COM PAR AC IÓN DE TESIS FILOSÓFIC AS Y IUSFILOSÓFIC AS FUND AM ENT ALES DE IUSN ATUR AL ISM OS Y IUSPOSITIV ISMOS

IUSNATURALISMOS IUSNATURALISMO IUSNATURALISMOS IUSPOSITIVISMOS IUSPOSITIVISMO IUSPOSITIVISMO

CLÁSICOS1 NEO-TOMISTA2 MODERNOS3 INCLUYENTES4 KELSENIANO5 PURO O REALISMO6

ONTOLOGÍA y Dualismo7 Dualismo Dualismo (a veces no claro Dualismo (no claro ni Monismo fisicalista (tam- Monismo fisicalista (tam-
ANTROPOLOGÍA ni explícito ni consistente) explícito ni consistente) bién llamado naturalismo) bién llamado naturalismo)8

EPISTE- Racionalismo epistemológico9 Empirismo Primero racionalismo episte- Varía, pero generalmente Empirismo cientista (pe- Empirismo cientista (tam-
MOLOGÍA metafísico10 mológico, luego empirismo11 no es explícita ni clara ro no consistentemente) bién llamado cientismo)12

META- Objetivismo no-naturalista13 Objetivismo Objetivismo naturalista14 Objetivismo naturalista (inexplí- Subjetivismo Subjetivismo16
ÉTICA naturalista cito en los contemporáneos)15

RAZÓN O El deber ser corresponde a la El deber correspon- Primero razón17 (pero ambiguo), El deber ser corresponde a El deber ser corresponde El deber ser correspon-
VOLUNTAD razón práctica. de a la razón teórica. luego claramente voluntad. la voluntad. a la voluntad de a la voluntad

Lógicamente existe una relación
TESIS categórica entre deber ser (razón
práctica/ley natural) y derecho
JURÍDICA
positivo (ambos son normativos).
O
Un concepto de derecho definido
CONCEP-
TO DEL en términos puramente formales o
puramente empíricos (ser) es
DERECHO
incompleto e incoherente.18
Distingue entre validez formal y vali-
dez moral. La norma positiva injusta
VALIDEZ es derecho positivo pero su obligato-
DEL riedad jurídica y moral es cuestiona-
DERECHO ble. Varía en cada autor qué grado o
POSITIVO tipo de injusticia hace inválida moral
y/o formalmente la norma injusta.20
Sócrates, Platón, Aristóteles, Cice-
rón, Séneca, San Pablo, San Agustín,
REPRE- Aquino, Lutero, Calvino, Juan Altu-
sio,22 Hugo Grocio,23 Samuel Ruther-
SENTAN-
ford,24 Declaración de Independen-
TES cia EUA, 2º Gustav Radbruch, Lon
Fuller, Ronald Dworkin, John Finnis,
Robert George, Robert Alexy, et al.
A L E J A N D R O M O R E N O M O R R I S O N – F I L O S O F Í A D E L D E R E C H O ( E S C U E L A L I B R E D E D E R E C H O – 3°A – 26 D E F E B R E R O D E 2018)
Sigue, en general,
al iusnaturalismo
clásico, pero con
los ajustes necesa-
rios debido a su
empirismo metafí-
sico y a su natura-
lismo ético.
Es más estricto en
negar la validez
moral del derecho
injusto y en algu-
nos autores niega la
validez formal del
derecho injusto.
Jacques Maritain,
Rafael Preciado
Hernández,
Russell Hittinger,
et al.
Sigue grosso modo al
iusnaturalismo clásico,
pero con los ajustes nece-
sarios debido a su empi-
rismo, a su naturalismo
ético, y a sus énfasis indi-
vidualista y laicizante.
Comienza con la tesis del
iusnaturalismo clásico, lue-
go se radicaliza y niega la
validez del derecho que vio-
le derechos individuales y
justifica su desobediencia y
la resistencia al gobierno,21
luego se atenúa un poco.
T. Hobbes, Samuel Pufen-
dorf, algunos luteranos,25 J.
Locke, Thomas Jefferson, J.
J. Rousseau, Declaración de
los derechos del hombre
(Francia), H. L. A. Hart,26
protestantismo liberal (e.g.,
John Rawls),27 et al.
El derecho positivo se de- El único derecho es el Ni la categoría del de-
fine en principio en térmi- positivo. El concepto de ber ser ni la justicia son
nos formales, pero sin ne- derecho debe definirse en racionales, y no tienen
gar la categoría del deber términos puramente cabida en el derecho ni
ser y de un estándar objeti- formales. Como no existe siquiera a nivel formal.
vo de justicia, y que alguna la justicia, tampoco El derecho debe definir-
relación existe entre ellos y existe relación alguna se en términos pura-
el derecho positivo. entre ésta y el derecho.19 mente descriptivos.
Hay ambigüedad y diversi- La única validez es la Como no existe la justi-
dad de matices, pero recono- formal. Es derecho aquel cia y el derecho debe
cen la tesis del iusnaturalis-
que cumple con los definirse en términos
mo clásico de que la falta de
requisitos formales de puramente empíricos, el
algún grado de justicia en
validez. mero concepto “vali-
una norma positiva afecta su
dez” no es positivista
validez moral y/o formal.
sino iusnaturalista.
Nominalistas, teorías del Sofistas,31 Carnéades,32 Alf Ross, Karl
mandato divino, teonomis- Tito Pomponio Attico,33 Olivecrona, et al.
tas (quasi-calvinistas en Hans Kelsen, Norbert
Holanda y EUA), algunos
Hoester, kelsenianos,
luteranos,28 Thomas
iuspositivismos
Hobbes,29 Jeremy Bentham,
excluyentes,34 et al.
John Austin (utilitarismo),30
H. L. A. Hart, et al.
 COMENTARIOS
En cada extremo están las escuelas que son completamente antitéticas, los iusnaturalismos
clásicos y el llamado realismo escandinavo, que es una forma pura de positivismo comtia-
no35 aplicado al derecho. En medio están las escuelas “no puras” que no son completamente
antitéticas sino que combinan al menos algún elemento, aunque sea de manera impura, de algu-
na de las escuelas de los extremos o de alguna otra de las escuelas “impuras.” Mediante el uso
de los colores se muestra el origen de cada tesis, independientemente de la escuela que la suscri-
ba (explícita o implícitamente). Verde: iusnaturalismos clásicos. Rojo: positivismo comtia-
no puro (Realismo). Azul: iusnaturalismo neo-tomista. Marino: iusnaturalismos mo-
dernos. Naranja: iuspositivismos kelsenianos (forma impura de positivismo comtiano).
