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1.INTRUDUCCIÓN DE LA FILOSOFÍA EN ROMA.

Es evidente que los romanos no fueron pensadores especulativos y metafísicos, sino, sobre todo,
hombres prácticos a los que el interés por la Filosofía les viene ciertamente desde época muy
antigua, de su contacto con el mundo griego.

Los primeros elementos filosóficos que los romanos conocieron procedían del sur de Italia
helenizado y de Sicilia, pero fue especialmente, sobre todo a partir del 168 a.C., año en el que el rey
Perseo de Macedonia fue vencido por Paulo Emilio en la batalla de Pidna, cuando Roma descubrió
la grandiosidad de la cultura y civilización griega.

Hay, pues dos momentos en la aproximación a la Filosofía, uno anterior al 168, otro posterior a
dicha fecha.

El mismo CICERÓN, gran orador y humanista romano, había ya reconocido por un lado el hecho
de que la filosofía romana era una cultura de importación, por otro, el interés por ella desde fecha
bien antigua, aunque hasta la época de ESCIPIÓN EMILIANO no encuentre a ningún autor digno
de ser llamado filósofo.

Ahora bien, aceptando en sus líneas generales lo que CICERÓN nos dice, debemos aclarar que el
interés por la Filosofía no era compartido por todas las capas sociales de la población.

La filosofía griega cautivó sobremanera desde el primer momento a la aristocracia, que hoy
podríamos denominar “civilizada” o culta, en cuyo seno se encontraban los grupos oligárquicos
detentadores del poder político. Frente a este grupo de presión se alzó, también desde los
comienzos, otra sección de la aristocracia de origen itálico, tradicionalista y reaccionaria[...] Pero la
circunstancia de que el pensamiento especulativo griego sea apoyado y alentado por los grupos en
el poder va a suponer como contrapartida, por una parte, una selección entre las distintas escuelas
filosóficas adoptando solo aquellas que justifiquen sus acciones, por otra, la atenuación de todo
elemento revolucionario en las doctrinas elegidas y la adecuación a la realidad romana.

De la Magna Grecia, es decir, de Italia Meridional, llegó muy tempranamente una doctrina, el
pitagorismo, que se había desarrollado allí entre el 529 a.C., fecha en que PITÁGORAS se instala
en Crotona, y el 475 a.C., año de su muerte.

Esta filosofía que sedujo a la aristrocracia romana, tenía un carácter ascético y religioso, y se
centraba fundamentalmente en la noción de pureza, en las observancias purificatorias, en la idea del
alma y su inmortalidad después de la muerte.

Además de ser inmortal, el alma estaba sujeta a premios , castigos y sobre todo a la transmigración,
es decir, una vez liberada del cuerpo se encarnaba de nuevo.

ENNIO, portavoz de la clase poderosa e íntimo amigo de Escipión Africano “el Mayor”, se hizo
eco, e sus obras Epicharmus yEuhemerus de estas inquietudes por el alma y su suerte en el otro
mundo.

Los tradicionalistas sostenían ya en este tiempo que la aceptación de las ideas extranjeras suponía
una traición a la tradición romana, asentada en una moral y en una religión incompatibles con
cualquier elemento importado.

De esa moral, que consideraba como bien último la virtud, la piedad, el heroísmo, la abnegación, en
una palabra, el patriotismo, se harán portavoces los primeros escritores romanos de tendencia
populista, como el gran comediógrafo PLAUTO.
A partir del 168 a.C., los romanos entran en contacto directo con la filosofía de Grecia continental.
En ese mismo año, PAULO EMILIO se apoderó, después de la victoria, de la enorme biblioteca del
rey Perseo y trajo consigo numerosos rehenes, entre los que figuraba el famoso historiador
POLIBIO.

Pero, el momento decisivo de la apertura a Grecia y su filosofía corresponde al año 156 o 155 a.C.,
en el que son enviado a Roma, como embajadores a la causa griega, el académico CARNÉADES, el
peripatético CRITOLAO y el estoico DIÓGENES.

Ante ellos y sus doctrinas, hubo dos actitudes bien opuestas, la hostilidad absoluta, a cuya cabeza
figuraba CATÓN, y la adhesión entusiasta, encarnada en el llamado “círculo de los Escipiones”, es
decir, la postura, culturalmente hablando, de los tradicionalistas y la de los progresistas, apoyada la
primera por la reacción nacionalista de los plebeyos, la segunda por la juventud, que se había
entusiasmado oyendo a aquellos sabios.

La aristocracia progresista se iba a servir de la filosofía, o mejor, de determinada escuela, para


legitimar su propia supremacía, mientras que el tradicionalismo la combatiría no sólo como
disgregadora de la costumbre de los antepasados, sino también como patrimonio ideológico de los
progresistas. [.....]

2.LA FILOSOFÍA EN EL HELENISMO.

