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por
Juan Carlos Rey
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Sumario
1. Introducción
2. El concepto de democracia
3. La importancia de la perspectiva constitucional para el análisis político
4. Concepto de Constitución
5. Las teorías decisionistas y sus limitaciones
6. El ideal de gobierno republicano
7. Las dificultades para una democracia participativa
8. La necesidad de una democracia representativa
9. El parlamento, los partidos políticos y su papel en la
legitimación de la democracia representativa
10. La aceptación de una constitución como compromiso racional
11. Dos modelos para analizar las posibilidades de un pacto constitucional
12. Conclusiones sobre la crisis actual de la democracia
REFERENCIAS
2
1. Introducción
mundo a partir de 1974, cuando se inició el proceso que Huntington (1991) llamó
central y oriental, pero afectó también a otros países del viejo continente, de
gran tradición democrática, como fue el caso de Chile y Uruguay, de modo que
1 Según Huntington (1991: 16) la cronología de los grandes flujos y reflujos de la democracia es
como sigue: 1) Primera ola larga de democratización: 1828-1926; 2) Primera ola en sentido
reverso: 1922-1942; 3) Segunda ola corta de democratización: 1943-1962; 4) Segunda ola en
sentido reverso: 1958-1975; 5) Tercera ola de democratización: 1974- ?. Para Huntington la
tercera ola comienza en 1974, con el golpe de Estado incruento de Portugal, que pone fin a la
dictadura de Marcello Caetano.
3
mantenido sin verse afectadas por la nueva ola democratizadora que acompañó
directa y/o indirecta —pero sobre todo de esta última— en la toma de decisiones
colectivas.
4
futuro de esa forma de gobierno, aun a costa de ser considerado como un
aguafiestas.
Con tal fin comenzaré con una discusión de la teoría —tanto positiva como
mostraré que para que un gobierno pueda ser considerado relativamente estable
torno a unas reglas de juego básicas del orden político, es decir sobre una
ocurridos de los últimos años, tanto en América Latina como en otras partes del
mundo.
francamente antidemocrático.
5
En cuarto lugar, argumentaré que la democracia representativa, que en los
la de bien común, voluntad general o interés público, pasó a ser concebida, más
desplazar del poder a los gobernantes que se hacen indeseables. Este proceso
2. El concepto de democracia
Comenzaré por precisar lo que entiendo por el término democracia, pues esta
palabra, tal como se usa en el discurso político ordinario, amenaza con perder
subjetivo de aprobación del gobierno que así se califica, por parte de quienes la
usan.
sistema político real que representa una aproximación relativa, pero que la
6
Para determinar si un sistema político empírico es una democracia hay que
público?.
puede ser definida como el gobierno del pueblo. Eso significa que la democracia
que todos los ciudadanos gozan de iguales derechos a elegir y ser elegidos para
7
gobierno en ningún caso puede violar, el imperio de la ley, el Estado de
política propios del pensamiento liberal. Ahora bien, no se puede olvidar que los
valores democráticos, por un lado, y los liberales, por otro, son de naturaleza
como examinaré con alguna atención más adelante— lo que caracteriza a las
Los dos tipos de criterios, que hasta ahora he examinado, suponen que la
¿para quién?—, que se refiere a quiénes son los beneficiarios de las políticas y
pueblo, lo cual implica que las decisiones colectivas y las políticas públicas
relación de representación que debe existir entre los elegidos y los electores, y
que puede dar lugar, desde una democracia populista (que para algunos,
8
equivale a una democracia impura o corrompida), hasta gobiernos
negación de la democracia.3
contenido de tales decisiones. Ninguno de esos aspectos debe ser separado del
3 Utilizó el adjetivo neoconservadores porque éste es, en mi opinión, el término más apropiado
para referirnos a quienes defienden ideas políticas que en el lenguaje ordinario o en la polémica
diaria se suelen denominar inexactamente neoliberales, que se caracterizan por defender los
valores liberales sólo en la economía pero que los rechazan en la política. Hay que tener en
cuenta que liberalismo político y liberalismo económico son cosas distintas, y que no es raro que
no coincidan en una misma persona. Así, Hobbes fue liberal en materia de economía, pero era
políticamente absolutista; en tanto que Locke era mercantilista en economía, pero políticamente
liberal. El liberalismo económico puede compaginarse con cualquier teoría política, como lo
muestra más recientemente Pareto, cuya teoría económica es, sin duda, liberal, aunque la
política que defendía era absolutista y autoritaria. A los ejemplos anteriores (señalados por
Neumann s/f [1968]: 241-42), podemos añadir el caso más reciente y notorio, de la dictadura
política de Chile bajo Pinochet, que pudo coexistir con una política económica liberal, lo que
suscitó grandes elogios de uno de los más importantes exponentes del liberalismo económico, el
premio Nobel de Economía Milton Friedman.
9
otro, y ambos deben complementarse, pues de no hacerlo el resultado será
con la contestación a preguntas tales como: ¿en beneficio de quién o para quién
se gobierna?4.
