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Fran: ¡Ay Pepa! Pero, ¿dónde me has traído?

Pepa: Fran, no seas cobardica. Tenía ganas de traerte a esta casa rural.
Fran: No sé. No parece muy acogedora. Me inquieta.
Pepa: ¿Es porque te comenté que está encantada? Son solo habladurías. ¡Bobadas!
¿No te las creerás?
Fran: Como sabes soy bastante supersticioso.
(Sonido de llave y de puerta)
Pepa: Como puedes ver es un lugar muy acogedor.
Fran: No sé yo…
Pepa: Mira, mira… Tenemos hasta una chimenea para hacer fuego y pasar una
noche la mar de tranquila.
Fran: No me gustan esos cuadros. Me inquietan los retratos de personas que ahora
deben de estar muertas. Parece que te siguen con la mirada.
Pepa: (risas)
Fran: No te rías de mí. Hay algo que me da muy mala espina.
Pepa: Está todo en tu cabeza, Fran. Esta casa rural tiene muy buena valoración en
Tripadvisor.
Fran: Sí, ya… de los fantasmas.
Pepa: (risas) ¡Venga! Sube nuestras cosas a la habitación y yo mientras tanto voy
preparando el salón para grabar nuestro podcast de hoy.
Fran: ¿Subir? ¿Yo solo?
Pepa: ¡Vamos, Fran! ¡Supera tu miedos! De hecho, este va a ser el tema de hoy.
Fran: ¿Mis miedos?
Pepa: ¡No! Los miedos en general.
Fran: Pues entonces yo tengo mucho que contar.
Pepa: ¡Estupendo! Nos vemos en cinco minutos junto a la chimenea y ¡empezamos!
(Sintonía)

Pepa: Antes de adentrarnos en el tema, y como es costumbre en nuestros podcasts


de profedeELE, voy a hacerte una pregunta.
Fran: ¡Dispara!
Pepa: El miedo es una emoción que se activa cuando percibimos un peligro o
amenaza. Las fobias se relacionan con el miedo a algo muy concreto. En español
todas las palabras que terminan en -fobia designan un temor a algo. Por ejemplo, la
claustrofobia es el miedo a los lugares cerrados, la agorafobia se relaciona con el
temor a los espacios abiertos llenos de gente. Pero, ¿sabrías decirme a qué tienen
pánico las personas que sufren de hexakosioihexekontahexafobia?
Fran: ¡¿Cómo?!
Pepa: hexakosioihexekontahexafobia y las posibles respuestas son:
1.- Miedo a sufrir conjuros de las brujas.
2.-Miedo a las formas hexagonales.
3.- Miedo al número 666.
Fran: La palabrita se las trae. Ummm, no sé. Me suena a conjuro, así que diré la
respuesta 1: miedo a sufrir conjuros de las brujas.
Pepa: Como siempre averiguaremos la respuesta al final de programa de hoy.
Pepa: ¡Bueno, Fran! Cuéntame…. ¿A qué tienes miedo?
Fran: ¡Oye! Que tampoco soy tan miedica. Solo tengo miedo a la oscuridad, a las
casas encantadas, a los fantasmas y a los payasos.
Pepa: ¡Ah!
Fran: Bueno y también a las arañas, los aviones, los lobos, los bichos raros del mar,
Pepa: ¡Basta, basta! ¡Valiente!
Fran: A los sotanos… y a algunas películas de terror.
Pepa: ¿Oye, y no se te olvida algo? ¿Acaso no te acuerdas de lo que nos pasó en la
cueva del terror en aquel parque de atracciones?
Fran: ¡Cómo no me voy a acordar! Ahí estabas tú, muy valiente, animándome a
subir a la atracción.
Pepa: (Risas) Sí, no paraba de contarte chistes como ese que dice: «¿Qué hace
Drácula subido en un tractor? Sembrar el pánico».
Fran: El pánico es el que se apoderó de mí a los pocos minutos cuando a mitad del
recorrido se paró el coche justo delante de la imagen de un fantasma y alguien nos
tocó en el cuello. Reconoce que ahí también te cagaste de miedo.
Pepa: Tienes razón, Fran. Me quedé petrificada. Al parecer, como me estaba
tomando a broma la atracción, los empleados decidieron darnos una lección.
Fran: ¿Y tú, Pepa? ¿De verdad no le tienes miedo a nada?
Pepa: Pues no sé, Fran. ¿A los inspectores de hacienda?
Fran: ja, ja ja (risas). Venga en serio.
Pepa: A algo sí que le tengo miedo: las agujas y el dentista me dan verdadero terror.
Fran: Ya sabía yo que algún punto débil tenías que tener.
Pepa: Oye, ahí donde me ves. Yo de pequeñita era muy cobarde.
