Según Bengoa (1987), en los procesos democráticos de las sociedades latinoamericanas existirían

tres niveles de democratización. Dos de estos niveles se han desarrollado a lo largo del tiempo y
han sido denominados “democratización formal” “democratización fundamental”. El tercer nivel
ha surgido recientemente debido a los avances tecnológicos de la sociedad y para suplir las
falencias de los procesos de democratización anteriores.

El primer tipo es la “democratización formal”, también denominada burguesa, que cumple las
características de la democracia moderna occidental, como son el derecho a voto libre e
informado, autoridades elegidas periódicamente, separación de los poderes del Estado, entre
otros. Los actores de este proceso de democratización son los partidos políticos, quienes además
serán los encargados de impartir la educación cívica en la población.

El segundo tipo de democratización es la “democracia fundamental”, la cual recibe esta

denominación porque sin ella la democracia formal no poseería un contenido real. Este tipo de
democratización busca una sociedad más equitativa mediante la igualdad de oportunidades, la
distribución equitativa de los ingresos, etc. El estado es el actor principal de este proceso de
democratización fundamental mediante las políticas públicas.

El tercer y último tipo es la “democracia sustantiva”, que tiene como finalidad profundizar la
libertad de los ciudadanos frente al Estado, como es la libertad cultural, de opinión, de
movilización y de negociación con el resto de la sociedad. Esta democracia se encuentra en la base
de la sociedad y sus actores principales son los movimientos sociales, que intentan cambiar las
conductas de la sociedad y que el Estado reformule sus políticas públicas.

El autor realiza esta distinción de los procesos de democratización en base a los actores que
participan activamente en estas democracias. Se concluye que la presencia de los movimientos
sociales en la democracia sustantiva es esencial para una reconstrucción y redemocratización de la
sociedad, por lo que es primordial que la educación popular, entendida como educación para los
movimientos sociales, complemente el conjunto de actividades educativas dentro de la
comunidad.