Morado: iuspositivismos incluyentes. Este cuadro permite encontrar en las tesis que suscri-
be cada corriente las verdaderas diferencias y coincidencias con otras escuelas, y así ir más allá
de las sobre-simplificaciones que se quedan en las etiquetas y en los sentimientos que suscitan.
NOMENCLATURA. Las palabras “ley natural,” iusnaturalismo, positivismo y
iuspositivismo son multívocas, aun en el ámbito restringido de la iusfilosofía. En las notas se
explica lo que en cada rubro significan las palabras clave del nombre de cada escuela.
ONTOLOGÍA Y ANTROPOLOGÍA. Hay tres posibles posturas ontológicas (que a su
vez se reflejan en la antropología filosófica), las dos posturas que aparecen en el cuadro, el dua-
lismo y el monismo fisicalista (o naturalismo), y una que no aparece, el monismo animista
(la realidad es solamente espiritual).36 Los iuspositivismos incluyentes y varios de los iusna-
turalismos modernos (los contemporáneos), no son explícitos o claros (quizá intencionalmen-
te) en cuanto a qué tesis ontológica y antropológica suscriben. Por su parte, el positivismo
comtiano es explícito en su desprecio por la filosofía (por ser “metafísica” y no “científica”).
Así, los iuspositivistas de influencia comtiana tienden a ser meramente juristas y no filósofos,
y su programa no es el de una filosofía del derecho que dilucide los elementos filosóficos del de-
recho y los relacione con un sistema filosófico más amplio sino meramente el de una teoría del
derecho.37 Obviamente es inevitable que hagan filosofía y que su teoría del derecho sea el pro-
ducto de una filosofía. En muchos de los iusnaturalistas modernos contemporáneos, aun-
que sí son filósofos, el ánimo secularizador los inhibe de entrar francamente en temas que han
sido tratados no solo por la filosofía sino también por la teología. De hecho, la cosmovisión de
los primeros iusnaturalistas modernos era, grosso modo, la de los clásicos y medievales, pero con
los ajustes necesarios en el lenguaje y los temas tratados a fin evitar sectarismos eclesiásticos.38
Es decir, eran laicizantes o secularizadores pero no secularistas. Por último, la postura ontoló-
gica más congruente con la existencia de la justicia, aun reducida a naturalismo ético, es el dua-
lismo. Dicho sea de paso que, al aceptar la existencia de la justicia, los iuspositivismos inclu-
yentes están más cerca de los iusnaturalismos que de los iuspositivismos comtianos.
EPISTEMOLOGÍA. Existe una correlación necesaria entre ontología, epistemología y me-
taética, al menos si una corriente de pensamiento busca ser racionalmente coherente. Hay dos
epistemologías básicas, racionalismo y empirismo.39 El empirismo positivista o cientista es la
tesis fundamental del positivismo puro (realismo) y del kelsenianismo y la causa de su on-
tología monista fisicalista y de su subjetivismo ético (aunque ni Kelsen ni los kelsenianos
aplican consistentemente el positivismo científico –ver n. 5). En el otro extremo, la existencia
de la justicia y la posibilidad de que el ser humano tenga alguna aprehensión racional de la
misma solamente son lógicamente posibles en una ontología y antropología dualista, un
racionalismo epistemológico, y una metaética objetivista no-naturalista.
A partir de la Ilustración, la epistemología comenzó a ocupar la posición fundamental en la
filosofía occidental. Aunque en sus inicios la modernidad fue racionalista (y así lo fueron los
primeros iusnaturalismos modernos), ese racionalismo era anti-empirista (“ningún conocimien-
to se adquiere por la experiencia sensorial” –Descartes, lo que se conoció como dogmática, co-
mo la siesta dogmática de la que Hume despertó a Kant). También era demasiado optimista
acerca de las capacidades de la mente humana. El resultado fue un racionalismo estéril cuyas
anomalías suscitaron el eventual triunfo del empirismo moderno (Hume y kantianismo).
Dicho sea de paso, que uno de los rasgos distintivos de la Ilustración, presente en
racionalistas y empiristas, fue su ánimo laicizante o secularizador aunque no secularista (ver n.
38). Después de la Revolución Francesa, los iusnaturalismos modernos y los iuspositivis-
mos incluyentes asociados al utilitarismo comienzan a tener un ánimo más bien secularista.
El ánimo secularizador es uno de los elementos que aglutina bajo el rubro de iusnaturalismos
modernos a corrientes que pueden ser muy diferentes en cuestiones filosóficas. En el S. XX el
secularismo se radicalizó y se convirtió en secularismo fundamentalista, religiófóbico o
anti-religioso. Los iuspositivismos comtianos, con su fisicalismo y subjetivismo, son ne-
cesariamente secularistas fundamentalistas o religiofóbicos. El ánimo secularista es quizá
lo que motiva a algunos iuspositivistas incluyentes contemporáneos a rechazar el compartir
nomenclatura con los iusnaturalistas, aunque tengan mucho más en común con ellos que con
los iuspositivismos de influencia comtiana. Los iusnaturalismos clásicos y el iusnaturalis-
mo neo-tomista, ambos dualistas y objetivistas, son las más incompatibles con el secularis-
mo fundamentalista,40 aunque no con un ánimo meramente secularizador o laicizante.
