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ESPAÑOLA
¿QUÉ ES LA NOVELA?
La novela es una obra literaria en prosa en la que se narra una acción fingida en su
todalidad o en parte, y cuyo fin es causar placer estético a los lectores con la
descripción de sucesos o lances interesantes, así como de caracteres, pasiones y
costumbres. La vigesimotercera edición del Diccionario de la lengua española de la
Real Academia Española la define de manera más general como una «obra
literaria narrativa de cierta extensión» y como un «género literario narrativo que,
con precedente en la Antigüedad grecolatina, se desarrolla a partir de la Edad
Moderna». La novela se distingue por su carácter abierto y su capacidad para
contener elementos diversos en un relato complejo. Este carácter abierto ofrece al
autor una gran libertad para integrar personajes, introducir historias cruzadas o
subordinadas unas a otras, presentar hechos en un orden distinto a aquel en el
que se produjeron o incluir en el relato textos de distinta naturaleza: cartas,
documentos administrativos, leyendas, poemas, etc. Todo ello da a la novela mayor
complejidad que la que presentan los demás subgéneros narrativos.
LA NOVELA GRIEGA
Antes de empezar, hay que decir que uno de los términos más frecuentemente
usados y aceptados es el de novela bizantina. La acuñación del mismo, como bien
ha señalado Carlos García Gual, se debió a Menéndez Pelayo, quien en su
comprensible desconocimiento sobre la datación de estas obras antiguas, mezcló
las propiamente griegas -Heliodoro, Longo-, con las bizantinas, muy posteriores.
Nos encontramos, por tanto, en plena época helenística, en la que los reyes
sucesores de Alejandro controlan todos los territorios de influencia helénica, desde
la Península de los Balcanes hasta prácticamente la India. Ahora los ciudadanos
son siervos de un rey, y han perdido gran parte (por no decir todas) de sus
libertades ciudadanas. Sin embargo, nos encontramos ante una sociedad heredera
de la antigua y esplendorosa Atenas, en la que el nivel de alfabetización es
bastante elevado.
4. Ubicación temporal del relato: Puesto que para los griegos todo tiempo
pasado fue mejor, las aventuras de las novelas suelen situarse o bien en época
Clásica (ss. V- IV a. C.) o bien en una época indeterminada, aunque idealizada y
adaptada al mundo helenístico. Con ello se pretende mostrar la intemporalidad del
amor.
5. Personajes: Los protagonistas son siempre un chico y una chica, ambos
jóvenes y hermosos. El enamoramiento casi siempre siempre va a surgir a primera
vista. A la mujer se le suele comparar con una diosa y al hombre se le compara con
los héroes mitológicos. Desde el punto de vista moral, destaca la gran fidelidad de
todos los personajes en todos los sentidos, aunque en algunos autores esta
fidelidad es siempre absoluta para la mujer, pero relativa para el hombre, sobre
todo en Aquiles Tacio y en Longo.
AUTORES
Aunque se piensa que pudo ser un género muy prolífico, en realidad únicamente
conservamos
cinco obras más o menos completas:
1. Caritón de Afrodisias, Quéreas y Calírroe (s. I a. C.)
2. Jenofonte de Éfeso, Antea y Habrócomes o Efesíacas (s. I d. C.)
3. Aquiles Tacio, Leucipa y Clitofonte (s. II d. C.)
4. Longo de Lesbos, Dafnis y Cloe (s. II d. C.)
5. Heliodoro de Émesa, Teágenes y Cariclea o Etiópicas (ss. III-IV d. C.)
HELIODORO
Nada se sabe con seguridad de su vida, que se data de forma variable entre los
siglos III y IV. Sócrates de Constantinopla (siglo V) identifica al autor de Etiópicas
con un cierto Heliodoro, obispo de Trica, pero dicho nombre era muy común en la
época. La noticia apareció por primera vez en la Historia de la Iglesia de Sócrates;
5, 22. Nicéforo Calixto (siglo XIV) extiende esta historia, relatando que el trabajo
fue escrito en los primeros años de este obispo, antes de convertirse al
cristianismo, y que forzado a elegir entre renegar de su autoría o renunciar al
obispado, prefirió lo segundo. Sin embargo, la mayoría de eruditos rechazan esta
identificación.
