado) de
(35) se construye a partir de las traducciones (significados) de Juan y fuma
y bebe, o de cómo la traducción de fuma y bebe se construye a partir de las
traducciones de fuma y bebe. De hecho, en el lenguaje de la lógica de predicados
no es posible dar cuenta de esto, dado que la expresión fuma y bebe no puede
traducirse en tal lenguaje. Como hemos visto, sin embargo, si añadimos un A-
operador, dicha traducción se hace posible, pues los elementos léxicos de (35)
son representados de la siguiente manera: Juan: j , fuma: S, bebe: D. La frase
fuma y bebe puede ser representada por (37), mientras que la oración (35) se
traduce com o (38):
(37) Xx(S(x) A D( x ) )
(38) Xx(S(x) A D ( x ) ) ( j )
(40) V x ( M( x ) - » W { x ) )
Aquí, Y es una variable de tipo (e, t), así que (41) es una expresión de t i p 9
((e, t) , t ) . Com o tal, su interpretación es (la función característica de) alg^ 1
conjunto de conjuntos de individuos. En otras palabras, (41) es un predicado
segundo orden que expresa ÍY es una propiedad que es verdadera de todos 1<9
hombres’ . Aplicando (41) al predicado W , la traducción de camina, obteneiQqJ
(42) com o nuestra traducción de (39):
Esta fórmula expresa la proposición de que la propiedad de ser algo que cami
na es una de las propiedades de todos los hombres, lo que significa que ‘todo
hombre camina’ . Una vez más, (42) se reduce por A-conversión a la versión
más familiar (40). Así que no es el resultado de la traducción el que es mejor,
sino la manera de llegar a ella. E l A-operador nos permite traducir (39) compo-
sicionalmente, a partir de las traducciones de todo hombre y camina. Incluso,
el determinante todo puede traducirse de manera separada, a saber:
(43) A X A F V x (X (x ) - » Y( x ) )
(44) A X A F V x (X (x ) - » Y ( x ) ) ( M )
Mientras que (51) es sencillamente falsa, (52) es verdadera dado que hay rela
tivamente pocos millonarios (y dado el significado de la implicación material).
£1 punto es este: las oraciones con cuantificadores estándar restringidos siem
pre pueden reducirse a oraciones en las cuales un cuantificador, que es un
predicado monádico de segundo orden, se aplica a algún predicado de primer
orden compuesto. Sin embargo, esto no es cierto para oraciones con cuantifi
cadores com o muchos, la mayoría y similares, los cuales son cuantificadores
restringidos. Tales oraciones no pueden reducirse a oraciones en las cuales el
cuantificador se vuelve un predicado m onádico de segundo orden que se apli
ca a un predicado compuesto. Los cuantificadores com o muchos y la mayoría
son esencialmente binarios. Esto puede demostrarse rigurosamente, pero no lo
haremos aquí. Tales expresiones deben ser, entonces, interpretadas como ex
presiones de tipo ((e, t), ((e, t), t)), esto es, com o relaciones binarias de segundo
orden. Permítasenos dar un ejemplo: un conjunto A de individuos se relaciona
con un conjunto B, por medio de la relación más de la mitad sii más de la
mitad de los elementos de A también están en B. Una complicación adicional
ocurre con expresiones como muchos, pocos y la mayoría. Estas expresiones
también deben ser interpretadas com o relaciones binarias de segundo orden,
pero no es obvio exactamente a cuáles relaciones binarias de segundo orden se
refieren. La proporción de As que deben ser Bs para que la oración muchos A s
son B s sea verdadera es un asunto, en gran medida, dependiente del contexto.
El análisis de las expresiones cuantificadas esbozado anteriormente juega
un rol muy importante en el marco de la Gramática de Montague, que será in
troducida en detalle en el capítulo 6. Recientemente, este análisis ha inspirado
muchas investigaciones sobre la naturaleza de las expresiones cuantificadas
que se conoce como la ‘Teoría de los Cuantificadores Generalizados’ . Esta
teoría se introduce en el capítulo 7.
Capítulo 5
5.1. Introducción
Este capítulo consiste, principalmente, en una exposición de la Teoría de Ti
pos Intensional, un sistema obtenido al enriquecer la Teoría de Tipos con una
semántica intensional. La semántica intensional particular usada aquí difiere en
muchos aspectos de la que se presentó en la sección 3.3.4. para la lógica
de predicados modal. Volveremos sobre las diferencias y similitudes dentro de
poco. Una razón para tratar esta teoría particular de tipos intensional es que
la necesitaremos más adelante cuando lleguemos a la Gramática de Monta
gue (en el capítulo 6). La última sección de este capítulo contiene algunas
observaciones sobre la Teoría de Tipos Di-sorteada. Así com o la Teoría de Ti
pos Intensional, aquella es una extensión de la teoría de tipos extensional que
tratamos en el capítulo 4.
La razón es que (1) podría ser verdadera sin que Juan sostenga una relación
con esta u otra oración en español. El no necesita haberla escrito, pronunciado
o algo parecido. Juan podría ser un galés iletrado que no reconocería una ora
ción en español si la viera, y aún así podría seguir afirmando que la reina de
Holanda reside en La Haya. El podría afirmar esto, por ejemplo, pronunciando
las palabras Mae brenhines yr Isalmaen yn byw’n yr Hág, que corresponden a
la traducción galés de (2). Esto último sugiere fuertemente que afirmares una
relación, no entre individuos y oraciones, sino entre individuos y proposicio
nes. En particular (1) dice que Juan mantiene la relación con la proposición
expresada no solamente por (2) sino también por su traducción galés y por la
siguiente oración:
5.3. Sintaxis
Al definir la sintaxis de la Teoría de Tipos Intensional, comenzamos, como de
costumbre, presentando los tipos posibles:
Definición 5.1.
(i) e , t e T
(i) p G W E [ y a ( Ap) G W E [
(ii) j G W E L
e y a ( Aj ) G W E \
(iii) j G WE% y A a(va ( j) ) ( a ) G W E (J
(iv) p G W E [Ls t) y va ( AVp) G W E eL
5.4. Semántica
El primer paso para dotar la Teoría de Tipos Intensional de una semántica,
nuevamente, consiste en especificar dominios de interpretación apropiados pa
ra los diferentes tipos que tenemos a nuestra disposición. Lo que es nuevo es
que estamos ahora tratando con tipos intensionales, es decir, con tipos de la
forma (s, a). Una expresión de cualquier tipo intensional (s, a) será interpreta
da com o una función definida desde mundos posibles a elementos del dominio
de interpretación correspondiente al tipo a. Así, definimos los dominios de in
terpretación para expresiones de los varios tipos sobre la base de algún dominio
de individuos D y un conjunto de mundos posibles W. Esta definición del do
minio de interpretación de expresiones de tipo a con respecto a un dominio D
y un conjunto W de mundos posibles, que escribimos D a.D.w, se presenta de
la siguiente forma:
Definición 5.4.
Si a 6 W E¡¿, entonces IntM,g(oi) es aquel h G DgV tal que para todo w' G W '■
h(w') - [q|m>iu/i9
La definición 5.5. afirma que la extensión de a en un mundo w es el resultado
de aplicar Ia intensión de a a ese mundo w. Es decir, IntM,g{oi)(w) = [a]M,uj,g-
p e acuerdo con la cláusula (i) de la definición 5.4., para una constante a se
tiene |a]M,iu,s = I ( a )(w )- Esto significa: I n t Mt9 (a) — / ( a ) . Vemos que las
constantes son interpretadas intensionalmente.
Comparando la definición de intensiones con la cláusula (viii) de la defini
ción 5-4., vemos que la extensión de Aa es precisamente la intensión
de a. Es decir, [AajM,tu,s e I n t M,g(a) han sido definidos de tal manera que
ellos son una y la misma función. Lo que esto significa es que dada una expre
sión a el A-operador nos capacita para formar una expresión Aa cuya extensión
es la intensión de a. Esto significa que el A-operador provee expresiones que
refieren a las diferentes clases de objetos intensionales que son la intensión de
expresiones diferentes. Así pues, hemos cumplido con el requisito mencionado
en la sección 5.2.
Vale la pena mencionar el siguiente hecho: por definición, los principios
familiares de extensionalidad no son válidos en la lógica intensional. Es decir,
en un sistema intensional no tenemos (4):
(4) a = f3 |= 7 = \(5/a] 7
(En la teoría de tipos, poner el signo de identidad = entre dos expresiones cual
quiera del mismo tipo produce como resultado una fórmula. Así, (4) expresa el
principio de extensionalidad de forma muy general, abarcando substitución de
fórmulas, predicados, etc.). En la lógica intensional, expresiones con la misma
intensión podrían ser sustituidas por otras, sin afectar el valor de verdad de
una fórmula. La Teoría de Tipos Intensional provee expresiones que, como su
nombre lo indica, denotan intensiones y podría suceder que dos expresiones
denotaran la misma intensión. Si Aa y A/3 denotan la misma intensión, en
tonces a y (3 podrían ser sustituidas libremente entre sí. En consecuencia, el
siguiente teorema puede demostrarse:
T eo re m a 5.1.
Aa = A / ? h 7 = [/ J/ a]7
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Ejercicio* 5.2.
(i) 0 ( * Í = A M )
(ii) m (víW = M )
( ii i ) 3xD (m = x )
Ejercicio 5.3.
Sean y variables de tipo (s, e) y j , m constantes del mismo tipo. Además, sea
x una variable de tipo e y j una constante de ese tipo. Determine cuáles de
las siguientes fórmulas son válidas:
Teorema 5.2.
VAfct: es equivalente a a
Esto significa que a podría ser escrita siempre en lugar de V/Y*. Sin embargo,
lo mismo no aplica para AVa . Esto puede demostrarse por medio del siguiente
ejemplo abstracto: sea M un modelo con dos mundos, W\ y w?. Considere la
constante p de tipo (s, t). La extensión de p es una proposición. Se puede asumir
que la extensión de p en w\ es la proposición k, que tiene el valor de verdad
1 cuando es aplicada a W\ y el valor de verdad 0 cuando es aplicada a w2.
Podemos ir más allá y estipular que la extensión de p en es la proposición
k', que tiene el valor de verdad 0 cuando es aplicada al mundo w\ y el valor
de verdad 1 cuando es aplicada a i « 2. Es decir:
La validez de (7) y (8) muestra que, si suponemos que María viene, la exten
sión de María viene o no es la proposición de que María viene, es decir, k-,
mientras que si suponemos que ella no viene, la expresión tiene como su ex
tensión la proposición de que ella no viene, es decir, k!. Por lo tanto, p es una
representación adecuada para la expresión María viene o no. Esta expresión
sirve, entonces, com o un ejemplo en el lenguaje natural de una expresión a
para la cual AVa ^ a.
Existen, por supuesto, expresiones a para las cuales AVa y a son equiva
lentes. Los contraejemplos que hemos visto explotan precisamente el hecho de
que las expresiones podrían tener diferentes extensiones en diferentes mundos.
En efecto, si a es una expresión que no permite tal variación en su ext4
sión, entonces AVa y a resultan ser equivalentes. Un tipo de expresiones cuj
extensión no puede variar de mundo a mundo son las variables: su extensto
depende sólo de la asignación que se encuentra bajo consideración.Otro eje^
pío, com o hemos visto, es cualquier expresión de la forma A/3: así AVA/3 l
siempre equivalente a A/3 (un hecho que también se sigue del teorema 5.2.1
De manera más general, podemos definir una clase de expresiones cuya extej
sión no varía de mundo a mundo: las expresiones intensionalmente cerradas'1
Definición 5.6.
(i) Si v e V A R a, entonces v € I C E L I
Teorema 5.3.
Teorema 5.4.
Ejercicio 5.4.
Ejercicio* 5.5.
Demuestre el teorema 5.4. si a es una variable (de algún tipo intensional (s ,a )).
E jercicio 5.6.
5.6. A-conversión
Una cuestión final que tenemos que examinar concerniente a la Teoría de
Tipos Intensional es la determinación de las condiciones bajo las cuales
la aplicación de A-conversiones conduce a resultados equivalentes. Recordemos
que la condición correspondiente en el caso de la Teoría de Tipos Exten-
sional era que ninguna variable libre resultara acotada en el proceso de
conversión (ver teorema 4.1., en la sección 4.4.2.). Claramente esta condi
ción permanece vigente. Sin embargo, para la Teoría de Tipos Intensional es
necesario formular una nueva condición que tiene que ver con el hecho de que
estamos lidiando con expresiones cuya extensión podría variar de mundo a
mundo.
El siguiente ejemplo informal servirá como ilustración. Considere la ex
presión Xx3y[J(x = y) (en la cual x e y son variables de tipo e). Ésta ex
presa una propiedad de entidades, a saber, la propiedad que una entidad
d tiene si existe alguna entidad que es necesariamente (es decir, en todos
los mundos posibles) idéntica a d. Por supuesto, todas las entidades tienen
esta propiedad, ya que todas ellas son necesariamente idénticas a sí mismas.
Esto significa que la fórmula X x3yO (x = y ) ( j) (en la cual j es una constan*]
de tipo e) es siempre verdadera. Al aplicar A-conversión a ella obtenemos l ]
fórmula 3y O (j = y). Esta fórmula es verdadera sólo en caso de que exista w
entidad que, en cualquier mundo dado, sea idéntica a la entidad que j tenga
como su extensión en ese mundo. Esto es así sólo si j es un designador rígi^M
en otras palabras, si j denota la misma entidad en cada mundo. Pero eslJ«
no está garantizado: la extensión de j podría muy bien variar de mundo a f
mundo en un modelo, lo cual significa que la verdad de 3y O (j = y) no está ga- |
rantizada tam poco. Así pues, este es un caso en dónde la A-conversión n0
conduce a un resultado equivalente.
Acabamos de ver cóm o pueden surgir problemas si una expresión que no
está intensionalmente cerrada es ubicada por la A-conversión dentro del al
cance de un operador intensional, tal com o □ , 0 o A (tratar a las constantes
individuales com o designadores rígidos evitaría el ejemplo anterior, pero otros
contraejemplos que involucren, digamos, constantes predicativas podrían gene
rarse fácilmente). El teorema 5.5. brinda dos condiciones bajo las cuales la A-
conversión puede aplicarse libremente:
T e o re m a 5.5.
Ejercicio* 5.7.
Ejercicio 5.8.
Definición 5.7.
(i) e . t , s € T2
Teorema 5.6.
[trans Ol\M2,g[Tn/w\
Definición 5.10.
/ .... |
t (traducción)
( v il)[trans-D0J)M2!g[m/u)] = 1 ^ [Vm t r a n s -0 ]M2,g[m/H = 1
(definición de verdad) .. n ri
^ para todo u; : J = [trans—a jM 2,g[m/tu] • ” or
hipótesis de inducción, esto significa que para todo w' : [</>]M,u>',g = 1 ^
[□</>] = 1
(viii) |trans £*jM2,<7[m/u>] — [[Atti trans (y]]jv i.g[m/ w], que es la función h tal
que para todo w' : h(w') = [ a ] M,iu',5, lo que significa que h —
Teorema 5.5.
Gramática de Montague
6.1. Introducción
En este capítulo estudiaremos extensivamente la Gramática de Montague. Esta
gramática, desarrollada por el lógico americano Richard Montague a comienzos
de los setenta, busca definir una semántica modelo-teórica para el lenguaje na
tural. La versión más común de la Gramática de Montague, que presentaremos
en este capítulo, logra este objetivo al relacionar de una manera explícita y
sistemática las expresiones de un lenguaje natural con las expresiones de un
sistema lógico de la Teoría de Tipos Intensional, de tal manera que las inter
pretaciones de las segundas sirvan también como interpretaciones de las
primeras.
El modelo de Montague no fue el único intento que se realizó en aquel
momento de utilizar los métodos semánticos de la lógica en la descripción de
los significados de las expresiones del lenguaje natural. Otros, por ejemplo,
Creswell, Bartsch y Nennemann, y Lewis, hicieron propuestas que iban en la
misma dirección. Un denominador común para tales modelos es el de ‘gramáti
cas lógicas’ . En este capítulo nos preocuparemos exclusivamente por el modelo
de Montague. Esto, debido a que la Gramática de Montague todavía sirve como
el modelo estándar de una Gramática Lógica. De esta manera, la introducción
exhaustiva que haremos a continuación le permitirá a los lectores, si así lo
desean, dominar relativamente rápido las particularidades de otros modelos.
También, los desarrollos más recientes en semántica formal, que serán discuti
dos en el capítulo 7, sólo pueden entenderse apropiadamente dentro del marco
de la Gramática de Montague. Lo mismo sucede con las corrientes actuales
como la semántica situacional, la cual, por lo menos en sus comienzos, cobró su
momentum al comenzar com o un minucioso ataque a algunos de los puntos
esenciales de la Gramática de Montague.
La idea de la empresa de una Gramática Lógica para el lenguaje natural
no es ni obvia ni improvisada. En el capítulo 1 del volumen 1 discutimos bre
vemente los desarrollos históricos de la lógica y la lingüística y sus relaciones.
La discusión trató de dejar claro que la idea de un objetivo común cierta
mente tiene sus raíces en la historia, pero al mismo tiempo se hace plausible
sólo con ciertos desarrollos relativamente recientes en ambas disciplinas. Este
capítulo comienza con una corta discusión de tres suposiciones metodológicas
de la Gramática Lógica, tres principios generales que subyacen casi todos los
intentos de aplicación sistemática de la semántica modelo-teórica al lenguaje
natural. Ellos tratan sobre el principio de composicionalidad del significado y
sus consecuencias para la sintaxis, el problema de la clausura semántica y la
relación entre verdad y significado.
Probablemente hay dos razones grandes por las cuales los partidarios de la
Gramática Generativa son escépticos con respecto a la empresa de la Gramáti
ca Lógica. Una es su compromiso con el mentalismo, una doctrina que no
parece encajar con el enfoque basado en la noción de verdad del que parten
las gramáticas lógicas (véase §6.1.3. más adelante). La otra es que la Gramática
Lógica, con su principio de composicionalidad del significado, va en contra de
la tan querida autonomía de la sintaxis de la tradición generativa, pues la com
posicionalidad no sólo requiere de una sintaxis bien definida en la cual basar
una interpretación semántica; también pone algunas restricciones sobre ella.
Como lo hemos mencionado arriba y sobre lo cual hablaremos detalladamente
más adelante, en §6.2., se sigue de la composicionalidad que todos los aspectos
no léxicos del significado deben estar basados en la sintaxis (aquí debemos te
ner en cuenta que sólo estamos considerando una gramática de oraciones que
consta de una sintaxis y una semántica, la cual no hace referencia al discurso,
la entonación, el contexto extralingüístico, ni nada similar). Esto significa, por
lo menos en principio, que consideraciones semánticas pueden influenciar a la
sintaxis, rompiendo con la supuesta autonomía de la segunda.
Qué rol juega el principio de composicionalidad en el marco general de
la Gramática Lógica es algo que discutiremos en §6.2. En §6.5. discutiremos
con cierto detalle su estatus metodológico y su relación con el contraste entre
forma lógica y forma gramatical. Por ahora es suficiente haber mencionada «s
papel importante que juega en la empresa de la Gramática Lógica. 1
1
gsta oración produce una paradoja. Para que (1) sea verdadera, (1) no debe
r verdadera, dado que eso es lo que (1) significa. Pero si (1) no es verda
dera entonces la afirmación expresada por (1) es verdadera y, por lo tanto,
(1) también lo es. Podemos concluir que no es posible formular una teoría
semántica para un lenguaje objeto en un metalenguaje que es idéntico al len
guaje objeto sin que nos metamos en problemas. Pero, el problema es aún más
serio, dado que en una situación en la cual el lenguaje objeto y el lenguaje
son diferentes también puede ocurrir el mismo resultado poco placentero. Por
ejemplo, si describiéramos el significado de la oración (1) en un lenguaje dis
tinto a' español, digamos en holandés, la paradoja no desaparecería, sino que
sencillamente tendría distintas palabras. El problema radica en un lenguaje
objeto que permite autoreferencia, por ejemplo, al contener nombres para sus
propias oraciones y al contener su propio predicado de verdad. Tales lenguajes
se llaman cerrados semánticamente. Debemos concluir que una semántica
consistente, aquella que no produzca paradojas tales com o la indicada an
teriormente, sólo puede definirse para aquellos lenguajes que no sean cerrados
semánticamente.
Como lo muestra el ejemplo (1), el español es cerrado semánticamente, por
lo que no es posible darle una teoría semántica consistente. Dado que esto es
cierto de manera general para todos los lenguajes naturales, parece que debe
mos concluir que la empresa de la Gramática Lógica va por mal camino desde
el puro comienzo. Hay varias maneras de evitar esta conclusión. Tal vez la más
común sea trazar un curso seguro al formular la semántica, no para todo el
lenguaje, sino sólo para los fragmentos que no sean cerrados semánticamente.
La pérdida de generalidad parece más bien pequeña. Por supuesto, si seguimos
este enfoque, resulta posible formular de nuevo la semántica en el mismo len
guaje. En este caso, el lenguaje objeto pertenece al metalenguaje pero no es
idéntico a él, y de aquí no se sigue ninguna paradoja. Esta manera de resolver
el problema es esencialmente la de Tarski (1935; 1944). Como resultado, obte
nemos una jerarquía de lenguajes cada vez más inclusivos en la cual el lenguaje
de nivel n + 1 funciona como metalenguaje para el lenguaje de nivel n. Desde
un punto de vista empírico, se arguye, la restricción que esto implica no es
importante, pero hay varias condiciones formales que deben cumplirse en una
teoría semántica así definida.
Además de este enfoque más bien formal, se han propuesto algunos otro8
que toman la paradoja más seriamente. Observemos que si seguimos el enfoq^e
de Tarski, las oraciones paradójicas no reciben el significado que parecen tener
intuitivamente, pues estos dan lugar a paradojas. Si en el lenguaje natura]
solamente hubiera oraciones autoreferenciales, tales com o (1), esto parecería un
pequeño precio a pagar, pero las paradojas semánticas también son generadas
por otros ejemplos más naturales. Compárense las dos afirmaciones en (2) (sj
substituyéramos, por ejemplo, la A y la B por los nombres de dos políticos
que aspiran al mismo puesto, podríamos obtener ejemplos más naturales):
Ahora, suponga que en efecto A y B dicen sólo una cosa acerca del otro,
a saber, las afirmaciones en (2). ¿Lo que dice A es verdadero? Si esto es así,
la afirmación de B de que todo lo que A diga acerca de B es cierto, debería
ser falsa. Dado que, por hipótesis, la única cosa que A dice acerca de B es que
cualquier cosa que B diga acerca de A es falsa, esto implica que la afirmación
de A es falsa. De manera similar, la afirmación de A es verdadera si es falsa.
