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Una costumbre o rasgo cultural que identifica a México, es sin duda la celebración a los

antepasados, conocida en general como: día de muertos. Ésta ceremonia festejo, según se
tiene conocido, muestra valores culturales de los pueblos originarios, mezclados con las
creencias religiosas hispanas. La serie de festejos llevados a cabo hasta el momento tienden a
variar según las religiones y los grupos sociales participantes, de tal suerte que pueden
observarse en los actos preparados, grados distintos de ritualidad. Se puede afirmar que los
actos más expresivos de la creación se realizan en los pueblos indígenas, aunque la costumbre
sigue muy arraigada en numerosos centros urbanos.

En el estado de Hidalgo la celebración a los antepasados o Día de Muertos suele denominarse


Todos Santos y Fieles Difuntos, empleándose los días 1 y 2 de noviembre, para ello; sin
embargo dichas fechas emblemáticas requieren de periodos previos de preparación, que
consta en algunos casos de meses, pues se debe realizar el cultivo de la flores para los
arreglos, y en engorda de animales para los platillos especiales. La mencionada expresión
cultural Día de Muer-tos se lleva a efecto en las distintas regiones que componen la entidad,
logrando una cobertura territorial. En éste caso, pueden observarse en las regiones de los
llanos, Mezquital, Sierra Alta, Sierra Gorda, Sierra Oriental, Valle de Tulancingo, Sierra Baja,
destacando por su colorido e importancia social la que se desarrolla en la zona Huasteca,
espacio geográfico determinado por lo étnico, en éste caso, por el grupo náhuatl. El ceremonial
a los muertos realizado en la Huasteca recibe el nombre de Xantolo, y según se dice, deriva del
latín sanctorum. La acepción náhuatl Xantolo significaría pues “fiesta de muertos”, y responde
en el pensamiento indígena, a una forma de veneración y remembranza hacia los familiares y
vecinos fallecidos, de quien sus “espíritus” regresan a la tierra para visitar a sus antiguos
parientes, gracias al permiso otorgado por Mictlantecutli, dios que gobierna el Mictlán o reino de
los muertos.

Como está señalado, éste tipo de ceremonial inicia preparativos meses antes; en el mes de
mayo por ejemplo, las familias indígenas compran cerdos y aves para su engorda y posterior
venta. Un mes más tarde 29 de junio se lleva a efecto el cultivo de la flor cempoalxochitl y
“mano de león” o mistonmaitl en las milpas y corrales. Con ésta flores se adornaran a partir de
Octubre los “altares” y los cementerios. La flor de cempoalxóchitl significa, en éste caso, la vida
y la muerte, con ellos se preparan “cadenas” o “arcos”, mismos que representan el universo,
compuestos de trece cielos. Según las creencias indígenas de la Huasteca, el día 29 de
septiembre Fiesta de San Miguel Arcángel inicia el regreso a la tierra de las almas desde el
cementerio; por lo que en ésta fecha se comienza la ceremonia de entrega de la primera
ofrenda cuyo contenido son tamales y café. Una segunda “ofrenda” se verifica el 18 de octubre
Fiesta de San Lucas, momento en que se corta plátanos verdes esperando su maduración en
las fechas principales. También se muele cacao, necesario en la elaboración del chocolate.

El 29 de octubre se corta la flor, y el 30 los vecinos que no cultivaron acuden por la mañana a
las plazas para adquirirla, ésta última fecha se conoce como Día de la Flor, aprovechada aún
en la adquisición de frutas y demás artículos básicos para la fiesta. Ase, el resto del día se
ocupa en la elaboración de los “arcos”, “altares” y la preparación de los tamales. Los “altares”
responden en ésta caso, a mesas adornadas con flores de cempoalxóchitl y manteles bordados
donde se colocan ceras, comida, bebidas e imágenes de santos. Las mesas son colocadas en
lugares apropiados de cada casa. Los “arcos” por su parte, y también integrados en los altares,
están hechos de varas de sauce, a las que se adhirieron flores y frutas como plátanos,
naranjas, cañas y limas. El 31 de octubre se ofrendan alimentos a los espíritus de los niños, en
especial chocolate y pan, lo mismo que ceras y quema de copal, elemento mediante el cual los
espíritus pueden trasladarse a la tierra. Los chocolates no deben faltar.

El 1 ro. De noviembre los infantes disfrutan su altar y también es el momento en que la


campanas anuncian el “arribo” a sus casas de los difuntos mayores o “espíritus” de los muertos
adultos; que comienzan a llegar por la mañana del 2 de noviembre en ambos casos -sean
niños o adultos-las familias los “esperan” en los caminos y riegan flores para indicarles la ruta
de llegada y regreso. Los adultos son obsequiados con mole de guajolote, pollo, aguardiente,
cigarros y tamales, comiendo la esencia de aquello. Por la tarde del dia 2 de noviembre se
realiza la “despedida” de los difuntos o tlarnacualistli.

Por tal caso se lleva la “ofrenda” de arco con flores y comida al cementerio, colocado por
algunos minutos en cada tumba de los familiares que ahí se encuentran. Una vez terminado el
ritual los alimentos son compartidos y consumidos al ritmo de la música de huapango, cohetes
encendidos de vela y la danza de los Coles o Viejos Con el regreso a casa termina la
celebración, que deberá esperar al siguiente año para propiciar el encuentro entre vivos y
muertos de las tierras cálidas de la Huasteca
viernes 1 de noviembre
Hasta:
sábado 2 de noviembre

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