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UNIVERSIDAD MESOAMERICANA DE SAN AGUSTÍN

Perfiles criminales y sus caracteríscitas

Materia de Psicología Criminal.


Licenciatura en Psicología.
Séptimo semestre.

Presentado por:

Br. Molina Molina Juan Antonio

Mérida, Yucatán, México.


4 de febrero del 2019.
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Índice
Introducción/3
El perfil psicológico criminal/4
Definición/4
Perfil criminal inductivo/5
Perfil criminal deductivo/5
Perfil geográfico/6
Tipos de perfiles psicológicos/7
Homicidas/7
Homicidio involuntario/9
Homicidio voluntario/9
Agresores sexuales/10
Agresor sexual infantil/11
Agresor sexual adulto/12
Delitos patrimoniales/13
Violencia doméstica/14
Conclusión/17
Referencias/18
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Introducción

En el siguiente ensayo se hará una revisión y análisis sobre los diferentes tipos de perfiles

criminales y delictivos a consideración del autor, de los cuales se hará mención de sus

características, sus motivantes y razones, así como también la frecuencia de las agresiones y

cómo influye en el modo de pensar de la víctima, así como las afectaciones posteriores que

suceden en la psique del mismo.

Se pretende hacer una mención de los delitos más comunes de cada uno de los perfiles

criminales, así como también la definición de cada uno y una recolección de cuál ha sido la

opinión de diferentes científicos al respecto.


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El perfil psicológico criminal

Definición

Para Ressler, Burgess y Depue (1985) se trata de un “proceso de identificación de las

características psicológicas de una persona basándose en el análisis de los crímenes que ha

cometido y proporcionando una descripción general de esa persona”.

Para Geberth (1996) “el perfil de personalidad de un criminal es un intento de

proporcionar información concreta acerca del tipo de persona que ha cometido un crimen

determinado, basándose en información tomada de la escena del crimen y victimología, que se

integra con teorías psicológicas conocidas”.

En sí, los perfiles psicológicos son aquellos que se presentan por medio de la recolección

de diferentes variables, como bien podría ser el ambiente social, geográfico, sus relaciones

interpersonales o el mero gusto del criminal, puesto es una recapitulación de los mismos

antecedentes de aquellos criminales para lograr averiguar sus intenciones, tipo de víctima y

también se realiza en una evaluación de la escena del crimen y su modus operandi, del cual se

obtiene la información e ir separando a los sospechosos para determinar la persona que es

culpable de dichos delitos. Entre los principales objetivos de la perfilación y los perfiles

criminales, es mantener un control en sí de la población en la que se encuentre, ofrecer una

justificación de por qué el criminal está haciendo y cometiendo dicho delito, ofrecer estrategias

adecuadas al momento de interceptar el acto delictivo, vincular crimines anteriores con la

persona que los realizo y también realizar provocaciones hacia el criminal para que, en todo caso

de que nuevamente realice el acto, se tenga una idea adecuada de dónde, quién, cómo y a quién

podría hacerlo.
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Perfil criminal inductivo

Este tipo de perfil prácticamente es una recopilación generalizada de los datos analizados

empírica y también estadísticamente, lo cual conlleva a mostrar una correlación entre los actos

individuales de los diferentes criminales para hacer una evaluación posteriormente profunda a

partir de las características conductuales y demográficas compartidas por otros criminales que

han sido estudiados en el pasado y que encajan con el mismo patrón de comportamiento

mostrado por el criminal individual, consiste en presentar información general para así detallar la

particular. Por supuesto, este tipo de herramienta supone una facilidad bastante grande, por lo

que no se necesita un conocimiento especializado en ciencias forenses o relacionadas, por ende

conlleva un proceso relativamente corto. Según mencionan Soria y Saíz (2005) “se nutre de tres

tipos de fuentes: estudios formales e informales de poblaciones de criminales encarcelados,

experiencia práctica del perfilador con casos aislados y fuentes de datos públicos tales como los

del FBI”.

Entre las desventajas, destaca que la información del perfil es generalizada a partir de un

grupo limitado, que pueden no haber sido apropiadamente identificados, pero si capturados, lo

cual depende de la habilidad y conocimientos de quienes recolectan y reúnen los datos.