La paradoja surge nuevamente. Ejemplos como los de (2) pueden multipli
carse y pueden hacerse más naturales describiendo mejor las circunstancias.
Para muchos esto sugiere que las paradojas semánticas son un asunto menos
marginal de lo pensado y que en lugar de evitarlas — que es lo que finalmente
hace el enfoque de Tarski— deben ser abordadas de frente. Varias soluciones
han sido propuestas para el problema de establecer una teoría semántica que
haga frente a estas paradojas, por ejemplo por Kripke, Herzberger, Gupta
y, recientemente, por Barwise y Etchementdy en el contexto de la semántica
situacional.
En conclusión, podemos decir que cualquiera que sea la posición que to
memos aquí, la existencia de paradojas semánticas no excluye la posibilidad
de una semántica modelo teórica para el lenguaje natural. Pero, por supuesto,
debemos tomar medidas. Ya sea que nos restrinjamos describiendo el lenguaje
natural en la manera sugerida por Tarski, o que adoptemos un enfoque más
directo, pero también más complejo, com o los que proponen Kripke y demás.
La oración (3) tiene dos lecturas: en una, Juan ve mujeres y hombres, es
tos últimos ancianos; en la otra, Juan ve mujeres ancianas y hombres ancia
nos. La expresión componente mujeres y hombres ancianos es la fuente de la
ambigüedad. El alcance del adjetivo ancianos determina a cuál conjunto de
personas se retire la expresión. Cuando el alcance es solamente el nombre
común hombres, la referencia es la de la primera lectura, mientras que la se
gunda lectura de (3) es aquella en la cual ancianos se aplica a la expresión
compuesta mujeres y hombres. Las dos maneras correspondientes de construir
mujeres y hombres ancianos pueden representarse de la siguiente forma:
Los dos significados de (3) pueden construirse utilizando los análisis sintácticos
(4a) y (4b). Así pues, el proceso de interpretación funciona mejor sobre repre
sentaciones com o (4a) y (4b), que sobre expresiones desestructuradas como
mujeres y hombres ancianos. La ambigüedad de (3) es estructural: ella reside
en las dos estructuras distintas que pueden asignarse a mujeres y hombres an
cianos. Pero no todas las ambigüedades sintácticas pueden reducirse a tales
ambigüedades estructurales. Considere las oraciones (5) y (6):
(7)
El modelo PTQ utiliza una sintaxis categorial para generar las expresiones de
un lenguaje natural. Como lo indicamos en §4.3., una sintaxis categorial pura
consiste en cuatro cosas: (i) una enumeración de las categorías básicas; (ii)
una definición de las categorías derivadas; (iii) un lexicón; es decir, una espe
cificación de los elementos léxicos de cada categoría; y (iv) una especificación
del comportamiento de la operación sintáctica de concatenación. Esta forma de
sintaxis categorial es equivalente a un sistema sencillo de reglas de reescritura
independientes del contexto y, por lo tanto, sabemos que tendrá dificultades
para dar cuenta de algunos fenómenos tales com o el orden de las palabras, su
presión, constituyentes discontinuos, características morfológicas, entre otras;
la mayoría de estas serán tratado más adelante. Con el transcurso de los años
se han hecho varias propuestas para solucionar la falta de adecuación de la
•jitaxis categorial pura. Una sugerencia temprana, hecha por Lyons y Lewis,
- e usar una sintaxis categorial pura com o un componente base y añadir un
im p on en te transformacional para tratar esos fenómenos. Hoy en día, otras
estrategias son más populares, una de ellas es introducir cierta flexibilidad
sistem ática en la asignación de categorías a las expresiones. Este enfoque será
abordado en el capítulo 7.
En el modelo PTQ, Montague en efecto solucionó los contratiempos que
acabamos de referir de manera más bien cruda y ad hoc, a saber, simple
mente permitió el uso de toda clase de operaciones sintácticas en las reglas
sintácticas. En una sintaxis categorial pura y unidimensional, la única ope
ración sintáctica permitida para formar expresiones es la concatenación (ya
sea a la derecha o a la izquierda). Por consiguiente, tal sintaxis tiene sólo una
regla sintáctica. En el modelo PTQ, expresiones complejas pueden obtenerse
mediante otros métodos además de la simple concatenación de dos expresiones
de categorías convenientes y, por consiguiente, el número de reglas sintácticas
crece de manera proporcional. Así mismo, el poder generativo de la sintaxis
se incrementa.
Las operaciones sintácticas utilizadas en las reglas sintácticas del frag
mento del modelo PTQ son más bien un conjunto heterogéneo. Encontramos
la operación sencilla de concatenación (derecha e izquierda), pero también
operaciones que introducen sincategoremáticamente expresiones que cambian
el orden de las palabras, que regulan la forma morfológica de las expresiones, e
incluso encontramos operaciones que desempeñan varias de esas tareas al mis
mo tiempo. Desde un punto de vista lingüístico moderno, la manera obvia de
hacer las cosas es buscar restricciones sobre las operaciones admisibles. Varias
propuestas se han hecho en esta dirección.
Definamos ahora una sintaxis categorial para un fragmento pequeño del
español, comenzando con una definición de las categorías:
Definición 6.1.
(i) O, N C , V I G C A T
El modelo PTQ utiliza una sintaxis categorial para generar las expresiones de
un lenguaje natural. Como lo indicamos en §4.3., una sintaxis categorial pura
consiste en cuatro cosas: (i) una enumeración de las categorías básicas; (ii)
una definición de las categorías derivadas; (iii) un lèxicon; es decir, una espe
cificación de los elementos léxicos de cada categoría; y (iv) una especificación
del comportamiento de la operación sintáctica de concatenación. Esta forma de
sintaxis categorial es equivalente a un sistema sencillo de reglas de reescritura
independientes del contexto y, por lo tanto, sabemos que tendrá dificultades
Para dar cuenta de algunos fenómenos tales com o el orden de las palabras, su
presión, constituyentes discontinuos, características morfológicas, entre otras;
la mayoría de estas serán tratado más adelante. Con el transcurso de los años
se han hecho varias propuestas para solucionar la falta de adecuación de la
sintaxis categorial pura. Una sugerencia temprana, hecha por Lyons y Lewis,
fue usar una sintaxis categorial pura como un componente base y añadir un
componente transformacional para tratar esos fenómenos. Hoy en día, otras
estrategias son más populares, una de ellas es introducir cierta flexibilidad
sistemática en la asignación de categorías a las expresiones. Este enfoque será
abordado en el capítulo 7.
En el modelo PTQ, Montague en efecto solucionó los contratiempos que
acabamos de referir de manera más bien cruda y ad hoc, a saber, simple
mente permitió el uso de toda clase de operaciones sintácticas en las reglas
sintácticas. En una sintaxis categorial pura y unidimensional, la única ope
ración sintáctica permitida para formar expresiones es la concatenación (ya
sea a la derecha o a la izquierda). Por consiguiente, tal sintaxis tiene sólo una
regla sintáctica. En el modelo PTQ, expresiones complejas pueden obtenerse
mediante otros métodos además de la simple concatenación de dos expresiones
de categorías convenientes y, por consiguiente, el número de reglas sintácticas
crece de manera proporcional. Así mismo, el poder generativo de la sintaxis
se incrementa.
Las operaciones sintácticas utilizadas en las reglas sintácticas del frag
mento del modelo PTQ son más bien un conjunto heterogéneo. Encontramos
la operación sencilla de concatenación (derecha e izquierda), pero también
operaciones que introducen sincategoremáticamente expresiones que cambian
el orden de las palabras, que regulan la forma morfológica de las expresiones, e
incluso encontramos operaciones que desempeñan varias de esas tareas al mis
mo tiempo. Desde un punto de vista lingüístico moderno, la manera obvia de
hacer las cosas es buscar restricciones sobre las operaciones admisibles. Varias
propuestas se han hecho en esta dirección.
Definamos ahora una sintaxis categorial para un fragmento pequeño del
español, comenzando con una definición de las categorías:
Definición 6.1.
(i) O, N C , V I G C A T
Una regla sintáctica debe proveer tres tipos de información: (i) las categorías
de las expresiones a las cuales se puede aplicar, (ii) la categoría a la cual
pertenecen las nuevas expresiones que resultan después de la aplicación de la
regla, y (iü) la operación sintáctica que debe aplicarse para obtener una nueva
expresión. Juntas, las reglas sintácticas nos proporcionan una definición de
las expresiones del lenguaje. Por consiguiente, podemos considerar una enu
meración de las reglas sintácticas como una definición que determina para
cada categoría A las expresiones que pertenecen a ella. En otras palabras, si
denotamos com o P¿\ al conjunto de todas las expresiones que pertenecen a A,
se puede considerar que el conjunto de las reglas sintácticas proporciona una
definición recursiva de PA para todo A € C A T .
En esta sección daremos las reglas para la generación de oraciones simples
tales como:
S2: Si 6 G P v i y a € P t , entonces F i ( a , 8 ) £ P o y
F\(a, 8 ) = aó', donde 8 ' es el resultado de reempla
zar el verbo principal en 5 por su forma en tercera
persona singular
Por ejemplo, el término Juan y el verbo intransitivo cam inar se combinan por
S2 para formar la oración Juan camina, ya que J u a n eP r (gracias a la regla Si,
dado que Juan G B t ) y cam inar G P y i (por la misma razón). Si aplicamos F\
a Juan y cam in ar, el resultado es una oración: F\(Juan, cam inar) G Pq- La
función de la operación sintáctica Fi tiene dos propósitos: conjugar el verbo
principal en la VI y concatenar el T y el VI conjugado. En este ejemplo
cam inar es el único verbo y, por lo tanto, F\ (Juan, cam inar) = Juan camina.
Algunas VI contienen más de un verbo principal: cam inar y hablar,dormi
o amar a María. Esas VI se forman por medio de reglas para la conjunción
la disyunción, las cuales se estudiarán en §6.3.10. El aplicar F\ a T y a dicha
VI coordinada resulta en la declinación de todos los verbos principales en la VI:
F\( Juan, cam inar y hablar) = Juan camina y habla. Para contrastar, con
sideremos la expresión intentar hablar, la cual también contiene dos verbos no
declinados, pero de los cuales sólo uno es un verbo principal: F\(Juan, intentar
hablar) = Juan intenta hablar.
El fragmento no contiene términos plurales; por lo tanto F\ no necesita ha
cer más que declinar el verbo principal. Y sólo lo necesita hacer para la tercera
persona, dado que pronombres en primera o segunda persona no aparecen en el
fragmento. Más aún, F\ asume un procedimiento para reconocer un verbo prin
cipal en una VI. El modelo PTQ no provee dicho procedimiento, aunque varios
métodos se han propuesto en trabajos posteriores. También, la definición de F\
asume que para cada verbo se conoce su forma presente singular de la tercera
person a. Desde el punto de vista de la organización lingüística, sería preferible
tratar dichos detalles morfológicos en un componente morfológico separado, en
lugar de hacerlo en la sintaxis. Pero ciertamente tal componente no es esencial
para el modelo PTQ. Considerando el objetivo restringido del modelo PTQ, es
claro por qué Montague no se preocupó con ese tipo de detalles. Su objetivo
principal era mostrar cómo se pueden relacionar sistemáticamente la sintaxis
y la semántica modelo teórica; los detalles sintácticos y morfológicos, aunque
interesantes por derecho propio, fueron puestos de lado por el momento.
En las siguientes secciones nos encontraremos con instancias similares, pero
no las discutiremos de manera explícita; simplemente asumiremos que ciertos
procedimientos están disponibles y no negaremos que ciertas funciones de las
operaciones sintácticas puedan ser tratadas de una mejor manera en otra parte
de la gramática.
Las reglas SI y S2 nos proporcionan un procedimiento para formar ora
ciones con nombres propios (o variables sintácticas) en la posición del sujeto.
En oraciones como las (9) a (12), el sujeto es un término cuantificado. Para
producir este tipo de oraciones necesitamos reglas que formen términos cuan-
tificados de categoría T a partir de N C , sustantivos, al introducir de manera
sincategoremática las expresiones todo, el/la, un(a), un solo:
S3’ :: Si o G Pt / n c y ( e Pn c , entonces F ^ (a , C) G Pt , y 1
F£(a, C) = <
Definición 6.2.
(i) / ( O ) = t
Definición 6.2.
(i) / ( O ) = t
(ii) f ( N C ) = f ( V I ) = (e,t)
(iii) f ( A / B ) = ( { s J ( B ) ) , f ( A ) )
(20) f ( T ) = f ( 0 / V I ) = « s , f ( V I ) ) , f ( 0 )) = ((s, ( e, t) ) , t )
(21) A X V x ( h o m b r e ( x ) —>v X ( x ) )
(22) Vx ( h o m b r e —>v X ( x ))
Esta fórmula es verdadera en w sii dormir es una de las propiedades que todo
hombre tiene en w. Por medio de la A-conversión (teorema 6.5. en §5.6.),
podemos reemplazar (23) por (24), la cual, a su vez, puede reducirse a (25)
por el teorema de VA-eliminación (teorema 6.2. en §5.5.):
(24) Vx ( h o m b r e ( x ) -^ va d o r m i r ( x ))
(25) Vx ( h o m b r e ( x ) —*■d o r m i r (x ))
Dado que hombre t—» HOMBRE por la reglaT l(a ), todo hom bre{= F 2 (hom bre))
se traduce com o (21) por la regla T3.
Las reglas de traducción correspondientes a S4, S5 y S6 siguen el mismo
patrón:
T4: Si ( € P n c y c ^ entonces
FÁQ ^ 3 x (V j/( C '(y ) <-*■ x = y) Av A (x ))
T5: Si £ £ P n c y C ^ C;> entonces
F4(C) A X 3x(C '(x) Av X { x ) )
T6: Si Q G P n c y ( entonces
^ 5 (0 ^ AA3xVy((C/ (y) Av X ( y ) ) ^ x = y)
Por la regla T5, el término cuantificado una mujer se traduce com o (26):
(28) \ X VX ( j )
(30) CAMINA(j)
T l(b ): Juan ^ X X vX ( j )
María * A X VX (m)
C arlos i—►AX yX ( c )
éln ^ X X vX ( x n)
Las variables sintácticas, al igual que los nombres propios, se traducen como
expresiones que se refieren a conjuntos de propiedades de individuos: con res
pecto a una asignación g, éln se refiere al conjunto de propiedades de g( xn),
el individuo denotado por x n. Volveremos a las variables sintácticas en §6.3.8.
Ahora tenemos una definición uniforme de la traducción de todos los
términos en nuestro fragmento. Lo que falta por definirse para completar la tra
ducción del fragmento de §6.3.2. es la traducción de la regla sintáctica S2, la
cual combina T y VI para formar oraciones. En vista de lo anterior, la regla
de traducción parece obvia. Una oración de la forma T + V I afirma que la pro
piedad expresada por el VI pertenece al conjunto de propiedades a las que se
refiere el T. Un VI ó se traduce en la expresión 6' de tipo (e, i). La expresión
Aó, de tipo (s , (e, t)), se refiere a la intensión de 5', una función de mundos
posibles a conjuntos de individuos, es decir, la propiedad expresada por 5'. El
resultado deseado se obtiene al aplicar la traducción del T a la intensión de la
traducción del VI. La regla de traducción T2, entonces, dice así:
elefante fuma:
El elefante, T , S4 fuma, VI
I
elefante, NC
ELEFANTE, (e,t)
(33)
3 x ( V í /( e le f a n t e ( j/) «-» x = y) A f u m a r ( x ) ) , VA-elim inación
$
3 x ( V j/( e l e fa n t e ( j/) h j : = y) A v a FUMAR(x)) , A-conversión
$
A X 3 x ( V j/( e le f a n t e ( í/) x = y) A v X ( x ) ) ( afu m a r ), í, T 2
ELEFANTE, (e,t)
En §6.3.2. sugerimos una introducción categoremática de los determj. ■
tes. En dicho enfoque, los determinantes serían expresiones de categQK
T /N C y sus traducciones serían de tipo f ( T / N C ) = ((s, f ( N C ) ) , f ( T) ) ^
((s, (e, £)), ((s, ( e, t ) ), t )). Las expresiones de este tipo se refieren a relacioné
entre propiedades de individuos. Podemos traducir el determinante todo
(34):
(34) AYAA¡:Vx(vY (x ) -^ v X ( x ) )
(36) A X V x (h o m b r e (x ) - > v X ( x ) )
T 3 ’: Si a € P t /n c y C £ P n c y o- y C C, entonces
F '(a , O H a ' r O
1enf°(lue categoremático, la traducción de expresiones complejas que con-
P 1 términos se construye de manera análoga. El lector puede verificar que
bos enfoques producen los mismos resultados.
Ejercicio* 6 .1 .
Varios aspectos que ofrece el análisis del modelo PTQ serán discutidos de ma
nera separada en las siguientes subsecciones. La traducción de las oraciones en
las cuales aparece el verbo transitivo ser no serán tratadas hasta §6.3.9. Allí
demostraremos cóm o su uso, tanto en afirmaciones de identidad, como (40), y
en afirmaciones predicativas, com o (41), pueden tratase de manera uniforme.
encontrar, VT un tesoro, T, S5
tesoro, NC
Este ejemplo muestra que a las oraciones con predicados relaciónales se les
asigna la estructura tradicional sujeto-predicado.
Nuestro fragmento contiene únicamente expresiones básicas de categoría
VT. Si fuéramos a añadir un verbo triàdico, tal com o dar (a), éste se combi
naría, por ejemplo, con el objeto indirecto María para producir la expresión
compleja dar a María, de categoría VT.
La regla de traducción correspondiente a S7 sigue el patrón de otras reglas
de aplicación funcional. El tipo que se asocia con la categoría V T es f ( V T ) =
f ( V I / T ) = ( ( s , /(T )> , f ( V I ) ) = ( ( s , f(S / V / ) ) , f ( V I ) ) = ( ( s , ((s, (e, í)>, f » , (e, t)).
De manera semántica, un V T es una función que, cuando se aplica a una
propiedad de segundo orden, produce un conjunto de individuos. Así que su
referencia puede ser vista com o una relación entre individuos y propiedades
de segundo orden. Estas últimas son propiedades de propiedades de primer
2N. de T .: esta inversión no ocurre en idiomas como el inglés. Compare John seeks it y
Juan lo busca. La regla S7 que presentamos aquí es una adaptación para el español.
es decir, funciones de mundos posibles en conjuntos de propiedades
01 'ndividuos. La referencia de un término es un conjunto de propiedades de
•idividuos, así que su intensión es una propiedad de segundo orden. Como
costumbre, el V T , al ser un functor, opera semánticamente sobre la in-
tensión del T, el cual es su argumento. Hay varias razones para preferir esta
reducción de los V T con respecto a una traducción que los trate com o rela
ciones entre individuos, es decir, com o expresiones de tipo (e, (e,t)). Primero,
nos permite considerar a los V T de manera general com o functores, toman
do como argumentos términos en posición de objetos directos, ya sea que esos
términos sean nombres propios o términos cuantificados. Segundo, hace posible
dar cuenta de la naturaleza intensional de verbos com o buscar. Más adelante
trataremos con más detalle este tema, pero primero formularemos la regla de
traducción:
AX VX ( j ) , ENCONTRAR(AAX3a:(TESORO(a;) Av X(a:))),
((s, (e, t)), t), T l(b ) (e, t), T7
t e s o r o , (e ,í), T l(a )
Convención notacional 1 1
Si 7 es una expresión de tipo (a, (b, i)), a una expresión de tipo a, y /} llTJ
expresión de tipo b, entonces escribiremos 7 (/5, a ) en lugar de (7 (a ))(jM
Ejercicio* 6.2.
Ahora bien, ¿hasta qué punto son adecuados los resultados de la aplicación
de las reglas? Intentaremos responder esta pregunta considerando primero otro
ejemplo: (45), la traducción de la oración (38):
(45) BUSCAR(j,A A I 3 x ( t e s o r o ( x ) Av X ( x ) ) )
Obviamente la oración (38) tiene otras relaciones lógicas con otras oraciones,
pero si queremos asegurarnos de que (45) es una representación correcta de una
parte importante del significado de (38), debemos ser capaces de dar cuen
ta, por lo menos, de las relaciones de implicación mencionadas anteriormente.
Así que queremos construir buscar como una relación entre un individuo y cier
to objeto semántico de tal manera que demos cuenta de los hechos semánticos
que acabamos de mencionar. Es evidente que no podemos considerar a buscar
como una relación entre dos individuos. Si lo hiciéramos, el significado de (38)
sería que Juan conlleva la relación de buscar con cierta entidad que es un
tesoro, pero esto implicaría que (46) se seguiría de (38), lo cual contradice los
hechos.
En lo precedente, hemos resuelto analizar los términos de manera bastan
te general como conjuntos de propiedades de individuos, teniendo en cuenta
que no es necesario que todos esos conjuntos definan un individuo único. Por
ejemplo, com o observamos en §6.3.4., no hay un individuo con todas las pro
piedades en el conjunto A A 3 x (m u je r(x ) Av X ( x ) ) (a menos que sólo exista
una mujer). Y todo individuo que es un hombre tiene más propiedades que
aquellas en el conjunto A X V x(h om b re(x) —>v X (x)) (de nuevo, a menos
que sólo haya un hombre): por ejemplo, tomemos la propiedad de ser igual
a Juan, la cual es una propiedad de Juan, pero no de Jorge. Un análisis que
considera a buscar com o una relación entre un individuo y un conjunto de
propiedades de primer orden debe preferirse a uno que la considera como una
relación entre dos individuos, dado que la primera, pero no la segunda danl
cuenta del hecho de que (46) no se sigue de (38). Ík!
Obsérvese que la relación de buscar puede darse entre Juan y el conjunt Á
propiedades de primer orden denotadas por AX3x(TESORO(x)AvX ( x ) ) )
so en aquellas situaciones en las que no haya tesoros. En esas situaciones i j j
relación de buscar es verdadera del individuo Juan y el conjunto vacío. Si en u '
cierto mundo el conjunto de propiedades en cuestión es vacío, dado que no ha 1
tesoros, esto significa que en dicho mundo Juan nunca encontrará lo que estál
buscando, pero esto no implica que Juan no pueda buscar lo que en efecto no 1
existe. Para ponerlo en otras palabras, (46) no se sigue de (38), y la negación
de (38) no se sigue de (46). Esos resultados son bastante satisfactorios.
