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Este trabajo está hecho con mucho cariño y tiene la finalidad de brindar
apoyo a los docentes que están frente a grupo; ofreciéndoles una variedad
de formas distintas para trabajar con sus alumn@s para lograr que alcancen
los aprendizajes esperados que marca nuestro programa de estudio y que lo
hagan de una manera divertida, novedosa e interesante; desarrollando al
mismo tiempo otras habilidades que permiten un conocimiento
verdaderamente significativo. Espero que les guste esta idea, pero
principalmente que sea eficiente en nuestro quehacer docente. Por favor
valora mi trabajo y evita compartirlo de manera masiva, ya que para la
elaboración del material se utilizaron imágenes que tienen copyright, por las
que realizo un pago con el cual se me autoriza el uso de las mismas y por lo
tanto tendrán que aparecer aplanadas en un formato PDF para protegerlas,
por lo tanto su uso es personal y al compartirlo de manera masiva afecta al
autor del mismo, además de que su utilización o reproducción sin el
consentimiento del mismo constituye un delito.
No obstante sabemos de la existencia de personas que aún así comparten
nuestros archivos, vulnerando los intereses del autor y de las personas que
adquirieron sus materiales, por lo que solicito el apoyo para denunciar a
quiénes sorprendan hacerlo.
Créditos:
Sumando con centenas
Resuelve las siguientes sumas, no olvides remarcar las unidades con azul,
decenas con rojo, centenas con amarillo y unidades de millar con verde.
M C D U
M C D U
4 3 5 1 + 5 3 5 6+
2 6 4 9= 1 5 8 9=
M C D U
5 6 9 8+
2 5 8 2=
M C D U M C D U
6 3 5 8+ 4 5 6 9+
1 2 5 7= 3 5 4 7=
Instrucciones: Recorta cada una de las plantillas, pega donde corresponde.
Recorta el problema que se te hace, subraya con azul los datos, con rojo la
pregunta y llena cada uno de los momentos que se te plantea para resolver
correctamente.
pegar
Lo que sé
pegar
pegar
Sumando con centenas
Resuelve las siguientes restas, no olvides remarcar las unidades con azul,
decenas con rojo, centenas con amarillo y unidades de millar con verde.
M C D U
M C D U
9 5 6 2- 3 5 4 5-
6 7 8 4= 1 6 2 6=
M C D U
2 8 3 2+
1 9 5 6=
M C D U M C D U
8 5 3 2- 5 8 7 4-
5 6 8 9= 3 9 8 6=
Formando figuras
Resuelve las siguientes sumas y restas; al finalizar colorea como se te indica
en el código que viene en la parte inferior.
35
Código: Verde 35, rojo 125, azul 250, rosa 300, amarillo 91,
morado 589
Fracciones
Recorta las siguientes plantillas, escribe el digno de mayor que y menor que,
según corresponda en cada pareja, pega de donde se te indica para armar un
acordeón de rompecabezas.
1/2 2/8
7/8
1/4 1/8
2/4
3/2 1/4
5/4 3/8
Lectura
Faltaban dos semanas para que José alcanzara los veinte años de edad, todos
creían que sería su último cumpleaños pues seis meses antes le habían
diagnosticado una enfermedad incurable y el médico había sido sincero con sus
padres: “Vivirá un año, o un poco más. Sólo uno de cada mil pacientes se
recupera”. Sus padres no sabían si debían organizarle una fiesta por su
cumpleaños, pero después de meditarlo la llevaron a cabo; llegó la fecha de la
reunión, todos hicieron un esfuerzo por aparentar que no pasaba nada. La
casa estaba decorada a gusto de José y la madre le había preparado su pastel
favorito. Entonces comenzaron a ofrecerle sus regalos. Javier, su mejor
amigo, le obsequió una pulsera de oro, pues pensó que el último regalo tenía
que ser muy llamativo. Georgina, su prima, le llevó una loción pequeña, pues
razonó que con ese tamaño le bastaría. Pedro, su tío, le entregó ropa para
dormir ya que supuso que, por su enfermedad, iba a caer en cama. La última
persona en entregar su regalo fue Ángeles; lo sacó de una bolsa de plástico sin
envoltura, ni moños. Era un cuaderno rayado de doscientas hojas con un
luchador en la portada. A todos les desconcertó este obsequio. “Mira, José,
esta libreta es para que cada día de tu cumpleaños, todos los años, escribas
cómo fue tu fiesta”, el dijo Ángeles, José se sintió raro, un poco ofendido.
“Bueno, bueno, ¡vamos a partir el pastel!”, dijeron sus padres para romper el
silencio. Pasaron 50 años y José seguía escribiendo en ese cuaderno cómo
había festejado su cumpleaños, llegó a la última hoja y leyó una notita que
había escrito Ángeles en aquella ocasión y que no había visto y decía así:
“José: el mejor regalo en este día es mi deseo, mi esperanza y mi seguridad
de que vivirás siempre”. Lloroso, el viejo José se puso de pie y salió a la
papelería para comprar un cuaderno nuevo.