New York, bajo el título “Alternativas políticas en América Latina”, uno de los más prominentes
científicos sociales latinoamericanos, F. H. Cardoso, defendía la necesidad de reorientar los
temas que había sido el tema central del análisis político tradicional; de modo que, para captar la
diferencia política básica entre los regímenes de la región, consideraba que era preciso analizar
los objetivos de sus decisiones, desde el punto de vista de “quiénes son los beneficiarios” de las
políticas puestas en práctica (Cardoso 1972: 22-24). Más en concreto, proponía
“trasladar del ángulo de la preocupación dominante por la «élites del poder» («gobiernos
militares», «élites nacional-desarrollistas», etc., o no) o por las formas de acceso al
poder (elecciones, golpes de Estado, revoluciones, etc.) y de los mecanismos de su
ejercicio (partido único, abierto o encubierto; pluripartidismo, democracia plebiscitaria; las
Fuerzas Armadas como «partido burocrático», etc.), hacia cuestiones de base,
tendientes a saber qué grupos o clases sociales se beneficiaron con las decisiones que
se tomaron (o por el contrario, con las no decisiones que refuerzan el status anterior de
dominación), qué perfiles de distribución de la renta es compatible (independientemente
de las declaraciones del gobierno) con el patrón de desarrollo que se está
implementando, y así sucesivamente” (Cardoso 1972: 26)
Cardoso, quien más tarde se dedicó a la política activa, para llegar a ocupar —tras
10
Después, con el apogeo de la tercera ola de la democracia, se pensó que la
despotismo, por más benévolo o ilustrado que fuese— podría el pueblo realizar
evitar que el gobierno se convierta en una dictadura (objetivo que, sin duda, de
ilusión de que, con el fin de realizar los valores de justicia y bienestar, se puede
cambiar totalmente sus anteriores ideas políticas— la presidencia de Brasil, fue durante cerca de
dos décadas el autor latinoamericano que probablemente influyó más (y no siempre para bien)
en las Ciencias Sociales de la región.
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3. La importancia de la perspectiva constitucional para el análisis político
virtud de las cuales se tomarán las decisiones colectivas; y, por otro lado, el nivel
decisiones colectivas.5
desarrollos y aplicaciones de esas ideas, deben mencionarse las obras de Buchanan (1975); y
de Brenan & Buchanan (1980; 1985)
12
ocurren en un Estado son expresión de una “normalidad”, entendiendo por tal
orden político que sea relativamente estable y continuo, incluye, como uno de
mínimo la obediencia de sus decisiones por parte de sus destinatarios, por regla
general y para la mayoría de los casos. Dejando aparte las circunstancias —que
concretas, caso por caso, en razón de una evaluación de los méritos intrínsecos
obediencia para cada decisión, una tras otra, tratando de convencer a los
el análisis político, todavía conserva todo su valor el antiguo texto de Herman Heller (1955: 199-
216). Sobre la importancia de las normas constitucionales, Heller (1955: 267-289).
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argumentación y la persuasión, negociaciones expresas o tácitas y el eventual
surgir es efímero, pues debe ser reconstruido o renegociado para cada nueva
(es decir, al gobernante) y de la confianza o crédito que éste les merece. Pero el
personalización del poder público, es frágil, pues carece de base institucional (el
En tercer lugar, es posible que la gente obedezca las decisiones del gobierno
sin necesidad de evaluar los méritos intrínsecos de cada una de ellas, y con
14
gozar de un grado alto de estabilidad y permanencia, pues está verdaderamente
institucionalizado.
en los distintos sistemas políticos concretos, se debe a una mezcla de los tres
que se presenta es el de precisar, para cada caso, el peso relativo de cada uno
de ellos.
unas reglas básicas del juego político, hace que podamos hablar de falta o
interacción estratégica entre los distintos factores de poder. Pero los eventuales
4. Concepto de Constitución
15
conjunto de reglas que orientan efectivamente el comportamiento político. Tales
sido expresamente formuladas, de modo que puede incluir reglas implícitas8. Por
otro lado, es posible que algunas de las reglas que forman parte de la
suscrito por las principales fuerzas políticas (por ejemplo: por los partidos) o
Hasta qué punto las reglas de la constitución real coinciden con las
constitución escrita o difieren de ella, es una cuestión que debe resolverse caso
por caso: a veces se trata de reglas que sirven para interpretar o dar contenido
existir una evidente contradicción entre una y otra; y, desde luego es posible
8Sobre la idea de “regla” y la legitimidad de utilizar el concepto de “regla implícita”, véase Black
9El concepto de “acuerdo tácito” está estrechamente relacionado con la idea de “negociación
tácita” o “negociación implícita”, utilizado frecuentemente por los analistas de las relaciones
internacionales (por ejemplo, Schelling 1960) y que puede ser legítimamente trasladado al
ámbito de las relaciones en el interior de un Estado.
16
En el sentido más general de este término se puede entender por
Estado que regula, como mínimo, las siguientes cuestiones: (i) la estructura
titulares; (ii) los requisitos formales y sustantivos que deben cumplir esas
constitucional).
La constitución así entendida equivale a las reglas de juego básicas que rigen
de modo que la sanción que se aplique a los eventuales infractores sea sentida
10Esto comprende, tanto los procedimientos para la toma de decisiones, como los límites
materiales de las mismas (incluyendo el señalamiento de que hay ciertas materias que no
pueden ser objeto de decisiones colectivas); también puede incluir el establecimiento de ciertos
criterios generales acerca del contenido positivo de las decisiones.