Muy importante en la obra de Heliodoro es la intención religiosa del autor. Son los
dioses quienes guían la acción hasta llevar las aventuras a una meta fijada;
oráculos, sueños, apariciones y, en definitiva, la providencia divina marcan el
destino de los protagonistas y personajes secundarios. Más aún que los dioses es
el dios, porque Apolo en Delfos y el Sol en Etiopía no son más que aspectos
étnicos diferenciados de una idéntica idea divina. Fácil es pensar que en una obra
en la que la importancia de la intervención divina es tan grande, la psicología de
los personajes ha de ser necesariamente débil. Éste es con seguridad el punto
más criticado en cualquier novela griega, en particular en Heliodoro. La pureza a
toda prueba, la fidelidad sin desmayo de los amantes y la confianza ciega en la
divinidad hacen que los protagonistas se nos antojen irreales y acartonados. Los
personajes son casi siempre pasivos, y los impulsos de la acción, al menos en sus
giros más importantes, nunca parten de ellos. De gran importancia es, además, la
fortuna, que castiga o premia a los personajes y tiene gran relevancia en la obra.
Tras ellas, si la vida no me deja, te ofrezco los Trabajos de Persiles, libro que se
atreve a competir con Heliodoro, si ya por atrevido no sale con las manos en la
cabeza; y primero verás, y con brevedad dilatadas, las hazañas de don Quijote y
donaires de Sancho Panza, y luego las Semanas del jardín.
En cada uno de los autores de buen genio he atendido a imitar lo que siempre me
agradó: las alegorías de Homero, las ficciones de Esopo, lo doctrinal de Séneca, lo
juicioso de Luciano, las descripciones de Apuleyo, las moralidades de Plutarco, los
empeños de Heliodoro, las suspensiones del Ariosto, las crisis del Boquelino y las
mordacidades de Barclayo. Si lo habré conseguido, siquiera en sombras, tú lo has
de juzgar.
Influencia
Otro autor donde influye la obra de Heliodoro es Gaspar Gil Polo, con su Diana
enamorada (1565). En esta obra se expone la concepción del amor tirano que se
puede ver en Heliodoro, aunque se le da la vuelta. En la obra de Gil Polo, ese
amor tirano, que esclaviza, deja de ser algo bueno.
Heliodoro
En cuanto a Cariclea, era ya manifiesto que tras haber visto de nuevo a Teágenes,
estaba ya vencida
y era esclava de su deseo, aún más que antes. Pues el encuentro de los amantes
rememora la pasión,
y la visión da renovadas llamas al espíritu, como leña puesta al fuego (Libro 4).
Este es el engaño -dijo la pastora- de los que se hacen esclavos del amor, que en
comenzarle a servir
son tan suyos que ni quieren ser libres, ni les parece posible tener libertad.
Sin duda, el escritor español que más se ha visto influenciado por Heliodoro ha
sido Miguel de Cervantes (1547-1616), con Galatea (1585), y especialmente con
Los trabajos de Persiles y Sigismunda (1617), que se publicó tras la muerte de su
autor.
Heliodoro
Enfermedad de amor
Ideal de castidad
Si todo va a parar en una muerte sin ultraje, dulce será el final; pero si alguien por
la fuerza pretende mancillarme, a mí, a quien ni siquiera Teágenes ha poseído
todavía, me adelantaré a tal injuria con la horca. Casta me he de guardar hasta la
muerte, como me he guardado hasta ahora; conmigo me llevaré la pureza como
una bella mortaja (Libro 1).