Pero si miramos a (45), veremos que buscar no se considera como una
relación entre un individuo y un conjunto de propiedades de primer orden,
sino com o una relación entre un individuo y una función de mundos posi
bles a conjuntos de propiedades de primer orden. Buscar no opera sobre el
término mismo, sino sobre su intensión. ¿Por qué? La razón es que buscar
no permite substitución de expresiones que sólo son equivalentes extensional-
mente. Con respecto a (38) la razón de esto es bastante evidente. Suponga
mos que (47) es verdadera. En tal situación X X 3 x ( t e s o r o ( x ) Av X ( x ) ) y
AX3x(BARCO-FANTASMA(x) Av X ( x ) ) serían equivalentes extensionalmente,
dado que ambas denotarían el conjunto vacío. Sin embargo, (48) no se sigue
de (38), incluso si (47) es verdadera. Pero nótese que aunque en esta situación
los términos un tesoro y un barco fantasmatienen la misma extensión, ellos
tienen distintas intensiones. Hay mundos donde los tesoros existen pero no los
barcos fantasmas, y viceversa. En un mundo en el cual existan ambas entida
des de cuentos de piratas, sus conjuntos de propiedades serán diferentes. Estos
hechos semánticos, tanto com o el hecho de que (38) y (49) no son equivalentes,
se explican perfectamente al considerar a buscar com o una relación entre un
individuo y una propiedad de segundo orden.
Con respecto a los hechos semánticos observados anteriormente, el análisis
del modelo PTQ sobre los verbos transitivos y sus objetos directos es satisfac
torio. Una propiedad de segundo orden, aunque tal vez no sea la primera cosa
que viene a la mente, es semánticamente adecuada com o el segundo argumento
de la relación de buscar. Pero, ciertamente, el análisis que hemos desarrollado
hasta ahora deja sin explicar varios aspectos del significado de buscar. Para
poner esto de manera más precisa, hasta ahora hemos especificado únicamen
te aquellos aspectos que hacen de buscar un verbo transitivo intensional, es
decir, hemos explicado lo que todos los verbos transitivos intensionales tienen
F pero no lo que diferencia a uno del otro. Veremos en §6.3.7. cómo un
etl c rnás específico del significado de buscar se explica en el modelo p tq .
^P^uestro análisis de los verbos transitivos, entonces, es satisfactorio para
verbos transitivos intensionales, pero en efecto trata todo verbo transitivo
^ el fuera intensional. Si regresamos a la traducción (44) de la oración (37),
remos por qué esto es así. En (44) encontrar también es tratado como una re-
lación entre un individuo y una propiedad de segundo orden, por lo cual (37) no
i jjca ja existencia de tesoros. Pero esto no es correcto; uno simplemente
o puede encontrar cosas que no existen. Así que encontrar expresa una
relación entre individuos. A diferencia de la relación de buscar, esta relación
es extensional, y (52) se sigue de (50) y (51):
Otro ejemplo de una derivación válida que depende del contenido semántico
de las expresiones que no son constantes lógicas es provisto por (59) y (60):
La variable S en PS2 es de tipo (s, (e, (e,t))), una relación binaria de pri
mer orden, y X es una variable de tipo (s, {(s, (e, t ) ) , t ) ) , una propiedad de
segundo orden. El PS2 expresa que para cada <5 para el cual está definido hay
una relación S entre individuos tal que 5(x, X ) es verdadera sii VX ( AAy wS(x, y)),
o en otras palabras, la propiedad de estar en la relación S con x pertene
ce al conjunto de propiedades VX . Veremos que para cada ó para el cual
PS2 está definido existe exactamente un S que satisface esta condición.
Primero introduzcamos algunas convenciones. Siempre que digamos que
la oración </> es umversalmente válida (\= (fi) queremos decir que —1
para cada modelo M en el cual los postulados de significado son v erd a d ^ J
Tales modelos se llaman ‘ admisibles’ . Más aún, diremos que las fórmulas
ip son equivalentes si |0]m.9 = M m , 9 para toda asignación g y todo iq0a ! 9
admisible M ; y decimos que (p y xp son equivalentes por PS2 si
en todos los modelos admisibles para cada asignación g que satisface PS2 Co®
respecto a S, es decir, que asigna un valor a S tal que |[VxVXD(á(x, X ) <^v
X ( AAyv5 (x , y) ) ) } M,g — 1, donde 6 es com o en PS2. Consideremos un ejemplo 1
La traducción de (68) (= (3 7 )) es (69) (= (4 4 )):
Por PS2 se tiene que existe una relación S entre individuos tales que (69) es
equivalente a (70):
(72) 3 x ( t e s o r o ( x ) A v S ( j , x))
En otras palabras, debido a PS2 existe una relación 5 entre individuos tal
que (69) es equivalente a (72); en donde (72) es la afirmación de que hay un
tesoro que tiene la propiedad de estar en la relación S con j . La convención
notacional CN2 provee una expresión para cada VT, la cual jugará el papel
de la relación S.
C o n v e n c ió n n o ta cio n a l 2
(75) b u s c a * (j, m)
(77) 3x BUSCAR* (j , X)
Para aquellos ó para los cuales PS2 postula su extensionalidad, toda afir^.. . 9 f
de la forma S(x, X ) es equivalente a una afirmación acerca de individuos
ejemplo, como vimos anteriormente, por PS2, S(j/' XX3./ ( t e s o r o ( j :| a v i
es equivalente a la afirmación de que hay una entidad x que es un tesoro y 1*
está en la relación s con j. De la misma manera, PS2 asegura que
Vx(TESORO(x) —>v X(x))) es equivalente a la afirmación de que para todaenB
tidad x, si es un tesoro, está en la relación S con j . La extensión de 5, ya q ^ J
su existencia está garantizada por PS2, no es más que ó*. Podemos demostrar I
que PS2 y CN2 implican el teorema 6.1.:
T e o re m a 6.1.
El teorema 6.1. nos permite sustituir fórmulas VX ( AAy5*(x, y)) para todas las
fórmulas 6(x, X ), si S es un verbo extensional.
Veamos de nuevo la traducción de (68), Juan encuentra un tesoro. Ya
hemos reducido (78) (= (44 ) y (69)), que es el resultado directo del proceso de
traducción, a (79) (= (7 2 )):
(79) 3 x ( t e s o r o ( x ) A v S ( j , x))
También hemos demostrado que VS es equivalente a á*, y por esta razón po
demos reducir (79) a (80) (= (6 6 )):
(80) 3 x ( t e s o r o ( x ) A e n c o n t r a r * (j, x)
La reducción de (81) a (80) procede siguiendo los pasos intermedios (82), (83)
y (84):
Todo esto muestra que restringir los modelos de la Teoría de Tipos Intensional
por medio de PS2 nos da una semántica más satisfactoria para las expresiones
del español. Los verbos extensionales se interpretan como relaciones entre
individuos, mientras que, al mismo tiempo, la representación de los verbos
intensionales continúa siendo como se definió en §6.3.5. El método mixto de
postulados de significado y convenciones notacionales fue tomado del modelo
PTQ. Nótese, sin embargo, que sería posible introducir el teorema 6.1. como
un postulado de significado en lugar de PS2. En §6.3.9., en la discusión sobre
el verbo transitivo ser, exploraremos este otro enfoque con un poco más de
detalle.
Ejercicio* 6.3.
Reduzca las traducciones de las dos oraciones del ejercicio 2 utilizando CN2,
P Sl y PS2. Para cada paso en la reducción, indique qué lo valida.
Si analizamos esta oración utilizando las reglas que hemos definido hasta ahor» i
obtenemos a (86) com o su traducción reducida: TB
Esta fórmula establece que para cada mujer hay precisamente un anillo que
ella añora, posiblemente diferentes anillos para diferentes mujeres. Ahora bien,
también hay una lectura de (85) que puede parafrasearse com o (87):
En esta lectura, es posible que alguna mujer añore más de un anillo, pero
sólo un anillo es añorado por todas las mujeres. Nuestra teoría semántica
debe proporcionar ambas interpretaciones para (85) y para oraciones ambiguas
similares. La ambigüedad de (85) se debe a la ambigüedad del alcance de las
expresiones todo y un solo. La distinción entre lecturas de dicto y de re también
se puede formular en términos del alcance relativo de las expresiones. Por
ejemplo, consideremos (88) (= (3 8 )):
Esta oración tiene dos lecturas; una, la lectura de dicto, resulta de la aplicación
de las reglas que tenemos hasta ahora. La otra, la lectura de re, se puede
parafrasear com o (89) (= (5 5 )):
Formularemos una regla que nos permita formar una nueva oración a partir
de un término y de una oración que contenga una variable sintáctica, al sus
tituir dicho término por la variable sintáctica. Esta regla se llama regla de
cuantificación y se formula de la siguiente manera:
Si queremos sustituir el término I07 por todo hombre, entonces debemos usar
S8,7:
Si la misma variable sintáctica ocurre en una oración más de una vez, reem
plazamos la primera ocurrencia por el término en cuestión y las demás por
pronombres anafóricos apropiados. De esta manera, cuantificar el término una
mujer en (95) resulta en (96):
(La construcción de oraciones con y tales com o (95) y (96) será tratada en
§6.3.10.). La formulación de la regla de cuantificación, tomada esencialmente
del modelo PTQ, tiene algunos inconvenientes. Por ejemplo, ella no maneja
pronombres reflexivos, que son necesarios en algunos casos: si cuantificamos
Juan en (97), obtenemos (98) y no (99), com o deberíamos:
(103) A X v X ( x 3)( a c a m in a )
(104) c a m i n a (x 3)
(105) a Ax 3c a m i n a ( x 3)
(108) C A M IN A (j)
^ A x 4V x ( m u j e r ( x ) —♦ a ñ o r a r , ( x , x 4 ) ) ^
a ñ o r a r , ( x , x 4 ) ) (y )) <-► z = y\
a ñ o r a r , (x ,x 4 ) ) (y )) *-*2 = y j
buscar, VT él0, T
m pagos importantes en la traducción de este árbol son los siguientes:
Ejercicio* 6.4.
(a) Construya tres árboles de análisis para la oración Todo hombre busca un
tesoro que den lugar a tres traducciones lógicamente diferentes
(b) Muestre que las construcciones directas e indirectas de la oración Juan
encuentra un tesoro llevan a resultados equivalentes
(114) 3 x ( t e s o r o (x ) a b u s c a r * (j , x ))
Cada solución afirma, no que los tesoros existen, sino sólo que si hay algo que
es un tesoro, en efecto existe. Ahora bien, (114) implica la existencia de teso
ros: si (114) es verdadera, hay una entidad que existe en efecto y que es un
tesoro. Pero esta conclusión no puede obtenerse a partir de (113). La distinción
de re/ de dicto se explica pues com o una distinción entre lecturas existenciales y
no existenciales. Algunas veces la distinción entre (113) y (114) se describe
com o la distinción entre las lecturas específicas y no específicas de (88). Cuando
alguien está buscando un tesoro, puede estar buscando el tesoro que se le re
galó en su cumpleaños y que ha desaparecido. Esto corresponde a la lectura
específica de (88). Por otro lado, esta persona puede estar feliz con cualquier
tesoro viejo que pueda encontrar: esto correspondería a la lectura no específica.
No es claro que podamos tomar a (1 1 3 )y a (1 1 4 ) com o representaciones de las
lecturas específica y no específica de (88), respectivamente. El problema aquí
es que parece que las intensiones y convicciones de la persona que busca tam
bién son importantes para establecer la distinción entre ambas lecturas. Por
ejemplo, supongamos que Juan cree que hay tesoros y que en uno de esos teso
ros hay una corona de oro. El quiere encontrar ese tesoro. En este caso Juan
está buscando un tesoro específico. No podemos representar esta situación con
(113), dado que se supone que ésta es la lectura no específica de (88). Por
otro lado, (114) implica la existencia de tesoros, y a partir del hecho de que
Juan está buscando un tesoro específico no quisiéramos concluir que ese tesoro
existe. También, (114) establece que hay una entidad que es un tesoro que Juan
está buscando, pero esto no implica que Juan sepa que la entidad que él está
buscando sea un tesoro. Supongamos que, en efecto, él no lo sabe (él cree que
b u s c a n d o un barco fantasma); en dicho caso, no diríamos que Juan tiene la
eSta "ón de encontrar un tesoro específico. Peor aún, (114) no implica que
6 tenga la intención de encontrar esa entidad específica que (114) dice
Jua0£l egt¿ buscando. Si hay exactamente un tesoro y Juan sale a buscarlo,
Que eg verdadera incluso si Juan, en efecto, cree que hay muchos más tesoros
taría feliz con cualquiera de ellos. Pero a duras penas podríamos llamar a
una situación en la cual Juan busca un tesoro específico. Por lo tanto.
si queremos que fórmulas como (113) y (114) representen la distinción entre las
le c tu ra s específicas y no específicas de oraciones como (88), preservando de esta
m a n e r a la representación de las lecturas existencial y no existencial, parece
que necesitamos profundizar más y que debemos someter a un escrutinio más
detallado a verbos com o buscar, que no son sólo intensionales, sino también
intencionales.
Nuestro segundo comentario tiene que ver con las alternativas posibles que
este método tiene para explicar las ambigüedades de alcance. Al considerar
una oración com o Todo hombre añora un yate, uno podría dejarse llevar por
la idea de que la representación (117) es suficiente, dado que la otra lectura, la
presentada en (118), implica (117) y, por lo tanto, es sólo un caso especial:
Hasta ahora no hemos discutido el verbo ser. Recuérdese que en §6.3.1. go '<
introdujo ser como una expresión básica de categoría VT . En el modelo ptq
y
el ser de identidad el de cópula se consideran como el mismo verbo transitivo.
Esto es bastante notable, dado que la tradición lógica sostiene que es necesario
distinguir, desde un punto de vista lógico, entre es en afirmaciones de identidad
y es en afirmaciones predicativas. Compare por ejemplo (121), la traducción
lógica estándar de (119), con (122), la traducción de (120):
(121) j = m
(122) hombre(j)
Es, tal com o aparece en (119), se presenta com o la relación de identidad en
(121), mientras que la cópula es en (120) parece haber desaparecido en la tra
ducción y,en cambio, se ha fusionado con la aplicación del predicado HOM
BRE
a la constante j . Así pues, parece que tenemos que distinguir entre dos verbos
distintos. Sin embargo, com o veremos, es posible considerar las ocurrencias de
es en (119) y(120) como ocurrencias del mismo verbo, con el mismo signi
ficado y,
sin embargo, es posible brindar representaciones equivalentes de las
oraciones respectivas y, en efecto, reducibles a (121) y (122).
Dado que el verbo ser se considera com o un verbo transitivo ordinario,
la derivación sintáctica de ambas oraciones es la misma, como lo ilustra la
figura (123):
„s Q J u a n es M a ría , O , S2
(123) a- ^
Juan, T ser M aría, V I, S7
ser, V T M a ría , T
L u Ju an es un hom bre, O , S2
1. María >—* \ X JX (m ) T lb
2. ser i—> A XA xvX ( AA?/(a: = y)) T ic
3. F6(ser, María) h-» A XA xvX ( aAy(x = y ))(A\ X vX (m )) T7
4. = \ x VA\ X 'JX ( m ) C X y ( x = y)) A-conv.
5. = \ x \ X vX ( m ) ( A\ y(x = y)) VA -elimin.
6. = \ x WA\ y (x = y)(m) A-conv.
7. = \x \ y (x = y )(m ) VA -elimin.
8. = Xx(x = m) A-conv.
9. Juan AX vX ( j ) T lb
10. F\(Juan,ser María) i—> X X VX ( j ) ( AXx(x = m)) T2
11. = VA Xx(x = m)(j) A-conv.
12 . = Xx(x = m )(j) VA-elimin.
13. = (j = m) A-conv.
El VI ser María se refiere al conjunto de las entidades x para las cuales es ver
dadero que la propiedad de ser idéntico a x es una propiedad de María, como lo
establece la fórmula 5; com o es evidente a partir de la fórmula equivalente en 8,
éste es el conjunto de entidades idénticas a María, el cual es, por supuesto, el
conjunto singleton con María com o su único elemento. La oración completa
afirma que la propiedad de pertenecer a este conjunto es una propiedad de
Juan. Esta afirmación es equivalente a la afirmación realizada en el paso 13,
que dice que Juan es idéntico a María. La traducción de (120) se da en (125);
Com o resulta claro a partir del paso 6, el VI ser un hombre se refiere al conjunto
de las entidades x para las cuales es verdadero que la propiedad de ser igual a
x pertenece al conjunto de aquellas propiedades X tales que hay un hombre
que tiene X . La fórmula equivalente en 9 deja ver claramente que este es el con
junto de entidades x tales que x es idéntico a un hombre. De acuerdo con el paso
12 de (125), (120) afirma que la propiedad de pertenecer a este conjunto es
una propiedad de Juan; esta afirmación se reduce al paso 14, la afirmación de
que hay un individuo que es un hombre y que es idéntico a Juan. Por supuesto,
esto es equivalente al paso 15, la afirmación de que Juan es un hombre. Las
fórmulas 14 y 15 son equivalentes en lógica de predicados estándar.
En efecto, hay una vía más corta para este resultado. La traducción de ser
un hombre es, después de todo, A x 32:( h o m b r e (2 :)A ( x = 2 ;) ) , y ella se refiere al
conjunto de entidades x tales que hay un hombre que es idéntico a x. Por
supuesto, esto es el conjunto de todos lo hombres, es decir, el mismo conjunto
gj que se refiere nuestra constante HOMBRE. Así que después de la línea 9,
p o d r í a m o s haber continuado (125) de la siguiente manera:
( 126 ) 10.
10. = HOM BRE Teoría de Tipos
11. F\(Juan,ser un h o m b r e )^ X X ^ X ( j ) ( AHOMBRE) T2
12. = HOM BRE ( j ) A-conv.,v A -elimin.
en afirmaciones de identidad.
Como lo ilustran los resultados anteriores, el verbo ser es tratado como un
verbo extensional. Com o cualquier verbo transitivo, se supone que expresa
una relación entre individuos y propiedades de segundo orden. Pero nuestra
traducción T ic , en efecto, define esta relación y además lo hace com o una
relación extensional.
Los mismos hechos también podrían haberse explicado de una manera
distinta. Supongamos que no le hubiéramos dado una traducción por separado
a ser, sino que la tradujéramos por una constante SER, com o cualquier otro
VT. En vista de su extensionalidad, PS2 también habría sido aplicable a esta
constante SER. Entonces, (127) y (128) habrían resultado ser las traducciones
de (119) y (120):
(127) SER*(j, m)
(128) 3 x ( h o m b r e A SER*(j , m ))
Ejercicio 6.5.
Muestre cómo la regla de traducción especial T l b para nombres propios puede
reemplazarse por un postulado de significado.
El siguiente ejercicio trata sobre las relaciones lógicas entre oraciones del
lenguaje natural. Para las oraciones del lenguaje natural definimos la relación
se sigue de a continuación: la oración B se sigue de las oraciones A i , . . . , An
sii para cada análisis sintáctico de B y A i , . . . , A n se tiene que la traducción
de B, en dicho análisis, se sigue de las traducciones de A i , . . . , A n (algunas
veces también se puede utilizar la noción se sigue de un análisis . . . , la cual
es una versión relativizada de la primera noción).
Ejercicio* 6.6.
Muestre que Juan busca a Elisa no se sigue de Juan busca a la reina y Elisa
es la reina.
^ 3.10. Reglas de conjunción, disyunción y negación
Comenzamos con la conjunción y la disyunción. Consideremos las siguientes
oraciones:
(137) 3 x ( h o m b r e ( x ) A f u m a r (x ) ) A 3 x ( h o m b r e ( x ) A p a s e a r (x ))
Juan, T fuma, VI
Ejercicio* 6.7.
Esta lectura de (148) implica (158), dada (157) com o premisa adicional. Para
la construcción de oraciones con un complemento infinitivo, com o (149), es
necesario añadir la siguiente regla de aplicación funcional:
La oración (149), Juan intenta encontrar un tesoro, también tiene dos lectu
ras. La construcción directa resulta en la siguiente traducción:
(162) Ay ENCONTRAR(y,AA X 3 x ( t e s o r o ( x ) A v X ( x ) ) )
(163) A í/(A X 3 x (t e s o r o (x ) Av X ( x ) ) ( aAz ENCONTRAR*(y,z)))
(164) Ay3x(TES0R0(x) A encontrar*(y, x))
(168) 3 x ( t e s o r o ( x ) A b u s c a r * (j , x ))
Obsérvese que el modelo PTQ considera que intentar es una relación entre
un individuo y una propiedad. La oración (149) significa que Juan está en la
relación de ‘intentar’ con respecto a la propiedad de encontrar un tesoro. Esto
no afirma, com o debería hacerlo, que Juan no estará feliz a menos que sea él el
que tiene esta propiedad. Si queremos explicar esto, debemos explicar lo que
se conoce com o propiedades de control de los verbos que toman complementos
infinitivos. Los siguientes ejemplos pueden clarificar este aspecto:
En (169) Juan es el sujeto del verbo capturar, el de (170) es María. Los pos
tulados de significado pueden dar cuenta de este tipo de diferencias. Por otro
lado, podríamos analizar también los complementos infinitivos com o expresio
nes que se refieren a proposiciones en lugar de propiedades, tal como en el
caso de los complementos oracionales. Los adjetivos prenominales son expre
siones que se combinan con un sustantivo para formar otro sustantivo: ellos
pertenecen a la categoría NC/NC. La oración (150) ilustra cóm o se le aplica
un adjetivo a un N C que ya consiste en un adjetivo y un sustantivo. La regla
de aplicación funcional de un NC/NC a un N C y la regla de traducción co
rrespondiente son las siguientes:
S17: Si 7 G P n c /n c y ( 6 P n c , entonces F 13(C,7 ) G P n c
y *13(7,0 = C7
T17: Si 7 G P n c /n c Y C € P n c y 7 ^ V y C •-» C'> entonces
* 13(7 , 0 « v m
Estas reglas, así com o las reglas de cuantificación, son esquemas de reglas;
para cada n existe, en efecto, una regla. Para ilustrar este caso, daremos los
pasos relevantes en la traducción de (151):
/i 74) 1- F u(hom bre, élo camina) >-> T18, O
Ax o ( h o m b r e (x o ) A c a m i n a r ( x o ))
(1 7 5 ) 3 x (H O M B R E ( x ) A C A M IN A R ( x ) A A M A R » (m , x ) )
Los adverbios predicativos se traducen en expresiones del mismo tipo que las
de los adjetivos prenominales. La razón es que f ( V I ) = f ( N C ) , f ( V 1//VI) =
f ( N C / N C ) . La extensionalidad de algunas expresiones de este tipo se est^l
blece por medio del PS6 . El PS6 es válido no sólo para las traducciones del
algunos adjetivos prenominales, sino también para varios adverbios predica I
tivos. Los últimos incluyen lentamente, pero no frecuentem ente, dado que ]_ ■
oración (152) implica (178), pero (177) no implica (178):
PS7 V p D (N E C E S A R IA M E N T E (p ) <-> D v p )
Las reglas que introducen y que traducen preposiciones siguen el patrón fami
liar de las reglas de aplicación funcional. La naturaleza extensional de ciertas
preposiciones se explica por medio de un postulado de significado. Estas se
dejan como ejercicio para el lector.