17
por aquellos factores como justa y debida. Pues aunque la pretensión de validez
todos o por la mayoría de sus destinatarios. Bastará tal reconocimiento por parte
gobierno contar con el apoyo moral y/o material necesario para poder movilizar
constitución real. Ahora bien, aunque es cierto que el moderno desarrollo del
contra los transgresores de las normas jurídicas, y en la que éstas son expresa y
verdadero derecho sin que se den estas condiciones. En su sentido más general
general, de modo que los conflictos entre ellos se solucionen pacíficamente, sin
recurrir a la fuerza, y que ésta sólo pueda ser utilizada legítimamente como
sanción contra los violadores de ese orden. Puede, por tanto, existir un derecho
18
que no esté expresamente formulado por escrito y en el que la aplicación de la
siempre que quien aplica la violencia esté ejecutando una verdadera sanción
(Esto ocurre tanto con el derecho de muchos pueblos primitivos como con el
derecho primitivo. En este sentido, las reglas de la constitución real que son
parte de quien se sintiera agraviado. Por tanto, para determinar si las supuestas
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determinar si su violación acarrea una verdadera sanción jurídica contra el
infractor.
—incluyendo entre ellos al propio gobierno— acerca de que los infractores han
violado una regla válida y obligatoria y de que, por consiguiente, se han hecho
modo que para determinar si existe una verdadera sanción jurídica hay que
que sólo queda como último recurso, en tales casos, acudir a la antigua y
13Con esto estoy describiendo un “hecho jurídico” y en ningún caso pretendo justificar un
20
El derecho de resistencia incluye, en realidad, una variedad de conductas
pasando por la resistencia activa, que implica el uso de la fuerza para oponerse
titular del poder público, de modo que la acción de resistencia no representa una
14 Para un excelente y breve artículo sobre este tema, véase, Rubio (1975).
21
el texto de la constitución. Se trata de un derecho técnicamente imperfecto, aún
particular cuáles son los motivos o razones que pueden llevar a los distintos
22
quien se considera como titular del poder constituyente o soberano 15. La idea,
pueblo (o de la Nación, según Sieyès) y que sólo éste tiene autoridad para
dictarla y modificarla.
pueblo es tan vaga que a menos que precisemos la manera de identificar tal
voluntad, puede servir para justificar los más variados regímenes políticos. Para
diversos partidos políticos y en los que todos (o casi todos) los ciudadanos
15El más ilustre representante contemporáneo del decisionismo político-constitucional es, sin
duda, Carl Schmitt, que la utiliza en varias de sus obras, y especialmente en su Teoría de la
Constitución [1928] (versión española, 1982: 94–95; 105; y passim.) En su obra Sobre los tres
modos de pensar la ciencia jurídica [1934] (versión española, 1996), distingue con algún detalle
el “normativismo”, el “pensamiento del orden concreto” y el “decisionismo”, como modalidades de
pensamiento jurídico.
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adultos gozan del derecho al sufragio. Esto supone que la cuestión de la
se asocian con estos procedimientos son las movilizaciones de las masas bajo
vale por la sola autoridad de la voluntad que la dicta (el pueblo, en el caso de la
del liberalismo político y no puede aceptar que ninguna voluntad (ni siquiera la
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del pueblo) sea absoluta,16 de modo que puede hacer suyo, sin reservas, lo que
escribió Constant. A saber, que siempre “la soberanía es limitada y que hay
Ninguna autoridad sobre la tierra es ilimitada, ni la del pueblo, ni la de los hombres que
se dicen sus representantes, ni la de los reyes, cualquiera que sea el titulo por el que
reinen, ni la de la ley, la cual, no siendo más que la expresión de la voluntad del pueblo o
del príncipe, de acuerdo con la forma de gobierno, debe estar circunscrita a los mismos
Estos límites están trazados por la justicia y los derechos de los individuos. La
puede hacer.17
ideas tales como “el pueblo nunca se equivoca”, “Vox populi, Vox Dei”, etc., y se
16Para una moderna crítica a la teoría de la soberanía ilimitada, véase el texto de Popper (1966:
17 Los textos clásicos en los que Benjamín Constant ha criticado la idea de una soberanía del
pueblo ilimitada, son “Sobre la Soberanía popular” (Capítulo I de sus Principios de Política
[1815]) y De la libertad de los antiguos comparada con la de los modernos [1819]. La versión
castellana del texto que yo he utilizado, aparece en Constant (1963: 13-14).
25
basa, frecuentemente, en una falsa creencia romántica en la capacidad intuitiva
Por tanto, el hecho de que una constitución sea expresión de la voluntad del
puros, legítimos o justos, por un lado, de los impuros, corruptos o injustos, por
existe entre gobiernos que actúan de acuerdo al bien común o al interés general,
18Otros criterios utilizados para distinguir las formas puras de las impuras de gobierno han sido:
gobierno basado en el consentimiento vs. gobierno basado en la fuerza; gobierno razonable vs.
