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FRIEDRICH NIETZSCHE (1844-1900) (Resumen)

Nietzsche es un filósofo VITALISTA, es un hombre que ama la vida y que pretende afirmarla y
aceptarla tal y como es. Considera que las formas de aproximarse a la vida para comprenderla y
captarla (como el lenguaje, la religión, la ciencia o la filosofía) han dado una visión deformada de la vida,
cuando no han ido contra ella.

La VIDA se manifiesta como una continuo flujo, como un instinto espontáneo, una lucha siempre
constante entre diversas fuerzas, por lo que tratar de definirla, esto es, tratar de decir lo que en la
vida hay de constante e inmutable es precisamente no captarla en su verdadera realidad. Cada ser vivo,
sea el que sea, lleva dentro de sí la VOLUNTAD DE PODER, que es la fuerza creadora interna por la que
cada ser pretende, no sólo seguir viviendo, sino ser más.

La cultura humana también es una de las manifestaciones de la vida, pero Nietzsche encuentra que sólo
la cultura griega es verdaderamente vital. Ello es debido a que la cultura griega da cabida a la lucha de
fuerzas propia de todo lo vivo y lo hace a través de la representación de la contraposición entre los
dioses APOLO, dios de la belleza, de la medida y de la proporción (que se expresa en la escultura, la
pintura y la arquitectura) y DIONISOS, dios del vino y de la embriaguez, de la exuberancia (que se
expresa en la música y la danza). Paradójicamente, es la tragedia griega la que, por haber sintetizado
estos dos elementos, apolíneo y dionisiaco, la que ha captado verdaderamente lo vital y por lo tanto
supone una genuina afirmación de la vida.

La cultura posterior, por el contrario, ha hecho hincapié en los aspectos apolíneos en detrimento de los
dionisíacos y por ello constituye una negación de la vida en un proceso gradual de DECADENCIA que
comienza con Sócrates, y sobre todo con Platón, y que se extiende a lo largo de la historia de
Occidente. Platón inventa un mundo ideal y perfecto y afirma que dicho mundo es el realmente
verdadero. Con ello, la abstracción, y no la lucha de fuerzas, pasa a ser el objeto de atención de la
cultura. En adelante se considerará que los conceptos y las abstracciones pueden captar lo real cuando
lo cierto es que para Nietzsche la única forma de conocer es la intuición, el conocimiento directo,
inmediato e individual. Sin embargo, los hombres usarán en adelante palabras y considerarán falsamente
que, por haber una palabra que designa algo, existe también aquello designado por la palabra.

(Quizá una metáfora nos ayude a comprender este punto: para Nietzsche la realidad, la vida, es algo así
como un rio, siempre fluyendo y en movimiento. Nosotros queremos "apresar" la realidad, pero ésta se
nos escurre entre los dedos; así pues, congelamos el rio y arrancamos trozos helados de la realidad que
sí podemos sostener en nuestras manos. Esos trozos helados son nuestros nombres, conceptos y teorías
y consideramos que con ellos hemos captado la realidad, el río que fluye, pero lo que tenemos ya no es el
río, cuya característica fundamental era el fluir, el continuo movimiento. Nietzsche afirmaría que lo que
debemos hacer, si queremos verdaderamente conocer es sumergirnos y empaparnos, no discutir en la
orilla acerca de cuál de nuestros bloques de hielo es mejor).

Según esta concepción, Nietzsche considera EL CONOCIMIENTO COMO LA MAYOR FABULACIÓN, el


pensar que podemos conocer la realidad objetivamente. El mundo del que habla la ciencia (formado por
conceptos tales como "esencias", "cosas en-sí", "leyes inmutables") no se corresponde con nada en la
realidad. De esa forma se está falseando la realidad. La única manera de "conocer" el mundo es
valorarlo, interpretarlo, esto es, sumergirse en él y que cada cual nade a su manera, siguiendo la
metáfora anterior. Si los conceptos no nos ofrecen la verdad, entonces no hay valores absolutos. La
noción de verdad de Nietzsche es perspectivista: para cada individuo la verdad es su perspectiva, lo
que aumenta su voluntad de poder. Frente a la ciencia positiva de su tiempo, que reducía la verdad a
hechos objetivos, Nietzsche considera que «no hay hechos, sino interpretaciones», y todas
igualmente válidas.
Nietzsche también criticará la moral tradicional al mostrar que los conceptos de "bueno" y "malo", que
originariamente significaban "poderoso" y "débil" respectivamente, conforme a lo que se denomina
"moral de señores", han sido invertidos a lo largo de la historia y ahora han pasado a significar lo
opuesto. Nietzsche muestra cómo esta inversión de los valores, o REBELIÓN DE LOS ESCLAVOS, que
sirve para hacer la existencia del débil más soportable, es fruto del resentimiento y de la ira de los
débiles hacia los poderosos. Los valores morales tradicionalmente aceptados, y universalizados por
medio de la religión, tienen, pues, una base inmoral e interesada que Nietzsche desenmascara.