Fran: ¿Ah, sí? Cuenta, cuenta.
Pepa: Mira, Fran. Una cosa que me asustaba mucho eran los payasos.
Fran: ¡Ah! Como a mí.
Pepa: Y para colmo, mi madre decoró mi cuarto con la imagen de un payaso.
Fran: ¡Qué miedo! Se ve que era muy típico en la época decorar las habitaciones
infantiles con estas imágenes porque yo tenía una colcha con payasos
Pepa: ¿Ah, sí?
Fran: Sí, y como me asustaba tanto a los pocos días la estropeé. Tiré mis pinturas y
le eché la culpa al perro.
Pepa: Nooooo.
Fran: Todo con tal de deshacerme de ella.
Pepa: ¿Y lo conseguiste?
Fran: Pues si, pero no se creyeron lo del perro. Me echaron una buena bronca.
Pepa: En cambio, yo fingía que me encantaba, pero en realidad me aterrorizaba. No
quería que mis padres pensasen que no era valiente. ¡Era horrible, Fran! El típico
payaso con la cara pintada de blanco y la nariz roja.
Fran: ¿Cómo el de «It»?
Pepa: Sí. Creo que la película de «It» de la novela de Stephen King marcó a toda
una generación de niños.
Fran: ¡Calla, Pepa! A mí la película que me asustaba muchísimo era la de «Chucky,
el muñeco diabólico».
Pepa: ¿Esa del muñeco de peluche que cobra vida y es un asesino?
Fran: La misma. Desde que la vi, no pude pegar ojo pensando que en algún
momento alguno de mis muñecos iba a cobrar vida y me iba a asesinar por la noche.
Pepa: (risas) ¡Eso sí que es bueno!
Fran: Aunque hiciera calor, dormía siempre tapado del todo.
Pepa: ¡Qué bestia! Escucha, Fran. Está empezando a llover. ¡Me encanta! Una
chimenea, la lluvia, una infusión…. ¡Es el lugar perfecto para contar historias de
miedo a nuestros amigos de ProfeDeELE!, ¿no crees?
Fran: Mmm… No estoy demasiado convencido, pero por nuestros amigos… ¡lo que
sea!
Pepa: ¡Así me gusta, Fran! Ese es el espíritu. Vamos allá.
Fran: ¡Ay, Pepa! No sé si es muy buena idea, ¿eh? Parece que la casa nos está
hablando.
Pepa: Mejor, mejor. Así tenemos sonido de atmósfera para nuestras historias.
Fran: Está bien. ¿Qué historia podríamos contar?
Pepa: Había pensado en alguna que conozcamos todos en España.
Fran: ¿Las leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer? ¡Me encanta la literatura
romántica!
Pepa: ¡Y a mí! Pero había pensado en alguna historia más popular. Una de esas
historias que nos contábamos cuando éramos pequeños.
Fran: Tipo, ¿la chica de la curva?
Pepa: Podría ser, pero ¿qué te parece la historia de Verónica? Es una de las pocas
historias que conseguía darme miedo de adolescente.
Fran: Y que a mí todavía hoy me sigue dando miedo.
Pepa: Vamos allá.
Pepa: La historia habla de una niña de 14 años que un día quedó con sus amigas
para practicar espiritismo. La joven era muy incrédula y durante la sesión no paraba
de reírse y burlarse de los espíritus. Una de sus amigas le advirtió de que tenía que
tomarse en serio la situación, pero ella ignoró sus consejos. Se cuenta que uno de los
espíritus que había acudido a la llamada hizo volar un cuchillo que estaba en la
cocina y lo clavó directamente en su corazón.
Fran: La historia no acaba aquí. Se dice que desde ese día Verónica aún no descansa
en paz, que su espíritu está condenado y atrapado entre el mundo de los vivos y de
los muertos, buscando venganza entre aquellos que no saben respetar el mundo de
los muertos cuando incrédulos la llaman 5 veces en frente del espejo a oscuras.
Pepa: Años más tarde. Un grupo de amigas retaron a una de sus compañeras a
invocar a Verónica frente a un espejo. La joven lo hizo con la presencia de todas y
allí no pasó nada. Tranquila, volvió a su casa y por la noche empezó a sentir frío,
mucho frío y a oír las voces de una niña que decía «no te burlarás más de mí».
Cuando quiso escapar, unas tijeras volaron por el aire y se clavaron directamente en
su corazón.
Fran: ¡Qué miedo!
Pepa: ¡Fran! Son solo leyendas urbanas. Por ejemplo, a mí me dijeron que eran 9 las
veces que tenías que decir su nombre frente al espejo.
Fran: Me da igual. En cualquier caso no me colocaría a oscuras delante de un espejo
ni un solo segundo.