26
“república” para referirse a cualquier forma de gobierno puro o legítimo, con
gobierno impuro o corrupto (es decir, aquél que actúa de acuerdo al interés
particular de los gobernantes, sean éstos uno sólo, una minoría o la mayoría); y,
“facción”, entendiendo por tal cualquier grupo de hombres, así sea mayoritario,
particulares por encima del interés genera. De modo que “gobierno tiránico” y
gobierno popular (lo que hoy llamamos democracia) no gozó, hasta fechas
gobierno arbitrario; gobierno de acuerdo a la ley vs. gobierno absoluto o ilimitado, etc. Véase,
Rey (1989: 33–43).
19Véanse los textos de Cicerón, en Rey (1965: 109–112). Los ejemplos de este mismo uso
podrían multiplicarse, pero me limitaré a citar a Rousseau, quien al hablar del “gobierno
republicano” afirma: “No entiendo solamente por esta palabra una aristocracia o una democracia,
sino, en general, todo gobierno guiado por la voluntad general que es la ley”, es decir, todo
gobierno legítimo, de modo que incluso “la monarquía es república” (Rousseau 1964: 380).
27
relativamente recientes, de especial aprecio,20 de modo que incluso los
En todo caso, cuando a partir de finales del siglo XVIII se van a desarrollar las
que servía de inspiración era una imagen idealizada de las antiguas repúblicas
República era, para ellos, el bien supremo que daba sentido y valor a todos los
20Un par de ejemplos: para Platón, en El Político, la democracia es la peor de las formas puras
de gobierno, aunque la menos mala de las impuras; y para Cicerón, la peor de todas las tiranías
es la de la multitud.
28
darles preeminencia sobre los bienes públicos, era considerado una aberración
alto grado de homogeneidad social entre los ciudadanos, que tenía como
predominio del “espíritu público”, que les llevaba a subordinar el interés privado
imponiéndose en lugar del interés general?. Y si, como hemos visto, todo
en la tiranía de la mayoría?.
29
Una posibilidad consistía en tratar de eliminar o de superar los intereses
tanto que expresión del interés común; lo demás es facción o tiranía. Pero para
que esta solución sea posible, es necesario que se den varios supuestos. Debe
que ciudadano, la existencia del interés público o general y guiarse por él, de
modo que tal interés es capaz de imponerse en virtud de la fuerza moral que
voto, en tanto que acto político fundamental a través del cual se manifiesta esa
para el beneficio privado del votante, sino que supone el ejercicio de una función
pública que debe estar orientada por el interés común. De manera que es
pide al votante que responda no es: ¿es ventajoso para tal hombre o para tal
partido que tal o cual opinión sea aprobada? La pregunta correcta es: ¿es
30
ventajoso para el Estado que tal o cual opinión se apruebe? De manera que
según Rousseau,
Cuando se propone una ley en la asamblea del Pueblo, lo que se les pregunta no es,
general, que es la suya; al emitir el sufragio, cada uno dice cuál es la opinión acerca de ella y
del cálculo de votos se extrae la declaración acerca de la voluntad general (Rousseau [1964],
Es la propia naturaleza del voto la que aconseja, según Rousseau, que sea
emitido en forma pública, pues ésta es la mejor garantía de que por honestidad
indebida que los poderosos pretenden ejercer sobre los más débiles, se puede
justificar la introducción del sufragio secreto (Du Contract Social, p. 452). Pero
dirigido a los americanos” (1797), encontramos expresada esa idea con particular fuerza y
claridad:
31
Suponiendo que al votar se haya contestado la pregunta correcta, y que no
nunca se equivoque” (Du Contract Social, p. 372). De modo que para Rousseau,
para arreglar conflictos entre ellos, sino un método para determinar cuál es el
interés general real y objetivo, de acuerdo a un modelo que, como señala Arrow
general.22
de los que votan, es lo mismo que quejarse de la claridad del sol, que incomoda tanto al
malhechor... Todo el efecto de las elecciones populares, se pierde el mismo día en que se
deroga este principio; desde este instante, la ambición hace un grande adelantamiento, y
con la intriga que la acompaña, logra el buen éxito de sus pérfidos proyectos” (Recogido
por Grases 1988)
22La voluntad general viene a ser “la suma de las diferencias” de las voluntades particulares,
32
en abstracto, a lo que en cada caso, al aplicarse el voto mayoritario, resulte ser
tener el mismo. Por tanto, una vez determinado ese contenido, todo ciudadano
obligado a ello, lo cual, según Rousseau, “no significa otra cosa que se le
cuando la opinión contraria a la mía vence, lo único que se prueba es que yo me había
particular hubiera vencido, no habría hecho lo que hubiera querido, es entonces cuando
manera que “toda ley no ratificada en persona por el pueblo es nula; no es una
pues cuanto mejor constituido está un Estado, más dispuestos están los
33
ciudadanos a participar en las asambleas públicas y más importantes son, para
ellos, los asuntos públicos que los privados. Incluso estos últimos son mucho
común que le corresponde a cada individuo, éste tiene mucho menos que
gobiernos”).23
Por otro lado, al suscribir el contrato social original, los hombres han acordado
23Véase Rousseau, Du Contract Social, Libro III, Cap. XV, [“Des Deputés ou
Répresentants”],esp. pp. 428–29). Contrasta con esto el pensamiento de Benjamín Constant,
quien en un texto antológico, en el que opone la libertad de los antiguos a la libertad de los
modernas, afirma que, en esta última, los bienes supremos son “el bienestar particular” y la
“libertad individual”, de modo que “mientras más tiempo libre nos deje el ejercicio de los
derechos políticos, más preciosa nos será la libertad”, de lo cual deduce la superioridad de la
democracia representativa moderna frente a la democracia participativa de la antigüedad.
