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32 LA INTEGRACIÓN EN PSICOTERAPIA

Linehan, M. (1993), Cognitive-Behavral· treatment of borderline personality di- CAPÍfULO 1


sorder, Nueva York, Guilford.
Millon, T. (1990), Toward a new personology, Nueva York, Wiley. INTEGRACIÓN EN PSICOTERAPIA; REFLEXIONES Y CONTRIBUCIONES
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journal of Psychotherapy Integration, vol. 10, nº 1, págs. 37-54. . Guíllem Feixas y Luís Botella
Opazo, R. (1983), An Integrative Model, World Congress of Behavior Therapy,
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- (1997), ·In the Hurricane's Eye: A supraparadigmatic lntegrative Model•,
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- (2001), Psicoterapia Integrativa. Delimitación Clínica, Santiago, Ediciones El desarrollo histórico de la psicoterapia se puede narrar como una sucesión
ICPSI. de propuestas de enfoques teóricos que comportan visiones distintas de los pro-
Piper, W. E.; Rosie, J. S.; Joyce, A. S. y Azim, H. F. A. (1996), Time-Limitéd day blemas humanos y de la forma de abordarlos psicológicamente (Feixas y Miró,
treatment for personality disorders, Washington, American Psychological 1993). Si atendemos al contenido de la mayoría de estos enfoques podríamos
Association. llegar a creer que cada uno es único, marcadamente diferenciado de los demás
Prochaska, J. O. y DiClemente, C. C. (1986), ·The transtheoretical approach•, en y supuestamente mejor. De hecho, cada uno ha desarrollado una terminología
J. C. Norcross (comp.), Handbook of eclectic psychotherapy, Nueva York, propia, de forma que el diálogo entre ellos resulta confuso. El problema va in-
Brunner/Mazel, págs. 163-200. cluso más allá de la cuestión terminológica, dado que también. las diferencias epis-
Ryle, A. (1982), Psychotherapy: A cognítive íntegration of theory flnd practice. temológicas y de visión del mundo constituyen una barrera potencial para la co-
Londres, Academic Press. municación entre escuelas.
- (1990), Cognitive Ana~ytic Therapy: Active participation in chaftge, Chiches- La fonna tradicional de presentar y evaluar los diferentes enfoques psicote-
ter, Wiley. i rapéuticos se ha centrado en sus aspectos formales y teóricos, tales como con-
Wolfe, B. E. (2001), ·A message to assimilative integrationists: it's t.ime to beco- ceptos básicos, estructura de la personalidad, visión de la psicopatología o concep-
me accomodative integrationists: a commentary", ]ournal of Psychotherapy ción del cambio terapéutico. Dicha presentación fomenta la visión de los
Integration, vol. 14, nº 1, págs. 123-131. modelos psicoterapéuticos como si se tratara de descubrimientos objetivos so-
bre el ser humano, evaluables en cuanto a su contenido de verdad y aislados de
su contexto cultural y socio-político. Sin embargo, tanto las .denominadas cien-
cias duras como la filosofía de la ciencia hace tiempo que reconocen la in-
fluencia del contexto social sobre sus teorías (véanse por ejemplo los trabajos
clásicos de Kuhn, 1970, o las propuestas aún más radicales de Feyerabend,
1976). Una forma alternativa de abordar tales enfoques es atender a su natura-
leza discursiva en cuanto que constntcciones sociales, preguntándose por ejem-
plo en qué tipo de corriente filosófica, literaria y/o cultural pueden enmarcarse
o cuál es el zeítgeist que explícita o tácitamente están revelando (Botella y Fi-
gueras, 1995). También resulta relevante preguntarse cuál es el papel de la ads-
cripción a una u otra escuela (o a ninguna de ellas) en los procesos psicoso-
ciales de construcción y negociación de la identidad individual y colectiva del
psicoterapeuta, concibiendo la identidad corno un posicionamiento discursivo.
En este sentido, la pertenencia a una orientación teórica o escuela determi-
nada deviene una importante seña de identidad para muchos psicoterapeutas. Así
aparece reflejado consistentemente en la mayoría de las encuestas, en las que al-
gunos profesionales indican su adhesión a algún enfoque determinado. Esta adhe-
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sión tiene sin duda ventajas para _el terapeuta. Un modelo teórico no sólo pró1: (Cada enfoque funciona según el caso), con la esperanza de llegar al compro-
pordona una visión determinada de los problemas humanos y de cómo intervenii\ miso ético con un enfoque desde el que evolucionar de forma no dogmática. Es
psicoterapéuticamente en su resolución, sino también un lenguaje y una estruc- decir, la adhesión a un modelo se debería fundamentar en una elección perso-
tura científico-social de apoyo (congresos, revistas, sociedades, etc.) que ejercen nal y comprometida con su perfeccionamiento, en lugar de en el dogmatismo.
un importante rol afiliativo en el desarrollo profesional del psicoterapeuta. Sin embargo, a nuestro juicio tal compromiso con un modelo determinado
Sin embargo, en las últimas décadas un número creciente de psicoterapeu- se hace difícil después de haber reconocido sus limitaciones y su valor relativo.
tas prefieren no identificarse plenamente con ninguna escuela concreta. En es- Una alternativa consiste ·en buscar soluciones más abarcadoras y evolucionadas,
tos momentos parece que la tendencia de los psicoterapeutas a definirse como que pretendan integrar aspectos de distintos enfoques en un intento de ir un
eclécticos supera la adscripción a cualquier otra orientación particular (véase paso más allá que los modelos e~dstentes. Como comentábamos en otro lugar
Feixas y Miró, 1993, para una revisión de datos demográficos al respecto). En (Feixas, 1992a), este avance pasa previsiblemente por el respeto a la diversidad
uno de los estudios que integraban los datos a los que nos referimos, Smith de concepciones del ser humano implícitas en distintos modelos terapéuticos,
(1982) encontró que el 41% de los 415 psicoterapeutas encuestados se autode- pero a la vez implica generar propuestas integradoras que, siendo sucesiva-
nominaban eclécticos. Sin embargo, al matizar su respuesta los encuestados es- mente reemplazadas por nuevas alternativas, fomenten la evolución del campo
cogían términos marcadamente dispares, lo que refleja la variedad de significa- de la psicoterapia. Cada nueva alternativa genera preguntas que sugieren nue-
dos que engloba esta etiqueta. En realidad el eclecticismo puede entenderse vos interrogantes en lugar de respuestas definitivas. En la actualidad parece que
más por lo que no es (no adhesión a una escuela concreta) que por lo que es. el movimiento que mejor refleja este espíritu es el que se articula alrededor de
Por otra parte, el término ecléctico tiene algunas connotaciones preocupantes, la Society for the Exploration of Psychotherapy lntegration (SEPI), que cuenta
dado que en algunos casos implica combinar técnicas epistemológicamente in- con una sección en España, la Sociedad Española para la Integración de la Psi-
compatibles de forma incoherente. La pluralidad, no sólo de enfoques puros coterapia (SEIP). Aunque se trata de un marco de confluencia de propuestas
sino también de formas de práctica ecléctiC'd, refleja la diversidad actual de la muy diversas, en su seno se promueve el diálogo y la exploración de construc-
psicoterapia y planrea nuevos retos. ciones alternativas que integren las aportaciones ya existentes, en detrimento
Uno de tales retos es el de evolucionar hacia la exploración de un avance del dogmatismo de escuela.
común. Ello implica una transición desde posturas eclécticas hacia lo que se co- Siguiendo a Arkowitz (1991) en su escrito.inaugural del]ournal of Psycho-
noce en la actualidad como el movimiento integrador en psicoterapia; desde for- therapy lntegration, entendemos que el movimiento integrador aglutina en la ac-
mas de seleccionar teorías o técnicas psicoterapéuticas hacia e:;l1 esfuerzo por con- tualidad esfuerzos en tres grandes áreas de trabajo: el eclecticismo técnico, la in-
tribuir a una maduración y desarrollo cualitativo del campo de la psicoterapia en tegración teórica y el estudio de los factores comunes. Antes de describir la
un clima cooperativo de exploración de la integración. Nos referimos a explora- aportación constructivista a cada uno de estos enfoques, sin embargo, quisiéra-
ción de la integración para distinguir el movimiento integrador del ~ueño. .un[fi- mos comentar brevemente los factores que han influido en la tendencia hacia el
cacionista. En efecto, el movimiento integrador no pretende ll<:rgar a la fusión de eclecticismo y la integración en las últimas décadas y, particularmente, cómo ta-
todos los modelos en uno, pretensión científicamente ingenua y éticamente dis- les factores son plenamente coherentes con una concepción constructivista de
cutible por sus connotaciones totalitarias. Más bien aboga por la constitución de la psicoterapia. Nuestra pretensión en la primera parte de este trabajo es demos-
un marco de diálogo que sustituya la lucha de escuelas por un contexto coope- trar que el constructivismo es perfectamente viable como marco conceptual ge-
rativo que permita encontrar propuestas integradoras más evolucionadas que los neral para la exploración de la integración en psicoterapia, dado que la actitud
enfoques existentes. Por otro lado, dicho movimiento trata de fomentar y coor- integradora caracteriza a la epistemología constructivista desde su misma raíz.
dinar los esfuerzos por investigar los mecanismos de cambio descritos por dis-
tintos modelos terapéuticos, a menudo con terminologías diferentes.
El planteamiento del reto de la integración se podría entender como una Factores influyentes en la formación del movimiento integrador:
muestra de la evolución del campo de las psicoterapias hacia estadios más ma- una lectura constructivista
duros de desarrollo. Norcross (1986) sugiere que la comunidad psicoterapéuti-
¡
ca ha ido evolucionando de un simplismo absolutista y dogmático (Mi enfoque Aunque podemos encontrar ejemplos aislados de propuestas eclécticas y/o
es el mejor por definición y los demás están equivocados) hacia el relativismo integradoras desde la década de 1930, el fenómeno del eclecticismo como he-
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cho diferencial en psicoterapia se consolida en la década.de 1970 y, como he- ::::·