Perfil criminal deductivo

Al contrario del perfil anterior, este se enfoca en tener la información más detallada y

particular, desde el proceso de interpretar evidencia forense, examinar las fotos de la escena del

crimen, fotografías y reporte de autopsia, hasta un minucioso estudio de la victimología y modus

operandi del criminal, con la finalidad de reconstruir paso a paso y de manera más exacta los

comportamientos de este en la escena del crimen. Este puede ser usado para sugerir un individuo

con características biopsicosocioemocionales específicas.


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El perfil deductivo excluye todo tipo de información obtenida de otros criminales y

crímenes similares, y realiza un fuerte énfasis en la llamada reconstrucción forense bien fundada

(Turvey, 1998).

Dependerá mucho de la habilidad del perfilador lograr reconocer y diferenciar las

diferentes características que tenga el criminal, incluyendo las de personalidad, las emociones

que sintió al cometer el acto criminal y también las características demográficas del mismo.

Para realizar este perfil resulta de mucha utilidad hacer comparaciones con las

características de otros comportamientos criminales similares de la población conocida

(penitenciaria o carcelaria) obtenida mediante el método inductivo.

Una de las desventajas o críticas que más ha tenido este perfil, es la cantidad de hipótesis

que puede crear el perfilador, pues este elabora las mismas debido a su experiencia empírica, o

bien, desde un punto de vista meramente teórico que podría sesgar la investigación hasta el punto

en que el acto no concordara con los rasgos o características de la personalidad del criminal.

Perfil geográfico

“Una subdisciplina del perfil criminológico es el perfil geográfico, el cual se centra en

características y comportamientos geográficos del criminal, estableciendo sus zonas de actuación

y posible lugar de residencia” (Jiménez, 2012).

Está relacionado con las características físicas del lugar, podría llamarse perfil de la escena del

crimen, ya que intenta generalizar a la vinculación de las localizaciones de la escena del crimen

con la probable residencia de un agresor desconocido. Aunque este tipo de perfil es

primordialmente empírico, emplea el concepto de mapa mental y trata de reconstruir una

representación psicológica relevante de las áreas del crimen en dónde el agresor se siente

cómodo.
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Tipos de perfiles psicológicos

A continuación, se realizará una reflexión y explicación un tanto detallada con respecto a

los diferentes tipos de perfiles psicológicos. Como se mencionó anteriormente, estos perfiles

tienen una utilidad bastante grande para las autoridades, puesto que, gracias a los perfiladores, se

trabaja en conjunto para lograr identificar algún tipo de criminal que se encuentre en la zona o de

alguien que esté realizando algún tipo de delito o crimen, saber identificarlo mediante su

comportamiento, sus acciones, y como este también lograría actuar en su sociedad.

Homicida

Homicidio es definido por causar la muerte a un individuo sin justificación legal (Bartol,

1991), donde de igual manera, el homicidio legal es justificado ante ciertas circunstancias.

El FBI atribuye la clasificación de “asesino en serie” sólo a aquellas personas que han

producido tres muertes en intervalos separados de tiempo (Cyriax, 1996).

En la mayoría de los casos, el cuerpo policial es capaz de identificar al asesino de acuerdo

a los factores emocionales o la cercanía que tenían las víctimas hacia el homicida, puesto muchas

veces los afectados tenían rasgos o características que proyectaban algo del pasado o presente del

criminal y que este puede continuar realizando sus actos a futuro de manera similar a los que ya

había cometido.

Los agresores normalmente no tienen un contacto directo con la persona asesinada y bien,

se menciona de igual manera que estos homicidas provenían de hogares disfuncionales (aunque

con apariencia exterior normalizada), donde en sí, la familia presentaba una constante patología

en su funcionamiento cotidiano, estos continuamente tenían agresiones por parte de los

integrantes de la familia, abusos de autoridad, un ejemplo negativo en su forma de modelo e

inclusive abandono por parte de los padres o tutores correspondientes.


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Entre las características de los homicidas o asesinos en serie, se encuentra la primera en

donde un estudio revela (Estados Unidos) que la mayoría de estos asesinos son hombres blancos

y un porcentaje mínimo son hombres de color. Los asesinos seriales femeninos existen y su

móvil mayor frecuentemente es por la necesidad o cuestiones monetarias y que las víctimas eran

bien conocidas por ellas, normalmente incluía miembros de la familia y personas bajo su

cuidado. En cuanto al homicida masculino, se explica que casi nunca había algún tipo de

agresión sexual o acto sexual, debido a que, en cuestiones psicológicas, atacaban ciertos puntos

que reflejaban estos impulsos por satisfacer esa necesidad de placer, pero pudo contener indicios

de tortura.