(Constant 1963: 18–21)
34
absoluto (soberano) y han aceptado someterse a la autoridad suprema de la
voluntad general, de modo que “no hay ni puede haber ninguna especie de ley
(Du Contract Social, p. 362). Esto es así, según Rousseau, porque los
puede tener ningún interés contrario al de aquéllos, pues, en él, ser y deber ser
coinciden24.
ser y el deber ser dejen de coincidir y, en tal caso, se abren dos posibilidades
incluso, libres, no ya por la fuerza moral que sobre ellos ejercería la idea de
desembocar, como lo vio con claridad Benjamín Constant (1963), en el reino del
conocidas.
24“El Soberano, sólo por ser lo que es, es siempre todo lo que debe ser” (Du Contract Social, p.
363)
35
La solución roussoniana influyó, en forma decisiva, en el pensamiento de las
Patria, a sus magistrados y a sus leyes, y que colocaría el interés público por
encima de todo interés privado.25 Pero si tal solución era inviable, incluso para
solución que se ideó para poder preservar la noción de “interés público” en las
25Luis Castro Leiva ha analizado los principales componentes de la filosofía política bolivariana y
criticado severamente la servidumbre que ejerce, hasta nuestros días, sobre el pensamiento
político venezolano. Véase, Castro Leiva (1983; 1991).
36
fundamental de la facción y la tiranía de la mayoría (Ibídem, Nº 10). Para Mill, la
es “la gran cuestión” de cuya solución “depende la suerte futura de las naciones
modernas”:
Se trata, para los amigos de la democracia, menos de hallar los medios de hacer
gobernar al pueblo que de hacer elegir al pueblo los más capaces de gobernar y de darle
sobre ellos un imperio suficientemente grande para que puedan dirigir el conjunto de su
conducta y no el detalle de los actos ni los medios de su ejecución (Carta a J. S. Mill, del
del cual los intereses privados de los ciudadanos sean filtrados o decantados, de
interés general o público. Con tal fin, en primer lugar, se limita tanto el sufragio
activo como el pasivo, este último con requisitos más severos que aquél,
37
parte de estos últimos; pues los considera, más bien, como hombres
como por sus sentimientos virtuosos, que están por encima de los prejuicios
locales, y que no actúan como abogados de los intereses de los que los han
elegido, sino —según Madison— como intérpretes del interés público y como
su votación no tenga por objeto tal contenido, sino que se limite a la elección de
sino que se conformaba con controlar sus efectos nocivos sobre las votaciones;
Sin embargo, creía que la virtud cívica y el espíritu público deberían acompañar
38
a los representantes, en los que veía una verdadera aristocracia electiva, en el
sentido etimológico original del término “aristocracia”: gobierno de los que tienen
virtud o excelencia.
particular, y no como una carga pública”. Esto, según Mill, podría ser aplicable
cuando se trata del voto en un club privado, pues en tal caso la inclinación, el
capricho o los fines personales del votante puede tener una absoluta soberanía.
un derecho que le pertenece por sí mismo y que podría vender o utilizar para
beneficio privado, de modo que al votar no debe dejar que sus deseos
el veredicto de un jurado:
Se trata estrictamente de un deber: el elector está obligado a votar según su opinión más
acertada y concienzuda del bien público. Quien se haya fijado otra idea del sufragio no
interés, su placer o su capricho; sentimientos en menor escala, pero iguales a los que
De modo que
39
[e]n toda elección pública [...] tiene el votante la obligación moral absoluta de considerar,
no sólo el interés privado, sino el público, y votar, según su juicio más meditado,
que el sufragio no debe ser secreto, sino público, pues sólo así el votante será
Más complejo es el caso de Tocqueville, quien por una parte está convencido
virtud pública antigua, a la que sin embargo no deja de añorar, y por otra parte
40
9. El parlamento, los partidos políticos y su papel
en la legitimación de la democracia representativa
interés general. En tercer lugar, asume que los parlamentarios son hombres
la verdad o justicia del propio punto de vista, pero a su vez está honestamente
41
la probabilidad de que la decisión final sea justa y verdadera. El voto mayoritario
deliberación.
Supone, por un lado, que existe un sistema censitario, con serias restricciones al
sufragio activo y pasivo, y que por tanto los ciudadanos con derecho al voto son
una minoría de propietarios y hombres ilustrados. Por otro lado, supone un tipo
estos dos supuestos, se aceptan los cinco que vimos anteriormente, entonces la
hemos mencionado, que pueden ser aceptadas como reglas de juego básicas,
reglas.
42
pasivo— que la teoría de la democracia representativa no era sino una
fantástica ideología, bajo la que se ocultaba una dominación de clase; que las
del interés público. Además, los miembros de tales partidos que resultaban
que, ante cada asunto objeto de debate parlamentario, podían libremente votar
por las opiniones que consideraran justas y apropiadas. Los partidos de masa,
27Aunque Schmitt (1988) ha llamado la atención sobre este cambio de supuestos, muchas de
esas ideas ya habían sido expuestas, desde principios del presente siglo, por Ostrogorski (1979).