Miguel de Cervantes
Enfermedad de amor
Y, por prueba desta verdad, vemos que los enamorados jamás de serlo se
arrepienten; antes, si alguno les prometiese librarles de la enfermedad amorosa,
como a enemigo le desecharían, porque aun el sufrirla les es suave. Y por esto,
¡oh amadores!, no os impida ningún temor para dejar de ofreceros y dedicaros a
amar lo que más os pareciere dificultoso, ni os quejéis ni arrepintáis si a la
grandeza vuestra las cosas bajas habéis levantado, que amor iguala lo pequeño a
lo sublime, y lo menos a lo más; y con justo acuerdo tiempla las diversas
condiciones de los amantes, cuando con puro afecto la gracia suya en sus
corazones rescibe (libro 4).
Elevación de la castidad
En este mesmo amor de quien voy hablando están cifradas todas las virtudes,
porque el amor es templanza que el amante, conforme la casta voluntad de la cosa
amada, la suya tiempla; es fortaleza, porque el enamorado cualquier variedad
puede sufrir por amor de quien ama; es justicia, porque con ella a la que bien
quiere sirve, forzándole la mesma razón a ello; es prudencia, porque de toda
sabiduría está el amor adornado (libro 4).
Las semejanzas en el tema y los motivos entre el Persiles y las Etiópicas son,
entre otros: los protagonistas fingen ser hermanos; las historias falsas que cuentan
para ocultar su verdadera identidad; las quejas contra la Fortuna; la frecuencia de
relatos secundarios que retardan el desenlace; la aparición de la hechicería, la
importancia de la fortuna en el acontecer humano, etc. Es verdad que muchas
pueden ser puras convenciones del género. Con todo, lo más importante
es que Cervantes, al igual que Heliodoro, ha dado un contenido más profundo a las
aventuras, hasta superar lo anecdótico; el amor de los héroes es una peregrinación
que conduce a la depuración.
Heliodoro
Siempre hasta este momento, y también ahora, he puesto mi interés por satisfacer
tu voluntad.Pero si el resultado ha sido imprevisto, eso hay que achacarlo a la
fortuna (Libro 1).
Aparición de la hechicería
En efecto, la vieja, creyendo que nadie la molestaría y que podría actuar con
tranquilidad porque nadie la observaba, cavó primero una hoya y luego prendió dos
piras, en medio de las cuales colocó el cadáver de su hijo. Sacó a continuación de
una trébede que había a su lado una copa de arcilla llena de miel y la vertió sobre
la hoya; hizo luego otra libación con otra de leche y finalmente una tercera de vino.
Después cogió un pastel de manteca que tenía forma de hombre y tras coronarlo
con laurel e hinojo lo echó también en la hoya. Acto seguido, tomó una espada y
entre convulsiones frenéticas, propias de un poseso, dirigió a la luna ciertos
hechizos en lengua bárbara y extranjera, se hizo una incisión en el brazo, se
enjugó la sangre con una rama de laurel y roció con ella la pira (libro 6).
Miguel de Cervantes
Importancia de la fortuna
—Al Amor, al Interés y a la Diligencia dejó atrás la Buena Fortuna, que sin ella vale
poco la diligencia, no es de provecho el interés ni el amor puede usar de sus
fuerzas (Libro 2 – capítulo 12).
Aparición de la hechicería
Ante esta temática de viajes por tierras exóticas y lejanas reacciona Lope de Vega
con El peregrino en su patria (1604), obra para la que Lope de Vega se inspira en
la novela griega, con la salvedad de que todas se desarrollan en España, la patria
del protagonista. Este ''nacionalismo'' sería imitado por otros autores españoles.
Era también tentador para cualquier escritor de comedias hacer de las Etiópicas
una obra teatral. Pero la adaptacion de la novela al teatro requeria una ruptura total
de la estructura: era preciso desarrollar en orden cronologico lo que en Heliodoro
no tiene esa sucesion. La primera obra con este tema en la literatura espanola es
de Juan Perez de Montalban ( Teágenes y Clariquea, 1638). Del mismo asunto es
la comedia de Calderon de la Barca titulada Los hijos de la Fortuna Teágenes y
Cariclea, publicada en 1751. Determinadas innovaciones en la trama argumental
tienden a condensar de una manera mas eficaz para el teatro una narracion, que, a
pesar de todo, sigue pecando de excesiva complejidad.