Normalmente el homicida realiza un acoso a su víctima, buscando lugares que frecuenta,

las personas con las que habla, sus círculos sociales, el auto que conduce, las rutas que toma e

investigar la rutina que esta tenga; una de las grandes equivocaciones, es pensar que los

homicidas y asesinos seriales se mueven por áreas geográficas limitadas, cuando entre los más

famosos, radicaban siempre en diferentes áreas, aunque claro, con un patrón bastante similar en

sus asesinatos.

Aunque se mencionó con anterioridad sobre que el móvil de los homicidas era diferente

al sexual, también hay algunos asesinos que se les da el término “asesinos por deseo”, los cuales

reflejan sus deseos o fantasías sexuales al momento de realizar el asesinato de su víctima, dando

siempre una forma sadista a este mismo acto.

Todos estos tipos de asesinos, carecen de una empatía hacia sus víctimas, y si sintieran

esa empatía, al observar el sufrimiento de la víctima, en teoría inhibiría el comportamiento del

homicida. Relacionado a esto, se encuentra el trastorno de personalidad de psicopatía, el cual

muestra e incluye un conjunto de disfunciones en los rasgos de naturaleza interpersonal, afectiva


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y conductual, así como también poseen un carácter de tipo antisocial; en el ámbito interpersonal,

las personas con este rasgo tienden a ser extremadamente carismáticas y poseer un encanto

superficial como el narcisismo o un grandioso sentido de la autoestima, poseen una capacidad de

mentir de manera patológica y manipular a voluntad. Destaca la falta de culpa en el aspecto

afectivo y la ausencia clara de empatía y emociones superficiales, así como la incapacidad de

responsabilizarse de sus propios actos, lo cual por obvias razones, muestra que domina la

irresponsabilidad en el cumplimiento de obligaciones en su persona, y está en una constante

búsqueda de su propia excitación y una marcada conducta de impulsividad. Los psicópatas que

presentan un historial criminal ya desde jóvenes, son los más activos, los que cometen delitos

más graves, los más versátiles. De entre los delincuentes conocidos, éstos son los que tienen

mayor riesgo de reincidencia y los que peor funcionan en los programas de tratamiento.

Homicidio involuntario

Este tipo de homicidio es clasificado como la “muerte accidental”, dónde los eventos son

similares al asesinato, pero sin tener pruebas suficientes para categorizarlo de esa forma. Muchas

veces se marca una estrecha línea entre el homicidio involuntario y el asesinado, y es difícil

determinar cuál fue el móvil para dicho acto (ocasionado por un pacto suicida o también por un

accidente automovilístico).

Homicidio voluntario

Este tipo de homicidio es aquel que no fue planeado, pero el agresor tenía una clara y

marcada intensión de asesinar a otra persona. Entre las razones por las cuales se lleva el

asesinato, es que el argumento señalaba que el agresor no tenía intenciones de asesinar a la

persona, pero las situaciones se fueron desarrollando de forma escalonada hasta causar una

respuesta letal. El acto, en términos legales, conlleva un castigo severo de las leyes de acuerdo a
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la ofensa, y muchas veces el homicida menciona que fue orillado al borde de su propia paciencia

para realizar semejante acto, que sufre algún tipo de discapacidad intelectual o que el agresor fue

parte de un pacto suicida.

Agresores sexuales

Antes de comenzar a explicar sobre los agresores sexuales, tiene que darse a conocer la

definición de “violación”. Para empezar, no hay una definición universal de forma legan para

dicho término, y su significado puede variar dependiendo de la jurisdicción y también cambia al

paso del tiempo. Las feministas conceden el concepto de “violación” como todas las formas de

acto sexual que una mujer puede no desear (Kelly, 1988-1989).

Los Actos de Agresión Sexual de UK (2003) establece que el crimen de violación es

cometido cuando una persona intencionalmente penetra la vagina, ano o boca de otra persona,

cuando esa persona no dio su consentimiento para la penetración, o que el agresor no cree

razonablemente que la otra persona da su consentimiento (p. 42).

