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Importancia del Bautismo

El bautismo consiste en un acto por el cual se inicia la pertenencia a una


iglesia, como puede ser la Católica Apostólica Romana, la iglesia Anglicana o la
iglesia Ortodoxa. Mediante el bautismo, la persona sella una relación con su
Dios, y comienza así a pertenecer a la iglesia que lo está bautizando, por esto
constituye el primer sacramento que una persona puede recibir.

Ahora bien, ¿qué son los sacramentos? Los sacramentos son actos de fe, que
se realizan en diferentes momentos de la vida y que tienen como objetivo
validar los votos de fe frente a una iglesia en particular. Por ejemplo, en el
caso de la Católica Apostólica Romana, el bautismo es el primer sacramento,
seguido de la comunión, confesión de los pecados, confirmación, matrimonio,
sacerdocio (quienes deciden poner su vida y voluntad al servicio de la iglesia) y
extrema unción (la bendición que recibe la persona ante una situación de
extrema urgencia o ante la muerte). El bautismo, es el único sacramento en el
cual la voluntad de la persona está representada por la voluntad de sus
padres. Esto es así en la actualidad, puesto que en otros tiempos, el bautismo
se realizaba en una edad más avanzada, pero hoy lo común es que los bebés
sean bautizados al transcurrir unos pocos meses luego de nacer.

En ese acto de fe y voluntad de que el hijo pertenezca a determinada iglesia,


los padres también profesan su fe y asumen la responsabilidad de guiar al hijo
en la educación religiosa según los preceptos de la iglesia. Del mismo modo,
las personas que eligen como padrino o madrina asumen dicha
responsabilidad, y son algo así como tutores del niño en cuanto al aspecto
religioso, en caso de falta de alguno o de sus dos padres.

En la actualidad el método de bautismo que se utiliza es el de derramamiento,


cuando se derrama un poco de agua bendita sobre la cabeza del niño, pero
también es utilizado el método por inmersión, tal como lo hizo el apóstol Juan
cuando bautizó a Jesús en la inmersión en el río Jordán.

Por otro lado, bautizar a los niños pequeños, explicó el Papa, no es “hacerles
violencia”, sino “darles la riqueza de la vida divina en la que se enraiza la
verdadera libertad que es propia de los hijos de Dios”.

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