LONGO
Nada se sabe de su vida. Se cree que vivió en la isla de Lesbos durante el siglo II,
en la época de Adriano, que es cuando se desarrolla la novela Dafnis y Cloe. Antes
se pensaba erróneamente que vivió en los siglos IV o V. Se ha sugerido que el
nombre Longo es meramente un error al traducir la última palabra del título
ΛΟΓΓΟΥ ΠΟΙΜΕΝΙΚΩΝ ΤΩΝ ΠΕΡΙ ΔΑΦΝΙΝ ΚΑΙ ΧΛΟΗΝ ΛΕΣΒΙΑΚΩΝ ΛΟΓΟΙ Δ.
Seiler observa que el mejor manuscrito empieza y acaba con "λόγου (no λόγγου)
ποιμενικῶν". Es un escritor griego de la época romana. Si su nombre fue realmente
Longo, probablemente fuera un liberto de alguna familia romana que llevase ese
apellido.
Tales son el Dafnis y Cloe, de Longo, lectura muy peligrosa para la juventud, que la
excelente versión de Amyot al francés antiguo, ha propagado mas de lo que sería
de desear.
“Creo que la poesía, y por consiguiente la novela, se rebajan cuando se ponen por
completo a servir a la ciencia; cuando se transforman en argumento para
demostrar una tesis. (...) Feliz el autor de Dafnis y Cloe, que no consagró su obrilla
a Minerva, ni a Temis, sino a las ninfas y al Amor, y que logró hacerse agradable a
todos los hombres, o descubriendo a los rudos los misterios de aquella dulce
divinidad, o recordándolos deleitosamente a los ya iniciados. Ojalá viviésemos en
época menos seria y sesuda que esta que alcanzamos se pudiese escribir muchas
cosas por el estilo”.
Andrés González
Longo (...) dejó una novela pastoral Dafnis y Cloe en 4 libros. A vuelta de muchos
defectos en el plan, en los caracteres y en el estilo agrada por cierta delicadeza, y
por la naturalidad y concisión con que está escrita.
¿Será Valera como algunos spinsters o solteronas inglesas que a solas se pasan
horas enteras con los ojos fijos en un estereoscopio de fotografías pornográficas,
mientras en público se sonrojan y miran al cielo cuando escuchan hablar de brazos
y pantorrillas?
Nada hay comparable á la célebre novela de Longo Dafnis y Cloe. En ella pueden
verse reunidas todas las perfecciones del género (…)
Lo primero que yo leí de Don Juan [Valera] fue una traducción directa del griego,
«por un aprendiz de helenista» rezaba modestamente la portada. Me pareció una
égloga encantadora adaptada por un enamorado de la antigüedad eternamente
joven: un idilio de la Antología, extendido a la novela. Lo preferí al de Amyot, que
no perdona la crudeza del original.
Ángel Ganivet – Los trabajos del infatigable creador Pío Cid (1898)
«(…) decía que usted debía ser autor, pero no para romper sus obras. Si usted
escribiera un libro que se hiciera famoso…Vea usted algo que no muere tan
fácilmente. No es menester que fuera un libro grande. A mí las obras largas me
horripilan. Un libro como este que yo leo ahora y que es uno de mis favoritos.
¡Cuántos siglos hace que le escribieron y se lee siempre con el mismo encanto!...
—dijo tendiendo a Pío Cid el precioso volumen, que era una edición francesa
ilustrada de la Pastoral de Longo—. ¿Conocerá usted el Dafnis y Cloe, sin duda?
