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Cuando pensamos en instalar en nuestro patio, en el jardín trasero de nuestra

residencia, al costado de nuestra casa de fin de semana, adelante de nuestro


rancho o de nuestra humilde vivienda, enseguida analizamos quién puede y
sabe magistralmente construirlo...  No se preocupe, Usted puede ser esta
persona. Siga atentamente nuestras instrucciones y podrá realizar el mejor
horno de barro, con el cual deleitar a sus visitas con anécdotas y manjares casi
mágicos, donde su maestría tendiendo a lo artístico asombrará a oyentes y a su
misma persona. Su pecho aumentará de volumen, su voz se transformará en
profética, sus experiencias dejarán con “la boca abierta” a sus comensales.

Construcción

En esta página hay que tomar la descripción de la construcción de un horno de


barro como la que se hace tradicionalmente y especialmente en Argentina y
Uruguay. No es la más acertada, pero está en libros y libritos. Las imágenes de
abajo pueden estar en uno de ellos, yo sólo las he adaptado para esta Web.
Tómela entonces como una base histórica. En la página siguiente, luego,
buscaré convencerlos de los cambios necesarios, pese a la historia, para que
un horno funcione de la mejor manera, evitando ingratas sorpresas e molestos
humos y llamaradas saliendo por la boca del horno.

Una forma más bien campestre


de ubicar un horno de barro es la
realización de una plataforma
sobre la cual  empezar la
verdadera construcción del
mismo. Para tal propósito se
entierran en un lugar cerca de la
casa, a la sombra de una
arboleda, cuatro postes de
madera poco sujetos al deterioro
climático y a la altura de unos 70
centímetros del suelo, se unen los
extremos con travesaños de
buena madera. Arriba de este
soporte se coloca, bien nivelada,
una loza sostenida por un entablado de unos diez centímetros de espesor y de
la dimensiones acorde al horno que se le vaya a construir arriba.

Nosotros optamos más por una construcción de mampostería, en este caso de


ladrillos comunes, dejando algún medio faltante para que esta piecita, con una
buena boca, se transforme en depósito de leña y otros utensilios.

La construcción de la bóveda implica la necesidad de un encofrado


semiesférico de madera prolijamente hecho y es conveniente también recavar
el formato del arco de la puerta o la forma que usted establezca. De esta
manera podrá trabajar con la seguridad que en un cierto momento no se venga
todo abajo con la correspondiente desazón que ocasiona el hecho.

Si no quiere incursionar en estas


habilidades de carpintero, puede
formar con tierra o arena
húmeda, un cúmulo semiesférico
para que le sirva de guía y apoyo,
sea cuando se vayan asentando
los ladrillos horizontalmente en
hileras circulares más estrechas o
radial, es decir, cada ladrillo
mirando el centro de la base. Con
esta última opción, el interior de
la bóveda quedará sin dientes y
lisa. La ayuda de un piolín
clavado con una punta en el centro de la base del horno, con un radio igual al
de la calota esférica, le facilitará la forma del “molde” de tierra o arena, que lo
guiará sin problema durante la atenta labor para concretar una de la más útil
invención de la antigüedad. Ha que evidenciar que los expertos no necesitan de
ningún molde, solamente del piolín que lo guía en la colocación de los ladrillos a
la misma distancia del centro de la base, ¡pero hay que hacer muchos hornos
para eso..!

Ordenando las ideas tenemos:

Una capa de ladrillos asentados con barro sobre el soporte de loza.


Una capa circular de ladrillos que es comienzo de la base de la bóveda del
horno.
El interior se rellena con
sal gruesa o vidrio molido
o una mezcla de ambos.
Este relleno es necesario
para que la base del horno
absorba las dilataciones o
contracciones debidas a
las altas temperatura allí
imperantes.
Otra capa de ladrillos
pegados con barro
formando sea una segunda pared circular del horno, sea el mismo piso. La
capa que representará el piso puede ser de ladrillos refractarios. Es preferible
para poder hornear pizzas a la piedra, por ejemplo.
Desde aquí se empieza la verdadera construcción de la bóveda. Los ladrillos
debe cortarse en forma trapezoidal para que adhieran uno con el otro con la
menor cantidad de barro posible. Tampoco deben mojarse.

El barro

Para obtener el barro con el cual pegar los elementos constructivos del horno,
se mezclan un 70/% de tierra negra o arcillosa cernida, con algo de pasto seco
picado (paja brava) y el resto bosta de equinos o vacunos con la cantidad de
agua necesaria para que el resultado final sea un pegamento, ni chirle ni duro,
mas bien plástico. Hay que dejarlo fermentar por lo menos quince días, en un
recipiente grande con una aislamiento en la base de una película gruesa de
polietileno para que no se seque, y cubriéndolo con otra tanto.