Muchas de las definiciones de violación, hasta la actualidad, mencionan que para que se

haya realizado dicho acto, tuvo que haber algún tipo de penetración, en todo caso, del pene, pero

el término tiene sus variaciones, puesto que, en sí, la violación es aquello que no fue

consensuado por una persona al tener un acto sexual con otra persona y que en muchas ocasiones

puede llevarse a cabo el uso de la violencia y también, puede ser efectuada por agresores

femeninos, masculinos y las víctimas pueden ser de diferente o mismo sexo.

Varias teorías indican que la violación puede ocurrir por diferentes variables, entre las

cuales se encuentran modelos biológicos y modelos ambientales, así como también existe una

clasificación comportamental.
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Cabe mencionar que, en algunas ocasiones, un agresor sexual rara vez vuelve a cometer

dicha agresión, puesto que utilizó ese medio para satisfacer y realizar una liberación de estrés

humano; muchos autores consideran que la importancia debería enfocarse más a actos

vandálicos, abuso de drogas, conductas antisociales, empleo inestable que a la agresión sexual,

puesto que atribuyen que muchas de las razones para su cometido es el hecho de simplemente

satisfacer las diferentes fantasías sexuales.

Agresor sexual infantil

La frecuencia de estos actos es realizado por hombres, radica prácticamente en el

desarrollo familiar o social del agresor; normalmente la agresión se caracteriza por caricias y

tocamientos de genitales, masturbación, frotes, etc., siendo muy poco frecuente la violación con

penetración. El abusador infantil es normalmente alguien conocido por la víctima y solo un

pequeño porcentaje era desconocido por el niño; entre mayor sea acercamiento o familiaridad del

agresor con la víctima, mayor será el grado del nivel sexual en el cual se efectúa el delito.

Se han realizado estudios donde las características de los agresores radican con una edad

de 35 a 40 años en el caso de los pederastas familiares; aquellos de 50 años prefieren niños

menores de 10, y los más jóvenes prefieren adolescentes entre 12 y 15 años. Este tipo de

agresores normalmente pueden ser de cualquier clase social, aunque los que tienen más recursos

económicos tienen una facilidad aun mayor para acceder a menores en redes de prostitución

infantil o mediante viajes a países donde se practica el turismo sexual; suelen estar adaptados

socialmente y es poco frecuente encontrar otras patologías en su desviación sexual, aunque

cuando existan las más frecuentes como deterioro cerebral, deficiencia intelectual y el

alcoholismo.
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El agresor raramente realizara un acto de violencia física hacia el niño, puesto únicamente

utilizan una aproximación sexual al menor de una manera seductora; poseen un déficit de

asertividad y de la capacidad para expresar a otros sus propias emociones o identificarlas.

Otros autores han encontrado evidencias de ansiedad heterosexual, miedo a la evaluación

negativa e ineptitud en sus interacciones con mujeres (Finkelhor, 1986; Segal y Marshall, 1985;

Overholser y Beck, 1986; citados en Blackburn, 1993).

Más de la mitad de la población de agresores sexuales infantiles ha aceptado que fueron

víctimas de un abuso sexual en su infancia y frecuentemente relatan episodios de experiencias

sexuales infantiles con compañeros de la misma edad, movidas por una fuerte activación sexual

y temor a ser descubiertos y castigados por su comportamiento.

Existen diferentes motivaciones para estos actos sexuales, entre ellos se encuentran la

inmadurez sexual, en la cual los agresores son pasivos y dependientes, así como solteros y con

poca actividad social con personas de su edad por sentirse incómodos entre ellos; pueden ser

regresivos, en la cual este siente una comodidad aun mayor al estar de nuevo en un ambiente de

percepción en donde sentía la protección y la felicidad de convivir con personas similares de su

edad; los factores agresivos, de los cuales justamente esta persona desea obtener el control sobre

el niño sobre el cual efectúa la agresión.

Agresor sexual adulto

El proceso de socialización de este agresor es demasiado escaso y normalmente se

interpreta como una agresión hacia el espacio personal y puede que su detonante sea una

conducta aprendida a lo largo de su vida, debido a una mala interpretación de la relación sexual y

la división de roles, y por eso tendría una visión negativa hacia las mujeres y atribuye la

agresividad y dominio hacia el rol masculino.