Pepa: Una curiosidad, Fran. ¿Sabías que estas historias traspasan fronteras y tienen
cientos de versiones diferentes?
Fran: ¿En serio?
Pepa: Así es. En EE.UU. se le conoce como “Bloody Mary” (María la sangrienta)
quien regresa para reclamar venganza si te cepillas el pelo cien veces con tres velas
encendidas y decir «bloody mary» tres veces frente al espejo.
Fran: ¡Qué interesante!
Pepa: ¡Qué bobada! Dirás.
Fran: Veo que a ti no te da miedo nada.
Pepa: Quizás si tú me cuentas una historia.
Fran: De acuerdo, Pepa. Recojo el guante. Te voy a contar la historia del niño cuyo
abuelo ya fallecido se presentaba ante él la noche de Todos los Santos.
Pepa: ¡Uy! Tiene buena pinta.
Fran: Está bien. Vamos allá. Esta es una historia que pocos conocen. Mis abuelos
conocían a los padres de ese niño y no dudan de que la historia es cierta.
Pepa: ¡Qué intriga! Soy todo oídos, Fran. Cuando quieras.
Fran: Está bien. La noche del 31 de octubre era muy especial en esta familia. Por las
mañanas, cuando todos despertaban, la casa olía a vela y la puerta del cuarto de este
niño estaba entornada. Era algo inusual porque ni había velas en la casa, ni a la
madre le gustaba cerrar la puerta de la habitación de su hijo. Cuando la madre
entraba a la habitación el hijo le contaba la misma historia: “ha venido un señor con
un sombrero y me ha dado un beso”. Esa situación se repitió durante cuatro años
seguidos. Otra de las veces, el niño estaba asomándose al pasillo desde la puerta de
la cocina. La madre extrañada le preguntó: «¿qué haces?» y el niño sonriente
respondió: «Hay un señor con sombrero ahí». Te puedes imaginar como debía estar
la madre de asustada.
Pepa: Pues sí
Fran: La última vez que el niño vio al misterioso personaje también le dio un beso,
pero en esta ocasión se marchó por una escalera muy alta. Ante estos
acontecimientos, la familia habló con la abuela del chico, y les dijo que la persona
que visitaba al niño era su abuelo y que la escalera significaba que nunca más lo iba
a volver a ver.
Pepa: ¡Muy interesante como historia! Pero no me dan miedo los fantasmas.
Fran: Ya veo, ya.
Pepa: Espera, Fran. Con tanta infusión me ha dado ganas de ir al baño. ¡Vuelvo
enseguida!
Fran: ¿Cómo? ¿Me dejas aquí solo?
Pepa: Tranquilo. Vuelvo enseguida.
Fran: Se va a enterar Pepa. Voy a poner con el móvil unos sonidos de fantasmas
para asustarla.
Fran: Pepaaaaaa…. Ven ya.
Pepa: Ya voy, Fran. Ya voy.
Pepa: Ya estoy aquí.
Fran: Pepa, es el momento de dar respuesta a nuestra pregunta. ¿Recuerdas?
Pepa: Así es, Fran. Te preguntaba si sabes a qué tienen pánico las personas que
sufren de hexakosioihexekontahexafobia y estas son las respuestas posibles:
1.- Miedo a sufrir conjuros de las brujas.
2.-Miedo a las formas hexagonales.
3.- Miedo al número 666.
Fran: Y yo he respondido que tienen miedo a sufrir conjuros de las brujas.
Pepa: ¡Qué imaginativo eres! Pero no has acertado. La respuesta correcta es miedo
al número 666 y todo lo relacionado con este número diabólico.
Fran: Muy curioso. Es la primera vez que escucho esta palabra.
(sonido de fantasma)
Pepa: ¡Uy! Escucha. Unos fantasmas.
Fran: ¡Qué miedo! ¿No?
Fran: ¿No te asustas?
Pepa: Pues no. Sobre todo si vienen de tu móvil que está detrás de ese cojín.
Fran: ¡Qué lista y valiente eres, Pepa!
Pepa: Pues claro. Soy muy valiente.
(sonido de trueno estremecedor)
Pepa: Aaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhh
Fran: ¡Pepa! ¿qué haces abrazada a mí? ¿No decías que eras tan valiente?
Pepa: Valiente si no hay truenos. (risas)
Fran: ¡Bueno! No te preocupes, Pepa. Tener miedo es de humanos. Seguro que
todos nuestros amigos tienen miedo a algo.
Pepa: Seguro. Aunque lo más importante es no tener miedo a aprender español.
Fran: Y para eso hay que escuchar nuestros podcast y completar las actividades en
ProfeDeELE.es.
Pepa: ¡Hasta el próximo podcast!
Fran: ¡Adiós!

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