Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
37
-
H G
• , , -
E
Sin contrincante en el frente.
El poder en el México contemporáneo
E
R
Historia y Grafía, Universidad Iberoamericana, año 19, núm. 37, julio-diciembre 2011, pp. 9-15
se habían formado y alimentado de la fragmentación geográfica,
económica, étnica y cultural del territorio. Los caciques y los cau-
dillos, por ejemplo, eran los depositarios del poder en sus propias
regiones, posición alimentada por su fuerza económica, militar y
capacidad de gobernabilidad. El proyecto nacional triunfante en
los años veinte, en el que el presidencialismo era la condición sine
qua non de la gobernabilidad, supuso el sometimiento o aniqui-
lamiento de los viejos poderes regionales a favor de la figura pre-
sidencial. Se logró, negociada o violentamente, que el Ejecutivo
concentrara los hilos del poder sin enemigo al frente. Una vez su-
perado el enfrentamiento entre el Estado y los caudillos hubo que
enfrentar uno más: el que oponía la función social y corporativa
del Estado al empuje en favor de las bases del liberalismo econó-
mico. Las consecuencias no se hicieron esperar, sobre todo a par-
tir de los años cuarenta, cuando el Estado abdicó de sus funciones
sociales e inclinó su labor a favor de los intereses individuales.
Paradójicamente, el andamiaje político corporativo, es decir, la
organización clientelar y autoritaria, se fortaleció. Se privilegió
la modernización económica, sustentada en una organización polí-
tica vertical, corporativa y autoritaria. Deformidad insuperable.
Frente a lo anterior, cualquier disidencia, cuestionamiento o
increpación del sistema serían sencillamente inaceptables. La gran
ironía: el movimiento social de 1910 que echó abajo treinta años
de concentración de poder en una figura, la de Porfirio Díaz, ter-
minó por transitar hacia otra concentración del poder, esta vez
compartida entre el partido hegemónico y la presidencia. Ambas
experiencias, la porfirista y la del sistema hegemónico, tuvieron
en común su capacidad para combatir los poderes regionales, ter-
minar con la inestabilidad casi crónica y –sobre todo– la concen-
tración del poder. También tienen en común el control del poder
que fue capaz de lograr el crecimiento material del país.
Para lograr estabilidad política y crecimiento material, la cen-
sura y el autoritarismo han sido dos de los instrumentos del poder
en México. Con ellos, el Estado ha podido controlar o manejar las
Preliminares / 11
tarios. Era inevitable que en el transcurso de su corta vida la nueva
organización campesina fuera víctima cotidiana de los diversos
mecanismos de control autoritario para contener a sus posibles
adherentes y simpatizantes.
El segundo y tercer casos se refieren al autoritarismo compar-
tido por el Estado y la Iglesia en uno de los campos más sensibles
de la formación del México contemporáneo: la educación. En
el primero, Valentina Torres Septién propone la experiencia de
los libros de texto gratuitos como un ejemplo en el que tanto la
Iglesia como el Estado en México coincidieron en una visión au-
toritaria del ejercicio del poder, al emparejar un mesianismo reli-
gioso frente a un mesianismo laico. La imposición de los textos se
vino a sumar a la muy prolongada lucha entre la Iglesia y el go-
bierno federal, en la cual éste pugnaba por acotar el ejercicio de
las tareas educativas que la Iglesia consideraba como su responsa-
bilidad desde la época virreinal.
Por su parte, Laura Pérez Rosales expone la coincidencia a la
que igualmente llegaron el Estado y la Iglesia cuando se trató de
moldear e imponer una moral en diversiones, lecturas y compor-
tamientos sociales. Ambos, Estado e Iglesia, calificaron los con-
tenidos de diversas películas, revistas o diversiones nocturnas, de
pornográficas o inaceptables, pero con varas morales diferentes:
para la Iglesia se trataba de prácticas contrarias a la “decencia”,
y para el Estado representaban manifestaciones que iban en con-
tra de la “salud social” y de las leyes de convivencia comunitaria.
Tanto desde el púlpito como desde el decreto oficial, desde la
moral cristiana o desde la moral oficial, Iglesia y Estado buscaron
la imposición de sus respectivas visiones para moldear lo que la
sociedad debía leer, oir, pensar o practicar como entretenimiento.
Ambos textos, el de Torres Septién y el de Pérez Rosales, remiten
a los años cincuenta y sesenta, cuando comenzaba la estrategia
de las políticas sociales, en plena guerra fría, cuyo rasgo era el
enfrentamiento de proyectos políticos ubicados en las antípodas.
Cundió la paranoia del enfrentamiento social, había que conte-
Preliminares / 13
los testimonios, desde abajo, desde la insurrección popular, que
contribuyen a la formación de la representación colectiva y se sir-
van de la memoria personal para contribuir a la construcción de
una estrategia política en contra del autoritarismo.
Finalmente, el texto de Carmen Collado aborda el autoritaris-
mo presidencial enmarcado en los difíciles comienzos de los años
ochenta, es decir, cuando el gobierno de Miguel de la Madrid
apostó por la privatización de la economía del Estado como salida
a la crisis económica, pero sin modificar la organización corpora-
tiva del sistema político mexicano. La imagen de solidez del régi-
men político mexicano construyó, durante años, una percepción
social de estabilidad y credibilidad. Miguel de la Madrid llegó al
poder como resultado de la tradicional designación vertical de los
relevos en el mando político, pero la urgencia económica a prin-
cipios de los años ochenta (inflación cercana al 100%, salida ma-
siva de capitales, reservas nacionales agotadas, etcétera), obligaron
al nuevo Ejecutivo a adaptarse al modelo neoliberal imperante
entonces. ¿Cómo lograr la empatía entre un modelo neoliberal,
sustancialmente enemigo de la participación estatal en todo lo
económico, con un regimen cuya divisa era la rectoría del Estado?
Collado analiza la manera como se expresa el carácter particular
del autoritarismo, apoyada en las Memorias del ex presidente Mi-
guel de la Madrid. En su opinión, este autoritarismo se reveló,
sobre todo, en sus relaciones con los obreros, los empresarios y
la propia iglesia católica. Para ello, de la Madrid se sirvió de una
estrategia que buscaba infundir miedo para asentar su proyecto
económico, su visión sobre la prensa, su idea de democracia y su
perspectiva sobre los partidos.
El arco temporal cubierto por los textos aquí incluidos
nos muestra las disonancias, más que las continuidades, de
un México que va de la guerra fría al inicio de las políticas
neoliberales. A pesar de que durante muchos años –hasta
los años setenta aproximadamente– la economía estuvo al
servicio de la política, fue inevitable el estallamiento de la
Preliminares / 15
A golpes de autoritarismo: la Unión
de Federaciones Campesinas de México,
un intento fallido de organización rural
independiente
T U P F M,
ELISA SERVÍN
Dirección de Estudios Históricos/Instituto Nacional de Antropología
e Historia, México
R
Este trabajo revisa la historia de la Unión de Federaciones Campesi-
nas de México creada en la coyuntura de las elecciones presidenciales
de 1952. La organización pretendió fracturar el control electoral que el
, a través de la Confederación Nacional Campesina, ejercía sobre los
trabajadores del campo. El intento fracasó, pues a lo largo de su breve
Historia y Grafía, Universidad Iberoamericana, año 19, núm. 37, julio-diciembre 2011, pp. 17-43
existencia la Unión se enfrentó al autoritarismo del , que buscó por
todas las vías impedir su permanencia y consolidación.
Palabras clave: henriquismo, organización rural, , elecciones, au-
toritarismo.
E l control autoritario del mundo rural fue una pieza clave del
ejercicio del poder durante el siglo mexicano. Después de
la intensa movilización generada por la revolución de 1910, que
llevó a miles de campesinos en todo el país a luchar organizada-
mente por la tierra, los gobernantes de los años veinte y treinta se
esforzaron por contener esa fuerza social a través de diversas vías.
La más exitosa fue el intenso reparto agrario que se llevó a cabo
entre 1936 y 1938 durante el gobierno de Lázaro Cárdenas, que
no sólo respondió a las demandas de tierra y agua que habían
surgido en todo el país, sino también puso al campesino en el
corazón de la dignidad nacional. Este proceso se desarrolló a la
par de los trabajos para constituir una organización que debería
garantizar los logros de la reforma agraria a partir de “la unifi-
cación campesina”.1 La fundación de la Confederación Nacional
Campesina () en 1938 y su incorporación al Partido de la
Revolución Mexicana () marcaron la pauta de lo que habría
de ser la relación autoritaria entre el Estado y los trabajadores del
campo a lo largo de las siguientes décadas.
1
Existe una amplia bibliografía sobre la reforma agraria cardenista y el contexto
en el que se fundó la . Entre otros puede consultarse a Luis Hernández y Pi-
lar López, “Campesinos y poder: 1934-1940”, en Historia de la cuestión agraria
mexicana. El cardenismo: un parteaguas histórico en el proceso agrario 1934-1940
(segunda parte), vol. 5; Raquel Sosa Elízaga, Los códigos ocultos del cardenismo;
Heather Fowler-Salamini, Movilización campesina en Veracruz, 1920-1938;
Moisés González Navarro, La Confederación Nacional Campesina en la Reforma
Agraria mexicana.
18 / Elisa Servín
Las ansias modernizadoras de los gobiernos de los años cua-
renta y cincuenta llevaron al abandono de la reforma agraria, de-
jando trunco un proyecto de desarrollo rural basado en el ejido
y la comunidad campesina. Aunque en su origen cardenista la
tuvo como razón de ser la defensa de esa reforma en su sen-
tido más amplio, en los años posteriores sus dirigentes prefirieron
mantener su lealtad hacia los respectivos presidentes y el partido
del que formaban parte, transformado a partir de 1946 en Parti-
do Revolucionario Institucional (), y colaboraron de distintas
maneras con la rectificación agraria. No pudieron impedir, sin
embargo, que las resistencias ante esta rectificación se expresa-
ran en distintos puntos del país y por diversas vías. Frente a ellas
habrían de imponerse el control clientelista, la disuasión y la re-
presión del descontento rural, estrategias que alimentaron a la así
llamada “pax priísta”.
Un episodio dentro de este complejo proceso lo protagonizó
la organización de una central campesina que en su momento se
pretendió independiente de la y el , la Unión de Fede-
raciones Campesinas de México (), creada en la coyuntura
de la elección presidencial de 1952. Dirigida por un grupo de
personajes cercanos al agrarismo cardenista, la Unión nació con
la intención de sostener la candidatura presidencial del general
Miguel Henríquez Guzmán, y a través de ella recuperar fuerza y
espacio político para sus dirigentes, a la vez que buscaba ofrecer
solución a los problemas de ejidatarios y pequeños propietarios.
En el transcurso de su corta vida la nueva organización se enfren-
tó cotidianamente con el uso de diversos mecanismos de control
autoritario puestos en marcha por la política oficial para contener
a sus posibles adherentes y simpatizantes. A reconstruir esos even-
tos se dedicará este texto.
2
También en este caso la bibliografía es abundante. Puede consultarse por ejem-
plo Historia de la cuestión agraria mexicana. Modernización, lucha agraria y poder
político 1920-1934, vol. 4, Escárcega López, Historia de la cuestión …, op. cit;
Fowler-Salamini, Movilización campensina en Veracruz, op. cit., González Nava-
rro, La Confederación Nacional Campesina…, op. cit.
20 / Elisa Servín
nes deseaban integrarse al y quienes prefirieron mantener su
independencia.
En 1933, en la coyuntura de la sucesión presidencial, Graciano
Sánchez y Emilio Portes Gil, entre otros, constituyeron la Confe-
deración Campesina Mexicana () con la finalidad de apoyar
la candidatura del general Lázaro Cárdenas. El compromiso de
Cárdenas con el agrarismo y el apoyo de los agraristas articulados
en la llevó a que en el transcurso de 1936 a 1938 su gobierno
realizara un intenso programa de reparto de tierras y fortaleciera
al ejido colectivo como instancia de producción y organización
social. El proceso se complementó con la instrucción presidencial
de lograr la “unificación campesina” en una organización que se
articulara al partido oficial, lo que desde la perspectiva de Cárde-
nas garantizaría la defensa y consolidación de la reforma agraria.
Entre 1935 y 1938, a la par de la reforma agraria, los cuadros
agraristas más cercanos al presidente trabajaron en la organiza-
ción de lo que habría de constituirse formalmente como la Con-
federación Nacional Campesina (). Con el argumento de la
unificación, el 28 de agosto de 1938 la nacía desde el poder
como la instancia de mediación privilegiada entre el Estado revo-
lucionario y el movimiento campesino.
Las dificultades de la sucesión presidencial de 1940 obliga-
ron a la redefinición. A ello se añadieron las quejas por los bajos
resultados productivos del ejido. Comenzaba un largo y compli-
cado proceso de discusión en torno a la mejor forma de organiza-
ción productiva para el campo mexicano que llevaría, entre otras
cosas, a postergar el reparto de tierras ejidales y a abandonar al
ejido colectivo como instancia de producción privilegiada.3
El proyecto de desarrollo de la posguerra impulsado con ím-
petu por los gobernantes de los años cuarenta, Manuel Ávila Ca-
3
Cynthia Hewitt de Alcántara, La modernización de la agricultura mexicana,
1940-1970; Enrique Ochoa, Feeding Mexico: The Political Uses of Food since
1910.
4
Luis Medina, “Del cardenismo al avilacamachismo” en Historia de la Revolu-
ción Mexicana, 1940-1952; Gerrit Huizer, La lucha campesina en México, p. 85.
22 / Elisa Servín
L U F C M
5
Puede consultarse en Problemas Agrícolas e Industriales de México, p. 365.
6
César Martino tenía una sólida carrera en el ámbito del agrarismo institucional.
En 1935 formaba parte del Comité Ejecutivo de la . Después participó en la
fundación de la y fue diputado por ese sector. Durante el gobierno de Ávila
Camacho fue Gerente del Banco Nacional de Crédito Agrícola y seguramente
responsable de las políticas crediticias que poco después criticaría en el Mani-
fiesto. Por su parte, Luis Ramírez de Arellano había reactivado la Liga Central
de Comunidades Agrarias por lo menos desde 1941, y era crítico de la y
de los Bancos de Crédito Agrícola y Ejidal (y tal vez del propio Martino) desde
entonces. González Navarro, La Confederación Nacional Campesina…, op. cit.,
p. 113. De acuerdo a un informe de la Dirección Federal de Seguridad (DFS),
Félix Ramos Hernández había sido consejero del Departamento Agrario durante
el gobierno de Lázaro Cárdenas. En el informe se mencionaba que su organiza-
ción era “de membrete” y sólo para que Ramos pudiera “lucrar en su provecho
personal”. Fundación Miguel Alemán, Henriquismo, t. , pp. 264-5.
24 / Elisa Servín
y luchar por el principio de inviolabilidad del ejido y la pequeña
propiedad; crear uniones de productores manejadas por los cam-
pesinos para buscar mejores precios y mercados a sus productos.
Finalmente, los impulsores de la nueva central proponían trabajar
por la organización de sindicatos de trabajadores que sin ser ejida-
tarios laboraran en faenas agrícolas, así como por la posibilidad de
que los campesinos pudieran designar libre y democráticamente a
las autoridades ejidales y tener representación en los ayuntamien-
tos en los que la población campesina fuera mayoritaria.
La estaría conformada por federaciones estatales, inte-
gradas por los militantes de las organizaciones firmantes del Mani-
fiesto, y por aquellos ejidatarios, pequeños propietarios, colonos y
fraccionarios que quisieran sumarse a la nueva central. Se invitaba
también a los agrónomos y maestros que quisieran colaborar en
su formación. Los convocantes tenían una larga carrera en la cau-
sa agrarista y su documento era una llamada de atención respecto
al descontento que la contrarreforma agraria estaba generando en
el campo.
En otro sentido la creación de la era parte de la estra-
tegia política de quienes desde mediados de 1950 empezaron a
trabajar por la precandidatura presidencial del general Miguel
Henríquez Guzmán. Destacaba entre ellos un notable grupo de
personajes cercanos al agrarismo cardenista (y a la formación de la
en 1938) como los ingenieros Martino e Hinojosa, los coro-
neles Wenceslao Labra y Ernesto Soto Reyes, o el michoacano J.
Trinidad García.7 Participaban también en estos trabajos los inge-
nieros Alonso Garrido Canabal y Salvador Solórzano, éste último
cuñado de Lázaro Cárdenas. Todos formaban parte del Comité
7
En 1930 Wenceslao Labra contribuyó a la escisión de la Liga Nacional Cam-
pesina y a la incorporación de una fracción al . Por su parte, Ernesto Soto
Reyes formó parte en 1935 del Comité Organizador de la Unificación Campe-
sina nombrado por Cárdenas. J. Trinidad García conocía a César Martino por
lo menos desde 1935, cuando ambos integraban el Comité Ejecutivo de la .
González Navarro, La Confederación Nacional Campesina…, op. cit., pp. 90-2.
26 / Elisa Servín
la presencia de Wenceslao Labra, quien en años anteriores había
sido diputado, senador y gobernador de esa entidad. Los trabajos
iniciales para constituir la Federación campesina en Toluca co-
rrieron a cargo de Labra quien no sólo condujo el proceso sino
también designó a su dirigente, Felipe Estrada, ex diputado local
y federal, y gente de toda su confianza.11
También en otros estados fueron ex gobernadores los que en-
cabezaron los trabajos para constituir la Federación estatal. Así
ocurrió en Jalisco, donde el general Marcelino García Barragán
era uno de los personajes más cercanos a Henríquez Guzmán.
Otros casos fueron los de Puebla, donde el ex gobernador Gonza-
lo Bautista impulsaba al henriquismo buscando no romper con la
clase política local, o los de Colima, Nayarit, Coahuila y Aguasca-
lientes, en los que la filiación cardenista-henriquista de sus ex go-
bernadores facilitó la organización de las federaciones campesinas
estatales.12
En muchas ocasiones la organización de las federaciones cam-
pesinas fue el punto de arranque de los trabajos de proselitismo
que se llevaban a cabo en el ámbito local. La formación de comi-
tés municipales de apoyo a la precandidatura era parte del objeti-
vo de los organizadores de la nueva central, quienes no ocultaban
su intención de contar con una base campesina que apoyara la
candidatura de Henríquez. En otros casos la instalación de la Fe-
deración campesina fue más bien resultado de un esfuerzo previo
de proselitismo local o de la organización de comités municipales.