2. INADECUACIÓN DE UNA FORMA ÚNICA DE PSICOTERAPIA PARA TODOS LOS CASOS

mos comentado anteriormente, el movimiento integrador no toma forma hasta ·~~;

Hoy en día se da un consenso creciente acerca de que no existe un solo en-


la década de 1980. En esta sección comentaremos los factores que hari propi-
ciado el fenómeno contemporáneo de la exploración de la integración en psico-
-~t
'•::· foque que podamos considerar clínicamente adecuado para todos los proble-
terapia según Norcross (1986), examinando su compatibilidad con una perspec- mas, clientes y situaciones. De hecho, el motor que ha generado el surgimiento
tiva epistemológica constructivista. de tantos nuevos enfoques es la insatisfacción con los modelos existentes, la
.}" conciencia sobre su inadecuación en determinados casos. Éste es también el
motor que mueve los esfuerzos eclécticos e integradores, aunque en una direc-
1. PROLIFERACIÓN DE ENFOQUES PSICOTERAPÉUTICOS
ción diferente. Si ninguna de las cuatrocientas propuestas terapéuticas existen-
tes ha conseguido demostrar su utilidad en todos los casos, no se trata de crear
La coexistencia de lo que a nuestro juicio (Feixas, 1992a) son construccio- ·una nueva (aunque posiblemente ya exista al publicarse este trabajo), sino de
nes parciales dé la realidad dota al campo de la psicoterapia de una apariencia plantearse la cuestión desde otra perspectiva.
fragmentaria. Siguiendo la noción kellíana defragmentalismo acumulativo (véa- En los últimos años se va popularizando la posibilidad de explorar la inte-
se Botella y Feixas, 1998) parece como si la psicoterapia hubiese avanzado acu- gración de los conocimientos y técnicas disponibles que, aunque parciales y
mulando fragmentos de conocimiento parcialmente útiles y válidos; desarrollados con valor limitado, puedan ayudarnos a comprender de forma más amplia
de forma independiente y competitiva, carentes de un marco general que los hi- y precisa el proceso psicoterapéutico. Otra idea en el mismo sentido es la de fo-
ciera compatibles. El hecho de contar en la actualidad con 'más de cuatrocien- mentar la flexibilidad teórica y técnica para adaptarse a cada caso concreto en
tas formas de tratamiento da una idea de la gran capacidad generativa de la psi- detrimento de la adhesión rígida a un modelo. La flexibilización que conllevan
coterapia, como área de conocimiento, para crear construcciones diferenciadas, los enfoques eclécticos e integradores reporta de por sí una mayor adaptación
pero también de la incapacidad para integrarlas que ha derivado en el actual pa- del proceder terapéutico a las particularidades del cliente. De no ser así, en pa-
norama de fragmenta:ción. labras de Gordon Allport, «Si tu única herramienta es un martillo, tratarás a todo
Desde una perspectiva constructivista, se puede entender el desarrollo de el mundo como a un clavo•>.
cualquier sistema de conocimiento (personal o científico/académico) como una . Desde una perspediva constructivista, se puede entender la psicoterapia
dialéctica entre diferenciación e integración, que conduce ~n el caso óptimo a como la génesis intencional de significados y narrativas que puedan transformar
una situación de complejidad, pero no de fragmentación. La excesiva diferencia- la construcción de la·experiencia de los clientes mediante un diálogo colabora-
ción de los enfoques psicoterapéuticos actuales es comprens'ible como un inten- tivo (Botella, en prensa; Kaye, 1995). Tales sistemas de construcción de la ex-
to de maximizar la individualidad en detrimento de la comhnalidad, ligado sin periencia, si bien están pautados por las formas discursivo/narrativas aceptables
duda a cuestiones económicas, socio-políticas y de divergencias ideológicas (fi- socialmente, revisten un componente innegable de individualidad. Así, es per-
losóficas, epistemológicas, metodológicas) entre los proponentes de cada uno de fectamente previsible que ningún modelo único de psicoterapia pueda respon-
ellos. Sin embargo, en contraste con la estrategia del fragmentalismo acumulati- der al cambio de todos los clientes o en todas las patologías. La psicoterapia,
vo, el alternativísmo constructivo (Kelly, 1955; véase Botella y Feixas, 1998) nos desde nuestra perspectiva, reúne componentes de comunalidad en cuanto a los
sugiere abogar por construcciones de un nivel jerárquico superior, más amplias procesos de cambio (como propone la línea de investigación de los factores co-
y evolucionadas, que no supongan un modelo más a acumular. Aunque esta munes) y, simultáneamente, de espec(ficidad en cuanto al contenido de dichos
nueva (re)construcción no nos ap01te un nuevo fragmento de verdad terapéuti- cambios.
ca, pt;ede proporcionar una visión alternativa de las ya existentes. Con esta es-
peranza se han generado la mayoría de los esfuerzos en el seno del movimien-
3. AUSENCIA DE EFICACIA DIFERENCIAL ENTRE LAS PSICOTERAPIAS
to integrador.
A pesar de las diferencias teóricas entre modelos psicoterapéuticos y el in-
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de ellos sobresale claramente por encima de los demás (véanse Lambert y Bergin, entre terapeuta y cliente. De entrada, esto supone alinearse con los enfoques
1992; Lambert, Shapiro y Bergin, 1986; Luborsky, Singer y Luborsky, 1975; Smith, que rechazan la visión del profesional como experto o como administrador de
Glass y Miller, 1980). Tanto la investigación metaanalítica de Smith y otros (1980), técnicas, y lo destronan de su presunta posición de objetividad. El enfoque cons-
que incluía 475 estudios con más de 78 fonnas de psicoterapia, como otras inves- tructivista contempla tanto al cliente como al terapeuta como expertos que par-
tigaciones más restrictivas inciden en la misma conclusión: no hay un vencedor ticipan en una aventura común; el cliente tiene una mayor experiencia acerca
claro en la competición entre diferentes modelos psicoterapéuticos. de las ventajas y limitaciones de su sistema de significado, y el terapeuta posee
Resulta paradójico que modelos terapéuticos pretendidamente diferentes (e más pericia en lo concerniente a las habilidades facilitadoras del cambio en ge-
incluso opuestos) resulten igualmente eficaces. Para muchos, la resolución de neral (Feixas y Villegás, 1993). En consecuencia, la terapia se convierte en. una
esta paradoja pasa por la cuestión de la integración, tanto en lo que respecta a búsqueda caracterizada por la colaboración y el respeto en pos de una revisión
la identificación de los factores comunes que afectan al éxito terapéutico como del sistema de significado personal, que permita mantener a los clientes en su
a la complementariedad de la validez de unos enfoques con la de otros en un esfuerzo por anticipar .y participar de un mundo social que ellos también pue-
esfuerzo de integración teórica y técnica. den ayudar a construir (Neimeyer y Feixas, 1997). En cierto sentido, la psi-
Asimismo, dicha paradoja ha reorientado la investigación en psicoterapia al coterapia constructivista ·no tiene parangón en ninguna otra perspectiva con-
análisis de los factores que contribuyen al cambio terapéutico. De entre éstos, temporánea· .en cuanto a su postura fuertemente autorreflexiva .. (Botella, 1996,
<1"-t
Lambert (1986) cifra la contribución de las técnicas terapéuticas específicas en pág. 246).
sólo un 15% (véase la figura 1). Este reducido porcentaje debería hacemos refle- Concebir la relación de ayuda como una relación de experto a experto im-
xionar sobre la importancia -quizás excesiva- atribuida a dichas técnicas en los plica que el cambio terapéutico no se deriva directamente de la aplicación de
programas de formación de psicoterapeutas, así como sobre: el papel de las habi- una técnica específica, sino de la creación de una forma particular de relación
lidades técnicas en la práctica clínica. En general, este énfasis en los aspectos téc- humana. Las técnicas no hacen nada al cliente; es más bien el cliente quien hace
nicos de la psicoterapia va en detrimento de los factores reh¡.cionados con las va- uso de la técnica si ésta se ofrece en el contexto de una relación terapéutica fa-
riables del cliente, del terapeuta y de la relación terapéutica. Sin embargo, éstos cilitadora del cambio.
parecen ser los factores que más afectan al resultado global 1de la psicoterapia. En conclusión, si se adopta esta perspectiva no resulta sorprendente ni pa-
radójica la falta de eficacia diferencial. La paradoja sólo existe si se parte de pre-
misas opuestas a las que acabamos de exponer, como, por ejemplo, que ·cuan-
Cambio extraterapéutico to mejor es la técnica, mejores son los resultados" o que ·la investigación
40% .
comparativa de resultados puede determinar la técnica más eficaz para la ma-
yoría de los casos•.
Factores comunes
1
30"Ai Técnicas 15%
i
Efecto .placebo 4. RECONOCIMIENTO DE LA EXISTENCIA DE FACTORES COMUNES
15% A LAS DISTINTAS PSICOTERAPIAS

