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Introducción
Luego del análisis de los diferentes papers pertinentes en torno a la temática
elegida, pudo extraerse el concepto de adultez mayor como una etapa del desarrollo
del ser humano que inicia a los 60 años y termina al momento en que la persona
fallece. Esta etapa está caracterizada por ser un período de grandes cambios en
distintas áreas de funcionamiento, (Rodríguez Uribe, 2010) tanto físicas como
psíquicas y sociales.
El presente trabajo tendrá una continuación conceptual, en la línea de
investigación de diferentes autores pertinentes (Bohórquez y Lorenzo, 2014) que en
sus trabajos destacan variables centrales para la investigación en adultos mayores. A
saber: la satisfacción de cada individuo con su estado de salud, las relaciones sociales
experimentadas, la satisfacción de las necesidades básicas, las habilidades personales,
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la autoeficacia y el ocio activo, siendo esta última una variable de carácter
fundamental en la que se hará foco más tarde en la metodología, por medio de
instrumentos específicos.
Las razones de esta investigación, surgen a raíz del especial interés que se ha
generado en los últimos años por conocer el bienestar de las personas mayores y esto
se debe principalmente al aumento de las expectativas de vida de la población mayor
en diferentes regiones de América Latina (Ortiz Arriagada, 2009). Entonces,
podríamos preguntarnos en este momento ¿Cómo es que influye la definición
subjetiva de cada persona sobre la inevitabilidad de envejecer en su propio proceso de
envejecimiento?.
Se buscará brindar información acerca de cómo ocurre este proceso antes
mencionado, que aunque iniciado al comienzo de la vida, cobra relevancia a partir de
la mediana edad (Carrión - Ferrero, 1998). Esto, se realizará en torno a las diversas
actividades que realizan regularmente personas de más de 65 años y la relación que
esto tiene con su calidad de vida. Con calidad de vida, me refiero al bienestar
emocional y psíquico de una persona, dejando de lado otras discusiones con respecto
a su definición.
Aquí se tratará el bienestar como la percepción o apreciación subjetiva de
sentirse o hallarse bien, de estar de buen ánimo y sentirse satisfecho.
Se sostiene que el estado de bienestar experimentado por los individuos
depende tanto de las condiciones sociales y personales, como de la forma en que los
individuos se enfrentan a ellas. Sin olvidar, que esto sucede dentro del contexto de
una sociedad y que los individuos conviven o están interactuando con otros miembros
de ella (Barros C. 1994).
También se hará hincapié en los factores psicosociales que rodean a una
persona mayor y cómo estos los interpelan en su vida diaria (Yuni, 2007). Intentaré
echar luz sobre la problemática de la definición occidental de envejecimiento,
entendiendo que no responde a la posición de los adultos mayores de hoy en día. Esta
definición de la que hablamos, está basada en criterios antiguos que definen el
envejecimiento en torno a problemas de salud, decrepitud y limitaciones tanto físicas
como psíquicas. Hoy en día, las personas de más de 60 años gozan de vitalidad y de
un horizonte abierto a nuevas posibilidades y descubrimientos (Yuni, 2007).
El segundo obstáculo en esta problemática será el de la generalización de
saberes dados en nuestra cultura, que no nos permite escuchar al viejo en su
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subjetividad específica y se tendrá que superar (Zarebsky 2005). Es así entonces, que
gracias a los de aportes de la psicoanalista Julia Cristina Leite, se ha encontrado a la
pérdida de funcionalidad física en la adultez, directamente relacionada con los
caracteres psicológicos de una persona, es decir, con su personalidad. Tanto con
respecto a su deseo y el modo en que atraviesan el duelo por su cuerpo joven, como
con el nuevo lugar que ocupan en la sociedad. Quedando instaladas de este modo, tres
instancias fundamentales: el cuerpo, como una estructura que permanecerá siempre
como pasajera, con una capacidad limitada de adaptación y realización. La imagen del
cuerpo, como una forma y contorno que se construye a partir de la imagen del otro, es
decir, el soporte simbólico de significantes. Y por último el deseo, como la
motivación más legítima donde nos aferramos a la vida y finalmente el destino de
nuestras acciones (J.C. Leite, El sujeto en la vejez).
El objetivo al que apuntará esta investigación, será el de demostrar que a pesar
de lo inevitable del envejecimiento, esta etapa no significa necesariamente
estancamiento o tristeza. Sino la posibilidad de tener en la vejez, una nueva etapa de
descubrimiento, posibilidades, de desarrollo y oportunidades (Salvarezza, 2001). Y
esto se hará a través de la posibilidad de explorar un antes y después de la actividad
física en la vida de una persona mayor.
Por medio del instrumento elegido, se intentará avanzar sobre el horizonte de la
actividad física y recreativa como propulsoras de una calidad de vida significativa y
saludable para con uno mismo como también con las demás personas.
Por tanto, la intervención será sobre distintos grupos de personas mayores de 60
años en un campo variado de actividades y el análisis sobre el entrecruzamiento que
tienen estos adultos con otras personas a través de estas mismas actividades.
Información que aparecerá detallada más tarde en la metodología del trabajo.
Metodología
En el presente trabajo de investigación han participado un total de cinco
personas de distintos ámbitos, las cuales fueron seleccionadas mediante el análisis del
tiempo que las mismas disponían al momento de realizarse el cuestionario y el
alcance que tenía para con ellas (algunas eran personas cercanas a mí y otras no). Los
ámbitos donde se realizaron los mismos fueron: centros de actividades barriales,
gimnasios y plazas. El rango de edad seleccionado fue entre 60 y 75 años. Las
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actividades desarrolladas semanalmente por las personas encuestadas son: ciclismo,
yoga, clases de baile, caminata y clases personalizadas.