Además de la regla de cuantificación S8, n, descrita en §6.3.8., la cual nos
permitió cuantificar términos en oraciones, el modelo PTQ también introduce
reglas para la cuantificación de términos en VI y NC. No es clara la razón para
tener la segunda regla, la cual permite la cuantificación en NC. No hay ejemplos
conocidos para los cuales esta regla sea esencial. La regla de cuantificación VI,
Por otro lado, es un aditamento esencial. Por ejemplo, consideremos la oración
(182). Su lectura de dicto sólo puede explicarse por medio de dicha regla:
^182) Juan intenta encontrar un tesoro y besarlo
/ \ / \
encontrar, V T é lo , T besar, V T é lo , T
Ejercicio* 6 .8 .
(b) Formule una regla sintáctica y una regla de traducción para preposiciones
(c) Elabore dos árboles de análisis con dos traducciones que no sean equi
valentes para Juan camina por un jardín
(187) 38 aumenta
Esta oración tiene dos lectilras La más improbable afirma que el mismo indivi-
uo que es ahora el presidente permanecerá en el cargo el próximo año pero que
cambiará su color político para entonces. La lectura en la cual se afirma del
concepto de individuo el presidente que su valor es ahora algún miembro
e Partido Republicano pero qUe el próximo año será un individuo distinto, un
miembro del Partido Derti¿cra^a! eg ciertamente más probable.
^ No toda oración que contenga tal sustantivo funcional es una afirma
ción acerca de un concept0 de individuo. Por ejemplo, en (195) se habla de la
acción de un individuo y, por lo tantQj (196) se sigue de (191) y (195):
Las oraciones (185), (18¡J) y (191) —qUe se vieron atrás— también son afir
maciones acerca de individuos.
Realizar un análisis utilizando los conceptos de individuo parece permita 1
nos explicar estos y otros fenómenos similares. La manera en que el model0 fl
P T Q da cuenta del hecho de que algunos N C y VI expresan propiedades de I
conceptos de individuo, mientras que otros expresan propiedades de entidades
es interesante pero difícil de apreciar. Es por esta razón que no presentamos el 1
modelo en su forma final en las secciones anteriores. En §6.4.2. resumiremos los 1
cambios que deben ser hechos al modelo para permitir la introducción de con- ]
ceptos individuales e indicar cóm o el resultado del modelo explica la invalidez I
de inferencias, com o las que se discutieron en esta sección.
(i) O, £ G C A T
(ii) Si A, B G C A T , entonces A/ B, A / / B G C A T
(i) f ( 0 ) = t , f ( E ) = e
(n) f ( A / B ) = f ( A / / B ) = ((s , f ( B ) ) , f ( A ))
V I /T =
VT V I /( 0 /V I )= < ( s ,( ( s ,« s ,e ) ,í » ,t ) } ,( ( s ,e } ,í ) )
(0 //E )/(0 /(0 //E ))
con ellas por medio de g se modifica. Por ejemplo, HOMBRE y NÚMERO son*
ahora constantes de tipo f ( N C ) = ( 0 / E ) = ( ( s , e ) , t ) . Las traducciones de lo g l
VI básicos, por ejemplo PASEAR y a u m e n t a r , son también constantes de estel
tipo. La regla de traducción T I permanece igual:
(200) a u m e n t a r (a 38)
CO
oo
5. VA -elimin.
II
*
II
c o r t a d “ : z z z : : i * ‘T : r p¡: dades de * ¡“
una propiedad de individuos tal n i,!''!.,'1,08,] e^ mplo> PS8 implica que hay
dadero de un concepto de inHi vi •• mundo posible, c a m in a r es ver-
duo que es el valor del concento 7 " ! r pr° piedad es verdadera del indivi-
E1 modelo p t q introduce un m U° ^ CUal CAMINAR es verdadera,
anteriormente para verbos tranJtivos“ C° nVenCÍ° na1’ SÍmÍlar a la introducida
Convención notacional 3
eescribir
t r i S r ó*
T en
T lugar
68“ "de* Ax(S(Ax))
“ f 0 <<"’ e>’ *>• podemos
jf . Jjjplo, CAMINAR» es una expresión de tipo (e,t) que en cada mundo w
P°Te^eTC al conjunto de aquellas entidades de las cuales es verdadero que
se r . constante de dicha entidad pertenece al conjunto de conceptos indi-
Ia , nlie es la denotación de CAMINAR en w. Miremos ahora la traducción
¡duales H .
Qj"3,cion Juan camina.
(206) CAMINA(Aj )
Teorema 6.2.
<-> ¿*(v^))
P S !0 u í w d - ) r t3 l ( , : = A x ) ) ’ d 0 n d e'5eSlatraducci<i" d e i
un N O distinto a numero, tesorero, presidenta, precio
temperatura o porcentaje ’
Teorema 6.3.
Teorema 6.4.
Teorema 6.5.
Teorema 6.6.
-- - ¿ z z z z x s z “
pjQ no t e n d r á c o n s e c u e n c i a s . F in a l m e n t e , d a r e m o s a l g u n o s e je m p l o s
pafa '° SaCiones a c e r c a d e c o n c e p t o s d e i n d i v i d u o q u e , g r a c ia s a lo s t e o r e m a s
afir® e q u iv a l e n t e s a a f i r m a c io n e s a c e r c a d e i n d iv id u o s :
6.2. a 6
U n e l e f a n t e p a s e a >—►3 ^ ( e l e f a n t e ( ^ ) A p a s e a r ^ ) )
(208)
= 3 ^ (E L E F A N T E (a :) A PASEA R* C x ) ) , p o r e l t e o r e m a 6 .2 .
= 3 x (E L E F A N T E * (x ) A PASEA R* ( v V ) ) , p o r e l t e o r e m a 6 .3 .
Esta fórmula no se puede reducir más, dado que el PS10 no está definido
para el NC tesorero: la fórmula (210) dice que el individuo que es el valor del
concepto el tesorero tiene la propiedad de estar huyendo; la oración (196) recibe
una traducción similar. Se sigue de (202), que es la traducción de (191), y de
(210) que la presidenta del Comité de Entretenimiento ha dimitido. La fórmula
(202) afirma que el valor del concepto tesorero y del concepto presidenta son el
mismo individuo. La fórmula (210) afirma que ese individuo tiene la propiedad
de estar huyendo. De esta manera, esta propiedad es verdadera del individuo
que es el valor del concepto presidenta.
Una última observación concierne a la reformulación del postulado de sig
nificado PS2, la cual da cuenta de la extensionalidad de algunos VT y también
concierne a la CN2. Los contenidos del PS2 no han cambiado: ahora vincula
relaciones entre conceptos de individuo y propiedades de segundo orden de
conceptos de individuos con relaciones entre individuos. El PS2, la CN2 y el
teorema 6.1. se reformuían de la siguiente manera:
Teorema 6.1.
Por medio del teorema 6.1., recién reformulado, podemos reducir (211) a (212) !
la cual es, a su vez, reducible a (213) gracias al teorema 6.3.:
Ejercicio* 6.9.
En esta cita es evidente que Montague siente que su convicción de que el len
guaje natural puede describirse de manera rigurosamente formal es compartida
por lingüistas de la tradición chomskiana. Sin embargo, — y esto nos conduce
al segundo significado de la frase ‘forma lógica’ y al tema de la composiciona-
fidad— también está convencido de que el trabajo en la tradición generativa
no ofrece una teoría semántica y que la teoría sintáctica que ésta presenta
probablemente falla en producir una base adecuada para la semántica.
Con respecto a la primera afirmación, ‘semántica’ significa en el libro de
Montague ‘semántica veritativo-condicional’ y, en efecto, esta clase de semánti
ca nunca le ha interesado a los lingüistas generativos. Para ser precisos, c]
(iii) E x p r e s io n e s lógicas
Tjna expresión es una cadena generada por la sintaxis, es decir, una sucesión de
¿nbolos que la gramática declara como bien formada. Por su parte, el árbol
de análisis codifica la historia derivacional de una expresión. Contiene la infor
mación que especifica cuáles expresiones básicas se usaron y cuáles reglas se
emplearon para formar expresiones complejas. Finalmente, la expresión lógica
es el resultado del proceso de traducción aplicado al árbol de análisis.
Consideremos ahora nuestro ejemplo, ya algo desgastado:
La oración (214), que es una cadena generada por la sintaxis, es decir, al nivel
(i), se representa a sí misma. En el segundo nivel hay dos representaciones: los
árboles de análisis correspondientes a las construcciones directas e indirectas.
Las repetimos en la figura (215):
buscar, V T un tesoro, T , S5
I
buscar, V T
buscar. V T élo, T
(217) 3 x (t e s o r o (x ) a buscar, ( j , x) )
buscar, V T un tesoro, T , S5
I
tesoro, NC
Este árbol conduce a una traducción que es equivalente a (216) y, por lo tanto,
también representa el significado de dicto de (214).
Ahora bien, ¿qué pasa con la forma lógica? ¿Cuál de estas representaciones
determina el significado de (214)? Dado que (214) es ambigua, deben asignárse
le dos formas lógicas distintas, y por lo tanto (214), es decir, la representación
de nuestro ejemplo de una cadena generada por la sintaxis categorial, no puede
coin0 una de e^as‘ ^ sto era esperar, pues com o vimos en §6.2. la
^ptar .cjorialidad implica que el significado se determina dado un análisis.
c°PiP°S ^eva a analizar el nivel de los árboles de análisis y de las traduccio-
ggto * * ambos niveles podrían considerarse com o el nivel de la forma
»es- ®nc0in0 pueden ayudar a aclararlo las siguientes consideraciones.
lóg¡ca' ncemos con las traducciones. Debemos tener en mente que no es
E / a d o hablar de una única expresión lógica com o la representación; más
aPr°Pdebem0s contar como tal toda una clase de expresiones equivalentes.
observar dos cosas. Primero que todo, dicha clase determina, por
fi 'ción, un significado único. Pero en segundo lugar, no queda mucho de
acerca de la noción resultante de forma lógica, dado que la equivalencia
[ó ‘ca de dos expresiones no descansa sobre ninguna semejanza interesante
entre sus formas.
Con respecto a los árboles de análisis, lo importante que debemos notar es
que éstos determinan una traducción única. Un árbol tiene expresiones bási
cas en sus hojas, y en cada nodo tiene una única expresión derivada y una
indicación de la regla sintáctica que se utilizó para formarla. Las expresiones
básicas tienen una traducción única, que se da en la regla de traducción T I.
Igualmente, cada expresión derivada tiene una única traducción, que está de
terminada por la regla de traducción que le corresponde a la regla sintáctica.
Dado que las expresiones lógicas no son ambiguas, se sigue que un árbol de
análisis determina un significado único. Observábamos anteriormente que, al
igual que con las traducciones, debemos tomar una clase de equivalencia de
árboles de análisis y no un sólo árbol com o la representación del significado de
una expresión. La relación de equivalencia relevante es la de generar una ex
presión lógica equivalente como traducción. Aquí también observamos que no
hay identidad formal entre los miembros de una misma forma lógica, aunque
es de esperar que las similitudes formales sean mayores que en el caso de las
expresiones lógicas.
Así pues, concluimos que tenemos dos candidatas para servir de formas
lógicas. ¿Hay alguna razón para elegir una en lugar de la otra? En efecto, la
composicionalidad nos proporciona una respuesta. Se puede observar que es el
principio de composicionalidad del significado el que determina que nuestra
gramática debe contener el nivel de representación de los árboles de análisis. La
razón es que la composicionalidad establece que el significado de una expresión
está determinado por, o más bien es una función del, significado de sus partes.
El significado, debemos resaltarlo una vez más, son los objetos semánticos en el
modelo, es decir, los individuos, las propiedades, proposiciones, propiedades
de segundo orden y demás que asociamos con las expresiones. Las expresiones
lógicas sirven para representarlos, pero no debemos confundirlas con ellog
punto es que esta descripción de la composicionalidad se refiere a la nrJ^B
informal de las ‘partes’ de una expresión. De alguna manera, el punto p r¡n . / J
para hacer sintaxis, o más bien una sintaxis semánticamente significativa
explicar esta noción. Un simple ejemplo de una expresión ambigua es snfi^ - »
para mostrar que las partes no se pueden identificar con los elementos lé x iH
a partir de los cuales se construye una expresión. El ejemplo (214) tiene a J
significados distintos, ambos expresados por el mismo conjunto de expresión i
básicas. Y, com o lo observamos en §6.2., los componentes de una expresión!
tam poco son los objetos semánticos relevantes, dado que una expresión puede
ser ambigua sin tener dos estructuras componentes distintas. Pero la c o m p o s i. 1
cionalidad requiere simplemente que haya ‘partes’ distintas siempre que no ha
ya ambigüedad léxica, y si ninguna de las nociones conocidas son suficientes, las
partes deben ‘inventarse’ . En el marco del modelo P T Q esto ha conllevado a la
noción de derivaciones codificadas en árboles de análisis y a la introducción de
reglas de cuantificación, entre otros. Hay otras opciones disponibles, y se han
desarrollado otras técnicas, pero lo importante a observar aquí es que la compo
sicionalidad demanda un nivel de representación sin ambigüedad en la sintaxis. 1
Esto crea la necesidad del nivel de los árboles de análisis (o alguna cosa p a
recida) , pero también muestra el carácter opcional del nivel de las expresiones
lógicas. Esto se debe a que si los árboles de análisis determinan el significado,
las traducciones no pueden añadirles nada: ellos deben ser superfluos; y en
efecto lo son. Dado que un árbol de análisis determina una traducción única y
que las expresiones lógicas no son ambiguas, siempre es posible eludir el nivel
de traducción e interpretar los árboles de análisis directamente. Simplemente
podemos asignarle directamente a las expresiones básicas los objetos semánti
cos que son las interpretaciones de las traducciones de esas expresiones y, en
lugar de reglas de traducción, podemos utilizar las operaciones semánticas
que les corresponden para operar sobre objetos semánticos. Este es el método
utilizado por Montague en “English as a Formal Language” (1970a).
Así pues, concluimos que si debemos ponerle la etiqueta del nivel de forma
lógica a uno de los tres niveles de representación en el modelo P T Q , la elección
más razonable es la de los árboles de análisis. Ellos determinan el significado
de manera única y son elementos necesarios de la gramática, de acuerdo con
el principio de composicionalidad.
Volvamos ahora a la segunda pregunta, que trata sobre el estatus de la
composicionalidad. ¿Debemos considerarla una hipótesis empírica, o es más
bien un principio m etodológico? Las consideraciones anteriores sugieren una
respuesta. Hemos observado que el principio de composicionalidad requiere
un nivel sin ambigüedad en la sintaxis. Cuando se traía
F ,a r e p r e s e n t a c ió n
pa ra gUajes artificiales, simplemente configuramos la sintaxis de tal manera
de reqUerimiento se cumpla. Por ejemplo, las expresiones de los lenguajes
Que ajenen su historia derivacional codificada en su estructura, a través del
jB P "T paréntesis o de dispositivos similares: a cada expresión le corresponde
árbol de análisis único y, por lo tanto, puede interpretarse completamente
Ul'inanera composicional. Para un lenguaje natural las cosas son distintas. Por
* * tenemos una noción de estructura sintáctica (de los componentes),
la cual puede asumirse que está motivada independientemente de conside
raciones semánticas. Por otro lado, nos enfrentamos a la tarea de explicar la
noción de ‘parte de’, de la cual habla la composicionalidad. Supongamos que
nos encontramos con expresiones ambiguas que no son ‘ambiguas estructu-
ralmente’, es decir, que no pueden dividirse en componentes de dos maneras
distintas. Ante esta situación podemos proceder de dos maneras: o bien se pue
de admitir un nivel de representación sintáctica distinto a la estructura de los
componentes, y de esta manera cumplir con la composicionalidad; o se puede
estipular que los componentes son las ‘partes’ relevantes y que, por lo tanto,
el significado del lenguaje natural no puede describirse composicionalmente.
El punto importante que debemos observar es que la primera alternativa
siempre está abierta para nosotros, a menos que decidamos por adelantado lo
que puede y lo que no puede hacer parte de nuestra sintaxis. Si comenzamos
con la suposición de que nuestra sintaxis debe representar la estructura de los
componentes y sólo la estructura de los componentes; entonces podemos, en
efecto, decir que la hipótesis de que la semántica de un lenguaje natural como
el español es composicional se puede ‘falsear’ por los hechos. Pero podemos
observar que esta suposición inicial no es un hecho empírico, sino más bien una
decisión metodológica. Así pues, parece razonable concluir que cualquiera que
sea el enfoque que tomemos, la composicionalidad es un asunto metodológico:
nosotros decidimos describir la semántica de nuestro lenguaje de manera com
posicional, o decidimos que no; pero en ambos casos lo que está en discusión
es, más bien, un asunto metodológico que de hechos.
Desarrollos recientes
7.1. Introducción
Este capítulo introducirá tres temas que actualmente están en el centro de in
terés del campo de la semántica lógica. Los tres se desarrollan dentro del marco
de la Gramática de Montague, com o se describió en el capítulo 6. aunque se
desvían del camino trazado por ella en aspectos fundamentales. Estos tres
temas son la Teoría de Cuantificadores Generalizados, la Gramática Categorial
Flexible y la Teoría de Representación de Discursos.
La Teoría de los Cuantificadores Generalizados puede ser vista como un
desarrollo del análisis de Montague en el modelo PTQ sobre las expresiones
cuantificadas, utilizando las herramientas de la Teoría de Modelos Abstrac
ta. Sus objetivos son parcialmente descriptivos y su naturaleza, parcialmente
teórica. El trabajo descriptivo involucra una variedad de tópicos, tales como
la estructura semántica interna de los términos, la distribución de los ítems de
polaridad negativa, la inserción (allí) hay y la reducción de la conjunción.
La investigación más teórica se centra en las restricciones de los posibles signi
ficados de los términos del lenguaje natural, en el poder expresivo de los
lenguajes naturales con respecto a los significados posibles y en los universales
semánticos, entre otros. Las referencias clave son Barwise y Cooper (1981); van
Benthem (1983, 1984b, 1987); Keenan y Moss (1984); Keenan y Stavi (1986)
y Keenan (1987).
El marco de la Gramática Categorial se ha desarrollado en los años recien- 1
tes y se ha convertido en una herramienta flexible y adecuada para capturar
varias generalizaciones de la sintaxis y la semántica del lenguaje natural. La,
diferencia principal con el modelo PTQ de Montague reside en que la relación
entre expresiones y categorías se hace más flexible; es decir, ya no se asume
que una expresión (no ambigua) pertenece sólo a una categoría y se postulan
varias reglas para permitir cambiar la categoría que el léxico le asigna inicial
mente a una expresión, por un conjunto bien definido de otras categorías. De
esta manera, varios fenómenos con los que la gramática categorial en su forma
original no podía tratar, por ejemplo, los componentes discontinuos ahora
pueden describirse adecuadamente. Más aún, el componente con el que se cam
bia de categoría nos permite simplificar un poco la complejidad de la asignación
de categorías y tipos del modelo PTQ de Montague. Además, el lazo estricta
mente funcional entre las categorías sintácticas y los tipos semánticos se ha
aflojado un poco. Trabajos importantes en este campo se pueden encontrar
en Partee y Rooth (1983); Zwarts (1986); van Benthem (1986), y Moortgat
(1988).
Por su parte, la Teoría de Representación de Discursos es, de alguna ma
nera, la más antagónica al marco de la Gramática de Montague. Uno de los
motivos para su desarrollo fue encontrar alternativas para varios aspectos cen
trales de la Gramática de Montague y uno de sus objetivos es trascender la
restricción que esta última tiene de trabajar sólo con oraciones extendiendo
el análisis a discursos o textos. La Teoría de Representación de Discursos fue
desarrollada por Hans Kamp (1981) e Irene Heim (1982, 1983), pero se han
propuesto ideas similares en marcos bastante diversos (véase, por ejemplo,
Karttunen (1976); Seuren (1985)). Esta teoría tiene aspectos tanto descrip
tivos, com o teóricos: en el lado descriptivo encontramos tópicos tales como la
distinción entre términos referenciales y no referenciales, particularmente
en conexión con la anáfora (por ejemplo las notorias oraciones burro); más
aún, la teoría se ha probado con respecto al tratamiento de tiempos y aspectos
verbales (por ejemplo, Partee (1984) y Kamp y Rohrer (1983)) y de actitudes
proposicionales (Asher (1986) y Zeevat (1987)). La ambición más teórica es
la posible síntesis de dos enfoques con respecto al significado: la concepción
veritativo condicional y modelo teórica y el punto de vista procedimental y re-
presentacional. Otro objetivo importante ya ha sido mencionado: la extensión
del dominio de las teorías semánticas de oraciones a textos (‘discursos’).
72. La Teoría de los Cuantificadores Generalizados
1N. de T .: siguiendo la práctica lingüística usual, una oración que se considere mal formada
en español irá precedida por el símbolo Si la oración no es claramente mal formada, pero
tampoco es claramente bien formada, irá precedida del símbolo *?’.
2N. de T .: el tema se discute a profundidad en Zwarts (1981, 1986). Para una discusión
de estos elementos en el idioma español, consúltese Bosque (1980).
f último ejemplo trata del fenómeno de la reducción de la conjunción (el
* ce adopta de la gramática transformacional): compare (7) y (8):
0oi»bre bt
^ j uan juega y Juan canta
Las dos oraciones no son equivalentes: (9) implica (10), pero no al contrario,
y la transformación propuesta no debería ser aplicable en este caso (asumien
do que las transformaciones deben preservar el significado). Este problema es
difícil de enfrentar para una perspectiva transformacional tradicional. Por otro
lado, si renunciamos a la suposición de que la identidad del significado debe
explicarse en términos de la identidad de la estructura sintáctica (profunda), la
situación cambia. Si tenemos una semántica explícita, com o la de la Gramática
de Montague, que nos permite dar cuenta de las relaciones semánticas, como la
sinonimia y la implicación en términos de relaciones entre objetos semánticos
(modelo teóricos), y no de relaciones entre estructuras sintácticas, la pregunta
tiene que reformularse así: ¿qué propiedades de los tipos de los objetos semánti
cos asociados a los términos garantiza tales relaciones de sinonimia?
Debe ser claro a partir de esta corta exposición que incluso los resultados
con una mayor orientación empírica siempre tendrán implicaciones teóricas o
metodológicas. Discutiremos esto más adelante.
