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Me imagino, o más bien estoy completamente segura que todo cuanto yo pueda

escribir lo conoces perfectamente. Nadie en la vida conocerá mi forma de ser y


vivir como tú lo haces, nadie, incluso, entenderá el por qué de mis actos.
Definitivamente nadie sabrá lo que soy capaz de hacer como tú lo sabes y ello es
sólo por el hecho de ser mi madre.

Asumo que tu función no fue fácil, al menos para conmigo, pues mis decisiones
nunca coincidieron con lo que tú esperabas, sin embargo sé que supiste
respetarlas, e incluso apoyarme justo en ese momento, en aquel instante en que
lo necesitaba.

Me enseñaste a ver la vida con amor y fortaleza. Siempre señalaste el camino a


seguir para cumplir mis metas. Supiste en qué momento reprender mis actos y
cuándo festejar mis logros. También sabiamente modificaste mis revolucionarias
ideas sobre el acontecer social. Creaste a mi alrededor la mejor familia, la más
unida y llena de amor que yo pudiera esperar.

Ahora, cuando los años han pasado, me doy cuenta del enorme trabajo que
realizaste en mí y es sólo por ello que debo decir gracias, gracias por todo lo que
eres y por todo ese amor que sabes dar a manos llenas. Gracias por ser mi
madre, y como tu nombre lo dice, ser mi Consuelo.

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