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E] lenguayje Introduccién al estudio del habla i P pee epwano sarin | {A \ leat FONDO DE CULTURA ECONOMICA Mézico fp Quinta reimpresién, Sexta veimpresién, 1977 Séptima reimpresién, 1978 “Traduecién. de Masorr y ANTONIO ALATOREE, Titulo original: Language: An Introduction 10 the Study of Speech © 1021 (Harcourt, Brace and Co, Inc) Farcourt Brace: Jovanovich Inc, Nueva York D-R..© 1954 Fonno pe Cuuturs Econdaica ‘Av. de la Universidad, 975; México 12, D. F. Impreso en México INTRODUCCION: DEFINICION DEL LENGUAJE EL MaBLA es un hecho tan familiar de la vida de todos Jos dias, que raras veces nos preocupamos por definir Ja, El hombre la juzga tan natural como 12 facultad de caminar, y casi tan natural como Ta respiracin. Pero s6lo hace faita un instante de reflexién para conven: cemos de que esta “naturalidad’” del habla es una im: presién ilugoria. El proceso de adquisicién del hebla ¢s, en realidad, algo totalmente distinto del proceso de aprender a caminar, En este viltimo caso, la culture —o, en otras palabras, el conjunto tradicional de hd bitos sociales— no entra propiamente en juego. Cada nifio esté preparado, por el complejo conjunto de fac- tores que llamamos herencia biolégica, para realizar to- das las adaptaciones musculares y nerviosas que produ- cen el acto de caminar. Puede decirse, de hecho, que J misma conformacion de los misculos y de las partes pertinentes del sistema nervioso esté adaptada desde tun principio a los movimientos que se hacen al cami nar y al llevar a cabo actividades anélogas. En senti- do muy concreto, podemos decic que el ser humano normal esta predestinado a caminar, no porque sus 1a yores Jo ayudarin a aprender este ate, sino porque su erganismo esthpreparado, desde el nacimiento, y avo desde el momento de la concepcién, para realizar todos esos desgastes de energie nerviosa y todas esas adapta ciones musculares que dan origen al acto de caminar, Dicho sucintamente, el caminar es una funcién biolé- {gica inherente al hombre. 'No asf el lenguaje. Es claro, desde luego, que en cierto sentido el individuo esté predestinado a hablar, pero esto se dlbe a la circunstancia de que ha nacido ho s6lo en medio de la naturaleza, sino tambien en el seno de una sociedad que esti segu con toda razin— de hacerle adoptar sus tradiciones. Elimine- 9 10 DEFINICION DEL LENcUAyE, mos Ia sociedad, y habré todas las razones: para creer ‘que aprenderé a’ caminar, dando por supuesto que 1o- gre sobrtvivir. Pero igualmente seguro es que’ nunca aprenderi a hablar, esto es, a comunicar ideas-segin el sistema tradicional’ de una sociedad determinada. O, si no, separemos al individuo recién nacido del ambiente social a que ha legado y transplantémoslo a an ambien- te totalmente distinto. Desarrollaré cl arte de caminar, fen su nuevo medio, mas 0 menos como lo, hubiera Acsarrollado en el antiguo. Pero su habla seré absolu- tamente diversa del habla de su ambiente. primitivo. Asi, pues, ls facultad de caminar es una actividad hu: maha general que no varia sino dentro de li citcunscrites, segiim los individuos. Su_variabil involuntaria’y sin finalidad alguna. El habla es una actividad humana que varia sin limites precisos en los istintos grupos sociales, porque es una herencia puta- tents hstsca del grupo, producto de un MbitO so cia] mantenido durante largo tiempo. Varia del mismo modo que varla todo esfuerz0 creador, quizé no de manera tan consciente, pero en todo caso de modo tan verdadero como las teligiones, las creencias, las costum- bres y las artes de los diferentes pueblos.” El caminar es una fancién orginica, una funcién instintiva (aun- que, no, por supuesto, un instinto en si mismo); el habla es una funcién no instintiva, una funcién adqui- rida, “‘caltural”. Existe un hecho qué muy a menudo ha contribuido a impedir que se reconozea en el lenguaje un sistenia uramente Convencional de simbolos sonoros, un hecho ‘que ha engefiado a la mentalidad popular hasta el pun- to de hacer atribuir al habla una base instintiva que en realidad no posee. Nos referimos a la conocida observa- cién de que, bajo el impulso de la emocién —por ejem- plo, de an dolor agudo y repentino o de una alegria sin freno—, emitimos involuntariamente ciertos sonidos que ‘quien. los escucha interpreta como indicadores’ de la emocién misma. Pero fiay una enorme diferencia en- tre esta expresin involuntaria del sentimiento y aquel tipo normal de comunicacién de ideas que es el ha- DEFINICION DEL LENCUATE u bla, La primera de esas expresiones es ciertamente ins- tintiva, pero no simbélica; en otras palabras, el sonido cemitido al sentir dolor o alegciz no indica, en cuanto tal sonido, la emocin; no se pone a cieria distancia —digimosio asi— para anunciat que estamos sintiendo tal o cual emociin. Lo que hace es servit de expan- sion més 0 menos automética de la energia emocional, fen Gierto sentido, el sonido emitido entonces es parte integrante de la emocién misma. Mis ain, esas excl maciones instintivas no constituyen una comunicacién en el sentido estricto de la palabra, No se dirigen a nadie; apenas se entreoyen —si acaso se oyen— como i ladido de un pero, el ruido de pasos que se acercan © el silbido del viento. Si transmiten ciertas ideas al oyente, esto es sélo en el sentido muy general en que decimos que cualquier sonido, y aun cualquier fendme- no ocurrido a nuestro alrededor, transmite wna idea a la mente que Jo percibe. Si el involuntatio grito de, do- lor que convencionalmente se representa con “yay!” se considera como un verdadero simbolo del habla, equi- valente a una idea més o menos como ésta: ‘siento un fuerte dolor’, entonces seré igualmente licito interpre- tar la aparicion de nubes como un simbolo equivalente, tador del mensaje concreto ‘es probable que llueva’. jin embargo, una definicién del lenguaje tan amplia que abarque cualquier modo de deduccién pierde todo sentido. No hay que cometer el error de identificar nuestras interjecciones convencionales (nuestro ‘‘joh!” y “jah”, nuiestzo “jchist!”) con los gritos instintivos en st mis: ros.’ Esas interjecciones no son més que fiiaciones con- venionales de sonidos’ naturales. De ahi que difieran machisimo en Jos diversos idiomas, de acuerdo con el genio fonético peculiar de cada uno de ellos. Bn cuan- fpvtales elas puede consdcrr como pate integrate del habla, en el sentido propiamente cultural de este término, puesto que no se identifican con los gritos instintivod ens, como ctckoo 7 ildecr™ no se teen: 5 {Bl cuckoo ef el cuco 0 culls el Kildeer & an ave norte 2 DEFINICION DEL LENGUAJEE tifican con el grito de los pajaros que esas voces desig- nan, y tal como la misica con que Rossini representa una’ tempesiad en la obertura de Guillermo Tell no es cn realidad una tempestad. En otras palabras, las in- terjecciones y palabras imitativas de sonidos del habla, normal se rélacionan con sus pratotipos naturales del mismo modo como el atte, producto puramente social 0 cultural, se relaciona con la naturaleza, Podré obje- tarse que,’ aunque las interjecciones difieren en cierta medida de una lengua a otra, presentan, sin embargo, semejanzas asombrosas y que, por Io tanto, se las pue- de considerar como emanadas de una base instintiva comtin, Pero el caso de las interjecciones no difiere en nada, pongamos por ejemplo, de las diversas formas na- cionales de representacién pict6rica. Un cuadro japo- né que represente una colina difiere de un cuadro modemo europeo que represente tna colina muy seme- janie, y al mismo tiempo se Te parece. Uno y otro se an inspirado en el mismo tipo de paisaje, y uno y otro Jo “imitan”. Ni el uno ni el otro son exictamente Ia misma cosa que el paisaje, ni son, en sentido estricto, tuna continuacién ditects del paisaje natural. Si las dos formas de representacién no son idénticas es porque proveden de diferentes tradiciones historicas y se han ejecutado con distintas técnicas pictSrieas. Del mismo modo, las interjecciones del idioma japonés y del idio- ‘ma inglés proceden de un prototipo natural coméin, los gritos instintivos, y por lo tanto, de manera inevitable, se sugicren el uno al otro. Difieren a veces mucho, ¢ veces poco, porque se han construido con materiales 0 téenicas histJricamente diferentes: las tradiciones lin- agiisticas respectivas, los sistemas fonéticos y los habitos de lengase de ead uno de los dos pucbles. Sin em Dargo, tos gritos instintives, en cuanto tales, son préc- ticamente idénticos en toda 1a humanidad, del mismo modo como el esqueleto humano o el sistema nervioso son, desde cualquier punto de vista, un rasgo “fijo” del ‘imericana Yamada asl pox “onomatopeya’s en el mismo caso estén 4 tildo, pjailo meszano, y el bemteveo, pajarilo argentina ) DEFINICION DEL LENGUAJE, B ‘organismo humano, es decis, un rasgo que no varia sino de manera muy eve 0 “accidental”. Las interjecciones se cuentan entre los elementos menos importantes del lenguaje. Su examen ¢3 pro- vechaso principalmente porque se puede demostear que aun e505 sonidos, que todos convienen en considerar como los més cercanos a la expresién instintiva, sOlo tienen naturaleea instintiva en un sentido superficial ‘Asi, pues, aunque fuera posible demostrar que cl len yuaje todo se remonta, en sus fundamentos primordia- fe histrioos y psicolgico, a ls intejeciones, no 36 seguirfa de ello que el lenguaje sea una actividad ins- intiva, De hecho, todos Tos intentos de explicar de ‘esa manera el origen del lenguaje han sido infructuo- 30s. No existe una prueba tangible, ni historica ni de ninguna otta especie, que demuestre que el conjunto de los elementos del habla y de los procedimientos lin- glilsticos ha surgido de las interjecciones. Estas cons- Htajen una parte muy reducda y fancionalmente i significante del vocabulario de los diversos idiomas; en ninguna época y en ninguna provincia lingiistica de que tengamos noticia podemos observar una tendencia no- table a convertir fas interjcciones en urdimbre nical del Iengusje. Bn el mejor de Ios casos, no pasan de se 1a otla decorativa de un amplio y complicado tejdo. Si esto puede decitse de las interjecciones, con ma- yor razbn cabe decirlo de las palabras onomatopéyicas. Palabras como whippoorwill to mew [‘maullar’, to caw ['graznar’] no son de ninguna manera sonidos naturales gue el hombre haya reproducido instintiva y automati- camente. Son ereaciones del espiritu humano, vuelos de la fantasia, en el mismo sentido en que Io es cualquier otro elemento del lenguaje. No brotan directamente de Ja naturaleza; son sugeridos por ella y juegan con ella. Asi, pues, la teorfa onomatopéyice del origen del lengua. je. fa teoria que explica todo lengaaje como gradual evo- lucién de sonidos de carécter imitative, nos deja tan 4 [Especie de chotacabrasnosteamericano, cayo nombre se debe 2 onoaatopeye] 4 DEFINICION DEL LENGUASE, eos del plan instintivo como el engaje en su forma actual. En cuanto a la teoria misma, no es mis digna de fe que la teorfa paralela del origen ‘interjeccional. De muchas palabras que ahora no nos parecen’ onomatopé- as se puede demesta, eset, que en oto tiempo in tenido una forma fonética en que se ve que fueron ‘originalmente imitaciones de sonidos naturales. Tal ocu- re con la palabra inglesa to laugh [reir]. Sin embargo, ¢s del todo imposible demostrar —y ni siquiera parece intrinsecamente razonable suponerlo— que el aparato formal del lenguaje se derive de una fuente. onomato- pies sf algo proviene de ty seh una. parte nfima le los elementos lingilfsticos. Por mas dispuestos que estemos, en principio, a considerar como de importan- cia fundamental en las lenguas de los pueblos pri vos la imitacin de sonidos naturales, la realidad es que estas Tenguas no muestran una preferencia particular por las palabras imitativas. Entre: los pueblos més pri Iaitivos de la America aborigen, las tbus athabaskas, en el rio Mackenzie, hablan Fenguas en que apenas hay palabras de ese tipo, 0 en que faltan por completo; y en cambio, lenguas tan refinadas como el inglés o el alemén emplean a manos lenas las onomatopeyas. Este ejemplo revela qué escasa importancia tiene la simple imitaci6n de los sonidos para la naturaleza esencial habla. Con esto ha quededo allanado el camino para dar uuna definicién adecuada del Tenguaje. El lenguaje es tun método exclusivamente humano, y no instintivo, de cormumicar ideas, emociones y descos por medio de un sistema de sfmbolos producidos de manera deliberada. Estos simboles son ante todo auditivos, y son produ: cidos por los Hamados ““Srganos del habla”. No hay en el habla humana, en cuanto tal, una base instintiva apreciable, si bien es cierto que las expresiones ins tivas y el ambiente natural pueden servir de estimulo ra et