METAÉTICA. De las tesis estrictamente filosóficas ésta es la más importante para la iusfi-
losofía. Aunque existe una variedad de tesis metaéticas,41 las escuelas iusfilosóficas aquí compa-
radas representan solamente tres opciones. La primera y principal división en metaética entre
las escuelas comparadas se da entre dos clases de objetivismo y el subjetivismo. En esta tesis,
crucial para la iusfilosofía, los iuspositivismos incluyentes coinciden con los iusnaturalismos
neo-tomista y modernos en sostener alguna modalidad de objetivismo naturalista.42 Por lo
tanto, los iuspositivismos incluyentes están muchísimo más cerca de dichos iusnaturalismos
que de los iuspositivismos de influencia comtiana que son subjetivistas (ver n. 16). En los
diferentes iusnaturalismos, lo que cada escuela entiende por ley natural está relacionado con su
tesis metaética. Para los iusnaturalismos clásicos, la ley natural son los primeros principios
de la razón práctica o sentido moral natural43 (ver nn. 1 y 13). Son los principios que “diri-
gen la elección y la acción humanas hacia objetivos inteligibles… bienes humanos básicos, que
como aspectos intrínsecos del bienestar humano y de su plena realización, constituyen las razo-
nes para la acción y cuya inteligibilidad, como razones, no depende de otras razones más funda-
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mentales (o de motivos sub-racionales tales como el deseo de satisfacciones emocionales) para
las cuales esas razones serían meros medios”44 Los iusnaturalismos neo-tomista y modernos
son modalidades de naturalismo ético que reducen el deber ser al ser, cometiendo así la falacia
naturalista (ver n. 14); el neo-tomista deriva el deber ser de “los hechos de la naturaleza humana”
(ver n. 2); y los modernos lo derivan de la naturaleza en general (ver n. 3). Dicho sea de paso,
que clasificar las teorías del mandato divino como iusnaturalismos (como lo hacen algunos
iuspositivistas)45 es un error. Las teorías del mandato divino reducen el deber ser a un ser,
“la voluntad de Dios.” Así, toda teoría del mandato divino es una forma de naturalismo
ético, y una modalidad de iuspositivismo, e incurre en la falacia naturalista (ver nn. 14 y 47).
RAZÓN o VOLUNTAD. Estrechamente vinculada con la metaética, esta tesis se refiere a
la cuestión de si el deber ser corresponde la razón o a la voluntad; y si es a la razón, si es a la
razón teórica o a la razón práctica. Para D’Entrevés, éste es uno de los factores (más que el
ánimo secularizador) que producen la ruptura de las filosofías morales y jurídicas modernas con
el concepto de ley natural generando como resultado los diversos iuspositivismos modernos.46
Para los iusnaturalismos (hasta la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano de Francia) el
deber corresponde a la razón (teórica o práctica, dependiendo de la escuela), en tanto que para
los iuspositivismos en general corresponde a la voluntad. Los iusnaturalismos modernos
posteriores a la Revolución Francesa son, en algún sentido en esta tesis, iuspositivismos inclu-
yentes, pues ya para ellos la “ley natural” se deriva o deduce de “la voluntad general.” Siguen
usando el lenguaje de “ley natural” porque para ellos la validez de dicha voluntad se deriva a su
vez de los “derechos naturales” de libertad individual e igualdad que deducen de “la naturaleza.”
Esta tesis también permite ver por qué las teorías del mandato divino son modalidades de
iuspositivismo, pues en ellas el deber ser es la voluntad de Dios y, a menudo, como dicha ley
está “puesta” en un código revelado.47 Para el iusnaturalismo neo-tomista, ver n. 3.
TESIS JURÍDICA O CONCEPTO DEL DERECHO. Esta tesis versa sobre la relación
entre el deber ser (o “ley natural”) y el derecho positivo. También es llamada tesis de conexión
o separación (Robert Alexy) o tesis relacional de la ley natural (Michael S. Moore), entre
otros nombres.”48 Para los iuspositivismos de influencia comtiana (kelsenianismo y realis-
mo), que niegan la ley natural, esta tesis versa sobre el concepto del derecho, pues el único dere-
cho es el positivo y su concepto no debe incluir ninguna referencia al deber ser/justicia/ley na-
tural. El realismo escandinavo es el más congruente con esta tesis y elimina de su concepto
del derecho todo deber ser, incluyendo el concepto de validez: el derecho es lo que de hecho una
sociedad observa como norma. Todos los iusnaturalismos siguen (con matices) la tesis del
iusnaturalismo clásico expresada en la proposición “alguna relación existe entre derecho posi-
tivo y deber ser/justicia/equidad” (ver n. 18). Es “una visión del derecho… no meramente co-
mo algo que gobierna, sino también como algo que es gobernado.”49 Los iuspositivismos in-
cluyentes siguen tesis ambiguas o híbridas que enfatizan que el derecho positivo debe definirse
en términos formales sin negar que tiene alguna relación con el deber ser/justicia/ley natural.
VALIDEZ DEL DERECHO POSITIVO. Para los kelsenianos es derecho positivo el
que cumple con los requisitos formales de validez. El realismo escandinavo ve ahí, con razón,
A L E J A N D R O M O R E N O M O R R I S O N – F I L O S O F Í A D E L D E R E C H O ( E S C U E L A L I B R E D E D E R E C H O – 3°A – 26 D E F E B R E R O D E 2018)
una reinserción velada del deber ser. Por eso Ross califica al kelsenianismo como cuasiposi-
tivismo o iusnaturalismo encubierto. Los diversos iusnaturalismos distinguen entre validez
formal (lo que hace formalmente positivo al derecho) y validez moral (lo que obliga moralmente
a observar el derecho positivo). También en esta tesis los iuspositivismos incluyentes coinci-
den con los iusnaturalismos y se apartan de los iuspositivismos comtianos. Así lo explica
Finnis: “El significado de ‘una ley injusta no es ley’ es esencialmente idéntico a lo que dice aquí
Hart: ‘Esto es ley pero es demasiado inicuo para ser aplicado u obedecido’50 (o usado como de-
fensa)... ‘Lex iniusta non est lex’... reconoce, en las primeras palabras, que lo que está a discusión es
en ciertos aspectos importantes —quizá normalmente y presumiblemente en un sentido decisi-
vo— una ley, pero luego al retirar o negar de ese predicado afirma que, puesto que la justicia es la
razón de ser de tener y respetar el derecho en absoluto, la deficiencia de esta ley en particular la
priva de la importancia decisiva que todo derecho pretende tener. Es por lo tanto derecho
solamente en un sentido que tendría que ser juzgado —especialmente cuando el derecho es
considerado, como lo hace Hart mismo, como una clase de razón o de pretendida razón para la
acción— como estando en un sentido distorsionado y secundario, un sentido no central.”51
1 En los iusnaturalismos clásicos, “natural” se refiere a la distinción que hacían los presocráticos entre lo
racional y permanente (physis) y lo humano y convencional (nomos), como costumbres y leyes positivas (ver
Stephen Buckle, “Natural Law,” en Peter Singer, ed., A Companion to Ethics (Blackwell, 1993), p. 161; y
Gordon H. Clark, Thales to Dewey, 2nd ed. (The Trinity Foundation, 1989), p. 48; y A. P. d’Entrèves, Natural
Law, 2nd ed. (Hutchinson University Library, 1970), p. 27(ediciones en inglés y español del libro de
D’Entrèves están en la biblioteca de la ELD). En esta clasificación el universo físico, el cosmos, también era
considerado physis, por ser permanente y manifestar un diseño racional, pero physis no era igual a cosmos en
esta clasificación. La razón teórica y la razón práctica, la ley natural, son physis y no pertenecen al cosmos ni se
derivan de él. Para una exposición contemporánea del iusnaturalismo clásico ver John Finnis, “Natural
Law: The Classical Tradition,” en The Oxford Handbook of Juris-prudence and Philosophy of Law (Oxford
University Press, 2002), Cap. 1, también publicado como “A Grand Tour of Legal Theory,” en John
Finnis, Philosophy of Law – Collected Essays: Volume IV (Oxford University Press, 2011), Cap. 5; y
Robert P. George, In Defense of Natural Law (Oxford University Press, 1999).