FIGURA 1. Contribución relativa de los factores que influyen en el resultado El reconocimiento de la existencia de factores comunes que operan en la
de la psicoterapia (Lamhert, 1986). mayoría de las psicoterapias, hayan sido o no explicitados por sus proponentes,
se hace cada vez más evidente. En este sentido, se va extendiendo cada vez más
La adopción de un marco epistemológico constructivista conlleva una serie la actitud de buscar los ingredientes comunes entre los enfoques en lugar de
de implicaciones acerca de la relación de ayuda, plenamente coherentes con lo centrarse exclusivamente en sus diferencias. Frank (1961), por ejemplo, planteó
antedicho. Como proponíamos en otros trabajos (Botella y Feixas, 1998), la con- que los métodos actuales de psicoterapia representan, con algunas variaciones,
cepción de la relación terapéutica como interacción centrada en la coconstruc- actualizaciones de procedimientos muy antiguos de curación psicológica. Pero
ción de nuevos significados implica prestar mayor atención al lenguaje, las narra- las psicoterapias contemporáneas enfatizan sus diferencias para 'hacerse más com--
tivas, las metáforas y los constructos personales que ·se generan en el diálogo petitivas, de acuerdo con el contexto socioeconómico mercantilista y liberal de
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nuestra sociedad occidental, por lo que estas diferencias se exageran. En la ac- tivamente a sí mismo. De hecho, los enfoques terapéuticos inspirados en una
tualidad se reconoce, en virtud de los datos disponibles, que los factores co- epistemología constructivista parten de la premisa de que el cambio es una
munes explican hasta un 30% del porcentaje de la varianza del éxito terapéuti- operación que realiza el cliente de acuerdo con su patrón de coherencia y, por
co (véase la figura 1). Si tenemos en cuenta que el porcentaje atribuible al tanto, dirigen sus esfuerzos a comprender dicho patrón y adaptarse a sus carac-
terapeuta es sólo un poco superior al 40%, constatamos el tremendo peso de es- terísticas. Lo que se pretende es que el espacio terapéutico sea altamente signi-
tos factores comunes en su contribución al cambio terapéutico. ficativo para el cliente, y para ello hay que tener mucho más en cuenta sus cre-
En este sentido, cabe recordar que según la epistemología constructivista, si- encias, esquemas, narrativas y ·constructos que los del terapeuta. Esta actitud se
militudes y diferencias son operaciones del observador, no características ·obje- refleja en el hecho de que las técnicas más características de estos enfoques, ta-
tivas.. de la realidad. Así, podría parecer que los psicoterapeutas hemos empeza- les como la técnica de rejilla (véase Feixas y Cornejo, 1996), el escalamiento
do a desplazar nuestro punto de observación desde la defensa de las diferencias (véase Botella y Feixas, 1998) o la reconstrucción de la experiencia inmediata
y la novedad de determinados modelos terapéuticos hacia la conciencia de los ~~ (Guidano, 1991), se centren en comprender con el mayor detalle posible la for-
factores comunes. Este cambio no se basa en que los modelos contemporáneos ma en que el cliente construye los acontecimientos. Otros ejemplos también pa-
se parezcan más, sino que refleja nuestro cambio de posicionamiento al obser- radigmáticos de este centramiento en el cliente son el análisis de la demanda
varlos. Como afirmábamos anteriormente, el énfasis en la diferencia puede res- (Villegas, 1992) y el hecho de dejar que sea el cliente quien proponga las téc-
ponder a intereses comerciales o políticos. Este nuevo posicionamiento debería fü nicas o procedimientos a llevar a cabo en la terapia (por ejemplo, Feixas y Nei-
;rt
promover más la cooperación de terapeutas de distintas orientaciones en la arti- · meyer, 1997).
culación de una base común, aspecto central del movimiento integrador.

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6. FACTORES SOCIO-POLÍTICOS Y ECONÓMICOS
5. ÉNFASIS EN LAS CARACTERÍSTICAS DEL PACIENTE Y DE LA RELACIÓN :::··

TERAPÉUTICA COMO PRINCIPALES INGREDIENTES DEL CAMBIO Para finalizar, puede verse el movimiento integrador como una respuesta a
{
influencias sociales, políticas y económicas diversas. Especialmente en Estados
Son precisamente los datos sobre la contribución de distintos factores al éxi- Unidos, donde la psicoterapia es financiada en parte por entidades asegurado-
to terapéutico los que plantean el quinto factor influyente en el auge del movi- ras, existe una gran presión para mejorar la calidad y acortar la duración de los
miento integrador. El reconocimiento de que la mayor proporción de varianza tratamientos psicológicos.
f
del éxito terapéutico se debe a factores preexistentes del cliente obliga a un re- Por otro lado, el hecho de que un problema pueda tratarse de formas tan
·:··
planteamiento de la cuestión. En efecto, no parece muy prudente dedicar la ma- ~:·
distintas según qué psicoterapeuta lo atienda no aporta ningún prestigio a nues-
yor parte de nuestros esfuerzos al desarrollo tecnológico cuando este factor ex- :::· tra profesión. Si la diversidad existente en cuanto a enfoques y técnicas ya fo-
plica, como hemos comentado anteriormente, un 15% del éxito terapéutico en menta una imagen de fragmentación entre los profesionales de la psicoterapia,
su estimación más favorable (véase la figura 1). Resultan mucho más lógicos los resulta aún más incomprensible para el resto de la comunidad, incluyendo a los
esfuerzos de sistematización que permitan adaptar los recursos disponibl.es den- responsables de decisiones políticas en centros de salud y de investigación, y a
tro del campo de las psicoterapias a las necesidades del cliente. En este sentido,
t
la opinión pública en general. La imagen de una profesión donde impera la lu-
hay que tener en cuenta, de forma preferente, cuestiones relativas al cliente ta- cha de escuelas, las descalificaciones mutuas, y en la que sus practicantes no
les como estilo interpersonal, disposición al cambio, red social y afectiva y otras son capaces ni tan sólo de dialogar, nos resta credibilidad ante nuestros clien-
variables relacionadas (véase Botella y Feixas, 1994, para una revisión exhaus- tes y ante la sociedad en general.
tiva de los resultados de la investigación de eficacia de la psicoterapia). El espíritu integrador pretende sustituir este clima de enfrentamiento por la
El hecho empíricamente demostrado de que es al cliente a quien corres- cooperación entre escuelas y el esfuerzo común por hacer madurar nuestro ám-
ponde la mayor contribución al total del resultado de la psicoterapia (véase tam- bito de conocimiento y práctica no necesariamente hacia una psicoterapia uni-
bién Lambert, 1986) avala la noción constructivista de que la psicoterapia no es ficada, pero sí hacia una coordinación más consensuada de los recursos dispo-
un tratamiento que un técnico experto administra a un paciente pasivo, sino nibles y de la experiencia acumulada durante décadas por los practicantes de
una forma de relación que se ofrece al cliente para que éste se cambie (pro)ac- las distintas orientaciones.
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Hasta aquí nos hemos ocupado de los factores que han influido en la ten- La estrategia de este tipo de integración consiste en seleccionar la técnica
dencia hacia el eclecticismo y la integración en los últimos años, vista desde la que ~e cree que funcionará mejor con un cliente o paciente concreto. La cues-
perspectiva de la epistemología constructivista. A continuación describiremos cada tión clave es saber cuáles son los criterios con los que decidir cuál es la técnica
uno de los principales enfoques a los que ha dado lugar el movimiento inte- oportuna con un cliente determinado. La postura del eclecticismo intuitivo, pre-
grador (es decir, el eclecticismo técnico, la integración teórica y el estudio de los valente hasta la década de 1970, consistía en seleccionar técnicas de forma idio-
factores comunes) haciendo hincapié en la aportación constructivista a cada uno sincrásica, a juicio del terapeuta, de su intuición o experiencia anterior, o quizás
de ellos. en función del último libro leído o taller de fin de semana al que ha asistido. No
existe en esta forma de eclecticismo ninguna base o lógica conceptual transmi-
sible, sino que la decisión de qué técnica emplear radica en la atracción subje-
El eclecticismo técnico tiva, la vivencia o la creatividad del terapeuta.
Eysenck (1970), por ejemplo, criticó severamente esta práctica caótica, aún
Esta tendencia del movimiento integrador se centra en la selección de téc- habitual en nuestros días, y que, de hecho; no forma parte de lo que llamamos
nicas y procedimientos terapéuticos con independencia de la teoría que los ha integración técnica. Al no suponer ningún tipo de avance conceptual ni ningu-
originado. Se caracteriza, por tanto, por un fuerte énfasis en lo técnico en detri- na lógica integradora, este tipo de eclecticismo no se considera parte del movi-
mento de la teoría, despojando a las técnicas de los supuestos teóricos que las miento integrador. Las propuestas de dicho movimiento integrador se diferen-
han generado. cian del eclecticismo intuitivo por seleccionar las técnicas basándose en algún
El primer autor en formular esta posición fue Lazarus (1967); sin embargo, a . criterio definido. En nuestra visión de estos enfoques integradores de carácter
partir de la década de 1970 han sido varios los enfoques que han seguido esta técnico (Feixas, 1992a) distinguimos entre los criterios meramente pragmáticos,
filosofía. Lazarus (véase el debate expuesto en Lazarus y Messer, 1991) defiende los de orientación reórica y los sistemáticos, esquema que introducimos a con-
este tipo de eclecticismo, entre otras cosas, porque ve en la integración teórica tinuación.
un esfuerzo inútil. Según él, entre dos enfoques cualesquiera se pueden encon- El eclecticismo técnico pragmático selecciona las técnicas teniendo como
trar similitudes, pero a costa de ignorar sus diferencias, que a menudo son fun- criterio esencial y exclusivo el nivel de eficacia que han demostrado en su con-
damentales. Según Lazarus se ha puesto un énfasis desorbitado en las teorías, lo traste empírico. La aspiración de este tipo de integración es conseguir una ma-
que ha conducido a una proliferación caótica de enfoques; cosa que la integra- triz tratamientos x problemas que dicte la técnica más eficaz a emplear para
ción teórica aún empeora más, por lo que se necesitan •menos teorías y más he- cada caso concreto. Su orientación es fuertemente empírica. El modelo que me-
chos•. Su propuesta enfatiza las técnicas como expresión de lo que los terapeu- jor representa esta aspiración es el de la moderna modificación (o terapia) de
tas •realmente" hacen con sus clientes. Integrar técnicas permite enriquecer la conducta. Si bien en sus inicios la terapia conductual se identificaba con la apli-
práctica empleando, sin ningún recelo, los hallazgos de drientaciones teórica- cación de los principios conductistas del aprendizaje, en la actualidad admite
mente incompatibles. Para este autor existe un nivel de observación básico en el una gran diversidad de técnicas, siempre que hayan demostrado su eficacia. Así,
que enfoques muy distintos, después de haberlos despojado de su carga teóri- nos encontramos con manuales de técnicas de terapia y modificación de con-
ca, nos revelan fenómenos a considerar. 1 Es en este nivel de observaciones de ducta (por ejemplo, Caballo, 1991) que incluyen, junto a las técnicas tradicio-
hechos clínicos donde se pueden integrar los recursos técnicos disponibles. nales basadas en el condicionamiento clásico y operante, la intención paradóji-
;:;" ca, la terapia racional-emotiva, la cognitivo-estructural de Guidano y Liotti, la
l. El comentario crítico de Messer a la postura de Lazarus (véase Lazarus y Messer, 1991)
hipnoterapia y la técnica de la silla vacía guestáltica.
utiliza argumentos epistemológicos constructivistas. Concretamente, Messer rechaza la pro- :;:= En el eclecticismo técnico de orientación se seleccionan las técnicas de
puesta de Lazarus por considerar que se hasa en la postura del realismo ingenuo y que pasa acuerdo con los criterios que se establecen desde una teoría concreta. Es decir,
por alto la imposibilidad de la observación para producir ·hechos objetivos• por sí misma. Mes- se combinan técnicas de origen diverso en función del cliente, pero siempre se-
ser utiliza el argumento constructivista de que la realidad es una creación del observador para gún su conceptualización, que se hace desde una orientación teórica particular.
sugerir a Lazarus que lo que éste denomina •Caos• se podría redefinir como ·diversidad creati-
va• y dar la bienvenida a la fertilidad que conlleva, en lugar de intentar reducirlo o anúlarlo
Aunque en esta forma de integración la teoría tiene un papel determinante, no
mediante una llamada al antiintelectualismo implícito en la renuncia a teorizar a favor de los es en el nivel conceptual donde se da la integración, y aunque sea un dato a te-
·datos objetivos•. ner en cuenta, tampoco es la eficacia empírica demostrada por la técnica lo que