desarrollo de tales o cuales elementos del ha- la, y que las tendencias instintivas, sean motoras 0 de ‘otra especie, pueden dar a la expresiOn linglistica ‘una extensién 0 un molde predeterminados, La comu- DEFINICION DEL LENGUASE, is nicacién, humana animal (si acaso se puede Vamar “comunfcacién”), producida por gritos involuntarios instintivos, nada’ tiene de lenguaje en el sentido en ‘que nosotios lo entendemos, ‘Acabo de hablar de los “6rganos del habla”, y po- sa parecer, a primera vista, que esto equivale a admi- tir que el habla misma constituye una actividad instin- tiva, biolbgicamente predeterminads. Pero no debemos dejamos extraviar por esa simple expresién; no existen, en sentido estricto, drganos del habla; lo que hay, son sélo érganos que, de manera incidental, pueden servir para la producciin de los sonidos del habla. Los pul Imones, 1a Tasinge, el paladar, Ta nariz, Ia Tengoa, los dientes y os labios se emplean para ese objeto, pero hno se es debe considerar como érganos primarios del tabla, del mismo modo que los dedos no pueden con: sideratse como érganos esencialmente hechos para tocar el piano, ni las rodillas como érganos de la oracién. El abla ao ¢5 una actividad simple, reatizada por uno ‘0. més érganos biolégicamente adaptados para cse ob- jeto. Es una red muy compleja y siempre cambiante Ge adaptaciones diversas —cn el cerebro, en el sistema nervioso y en los Srganos articulatorios’ y auditivos— que tiende a la deseada meta de ln comtunicacién de ideas. Podemos decir que los pulmones se desarrolla- ron para llevar a cabo la funcibn bioldgica indispensable {que se conoce con el nombre de respiracién; la nariz como drgano del clfato; los dientes como drganos uti les para triturar los alimentos y dojarlos listos para la digestiOn. As, pues, si estos y otros drginos se em- pplean constantemente en el habla, es s6lo porque cual quier érgano, desde el momento en que existe, y en la medida en que puede ser gobernado por la voluntad, es susceptible de una utilizacién para finalidades se: ‘cundarias. Desde el punto de vista fisiol6gico, el habla 5 una funcién adyacente, 0, para decitlo con mayor exactitud, un grupo de funciones adyacentes. Aprove- cha todos Ios servicios que puede de ciertos érganos y funciones, nerviosos y musculares, los cuales deben su 16 DEFINICION DEL LENGUASE ‘origen y su existencia a finalidades muy distintas de Jas lingiisticas. Es cierto que los psico-isi6logos hablan de la loca- cién de la palabra en el cerebro. Esto no puede significar otra cosa sino que los sonidos del habla estin localizados en el centro auditivo del cerebro, o en una parte citcunserita de este centro, tal como estan locali- zadas alli otras clases de sonidos; y que los procesos motores que intervienen en el habla (como son los mo- vimientos de las cuerdas vorales en ls laringe, los movi- mientos de la lengua necesarios para la pronuneciacién de las vocales, los movimientos de los labios necesarios para articular ciertas consonantes, y muchos oltas) se encuentran localizados en los centros motores, exacta- mente como los demés impulsos de que dependen acti- vidades motoras especiales. De la misma manera, en el centro visual del cerebro radica el comando de’ todos, Jos procesos de reconocimiento visual que entran en juego en Ta Tectura, Naturalmente, los puntos o gru- pos de puntos particulates de localizacion que se en- ‘cuentran en los diversos centros y que se tefieren a un elemento cualquiera del Tenguaje, estén. conectados cen el cerebro por tamales de asociacién, de tal manera que el aspecto exterior o psico-fisico del lenguaje con- siste en una vast red de localizaciones asociadas en el cerebro y en los centros nerviosos secundarios; y, desde Tuego, las localizaciones auditives son las més impor tantes de todas en lo que se refiere al lenguaje, Sin embargo, un sonido del habla localizado en el cerebro, aun cuando esté asociado con los movimientos parti- culares de los “6iganos del habla” nevesatios para pro- ducirlo, dista mucho todavia de constituir un elemento del lenguaje; es preciso, ademas, que se asocie con al- * gin elemento 0 con algin grupo de clementos de la experiencia, por ejemplo con tna imagen visual o na clase de imagenes visuales, 0 bien con una sensicién de relacién, antes de que adquiera un. significado lin- istico, por rudimentario que sea. Este “elemento” Serta experiencia es cl contenido 0 “significado” de ta tunidad lingiifstica; Tos procesos cerebrales asociados con DERINICION DEL LENCUApE 7 G1, sean auditivos, motores o de otra naturaleza, y que siren de respaldo inmediato al acto de pronunciar y al acto de escuchar cl habla son simplemente un sim. bolo complejo de esos “sigrificados", o un signo que los expresa. De los “significado: vaiveremos a hablar més adelante, Ast, pues, lo que vemos inmediatamente es que el lenguaje, en cuanto tal, no se encuentea loce: Inzado de maneta definida, ni puede estatlo, pues con. siste en una relacién simbélica peculiar ~flsiologiea. mente arbitratia— entre todos 1s posibles elementos de la consciencia por una parte, y pot otra ciertos otros elementos particulates, locatizadas en los centres ete: brales y nerviosos, sean auditivos, motores o de oir haturaleza. Si se puede considerar el lenguaje co “localizado” de manera definida en el cerebro, es sclo en ese sentido general y sin mucho interés en que se puede decir que estén “en el cerebro” todos los aspet. tos de la consciencia, todo interés humano y toda’ tividad humana. Por consiguiente, ao tenemos mas remedio que aceptar el Tenguaje como un sistema fun. sional plenamente formado dentro de la constitucién petguica o “espirtual” del hombre, No podetos de- initlo como una entidad en tétminos puramente psico, fisicos, por mas que la base psico-fisica sea esenel su funcionamiento en el individuo. Por supuesto que, desde el punto de vista del fisié- logo 0 del psicblogo, estamos baciendo une abstraccion injustficable cuando ast nos proponemos estudiar el tema del lenguaje sin una constante y explicita sefe rencia a Ja base psicofisica. No obstante, semejante abstraccién es justificable, Podemos discurrir can buen provecko acerca de la intencidn, la forma y a historia el habla, de la misma manera, exactamente, como dis. curries acerca de la naturaleza de cualquier otra fase de ls cultura humana —el arte o la religion, por