2 Para el iusnaturalismo neo-tomista “natural” significa deducido por la razón teórica de los hechos meta-
físicos de la naturaleza humana, a la luz de la teología católicorromana. Surgió hasta el S. XIX atendiendo al
llamado de la encíclica papal Aeterni patris de León III en 1879 (ver http://www.nlnrac.org/contemporary).
Es una innovación expresamente confesional-religiosa (católicorromana) que toma la epistemología aristoté-
lico-tomista del ámbito del ser y la aplica al deber ser, incurriendo así en la falacia naturalista (ver n. 14) y
apartándose de la filosofía moral de Aristóteles y Aquino (ver Robert P. George, “Ley natural y naturaleza
humana,” Boletín Mexicano de Derecho Comparado, XXXVII, núm. 110, mayo-agosto 2004; pp. 597-610).
3 Siguiendo a Samuel Pufendorf (1632-1694), algunos ubican a Hugo Grocio (1583-1645) como el iniciador
del iusnaturalismo moderno, pero Grocio es iusnaturalista clásico (ver n. 23). Tanto el iusnaturalismo
moderno como el iuspositivismo pre-comtiano fueron aplicaciones de diversas facetas del pensamiento de
Thomas Hobbes (ver Robert P. Kraynak, “Thomas Hobbes: From Classical Natural Law to Modern Natural
Rights,” en: http://www.nlnrac.org/earlymodern/hobbes). Hobbes (1588-1679) repudió el iusnaturalismo
clásico (ibid.), para él “Jus Naturale es la Libertad que cada hombre tiene de usar su propio poder, como él
mismo quiera, para la preservación de su propia Naturaleza; es decir, de su propia vida, y consecuentemente,
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de hacer cualquier cosa, que en su propio Juicio y Razón conciba que son los medios más aptos para tal fin”
(Thomas Hobbes, Leviathan, ed. R. Tuck (Cambridge University Press, 1991), p. 91; citado en Knud
Haakonssen, Natural Law and Moral Philosophy: From Grotius to the Scottish Enlightenment (Cambridge University
Press, 1996), p. 31). No obstante, “En los siglos 17 y 18, Hobbes era visto como uno de los fundadores del
moderno derecho natural” (Knud Haakonssen, “Early Modern Natural Law Theories,” en George Duke &
Robert P. George, The Cambridge Companion to Natural Law Jurisprudence (Cambridge University
Press, 2017); p. 83 (este libro se encuentra en la biblioteca de la ELD). Pufendorf desarrolló su pensamiento
en oposición a una variedad de escepticismo moral que se había desarrollado al interior del luteranismo como
resultado de aislar algunas tesis teológicas e inflar otras para rechazar la ley natural y aceptar únicamente la
religión revelada. Tomando las mismas premisas teológicas, “vio la posibilidad de desarrollar [la ley natural]
como una completa ‘ciencia de la moral,’ claramente separada de la teología moral y análoga a la nueva ciencia
deductiva. Esta insistencia en el carácter científico de la ley natural, [fue] inspirada por el Cartesianismo y por
Hobbes… (Haakonssen, Natural…, op. cit., p. 37). Para esta escuela, “natural” significa derivado de la
naturaleza, del cosmos en general. “La teoría del derecho natural es un modo de pensar sistemático acerca
de las conexiones entre el orden cósmico, la moral, y el derecho…” (Brian Bix, “Natural Law: The
Modern Theory,” en The Oxford …, op. cit., p. 61; ver también, pp. 64-6). El iusnaturalismo moderno
resurgió tras la 2ª Guerra Mundial “en reacción al positivismo jurídico” (ibid., p. 63).
4 Aquí se usa esta nomenclatura como una categoría amplia, más allá de los límites que quienes la han
adoptado en la época contemporánea le han dado. Bajo este rubro, entonces, entran también autores y
corrientes filosóficas que estuvieron en boga antes del “conflicto entre el positivismo jurídico y el derecho
natural.” Los autores que adoptan esta postura en nuestros tiempos tienden a usar el concepto “positivo”
más en el sentido usado primeramente por el iusnaturalismo clásico comenzando con los glosadores, de
quienes lo tomó Aquino (ver John Finnis, “The Truth in Legal Positivism,” en Philosophy…, op. cit.;
Cap. 7), es decir, para referirse a “lo que está puesto,” y no en el sentido comtiano cientista fisicalista. Hay,
por supuesto, diferencias de grado y matices autores.
5 Los autores en esta categoría tienen la intención de ser plenamente positivistas, en el sentido comtiano,
pero no lo hacen consistentemente. Por ello los realistas escandinavos se refieren al kelsenianismo como
“cuasi positivismo” (Alf Ross, “El concepto de validez y el conflicto entre el positivismo jurídico y el
derecho natural,” en El concepto de validez y otros ensayos (Fontamara, 1991), pp. 9-46).
6 Aunque son llamados por terceros “realistas escandinavos,” esta escuela es la aplicación más pura y
consistente del positivismo comtiano al derecho, por lo que ellos se llaman a sí mismos iuspositivistas,
entendiendo el concepto como contrario a cualquier acercamiento que no satisfaga las demandas estrictas del
cientismo y del monismo fisicalista o naturalismo.
7 Según el dualismo, existen dos tipos de sustancias, el universo físico y el ámbito no-físico al que pertenecen,
entre otras entidades, las mentes (la psyche humana y Dios) y la razón (teórica y práctica). En la antropología
dualista, el ser humano es una unidad psicosomática, es decir, cuerpo físico y psyche. Obviamente el
dualismo también da cabida a la existencia de Dios, lo que suscita la fobia del secularismo y hace más
atractivo al monismo fisicalista o naturalismo. Para una breve defensa contemporánea y accesible del
dualismo, ver J. P. Moreland, Scaling the Secular City (Baker, 1987), pp. 77-90 (este libro se encuentra en
la biblioteca de la ELD). Para una exposición y defensa más amplios del dualismo antropológico ver
Mortimer J. Adler, Intellect: Mind over Matter (Macmillan, 1990).