Una segunda rama de investigación dentro de la Teoría de los Cuantifica-
dores Generalizados consiste en la búsqueda de universales, es decir, la for
mulación de regularidades universales significativas que gobiernen los objetos
semánticos que son el significado de los términos. De manera característica, la
lingüística “chomskyana” busca los principios gramaticales que aíslan la sub
clase de todos los lenguajes humanos posibles de la clase de todos los lenguajes
Posibles. Tales principios gramaticales formarían una gramática universal (pa-
ece obvio asociar tal gramática con principios universales del pensamiento
humano. Esto es lo que Chomsky hizo al apelar a la tradición racionalista),
m embargo, Montague procedió desde un punto de partida distinto, con un
objetivo diferente: él quería un marco uniforme y matemáticamente ■
que contuviera tanto a los lenguajes naturales, com o a los lenguajes f0
Esta era su concepción de una ‘gramática universal’ (véase Montague
cap. 4)). ^4,
La Teoría de los Cuantificadores Generalizados busca explorar los int J
de la tradición “chomskyana” dentro del marco de la semántica modelo te ó rH
el dominio semántico de los términos, el conjunto de todos los conjuntos de n 9
piedades de individuos, es extremadamente ‘grande’ . A priori, la suposición d
que todos esos significados potenciales son adecuados, es decir, que en efecto
expresan significados de términos del lenguaje natural, no parece plausibl •
por lo tanto, debemos formular restricciones universalmente válidas. Las invesl
tigaciones sobre las propiedades universales de los significados de los términos |
del lenguaje natural han sido desarrolladas mayoritariamente por Barwise y
Cooper (1981). Algunos ejemplos de este tipo de universales semánticos
se discutirán en §7.2.4.
Un tercer tópico en la Teoría de los Cuantificadores Generalizados es la
búsqueda de restricciones, es decir, propiedades formales que definen ciertas
clases de determinantes que tienen cierto interés particular debido a razones
independientes. Este tipo de investigación está estrechamente relacionada con
la anterior. Por ejemplo, van Benthem (1983) hace la pregunta sobre cuáles
propiedades caracterizan la clase de determinantes lógicos (todos, algunos,
ninguno, no todos, es decir, el cuadro aristotélico tradicional). Ciertamente,
esta clase es interesante no sólo desde una perspectiva lógica, sino también
desde el punto de vista de la semántica del lenguaje natural. La pregunta
también puede hacerse de la manera contraria: dada una cierta restricción (o
conjunto de restricciones) global, ¿cuál es la clase de expresiones del lenguaje
natural que la(s) cumplen? Algunos resultados en este campo se discutirán en
§§7.2.5. y 7.2.6.
Otro tópico de investigación, que también se conecta con los mencionados
anteriormente, es el del poder expresivo de los lenguajes naturales. Esta inves
tigación busca restricciones que puedan reducir todos los objetos semánticos
potenciales a un número expresable. La estrategia que más comúnmente se
sigue asume restricciones intuitivamente plausibles y luego intenta demostrar
que todos los significados en dichas clases restringidas pueden expresarse en el
lenguaje natural. Cuanto más independiente es la motivación de las restriccio
nes, más soportan los resultados de la estrategia el principio de expresibilidad
de los lenguajes naturales (y, si uno lo desea, del pensamiento humano). La
investigación en esta área no se discutirá aquí (véase Keenan y Moss (1984))-
i SN como cuantificadores generalizados en la Gramática
«o2 L
7 ¿ de Montague
fc sección repetiremos brevemente las carnet eríst icas más importantes del
©*eS a. qUe Montague da a los términos y desarrollaremos sus aplicacio-
trftta la T e o r ía de los Cuantificadores Generalizados. Para asegurarnos de que
DeS T a exp osición concuerda con la literatura sobre este tema, adoptaremos
nUtermin°l°6 ia lingüística común de ahora en adelante. Así, 5W denota los sin-
18 as n o m in a le s, es decir expresiones com o nombres propios, descripciones y
términos cuantificados. La abreviatura SN corresponde a la T de términos de
Montague. Por su parte, S V denota los sintagmas verbales, tanto los V I como
los VT y N denota todos los sustantivos, llamados N C en la Gramática de
Montague. D E T se utiliza para referirse a la categoría de los determinantes,
es d ecir, lo s artículos y las expresiones tales com o todo, algún. Además, utiliza
remos E en lugar de D para referirnos al dominio y reservaremos la expresión
D para la interpretación de los determinantes.
El análisis de Montague de los SN, como fue descrito en el capítulo 6,
depende de dos principios: uniformidad y composicionalidad. El efecto de uni
formidad es doble. Primero, las expresiones que exhiben un comportamiento
sintáctico similar, es decir, que obedecen las mismas leyes de distribución
siempre que ellas sean determinadas sintácticamente, se consideran com o per
tenecientes a la misma categoría sintáctica. Por esta razón, tanto nombres
propios y descripciones, por un lado, com o SN cuantificados, por el otro, se cla
sifican como SN, a pesar de que su comportamiento semántico sea diferente.
Segundo, una categoría sintáctica corresponde a un tipo semántico, es decir,
todas las expresiones de una categoría tienen la misma suerte de significado
(recordemos que la gramática categorial fue concebida originalmente como
un sistema de categorías semánticas). Esto significa en el caso de los SN, que
el análisis de los SN cuantificados com o conjuntos de propiedades se extendió a
los nombres propios.
La composicionalidad implica que un SN tiene un significado indepen
diente, son unidades sintácticas independientes y su significado son los bloques
de construcción para los significados de unidades más grandes. La compo-
sicionalidad conlleva ‘naturalmente’ a un análisis semántico de los SN como
cuantificadores generalizados y, por lo tanto, com o coniuntos de propiedades
(véase §§4.4.3. y 6.3.4.).
Podemos explicar esto último brevemente de la siguiente manera: conside
remos la oración (lia ), su estructura sintáctica (11b), y su traducción (11c)
en lógica de predicados:
(11) a. Todo hombre camina
b. o [sjv [todo hombre] s v [camina]] l
c. Vx ( h o m b r e ( x ) —+ c a m i n a r ( x )) I
(1 6 b ):
(17) [todo] = { E }
Lo mismo ocurre con algún, que afirma acerca de una propiedad que no es
vacía:
pero una paráfrasis similar de (21) no tiene sentido, como lo muestra (22):
E je rcicio * 7.1.
Elabore la interpretación de los siguientes SN:
(i) Juan
7.2.4.2. Monotonicidad
(33) Más de la mitad de las niñas viven en Hoorn (= Más de la mitad de las
niñas vive en una ciudad
(Es claro que la interpretación está determinada por M . en tanto que la cuan-
tificación es sobre subconjuntos de E ). Un SN se dice monótono ascendente
si expresa un cuantificador monótono ascendente en todo modelo en que su
interpretación esté definida:
Definición 7.2.
E je rcicio * 7.2.
Definición 7.3.
Ejercicio 7.3.
Ejercicio* 7.4.
Todas estas inferencias son válidas. Si las comparados CQn (28) a (33^
veremos que la implicación va de manera inversa. monotonicidad as
cendente da cuenta de las inferencias en las que el Predicado (el SV) en la
conclusión contiene el predicado en la premisa. En los ej empios anteriores
el predicado en la premisa contiene el predicado en la C0nClusión- [caminó]
2 [caminó rápidamente], [estaba dormido] D [estaba soñando], etc., para
todo M . Aparentemente, es cierto en (39) a (42) quesienipre que un COnjunto
pertenece a la interpretación del SN, también lo hacen toados sus subconjuntos
Estos SN son ‘cerrados bajo inclusión’ , que es otrarnar]era de decir que son
monótonos descendentes. La definición es la siguiente;
Definición 7.4.
Definición 7.5. 1
Este test muestra que, por ejemplo, todo hombre no es monótono descendente,
com o se puede apreciar en (43):
Ejercicio 7.5.
(i) muchos N
(ii) la mitad de los N
(iii) (pero) Juan no
(iv) a lo sumo n N
(v) exactamente n N
(vi) tam poco N
(45) Todos los muchachos cantan o bailan ^ Todos los muchachos cantan y
todos los muchachos bailan
Definición 7.7.
Definición 7.8.
Definición 7.9.
->Q = p( E) - Q
Definición 7.10.
Q-> = { F C E |existe un X £ Q : Y = E — X }
Hecho 7.1.
Hecho 7.2.
-i-i Q = Q — Q-I-*
Definición 7.11.
El dual Q* de Q en M es { X C E \(E — X ) £ Q }
[Juan] = [Juan]*
Dado que Q* — -<Q-<y que tanto la negación interna com o la externa reversan
la monotonicidad del cuantificador, se sigue que el dual de un cuantificador
tiene el mismo tipo de monotonicidad que el cuantificador mismo:
Hecho 7.4.
dual dual
un N <------------------------> no todo N
negación interna
Los SN m onótono ascendentes y descendentes forman dos clases impor
tantes de SN del lenguaje natural, los cuales están relacionados por medio de la
( aegaeión- En Seneral> la mayoría de los SN ascendentes no son marcados y
la mayoría de los descendentes son SN ascendentes negados (implícita o explíci
tamente) ■ Pero no hay razón para darle a esta negación un status sintáctico,
dado que la relación en cuestión se puede formular en términos puramente
semánticos.
La clasificación de los SN en monótono ascendentes o descendentes no es
exhaustiva; algunos no son ni lo uno ni lo otro. Por ejemplo, consideremos
el SN de la forma exactamente n N :
Un ejemplo final está dado por los SN de la forma sólo SN. Compárese:
Con respecto a (56), puede ser útil tener en mente que Sólo Juan significa algo
como Juan y nadie más; un contraejemplo sería una situación en la cual Juan
es el único dormido y no sueña.
Obsérvese que sólo, tal como ocurre en las oraciones (55) a (58), no es ll^H|
determinante sino un modificador de SN. Más aún, debemos observar
el estatus de determinante de pocos y de muchos es controversial. AlgUtlQg j
argumentan que son adjetivos. Un análisis similar ha sido propuesto para logl
numerales com o seis en seis muchachas. En §7.2.5. trataremos este análisjg j
más detalladamente.
Ejercicio* 7.6.
Restricción de monotonicidad
En todo lenguaje natural, los SN que no son compuestos expresan cuan-
tificadores monotónicos o conjunciones de cuantificadores monotónicos
Ejercicio* 7.7.
Resta ver hasta qué punto esta última observación explica la restricción. 0
mo lo indica la restricción de monotonicidad, los lenguajes naturales prefiere^
SN monotonos que sean simples; aunque ciertamente también hay SN com I
puestos no monotónicos. El hecho de que la conjunción o la disyunción de W
SN con monotonicidad contrastante resulten en un cuantificador no monotóni-
co no es ninguna razón para que dichos SN coordinados no estén bien formados
Dos observaciones más son suficientes para mostrar que no se ha dicho la
ultima palabra en el tópico de la monotonicidad y la coordinación. La primera
observación tiene que ver con el hecho de que un SN coordinado, que consiste
de dos S7V con monotonicidad contrastada unidos por pero, está en efecto bien
formado:
Incluso, parece que pero produce SN bien formados sólo si coordina SN con
monotonicidad distinta. Comparemos:
Si nos atenemos al enfoque usual, que se viene desde Frege, en el que pero es
semánticamente equivalente (es decir, en cuanto concierne a las condiciones
ae verdad) a y, los ejemplos en (63) generan dudas acerca de la explicación
propuesta anteriormente sobre la restricción en la coordinación de SN por
medio de y.
m T a segunda observación tiene que ver directamente con la restricción pro-
en sí misma. Su explicación no sólo debería parecer sospechosa, sino
pUgSlos siguientes ejemplos también crean dudas con respecto al fenomeno
, i
c0pio tal:
Tndos estos son SN bien formados, pero ninguno está compuesto por dos SN
con igual monotonicidad. En el primer ejemplo se unen un SN monotono as
cendente y un SN monótono descendente; en el segundo, un SN monotono
ascendente y un SN no monotónico; en el tercero, un SN monotono descendente
v un SN no monotónico, y en el cuarto, finalmente, dos SN no monotomcos.
En todos los casos, el resultado es un SN bien formado no monotomco.
Este fenómeno muestra que el universal propuesto por Barwise y ü o o Pe^
que dice que la coordinación de SN se restringe a SN con igual monotonicidad,
no es válido y que debe ser reemplazado por un análisis más refinado. Sin em
bargo, es bastante notable que la Teoría de los Cuantificadores Generalizados
nos permita formular tales hipótesis falseables.
Test de persistencia I
Si [JViJ c [7V2], entonces D E T N x V P \= D E T N 2 V P ]
(66) Por lo menos cuatro muchachas estaban fumando; las muchachas son
mujeres (= por lo menos cuatro mujeres estaban fumando
(67) Todos los muchachos beben; los muchachos son hombres ^ todos los
hombres beben
Definición 7.13.
Test de antipersistencia
Si [N 21 C [iVi], entonces D E T Ni V P (= D E T N 2 V P
Los siguientes ejemplos muestran que todo, ningún y a lo sumo n son deter
minantes antipersistentes:
Todos los niños caminaron; los niños pequeños son niños |= todos los
i (68)
niños pequeños caminaron
Ejercicio 7.8.
7 2 5.1. Introducción
Podemos considerar que los ejemplos en la primera y tercera fila tratan del
manera progresiva, de izquierda a derecha, desde el caso más sencillo
el más general. Esto se refleja en su forma lingüística: las expresiones en la prÜl
mera columna son simples (excepto por no todos), y las de la segunda y tercera
columna son compuestas. Obsérvese también que en la primera columna tene
mos los determinantes tradicionales del cuadro aristotélico de oposición. Estas
observaciones muestran, una vez más, que la monotonicidad y la persistencia
son nociones fundamentales en la semántica de las expresiones cuantificadas
(más tarde veremos cuál combinación de propiedades producirá exactamente
el cuadro de oposición lógico).
Una observación final acerca del rol central de la monotonicidad, tomada
de van Benthem (1984a), tiene que ver con la ‘facilidad’ cuantitativa con la cual
una oración de la forma (A , B ) puede ser falseada o verificada. Conside
remos el cuadro 7.3., el cual indica, para unos pocos determinantes, el número
de elementos que tienen que comprobarse para verificar o falsear una afir
mación de la forma D E T ( A , B). Por ejemplo, supongamos que [muchacha]
contiene seis elementos (es decir, n = 6). Entonces, la afirmación Algunas
muchachas están bailando sólo necesita que una muchacha esté bailando para
ser confirmada, pero para ser falseada debemos comprobar todos los seis ele
mentos de |muchacha].
Otro ejemplo es el siguiente: consideremos la oración P or lo menos tres mu
chachos están fumando, supongamos que hay diez muchachos (es decir re = 10)-
La afirmación será verificada si podemos encontrar tres muchachos fu m a n d o
(k = 3). Será falseada si podemos concluir que ocho muchachos no están fu
mando, es decir, re — (k — 1) = 10 — (3 — 1) = 8.
1 « -m ita ser un mínimo demostrable: para cualquier deter-
Restricciones globales
7.2-5-
7 2 5.1- Introducción
y >a « a ^ 'Z Z Z 2 Z . Z Z Z
de dichas expresrones, loqu e p u ^ os I<stricc¡ones globales que han sido
b .^ « t “ a " r P— e n . , en el trabajo de
Definición 7.14.
Definición 7.15.
Test de conservatividad
D E T N V P O D E T N son N que S V
(74) Sólo hombres fuman cigarros <£> Sólo hombres son hombres que fuman
:igarros
(7 5 ) Sólo Juan
Sólo el vecino
Sólo unas pocas muchachas
Ejercicio 7 .9 .
Aunque el ejercicio 7.9. tiene una solución, puede haber razones para dudar del
estatus de determinante de muchos, dado que, al igual que con pocos, un análi
sis de muchos com o un adjetivo (N /N ) parece plausible. En primer lugar,
ambos pueden ocurrir en posición prenominal, precedidos por un determinante
( los muchos errores, los pocos resultados). En segundo lugar, ambón
formas comparativas y superlativas (más/menos, la mayoría/la m i n o r '^ ^ '
tercer lugar, pueden ocurrir com o predicados ( los niños son muchos/po f l
Ya sea que tratemos estas dos excepciones de esta o de otra manera °C°’S^
seguro decir que la propiedad universal propuesta por Barwise y
válida, por lo menos para el español.3 ':><r f s
Obsérvese, sin embargo, que si imponemos la conservatividad como ®
restricción global sobre los significados de los determinantes del lenguaje ¡ 8
tural, lo que obtenemos es considerablemente más fuerte. La conservati 'j J
com o una restricción global viene a ser lo mismo que la afirmación de m i
todos los determinantes, tanto simples como complejos, son conservativos Lm
contraejemplos de esta afirmación más fuerte ocurren en la forma de ‘detennti
nantes intensionales’ . Asumiendo que se pueden formar nuevos determinantes
por medio de la modificación adjetival de otros existentes, los siguientes son
ejemplos de determinantes:
(77) Todos
Todos los grandes
(78) Algunos
Algunos pequeños
(79) Todos
Todos los supuestos
(80) Todas las supuestas mujeres son hombres Todas las supuestas
mujeres son mujeres que son hombres
-podas las supuestas mujeres son hombres <=> Todas las supuestas
mujeres son supuestas mujeres que son hombres
Hecho 7.5.
Ejercicio* 7.10.
4N. de T .: dado que en inglés el orden de los adjetivos con respecto a los sustantivos es,
salvo algunos casos marginales, contrario que en español, el argumento en cuestión es más
mteresante en el primer idioma que en el segundo. En español es mucho más claro que los
®djetivos no modifican al determinante, sino al sustantivo.
Gracias al hecho 7.5.. es atractivo retener la restricción adjetival de l0s
minantes como un proceso sintáctico: puesto que puede decirse que el le
natural es ‘expresivamente com pleto’, vis-à-vis las denotaciones posibles
determinantes. ‘ 1
Un último contraejemplo potencial de la conservatividad como un
UUcl T)iyv
piedad universal de los determinantes del lenguaje natural es todos
y Solo}
Compare:
(84) Todos y sólo los muchachos patinaban o - Todos y sólo los muchach i
son muchachos que patinaban
(85) Todos los muchachos son muchachos que patinan y sólo los muchachos '
son muchachos que patinan
7.2.5.3. Variedad
Una restricción global sencilla sobre los determinantes, que es plausible intui
tivamente, es que los determinantes tengan la propiedad de la variedad:
If** oner la restricción de que los determinantes deben tener esta propiedad
(¡luyen determinantes ‘sin interés’ , que son o bien siempre verdaderos o
^ nunca verdaderos: sólo entran en consideración las relaciones contingentes.
Todos los determinantes simples tienen esta propiedad. Una excepción apa
lé a t e e s por lo menos n en un modelo con dominio de cardinalidad < n. Pero
este caso, com o lo decidimos anteriormente, la interpretación de los de-
lipjiinantes es indefinida (ver §7.2.4.). Si tenemos esto en cuenta ( “en todo
modelo donde D E T esté definido . . . ” ), todos los determinantes simples tienen
la propiedad de la variedad.
Los determinantes que no muestran variedad son combinaciones booleanas
de determinantes, tales como uno o ninguno (que es válida para toda pareja
(X, Y)), o por lo menos cuatro y a lo sumo tres (que no es válida para ninguna
pareja (X , Y) ) . La existencia de este tipo de determinantes arroja una nueva
luz sobre el estatus de la variedad com o una restricción global. Desde luego
que los determinantes como los de los ejemplos anteriores no son muy útiles:
en este sentido no son expresiones ‘significativas’ . Por otra parte, ellos existen y
tienen significado. Por lo tanto, no podemos considerar la variedad com o una
restricción que excluye sólo a las relaciones determinantes que son ‘antinatu
rales’, en el sentido de que no se usan en el lenguaje natural.
7.2.5.4. Continuidad
(84) Todos y sólo los muchachos patinaban <=> Todos y sólo los muchachos«
son muchachos que patinaban
(85) Todos los muchachos son muchachos que patinan y sólo los muchachos
son muchachos que patinan
7.2.5.3. Variedad
Una restricción global sencilla sobre los determinantes, que es plausible intui
tivamente, es que los determinantes tengan la propiedad de la variedad:
7.2.5.4. Continuidad
Definición 7.17.
Hecho 7.6.
Ejercicio* 7.11.
Muestre que todos menos uno puede tomarse com o la conjunción de determi
nantes monotónicos, pero no así un número par de.
7.2.5.5. Extensión
Definición 7.18.
Los determinantes que tienen extensión son independientes del contexto, pues
si se extiende el número de elementos del dominio, no se produce ninguna
diferencia en su interpretación. Estos son determinantes que no se refieren a
la cardinalidad del dominio. Un ejemplo de una interpretación de un determi
nante que no tiene extensión es el siguiente:
lmuchoSl = { ( x . r ) | í í g ^ p > i r g j }
interpretación, muchos significa algo como ‘ relativamente muchos o
^ s en comparación con el dominio entero’ . Esta interpretación es esen-
‘111110 te dependiente del contexto: si la cardinalidad del dominio se aumenta
diminuye- el determinante puede hacer válidos algunos pares que no eran
válidos anteriormente.
7 2 6. Determinantes lógicos
P « t a última sección discutiremos brevemente el conjunto de restricciones
*hre los determinantes que produce exactamente la clase de los determinan
tes lógicos (todo, algún, ningún, no todo). Nuestra exposición se basa en van
Benthem (1983, 1984b).
■ A diferencia de las discutidas anteriormente, estas restricciones no son (to
das) restricciones globales, que expresan propiedades intuitivas y universales
del significado de los determinantes del lenguaje natural. Más bien, nos preo
cupan aquí los principios con los cuales, de alguna manera, se caracterizan
los contenidos de estos determinantes lógicos, lo que explica qué es ser un
determinante lógico. Por supuesto, las restricciones discutidas anteriormente
todavía juegan un papel: ellas establecen el escenario.
Y
---- - X
X a = card(X — Y )
x r c b = card(Y — X )
VV a 6
y ^ ----- y
)
c = card(X O Y )
^— __
d = card(E — ( X U Y ))
Determinante Definición
Todo a= 0
Algún C 0
Ningún c= 0
La mayoría c C> a\ C+..Ò
Muchos“ c+a — c + a + b + d
= 1 1,0 0,1
etc.
Definición 7.21.
Definición 7.22.
1. + 2. + +
+ + + +
4. 5.
+
7. - 8. -
+
2. + 3. +
+ +
6. 7. -
+ +
En efecto, estos son los patrones de ningún, todo, no todo y algún, respecti
vamente. Para demostrarlo, debemos evidenciar que estos patrones persisten
en el árbol completo de la manera adecuada. Podemos ver que esto es así al
refleccionar sobre la uniformidad y la continuidad. La uniformidad asegura
que obtendremos el mismo patrón en todo el árbol. Esto implica, por ejemplo,
que las primeras cuatro líneas horizontales del árbol para todo se parecen a
esto:
w card(X) = 0
= 1
=
= 3
2
...