cjem- Plo—, esto es, como una entidad institucional cult. al, dejando 2’ un lado los mecanismos orginicos y psi ‘colégicos por ser cosas obvias y sin interés para nuestro objeto. En consecuencia, debe quedar claro, de una vez or todas, que esta introduccidn al estudio del habla para 18 DEFINICION DEL LENGUASE rno se ocupa de esos aspectos de Ia fisiologia y de la pcologs fotgien que esi en os cmientos de jenguaje. No vamos a hacer el estudio de la génesis y el modo de obrar de un mecanismo conereto, sino tuna investigaci6n acerca de la funcién y la forma de sos sistemas arbitrarios de simbolismo que conocemos con el nombre de idiomas. ‘Ya he indicado que la esencia del Tenguaje consiste ‘en el hecho de tomar sonidos convencionales, articula- dos de manera voluntaria, o sus equivalentes, como re- presentantes de los diversos elementos de la experien- Cia, La palabra house {'casa’] no es un hecho lingtistico si por -€l se entiende simplemente el efecto aciistico qué sobre el ofdo producen las consonantes y voca- Jes que constituyen dicha palabra, pronunciadas en de- terminado orden; tampoco es un hecho lingtistico a causa de los procesos motores y de las sensaciones tic- tiles que intervienen en Ia articulacién de la palabra; ni a causa de la percepcién visual por parte de quien escucha esa articulacién: ni a eausa de la percepeién visual de Ia palabra house en una pagina manuscrita 0 impresa; nia causa de los procesos motores v sensacio- nes tactiles que entran en fuego para escribir la pala- bra: ni, finalmente, a causa de le memoria de alguna de estas experiencias o de todas elles. La palabra house sélo-es un hecho lingifstico cuando todas estas exoe- riencias combinadas, y tal vez otras que no hemos men- cionado, se asocian autométicamente con la imagen de tuna casa: entonces comienzan a adquitir Ia naturaleza de un simbolo, de una palabra, de un elemento del Tenguaje., Pero no es suficiente todavia el simple hecho de semejante asociacién. Puede ser que alguna vez izamos una palabra cualquiera, proferida en ‘una casa determigada en circunstancias tan impresionantes, que rnunea, desde ese momento, vuelva a nuestra conscien- cia la'imagen de Ia casa sin que al mismo tiempo se Ihaga presente aquella palabra, v viceversa. Este tino de asociacion no constituye el lenguaje. La asociacién 4a que nos referimos debe ser puramente simbélica: di- ‘cho-de otra-manera; la palabra debe denotar Ta imagen, DEFINICION DEL LENGUAJE 19 debe rotulatla, y no debe tener otra funcién que la de tun paralelo stiyo en otro plano, y a ese paralelo pode- mos acudir cada vez que sea necesario o conveniente. Semejante asociacién, que es voluntaria y en un sen- tido arbitraria, exige un notable ejercicio de atencién consciente, por lo menos en el comienzo, ya que el hdbito no tarda en hacer esta asociacién tan automa- tica como muchas otras, y mas rpida, Pero quizi hemos avanzado con demasiada veloci- dad. Si el simbolo house —sea una experiencia o ima- gen auditiva, motora 0 visual— no se tefiriera més que 2 la sola imagen de una casa determinada, vista en. tuna sola ocasion, una critica indulgente podria quizd darle el nombre de elemento del lenguaje; sin embargo, es evidente desde el principio que un lenguaje consti- tuido en esa forma tendria un valor muy escaso, 0 nulo, para as finalidades de la comunicacién. El mundo de huestras experiencias necesita ser simplificado y geue- ralizado enormemente para que sea posible llevar a cabo un inventario simbélico de todas nuestras experiencias de cosas y relaciones,y ese inventario es indispensable si quetemos comunicar ‘ideas. “Los elementos del lengua- je, los simbolos rotuladores de nuestras experiencias tie- nnen ue asociarse, pues; con grupos enteros, con clases bien definidas de experiencia, y no propiamente con ‘as experiencias aisladas en s{ mismas. Sélo de esa ma- nera es posible la comunicacién, pues la experiencia aislada no radica mas que en una consciencia indivi- dual y, hablando en t4minos estrictos, ¢s incomuni- cable. Para que sea comunicada, necesita relacionarse con una categorfa que la comunidad acepte tacitamen- te como una identidad. Asi, la impresion particular sue a dejado en mi una casa determinada necesita tificarse con todas mis demas impresiones acerca de ella. Y ademés, mi memoria generalizada, o sea mi “no- cién” de esa casa debe fundirse con las nociones que se han formado acerca de la case todos los individuos que lz han visto. La experiencia particular que nos ha servido de punto de arranque se ha ensanchado ahora de tal manera, que puede abarcar todas las impresiones 20 DEFINICION DEL LENGUAJE, (© imagenes posibles que acerca de la casa en cuestién se han formado o pueden formarse seres sensibles. Esta primera simplificaciin de la experiencia se encuentra én Ja base de gran nimero de elemento del habla, Jos Hamados nombres propios, o palabras que designan individuos u objetos individuales. Es, en lo esencial, el mismo tipo de simplificacién que constituye el fan- damento o el material bruto de {a historia y del arte, Pero no podemos contentamnos con este procedimiento de reduceién de algo que, como la experiencia, es infi- nito, Debemos llegar hastz Ia médula de las cosas, de- bemios poner en un solo montén, de manera mis 0 me- nos arbitraria, masas enteras de experiencia, viendo en ellis un nimero bastante de semejanzas para que nos autoricen a considerarlas idénticas (lo cual es erréneo, peto itil para nuestro objeto). Esta casa y aquella otra casa y miles de otros fendmenos de caricter andlogo se aceptan asi en cuanto tienen un némero suficiente de rasgos comunes, a pesar de las grandes y palpables diferencias de detalle, v se clasifican bajo un mismo rétalo, En otras palais, el elemento ingastico house es, primordial y fundamentalmente, no el simbolo de ‘una percepei6n aisleda, ni siquiera de la nocién de un objeto particular, sino de un “concepto”, 0, dicho fen otra forma, de tuna ebmoda envoltura de pensamien- tos en la cual estin encerradas miles de experiencias distintas y que es capaz de contener muchos otros mi- les. Silos elementos significantes aislados del habla son Tos simbolos de conceptos, ¢l caudal cfectivo del habla puede interpretarse como un registro de la fija- cién de estos conceptos en sus relaciones mutuas. ‘Muchas veces s¢ ha planteado la cuestién de si se- ra posible el pensamiento sin