Todas las personas seleccionadas fueron informadas sobre la cuestión a investigar
por medio de una charla personal a modo de presentación en la que también se
respondieron las dudas pertinentes al tema. No obstante, en el caso de los
establecimientos que contaban con superiores a cargo, los encuentros fueron
acordados y comentados con ellos a modo de brindarles una breve reseña sobre la
esencia de esta investigación.
Para la obtención de todos los datos pertinentes a la investigación, se realizó un
encuentro con cada sujeto elegido donde se abordaron cuestiones como: edad,
ocupación, personas con las que vive, situación laboral, nivel académico, estado civil,
historial de actividad física y deportiva y actividad recreativa o física en la actualidad.
Luego, para el indicador específico de la implicancia actividad
física/sedentarismo, me basé en el Cuestionario Mundial sobre Actividad Física
(GPAQ) desarrollado por la Organización Mundial de la Salud para la vigilancia de la
actividad física en diferentes países. De este, pude extraer las preguntas pertinentes a
la problemática, creando un cuestionario que se ajustara a las variables a investigar.
Este, recopila información sobre la participación en la actividad física y sobre el
comportamiento sedentario en tres marcos (o campos). Estos campos son: actividad
en el trabajo, actividad al desplazarse, actividad en el tiempo libre. Además, tiene en
cuenta tanto la actividad física realizada, como su intensidad y el contexto en el que
ésta se realiza e incluye una estimación del tiempo empleado en comportamientos
sedentarios.
Cabe destacar, que en esta investigación los factores psico-sociales son de vital
importancia para la interpretación de los datos que hacen a la actividad física como
tal. Ya que bienestar es considerado como una apreciación propia del sujeto de
sentirse o hallarse bien, de estar satisfecho consigo mismo y con su desempeño en los
aspectos que componen su vida diaria.
Resultados
Una vez concluidos los encuentros con los sujetos elegidos para la muestra y a
través del cuestionario conformado con datos pertinentes a la investigación, a saber:
variables de actividades físicas en el trabajo, en los desplazamientos cotidianos y en el
tiempo libre, pudo extraerse la conclusión de que la mayoría de ellos realiza una
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actividad física de carácter intermedio y que ésta es utilizada en forma recreativa. A
esto puede agregársele que dos de ellos realizan actividades intensas diariamente y de
manera circunstancial lo hacen de manera competitiva.
Gracias a la administración del instrumento, puede recogerse el dato de que la
mayoría realizan estas actividades acompañados por otras personas.
En cuanto a la variable de desplazamiento, me permitió conocer que todas las
personas utilizan la caminata como recurso fundamental y sobre todo para la
movilización de una actividad a otra en su vida diaria.
Discusión
En el sujeto 1 de 68 años, pudo reconocerse una tendencia hacia el sedentarismo,
propio de su especialidad laboral. Aún así, se halla en su vida cotidiana, una actividad
desarrolada física y recreativamente, como es la caminata diaria. Allí pudo
descubrirse la variable relacional de manera activa, ya que los lugares frecuentados
son espacios públicos donde se encuentran más personas para realizar distintas
actividades deportivas.
El sujeto 2 de 75 años, comentó que había iniciado su actividad física (Yoga) hace
aproximadamente 5 años y que luego de eso, reconocía mayor aptitud y
predisposición para sus actividades diarias en cuanto a movilidad, mejora en el sueño
y en la relación con sus familiares y vecinos. En ella, pudo verse clara nuestra
hipótesis sobre la mejora en la calidad de vida que nos brindan las actividades que
implican un esfuerzo físico.
El sujeto 3 de 60 años, desarrolló gran parte de su vida actividades que implican un
esfuerzo físico por lo propio del trabajo (Portera de un edificio), así mostró una mayor
tendencia a “estar en movimiento” y reconoció su disfrute diario en las caminatas.
Aquí también puede demostrarse la variable relacional nombrada en el primer sujeto.
En el sujeto 4 de 62 años, apareció una nueva variable ya que se encontraba
realizando una actividad física de alto rendimiento (Ciclismo) hace casi diez años.
Más allá del sedentarismo que implican las largas horas de trabajo detrás de un
escritorio, el sujeto explicitó la vitalidad que significaba para él realizar una actividad
física todos los días.
El sujeto 5 de 67 años se encontraba realizando dos actividades físicas de manera
cotidiana: clases de baile y clases personalizadas en un gimnasio. Esta persona
expresó que sus actividades derivaban de largos años de entrenamiento en diferentes
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deportes y simplemente funcionaban como una continuidad de placer mental que
implicaba su descarga de energía diaria.
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Referencias bibliográficas
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Carrión Cristina, Gloria Ferrero. (1998). Cuerpo y temporalidad en el envejecimiento
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Yuni José. (2007). Ver y vivir en la ancianidad: hacia el cambio cultural. Buenos
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Salvarezza Leopoldo. (2001). La psicogerontología y los viejos frente al Siglo XXI.
Con referencia al rol del psicólogo en este campo.
Petriz Graciela M, Delucca Norma, Bravetti Gabriela, Canal Marina E, Rinaldi
Nicolás. (2007). Desafíos actuales del envejecer. Revista de Psicología, , 12.
Moreno González, A. (2005). Incidencia de la Actividad Física en el adulto mayor.
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Vivaldi Flavia, Barra Enrique. (2012). Bienestar Psicológico, Apoyo Social Percibido
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Cuestionario Mundial sobre Actividad Física (GPAQ) . Organización Mundial de la
Salud