8 Según el fisicalismo o naturalismo, nada existe fuera del mecanismo del universo físico y el ser humano es
solamente cuerpo; la psyche es reducida a un fenómeno corporal, fisiológico, que forma parte del mecanismo
del universo físico (ver Moreland, op. cit., pp. 90-103). Para una explicación y análisis del naturalismo
(monismo fisicalista), ver Ronald H. Nash, Life’s Ultimate Questions. An Introduction to Philosophy (Zondervan,
A L E J A N D R O M O R E N O M O R R I S O N – F I L O S O F Í A D E L D E R E C H O ( E S C U E L A L I B R E D E D E R E C H O – 3°A – 26 D E F E B R E R O D E 2018)
1999), Cap. 2; James W. Sire, The Universe Next Door. A Basic Worldview Catalog, 5ª ed. (InterVarsity, 2009),
Cap. 4; ídem., El universo de al lado (Desafío, 2005), Cap. 4. (estos libros están en la biblioteca de la ELD). Para
una refutación en español del naturalismo, ver Alvin Plantinga, “¿Naturalismo metodológico?”
(http://espanol.leaderu.com/docs/apologetica/naturmetodol.html).
9 Las palabras “racional,” “racionalista,” y “razón” son multívocas. Aquí racionalismo se usa como un
concepto técnico restringido al tipo de epistemología, concretamente a la tesis “algún conocimiento se
adquiere por la experiencia sensorial y otro es innato” (ver Nash, op. cit.). Para una exposición y defensa
contemporánea del conocimiento innato, ver Alvin Plantinga, Warrant and Proper Function (Oxford University
Press, 1993) Cap. 6. Es pertinente aclarar que Aristóteles y Aquino eran empiristas (aunque no fisicalistas
sino metafísicos) en el ámbito del ser pero racionalistas en cuanto al deber ser.
10 Según la epistemología aristotélico-tomista, todo conocimiento se adquiere por la experiencia sensorial,
incluyendo la “naturaleza” o “esencia” (metafísica) de las cosas.
11 La mayoría de los primeros iusnaturalistas modernos (e.g., Descartes, Pufendorf, Leibnitz) son
racionalistas epistemológicos. Hobbes es empirista; Locke es ambiguo, es inconsistente en su
empirismo. Eventualmente los iusnaturalismos modernos adoptaron sin reservas el empirismo.
12 El empirismo cientista, también llamado cientismo, cientificismo o imperialismo científico, es lo que
en su tiempo se llamó positivismo (en su sentido comtiano). El cientismo es una modalidad extrema de
empirismo según la cual el “conocimiento científico” que concuerde con el fisicalismo/naturalismo es el
único conocimiento (ver Alejandro Moreno Morrison, La objetividad del deber ser: Reflexiones en
respuesta a la tesis subjetivista del positivismo jurídico (tesis profesional para la Escuela Libre de
Derecho, 1998), Cap. I; Ian Hutchinson, Monopolizing Knowledge (Fias Publishing, 2011); Moreland, op. cit., pp.
197-200; Nash, op. cit., Cap. 2; y Philip E. Johnson, Reason in the Balance: The Case against Naturalism in Science,
Law & Education (InterVarsity, 1998; este libro está en la biblioteca de la ELD).
13 El deber ser es una categoría racional y objetiva correspondiente a la razón práctica, no dependiente ni
derivada ni reducible al ser de la razón teórica. Las semillas del conocimiento práctico, los primeros
principios de la razón práctica (o sentido moral), son innatos como lo son también los primeros
principios de la razón teórica (ver William P. Alston & Richard Brandt, The Problems of Philosophy (Allyn &
Bacon, 1967), pp. 124-5; Thomas Reid, Essays on the Active Powers of Man, Essay Three, Part III, Chs.
5-7 (disponible en: http://www.earlymoderntexts.com/authors/reid); C. S. Lewis, La abolición del
hombre (varias eds.); John Finnis, Natural Law and Natural Rights (Oxford University Press,
1980),Caps. III-IV; ídem., Reason in Action – Collected Essays: Volume 1 (Oxford University Press, 2011);
Robert P. George, “Derecho natural y derecho positivo,” en Persona y Derecho 39 (1988), pp. 119-236 (tr.,
de George, In Defense…, op. cit., Cap. 5; y Moreland, op.cit., p. 112).
14 El deber ser es objetivo pero se deduce del ser, de los hechos de la naturaleza. Esta postura se conoce
también como naturalismo ético e incurre en la falacia naturalista. Dicha falacia fue primeramente enuncia-
da con ese nombre por George Edward Moore en su libro Principia Ethica (Cambridge University Press, 1903).
Para una explicación de la falacia naturalista ver Julia Tanner, “The Naturalistic Fallacy,” Richmond Journal of
Philosophy 13, autumn 2006. Para la posición del iusnaturalismo clásico contra “La inferencia ilícita de he-
chos a normas,” ver Finnis, Natural…, op. cit., pp. 33-48; y C. S. Lewis, La abolición del hombre, Cap. 2.
15 Aunque quizá exista alguna excepción, y aunque sus representantes generalmente son inexplícitos a este
respecto, es más acorde con los iuspositivismos incluyentes que rechacen el objetivismo no-naturalista y
que suscriban en cambio alguna forma de naturalismo ético, dependiendo de cada autor o escuela la modali-
dad de naturalismo ético. E.g., el utilitarismo es una modalidad de naturalismo ético (objetivismo natura-
lista) y a la vez una modalidad de iuspositivismo incluyente (ver n. 30). Hobbes es subjetivista (ver John
Finnis, “On the Incoherence of Legal Positivism,” Notre Dame Law Review 75, Aug. 2000, p. 1599).
 COM PAR AC IÓN DE TESIS FILOSÓFIC AS Y IUSFILOSÓFIC AS FUND AM ENT ALES DE IUSN ATUR AL ISM OS Y IUSPOSITIV ISMOS
16 El subjetivismo niega la existencia de la razón práctica y por lo tanto los primeros principios del deber ser
o ley natural. Consiguientemente, para el subjetivismo el deber ser es un ser, un fenómeno físico (natural)
explicable como parte del mecanismo del universo (ver Moreno Morrison, op. cit., Cap. II). Por lo tanto, el
subjetivismo comete (inversamente) la falacia naturalista.
