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Reporte de Lectura: Guillermo Palacios, “Clases medias y autoritarismo, 1940-1960”, “Los intelectuales de la derecha

mexicana y la España de Franco, 1939-1950” y “El lado oscuro de la luna. El momento conservador en 1968”. Seminario
Política y Cultura: Los debates intelectuales en México, 1920-1960. Grupo T155. Profra. Dra. Beatriz Urías Horcasitas.
Alumno: Gilberto Orozco Cadena. 30 de marzo de 2017.
Soledad Loaeza es una internacionalista y politóloga, egresada del Colmex, Dra.
por el Instituto de Estudios Políticos de Paris. Sus líneas de investigación son el
papel político de las clases medias y de la iglesia en la sociedad de la posguerra y
el autoritarismo del siglo XX mexicano. Este es el tercer capítulo de su libro1 en el
que describe el proceso de des ruralización mexicano a partir del régimen de
Alemán, la sustitución de las clases obrera y campesina por la media como
protagonista del desarrollo y columna vertebral del ‘milagro mexicano’, el creciente
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fomento urbano con detrimento, pauperización y marginalidad de las clases pobres,
a favor de una clase media progresista, industrial, educada y consumidora de
manufacturas producto de la sustitución de importaciones que venía
desarrollándose.

En este escenario se privilegió el beneficio del creciente bienestar material


sobre la movilización e inconformidad sociales, en un momento de decadencia de
los grupos opositores radicales que tendía a desarticular toda expresión de conflicto
social y lograr una estabilidad conformista que enmascaraba el autoritarismo
creciente, inclinación que se fomentaba desde la moral católica y se aceptaba como
muestra de lealtad patriotera. Este conformismo permitió que se consolidara el PRI,
en el que surgió la CNOP, que progresivamente fue ganándole terreno a la CTM y
CNC como representantes de los sectores populares con participación política que
reflejaban la preferencia del sector medio sobre el proletario y que llegaría a ser
semillero de políticos y dirigentes partidistas y del gobierno. El régimen se alió con
la iglesia para fomentar la cohesión social, en la medida que compartían valores de
orden y paz colectiva y el primero la tenía por debilitada e inofensiva, mientras que
la última supo mantener un perfil bajo para ir recuperando capacidad de maniobra
política y social, siempre aspirando a revertir las limitaciones constitucionales que
le habían impuesto.

En este contexto la educación, asumida como bandera del régimen, se


consideró determinante para la movilidad social y al abandono de la educación

1Soledad Loaeza Tova, “Clases medias y autoritarismo, 1940-1960” en Soledad Loaeza, Clases
medias y política en México. La querella escolar, 1959-1963, México, FCE, 1999, p. 119-175.
Reporte de Lectura: Guillermo Palacios, “Clases medias y autoritarismo, 1940-1960”, “Los intelectuales de la derecha
mexicana y la España de Franco, 1939-1950” y “El lado oscuro de la luna. El momento conservador en 1968”. Seminario
Política y Cultura: Los debates intelectuales en México, 1920-1960. Grupo T155. Profra. Dra. Beatriz Urías Horcasitas.
Alumno: Gilberto Orozco Cadena. 30 de marzo de 2017.
socialista siguió la proliferación de las escuelas privadas, muchas de ellas
gestionadas por la misma iglesia, en la que vino dándose un cambio de metas. De
buscarse que fuese redentora e igualadora, pasó a ser tribuna para un
adoctrinamiento que buscaba, más que instruir, ser instrumento estabilizador
político-social que aleccionaba una mexicanidad ideológicamente neutra, pero con
un criterio más amplio respecto a las enseñanzas religiosas, en la que se enfatizaba
un calendario cívico y un panteón nacional que apuntaban a ensalzar los ‘deberes
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para con la patria’ y a despolitizar cualquier resabio de conflicto social. Ésta era una
educación nacionalista en la que confluían por muy distintos motivos el estado y la
iglesia y que propugnaba no por el compromiso de clase, sino por la búsqueda de
la salvación individual, como única opción válida. Esta comunión de valores
tradicionales, compartida por estado e iglesia, fue una vía común para, en los
hechos, no cambiar realmente el panorama de mejoramiento social, sino mantener
en paz al pueblo y ganar legitimidad ante el mismo, por parte de ambos actores en
sus respectivos intereses. La autora no identifica los grupos intelectuales que
contribuyeron a crear esta percepción, ni el efecto que tuvieron en este proceso los
libros de texto gratuito, como un instrumento homogeneizador de contenidos.

Eric Loebjeois es un francés divulgador de la ciencia, historiador mexicanista,


doctorado en Paris, interesado en el franquismo y sus ecos en México. Este trabajo
es un capítulo de un libro2 en el que el autor busca hacer una definición minimalista
del intelectual de derecha mexicano. Destaca su falta de coherencia estructural y
doctrinaria como grupo, el reclamo ante el eufemismo oficial de la revolución
inacabada desde la perspectiva del análisis moral de la realidad con base en el
pensamiento cristiano y los valores tradicionales españoles, que no pretende
comentar la política, sino ser la política católica que sustituya al liberalismo,
socialismo, comunismo y otras tendencias de ‘disolución social’ que amenazan a la
sociedad y que de alguna manera parece la tendencia de los regímenes mexicanos
hasta Cárdenas. Fustigan la “España roja” y son turiferarios de Franco, como líder