el habla y también Ja cuestién de si el habla y el pensamiento no serin otra cosa que dos facetas de un mismo proceso psiquico. La cuestién es tanto més dificil cuanto que, se la ha rodeado de un seto espinoso de equivocos. En primer lugar, conviene observar que, independientemente de si ‘el pensamiento exige o no exige cl simbolismo (es de- ci, el habla), el caudal mismo del lenguaje no siem- DEFINICION DEL LENCUAyE a re es un indicador de pensamiento, Hemos visto El elemento lingitstico Hpico sine de rotulo a un Gu cepto. De ello no se sigue que los usos a que se destina al lenguaje sean siempre conceptuales, nt que lo sean de manera predominante, En la vida ordinaria no nos interesamos tanto por los conceptos en cuanto tales, sino nis bien por paculacdades concietasy telacio: rcs determinadas. Por ejemplo, cuando digo I had a good breakfast this morning ['me desayune muy bien sia mafiana'}, es evidente que no estoy sintiendo las congojas de un pensamiento laborioso, y que lo que tengo que comunicar a quien me escucka no pasa de ser un recuerdo placentero, traducido simbdllcamen- te siguiendo los carriles de una expresin habitual. Cada tuno de los elementos de mi frase define un concepto separado, o una relacién conceptual separada, 0 las tos cobas juntas, pero la frase en si misma no tigne la m. nor significacién conceptual. Es més o menos como si uun dinamo capaz de generar una corriente eléctriea sue ficiente para mover un ascensor fuera utilizado casi ex: losivamente para alimentar cl timbre de una puevts Y cl paralelo es mas sugestivo de lo que podria parecer a primera vista, Se puede considerer el Jenguaje como 4p istumento capa de responder a una enone serie le empleos psiquicos. Su corriente no slo va fluyen: Daralela a lt de los contenido intemos de is corgcien Gia, sino que fluye paralela a ella en niveles distintos, que abarcan desde el estado mental en que dominant imégenes particulares hasta cl estado en que los con ceptos abstractos y sus reluciones mutuas son los vinicos en que se enfoca ia atencién, lo cual suele lamarse razo- namiento, Asi, pues, lo tinico constante que hay en el Jenguaje es su forma extema; su significado interior, su valor intensidad psiquicos varian en gran medida de acuerdo con la atencién o con el interés selectivo del csphrita, y asimismo —ocioso es decirlo— de acuerdo con el desarrollo general de la inteligencia. Desde el punto de vista del lenguaje, el pensamiento se puede defini como el mis elevado de los contenidos latentes © potenciales del habla, el contenido a que podemos 2 DEFINICION DEL LENCUAJE, Tegar cuando nos esforzamos por adscribir a cada uno de los elementos del caudal linglstico su pleno y ab- soluto valor conceptual. De aqui se sigue inmediata- mente que el lenguaje y el pensamiento, en sentido estricto, no son coexistentes. A lo sumo, el lenguaje puede ser s6lo la faceta exterior del pensamiento en el nivel més elevado, mis generalizado, de la expresién simbélica. Para exponer nuestro punto de vista de manera algo distinta, el lenguaje ¢3, por su origen, ima funci6n pre-acional. Se esfuerza humildemente por elevarse hasta el pensamignto que esté latente en sus clasificaciones y en sus formas y que en algunas ocasio- nes puede distinguisse en ella pero no es, como suele afirmarse con tanta ingenuidad, el rétulo final que se ‘ealoca sobre el pensamiento ya elaborado. ‘La mayor parte de las personas, cuando se Tes pre- gunta si pueden pensar sin necesidad de palabras, con- festardn probablemente: “Si, pero no me resalta fécil Iacerlo. De todos modos, sé que es algo posible.” ;De manera que el lenguaje vendsia a ser simple ropaje! Pero zy si el lenguaje no fuera ese ropaje, sino mas ‘dien una ruta, un carr) preparado? Es muy probable, en realidad, que el lenguaje sea un instrumento desti ado originalmente a empleos inferiores al plano con- ceptua,y que el pensamiento no hays suid sino mls tarde, como una interpretacién refinada de su conteni- do. En otras palabras, el producto va creciendo al mis mo tiempo que el instrumento, y quiz, en su genesis y en su prdctica cotidiana, el pensamiento no sea con- exbible sin el lenguaje, de la misma manera que el 1220- tamiento matemético no es practicable sin la palanca de un simbolismo matemitico adecuado. Ciertamente nadie va a creer que hasta la mis ardua proposicién matemética depende estrechamente de un conjunto ar- itrario de simbolos; pero es imposible suponer que la inteligencia humana seria capaz de concebit 0 de re- solver semejante proposicién sin la ayuda del simbolis- ‘mo. Por lo que a él toca, el autor de este libro rechaza decididamente, como algo ilusorio, esa sensacién que fanlas persones creen experimentar, de que pue DEFINICION DEL. LENCUAyE 23 pensar, y hasta razonar, sin necesidad de palabras. La ilusion Se debe seguramente a una serie de factores, El mis simple de ellos ¢s la incapacidad de distinguit entre la imagen y el pensamicnto. Ein realidad, tan pronto como nos esforzamos por poner una imagen en relacion consciente con otra, vemos que, sin darnos cuenta, estamos formando un silencioso fluir de pala bras. El pensamiento podra ser un dominio natural, separado del dominio artificial del habla, pero en todo caso el habla viene a ser el inico camino conocido pata Hegar hasta el pensamiento, La ilusoria sensacion de que el hombre puede prescindir del lenguaje cuando piensa tiene otra fuente todavia més fecunds, que ¢s la frecuentisima incapacidad de comprender que el len- guile no ci misma cosa que su simboizno audio 1 simbolismo auditivo puede ser sustituido, pieva tras pieza, por un simbolismo motor o por un simbolismo visual (por ejemplo, muchas persones pueden leer en un sentido puramente visual, esto es, sin el vinculo intermediario de un flujo intemo de imagenes auditi- vas que correspondan a las palabras impresas 0 manus: critas), 0 bien por algiin otro tipo de comunicacion, és sutil y huidizo y menos facil de definie, Asi, pucs, Ja pretension de que se puede pensar sin necesidad de Balibras, simplemente porque uno no se da cuenta le la coexistencia de imagenes auditivas, dista mu- cho de set valida. Podemos ir todavia més lejos, y sos- pechar que, en algunos casos, la expresién simbélica del pensamiento sigue su rata fuera dle lo: Himites de Ia intelgencia constiente, de mancra que, la senacin de un flujo de pensamiento libre y