Cuando los romanos se encuentran directamente con el mundo griego, este había superado la época
de la Ciudad-Estado y se había convertido en un mundo cosmopolita, cuya civilización, a partir de
la muerte de Alejandro Magno, ocurrida en el 323 a.C., recibe el nombre de “helenismo”-

Después de PLATÓN y ARISTÓTELES, filósofos típicos de la Ciudad-Estado, para los que el


individuo no puede concebirse independiente de la ciudad y de la vida ciudadana, surge un nuevo
filósofo, que centra su interés en el individuo, miembro ahora de una gran sociedad. Esta filosofía
se orienta dominantemente hacia la ética y la práctica, dejando en segundo plano las especulaciones
metafísicas.

Asistimos en esta época a la creación de dos nuevas escuelas, la estoica y la epicúrea, que surgen
como reacción frente al aristotelismo, aunque permanecen bajo su dependencia.

Como réplica al estoicismo y epicureísmo, que pretendían lograr la paz del alma por medio de la
ciencia, nace el escepticismo, de PIRRON, que busca el mismo fin mendiante la desaprobación de
la ciencia.

Herederas de la filosofía platónica, las Academias Media y Nueva, fundadas por ARCESILAO y
CARNÉADES DE CIRENE, respectivamente consideran, bajo el influjo del escepticismo, que el
conocimiento y el logro de una verdad absoluta son esencialmente imposibles.

Como conjunción de todas estas tendencias aparece el eclecticismo, que se manifestó en la escuela
peripatética, descendiente de Aristóteles, y en el estoicismo y platonismo medio, en el estoicismo
tardío y finalmente, en el neoplatonismo.

Aunque el estoicismo y el epicureísmo, las dos escuelas más importantes de esta época, coincidían
en cargar el acento sobre la conducta del hombre, en su consecución de la felicidad y en tratar de
unir un conocimiento teórico de la Naturaleza con la exigencia de una sabiduría, difería, sin
embargo, en aspectos muy esenciales.
Sin negar su existencia, los epicúreos no admitían que las divinidades intervengan en los asuntos
humanos, mientras que para los estoicos el Universo está animado por una llama divina, el Logos o
Mente, de la que tiene parte todo ser humano.

Los primeros consideraban como bien supremo el placer, que consistía esencialmente en la ausencia
de dolor, los segundos creían que el fin de la vida, la felicidad, consistía en la virtud, es decir, en la
conformidad de la acción humana con la ley de la Naturaleza, o mejor, en la sumisión al orden
divinamente impuesto en el mundo. El epicureísmo propugnaba una inhibición ante el Estado, una
inhibición política y una crítica a las tradiciones; por el contrario, el estoicismo, al creer que el
hombre, por Naturaleza, es un ser social, y que vivir en sociedad era un dictado de la razón, se
mezclaba en los asuntos políticos y sus miembros se hacían consejeros de los gobernantes.

Por otra parte, de acuerdo con la concepción de la Filosofía como una ciencia de ámbito universal,
cada una de estas doctrinas constituía un sistema total de pensamiento, en el que se había elaborado
una física, una moral, una dialéctica, una poética, una política, etc.

3.LA FILOSOFÍA ROMANA. LAS DISTINTAS ESCUELAS FILOSÓFICAS.

-Epicureísmo.

El epicureísmo no logró echar raíces en la Roma oficial, entre otras razones, por su repudio al
imperativo moral, tan grato a la mentalidad romana, su crítica contra las tradiciones y su
apartamiento de la vida social. [...]

A pesar de todo esto encontramos en Roma seguidores de esta doctrina como un tal TITO
ALBUCIO, perteneciente a una familia senatorial; quien en el 121 a.C., se fue a vivir a Atenas para
seguir más de cerca los usos griegos.

Por el año 110 a.C., C.AMAFINO publicó en latín una exposición de la filosofía epicúrea y
consiguió con ella un gran éxito.

De estas primeras y muy tempranas manifestaciones, y sobre todo de la obra de LUCRECIO, se ha


supuesto una amplia audiencia. Unos creen que sus seguidores eran de clase media, otros de dos
estamentos; el pueblo llano y determinados miembros de la clase dirigente. En un ambiente hostil a
nivel oficial escribe LUCRECIO (99/95-55 a.C.) la obra De rerum natura, compuesta en seis libros
dispuestos según un plan tripartito, puesto que los libros I-II tratan de la esencia de las cosas, los
átomos, es decir, son una Física general, III-IV una Antropología y V-VI una Cosmología.

El autor pretende exponer las doctrinas de Epicuro y explicar así la naturaleza del universo, del
alma humana y de los dioses.

El sabio griego pretendía, por medio de una teoría física, librar al hombre del temor a los dioses y al
otro mundo, y darle así la paz del alma. LUCRECIO acepta la negación de la religión y ve en el
miedo a la muerte el peor mal que ha reportado la religión. La polémica del escritor romano no se
dirigió contra la superstición popular, sino que su objeto fue la religión del Estado en cuanto
sostenedora y promotora de supersticiones. Una vez desechados los miedos se obtiene el mayor
bien y objetivo supremo del hombre, la felicidad, que consiste, no en el mayor placer, sino en el
mínimo dolor, en la ataraxia o liberación de cuidados, en la imperturbabilidad.