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44 LA INTEGR4CIÓN EN PSICOTERAPIA INTEGRACIÓN EN PSICOTERAPIA (. .. ] 45

dicta"'su adopción. Se trata de un eclecticismo al nivel de las técnicas guiado por 2. Evaluación de los posibles contextos, modalidades y formatos de trata-
la coherencia con una teoría concreta en función del tipo de cliente. La terapia miento, así como de la frecuencia y duración de· éste.
cognitiva de Beck constituye un buen ejemplo de este tipo de planteamiento. Si 3. Evaluación de la compatibilidad y ..encaje" entre terapeuta y paciente.
bien se dan muchos otros casos en los que los practicantes de un modelo adop- 4. Métodos de inducción de rol para fomentar y mantener la alianza tera-
tan una actitud ecléctica en cuanto a las técnicas a utilizar sin abandonar el mar- péutica.
co teórico de origen, en la terapia cognitiva es su propio creador quien .pro- 5. Selección de metas focales de cambio (tratamiento orientado al conflicto
pugna esta actitud: o al síntoma).
6. Selección del nivel de intervención y de las metas terapél!ticas a medio
Situándonos en la teoría de la terapia cognitiva, podernos mirar otros sistemas de plazo.
psicoterapia corno una rica fuente de procedimientos terapéuticos. Puesto que gran 7. Conducción de la terapia.
parte de su arsenal terapéutico se basa en la sabiduría y enorme experiencia de sus
creadores, estos procedimientos pueden enriquecer la forma de aplicar nuestra propia La aplicación de estos criterios supone, por ejemplo, proponer las terapias
modalidad de terapia. En la rneqida en que estos procedimientos sean congruentes directivas como las más indicadas para clientes con bajo potencial de resisten-
. con la terapia cognitiva, la mejoran y consolidan corno la terapia integradora (Beck, cia. Una aproximación a esta propuesta combinatoria de enfoques terapéuticos
1991, pág. 197, cursiva en el original). con tipos de cliente se presenta en la tabla 1.

En el eclecticismo técnico sistemático se seleccionan las técnicas de acuerdo TABLA l. Tipo de psicoterapia a emplear según el potencial de resistencia
con una lógica sistemática o esquema básico que indica cuáles emplear en fun- y estilo de afrontamiento del cliente.
ción del tipo de clientes. Se trata de una integración de técnicas, pero guiada Potencial de resistencia alto Potencial de resistencia bajo
por unos esquemas conceptuales de carácter general acerca de la naturaleza del
cambio y de cómo producirlo terapéuticamente. La elecci(m de una técnica se Internalizador No directiva Directiva
hace en función del tipo de cliente, y la clasificación, tanto ,de técnicas como de Centrada en el conflicto Centrada en el conflicto
(p. ej.: psicoanalítica, rogeriana) (p. ej.: guestáltica)
clientes, requiere una cierta elaboración teórica. El resul~ado es un esquema
conceptual que indica el tratamiento a elegir según el caso. Externalizador No directiva Directiva
Uno de los ejemplos más destacados de este tipo de eclecticismo es el tra- Centrada en el síntoma Centrada en el síntoma
bajo de Beutler y colaboradores (por ejemplo, Beutler, 1983; Beutler y Clarkin, (p. ej.: paradójica, autoayuda) (p. ej.: conductual, cognitiva)
1990). Su propuesta se basa en tres ingredientes extraídos de la revisión de las
investigaciones disponibles sobre las variables influyentes er¡. el éxito terapéutico.
El primer ingrediente supone una sistematización de Jos mpdelos existentes en Aportaciones constructivistas al eclecticismo técnico pragmático
términos de estilos terapéuticos o dimensiones bipolares de intervención: direc-
tiva/no directiva, centrada en el síntoma/centrada en el conflicto,. etc. El segun- Puesto que aquí el criterio que guía la selección de técnicas es la eficacia,
do implica una selección de variables del cliente, por ejemplo, severidad del la principal aportación del constructivismo terapéutico ha de radicar a) en su ca-
síntoma, estilo de afrontamiento, potencial de resistencia o reactancia (véase pacidad para generar técnicas terapéuticas, y b) en que estas técnicas demues-
Beutler, 1992). El tercer componente de este modelo propone un empareja- tren empíricamente su eficacia. En cuanto al primer punto podemos afirmar la
miento de estilos terapéuticos con variables del cliente. El modelo de selección fecundidad técnica del constructivismo, en cuanto a la creadón de procedi-
sistemática de tratamientos, tal como lo proponen Beutler y Clarkin (1990), se mientos originales. Desde las terapias cognitivo/constructivistas (véase Feixas,
divide en siete fases secuenciales: 1991, para las técnicas constructivistas sistémicas), se ha desarrollado la técnica
de rol fijo, la técnica de rejilla, el escalamiento, la adopción de perspectivas, el
l. Evaluación del paciente, su contexto cultural, diagnóstico, metas del tra- análisis evolutivo, o el flujo de conciencia, entre otras. Es importante reconocer
tamiento, estrategias de afrontamiento, entorno (estresores y recursos ambien- esta fecundidad técnica, puesto que si tenemos en cuenta la inspiración episte-
tales). mológica de los enfoques constructivistas y su énfasis en las actitudes más que
INTEGRACIÓN EN PSICOTERAPIA ( ... ]
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46 LA INTEGRACIÓN EN PSICOTERAPIA

en las técnicas, su capacidad de generación de procedimientos concretos pue- ción de esta estrategia. Así, en la terapia de constructos personales, las técnicas
se escogen en función de estrategias de cambio que se derivan de la concep-
de pasar fácilmente desapercibida.
tualización clínica de los procesos de construcción de la persona. Lógicamente,
De las técnicas mencionadas la que reviste mayor solidez empírica es la téc-
nica del rol fijo. Se trata de un procedimiento complejo diseñado por Kelly (1955) esta conceptualización se basa en la teoría de constructos persona-les que a su
en el que el cliente escribe una descripción de sí mismo (autocaracterización) y vez se inspira en la epistemología constructívista, de forma que la selección de
las técnicas viene determinada jerárquicamente por cuestiones clínicas, teóricas
luego el terapeuta la reescribe de forma que permita la exploración de otros es-
quemas alternativos. Se pide entonces al sujeto que ejecute el nuevo rol en su y en última instancia epistemológicas.
En un sentido más específico, hemos propuesto en va.rías ocasiones los me-
·vida cotidiana durante dos semanas con la debida preparación y entrenamiento.
Acabado este intenso período la nueva perspectiva adquirida permite que el canismos de cambio postulados por la teoría de constructos personales como mo-
cliente, con la ayuda del terapeuta, reestructure algunos de sus viejos esquemas delo integrador (Botella y Feixas, 1998; Feixas y Villegas, 1993). En uno de.sus tra-
supraordenados. En la actualidad se dispone de varios estudios de caso detalla- bajos, Kelly (1965/1969) apuntó ocho mecanismos implicados en el cambio de los
dos (véase Feixas y Villegas, 1993, para uno de ellos y una revisión de la litera- sistemas de construcción. Posteriormente, otros autores (por ejemplo, Neimeyer,
1987) han elaborado estos mecanismos como estrategias terapéuticas. La exposi-
tura). Además Karst y Trexler 0970) compararon esta técnica con la terapia ra-
ción detallada de estas estrategias y técnicas excede los propósitos de este trabajo,
cional emotiva en el tratamiento de la ansiedad de hablar en público, en un
fonnato homogéneo de diez sesiones. En este estudio controlado la técnica de rol pero las hemos sintetizado en la tabla 2. Tal como se expone en Botella y Feixas
(1998), existen otras estrategias terapéuticas a considerar, como la rigidificadón/aflo-
fijo se mostró más eficaz. Aunque no dispongamos de trabajos posteriores que re- ·
pliquen estos resultados ni de otros estudios comparativos con otras formas de . jamiento (tíghteninglloosening) y la inducción del rol de observador, para las que
terapia, este estudio muestra la posibilidad de investigar la eficacia de procedi- también se presentan algunas técnicas. A la vista de este planteamiento podemos
mientos nacidos dentro del constrnctivismo. De hecho, el prestigio empírico de estar de acuerdo con la conclusión de Karst (1980) .'?egún la cual la terapia de
la técnica de rol fijo se confirma por su inclusión en diversos Pianuales de modi~ constructos personales es teóricamente consistente pero técnicamente ecléctica.
ficación de conducta (por ejemplo, Rimm y Masters, 1974), $foque que hemos
TABLA 2. Estrategias y técnicas articuladas en la propuesta integradora
considerado anteriormente como ejemplo del eclecticismo técnico pragmático.
de Feixas y Villegas (1993) y Botella y Feixas (1998)