extratingiistico se justifica telativamente (pero sélo telativamente) para Gierto tipo de inteligencia, Desde el punto de vista cay pe imcnca, Dov uit de ditivos del cerebro 0 Jos, centros visuales 0 motores equivalentes, junto con los apropiados condisctos de asociaci6n, que son Tos equivalentes cerebrales del ha- ia, son afectados de mancra tan imperceptible duran: te el proceso del penssmiento, que no aleanzan a subir al plano de la consciencia, ste seria un caso excep- 24 DEFINICION DEL LENCUAJE ional: el pensamiento cabalgindo ligeramente sobre ls crestas sumergidas del habla, en vez de trotar tran- juilamente con ella, lado a lado. La psicologla mo- nanos ha mostrado la tremenda actividad que el simbolismo realiza en el espiritu inconsciente. Pot lo tanto, ahora es més facil de comprender que hace vein- te afios* cémo ef pensamiento més intangible puede ser tan sblo la conespondencia consciente de un sim- bolismo lingiifstico inconsciente. Digamos todavia dos palabras acerca de la relacién enite lenguaje y pensamiento, El punto de vista que he- mos venido désairollande no excluye de ningim modo la posibilidad de que el desenvolvimiento det habla de- penda en muy alto grado del desarrollo del pensarnien- to, Fodemos dar por sentado gue el lengiaje ba sur gido pre-rcionalmente —de qué manera concreta y en ‘qué nivel preciso de actividad mental es algo que no sabemos—, pero no debemos imaginar que un sistema bien desatoido de simbolos linguisticos haya podieo laborarse con anterioridad a la génesis de conceptos claramente definidos y a la utilizacién de los concep- tos, 0 sea el pensamiento. Lo que debemos imaginar ‘es mas bien que los procesos del pensamiento entraron fen juego, como una especie de afloramiento.psiquico, casi en los comienzos de la expresin lingiistica, y que el concepto, una ver. definido, influyé necesariamente en 1a vida de’ su simbolo lingiistico, estimulando asi el desarrollo del lenguaje. Este complejo proceso de la in- teraceién entre el Ienguaje y el pensamiento no es ima- ginario: seguimos viendo positivamente cbmo se efectiia ante nuestros ojos mismos. Si el instrumento hace posible el producto, el producto, a su vez, refina al ins- trumento. “Al nacimiento de un concepto nuevo prece- e, invariablemente, un empleo mas 0 menos restrin- gido o extenso del viejo material lingiistico; el concepto no adquiete vida individual e independiente sino cuan- ¢o ha encontrado una envoltura lingistica. En la ma- yor parte de los casos, el nuevo simbolo no es més que 5 [Le primera ediciin de este ib es de 1921] DEFINICION DEX. LENGUAE 25 tun objeto forjado a base de material lingiistico ya exis tente, segiin procedimientos claborados por precedentes extraordinariamente despbticos. ‘Tan pronto como la palabra queda lista, sentimos cle manera instintiva, con uma especie de suspito de alivio, que también el’ con- cepto esté listo para que Jo mahejemos. Mienteas no poseamos el simbolo, io podremes sentir que tenemos cen las manos la Have capaz de abrir el conocimiento 0 1s comprensin: inmediata del concepto. zAcaso esta- amos tan prontos a morir por le “‘ibertad”, a luchar por nuestros “ideales”, si las palabras mismas no estu- vieran resonando dentro de nosotros? Y la palabra, co- mo sabemos, no es sélo una Ilave; puede ser también tuna traba. El lenguaje es, primordialmente, un sistema auditivo de simbolos. En cuanto es atticulado, es también un sistema motor, pero el aspecto motor del habla es, con toda evidencia, algo secundario en relacién com el a3 pecto auditivo. En los individuos normales, el impulso a hablar toma forma, primero, en la esfera de las imé- genes auditivas, y de’ahif se transmite a los nervios mo- fores por Tos cuales se gobiernan los drganos del habla Sin. embargo, los. procesos motores y' las sensaciones mototas que los acompafian no son la culminacién, el punto final de descanso. Son tan sélo un instrumento, una palanca mediante la cual se provoca lz percepcién auditiva, tanto en el hablante como en cl oyente. La comunicacién, 0 sea el objeto mismo del lenguaje, no se Tleva a cabo satisfactoriamente sino cuando las per cepsiones auditivas del oyente se traducen a una ade- cuada ¢ intencional serie de imagenes o de pensamicn tos, o de las dos cosas combinadas. Por consiguiente, dl ciclo del lenguaje, en la medida en que se le puede considerar como un instrumento puramente externo, comienza y acaba en el terreno de Tos sonidos. La con: cordancia entre las imégenes auditivas iniciales y las percepeiones atuditivas finales es como la sancion 0 a rantfa social del satisfactorio resultado del. proceso. tomo ya hemos visto, el desarrollo tpico de este pro- ceso puede sufrir innumerables modificaciones 0 trans- 26 DEFINICION DEL LENGUAJE ferencias a sistemas equivalentes, sin perder por ello sus caracteristicas formales esenciales, La mis importante de estas modificaciones es la abreviacién que supone el proceso lingiistico durante el acto de pensar. Esta abreviacién puede realizarse, indudableménte, en muchas formas, de acuerdo con las -culiaridades estracturales 0 funcionales de cada inte- cia. Ta forma menos modifiada es esa que se lama “hablar consigo mismo” 0 “pensar en alta vo2”. El hablante y el oyente se confunden entonces en una sola persona, la cual, por asf decirlo, se comunica con- sigo misma.” De mayor importancia es la forma, toda- via més abreviada, en que los sonidos del habla’ no se articulan en absofato. ‘A ella pertenecen todas las va- riedades de lenguaje silencioso y de pensamiento nor mal. Asf, los timicos que a veces reciben una excitacton. son los centros auditivos; o bien, el impulso hacia la expresin linglistiea puede comunicarse igualmente a los nervios motores que estén en conexién con los 6: garos de la palabra, pero queda inhibido, ya sea en Jos misculos de estos Organs, ya en agin punto de los mismos nervios motores; o, si no, los éentros auditivos pueden quizi ser afectados de modo muy ligero, si aca- So liegan a serlo, y entonces el proceso del habla se manifiesta directamente en la esfera motora, Ademés de éstos existen sin duda otros tipos de abreviacién. La excitacién de los nervios motores es muy frecuente en el habla silenciosa, de la cual no resulta ninguna arti culaci6n audible o visible; ese hecho se demuestra por Ja conocida experiencia de Ja fatiga de los érganos del habla, sobre