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La mayoría de los agresores, suelen llevar sus mecanismos cognitivos a la

autojustificación, utilizando frases como “fue porque ella estaba vestida así”, “ella se lo buscó”,

“me provocó”, “no lo dijo, pero claro que quería”, son de las más utilizadas por estos y con el

deseo de culpabilizar a la víctima y también de negar su propio delito. Tienen una empatía

limitada, pero presentan un buen ajuste social entre sus amigos, así como pueden provenir de un

entorno familiar y educativo adecuado y positivo. Poseen una buena imagen, son inteligentes,

con un trabajo estable y normalmente viven en un ambiente familiar normal, pero es posible que

tengan algún tipo de antecedente delictivo por robo, aunque no por delitos sexuales, y una de las

principales causas es el abuso de sustancias como el alcohol o las drogas.

Como se mencionó en el apartado anterior, el violador normalmente tiene un móvil por

poder, es decir, ejercer su domino hacia la víctima, haciéndole creer que tiene el control de lo

que le rodea y que es mejor en todas las características que la otra persona; también el agresor

expresa ira, rabia, desprecio y odio por su víctima golpeándola, asaltándola sexualmente y

obligándola a realizar actos adicionales de tipo degradante. Utiliza más fuerza de la necesaria

para someterla. El ataque sexual es sólo una parte de los actos de violencia física con el punto de

descargar toda su rabia sobre la víctima.

Delitos patrimoniales

Desde el punto de vista del “robo”, las víctimas de este han expresado que se sienten

emocionalmente afectadas, que han sentido enojo o disgusto, que han experimentado miedo,

depresión y que también han tenido ansiedad o ataques de pánico, y ha resultado como

consecuencia que dichas personas tengan una constante paranoia al respecto de volver a sufrir

con este tipo de delito.


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El “robo” es categorizado como un crimen hacia la propiedad o patrimonio, junto con

otros actos delictivos, como vandalismo o robo al auto. En sí, la definición incluye que no solo es

la entrada a la fuerza en una propiedad para el robo de sus pertenencias, sino también su entrada

sin una razón legítima o el consentimiento apropiado.

Las entrevistas que se han hecho a estos agresores sobre la razón por la cual cometen

estos crímenes, es meramente por el hecho de tener una ganancia financiera, sin embargo, no

siempre suelen tener una necesidad financiera o por estar en una crisis de la misma, pero, aunque

sea la respuesta más común, se ha demostrado que la razón principal es por el simple hecho de

agredir a la víctima. Y en algunos casos, se puede deber a la misma cleptomanía que presente el

agresor, sin tener la necesidad de dichos bienes, sino el deseo de poseerlos.

Otra de las agresiones más comunes que se presenta en la sociedad, es la de la piromanía,

en la cual se establece que es el acto de incendiar cualquier tipo de objeto con cualquier sustancia

por el simple gusto de disfrutar como se quema dicho objeto; aunque muchas veces suele ser

causante la venganza o, como se mencionó anteriormente, el deseo de causar algún tipo de

estado afectivo negativo a la víctima. Los jóvenes menores de 18 años son usualmente los que

llevan a cabo este acto y son motivados por alguna patología o por deseos e intentos suicidas, así

como también por el placer que les causa ver como se incendia algo.

Entre los factores o motivantes que se podrían explicar, son los de ganancia monetaria,

ideal político, concepción acerca del crimen, actos vengativos, y otros más que incluyen la

intoxicación o la ingesta de diferentes sustancias.

Violencia Doméstica

Se puede entender por violencia doméstica como un problema social, legal y vital, en el

cual el comportamiento amenazador, violencia o abuso (psicológico, sexual, físico, financiero o


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emocional) entre adultos (18 años o mayores) quienes son compañeros íntimos o miembros de la

familia, sin importar el género o su sexualidad.

Entre los roles familiares, se espera que el hombre mantenga uno masculino, en el cual

sea dominante, una fuente de recursos financieros y el ejemplo de las reglas a seguir, mientras

que el rol femenino, la mujer deberá ser aquella con una actitud pasiva, sumisa y que siempre

esté a disposición del hombre, y aquella quien expresa de manera más abierta las emociones o

sentimientos que pudiera llegar a sentir, así como la protectora y cuidadora de los hijos; pero

claro, ese término ha quedado descartado en la actualidad y muchas veces fue el detonante de la

misma violencia doméstica, en donde cualquiera de los dos roles, podría negar que había sufrido

de esta agresión por el hecho de mantener la relación y muchas veces, había un tercero

involucrado que no necesariamente era el hijo, sino algún vecino o persona cercana que se daba

cuenta de esto y denunciaba las agresiones.