Estrategias Técnicas
Aportaciones constructivistas al eclecticismo técnico de orientación " Uso de la autoridad investida (uso de la
1. Cambio de polo del constructo
influencia social del terapeuta para
Hemos visto que en este tipo de eclecticismo se seleccionan las técnicas que despatologizar)
convengan a cada cliente de acuerdo con un marco teórico definido., Para ello, la .. Uso de la experimentación (focalización
teoría en cuestión debe tener .un alto nivel de abstracción y dejar abiertas muchas verbal, dramatización, asignación de tareas)
posibilidades técnica~ Un modelo teórico que se haya comprometido con un pro- 2. Aplicación de otro constructo del .. Reformulación del síntoma
ceder técnico determinado limita enormemente las técnicas a incorporar. Una de • Reformulación del contexto del síntoma
repertorio del cliente
las teorías que goza de esta amplitud de miras y que estimula la generación de al- • Técnicas circunspectivas
(por ej. brainstorming)
ternativas es la terapia de constructos personales propuesta por Kelly (1955), y re-
3. Articulación de constructos • Rotulación
visada durante las dos últimas décadas (véanse B!)te!la y Feclas, 1998; Feixas y
no verbales • Asociación libre
Villegas, 1993; Winter, 1992), en las que ha experimentado un gran auge. • Focalización temporal (jocusing)
La formulación de este modelo terapéutico no implica el uso de ninguna " Análisis de sueños (interpretación,
técnica específica, sino que se centra en la conceptualización de los procesos de integración, autoproducción)
construcción del cliente. Su mayor empeño radica en describir los proct'!sos de cam- •Trabajo artístico creativo
bio posibles y en trazar mapas que permitan entender dónde se halla el cliente, 4. Contraste de la consistencia interna " Confrontación
hacia dónde quiere ir y el camino más factible a seguir. Estos mapas indican la del sistema de constructos ., Disputa racional
estrategia más adecuada para generar un cambio, y la técnica se elige en fun-
48 LA INTEGRACIÓN EN PSICOTERAPIA INTEGRACIÓN EN PSICOTERAPIA (. . .] 49

TABLA2. Estrategias y técnicas articuladas en la propuesta integradora La integración teórica


de Feixas y Villegas (1993) y Botella y Feixas 0998) (continuación)
En este enfoque se integran dos o más psicoterapias con la esperanza de
Estrategias Técnicas
que el resultado de estafusión resulte mejor que cada una de las que se partió.
5. Comraste de la validez predictiva • Contraste de hipótesis Como su nombre indica, el énfasis se sitúa en la integración de Jos conceptos
del sistema de constructos • Uso de la experimentación teóricos de las psicoterapias, aunque también las técnicas quedan integradas en
6. Variación del ámbito de • Uso de las metáforas del cliente virtud de esta síntesis teórica.
conveniencia de un constructo • Reconstrucción metafórica Ya desde las primeras propuestas en las décadas de 1930 y 1940, los inten-
7. Alteración del significado de un • Reconstrncción cognitiva
tos de integración teórica se han centrado en gran medida en la combinación de
constructo • Cambios en la red semántica de implicaciones
8. Creación de nuevos ejes de
los enfoques psicoanalítico y conductual. En la década de 1950, en el contexto
• Terapia de rol fijo
constrncción • Análisis existencial del acercamiento de algunos psicólogos académicos de Yale al psicoanálisis, se
da la primera aportación realmente significativa en esta línea por parte de Do-
llard y Miller 0950). Estos autores presentan un ambicioso intento de sintetizar
ambas teorías en cuanto a su concepción de la neurosis y de la psicoterapia con
Aportaciones constructivistas al eclecticismo técnico sistemático
la meta de articular una teoría unificada. En su elaborada propuesta, Dollard y
Miller no sólo explican el principio del placer en términos de refuerzo, y la re-
En esta forma de eclecticismo se seleccionan técnicas de acuerdo con una
presión en términos de inhibición de respuesta, sino que formulan una comple-
lógica sistemática o esquema básico que indica las técnicas a emplear según el
ja teoría acerca de Ja dinámica del conflicto y la ansiedad en la neurosis. A su
tipo de clientes. Vimos en un apartado anterior que el enfoque de Beutler se
· vez, proponen formas de tratamiento integradas, que se anticiparon a muchas
basa en resultados de investigaciones para sustentar su propuesta. Igualmente,
de las propuestas posteriores, más conocidas.
Winter 0990, 1992) ha investigado .las características del cliente que hacen
A pesar del enorme valor conceptual y terapéutico de esta primera gran
aconsejable aplicar psicoterapias introspectivas o bien extraspectfvas. Según Rych-
propuesta integradora, el zeitgeist o clima de la época no: permitió que se le die-
lak (1968), mientras las primeras sitúan su énfasis en la construcción del cliente
ra una buena acogida. Al inicio de la década de 1950 no:soplaban vientos favo-
y fomentan la autoexploración (por ejemplo, psicoterapias dinámicas), las se-
rables a la integración (como soplarían poco después), -sino que, muy al con-
gundas se basan en el ·marco-que propone el terapeuta y utilizan procedimien-
trario, la lucha de escuelas llegaba a su punto más álgido. Hubo que esperar
tos directivos (por ejemplo, terapia de conducta). Hemos resumido en el esque-
hasta la década de 1970 para un clima más propicio. En esa década el modelo
ma que sigue los criterios que Winter propone para seleccionar a los clientes
conductual tenía ya establecida firmemente su identidad y su relevancia dentro
para un tipo u otro de terapia. ·
del campo terapéutico, y además empezaba a desarrollar una apertura hacia los
procesos cognitivo-simbólicos (por ejemplo, Bandura, 1969). Por otro lado, apa-
TABLA 3. Esquema para la selección de clientes según la propuesta de Winter recieron algunos formatos de terapia psicoanalítica que enfatizaban la fijación
0990, 1992) (tomado de Feixas, 1992a) de metas, el trabajo sobre un foco terapéutico, así como los acontecimientos y
procesos.presentes; Además, los enfoques humanistas, sistémicos y los propia-
Clientes para psicoterapias introspectivas Clientes para psicoterapias extraspectivas mente cognitivos, que entraron en la escena terapéutica en la segunda mitad de
• Sistema de constructos laxo. " Sistema de constructos rígido. este siglo, también propiciaron propuestas integradoras. Fueron varias las que
• Baja consistencia lógica. " Alta consistencia lógica. aparecieron en la década de 1970, y muchas más a partir de la de 1980. A con-
• Los constructos relacionados con los " Los constructos relacionados con los tinuación comentamos un ejemplo de las que integran dos teorías, y otro de las
síntomas son poco. centrales. síntomas son. centrales. que tienen un espectro más amplio. Al primer caso lo denominamos integración
• Construyen sus problemas en • Construyen sus problemas en términos híbrida, y al segundo integración amplia (Feixas, 1992a).
términos psicológicos. médicos o somáticos. En la integración teórica híbrida se combinan las teorías y prácticas corres-
• El terapeuta es visto como alguien • El cliente equipara el terapeuta al
pondientes a dos enfoques terapéuticos ya establecidos. Normalmente, se parte
distinto al médico. médico de cabecera.
de dos enfoques que se consideran complementarios y se intenta seleccionar
50 LA INTEGRACIÓN EN PSICOTERAPIA INTEGRACIÓN EN PSICOTERAPIA (. . .J 51