43
en cambio, proclaman abiertamente que representan intereses de clase o
ocupar una función parlamentaria, no tiene libertad de voto, sino que debe
partido.
de naturaleza ética o del interés público, sino como la medida del éxito
44
alcanzado por un interés particular o una coalición de tales intereses, para
¿Cómo es posible, bajo estas nuevas condiciones, que un actor acepte las
de algún tipo de cálculo utilitario, a partir del cual, eventualmente, pudiera darse
45
Voy a examinar, ahora, cuales son los elementos analíticos de un cálculo
tanto clásicas como modernas— de que para que sea válido el contrato social
deberán ser evaluados. Primero, cuáles son las materias que no podrán ser
Segundo, cuál sería la regla de votación que se adoptaría para la toma de esas
decisiones.
28La exigencia del acuerdo unánime, para el contrato social original la encontramos en autores
tan diversos como Hobbes, Althusius, Locke y Rousseau, entre los clásicos, y Rawls, entre los
modernos. Pero también en representantes del neoutilitarismo, como Harsanyi. Aquí estamos
suponiendo la identidad entre el acto por el cual se suscribe el contrato original y el acto por el
cual se establece la constitución. Sin embargo es posible distinguir, tanto conceptualmente como
en la práctica, entre el “contrato social” original y el “pacto constitucional”. Además, debe tenerse
en cuenta que el acto por el cual se establece la constitución no reviste necesariamente la forma
de un contrato o pacto. Véase, sobre esta cuestión, Schmitt (1982: Cap. 7).
29Véase, además del conocido libro de Buchanan y Tullock (1962), el de Ragowski (1974), en el
que se examina cómo las diferentes segmentaciones [cleavages] de todo tipo (diferencias
étnicas, ocupacionales, etc.) existentes en la sociedad influyen en ese cálculo.
46
A.- El objeto y los límites de las decisiones colectivas:
les amenaza es el proveniente de una eventual acción coactiva por parte del
esfera del libre juego de la acción de los individuos que el Estado deja en
de mercado en que las personas, libres e iguales, trafican con plena libertad de
47
obstáculos a su ejercicio. Tales derechos son anteriores a la existencia misma
que mientras los particulares son libres de hacer todo lo que la ley no les
prohibe, los funcionarios públicos sólo pueden hacer lo que les está
otro. De manera que existe un mecanismo automático, del tipo “mano invisible”.
que lleva a que aunque los individuos busquen sus propio interés personal, el
48
ofelimidad” de Pareto, que va a sustituir a las tradicionales ideas de interés
que los ciudadanos (es decir los actores cuya aceptación era necesaria para el
hombres con estudios. Se trata de unas reglas que responden a los objetivos de
sus intereses.
49
insatisfactoria30. Por consiguiente, para hacer posible que la constitución sea
aceptada tanto por los actores sociales tradicionales como por los nuevos
posiciones, y esto no era fácil. Debe recordarse que durante mucho tiempo, los
30Una distribución que sea óptima desde el punto de vista de Pareto, significa que es
máximamente eficiente, en el sentido que no quedan recursos libres o disponibles que distribuir,
de modo que no es posible mejorar a ningún individuo sin desmejorar a otro, Pero no implica
necesariamente que sea “justa”. Limitarse al criterio de Pareto es consecuencia de la aceptación
del dogma, propio de la moderna economía neoclásica, según el cual no se pueden establecer
escalas cardinales de utilidades y del rechazo de la posibilidad de la comparación interpersonal
y/o agregación de las mismas; a lo cual se une, normalmente, la creencia de que todo juicio de
valor sobre la materia es subjetivo y arbitrario. Una discusión de la cuestión de la “justicia” en
materia de distribución exige, o bien que se acepte la cardinalidad de las utilidades (como hacen
algunos neoutilitaristas, como Harsanyi) o bien que se acepte la legitimidad de incluir en la
argumentación juicios de valor explícitos.
50
instauración del llamado “Estado social”.31 Este último significa, entre
otrasijphart cosas, que junto a los derechos individuales clásicos, que implican
derechos fundamentales del primer tipo —que son tenidos como normas
una obligación por parte del Estado de naturaleza más bien moral y política,
31Sobre el moderno Estado social, véase García-Pelayo (1977), espec. Cap. I; y Combellas
(1982).
51
manera, el compromiso consiste, en realidad, en aplazar o en diferir la decisión
Por otro lado, el Estado social implicaba, también, que la constitución admitía
del trabajo). Aquí, como en el caso anterior, es la ley las que debe regular la
cuestión; sin embargo entre las dos situaciones existe una clara asimetría: los
ordinaria. Lo cual nos lleva ahora a considerar cuál es la regla que se adoptará
conjunto de la sociedad.
52
A diferencia de la aprobación de la constitución —para la cual, como antes
un amplia mayoría— las reglas que pueden ser acogidas en la constitución para
lugar, los costos externos, que dependen de la probabilidad de que el actor sea
ninguno, pues de no ser así el actor que se sintiera perjudicado por tal decisión
desmejorado, con respecto al status quo) por una decisión gubernamental, con
cero.