todo de la latinge, después de una lectura Parculamente cstinulante 0 tas'una intensa med facién. Todas las modificaciones consideradas hasta aqué estin absolutamente conformes al proceso tipico del habla normal. De gran interés y de suma importancia es Ia posibilidad de transferir el sistema todo de sim- bolismo del habla a ténminos distintos de los que su- pone el proceso tipico. Este proceso, como hemes visto, €s una cuestién de sonidos y de’movimientos cuya DEFINICION DEL LENGUASE un finalidad es la produceién de sonidos. Bl sentido de Ja vista no entra en juego. Pero supongamos que no sblo se oigan los sonidos atticulados, sino que se vean las artiedlaciones mismas a medida que las va ejecutan- do el hablante. Es evidente entonces que, si uno puede adquirir un grado suficiente de destreza on la per cepeién de tales movimientos de los drganos del ha blz, queda abierto el camino para un nuevo tipo de simbolismo en que el sonido es reemplazado por la imagen visual de las articulaciones que corresponden al sonido. Este nuevo sistema no ofrece gran interés pata Ja mayor parte de nosotros, porque ya estamos como encerrados dentzo del sistema auditivomotor, en el mejor de los casos, aquél seria simplemente una ta- Guccién imperfecta de é&ste, puesto que no todas las awticulaciones son perceptible: ara el oo, Sin embr- go, es muy bien conocido el excelente cimpleo que los Sordomudos pueden hacer de la “lectura de los labios”, jue resulta asi un medio subsidiario de captar el-habla. EI mis importante de todos los simbolisimos lingbfsti- ‘cos visuales es, por supuesto, el de la palabra manus- rita 0 imprest, al cual, desde el punto de vista de kas funciones motoras, corresponde toda la serie de movi- rmientos exquisitamente coordinados cuyo resultado es Ja accidn de escribir, a mano 0 a maquina, o cualquier ‘otto método grifico de representar el habla. En estos muevos tipos de simbotismo, el rasgo que es esencial- mente importante para nuestro reconocimiento, sin con- far el hecho de que ya no son productos secundarios del habla normal en si misma, es que dentro del sis- tema cada uno de Jos elementos (letia 0 palabra ‘iita) corresponde a un elemento determinado (sonido (© grupo de sonidos o palabra pronunciada) del sistema puimario. Asi, pues, el lenguaje escrito equivale, punto or punto, a ese modo inicial que es el lenguaje’ ha: lado. Las formas escritas son simbolos secundarios de Jas habladas —simbolos de simbolos-—; y es tan estre- cha la correspondencia, que no s6lo en teorl sino tam- ign en la prictica de ciertas personas acostumbradas aa lectura puramente visual, y tal vez en ciertos tipos 28 DESINICION DEL LENGUAJE, de pensamiento, las formas escritas pueden sustituir del todo a las formas habladas. Sin embargo, es pro- bable que las asociaciones auditivo-smotoras estén siem- pre cuando menos latentes, esto es, que entten en Juego de manera inconsciente, Aun aquellos que leen 9 piensan sin el mds ligeto empleo de imagenes sono- tas, dependen, en éltima instancia, de esas imagenes. Estin manejando simplemente el medio eizculante, It moneda de Jos simbolos visuales, como un oémodo sustituto de las mercancias y servicios de los simbolos auditivos fundamentales, Las posibilidades de transferencia lingistica son ili mitadas. Un ejemplo de todos coneido es el alfabeto Morse empleado en el teligaf, en cl cant ls ietes del lenguaje escrito estén tepresentadas por una serie, convencionalmente establecida, de golpes més 0 menos largos. “Aqui la transferencia ‘se leva a cabo 2 pattit del palabra excita y'no dreetamente a rons dee, fonds el lenguaje Iublado. En oka palabras, letra del cédigo ‘telegrifico es el simbolo del simbolo de un simbolo, Por supuesto que de ello no se sigue, en modo alguno, que, para llegar a comprender un mensaje telegrifico, el operador experimentado tenga necesidad de transponer una serie dada de goipecitos una imagen visual a fin de captar su imagen auditiva nonmal. El método preciso de descrifar el lenguaje transmitido por via telegréfica varfa muchisimo, como es natural, de acuerdo, con los individuos. Hasta es concebible, aunque no muy probable, que cierto: tele. grafistas puedan Megat a tal grado de experiencia, que aprendan a pensar, sin més, bajo la forma de un sim: dolismo auditivo de golgeteo; esto no repugna, por lo ‘menos en lo que se refiere a la parte extrictamente cons. iente del proceso de pensamiento; o bien, en el caso. de telegrafistas dotados de una fuerte tendencia al sim. bolismo motor, es posible que piensen bajo la forma del simbolismo téctil que st desarvolla en'la transmi- sién de mensajes telegraficos, Hay todavia otro interesante grupo de transferen- cias: el de los diferentes lenguajes de sefias, desarrolla DERINICIGN DEL. LENCUATE 29 dos para uso de Tos sordomudos, o de los monjes tra penses que han hecho voto de perpetuo silencio, 0 gus suelen emplear ls persons que pueden verse ina fuamente, pero que estin demasindo lejos entre st para poder escucharse, Algunos de estos sistemas equivalen punto por punto al sistema normal del habls; otros, como él simbolismo de ademanes cinpleado por les maltares 0 el lenguaje de seas que tilzan los indies de Tas Tanuras en los Estados Unidos (Ienguaje com- prendido por tribus que hablan idiomas may Reveriaremos las mayéhovlat para tos elementos rotiaes 3 10S ELENENTOS DEL HABLA (sing), o bien la sustancia fundamental, la Tamada rafzt © “elemento radical” (sing-) de una palabra. E] ele- mento b (, -ing, -er) indica un concepto subsidia- rio y, por regla general, més abstracto; en el sentido mis lato de la palabra “forma”, impone al concepto fundamental una limitacién formal. Podemos llama:lo “elemento gramatical” o afijo. Como mds adelante vere- ‘mos, el elemento gramatical —o inctemento gramati- cal, como seria mejor decit— no necesita forzosamente estar agregado como sufijo al elemento radical. Puede ser un elemento eolacado como prefijo, como el un- de singnbe,(Tnantable}, 0 puede estar metido como infijo en el cuerpo mismo de la rafz, como la -n- del Jatin vinco ‘yo venzo’ que falta en viei ‘yo venci’, ade- sr ple ser una repeticion complet 0 parcial de la saiz, o consistir en alguna modificacién de la forma intema de Ja misma rafz: cambio de vocal, como en sung (‘cantando’) y song (el) canto’; cambio de con- sonante, como en dead ['muerto') y death (‘muerte’), cambio