17 Ver Haakonssen, Natural…, op. cit., p. 22: “Grocio y Locke ciertamente aceptaron el punto de vista de que
la esencia de la ley no es la voluntad sino la razón.” Para los iusnaturalismos modernos en general, ver
Finnis, “On the Incoherence…,” op. cit., p. 1598.
18 Finnis, “On the Incoherence…,” op. cit., pp. 1597-1611; Natural…, op. cit., Cap. I; “Describing Law
Normatively,” en Finnis, Philosophy…, op. cit., Ch. 1; y Robert Alexy, “Sobre las relaciones necesarias
entre el derecho y la moral,” en Derecho y razón práctica (Fontamara, 1993), pp. 37-58.
19 No obstante, el kelsenianismo no logra evitar hacer uso del deber ser y de las valoraciones (e.g., en su
definición de los conceptos jurídicos fundamentales, y en su concepto de validez).
20 Ver Finnis, Natural…, op. cit., pp. 351 y 363-366 (Cap. XII, 1ª p., y apartado 4). Ver también nn. 50 y 51.
21 Ver D’Entrèves, op. cit., Cap. 4.
22 El filósofo, teólogo y estadista Reformado (“calvinista”) alemán, Johannes Althusius (1557-1638), fue
coetáneo de Grocio (aunque un poco mayor). Escribió varios libros de derecho, pero el más conocido hoy en
día es Politica methodice digesta (publicada en español como Juan Altusio, Política metódicamente
concebida e ilustrada con ejemplos sagrados y profanos (Centro de Estudios Constitucionales, 1990);
este libro está en la biblioteca de la ELD). Politica fue una de las fuentes de Samuel Rutherford en su Lex,
rex (ver n. 24) y de los pactantes escoceses en su rebelión contra los reyes Carlos I y Carlos II de Inglaterra.
Tanto Rutherford como la rebelión pactante fueron fuentes del movimiento de independencia de los Estados
Unidos de América (ver Moreno Morrison, La objetividad…, op. cit., pp. 231-239; este fragmento también
está disponible en: https://reformapresbimex.wordpress.com/2016/07/04/influencia-del-calvinismo-y-del-
puritanismo-en-el-pensamiento-politico-de-las-trece-colonias-britanicas-en-america/). A continuación,
algunos fragmentos que muestran el iusnaturalismo clásico de Altusio, si bien con un matiz más político (y
liberal clásico en ello) que jurídico. “¿Debería aquél de quién se dice tiene el supremo poder subordinar su
imperio y alto oficio a la ley civil también? Bodin dice que no, y muchos otros concuerdan con él. A juicio de
estos hombres hay poder supremo por encima de la ley y no limitado a ésta. Este es un juicio que yo no
sostendría. Liberar al poder de la ley civil es soltarlo en cierto grado de los lazos de la lex naturalis et divina.
Pues no hay ley civil, ni puede haber alguna, en la que algo de la inmutable equidad natural y divina no haya
sido mezclada. Si se aparta por completo del jus naturale et divinum, no ha de ser llamada ley. Es enteramente
indigna de este nombre, y no puede obligar a nadie contra la equidad natural y divina. Por lo tanto, si una ley
civil general promulgada por un príncipe es buena y justa, ¿quién puede liberarlo de las obligaciones de esa
ley?” (Johannes Althusius, Politica. An Abridged Translation of Politics Methodically Set Forth and
Illustrated with Sacred and Profane Examples (Liberty Fund, 1995), Cap. IX, 21; disponible en:
http://oll.libertyfund.org/titles/althusius-politica). “Si un pueblo es conquistado en guerra, puesto bajo yugo,
y recibido dentro de la sociedad de un estado por el pueblo victorioso, entonces también usa el mismo
derecho que el conquistador. Y si por casualidad el pueblo ha consentido a condiciones perversas
constreñido por temor excesivo, éstas han de ser consideradas inválidas. Pero si estas condiciones son severas
pero no repugnantes al jus naturale, deben ser observadas” (ibid., p. 119, Cap. XVII, 124). “La lex propia es la
ley que ha sido redactada y establecida por el magistrado sobre la base de la lex communis y conforme con la
naturaleza, utilidad, condición y otras circunstancias especiales de su país. Indica los usos, medios y maneras
peculiares mediante los cuales la equidad natural entre los hombres puede ser promovida, observada, y
cultivada en un estado dado. Por lo tanto, la lex propia no es otra cosa que la práctica de este común jus
naturale adaptado a una polis en particular. Indica cómo los ciudadanos individuales de un estado dado pueden
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buscar y alcanzar esta equidad natural” (ibid., p. 144, Cap. XXI, 30). Para una presentación en español de
Altusio, ver José Luis Soberanes Fernández, Sobre el origen de las declaraciones de derechos humanos (UNAM, 2009),
pp. 81-96 (http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/libro.htm?l=2698). Para Soberanes, siguiendo un criterio
cronológico, Altusio es iusnaturalista moderno, pero su pensamiento es el del iusnaturalismo clásico.
23 Grocio era un teísta cristiano (protestante arminiano) cuya iusfilosofía no era moderna sino clásica-
medieval. Ver D’Entrèves, op. cit., pp. 53-56; Oliver O’Donovan & Joan Lockwood O’Donovan, From
Irenaeus to Grotius. A Sourcebook in Christian Political Thought (Eerdmans, 1999), pp. 787-792; Heinrich A. Rom-
men, The Natural Law. A Study in Legal and Social History and Philosophy (Liberty Fund, 1998), pp. 62-66 (dis-
ponible en: http://oll.libertyfund.org/titles/rommen-the-natural-law-a-study-in-legal-and-social-history-and-
philosophy); Haakonssen, Natural…, op. cit., pp. 26-30; y Finnis, “On the Incoherence…,” op. cit., p. 1598.
24 Ver Samuel Rutherford, Lex, rex, or the Law and the Prince (London, 1644); disponible en:
http://www.portagepub.com/dl/caa/sr-lexrex17.pdf; y Alejandro Moreno Morrison, “La ley natural en el
libro Lex, rex de Samuel Rutherford,” en: https://reformapresbimex.wordpress.com/2016/10/04/la-ley-
natural-en-el-libro-lex-rex-de-samuel-rutherford/.