Jos aspectos teóricos y las técnicas más útiles de cada uno en un marco teórico _wen, Maslow, May, Moreno; Peris y Rogers, entre otros. Su enfoque articula los
híbrido común. aspectos cognitivos, emocionales y corporales de la práctica terapéutica, y supo-
En la actualidad, el enfoque que mejor representa este planteamiento híbri- ne una alternativa al fragmentalismo acumuiatiyo mencionado con anterioridad.
do, quizás en parte por ser heredero de los clásicos esfuerzos citados más arri-
ba por integrar el psicoanálisis con el cohductismo, es la terapia psicodinámica
cíclica de Paul Wachtel (por ejemplo, 1977; 1992). Discípulo de Dollard y Miller, Aportaciones constructlvistas a la integración teórica lu'brida
Wachtel se formó como psicoanalista y posteriormente tuvo la oportunidad de
observar el trabajo de algunos de los terapeutas de conducta más reconocidos. Como ejemplo constrnctivista de combinación de dos teorías sugerimos las
Considera que la perspectiva psicodinámica y su énfasis en el insight como me- aportaciones de Procter y Feixas (Feixas, 1990, 1991, 1992b; Feixas, Procter y
canismo de cambio es insuficiente en la mayoría de los casos, "!)' que hay que Neimeyer, 1992; Procter, 1981, 1985) que realizan una integración de la teoría
prestar atención a los componentes actuales que favorecen las fantasías y los de los constrnctos personales con el modelo sistémico. Este esfuerzo integrador
conflictos inconscientes. En contraste con la visión psicodinámica clásica res- tiene un doble interés al vincular no sólo dos teorías de origen distinto, sino por
pecto al papel causal de los conflictos infantiles, la de Wachtel es cíclica, en el articular el ámbito individual con el familiar. Así, su enfoque de la psicología de
sentido de que los problemas y los síntomas son el resultado de círculos vicio- los constructos familiares permite conceptualizar tanto los fenómenos intrapsí-
sos que se mantienen en la situación actual. Si bien reconoce que la experien- quicos como los interaccionales/sistémicos.
cia temprana favorece determinada predisposición (y, por tanto, aumenta la Procter y Feixas parten de la conceptualización kelliana del sistema de
posibilidad de aparición de determinadas conductas), se centra en los aspectos construcción como sistema jerárquico de significado formado por constructos
actuales del círculo vicioso. bipolares. Sin embargo, estos autores enfatizan el hecho de que la creación y
Esta concepción integrada de los problemas neuróticos conlleva notables po11ible reconstrncción de los constructos personales se da en un contexto so-
implicaciones para la práctica de la psicoterapia. Desde esta visión cíclica del do-afectivo, frecuentemente el entorno familiar, que tiehe sus propias reglas de
problema, resulta lógico pensar que hay que intervenir pr:imero en los factores construcción. De esta forma se puede hablar de sistemas de significado com-
actuales que lo mantienen para producir el cambio para promover después la partidos, o de sistema de construétos familiares (Procter, 1981), como marcos de
comprensión de la persona acerca de su conflicto y de su participación en las significado que se van negociando mediante la interacción familiar. Kelly (1955)
condiciones actuales para su mantenimiento. Pero el mérito de la propuesta te- llamó relación de rol al proceso mutuo de anticipación que un miembro de la
rapéutica de Wachtel no radica sólo en el hecho de combinar técnicas de acción familia hace de los·procesos de construcción de otro (por ejemplo, la forma que
con técnicas de insight, sino en el hecho de postular los procedimientos con- un padre construye sobre cómo su hija lo ve a él). En la familia, estos procesos
ductuales como fuente de nuevos insights, a la vez que éstos pueden generar de anticipación mutua y su validación o desconfirmación configuran la cons-
nuevas conductas. trucción del problema y delimitan su posible solución. Al tener en cuenta las vi-
La integración teórica amplia se diferencia de la híbrida no sólo por con- siones de los agentes validadores del portador del síntoma se posibilita no sólo
templar más de dos teorías, sino también por articular distintos aspectos del que cambie su sistema de significado personal, sino también el contexto de sig-
funcionamiento humano como los cognitivos, emocionales, conductuales e in- nificación familiar.
terpersonales. Estas propuestas integradoras combinan un amplio abanico de
enfoques, y se nutren de las aportaciones de muchas psicoterapias. Muy a me-
nudo se basan en los avances de la psicología cognitiva y/o social, lo que per- Aportaciones constructiVistas a la integración teórica amplia
mite la elaboración de enfoques con mejor conexión entre psicología académi-
ca y psicoterapia. Dada su complejidad y amplitud, la descripción de alguno de Hemos escogido la reciente propuesta de Héctor Fernández-Álvarez 0992)
estos enfoques escapa a las posibilidades razonables de lfna descripción sintéti- para ilustrar este tipo de integración, no sólo por su originalidad, sino por su cono-
ca. Sólo cabe mencionar alguno de ellos como ejemplo. La psicoterapia holista cimiento de algunos de los intentos más destacados en este ámbito (Greenberg
de Rosal y Gimeno 0989) cumple los requisitos de integración amplia al com- y Safran, 1987; Guidano y Liotti, 1985; Horowitz, 1991; Mahoney, 1991). Fernán-
binar aportaciones de autores tan diversos como A'isaglioli, Beme, von Berta- dez-Álvarez 0992) toma como punto de referencia la psicología cognitiva aten-
lanffy, Carkhuff, Desoille, Egan, Feldenkrais, Frankl, Gendlin, Janov, Kelly, Lo- diendo a su doble vertiente, la que considera los procesos humanos como pro-
52 LA INTEGRACIÓN EN PSICOTERAPIA
INTEGRACIÓN EN PSICOTERAPIA (. . .] 53
cesamiento de la información, y la constructivista (o cognitivo-social), que con- entre distintos modelos. Estas similitudes pueden ser tanto clínicas como teóri-
cibe al ser humano como agente (pro)activo en la construcción del significado. cas. Los defensores de este enfoque de integración sostienen que las aparentes
El planteamiento teórico de este autor articula las aportaciones constructi- diferencias entre los constructos teóricos o las técnicas de las distintas psicote-
vistas de Feixas y Villegas 0993), Guidano 0991) y Mahoney 0991) con el sa- rapias esconden similitudes esenciales. La finalidad implícita de este enfoque es
ber psicodinámico sobre el inconsciente y con el procesamiento emocional la identificación de los factores que operan en el cambio psicológico en las dis-
(Greenberg y Safran, 1987), a la vez que contempla algunos aspectos interac- tintas terapias, lo que nos permitiría construir una conceptualización más amplia
cionales. De esta forma, describe la experiencia en su carácter constructivo, es de la psicoterapia, más allá de posicionamientos dogmáticos y con mayor efica-
decir, corno proceso en el que se elaboran una serie de.estructuras de signifi- cia prá'ctica. En efecto, la finalidad principal de este enfoque es identificar los
cado. Particular interés merece la descripción de la evoluci0n de estas estructu- factores, o combinación de ingredientes, que resulten de mejor pronóstico para
ras de significado a través del tiempo, y las influencias circunstanciales en esta el cambio terapéutico. Una vez hallados estos componentes, podrían servir como
evolución. Así, vemos cómo el niño se inserta dentro de un guión paterno, y punto de partida para la elaboración teórica. El resultado final, con todo, no se-
que sólo posteriormente se halla,enfrascado en la tarea de construir su propio ría una teoría unificada, sino un marco conceptual supraordenado que permi-
guión personal, idea muy conectada al pensamiento de Adler y al de los exis- tiese dar sentido a diferentes forma de práctica que, aún así, comparten proce-
tencialistas. Este guión personal constituye una trama en la que se forjan las es- sos comunes subyacentes.
tructuras de significado, y en función de la cual se van organizando jerárquica- Sin duda, los hallazgos recientes de la investigación de resultados han con-
mente. Además de por la diferenciación jerárquica, las e.structuras de significado tribuido a justificar y fomentar este enfoque. Nos referimos concretamente a la
se distinguen por su rigidez o flexibilidad, y por su grado de desarrollo hacia la conclusión (comentada con anterioridad) de que no existe una eficacia diferen-
complejidad, aspectos todos ellos ya contemplados por Kelly. cial entre las psicoterapias y a la apreciación de que los factores comunes ex-
La cuestión del desarrollo es central en la obra de Fernández-Álvarez, y, en plican el doble de varianza (30%) que las técnicas terapéuticas (véase la figura 1).
consecuencia, presenta un esquema evolutivo de los niveles de complejidad del De hecho, el enfoque de los factores comunes inició su desarrollo bastante an-
self de gran interés. Este esquema constituye una descripción de \as fases del ci- tes de la eclosión de la investigación en psicoterapia. Al igual que en la inte-
clo vital en términos de la evolución de las estructuras de significado. A su vez, gración teórica, encontramos propuestas de factores comunes ya en la década
el autor destaca el potencial teórico de' este esquema para conceptualizar los de 1930, a las que siguieron algunas aportaciones muy notables. Pero no es sino
problemas clínicos. hasta las décadas de 1970 y 1980 que aparecen contribuciones más sistemáticas
En la parte más práctica de su aportación, Fernández-AJvarez 0992) descri- y numerosas, a la par de un creciente interés por parte de psicoterapeutas e in-
be distintas modalidades de cambio, también desde una óptica 1evolucionista. vestigadores.
Todo ello le permite adentrarse en la comprensión de la vivencia de sufrimiento Uno de los primeros artículos sobre factores comunes fue el de Rosenzweig
que tiene el paciente y en los mecanismos que le llevan a ,solicitar una psicote- 0936), que señalaba algunos elementos que a su juicio podían explicar la efec-
rapia. En este terreno práctico, el análisis de la demanda qmstituye un elemen- tividad de distintas psicoterapias: la capacidad del terapeuta para inspirar espe-
to esencial, que permite diferenciar distintos tipos de aborqaje psicoterapéutico. ranza y para proporcionar una visión alternativa (y más plausible) del selfy del
Dependiendo, pues, de la demanda y del tipo de problema, Ferqández-Álvarez mundo. Kelly 0963/1969) coincidió en apuntar también a esta cuestión preci-
aporta elementos para proponer un tratamiento breve, intermedio o sin límite sando que esta visión alternativa debía a) dar cuenta de lo que el cliente consi-
de tiempo, así como para seleccionar determinado tipo de técnicas. dera crucial en su visión del problema, y b) sugerir alternativas de acción factibles.
Ya en la década de 1940, Alexander y Frenen 0946) propusieron la noción
de experiencia emocional correctiva como un proceso común a todas las psi-
Los factores comunes coterapias, consistente en:

La búsqueda de factores comunes supone la identificación de aquellos in-


[. ..) reexponer al paciente, en circunstancias más favorables, a situaciones emocio-
gredientes que comparten la mayoría de las psicoterapias. En contraste con las
nales que no pudo manejar en el pasado. El paciente, para que se le pueda ayudar,
otras formas de integración, que trabajan en la combinación de las diferencias, debe vivir una experiencia emocional correctiva adecuada para reparar la influencia
el enfoque de los factores comunes se centra en las similitudes que aparecen traumática de las experiencias previas (pág. 66).
54 LA INTEGRACIÓN EN PSICOTERAPIA INTEGRACIÓN EN PSICOTERAPIA [. .. ) 55