de acento; abreviacién. Todos y cada‘ uno estos tipos de elemento o modificacién ‘gramatical tie- nen la peculiaridad de que, en la mayoria de los casos, no pueden emplearse independientemente, sino que necesitan ir adheridos de algin modo al elemento 1a- dical, 9 soldados con éste, a fin de expresar una idea inteligible. Por Jo tanto, sera mejor cambiar nuestra formula, y en lugar de A + b hacerla A -+ (6), em- pleando los paréntesis para simbolizar que el elemento encerrado en ellos es incapaz de sostenerse por sf solo. El elemento gramatical s6lo puede existir a condicién de asociasse con un clemento radical; y ademas, su sig- nificado conereto depende, por lo comin, de la clase de clementos radicales con que vaya asociado. Por ejemplo, la -s del inglés he hits (‘4 golpea’] y Ja -s de books [‘ibros’] simbolizan dos ideas por completo distintas, simplemente porque hit y book pertenecen, en cuanto a su funcién, a categorias muy diferentes 4 Esta palabra no se emplea aqui en un sentido esrictamente téenico, {LOS ELEMENTOS DEL HABLA 35 in embargo, debemos apresurarnos a observar que si STelemento radical en eras ocasones, puede iden tificarse con la palabra, ello no quiere decit que pueda empleaise_ siempre, ni aun habitualmente, como una labra. Por ejemplo, el hort. ‘huerto’ que aparece en is formas latinas hortus, horti y horto es una abstrac- ion tan completa coma el -ing de singing, aunque ¢s Certo que hort- oftece un significado mucho més facil de captar. Ni hort. ni -ing existen en cuanto ele mentos. Hinglisticos inteligibles y satisfactorios por si oles. Asi, pues, tanto el elemento radical como el ele- mento grainatical se obtienen tinicamente por un pro- feeso de abstraccién, Parece més propio dejar la formula At () pas sinboliear singe, y sinbuiar outs ra: (A) + (b}. om a aque pier elemento del abla del ext demos decir que “existe” realmente, es la palabra in embargo, antes de definirls, debemos considerat tm poco mas de cerca el tipo de palabra ejemplificado por sing. Bien mirado, gtendremos tazbn para identi Fear a sing con un elemento radical? Representa en efecto una simple correspondencia entre concept ¥ expresién lingifstica? Y ese elemento sing, que hemos abstraido de sings, singing y singer, y al cual podemos atubuir, justificadamente, un valor conceptual general y siempre el mismo, get en verdad el mismo hecho lingtistico que la palabra sing? Parecerfa casi absurdo dudar de ello, y sin embargo no hace falta mas que un poquito de reflexion para convencernos de que la duda 5 muy legitima, De hecho, la palabra sing no puede emplearse en cualquier caso para denotar su propio contenido conceptual. Sin ir més lejos, la existencia de formas evidentemente relacionadas, como sang {[pre- térito de to sing ‘cantar’] y sung {‘cantado'], demuestra ya que sing no puede denotar un tiempo pasado, sino ue, cuando menos en Jo que toca a una parte impor- tante de su uso, se limita al presente. Por otra parte, elempleo de sing conto “‘infinitivo”, en expresiones co- fo t0 sing [eamtar’ y he wil sing [0 canta), nes esti indicando que la palabra sing'tiene una matcada 36 1L0$ ELEMENTOS DEL HABLA tendencia a representar ls amplitud total y sin tabas de un concepto dado. Ahora bien, si la palabra sing. en algin sentido adecuado, fuera la expresién fija del concepto intacto, no habria justficaciém para esas abe- raciones vocélicas que hemos encontrado en sang, en sung y en song, ni tampoco se limitarfa sing a denotar tiempo presente para todas las personas, excepto la tercera de singular (sings). Lo que ocurre en realidad es que sing es una pa Jabra entre dos luces, una forma que titubea entre la ‘condicién de un verdadero elemento radical y la de una palabra modificada del tipo de singing. Aunque ningin Signo externo nos haga ver que sing expresa algo mas Wwe una idea general, sentimos como que hay a su ahededor una fluctuante niebla de valor adicional. Ash, pus, la simple fSrmula A no parece ser su representa: cidn’ més adecuada, y es mejor pensar en esta otra: A+ (0). Se podria considerar que sing pertenece al po A+ (B), peso con eta reserva: que (b) ha des- aparecido. Este modo de “sentir” la palabra dista mu- 0. de_ set caprichoso, pues existen pruebas histéricas irebatibles que demuestran que sing es, en su origen, vatias palabras distintas, del tipo A + (b), que han teunido en uno solo sus valores respectivos. La porcién (B) de cada una de ellas ha desaparecido en cuanto elemento fonético tangible; sin embargo, su fuerza sub- siste en forma debilitada. "El sing de I sing (‘yo can- to'] corresponde al anglosajén singe; el infinitivo sing, a singan; el imperativo sing, a sing. A puttic de la al- teracién de las formas inglesas que se inicié més 0 menos hacia la época de la conquista normanda, la len- gua inglesa ha venido esforzdndose por crear palabras- Conceptos muy sencillas, no complicadas por onnota- ciones formales, pero todavia no ha logrado realizar su propéiito, con excepcién, tal vez, de algunos adverbios aislados y de otros elementos de la misma especie. Si 1a tipica palabra inanalizable del lenguaje-fuera en efec- to una pura palabra-concepto —del tipo A—, en vez de ser_un cutioso tipo de transicién —el que hemos simbolizado por A + (0)— entonces las palabras co- 1108 RLEMENTOS DEL HABLA 37 ing, work, house y otros miles mas se podrian com- re cen las autéatics palabrsrices de otras mhas nguas.* ‘Tomemos, al acaso una verdadera palabra ralz: la palabra nootkat hamot, que significa “hucso’. La palabra inglesa correspondiente no sc puede com- patir con ella sino de manera muy superficial. Hamot fica ‘hueso’ en un sentido enteramente indefinido; ‘Sr palabra inglesa va adherida la idea de singularidad. El indio nootka puede expresar Ia idea de pluslidad, si asi lo desea (tiene para ello varias maneras},, pero no necesita hacerlo forzosimente; hamot puede’ servit Jo taismo para el singular que para el paral, cuando no ial y algin interés especial en marcar la distinci6n. La a de habla inglsa que dice bone (presindiendo Gel empleo secundario de esta palabra pata denotar un material) no esté especificando simplemente In natura- Jeza del objeto, sino que, quiéralo 0 no, eté dando a entender que s6lo uno de esos objetos entra en con- Sideracién. ¥. en este incremento de valor tadica toda iferencia, +

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