25 Ver Haakonssen, Natural…, op. cit., pp. 24-25.
26 Hart se clasifica a sí mismo como iuspositivista pero no suscribe ni el subjetivismo, ni la tesis de la
separación, ni ninguna de las dos tesis de validez de los iuspositivismos de influencia comtiana. En ética,
Hart es primordialmente utilitarista, variedad de naturalismo ético asociada con los iusnaturalismos mo-
dernos), y al menos en un ensayo parece adoptar una postura más explícitamente iusnaturalista moderna
respecto del “derecho a la libertad” y al principio de igualdad (ver H. L. A. Hart, “Are There Any Natural
Rights?,” The Philosophical Review, 64, 2, Apr. 1955; pp. 175-191). En dicho ensayo, Hart suscribe una tesis
relacional o de conexión entre el derecho y la moral propia de todos los iusnaturalismos: “…existe una
conexión íntima entre los dos [derechos morales y legales]… No es meramente el que, de hecho, los hombres
hablan de sus derechos morales principalmente cuando están abogando por su incorporación en el sistema le-
gal, sino que el concepto de un derecho pertenece a esa rama de la moralidad que está específicamente intere-
sada en determina cuándo puede la libertad de una persona ser limitada por otra y así determinar qué acciones
pueden apropiadamente ser hechas materia de reglas legales coercitivas. Las palabras “droit,” “diritto,” y
“Recht,” usadas por los juristas continentales… distinguen de hecho un área de la moralidad (la moralidad de la
ley) que tiene características especiales. Se ocupa de los conceptos de justicia, equidad, derecho, y obligacio-
nes…” (ibid., pp. 177-178). Ver también n. 51; y D’Entrèves, op. cit., pp. 185-203 (ensayo adicional C).
27 Ver Eric Gregory, “Before the Original Position: The Neo-Orthodox Theology of the Young Rawls,” en
Journal of Religious Ethics, 35, 2, 2007, pp. 179-206; y Peter Berkowitz, “John Rawls and the Liberal Faith,” en
The Wilson Quarterly, 26, 2, Spring, 2002, pp. 60-69.
28 Ver D’Entrèves, op. cit., pp. 69-72. Estas corrientes teológicas suscribían alguna modalidad de teoría del
mandato divino que reduce el deber ser a un ser, “lo que es la voluntad de Dios” (ver n. 47).
29 Ver D’Entrèves, op. cit., pp. 122-124. “Y primero es manifiesto que el derecho en general no es consejo
sino mandamiento, no un mandamiento de cualquier hombre a cualquier hombre, sino solamente de aquél
cuyo mandamiento es dirigido a uno formalmente obligado a obedecerlo” (Hobbes, op. cit., Cap. 26).
30 El utilitarismo como tal no es una escuela iusfilosófica sino de filosofía moral. Jeremy Bentham
(fundador del utilitarismo secularista) lo enlaza con su versión de iuspositivismo, que es, por cierto, anterior
a, e independiente de, la filosofía comtiana. Las dos tesis que hacen a Bentham iuspositivista son la tesis
jurídica (o concepto de derecho) y la tesis de la validez del derecho positivo. Bentham desarrolló
originalmente su versión secularista de utilitarismo como una reacción conservadora contra el
iusnaturalismo clásico de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, con el fin de refutar
el derecho de las colonias británicas en América a rebelarse. Después de Bentham, el utilitarismo cedió
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terreno en dichas tesis hasta llegar a una posición semejante a las de algunos iusnaturalismos modernos. En
todo lo demás, como filosofía moral, el utilitarismo es una variedad de naturalismo ético y por lo tanto
puede considerarse una modalidad de iusnaturalismo moderno. El utilitarismo fue desarrollado poco
antes de Bentham por el filósofo inglés y teólogo anglicano de finales del S. XVIII William Paley. Paley
negaba la existencia del sentido moral natural y fundamentó su filosofía moral y política en el principio de
utilidad, el cual deducía del diseño inteligente y benevolente observable en la naturaleza mediante el cual el
Creador manifiesta que su voluntad es la felicidad humana. Para Paley, lo bueno es la voluntad de Dios, que
a su vez es la felicidad humana (ver William Paley, The Principles of Moral & Political Philosophy
(1785), Book I, Ch. 1). El utilitarismo de Paley es, por lo tanto, una variedad naturalismo ético y de
iusnaturalismo moderno. Similarmente, en su filosofía moral, John Austin sostenía simultáneamente el
utilitarismo y la teoría del mandato divino (ver Finnis, “On the Incoherence…,” op. cit., p. 1597).
31 Ver Platón, Minos; Samuel Enoch Stumpf, Socrates to Sartre: A History of Philosophy, 6th ed. (McGraw-Hill,
1999), p. 30; y Clark, op. cit., pp. 48 y 50.
32 Ver Rommen, op. cit., p. 18. Carnéades (ca. 215-125 a. C.) fue un filósofo griego escéptico y relativista que
dirigió la Academia Nueva en Atenas y rechazó la teoría del derecho natural de los estoicos romanos.
33 Amigo de Cicerón con quien dialoga en De legibus, donde Atticus representa la posición “popular”
según la cual la ley se restringe al derecho positivo (Cicerón, De legibus, I, v-vi).
34 Ver Andrei Marmor, “Exclusive Legal Positivism,” en The Oxford…, op. cit., Cap. 3.
35 Es decir, que aplica la filosofía positivista asociada con August Comte (1798-1857).
36 El monismo animista es la cosmovisión de las religiones politeístas y panteístas. Representantes
contemporáneos del animismo son, entre otros, el hinduismo, el budismo, y la Nueva Era. En la filosofía
positivista dicho monismo animista corresponde al estadío “teológico.” Algunos iuspositivistas cometen el
error de calificar a los iusnaturalismos como “teológicos” en la taxonomía comtiana.
37 En palabras del “2°” Gustav Radbruch: “En la época del predominio de las ciencias naturales, en la época
del positivismo, asignábase a la filosofía, por tanto, la misión de armonizar en un sistema único y exento de
contradicciones los últimos conocimientos de las ciencias empíricas. De aquí que la teoría general del
Derecho, la historia universal del Derecho, y la sociología jurídica pasaran por ser, a la sazón, las llamadas a
sustituir a la filosofía, cuando no se las consideraba la filosofía misma” (Introducción a la filosofía del derecho
(Fondo de Cultura Económica, 1951), p. 23).