Lo cierto es que la se alimentó de las relaciones que los di-
rigentes del henriquismo mantenían en sus lugares de origen y, en
su caso, de sus bases de poder local.
13
A propósito de los retratos, por ejemplo en Jalisco, Henriquismo, t. , op. cit.,
p. 247.
14
El Universal (México), 13 de diciembre de 1950.
28 / Elisa Servín
ción de la Federación Campesina de Tlaxcala, la organizó en
esa ciudad un Congreso Agrario al que asistieron senadores, dipu-
tados y comisarios ejidales además del propio Sánchez Taboada,
con la finalidad de discutir la problemática campesina y contra-
rrestar las llamadas “maniobras divisionistas” del henriquismo. Un
día antes la llevó a cabo en Morelos el Pleno Estatal Agrario
cuyos resolutivos se concentraban en la necesidad de conservar la
unidad frente a las “bastardas ambiciones de elementos irrespon-
sables”, así como fundar “desde luego” las uniones de productores
de caña de azúcar y de arroz.15
El mensaje de la dirigencia priísta subrayó la obligación de
mantener la disciplina y la unidad frente a la propuesta henriquis-
ta que buscaba “dividir” a los campesinos. No se trataba solamente
del abierto desafío a las órdenes presidenciales de contener el “fu-
turismo” al proclamar la precandidatura de Henríquez Guzmán,
sino también, y sobre todo, de las críticas cada vez más frecuentes
que se hacían a la , y de los crecientes delegados y comisaria-
dos ejidales que dejaban la central priísta para unirse a la .16
La nueva organización empezaba a beneficiarse de los conflictos
al interior de las ligas cenecistas en la medida en que dirigentes
regionales o locales inconformes se adherían a la central henri-
quista.17 Por lo demás, la creación de la Unión de Federaciones en
15
Excélsior (México), 18 de diciembre de 1950.
16
Los organizadores de la Unión de Federaciones aseguraban registrar ante no-
tario el número de comisariados que formalizaban su salida de la cada vez
que constituían una federación estatal. Es muy posible, sin embargo, que esos
documentos no sean localizables si es que en verdad alguna vez existieron.
17
Por ejemplo, Teobaldo Sosa, ex dirigente de la Liga de Comunidades Agrarias
en Puebla y Leonardo B. Gutiérrez, ex secretario de Organización y Planeación
Económica de la Liga en Colima, manifestaron públicamente su separación de
la para integrarse a su respectiva Federación henriquista. En abril de 1951
fue destituído Armando Arbea, Procurador de Pueblos en Chilpancingo, por su
filiación henriquista. En Durango se reportó a fines de 1950 que el diputado lo-
cal Juan Manuel Tinoco, secretario general de la Liga, era un henriquista conno-
tado. En Sinaloa, José Rodríguez, perito adscrito a la Liga estatal, era henriquista
desde 1945. Henriquismo, ts. y , op. cit.
30 / Elisa Servín
se impidiera el transporte público de sus contingentes, o que se
ordenara no atenderlos en hoteles y restaurantes como estrategias
de las autoridades para prevenir las convenciones campesinas.21
Pese a los llamados al orden, el control político y las intimida-
ciones, entre enero y julio de 1951 se constituyeron federaciones
campesinas en Durango, Coahuila, Colima, Chihuahua, Guerre-
ro, Morelos, Querétaro, Guanajuato, Nuevo León, San Luis Po-
tosí, Hidalgo, Oaxaca, Baja California Norte, Sinaloa, Yucatán,
Zacatecas, Campeche, Tabasco, Chiapas y el Distrito Federal.22
32 / Elisa Servín
y el precio al que se vendía en la Ciudad de México.27 Durante el
recorrido electoral fue notorio que la participación de henriquis-
tas en los operativos campesinos para sacar clandestinamente el
maíz y venderlo fuera del estado habían redituado en la popula-
ridad de Henríquez Guzmán.28 Tal vez por esa razón el candidato
y su comitiva se enfrentaron a la fuerte hostilidad del gobierno
estatal durante su recorrido nayarita.29
La violencia no era novedad. Desde sus inicios la se ha-
bía enfrentado a las provocaciones y agresiones de los gobiernos
locales. Éstas se repitieron con mayor o menor fuerza a lo largo de
toda la campaña. El 23 de septiembre, por ejemplo, el presiden-
te municipal de Tlacotepec, a 80 kms. de la ciudad de Puebla,
detuvo un convoy de camiones en el que grupos de campesinos
se dirigían al mítin de recepción al general Henríquez. Des-
pués de revisar los permisos de tránsito y apoyado por la poli-
cía, el presidente municipal insistió en negarle el paso al convoy.
Mientras discutía con el encargado de la organización henriquis-
ta, de ambos lados de la carretera surgieron disparos en contra de
los camiones. El resultado fue de por lo menos cinco muertos y
varios heridos, entre ellos el propio presidente municipal.30 Aun-
que los dirigentes henriquistas insistieron en que la Suprema Cor-
te de Justicia llevara a cabo una investigación del incidente ésta se
negó a hacerlo.
27
“El Comité Organizador de la Unión de Federaciones Campesinas hace de-
claraciones”, Heraldo del Pueblo (México), núm. 3, 31 de diciembre de 1950,
p. 3. En la edición número 9 del 31 de marzo de 1951, este periódico publicó
en forma condensada un estudio sobre el tema realizado por el Ing. Salvador
Solórzano.
28
Servín, Ruptura y oposición, op. cit., pp. 237 ss.
29
Los detalles en el artículo, “En triunfo recorre el Gral. Henríquez Guzmán,
Colima, Nayarit y Jalisco”, Heraldo del Pueblo (México), núm. 19, 15 de sep-
tiembre de 1951, p. 7.
30
“Gran manifestación popular recibe al Gral. Henríquez en Puebla en medio
del dolor por la sangrienta tragedia de Tlacotepec”, ibidem, núm. 20, 15 de oc-
tubre de 1951. Enrique Quiles Ponce, Henríquez y Cárdenas, ¡Presentes! (Hechos
y realidades en la campaña henriquista), pp. 94-6.
31
Servín, Ruptura y oposición, op. cit., pp. 287-8.
32
Ibidem, p. 256.
34 / Elisa Servín
Revolución y de la reforma agraria durante el gobierno de Lázaro
Cárdenas.33 En muchas zonas rurales fueron maestros los que, en
efecto, formaron parte de la dirigencia de las federaciones estata-
les campesinas.34 Su participación contribuyó a que en algunos
casos éstas actuaran en la defensa de los intereses de sus agremia-
dos, encabezando o participando en las denuncias en contra del
despojo de terrenos ejidales o la ausencia de créditos que aqueja-
ban principalmente a los ejidatarios, así como en las demandas de
insumos para la producción, de canales de irrigación o de libertad
para la comercialización de los productos.35
La recurrió a la oferta de créditos, insumos agrícolas,
irrigación y defensa de la propiedad a quienes se afiliaran al mo-
vimiento.36 En diversas ocasiones sus dirigentes nacionales y es-
tatales se entrevistaron o buscaron hacerlo con gobernadores,
33
La compleja relación entre maestros y campesinos durante la Revolución y
el cardenismo rebasa con mucho los límites de este trabajo y ha sido objeto
de una copiosa bibliografía. Como referencias muy puntuales al tema pueden
consultarse los trabajos de Mary Kay Vaughan, “El papel político de los maestros
federales durante la época de Cárdenas: Sonora y Puebla”, en Susana Quintani-
lla y Mary Kay Vaughan, Escuela y sociedad en el periodo cardenista, y Sosa, Los
códigos ocultos del…, op. cit.
34
Ese fue el caso, por ejemplo, de la profesora Victoria Sánchez en el Estado de
México, del profesor Gabriel Lima en Tlaxcala, del profesor Juan Soria Urías en
San Luis Potosí o de los profesores Urías Moctezuma Catalán y Waldo Ojeda
Sánchez, en Guerrero. El prof. Moctezuma, además de ser secretario general de
la Federación campesina guerrerense, era represente regional de la Organización
Única del Magisterio Henriquista. Henriquismo, t. , Hacia junio de 1951 se
comentaba en los reportes de la que los dirigentes del Comité Nacional del
Magisterio Henriquista, entre quienes destacaban el historiador Luis Chávez
Orozco y el profesor Manuel Chávez Campos, se encontraban dedicados a apo-
yar a los organizadores de la . Henriquismo, t. , p. 184.
35
Véase al respecto “La Organización Nacional Única del Magisterio Henriquis-
ta, cordialmente invita a sus compañeros de todo el país”, Heraldo del Pueblo
(México), núm. 8, 15 de marzo de 1951, p. 3
36
Desde los inicios de 1951 y a lo largo de la campaña electoral se publicaban en
el Heraldo del Pueblo unos recuadros en los que se anunciaba la existencia de una
comisión de especialistas en los problemas del campo que se ponía a disposición
de los trabajadores rurales para estudiar sus asuntos e indicarles la mejor manera
de resolverlos.
36 / Elisa Servín
el presidente municipal de Jamiltepec, Oaxaca, a otros presidentes
municipales de la región, les señalaba que ellos debían encargarse
de llevar los “componentes de las casillas electorales” a su oficina,
donde se contaba con la documentación para arreglar la elección
“en vista de que en esa la mayoría son henriquistas y se puede
fracasar”. En su mensaje al presidente municipal de San Lorenzo,
le informaba que el triunfo del era la instrucción que se tenía
de las “Autoridades Superiores”. Más aún, “como se sabe que en
esa existe un fuerte grupo henriquista, debe aprehender a los di-
rigentes de ese grupo y consignarlos porque está prohibida por el
gobierno la candidatura de Henríquez Guzmán”. Por lo demás,
todos sus escritos terminaban con el consabido “Sufragio Efecti-
vo. No Reelección”. Era evidente que a la fuerza de la oposición
correspondería la magnitud del fraude.39
Así ocurrió también en localidades de Jalisco como Amatitlán,
Tequila, Tepatitlán y Arandas, en las que se presumía el triunfo
del general Henríquez, y en donde los priístas, auxiliados por las
autoridades municipales y el ejército, se robaron las ánforas.40 En
Mazatlán, Sinaloa, se denunció el robo de ánforas en una loca-
lidad donde ganó la , robo realizado por las autoridades en
complicidad con priístas. En algunas rancherías los votos a favor
de Ruiz Cortines se encontraban todavía en “fajillas”, lo que in-
dicaba que no habían pasado por las urnas.41 Por su parte, el 6 de
julio la Procuraduría General de la República informaba alrede-
dor de las 19 horas que en Monclova, Coahuila, la votación favo-
42
, , 252/42132, Informes de la Procuraduría General de la República, 6
de julio de 1952.
43
Las irregularidades que se denunciaron en casi todos los casos eran la negativa
del personal de las casillas a realizar escrutinios frente a los representantes de la
oposición, la presión a los votantes y el robo de ánforas. Por ejemplo, mensajes
enviados desde Tuxtla Gutiérrez, Chis.; Matehuala, ; Otumba, Edo. de Mex.;
San Luis Acatlán, Gro.; Dolores Hgo., Gto.; Tijuana, .; Manzanillo, Col.;
Allende, Coah.; Compas, Dgo., entre otros. , , 252/16046, 252/14362,
252/37366, 252/15453, 150/16610, 252/350, 252/14402, 934/18758, tele-
gramas dirigidos a la Presidencia de la República, 7-19 de julio de 1952.
44
Para un recuento de la represión en la Alameda véase Servín, Ruptura y oposi-
ción, op. cit.
38 / Elisa Servín
H
45
Por ejemplo: “Miguel Ríos, de Mazatlán, Sin., por ser partidario General Hen-
ríquez fue detenido sábado último y transportado avión esta Capital sin que
conozcamos su paradero”. , , 252/18495, del lic. Tomás Villegas al Presi-
dente, Mazatlán, Sin., 8 de julio de 1952. El presidente del Comisariado Ejidal
de la colonia Lázaro Cárdenas se quejaba de que “por el hecho de haber sido sim-
patizador de la candidatura de Henríquez Guzmán las autoridades locales han
proferido amenazas de muerte contra él y su hijo Regino Vera. Pide garantías
para su persona y su familia”. , , 252/16046, de Miguel Vera Martínez al
Presidente, Yajalón, Chis., 22 de julio de 1952. El 13 de octubre la casa del líder
henriquista J. Jesús A. Hernández de Tecuala, Nay., amaneció rodeada de solda-
dos que lo buscaban. , RG84, 350-Mazatlán, del Consulado a la Embajada,
Mazatlán, Sin., 31 de octubre de 1952. En su libro, Quiles Ponce reproduce una
larga relación de muertos, perseguidos y detenidos henriquistas entre 1952 y
1954. Quiles Ponce, Henriquez y Cárdenas…, op. cit., pp. 281-8.
46
Por ejemplo, , , 934/18758, telegrama de los ejidatarios del poblado
Rodríguez a Miguel Alemán, Torreón, Coah., 14 de agosto; , , 252/350,
telegramas de Natividad, Ejutla, Etla, Tlaxiaco y Oaxaca, Oax., 15 de agosto de
1952; , , 252/350, telegramas de Puebla, Pue., Tlanepantla, Mex., Peoti-
llos, ., 15 de agosto de 1952; , , 252/350, telegramas de distintos pue-
blos y ejidos de Guerrero, 16 de agosto de 1952; , , 252/350, telegramas
de Xilitla, San Luis Potosí y Tamazunchale, ., 15-20 de agosto de 1952.
40 / Elisa Servín
el que la relación con los campesinos era en realidad un instru-
mento de presión y negociación política. Eran oficialistas y no
rompieron con el sistema.49
Por su parte, en los meses y años posteriores a la elección mu-
chos campesinos acudieron a las oficinas de la para pedir
apoyo frente a la represión de la que eran objeto en sus pueblos
y comunidades. Otros más insistieron en pedir el apoyo tantas
veces ofrecido para resolver los problemas que enfrentaban en su
localidad. Algunos incluso exigieron que se defendiera el preten-
dido triunfo electoral de Henríquez aunque fuera por la vía de las
armas. Ante el abandono de Martino, la quedó a cargo del
michoacano J. Trinidad García, de Feliciano Rodríguez y del viejo
revolucionario Celestino Gasca, quien a lo largo de la campaña
había dedicado sus afanes a la organización de los trabajadores
henriquistas. Ante la deserción de la fracción cardenista ganaron
fuerza quienes buscaban organizar un levantamiento en armas.50
Sus esfuerzos, sin embargo, no fueron apoyados por el gene-
ral Henríquez. No sólo eso. Aprovechando los disturbios que se
produjeron después de una manifestación realizada el 5 de febrero
de 1954 en la Ciudad de México, la Secretaría de Gobernación
decidió quitarle el registro a la Federación de Partidos del Pueblo
acusando a sus miembros de instigar a la violencia.
Desarticulados, indefensos y sin organización, muchos ejida-
tarios regresaron a la . En 1957 la central priísta festejaba el
regreso de cien mil agricultores a sus filas, abandonadas en 1951
para integrarse a la Unión de Federaciones Campesinas de Méxi-
co.51 Así concluía la existencia de una organización que buscó inú-
tilmente romper con el control autoritario priísta que dominaba
al campo mexicano.
49
Martino se incorporó como asesor a las filas oficiales aprovechando la apertura
del nuevo gobierno ruizcortinista al cardenismo.
50
Así lo indican los reportes policíacos desde 1953.
51
Excélsior (México), 28 de junio de 1957.
Archivos
Archivo General de la Nación (), Ramo Presidentes Miguel Alemán ().
National Archives Washington (), Record Group ().
Publicaciones periódicas
El Universal (México), 13 de diciembre de 1950.
Excélsior (México), 18 de diciembre de 1950.
Excélsior (México), 3 de octubre de 1952.
Excélsior (México), 28 de junio de 1957.
Heraldo del Pueblo. Órgano de la Federación de Partidos del Pueblo Mexicano
(México), “Magna asamblea en el Estado de México”, año I, núm. 2, 15
de diciembre de 1950.
________ “El Comité organizador de la Unión de Federaciones Campesi-
nas hace declaraciones”, núm. 3, 31 de diciembre de 1950.
________ Heraldo del Pueblo, núm. 6, 15 de febrero de 1951
________ “La Organizaciòn Nacional Única del Magisterio Henriquista,
cordialmente invita a sus compañeros de todo el país”, 15 de marzo de
1951.
________“En triunfo recorre el Gral. Henríquez Guzmán, Colima, Nayarit
y Jalisco”, núm. 3, 15 de septiembre de 1951.
________ “Gran manifestación popular recibe al Gral. Henríquez en Pue-
bla, en medio del dolor por la sangrienta tragedia de Tlacotepec”, 15 de
octubre de 1951.
Hoy (México),11 de octubre de 1952.
Problemas Agrícolas e Industriales de México, vol. IV, núm. 3, julio-septiem-
bre 1952.
B
42 / Elisa Servín
F M A, Henriquismo, México, Informes de la Di-
rección Federal de Seguridad, 1º de octubre 1950-30 de septiembre de
1951.
G Navarro, Moisés. La Confederación Nacional Campesina en la
Reforma Agraria mexicana, El Día en Libros, Sociedad Cooperativa Pu-
blicaciones Mexicanas S. C. L., 3ª edición, México, 1985.
H, Luis y Pilar López, “Campesinos y poder: 1934-1940”, en
Everardo Escárcega López, Historia de la cuestión agraria mexicana. El
cardenismo: un parteaguas histórico en el proceso agrario 1934-1940 (se-
gunda parte), vol. 5, México, Siglo XXI Editores/, 1990.
H de Alcántara, Cynthia. La modernización de la agricultura mexica-
na, 1940-1970, México, Siglo XXI Editores, 1978.
H, Gerrit. La lucha campesina en México, Centro de Investigaciones
Agrarias, México, 1970.