-
+
+
= 2 - - +
= 3 - - - +
card(X) =0
= 1 - +
= 2 - +
= 3 - +
card(X) =0
= 1 - +
= 2 + +
= 3 - + + +
Si una expresión tiene categoría (a, b), entonces también tiene categoría
((c, o), (c, b)), para todas las categorías c
Por ejemplo, la negación de oraciones (o, o) también puede ocurrir como ne
gación de predicados ((n, o), (n, o)), o cuando se usa la regla de Geach repeti
damente, com o en ((n , (n, o)), (n, (n, o))), se obtiene la negación de un verbo
transitivo. Otra aplicación de este mecanismo concierne al análisis categorial
de los verbos transitivos que tienen SN complejos en la posición de objeto
directo. Una expresión como canta todas las baladas produce las siguientes
categorías:
cantar todas las baladas
(■n , ( n , o )) ((n, o), o)
(a,b) + (6, c) => (a, c) (‘ (a, 6) combinado con (6, c) produce (o, c )’)
(6, c) + (a, 6) =>• (a, c)
Para ver que esto viene a ser lo mismo, obsérvese que con a = n. b = (n, ó) yfl
c — o, la derivación anterior del sintagma verbal es una instancia de la primera i
regla de composición.
Muchos lingüistas han (re) descubierto la regla de Geach com o una herrar
mienta descriptiva. Daremos otro ejemplo, esta vez de carácter morfológico,
que aparece en Moortgat (1988) y Hoeksema (1984). Los verbos pueden nomi-
nalizarse, com o en enseñar es una actividad gratificante. Parece natural que se
categorice esta nominalización como ((n, o), n), en otras palabras: una propie
dad se convierte en un objeto. Pero esto genera problemas con una expresión
com o construyendo Versalles, donde el verbo nominalizado construyendo tiene
un objeto directo. Una manera de explicar esto es por medio del siguiente
análisis:
construir Versalles
(n, (n, o)) + n
•U- -yendo
(n,o) + ((n, o), n)
4
n
Aquí, primero hemos combinado construir com o verbo transitivo con su objeto
directo Versalles, nominalizando el resultado al combinarlo con la partícula
yendo. El problema es, por supuesto, obtener la forma morfológica correcta,
es decir, obtener la partícula en el verbo.
Por lo tanto, el siguiente análisis, que usa la regla de Geach, sería más
natural desde un punto de vista metodológico:
construir -yendo
(n ,(n ,o )) + ((n ,o ),n )
JJ. Versalles
(n, n) + n
n
tipos de reglas de cambio se han propuesto en los años recientes. Un
mpl° es la ‘reSla de Montague’:
de categoría a a categoría ((a,b),b), para toda categoría b
U
((n,o),o)
Este test también es adecuado para otros tipos de flexibilidad. Por ejemplo,
Partee y Rooth usan la ‘disminución del argumento’ :
2 c —> a
3 c
4 a =»E, 2, 3
5 b =>E, 4, 1
6 c —> b =>I
7 (c - » a) — b) =>I
a —> ( a —> b) h a —y b
lavar lavarse
(n, (n, o)) (n ,o)
Pero no parece que haya una licencia lingüística general para perder argumen
tos de esta manera. Sin embargo, la imagen general es esta: debajo de la lógica
intuicionista, o incluso la lógica condicional minimal del volumen 1, yace un es
pectro de lógicas implicacionales más débiles que pueden servir como ‘motores
categoriales’ para el cambio de categoría. Un sistema interesante de este tipo
eS el Lambek calculus, que permite retirar sólo una ocurrencia de una suposi
ción en la regla de introducción para la implicación. Es decir, es una lógica de
ocurrencias de premisas. Pero para ciertas aplicaciones, también es prudente
estudiar lógicas más fuertes que permitan usos múltiples de suposiciones.
Una manera más sistemática de ver tales opciones para el cambio de ca
tegoría tiene que ver con la siguiente pregunta más bien obvia: en el análisis
que acabamos de presentar, las transiciones de categoría tomadas como impli
caciones muestran un patrón sintáctico y deductivo interesante, pero ¿cuál es
su significado semántico?
Esta pregunta es fácil de responder en casos específicos. Por ejemplo, la re
gla de Geach es atractiva precisamente por su ‘receta’ naturalsubyacente para
convertir un significado de categoría (a, b) en uno de categoría ((c, a), (c. b)):
(n,o)
[ C ( ( n , o ) , o ) ( % ( n , ( n , o ) ) (? /n ))] (-^ (n ,(n ,o )))
que se reduce por A-conversión a:
A^/n [C((n,o),o)(-^(n,(n,o))(yn))]
+
Der Heinrich
El determinante d eres de categoría ((n, o), ((n, o), o)) y el nombre propio Hein
rich es de categoría n. Si un SN, es decir ((n, o), o), es el resultado de la apli
cación de uno al otro, la categoría de Heinrich debe convertirse a (n, o). Una
receta posible podría ser utilizar la siguiente identidad:
n =>• (n, o)
de A n a Ayn [An = Vn] (la propiedad de ser A n)
(95) 3 x ( h o m b r e (x ) A c a m i n a p o r el p a r q u e (x ) A s il b a (x ))
Esta fórmula no sólo expresa el significado correcto de (94), sino que también
provee el significado de (93). A primera vista, extender la Gramática de Mon
tague para obtener un tratamiento satisfactorio de ejemplos com o (93) parece
ser un asunto sencillo. Podemos introducir una operación sintáctica de ‘se-
cuenciar oraciones’ , que se interpreta semánticamente com o una conjunción,
y aplicar también la regla de cuantificación a las sucesiones de oraciones. Si
comenzamos con las oraciones Eli camina por el parque y Eli silba, forma
mos, a partir de ellas, Eli camina por el parque. Eli silba, y en esta estructura
cuantificamos el término un hombre. El resultado (reducido) es (95).
Pero hay un problema. El discurso (93) se puede continuar con oraciones
en las que el pronombre él ocurre de nuevo, con la intención de referir de nuevo
a un hombre, tal com o ocurre en (96):
Pero (98) no representa el significado de (97). Esta fórmula dice que hay exacta
mente un individuo que tiene las propiedades de ser un muchacho, de caminar
por el parque y de silbar; en otras palabras, hay exactamente un muchacho
caminando y silbando por el parque no excluye que otros muchachos caminen
en el parque. Sin embargo, el significado de (97), por otro lado, es que hay
exactamente un muchacho en el parque y que este muchacho está silbando.
Por lo tanto, es (99), y no (98), la fórmula que proporciona la representación
correcta del significado de (97):
(99)
3x(Vy((MUCHACHO(y)ACAMINA POR EL PARQUE(y))<->X=y)ASILBA(x))
(108) 3 x [b u r r o ( x ) A t e n e r (j u a n , x ) ] —> g o l p e a r ( j u a n , x )
Ejercicio 7.13.
(113)
Juan=x
x ama a una muchacha que lo admira
En la transición de (112) a (113) tres cosas han sucedido: (i) se introdujo una
variable x en la caja, llamada un marcador de referencia en la DRT, que juega
el papel de lo que hemos llamado, en §7.4.2., un referente de discurso; (ii) se
reemplazó en la oración el término que es el sujeto de la oración, el nombre
propio Juan, por el marcador de referencia x; (iii) se añadió una afirmación
de identidad Juan = x. La aplicación de la regla que le corresponde a los
nombres propios siempre hace que estas tres cosas ocurran. La regla se aplica
siempre que nos encontremos con algo de la forma o [sjv[nombre propio] vi[- ■•]]
(aunque no exclusivamente en este caso).
Continuando con la construcción, el tercer paso conduce a la siguiente caja:
(114)
x, y
Juan=x
x ama a y
muchacha(y)
y lo admira
(115)
x, y
Juan=x
x ama a y
muchacha(y)
y admira a x
(117)
x, y
Juan=x
x ama a y
muchacha(y)
y admira a x
y ama a x
£ ajas como esta están hechas para representar el significado de (sucesiones de)
oraciones. Así pues, debemos considerar ahora la interpretación de las DRS.
fiemos observado que una DRS se considera com o una descripción parcial de
(un modelo de) la realidad. Para ponerlo de otra manera, podemos considerar
una DRS com o un modelo parcial de la realidad. En (117) y (115), este es un
modelo con un dominio que contiene dos individuos cuyas propiedades están
(parcialmente) especificadas por las fórmulas presentadas en los dos ejemplos.
La idea ahora es que una DRS puede llamarse verdadera con relación a un
modelo ordinario total M si el modelo parcial correspondiente a la DRS puede
tomarse com o una parte de M , es decir, si puede imbuirse en M .
Pero vimos anteriormente que los términos indefinidos algunas veces corres
ponden a la cuantificación universal. ¿Cóm o logra la DRT dar cuenta de esto?
tratamiento de la drt a la oración (104), repetida a continuación como
(118), ilustra este punto:6
El primer paso en la construcción de una drs para (118) es, de nuevo, poner la
oración entera en una caja. La oración tiene la forma o[sN [todo jvc[a]] v/[/3]],
es decir, su sujeto es un término universal. El segundo paso en la construc
ción es la aplicación de la regla de construcción de drs para SN universales.
Esta regla introduce algo nuevo, a saber, una relación de implicación —> entre
las DRS. Después de estos dos pasos iniciales, el resultado luce de la siguiente
manera:
(119)
x
=> x lo golpea
granjero(x)
x tiene un burro
La DRS (119) está compuesta por tres cajas. La caja exterior, donde habíamos
puesto la oración original, se llama la DRS principal. La relación de implica
ción —*■ entre las dos sub-DRS las convierte en una condición compleja y esta
condición compleja se coloca dentro de la DRS principal. El proceso también
introduce una relación de subordinación entre las DRS. Las dos sub-DRS rela
cionadas por —> están subordinadas a la DRS principal y la de la derecha de
—►está subordinada a la de la izquierda.
En la caja de la izquierda se introduce un marcador de referencia x. En
la caja de la derecha aparece una fórmula que resulta de reemplazar el SN
universal en la oración por el marcador x introducido. Las fórmulas en la caja
de la izquierda corresponden al N C y a su cláusula relativa, que se tratan de la
misma manera com o se ilustró en el ejemplo (111), con un término indefinido.
Las dos sub-DRS en (119) están sujetas a reglas de construcción de DRS
adicionales. Así pues, dentro de las cajas de la izquierda y de la derecha,
continuamos el proceso de construcción de DRS. En la caja de la izquierda
aparece el término indefinido un burro y aplicamos la regla de construcción
para términos indefinidos, como se discutió en el análisis de la oración (111).
Esto significa que se introduce un nuevo marcador y en la caja de la izquierda,
®N. de T .: el ejem plo (118) se tradujo del inglés, don de no aparece el m od o subjuntivo
de la oración. Ninguna de las discusiones en esta sección tienen relación con dicho m odo,
así que p od em os obviarlo y concentrarnos en el problem a de la resolución de anáforas.
junto con una fórmula que afirma que y es un burro; el objeto SN un burro se
reemplaza por el marcador y, recién introducido en la frase x tien e un burro.
Finalmente, debemos encargarnos del pronombre lo que se encuentra en la
caja de la derecha. En el ejemplo anterior sólo había una caja y allí describimos
la regla de construcción para pronombres de la siguiente manera: sustituya el
pronombre por un marcador de referencia adecuado. Sin embargo, esta regla
debe extenderse mediante el uso de la relación de subordinación entre las
DRS que introdujimos anteriormente, por lo que queda: sustituya el pronombre
por un marcador de referencia adecuado, introducido en una de las cajas a las
cuales está subordinada la caja en la cual aparece el pronombre. En este caso,
ésta sólo puede ser la caja de la izquierda del signo de implicación, dado que no
se ha introducido ningún marcador en la DRS principal y sólo y es adecuado.
El resultado final del proceso de construcción es la siguiente DRS:
( 120)
X
Ejercicio* 7.14.
(c) Si Juan ama a María, entonces ella lo ama. Si ella lo odia, él la odia
Ejercicio* 7.15.
Formule una regla de construcción de drs para los SN sujetos que tengan
el determinante exactamente uno y utilícela para construir una DRS para el
ejemplo (97), discutido en §7.4.2.: Exactamente un muchacho camina por
el parque. El silba.
Definición 7.23.
(i) Si P es una constante de predicado n-aria y t i , . . . , í n son términos,
entonces P ( ¿ i , . . . , tn) es una condición
(vii) Únicamente los elementos que cumplen con las cláusulas (i) a (vi) son
una DRS o una condición
Por medio de las cláusulas (i) y (ii) se pueden formar clausulas atómicas que
no difieren en ningún aspecto de las fórmulas atómicas de la lógica de predica
dos. Las cláusulas (iii) a (v) forman negaciones, implicaciones y disyunciones.
Mientras que en la lógica de predicados esas operaciones convierten fórmulas
en fórmulas más complejas, aquí convierten las DRS en condiciones complejas.
Es sólo por medio de la cláusula (vi) que se pueden formar las DRS. En efecto,
las operaciones en las cajas que se usan en las reglas de construcción de DRS,
tales como añadir marcadores de referencia y condiciones a las DRS, se pueden
ver com o tales operaciones de la Teoría de Conjuntos.
El conjunto de marcadores de referencia en una DRS cumple el papel de un
mecanismo de cuantificación. Las ocurrencias libres de los marcadores de refe
rencia en las condiciones (atómicas o complejas) de las DRS son acotadas por
dicho conjunto. La fuerza de acotación de los conjuntos de marcadores de refe
rencia es más poderosa que la de los cuantificadores en la lógica de predicados.
Los cuantificadores sólo pueden acotar variables dentro de su alcance.
Si identificamos el alcance de un conjunto de marcadores V en una d r s
(V ,C ) con las condiciones en C , entonces el conjunto V puede acotar mar
cadores por fuera de su alcance. Esto ocurre en el caso en que {V, C) sea el
antecedente de un condicional (V, C ) —> (V ',C '). En el caso en que un mar
cador x £ V ocurra libremente en el consecuente ( V ' , C ) , dicha ocurrencia
queda acotada por el conjunto V en el antecedente.
Esta noción más general de acotación de variables es una característica
esencial de la DRT; ella constituye el núcleo del tratamiento de las oraciones
burro por parte de la DRT, en las cuales un término indefinido dentro del
antecedente de una estructura implicacional puede vincularse anafóricamente
a un pronombre por fuera de su alcance en el consecuente.
En el lenguaje de las DRS definido anteriormente, esta noción más relajada
de acotación se restringe a las implicaciones. En una disyunción no es posible
que el conjunto de marcadores de uno de los componentes de la disyunción
acote marcadores en el otro componente. Similarmente, un conjunto de mar
cadores bajo el alcance de la negación no tiene fuerza para acotar por fuera
de la negación. Por supuesto que las propiedades de acotación de las DRS,
discutidas aquí informalmente, son efectuadas por su semántica, sobre lo cual
volveremos más adelante.
A manera de ilustración, presentamos las DRS de los dos ejemplos discutidos
en §7.4.3. en la notación lineal de la definición 7.23. En la notación pictórica
de cajas, la sucesión de oraciones Juan ama a una muchacha que lo admira.
Ella (también) lo ama se representó com o (122) (= (117)):
(122)
x, y
Juan=x
x ama a y
muchacha (y)
y admira a x
y ama a x
Muestro segundo ejemplo es la DRS de la oración burro Todo granjero que tenga
un burro lo golpea (= (12 0 )):
(124)
X
(c) Si juan ama a María, entonces ella lo ama. Si ella lo odia, él la odia
Definición 7.24.
(i) ■■' ’ * ") SÍÍ •••, PnlM.g) € / m ^ )
(v) (=M9 ($ V sii existe al§una h tal que h ^ M’9 $ ° eXÍSte alguna h tal
q u e h |=M,g ^
& 4>m
c a a sí:
(v ’) )= M ,g ( $ v ’í ' ) sii N , g ^ ° I= m ,j ^
(130) ({a:,í/}, {JUAN=X, AMAR(x, y), MUCHACHA(y), ADMIRAR(y, x), AMAR(y, x)})
Ejercicio 7.17.
(138)
hombre (x)
camina por el parque(x)
X
—1
hombre (x)
camina por el parque(x)
él camina
X
=¿* camina por el parque (x)
hombre(x)
él camina
Este hecho es sorprendente, dado que estas disyunciones parecen ser simples
variaciones de oraciones burro ordinarias; la disyunción burro (150) es equiva
lente a nuestro ejemplo anterior (103). Pero no hay una manera fácil y directa
de mejorar el lenguaje de las DRS y su interpretación para obtener mejores
resultados para estos ejemplos problemáticos.
Ejercicio* 7.1 8.
74.5. D R T y la composicionalidad
U no de los puntos de partida de la semántica modelo-teórica es que el signi
f ic a d o reside en las condiciones de verdad. La noción de verdad de las DRS,
d e fin id a en §7.4.4., nos proporciona condiciones de verdad para las DRS y,
d e u n a manera indirecta, por medio de su reconstrucción en DRS, nos brin
d a condiciones de verdad para las oraciones y discursos del lenguaje natural.
C o n s i d e r e m o s el siguiente par de ejemplos:
En efecto, algunos cálculos muestran que (153) y (154) tienen las mismas
condiciones de verdad en la DRT, tal com o las fórmulas correspondientes en
la lógica de predicados. Por consiguiente, si identificamos el significado lógico
con las condiciones de verdad, debemos concluir que (151) y (152) tienen el
mismo significado lógico.
Por otro lado, consideremos lo que pasa si continuamos cada una de las
oraciones (151) y (152) con la oración El silba. Tenemos, entonces, los siguien
tes dos discursos (el primero de los cuales ya lo encontramos anteriormente;
(156)=(93)):
(158) ( { x } , { h o m b r e (x ), c a m in a p o r el p a r q u e ( x ), s il b a r (x )})
¿Qué noción de significado puede darnos medios para encontrar una di
ferencia entre los dos discursos? De cierta manera, la noción de significado
requerida ya está implícita en la definición 7.24., en particular en la cláusula
(vi), en donde se define la interpretación de las DRS. Esto, dado que se puede
observar que la noción recursiva básica en la semántica de las DRS es la de una
asignación h, que es una imbuición verificadora para una DRS con respecto a
una asignación g.
En efecto, dos DRS pueden tener las mismas condiciones de verdad, incluso
cuando sus condiciones de imbuición difieran. Por ejemplo, las DRS (153) y
(154), las cuales corresponden a las oraciones inaugurales de los discursos
(156) y (157), tienen las mismas condiciones de verdad, pero difieren no sólo
en su forma, sino también en sus condiciones de imbuición.
Así pues, no hay necesidad, en absoluto, de concluir que necesitamos \ltl
nivel de representación com o un nivel esencial de interpretación. No hay ur^
razón empírica para abandonar la composicionalidad, pues es esta la que lleva
a la conclusión de que lo que realmente necesitamos es una noción más rica
de significado que la de la semántica estándar.
Lo que podemos concluir de todo esto es que, en principio, nada se inter
pone en el camino de una unificación de la DRT con la Gramática de Montague
en una teoría global del significado del discurso, en tanto que interpretemos
apropiadamente lo que sucede en la DRT. No podemos discutir aquí todos los
detalles de dicha unificación, por una razón, y es que la DRT es una teoría
extensional de primer orden, mientras que en la Gramática de Montague utili
zamos una semántica de orden superior intensional. De nuevo, esta elección de
marco lógico está dictada por la composicionalidad. Así pues, nuestra teoría
unificadora debe extender la interpretación del discurso a esa lógica de orden
superior intensional. Hacer esto está por fuera del alcance de esta introducción.
Nos concentraremos en el caso de primer orden, sólo para mostrar el camino.
Haremos esto al comparar, para unos pocos ejemplos, las representaciones
semánticas en el lenguaje de las DftS con las traducciones en lógica de predi
cados de primer orden. En esta comparación, nos concentramos en la cuestión
de hasta qué punto estas dos maneras de representación se pueden obtener
por medio de un proceso com p osicion a l. La respuesta a esta pregunta será que
algunas veces las DRS se pueden obtener de una manera ‘más com posicio
nal’ que la de las traducciones de la lógica de predicados, pero que en otros
casos, la construcción de DRS también deja algo que desear. Indicaremos una
manera de superar esta falta de composicionalidad en la DRT, regresando al
lenguaje de la lógica de predicados de primer orden, pero interpretándola
de una manera diferente.
Consideraremos primero la oración burro simple (161).
(166) 3 x ( h o m b r e (x ) A c a m in a po r el p a r q u e (x ) A silb a (x ))
A diferencia del ejemplo previo, las dos oraciones un hombre camina por
el parque y él silba, a partir de las cuales se construye la oración (165), no se
pueden recuperar en la DRS (167) como sub-DRS. Para que así fuera, necesi
taríamos una operación sobre las DRS, digamos A, que convertiría dos DRS en
una nueva. Si tal operación estuviera disponible, la oración (165) se podría
representar más composicionalmente como (168):
r e p r e s e n ta d a p o r m e d io d e la c o n ju n c ió n d e la s d r s e n (168). B a jo la c lá u
s u la (172) p a r a l a in te r p r e ta c ió n d e la c r e a c ió n d e s u c e s io n e s , la in t e r p r e ta c ió n
o b t e n e m o s la f o r m a q u e tie n e la D R T p a r a in t e r p r e t a r s u c e s io n e s d e o r a c io n e s
c o n u n t é r m in o in d e fin id o e n la p r im e r a o r a c ió n y u n p r o n o m b r e e n la s e g u n
d a . T a m b i é n p o d e m o s r e p r e s e n t a r l a a h o r a p o r m e d i o d e u n a D R S e n l a c u a l la s
(165) e s t á n r e p r e s e n t a d a s p o r s u b - D R S e n (168).
o r a c io n e s c o m p o n e n t e s d e
( 0 , { g o l p e a r (x , y ) } ) ) )
180) ( ( { x } , ( g r a n j e r o (x ) } ) A ( { y } , (B U R R O (y ), t e n e r (x , y ) } ) ) —>
(0 , { g o l p e a r (x , y )})
de una c o n d i c i ó n ( o , d e m a n e r a a l t e r n a t i v a , a ñ a d i r u n a o p e r a c i ó n q u e c o n v i e r t e
una c o n d i c i ó n e n u n a D R S ; s i n e m b a r g o , a q u í e s c o g e r e m o s l a p r i m e r a o p c i ó n ) .
Así, ya n o n e c e s i t a m o s m á s l o s c o n j u n t o s d e c o n d i c i o n e s ; l o s r e e m p l a z a r e m o s
por c o n j u n c i o n e s d e D R S , u t i l i z a n d o l a n o c i ó n d e c o n j u n c i ó n a n t e s d e f i n i d a .