—Lo leí hace muchos años —contestó Pío Cid cogiendo el libro—. Aunque a usted
le desagrade oírlo, le diré que no es santo de mi devoción. Es demasiado femenino
o afeminado, es una obra de decadencia.
—¡No diga usted eso, por Dios! Es un idilio delicado y con un perfume silvestre que
encanta.
—A mí me parece una imitación sensual y profana de la historia de Adán y Eva.
Sólo que la serpiente engañó a la mujer para que ésta engañase al hombre, y
Liconia (creo que se llama Liconia la mala mujer que interrumpe el idilio) engaña al
hombre para que éste engañe a la mujer.
—No había oído jamás esa comparación, y no deja de ser curiosa.
—Si quiere usted se la escribiré en unos versillos que se me ocurren ahora mismo.
Usted cree que yo debo de ser poeta….
Cloe es la flor ideal que va a nacer
En Dafnis, tallo tierno y floreciente; Liconia es la fatídica serpiente
(Primera arruga en rostro de mujer)
Que arrastra con sigilo su impureza
Y se oculta en lo oscuro cautelosa,
Como eterno traidor, que, generosa,
Abriga entre sus pliegues la belleza».
Longo
Enfermedad de amor
La primavera estaba ya comenzando [...]; los carneros perseguían a las ovejas [...].
Se producían también persecuciones entre los machos cabríos [...] sobre las
cabras [...]. Semejante espectáculo incitaba al amor carnal (libro 3).
Juan Valera
Enfermedad de amor
Mi vida, desde hace algunos días, es una lucha constante. No se cómo el mal que
padezco no me sale a la cara. Apenas me alimento; apenas duermo.Si el sueño
cierra mis párpados, suelo despertar azorado, como si me hallase peleando una
batalla de ángeles rebeldes y ángeles buenos (p. 231).
Influencia de la naturaleza
Don Luis se sintió dominado, seducido, vencido por aquella voluptuosa naturaleza,
y dudó de sí (p. 288).
La tierra parecía toda entregada al amor en aquella tranquila y hermosa noche (p.
289).
Cloe contemplaba a Dafnis y lo encontraba guapo; y como era la primera vez que
tal le parecía, atribuía al baño la causa de esta belleza. [...]
Fue entonces cuando, por primera vez, (Dafnis) admiró maravilado su melena [...] y
sus ojos [...] y su rostro[...]; como si entonces hubiera por primera vez adquirido la
vista y el tiempo anterior hubiera estado privado de ella (libro 1).
Iniciativa de la mujer
Cloe ya no aguardó más sino que, encantada con el piropo y deseando desde
hacía tiempo besar a Dafnis, se levantó de un brinco y le propinó un beso, un beso
torpe e inexperto pero bien capaz de inflamar su alma” (libro 1).
La gruta
Iniciativa de la mujer
La gruta
La similitud que se aprecia entre Longo y Gabriél Miró es el uso del ganso como
símbolo erótico. En la obra de Longo, Licenion utiliza el ganso como excusa para
llevarse a Dafnis y seducirlo, mientras que en Niño y grande el protagonista pasa a
la confianza del marido de la mujer que iba a seducirlo devolviéndole un ganso
perdido.
Longo
Con tal propósito, salió al día siguiente, como para ir a ver de nuevo a la partida, y
se fue derecha a la encina donde Dafnis y Cloe se sentaban. Fingiéndose con
primor toda consternada. «¡Sálvame — dijo—, oh, Dafnis! ¡Ay, infeliz de mí! ¡Un
águila me ha robado el más hermoso de mis veinte gansos! Fatigada con tal peso,
no ha podido volar hasta lo alto de aquel peñón, donde anida, y se bajó con su
presa a lo hondo del soto. Te lo ruego por Pan y las Ninfas: entra conmigo en la
espesura; liberta mi ganso» (libro 3).
Gabriel Miró
Nota: para los fragmentos seleccionados de las obras griegas he utilizado las
traducciones de Emilio Crespo (Etiópicas) y Juan Valera (Dafnis y Cloe).