M, Luis. “Del cardenismo al avilacamachismo” en Historia de la Revo-
lución Mexicana, 1940-1952, núm. 18, México, El Colegio de México,
1978.
M, Julio. “La cuestión agraria en el periodo 1950-1970”, en Everardo
Escárcega López, Historia de la cuestión agraria mexicana. Política esta-
tal y conflictos agrarios, 1950-1970, vol. 8, México, Siglo XXI/,
1989.
O, Enrique. Feeding Mexico: The Political Uses of Food since 1910, Wil-
mington, Scholarly Resources, 2000.
Q Ponce, Enrique. Henríquez y Cárdenas, ¡Presentes! (Hechos y realida-
des en la campaña henriquista), México, Costa-Amic, 1980.
S, Elisa. Ruptura y oposición. El movimiento henriquista, 1945-1954,
México, Ediciones Cal y Arena, 2001.
S Elízaga, Raquel. Los códigos ocultos del cardenismo, México, Plaza y
Valdés Editores/, 1996.
V, Mary-Kay. “El papel político de los maestros federales durante
la época de Cárdenas: Sonora y Puebla”, en Susana Quintanilla y Mary
Kay Vaughan, Escuela y sociedad en el periodo cardenista, México, ,
1997.
VALENTINA TORRES-SEPTIÉN
Departamento de Historia-Universidad Iberoamericana, MÉXICO
Historia y Grafía, Universidad Iberoamericana, año 19, núm. 37, julio-diciembre 2011, pp. 45-77
R
Durante el apogeo del Partido Revolucionario Institucional, justamente
en los años de la presidencia de Adolfo López Mateos, surgió desde el
gobierno la iniciativa de dotar a todos los niños mexicanos con libros
de texto escolar gratuito. La novedosa y necesaria iniciativa se vio sin
embargo debatida y combatida por grupos de la derecha mexicana que
veían en ésta una decisión autoritaria al no haber tomado en cuenta a
grupos sociales de distintas tendencias en su elaboración. El asunto de la
gratuidad no fue cuestionado, no así el de su obligatoriedad y unicidad,
que fueron considerados vilatorios de los derechos de los padres de fami-
lia para elegir el tipo de educación y materiales escolares para sus hijos.
Este debate tuvo repercusiones en toda la República mexicana, y llevó
incluso a movimientos populares para repudiar el texto de tal intensidad
que el gobierno se vio obligado a permitir el uso de otros textos comple-
mentarios sin dejar fuera el oficial.
Palabras clave: autoritarismo, libros de texto, derecha mexicana, le-
vantamientos sociales
46 / Valentina Torres-Septién
analiza un caso paradigmático del autoritarismo1 de la época que
muestra tanto las posturas del Estado como las del grupo conser-
vador (Iglesia, padres de familia, organizaciones católicas, etcéte-
ra). La emergencia y publicación del libro de texto gratuito, cuya
recepción ocasiono respuestas divergentes y debates encendidos
llevados a cabo muy abiertamente sobre todo a través de la prensa
nacional, como vocera de los grupos de poder,2 en los periódi-
cos de mayor circulación como el Excélsior o el Universal, que se
mostraron condescendientes con la Iglesia, y en revistas de pos-
turas beligerantes, intransigentes, como Señal, que será un docu-
mento fundamental en esta investigación. Señal,3 “la revista digna
de entrar en su hogar”, (1954-1979), fue un semanario católico
que llegaba a los hogares cristianos por medio de suscripción, y
cuya promoción se hacía en iglesias y colegios confesionales. En
esta revista participaban escritores católicos, tanto de la jerarquía
como seglares, entre los que destacan el Pbro. Pedro Velázquez
H., Carlos Alvear Acevedo, Antonio Díaz Soto y Gama, Ignacio
Martín del Campo, S. J., Mons. Joaquín Antonio Peñaloza, Ra-
món Zorrilla, Luis Rabasa, Horacio Guajardo, Alejandro Avilés,
Miguel Ángel Granados Chapa, entre otros, y se reproducían al-
gunos artículos de L’Osservatore Romano o de La Vie Catholique
Illustrée. Se recurre también a trabajos señeros que han analizado
este asunto como los de Soledad Loaeza, Clases medias y política
en México, así como los trabajos de Lorenza Villa Lever sobre los
libros de texto gratuito.
1
El autoritarismo se entiende como la primacía de las funciones de dominación
sobre las de representación y participación. Lo distintivo del modo autoritario
es la concentración o centralización del poder en la que el Ejecutivo ostenta una
preeminencia absoluta en relación con cualquier otra instancia de gobierno y
goza de una amplia autonomía frente a cualquier otro actor político como élites
económicas, sindicales, sociales y, en el caso analizado, religiosas. Véase Soledad
Loaeza, “Autoritarismo”, en Laura Baca Olamendi, et al., Léxico de la política.
2
Véase Miguel Ángel Granados Chapa, Examen de la comunicación en México.
3
La revista antitética por su postura de izquierda fue Política, dirigida por Ma-
nuel Marcué Pardiñas, en su primera época de 1960 a 1964, en donde se expre-
saron posturas contrarias a las defendidas por Señal.
48 / Valentina Torres-Septién
nomía. El Presidente heredó de su antecesor problemas diversos
como la inflación, un gran desprestigio del gobierno debido a la
corrupción, y un aparato burocrático difícil de mantener; fue par-
tidario de terminar obras comenzadas en el sexenio anterior y de
cambiar el tono de la política, incrementando las obras de benefi-
cio general para la población. José Ángel Ceniceros, su secretario
de Educación, se enfrentó al crecimiento demográfico y urbano,
lo que implicó una muy alta demanda de escuelas que no pudo
cubrirse. La inflación y la pérdida del poder adquisitivo originaron
presiones fuertes por parte del sector magisterial, el cual obtuvo
que gran parte del presupuesto educativo se desviara a ese renglón.
En general estos años fueron pobres en logros educativos, y no
contaron con objetivos claros que vincularan los afanes políticos
generales con la política educativa. Se descuidaron los aspectos
pragmáticos, metodológicos e ideológicos, y sólo se impulsó el
aspecto cuantitativo (más escuelas y maestros). Los demagogos
siguieron hablando de libertad, democracia y justicia social.
Aunque ya presentes en décadas anteriores, Pablo Latapí, res-
petado estudioso del fenómeno educativo, considera que, a pesar
de todo, en esos años se presentaron tres tendencias, sin duda
valiosas en la orientación educativa: la mexicanidad y el arraigo de
nuestras tradiciones, la insistencia en la formación moral y cívica,
y la contribución de las escuelas a la consolidación de la familia,
factores que la favorecieron y que no podían ser objetados por la
reacción, léase la Iglesia,6 con lo cual las tensiones entre ambos
poderes se hallaban en un momento más o menos tranquilo.
Entre 1957 y 1963, la estabilidad de que había disfrutado el
sistema político se vio resquebrajada por las deficientes condicio-
nes internas y externas del país. Como señala Soledad Loaeza, a
pesar de que la sociedad mexicana seguía siendo débil respecto
al Estado, el desarrollo había propiciado la formación de grupos
6
Pablo Latapí, “Reformas educativas en los cuatro últimos gobiernos (1952-
1975)”, en Revista de Comercio Exterior, pp. 1324-33
7
Soledad Loaeza, Clases medias y política en México, p. 180.
8
Ibidem, pp. 180-1.
9
Roberto Blancarte, Historia de la Iglesia católica en México, p. 173.
50 / Valentina Torres-Septién
promovió algunas obras de beneficio social muy bienvenidas por
la Iglesia como un impulso a las demandas sociales, tales como
el desarrollo del Instituto Mexicano del Seguro Social (), la
creación del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Tra-
bajadores del Estado (), así como del Instituto Nacional de
Protección a la Infancia () donde su esposa tuvo un papel
protagónico.
Como bien señala Roberto Blancarte, López Mateos rompió
la indiferencia política frente a las cuestiones religiosas que había
permanecido vigente durante casi 20 años, después de la declara-
ción de Ávila Camacho como creyente. En su discurso de toma de
protesta como candidato afirmó: “Somos un pueblo que ama sus
tradiciones y que jamás ha renegado de sus creencias”,10 aunque,
como comenta este investigador, “lo que probablemente no calculó
López Mateos fue que, al mismo tiempo que permitió una mayor
expresión política de los católicos –lo que quizá era inevitable–, es-
taba abriendo una compuerta que posteriormente sería imposible
cerrar a menos que se quisiera pagar un alto precio”.11 El régimen,
al recibir el apoyo de la jerarquía católica, abría las puertas para la
crítica posterior de la jerarquía en el terreno socio-político.12
10
Adolfo López Mateos, “Toma de protesta como candidato del Partido Revolu-
cionario Institucional”, 17 de noviembre de 1957, cit. por Loaeza, Clases medias
y política…, op. cit., p. 202.
11
Blancarte, Historia de la Iglesia…, op. cit., p. 177.
12
Idem.
52 / Valentina Torres-Septién
La supuesta infiltración comunista que preocupaba a la Igle-
sia, a la y a los grupos católicos conservadores, tanto en el
ámbito político como en el educativo, se avizoraba como un pe-
ligro inminente en las escuelas debido a los maestros comunistas
atrincherados en puestos clave de la . Afirmaban, por ejemplo
lo siguiente: “Nos informan que en la Secretaría de Educación,
los comunistas se están apoderando de muchos de los llamados
puestos clave para intensificar el comunismo. Estamos documen-
tándonos bien, para entablar la campaña que sea necesaria; pues
es indebido que con los dineros del pueblo se sostenga a profeso-
res antipatriotas que más bien tratan de servir a Moscú”.16
El comunismo significaba para estos grupos, más que una
doctrina económica, la ausencia de Dios y de principios morales
cristianos. Consideraban que destruía la célula fundamental de la
sociedad, es decir a la familia, y con ella el principio de autoridad
que radicaba en primer lugar en Dios, por delegación de éste en
su Iglesia y finalmente en la familia;17 también afirmaban que pro-
movía el desorden y la anarquía, proposiciones absolutamente
contrarias a la religión. Por ello, en las escuelas católicas se realiza-
ron en aquellos años jornadas muy intensas contra el comunismo,
en las que se hablaba a los estudiantes de los horrores que vivían
los países con estos sistemas; se les atemorizaba insistiendo en
que los niños eran arrancados de los brazos de sus padres para
entregarlos al Estado, que los fieles practicantes eran hechos pri-
sioneros y en ocasiones sufrían tortura y muerte.
La constituyó entonces la Confederación Nacional de
Padres de Familia, con el fin de organizar una asociación en cada
una de las escuelas particulares del Distrito Federal, asociaciones
cuyas funciones eran “vigilar y denunciar” cualquier infiltración
comunista. También servirían para exigir que las condiciones pe-
17
Véase “Bases doctrinales de la educación católica en México”, en Valentina
Torres Septién, La educación privada en México, 1903-1976, pp. 37 a 51.
18
Véase Blancarte, Historia de la Iglesia…, op. cit., p. 1004.
19
Rodrigo Martínez, “Hay que sostener la idea de patria” en Cultura Cristiana, t.
x, núm. 16, 17 de marzo de 1941, p. 4, cit. por Blancarte, ibidem, p. 105.
54 / Valentina Torres-Septién
la Unión Nacional de Padres de Familia, “con el objeto de prepa-
rarlos a defender la educación de sus hijos, sobre todo en lo que se
refiere a los libros de texto”. […] Esta campaña se convertiría en
el instrumento más eficaz para la continuación de la lucha eclesial
contra el laicismo y el comunismo”.20
Los acontecimientos políticos en Cuba, que se suscitaron a
raíz del levantamiento de Fidel Castro, tuvo como una de sus
consecuencias la supresión del catolicismo en la isla lo que esti-
muló nuevas formas de acción política de los católicos en otras
regiones del continente americano. En México, la democracia
cristiana tuvo una fuerte influencia en el joven Partido Acción
Nacional, que impulsó al episcopado a aprobar una declaración
que subrayaba los peligros del comunismo. La campaña ofrecía
apoyo al gobierno para combatir la amenaza roja y por otro lado
hacía fuertes críticas a las políticas económicas del gobierno.21
20
Ibidem, p. 188.
21
Véase Roderic ai Camp, Cruce de espadas. Política y religión en México, p. 50.
22
Señal, Semanario Católico, núm. 79, 15 de enero de 1956, p. 3.
23
Véase Torres Septién, La educación privada en…, op. cit., pp. 164-71.
56 / Valentina Torres-Septién
No obstante, la , que esperaba una modificación en sus
términos, la rechazó. Insertó en los periódicos de mayor circula-
ción un boletín en el que solicitaba la adhesión de firmas de sus
partidarios para que el artículo fuese reformado “en términos que
consagraran y garantizasen la libertad de enseñanza”. Publicaron
en la prensa frases como la que decía: “Los particulares propo-
nen ayudar al Estado para la construcción de escuelas siempre y
cuando sea en recintos forjados de caracteres y de espíritus libres
abiertos a todas las inquietudes e impregnados de un hondo ideal
patriótico”.24
A esto se sumó el semanario católico Señal, de amplia difusión
por esos años. Sostenía la necesidad de aumentar el número de
escuelas, sobre todo en los estados, de incrementar la capacidad
técnica y agrícola de campesinos y obreros, así como de apoyar a
la Universidad Nacional y al Instituto Politécnico Nacional. Todo
esto se haría sólo si se contaba con la cooperación de la iniciati-
va privada, siempre y cuando se llegara a un acuerdo con otros
grupos religiosos y se respetara el derecho de los padres de familia
para elegir el tipo de educación de sus hijos.
La aprovechó estos años de relativa armonía con la y
de impulso a la iniciativa privada en el ámbito escolar para hacer oir
las demandas por las que había venido luchando por décadas. Fue
precisamente en este contexto en el que se dio el debate en torno a
los libros de texto gratuito: en los primeros años de la década de los
sesenta del siglo pasado. La fuerza que tomó la Iglesia frente a una
medida autoritaria del gobierno se equiparó con otra respuesta en
términos de igualdad de fuerzas promovida por la Iglesia, aunque
finalmente el Estado ejercería su predominio político.
López Mateos llamó a ocupar nuevamente la jefatura de la a
Jaime Torres Bodet, quien recientemente había dejado la presiden-
cia de la . El secretario presentó al Presidente un documento
24
El Nacional (México), 9 de febrero de 1958; El Universal (México), 9 de fe-
brero de 1958.
25
Diario Oficial, 31 de diciembre de 1958.
26
Jaime Torres Bodet, Equinoccio, p. 241.
58 / Valentina Torres-Septién
Instrucción Pública de 1942, que proponían la “unidad nacional”
y la “unificación educativa” como los valores que debían prevale-
cer en los libros.
De inmediato estas consideraciones levantaron ámpula en di-
versos grupos. Los primeros en protestar fueron los profesores,
que enviaron una carta abierta al Presidente en la cual menciona-
ban que “dentro de una sociedad pluralista como es la sociedad
mexicana, no puede pretenderse, sin lesionar el criterio demo-
crático, una uniformidad en materia cultural”.27Algunos intelec-
tuales, como Jesús Silva Herzog, Rubén Salazar Mallén, Andrés
Henestrosa, Luis Garrido e incluso los conservadores René Capis-
trán Garza y Francisco Monterde habían manifestado su adhesión
a la medida.28
Cuando a principios de 1960, la dio a conocer la lista de
los textos que se autorizaban para la enseñanza del 5° y 6° grados
–pues del 1° al 4° contarían ya con el texto gratuito–, declaró al
respecto: “es obligatorio el uso del libro de texto único y gratuito
en todas las escuelas primarias, trátese de particulares u oficiales,
de federales o estatales, e incluso de escuelas municipales, excepto
para los últimos años de primaria”.29
Desde el ámbito de su autoridad el texto gratuito se convirtió
en obligatorio, lo cual provocó una discusión de niveles alarman-
tes en diferentes sectores sociales. Una primera polémica fue la
meramente comercial: aquellos que vieron afectados sus intereses
económicos y comerciales y que consideraron anticonstitucio-
nal tal determinación. El primero en tratar el problema fue el
profesor Valentín Zamora Orozco, quien publicó un desplegado
dirigido al Presidente de la República en el que manifestaba su
desacuerdo, pues al dejar fuera otros textos violaba los derechos de
quienes trabajaban en ellos, dejándolos “en el desamparo”. Sin
27
“Carta abierta de un grupo de profesores al Presidente de la República”, en El
Universal (México), 8 de agosto de 1961.
28
Excélsior (México), 30 de agosto de 1960.
29
Excélsior (México), 9 de febrero de 1960.
30
Excélsior (México), 7 de febrero de 1960.
31
Loaeza, Clases medias y políticas…, op. cit., pp. 254-5.
32
Excélsior (México), 24 de agosto de 1960.
33
Loaeza, Clases medias y políticas…, op. cit., pp. 306-10.
34
Excélsior (México), 27 de febrero de 1960.
60 / Valentina Torres-Septién
A la aparición del libro de texto único, y a la amenaza del co-
munismo se sumó un rumor sobre la posible nacionalización de
las escuelas particulares. Esta suposición estaba fundamentada en
atentados sufridos por establecimientos particulares en algunas
ciudades del interior y en otras medidas tomadas por la Secreta-
ría de Educación, como la suspensión temporal que dictó para
nuevas incorporaciones de primarias, secundarias y normales, y
a la poca atención que daba a las solicitudes de reconocimiento
de validez de los estudios de las nuevas preparatorias. La preocu-
pación por el rumor de la nacionalización provocó la reunión de
los comités estatales y municipales de la en todo el país.
Esta movilización dio como resultado que, para mayo de 1962,
18 uniones estatales estuvieran listas para contender contra el
Estado.
Otro asunto que vendría a atizar el fuego sería el conflicto de la
Universidad Autónoma de Puebla (); en dicha ciudad, alber-
gue de una sociedad muy tradicionalista, en ocasiones “cerrada”,
el fantasma del comunismo se manifestaba como un problema de
grandes dimensiones. El problema se gestó en torno a la disposi-
ción legal de la Universidad que prohibía a miembros de órdenes
y organizaciones religiosas ejercer como funcionarios o maestros.