Este concepto básico sigue siendo central en algunas formulaciones recien- TABLA 4. Propuestas de factores comunes (adaptado de Kleinke, 1994)
tes (por ejemplo, Arkowitz y Hannah, 1989; Brady y otros, 1980). ,
Autor/es de
Pocos años después, los estudios de Fiedler (por ejemplo, 1950) tuvieron la propuesta Factores comunes propuestos
una gran influencia reforzante para el argumento de los factores comunes. Se
Jerome Frank " Relación de confianza emocionalmente significativa con una
pidió a terapeutas de distintas orientaciones y niveles de experiencia que des-
figura de ayuda.
cribieran los componentes que consideraban ideales para una relación terapéu-
• Mateo de curación.
tica. Resultó que los terapeutas expertos de distintas orientaciones coincidieron " Fundamento racional, esquema conceptual o mito.
más entre sí que los principiantes de su propia escuela. En otro estudiO en el
"Rin1al.
que se utilizaron puntuaciones de sesiones terapéuticas; Fiedler encontró resul- Judd Marmor o Relación cliente-terapeuta.
tados similares. La relación terapéutica establecida por expertos de una orienta- • Confianza del cliente en el terapeuta y expresión de sentimientos.
~ión se asemejaba más a la de los expertos de otras orientaciones que a la de • Aprendizaje cognitivo.
los principiantes de la pwpia. Aunque las psicoterapias estudiadas fueron sólo • Condicionamiento operante.
la psicoanalítica, la adleriana y la iii.o directiva, y a pesar de que no se tuvieran • Experiencia emocional correctiva.
en cuenta los resultados, estos estudios contribuyeron a fomentar el desarrollo •Modelado.
del enfoque de los factores comurtes. . • Sugestión y persuasión.
Carl Rogers contribuyó también, aunque de forma indirecta, al argumento • Ensayo y práctica de competencias.
• Atmósfera de apoyo.
de los factores comunes al defender que la psicoterapia era efectiva no tanto
Nicholas Hobbs • Relación terapéutica segura.
por el empleo de técnicas, sino por el tipo particular de relación humana que se • Descondicionamiento de la ansiedad generada por otras figuras.
establece con el cliente. Su trabajo con las características empáticas, la calidez y
• Transferencia.
la consideración positiva incondicional de la relación ha tenido amplias reper- • Internalización del locus de control. '
cusiones en la investigación y conceptualización posterior (por ejemplo, Truax • Desarrollo de un sentido aceptable de la vida.
y Carkhuff, 1967). Hoy en día, respecto a las condiciones facilitadoras rogeria- Marvin Goldfried • Experiencia correctiva.
nas, la investigación indica una relación compleja con los resultados de la tera- •Feedback.
pia. Si bien parecen fomentar· el seguimiento del tratamiento terapéutico, no John Paul Brady • Relación terapéutica segura.
queda suficientemente demostrado que contribuyan unilatetalmente a la mejo- • Expectativas de éxito del cliente.
ra del cliente. La evaluación de tales condiciones facilitadoras se complica por • Estrategias de incremento de la sensación de control.
el hecho de que dependen de la percepción del cliente, y de que parecen ser • Desarrollo de conductas adaptativas.
• Puesta en práctica de tales conductas.
fenómenos más complejos de lo que tradicionalmente se ha considerado.
• Autocontrol.
A partii de la década de 1960 aparecen varias obras que proponen la psi-
Toksoz Karasu • Experiencia afectiva.
coterapia como un proceso de influencia social y de persuasión genérica, en
• Dominio cognitivo.
contraste con las creencias más establecidas de la época que enfatizaban los • Regulación conductual.
efectos técnicos específicos. El enfoque de los factores coinunes ha recibido Hans Stmpp • Creación de un contexto interpersonal.
mucha atención en las últimas dos décadas, pero el trabajo de Frank (1961) per- • Aprendizaje terapéutico.
manece como punto de referencia fundamental hasta nuestros días. Otras apor- ·William Stiles, • Factores del terapeuta.
taciones han venido a complementar su trabajo, y entre ellas merece una men- David Shapiro y • Conductas de participación activa del cliente.
ción especial la obra editada por Marvin ·Goldfried (1982) que recoge, además Robert Elliot • Alianza terapéutica.
de su propia aportación, las de los autores más relevantes del momento. En par- Lisa Greencavage y ° Características del cliente.
ticular, la propuesta de Goldfried sugiere que donde resulta más prometedora John Norcross • Cualidades de los terapeutas.
,e¡..,

la búsqueda de ingredientes comunes es en un nivel intermedio entre la teoría t " Procesos de cambio.
• Estmctura del tratamiento.
y la práctica, en el nivel de las estrategias utilizadas por terapeutas de distintas
• Relación terapéutica.
orientaciones.
~~.
56 LA INTEGRACIÓN EN PSICOTERAPIA INTEGRACIÓN EN PSICOTERAPIA [ .. .) 57

La documentada revisión de Kleinke 0994) recoge nueve propuestas de go colaborativo (véase Botella, en prensa; Kaye, 1995). En este sentido, los pro-
factores comunes, con un total aproximado de una treintena de tales factores, blemas psieológicos se pueden concebir como resultado a) del bloqueo en los
que hemos sintetizado en la tabla 4. procesos discursivos, narrativos y relaciona1es de construcción del significado
De entre todos los factores comunes propuestos, la alianza terapéutica mere- de la experiencia y b) del fracaso de las soluciones intentadas a dicho bloqueo.
ce un comentario más detallado. La noción de alianza terapéutica (o alianza de Teniendo en cuenta lo antedicho, hemos formulado recientemente una propues-
trabajo) tiene su origen en la obra de Freud, si bien la definición del término ta de conceptualización constructivista/narrativa del proceso terapéutico inspi-
como tal se debe a Greenson (1965). Tal como la definió este último autor, con- rada en factores comunes a dicho proceso a través de diferentes orientaciones
siste en la capacidad y motivación del cliente para trabajar en la resolución de su (Botella, en prensa).
problema, fomentada por el terapeuta y la interacción entre ambos. Bordin 0979) Nuestro intento radica en la elaboración de un marco metateórico construc-
amplió la definición de Greenson y sugirió tres componentes de la alianza de tra- tivista/narrativo que permita comprender el proceso terapéutico trascendiendo
bajo: a) acuerdo respecto a las metas, b) acuerdo respecto a las tareas, y c) de- la orientación teórica del terapeuta e integrando algunos de los factores rnmu-
sarrollo de un vínculo emocional entre terapeuta y cliente. Más allá del marco psi- nes propuestos por autores anteriores. Este marco se basa en la investigación
coanalítico, la alianza de trabajo se ha reconocido como factor importante en del proceso terapéutico que venimos llevando a cabo mediante la aplicación de
todas las modalidades terapéuticas; de hecho, hoy en día parece ser el mejor pre- metodologías cualitativas de análisis de narrativas a un tipo de episodios de cam-
dictor de cambio terapéutico identificado en la investigación en psiCoterapia. bio intra-sesión que hemos denominado transfonnación narrativa dialógica (TND)
El estudio metaanalítico de Hovarth y Symonds 0991), a partir de veinti- f (véase Botella y Pacheco, 1999). En términos generales, tales episodios de cam-
,;ji:;>
cuatro investigaciones, permite concluir que la alianza terapéutica está signifi- bio se dan en todas las modalidades y orientaciones terapéuticas, y consisten en
cativamente relacionada con el resultado de la psicoterapia. Los factores del ·:¡:¡',.'"...
.~
:~
~
la siguiente secuencia:
cliente que afectan en mayor medida al establecimiento de la alianza de trabajo
son los vinculados a la calidad de sus relaciones interpersonales. Así, los clien- a) Un marcador dialógico introductorio por parte del cliente, por ejemplo,
tes con relaciones personales más conflictivas tienden a presentar dificultades en ;~~: «Esto me recuerda a algo" o ..Te voy a contar lo que me sucedió" inicia la elicita-
el establecimiento ·de una buena alianza. En cuanto a las variables del terapeu- '*!::·,· ción de la narrativa de identidad. También es habitual que el cliente explique una
ta, Kivlighan 0990) encontró que la alianza se debilita cuando el terapeuta co- narrativa a solicitud del terapeuta, por ejemplo «Háblame de lo que ocurrió la pri-
loca al cliente en un rol pasivo (por ejemplo, solicitando información u ofre- mera vez que experimentaste ese sentimiento... Para que se considere el discurso
ciendo apoyo emocional) y se refuerza mediante aquellas intervenciones que { del cliente como una narrativa de identidad, el cliente debe estar incluido en ella
fomentan °la confrontación con aspectos conflictivos. En cuanto a la experiencia .....,;:-
como personaje. Es decir, no se consideran las narrativas que explican algo sobre
y competencia del terapeuta, parecen mejorar la alianza terapéutica en sus as- alguien.(aunque lo explique el cliente) si él está ausente como personaje.
pectos de acuerdo respecto a las metas y tareas, pero no necesariamente en . b) La narrativa se elabora: el cliente narra su historia y el terapeuta inter-
cuanto al vínculo afectivo con el cliente. viene (o no) durante este proceso.
a
Con todo, estas propuestas de integración partir de los factores comunes :~:- - c) Diálogo terapéutico sobre la historia que el cliente ha narrado. Este diá-
no están exentas de críticas. Haaga 0986) examina algunas de ellas, y sugiere logo suele tomar la forma de comentarios (o preguntas, o intervenciones) del te-
que cada modelo estudie la utilidad de otras técnicas para enriquecerse, fo- '<'.-
rapeuta a la narrativa del cliente, y comentarios del cliente a los comentarios del
mentando así el desarrollo intra-escuela, por lo que no considera oportuno el :j~ terapeuta.
camino hacia una integración. d) Un cambio en el tema de la narrativa indica el final del episodio; este
Jj cambio suele adoptar una forma conversacional similar al marcador dialógico
introductorio (por ejemplo, .. Esto me recuerda otra cosa. ). Cuando una narrati-
Aportaciones constructivistas a los factores comunes va se sigue de otra que elabora el mismo punto se considera un ejemplo de na-
rrativas encadenadas, y se analizan ambas narrativas como una sola.
Como afirmábamos anteriormente, una de nuest~as concepciones de la psi-
coterapia es la de la génesis intencional de significados y narrativas que puedan Si bien en cada caso el contenido del episodio de TND es diferente, el pro-
transformar la construcción de la experiencia de los clientes mediante un diálo- ceso parece ser similar en términos genéricos. Concretamente, en la aplicación
58 LA INTEGRACIÓN EN PSICOTERAPIA INTEGRACIÓN EN PSICOTERAPIA [. .. ] 59