Todo e s t o r e s u l t a e n q u e l a s i n t a x i s d e l a s D R S s e p u e d e h a c e r i d é n t i c a a l a
de la l ó g i c a d e p r e d i c a d o s d e p r i m e r o r d e n o r d i n a r i a , c o n u n a e x c e p c i ó n h a s t a
ahora y e s q u e a ú n n o s h a c e f a l t a e l c u a n t i f i c a d o r u n i v e r s a l ; p e r o v e r e m o s
más a d e l a n t e q u e p u e d e i n t r o d u c i r s e y d e f i n i r s e e n t é r m i n o s d e l c u a n t i f i c a d o r
existencial y l a n e g a c i ó n d e l a m a n e r a u s u a l .
Para obtener los efectos de la D R T , sólo tenemos que adaptar la semántica.
En lugar de definir la noción de ‘la fórmula 0 es verdadera con respecto a la
asignación g\ definimos la noción ‘la asignación h es una imbuición verificadora
para la fórmula 0 con respecto a la asignación g. El sistema que obtenemos
de esta manera se llama lógica de predicados dinámica (véase Groenendijk y
Stokhof (1988a, 1991) para una introducción más detallada).
Llegamos entonces a la siguiente definición de la interpretación semántica
de l a lógica de predicados dinámica ( d p l ) :
(iv) h [=M,g (0 A i/j) sii existe k tal que k (=m.s <t> y h |=M.fc
e. cnantificador existencia, no se p n ^ e
tificador universal. En otras palabras 3 x ó v a S y del cuan‘
no tienen las mismas c o n d ic C e s d e ^ m b u L d ! ^ ^ ^ ?qUÍValentes>P“ »
3x F (x ) y -i\/x-iF(x) se 1, . ! ! de imbmcion. Por ejemplo, a las fórmulas
por medio de la definición 7.26.gnan ^ SlgUlentes condlcl°nes de imbuición,
« (* ), d ^ W AGW y
£fla DPL:
Estos dos d is c u r s o s s e t r a d u c e n e n la s s ig u ie n t e s fó r m u la s d e la D P L:
(190) 3 x (h o m b re (x ) A c a m in a r p o r e l p a rq u e (x )) A S I L B A R ( :r )
(192) 3 x (h o m b re (x ) A c a m in a r p o r e l p a rq u e (x ) a s ilb a r ( x ) )
(201) Para todo M , g y h, h [=m,3 3x0 —►%¡) sii h (=M,g Vx(0 —> i¡))
diferencia de la lógica de predicados, la equivalencia de 3 x0 —> t/> y Vx(0 —>
i\ es válida sin importar si contiene ocurrencias libres de x. Por supuesto,
de a c u e r d o con (201), las fórmulas (198) y (199) también son equivalentes y,
¿s aún, son equivalentes a (202), que es su traducción correcta en lógica
predicados ordinaria:
E jercicio* 7.19.
Considere de nuevo el ejemplo (97), que se trató en §7.4.2. y sobre el cual versa
el ejercicio 7.15.: Exactamente un muchacho camina por el parque. El silba.
De una traducción correcta de (97) en (a) lógica de predicados; (b) en el
lenguaje DRS de la definición 7.1. y, (c) en lógica dinámica de predicados.
Compare entre sí las traducciones realizadas en (a), (b) y (c) con respecto a
su ‘nivel de composicionalidad’.
E je rcicio * 7.20.
(ii) ¿Es posible explicar los ejemplos (149) y (150) del §7.4.4. bajo esta in
terpretación de la disyunción?
Ejercicio* 7.22.
(b) (f> (=6 0 sii para todo M , g: si |=m ,9 4> entonces (=M,g
(i) Determine para cuáles de esas tres nociones de implicación es válido que:
3 x F (i) f= F ( x ); 3x F (x ) |= 3y F (y ).
(ii) Determine para cuál de las tres nociones es válido que: (f) f= ip sii |= (f>—
7.4.6. Conclusión
Las conclusiones principales que se obtienen a partir de la discusión anterior
son las siguientes. Primero que todo, se ha mostrado ampliamente que el
cambio de la DRT a partir de una semántica estática y basada en oraciones,
hacia una semántica dinámica y basada en discursos, es una movida muy exi
tosa. Segundo, hemos visto que algunas de las características distintivas de la
d r t , el lenguaje DRS poco ortodoxo, y en particular su postulado de un nivel
intermedio de representación semántica entre la sintaxis del lenguaje natu
ral y la interpretación semántica, no son ingredientes necesarios para su éxito
empírico. En lugar de ello, podemos usar el lenguaje de la lógica de predicados
de primer orden, interpretada de la manera composicional usual, si utilizamos
una noción dinámica más rica en significado.
La lógica dinámica de predicados no es simplemente una variante notacio-
paJ más ortodoxa de la d r t ; ella nos permite, en la medida en que esto es
posible en el lenguaje de primer orden, obtener traducciones composicionales
d i r e c t a s de las oraciones que ejemplifican el alcance empírico de la D R T .
c u r s o s y la Gramática de Montague.
medios para tratar muchos de los problemas añejos en este campo. Así pues,
esta es un área en donde se considera que el “representacionalismo” de la drt
contribuye positivamente a nuestro entendimiento del fenómeno en cuestión.
Además de los tiempos y aspectos verbales y las actitudes proposicionales,
también se han discutido otros fenómenos de la DRT, tales com o el impacto
en el discurso de muchos otros términos y determinantes, además del pequeño
grupo discutido anteriormente, y más relaciones anafóricas complejas en con
textos intensionales (véase Kadmon (1987); Roberts (1987, 1989), y van Eyck
(1985)).
Solución de los ejercicios seleccionados
Capítulo 2
Ejercicio 2.1.
Ejercicio 2.2.
ítem (a):
(i) En w\ : VWl(D p)= 0, porque VW2 (p)—0 y w\Rw 2 ■ De lo que se sigue que
VWl{D p ^ D D p )= l-, en w 2 : VrW2(D p )= l, pues VWl(p ) = 1 y sólo w\ es acce
sible desde w2, y VW2(□ □ p )= 0 porque VW] (□ p )= 0 y w 2 Rw\. Entonces,
VW2 (O p—»□ □ p )= 0 . Dado que VW2 (C\p—►□□p)=0, Dp-^D D p no es válida
en M .
P w3
2. VW3 (-i(p -* q ) ) = 1 implica que K ,2(D -i(p -> g ))= l porque solamente
u >3 es accesible desde w2.
Ejercicio 2.3.
ítem (a):
ítem (b):
Ejercicio 2.8.
ítem (a):
(ii) 1. Dado que Vt(-ip ) = 1 sólo en los casos Í= Í4 y Í= Í5, necesitamos deter
minar V í(FG p) solamente para esos valores de t. Ahora Vts (G p)= l
porque Vt6 (p )= 1 y te es el único t después de £5. Además, Vt6 (G p)= l,
dado que no hay t tal que t^Rt. En consecuencia, Vt4(F G p )= l y
V'Í5(F G p )= l y -ip—>FGp es válida en el modelo.
2. Vrt4(F -.p )= l, dado que V'Í5(p)= 0 y t 4 R t5, pero Vu (FF->p)=0 porque
->p no es verdadero en te. De ahí que F->p—>FF-ip no sea válida en
el modelo.
3. V¿6( P —ip—>-ip)=0, dado que Vt6 (P ^ p )= l y Vt6(-ip)=0. De esto se
sigue que, por ejemplo, Vt5 (G (P ^ p —>->p))=0 porque t 5 R t 6 y, Por
consiguiente, G (P -ip —>-ip) no es válida en el modelo.
4- Vt6(p A G p )= l, mientras que Víf] ÍH p)=0. porque t 5 R t 6 y Vt5 (p )-^
De lo que se sigue que (p A G p )—>Hp no es válida en el modelo.
íte m (b ) :
Asuma primero que esta propiedad es cierta para F y que Vrt (FG<i>)=l
para algún t £ T en un modelo en F. Entonces, hay un t\ € T tal que
tR ti y para cada t! con t\Rt' es el caso que Vf(<j))=l. Ahora, tome un
t 2 arbitrario con tR t2. Como se asumió, hay un t-¿ con t\Rtz y t 2 Rt-¿.
Dado que tiRt^, Vt3 ((f>)=1, y porque t2Rts es cierto, V¿2(F<f>)=l es cierto
también. Dado que t 2 ha sido escogido arbitrariamente con la propiedad
tR t2, se sigue que Vrt (G F 0 ) = l. Esto significa que si la propiedad rela-
cional dada es cierta para F, F G 0 —>GF^> es válida en cada modelo en
F.
Suponga ahora que la propiedad no es cierta para F . Entonces, hay
puntos en el tiempo t, ti, t 2 € T de F tales que tRt] y tR t2, mientras
que no hay ¿3 tal que t\Rt^ y t 2 Rts. Ahora se define un modelo en
F , estipulando que Vt'(jp)=1 si y sólo si t\Rt'. Entonces, Vt1(G p )= l
y, en consecuencia, V f(F G p )= l. Por otra parte, V¿2(F p )= 0 porque no
hay t! con t 2 Rt' tal que Vt'( p ) = 1. Entonces, V ^ G F p ^ O . De ahí que
F G p —>GFp no sea válida en este modelo y que también falle en F.
Capítulo 3
Ejercicio 3.1.
(a) O F W lw
(b) 0 V x (H x -> H 3 y A x y )
Ejercicio 3.5.
Capítulo 4
Ejercicio 4.1.
(a) (i) no; (ii) no; (iii) sí, tipo (e, t)\ (iv) sí, tipo í; (v) sí, tipo í; (vi) no; (vii)
sí, tipo £; (viii) sí, tipo t.
(b) (i) c0(M ) debe ser del tipo (e ,i), dado que j es del tipo e, entonces
a = ( ( e , t ) ,{ e ,t ) ) .
Traducciones:
(a) ( T (M ))(j)
(b) c i ( M ( j ) )
(c) ( C ( S ( s M a )
(d) V x ( -3 Y ( c 2 ( Y ) ( x ) ) - - 3 y ( c 3(c2) ( y ) ( x ) ) )
(e) V x ( - a y ( c 2( y ) ( x ) ) - - a y ( c 2( y ) ( x ) a w ( y ) ) )
(g) ((c5Ü')(a))(i?))(m)
E je rc ic io 4.4.
ítem (a):
ítem (b):
(i) Esta fórmula expresa que hay un punto con flechas a dos puntos, uno
de los cuales es rodeado, mientras que el otro no lo es. Esto es válido
para P i, por lo que la sentencia es verdadera. La interpretación puede
obtenerse con la ayuda de la definición 4, de la siguiente manera:
Supongamos que g (x )—P 1; g(y)=P-¿\ g (z)= P z. Por esta elección,
I (A )(9 (v ))(9 (v ) ) = 1 y I ( A ) ( g ( z ) ) ( g ( x ) ) = l , entonces IA (¡/)(® )]Mj9^
[ A ( z ) ( x ) 1 m ,s = 1 -
(ii) Esta fórmula expresa que una flecha va desde un punto hacia sí mismo
si y sólo si no está rodeado. Esto es verdadero porque hay una flecha
desde P3 hacia sí mismo y P3 es el único punto no rodeado.
Esto puede elaborarse de la manera que proponemos a continuación:
|[j4(x)(x)lM,g,[a;/Pi]=::íJ4 (;l:)(*c)]M,g,[a:/P2]= ^ y I^.(*c)(*z')jM,g,[:r/P3] = l- Más
aún: [-< (M (*))]m j,[x/J ií] = H M (x ))1m,9,(x/p2] = °> mientras que
|[-.(M(a:))]M,g,[i/P3j = 1- De ahí> I ^ X * ) ^ ^ M ix )lM ig,[x/d\=t para to
do d, € D , lo cual significa que ¡[Vx(A(:z)(x) «-> ' iM (i))J m ,9=1.
(iii) Esta fórmula expresa que para cada punto que tenga una flecha que llega
a él mismo hay también una flecha que va hacia un punto rodeado. Esto
es verdadero: P3 es el único punto con una flecha que va hacia él mismo
y desde P3 hay una flecha que va hacia P2, el cual es un punto rodeado.
Esto puede elaborarse de la manera que proponemos a continuación:
tenemos [A (x )(£ )]m ,p,[x/Pi] = 0 y I ^ (x )(a::)lM,9,[x/P2] = 0, mientras que
I-^-(y)(a')lM ,3,[x/P3][y/P2] = 1 y I-^(^)lM,g,[a:/P3][j//P2] — !• De los dos
últimos resultados se sigue que l3 y (A (y )(x ) A M (y))]M ,g,[x/p3]= l y Que
lA (x )(x )-+ 3 y (A (y )(x ) A M {y))\ yl^ x/P^ = l . De los dos primeros resul
tados obtenemos que lA (x )(x )-* 3 y (A (y )(x ) A M ( y ))]M)fli[a./P.] = l, para
i = 1,2. De ahí, p / x (A (x )(x )^ 3 y (A (y )(x ) A M ( y ) ) ) } Mt9 t[x/p3]= l .
(iv) Esta fórmula significa que cada subconjunto del dominio contiene un
elemento. Esto no es verdadero: el conjunto vacío no contiene elementos.
Más formalmente, supongamos que g ( X ) es la función característica de
0, es decir, la función en el dominio que asigna el valor 0 para todos los
tres puntos. Entonces, { X ( x ) j M^ t[x/P^ = g (X )(g [x / P i](x ))= g (X )(P i)= 0
y, además, [X (x)])m ,3,[x/P2] = = 0. Esto implica que
[3 x X ( o;)Im ,9=0 y, entonces, que |VX3x X ( x ) ] m =0.
(vi) Esta fórmula afirma que hay un grupo tal que tanto él como su comple
mento contienen puntos rodeados. Esto es verdadero. Tome { P i } , por
ejemplo. Tanto { P i } com o {P 2, P3} contienen un punto rodeado.
Ejercicio 4.5.
T: Juan, Pedro
T /C N : el, un
CN /C N : verde, grande, honesto
(ii) Preposiciones com o sobre, encima, por encima; por ejemplo, sobre
el caballo
(iv) La cópula es; por ejemplo, es honesto (hay un problema aquí: expre
siones com o es honesto y es verde se convierten en categorías T\S
entonces debe ser posible combinarlas con modificadores de predi
cado, pero este no es el caso. En la Gramática de Montague este
problema se resuelve por ‘duplicación’ de categorías (ver §6.2.11.)).
Ejercicio 4.8.
2. £>(Ax 3y( L( y) ( x) ) )
3. XUXy \x(( S\(U))(y) (x) V (5 2(f7 ))(y )(x )) (compare la respuesta (d))
7. - i.A/í 2 (A x ( c i ( x = x )))
8. XxRi(x)=Xx\/X(' H\(X)—>X(x))
9. A x W í(7í2( X ) — (X (x ) «-*• X ( m ) ) )
10. Xy{Xx(R 2 ( x) )(y) V -.(Ax(J?2(x ))(y ))) es decir: Xy(R 2 (y) V ->i?2(y))
\quí las traducciones surgen, en general, de una interpretación de las formas
;ategoriales generales, junto con una explicación detallada de las constantes
ógicas, cuando es posible.
Ejercicio 4.10.
'i )M (j); (ii)M (j); (iii)M (j); (iv)V y(A (J)(y)); (v) A-conversión directa no es
posible: y no es libre para x en Vy( A( x) ( y) ) . Sin embargo, A-conversión es
posible si Vy{ A( x) ( y) ) es traspuesto primero en Vz( A( x) ( z) ) , en cuyo caso uno
obtiene Vz( A( y) ( z) ) . (vi) M ( j ) . (vii) Aquí también, A-conversión directa no
3S posible. Por trasposición de Vx ( Y( x ) ) en Vz ( Y( z) ) , uno primero obtiene
1z( \y( A( x) ( y ) ) ( z ) ) y, entonces, Vz( A( x) ( z) ) .
Capítulo 5
Ejercicio 5.1.
ítem (a):
ítem (b):
Ejercicio 5.2.
ítem (a):
;
I ( j ) { w i ) = I { j ) ( w 2) = a I { j ) ( w 3 ) = b
I ( m ) ( w ) —c para todo w £ W
I ( M ) ( w 1) ( a ) = I { M ) { w 1) ( b) =l
j(M )(m )(c)=I(M )(w i)(d)=0
/(M ) ( ^ 2 ) ( a ) = /( M ) ( w 2)(6)= 0
j l M ) i w 2 ) ( c ) = I { M ) ( w 2) ( d ) = l
j ( M ) ( m ) { e ) = 0 para todo e G D
ítem (b):
(i) ¡ j Í M , W 2 ,9 = I ( j ) M = a
(iv) l M ( j ) } M , w 2 , g = l M } M ,w2 , g { b l M , W 2 , 9 ) = I ( M ) ( w 2 ) ( I { j ) { w 2 ) ) = I ( M ) ( w 2 ) ( a )
= 0
(vi) = l M } wl{wi) = I ( M ) ( w i ) ( w i ) = I ( M ) { w i ) y
Ív^Ü ')U i=/ (?w')(wi)(lí;i)(7(Í)(u;i))=/ (M )(wi)(a)=1
(vii) Iv íW (j)l«;2= / ( ^ ) ( u ; 2)(w 2)(-/'(j)(^ 2))= ^ (M )(u ;2)(a )= 0
Item (c):
Ejercicio 5.5.
[AvalM ,ít;,g= la función h G tal que h(u/)=|[v ajM ,w',9, para todo w' c 1
W = la función h G D™ tal que /i(«/)= [a ]M ,iu ',s (u/)> Para todo w' G W = l«|
función h G tal que h( w' ) =g( a) ( wl), para todo w' G W . Esto significa
que h=g( a) , entonces, [AVajM ,u ^ = 7i= s(oO = IajM ,■</;,<?•
Ejercicio 5.7.
una, T /N C mujer, NC
3 x ( m u j e r ( x ) A P A S E A R (x )), VA-eliminación
Jk
3 x (m u je r (x ) A va p a s e a r ( x ) ) , A-conversión
A
V
A X 3 x (m u je r (x ) A v X ( x ) ) ( a p a s e a r ) , í, T2
A X 3 x ( m u j e r ( x ) A v X( x ) ) , VA-eliminación p a s e a r , ( e , t ) ,T l a
$
A X 3 x (v a m u je r (x ) A v X ( x ) ) , A-conversión
$
Ay A X 3 x (v y (x ) Av X ( x ))(a m u je r ) , ( ( s , (e , í ) > , í ) , T3'
m u je r , (e, t) , T lo
C. u n a m u je r p a s e a , O , S2
d. 3 x ( m u j e r ( x ) A p a s e a r ( x ) ) , VA- e l im i n a c ió n
$
3 x ( m u j e r ( x ) A v a p a s e a r ( x ) ) , A -c o n v e r s ió n
$
A X 3 x ( m u j e r ( x ) A X ( x ) ) ( a p a s e a r ) , t, T 2
M U JER , ( e , t) ,T \ a
ítem (b):
X Y A X -i3 x (vY (x ) A vX ( x ) )
E je rc ic io 6.2.
(i) Arbol de análisis: véase figura a; árbol de traducción: véase figura b
conocer, V T María, T
b - C 0 N 0 C E R (j,A AX wX { m ) ) , NCI
A
V*
C O NO C E R ( A A X v X ( m ) ) ( j ) , v A - e l i m i n a c i ó n
$
vAc ON oc er (AAX v X (m )) ( j ), A-conversión
±
v
A X v X O ) ( a c o n o c e r ( a \ X v X ( m ) ) ) , t, T2
A X v X ( j ) , ( ( s , (e , í ) ) , í ) , T lb C O N O C E R (A A X v X ( m ) ) , (e, í ) , T 7
C O N O C E R , ( ( s , ( { s , ( e , í ) ) , t ) ) , ( e , í » , T ía AX v X ( m ) , { { s , ( e , t ) ) , t ) , T lb
c- toda mujer añora un solo anillo, O, S2
$
AyVx(MUJER(x)—* Vy ( x ) ) ( AAÑORAR(AX3í/Vz((ANILLO(z) A vX ( z ) ) <-> y = z ))), t , T2
m u j e r , (e,t), T í a a ñ o r a r ( a A X 3 i / V z ( ( a n i l l o ( z ) A vX ( z ) ) «-> y = z ) ) (e , t ) , T 7
A Ñ ORAR, T í a ((s, ( ( s , (e , í » , t ) ) , (e , í ) )
I
a n il l o , (e ,í) , T ía
Ejercicio 6.3.
(a):
ración Todo hombre busca un tesoro tiene tres lecturas diferentes. Primero
iodo, tiene una lectura de dicto que no nos compromete a la creencia de
os tesoros existan. Segundo, hay una lectura en la cual cada hombre busca
ismo unicornio existente. Y tercero, la oración puede significar que cada
bre busca a un unicornio que existe; la oración es indeterminada en cuanto
realmente todos los hombres tratan de encontrar el mismo unicornio. Las
ñas dos lecturas son ambas de re.
traducción de a es:
tesoro h-> t e s o r o T ía
F±(tesoró) i—> A X 3 x ( t e s o r o ( x ) A wX ( x ) ) T5
buscar BUSCAR T ía
Fe(buscar, un tesoro)*—>
b u s c a r (a A X 3 x (t e s o r o (x ) A VX ( x ) ) ) T7
hombre H O M B RE T ía
F 2 (/io m 6 r e ) h-> A y \ /y (H O M B R E (y )—>v y ( y ) ) T3
F\{todo hombre, buscar un tesoro) i—> A y V í/(H O M B R E (y )—>
v^ (2 /))(a b u s c a r (a A X 3 x (t e s o r o (x ) Av X ( x )))) T2
>• = V y ( H O M B R E ( y ) —> VAB U S C A R (A A X 3 x ( T E S O R O ( x ) A
vX (x )))(y )) A-conv.
>• =Ví/(HOMBRE(y)-> BUSCAR(AAX3x(TESORO(x)A
vX (x )) )(y ) ) VA-elim.
LO. = Ví/( h o m b r e ( j/) —>b u sc a r (?/, AAX3x(TESORO(x) A
V* ( z ) ) ) CN1
La segunda lectura se puede obtener por la cuantificación de un unicornio en
todo hombre loo busca, como se muestra en la figura b:
1. élo ^ A X vX ( x 0) T lb
2. buscar i—> B U S C A R T ía
3. F 6 (buscar, élo) »-*■ b u s c a r (a A X v X ( x 0)) T7
4. hombre *—> H O M B R E T ía
5. F 2 (hombre) i—> AYVY(HOMBRE(y)—>vY (y )) T3
6. F\(todohombre,I oq buscar) i—> AYVy(HOMBRE(y)—>
vy ( y ) ) ( ABUSCAR(AA X v X ( x 0))) T2
7. =Vy(HOMBRE(y)—>VABUSCAR(AA X vX ( x 0))(y)) A-conv.