Los actos más comunes durante la agresión o violencia doméstica, así como los sexuales

o físicos, más este último, puede conducir directamente a la muerte por la gravedad de la

agresión y el acto; las personas son más propensas a morir, recibir asalto físico, ser golpeados en

sus propios hogares por los otros miembros de su familia que en cualquier otro lugar o por

cualquier otra persona en la sociedad.

Entre los casos que se han investigado más, han sido aquellos que se nombran violencia a

la pareja íntima, o sus siglas en inglés, IPV (Intimate partner violence), de las cuales se deriva el

abuso hacia la esposa o esposo, agresión hacia los hijos, agresión por asuntos financieros,

culturales, religiosos y entre los más comunes, por la preferencia sexual, dando hincapié a la

frecuencia más alta en hombres que golpean y agreden a sus hijos por tener preferencias

homosexuales.
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Muchas teorías han intentado explicar la razón por la cual se desarrolla la violencia

doméstica, pero ninguna ha sido completamente adecuada para explicar dicho fenómeno, ya que,

como se explicó en las causas de la agresión, puede incluir factores biológicos, sociales,

cognitivos, feministas y psicológicos.

Johnson (1995) reviso y recolecto una enorme cantidad de información de la cual obtuvo

resultados sobre la clasificación de la violencia doméstica, como se mencionan las siguientes:

Terrorismo íntimo (IT), resistencia violenta (VR), violencia común en la pareja (CCV) y control

de violencia mutua (MVC).

El terrorismo íntimo, normalmente es utilizado para un control parental, en el cual una de

las parejas usa violencia junto con abuso emocional y psicológico para mantener el control de su

familia, normalmente aumentado de forma escalonada según sea la situación. Este es mucho

menos común que la violencia de pareja, pero probablemente hay diferentes ejemplos que fueron

recolectados por las agencias de policía, cortes y hospitales.

La resistencia violenta es la violencia por uno de los integrantes en el contexto donde la

relación con otro de estos es violenta y controladora, usando esto para resistirse ante un

terrorismo íntimo. Muchas veces es usado por defensa propias y otras más como venganza.

La violencia común en la pareja es aquella que existe en el contexto de un argumento

específico entre uno de ellos atacando físicamente al otro, esto conlleva una escalonada de

diferentes argumentos que se sobreponen siempre ante el otro, y en ocasiones puede llegar al

punto de amenazar la vida de la pareja.

Por último, el control de violencia mutua donde ambas parejas o compañeros son

agresivos, violentos y controladores entre sí.


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Conclusión

En conclusión, se puede decir que el factor dominante para cada uno de estos perfiles delictivos

o criminales, es la agresión, como se explicó en el anterior ensayo, la agresión es muchas veces

el motivante mayor para las acciones que conllevan los actos delictivos; pero de igual forma, hay

diferentes factores y razones por las cuales las acciones son llevadas a cabo, desde las biológicas

hasta las sociales y por mera venganza o por la búsqueda de satisfacción del deseo y placer.

En una opinión personal, la mayoría de los casos de estos perfiles, son más que nada por los

factores sociales y por experiencias empíricas, donde los agresores justamente pasaron por las

mismos actos que ellos cometen.


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Referencias bibliográficas

Andrews, D. A. y Bonta, J. (2010). The Psychology of Criminal Conduct. Cincinnati: Anderson


Publishing.
Canter, D. (2008). Criminal Psychology. Topics Applied Psychology. London: Hodder
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Bull, R., Cooke, C., Hatcher, R., Woodhams, J., Bilby, C. y Grant, T. (2006). Criminal
Psychology. A Begginers guide. England: Oneworld Oxford.
Howitt, D. (2009). Introduction to Forensic and Criminal Psychology. Harlow: Pearson
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Soria, M. A. y Saíz, D. (2005) Psicología criminal. Madrid: Pearson Prentice Hall.
Miranda, D. (2017) Introducción a la perfilación criminal. Guadalajara: Colegio libre de
estudios universitarios Guadalajara.

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