a la terapia familiar sistémico/constructivista hemos identificado un patrón con- va narrativa no sólo como marco de comprensión del pasado, sino también como
sistente, formado por las siguientes etapas (véase también Fruggeri, 1992; Sluz- fuente de acciones futuras.
ki, 1992): ·7. Fomento de la reflexividad: esta fase coincide con la que en terapia fa-
miliar estratégica se denomina finalización y reconocimiento ele méritos. La in-
1. Coconstrucción de la alianza terapéutica: básicamente se trata de la fase tención es que la familia se haga consciente de hasta qué punto han :Sido capaces
inicial de la relación terapéutica, en la que resulta fundamental negociar un acuer- de reavivar sus procesos discursivos de atribución de significado a la experien-
do sobre las metas y las tareas implícitas en la terapia, así como desarrollar un cia precisamente al hacerse conscientes de su propia discursividad.
buen vínculo emocional con la familia.
2. Elicitación de las nan-ativas dominantes mediante el diálogo terapéutico En general, los principales objetivos terapéuticos de dicha secuencia son: a)
o técnicas como la autocaracterización (Botella y Feixas, 1998; Feixas, Procter y ayudar ;i los clientes a introducir cambios significativos en cualquier dimensión
Neimeyer, 1993; Kelly, 1955), las preguntas circulares (Selvini-Palazzoli, Bosco- de sus narrativas de forma que éstas reaviven su función de marcos relaciona-
lo, Cecchin, y Prata, ·1980), el uso de metáforas o documentos escritos tales les para la búsqueda de nuevas posibilidades y significados alternativos que am-
como cartas, diarios o autobiografías (White y Epston, 1980) o algunas varian- plíen sus posibilidades de elección, y b) ayudarles a hacerse conscientes de la
. tes de rejilla de constructos personales adaptadas a su uso con familias (Feixas, propia naturaleza discursiva, narrativa y relacional de la experiencia humana,
Procter y Neimeyer, 1993). con la finalidad última de fomentar no una sustitución, sino una trascendencia
3. Deconstrucción de las narrativas dominantes en cuanto a sus dimensio- narrativa (Gergen y Kaye, 1992). Tales objetivos se resumen en la afirmación
nes de relevancia terapéutica susceptibles de transformación. de Mook 0992) de que las familias que acuden a terapia necesitan dos cosas:
4. Fomento de la emergencia de narrativas subdominantes mediante for- inteligibilidad y transformación.
mas de conducción de la conversación terapéutica tales como centrarse en so-
luciones (de Shazer, 1985; O'Hanlon y Weiner-Davis, 1989), la externalización
del problema y la identificación y exploración detallada de lps acontecimientos La integración metateórlca: una aportación innovadora
extraordinarios (White y Epston, 1990), estrategias de aflojamiento o rigidifi- desde el constructivismo
cación narrativa y de inducción del rol de observador (Botella y Feixas, 1998),
técnicas de procedencia psicodinámica como la confrontación y en general Si bien el principal problema de los eclecticismos técnicos es la posible fal-
cualquier estrategia que conduzca a la deconstrucción y reconstrucción de los ta de coherencia entre las técnicas empleadas o las filosofías subyacentes a las
discursos narrativos dominantes de la familia. En algún caso, también el papel mismas, el problema de la integración teórica es la dificultad de unir teorías
del equipo de supervisión resulta clave en cuanto a la génesis de narrativas al- que parten de visiones del ser humano y de sus problemas a veces radical-
ternativas, especialmente si se utilizan recursos técnicos como el equipo reflexi- mente diferentes. Este tipo de integración plantea la posibilidad de articular di-
vo (véase Andersen, 1991) o el uso de material escrito comn forma de comuni- ferentes teorías psicoterapéuticas bajo un marco común metateórico. Se trata
cación con la familia.· de una modalidad integradora muy reciente de la que se habla en pocos tra-
5. Validación de las narrativas altemativas: tras haber :accedido a dichas bajos (Vi!Iegas, 1990) y que a nuestro juicio se representa claramente en la in-
narrativas subdominantes y haberlas convertido en figura (en lugar de·fondó) tegración teóricamente progresiva (ITP) de Neimeyer y Feixas 0990; Feixas y
prestándoles la atención que merecen, el proceso continúa mediante su valida- Neimeyer, 1991; Neimeyer, 1992). Esta propuesta integradora propone limitar
ción en contextos diferentes y más amplios que el original. En principio, me- la síntesis teórica y téCnica a aquellos enfoques que sean episteinológicamente
diante la coconstrucción fomentada por el diálogo terapéutico y el uso de ins- compatibles. De esta forma se restringe el intercambio y síntesis conceptual a
trumentos tales como la técnica de la moviola (véase Guidano, 1995), la técnica los sistemas que tienen axiomas filosóficos compatibles. Este intento de incor-
de la pregunta curiosa (White y Epston, 1990), o las estrategias de cambio pro- porar sólo los conceptos y las heurísticas que son congruentes con su propio
puestas desde la teoría de los constructos personales (Botella y Feixas, 1998) se núcleo de presuposiciones responde a una de las más extendidas objeciones
resaltan los aspectos terapéuticos de la na.rrativa subdominante. hechas contra la práctica integradora: la no explicitación de las bases episte-
6. Práctica de las narrativas alternativas mediante el uso de tareas o pres- mológicas sobre las cuales se deben integrar varias teorías o terapias (Messer,
cripciones postsesión. La finalidad de esta fase es resaltar la utilidad ele la nue- 1986).
60 LA INTEGRACIÓN EN PSICOTERAPIA INTEGRACIÓN EN PSICOTERAPIA [. .. ] 61

Los proponentes de la ITP sostienen que la epistemología constructivista · TABLA 5. Tipos de enfoques eclécticos e integradores y aportaciones
puede ser un marco metateórico idóneo para realizar esta integración por varios constructivistas (véanse referencias en el texto).
motivos. En primer lugar, se puede observar una cierta tendencia constructivis- Ejemplo Aportaciones
Tipo de
ta en el seno de distintos modelos (especialmente el cognitivo y el sistémico, eclecticismo/integración prototípico constrnctivistas
aunque también en otros; véase Feixas y Neimeyer, 1991). Por otro lado, su alto Variedad técnica (rol fijo,
Eclecticismo técnico Modificación de conducta
grado de abstracción y flexibilidad hace que Mahoney (1988) apueste en este rejilla, escalamiento, etc.)
sentido: .. EJ lenguaje y la estructura ofrecidos por la metateoría constructivista pragmático
Eclecticismo técnico teórico Terapia cognitiva de Beck Terapia de constructos
pueden ser especialmente adecuados para facilitar los esfuerzos hacia una con- personales
vergencia transteórica• (pág. 307). Finalmente, el carácter multidisciplinar de la Modelo de Beutler y colab. Propuesta de Winter
Eclecticismo técnico
epistemología constructivista, basada en aportaciones de lingüistas, filósofos, sistemático
biólogos, físicos, cibernéticos, filósofos de la ciencia, además de psicólogos, si- Integración teórica híbrida Psicodinámica cíclica Psicología de los constructos
túa al constructivismo en una buena posición par~ realizar esta integración me- (WachteD familiares (Procter, Feixas)
tateórica. Desde nuestra perspectiva, los cambios de la psicología hacia una Propuesta de Rosal y Propuesta de Fernández-
Integración teórica amplia
metateoría constructivista en los últimos veinte años ofrecen condiciones favo- Gimen o Álvarez
Propuestas de Frank, Propuesta narrativa de
rables para el desarrollo de un modelo más abarcador del cambio psicoterapéu- Factores comunes
Goldfried, etc. Botella
tico, que mantenga su coherencia filosófica y técnica.

Reflexiones finales evolucionadas y abarcadoras desemboca necesariamente en los temas que ca-
racterizan al movimiento integrador.
Al intentar matizar las características diferenciales de lds distihtos tipos de Concluimos, pues, destacando que la adopción de una epistemología
propuestas eclécticas e integradoras hemos pasado breve revista aialgunas pro- constructivista lleva a la integración con aportaciones que contribuyen cuali-
puestas representativas, sin pretender ser exhaustivos. A su vez, hemos presen- tativamente al desarrollo de las distintas líneas del movimiento integrador. Es
tado un ejemplo de propuesta constructivista para cada tipo de modalidad por ello que nos parece que la forma más coherente de ser constructivista es
ecléctica e integradora (véase la tabla 5). Este esquema nos pe1mite constatar la ser iñtegrador, a la vez que la postura más avanzada dentro de la integración
fertilidad de la epistemología constructivista a la hora de generar propuestas. 2 es el constructivismo. Reconociendo que lo que acabamos de decir no puede
Llegados a este punto nos preguntamos por qué el constructivismo resulta ser más que una construcción personal, se nos plantea un dilema en nuestra
tan fecundo en su esfuerzo integrador, mientras que otros erifoques dedican to- trayectoria profesional y epistemológica: ¿somos constructivistas porque so-
das sus energías al desarrollo intra-escuela. Se nos ocurren varias respuestas. Nos mos integradores o somos integradores porque somos constructivistas? En úl-
permitimos retomar las conclusiones de un trabajo anterior s©bre este tema. . timo término, probablemente ambos aspectos responden a nuestra estructura
Al realizar una reflexión epistemológica sobre la psicoterapia desde una óp- supraordenada como psicoterapeutas, que nos lleva a poner nuestras con-
tica constructivista aparece como inevitable hablar de integraciórt. De hecho, cepciones teóricas al servicio del desarrollo de nuestros clientes y no a la in-
creemos que es en el terreno de la integración donde el constructivismo tiene versa.
más que ofrecer a la psicoterapia (Feixas, 1992a, pág. 106).
En efecto, el respeto a la diversidad de construcciones posibles de la reali-
dad terapéutica y, a su vez, el intento de producir construcciones cada vez más Bibliografía

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2. Tampoco aquí hemos querido ser exhaustivos. Para mencionar tan sólo una de las ausen-
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