53
Sin embargo, hay varias razones que hacen que la regla de la unanimidad
obligatorias para el conjunto de la sociedad. La más evidente tiene que ver con
debe ser calculado por cada actor, tratando de minimizar, en forma conjunta, los
dos tipos de costos, internos y externos (1962: 63–91). Según este criterio, la
no tendría ninguna virtud especial, ni debería ser privilegiada, de modo que sólo
sería una de las posibles reglas, susceptible de ser aceptada par algunas
32 Como lo demuestra el caso patético de Polonia, que a partir del siglo XVI adoptó el liberum
veto (equivalente a la unanimidad) para la validez de las decisiones de la Dieta (parlamento), con
resultados desastrosos. Véase el libro clásico de Konopczynski (1930).
33Una crítica al criterio de la unanimidad defendido por Buchanan y Tullock, es desarrollada por
Barry (1965: 245–50; 256–59; 322–23). Para una crítica de alcance mucho más general, Rae
(1975: 1270–94).
54
a mentir acerca de sus verdaderas preferencias y amenazar con vetar ciertas
bastante reducido. Entre ellas estarían, en primer lugar, aquellos casos en que
las preferencias de todos los actores son altruistas, de modo que están
precaución, como, por ejemplo, para evitar una revolución (Brenan 1973), o bien
aquellas situaciones en las que cada actor calcula que con motivo de las
decisiones colectivas que habrá que tomar en el futuro, todas las coaliciones de
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votantes son igualmente posibles y que todos los actores tienen igual
mayoritaria.
56
cuando las diversas fragmentaciones sociales existentes no dan lugar a
Por tanto es fácil entender las reservas o el rechazo, por parte de los sectores
57
partir de 1958. Aunque los costos de negociación asociados a esa regla pueden
Pero como no todas las decisiones tienen igual valor para todos los actores,
poderosos especiales.
se logre que los actores minoritarios pero poderosos, acepten una constitución
A fin de mostrar las dificultades que se presentan para que los distintos
58
modelos muy sencillos, inspirados en la teoría de los juegos y adaptados a
nuestras necesidades34.
actores mantiene entre sí puras relaciones de poder, de modo que no existe una
constitución —es decir no hay consenso en torno a unas reglas básicas del
única solución posible es un acuerdo unánime entre esos actores. Es decir: una
constitución pactada.
constitución? Una condición necesaria para ello es que exista al menos una
constitución cuya aceptación sea considerada por todos los actores, preferible al
34Dos notables ejemplos de utilización de tales tipos de modelos para el análisis de los
problemas de la acción colectiva y de la cooperación, son los libros de Hardin (1982) y de Taylor
(1987).
59
respecto a tal estado. Pero con esto no basta, pues hay algunas situaciones en
las que aunque existe un posible óptimo para ambos jugadores, en el sentido de
que sería un estado preferible para todos ellos, no hay garantías de que pueda
ser efectivamente alcanzado por los actores racionales. Por otra parte, hay otras
situaciones en las que lo que ocurre es que existen varios óptimos, que no son
situaciones.
A. Modelo I
modelo se reducirá a sólo dos actores, que pueden ser interpretados como
partidos políticos, etc.), cada uno de los cuales, mediante el uso de la fuerza
elegir entre dos posibles alternativas: continuar con el uso de la fuerza hasta que
60
(=Constitución) obligatorias para ambos y un gobierno encargado de aplicarlas,
serán compartidos por ambos. Pero si sólo uno de ellos renuncia al uso de la
decisiones, son las siguientes: ambos actores prefieren, ante todo, que sea el
otro actor el que renuncie al uso de la fuerza, de forma que él, que no ha
renunciado a tal uso, pueda imponer su voluntad sobre el otro actor. Si esta
gobierno a los que se someterían. Pero si esto tampoco fuera posible, ambos
civil.. Finalmente, la situación que cada actor considera como la peor de las
61
no lo hace, de modo que va tener que someterse a la voluntad unilateral de su
contrario.
que acabo de presentar, consiste en que para ambos actores, la decisión que
preferida por el primer actor sería no renunciar a tal uso, pues si lo hiciera se
preferencias de sus actores como las que hemos descrito, tiene un punto de
como una solución satisfactoria a la situación planteada, pues hay otro resultado
62
al que, como hemos visto, es más probable. De manera que en principio sería
posible que ambos actores, a partir detal estado llegaran a un acuerdo para
salir del estado de naturaleza y pasar a ese otro estado óptimo. Pero para ello
constituyen los principales obstáculos para que pueda darse esta solución. Esto
enfrentadas entre sí con las armas. Para vencer los obstáculos de falta de
mediadores; y para superar la falta de confianza hace falta que las partes
Ahora bien, dentro del modelo anterior ¿a cuál de las estrategias descritas
63
Es evidente que en este caso el segundo actor no puede aceptar la regla de la
permanente del primer actor, lo cual, como antes vimos es, según su orden de
juego del tipo que estamos examinando, ninguno de los jugadores cuenta con
decisiones. El problema más grave consiste, como ya vimos, en que para ambos
64
dominada por la otra estrategia (la que consiste en no renunciar a tratar de
que, a menos que existan suficientes garantías de que ambos actores cumplirán
B. Modelo II
Existe otro tipo de situaciones en las que la dificultad para una solución
ilustrarlo utilizaré un modelo semejante al que hemos visto de analizar pero con
Vamos a suponer que las preferencias de ambos actores son ahora las
siguientes: cada actor prefiere, ante todo, que sea el otro actor quien renuncie al
de ellos estaría dispuesto a aceptar el gobierno del otro, con tal que asegurara la
situación más detestada por todos los actores, estaría la caracterizada por una
65
guerra civil endémica, en la que ninguno de los actores renuncia al uso de la
gobierno (incluso el gobierno exclusivo del otro) que garantice la paz a la guerra
civil o la anarquía.