Durante el conflicto, las escuelas particulares participaron de una
manera tangencial al apoyar el movimiento y ser parte de los gru-
pos aliados a la Iglesia que eran contrarios a los “comunistas” de
la Universidad Autónoma de Puebla.
La Revolución cubana provocó una gran movilización entre
los grupos de izquierda y los de derecha. Estos últimos siguieron
una política anticomunista que congregó a un gran número de
sectores de la sociedad,35 que veían al comunismo como una gran
amenaza para el continente americano. Lo culpaban de diversos
males como el estatismo, la violación de las libertades individua-
les, la promoción de la irreligiosidad y de tener un carácter subver-
35
Loaeza, Clases medias y políticas…, op. cit., p. 258.
62 / Valentina Torres-Septién
escuelas particulares serían multadas y clausuradas en caso de que
se utilizaron otros textos. 36 El decreto de creación de los libros de
texto gratuito no hacía explicita su obligatoriedad, ni su unicidad.
Estos conceptos se van a ir clarificando poco a poco a lo largo del
debate que se da en torno a ellos. Una primera postura autoritaria
del gobierno se da en febrero de 1960, cuando la señala que el
texto es único y gratuito “en todas las escuelas primarias, trátese de
particulares u oficiales, de federales o estatales e incluso de escue-
las municipales, excepto para los dos últimos años de primaria”.37
El 25 de febrero de 1960, la respondió con una carta
abierta al Presidente en la que impugnaba que se sancionara a las
escuelas que no lo utilizaran.38 Al distribuirse el libro para el pri-
mer grado, la , el Partido Acción Nacional, el Movimiento
Familiar Cristiano y la jerarquía católica, así como algunas escue-
las particulares declararon su inutilidad y entregaron a los padres
de familia las listas de libros adicionales que necesitaban com-
prar.39 Todos ellos se movilizaron en una estrecha relación, tanto
en la posición ideológica que defendían, como en la participación
conjunta en actividades.
La no condenaba al libro de texto por su calidad de gra-
tuito, pues consideraba que era justa su existencia para los alum-
nos que no pudieran comprar otro. Lo que impugnaban era su
calidad de obligatorio y único; contra estas dos disposiciones lu-
chó denodadamente. Su acción no se limitó a la prensa escrita,
sino que se extendió a una oposición abierta, militante, que envol-
vió a sectores importantes en varias ciudades. Condenó también
su método, pues criticaba que fuera único y condensara hasta sie-
te asignaturas, así como que fuera uniforme, sin tomar en cuenta
las diferencias regionales. Señalaba su temor de que las men-
tes de los niños “quedaran en la práctica a merced de los vaivenes
36
Véase Lorenza Villa Lever, Los libros de texto gratuito, pp. 173-89.
37
Excélsior (México), 9 de febrero de 1960.
38
Villa Lever, Los libros de texto…, op. cit., pp. 173-89.
39
Idem.
40
Excélsior (México), 16 de febrero de 1960, Boletín de la Unión de Padres de
Familia (BUNPF), 2ª época, no. 6, diciembre de 1960 – enero de 1961, pp. 7-8.
41
Excélsior (México), 16 de febrero de 1960.
42
“Carta abierta de la ”, en El Universal (México), el 5 de noviembre de
1950.
43
BUNPF, 2ª época, no. 7, febrero – marzo de 1961, p. 1.
44
Señal, Semanario Católico, no. 368, 27 de agosto de 1961, p. 4.
64 / Valentina Torres-Septién
no, el que se reserva su derecho de clausurarla sin que el juicio de
amparo sirva como remedio para impedirlo”. Azuela considera-
ba esas disposiciones como “contrarias a la voluntad del pueblo
mexicano por injustas”.45
Estas reclamaciones las hizo suyas la , la cual no dejó de
manifestarlas en cartas, desplegados, iniciativas y solicitudes al
Estado acusando a los textos por su carácter autoritario, mismas
que nunca fueron contestadas por las autoridades educativas. A
este ataque por parte de las fuerzas de derecha o “reaccionarias”,
respondieron otros grupos defensores del libro de texto gratuito:
maestros independientes, algunas sociedades de padres de familia
auspiciadas por la y el Sindicato Nacional de Trabajadores del
Estado (), que se dedicó a atacar a las escuelas particulares
por su carácter “reaccionario” y por ser “centro de propaganda
religiosa y de combate sistemático contra todas y cada una de las
medidas avanzadas del gobierno federal”.46
El 31 de enero de 1962, la Sección Permanente del Libro de
Texto del Consejo Nacional Técnico de Educación () pu-
blicó un acuerdo en el que ratificaba el carácter obligatorio de
los libros de texto gratuito, mismo que provocó una gran pro-
testa en la capital del estado de Nuevo León, la cual fue dirigida
por la recientemente creada Comisión Organizadora de la Unión
Neoleonesa de Padres de Familia ( ) y encabezada por el
ingeniero Elliot Camarena. La Comisión convocó a los padres de
familia a que asistieran a una gran manifestación que partiría de la
Alameda Mariano Escobedo hacia el Palacio de Gobierno, donde
se realizaría una asamblea pública. Es de notar la alarma que ya
corría por la supuesta infiltración comunista:
45
Idem.
46
Loaeza, Clases medias y políticas…, op. cit., p. 276.
47
El Norte (Monterrey), 11 de febrero de 1962.
48
Señal, Semanario Católico, núm. 386, 11 de febrero de 1962, pp. 8-9; Boletín
del Archivo de la Acción Católica Mexicana (BAHACM), febrero de 1962, y Excélsior
(México), febrero de 1963.
49
Señal, Semanario Católico, núm. 386, 11 de febrero de 1962, pp. 7-8.
66 / Valentina Torres-Septién
menos suprimir a los padres de familia […] Negar el derecho de
los padres significa que el gobierno democrático se transforme en
dictadura […] Pedimos que se nos restituya el derecho natural
y primario de educar a nuestros hijos […] Que se restituya a la
educación nacional la misión de formar hombres completos […]
Lo importante, lo básico, lo fundamental es que las autoridades
quieren implantarlo [el texto único] sin previa autorización de
los padres de familia, sin que ellos lo conozcan siquiera.50
50
Ibidem, pp. 7-9.
51
Señal, Semanario Católico, núm. 394, 8 de abril de 1962.
52
Señal, Semanario Católico, núm. 404, 24 de junio de 1962, p. 4.
68 / Valentina Torres-Septién
y su personalidad. Su mente sería presa fácil de aquellas doctrinas
políticas y sociales “opuestas al concepto tradicional cristiano”.57
Veían en la formación de estos equipos “a manera de células”,
una acción propicia a la organización de “células comunistas”.58
La percibía al niño como un compuesto de cuerpo y alma,
y por consiguiente había que enseñarle el amor a la verdad, a la
justicia y al honor, despertar su conciencia de dignidad, sentido
de libertad e interés por la cultura.59
El presidente López Mateos, en un discurso pronunciado en
Guadalajara, ratificó su decisión de defender los textos:
57
Señal, Semanario Católico, núm. 403, 17 de junio de 1962, p. 4. BAHACM, v. 25,
no. 1, marzo de 1962, p. 20.
58
Señal, Semanario Católico, núm. 404, 24 de junio de 1962, p. 11, El Norte
(Monterrey), 1 de febrero de 1962, p. 10.
59
El Norte (Monterrey), 1 de febrero de 1962, p. 10.
60
Excélsior (México), 16 de mayo de 1962.
61
Véase Excélsior (México), 17 de mayo de 1962, 28 de mayo de 1962.
70 / Valentina Torres-Septién
Patria y de su ciudad”, seguramente patrocinada por el Departa-
mento estatal de educación, y que revierte el argumento:
A partir del día 1 de este mes de septiembre, tus hijos e hijas que
asisten a las escuelas primarias, sólo están obligados a usar para
sus clases del 1° al 4° años, y para las asignaturas de aritmética
y geometría del 6°, los libros de texto y cuadernos de trabajo
gratuito que distribuye el gobierno federal. Estos libros han sido
ya recibidos por los directores y maestros de todas las escuelas
primarias de Nuevo León. Tal es, nuevoleonés, el primer triunfo
que has obtenido al defender tus libertades contra el predomi-
nio oscurantista y retrogrado del Grupo Industrial Cuauhtémoc,
Vidriera, o sea el de los señores Roberto y Eugenio Garza Sada y
Andrés, Roberto y Camilo Garza Sada y las empresas y hombres
de negocios que les son adictos.65
65
Tiempo, 3 de septiembre de 1962.
66
Señal, Semanario Católico, núm. 422, 1 de diciembre de 1962.
67
Excélsior (México), 28 de mayo de 1962, p. 10.
68
Guillermo Villaseñor García. La soberanía del Estado ante la Iglesia, pp. 186-7.
69
Encíclica dada a conocer el 31 de diciembre de 1931. En ella señalaba, sin
lugar a dudas, que el fin único de la educación católica era la formación del
individuo con vistas a un fin trascendente: la salvación de su alma. La escuela
católica era un medio para alcanzar este propósito y por ello la Iglesia, a través
de sus ministros y de las órdenes religiosas, debía trabajar fervientemente para
conseguir su desarrollo.
72 / Valentina Torres-Septién
señanza “como patrimonio sin precio que todos los hombres de
buena voluntad deben defender, cualquiera que sea su convicción
religiosa” y se exhorta a los fieles a la defensa de sus derechos.70
La pastoral fue rebatida en la prensa y también por la Academia
Mexicana de la Educación, la cual se avocó a la defensa del laicis-
mo y a cuestionar la postura de la Iglesia al señalar: “No es posible
tomar en serio la cuestión del Estado, en la forma en que la tratan
las cartas pastorales. Se pretende en ellas reducirlo a la condición
de una comunidad de segunda importancia, temporal y servil y
subordinarlo a los designios de la Iglesia Católica”.71 Sin embargo,
con esta carta pastoral la mayoría de los obispos, aunque no el
cardenal Garibi ni el arzobispo Miranda, se apacigua el debate, en
tanto que la Iglesia consideró que en esos momentos el debate no
daba para más. A partir de la publicación de esta carta pastoral,
los movimientos en contra de los textos disminuyeron.
Aunque el debate continuó, sobre todo en la prensa,72 poco
a poco los ánimos se fueron calmando, sobre todo cuando las
escuelas particulares estuvieron seguras de que mantendrían su
régimen de excepción al poder utilizar libros de texto comerciales
a la par que los oficiales. Sin embargo, no hubo una postura uná-
nime de la derecha. Por el contrario, algunas escuelas adoptaron
de inmediato el texto, sobre todo aquéllas de más escasos recursos;
otras lo utilizaron como texto complementario; otras más cum-
plían pidiendo a sus alumnos “llenarlos” en los últimos meses del
año escolar; algunas simplemente los guardaban en los anaqueles
de los salones de clase.
Inexplicablemente en este debate no estuvieron presentes los
intelectuales mexicanos, como bien afirma Lorenza Villa Lever,73
70
Excélsior (México), 8 de mayo de 1963.
71
Boletín de la Academia Mexicana de la Educación, núm. 5, mayo-junio de
1963.
72
Véase por ejemplo el debate entre Ramón Sánchez Medal y el columnista de
Excélsior, Pedro Gringoire.
73
Villa Lever, Los libros de texto…, op.cit., p. 94.
74
Véase, Gloria Villegas, “Estado e Iglesia en los tiempos revolucionarios”, en
Patricia Galeana, Relaciones Estado-Iglesia: encuentros y desencuentros, pp. 183-
203.
75
Lorenza Villa Lever, Cincuenta años de la Comisión Nacional de Libros de Texto
Gratuitos: cambios y permanencias en la educación Mexicana, pp. 170-80.
74 / Valentina Torres-Septién
sidente Vicente Fox, la controvertida Martha Sahagún, quien con
el apoyo de la dirigente sindical Elba Esther Gordillo, en el año
2003 elaboraron 36 millones de libros de una Guía de Padres, se-
rie de tres libros que se distribuirían gratuitamente a los niños del
país con consejos a los progenitores.76 Esta Guía, que se presentó
como “una alianza generosa por encima de las ideologías, credos
religiosos y partidos políticos, justamente porque se trata de la
educación, entendida como construcción del espacio comparti-
do y la cultura común de los ciudadanos”,77 en última instancia
mostraba la decisión de la derecha de incluir en el currículum
educativo sus tradicionales puntos de vista.
No obstante, y a pesar de que en la actualidad ya hay voces
que piden su actualización tecnológica, los libros de texto gratuito
siguen imprimiéndose, pero sobre todo siguen utilizándose en la
mayoría de las aulas, tanto de los colegios católicos como de las
escuelas públicas, con lo cual el Estado demostró su fortaleza ante
las presiones de empresarios, la Iglesia y los grupos de la “reac-
ción”; por otro lado, sigue vivo en la derecha el interés por impo-
ner su visión educativa.
F
Archivos
Unión Nacional de Padres de Familia, Archivo personal de Monseñor Faus-
tino Cervantes, Arquidiócesis de México.
Archivo de la Secretaría de Educación Pública.
Archivo de la Acción Católica Mexicana.
Hemeroteca Nacional.
76
El antecedente de estas guías se encuentra en el texto elaborado durante el
gobierno estatal de Vicente Fox en Guanajuato. El texto Así educa Guanajuato…
así guía, que en su momento recibió una fuerte crítica de autoridades como Olac
Fuentes Molinar, subsecretario de Educación Básica y Normal quien declaró
que dicho texto “…no agrega nada a la calidad educativa”, en La Jornada, 10 de
febrero de 2003.
77
La Jornada, 2 de febrero de 2003.
Bibliografía
B, Roberto. Historia de la Iglesia católica en México, México, ,
1992.
C, Roderic ai. Cruce de espadas. Política y religión en México, México,
Siglo , 1981.
G, Patricia (coord.). Relaciones Estado-Iglesia: encuentros y desencuen-
tros, México, Archivo General de la Nación, 1999.
G Chapa, Miguel Ángel. Examen de la comunicación en México,
México, El Caballito, 1981.
L, Pablo. “Reformas educativas en los cuatro últimos gobiernos (1952-
1975)”, Revista de Comercio Exterior, diciembre 1975, pp. 1324-33.
L, Soledad. Clases medias y política en México, México, El Colegio de
México, 1988.
________ “Autoritarismo”, en Laura Baca Olamendi et al. Léxico de la polí-
tica, México, , vol. 1, 2000.
S E P. Acción Educativa del gobierno federal
de lo. de diciembre de 1952 al 31 de agosto de 1954, México, s.p.i.
T Bodet, Jaime. Equinoccio, México, Porrúa, 1974.
T-S, Valentina. La educación privada en México, 1903-1976,
México, El Colegio de México/Universidad Iberoamericana, 1995.
76 / Valentina Torres-Septién
V Lever, Lorenza. Cincuenta años de la Comisión Nacional de Libros de
Texto Gratuitos: cambios y permanencias en la educación Mexicana, Méxi-
co, , 2009.
________ Los libros de texto gratuito, Guadalajara, Universidad de Guada-
lajara, 1988.
V García, Guillermo. La soberanía del Estado ante la Iglesia, tesis
de licenciatura en Ciencias Políticas y Sociales, México, , 1978.
V, Gloria. “Estado e Iglesia en los tiempos revolucionarios”, en Pa-
tricia Galeana, Relaciones Estado-Iglesia: encuentros y desencuentros, Méxi-
co, Archivo General de la Nación, 1999.
Historia y Grafía, Universidad Iberoamericana, año 19, núm. 37, julio-diciembre 2011, pp. 79-113
R
En el contexto de la Guerra Fría, la jerarquía católica mexicana y el Esta-
do mexicano midieron fuerzas, entre otros escenarios, en los programas
de radio, en la cultura, el teatro o publicaciones, en donde se enfrenta-
ron pero también coincidieron. En una época en la que decidieron dejar
de lado sus viejas rencillas, ambos poderes, el político y el eclesiástico,
pusieron sobre la mesa los criterios para calificar de “conveniente” o “in-
conveniente”, de “moral” o de “inmoral”, lo que la sociedad mexicana,
sobre todo la juventud, debía ver, oir, vestir, divertirse, hablar o juzgar.
El Estado mexicano contaba con el apoyo de los medios de comunica-
ción masiva y la Iglesia se apoyaba en su tradicional control social sobre
buena parte de la sociedad. En este artículo, se revisa y analiza la forma
en que el Estado mexicano y la jerarquía católica mexicana coincidieron,
a principios de los años cincuenta del siglo , en los criterios para nor-
mar los hábitos, normas y creencias de lo moralmente “decente”.
Palabras clave: Estado, Iglesia, autoritarismo, radicalismo, educa-
ción.
P
1
Alberto Pulido Silva (1919-2004) fue un catedrático universitario especializado
en la enseñanza de griego y latín.
2
“Manifestación estudiantil contra las revistas pornográficas”, El Universal
(México), 27 de marzo de 1955, p. 1.
3
Diario Oficial de la Federación, t. , núm. 10, Secretaría de Relaciones Ex-
teriores, jueves 11 de marzo de 1948. El Senado mexicano lo aprobó en diciem-
bre del mismo año según decreto publicado por el Diario Oficial y ratificado por
el presidente Miguel Alemán en septiembre de 1951.
4
A finales de los años cuarenta, se puso de moda el mambo y, en general, los
bailes de rumberas, entre quienes se encontraban Tongolele o Ma. Antonieta
Pons, muy conocidas y absolutamente rechazadas por la Iglesia.
5
Según Salvador Novo, “Los temas son de una crudeza que caen dentro de la
inmoralidad, como por ejemplo en las obras Yerma, En los días de octubre, La
danza macabra, etc...”, en Armando Partida, La vanguardia teatral en México,
p. 29.
6
“La Dirección de cinematografía, dependiente de la Secretaría de Goberna-
ción informó que mientras no supervise la película nacional Espaldas mojadas
no podrá decirse si contiene escenas ofensivas para los Estados Unidos, como
han venido propalando. Dijo la citada dirección ayer que hasta ahora no tienen
conocimiento de que esa película haya sido exhibida, pues como se sabe, y así
lo aseguró dicha dirección, nunca se ha dado el caso que sea exhibida una pe-
lícula nacional o extranjera si no cuenta con un visto bueno, “Película que no
será exhibida mientras no sea supervisada”, El Nacional (México), jueves 3 de
diciembre de 1953.