LA RELIGIÓN, al introducir los sentimientos de culpa y las virtudes ascéticas y de renunciación


orienta más todavía al hombre hacia ese mundo "más allá" inexistente del que ya habló la filosofía
platónica. La religión también es decadencia. Ahora bien, al identificar el cristianismo Dios y Verdad
introduce la verdad como algo externo, objetivo e independiente del hombre que se puede conocer (idea
que ya hemos criticado). Esta razón terminará por sustituir a la fe como medio para conocer esa
supuesta verdad objetiva y lo que descubrirá será que no existe tal Dios, que no hay un "más allá" ideal.
"DIOS HA MUERTO", afirmará la razón, y con ello quiere decir que ha dejado de ser el fundamento del
orden moral de la cultura occidental. El acontecimiento, cuyas consecuencias no serán asumidas por el
mundo de forma inmediata sino paulatinamente, tiene una enorme importancia, representa un hito en la
historia del hombre. De él se sigue el NIHILISMO, que, de una manera muy general, significa "negación
de la vida". Ahora bien, Nietzsche distinguió un nihilismo ACTIVO y un nihilismo PASIVO. En el primero
hay una activa demolición de los viejos ideales caducos, pero Nietzsche valora de forma positiva este
nihilismo porque la actividad de CREAR VALORES NUEVOS no es posible si primero no se procede a la
destrucción de los antiguos. Así el nihilismo activo sería un preparador del terreno al creador de nuevos
valores. En ese sentido alguna vez Nietzsche se reconoció a sí mismo como nihilista. El nihilismo pasivo,
por el contrario, sería una inmersión agotada y debilitada en la falta de sentido, sin que haya ninguna
energía que permita prever la superación de este estado debilitador. La historia de Occidente es
nihilista en este sentido pasivo. Ésta no es sino la historia de la continuada decadencia de los valores
supremos, que han perdido validez, originándose así una cultura cansada, a la que le falta la meta y la
respuesta al "¿Por qué?". Una cultura que contempla cómo los antiguos valores se han resquebrajado sin
que nuevas metas sustituyan a las antiguas. Al no encontrar un sentido a la vida humana, ésta aparece
como un absurdo.

Pero si Nietzsche adopta el nihilismo positivo, que destruye los antiguos valores pero con vistas a una
nueva creación, nos queda por saber ¿qué es lo que se pretende crear? Lo que hay que llevar a cabo es
pensar, a través de la Voluntad de Poder, en un nuevo hombre, el SUPERHOMBRE que supere y
destruya el modelo de hombre que ha existido hasta la fecha, y, a partir de ese nuevo hombre surgirán
los nuevos valores. Una última metáfora, la de las TRES TRANSFORMACIONES DEL ESPÍRITU, nos
ayudará a ver cómo es y ha sido el hombre y cómo será el superhombre. El hombre, a lo largo de su
evolución, puede ser comparado en su etapa más primitiva con un camello, que carga sobre sí el peso de
los viejos valores; más adelante se asemeja a un león, con fuerza suficiente para liberarse de la carga,
pero incapaz de crear nuevos valores y, finalmente el león se transforma en un niño, único capaz de
crear nuevos valores. Ese niño es el superhombre: valora la vida y las virtudes del poderoso: la salud, el
placer, las pasiones, la victoria..., está más allá del bien y del mal (crea su propio bien y su propio mal),
es fiel a la tierra (no acepta un "más allá"), se ríe de los valores tradicionales y vuelve a concentrar en
él lo apolíneo y lo dionisíaco, vuelve a ser vida y lucha de fuerzas.

Finalmente, Nietzsche introduce la que él considera su idea más importante, EL ETERNO RETORNO, la
consideración de que el tiempo es circular y, por consiguiente, todo se repite continuamente, todo lo
que es ha sido ya y volverá a ser un número infinito de veces. Esta idea, que parece contradecirse o
limitar al menos la voluntad de poder y su proyecto de superación puede significar, por otro lado, la
afirmación más extrema de la vida: un decir ¡si! a la vida, con su placer y su dolor, con su grandeza y su
miseria, aunque esta hubiera de repetirse una y otra vez en idéntica forma: Nietzsche es un filósofo
VITALISTA, es un hombre que ama la vida y que pretende afirmarla y aceptarla tal y como es.

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