38 El programa de los primeros iusnaturalistas modernos, como Hobbes, Pufendorf, Leibnitz y Locke,
era secularizador o laicizante pero no secularista. Eran tan cristianos como los iusnaturalistas medievales
pero protestantes. Su ánimo secularizador o laicizante no emanaba del escepticismo, agnosticismo o ateísmo
sino de consideraciones prácticas derivadas del nuevo contexto político-religioso en el que trabajaron. “En la
perspectiva más general, la pérdida de la unidad cristiana y el subsecuente conflicto religioso era un acicate
importante para la búsqueda de una comunidad de valores que no dependiera de ninguna confesión religiosa
en particular. Esto a menudo ha llevado la caracterización del iusnaturalismo moderno temprano como
‘secular’, pero esta es una simplificación engañosa en la medida en que casi todas las teorías en cuestión
permanecieron dentro de algún tipo de marco religioso… Además de la desunión al interior del cristianismo,
los crecientes contactos comerciales y coloniales con partes del mundo fuera de la órbita cristiana hizo
atractiva la posibilidad de una ley natural, como lo había hecho mucho antes de la Reforma. Por encima de
todo lo demás, la territorialización cada vez más profunda de la autoridad política demandaba una fuente de
legitimación política que fuese independiente de la jerarquía metafísica de autoridad en la iglesia universal
(Haakonssen, op. cit., pp. 76-7).
39 Para una explicación breve y accesible de las posiciones epistemológicas ver Nash, op. cit., Cap. 11.
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40 Una de las principales razones (si no la principal) del rechazo del secularismo a cualquier iusnaturalismo
es que la admisión franca de la existencia de la justicia (sin reduccionismos) contradice al fisicalismo e insinúa
la existencia de un Dios personal como el de las religiones judeocristianas. Dicho rechazo no es la conclusión
de un razonamiento sino la premisa de su filosofía y agenda. En palabras del filósofo ateo Thomas Nagel:
“No es nada más que no crea en Dios, y que naturalmente, espero estar en lo cierto en mi creencia. ¡Es que
espero que no haya Dios! No quiero que haya un Dios; no quiero que el universo sea así” (The Last Word
(Oxford University Press, 1997); citado en Alister McGrath, “Is God a Figment of Our Imagination? On
Certainty, Scepticism and the Limits of Proof,” en:
http://www.abc.net.au/religion/articles/2017/09/25/4739706.htm).
41 Ver Moreland, op. cit., pp. 108-113.
42 Ver Finnis, Natural…, op. cit., pp. 23-25.
43 La noción de sentidos no corporales es usado, entre otros, por Sócrates-Platón, Agustín y Reid (op. cit.).
44 George, “Derecho natural…,” op. cit., p. 1.; e ídem, In Defense…, op. cit., p. 83.
45 Ver Hans Kelsen, Teoría Pura del Derecho (2ª ed., México: UNAM, 1986, p. 91; idem, ¿Qué es la
justicia?, 4ª ed. (Fontamara, 1994), pp. 70-71; Alf Ross, On Law and Justice (University of California Press,
1959), p. 62; y Norbert Hoester, “Ética jurídica sin metafísica,” en Ernesto Garzón Valdés, Derecho y
filosofía, 2ª ed. (Fontamara, 1993), p. 116.
46 Ver D’Entrèves, op. cit., pp. 122-130. Para D’Entrèves, es el cambio de la razón a la voluntad lo que marca
(con Hobbes) el inicio de los iuspositivismos modernos (ibid., pp. 122-124, 126).
47 La idea de que el deber ser se reduce en última instancia al ser de “lo que es voluntad de Dios” fue
sostenida por los nominalistas medievales y rechazada por la mayoría de la cristiandad. Tras la Reforma fue
retomada por algunas modalidades de pietismo, de donde Kant tomó la idea de que el deber ser corresponde
a la voluntad y no a la razón. La recepción de este cambio en el derecho dio lugar a las primeras variedades
de iuspositivismo que, siendo anteriores a la filosofía positivista, son incluyentes (ver nn. 19 y 31). Dicha
idea kantiana de que el deber ser corresponde a la voluntad fue abrazada sin reservas por el iuspositivismo
kelseniano (ver Hoester, op. cit., pp. 114-115; Hans Kelsen, ¿Qué es la justicia?, 4ª ed. (Fontamara, 1994),
pp. 20, 70-71; idem, “¿Por qué obedecer al Derecho?,” en ¿Qué es justicia? (Planeta-De Agostini, 1993),
pp. 184-185; idem, Teoría general de las normas (Trillas, 1994), p. 81), pero para el kelsenianismo la volun-
tad no es libre sino que forma parte del mecanismo del universo físico, está determinada por intereses subjeti-
vos, por lo que el deber ser es subjetivo, irracional. “[La] posición final [de Kelsen]… fue una de completo
escepticismo moral o un voluntarismo moral indisoluble: las normas morales no podían ser otra cosa sino los
mandamientos de Dios, si es que lo hay. Estas posiciones finales… son la consumación… también de cada
teoría previa que dio por sentado que el derecho y su obligatoriedad son y tiene que ser el producto de la
voluntad y el poder coercitivo de un superior” (Finnis, “On the Incoherence…,” op. cit., p. 1598).
48 Alexy, op. cit.; y Michael S. Moore, “Law as Justice,” en Ellen Frankel Paul, Fred D. Miller, Jr., Jeffrey Paul,
Natural Law and Modern Moral Philosophy (Cambridge University Press, 2001), p. 115. Ver también Bix, op. cit.,
p. 63. Alexy también se refiere a ésta como la “tesis de la doble naturaleza,” compuesta de la dimensión
factual y la dimensión ideal del derecho (Robert Alexy, “The Ideal Dimensions of Law,” en Duke &
George, op. cit., pp. 314-41). Kenneth Einar Himma la llama, respectivamente, tesis de la separabilidad,
en los iuspositivismos “excluyentes,” y tesis de la incorporación, en los iuspositivismos incluyentes
(“Inclusive Legal Positivism,” en The Oxford…, op. cit., Cap. 4).
49 Bix, op. cit.
50 H. L. A. Hart, The Concept of Law, 2nd ed. (Oxford University Press, 1997), p. 208.
51 John Finnis, “Natural Law Theories,” rev. ed., Stanford Encyclopedia of Philosophy, 2015
(http://plato.stanford.edu/entries/natural-law-theories/). Ver también n. 20.