7
“La moralización abarca hasta los lugares de vicio llamados ‘elegantes’. Tocó su
turno a La Cita y el Leda”, El Nacional (México), 14 de julio de 1950.
8
Según el cronista de las diversiones nocturnas en la Ciudad de México, Ar-
mando Jiménez, el Leda era un cabaret popular de la colonia de los Doctores,
próximo al depósito de tranvías y a los conocidos caldos de Indianilla. El encar-
gado del lugar era Luis Aguado, compadre de la pintora María Izquierdo, cuyo
impulso al lugar favoreció que el Leda se convirtiera en un lugar frecuentado por
artistas, boxeadores afamados, toreros, directores de cine o pintores, etc., como
Diego Rivera, Siqueiros, Roberto Montenegro, Frida Kahlo, Julio Bracho, el
Indio Fernández, Chucho Monge, Agustín Lara, Silverio Pérez, etc. Armando
Jiménez, Sitios de rompe y rasga en la ciudad de México.
9
“200 centros de vicio clausurados”, El Nacional (México), 14 de julio de
1950.
10
Idem.
11
“El explotador del cabaret Leda clausurado, burló a las autoridades del D.F.”,
El Nacional (México), 18 de julio de 1950.
12
El Nacional (México), 16 de julio de 1950.
13
“Inaudito descaro de los centros de vicio”, El Nacional (México), 18 de julio
de 1950.
“La tremenda realidad del medio social mexicano”. Editorial de Christus, año
15
16
Carlos Monsivais, La cultura mexicana en el siglo XX, p. 348.
17
, 2.6.6., carta de Bernardo Martínez A. al Lic. José González Torres, pre-
sidente general de la Acción Católica Mexicana (), 24 de febrero de 1951.
18
Luis María Martínez Rodríguez (1881-1956), nació en la hacienda Molino
de Caballeros, en el municipio de Tlalpujahua, Michoacán. En enero de 1891
ingresó al Seminario Menor de Morelia y en 1897 pasó al Seminario Mayor. Fue
19
Cit., en “Los crímenes de la intolerancia”, s/a, Tiempo, vol. , núm. 510, 8
de febrero de 1952.
20
“Convocatoria al Primer Congreso de Cultura Católica”, en Memoria, Guada-
lajara, Corporación, 1952, p. .
21
Un observador perspicaz de la vida social y política de México, Salvador Novo,
escribía, a principios de 1937, que el papa Pío XI había dado a conocer una
Encíclica en la que se abordaba un tema: México. En dicho documento, el Papa
estaba “lleno de esperanza” y recomendaba una “política de moderación”, en
alusión a las conflictivas relaciones entre Estado e Iglesia. En opinión de Novo,
el Papa mismo había actuado en consecuencia pues “había nombrado, el mes
pasado, para suceder a Pascual Díaz, a un amigo del presidente, Luis Ma. Mar-
tínez”. En efecto, el Gral. Cárdenas y Mons. Martínez eran viejos conocidos,
ambos eran michoacanos y, ni uno ni otro, deseaba encender las cenizas cristeras
apenas controladas unos cuantos años atrás. Se respiraban nuevos vientos conci-
liatorios. “Con el arzobispo Martínez a la cabeza –escribía Novo–, restablecida la
salud de Pío XI, cuyo ejemplo le daría fuerzas para actuar en un medio de mayor
tolerancia que en el pasado, la Iglesia Mexicana quedó invitada a poner en la per-
sona de sus pastores el ejemplo de austeridad, servicio y colaboración mansa del
individuo sumiso al interés general […]”, Salvador Novo, La vida en México en el
periodo presidencial de Lázaro Cárdenas, carta del 17 de abril de 1937, p. 51-7.
22
“Declaraciones del Excelentísimo Señor Arzobispo, Dr. don Luis María Martí-
nez”, en Christus, año 7, abril de 1942; Gaceta Oficial del Arzobispado de México,
año 12, núm. 137, abril de 1947. La invitación a contribuir a aliviar la pobreza
en el campo aparece también en la Gaceta Oficial del Arzobispado de México de
abril de 1947.
23
Time Magazine, 9 de mayo de 1955, núm. 5, p. 20.
24
Soledad Loaeza, Clases medias y política en México, pp. 160-1.
25
Los Caballeros de Colón son una asociación fundada en marzo de 1882, en
Connecticut, por el sacerdote norteamericano Michael J. Mc Givney. Se ha dis-
tinguido por desarrollar y apoyar proyectos orientados al fortalecimiento de la
fe católica en el mundo, en concordancia siempre con el Vaticano, para apoyar
la labor misionera de obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas. Sólo varones,
mayores de 18 años y fieles a los dictados del Vaticano, pueden ser aceptados
como socios activos.
26
Legión Mexicana de la Decencia, Apreciaciones sobre películas cinematográficas,
29
, Expediente 1.5.8.3, Promesa, 1937, Legión Mexicana de la Decencia.
32
Ibidem, Art. 1° del Reglamento de los artículos 4° y 6°, fracción VII de la Ley
Orgánica de la Educación Pública sobre publicaciones y Revistas Ilustradas en
lo tocante a la Cultura y a la Educación.
33
Archivo de la Unión Femenina Católica Mexicana, Caja 4, Impresos, Breves
Estatutos de la Campaña Nacional para la Moralización del Ambiente, 1951.
34
Ibidem, Art. 6° de los Breves Estatutos de la Campaña Nacional para la mora-
lización del ambiente.
42
Unión Femenina Católica Mexicana, caja 4, Impresos, Comisión Nacional
Moralizadora, “Carta pastoral colectiva del episcopado mexicano sobre la mo-
ralidad y programa general de trabajo y normas especiales”, 14 de noviembre de
1952, aprobadas por el Excmo. Sr. Arzobispo primado, p. 5.
43
Ibidem, p. 9.
44
Ibidem, pp. 12-5
45
, 1.5.8.3, Legión Mexicana de la Decencia, carta de Antonio de Ibarrola
al P. José Antonio Romero, 8 de mayo de 1953.
46
Ibidem, 16 de mayo de 1953.
47
Ibidem, 22 de mayo de 1953; 25 de mayo de 1953; 30 de mayo de 1953.
48
Ibidem, 20 de Julio de 1953.
49
Ibidem, 24 de septiembre de 1953.
A
52
, 1.5.8.3, carta de Jorge Núñez Prida, presidente de la Legión Mexicana
de la Decencia y de Felícitas Ziegler, secretaria de la Legión Mexicana de la De-
cencia, al Sr. Lic. Ernesto P. Uruchurtu, 2 de diciembre de 1958.
F
Archivos
A A C M, (), 2.6.6., carta de Bernar-
do Martínez A. al Lic. José González Torres, Presidente General de la
, 24 de febrero de 1951, Biblioteca Francisco Xavier Clavigero/Uni-
versidad Iberoamericana.
________ Legión Mexicana de la Decencia, Apreciaciones sobre películas ci-
nematográficas, Revista Quincenal, núm. 8, diciembre 15 de 1940.
________ Archivo de la Unión Femenina.
________ Sugerencias de la Junta Central de la Acción Católica Mexicana
para ser incluidas en el programa de la Campaña de Moralización em-
prendida conjuntamente por las organizaciones católicas nacionales, 15 de
octubre de 1951.
Publicaciones periódicas
Christus, “La tremenda realidad del medio social mexicano”, año 17, núm.
203, 1º de octubre de 1952.
Bibliografía
“Convocatoria al Primer Congreso de Cultura Católica”, en Memoria, Gua-
dalajara, Jal., Corporación, 1952.
J, Armando. Sitios de rompe y rasga en la ciudad de México, México,
Océano, 1998.
VERÓNICA OIKIÓN-SOLANO
Centro de Estudios Históricos/El Colegio de Michoacán, México
Historia y Grafía, Universidad Iberoamericana, año 19, núm. 37, julio-diciembre 2011, pp. 115-148
R
El presente ensayo tiene como objetivo recuperar el testimonio político
de Francisco Juventino Campaña López –miembro de las Fuerzas Re-
volucionarias Armadas del Pueblo–, acerca de su detención, secuestro y
tortura a partir de agosto de 1973. Su caso revela los pormenores de la
violencia terrorista del Estado mexicano a través de la represión orques-
tada contra militantes de organizaciones armadas de la izquierda radical
de los años setenta. Para poner en contexto la trama y la urdimbre del
escenario represivo, se abordan, en primer término, las contradiccio-
nes entre la teoría y la acción del grupo guerrillero; en segundo lugar,
se examinan los pasajes del testimonio de Campaña en relación a los
delitos de lesa humanidad de que fue objeto y, por último, y desde la
perspectiva de la memoria histórica, se exponen las razones por las cuales
este testimonio es fundamental para transitar hacia la justicia y la verdad
histórica.
Palabras clave: represión, tortura, testimonio político, izquierda re-
volucionaria, memoria histórica.
L
1
Montemayor agrega que ambos elementos –guerra y represión– “tienen un
discurso pacifista, una esmerada justificación moral, un agresivo rostro para pos-
tularse como la única verdad”; en Carlos Montemayor, La violencia de Estado en
México. Antes y después de 1968, p. 21.
2
Agradezco a Alfredo Herrera López su trabajo entusiasta de recopilación de
fuentes utilizadas en esta investigación.
3
Carlos Montemayor, “Prefacio”, Fernando Pineda Ochoa, En las profundidades
del MAR (El oro no llegó de Moscú), p. 16.
4
La memoria colectiva puede ser entendida como las memorias que “insisten en
mantener con vida, literalmente, acontecimientos que resultan de especial signi-
ficancia para un determinado grupo, colectividad o sociedad, y que tal memoria
busca las formas de comunicarse, para que aquellos que no vivenciaron esos
dolorosos acontecimientos no los miren como un pasado muerto, sino como un
presente vivo […]. Desde la memoria colectiva […] se trata […] de mostrar que
existen múltiples memorias, pero que en especial algunas, las de las víctimas y
sus familiares, han sido relegadas, no han sido escuchadas, han sido minimizadas
o de plano omitidas, mandándolas al olvido”. Jorge Mendoza García, “Memoria
colectiva, olvido social y guerra sucia en México”.
5
El derecho a la verdad “no se encuentra reconocido en ningún instrumento ju-
rídico vinculante”, pero es asumido como “un principio emergente del derecho
internacional de los derechos humanos”; en Delitos del pasado. Esclarecimiento
y sanción a los delitos del pasado durante el sexenio 2000-2006: compromisos que-
brantados y justicia aplazada, p. 36.
6
Joël Candau, “Memorias y amnesias colectivas”, pp. 56-86.
7
Gilda Waldman M., “Presentación”, en Maya Aguiluz Ibargüen y Gilda Wald-
man M., (coords.), Memorias (in)cógnitas. Contiendas en la historia, p. 15.
8
Francisco Juventino Campaña López, “Condiciones de reclusión. Testimonio
Revolucionario”, , fólder 12, pp. 4-7.
9
Numerosas fuentes ya conocidas, además del propio testimonio de Campa-
ña López, explican con detalle la historia de radicalización política y armada
en Guadalajara a partir del enfrentamiento sostenido por el contra la .
Véanse: Sergio Aguayo Quezada, La charola. Una historia de los servicios de in-
teligencia en México; Sergio René de Dios Corona, La historia que no pudieron
borrar. La guerra sucia en Jalisco, 1970-1985; Ramón Gil Olivo, “Orígenes de la
guerrilla en Guadalajara en la década de los setenta”, en Verónica Oikión Solano
y Marta Eugenia García Ugarte, Movimientos armados en México, siglo XX, pp.
549-66, y Héctor Guillermo Robles Garnica, La guerrilla olvidada.
10
Antonio Orozco Michel, La fuga de Oblatos. Una historia de la LC-23S, pp. 53-
4, quien asegura que “había un tronco común del cual veníamos los tres grupos
guerrilleros, que era el movimiento estudiantil de la Universidad de Guadalajara
y en particular el , por lo mismo, algunos ya nos conocíamos y aunque tenía-
mos diferencias políticas e ideológicas, en general, había una relación cordial y
de respeto entre nosotros, cuando menos en una primera etapa”.
11
“La Operación 15 de enero de 1972, Chihuahua”, en , fólder 8, p. 1.
12
Véase Francisco Pérez, “Lucha armada en México, en , fólder 14, p. 6.
13
Véase “La Operación 15 de enero de 1972, Chihuahua”, op. cit., p. 1. Las
le dieron historicidad a su movimiento al colocarlo como una consecuencia di-
recta “de la derrota de las fuerzas populares de la Revolución de 1910-1917”, y,
por ende, afirmaban que “La lucha armada revolucionaria en México ha sido un
fenómeno continuo”. Véase, Pérez “Lucha armada en México”, op. cit., p. 2.
14
“La Operación 15 de enero de 1972, Chihuahua”, op. cit., pp. 1-2. El subra-
yado en el original.
15
Ibidem, p. 3.
16
Idem.
17
Pérez, “Lucha armada en México”, op. cit., pp. 5-6.
18
Ibidem, pp. 7-8. En dicho documento se pone de manifiesto la influencia
que las recibieron de las Fuerzas Armadas Rebeldes () de Guatemala, a
través de uno de sus líderes, José María Ignacio Ortiz Vides, quien se encontraba
en México desempeñándose “como cuadro de la dirección de las ”. También
las aseguraron que la postura de “organizarse para actuar y actuar para or-
ganizarse” fue tomada de la experiencia revolucionaria guatemalteca transmitida
por Luis Augusto Turcios Lima, dirigente de las .
19
Ibidem, p. 9.
20
Ibidem, p. 11.
21
Testimonio de Campaña López, p. 7. Robles Garnica menciona que “Nues-
tro grupo dio origen posteriormente a las Fuerzas Revolucionarias Armadas del
Pueblo”, pp. 115 y 170.
22
Robles Garnica afirma en su testimonio, p. 277, que Eunice Michel y Salvador
Rivera fueron sometidos a bárbara tortura, experiencia que los radicalizó para
enfrentar al Estado. Cuando fueron excarcelados, tomaron la determinación de
30
Ibidem, p. 12.
31
Ibidem, pp. 4 y 8. Campaña estudió ingeniería química en la Universidad de
Guadalajara y trabajó en la refinería de Ciudad Madero en Tamaulipas. Fue
despedido en 1972, en su calidad de personal de confianza y transitorio. Fue
un periodo en el que constató “en toda su crudeza lo que es la represión contra
toda disidencia […organizada] por los líderes charros que encabezan Joaquín
Hernández Galicia ‘La Quina’ y ‘El Burro’ Barragán’”.
32
Miguel Nazar Haro ingresó a la Dirección Federal de Seguridad el 16 de febre-
ro de 1960, a la postre se convirtió en su director. Véase, Jorge Torres, Nazar, la
historia secreta. El hombre detrás de la guerra sucia.
33
Testimonio de Campaña López, p. 14.
34
Ibidem, p. 15.
35
Ibidem, pp. 17-8.
36
Ibidem, p. 19.
37
Ibidem, p. 20.
38
Ibidem, p. 21.
39
Ibidem, pp. 22-3.
40
Véase, De Dios Corona, La historia que no…, op. cit., pp. 79-84.
41
Testimonio de Campaña López, p. 23.
42
Ibidem, pp. 24-6.
43
Ibidem, p. 26.
44
Ibidem, p. 27.
45
Comunicado de las “Al Pueblo de México” dando a conocer la Operación
“Tlatelolco, 2 de Octubre de 1968”. Anexo al Informe titulado “Estado de Ja-
lisco”, suscrito por el director de la , 1 de septiembre de 1974, en /,
caja 2723.
49
Ibidem, pp. 9-10. Robles Garnica también reproduce en su testimonio, pp.
244-6, la entrevista grabada que sus captores le hicieron a Zuno, y cuyas pregun-
tas y respuestas se encuentran en el documento consultado por Robles Garnica
y que lleva por título “Preguntas y respuestas que se hicieron en cuanto el Lic.
José Guadalupe Zuno Hernández, permaneció secuestrado”, en /, exp.
80-98-74 H-189 L-1
50
Véanse la reflexión y comentarios de Orozco Michel sobre estos aconteci-
mientos, en La fuga de Oblatos, op. cit., pp. 54-6. Para evitar las excarcelaciones
ilegales, Orozco apunta que los presos de la , la Liga y las se unieron
en “acciones de oposición y resistencia” para impedir que aquéllas continuaran
realizándose con total impunidad, y gracias a la integración del primer Comité
de Familiares de Presos Políticos constituido en Guadalajara, encabezado por
Luciano Rentería –cuyo hijo Armando se encontraba preso– y Enrique Veláz-
quez Martín, con la asesoría jurídica de Alejandro Herrera Anaya para la defensa
de los presos. Orozco finalmente reconoce también la activa participación de
Samuel Meléndrez Luévano, dirigente estatal del Partido Comunista Mexicano
(), quien junto con los miembros del Comité “hacían guardia fuera del pe-
nal cada vez que había amenaza de que durante la noche llegaran por algún o
algunos compañeros para llevarlos a nuevos interrogatorios y nuevas torturas”.
55
Ibidem, pp. 34-5. Su padre, narra Campaña, murió poco tiempo después de
aquellos hechos.
56
Ibidem, pp. 35-6.
57
Rivera Ortiz y Rivera Guzmán, El secuestro de José…, op. cit., pp. 21-7.
58
Ibidem, pp. 13, 29 y 33.
59
Ibidem, pp. 29-30. Rivera Ortiz y Rivera Guzmán se refieren al periódico
Excélsior (México), que en su edición del 27 de septiembre mencionó a Ra-
món Campaña López, Francisco Javier Martínez Mejía, José Godínez Espinosa
y Jesús Pacheco Velázquez, militantes de las , como prófugos de la justicia
en el caso del secuestro de Zuno, p. 30. Por su parte, Campaña López en su
testimonio, p. 34, aseguró, luego de la detención de su hermano, que “Ramón
Campaña López […] se encuentra compurgando una pena de 29 años por el
caso Zuno, en el cual NO participó, mientras Francisco Javier Martínez Mejía
‘Manzo’, se encuentra en calidad de perseguido político”.
