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La sombra del
dinosaurio
ePub r1.0
lenny 25.09.15
Título original: La sombra del dinosaurio
Pablo de Santis, 1992
Ilustraciones: Fabián Slongo
Retoque de cubierta: lenny
Últimas cartas de
Augusto Balmes
sta es la historia de Julián y los
E dinosaurios. Claro que cuando
Julián cumplió 18 años, los dinosaurios
ya se habían extinguido, nadie sabe muy
bien por qué. (Por comer plantas
envenenadas. Por cambios de clima. Por
hambre. Porque algún flautista
descomunal los llevó a ahogarse en los
lagos. Porque no entraron en el arca el
día del diluvio).
Julián no podía encontrar ninguna
explicación a su amor por los
dinosaurios. Era tan viejo como él. De
chico tenía la costumbre de jugar con
dos dinosaurios de plástico, uno verde y
uno rojo. Los hacía combatir contra una
multitud de soldados diminutos que
querían cazarlos para hacer con su piel
carteras y zapatos de mujer e invadir el
mercado mundial. Eran treinta soldados
armados con ametralladoras, con
granadas, con bazookas, y morían todos.
A veces Julián reconocía, algunos
rasgos de sus muñecos en las películas
japonesas de ciencia ficción que daban
en televisión los sábados. Los monstruos
emergían del mar, aplastaban edificios,
atrapaban algunos autos para comerse a
los conductores, pisaban a los fugitivos
rezagados y mataban a varios miles de
ciudadanos honestos. Después venía
otro monstruo, pero bueno, que se
encargaba de tirar a su enemigo en una
grieta o en la boca de un volcán. Julián
encontraba estas películas enormemente
divertidas.
La Sombra
sta es la historia de Julián y los
E dinosaurios. Acá empieza
realmente, porque comienza el viaje. No
es que lo anterior no haya sido nada. Fue
también un viaje. El recorrido que hay
que hacer hacia el punto de partida.
Y mientras Julián viajaba hacia el
sur, en Tokio un científico sostenía que
los dinosaurios habían muerto a causa
de una lluvia de meteoritos. En una
conferencia, en las aulas del Museo
Británico, otro paleontólogo se
aventuraba con un misterioso tumor
óseo, mientras mostraba el fémur de un
Tyranosaurus. Una revista de
divulgación científica española salía a
la calle con el dibujo de una flotilla de
ovnis disparando rayos contra los
últimos dinosaurios en la tapa. Y un
depresivo paleontólogo francés
aseguraba que los animales se habían
suicidado en masa, hipnotizados por las
cambiantes fases de la luna. Etcétera.
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FLORENTINO AMEGHINO
AUGUSTO BALMES