8. =Vy(HOMBRE(y)-+BUSCAR(AA X vX ( x 0))(y)) VA-elim.
9. = V y ( H O M B R E ( y ) — > B U S C A R (y ,A A X v X ( x 0))) CN1
10. = V y (H O M B R E (y )-> B U S C A R * (y ,x o )) CN2
11. tesoro i—* T E S O R O T ía
12. F ^ teso ro ) >-+ A X 3 x (te s o r o (x ) A vX (x )) T5
13. Fifi{uv/tesoro, todo hombre loo busca) i—>
A X 3 x (te s o r o (x ) A vX ( x ) ) ( AAx0Vy(HOMBRE(y)—>
BUSCAR*(y,x0))) T8.0
14. 3 x (te s o r o (x ) A VAAx0Vy(HOMBRE(y)—>
B U S C A R *(y , X 0 ) ) ( x ) ) A-conv.
15. 3 x (t e s o r o (x ) A Ax0Vy(HOMBRE(y)-^BUSCAR*(y,x0))(x)) VA-elim.
16. 3 x (te s o r o (x ) A Vy(buscar*(y, x ))) A-conv.
En la tercera lectura, un tesoro tiene un alcance más amplio que buscar, pero
está en el alcance de todo hombre. Esta lectura puede obtenerse al cuantificar
primero un tesoro en la oración él\ loo busca. Esto resulta en él\busca un
tesoro. Entonces todo hombre puede cuantificarse, como se muestra en c:
c. todo hombre busca un tesoro, O, S8, 1
1. élo ^ A X v X ( x 0) T lb
2. buscar i—►BUSCAR T ía
3. Fe (buscar, élo) ^ b u sc a r (a A X v X ( x 0)) T7
4. éh *-+ AF vr ( x i ) T lb
5. F\(él\,loQ buscar) XY vF (x i)
(a b u s c a r ( a A X vX (x 0))) T2
6. = vab u s c a r ( a A X v A '( xo))( x 1) A-conv.
7. = b u s c a r ( a A X v X ( x 0))( x !) VA-elim.
8. = b u s c a r (x i , a A X v X ( xo)) CN1
9. =BUSCAR* (x i, Xo) CN2
10. tesoro h-> t e s o r o T ía
11. F i{teso ro ) >—> A X 3 x (te s o r o (x ) A vX (x )) T5
12 . F 7 to(un teso ro, él\ loo busca) i—>
A X 3 x (te s o r o (x ) a vX ( x ) ) ( aAxoBuscar*(xi,xo)) T8,0
13. 3x(TESORO(x) A VAAxoBUSCAR*(xi, xo)(x)) A-conv.
14. 3 x (te s o r o (x ) A AxoB uscar*(xi,xo)(x)) VA-elim.
15. 3 x (te s o r o (x ) A BUSCAR»(xi, x)) A-conv.
16. hombre *-> HOMBRE T ía
17. F 2 (hom bre) i—> AXVy(HOMBRE(y)—>vX (y )) T3
18. FT¿(todo hombre, él\ busca un tesoro) i—►
AX3y(HOMBRE(y)—*•v X ( y ) )
(a A x i3 x (te s o r o (x ) a b u s c a r* (x i,x ))) T 8,l
19. =Vy(HOMBRE(y)—>vaA x i3 x (te so r o (x )A
b uscar* (x i,x )) (y)) A-conv.
20. =Vy(HOMBRE(y) —>Axi3x(TESORO(x)A
BUSCAR*(xi,x))(y)) VA-elim.
21. =Vy ( h o m b r e ( y ) —>3x ( t e s o r o (x) A B U SCA R *(y, x))) A-conv.
ítem (b):
encontrar, VT él3, T
1. él3 ~ X X y X { x 3) T lb
2. encontrar 1—> ENCONTRAR T ía
3. F 6 (encontrar, él3) i-> ENCONTRAr (a A X v X ( x 3)) T7
4. Juan AY v Y ( j ) T lb
5. Fi(Juan, lo 3 encontrar)
AY V y ( j) ( AENCONTRAR(AA X VX ( X 3 ) ) ) T2
6. = VAENCONTRAR(AA X VX ( x 3 ))(j) A-conv.
7. =ENCONTRAR(AA X VX ( x 3))(j) VA-elim.
8. = ENCONTRAR(j, AA X VX (xa)) CN1
9. =ENCONTRAR*(j, X 3 ) CN2
10. tesoro 1—►TESORO T ía
11. F4(tesoro) A X 3 x ( t e s o r o (x ) A v^ ( x ) ) T5
12. F i¿(u n teso ro , Juan lo 3 encuentra) 1—> A X 3 x (t e s o r o (x )A
VX ( x ) ) ( AAx3ENCONTRAR*(j,X3)) T8,3
13. 3x(TESORO(x) A VAAx3ENCONTRAR*(j, x 3)(x)) A-conv.
14. 3x(TESORO(x) A Ax3ENCONTRAR*(j, ®3 )(x)) VA-elim.
15. 3x(TESORO(x) A ENCONTRAR»(j, x)) A-conv.
encuentrar, VT un tesoro, T, S5
I
tesoro, NC
La traducción del árbol de análisis e es:
Ejercicio 6.6.
(v) BUSCAR* ( j , e)
Por otra parte, la oración (i) es ambigua. Tiene una lectura de re y una de
dicto. Obtenemos la última construyendo (i) directamente, com o en a:
buscar, V T la reina, T , S4
I
reina, NC
(vii) B U S C A R (j,A X X wX ( e ) )
buscar, V T éU, T
Ejercicio 6.7.
Para la oración Juan besa a María o a la reina y la ama, hay dos árboles de
análisis, que resultan en dos traducciones que no son equivalentes. El primer
árbol de análisis se da en la figura a.:
besar * BESAR T ía
1.
él0 A X vX ( x 0)) T lb
2-
Fe{besar, élo) i-> b e s a r ( a A X X ( 0 )) T7
3. v x
am ar BESAR T ía
4.
Fe(amar, élo) b e s a r (a A X v X ( x 0)) T7
5.
6. Fe(am ar, élo) l—>
A x ( b e s a r ( a AAÍ v X ( x 0 ) ) ( x ) A a m a r ( a AAT v X ( x o ) ) ( x ) ) T il
= A x ( b e s a r ( x , a A X v AT(x 0 ) ) A (x , a A X v X ( x o ))) CN1
7. a m a r
8. = A x (b e s a r * (x , x o ) A a m a r * (x , x 0)) CN2
9. Juan i—> AX v X ( j ) T lb
10. F\{Juan, loo besar y loo am ar)
A X vX ( j ) ( a A x (b e s a r * (x ,x o ) A a m a r * ( x , x 0))) T2
11. = VAAx(BESAR»(x, X0) a AMAR*(x, X0))(j) A-conv.
12 . =A x(besar*(x, x 0) A a m a r * (x , x 0))(j) VA-elim.
13. = BESAR»(j, X0) A AMAR* (J, X 0 ) A-conv.
14. María t—►AX v X ( m ) T lb
15. reina i—» REINA T ía
16. F 3 (reina) AY3x(Vy(RElNA(y) <->■ x = y ) A vY ( x ) ) T4
17. Fq (María, la reina)^> X Y ( A X VX ( m ) ( X ) V
AY3x(Vy(REiNA(y) <-»• x = y ) A vY ( x ) ) ( X ) ) T13
18. = \ X ( v X (m ) V 3x(Vy(RElNA(y) <-*■ x = y ) A v X ( x ) ) ) A-conv.
19. F'j^(María o la reina, Juan loo besar y loo amar)
i—> A X ( v X ( m ) A 3x(Vy(RElNA(y) <->■ x = y ) A v X ( x ) ) )
(AAx0(BESAR*(j,X0) A AMAR*(j, X 0 ))) T8, 0
20. VAAx0( b e s a r *(j , x 0) A AM AR*(j,x0))(m )A
3x(Vy(REiNA(y) x=y)
AvaAx0(b e s a r * ( j , x 0) A AMAR*(j, x 0))(x)) A-conv.
21. Ax0(BESAR*(j,X0) A AMAR*(j,X0))(m )A
3x(Vy(REiNA(y) <-> x = y )
AAx 0( b ESAR*(j , X0) A AMAR*(j, x 0))(x)) VA-elim.
22. = ( b e s a r * ( j , xo) A a m a r * (j, m )) V 3x(Vy(REiNA(y) <->■
X = y ) A BESAR*(j, x) A AMAR*(j, x)) A-conv.
De esta manera, obtenemos una lectura en la cual la oración puede ser verda
dera en una situación cuando no hay reina, esto eso, en la situación en la cual
es verdad que Juan besa y ama a María.
,a lectura en la cual se asegura la existencia de la reina puede obtenerse
nalizando la oración sintácticamente, com o se muestra en la figura b:
Ejercicio 6.8.
ítem (a):
La oración Juan afirma que Elisa trata de encontrar un tesoro contiene dos
expresiones intensionales: afirmar y tratar de encontrar. El término un tesoro
puede tener un alcance estrecho o amplio con respecto a ambas expresiones.
De esto resultan tres lecturas, las cuales pueden parafrasearse de la siguiente
manera:
(ii) Juan afirma que hay un unicornio y que Elisa trata de encontrarlo.
encontrar, V T un tesoro, T , S5
I
tesoro, NC
Traducción:
1. tesoro i-> t e s o r o T ía
2. F^tesoró) i—> AX3x(tesoro(x) A SJX( x) ) T5
3. encontrar i—> E N C O N T R A R T ía
4. F^encontrar un tesoro) i—>
ENCONTRAR(aAX3x(TESORO(x) A v X( x) ) ) T7
5. trata de i—> TRATA T ía
6. Fi2 (tratar de, encontrar un tesoro) i—>
TRATAR(Aencontrar(A\X3x(TESORo(x) A vX(x)))) T16
7. Elisa A y v y(e) T lb
8. Fi(Elisa trata de encontrar un tesoro) i—►AXvX(e)
(atr a t a r (aen co n tra r(aAX3x(tesoro(x) A vX(x))))) T2
9. = vaTRATAR(a ENCONTRAR
(a AX3 x (tesoro (x ) Av X(x))))(e) A-conv.
10. = t r a t a r ( aen con trar(aAX3x(tesoro(x) A vX(x))))(e) VA-conv.
11. = T R A T A R ( e , aen con trar(aAX3x(tesoro(x) A v X ( x )))) CN1
12. = T R A T A R ( e , A Ay e n c o n t r a r CN1,
(y, aAX3x(tesoro(x) Av X ( x )))) A-abstr.
13. = T R A T A R ( e , aAj/(vaAX3x(tesoro(x) A v X(x) )
(AAzENCONTRAR*(y, z)))) Teorema 1
14. = T R A T A R ( e , AAyAX3x(TESORO(x) A v X(x) )
(AA z ENCONTRAR»(y, z))) VA-elim.
15. =TRATAR(e, AAy3x(TESORO(x)Ava Az ENCONTRAR* (y, z)(x))) A-conv.
16. = T R A T A R ( e , AAy3x(TESORO(x) A Az E N C O N T R A R » (y, z)(x))) VA-elim.
17. = T R A T A R ( e , AAy3x(TESORO(x) A E N C O N T R A R * (y, x))) A-COnv.
18. afirm ar que af ir m a r T ía
19. Fu(a firm ar que, Elisa trata de encontrar un tesoro) i—>
AFIRMAR(ATRATAR(e, AAy3x(TESORO(x) A
ENCONTRAR* (y, x)))) T15
20. Juan ■-» XXvX ( j ) T lb
21. Fi(Juan, asegurar que Elisa trata de encontrar un tesoro) i—►
A XvX ( j) ( AASEGURAR(ATRATAR(e, Ay3x(TESORO(x)
AENCONTRAR* (y, x))))) T2
22. = vaasegurar(atra ta r(c, Aí/3x(tesoro(x)A
ENCONTRAR* (y, x))))(j) A-conv.
23. = A S E G U R A R ( A T R A T A R ( e , Ay3x(TESORO(x) A
encontrar * (y, x))))(j) VA-elim.
24. = A S E G U R A R ( j , A T R A T A R ( e . Ay3x(TESORO(x)A
en con trar,(y, x ) ) ) ) CN1
un tesoro, T , S5
| Elisa trata de encontrarloo, O, S2
tesoro, NC
Elisa, T
Elisa, T tratar de
encontrarloo, VI, S16
encontrar, V T élo, T
Omitiendo nuevamente los pasos que dirigen la traducción de Juan afirma que
Elisa trata de encontrarloo> porque son completamente análogos a los de la
traducción del árbol a con élo en lugar de un tesoro, obtenemos la traducción
del árbol c que se muestra a continuación:
ítem (b ):
Esta traducción expresa que hay una relación triádica POR entre la propie
dad de segundo orden expresada por un jardín, la propiedad de caminar y
el individuo Juan. Esto deja indeterminada la existencia de jardines, lo cual
no está en concordancia con el significado de la oración analizada. La cons
trucción indirecta dada en la figura e resulta en una traducción en la cual la
existencia de jardines puede inferirse:
ítem (d):
La oración Juan camina por un jardín no es ambigua: por denota una relación
entre una entidad, una propiedad y otra entidad. El siguiente postulado de
significado da cuenta de esto:
D es una variable del tipo (e, ((s, (e, i)), (e, £))), el tipo de relación triàdi
ca entre entidades, propiedades de entidades y entidades. Con la ayuda de
la siguiente convención notacional, obtenemos una notación para la relación
triàdica cuya existencia está garantizada por el postulado de significado:
P O R ^defX yX X X x POR(AA y vY ( j /) ) ( X ) ( x )
7. = 3x (jA R D ÍN (a ;) A P O R (a A X v X ( x ) ) ( AC A M lN A R )(j)(x )) v e r a r r ib a
8. = 3x ( jA R D Í N (x ) A P O R *(x )(AC A M IN A R )(j)) CN
Capítulo 7
Ejercicio 7.1.
(i) {X \ j e X }
(ii) {X\2 < card (X f l i N j ) } (para lo cual podemos añadir la condición de
que card (X fl |ArJ) no exceda un número especificado contextualmente
(‘relativamente pocos Ar’ ))
Ejercicio 7.2.
Ejercicio 7.4.
Ejercicio 7.7.
Ejercicio 7.10.
^D ={{X,Y)\(X,Y)tD }
D A( X , Y ) = D ( X n A , Y )
Entonces: (X , Y) G D a sii (por definición de Da) ( X n A, Y) G D sii (por
conservatividad de D) { X n A, X n A n Y) G D sii ( X n A, X n A n X n Y) £
O sii (por conservatividad de D) ( X n A, X D Y ) G D sii (por definición de
D a ) ( X , x n Y ) e D A.
Ejercicio 7.11.
Todos excepto uno tiene el mismo significado que exactamente uno no,
lo cual, a su turno, puede verse com o la conjunción al menos uno no y a lo
sum o uno no. Ya que tanto al menos uno, como a lo sumo son determinan
tes monotónicos, es suficiente mostrar que este tipo de negación convierte un
determinante m onótono en otro determinante monótono. La definición es la
siguiente:
D -i * = { ( X , Y) |(X, E - Y) G D)
Ejercicio 7.14.
(a)
x
m uchacho(x)
y
x ama a y
muchacha(y)
(b)
x y
x ama a y
muchacho (x) muchacha (y)
(c )
x, y
x —Juan
y —María
x ama a y y ama a x
x odia a y y odia a x
Note que para obtener una representación correcta del significado de esta se
cuencia de oraciones, los marcadores de referencia x y y y las condiciones
x = Juan y y = María tienen que ponerse en el DRS principal y no en los
antecedentes de la primera oración; de otro modo, ellos no podrían ligar
las ocurrencias de x y y en el segundo condicional. Esta es la manera general
en la que DRT maneja los nombres propios: ellos siempre introducen nuevos
marcadores en el DRS principal.
Ejercicio 7.15.
m uchacho(x)
x camina por el parque
y
=> x=y
muchacho (y)
y camina por el parque
silba(x)
Ejercicio 7.16.
(0 ,{O D IA R (x,y)}})}|
(d) ( { x } , { M U C H A C H O ( x ) , C A M I N A R EN EL P A R Q U E ( x ) ,
( ( { y } , { M U C A C H O ( y ) , C A M I N A R EN EL P A R Q U E ( y ) } ) —>
(0, { y = x } ) ) , s i l b a r (x ) } )
(a) ( { x } , { m u c h a c h o (x ), ( ( { y } , m u c h a c h a ( y ) ) - > a m a r (x , y ) ) } )
( o D i A R ( y , x ) — >o d i a r ( x , y ) ) } )
(d) ( { x } , { M U C H A C H O ( x ) , C A M I N A R EN EL P A R Q U E ( x ) ,
( ( { y } , ( M U C H A C H O ( y ) , C A M I N A R E N EL P A R Q U E ( y ) } ) — >y = x),
sil b a r (x ) } )
ercicio 7.18.
143) ( { x } , { h o m b r e (x ) } ) - > { c a m i n a r en el p a r q u e (x ), s i l b a r (x ) }
144) ( { x } , { H O M B R E ( x ) } ) — ► {-'C A M IN A R e n el p a r q u e (x ), c a s a (x ) }
145) ( { x } , { j u g a d o r (x ) } ) - >
{P E Ó N (y ), E SC O G E R (x , y ), PONER e n EL C U A D R A D O ( x , y ) } )
146) ( { x } , { c l i e n t e (x ), e n t r a r (x ) } ) — >
{tratar A M A B L E M E N T E (u S T E D ,x ) , O F R E C E R C A F É ( U S T E D , x ) }
ercicio 7.19.
la DRS, una fórmula de la lógica de predicados y una fórmula DPL que repre-
uten correctamente el significado de (96) son (a), (b) y (c), respectivamente
vitamos el uso de material equivalente en (b) para hacer más fácil la com-
iración):
(a) ({x }, { M U C H A C H O ( x ) , C A M I N A R EN EL P A R Q U E ( x ) ,
(({y }, ( M U C H A C H O ( y ) , C A M I N A R EN EL P A R Q U E ( y ) } ) —>
(0,{y=x})),SIL B A R (x)})
'jercicio 7.20.
Ejercicio 7.21.
En DPL hay un único subconjunto más pequeño que {3, V, A, V, —>} en térmi
nos del cual el resto de constantes lógicas puede definirse.
Como se explicó en el texto, Vx0 puede definirse como -i3x->0, pero 3x(p no
puede definirse com o —Nx^4>. 3x0 y ->Vx—'<¡> no son fuertemente equivalentes
en DPL. Ellas no tienen las mismas condiciones de imbuición, a pesar de qUe
tienen las mismas condiciones de verdad.
Similarmente, es posible definir <j) V ip com o A -|V0 y definir 0 —^
com o —i(^> A pero no es posible definir <fr A ip com o V ~>ip) o como
. Estas tres fórmulas tienen las mismas condiciones de verdad pero
no las mismas condiciones de imbuición (dicho sea de paso, lo mismo es válido
para (j) y
En consecuencia, el único subconjunto mínimal posible del conjunto total
de constantes lógicas {3, V, A, V, -►} es el conjunto {3, A}.
Ejercicio 7.22.
Esto no es válido para las nociones \=a y \=b. La noción \=c permite a los
cuantificadores en la premisa acotar variables en la conclusión, de la mis
ma manera en que un cuantificador en el antecedente de una implicación
puede acotar variables en el consecuente. Com o noción de vinculación,
f=c hace posible la explicación de las relaciones anafóricas en argumen
taciones del lenguaje natural tales como: todos los seres humanos son
mortales. Sócrates es un ser humano. Entonces él es mortal.
Estas notas bibliográficas contienen sugerencias para lecturas futuras, sin ninguna
pretensión de ser exhaustivas. En general, no se repiten las referencias a la literatura
presentadas al interior del texto.
Los artículos originales en los que Frege desarrolla sus ideas acerca del significado
son Frege (1892b,a, 1918a,b, 1923). Estos artículos se recogen en Frege (1962a,b).
Traducciones al inglés de los primeros dos artículos pueden encontrarse en Geach
y Black (1960}, y de los otros artículos en Geach (1975). La referencia para una
exposición y valoración detallada de la filosofía del lenguaje de Frege se encuentra en
Dummett (1973); ver también Dummett (1981). Un estudio desde una perspectiva
histórica es Sluga (1980). Una colección de artículos recientes está en Wright (1984).
Dos excelentes» libros de texto sobre lógica modal proposicional son Hughes y Cresswell
(1968) y Chelllas (1980). Un estudio general de los sistemas intensionales con varias
aplicaciones pmede encontrarse en van Benthem (1988). Para conexiones computacio-
nales recientes, ver también Goldblatt (1987). Una colección útil de estudios de varias
ramas de la l»ógica intensional es Gabbay y Guenthner (1984). Un trabajo pionero
en la construcción de sistemas actuales de lógica intensional es Lewis (1918). Para el
trabajo origimal de Carnap, Kanger, Hintikka y Kripke, ver Carnap (1947); Kanger
(1957); Hintüxka (1961); Kripke (1963).
No existein trabajos introductorios de estatus similar disponibles para la lógica
temporal (peiro cf. Rescher y Urquhart (1971)). El lector puede consultar el traba-
) original de Prior (1967). Un estudio técnico avanzado es van Benthem (1983).
11 análisis del tiempo de Reichenbach puede encontrarse en Reichenbach (1947). Un
studio polémico interesante de la relación entre la lógica estándar y la lógica temporal
uede encontrarse en Needham (1975). Para el análisis de Kamp del n-operador, ver
[amp (1971).
El análisis de Lewis de los contrafácticos puede encontrarse en Lewis (1973). Ver
ambién Veltman (1981, 1985), y Kratzer (1981).
■Jo se dispone de libros de texto accesibles sobre Teoría de Tipos. Una formulación
emprana puede encontrarse en Church (1940). Para la Teoría Finita de Tipos de
lussell ver Russell (1908). El lector podría consultar también Hindley y Seldin (1986).
La formulación original de la sintaxis categorial fue dada por Lesniewski (1929).
/er también Adjuciewicz (1935). Para las proposiciones hechas por Bar-Hillel, ver
3ar-Hillel (1953); para las de Lyons ver Lyons (1968). Otra literatura relevante
s Lewis (1972); Montague (1970a, 1973); Cresswell (1973); Geach (1972); Bartsch
r Vennemann (1972) y Bartsch (1976b). Ver también §7.3. para referencias a litera-
ura más reciente.
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yo, 83
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Times New Román de 11 puntos, impreso sobre
papel bond de 75 gramos y encuadernado
con método Hot Melt, en el mes de abril de 2010,
en Bogotá, D .C ., Colombia.