60
Jesús Zamora García, “La Unión del Pueblo en Guadalajara (1972-1978)”, en
Verónica Oikión Solano, (ed.), Violencia y sociedad. Un hito en la historia de las
izquierdas en América Latina, pp. 223-54.
61
Testimonio de Campaña López, pp. 36-41.
62
Ibidem, pp. 41-2.
63
Ibidem, pp. 43-4 y 53.
64
Ibidem, pp. 45-6.
65
Ibidem, p. 47.
66
Nazar Haro impulsó la creación de la Brigada Blanca () o Brigada especial
de carácter paramilitar, en junio de 1976 para la supresión de la , aunque
las autoridades nunca reconocieron la actividad de la por su carácter anti-
constitucional. Véase, Adela Cedillo, El fuego y el silencio. Historia de las Fuerzas
de Liberación Nacional, p. 307.
67
Testimonio de Campaña López, p. 48.
68
Ibidem, pp. 48-9.
69
Ibidem, pp. 49-50.
70
Ibidem, pp. 50-2.
71
Ibidem, pp. 52-3.
72
Ibidem, p. 53. Fue en ese periodo cuando Campaña recibió una condena de
25 años de cárcel.
73
Candau, “Memoria y amnesias colectivas”, op. cit., pp. 56-86.
74
Enrique Condés Lara, Represión y rebelión en México (1959-1985), t. I (La
Guerra Fría en México. El discurso de la represión), pp. 15-6.
75
Testimonio de Campaña López, pp. 54 y 56.
76
Álvaro López Miramontes, “Presentación” al libro de Andrea Radilla Martí-
nez, Voces acalladas. (Vidas truncadas). Perfil biográfico de Rosendo Radilla Pache-
co, p. 16.
77
Testimonio de Campaña López., p. 55.
78
En Delitos del pasado, op. cit., pp. 9-10.
79
Testimonio de Campaña López, p. 57.
80
Luego de que Campaña constató que Amnistía Internacional había recibido
su testimonio, autorizó su reproducción “por quien así lo quisiera”. El Centro
Independiente de Política y Cultura Proletaria lo dio a conocer públicamente,
con la anuencia del autor, por primera vez en noviembre de 1979.
Documentales
Mandeville Special Collections Library. University of California, San Die-
go, Armed Revolutionary Organizations of Mexico, Documents and
Publications, 0523, Series 13 Fuerzas Revolucionarias Armadas del
Pueblo, Reel 3 ().
Archivo General de la Nación, Gobernación (), Fondo Dirección de
Investigaciones Políticas y Sociales ().
Bibliográficas
A Quezada, Sergio. La charola. Una historia de los servicios de inteli-
gencia en México, México, Editorial Grijalbo, 2001.
A Vargas, José Luis. Memorias 1945-1979, Ecatepec, Arturo Rivas
editor, 2009.
C, Joël. “Memorias y amnesias colectivas”, en Antropología de la
Memoria, capítulo , Buenos Aires, Editorial Nueva Visión, 2002, pp.
56-86.
C, Adela. El fuego y el silencio. Historia de las Fuerzas de Liberación
Nacional, México, Edición del Comité 68 Pro Libertades Democráticas,
A.C., 2008.
C Lara, Enrique. Represión y rebelión en México (1959-1985), 4 v.,
México, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla/Miguel Ángel
Porrúa, 2007-2009, t. (La Guerra Fría en México. El discurso de la
represión).
D Corona, Sergio René. La historia que no pudieron borrar. La guerra
sucia en Jalisco, 1970-1985, Guadalajara, La Casa del Mago, 2004.
Delitos del pasado. Esclarecimiento y sanción a los delitos del pasado duran-
te el sexenio 2000-2006: compromisos quebrantados y justicia aplazada,
México, Comité 68 Pro Libertades Democráticas/Comisión Mexicana
de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, A.C./Centro de
Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, A.C./Fundación Diego
Lucero/Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos/
/Comité de Madres de Desaparecidos Políticos de Chihuahua/
Nacidos en la Tempestad, 2006.
G Olivo, Ramón. “Orígenes de la guerrilla en Guadalajara en la década de
los setenta”, en Verónica Oikión Solano y Marta Eugenia García Ugarte,
R
Este artículo analiza el discurso del autoritarismo del gobierno de Mi-
guel de la Madrid con base en sus memorias, publicadas en 2004. Abor-
da tres aspectos en los que se manifiesta su pensamiento autoritario. El
primero se refiere a la implantación de un nuevo modelo de desarrollo, el
segundo a la relación con la prensa y el tercero a su concepción de la de-
mocracia y de los partidos políticos en México. La utilización del miedo
como herramienta política para imponer el proyecto económico liberal y
justificar el autoritarismo es una pieza central del discurso analizado.
Historia y Grafía, Universidad Iberoamericana, año 19, núm. 37, julio-diciembre 2011, pp. 149-177
Palabras clave: Discurso, autoritarismo, miedo, liberalismo econó-
mico, democracia, partidos políticos, libertad de prensa.
1
Miguel de la Madrid Hurtado, Cambio de rumbo, Testimonio de una Presiden-
cia, 1982-1988, p. 19.
2
Debido a que mis citas a Cambio de rumbo… son tan abultadas, decidí señalar
en un paréntesis el número de página que corresponde al fragmento que analizo
y/o cito, a fin de agilizar la lectura.
3
Utilizo un concepto de discurso según el cual los emisores están condicionados
por su contexto histórico. En Eva Salgado, El discurso del poder. Informes presi-
denciales en México (1917-1946), pp. 27-36.
4
José Ortega y Gasset, “Sobre unas memorias” en Espíritu de la letra, p. 121,
cit. por Raymundo Ramos, Memorias y autobiografías de escritores mexicanos, p.
VII.
5
Enrique Cárdenas, La política económica en México, 1950-1994, p. 121.
6
Juan Carlos Moreno-Brid y Jaime Ros Bosch, Desarrollo y crecimiento en la
economía mexicana. Una perspectiva histórica, p. 185.
7
Manuel Gollaz, “Breve relato de cincuenta años de política económica”, en Ilán
Bizberg y Lorenzo Meyer, Una historia contemporánea de México. Transformacio-
nes y Permanencias, t. 1, p. 241.
11
David Corey, El miedo, historia de una idea política, pp. 67-71.
12
Enrique de la Garza Toledo, Ascenso y crisis del estado social autoritario, p. 168.
13
Jorge Carpizo MacGregor, “Notas sobre el presidencialismo mexicano,” p. 74,
consultado el 11 de Marzo de 2011. De acuerdo con Carpizo el presidencialis-
mo es la pieza clave del régimen. Kevin Middlebrook, “La liberalización política
en un régimen autoritario: el caso de México”, en Guillermo O’Donnell, Philip-
pe C. Schmitter y Laurence Whitehead (comps.), Transiciones desde un gobierno
autoritario, América Latina, vol. 2, p. 189; de acuerdo con este autor, el régimen
autoritario mexicano descansaba en “la intervención activa del Estado para re-
gular y limitar el pluralismo sociopolítico, la movilización política de las masas
y la articulación de reclamos socioeconómicos y políticos.”
14
Loaeza, La consecuencias políticas de…, op. cit., pp. 80-1.
15
Discurso de toma de posesión de Miguel de la Madrid, 1º. de diciembre
de 1982, en 500 años de México en documentos, consultado el 14 de marzo de
2011.
16
Ibidem.
17
Sergio Berumen, “Los sexenios económicos en México y su inmersión en la
globalización” en Proyecciones, consultado el 17 de marzo de 2011.
18
Rolando Cordera y Carlos Tello, México, la disputa por la nación. Este libro,
cuya primera edición es de 1981, hace una cuidadosa disección de los dos pro-
yectos.
21
Jesús Silva Herzog, A la distancia. Recuerdos y testimonios, p. 81.
22
Cárdenas, La política económica en…, op.cit., pp. 149-50.
23
Moreno-Brid, Desarrollo y crecimiento en…, op. cit., pp. 199-200.
L
26
Las protestas contra el “daño moral” o “ley mordaza”, como los periodistas
le apodaron, se unieron a la oposición a un decreto dictado por el gobierno de
López Portillo en noviembre de 1982 en el que se sancionaban las publicaciones
y objetos obscenos.
27
Ulises Beltrán, Enrique Cárdenas y Santiago Portilla, en. Alejandra Lajous,
(coord.), Las razones y las obras. Gobierno de Miguel de la Madrid, Crónica del
sexenio 1982-1988, Primer Año, p. 30.
28
Ibidem, pp. 67-70.
Arno Burkholder de la Rosa, “El periódico que llegó a la vida nacional. Los pri-
29
meros años del diario Excélsior 1916-1932”, en Historia Mexicana, pp. 1369-70.
D
C
31
Véase Corey, El miedo, historia de…, op. cit.
32
Para Kevin Middlebrook la inclusión de las masas obreras y campesinas en
el PRI era una fuente de legitimidad política que se hacía realidad procuran-
do atender sus demandas, pero en la que una elite dominaba a estos sectores.
Middlebrook, “La liberalización política en…”, op. cit., pp. 189-90.
B
FRANÇOIS HARTOG*
École des Hautes Études en Sciences Sociales, Francia
R
En esta investigación se analiza “la inquietante extrañeza” (lo siniestro
en el sentido freudiano) que genera en la evidencia de la historia la ar-
ticulación que hace Ricœur entre memoria e historia. No hay historia
* Historiador por la École des Hautes Études en Sciences Sociales. Este texto fue
presentado en el coloquio “La memoria, la historia, el olvido: 10 años después”,
organizado los días 2, 3 y 4 de diciembre por el Fondo Ricœur y la en
la facultad de teología protestante de París, con motivo de la inauguración del
Fondo Ricœur.
Historia y Grafía, Universidad Iberoamericana, año 19, núm. 37, julio-diciembre 2011, pp. 181-201
sin memoria, es decir, no hay historia sin testigos o documentos de lo
ya acontecido; pero la historia se distingue de la memoria por muchos
aspectos. Entre ellos el de que la historia a diferencia de la memoria se
cristaliza en la escritura. De aquí lo siniestro (o paradójico) del saber
histórico: la historia se hace a partir de la memoria, pero se hace para
diferenciarse de ella.
I
1
Michel de Certeau, L’Écriture de l’histoire, p. 357.
2
François Hartog, Évidence de l’Histoire. Ce que voient les historiens (Próxima-
mente será publicado por la Universidad Iberoamericana).
4
Paul Ricœur, Temps et récit, vol. I, pp.73, 317.
9
Ibidem, pp. 179-80.
10
Ibidem, p. 502.
11
Ibidem, p. 648.
12
Idem.
13
De esta manera, desde 1978, Nora proponía “hacer jugar a la memoria colec-
tiva, para el historiador contemporáneo, la función que jugó para el historiador
moderno la así denominada historia de las mentalidades”. “Mémoire collective”,
en Jacques Le Goff, Roger Chartier, Jacques Revel (dirs.), La Nouvelle Histoire,
p. 401. [Hay traducción al español por editorial Laia.]
14
Ricœur, La mémoire, l´histoire…, op.cit., p. 151.
15
Charles Péguy, Clio. Dialogue de l’histoire et de l’âme païenne. Œuvres en prose
complètes, vol. 3, p. 1191.
16
Maurice Halbwachs, La mémoire collective, p. 130. Por su lado, Jean-Pierre
Vernant hablaba de memoria individual, memoria social, historiadora: La tra-
versée des frontières, pp. 127-32.
17
Ibidem, pp. 134, 166.
18
Ibidem, p. 137.
19
Ibidem, p. 189.
20
Ricœur, La mémoire, l´histoire …, op.cit., p. 515.
21
Ibidem, p. 618.
22
Ibidem, p. 647.
* Hay traducción al español por editorial Anthropos.
23
Ibidem, p. 119.
24
Ibidem, p. 15.
moment-mémoire.
26
Pierre Nora, “Entre mémoire et Histoire. La problématique des lieux », en
Pierre Nora (dir.), Les lieux de mémoire, I: La République, pp. XV-XLII.
27
Ricœur, La mémoire, l´histoire…, op.cit., p. 534.
28
Ibidem, p. 650.
B
SILVIA SEBASTIANI
École des Hautes Études en Sciences Sociales (EHESS), Francia
R
El artículo investiga cómo la disputa sobre el Nuevo Mundo trata tanto
de la construcción de la conciencia europea, como del intento de pro-
vincializar a Europa. A partir de los trabajos históricos de Michel de
Certeau, hace énfasis en la confrontación entre la Historia de América,
del líder presbiteriano William Robertson, y la Storia antica del Messi-
co del jesuita mexicano Francisco Javier Clavijero, quienes elaboran dos
concepciones alternativas y contrarias de la historia y de la humanidad.
Historia y Grafía, Universidad Iberoamericana, año 19, núm. 37, julio-diciembre 2011, pp. 203-236
Palabras clave: Robertson, Clavijero, De Certeau, escrituras sobre la
historia del Nuevo Mundo, Ilustración.
1
Michel de Certeau, L’écriture de l’histoire, la edición que utilizo es La escritura
de la historia, Universidad Iberoamericana, México, 1993. El presente artículo
es la versión escrita de la conferencia impartida en agosto de 2010 en la Univer-
sidad Iberoamericana en el marco de la Cátedra Michel de Certeau, y resume
los primeros resultados del trabajo desarrollado gracias a una beca postdoctoral
“Marie Curie”, en la , entre 2008 y 2010. Agradezco por la amable invi-
tación a Alfonso Mendiola a Norma Durán por la traducción del presente texto
del inglés al español, y a ambos por las largas y bellísimas discusiones. Agradezco
además a Elisa Cárdenas y a Antonella Romano por su relectura atenta e inteli-
gente, por los comentarios y por toda su ayuda.
2
Francisco Javier Clavigero, Storia antica del Messico cavata da’ migliori storici
Spagnuoli, e da’ manoscritti, e dalle pitture antiche degl’Indiani, 2 tomos, Cesena,
Gregorio Biasini all’Insagna di Pallade, 1780-81; traducida al inglés como: The
History of Mexico: Collected from Spanish and Mexican Historians, from Manus-
cripts, and Ancient Paintings of the Indians. By Abbé D. Francesco Saverio Clavige-
ro. Translated from the Original Italian, by Charles Cullen, Esq. 2 vols., London,
G.G.J y J. Robinson, 1787. La traducción de Cullen fue reimpresa en Londres
9
Ibidem, p. 324; Michel de Certeau, Heterologies. Discourse on the Other; véase
también, Luce Giard, “Epilogue. Michel de Certeau’s Heterology and the New
World”, en New World Encounters, op. cit., pp. 313-22.
10
Michel de Certeau, “Historia y antropología en Lafitau” (1980), en El lugar del
otro. Historia religiosa y mística, pp. 99-123.
11
Clavijero, HM, p. xxviii.
12
De Certeau, La escritura de la …, op. cit., pp. 11-3. Véase también, José Ra-
basa, De la invención de América. La historiografía española y la formación del
eurocentrismo, pp. 41-68.
13
De Certeau, “Historia y antropología en …”, op. cit.; sobre Lafitau etnógrafo,
véase: Andreas Motsch, Lafitau et l’emergence du discours ethnographique.
17
Antenello Gerbi, La disputa del Nuevo Mundo. Historia de una polémica, 1750-
1900; Homi K. Bhabha, The Location of Culture; Gayatri C. Spivak, “Can the
Subaltern Speak?”, en Cary Nelson, Lawrence Grossberg (eds.), Marxism and
the Interpretation of Culture, pp. 271-313; Gayatri C. Spivak, Ranahit Guha
(eds.), Selected Subaltern Studies; Dipesh Chakrabarty, Provincializing Europe:
Postcolonial Thought and Historical Difference.
21
Georges Louis Leclerc Buffon, Histoire naturelle générale et particulière, t. IX,
1761.
22
Cornelius de Pauw, Recherches philosophiques sur les Américains, ou Mémoires
intéressants pour servir à l’histoire de l’espèce humaine, par Mr de P. Nouvelle
édition, augmentée d’une Dissertation critique par Dom Pernet; & de la Défense
de l’Auteur des Recherches contre cette Dissertation (1768-69).
23
Guillome-Thomas Francis Raynal, Histoire philosophique et politique des éta-
blissements et des commerces des Européens dans les Deux Indes. Sobre este debate
véase, Michel Duchet, Anthropologie et histoire au siècle des Lumières, del mismo
autor, Le Partage des savoirs. Discours historique et discours ethnologique, también,
Diderot et l’Histoire des deux Indes, ou l’écriture fragmentaire.
24
“In every part of the earth the progress of man hath been nearly the same,
and we can trace him in his career from the rude simplicity of savage life, until
he attains the industry, the arts, and the elegance of polished society. There is
nothing wonderful then in the similitude between the Americans and the bar-
barous nations of our continent”. HA, libro IV, pp. 30-1.
25
HA, libro IV, pp. 62-6. Véase, Sebastiani, I limiti del progresso, op. cit., cap. 3.
26
David Armitage, Greater Britain, 1516-1776: Essays in Atlantic History; Erik
R. Seeman, Jorge Cañizares-Esguerra (eds.), The Atlantic in Global History,
1500-2000; David Armitage, M. J. Braddick (eds.), The British Atlantic World,
1500-1800; Susan Manning, Francis D. Cogliano (eds.), The Atlantic Enlighten-
ment; Bernard Bailyn, Patricia L. Denault (eds.), Soundings in Atlantic History:
Latent Structures and Intellectual Currents, 1500-1830.
27
John Brewer, “The Eighteenth-Century British State. Contexts and Issues”,
en Lawrence Stone (ed.), An Imperial State at War. Britain from 1689 to 1815,
pp. 52-71.
28
La definición es de Colin Kidd, Subverting Scotland’s Past. Scottish Whig Histo-
rians and the Creation of an Anglo-British Identity 1689-1830.
29
David Armitage, The Ideological Origins of the British Empire; J.ohn Huxtable
Elliott, Empires of the Atlantic World: Britain and Spain in America 1492-1830.