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pegar
pegar
pegar
pegar
pegar
Doblar y pegar
Doblar y pegar
Los
verdaderos
amigos
Doblar y pegar
Lectura
Martín y Romeo vivían en el mismo edificio, tenían la misma edad e
iban al mismo colegio, pero no podía haber dos chicos más diferentes. En
la escuela Martín corría y saltaba todo el día, superaba a todos en la
clase de educación física y disfrutaba demostrando su poderío. Romeo,
en cambio, era quieto y silencioso y pasaba largos ratos pensando.
Cuando Martín se trepaba a los árboles, podía decir sin problema si su
compañero y amigo estaba en las ramas de un eucalipto, un trueno o un
pino, cómo podría convertirse en un ejemplo de la fuerza de gravedad y
cuáles serían los primeros auxilios que debería de aplicarle en caso de un
accidente. Porque, curiosamente, siempre andaban juntos, aunque uno no
entendiera bien al otro. Una de esas tardes, cuando regresaban de
jugar, entraron al elevador del edificio. Romeo vivía en el piso 2 y
Martín en el 20. Sin embargo, cuando lo abordaban, acostumbraban
acompañarse uno al otro. “Yo te acompaño”, decía Romeo, y subían al
20. “Yo te acompaño a ti”, decía Martín y bajaban al 2. “Pues ahora yo
te acompaño a ti”, volvía decir Romeo y así podían pasar horas en el
subibaja (cómo le decían al elevador) hasta que decidían mejor subir a la
azotea. En una tarde, después de unos veinte viajes redondos, se fue
la luz y el subibaja se quedó detenido más o menos por el piso 15.
Todo era tinieblas. El poderoso Martín, que no parecía temer nada,
lloraba sin consuelo, y su miedo se convirtió en rabia: “Ahorita verás si
no salimos de aquí”. Empezó a dar puñetazos y patadas contra las
paredes de metal, pero sólo consiguió lastimarse los pies y quedó
todavía más asustado. “Calma, pueblo”, dijo Romeo, tranquilo como si
estuvieran bajo la luz del día. Sacó su linterna de bolsillo, iluminó el
tablero y oprimió un botón que decía: “Motor de emergencia”. La
lámpara del elevador se encendió y éste comenzó a moverse de nuevo.
Pero no, no se fueron a sus departamentos. Bajaron y subieron por más
de una hora hasta que ya mareados salieron a la azotea para respirar el
aire fresco de la noche
Tomado del calendario de valores 2014-2015
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Desenlace:
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Lectura
Georgina y Silvia vivían en la misma calle pero no eran amigas. Al
contrario, enfrentaban una constante competencia por ver quién era la
más bonita, la más aplicada, la más inteligente, quién tenía los juguetes
más divertidos, los vestidos mejor cortados y la mascota más simpática.
Una tarde, por casualidad, coincidieron en el salón donde les cortaban
el cabello. Georgina deseaba que le afinaran su pelo rizado y rubio. Silvia
quería que le despuntaran su melena negra. Llegaron al mismo tiempo, se
miraron con desprecio y cada una exigió que la atendieran antes.
“Arrégleme primero a mí porque tengo el cabello más hermoso”, le dijo
Silvia a doña Queta. “¡No!”, gritó Georgina que, sin más, se le echó
encima. No se dieron golpes, simplemente se jalaron del cabello. Las
madres de cada una se lanzaron a defenderlas y ahora eran ellas quienes
reñían a mordidas y pellizcos en la acera. Como el pleito continuaba y la
victoria no se definía, amistades y parientes metieron las manos en una
riña colectiva. Llegó más gente del barrio. Cada quien llevaba consigo
cualquier cosa que había hallado para combatir: palos, botellas, ganchos,
cuerdas y cadenas. La ciudad estaría pronto en una guerra civil, pero el
cielo fue más sabio... una poderosa tormenta empapó a aquellos
peleoneros que tuvieron que regresar a su casa. Al amanecer del día
siguiente el barrio estaba destruido, y aunque nadie había resultado
herido de gravedad, todos cojeaban, traían la cabeza vendada y los
brazos con cabestrillos. Georgina y Silvia se encontraron en la calle con
los vestidos rotos y algo calvas. “Luces fatal, querida”, dijo Silvia. “No,
tú luces peor”, respondió Georgina. Ya iban a empezar a discutir, pero la
primera dijo: “Ya ni le sigas, comadre. ¿Qué te parece si mejor buscamos
juntas un remedio para restaurar nuestro cabello?”, “...y nuestro
barrio”, completó la otra. Se fueron caminando abrazadas hacia la tienda
de pelucas. Ningún vecino creía lo que miraban sus ojos.
Destinatario: _______________________________
Saludo:
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Cuerpo:
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Despedida:
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Doblar y pegar
Doblar y pegar
Destinatario
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