2 Eric Loebjois, “Los intelectuales de la derecha mexicana y la España de Franco, 1939-1950” en


Clara E. Lida (comp.), México y España en el primer franquismo, 1939-1950. Rupturas formales,
relaciones oficiosas, México, COLMEX, 2001, p. 163-202.
Reporte de Lectura: Guillermo Palacios, “Clases medias y autoritarismo, 1940-1960”, “Los intelectuales de la derecha
mexicana y la España de Franco, 1939-1950” y “El lado oscuro de la luna. El momento conservador en 1968”. Seminario
Política y Cultura: Los debates intelectuales en México, 1920-1960. Grupo T155. Profra. Dra. Beatriz Urías Horcasitas.
Alumno: Gilberto Orozco Cadena. 30 de marzo de 2017.
capaz de restaurar esa madre patria capaz de dirigir espiritualmente el mundo,
especialmente a Latinoamérica, a la que “civilizó”. Desde una postura resueltamente
hispanista, absorbe el indigenismo como expresión de su herencia e inclusión y
trabaja con instituciones franquistas destinadas a renovar en México la influencia
moral y espiritual tan venida a menos de esa raíz histórica y cultural ibéricas,
buscando restituir las relaciones diplomáticas entre ambos países. Estos intentos
eran espiados y limitados desde la embajada de EUA como actividad subversiva de
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la clandestina falange. Como grupo político, la derecha no se consolidó
estructuralmente. El autor no destaca la existencia de varias derechas en México,
tampoco que muchas de sus expresiones eran propagandísticas, y no de reflexión
y que ya no fueron impulsadas por Franco a partir de 1953.

Ariel Rodríguez Kuri es un sociólogo, doctorado en el Colmex, dedicado al


estudio de la historia contemporánea de las urbes mexicanas en el siglo XXI. Es
director del Centro de Estudios Históricos del Colmex. Este trabajo es un capítulo
de libro,3 en el que trata de rescatar el ánimo y circunstancias que caracterizaron a
los protagonistas defensores del régimen mexicano en 1968. Hace un contraste y
paralelismo con el movimiento de Paris del mismo año para apuntar que se trató
más bien de una expresión de indisciplina social, que de una revolución política.
Resalta la voluble y limitada simpatía social por el movimiento y la dificultad de los
adultos para confrontar la evolución de la juventud en la última década, que
evolucionó a una reprobación de sus protestas que se fue constituyendo en una
corriente de opinión favorable al gobierno, del que éste estaba consciente y que
ponderó para la represión que haría. Enfatiza el aislamiento de los estudiantes,
frente el alineamiento y control de grupos sociales, corporativos, institucionales y de
medios que logró el gobierno, anotando el bajo perfil que asumieron los empresarios
y la iglesia en esos momentos. Para el autor, los motivos de esta reacción fueron
propias de una sociedad básicamente conservadora frente a la transformación del
horizonte social juvenil urbano, que se expresaba en una mayor violencia callejera,

3 Ariel Rodríguez Kuri, “El lado oscuro de la luna. El momento conservador en 1968” en Erika Pani
(coord.), Conservadurismo y derechas en la historia de México, 2 vols., México, CONACULTA-FCE,
2009, p. 512-559.
Reporte de Lectura: Guillermo Palacios, “Clases medias y autoritarismo, 1940-1960”, “Los intelectuales de la derecha
mexicana y la España de Franco, 1939-1950” y “El lado oscuro de la luna. El momento conservador en 1968”. Seminario
Política y Cultura: Los debates intelectuales en México, 1920-1960. Grupo T155. Profra. Dra. Beatriz Urías Horcasitas.
Alumno: Gilberto Orozco Cadena. 30 de marzo de 2017.
la dificultad para distinguir las influencias internas o externas que tuvieron estos
jóvenes, la inminencia de los Juegos Olímpicos con el riesgo de no satisfacer el
compromiso del país como nación moderna ante el mundo y ese extrañamiento de
los estudiantes como diferentes del resto del grupo social. Esto derivó en una
ansiedad social y un pragmatismo evidente de ésta, tras la ocupación de CU por el
ejército, consistente en un apoyo mayoritario al presidente. Encuentro que las
categorías de análisis del autor están mal definidas, se basan en una teoría mal
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armada y dan como resultado una explicación mal fundada del fenómeno político y
social que trata.

En esta unidad se observa como el proceso de industrialización mexicano


permitió la modernización del país transformando sustancialmente el discurso
ideológico, que cambió de un régimen que buscaba resarcir a los ciudadanos de los
agravios y privaciones pasados, a uno en el que los hacía corresponsables y
deudores del esfuerzo revolucionario continuado y les cooptaba las expresiones de
conflicto social con un bienestar material y una promesa de movilidad social que en
los hechos realmente buscaba sólo mantener una paz y estabilidad políticas y
desalentar y anular la conflictiva social. En esta nueva realidad surgió una derecha
mexicana que se oponía al discurso gubernamental de revolución ininterrumpida
por considerarla un eufemismo que encubría la incapacidad del régimen. Este grupo
de conservadores nunca se integró estructural y doctrinariamente y confrontó, sin
comprender, movimientos sociales que eran expresiones de esa misma
modernidad, protagonizados por la juventud en la década de los 60’s. Los autores
proponen una mecánica social indiferente a la participación de grupos de
pensadores como inductores y desarrolladores de esos nuevos discursos
intelectuales que fueron transformando el entorno ideológico, evidenciando la
carencia de una serie de herramientas metodológicas de estudio que apenas con la
nueva historia intelectual se van implementando para discernir la dinámica de los
mismos.

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