33
Antonella Romano, “L’horizon romain de la science moderne: des sentiers à
ouvrir”, en Antonella Romano (dir.), Rome et la science moderne entre Renaissance
et Lumières, pp. 637-59.
34
Además del estudio pionero ya citado de Gerbi, véase: D.A. Brading, Orbe In-
diano: de la Monarquía Católica a la República Criolla, 1492- 1867; J. Cañizares-
Esguerra, How to write the History of the New World. Histories, Epistemologies, and
Identities in the Eighteenth-Century Atlantic World; Pocock, Barbarians, Savages
and Empires, pp. 205-226. Véase también: A. Pagden, Spanish Imperialism and
the Political Imagination: Studies in European and Spanish-American Social and
Political Theory, 1513-1830; M. Marzal, L. Bacigalupo, eds., Los jesuitas y la
modernidad en Iberoamérica, 1549-1773.
35
Ronald .L. Meek, Social Science and Ignoble Savage.
36
“Cuando son comparadas con otras partes del Nuevo Mundo, México y Perú
pueden ser consideradas como naciones más pulidas […] Pero si la comparación
es hecha frente a gente del otro continente, la inferioridad de América aumenta-
da, será conspicua, y ni los Mexicanos ni los Peruanos podrán ostentar el rango
de aquellas naciones que merecen el nombre de civilizadas” HA, libro VII, pp.
151-2.
37
Pocock, Barbarians, Savages and Empires, op. cit., p. 291; Nicholas Phillip-
son, “Providence and Progress: An Introduction to the Historical Thought of
William Robertson”, en Stewart J. Brown (ed.), William Robertson and the Ex-
pansion of Empire, pp. 35-73.
38
HA, libro IV, vol. 2, pp. 52 y 129.
39
Maurice Olender, Race sans histoire. Sobre la relación raza-historia en la Ilus-
tración escocesa véase, Sebastiani, I limiti del progresso, op. cit.
40
Bruce P. Lenman, “‘From Savage to Scot’ via the French and the Spaniards:
Principal Robertson’s Spanish Sources”, en Brown, William Robertson and the...,
op. cit., pp. 196-209.
43
Nicholas Hudson, “From ‘Nation’ to ‘Race’: the Origin of Racial Classification
in Eighteenth-Century Thought”, Eighteenth-Century Studies, pp. 247-64; Geor-
ge W. Stocking, Race, Culture and Evolution: Essays in History of Anthropology.
44
F.rançois Hartog, Anciens, modernes, sauvages.
45
Reinhart Koselleck, Futuro pasado. Para una semántica de los tiempos históricos.
46
D. Ramada Curto (ed.), The Jesuits and Cultural Intermediacy in Early Modern
World, en Archivum Historicum Societatis Iesu, a. , 2005. De manera más
general, John W. O’Malley et al., The Jesuits: cultures, sciences, and the arts, 1540-
1773; Perla Chinchilla y Antonella Romano (dirs.), Escrituras de la modernidad.
Los jesuitas entre cultura retórica y cultura científica.
47
HA, vol. III, p. 138, afirma en una nota que “el modo de los mexicanos de con-
tabilizar el tiempo, y todo lo concerniente a su cronología, había sido elucidado
notablemente por m. Clavijero”. Para las correcciones aportadas a la History,
véase: Additions and Corrections to the Former Editions of Dr. Robertson’s HA.
48
William Robertson to Lord Elliock, National Library of Scotland, Edinburgh,
MS, 1036, fol. 106; Jeremy Black, “The Enlightenment Historian at Work: The
Researches of William Robertson”, en Bulletin of Hispanic Studies, pp. 251-60.
49
HA, pp. xviii-xix.
50
HA, p. xvii. Edward Gibbon, The History of the Decline and Fall of the Roman
Empire.
51
Sobre el uso parcial hecho por Robertson de los cuestionarios enviados a
testigos directos, Mark Duckworth, “An Eighteenth-Century Questionnaire:
William Robertson on the Indians”, Eighteenth-Century Life, pp. 36-49.
52
Arnaldo Momigliano, “Storia antica e antiquaria” (1950); “Il contributo di
Gibbon al metodo storico” (1954); “Preludio Settecentesco a Gibbon” (1977),
en Sui fondamenti della storia antica, pp. 3-45; 294-311; 312-27.
53
El tema esta retomado en la Monthly Review (vol. 65, 1781; vol. 76, 1787) en
el Scots Magazine (vol. 49, 1787), y provoca unas respuestas y contestaciones en
el European Magazine, and London Review (vol. 12, 1787), un debate que no
puede analizarse aquí.
54
La “escritura alfabética” y “la invención de la imprenta” marcan, respectiva-
58
Robertson agrega la nota LX de las “Notes and Illustrations” (pp. 417-23)
para reiterar, contra Clavijero, su punto de vista sobre los indios como malos
cristianos.
59
Stewart J. Brown, “An Eighteenth-Century Historian on the Amerindians: Cul-
ture, Colonialism, and Christianity ein Robertson’s History of America”, Studies
in World Christianity, pp. 204-22. Sobre la hostilidad de Robertson hacia las mi-
siones, véase, William Robertson, The Situation of the World at the Time of Christ’s
Appearance, and its Connexion with the Success of his Religion, considered. A Sermon
Preached before The Society in Scotland for propagating Christian Knowledge, p. 12.
62
El movimiento de los estudios sobre la subalternidad nace para pensar fuera de
las formas eurocéntricas. Los iniciadores han intentado comprender los espacios
no europeos desde su propia autofundación. Clavijero puede ser visto como
uno de los intentos por provincializar Europa, es decir, ponerla en los márgenes.
Clavijero es el primer autor que funda América desde sí misma.
63
Mi programa de investigación en la “L’Atlantique des Lumières. Race,
genre, histoire” trata precisamente de estas problemáticas y dimensiones.
64
Frank A. Kafker y Jeff Loveland (eds.), The Early Britannica: The Growth of an
Outstanding Encyclopedia.
65
Mientras que en la segunda edición de la Encyclopaedia Britannica (vol. 1,
1778, pp. 288-308) las veinte páginas de la voz “America” están dedicadas al
conjunto del continente americano, que se presenta dominado por una natura-
leza degenerada, en la tercera edición (vol. 1, 1788, pp. p. 537-617), el artículo
alcanza las 80 páginas, la mitad de las cuales están dedicadas a los recién nacidos
“United States”; paralelamente, la imagen presentada es la positiva de la nue-
va América. Silvia Sebastiani, “Définir l’Amérique des Lumières ? Disputes sur
l’écriture de l’histoire dans l’Encyclopédie Britannique (1768-1788)”, por publi-
carse en Annales, .
66
John C. Greene, “The American Debate on the Negros’ Place in Nature, 1780-
1815”, Journal of the History of Ideas, pp. 384-96; Bruce R. Dain, A Hideous
Monster of the Mind: American Race Theory in the Early Republic.
67
S.S. Barton, “An Essay toward a Natural History of the North American
Indians. Being an Attempt to Describe, and to Investigate the Causes of Some
of the Varieties in Figure, in Complexion etc. among Mankind” (1788-90),
Archives of the Royal Medical Society, Edinburgh, MS Records vol. XXIII, 1-
17. Barton define el texto de Clavijero como “una de las obras más valiosas que
se hayan publicado jamás sobre el tema de América”.
B
1
Desde la derrota de España en la guerra Hispano-Norteamericana en 1898,
las Islas Marianas se dividieron: Guam se incorporó a los Estados Unidos y las
Marianas del Norte fueron vendidas a Alemania, quien las cedió a Japón al tér-
Historia y Grafía, Universidad Iberoamericana, año 19, núm. 37, julio-diciembre 2011, pp. 239-248
más remotas del Virreinato de la Nueva España, siendo también es-
cala con alguna regularidad del llamado Galeón de Acapulco en la
importante ruta comercial transpacífica que unía América con Asia.
Este vínculo quedó disuelto a partir de la independencia de México,
lo que explica que a partir de 1821 los territorios insulares del Pací-
fico hayan sido olvidados. Pero aun hoy un vistazo a la historia de la
lejana isla podría resultar de interés para el historiador que se ocupa
de la presencia hispana y novohispana en el Pacífico, y en este sentido
la obra Destiny’s Landfall del Dr. Robert F. Rogers será de gran ayuda
para aproximarnos al conocimiento de estos lazos olvidados, un tema
del que, al menos en México, es prácticamente imposible encontrar
literatura disponible.
Sobre el autor mencionemos que es graduado de la academia mi-
litar de West Point, Nueva York, con un doctorado en Ciencias Po-
líticas por la Universidad de Georgetown; sirvió en el ejército de los
Estados Unidos en Europa, África, la Unión Soviética y Vietnam del
Sur, retirándose de las fuerzas armadas en 1970; posteriormente, en-
tre 1977 y 1995, trabajó en la Universidad de Guam como profesor
de Ciencias Políticas e Historia. De 1983 a 1986 fue Director Eje-
cutivo de la Comisión de Autodeterminación de Guam, y en 1995
publicó la primera edición de Destiny’s Landfall que recibió el premio
Maga’lahe a la excelencia en las humanidades por parte del gobierno
de Guam. Actualmente el Dr. Rogers vive retirado en Hawaii.
En la obra que se reseña, originalmente editada, como se ha di-
cho, en 1995, y reeditada en el año 2011, el Dr. Rogers realiza una
interesante revisión de la historia de Guam, comenzando con la visi-
ta realizada por la expedición hispana al mando de Fernando de Ma-
gallanes en 1521, hasta llegar al presente,2 y destacando los procesos
240 / Reseñas
de adecuación del pueblo chamorro3 a las potencias extranjeras que
han dominado la isla, primero España y, desde 1898, los Estados
Unidos. El eje conductor de este interesante texto lo encontramos en
la lucha de los chamorros para mantener su identidad como pueblo
sujeto a autoridades extranjeras, y para las que Guam no es de interés
por sí mismo sino en la medida en que responde a intereses geopolí-
ticos globales, teniendo constantemente que redefinir los elementos
que los identifican como pueblo y renunciando a un estatus político
de plena soberanía, al grado de convertir su isla en un “anacronismo
neocolonial” 4 que da cierta comodidad tanto a chamorros como a
norteamericanos, pero que no deja contentos a los primeros.
Destiny’s Landfall, que se presenta como un texto de carácter uni-
versitario, es una historia de carácter general sobre la isla de Guam.
El largo periodo al que se avoca Rogers explica que el autor poco
pueda detenerse para dar amplios detalles de un periodo o suceso
concreto. Si bien se presentan algunas características de la sociedad
en los años previos a la visita del navegante, e incluso se describen los
procesos migratorios que llevaron hacia Guam, desde la Micronesia
y el Pacífico, lo cierto es que nos encontramos ante una historia de
Guam en el contexto de su relación con Occidente y las transforma-
ciones que esta relación ha desencadenado en la isla.
El texto se organiza en dieciséis capítulos más el prólogo y un
breve epílogo; en los primeros seis trata el periodo español e incluye
una breve revisión de la situación de la isla antes de la llegada de
los barcos de Magallanes. Sobre la sociedad preeuropea solamente
se habla en el segundo capítulo, haciendo énfasis en la división so-
cial de la población y en algunos elementos culturales distintivos. La
sociedad isleña originalmente estaba organizada bajo un sistema de
tribus, clanes o familias extendidas, gobernadas por hombres, pero
formadas bajo linajes matrilineales. Estos clanes a su vez se dividían
en dos castas: los chamorri –de donde deriva el nombre que hoy en
día se le da a los naturales del país– casta superior, que habitaba las
3
Nombre con el que se conoce actualmente a la población originaria de Guam.
4
Título del epílogo del libro, pp. 286-8.
Reseñas / 241
costas y se componía de los principales, guerreros y pescadores, y
los manachang, labradores de las tierras interiores. La propiedad se
organizaba en torno a estos clanes y castas, y si bien existían algunas
formas de propiedad privada, prevalecía la costumbre de tomar del
vecino lo que se necesitara muchas veces sin siquiera pedirlo, lo que
provocó una serie de enfrentamientos con los primeros exploradores,
y por eso durante algún tiempo el archipiélago mariano fue conocido
por el nombre de Islas de los Ladrones. En cuanto a los rasgos cultu-
rales distintivos, Rogers destaca las llamadas proas, embarcaciones a
vela triangular propias del archipiélago mariano, muy avanzadas en
comparación con las de otras regiones del Pacífico, y que sorpren-
dieron a los primeros visitantes por su velocidad; y las casas tribales
construidas sobre altas columnas de piedra caliza con capiteles de
coral llamados lattes: aunque hoy en día no es posible encontrar casas
tribales completas, las columnas sobre las que se construían están dis-
persas por todo el archipiélago. Si bien tanto las proas como los lattes
desaparecieron con la llegada española5 a las Marianas, hoy en día
encontramos representados a los primeros en la bandera de Guam y a
los segundos en la de las Islas Marianas del Norte. El libro de Rogers
nos presenta interesantes ilustraciones tanto de las proas como de las
casas tribales construidas sobre los lattes.6
El tercer capítulo está dedicado íntegramente a la figura del padre
Diego Luis de San Vitores S. J., quien de paso por Manila conoció
Guam en 1662 y decidió regresar a evangelizar a los naturales. Para
Rogers la figura de San Vitores es determinante en la historia de
Guam: su celo misionero, además de sus excelentes relaciones con
la corte de Madrid, harán que España, a pesar de la oposición del
gobernador de Manila, ponga su atención en unas islas que de otra
forma no habrían sido efectivamente ocupadas, ya que el aprovisio-
namiento que el Galeón de Acapulco necesitaba en su ruta hacia
Manila, se venía dando sin problema alguno desde más o menos un
siglo antes y sin necesidad de una presencia permanente. La cultura
5
Rogers, p.32.
6
Ibidem, pp. 31 y 35, respectivamente.
242 / Reseñas
de los chamorros no volvería a ser la misma después de San Vitores,
ya que algunos de los elementos característicos de esta cultura de-
rivan de la evangelización iniciada por el jesuita y sus compañeros.
Para los chamorros de hoy, nos dice Rogers, San Vitores es tanto
conquistador como salvador.7
Sin embargo, la muerte de San Vitores servirá para volver a la
realidad y dejar en claro que Guam y las Marianas carecen de un
verdadero interés para España, y no será sino hasta la segunda mitad
del siglo cuando, debido al incremento de la actividad de otras
potencias en el Pacífico, las islas llamarán otra vez la atención. No
obstante, el abandono en que prácticamente se encontró la lejana
posesión determinará sus elementos de identidad:
7
Ibidem, p. 53.
8
Al respecto, el Dr. Rafael Rodríguez-Ponga propone catalogar al chamorro
contemporáneo como una lengua mixta hispano-micronesia. Rafael Rodríguez-
Ponga Salamanca, “De la Nueva España a las Islas Marianas: los cerdos y el
vocabulario porcino”, en Ma. Cristina Barrón Soto, La Presencia Novohispana en
el Pacífico Insular, Universidad Iberoamericana, México, 1992, pág. 146.
Reseñas / 243
cedente de otras islas del Pacífico; estas personas terminaron por ser
absorbidas por la cultura local. En el otro grupo se encuentran los
funcionarios militares y civiles tanto españoles como norteamerica-
nos, para quienes Guam es solamente un lugar de paso y, en algunos
casos, de destierro, por lo que no tienen interés en integrarse a la so-
ciedad local. En el periodo español, a diferencia de América, Guam
no poseían riquezas naturales que atrajeran a la población españo-
la y por esto no vemos el surgimiento de una sociedad hispaniza-
da. La brevedad de las estancias de los funcionarios explica para
Rogers la aparición de la corrupción, ya que éstos buscarán sacar en
el mayor beneficio posible de su paso por la isla.
9
Rogers, pp. 102-3.
244 / Reseñas
Guam durante los años de la Guerra Fría, el establecimiento de una
economía centrada en los aportes generados por las bases de las fuer-
zas norteamericanas10 y el turismo japonés, así como la constante
lucha por alcanzar un estatus político definitivo. Rogers nos referirá
los problemas económicos que ha experimentado la isla a partir de
1991 con la reducción de las tensiones entre Estados Unidos y la
Unión Soviética, que han llevado a la reducción de los gastos milita-
res norteamericanos, la salida de un número importante de soldados
de Guam y la consecuente perdida de recursos económicos, lo cual
convierte uno de los anhelos de los chamorros, la reducción de la
presencia militar, en un verdadero problema económico.
En los últimos capítulos, Rogers nos presenta un conjunto de cir-
cunstancias que han tenido efectos negativos sobre el desarrollo de la
isla; estas van desde los cada vez más frecuentes tifones que golpean
Guam, la ya prolongada crisis japonesa, que tiene repercusiones so-
bre el importante sector turístico, hasta un recurrente problema para
esta sociedad de características neocoloniales: la corrupción, presente
en los antiguos gobernadores españoles y en las actuales autoridades
de la isla. Guam se encuentra en una delicada situación, ya que si
bien ha desarrollado una dinámica económica, política y social pro-
pia, a diferencia de la mayoría de las naciones insulares del Pacífico,11
no ha alcanzado una plena autosuficiencia.
10
Ya desde la toma de posesión norteamericana, pero especialmente durante la
Guerra Fría, Guam vivirá un importante incremento en su nivel de vida como
resultado de las inyecciones constantes de capital por parte de las fuerzas arma-
das norteamericanas. Con los soldados llegó inversión en infraestructura, como
carreteras, hospitales, escuelas, casas, etc., que generaron un crecimiento de la
actividad económica; además, los propios soldados norteamericanos, al recibir
salarios regulares, gastan sus ingresos en los negocios locales, dinamizando el
mercado local. Si bien a la población local no le agrada que las fuerzas armadas
lleguen y expropien terrenos, se ven beneficiados por el crecimiento económico
que éstas propician.
11
Las llamadas o islas dependientes de la migración –(MIgration), remesas
(Remittances), ayuda (Aid), y burocracia (Bureaucracy)–, como es el caso de otros
pequeños territorios como las vecinas islas Marianas del Norte, los Estados Fe-
derados de Micronesia, Palau y las Islas Marshall, que dependen totalmente del
financiamiento de los Estados Unidos. Rogers, p. 286.
