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llustracién de un monje copista. Miniatura del sigle xv, Los primeros libros de Occiden- te no tenfan la forma de los actua- les: eran rollos de papiro escritos de un solo lado y, para leerlos, habla que sujetarlos con las dos manos. Como no existia la imprenta, los li- bros se debian copiar uno por uno: eran manuscritos, es decir, estaban escritos a mano. El ntimero de copias de circula- cién no era, por supuesto, compara- ble con el de los libros actuales; pero en Grecia y, sobre todo, en Roma, alcanzaron cifras considerables, por eso las principales ciudades del Im- perio romano tenian librerias, ubi- cadas en las calles de gran trafico. Los romanos de mayor fortuna tenfan bibliotecas en sus casas de la ciudad y en las del campo. Tam- bién habia bibliotecas publicas, que seguian el modelo de la de Alejan- dria, En unas y en otras, los rollos se clasificaban segtin la lengua en la que estaban escritos: griego o latin. Con la aparicion del cristia- nismo, se fue imponiendo, poco a poco, una nueva forma para los li- bros: el cédice, que es la que tie- nen los libros actuales. Un cédice es un conjunto de paginas unidas por uno de sus lados, el lomo. Los ¢6- dices de esa época eran, en su ma- yoria, de pergamino, un cuero muy fino y pulido. Resultaban mas ba- ratos que los rollos por dos razo- nes: porque a diferencia del papiro -importado de Egipto-, el perga- mino podia conseguirse en cual- quier lugar, y porque los cédices or Cédice frencés del siglo x con inicial lustrada. permitfan que se escribiera de los dos Tados de fa hoja. . Al principio, los cédices no tenfan el prestigio que posefan fos roltos, quizd porque se utilizaban funda- mentalmente para transcribir en ellos textos religiosos ~y no obras dela tra- dicién clisica~ y porque circulaban entre sectores de menores-tecursos. Los rollos de papiro y los c6di- ces de pergamino coexistieron du- rante cinco siglos hasta que, por fin, Ja nueva forma -el cédice- y el nue- Yo soporte ~el pergamiino- termina- son por imponerse. Pero, para esa Epoca, ya poco que- daba del esplendor de las librerias y bibliotecas romanas, y los lectores ha- bian disminuido sensiblemente con Ja decadencia del Imperio y Ia fle- gada de tos invasores barbaros. En Ja Europa cristiana, y durante los si- glos siguientes, los libros van a le- var una vida casi de rechusién en los monastetios diseminados por todo et continente, Habra que esperar hasta los siglos XT0 XI para que, con él renacimiento urbano yla creacién de universidades, Jos libros vuelvan a encontrarse con un piblico mas amplio de lectores.

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