En esta caso no existe una única estrategia que sea óptima para ambos
actores, con independencia de la decisión del otro actor. Los dos actores
imponerla, para garantizar la paz. Y nos encontramos con que existen dos
ni intercambiables, de modo que son valorados en forma distinta por los dos
Quiero esto decir que si cada uno de los actores debe elegir simplemente una
35Son puntos de equilibrio porque, una vez en ellos, cualquier actor que trate de escapar
66
en que ambos continúan usando la fuerza, con el resultado que como vimos es
propone seguir el otro actor. En segundo lugar, si uno de los jugadores logra
preferencias: aquél en que ninguno de los dos renuncia al uso de la fuerza). Una
de su oponente, que éste conozca tal decisión, y por tanto debe dársela a
conocer para que sea el otro el que renuncie al uso de la violencia. Pero es
igualmente evidente que también puede ser interesante para un jugador utilizar
el bluff, es decir, hacer creer al otro que en ningún caso está dispuesto a
de esta manera logra que el otro renuncie. Nos encontramos, así, con un
67
fuerza, se seguirá necesariamente una confrontación catastrófica para ambos.
pues puede contraamenazar, anunciado, a su vez, que él, por su parte, tampoco
Ocurre entonces que en situaciones como las del Modelo II, las
resultado, poniendo al otro ante un ultimátum frente al cual no tiene una efectiva
68
respuesta.36 Y si el ultimátum no es posible, la única eventual solución sería un
voluntad unilateral mediante la fuerza, pero nada hay que garantice que éste
Al igual que vimos para el caso del Modelo I, esa solución de compromiso
la mayoría por parte de ambos actores (lo cual será posible en aquellos casos
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que este actor ha logrado imponer su poder de negociación. En este caso el
Es preciso tener en cuenta que no todo tipo de limitación al poder público, por
vía constitucional, tiene igual significado, pues es posible distinguir al menos tres
Están, en primer lugar, las limitaciones a la acción del poder público que
están destinadas a evitar que el gobierno abuse de sus funciones y ponga fin a
elecciones (como las señaladas por Dahl 1974: 12–13). Si bien algunas de ellas
70
consociacionales” o “consensuales” (Lijphart 1977, 1987), otros casos de
compartida.
71
orientar por el interés público. Sin embargo, la “libertad de los modernos” basada
oligárquicos y ocultos; pero ahora no sólo irrumpían en gran escala, sino que se
características varían de un país a otro, pero que, en general, tenían dos piezas
72
políticos. Ya me he referido anteriormente al Estado social y quiero hacerlo
los votos, a ampliar su oferta —que inicialmente había esta dirigida a sectores
verdaderas empresas políticas que compiten por los votos de los electores, y los
votos por su cuenta y riesgo, y a cambio de ello obtienen algún tipo de beneficio
(Rey 1989: 296–298). También cambia radicalmente el significado del voto, que
se debe expresar la opinión del votante acerca del interés público, sino como un
derecho que se reconoce en interés particular del elector, de modo que éste no
73
resultado de la elección, surge la llamada “paradoja del votante”: dada la
voto el resultado de las elecciones; dado, por otro lado, que los resultados de
una elección pueden ser considerados bienes públicos (en el sentido de que,
incluso las personas que no han votado, no pueden ser privadas de los
eventuales beneficios que de ella pueden derivarse); y dado, por último, que el
cola, etc.), la decisión que debería tomar una elector racional es abstenerse, de
pueda producir esta imagen, lo cierto es que hasta hace poco esa era uno de los
representativa. Están en crisis, también, los dos pilares básicos que sirvieron de
74
la moderna sociedad de masas: se refiero a los partidos políticos y al Estado de
participa la izquierda, que coincide en buena parte de sus argumentos con los
una derrota en las próximas elecciones, siendo desplazado del poder. Se trata
democracia. Las ideas de Riker son compartidas por los exponentes de las
75
Pero si la democracia queda reducida a esto, debemos ser muy pesimistas
contar con el apoyo popular que es una condición básica para su mantenimiento.
serían un medio para que los votantes pudieran influir positivamente sobre el
gobierno que convierta en tiránico. Cuando eso ocurre, no debe extrañarnos que
colapso.
76
También hay razones para ser pesimistas sobre el futuro del
normativo con respeto a ella; y si, además, falta el consenso entre los principales
grupos o actores políticos y sociales acerca de las reglas básicas del juego
(aunque pueda existir una constitución de papel), de modo que el orden político
77
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