-Estoicismo

Esta doctrina llegó a aconvertirse en la filosofía de la clase dominante, y a su amparo tuvo un gran
ascendiente en la vida pública romana. Cuando el estoicismo llega a Roma había sido purgado de
elementos más o menos revolucionarios, propios de la escuela originaria[...]. Se aparta del
estoicismo ortodoxo y tiende al eclecticismo, adoptanto aspectos platónicos y aristotélicos. Pero
sobre todo se adapta a la realidad del mundo romano, que mostraba más interés por la aplicación de
la práctica de las doctrinas filosóficas que por las especulaciones teóricas, hasta el punto de integrar
el pensamiento romano en su doctrina.

Las dos figuras principales de este estoicismo, llamado “medio”, fueron PANECIO DE RODAS
(184 -110 a.C.) y POSIDONIO DE APAMEA (135-51 a.C.). PANECIO, amigo de Escipión
Emiliano, no hizo hincapié en la virtud absoluta, sino en la virtud de la acción, es decir, en el
servicio a los demás, lo que se correspondía muy bien con la concepción romana del deber del
ciudadano, a saber, participar en la dirección de la ciudad al servicio de la comunidad. Además
sostuvo que en la sociedad cada persona tiene un papel determinado , de forma tal que al que le
corresponde mandar debe hacerlo lo mejor posible, en tanto que los demás deben obedecer. Esta
enseñanza era aplicable no sólo a los hombres sino también a los Estados, de modo que por una
parte justificaba el predominio de una determinada oligarquía, por otra el mismo imperialismo
romano. Bajo el Imperio romano el estoicismo sigue insistiendo en los princios prácticos y morales,
pero ahora pasa políticamente a la oposición frente al poder absoluto representado por el emperador.

El más grande filósofo de esta época fue el español SÉNECA (4 a. C.-65 d.C.), nacido en Córdoba.
Su formación, además de su obra, nos hace ver en él un estoico ecléctico, que pretende la unidad de
la filosofía sobre un consenso entre las distintas escuelas. SÉNECA se interesa por el lado práctico
de la filosofía, por la ética, y dentro de ella por la práctica de la virtud. Aspectos interesantes de su
filosofía son: a)la insistencia en la relación que existe entre todos los seres humanos, de donde
recomienda su colaboración; b)la facultad de todo hombre, en cuanto ser racional, de seguir el
camino de la virtud; c)el dominio de las pasiones es lo que hace al hombre igual a Dios.

Como consejero de Nerón entre el 54 y el 59 pretendió realizar la utopía platónica del poder político
dirigido por un filósofo, pero alejado del gobierno por las intrigas de la casa imperial, se refugia en
la filosofía, oponiéndose al régimen neroniano hasta su defiitiva condena.

Que el estoicismo había pasado a la oposición activa frente a la tiranía lo demuestra la expulsión de
los filósofos bajo Domiciano.

Con el cambio de los tiempos el estoicismo vuelve a tener el favor oficial hasta el punto de que uno
de los emperadores, MARCO AURELIO (161-180 d.C.) , siguiendo la doctrina de Epicteto se
convirtió a esta doctrina y compuso en griego una obra titulada Meditaciones.

-Electicismo.

M.TERENCIO VARRÓN (116-27 a.C.) es uno de los más polifacéticos escritores romanos.
Enciclopedista, poeta, filósofo, es considerado por Cicerón como el más sabio de los romanos.[...]

El más importante filósofo ecléctico romano fue M. TULIO CICERÓN (106-43 a.C.). Sus obras
filosóficas tratan del problema moral (y ético), gnoseológico y teológico. En Cicerón, el creador de
la filosofía romana y de su lenguaje filosófico encontramos más que en ningún otro la vinculación
entre política y filosofía, ya que él concebía la filosofía como un elemento indispensable al orador,
en cuanto representante de la clase gobernante.Se ha dicho que Cicerón es un filósofo ecléctico,
pues trató de conjugar las doctrinas de las distintas escuelas griegas, con la excepción del
epicureísmo, contra el que sin cesar fue beligerante. [...] Especulación teórica griega y sabiduría
práctica romana son los elementos que Cicerón pretende ensamblar en su concepción misma de la
filosofía.[...]

-Platonismo medio.
En el platonismo medio se encuentra un intento de unidad de las filosofías platónica y aristotélica.
Es, pues, una escuela eminentemente ecléctica, que da entrada también a las exigencias religiosas
de tipo oriental, a elementos pitagóricos, etc..Representante de esta tendencia es APULEYO (127-
170 d.C.), que se dio a sí mismo el título de “filósofo platónico”.. En su obra encontramos
elementos filosóficos y místicos en conexión con cultos y creencias de Oriente y Occidente; a ellos
se añadía la superstición e incluso la magia.[...]

Erudición más que especulación caracteriza a los filósofos latinos posteriores a Apuleyo,
considerados todos como neoplatónicos. El más importante de ellos es BOECIO (480-524 d.C.).

T. GONZÁLEZ ROLÁN; E. BOMBÍN.Curso de Latín. Orientación universitaria. Madrid, Ed.


Alhambra, 1978.

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