La boca del horno

Puede construirse simultáneamente con la bóveda, con la ayuda de un recorte


semicircular de un bidón de cien litros o si tiene la posibilidad comprar una tapa
de hierro o en fundición con tapa a guillotina.

La chimenea

Es de praxis común
ubicarla en la parte lateral
trasera izquierda a una
altura igual al 7/10 de
radio de la bóveda. El
diámetro se calcula en
unos 10/15 centímetros.
Un ladrillo calado con la
forma de este hueco,
envuelto en un pedazo de
bolsa arpillera mojada,
sirve de tapón una vez que
el horno está listo para
hornear. La aplicación de
un tramo de caño
galvanizado de 4 o 6 pulgadas insertado en tal salida y sellado con barro hará
que el tiraje sea más eficiente y puede taparse la extremidad con una hermosa
lata de durazno vacía...  Veremos luego en la siguiente página el defecto grave
que tiene este emplazamiento.

El revoque
Después de unos días de secado de la bóveda, se procede al revoque externo,
con el mismo barro, aplicando capas delgadas hasta un espesor de alrededor
de dos pulgada.

La tapa

Si no ha tenido la gran suerte de colocar de estas hermosas puertas hecha


para horno de barro, una chapa de hierro recortada según el diseño de la boca
del horno, con una manija de hierro en forma de triángulo soldada con la base
menor a nivel del piso, es la manera más practica para mantenerla vertical
cuando se apoya contra la boca del horno.

El encendido

Después de haber hecho secar el horno por varios días, finalmente llega la hora
de la verdad: encenderlo para curarlo y constatar la bondades sea para
conservar el calor, sea para cocinar.

Abra la obturación de la chimenea y la boca del horno.

Los pedazos de madera blanda de los cajones de fruta sirven excelentemente


para empezar un fuego con abundantes llamas. Esta hoguera debe alimentarse
con más y más leña por almeno una hora u hora y media hasta que la bóveda
interior del horno, de negra va poniéndose blancuzca. Consumida las llamas y
apartada la brasa a un costado del horno, la manera usual de tantear la
temperatura es la de tirar adentro un papel de sulfito arrugado: si se prende
enseguida, el horno estará demasiado caliente, en este caso enfriar el piso con
una bolsa arpillera mojada. Si el papel tiende a aprenderse estará a punto. Y si
no opte para comprarse un pirómetro... Una temperatura muy fuerte es hablar
de 300 ºC, una fuerte de 270 ºC, una media fuerte 200 ºC... ¡Pero la experiencia
enseña que las propias manos son el termómetro más exacto para determinar
la justa temperatura para la cocción de los alimentos! Tape la salida de la
chimenea.

Preparando el horno
Este es el momento de limpiar el horno sacando la ceniza y las brasas con
ramas verde de eucalipto u otro árbol con muchas hojas, puede dejar apartada
las brasas a un costado o alrededor del perímetro de la base del horno, si
piensa que va a necesitar este calorcito suplementario durante la cocción de
cierto alimentos. Tape el horno.
 

Los utensilios

Un hacha y/o una sierra para rápidamente trozar maderas.

Un atizador en forma de T para manejar la hoguera, retirar el grueso de la


ceniza, acomodar las brasas, etc..

Un balde o recipiente metálico donde hacer caer los residuos de la combustión.

Una palita de metal con mango largo.

Un par de guantes de descarne o de amianto que cubran los antebrazos,


gruesos paños, etc..

Bandejas, pizzeras y la preciosa lata para lechón, cordero u otro animalito


grandote. Asegúrese que el tamaño de esta lata esté acorde a la estrategia con
la cual construyó el horno entero. La lata debe poder entrar por la boca y no
tocar el fondo...

Una pala de madera de la que usan los pizzeros, una de metal para desplazar
bandejas, latas, etc..

Un pirómetro, para facilitar la vida de los principiantes.

Un buen delantal grueso de algodón le quedará bien.

Los secretos

Los secretos que se atesoran y se conservan en el fondo del orgullo del


satisfecho cocinero de horno de barro, no son transferibles. Aun cuando entre
blanco y tintito se divulga el más secreto de los secretos. Son secretos que
nadie puede robar fácilmente. Son fruto de la experiencia personal, de la
observación, de la paciencia, de la deducción, de la insistencia, del amor por lo
que uno se juega cada vez que va a hornear un alimento distinto. Un
experimentado “horneador” es un artesano, ¡casi un artista!

El cobertizo

Para una larga duración del horno, es preferible construir un pequeño cobertizo
arriba. La lluvia y el sol fuerte no le hacen bien a su obra maestra... y Ud.
también podrá repararse de las intemperies.
 

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