Reseñas / 245
Al final del libro encontramos dos anexos de interés: un listado
con las autoridades que han gobernado Guam desde el estableci-
miento del gobierno español hasta el día de hoy, y un interesante
glosario de términos en chamorro y otras lenguas, incluido el es-
pañol, pues debemos recordar que el texto se dirige a un público
angloparlante.
Con respecto a la edición anterior de la obra, podemos decir que
los cambios se deben principalmente a la actualización de los eventos
que Guam vivió a partir de la segunda mitad de los años noventa del
siglo y los primeros años del siglo , años en los que la isla pare-
ce perder la iniciativa para lograr alcanzar un estatus político definiti-
vo, ya sea como estado plenamente soberano o como un estado libre
y soberano al igual que Puerto Rico o las Marinas del Norte dentro
de los Estados Unidos. El olvido de esta cuestión es el resultado de
que los problemas económicos cobran prioridad sobre los políticos.
Sobre la historia reciente de Guam, Rogers nos ofrece un seguimien-
to periodístico pormenorizado de los eventos. Cabe resaltar que en
1995, al presentarse la primera edición, el tema que dominaba la
política isleña giraba en torno a la definición del estatus de la isla,
tema que, sin ser resuelto, fue desplazado por la crisis económica, tal
como se manifiesta en las últimas páginas de esta segunda edición;
este cambio justifica por si mismo la aparición de una reedición del
libro. Además de la inclusión del capítulo 16, el resto de la obra sólo
experimentó cambios menores y precisiones en el texto.
Destiny’s Landfall es una lectura que resulta de utilidad para cual-
quier estudiante, académico e investigador que tenga necesidad de un
primer acercamiento a la historia de esta isla del Pacífico, ya sea que
le interese conocer el periodo hispano o el norteamericano; pero para
quien tenga como centro de sus estudios la cultura, las tradiciones o
la historia pre-europea, la obra de Rogers definitivamente no será de
gran ayuda, ya que, como decíamos al principio, la línea argumental
gira en torno a la relación de Guam con las potencias extranjeras que
la han dominado. También es importante aclarar que aunque Rogers
reconoce el valor de los puntos de vista de la historia escrita tanto
246 / Reseñas
por los insiders como por los outsiders,12 lo que nos encontramos es
una historia escrita por un outsider: por más que Rogers haya vivido
un largo periodo de tiempo en Guam e intente compenetrarse con el
sentir de los chamorros, no deja de ser un historiador norteamerica-
no. También llamemos la atención sobre el eventual afloramiento de
la llamada “leyenda negra” de España, común en los autores anglo-
sajones, que si bien en Rogers no llega a resultar chocante, si expli-
ca ciertos comentarios referentes al origen hispano de la corrupción
entre las autoridades isleñas o la postura crítica frente al papel de los
religiosos en la historia de Guam.
La distribución de los contenidos en el texto deja en claro la visión
–utilizando el concepto propuesto por Rogers– de un outsider: 186
páginas dedicadas al periodo norteamericano, que ha durado 113
años, frente a 100 dedicadas al periodo español –a partir el descu-
brimiento de Magallanes– con una duración de poco menos de 400
años. Sobre los tiempos prehispánicos apenas se incluyen algunas
páginas; lo mismo ocurre al tratar temas relacionados con la cultura,
el pensamiento y la sociedad chamorra del siglo y principios del
siglo ; siempre que se tocan estos temas es con referencia a las po-
tencias dominantes y no a las dinámicas internas, lo que se esperaría
de una historia escrita por un insider. Sin embargo, entiéndase este
comentario no en demérito de la obra, sino como un simple señala-
miento para comprender cuál es el lugar de enunciación del autor y
los intereses conscientes o inconscientes que éste pudiese tener.
El propio currículo de Rogers nos da una idea de este lugar de
enunciación: militar formado en West Point, con estancias durante
la Guerra Fría en la Unión Soviética y Vietnam que indudablemen-
te formaron en él una visión geopolítica de alcance global en la que el
Pacífico y Guam juegan un papel importante, para Rogers debe que-
dar claro que, en cualquier forma en que se resuelva la aún hoy pen-
diente relación entre Estados Unidos y Guam, el acceso a las bases
militares en la isla no debe ponerse en duda; en otras palabras, que si
bien el “anacronismo neocolonial” no es la solución ideal, es prefe-
12
Rogers, p. xi.
Reseñas / 247
rible a perder el control de esta importante posición geoestratégica.
Aunque no lo trata abiertamente en su obra, entre 1983 y 1986 Ro-
gers, como director ejecutivo de la Comisión de Autodeterminación
de Guam, promovió el establecimiento de un estatus definitivo para
la relación con los Estados Unidos bajo la figura de la Commonweal-
th, al estilo de Puerto Rico y las Islas Marianas del Norte, según la
cual habría autogobierno, pero se garantizaría la permanencia de de
las bases militares. Finalmente este estatus no se alcanzó. En resu-
men, para Rogers el futuro de Guam sólo se entiende bajo la tutela,
de alguna u otra forma, de los Estados Unidos.13
Concluyamos diciendo que, a pesar de que Destiny’s Landfall, A
History of Guam es una obra de carácter general y puede llegar a dar
un trato superficial y en alguna medida parcial sobre algunos de los
acontecimientos de la historia de esta remota isla, su lectura resulta
ágil y enriquecedora, útil para todo aquel investigador que quiera
tener un primer acercamiento serio a la historia de esta región del
Pacífico y que tome conciencia del lugar desde el que se escribió el
texto. Aunque resulta claro que es una obra escrita desde una pers-
pectiva norteamericana, esto no la demerita, ya que ¿quién puede
despojarse de su propia formación y prejuicios para escribir? Se tra-
ta de una obra valiosa y pionera por su intento de hacer una síntesis
del largo recorrido de Guam en su casi quinientos años de contacto
con el exterior. Si el lector logra identificar los prejuicios propios de
la historiografía norteamericana la lectura seguramente le resultará
enriquecedora. Por último, sería deseable que la obra se conociera de
manera más amplia en México, ya que nos ayudaría a recordar par-
te de una historia común olvidada, pero quizá sería mejor la apari-
ción de un libro sobre la historia de Guam escrito por un historiador
chamorro, además de una obra sobre la herencia mexicana en Guam,
que seguramente nos traería muchas sorpresas.
13
Si bien en Destiny’s Landfall, Rogers procura mantener una postura neutral,
se recomienda la siguiente lectura para conocer mejor sus propuestas sobre el
futuro de Guam: Robert F. Rogers, “Guam’s quest for political Identity”, en
Pacific Studies, vol. 12, núm. 1, noviembre de 1988, Johnathan Napela Center,
Brigham Young University-Hawaii, pp. 49-70.
248 / Reseñas
P
D H
Hartog, François. Evidencia de la his- De Certeau, Michel. La posesión de
toria. Lo que ven los historiadores. Loudun.
Reseñas / 249
Torres Septién, Valentina (coord.). Chinchilla, Perla (coord.). Michel de
El impacto de la cultura de lo escrito, Certeau, un pensador de la diferencia,
México, -Departamento de Histo- México, -Departamento de Histo-
ria, 2008.Durán, Norma. Retórica de ria, 2008.
la santidad. Renuncia, culpa y subjeti-
vidad en un caso novohispano, México, Certeau, Michel de. Una política de
-Departamento de Historia, 2008. la lengua, México, -Departamento
de Historia, 2008.
Sánchez Valencia, Roberto. De la hete-
rodoxia a la ortodoxia. Hacia una histo- Gumbrecht, Hans Ulrich. Los poderes
ria hermenéutica de los dogmas nicenos, de la filología Dinámicas de una prác-
México, -Departamento de Histo- tica académica del texto, tr. de Aldo
ria, 2007. Mazzucchelli, México, -Departa-
mento de Historia, 2007.
Correa Etchegaray, Leonor, Rubén
Lozano Herrera, Alfonso Mendio- Hartog, François. Regímenes de histo-
la Mejía, Perla Chinchilla Pawling y ricidad. Presentismo y experiencia del
Antonella Romano, La construcción tiempo, tr. de Norma Durán y Pablo
retórica de la realidad: la Compañía de Avilés, revisión técnica de Alfonso
Jesús, México, -Departamento de Mendiola, México, -Departamen-
Historia, 2006. to de Historia, 2007.
Colección Colección
E O H E P P
250 / Reseñas
Alarcón Menchaca, Laura. José Ma- Colección
ría Maytorena. Una biografía política, L H H
México, El Colegio de Jalisco/El Co-
legio de Sonora/-Departamento de Rau, Heribert. Alejandro de Hum-
Historia, 2008. boldt. Novela histórico-biográfica, tr.
de Isidoro Epstein, edición e índice
Pérez Rosales, Laura y Arjen van der onomástico de Gabriela Silva, intr..
Luys (coords.). Memorias e historias de Karl Kohut, México, -Depar-
compartidas. Intercambios culturales, tamento de Historia/Servicio Alemán
relaciones comerciales y diplomáticas de Intercambio Académico, 2006.
entre México y los Países Bajos, siglos
XVI-XX, México, -Departamento de
Historia/Embajada del Reino de los Colección
Países Bajos en México, 2008. H T
Gurión, David Ben. Visión y legado. Palacio Langer, Julia del, Alejandra
Discursos, artículos y corresponden- Valdés Teja y Claudia Villanueva La-
cia 1948-1964, ed. de Tuvia Friling, gar. Migraciones y cambios. Historias de
Paula Kabalo y Ariel Kleiman, tr. de mujeres y cambios, México, -Depar-
Joseph Hodara, México, -Departa- tamento de Historia, 2009.
mento de Historia-Programa de Cul-
tura Judaica/Asociación Mexicana de Madrazo Salinas, Casilda, Jorge Alber-
Amigos de la Universidad Ben Gurión to Perera González y Socorro Gutié-
en el Neguev, A. C., 2008 rrez Kiehnle. Historia y literatura. Dos
realidades en conjunción, México, -
Departamento de Historia, 2006.
Colección
Gurvich Okón, Natalia (recopilado-
H C
ra). En idish suena mejor. El idish en la
Chinchilla, Perla (coord.). Proceso de vida cotidiana de los judíos mexicanos.
construcción de las identidades en Méxi- Una colección de palabras, expresiones y
co. Nueva España, siglos XVI-XVIII, refranes, México, -Departamento
México, -Departamento de Histo- de Historia. Programa de Cultura Ju-
ria, 2010. daica, 2006.
Reseñas / 251
N
Todo artículo o reseña que se proponga a Historia y Grafía debe ser original e
inédito.
El artículo o reseña no debe estar postulado simultáneamente en otras revistas.
La extensión máxima de cuartillas para un artículo será de 35; para una re-
seña, de 12 (1680 caracteres es una cuartilla), por lo que ningún artículo podrá
exceder de 58,800 caracteres y ninguna reseña de 20,160 caracteres. Este cálculo
comprenderá los espacios entre palabras y las notas al pie.
Los trabajos se remitirán por correo electrónico a <historia.grafia@uia.mx>,
en archivo procesado en Word.
No se devuelven originales.
Los originales deberán incluir la información siguiente:
• Nombre del autor.
• Un curriculum vitae breve (aproximadamente diez líneas) del autor.
• Domicilio, número telefónico o de fax y dirección electrónica.
• Resúmenes, en español y en inglés, en los que se indique el título del
artículo y se destaquen la importancia, los alcances, las aportaciones o
los aspectos relevantes del trabajo. Los resúmenes no deben ser mayores
de 150 palabras. En el caso de las reseñas no se requiere resumen.
1
Paul Ricœur, Tiempo y narración. El tiempo narrado, vol. 3, pp. 123-124.
2
Ibidem, p. 128..
3
Marco Aurelio Larios, “Espejo de dos rostros. Modernidad y postmoderni-
dad en el tratamiento de la historia”, pp. 130-131.
4
Ricœur, Tiempo y narración, op. cit., p. 158.
5
Raymundo Mier, “El retrato y la metamorfosis de la memoria. La transfor-
mación de la historia en el origen de la fotografía”, p. 81.
6
Idem.
252 / Reseñas
do. La novela histórica en el marco de la postmodernidad, Frankfurt/Madrid,
Vervuet, 1997, pp. 130-145.
Mier, Raymundo. “El retrato y la metamorfosis de la memoria. La transforma-
ción de la historia en el origen de la fotografía”, Historia y Grafía, año 2,
núm. 4, 1995, pp. 81-109.
Ricœur, Paul. Tiempo y narración. El tiempo narrado, vol. 3, tr. Agustín Neira,
México, Siglo editores, 1996.
Si en las citas textuales se suprime una o más palabras, indicarlo con tres puntos
suspensivos entre corchetes [...]. También se usarán corchetes para señalar aña-
didos o precisiones de parte del investigador.
Al recibir los originales de los artículos, el Consejo de Redacción hará una
primera revisión para comprobar el apego a las normas editoriales. Todo original
que haya cumplido con éstas será sometido al proceso de arbitraje por pares aca-
démicos, bajo la modalidad de doble ciego; en caso de que los dictámenes sean
uno positivo y uno negativo, se recurrirá a un tercer árbitro para contar con una
decisión mayoritaria. Una vez aceptado el texto, se programará su aparición y se
iniciará la producción editorial con la revisión de estilo.
Se entiende que el autor de manuscritos aceptados por el arbitraje cede los
derechos de su texto para publicarlo también electrónicamente, en la versión
digital de Historia y Grafía.
Reseñas / 253
GUIDELINES FOR THE SUBMISSION OF MANUSCRIPTS
Each and every article or review that is being proposed to Historia y Grafía must
be a new, unpublished contribution. Likewise, it cannot be simultaneously sent
to other journals.
Articles should be no longer than 35 pages in length; reviews should be no
longer than 12 pages. Considering one standard page consists of 1,680 charac-
ters (a calculation that takes into account both the spaces between words and the
footnotes), the limit will be of 58,800 characters for an article and of 20,160 for
a review.
Please send the original manuscript, in a Word-processed file, to historia.
grafia@uia.mx. (Given that it will not be returned in any case, we advise you
to keep a copy of the final draft.) The manuscript should contain the following
information:
• The author’s name;
• A brief résumé (ten lines approximately);
• The home address, the phone (or the fax) number, as well as the e-mail
address; and
• An abstract, written both in Spanish and in English, where, aside from
mentioning the title of the article, the author assesses its importance,
highlighting its most relevant facets or pointing to the way it forwards
historical knowledge. Abstracts (which are not required for reviews)
should be no longer than 150 words.
If there appear charts or graphics in the article or the review, please make sure
that they are identified precisely and that the corresponding source is specified.
The notation system used in Historia y Grafía is the philological, also known
as the Latin system. Accordingly, the reference notes will include only the author
of the source in question, the title of the source, and the page number where the
citation is to be located. Furthermore, it will be necessary to use the Latin expre-
ssions ibidem, op. cit., idem, etc., depending on the instance. These are cases in
point of reference notes:
1
Paul Ricœur, Tiempo y narración. El tiempo narrado, vol. 3, pp. 123-124.
2
Ibidem, p. 128..
3
Marco Aurelio Larios, “Espejo de dos rostros. Modernidad y postmoderni-
dad en el tratamiento de la historia”, pp. 130-131.
4
Ricœur, Tiempo y narración, op. cit., p. 158.
5
Raymundo Mier, “El retrato y la metamorfosis de la memoria. La transfor-
mación de la historia en el origen de la fotografía”, p. 81.
6
Idem.
An account of the sources consulted will be placed at the end of the article, un-
der the title of “Bibliography” and using the French indentation. For example:
254 / Reseñas
Larios, Marco Aurelio. “Espejo de dos rostros. Modernidad y postmodernidad
en el tratamiento de la historia”, en Karl Kohut (ed.), La invención del pasa-
do. La novela histórica en el marco de la postmodernidad, Frankfurt/Madrid,
Vervuet, 1997, pp. 130-145.
Mier, Raymundo. “El retrato y la metamorfosis de la memoria. La transforma-
ción de la historia en el origen de la fotografía”, Historia y Grafía, año 2,
núm. 4, 1995, pp. 81-109.
Ricœur, Paul. Tiempo y narración. El tiempo narrado, vol. 3, tr. Agustín Neira,
México, Siglo , 1996.
Historia y Grafía publishes the modality known as the critical review. Now, what
we understand as a “critique” is a commentary that makes reference to the aca-
demic and cultural context in which a given book is framed.
A critical review will be characterized by the following traits:
• It should make a succinct description of what constitutes the content of
the book reviewed;
• It should appraise the relevance of that book and, concurrently, provide
the reasons for writing the review;
• It should stress the momentousness of the topic or theme, situating it
within the framework of the related discussion and viewing it from the
historiographical angle;
• It must shed light on the context surrounding that book, based on diffe-
rent criteria, namely:
a) In regard to the author’s previous work
b) In regard to the theme or topic
c) In regard to the problems involved (whether they be conceptual,
argumentative, referential…), and
d) In comparative terms.
If one or more words are being suppressed in the textual citations, the omission
should be indicated by means of ellipsis in square brackets: […]. In the case
when the author wishes to add a remark or detail a point, square brackets will
be used too.
Upon receiving the manuscripts, the editorial staff will first verify that they
comply with the prescribed guidelines. Next, each manuscript that meets these
requirements is to be submitted to an arbitration process which is led by acade-
mic peers, under the double-blind mode; in the event that one judgment is fa-
vorable and the other is unfavorable, we will appeal to a third arbiter in order to
Reseñas / 255
attain a verdict by majority. Once the text has become accepted, its publication
will be scheduled and the editorial production will begin with the copy-editing
phase.
It is settled that the author of a manuscript that has been accepted by the
arbiters must hand over the rights on his/her text so that it can be published
electronically in Historia y Grafía’s digital version.
256 / Reseñas
Colonial Latin American
Historical Review (CLAHR)
Énfasis: ÉPOCA
COLONIAL EN
AMÉRICA LUSO-HISPANA
Nombre: ______________________________________________
Dirección: ______________________________________________
Teléfono: ______________________________________________
Envíe esta forma con el pago apropiado al Dr. Joseph P. Sánchez, Editor